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Estructura del Marco Teórico

I. Antecedentes

JESÚS MULTIPLICA LOS PANES PARA SACIAR EL HAMBRE:


Nos detenemos hoy en una obra de misericordia
materiales: dar de comer al hambriento. Dios,
Padre de Misericordia, ha alimentado a lo largo de
los siglos a su Pueblo y lo hace ahora a diario,
cuando pone en nuestra mesa los alimentos que
tomamos. Por eso, resulta muy oportuno que se
extienda entre las familias la costumbre de rezar
una oración antes de las comidas, y de agradecer a
Dios sus beneficios al terminar. No nos
abstengamos de manifestar esta costumbre,
también cuando nos encontremos fuera del propio
hogar, pues encierra una profunda manifestación de
fe, y quizá sea un apostolado eficacísimo ante quien
nos ve.

En este Jubileo Extraordinario de la Misericordia, el don diario de los alimentos ha de


reavivar en nosotros no sólo la acción de gracias a Dios, sino también la preocupación
por aquellos hermanos que carecen del sustento diario. Pensemos en esos millones de
personas en el mundo, que no cuentan con nada o con casi nada que llevarse a la boca.
Por contraste, en algunos lugares se desperdician a veces los alimentos: por motivo de
reducción de reservas, por negligencia o con la finalidad de mantener altos los precios.
“Los alimentos que se tiran a la basura -son palabras del Santo Padre- se roban de la mesa
del pobre”. Por eso, el Papa ha invitado en diversas ocasiones a mejorar la distribución
de los productos en el mundo, y combatir así, con esta y otras iniciativas, la “cultura del
descarte”, como él mismo afirma.
Volvamos nuestra mirada a Cristo, y admiremos cómo multiplica los panes y los peces
para saciar a la multitud hambrienta. Poco antes, los Apóstoles le habían sugerido que
despidiese a la gente: “Que vayan a los pueblos y caseríos de los alrededores en busca de
albergue y alimento, porque estamos en un lugar desierto”, El milagro de la multiplicación
de los panes y peces, siendo real e histórico, es un anticipo del milagro de la Eucaristía.
En ambos casos Jesús satisface las necesidades del ser humano: el material para vivir aquí
y la espiritual para vivir en la eternidad.
De esta escena se aprende a conmoverse ante las necesidades del prójimo, ya sean de
carácter temporal (atención, ayuda económica, compañía afectiva…) o de carácter
sobrenatural (apostolado, evangelización, corrección fraterna…).
Pero el Señor manifiesta con hechos que alimentar al hambriento nos afecta a todos:
“Dadles vosotros de comer”, les responde, y a continuación opera el portentoso milagro
que llena de sorpresa a todos.
Los Doce aprendieron bien la lección, pues más adelante, en los primeros años de la
Iglesia, fomentaron la distribución de alimentos entre los fieles más pobres. Esta actitud
se ha manifestado en la Iglesia hasta hoy, y han brotado numerosísimas iniciativas de
caridad impulsadas por los cristianos. En países menos desarrollados, y también en las
periferias de aquellos desarrollados, han surgido bancos de alimentos, comedores
públicos, escuelas de cocina para personas sin formación y otras muchas iniciativas de
servicio. No nos conformemos con admirar estas iniciativas; al menos, recemos para que
sean muy eficaces y pongamos nuestra mano si estamos en condiciones de hacerlo.
II. Marco Conceptual
MISERICORDIA:
Misericordia es un término que proviene del latín y hace referencia a una virtud del
ánimo que lleva a los seres humanos a compadecerse de las miserias ajenas. Se trata de
una actitud bondadosa que, por lo general, puede mostrar una persona acaudalada hacia
alguien que tenga más necesidades que ella, o un sujeto que haya sido ofendido hacia su
ofensor.
SOLIDARIDAD:
La solidaridad es el apoyo o la adhesión circunstancial a una causa o al interés de otros,
por ejemplo, en situaciones difíciles. La palabra solidaridad es de origen latín“solidus”
que significa “solidario”.
Cuando dos o más personas se unen y colaboran mutuamente para conseguir un fin
común, se habla de solidaridad. La solidaridad es compartir con otros tanto lo material
como lo sentimental, es ofrecer ayuda a los demás y una colaboración mutua entre las
personas.
EMPATÍA:
La empatía es la intención de comprender los sentimientos y emociones, intentando
experimentar de forma objetiva y racional lo que siente otro individuo. La palabra empatía
es de origen griego “empátheia” que significa “emocionado”. La empatía hace que las
personas se ayuden entre sí. Está estrechamente relacionada con el altruismo - el amor y
preocupación por los demás - y la capacidad de ayudar.
Cuando un individuo consigue sentir el dolor o el sufrimiento de los demás poniéndose
en su lugar, despierta el deseo de ayudar y actuar siguiendo los principios morales.
AMAR AL PRÓJIMO:
Al igual que el amor a Dios, el amor al prójimo no es solo sentimiento, sino también acción.
Entendemos mejor este hecho al examinar el contexto en el que se encuadra el mandato
de Levítico 19 que exhorta a los siervos de Dios a amar al prójimo como a sí mismos. En ese
capítulo leemos que los israelitas dejarían que los necesitados y los residentes forasteros
recogieran parte de la cosecha. Además, no tolerarían el hurto, el engaño y la falsedad, ni tampoco
el favoritismo en los juicios.

AYUDA MUTUA:
Antes de proceder a determinar el significado del término ayuda, tenemos que establecer
su origen etimológico. En este caso, hay que decir que se trata de una palabra que deriva
del latín. En concreto, procede del verbo “adiutare”, que puede traducirse como “ayudar”.
Se denomina ayuda a una cooperación, un auxilio o una asistencia. Existen innumerables
tipos de ayuda de acuerdo al contexto ya que el ser humano es un ser social y siempre
establece vínculos con sus semejantes: en muchas de esas relaciones, se brinda o se recibe
ayuda.
III. Importancia:

Una comida preparada, una sonrisa, así como el apoyo económico a una persona
necesitada puede cambiar la perspectiva de vida de cualquier persona; y sin buscarlo, esta
acción termina ayudando mayormente a la misma persona.
Cuando uno se voluntaria con el fin genuino y sincero de ayudar a los otros por gusto y
con la pura intensión de dar sin esperar nada a cambio, surge un sentimiento de
satisfacción y hasta de encanto que nutre y enriquece inmediatamente. Las capacidades
personales se mejoran y la sensibilidad se afina logrando que finalmente todos salgan
beneficiados.

IV. Conclusiones:

El amar, compartir y proteger a las personas, ya sean estas familiares, amigos, vecinos o
hasta desconocidos, es una realidad que se ha ido perdiendo con el paso del tiempo.
El servicio es una forma de ayudar a otras personas, sin importar ni tener recompensa
alguna que no sea la gratificación y fortalecimiento del espíritu.
Cuando ayudamos a otros estamos al servicio de Dios. Sin embargo, “servicio” es una
palabra que ha desaparecido de las mentes de las personas. Por lo general, las personas
parecen estar ahogadas en sus propios asuntos y están tan ocupadas en resolver sus
necesidades personales que se olvidan de los demás.
Es claro que se ha venido olvidando que se puede demostrar amor a las personas a través
del servicio. Amar al prójimo es un mandamiento divino, así lo instruyó Jesucristo, quién
incluso aseguró que era tan importante como amar a Dios mismo.
Durante el tiempo en que Jesucristo estuvo en la tierra predicando, enseñó la importancia
del servicio. El Señor, a través de sus actos, demostraba y a la vez les enseñaba a los que
le seguían que para Él y para el Padre Celestial cada ser humano es de gran valor y que
el servicio que se preste a cada uno de ellos demuestra el amor que tienen a Dios el Padre
y a Jesucristo.
Jesús demostró amor a los hombres cuando siendo Él el hijo de Dios enseñó que estaba
entre ellos para servir y expresó: “Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa o el
que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Sin embargo, yo estoy entre vosotros como
el que sirve” (Lucas 22:27). Demostrando, de esta forma, que, si él era el hijo Unigénito
de Dios en la carne y prestaba servicio, cuanto más deberían hacerlo los demás.
V. Bibliografía:

 Grü, A. (2014). Humildad y experiencia de Dios. Retrieved from


https://ebookcentral.proquest.com
 Vilar, E. (2017). La misericordia de Dios sana. Retrieved from
https://ebookcentral.proquest.com

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