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Sobreveeduría Distrito 16

Desarrollo
Natural de la
Iglesia

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Las Leyes de la Naturaleza:

¿Por qué llamamos “desarrollo natural” al enfoque que hemos venido


sugiriendo como alternativa de trabajo desde 2001?

El término natural significa aprender de la naturaleza. El mismo Señor


Jesucristo utiliza ejemplos tomados de la naturaleza, en especial de la
agricultura, para explicar las leyes que rigen el Reino de Dios: los lirios del
campo, la semilla de mostaza, el campo con cuatro clases de terreno, el árbol
y sus frutos, las leyes de la siembra y la cosecha. Hay intérpretes de la Biblia
que argumentan que Jesús hablaba así porque sus oyentes vivían en una zona
eminentemente agrícola, por lo que eran más receptivos a este tipo de
ejemplos. Personalmente pienso que esta explicación se queda muy corta. Si el
ministerio de Jesús tuviera lugar en nuestros días, seguro que no sustituiría
tales ilustraciones por otras tomadas, por ejemplo, del mundo de la informática
(“El Reino de Dios es como el software que se introduce en una computadora:
lo que se mete por un extremo sale por el otro”) Lo cierto es que el mundo
biológico se rige por leyes totalmente distintas.1

Otra ilustración de la naturaleza que usa la Palabra de Dios es el cuerpo


humano. Efesios dice: “... el cuerpo, bien concertado y unido entre sí...
....según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento...”
(4:16)

¿Cómo y por qué crecen las plantas, los árboles? ¿Cómo y por qué crece el
cuerpo humano? ¡El hombre no puede producir el crecimiento! Sólo Dios puede
hacer que la iglesia crezca, (1 Cor. 4:6)

La pregunta correcta: “¿Qué impide el crecimiento de nuestra iglesia?

Muchas iglesias comienzan haciéndose la pregunta equivocada. Se preguntan:


“¿Qué hará crecer a nuestra iglesia?”

La pregunta que necesitamos hacernos es: “¿Qué impide el crecimiento de


nuestra iglesia?”

Todas las cosas que tienen vida crecen, no tenemos que hacerlas crecer. Es lo
natural que suceda con un organismo vivo si se encuentra sano. Si los hijos no
crecen algo anda mal. La falta de crecimiento generalmente indica una
situación de falta de salud, posiblemente una enfermedad. La iglesia es un
cuerpo, no un negocio. Es un organismo, no una organización. Se encuentra
viva.

1
Cristian A. Schwarz. Desarrollo Natural de la Iglesia. Editorial CLIE

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La tarea del liderazgo de la iglesia es descubrir y quitar las enfermedades y


barreras que restringen el crecimiento, para que el crecimiento normal y
natural pueda tener lugar.

Estoy convencido de que el énfasis, el punto clave para las iglesias del siglo
veintiuno será su salud, no su crecimiento. Las iglesias sanas no necesitan
trucos para crecer, crecen naturalmente.2

El diagnóstico previo. Descubrir el “Factor Mínimo”.

El desarrollo natural de la iglesia empieza intencionadamente con el paso del


diagnóstico. Es sorprendente la frecuencia con que la gente suele dar recetas
y consejos bien intencionados sin haber pasado algún tiempo diagnosticando el
problema real.

Se han determinado 8 características fundamentales en las iglesias en


crecimiento. Estas características cualitativas son la constante en las iglesias
que han mantenido su crecimiento durante largos periodos. Estas son:

1) Liderazgo Multiplicador,
2) Dones y Ministerios,
3) Espiritualidad Genuina,
4) Organización Efectiva,
5) Culto Inspirador,
6) Ministerio en Grupos Pequeños,
7) Evangelización Contextual y
8) Comunión Vitalizante.

Después de un estudio exhaustivo de iglesias en crecimiento se ha concluido


que estas características básicas que están presentes en las iglesias que crecen
se encuentran aplicadas, incluso de manera inconsciente.

El “factor mínimo”, la cualidad, la característica que en un diagnóstico


detenido resulta la de menor atención, el aspecto más pobre dentro de la
congregación, es la duela rota por donde escapa el agua del barril; el eslabón
más débil que rompe la cadena; el orificio en la red por donde escapan los
peces. Es el factor que está empobreciendo el quehacer de la iglesia y
obstaculizando el obrar libre del poder de Dios.

2
Rick Warren. Una Iglesia con Propósito. Editorial Vida.

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1. Liderazgo Multiplicador

“A fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la


edificación del cuerpo de Cristo”
(Efesios 4:12)

Los líderes en la iglesia tienen como tarea principal formar a los creyentes para
que alcancen la medida que se requiere para realizar su ministerio de manera
efectiva (Efesios 4:11-16)

Los líderes perfeccionan, es decir, equipan, adiestran, entrenan y acompañan a


los creyentes hasta que den la estatura que Dios quiere de ellos. La tarea
principal de los líderes es adecuar y formar destrezas ministeriales en los
creyentes de acuerdo a sus dones y motivar el ejercicio permanente de ellas.

La pregunta clave es: ¿El trabajo de los líderes está centrado en preparar
a otros creyentes para el servicio?

2. Dones y Ministerios

“Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos
administradores de la multiforme gracia de Dios”
(1ª. Pedro 4:10)

Todo miembro del Cuerpo de Cristo tiene, por lo menos, un don dado por Dios.
El Señor otorga sus dones para la edificación de la iglesia; por lo tanto, el
proceso de crecimiento exige que los dones se activen en los ministerios que
les corresponden, para lograr una verdadera potencia y vitalidad para
desarrollar la Misión (Romanos 12:4-8; 1 Corintios 12:7-11)

El concepto de los dones espirituales juega un papel central en la práctica de


las otras siete cualidades de una iglesia que crece. Lo que esta en juego aquí
es nada más y nada menos que la misma esencia del cuerpo de Cristo. Cada
creyente es un miembro de este cuerpo, y los dones que cada uno ha recibido
determinarán el papel que él o ella vaya a desempañar en ese cuerpo de
acuerdo a la voluntad de Dios. En otras palabras, si los miembros no
descubren ni usan sus dones espirituales, la iglesia no puede esperar grandes
progresos en ningún área del desarrollo de la misma. No existe otra área en
que se pueda estudiar mejor la diferencia entre programas de crecimiento
inventados por los hombres y el desarrollo de la iglesia de acuerdo con el plan
de Dios.

La información que contiene la Biblia en torno a los dones es muy rica. En 1ª.
a los Corintios, el apóstol Pablo aconseja: “Seguid el amor; y procurad los
mejores dones...” Cada don, expresado en la forma y el orden correcto,
contribuye de manera única a la madurez y desarrollo del cuerpo de Cristo. La
función del liderazgo de la iglesia es ayudar a sus miembros a

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identificar sus dones e integrarlos en los ministerios que


correspondan.

La Pregunta clave es: ¿Están las tareas de la iglesia distribuidas de


acuerdo con el criterio de los dones espirituales de cada uno de los
hermanos?

3. Espiritualidad Genuina

“En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu,


sirviendo al Señor; gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación,
constantes en la oración”
(Romanos 12:11-12)

La vivencia y expresión real de una fe llena de compromiso y entrega, contagia


la alegría y la certeza de la realidad del Dios viviente que adoramos. El
mensaje más poderoso de los primeros cristianos consistía en la encarnación
del Evangelio de Cristo. Por eso se atrevieron a desafiar los poderes del mundo
con la sencillez de su ardiente fe.

La pregunta clave es: ¿Se caracteriza la vida espiritual de los miembros


de nuestras iglesias por la oración, el entusiasmo y la audacia?

Tenemos que reconocer que la entrega y pasión por el Evangelio están lejos
de ser el ideal en muchos de nosotros; más bien, nos invade el conformismo.
Nuestro nivel de compromiso es muy bajo. Estamos afectados por una actitud
legalista que genera arrogancia y falsa confianza en nosotros mismos.

El secreto de las iglesias que crecen no se encuentra en su estilo particular de


su espiritualidad o de su liturgia (carismática o no carismática), sino en el nivel
de fervor con el que se vive la fe entre sus miembros.

4. Organización Efectiva
(Estructuras Funcionales)

“...de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí... según la
actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento
para ir edificándose en amor”
(Efesios 4:15-16)

¿Qué es una estructura? “Armazón que sostiene un conjunto”. En


Arquitectura las estructuras son usadas para armar y sostener la construcción.
Los beneficios de las estructuras son visibles: 1) le dan cohesión al edificio; 2)
lo mantienen firme para que no caiga.

En la Iglesia local contamos con muchas estructuras: de gobierno: Pastor,


Consejo Local, Directores de Departamentos y Sociedades; litúrgicas: días y

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horario de cultos; elementos del culto; instrumentos; criterios financieros:


distribución de porcentajes de diezmos; Políticas Económicas para Pastores;
empleo del dinero; criterios de organización: Estatutos, Manual de la
Iglesia; criterios doctrinales: Fundamento Doctrinal; Doctrinas Distintivas de
la Iglesia; jerarquías ministeriales: Ministro, Diácono, Obrero Iniciado,
Pastor; membresía: bautizados, simpatizantes, almas nuevas. Los beneficios
de las estructuras dentro de la iglesia son visibles también: 1) nos dan orden;
2) nos dan estabilidad. Las estructuras son necesarias, pues mantienen la
cohesión y estabilidad de la iglesia.

¿Qué es funcional? “Que se adapta perfectamente a una función


determinada. Algo que funciona, que es práctico”. ¿Y qué sucede si una
estructura en nuestra iglesia ya no es funcional?

La pregunta clave es: ¿Están diseñadas las formas, la organización,


reglamentos, e instituciones de la iglesia de acuerdo con el criterio de
lo que se ha demostrado que es lo más útil para el desarrollo aquí y
ahora?

5. Culto Inspirador

“Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la
voluntad de Dios en Cristo Jesús. No apaguéis el Espíritu Santo.
(1 Tesalonicenses 5:16-19)

La experiencia de adoración a Dios en comunidad es determinante para atraer


permanentemente a las personas a la presencia del Señor en el culto.

Esta es un área que claramente separa a las iglesias en crecimiento de las que
no crecen.

El descuido de las formas devocionales y litúrgicas, así como del orden y


preparación del culto afecta directamente la vivencia gratificante para los
asistentes en su experiencia de Dios. Instalaciones mal terminadas y no
planeadas para una estancia confortable afectan directamente la atención y el
nivel de aprendizaje y reflexión de las audiencias.

El culto habla del Dios al que adoramos. Nuestro descuido e indiferencia en el


tiempo de litúrgico de celebración, comunión y predicación, desalienta la
búsqueda y compromiso de todos.

¿Cómo son las predicaciones? ¿Cómo es el ambiente en el tiempo del culto?


¿Es una experiencia gratificante, profunda e inspiradora para quienes
participan? ¿Está diseñado para que los que vienen por vez primera
encuentren aliento y alimento para su corazón, de tal manera que deseen
regresar?

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El culto es la expresión de reverencia ante lo divino, que implica el gozo del


encuentro y el temor que provoca lo sublime.

El culto es tiempo de celebración por las bendiciones recibidas, por la grandeza


del Dios de amor, por la vida de fe y por la esperanza. Al mismo tiempo, es
momento de humillación por la pequeñez del hombre, por su fragilidad y sus
desvíos.

El culto inspirador es aquel que propicia el encuentro favorable con Dios y un


estado de paz por el perdón obtenido. Es aquel que posibilita el sentimiento de
una verdadera libertad responsable. Es aquel que nos guía al reencuentro con
el hermano y a la reafirmación de nuestra identidad de hijos de Dios.

La pregunta clave es: ¿Asistir al culto es una experiencia inspiradora


para los miembros de la iglesia?

5. Ministerios en Grupos Pequeños.

“Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las


casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios y
teniendo favor con todo el pueblo”
(Hechos 2:46-47)

Esta característica influye poderosamente en el crecimiento de la iglesia. Las


iglesias que crecen desarrollan un sistema de pequeños grupos de vida y
misión en donde las personas reciben atención individual, compañerismo y
espacio para desarrollar su ministerio.

Todos sabemos de la importancia de trabajar en pequeños núcleos de apoyo y


crecimiento. La Biblia misma ilustra esta cualidad. Vemos actuar en ella a
grupos de la más diversas formas, tamaños y organizaciones. Hay mayor
entusiasmo en la compañía de los hermanos, existen respuestas más
inmediatas ante las necesidades de los que están cerca, se da una mayor
movilidad y alcance para lograr las metas, reciben atención y compañía de
quienes se sientes iguales a ellos.

Las preguntas claves son: ¿Está su iglesia conformada por células


integrales? Y si las tiene: ¿Se dedican las células a responder a las
verdaderas cuestiones y necesidades de sus miembros de forma
integral?

7. Evangelización Contextual.

“Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos... a los que están
sin ley, como si yo estuviera sin ley... a todos me he hecho de todo, para que
de todos modos salve a algunos” (1ª. Corintios 9:20-22)

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La pregunta clave es: ¿Están las formas y contenidos de las actividades


evangelísticas relacionadas con las necesidades de aquellos a quienes
intentamos alcanzar?

Muchas congregaciones no crecen en la misma proporción de sus esfuerzos


evangelísticos. Como se dice: “Mucho ruido y pocas nueces”. El problema
muchas veces consiste en que dicho esfuerzo no esta debidamente enfocado
en las personas que desea alcanzar. El mensaje no está diciendo nada al
corazón de los oyentes.

Existe muy poca planificación o estrategias detrás de nuestros esfuerzos; no


apuntamos a ningún blanco específico. Traer personas a Cristo es una tarea
demasiado importante como para tener una actitud tan casual. Él creó una
infinita variedad de personas con intereses y preferencias diferentes, con
diversos orígenes y personalidades. Para alcanzar a toda esta gente para Cristo
se necesitan diferentes estilos de evangelismo. El mensaje debe ser siempre el
mismo, pero los métodos y los estilos para comunicarlo variarán en gran
manera.

8.- Comunión Vitalizante.

“Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he


amado, que también os améis unos a otros.
En esto conocerán que sois mis discípulos,
si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:34-35)

Una comunidad que se ama es el imán más poderoso e incuestionable que


atrae a quienes necesitan urgentemente el amor de Dios. No es el discurso ni
las instalaciones del templo lo más atractivo para quienes carecen de vínculos
reales con la vida y con los demás. Son los rostros de amigos, de hermanos
sinceros, quienes atraen poderosamente con su amor verdadero.

La experiencia para los visitantes en una iglesia amorosa es gratificante y


atrayente. La pertenencia a estas congregaciones asegura cercanía y amistad
genuina con los demás cristianos. La palabra de Cristo se contempla como algo
verdadero y cercano. La fe se vive con convicción y alegría.

Las investigaciones del Desarrollo Natural de la Iglesia comprueban que hay


una relación muy significativa entre la capacidad de amar de una iglesia y su
potencial de crecimiento. Las iglesias en crecimiento poseen, por lo general, un
“coeficiente afectivo” considerablemente superior al de las iglesias estancadas
o en decrecimiento.

La pregunta clave es: ¿Están caracterizadas las relaciones en nuestra


iglesia por un alto nivel de amor y de afecto?

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