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PASAPORTE

Una Guía del Reino de Dios para el Creyente

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CONTENIDO
Introducción

¡Bienvenido al Reino!

Semana Uno
La Entrada al Reino: La Salvación

Semana Dos
La Comunicación en el Reino: La Oración

Semana Tres
La Familia del Reino: Pertenencia a la Comunidad 36

Semana Cuatro
La Celebración del Reino: La Adoración

Semana Cinco
La Presencia del Reino: El Espíritu Santo

Semana Seis
La Libertad del Reino: El Perdón

Semana Siete
La Victoria del Reino: Enfrentando las Fortalezas

Semana Ocho
La Misión del Reino: Naturalmente Sobrenaturales

Semana Nueve
Las Herramientas del Reino: Los Dones del Espíritu Santo

Semana Diez
La Abundancia del Reino: La Provisión y el Dar

¡Disfruta el Viaje!

Notas para el Mentor

¿Ahora Qué Sigue?

Referencias

Lecturas Recomendadas

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INTRODUCCIÓN
La última vez que vi a John Wimber fue en agosto de 1997, en la conferencia nacional
de la Viña en Canadá. No se sentía bien, y hacía su mejor esfuerzo para vencer el dolor
y la fatiga. Fue uno de esos desafíos al estilo de Pablo hacia Timoteo, cuando John dijo:
“Apéguense a lo sencillo y claro. Ganen a la próxima generación de jóvenes para Jesús.
Hagan discípulos. Planten iglesias.” John siempre hacía sólo dos preguntas: “¿Cuál es
tu negocio?” y “¿Cómo va el negocio?” El negocio de este libro es hacer discípulos de
Jesucristo – ayudar a la gente a seguir a Jesús apasionadamente.

Pasaporte consiste en diez semanas de devocionales diarios (cinco “días” por semana).
El énfasis no está en el conocimiento intelectual, sino en la obediencia sincera y en una
experiencia de la gracia de Dios. Se ha dado especial atención a nuestros valores cen-
trales y a superar los obstáculos que pueden desviar a un nuevo creyente. El objetivo es
que el nuevo creyente se reúna una vez por semana con un “mentor” espiritualmente
capacitado y entrenado para conversar sobre el contenido del libro. El discipulado no
se logra por medio de un libro, sino por medio de una relación de aprendizaje. Este libro
permite reunir a dos seguidores de Jesús con el propósito de que Cristo sea formado en
ellos.

Este libro surgió de la necesidad de un curso básico para nuevos creyentes que se
adaptara a nuestra congregación local de la Viña – de ahí el tema del Reino. Espero que
también sea útil para otras iglesias. La teología y los temas tratados se ajustan a muchas
iglesias carismáticas/evangélicas que tienen una estructura de grupos pequeños, perte-
necientes a diversas denominaciones.

El modelo en que se basa este libro es The Arrival Kit, escrito por Ralph W. Neighbor, Jr.
(© Ralph W. Neighbor, Jr., disponible a través de TOUCH Outreach Ministries, 509 Gar-
den Oaks Blvd., Houston, TX 77018, USA). Es un excelente recurso.

Pasaporte fue escrito para ser usado con la Nueva Versión Internacional de la Biblia,
pero se puede usar con cualquier otra versión. Los versículos para memorizar semanal-
mente son muy importantes. Hoy en día la memorización es una práctica perdida casi
por completo, y estos diez versículos pueden ser los únicos que algunas personas lle-
guen a memorizar. Si el uso de otra versión de la Biblia facilita la memorización, úsala.

Algunos miembros de la Viña de Saint John contribuyeron con el primer borrador. Ellos
son: Robin Ellignwood, Silke Klenk, Christine MacDormand, Michael Wallace, David Banks
and Debra Renton. Gracias por ayudar a hacer de Pasaporte una realidad. Gracias a
todos aquellos en la Viña de Saint John que ayudaron en el desarrollo de este libro. No
puedo imaginar un mejor equipo o iglesia. Gracias por catorce maravillosos años. Un
agradecimiento especial para Christine MacDormand, sin cuya motivación este libro no
se habría completado.

En memoria de mi padre, Eric Davidson, quien amaba predicar la Palabra de Dios y to-
car corazones a través de ella, mucho más que pescar salmón.

Tim Davidson
Saint John, New Brunswick, Canadá
Noviembre 2006

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¡BIENVENIDO AL REINO!

El hecho de que tengas este libro en tus manos probablemente significa que quieres ser un
seguidor de Jesús. En algún momento – quizás recientemente – entregaste tu vida a Dios.
Puede haber sido en un curso Alpha, en una celebración de la iglesia, o quizás por tu propia
cuenta le pediste a Dios que viniera a tu vida con Su gracia. Estabas listo para cambiar, y pu-
siste tu confianza en la persona de Jesucristo para que te diera una nueva vida. ¡Sí! O como
la Biblia lo pone — ¡Aleluya!

Cuando viajas a otro país necesitas un pasaporte para entrar. Para quedarte a vivir allí per-
manentemente, quizás necesites hacerte ciudadano de ese país. Hacerte ciudadano de un
país que no es el tuyo significa abandonar tu lealtad hacia tu país natal. También significa
jurar lealtad a tu nuevo país y a su gobierno o rey. Cuando te arrepentiste de tus pecados
y le pediste a Jesús que te salvara, tuvo lugar un cambio de reinos espirituales. Jesús es tu
pasaporte al Reino de Dios. Colosenses 1:13-14 dice que nuestro Padre Dios “nos libró del do-
minio de la oscuridad y nos trasladó al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención,
el perdón de pecados”. Jesús es tu nuevo Rey.

Algunos de los valores que tienes en tu vida están d e acuerdo con los caminos de Dios.
Otros no. Dios nos llama a adoptar las costumbres y libertades de nuestro nuevo reino. ¿Has
renunciado a tu ciudadanía en el “reino de este mundo”? Al caminar con tu mentor durante
estas diez semanas, verás que has experimentado un “nuevo nacimiento” en el reino de Dios.
Es por esto que Jesús dijo que para entrar al reino de Dios debemos “nacer de nuevo” o
“nacer de arriba” (Juan 3:3).

¿Qué es el Reino de Dios?

El reino de Dios, o reino de los cielos, era el tema de predicación favorito de Jesús (puedes
verlo por ti mismo si lees los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas). Es una idea que se inicia
en el Antiguo Testamento y está presente a lo largo de toda la Biblia. Jesús enseñó acerca
de cómo entrar en el reino, los principios del reino y el enemigo del reino. Tendemos a pen-
sar que un reino es una nación bajo el gobierno de un monarca – como la antigua Gran Bre-
taña, con el rey Arturo y la mesa redonda. En realidad, un reino es el ámbito en el que un rey
tiene autoridad y dominio. Cuando un rey ejerce su influencia sobre un lugar o un pueblo, el
reino ha llegado.

El reino de Dios no es un lugar, pero puede llegar a lugares. El reino de Dios está donde-
quiera que Jesús es obedecido y honrado como rey. Está en cada persona que ama a Jesús
como el único hijo de Dios, y que hace de Jesús su Señor personal. Jesús nos enseñó a orar:
“Venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo” (Mateo 6:10). Cuando la
voluntad de Dios se cumple en la tierra, Su reino se establece. Cuando Jesús es honrado, el
reino ha llegado. Cuando hay justicia y compasión, el reino ha llegado. Cuando la gente re-
cibe alimento, techo, educación y sanidad, el reino ha llegado. Cuando el pecado se detiene
y los demonios pierden su poder sobre las personas, el reino está presente. La iglesia no es
el reino de Dios, pero ciertamente es una asamblea de ciudadanos del reino, reunidos para
cumplir los propósitos del rey Jesús (retomaremos esto más adelante). Apocalipsis 1:6 dice
que Cristo “ha hecho de nosotros un reino, sacerdotes al servicio de Dios su Padre”.

Lo Viejo y lo Nuevo

Cuando nacemos de nuevo y empezamos a seguir a Jesús, muchas cosas en nosotros cam-
bian radicalmente. Como lo dijo un cristiano nuevo: “¡Me pregunto que he estado haciendo
con mi vida los últimos 35 años!” Él experimentó un nuevo sentido de paz y propósito. Otro

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dijo: “Soy más feliz ahora, aún cuando no me siento feliz, de lo que era antes cuando me
sentía feliz”.

En 2 Corintios 5:17 leemos: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las
cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas” (RV 1995). Nacer de nuevo es el inicio, pero
algunos cristianos se equivocan al pensar que es el final y que solamente tenemos que
“aguantar hasta llegar al cielo”. ¡Qué aburrido! Así como hay una gran diferencia entre nacer
y crecer hacia la madurez, también hay una gran diferencia entre nacer de nuevo y crecer
hacia la madurez espiritual. Hay muchos “cristianos viejos” que no han crecido en el Señor.
Quizás has conocido a algunos de ellos.

Aunque hemos sido hechos nuevos, algunas veces caemos. El cambio profundo toma tiem-
po. No te desanimes si te das cuenta de que estás actuando como el “viejo tú”, o como en
los días cuando no conocías a Jesús. Nuestra vida en Jesús es una enorme curva de apren-
dizaje. Vivir en el poder y la gracia de nuestro rey es un proceso de toda la vida. De eso se
trata este libro – de ayudarte a empezar con el pie derecho. El Espíritu Santo es nuestro guía
y Él tiene el poder para transformarnos. La parte divertida es que en el reino de Dios todos
juegan una parte importante.

Una Guía Útil

El estudio de este libro podría ser una experiencia que cambie tu vida. Pero para la natu-
raleza humana es difícil mantenerse firme y terminar lo que empieza. ¿Te has dado cuenta?
Aunque puedes estudiar este libro por tu cuenta, sacarás más provecho de él si lo estudias
con otro cristiano. Y así aumentará también la probabilidad de que concluyas el proceso.
Esa fue nuestra intención al escribir el libro. Que durante las semanas que estarás estudian-
do este libro tengas a tu lado a otro seguidor de Jesús que te ayude a conocer el reino y
a ubicarte en él. Se trata de una persona que ha estado ya algún tiempo en el reino y sabe
cómo ayudarte en este curso de orientación. A estas personas les llamamos Mentores. No es
que ya lo sepan todo – simplemente han conocido al Señor por más tiempo que tú y tienen
la aprobación de tu iglesia. El objetivo es que esta persona te ayude a responder las pregun-
tas que puedas tener mientras aprendes a escuchar la voz de Dios. Esta persona te animará,
orará por ti – en ocasiones también te desafiará. Esta persona cumplirá este papel mientras
tú lo desees. Puedes parar en cualquier momento.

Otra gran ayuda en el proceso de crecimiento es un grupo pequeño de cristianos que se


reúnen regularmente para fortalecerse unos a otros. Esto se da de muchas formas. Muchas
iglesias tienen grupos pequeños, que son como una familia de ocho a doce personas que
forman parte de una iglesia más grande. En Pasaporte a estos grupos se les llama grupos
de hogar. Los grupos de hogar por lo general se reúnen semanalmente para orar, desarrollar
las disciplinas espirituales y proyectarse hacia otras personas. Si es posible, intégrate a un
grupo pequeño. Con el tiempo, tú podrías ser el mentor del siguiente creyente nuevo en tu
grupo.

El Uso de Pasaporte en Grupo y Uno a Uno

Otra forma en la que algunas iglesias han usado este libro es en un grupo en el que varios
mentores y estudiantes se reúnen. Durante la primera hora de la reunión, alguien desarrolla
la enseñanza de la semana; luego, mentores y estudiantes se reúnen uno a uno durante la
segunda hora para repasar lo aprendido durante la semana. Este método combina el com-
pañerismo de un grupo con del beneficio de un tiempo personalizado entre el mentor y el
estudiante.

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Formación de Hábitos

Uno de los objetivos de Pasaporte es ayudarte a formar el hábito de pasar tiempo con el
Señor cada día. Lo importante no es completar todos los espacios, sino tener una amistad
viva con Jesús, que se nutre al hablar con Dios y escuchar Su voz. Confía en la Biblia, en el
ejemplo de Jesús y en la experiencia de los cristianos a lo largo de los siglos: forma el hábito
de orar y leer la Biblia diariamente. Escoge un tiempo en el que puedas orar cada día. Es-
fuérzate por mantener ese tiempo. ¿Dónde puedes estar libre de distracciones? En la medi-
da de lo posible, ve “al mismo lugar y a la misma hora” cada día. Lo que estás haciendo es
formando un hábito de vida que te ayudará a conocer a Dios. Procura no atrasarte y luego
tratar de reponer el tiempo devocional de toda una semana en un solo día. Es mejor decirle
a tu mentor que has tenido una semana muy ocupada y que empezarás de nuevo la semana
próxima.

Memorizando un Versículo de la Biblia

Compra diez tarjetas de presentación en blanco y un sobre plástico para guardarlas. Cada
semana escribe en una tarjeta el versículo para memorizar. Empieza a memorizar el nuevo
versículo de inmediato. Lleva las tarjetas contigo a todas partes. Cada vez que tengas un
momento disponible (haciendo fila en el supermercado, de viaje, cuando sales a caminar)
dale un vistazo a la tarjeta. Empieza con la cita bíblica, repitiéndola una y otra vez. Luego
toma la primera frase del versículo y repítela varias veces hasta que la hayas memorizado.
Luego haz lo mismo con la segunda frase. Luego empieza a unir las frases hasta que puedas
decir todo el versículo y la cita de memoria. Asegúrate de aprender las palabras exactas.
Subraya el versículo en tu Biblia. Repasa cada semana el versículo de la semana anterior. El
objetivo es saber de memoria los diez versículos para el final del curso y que permanezcan
contigo por el resto de tu vida.

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SEMANA UNO
LA ENTRADA AL REINO: LA SALVACIÓN

DÍA 1: SALVO

Para memorizar esta semana: Juan 3:16


Lee Efesios 2:1-10

Hace algunos años, un avión despegó de Washington D.C. en medio de una lluvia helada.
Una gran cantidad de hielo se formó sobre las alas del avión y, a pesar de los mejores es-
fuerzos de los pilotos, el avión se vino abajo y cayó en el Río Potomac. Como el accidente
ocurrió en el corazón de la capital, un helicóptero de rescate llegó al lugar casi de inmediato,
así como los equipos de los medios televisivos. Instantáneamente, los canales de noticias en
todo el país mostraban las dramáticas imágenes de unos pocos sobrevivientes escapando
de los restos del avión accidentado que se hundían en las heladas aguas. Una mujer salió a
la superficie, pero estaba tan paralizada por el agua congelada que no podía moverse hacia
la orilla. El helicóptero arrojó una cuerda de rescate. La mujer la alcanzó y fue elevada un par
de metros antes de que sus manos entumecidas soltaran la cuerda. La cuerda fue lanzada
una vez más desde el helicóptero. Y de nuevo la mujer cayó en las oscuras aguas, aparente-
mente por última vez.

De repente, las cámaras de televisión enfocaron un movimiento de agua cerca de la orilla.


Un hombre que observaba el drama desde la orilla, sin pensar en su propia seguridad, se
lanzó al agua y nadó hacia la mujer. La alcanzó justo a tiempo para evitar que desapareciera
bajo la superficie. Con valentía nadó en el agua mortalmente fría, hasta que logró ponerla a
salvo. Más tarde, cuando le preguntaron por qué se había arriesgado tanto para salvar a una
desconocida, el hombre dijo: “No podía quedarme allí y verla morir. Tenía que hacer algo.”

Esta mujer estaba perdida y fue salvada. Estaba pereciendo, pero alguien la rescató. Nuestra
condición espiritual era la misma. Estábamos perdidos hasta que Jesús “se lanzó” a salvar-
nos, a costa de Su propia vida. Estábamos pereciendo hasta que le pedimos a Jesús que nos
rescatara. Algunos de nosotros sabíamos que estábamos perdidos, porque nuestra vida era
todo un desastre. ¿Así eras tú? Otros pensábamos que teníamos todo bajo control, y estába-
mos ciegos ante nuestra necesidad de Dios, hasta que Él nos la mostró.

¿Cómo llegaste a reconocer que estabas perdido y en necesidad de Dios?

Lee nuevamente Efesios 2:1-3.


Responde las siguientes preguntas de acuerdo con este pasaje:
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¿Por qué estabas perdido?


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¿Cómo se evidenciaba que estabas perdido?


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Lee los versículos 4-7. ¿Qué hizo Dios por ti?


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¿Por qué?
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Lee los versículos 8-9. ¿Qué hiciste tú para ayudarte a ti mismo?


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¿Cuál es el significado de la palabra “gracia” (v. 8)?


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Este tema de estar perdido y ser salvo es sólo una dimensión de lo que significa ser un hijo
de Dios. ¿Tienes la seguridad de que Jesús te ha rescatado y te ha traído a Su reino? Con-
versa sobre esto con tu mentor la próxima vez que se reúnan. Este concepto de gracia es el
regalo más hermoso que Dios nos ha dado – ¡y nunca se termina!

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DÍA 2: ACEPTADO
Lee Lucas 15:11-24

En lo profundo de su corazón, muchas personas dudan de que puedan ser aceptadas. Qui-
zás esto sea cierto para todos. Tenemos el temor de que si otras personas supieran cómo
somos en realidad, se alejarían de nosotros. Dado que Dios conoce todo sobre nosotros,
¿nos aceptará? Un joven cristiano acostumbraba visitar a un anciano en el hospital para
animarlo y hacerle compañía. Cuando el anciano le comentó de su temor a la muerte y a lo
que venía después, el joven creyente le habló de la nueva vida que Dios da en Jesús: “Dios te
recibirá”.

“Eso espero” – fue todo lo que el anciano pudo decir. El hombre sólo podía ver su vida sin
Dios y no podía creer en el poder de Dios para aceptar y perdonar.

Jesús contó la historia de un hijo rebelde para demostrar cuán profundamente acepta Dios
a aquellos que se vuelven de su pecado y regresan a su Padre Dios. Esta es una de las his-
torias más hermosas en toda la Biblia. En los tiempos bíblicos, la conducta de este joven era
vista por la cultura no sólo como un despilfarro, sino también como una gran ofensa hacia su
padre. Un traductor de la Biblia viajó a muchos diferentes países y culturas. Siempre acos-
tumbraba preguntar a las personas qué pensaban de esta historia. “¿Qué sucedería si un hijo
le pidiera a su padre su herencia?”

En todos los pueblos y tribus que visitó, las personas siempre reaccionaban sorprendidas y
molestas: “Ningún hijo debería pedir algo así”.

“¿Por qué? ¿Por qué es esto tan terrible?”


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Las personas respondían: “Porque significa que el hijo quería que su padre muriera”. En la
cultura oriental, el hijo estaba rompiendo la relación con su padre.

Lee Lucas 15:13-16. ¿El hijo echó de menos a su padre de inmediato? ¿Por qué?
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¿En qué momento “tocó fondo”?


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Lee los versículos 17-19. ¿Qué pudo ver y comprender el hijo sobre sí mismo?
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Lee los versículos 20-24. Menciona las acciones del padre. ¿Qué hizo él por su hijo?

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Para reflexionar: ¿Cómo explicas que el padre pudo ver a su


hijo a la distancia?

La toma de conciencia por parte del hijo de que estaba pro-


fundamente equivocado se llama “arrepentimiento”. Jesús
dijo que para entrar al reino, cada uno de nosotros necesita
arrepentirse – vernos a nosotros mismos a la luz de la santi-
dad de Dios. ¿Te ha sucedido a ti? La segunda clave que Je-
sús mencionó fue “creer”. Confiar en que la misericordia de
Dios te acepta. ¿Crees que Dios te recibe así como el padre
recibió a su hijo en la historia?

Dios no sólo te tolera, ¡Él se deleita en ti! Cuando vienes a Él,


jamás te deja “durmiendo en el granero”. Él quiere una rela-
ción total contigo como Su hijo amado. Él estaba esperando
que regresaras a Él. Él te colma de bendiciones. Levanta
tu cabeza y te corona con dignidad y valor. Quiere que te
sientes a Su mesa como un miembro de la familia con pleno
derecho. ¿Increíble? La gracia de Dios es tan profunda que
cuando algo parece “demasiado bueno para ser verdad”,
sabes que estás bajo la misericordia de Dios. Todo el mundo
tiene cosas en su pasado de las que se sienten profunda-
mente avergonzados – daño que hemos causado a otros,
orgullo, actitudes egoístas, inmoralidad, adoración de uno
mismo, del trabajo, los ideales o el placer. Debes saber que
Dios te acepta más de lo que te aceptas a ti mismo. Esa es
Su naturaleza – Dios es amor. Y tú eres amado.

Reflexión: Toma unos minutos para estar a solas e


imagina de esta historia nuevo. Ponte en el lugar del
hijo perdido. Cuando piensas en volver a Dios, ¿qué
palabras piensas decirle? Imagina que puedes ver a
lo lejos la “casa de Dios”. Levantas la mirada y ves
que tu Padre Dios viene corriendo hacia ti. ¿Qué hace
Él? ¿Qué te dice? ¿Qué dices tú? Escribe tus pensa-
mientos.

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DÍA 3: NACIDO DE NUEVO
Juan 3:1-13

El nacimiento es un acontecimiento dramático. Un bebé ha estado creciendo en el vientre


durante nueve meses. La fecha de parto está marcada en el calendario. Se han hecho los
preparativos. Conforme se acerca el día, por lo general la madre está lista para dejar atrás las
incomodidades del embarazo. Quizás el bebé lo está también. Finalmente llega el día – nace
un bebé. Es un momento determinante. Por el resto de nuestra vida, recordamos el día de
nuestro nacimiento.

Antes de que nacieran nuestros dos hijos, decidimos no preguntar si el ultrasonido había
revelado el sexo del bebé. En la sala de parto, además de la emoción por el nacimiento del
bebé, teníamos la ilusión de descubrir si teníamos un hijo o una hija. ¡Qué milagro y qué
gozo tan grandes! Y qué gozo es ver crecer a los bebés, verlos llegar a la edad adulta y a
formar su propia familia.

El nacimiento es otra imagen de nuestra salvación y nuestra nueva relación con Dios.
¿Cómo entramos en el reino? De la misma manera como yo entré a Canadá – naciendo aquí.
Soy ciudadano canadiense por nacimiento. Para entrar al reino de Dios, necesitamos “nacer
por segunda vez” en Su reino.

Reflexiona sobre Juan 3:1-3. Los fariseos eran personas muy religiosas. ¿Por qué crees que
Nicodemo vino a Jesús de noche, cuando otros no podían verlo?
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Lee los versículos 3-8. De acuerdo con la respuesta de Jesús, ¿cualquier persona puede en-
trar al reino automáticamente? ¿Por qué?
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Nicodemo estaba pensando en el nacimiento natural, mientras que Jesús estaba hablando
de un nacimiento espiritual. Medita en el versículo 6. ¿De qué manera se asemejan el naci-
miento natural y el nacimiento espiritual?
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¿En qué se diferencian?


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Lee los versículos 9-13. ¿Qué prueba presenta Jesús de que lo que dice es cierto?
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Muchos seguidores de Jesús pueden contarte sobre el día de su nacimiento espiritual – el


momento en que entregaron las riendas de su vida y le pidieron a Jesús que les diera una

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nueva vida espiritual. Algunos cristianos no están seguros cuándo tuvo lugar
ese nacimiento, sólo “saben que conocen” a Jesús. Puede haber sido inclu-
so cuando eran niños pequeños que algunos reconocieron el amor de Dios
hacia ellos y correspondieron a ese amor. Otras personas no están seguras si
este nuevo nacimiento en verdad describe su experiencia. No están seguros
de que algo tan radical como una nueva vida espiritual haya iniciado. ¿Cuál
de estos eres tú? Nacer de nuevo es esencial. No es necesario que seas
capaz de mencionar el momento y lugar precisos (envidio a los que pueden
hacerlo), pero es vital que sepas con seguridad que Dios te ha hecho una
nueva persona espiritual. Si no estás seguro, o si quieres hacerlo ahora mis-
mo, puedes hacer la siguiente oración, o una similar con tus propias palabras.

Querido Dios,
Quiero ser tu hijo. Quiero conocerte. Quiero la vida espiritual que sólo se encuentra en ti. Reco-
nozco que por mis propios medios no puedo hacerme tu hijo y que mi pecado me convierte en tu
enemigo. Perdona mi pecado y el egoísmo de mi corazón. Creo que la vida, muerte y resurrección
de Jesús me otorgan el derecho de ser llamado tu hijo. Dame la vida de este nuevo nacimien-
to. Espíritu Santo, ven y habita en mí. Ven Señor. Te amo, Padre. Pido esto en el nombre de
Jesús. Amén.

Firma_______________ Fecha_______________

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DÍA 4: REDIMIDO
Mateo 13:44-45; Marcos 10:45; 1 Pedro 1:18-19

Para muchos de nosotros, el Centro de Redención es el lugar donde se entregan las botellas
vacías y otros recipientes, a cambio de un pequeño reembolso. La práctica del reciclaje ayu-
da a cuidar la creación de Dios, de la cual hemos sido hechos guardianes.

En el contexto de la esclavitud, redimir a una persona significa comprarla al traficante de


personas para luego ponerla en libertad. En las culturas que practican la esclavitud, esto
sucede aún hoy en día. Se paga un precio de compra o de rescate, y el esclavo se convierte
en un individuo completo y libre. Hoy en día, algunas organizaciones se dedican a comprar
la libertad de personas. El antiguo esclavo puede ir a casa con su familia, tomar decisiones
libres y nunca caer de nuevo bajo la autoridad del traficante de esclavos. No más cadenas.

Como seguidor de Jesús, tú has sido redimido. Jesús ha pagado el precio por tu rescate de
la esclavitud del pecado y el egoísmo. Eres más libre de lo que probablemente te das cuen-
ta. ¿Hay áreas de tu vida en las que aún no eres libre? No te rindas. Jesús quiere que viva-
mos libres de hábitos pecaminosos, adicciones y acciones destructivas. Sí, es posible que
pequemos ocasionalmente, pero el pecado ya no es nuestra norma de vida. Dios realmente
quiere que disfrutemos la libertad que Él ha comprado para nosotros, pero sé paciente du-
rante el proceso.

Lee Mateo 13:44-45. ¿Por qué los que encontraron el tesoro y la perla vendieron todo lo que
tenían para poder comprarlos?
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¿Qué representan el tesoro y la perla?


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La pregunta anterior es un poco engañosa. La iglesia siempre ha considerado que estas pa-
rábolas se pueden interpretar en dos sentidos. El primero es que el tesoro y la perla repre-
sentan el reino de Dios. Cuando descubrimos su valor, entregamos nuestra vida por com-
pleto para poseerlo. La segunda verdad es que tú eres la perla y Jesús entregó Su propia
vida para comprarte. Ambas son verdades hermosas. Toma unos minutos para reflexionar en
estas verdades. ¿Qué te está diciendo Dios a través de estas parábolas?
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Lee Marcos 10:45. Aunque Jesús es Rey, ¿qué vino a hacer a la tierra?
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Lee 1 Pedro 1:18-19. ¿Cuánto costó tu libertad?


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Eres un esclavo que fue puesto en libertad. ¿Qué te gustaría decirle a Dios?
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Fuimos rescatados del pecado y de una vida vacía. Es natural preguntar:


“¿A quién le pertenecíamos?” “¿Tuvo Jesús que pagarle al diablo para resca-
tarnos?” Esta es una idea común, pero falsa. Dios no le debe nada al diablo.
Dios es como Él sol; el diablo es un bombillo de un vatio. No hay punto de
comparación. No, Jesús no nos compró del diablo. En realidad, la deuda por
nuestro pecado era una deuda con Dios mismo. Dios tomó esta deuda sobre
Sí mismo y pagó el precio por todo el mal cometido en Su contra. En la cruz
Jesús pagó un precio que no podemos comprender. Somos libres, y no ne-
cesitamos volver a la esclavitud del pecado.

¿Cuáles cadenas ha roto Jesús en tu vida?


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¿Cuáles cadenas necesitan aun ser rotas?


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DÍA 5: EL PERDÓN
Lucas 23:32-43

Los primeros discípulos fueron llamados originalmente “seguidores del camino”. Sin em-
bargo, poco tiempo después los de afuera empezaron a llamarlos “cristianos”. El nombre
permaneció. Esta palabra ha sido estirada, encogida, torcida y abusada a través de los
siglos. Su verdadero significado es: “alguien que ha recibido la gracia de Dios y vive para
servir y amar a Jesús”. Un cristiano no es simplemente alguien que ha nacido en un país
“cristiano” (¿Cómo puede un país ser cristiano?). No es simplemente una persona que va a
la iglesia, que ora, o que cree que Jesús existió. No se trata sólo de esforzarse por vivir una
vida buena. El cristiano ha experimentado el perdón y una relación con Dios que es posible
gracias al sacrificio de Jesús en la cruz. En realidad es muy sencillo: no se trata de lo que
sabes, sino de a quien conoces. No se trata de lo que tú has logrado, sino de lo que Jesús
ha hecho por ti.

Una de las tácticas del diablo para derrotarte es hacerte dudar de tu nueva relación con
Dios. “¿En verdad eres un hijo de Dios? ¿Cómo pudiste tener esos pensamientos siendo
cristiano? Mejor endereza tu vida antes de orar”. El diablo te susurrará: “Es muy poco lo que
sabes la Biblia. Entiendes muy poco. No parece que estés actuando mejor”. Todos estos son
sus dardos. ¿Cómo sé que soy un hijo de Dios? ¡Soy perdonado y amado!

Lee nuevamente Lucas 23:32-43. Estamos en terreno santo, el terreno de la cruz. Toma unos
minutos para imaginar esta escena de la crucifixión. ¿Qué soportó Jesús?
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¿Cómo lo trataron las personas que estaban alrededor de la cruz?


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Lee el versículo 39. ¿Qué quería de Jesús este ladrón?


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Lee los versículos 40-43. ¿Qué quería de Jesús el otro ladrón?


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¿Qué podía ofrecerle a Jesús el criminal arrepentido, de su pasado o su futuro?


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¿Qué podía ofrecer el criminal, o qué podía hacer por sí mismo?


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¿Cuánto crees que sabía este hombre acerca de Jesús, dado el corto tiempo que había esta-
do crucificado junto a Él?
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¿Qué reconoció el ladrón acerca de Jesús?


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¿Qué recibió de Jesús?


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Creo que esta es una de las imágenes más importantes de la salvación en


el Nuevo Testamento. El ladrón había vivido una vida de maldad. Tenía un
futuro muy corto por delante. No había nada que pudiera ofrecerle a Jesús.
Estaba recibiendo lo que merecía. No tenía el poder para cambiar nada. Era
muy poco lo que sabía. Pero entendía que Jesús era inocente y que podía
salvarlo. Eso es todo lo que necesitas. Como este hombre, tú ha sido per-
donado. Jesús tiene el poder para cancelar el pasado y limpiarnos, como
si nunca hubiéramos pecado. Imagínalo, Jesús estaba en Su momento más
débil y vulnerable, y aún así, fue reconocido fácilmente como Rey del univer-
so. ¡Qué gran Salvador!

¿Qué significa ser cristiano? Un cristiano es aquel cuyos pecados han sido
perdonados por la obra de Jesús.

16
SEMANA DOS
LA COMUNICACIÓN EN EL REINO: LA ORACIÓN

DÍA 1: RESPIRACIÓN ESPIRITUAL


Para memorizar esta semana: Mateo 6:9-13

Lee Juan 15:1-17

La oración es a la vez sencilla y compleja, fácil y difícil, un deleite y un trabajo duro. Es tan
esencial para ser un discípulo, que ha sido llamada la respiración espiritual. La mayoría de
nosotros necesita aprender a orar. Es una práctica que necesitamos “practicar”. Probable-
mente, hay miles de libros, grabaciones y conferencias que hablan acerca de la oración. Te
recomiendo que aprendas tanto como puedas y que ores tanto como puedas. Lo principal
es tener una relación viva con Dios.

Pensando en su vida de oración, un cristiano dijo: “Cuando conocí a Jesús, solía hablar con
Él en las noches. Era un dulce tiempo de compartir mi día con el Señor. A veces hablaba con
Él durante más de una hora. Luego, algunas personas bien intencionadas en mi iglesia me
dijeron que debía orar en las mañanas. No soy una persona ‘mañanera’. Dijeron que debía
empezar mis oraciones con adoración, luego confesión, después orar por otros y luego algo
más. Era un buen consejo, y ellos estaban tratando de ayudar, pero dejé de pasar tiempo con
Jesús en las noches y la oración se convirtió en algo extraño y difícil. Perdí el gozo de sim-
plemente estar con el Señor. Me tomó algún tiempo recuperar esos dulces momentos en la
presencia de Dios”.

No permitas que esto te suceda. Descubrirás que ciertas formas de oración y ciertas ense-
ñanzas acerca de la oración son de ayuda, y otras no. La clave es intimidad con Dios. Y de
eso se trata el pasaje de hoy.

Lee Juan 15.1-6.

Para reflexionar: Toma unos minutos. Imagina una viña o el tronco de un árbol. Imagínate a ti
mismo como una rama en ese tronco o viña. ¿Cómo lo imaginas?
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Ahora piensa en Jesús como la viña o el tronco.


Pregúntale: ¿Señor, cómo quieres que tu vida fluya en mí hoy?
Después de escuchar por un rato, escribe lo que le hayas escuchado decir.
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Piensa en esta metáfora de la viña y la rama. ¿Qué significa que una rama obtenga vida de
una viña? ¿Qué significa para ti permanecer en Jesús?
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17
¿Qué puede significar para tu vida “llevar fruto”?
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Lee los versículos 7-8. ¿Qué sucede como resultado de nuestra intimidad con Dios?

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Lee los versículos 9-17. ¿Qué clase de relación tiene Jesús con nosotros?
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¿Cómo afecta esta relación tu manera de orar?

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En la costa atlántica de Canadá no estamos familiarizados con las viñas (aunque los prime-
ros vikingos que vinieron a Newfoundland la llamaron “Vinland”, por las uvas que encontra-
ron ahí. Debió haber sido un milenio más cálido). Sin embargo, muchos de nosotros hemos
visitado un “campo de azúcar”, donde se recolecta la dulce sabia de los árboles de maple al
inicio de la primavera, para convertirla en productos mágicos como dulce de maple, jarabe
de maple, crema de maple y mantequilla de maple. Quizás si Jesús hubiera vivido en New
Brunswick, habría dicho: “Yo soy el árbol de maple, mi Padre es el dueño de la arboleda y
ustedes son las ramas”. En el otoño, la sabia que transmite la vida abandona las ramas del
árbol y desciende hasta las raíces, donde no se congela. El efecto es inmediato: las hojas
mueren, se tornan de hermosos colores y luego caen a tierra. Todo el invierno las ramas
parecen muertas. No hay hojas, ni semillas. Pero al llegar marzo, la sabia “corre” nuevamente,
dando vida a las ramas. Una vez visité un bosque de maple donde había un árbol de maple
de 200 años que permanecía llevando fruto (y jarabe).

La oración es permanecer en Dios y recibir vida de Él. Él quiere darte vida. Se deleita en que
lleves fruto. Él te ha llamado Su amigo. La oración es un medio a través del cual nos mante-
nemos estrechamente conectados con Dios. A Él le gustan tus oraciones más de lo que te
gustan a ti. Él se complace en darte lo que le pides en el nombre de Jesús. En medio de todo
lo que hagas al orar, recuerda el amor de Dios por ti y “conéctate” con Él.

“Oye amigo, ¿quieres comprar un libro?” A lo largo de este curso estaremos recomendando
algunos libros y cursos que te ayudarán si quieres aprender más sobre un tema en particular.
Los libros pueden ser sumamente útiles, pero recuerda que es fácil irse a los extremos con
cualquier cosa – incluyendo los libros. Orando la Palabra, de Wes y Stacey Campbell, Regal
Books, 2003 es increíblemente práctico. Celebración de la Disciplina, de Richard Foster, es
un libro útil sobre los ejercicios espirituales que te ayudan a mejorar tu habilidad para escu-
char la voz de Dios.

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DÍA 2: HABLANDO CON DIOS 1

Mateo 6:5-13

Lee Mateo 6:5-8. Jesús advirtió acerca de dos cosas. ¿Cuáles son?
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¿Por qué Jesús te recuerda que estás hablando con tu Padre Celestial?
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En la oración devocional, el objetivo es la intimidad con Dios. Hay algunos pasos prácticos
que por generaciones han ayudado a los cristianos a orar. El maestro Mike Bickle dice que
hay dos razones por las que los cristianos no oran: no programan un tiempo de oración y
no saben qué decir. Si has tratado de orar regularmente o de orar por un largo tiempo (una
hora o más), sabes que esto es cierto. Jesús lo sabía y nos enseñó como orar.

Cuatro Pasos Prácticos:

1. Prográmalo — ¿Cuándo vas a pasar tiempo con Dios? Orar “en todo tiempo” es genial,
pero establecer un tiempo específico realmente ayuda. De otro modo, puede ser dejado de
lado fácilmente por otras ocupaciones.

2. Escoge un lugar – Jesús dijo: “…entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre”.
Algunos lugares facilitan la oración más que otros. ¿Hay un lugar libre de ruidos y distraccio-
nes?

3. Rutina – La mayoría de las personas necesitan cierta clase de estructura, de lo contrario,


su tiempo de oración se convierte en una rápida repetición de una “lista de compras” y no
contribuye a construir una amistad con Dios.

4. Espontaneidad – Trata de ponerle dinamismo a tu vida de oración. Si las cosas se tor-


nan aburridas, intenta algo nuevo.

Una palabra especial para los padres de niños pequeños: Cuando tienes un bebé, palabras
como “horario”, “tiempo a solas” y “rutina” pueden desaparecer de tu vocabulario. Si simple-
mente no es posible para ti tener una vida de oración consistente, acepta el hecho de que
esta es una preciosa y desafiante época en tu vida, y pídele a Dios que te muestre la forma
en que puedes hablar con Él.

Un Modelo de Oración

Jesús enseñó un modelo de oración que conocemos como el Padre Nuestro. En realidad
debería llamarse la Oración del Discípulo. Cada frase te da un tema para orar – una estructu-
ra básica. Puedes extenderte en cada tema tanto como quieras. La Oración del Discípulo te
guiará a través de diversos aspectos de conversación con el Señor.

Lee los versículos 9-13.

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1.Meditación – “Padre nuestro que estás en el cielo…” ¿Qué clase de Dios es Él? (Algunas
personas dicen con ligereza que todas las religiones adoran al mismo Dios. Esto no es cierto.
Los “dioses” a los que adoran las diversas religiones son muy diferentes en carácter). ¿Cuál
es la naturaleza de Dios? ¿Qué puedes esperar de Él? ¿Está cansado o irritable hoy? ¿Está
ocupado con asuntos importantes? Nos reímos al pensar en esto, pero a veces nos acerca-
mos a Dios como si se tratara de alguien más. Cuando empieces a orar, recuerda Su gran
amor por ti, Su regalo de salvación y algunas de las verdades estudiadas en la semana uno.
Si estoy consciente de que estoy hablando con mi Padre Celestial, mi oración será una ver-
dadera conversación.

2. Adoración – “…santificado sea tu nombre”. Santificado significa “honrado, reverenciado,


santo, único, adorado”. Dedica tiempo para reconocer la bondad de Dios y para agradecerle.
En este punto, cantar funciona muy bien.

3. Orar en el Reino – “Venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”.


¿Qué quiere Dios para la tierra? ¿Qué hay en Su corazón? Ora por esas cosas. Hay docenas
de asuntos en tu vida y en la vida de personas a tu alrededor en los que quieres que preva-
lezca la voluntad de Dios. ¿Escoger una carrera? “Tu voluntad, Señor”. ¿Un amigo en pro-
blemas? “Que tu reino venga a su vida, Señor”. ¿Una decisión importante va a ser tomada
en tu lugar de trabajo? “Que sea conforme a Tu voluntad, Padre”. Algunas veces necesitarás
preguntarle a Dios cuál es Su voluntad respecto a una situación en particular, para poder
orar con confianza.

Termina hoy escribiendo cuándo y dónde pasarás tiempo con el Señor cada día.
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DÍA 3: HABLANDO CON DIOS II
Mateo 6:9-13

Hoy vamos a continuar estudiando la Oración del Discípulo como un modelo de estructura
para tu tiempo de oración personal. Lee nuevamente los versículos 11-13.

4. Pedir la provisión de Dios – “Danos hoy nuestro pan cotidiano”. ¿Cuáles son tus ne-
cesidades materiales inmediatas? Es interesante que Jesús no nos está dando permiso para
pedir la ayuda de Dios en los asuntos ordinarios de la vida cotidiana, nos está diciendo que
lo hagamos. Nos está diciendo que no nos preocupemos por ellos, sino que confiemos en Él.
Es falsa humildad decir: “No voy a molestar al Señor con mis pequeñas necesidades”. Nece-
sitas hacerlo. Me alegra que Jesús incluyera esto en su oración modelo, porque los asuntos
financieros siempre están presentes en nuestros pensamientos. Es una bendición poder
hablar de ellos con el Señor. El otro aspecto importante acerca de orar por las necesidades
diarias es que puedes ver respuestas concretas, así que sé específico. “Señor, necesito $40
para las lecciones de piano de mi hija. Gracias por lo que vas a hacer”.

¿Cuál es tu necesidad material hoy?


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5. Perdón – “Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado


a nuestros deudores”. Mantener una “breve lista” diaria de confesión es como tomar una
ducha – el propósito es que estés limpio, en vez de lamentarte porque estás sucio. Por lo
general, cuando le fallas al Señor, el Espíritu Santo trae convicción a tu corazón de forma
rápida y directa. (Ten cuidado con un sentimiento vago y general de que simplemente “estás
mal”. Eso es condenación, no la convicción del Espíritu Santo). Sin embargo, hay ocasiones
en las que no estamos conscientes de que hemos sido groseros, o hemos juzgado a otros, o
simplemente hemos actuado mal. En tu oración diaria, el Señor te hablará sobre cosas que
se te hayan podido escapar. También te dará seguridad de Su misericordia y de tu comunión
cercana con Él. No termines esta parte de la oración sin tener la certeza en tu corazón de
que Dios te ha limpiado.

Años atrás participé en la organización de la Marcha para Jesús en Saint John. Iba con-
duciendo y estaba orando por la Marcha. Mientras hablaba con Dios, Él me mostró que yo
había decidido no comprar uno de esos grandes espacios publicitarios (¡$2.000!) porque
me faltó fe y porque me preocupaba mi reputación. (Dicho de otro modo, por miedoso).
Dios estaba en lo correcto (por lo general lo está). Tuve que arrepentirme y me comprometí
a lanzarme al agua tan pronto como llegara a casa. Dios me mostró algo que yo sabía que
estaba allí, pero lo había estado ignorando. Y sí, Dios suplió el dinero para el anuncio.

¿Tienes la certeza en tu corazón de que Dios te ha limpiado?


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También necesitas perdonar a los que te han tratado mal. Recibir la misericordia de Dios y
mostrar misericordia hacia los demás mantiene tu corazón sensible y dócil delante de Dios.
Si no perdonamos a otros, significa que nuestro corazón se ha endurecido y ha perdido sen-
sibilidad a la voz de Dios. (Hablaremos de esto más adelante).

6. Protección – “Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno”. Cuando

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yo tenía 13 años, jugaba en el equipo de hockey sobre hielo de mi escuela. En una ocasión
tuvimos que jugar contra un equipo cuyos jugadores eran muchachos mayores que estaban
repitiendo el octavo grado. Estoy seguro de que todos habían llegado al estadio manejan-
do sus propios carros. Uno de esos gigantes puso su brazo detrás de mi cuello y empujó mi
cabeza hacia la barrera detrás de la red. Gracias a Dios por las personas que prueban los
cascos de seguridad. Mi casco pasó la prueba y reboté de la barrera con mi nariz, dientes y
cerebro intactos.

Al diablo le encantaría darte una paliza, así que necesitas pedir la protección de Dios. Me en-
canta la promesa del Salmo 91:3 – “El te librará del lazo del cazador, de la peste destructora”
(RV). Conforme transcurre tu día, hay muchas trampas de tentación. Me gusta imaginar al
Señor caminando delante de mí, guiándome a través de las trampas que no puedo ver, pero
que son obvias para Él. Él no te guiará hacia una trampa del diablo.

Tradicionalmente las personas han orado “líbranos del mal”, pero quizás una mejor traduc-
ción sería “líbranos del maligno”. Tienes un enemigo real, pero también tienes una Roca,
una Fortaleza y un Escudo verdaderos. Lo importante es que no tomes la batalla a la ligera.
Jesús dijo: “Vigilen y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el
cuerpo es débil” (Marcos 14:38).

¿Dónde necesitas la protección de Dios hoy?


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El final de la Oración del Discípulo regresa a la adoración y a un interés por las cosas del rei-
no de Dios: “Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén” (RV).

Trata de hacer esta oración modelo durante esta semana y ve si te ayuda a desarrollar una
amistad más cercana con el Señor.

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DÍA 4: ESCUCHANDO LA VOZ DE DIOS I
Hechos 13:1-3; Salmo 131:2

Hablar con Dios es una dimensión vital de la oración. Escuchar a Dios es la otra. ¿Has trata-
do alguna vez de tener una conversación con una persona que habla mucho pero no es-
cucha lo que dices? No es divertido. Monólogos de este tipo no conducen a una verdadera
amistad. Jesús dijo: “Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen” (Juan 10:27).
Al aprender a escuchar a Dios descubrirás un gran tesoro y permanecerás en una amistad
de doble vía con tu Salvador. A Dios le encanta hablar con sus amigos. ¿Estás dispuesto a
aprender a ser un buen oyente?

Es bueno saber que escuchar la voz de Dios es algo que sucede en tu espíritu. El maestro
Ralph Neighbor escribe:

“Vivir en el reino no implica deshacerte de tu mente. Debemos usar tanto nuestra mente
como nuestro espíritu (nuestro “hombre interior”); no sólo nuestra mente, ni sólo nuestro
espíritu. Tu mente juega un papel importante cuando te acercas a Dios, y tu mente ya ha
encontrado el enfoque correcto. Aunque tu mente es la parte que procesa y comprueba la
revelación, no es el órgano a través del cual se recibe la revelación. Eso lo hace tu espíritu. Tu
mente y tu espíritu trabajan juntos. La revelación no es irracional – es supra-racional.”1

En Marcos 2:8 leemos que Jesús “supo en su espíritu” que las personas estaban teniendo
pensamientos de crítica. Jesús no lo “dedujo”, le fue revelado. ¿Cómo preparas tu espíritu
para escuchar?

Lee Hechos 13:1-3. ¿Qué estaban haciendo los discípulos en Antioquía?


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¿Cómo podía haber hablado el Espíritu Santo?


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No hay vaguedad en el mensaje que el Espíritu Santo dio. Fue muy específico y oportuno.
Era consistente con los dones de Saulo y Bernabé. Dios todavía habla de esta manera. Al
igual que los cristianos de Antioquía, podemos usar prácticas o herramientas espirituales
comunes para mejorar nuestra habilidad de escuchar. Ellos estaban adorando y ayunando –
dos disciplinas cristianas que nos hacen muy receptivos al Señor. La adoración y la oración
están tan estrechamente relacionadas, que la oración casi siempre incluye adoración, y vice-
versa. (Para conocer más sobre la relación entre la adoración y escuchar la voz de Dios, lee 2
Reyes 3:9-16). Durante siglos, el pueblo de Dios ha usado estas formas de escuchar la voz de
Dios.

Lee el Salmo 131:2. ¿Qué estaba haciendo el autor de este salmo?


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¿Qué te ayuda a aquietar tu alma o ser interior?

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Cultiva un espíritu listo para escuchar en los sucesos cotidianos de la vida. “Señor, ¿qué me
estás diciendo a través de esto?” “Señor, ¿qué me estás enseñando a través de esto?” Ves
unas flores hermosas al pasar. Pregúntale al Señor que te está diciendo. Visitas a un amigo
enfermo en el hospital. Pregúntale a Dios si tiene una palabra para ti o incluso para tu amigo.
No lo fuerces, pero abre tu corazón. Una iglesia en la que estuve tiempo atrás estaba pa-
sando por grandes dificultades. Las cosas se estaban poniendo explosivas. Salí a caminar al
bosque, preguntándole al Señor qué hacer. ¿Debería tomar alguna decisión drástica? ¿Agi-
tar las cosas? ¿Forzar una crisis? Era difícil escuchar. Mientras caminaba en silencio, observé
muchos árboles muertos que habían caído, pero estaban aún sostenidos por los árboles que
estaban alrededor de ellos. Pasaría un largo tiempo antes de que finalmente tocaran el suelo.
Entonces el Señor habló: “En mi bosque, el cambio ocurre lentamente”. En mi espíritu, sentí
que Dios me estaba advirtiendo para que no actuara de manera imprudente ni tratara de
hacer un cambio rápido y radical. Me sentí muy agradecido por este consejo sabio de Dios.

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DÍA 5: ESCUCHANDO LA VOZ DE DIOS II
Lucas 24:27, 32; Romanos 15:4; 2 Timoteo 3:14-16; 2 Pedro 1:20-21

Los versículos de hoy hacen referencia a la Palabra de Dios. Medita en cada pasaje y anota
tus impresiones.

Lucas 24:27, 32
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Romanos 15:4
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2 Timoteo 3:14-16
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2 Pedro 1:20-21
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Hay una relación muy estrecha entre la Biblia y el escuchar la voz de Dios. El Espíritu Santo
nunca contradice las Escrituras. Dado que el Espíritu inspiró la escritura de la Biblia (2 Pedro
1:21), siempre habla de acuerdo con ella. En otras palabras, si va en contra de las Escrituras,
no es Dios el que habla – jamás – sin importar cuántas otras “señales” creas ver.

En segundo lugar, Dios quiere hablarnos constantemente a través de las Escrituras. Un


hombre que tenía un don de profecía predicó en una iglesia y luego oró por decenas de
personas. Era tarde, el hombre estaba exhausto, y algunas de las personas por las que había
orado habían venido buscando una experiencia, no a Dios. De una manera frívola, una mujer
le preguntó con insistencia: “¿Tiene Dios una palabra para mí?” Con un poco de frustración,
el hombre puso en sus manos su propia Biblia y le dijo: “Tome señora, aquí hay un libro
entero lleno de palabras de Dios para usted”. Un tanto sorprendida, la mujer tomó la Biblia
(que costaba un $80) y se fue. Casi de inmediato, el predicador lamentó su impaciencia (y la
pérdida de su Biblia). Semanas más tarde, el predicador recibió una carta de agradecimiento
de la mujer, que decía que por primera vez en su vida estaba leyendo la Biblia y escuchando
al Señor por sí misma. Dios habla por medio de Su Palabra escrita.

• Memorización de pasajes bíblicos. Tener un versículo grabado en tu memoria significa


que puedes meditar en él y apropiarte de él a un nivel profundo. El simple acto de repetir un
versículo renueva tu mente. Dios usará los diez versículos escogidos para memorizar en este
curso para bendecir tu vida.

• Estudio a profundidad. Dios nos da sabiduría a través del estudio de Sus caminos y Su
naturaleza. Este curso no es un curso de Biblia, pero te recomiendo que tomes uno más ade-
lante.

• Orar los Salmos es otra forma en la que el Señor habla a través de Su Palabra. Los Sal-
mos son canciones y oraciones del pueblo de Dios. Todo lo que hayas sentido (y confesado)
alguna vez, lo encontrarás en los Salmos. Óralos en voz alta. Te sorprenderás de cuántas

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veces los eventos del día traerán a tu mente algo que leíste en la mañana.

• Puedes escuchar a Dios hablar a través de Su Palabra haciendo algo que los primeros cris-
tianos llamaban Lectio Divina, la lectura solemne o la oración de un corazón atento. Esta es
una lectura pausada y reflexiva. Es leer con un anhelo de encontrarte con Dios, de ser toca-
do por Dios, de ser sanado, transformado y fortalecido. Es calidad de lectura, no cantidad.
Muy a menudo al leer la Biblia somos como turistas. Baja la velocidad, sumérgete en ella,
usa tu imaginación bajo la dirección del Espíritu Santo. No es difícil, y verás cuán refrescante
puede ser – si tan sólo puedes tomar el tiempo e ir despacio. Mantente a la expectativa de
que Dios te hable. Los Evangelios, en particular, abren sus tesoros a esta forma de medita-
ción. Inténtalo.

Busca en tu Biblia Marcos 1:35-39. Lee los versículos en voz alta, muy despacio. (“Muy… de…
madrugada…”) Léelos una vez más en voz baja, usando tu imaginación para tratar de visua-
lizar la escena. ¿Qué hora es “muy de madrugada”? ¿Qué se siente al estar afuera cuando to-
davía está oscuro? Imagina a Jesús levantándose. Sale de la casa. ¿Cómo se ve todo afuera?
¿Qué tan lejos caminó para encontrar Su “lugar solitario”? ¿Cómo era Su oración? Ponte a
ti mismo en la historia. Imagina que eres Simón. ¿Cómo te sientes? ¿Captas la idea? ¿Qué
causa una impresión en tu corazón en estos versículos? (O quizás Dios te habló en el primer
versículo – está bien parar de leer tan pronto como tu espíritu oye la voz de Dios). Medita en
lo que Dios te está mostrando.

Recuerda que el propósito es encontrarte con Dios, no abarcar muchos versículos. ¿Nada
sucedió? Intenta el ejercicio de nuevo mañana con los mismos versículos. Confía en que Dios
está trabajando. Escribe lo que escuchas.

¿Cómo sabes que es Dios el que habla? ¿Cómo se distingue Su voz de tus propios temores
o deseos, o incluso de la voz del enemigo?

1. La voz del Señor siempre está en concordancia con las Escrituras.

2. Puedes sentir que los pensamientos vienen de tu “ser interior”, no de tu mente o de tus
emociones.2

3. Con frecuencia, los pensamientos dados por el Espíritu Santo son distintos de tus propias
ideas; algunas veces puedes distinguir claramente que “eso no suena como yo”. Dios puede
sorprenderte con una palabra que no es lo que esperabas.

4. La palabra del Señor viene acompañada de un sentido de paz – incluso las que no te gus-
tan. Cuando un pensamiento despierta temor, duda, desesperación, confusión o ansiedad,
por lo general no es del Señor. Esas son más bien las herramientas del diablo, no las de Dios.

5. La palabra del Señor trae gloria a Dios, no a ti.

6. Sólo porque quieres algo no significa que esté mal, pero ten cuidado con aquellas situa-
ciones en las que tus emociones están fuertemente involucradas. Cuando tengo emociones
fuertes respecto a un asunto en particular, busco dirección en el consejo amigos cristianos
que pueden ver las cosas con más objetividad. En particular, ten mucho cuidado con los
asuntos románticos.

7. En ocasiones sé que es Dios el que habla porque reacciono con enojo y molestia. Él me
está diciendo lo que no quiero escuchar (pero lo necesito) y eso me molesta (ver punto 3).

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SEMANA TRES
LA FAMILIA DEL REINO: PERTENENCIA
A LA COMUNIDAD

DÍA UNO: EL CRISTIANISMO


ES UN DEPORTE DE EQUIPO
Para memorizar esta semana: Juan 13:35-35

Lee Hebreos 10:24-25; Juan 13:35-35; Lucas 10:1-9; Filipenses 4:2-3

Dios estableció que todo bebé debía nacer en una familia. De acuerdo con el diseño de Dios,
los bebés deben contar con la protección de una madre y un padre, y con la ayuda y el ca-
riño de un grupo de familiares. Este es un ideal que para muchas personas no existe. (¿Qué
me dices de ti?) Las familias humanas pueden ser geniales, o – debido al daño causado por
el pecado – perjudiciales.

Cuando te hiciste cristiano, viniste a formar parte de una nueva familia – una familia espi-
ritual. Se llama la iglesia. La iglesia no es un edificio, sino un grupo de seguidores de Jesu-
cristo. Es un organismo, un cuerpo vivo y dinámico. Tiene una organización, pero no es una
organización. A lo largo de la historia, la iglesia ha pasado por ciclos de salud espiritual,
luego por períodos de debilidad, institucionalización o enfermedad, seguidos por avivamien-
to y nueva vida. Alrededor del mundo hoy en día, algunas partes de la iglesia son poco más
que un club social, mientras que otras partes son lo más cercano al cielo que encontrarás
aquí en la tierra. Jesús ama a la iglesia – incluso a las partes que están enfermas. La iglesia
es Su novia. La familia de la iglesia es la forma de Dios de llevar a cabo Su obra en la tierra.
Alguien dijo que el Cristianismo se trata de creer, pertenecer y actuar. Dios te ha dado esta
familia por varias razones:

1. Este grupo de hermanos en Cristo te anima y te fortalece. Los buenos amigos cristianos
tienen un impacto enormemente positivo para ayudarte a mantenerte cerca de Jesús. Lo
opuesto también es verdad. Algunos amigos pueden arrastrarte de vuelta al pecado y hacer
que te apartes del Señor. Muchos han ignorado esta verdad y la consecuencia ha sido su
propia destrucción.

Un entrenador de atletismo estadounidense fue contratado por el equipo olímpico de atle-


tismo de un país africano, para que entrenara a sus corredores. El entrenador se sorprendió
al ver que en las carreras de entrenamiento, los mejores corredores siempre bajaban la velo-
cidad al final para que todos en la carrera cruzaran la meta más o menos al mismo tiempo.
Así que les preguntó por qué lo hacían. El capitán del equipo respondió: “Todos somos de
la misma tribu. Derrotarnos unos a otros en las prácticas hará que los perdedores se desani-
men. Pero en el día de la carrera, corremos para ganar.” Así debería ser la familia de la igle-
sia, dando esa clase de apoyo a todos sus miembros. El cristianismo no fue diseñado para
jugar solo; es un deporte de equipo.

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Lee Hebreos 10:24-25. ¿Por qué deben los _____________________________________
cristianos reunirse regularmente? _____________________________________
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4. La vida en comunidad revelará tus de-
fectos, tu egoísmo y tu amor superficial.
2. Tu familia te amará. Tienen que hacerlo – Alguien ha dicho que “el matrimonio está
está en el Libro. Debemos aceptarnos unos diseñado para moler”. Así es la iglesia. ¿Te
a otros así como Cristo nos aceptó. A veces parece que esa persona en tu grupo de
llegamos a comprender realmente el amor hogar es molesta? ¡Claro que sí! Él o ella es
de Dios cuando somos amados profunda- la forma de Dios de limar tus asperezas. Me
mente por una familia cristiana. La definición he dado cuenta de que soy mejor cristiano
de hogar de una niña era: “Hogar es el lugar cuando estoy solo. ¡Las otras personas son
en el que, cuando llegas, tienen que recibir- el problema! Bueno, quizás ellos sólo hacen
te.” que salgan los problemas que hay en mí. A
eso se le llama crecimiento y es el plan de
Dios.
Lee Juan 13:34-35. ¿Por qué es tan importan-
te que nos amemos unos a otros? Con los santos en el Cielo, será la gloria.
_____________________________________ Con los santos en la Tierra, esa es otra historia.
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_____________________________________ Toda familia tiene sus tensiones. No te sor-
_____________________________________ prendas si en ocasiones la vida en la iglesia
_____________________________________ requiere un poco de esfuerzo. Tristemente,
también en esta familia en algún momento
3. La iglesia te dará un lugar para embar- alguien te lastimará. (No se trata de si suce-
carte en la misión más grande del universo: derá, sino cuándo). Se requiere verdadera
servir al Rey de reyes. Allí puedes descubrir gracia del Señor para perdonar. Crecerás si
tus dones y habilidades. Hay muchas opor- escoges ser mejor, en vez de amargarte. Ha-
tunidades emocionantes para cambiar el blaremos más de esto después.
mundo. También hay tareas sencillas y ordi-
narias en el reino, que simplemente necesi- Lee Filipenses 4:2-3. Dos mujeres cristianas,
tan personas fieles que estén dispuestas a Evodia y Síntique, tenían un conflicto. Pa-
hacer el trabajo (como acomodar las sillas). blo las exhorta a resolverlo con la ayuda de
Hay un papel para ti. La iglesia debería ser otros creyentes. ¿Te sorprende esto?
como la NASA, la Marina, Médicos Sin Fron- _____________________________________
teras y las Hermanas de la Caridad, todos en _____________________________________
uno. La iglesia es un hospital, una familia, un _____________________________________
ejército y una escuela. Los trabajos abundan. _____________________________________
No hay desempleo en el reino. Tienes permi-
so para fallar – y para tener éxito a lo grande.
Si te parece que la iglesia es aburrida, ¿estás Para reflexionar: ¿Cómo podía ser restaurada
sirviendo? (Lee el libro de los Hechos. ¡Cosas su amistad?
sucedían! Cosas del reino. Tú puedes partici-
par de ellas). _____________________________________
_____________________________________
Lee Lucas 10:1-9. ¿Qué trabajos asignó Jesús _____________________________________
a sus seguidores? _____________________________________
_____________________________________ _____________________________________
_____________________________________ _____________________________________
_____________________________________ _____________________________________
_____________________________________ _____________________________________
_____________________________________ _____________________________________
_____________________________________
¿Por qué crees que Jesús los envió en pare-
jas?

28
DÍA 2: IGLESIA GRANDE, IGLESIA PEQUEÑA
Hechos 2.42-47

Antes de ver quiénes componen la familia, observemos dos aspectos clave de la vida de la
iglesia.

Lee Hechos 2:42. ¿A qué se dedicaban los cristianos de la Biblia?


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____________________________________________________________________________
____________________________________________________________________________

¿Qué crees que significan estas cuatros cosas?


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____________________________________________________________________________
____________________________________________________________________________
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____________________________________________________________________________

Lee el versículo 43. ¿Cómo estaba trabajando el Espíritu Santo?


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____________________________________________________________________________

Lee los versículos 44-45. ¿Cuán cercana era la relación entre los cristianos?
____________________________________________________________________________
____________________________________________________________________________
____________________________________________________________________________

Lee el versículo 46. ¿Dónde se reunían? ¿Cuántas personas podrían haber estado presentes
en estos dos lugares?
____________________________________________________________________________
____________________________________________________________________________
____________________________________________________________________________

Lee el versículo 47. ¿Qué sucedió a raíz de esto?


____________________________________________________________________________
____________________________________________________________________________
____________________________________________________________________________

Un Solo Tamaño No le Queda a Todos

Los primeros cristianos se reunían en el templo, y por lo general tomaban un área llamada el
Pórtico de Salomón (Hechos 5:12). En pocos meses había miles de personas (¿20.000?) que
creían en Jesús. En este ambiente de “grupo grande”, los apóstoles enseñaban las palabras
de Jesús y había señales poderosas como testimonio del poder de Dios. Los cristianos tam-
bién se reunían en sus casas, donde los “grupos pequeños” adoraban, comían juntos, recor-
daban al Señor a través de la comunión, oraban unos por otros y eran discipulados (Hechos
2:42, 46).

29
La iglesia grande y la iglesia pequeña son ambas esenciales. La iglesia pierde balance cuan-
do se va a alguno de los extremos. Nuestras reuniones de adoración más grandes son por lo
general los domingos, pero también en tienen lugar en otros momentos. Ver el tamaño de
la familia nos anima y nos recuerda que somos parte de algo grande, tanto en casa como
alrededor del mundo. Hay un gozo especial al cantar nuestras alabanzas a Dios en un grupo
grande. Mi rotulo de “iglesia grande” favorito se encuentra en un gran salón de reuniones
de adoración en Brasil, y dice: “Por favor no bailar en las gradas”. Quienes tienen dones de
teatro, enseñanza y evangelismo enseñan las Escrituras y predican el mensaje de Jesús. La
Biblia se comprende mejor y es obedecida. Damos nuestros diezmos y ofrendas, que logran
más unidos de lo que podrían lograr por separado.

En la iglesia pequeña, llamada grupo de hogar, puedes relacionarte de una manera más per-
sonal. Los grupos pequeños que se reúnen semanalmente, llegan a conocerse mejor y oran
unos por otros acerca de las situaciones reales de la vida cotidiana del discípulo. En ellos
recuerdan tu cumpleaños. Hay adoración y la oportunidad para que las personas profeticen,
animen y usen sus dones espirituales. Es un gran lugar para probar tus alas. En los grupos
de hogar el énfasis está en tratar de aplicar lo que estudiamos en la Biblia. “¿Cómo estoy
poniendo en práctica estos versículos?” Nos ayudamos haciéndonos responsables ante los
demás. “¿Cómo te va con la tentación?” “¿Cómo va tu vida familiar?” Es la intención de todo
grupo alcanzar a otros, traer personas nuevas al Señor y crecer tanto que sea necesario
formar un grupo nuevo. Algunos grupos pequeños se forman alrededor de un factor común:
vecindario, edad, horarios de trabajo o etapas de vida. Encuentra uno donde te sientas en
casa.

No Se Trata del Nombre en el Edificio

¿Qué hay con todas las diferentes iglesias y denominaciones? ¿Está la iglesia dividida y sin
esperanza? ¿No deberíamos ser uniformes? No. Debemos estar unidos. Sólo tenemos que
amarnos unos a otros. Las distintas denominaciones son como casas en una misma calle.
Cada una tiene sus propias “reglas de la casa”. ¿Es mi familia mejor que la de mis vecinos?
No. ¿Deberíamos vivir todos juntos en una sola casa? No necesariamente. Las distintas
iglesias expresan estilos diferentes y logran diferentes cosas. Sería muy aburrido si todos
fuéramos iguales. El común denominador es el amor apasionado por Jesús. Ninguna iglesia
es perfecta. Amamos a toda la iglesia y apreciamos los dones y la historia de cada denomi-
nación. Y si todos hablamos bien unos de otros y trabajamos juntos, “todos sabrán que son
mis discípulos” (Juan 13:35).

Amamos nuestracomunidad– es nuestro hogar. Pero uno de nuestros valores es honrar el


cuerpo de Cristo en su totalidad. Si eres parte de otra familia de iglesias espero que sientas
lo mismo. Dios le ha dado a tu movimiento ciertos dones especiales que todos necesitamos.
He tenido el privilegio de trabajar con muchas denominaciones. Cada una es un tesoro espe-
cial.

30
DÍA 3: ¿QUIÉNES SON LOS “PADRES”?3

1 Juan 2:12-14

De acuerdo con este pasaje, ¿cuáles son las tres etapas de madurez entre aquellos que viven
en el reino?

Etapa inicial H ______________________

Etapa intermedia J_______________________

Etapa final P_______________________

Crecer toma tiempo. Físicamente, toma alrededor de veinte años para alcanzar la madurez
adulta. Crecer espiritualmente también toma tiempo. El crecimiento espiritual no se da al
mismo ritmo para todo el mundo. Puede haber dos personas que tengan el mismo tiempo
de ser creyentes, pero una de ellas puede haber madurado más que la otra. Más aún, en el
reino puedes observar que algunas personas han crecido mucho en ciertas áreas, mientras
que en otras el crecimiento ha sido poco o nulo – como la persona que estudia la Biblia pero
nunca comparte su fe; o la persona que tiene un gran don de profecía, pero es crítica y de-
masiado delicada. La madurez del cristiano no está determinada por la edad física. Algunos
niños son muy receptivos al Señor y oran poderosamente por los enfermos. Hay cristianos
que son viejos, pero aún necesitan que alguien más los alimente. Observando los valores y
estilos de vida de las personas en tu grupo de hogar puedes discernir cuánto de la presencia
de Cristo ha sido infundida a cada uno de ellos.

Cuando el apóstol Juan escribió su primera carta, no se estaba dirigiendo a niños pequeños,
adolescentes y padres. Estaba escribiendo a cristianos que estaban en distintas etapas de
madurez. La etapa inicial es la del niño. En la siguiente etapa están los jóvenes. Y en la etapa
final están los padres. Éstos son cristianos ejemplares a los que puedes observar y aprender
de ellos. (Por supuesto, los términos “padres” y “jóvenes” describen tanto a hombres como
a mujeres, por lo que utilizaremos también “madres” y “las jóvenes” de manera intercambia-
ble).

Lee el versículo 13. ¿Cuál es la característica de los padres?

“…han ______________________ al que es desde el principio. “

Lee otra vez el versículo 13. ¿Cuál es la característica de los hijos?

“…han ______________________ al Padre.”

Tanto los “hijos” como los “padres” conocen al Padre. Hay algunos aspectos del Padre que
ambos conocen. El niño sabe que el Padre proveerá. El niño sabe que el Padre es amor. Sin
embargo, los padres conocen a Dios a un nivel más profundo. Dios no es simplemente el que
nos provee de cosas buenas. Dios es Aquel a quien debemos adorar. Trabajar al lado del Pa-
dre en los negocios del Padre se convierte en el mayor gozo de la vida. Los padres y madres
espirituales han aprendido los caminos de Dios. Una señal de madurez física es la capacidad
de reproducirse. ¿Quiénes en tu grupo están guiando a otros al Señor y están ayudando a
“criar” a los nuevos bebés en Cristo? Estas personas son los padres y las madres del reino.

31
¿Quién te llevó a Cristo?
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_______________________________________________________________
_______________________________________________________________
_______________________________________________________________
_______________________________________________________________

¿Conoces a otros “padres” y “madres”?


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_______________________________________________________________
_______________________________________________________________
_______________________________________________________________

Sal de tu rutina y trata de pasar tiempo con estas personas. El Espíritu de


Dios está activo en su vida y tienen mucho qué compartir. Sin embargo, ase-
gúrate de aprovechar el tiempo con ellos. La mayoría de ellos son personas
muy ocupadas. Ellos te dedicarán tiempo si ven que estás deseoso de crecer.
No son personas perfectas, pero aman al Señor y están dedicados a Él. En
ellos verás humildad, santidad, gracia, gozo y lealtad hacia los líderes la igle-
sia. El apóstol Pablo pudo decir: “…aunque tuvieran ustedes miles de tutores
en Cristo, padres sí que no tienen muchos, porque mediante el evangelio yo
fui el padre que los engendró en Cristo Jesús. Por tanto, les ruego que sigan
mi ejemplo” (1 Corintios 4:15-16).

Cuando estaba terminando la secundaria, me costaba imaginarme a mí mis-


mo casado y con hijos. Veinticinco años más tarde, mis hijos ya son adultos,
y esta es una de las dimensiones más gratificantes de la vida. Acércate a los
padres y madres, y crece para llegar a ser uno de ellos.

32
DÍA 4: ¿QUIÉNES SON LOS “JÓVENES”?

1 Juan 2:13-14; Efesios 6:11-17

Lee 1 Juan 2:13-14

¿Cuáles son las características de los “jóvenes”?

_____ Han vencido al maligno.


_____ Son fuertes.
_____ La Palabra de Dios permanece en ellos.
_____ Ninguna de las anteriores.
_____ Todas las anteriores.

En una ocasión mis hijos, que en ese entonces estaban en kindergarten y segundo grado,
regresaron de la escuela llorando. En el camino de regreso a casa un niño mayor había des-
truido su proyecto de arte, sólo por hacer el daño. No iba a permitir esta clase de abuso –
¡no hacia mis hijos! Salí de la casa corriendo, atravesé la calle – de hecho fueron tres calles –
hasta que encontré a ese niño y hablé con sus padres. Quería asegurarme de que eso nunca
volviera a ocurrir.

Cuando los niños están pequeños necesitan cuidado y protección. Pero al ir creciendo, los
niños necesitan aprender a manejar el conflicto y la tensión por sí mismos (dentro de límites
razonables, por supuesto – nada que involucre pandillas, cuchillos y amenazas). Un padre o
madre sobre-protector no ayuda a sus hijos. Todo es parte de crecer – incluso aprender a
pelear por sí mismo. “Mamá, yo puedo hacerlo” son palabras que reflejan una independencia
creciente.

Los jóvenes están listos para conquistar el mundo. Tienen energía y mucha pasión. No tie-
nen miedo de intentar lo imposible y por lo general aprenden rápido. Los mejores atletas
parecen ser aquellos que tienen entre 18 y 25 años de edad. (Sólo observa los Juegos Olím-
picos – cualquier atleta mayor de 30 años es considerado un veterano). Los jóvenes están en
su punto más alto de coordinación y velocidad. Los ejércitos por lo general se componen de
hombres jóvenes. El impulso de ponerse a prueba, de hacer cosas peligrosas y de demostrar
su valor es propio de la adolescencia. La otra cara de la moneda es que la falta de experien-
cia puede llevar a los jóvenes por caminos que no les convienen. Los jóvenes no siempre
tienen la constancia y la prudencia que brindan los años. ¡Y hay días en los que sólo quieren
jugar y comprar! Y después vaciar el refrigerador e irse a dormir.

Del mismo modo, un “joven” o una “joven” espiritual ha dejado atrás la etapa de la niñez en
la vida cristiana, y tiene algunas cicatrices de batalla causadas por enfrentamientos con Sa-
tanás. El joven quiere un poco de aventura y está listo para probar sus músculos espirituales
en desarrollo. (Si esto te describe, necesitas estar haciendo algo en el reino, de lo contrario
te vas a aburrir). La protección del Padre ahora es distinta de cuando era un bebé en Cristo.
El Padre no corre al campo de juego cada vez que se hace un rasguño. El Padre le permite
llevar una carga mayor con el fin de permitir que se desarrolle su fortaleza de carácter. No
obstante, Él provee “todas las cosas que necesitamos para vivir como Dios manda” (2 Pedro
1:3). Dios te da las armas espirituales, pero tú debes usarlas. Su espada está a tu alcance,
pero Él no va a hacer por ti lo que tú puedes hacer confiando en Su presencia. Y como buen
Padre, Él sabe cuándo realmente necesitas “jugar”y “dormir”.

33
Los jóvenes aprenden a derrotar al maligno usando la Palabra de Dios. Esto
empieza en las áreas de tentación en su vida. Alguien dijo: “No puedes ganar
las batallas externas hasta que hayas ganado la batalla interna”. Puedes
referirte a estas áreas como debilidades en tu vida. Satanás usa otro nombre
para ellas – fortalezas. Dios quiere hacer en ti lo que Él va a hacer a través de
ti. Dios te enseñará a vencer al diablo y después te usará para ayudar a otros
– pero todo empieza contigo.

Una fortaleza es un lugar fortificado donde un poder ejerce control. Por lo


general es un área pequeña, pero intensamente resguardada. Esta palabra
se utiliza dieciocho veces en la Biblia para referirse a situaciones de batalla
en las que los ejércitos se escondían en fortalezas. También se utiliza para
describir una condición interna en la cual Satanás todavía tiene poder para
controlar parte de la vida del cristiano. Podría ser un pecado como la por-
nografía, la envidia o el chisme. Podría ser una herida del pasado que no ha
sido sanada – abuso, rechazo, crítica destructiva – alrededor de la cual se
ha formado una fortaleza de rencor y de patrones que se repiten. Podría ser
una adicción o la participación en prácticas de ocultismo. Los cristianos que
se encuentran en esta etapa intermedia están venciendo las fortalezas del
enemigo en su vida por medio de las disciplinas espirituales y la ayuda de
otros. Enfrentar las fortalezas es un tema central de este curso.

Lee Efesios 6:11-17.


¿Cuál armadura te ha dado Dios para “resistir con firmeza”?
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_______________________________________________________________
_______________________________________________________________

Para discusión: Medita en esta armadura espiritual. ¿Cómo puede ayudarte


esta armadura? Piensa cómo cada pieza puede ser útil en batalla. ¿Qué pa-
saría si no tuvieras un escudo? ¿O una espada? Habla de esto con tu mentor
la próxima vez que se reúnan. Comparte con él o ella las “fortalezas” que
quieres derrotar en tu vida.

34
DÍA 5: NIÑOS ESPIRITUALES
Gálatas 4:19; Efesios 4:15; 1 Tesalonicenses 2:7-8

Los bebés y los niños pequeños son maravillosos – en ocasiones demandantes, pero siem-
pre preciosos. Confían plenamente y son transparentes. Al mismo tiempo, carecen de buen
juicio porque no tienen experiencia. Pueden meterse en situaciones peligrosas sin estar
conscientes de las consecuencias de sus acciones. Hasta que aprenden a discernir, necesitan
ayudan continuamente.

En Gálatas 4:19, Pablo se dirige a los cristianos como “queridos hijos”. Él se compara a sí
mismo con una mujer sufriendo dolores de parto. Sus dolores de parto son causados por
el gran deseo de que Cristo sea “formado” en ellos. ¿Qué crees que Pablo quería decir con
esto? Pablo sabía que el carácter de Jesucristo no se había desarrollado plenamente en su
estilo de vida. Los “niños” espirituales pueden tener un amor puro hacia Jesús, pero no están
conscientes de que todavía arrastran hábitos que no agradan a Dios. Pueden “tragar” falsas
enseñanzas simplemente porque “saben bien.” Un cristiano nuevo puede emborracharse una
noche y testificar de Cristo al día siguiente – sin encontrar inconsistencia en ello. Puede ser
constante en la adoración, y a la vez descuidar la justicia y las necesidades de los pobres. O
puede ministrar a un amigo y luego mentir en el trabajo. Con el tiempo el Espíritu Santo trae
convicción respecto a las cosas que complacen al Padre y las que le desagradan.

Es sorprendente cómo los nuevos creyentes empiezan a reconocer que necesitan cambiar.
Un hombre que nunca había estado en la iglesia le entregó su corazón al Señor. Lo único
que sabía es que Cristo había muerto por él. Ese mismo día regresó a casa con su novia, con
la que tenía varios meses de convivir. El hombre comenzó a sentir una extraña sensación
de incomodidad. Él no sabía que su situación de vida iba en contra de los caminos de Dios.
Amaba a su novia, pero no podía sacudirse el sentimiento de que algo estaba mal. Cuando
se reunió con la persona que lo había llevado al Señor, le preguntó qué estaba sucediendo.
Su amigo creyente le dijo que el Espíritu Santo le estaba hablando sobre lo que era santo
y bueno. Le mostró al nuevo creyente lo que la Biblia dice en cuanto al matrimonio y a la
impureza sexual.

La voz del Espíritu Santo, las Sagradas Escrituras, y la sabiduría y el consejo de otros cre-
yentes son tres formas en que los “niños” crecen y maduran.

Lee Efesios 4:15. ¿Qué nos ayuda a crecer?


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Dios quiso que los niños se beneficiaran de la sabiduría y el apoyo de una familia que los
ama. Tu grupo de hogar y tu iglesia son tu nueva familia. Como un cristiano nuevo, puedes
esperar que los “jóvenes” y los “padres” en tu grupo de hogar cuiden de ti.

Lee 1 Tesalonicenses 2:7-8. ¿Cómo mostró Pablo el amor de Dios a los nuevos creyentes?
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De la siguiente lista, subraya cada situación en la que tú, como niño espiri-
tual, necesitas la ayuda de otros para crecer en Cristo:

• Protección contra sectas y falsas enseñanazas.


• Seguridad de que en verdad eres un(a) hijo(a) de Dios.
• Formas de deshacerte del viejo “equipaje” que arrastras en tu vida.
• Ánimo cuando estás luchando con un problema.
• El significado del bautismo y la Santa Cena.
• Consejo de los padres que conocen las Escrituras.
• Oración por sanidad de tu cuerpo cuando estás enfermo.
• Consuelo en tiempos de angustia o dificultad.
• Superar una adicción.
• Otros

El apóstol Pablo dio enseñanzas muy específicas para los nuevos creyentes.
Pablo advirtió de los peligros del legalismo y el orgullo religioso. Enseñó
contra el abuso de los dones espirituales y la búsqueda de estatus en la
iglesia. Pablo se angustiaba cuando algunos cristianos formaban círculos re-
ligiosos cerrados, pensando que eran más “espirituales” que otros creyentes.
Les enseñó cómo manejar el ridículo y la burla. Les habló sobre la moralidad
sexual, la integridad financiera, sobre las buenas relaciones entre la familia y
el buen trato entre el esposo y la esposa. En otras palabras, Pablo constan-
temente instruía a los nuevos creyentes, así como una madre instruye a sus
hijos.

¿Por qué no empiezas tú mismo a aprender estas enseñanzas? Se encuen-


tran en las cartas de Pablo en el Nuevo Testamento. Usa la tabla de con-
tenidos al inicio de tu Biblia, o pídele a un amigo cristiano que te ayude a
encontrar las cartas de Pablo. Léelas varias veces. Comparte lo que estás
aprendiendo con tu grupo de hogar. No “prediques” una idea que escuchas-
te en la televisión – comparte lo que has experimentado. Muchas personas
predican a otros pequeños sermones que ellos mismos no han empezado a
vivir. Hablan con la mente, no con el corazón. ¿Algún versículo ha hecho una
diferencia en tu vida? ¿De qué manera? Esto es lo que la Biblia llama “la pa-
labra de tu testimonio”, y es algo precioso. Al compartirlo, bendices a otros.

Terminemos con el principio: Dios te ama más de lo que te amas a ti mismo.


Para Él eres un(a) hijo(a) precioso(a) – sólo piensa en el amor de Jesús por
los más pequeños (ver también Isaías 40:11). Un niño de tres años no hace
dibujos feos – no para mamá y papá. Tienes a tu favor un enorme depósito
de la gracia del Señor. ¡Disfrútalo!

Esta semana tiene seis días en vez de cinco, como es usual. Mañana vamos a
dar un vistazo especial al tema del bautismo.

36
DÍA 6: EL BAUTISMO – ¡FIESTA EN EL REINO!
Hechos 16:13-15; Mateo 3:13-17

Era una hermosa mañana de verano de un día domingo, en un lago justo en el centro de
nuestra ciudad. La gente estacionaba sus carros y caminaba hasta una franja de playa don-
de un pequeño grupo de personas estaba cantando canciones de adoración. Corredores y
ciclistas se detenían para ver qué estaba sucediendo. Los carros que pasaban bajaban la ve-
locidad por curiosidad. Hubo un breve drama, una explicación del evangelio y luego, uno por
uno, cuatro personas entraron al agua y fueron bautizados. Un hombre que iba en bicicleta
se detuvo para observar todo el acontecimiento. Al final, este hombre se acercó para con-
versar sobre algunas interrogantes que tenía en cuanto a la fe. Luego regresamos al edificio
de nuestra iglesia para un almuerzo de celebración. ¡Un día perfecto!

Acontecimientos importantes como el nacimiento, alcanzar la mayoría de edad y el matri-


monio son motivo de celebración. El bautismo es la celebración que declara que la gracia de
Dios te ha salvado y que has nacido de nuevo en Jesús.

Lee Hechos 16:13-15. Una mujer comerciante llamada Lidia escuchó el mensaje acerca de Je-
sús y creyó en Él. Luego fue bautizada en agua. Cuando lees el libro de los Hechos, ves esto
una y otra vez: las personas creían en Jesús y eran bautizadas. La fe interna es seguida por
una acción externa.

¿Has visto alguna vez a un creyente, como Lidia, ser bautizado? ¿Cómo habló eso a tu vida?

Lee Mateo 3:13-17. Aunque Jesús siempre había confiado en Su Padre Celestial y no tenía
pecado del que tuviera que arrepentirse, Su bautismo marcó un nuevo comienzo en Su vida.
Nuestras razones para ser bautizados son distintas de la de Jesús, pero Él nos dio el ejem-
plo. ¿Qué es el bautismo y por qué se bautizan los que pertenecen a Jesús? Estas tres des-
cripciones pueden ayudarte a comprenderlo.

Un drama. El bautismo es como una pequeña obra que dice lo que sucedió cuando nacis-
te de nuevo. El término bíblico “bautizar” significa literalmente “sumergir”. Cuando Juan el
Bautista conoció a Jesús en el Río Jordán, lo sumergió bajo el agua. Cuando un creyente
es sumergido bajo el agua, y luego sale de ella, simboliza la muerte de Jesús, su entierro y
resurrección. También simboliza que has muerto a ti mismo y a tu antigua manera de vivir.
Tus pecados y tu pasado han sido enterrados y has resucitado a una nueva vida. Además el
bautismo señala hacia el futuro, cuando mueras físicamente, seas enterrado y resucites a la
vida eterna en el cielo.

Es absolutamente asombroso cómo este sencillo y hasta cierto punto humillante acto habla
poderosamente a quienes lo presencian. (Es difícil para un adulto ser sumergido bajo el
agua y conservar su dignidad. Requiere humildad). Es más poderoso que todo un mes de
sermones. Asegúrate de invitar a tus amigos y familiares si vas a ser bautizado, porque el
drama del bautismo comunica la gracia de Dios a las personas.

Un juramento. Nunca he bautizado a nadie que sintiera que estaba “listo”. A menudo los
nuevos creyentes me dicen: “No estoy seguro de poder dar la talla. ¿Qué pasa si fallo?” No te
preocupes – todos fallamos de vez en cuando. Ser bautizado no significa decir: “Ahora voy a
ser perfecto”. (Eso sería abrumador). Más bien es decir: “El amor de Dios me ha alcanzado.
¡Y amo a Jesús!” ¡Vaya, qué alivio! Se trata mucho más de Dios que de ti. Lo que el bautis-
mo te ofrece es una oportunidad para identificarte públicamente con tu Salvador y decir a
todos: “Mi vida está cambiando gracias a Dios”. En los tiempos de Jesús, los hombres tenían
que hacer un juramento cuando se unían al ejército romano. Tenían que jurar lealtad al César.
Tenían que prometer obedecer a su comandante y vivir o morir al mandato del César. No les
permitían entrar al ejército si había dudas de su lealtad hacia el emperador. En latín, a este

37
juramento de lealtad se le llamaba sacramento. Esta es la razón por la que algunas iglesias
llaman al bautismo un sacramento. Es el “juramento de lealtad y obediencia” del creyente
hacia su nuevo Rey.

Una boda. ¿En qué consiste un matrimonio? Un hombre y una mujer que se aman el uno al
otro y prometen vivir el resto de su vida sólo con esa pareja. Si una pareja tiene esta clase
de pacto y han vivido juntos durante años, tienen un matrimonio. Pero algo falta hasta que
la pareja tiene una boda. La boda es la manera de Dios de empezar la vida matrimonial. La
boda no hace que la pareja se ame – eso ya lo han decidido. Pero hay algo muy importante
y poderoso en vestirse con ropa elegante, reunir a tus seres queridos, pararse frente a todo
el mundo, decir los votos matrimoniales y luego ver a todos tus amigos comer la comida por
la que pagaste. (¡Esperamos que haya regalos!). Una boda dice públicamente: “Estas dos
personas han venido a ser una sola”. Es una relación muy íntima y singular. Se pertenecen el
uno al otro exclusivamente.

Un cristiano es una persona que se ha arrepentido del pecado, ha confiado en Jesús y ha


recibido la gracia de Dios. Nada puede añadirse ni quitarse de esto. Sin embargo, de ma-
nera similar a una boda, el bautismo es la manera de Dios de iniciar nuestra nueva vida. El
bautismo dice: “Esta persona se identifica con Jesús, pertenece a Jesús”. El bautismo no te
hace salvo. Jesús ya lo hizo en la cruz. El bautismo declara y celebra que Dios te ha salvado.
Ciertamente, puedes ser un creyente y no ser bautizado, pero ¿por qué harías eso? En el
Nuevo Testamento, el bautismo era parte del inicio de la vida en Cristo. El Nuevo Testamento
no menciona discípulos no bautizados.

Si no has sido bautizado como seguidor de Jesús, te animo a que lo hagas. Será una gran
bendición para ti, para tu familia cristiana y para todos los que te conocen. En nuestra igle-
sia, algunas de nuestras más grandes celebraciones – especialmente al aire libre – tienen por
motivo la celebración de bautismos. Habla de esto con tu mentor o con tu pastor. La mayo-
ría de las iglesias tienen un curso de preparación para el bautismo que te dará más enseñan-
za sobre este gozoso inicio como creyente.

¿Hay algo que te impida ser bautizado?


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¿Cuáles preguntas tienes acerca del bautismo?

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38
SEMANA CUATRO
LA CELEBRACIÓN DEL REINO: LA ADORACIÓN

DÍA 1: LA ADORACIÓN DE DIOS


Para memorizar esta semana: Apocalipsis 5:12

Lee Apocalipsis 4-5

¿Quieres divertirte? Ve a algún lugar donde nadie pueda oírte. Toma tu Biblia y levántate.
Lee en voz alta Apocalipsis 4 y 5. ¿Lo hiciste? ¿Tu cabello todavía está de puntas? ¿Se te
hizo difícil mantenerte en pie y no caer de rodillas? ¡Qué asombrosa revelación de la ma-
jestad, el poder y la bondad de nuestro Padre Celestial y Su Hijo, nuestro Señor Jesucristo!
Podrías meditar en estos capítulos durante días.

Aquí vemos a Dios en toda Su gloria – tan radiante y santo que nadie puede mantenerse de
pie en Su presencia. Cuatro poderosas criaturas no pueden hacer más que declarar conti-
nuamente: “Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era y que es y que ha
de venir”. Al mismo tiempo, veinticuatro ancianos arrojan sus coronas a los pies de Dios y
proclaman: “¡Digno!” ¡Asombroso!

La adoración es quizás el valor número uno de un seguidor de Cristo – no porque adoramos


la adoración, sino porque Dios es verdaderamente digno. Todo se trata de Dios. Antes que
cualquier otra cosa, ministramos al Señor. Es mucho más profundo que decir que la música
es importante. En realidad la música no tiene nada que ver. Cuando estamos delante de Dios,
de pronto la música se vuelve completamente irrelevante. “Porque todas las cosas proceden
de él, y existen por él y para él. ¡A él sea la gloria por siempre! Amén” (Romanos 11:36).

Dios es digno de todo nuestro amor, obediencia, alabanza, canciones, palabras y medita-
ciones. La adoración es para lo que fuimos creados y es lo que haremos por siempre en la
presencia de Dios. Si eso te suena aburrido, es porque no has comprendido lo incompresible
– la dignidad de Dios. Hace algunos años en una conferencia cristiana, los cantos de adora-
ción me llevaron a un nuevo lugar para contemplar la grandeza de Dios. Con mis ojos cerra-
dos, me postré sobre el piso con una sensación del peso de la gloria de Dios. El tiempo se
detuvo. Estaba totalmente ajeno a las otras 2000 personas que estaban en el lugar. Después
de un tiempo, me di cuenta de que ya no estábamos cantando. Miré alrededor y vi que de
manera espontánea, la mayoría de la multitud también estaba en el suelo, totalmente cau-
tivados por Dios. Estábamos viéndolo “cara a cara”, o lo más cercano a eso que podemos
estar aquí en la tierra.

Como nuevo cristiano, acabas de iniciar tu vida como adorador. Conforme conozcas más a
Dios, la alabanza y la adoración brotarán de tu corazón naturalmente. Adoramos lo que co-
nocemos. Otra vez, adoramos lo que sabemos que es grande. Mientras más conoces a Dios
(Apocalipsis es un gran libro para adorar), puedes adorarlo apasionadamente. Nuestra vida
aquí es el calentamiento para el cielo. Así que no te pierdas ni un minuto de adoración en tu
grupo de hogar o en las reuniones más grandes con otros adoradores.

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Lee Apocalipsis 4 lentamente. Trata de imaginar esta escena. ¿Por qué los seres vivientes y
los ancianos adoran al que está sentado en el trono?
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Lee Apocalipsis 5. ¿Por qué es alabado Jesús, el Cordero?

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¿Qué es lo glorioso de sus logros (vs. 9-10)?

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¿De qué es merecedor Jesús (vs. 11-12)?


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Dedica algún tiempo en tu oración hoy para alabar a Dios por Su grandeza. Toma uno de los
“himnos” en Apocalipsis 4-5 y repíteselo al Señor una y otra vez hasta que tu corazón se te
una. Graba el versículo de la semana en tu corazón y úsalo para adorar a Dios.

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DÍA 2: AMISTAD Y TEMOR – ASOMBRO
Apocalipsis 1:9-20

No es muy a menudo que nos llevamos un buen susto cuando venimos a la iglesia… a me-
nos que el predicador este usando un traje verde de poliéster o que el director de alabanza
saque un banjo. Eso me asusta mucho. (Sólo bromeaba. Yo solía tocar el banjo). Sin embar-
go, a veces experimentamos la santidad de Dios en la adoración. Con eso viene “el temor del
Señor” – una respuesta correcta y apropiada a la majestad de Dios. Estamos en Su presencia
con asombro y temor, aunque amándole a la vez.

En Apocalipsis, el apóstol Juan, de casi noventa años, había sido sentenciado al exilio en
la isla de Patmos, en el Mar Egeo. Un domingo Él estaba predicando, y de repente la tierra
desapareció. Estaba en el Espíritu. Escuchó voces detrás de él. Como un sonido de trompeta,
una voz dijo: “Escribe en un libro lo que veas y envíalo a las siete Iglesias”. Sin duda alguna,
el corazón de Juan se detuvo, sus cabellos se erizaron y su boca se secó. Imagino que Juan
se volteó, temeroso, para “ver la voz”. El universo se tambaleó. Lo que Juan veía era real
pero irreal. En el verdadero sentido de la palabra, esta persona es “asombrosa”.

Lee Apocalipsis 1:9-20. ¿Cómo describe Juan al que es “semejante al Hijo del Hombre”?
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¿Cómo sabes que es Jesús?


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¿Cómo responde Juan a esta visión?


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Lee el versículo 17. ¿Cómo conforta Jesús a Juan?


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¿Cómo puedes expresar reverencia a Dios en adoración?


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¿Cuáles errores pueden cometer los cristianos que no reconocen la majestuosidad de Dios?
¿Qué pueden pasar por alto?
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En nuestra adoración hay intimidad y asombro a la vez. En palabras del compositor Matt
Redman, hay amistad y temor a la vez. Hay seguridad y terror. Hay alegría y reverencia. Hay
amor y respeto. Hay acceso y distancia. Jesús es Aquel al que amamos más que a nadie, y
al que adoramos por encima de todo. Aférrate a estas verdades y tendrás una relación viva
con Él.

Si tienes dificultad con la idea de temer y amar al mismo tiempo, te recomiendo el exce-
lente clásico para niños, El León, la Bruja y el Ropero, de C.S. Lewis. ¡Te encantará!

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DÍA 3: AMISTAD Y TEMOR – INTIMIDAD

Juan 15:12-15; Lucas 10:38-42

Cerebral (adj.) Relacionado con el cerebro o el intelecto; relacionado con la apreciación inte-
lectual.

El cerebro humano es una de las maravillas del mundo, y es una prueba de la existencia de
Dios. Cuando meditas en Dios (piensas, reflexionas, consideras en el espíritu), le honras al
adorarle con la mente que Él diseñó de forma tan maravillosa. Pero Dios desea más que tu
apreciación intelectual. Él quiere más que tu trabajo y obediencia. Dios quiere tu corazón.

Lee Juan 15:12-15. Describe la relación que Jesús quiere tener contigo.
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Lee Lucas 10:38-42. Imagina esta escena. ¿Quién se siente responsable por la cena?
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¿Está ella pasando tiempo con Jesús?


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¿Qué quiere ella que haga su hermana?


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¿Por qué eso estaba mal?


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¿Qué es lo que Jesús más quería?
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Jesús quiere nada menos que una amistad profunda y cercana. Él quiere intimidad. Ayer vi-
mos la importancia de apreciar la majestad de Dios. Pero si sólo respetas a Dios sin sentirte
cercano a Él, te perderás de Su amor paternal hacia ti. Por muchos años yo creí en Dios, serví
a Dios, e incluso amé a Dios, pero no podía decir que me sentía cercano a Él. Mi relación con
Dios era cerebral, una apreciación intelectual de Su bondad. Afortunadamente, Dios no iba a
conformarse con eso, y eventualmente irrumpió en mi corazón de tal manera que ahora “sé
que yo sé” que Él me ama.

La lección de esta historia no es que hacer nuestras labores “no es espiritual”. Es que pri-
mero, y por encima de todo, Jesús desea tener una relación cercana con nosotros. Algunas
veces eso significa dejar de lado algunas tareas ordinarias simplemente para estar en Su
presencia. Jesús tuvo que enviar esta palabra a una iglesia: “Conozco tus obras, tu duro
trabajo y tu perseverancia… Sin embargo, tengo en tu contra que has abandonado tu primer
amor” (Apocalipsis 2:2, 4). Estos cristianos estaban ocupados, pero ya no estaban disfrutan-
do a Dios.

La Biblia está llena de versículos (los cuales tendrás el gozo de descubrir) que muestran
cuánto quiere Dios tener una relación cercana con nosotros. No te conformes con nada me-
nos que amor.

¿Describirías tu relación con Dios como cercana?


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DÍA 4: FORMAS Y POSTURAS DE ADORACIÓN

Salmo 95:1-7

Fue una de mis primeras experiencias de adoración verdadera y de transformación. Unas


doscientas personas estaban reunidas para una conferencia sobre santidad. El líder de ado-
ración era un típico chico de California, con jeans y una camiseta rosada, y cantaba cancio-
nes que nadie conocía. Cerró sus ojos, tocó la guitarra y cantó sus canciones a Jesús. En otra
situación quizás esto no me habría impresionado. Pero puedo decir que él estaba tocando el
cielo. Yo quería estar donde él estaba, cara a cara con Jesús. El no presionó a la gente para
“tocar el techo”. De hecho, estaba ignorando a la multitud. Simplemente dio su alabanza al
Señor y permitió que otros se unieran a él. Era la cosa más dulce que había probado hasta
ese momento y mi corazón empezó a derretirse. Esta experiencia cambió para siempre mi
manera de ver la alabanza.

En un momento durante el segundo día de la conferencia, me puse a mirar alrededor duran-


te la adoración. Muchas personas estaban de pié con sus manos levantadas. Algunos esta-
ban arrodillados. Otros estaban sentados con sus ojos cerrados. La canción terminó, pero la
gente seguía cantando su adoración al Señor – algunos en palabras; otros en voz baja ado-
raban en leguas. Estábamos delante del trono de Dios, perdidos en admiración. Y entonces
me di cuenta de algo. Había sido pastor en un lugar donde la adoración no era muy expresi-
va. Me di cuenta que si un hebreo de los tiempos antiguos saliera de la Biblia con su túnica y
el polvo del desierto en sus sandalias, y viniera a mi iglesia, le tomaría algún tiempo descifrar
lo que sucede. Pero si ese mismo hebreo entrara a esta reunión dirigida por el chico rubio
con la camiseta rosada, vería alrededor y diría: “Ah, esta gente está adorando al Dios Todo-
poderoso”, levantaría sus manos y se les uniría.

La adoración debe ser expresiva y sentida de corazón. Ciertamente alabamos a Dios con
nuestros labios, pero hay muchas posturas y acciones que “permiten demostrar externamen-
te lo que está sucediendo internamente”.

Une con una línea cada expresión de adoración con el correspondiente pasaje
bíblico.

Cantar Salmo 149:3


Postrarse Salmo 95:6
Arrodillarse Nehemías 8:6
Aplaudir Salmo 47:6
Danzar Apocalipsis 5:14
Gritar Salmo 47:1
Silencio Salmo 100:1
Levantar manos Eclesiastés 5:2

La adoración en la Biblia es expresada a través de de cantos, danza, ponerse de rodillas,


ofrendar o levantar las manos. Más de cincuenta veces, sólo en los Salmos, se nos insta a ha-
blar o levantar nuestra voz al Señor, y más de sesenta veces se nos invita a cantar. Además,
el término hebreo para adoración (shakah) significa literalmente caer o postrarse. Uno de
los términos hebreos para alabanza (yadah) contiene la idea de levantar nuestras manos en
adoración al Señor. A Dios le interesa nuestra expresión física. Como adoradores, es impor-
tante que nuestro cuerpo se involucre en la adoración. El compositor y líder de adoración
Jack Hayford dice: “Las expresiones físicas de alabanza nos mantienen honestos, abiertos
y comprometidos”. ¿Algunas de estas expresiones son nuevas para ti? ¿Por qué no intentas
hoy usar algunas de ellas en tu tiempo con el Señor? Sólo inténtalo.

45
Una Audiencia de Uno
Algo que te ayudará a ser expresivo y a tener libertad en las
reuniones de adoración es poner tus ojos en el Señor y no
en las personas a tu alrededor. No te preocupes por lo que
otros hagan o puedan pensar. La opinión de Dios es la única
que cuenta. Concentrarte en Dios también mantiene tu cora-
zón con la actitud correcta. No permitas que una actitud de
juicio asome en tu corazón hacia otro adorador. Puedes sen-
tirte tentado a pensar: “Mira a ese sujeto dando vueltas. Vaya
espectáculo que está dando”. No puedes juzgar la expresión
de adoración del corazón de otra persona (de todas formas,
ese no es tu trabajo). Me encanta cuando los adoradores
espontáneos adoran libremente. Alabo a Dios por la gente
extrovertida y también por la gente tranquila. Todos ellos
aman a Dios. Lo importante es que tú toques al Señor. Él te
ama y está esperando esa ofrenda que sólo tú puedes traer.

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DÍA 5: AHORA HAY QUE VIVIRLO
Romanos 12:1; Miqueas 6:8; Amós 5:22-24

Matt Redman escribió una canción de adoración que dice:

Muchas son las palabras que hablamos.


Muchas son las canciones que cantamos.
Hay muchas clases de ofrendas.
Pero ahora hay que vivirlo.

Como dijimos ayer, hay muchas diferentes formas y posturas para adorar al Señor. Y aunque
es bueno asistir a tu grupo de hogar durante la semana y a las reuniones del domingo para
adorar a Dios con canciones y danza, esto es sólo parte de lo que nuestra adoración debería
ser. Si esto es todo lo que estás ofreciendo al Señor, tu adoración está incompleta. La ado-
ración debe ser más que simplemente cantar canciones. Cuando todo termine, lo más im-
portante será que hayas honrado a Dios con tu vida. No es suficiente sólo con cantar e irse a
casa. Dios te invita a dar un paso más. Él nos llama a vivir la adoración.

¿Cómo honras a Dios con tu vida? Viviendo una vida de obediencia a Su Palabra. Veamos lo
que Su Palabra tiene que decir. En Miqueas 6:6-7 se plantea la pregunta: “¿Cómo podré acer-
carme al Señor y postrarme ante el Dios Altísimo?” ¿Qué requiere el Señor? Observa las su-
gerencias que se mencionan. ¿Holocaustos? ¿Becerros de un año? ¿Miles de carneros? ¿Diez
mil arroyos de aceite? ¿Mi primogénito? Las ofrendas se tornan cada vez más extravagantes.
Pero mira la respuesta: Dios no está buscando ofrendas. Eso no es lo que Él quiere.

Lee Miqueas 6:8.


¿Qué quiere Dios de nosotros?
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Lee Romanos 12:1.


De acuerdo con Pablo, ¿qué involucra nuestro acto de adoración espiritual?
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Si las canciones que cantamos dicen una cosa y la forma en que vivimos dice otra, no estamos
trayendo verdadera adoración que complace el corazón de Dios. En Amós 5:23, Dios dice de
esta clase de adoración: “Aleja de mí el bullicio de tus canciones”. Dios busca que nuestra vida
sea consistente con nuestras palabras. Una vida de adoración es lo que Él busca.

Lee Amós 5:23-24.


¿En qué formas puedes hacer que tu justicia fluya como un río y tu rectitud como una co-
rriente que nunca termina? Ve si puedes intentar un par de estas formas hoy o en las próxi-
mas semanas.
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DÍA 6: LA COMUNIÓN, LA CENA FAMILIAR
1 Corintios 11:17-29; Mateo 26:17-30

Un aspecto significativo de nuestra adoración comunitaria y de nuestro pacto se centra en


la comunión o Cena del Señor. Participamos de la comunión en nuestros grupos de hogar y
en las celebraciones principales. Las iglesias practican la comunión de varias formas y con
interpretaciones distintas, pero prácticamente todos los cristianos reconocen la comunión y
el bautismo como partes esenciales de la iglesia de Jesucristo. ¿Por qué celebramos la Santa
Cena y qué significa?

Lee 1 Corintios 11:17-29. ¿Cuáles razones se presentan para comer el pan y beber la copa en
los versículos 23-26?
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Toma unos minutos para meditar en el sacrificio de Jesús en la cruz. ¿Cómo fueron Su cuer-
po y Su sangre ofrecidos por ti?
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La pobre iglesia de Corinto tenía algunos problemas serios. Estaban llenos de energía, pero
se habían desviado un poco. Gracias a Dios por Su gracia para con nosotros. Afortunada-
mente para nosotros, podemos leer las enseñanzas y la corrección de Pablo y recibir gran
ayuda a través de los errores de estos cristianos. Esto se aplica al tema de la comunión, o
Cena del Señor. Puesto que los corintios habían hecho tal desorden, Pablo les escribe para
explicar que este acto comunitario no debe ser tomado a la ligera – ¡es una bendición dema-
siado grande para eso! La comunión es un tiempo de agradecimiento y profunda adoración.
Nos trae de vuelta a la gracia de Dios. También es un tiempo de sanidad para algunos – físi-
ca, emocional y espiritualmente.

La muerte de Jesús fue un acontecimiento físico e histórico real. Hizo posible nuestra sal-
vación y trajo un “nuevo pacto”, o una nueva relación con Dios. El pan y el vino (o jugo) son
símbolos físicos tangibles del sacrificio que nos hizo libres. Nuestro perdón es tan real como
el pan que comes. Jesús está tan cerca como la copa que sostienes en tu mano. Creemos
que Dios está presente en la comunión.

Pablo advierte en 1 Corintios 11:27-29 que el sacrificio de Jesús es tan precioso que nunca
debemos tomarlo a la ligera, ni participar de la comunión sin una profunda gratitud. Pode-
mos hacerlo informalmente en grupos pequeños, pero siempre con un sentido de gozo y
reverencia. Debemos examinar nuestra vida y confesar cualquier pecado que el Señor traiga
a nuestra mente. Tomar a la ligera el cuerpo y la sangre de Jesús, el Cordero e Dios, es algo
que ningún creyente querría jamás hacer.

Aunque la comunión tiene esta dimensión solemne, participa siempre con gozo. Algunos
cristianos, avergonzados por el pecado, se alejan de la Mesa del Señor. Por el contrario, de-
beríamos acercarnos “…confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar
la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos” (Hebreos 4:16). En vez de
sentirnos condenados, podemos pedir humildemente ser renovados en el amor de Dios. Eres
parte de Jesús. Él es está en ti. No te quedes distanciado de Él. Participa en esta cena fami-
liar tan a menudo como puedas.

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SEMANA CINCO
LA PRESENCIA DEL REINO: EL ESPÍRITU SANTO

DÍA 1: LA PRESENCIA Y
EL PODER DEL ESPÍRITU SANTO
Para memorizar esta semana: Lucas 11:13

Lee Hechos 1:1-8, 2:1-18

Trent estaba en su primer año de universidad y recientemente había entregado su corazón


a Jesús. Era un creyente fiel que estudiaba la Biblia, testificaba a sus amigos y participaba
activamente en un grupo cristiano que se reunía en el campus de la universidad. Pero un
día, cuando Trent se reunió con su amigo Sean para orar, algo era evidentemente diferente.
“¿Qué te pasó?” – preguntó Sean.

Con una gran sonrisa Trent respondió: “Fui lleno del Espíritu Santo. Sucedió el fin de sema-
na en una celebración de la iglesia. Le pedí al Espíritu que llenara mi vida y sentí la presencia
de Dios como nunca antes. Anteriormente, orar era como un deber. Ahora sólo quiero adorar
a Jesús. Tengo que parar después de una hora o llego tarde a clases”. El caminar de Trent
con el Señor despegó con una nueva pasión.

Esta es la experiencia de ser lleno del Espíritu de Dios. Es el corazón de una vida en la
presencia y el poder de Jesucristo. Quizás estás desanimado porque tu caminar en la vida
cristiana está lleno de altibajos. Te sientes como si estuvieras en una montaña rusa espiritual
– un minuto estás disfrutando a Dios, y al siguiente regresas a algún viejo hábito de pecado.
Quizás estás pidiendo a Dios una mayor efectividad en el ministerio. Quizás estás sediento
de una relación viva y apasionada con Dios. Talvez has conocido a un cristiano “vivo” – un
creyente que parece brillar con un gozo interno y que fluye en el amor y el poder del Espíri-
tu Santo. Anhelas lo que esa persona tiene. Estás anhelando la llenura del Espíritu Santo.

La buena noticia es que el Espíritu Santo se deleita en llenar a los hijos de Dios. Cuando
fuiste salvo, el Espíritu Santo vino a vivir en ti. Efesios 1:13-14 dice: “En él también ustedes,
cuando oyeron el mensaje de la verdad, el evangelio que les trajo la salvación, y lo creyeron,
fueron marcados con el sello que es el Espíritu Santo prometido. Éste garantiza nuestra he-
rencia…” Si conoces a Jesús, tienes el don del Espíritu Santo. Pero quizás no has experimen-
tado Su presencia y poder en tu vida. Algunas personas son llenas del Espíritu Santo en el
momento de su conversión; para otras esto sucede después. Es como un regalo de Navidad
bajo el árbol – es tuyo, pero tienes que recibirlo y abrirlo para poder disfrutarlo. Veamos a
los primeros cristianos que recibieron esta bendición.

Lee Hechos 1:1-5. ¿Qué necesitaban los discípulos antes de que Jesús los enviara a predicar
sobre el reino?
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Lee los versículos del 6-8. ¿Qué les daría el Espíritu Santo y cómo les ayudaría?
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Lee Hechos 2:1-13. Algunas veces el Espíritu Santo viene de una manera muy dramática.
Menciona lo que sucedió cuando los creyentes fueron llenos del Espíritu.
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Lee los versículos 14-18. ¿Qué dijo Pedro que sucedería a quienes fueran llenos del Espíritu?
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En los versículos 17-18, Dios dice dos veces que “derramará” Su Espíritu Santo en nosotros.
“Derramar” sugiere un fluir poderoso y abundante. En ocasiones la palabra bautismo se
utiliza para describir la llenura del Espíritu (Hechos 1:5). De nuevo, la palabra sugiere estar
totalmente sumergido, inmerso y sobrecogido por el Espíritu Santo. Jesús dijo que cuando
el Espíritu Santo viene a un creyente, de él “brotarán ríos de agua viva” (Juan 7:37-39). La
presencia y el poder de Dios que estás buscando se encuentran en este maravilloso regalo.

Medita en esta hermosa descripción de la llenura del Espíritu Santo, escrita por un joven
abogado, Charles Finney, a inicios del siglo XIX. Después de un encuentro personal con Je-
sús…

Recibí un bautismo poderoso del Espíritu Santo… sin que recuerde haber escuchado jamás
que esto fuera mencionado por persona alguna en el mundo, el Espíritu Santo descendió
sobre mí con una manifestación que me traspasó en cuerpo y alma… De hecho parecía
venir en ondas y ondas de amor líquido… Parecía como el aliento mismo de Dios… Parecía
como inmensas alas que me abanicaban… Lloré en voz alta con gozo y amor; y no sé, pero
debería decir que literalmente grité los gemidos indecibles de mi corazón”.

En los próximos días hablaremos acerca de cómo podemos ser llenos del Espíritu. Pero no
esperes. Pídele a Dios que derrame Su Espíritu Santo en ti ahora.

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DÍA 2: SER LLENO DEL ESPÍRITU I

Lucas 11: 9-13

Alrededor de 1871, Dwight Moody, un tosco e iletrado vendedor de zapatos de Chicago,


había sido usado por Dios para construir una escuela dominical para cientos de niños po-
bres de la ciudad y estaba atrayendo multitudes de dos mil personas que venían a escuchar
sus predicaciones. Moody trabajaba incesantemente para dar a conocer a Jesús – a veces
era como un toro en una tienda de porcelana. Trabajaba hasta agotar todos sus recursos y a
menudo se detenía sólo para comer. Miles vinieron al Señor gracias a su incansable visitación
y predicación. Se convirtió en una figura reconocida en Chicago. Pero Moody sabía que su
alma estaba vacía y cansada. En gran medida estaba haciendo el trabajo en su propio es-
fuerzo humano. En junio de ese año predicó en una campaña. Dos ancianas se sentaron en la
primera fila. Después del servicio se acercaron a Moody y le dijeron: “Hemos estado orando
por usted”. Este comentario irritó a Moody, quien les respondió: “¿Por qué no oran por la
gente?” Ellas respondieron: “Porque usted necesita el poder del Espíritu Santo”. Esto trajo
convicción y arrepentimiento. Moody escribió:

“Derramaron su corazón en oración para que yo pudiera recibir la llenura del Espíritu Santo.
Una gran hambre vino a mi alma. No sabía lo que era. Comencé a llorar como nunca antes lo
había hecho. Realmente sentí que no quería vivir si no podía tener este poder para el servi-
cio”.

Pasaron meses de buscar y clamar. Un día de noviembre, a plena luz del día en una bullicio-
sa calle de Nueva York, Moody estaba orando una oración de rendición al Señor. Inmediata-
mente, una sensación abrumadora de la presencia de Dios inundó su alma. Corrió a la casa
de un amigo. Solo en su cuarto, Moody se postró sobre el piso, sumergiendo su alma en la
divina presencia de Dios. “Sólo puedo decir que Dios se reveló a mí, y que tuve tal experien-
cia de Su amor que tuve que pedirle que se detuviera” – escribió tiempo después. “Antes
todo el tiempo tenía que sacar y cargar agua. Pero ahora tengo un río que me lleva”.

A partir de ese momento Dios usó a Moody para alcanzar a cientos de miles de personas en
los Estados Unidos y en Inglaterra.

Muchos cristianos han experimentado “tanto de Dios que han tenido que pedirle que se de-
tenga”. A veces es con fuego, otras veces dulce y suavemente. ¿Cómo puedes ser lleno del
Espíritu Santo?

Lee Lucas 11:9-10. ¿Qué promete Jesús?


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Lee los versículos 11-13. ¿Qué te dicen estos versículos en cuanto al don del Espíritu Santo?
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El Nuevo Testamento dice que hay cuatro formas en las que puedes responder al Espíritu
Santo en ti5:

1. Puedes resistir al Espíritu. Hechos 7:51 menciona personas que cumplían con rituales reli-

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giosos, pero no se habían rendido al Espíritu Santo. Resistir es rehusarse deliberadamente a
escuchar y obedecer a Dios.

2. Puedes contristar al Espíritu. Efesios 4:30-32 dice que tu pecado lo entristece.

3. Puedes apagar al Espíritu. 1 Tesalonicenses 5:19 dice que puedes apagar al Espíritu a cau-
sa del escepticismo y de no creer en la obra del Espíritu. La incredulidad, la ingratitud y la
queja son como una sábana mojada.

4. Puedes ser lleno del Espíritu. Efesios 5:18 nos exhorta a ser llenos y seguir siendo llenos.

Pide – pide, busca, llama. No seas pasivo. Ven delante de Dios activamente y confiesa tu
necesidad y tu deseo de estar lleno. Dios sabe lo que quieres, pero pedirlo te ayuda a ti y le
agrada a Dios. Produce hambre de aquello que Dios te quiere dar.

Cree – no pienses: “Esto no me sucederá a mí”. Confía en Dios. Tómale la palabra. Seis ve-
ces en Lucas 7 Jesús dice que Dios responde y que se complace en llenarte de Su Espíritu.
Créelo.

Cuando te reúnas con tu mentor, pregúntale cómo fue su experiencia de estar lleno del Espí-
ritu. Comparte lo que te está sucediendo a ti.

Anotaciones

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DÍA 3: SER LLENO DEL ESPÍRITU II
Gálatas 5:16-25

Este es un experimento escolar de ciencias que quizás hayas visto. Un niño llena un vaso
con agua. Entonces la maestra pone arena en el vaso hasta que se llena hasta la mitad. ¿Qué
sucede con el agua? La mitad del agua se derrama cuando se agrega la arena. Los niños
aprenden así la ley del desplazamiento. Es decir, dos sustancias no pueden ocupar el mismo
espacio al mismo tiempo.

Cuando los creyentes piden ser llenos del Espíritu Santo, necesitan pedirle a Dios que exa-
mine su corazón. ¿Está el corazón lleno de deseos mundanos, incredulidad o pecado no
confesado? Quizás hay poco espacio para que el Espíritu reine. Recuerda, Jesús enseñó que
alguna tierra está tan llena de espinas – el amor por el dinero y los afanes mundanos – que
la semilla de la Palabra de Dios no puede crecer. Para ser lleno, algo se debe vaciar. Si hay un
espíritu cínico, no hay espacio para la fe. Si hay un espíritu de amargura, no hay lugar para el
gozo. Cuando nuestro “hombre interior” está vacío, hay mucho espacio para que el Espíritu
Santo nos llene.

Miles de creyentes viven en el reino de Dios sin ser llenos del Espíritu. Hay una razón muy
sencilla para esto. Se han plantado y han dicho: “Hasta aquí es lo más lejos que quisiera ir
en el reino de Dios. Jamás seré celoso en extremo pero puedo tolerar algo de pecado en
mi vida. Siempre quiero estar en control en algunas cosas”. Desplazamiento. Algo se debe
vaciar primero, después se puede llenar.

Lee Gálatas 5:16-21. ¿Cuáles dos fuerzas se oponen entre sí?


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Lee los versículos 19-21. ¿Sabías que todas estas conductas son pecaminosas? ¿Te sorpren-
dió alguna?
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Lee los versículos 22-25. ¿Está Dios hablando de algunas cosas que podrían impedir que
seas lleno del Espíritu?
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La naturaleza pecaminosa es esa tendencia a pecar que está presente en todas las personas.
Antes de la salvación, toda persona está en enemistad con (peleando contra) Dios. Éramos
enemigos de Dios. El pecado gobernaba en nuestro corazón. Una vez que somos salvos, esa
vieja tendencia hacia el pecado todavía nos afecta, pero en Cristo somos capaces de ven-
cerla – no tiene que dominarnos.

Además de la incredulidad y la desobediencia, el control es también un obstáculo para ser


lleno del Espíritu. Cuando estás absorto en la presencia de Dios, puedes parecer loco. La
adoración puede parecer locura. El don de lenguas suena como locura. Dios se reserva el
derecho de decirte que hagas cosas que son incómodas. Para el mundo, ser cristiano no está
de moda — ¿lo has notado? ¿Estás demasiado preocupado por tu dignidad, tu reputación?
Esto impide que el Espíritu fluya en tu vida. Ríndete. ¿Qué tienes que perder en realidad?
Quizás un poquito de orgullo, pero el cambio vale la pena. Este puede ser un aspecto que
tienes que rendir.

53
Cuando John Wimber fue salvo en 1963, era un músico y productor con dos canciones en
la lista de las diez mejores. John había vivido en el carril rápido del rock and roll. Una noche
en el grupo de hogar, John tuvo un encuentro poderoso con Dios (y con una pérdida total
de su comodidad). Sin querer hacerlo en realidad, John se postró sobre el piso, llorando y
confesando su pecado, y dando su corazón a Jesús. Fue muy emotivo. Las lágrimas caían.
En un pequeño rincón de su mente John pensó: “Vaya, me debo ver estúpido”. Instantánea-
mente, el Señor le hizo recordar a un hombre que había visto una vez en Pershing Square. El
hombre estaba caminando por una concurrida acera y llevaba puesto un rótulo que decía, al
frente y con letras grandes: “Soy un loco por Cristo”. La parte de atrás del rótulo decía: “¿El
loco de quién eres tú?” En aquel momento John su burló de ese hombre pensando: “¡Qué
ridículo!” Pero al arrodillarse en el piso clamando a Jesús, John supo en su corazón que Dios
lo estaba llamando para ser un loco a los ojos del mundo. Quizás le has entregado tu co-
razón a Jesús pero todavía hay un elemento de orgullo que necesitas rendir. Los cristianos
llenos del Espíritu son los que han dicho: “Soy todo tuyo”.

Un último obstáculo. Si eres una persona que llegó al reino con profundas heridas como
parte de su equipaje, necesitarás la ayuda de otros cristianos para ministrar la sanidad de
Dios a tu vida. Esto puede suceder en tu grupo de hogar, o por medio de tu mentor, pastor o
consejero. Las heridas profundas nos impiden recibir el amor que Dios tiene para nosotros.
A menudo Dios usa a otras personas para manifestar Su amor.

Puesto que a Dios le gusta usar a sus siervos, muchas personas son llenas del Espíritu Santo
cuando otros creyentes imponen sus manos sobre ellos y oran. Lee el libro de los Hechos y
lo verás. Recuerda, el Cristianismo es algo de familia. Pídele a tu grupo de hogar o a tu equi-
po de oración en la iglesia que oren para que seas lleno del Espíritu. Es tan simple como eso.

Anotaciones

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54
DÍA 4: “¡MÁS, SEÑOR”!
Efesios 5:17-20; Hechos 4:29-31

Dios es infinito. Su bondad y amor no tienen fin. Nosotros somos finitos. Somos como una
pequeña taza y Dios es como el Océano Atlántico. Siempre hay más de Él que de nosotros.
Siempre hay más que conocer de la persona de Dios. Además, todos tenemos pequeñas
“fugas” y necesitamos que el Espíritu sea “derramado” constantemente. Así, la llenura del
Espíritu Santo no es una experiencia que se vive una sola vez. Todos los días puedes orar:
“Otra vez, Señor. Espíritu Santo, por favor lléname hoy. Vive a través de mí, Jesús”.

Lee Hechos 4:29-31. ¿Qué le pidieron los creyentes a Dios?


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¿Cómo respondió Dios?


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¿Fue esta la primera vez que fueron llenos del Espíritu?


¿Qué hicieron entonces?
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El Antiguo Testamento dice que las misericordias de Dios “son nuevas cada mañana” (La-
mentaciones 3:23). Efesios 5:28 dice: “Sean llenos del Espíritu”. El término griego para “lle-
nos” está en presente continuo. Significa ser lleno, y lleno, y seguir siendo lleno. Lee Efesios
5:17-20. ¿Qué le sucede a una persona cuando se embriaga?
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Lee el versículo 19. ¿Qué sucede cuando una persona es llena del Espíritu?
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¿Recuerdas cuando leímos en Hechos 2 cómo fue derramado el Espíritu Santo por primera
vez? ¿Recuerdas que la gente pensó que los cristianos estaban ebrios? ¿Por qué?
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¿Qué sucedió con los cristianos que hizo que las personas pensaran que estaban ebrios?
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Cuando un cristiano es lleno del Espíritu Santo puede ser valiente, osado, y tener una forta-
leza interna mayor de lo normal. Lo que otros puedan pensar no importa. El gozo y las risas
están presentes a pesar de las dificultades. “Anímense unos a otros con salmos, himnos y
canciones espirituales. Canten y alaben al Señor con el corazón, dando siempre gracias a
Dios” (Efesios 5:19-20). Esto es característico de una vida llena del Espíritu. Esta persona
está “bajo la influencia” de Dios. No pierdes el control, sino que te conviertes en una persona
guiada por el Espíritu, con un deseo de santidad y un anhelo por la gloria de Dios. El abuso
del alcohol y las drogas llevan al egocentrismo, a un juicio pobre y a la pérdida de control.
Aleja a la persona de la realidad. En cambio, la llenura del Espíritu Santo trae gozo y amor
para enfrentar la realidad con el poder del reino.

Ora para que puedas ser conducido por el Espíritu de Dios cada día y mantenerte bajo su
influencia. La llenura del Espíritu no es una varita mágica que hace que todo sea fácil, pero
es la fuente de nuestra intimidad con Jesús y de Su poder en nosotros. El Salmo 42:2 dice:
“Tengo sed de Dios, del Dios de la vida”. A menudo Dios crea una sed en nosotros antes de
satisfacerla. El responderá tu oración: “¡Más, Señor!”

Anotaciones

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DÍA 5: GUIADO POR EL ESPÍRITU
Hechos 16:6-10

Hay dos formas de ubicarse en una nueva ciudad. Una es tener un buen mapa. La otra es
tener contigo en el auto a alguien que conozca la ciudad y el lugar al que te diriges, para
que te guíe. Probablemente la mejor manera es tener un mapa y un guía. Tú tienes ambos.
La Biblia es tu mapa. El Espíritu Santo es tu Guía. Él te da dirección y sabiduría que siempre
está de acuerdo con las Escrituras. (Es como tener un GPS). Ya hemos hablado en cuanto a
escuchar la voz de Dios. Ser guiado por el Espíritu es un asunto de escuchar y obedecer Su
instrucción.

Cuando mis hijos eran adolescentes, uno de ellos me pidió permiso para ir a un viaje. Sin
ninguna razón específica, yo tenía la vaga sensación de que ese no era el momento apropia-
do. Quería bendecir a mi hijo, pero una luz interna de “precaución” estaba parpadeando. Du-
rante los siguientes dos días leí algunos versículos de la Biblia que me dieron luz al respecto.
Mi convicción se profundizó y al final mi respuesta fue “no”. Sentí un poco de desilusión,
pero sobre todo, tuve paz con la decisión y todo salió bien. Meses después sucedió que Dios
abrió las puertas para un viaje maravilloso – mejor de lo que hubiéramos podido imaginar.
Ser guiado por el Espíritu es la forma en que puedes navegar entre las decisiones de la vida
y encontrar las “citas divinas” de Dios.

Lee Hechos 16:6-10. ¿Qué se proponían hacer Pablo y sus compañeros en el versículo 6?
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¿Cuál fue la respuesta del Espíritu Santo?


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Lee el versículo 7. ¿Te sorprende que el Espíritu les impidiera predicar?


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Lee los versículos 8-10. ¿Quién guió a Pablo a Macedonia?


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Lee el versículo 10. ¿Cuál parece haber sido la razón de que el Espíritu no les permitiera ir a
Asia o Bitinia?
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Pablo y sus compañeros partieron para hacer algo bueno – predicar el evangelio a las per-
sonas que estaban perdidas. ¿Qué podría haber de malo en eso? Nada, excepto que era el
lugar equivocado. Dios quería que predicaran en Macedonia primero. Al parecer Dios había
estado preparando ese lugar. Quizás había personas en esa región que habían estado cla-
mando por la ayuda de Dios (como el hombre macedonio en la visión). Pablo tenía él “qué”
– predicar el evangelio. Pero no tenía el “dónde” – Macedonia. Tú puedes tener el “qué”, pero
no el “cómo” o el “cuándo”. Quizás nunca recibamos el “por qué”. Esto es importante para
ser guiados por el Espíritu Santo. Hay muchas cosas buenas que pueden no ser “lo mejor”
de Dios. Aquí hay algunos principios para ser guiados por el Espíritu:

1. ¿Lo voy a hacer? – En ocasiones queremos saber de antemano cuál es la voluntad de Dios,
para luego decidir si vamos a obedecer. En realidad esto funciona a la inversa. Primero de-
bes comprometerte a obedecer lo que el Espíritu dice.

2. ¿Es esto completamente santo? – Sin importar cuántas “señales” y “sensaciones” tengas,
si el camino no es santo, no es de Dios. ¿Lo entiendes? El Espíritu Santo te guiará sólo por
caminos santos. Él no hace “tratos oscuros”.

3. Pregunta y escucha – Con frecuencia Dios usa nuestras preguntas para mostrarnos nues-
tro corazón, así que pregunta. Sé muy específico. Luego dedica tiempo en silencio esperan-
do a que el Señor hable. Sé paciente; sabiendo que tu Guía es más importante que recibir la
instrucción.

4. Revisa el mapa – Muchas veces el Señor resalta un versículo de la Biblia para darnos di-
rección.

5. “Eso suena como Dios” – ¿La dirección se ajusta al carácter y la naturaleza de Dios? Por
ejemplo, si la dirección recibida es para bendición para tu familia, es muy probable que ven-
ga del Espíritu Santo sin importar el costo que debas pagar.

6. ¿Quién recibe la Gloria? – ¿Te ves a ti mismo en el centro del escenario? ¿Te gusta que
otros te admiren? ¿Que la gente diga cosas buenas de ti? ¿Que piensen bien de ti? Hazte la
siguiente pregunta: “¿Quién se va a ver realmente bien – Dios o yo? Puesto que el Espíritu
se deleita en llevar gloria a Jesús y al Padre (Juan 16:14), Él te guiará por caminos en los que
Dios es glorificado.

Te encantará un pequeño libro escrito por el fundador de Juventud con una Misión, Loren
Cunningham, titulado ¿Eres Tú, Señor? Está lleno de grandes historias que enseñan sobre
la vida guida por el Espíritu; además te ayudará a conocer la obra maravillosa que Dios está
haciendo a través de JUCUM.

Anotaciones

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58
SEMANA SEIS
LA LIBERTAD DEL REINO: EL PERDÓN

DÍA 1: EL PODER DE LA CONFESIÓN


Para memorizar esta semana: 1 Juan 1:9

Lee el Salmo 32; Santiago 5:13-16

En la semana que dedicamos al estudio de la oración dijimos que diariamente le pedimos a


Dios: “Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros
deudores”. La confesión es un paso clave para recibir la misericordia continua de Dios. ¿Has
notado que es muy difícil ser completamente honesto contigo mismo? Odiamos admitir
que nos equivocamos, que tenemos un problema o que necesitamos ayuda. Va en contra
de nuestra naturaleza. Sin embargo, esta capacidad de admitir nuestros propios pecados y
debilidades es muy poderosa y eficaz para producir en nosotros el carácter del reino.

Lee el Salmo 32. ¿Quién es bienaventurado?


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Lee los versículos 3-4. ¿Qué sucede cuando reprimimos nuestra culpa?
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Lee el versículo 5. ¿Cómo podemos ser liberados?


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Lee los versículos 8-9. ¿Qué clase de corazón busca Dios?


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La confesión es simplemente estar de acuerdo con Dios en que lo que hiciste es pecado.
¿No es reconfortante cuando las personas confiesan y reconocen rápidamente que se equi-
vocaron? Racionalizar el pecado es tan agotador. Admite sin excusas lo que hiciste y reco-
noce que hiciste mal. Puede ser que haya sentimientos de culpa al respecto, pero principal-
mente se trata de ser honesto y asumir la responsabilidad. “Yo lo hice, fui yo. Estuvo mal. Te
pido perdón”.

59
El versículo de esta semana es 1 Juan 1:9 – “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel
y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad”. La derrota del pecado se inicia
siendo “purificados” por Dios. Si has caído en pecado, esta es la puerta de regreso. Podrías
culpar a otros, racionalizar o poner excusas, pero si quieres el carácter del reino, aprende a
tomarle el gusto a la honestidad delante de Dios.

En ocasiones es de mucha ayuda confesar nuestros pecados a otra persona.


Lee Santiago 5:13-16. ¿Qué debería hacer una persona enferma?
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¿Qué sucede si hay pecado involucrado?


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¿Cuál es el resultado de la confesión en la oración?


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La mayoría de nuestros pecados los traemos sólo ante Dios en confesión y arrepentimiento.
Pero algunos pecados necesitan ser confesados a algún hermano o hermana en Cristo que
sea digno de confianza. ¿Por qué? Es sorprendente cómo confesar un pecado a otra per-
sona quebranta la culpa por dicho pecado – a menudo quebranta también el poder de la
tentación. ¿Qué cosas se deben confesar a otro cristiano? Las cosas difíciles: pecados que
tú (o la Biblia) consideran serios, cosas de las que estás avergonzado, o pecados que come-
tes de forma recurrente. Quizás estás lastimando a alguien y parece que no puedes parar.
Tu mentor, o tu líder de grupo de hogar, no se va a escandalizar ni va a pensar mal de ti. Si
has pasado por un Programa de 12 Pasos, sabes que el paso de la confesión es clave para la
sanidad.

Un hombre casado se sintió atraído hacia una mujer que trabajaba en un banco. Se dio
cuenta de que estaba a la expectativa de que, al llegar a la ventanilla, fuera ella quien lo
atendiera. Él no quería tener estos sentimientos, pero no podía evitar estar pendiente de ella.
Era una batalla en su mente cada vez que iba al banco. Eventualmente, compartió su lucha
con un hermano y le pidió que orara por él. Desde ese momento, el poder de esa atracción
no deseada cesó.

Algunos Aspectos Acerca de la Confesión

1. “Escoge a tu confesor como a uno entre diez mil”. Este era un refrán de uno de mis maes-
tros. Significa que debes encontrar a alguien en quien puedas confiar, alguien lleno del Espí-
ritu, sabio y capaz de guardar la confidencialidad.

2. No andes con rodeos. Sé claro y específico sobre lo que está sucediendo. Uno de mis
refranes es: “Eres tan honesto con Dios como lo eres con otro ser humano”. (Todos creemos
que somos completamente honestos con el Señor). Por difícil que sea, dile a tu amigo (o
pastor, o mentor) la verdad.

60
3. Prepárate para ser completamente aceptado. Hay más gracia de la que podemos siquiera
imaginar.

4. Prepárate en caso de que sea necesario dar pasos de seguimiento. Algunas veces es
correcto hacer restitución o disponerte a rendir cuentas durante cierto período de tiempo.
Todo esto tiene el propósito de ayudarte a alcanzar tu libertad.

El rey David y el apóstol Pedro parecen estar en la lista de “personajes bíblicos favoritos”
de la mayoría de la gente. Creo que es porque los vemos como personas reales. La Biblia no
esconde sus defectos ni sus fracasos. (¿Te gustaría que tus peores momentos fueran regis-
trados en las Escrituras para que todos los pudieran ver?). Pero también tenían un corazón
sincero ante Dios. A pesar de los tropiezos ocasionales, David y Pedro se levantaron, se sa-
cudieron el polvo, se arrepintieron y retomaron el camino. Este es el carácter del reino. Dios
permita que sea el nuestro también.

Una Palabra Sobre la Rendición de Cuentas

De cuando en cuando alguna persona con un problema de pecado específico me pregunta:


“¿Podría rendirte cuentas en cuanto a esta tentación?” La rendición de cuentas es buena si
se entiende correctamente. No consiste en pedirle a alguien que sea tu policía – consiste en
que te abras y confieses las áreas en las que necesitas ayuda. Tú eres la persona que asume
la responsabilidad – no tu amigo cristiano. Esta persona te escuchará y te apoyará, pero tú
eres quien hace el trabajo. Si piensas que alguien más va a estar cerca de ti para ayudar a
“mantenerte a raya”, puedes evadir la responsabilidad. Sé abierto con cristianos de confian-
za. Es de gran ayuda. Pero ten cuidado de no pedirles que hagan aquello que depende sólo
de ti y Dios.

Anotaciones

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DÍA 2: VENCIENDO LA CULPA
2 Corintios 7:9-10

María había sido cristiana por tres años. Estaba involucrada en su grupo de hogar, asistía
fielmente y participaba activamente en la vida de la iglesia. Sin embargo, María rechazaba
las ofertas de dirigir un grupo o una actividad de proyección social. Se negó a participar en
el ministerio de oración. Su mejor amiga pensaba que quizás estaba sufriendo de depresión.
Una noche después del grupo de hogar, María se quedó para hablar con la pareja que diri-
gía el grupo. Era evidente que algo le estaba perturbando. Ni siquiera podía mirar de frente
a sus amigos. Con la cabeza agachada, confesó un encuentro sexual de su pasado que la
llenaba de vergüenza. Sus amigos hablaron con ella por un largo tiempo y le explicaron el
perdón de Dios. María oró y le pidió perdón al Señor por este pecado. Cuando se fue parecía
más feliz, pero las cosas no mejoraron.

Por alguna razón, María no podía deshacerse del remordimiento que sentía por lo que había
hecho. Recibió oración en varias ocasiones. Leyó, ayunó, oró el Salmo 51 y derramó muchas
lágrimas. Pero la mancha de este acto no desaparecía. María estaba atrapada por la culpa.
Lee 2 Corintios 7:9-10. ¿Cuáles son las dos clases de tristeza respecto al pecado?
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¿Cuál es el resultado de cada una?


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“Porque la tristeza que es según Dios produce _____________________________”

¿Hay cosas en tu vida de las que te sientes avergonzado?


¿Todavía te sientes mal al respecto, aunque las has confesado varias veces?

En la trampa de la culpa, la persona no es capaz de dejar atrás el remordimiento. Simple-


mente no puede superarlo. ¿Hay alguna forma de salir de esto? Absolutamente. La persona
que está atrapada en la culpa se niega a recibir el perdón de Dios por sus pecados. ¿Te ha
sucedido esto alguna vez? Sin darte cuenta, puedes estar tomando la decisión de rechazar
la gracia de Dios. No lo ves de ese modo. Más bien, te sientes indigno, como si no hubiera
nadie más en tu condición. Escucha: la sangre derramada de Jesús cubre todo un universo
de acciones, palabras y pensamientos feos, inmorales y egoístas. Su perdón es para todos
aquellos a los que la sociedad llama “el peor de los pecadores”.

¿Qué hace a tu pecado tan particular? ¿Estás diciendo que Dios no es capaz de aceptarte
y limpiarte? Cuando estás atrapado en la culpa, en efecto estás diciendo: “Señor, sé que Tú
fuiste el sacrificio perfecto por el pecado, pero no es suficiente para mi pecado. Tú no en-
tiendes. Mi pecado es realmente malo. Jamás podré perdonarme a mí mismo”. Las personas
que viven con sentimientos de culpa se maltratan a sí mismas, en vez de permitir que los
maltratos que Jesús sufrió sean su expiación. Algunos de nosotros hemos hechos cosas muy
malas. Es por eso que Jesús sufrió tanto para hacernos libres. No rechaces Su misericordia.
Ten la humildad de aceptar Su perdón y perdónate a ti mismo. “Así que si el Hijo los libera,
serán ustedes verdaderamente libres” (Juan 8:36).

62
A menudo la culpa y el orgullo son dos caras de una misma moneda. Siento culpa porque, en
mi orgullo, me veo a mí mismo como si estuviera “por encima” de ciertos pecados. “Puede
que no sea perfecto (vaya, ¡el descubrimiento del siglo!), pero al menos yo no ________.”
Entonces un día yo _________. Ahora sí estoy atrapado. Hice aquello que, en mi orgullo, pen-
saba que jamás haría, porque creía estar por encima de algo tan bajo. El hecho es que ningu-
no de nosotros está por encima de nada. Todos hemos hecho cosas vergonzosas – en aquel
día final, veremos que todo el pecado es vergonzoso por igual. El remedio es ser humilde y
recibir la cura del pecado: la sangre que Jesús derramó por ti. Escoge el verdadero arrepen-
timiento que lleva a la salvación y no deja lugar para el remordimiento. La decisión de recibir
el perdón y liberarte a ti mismo es un acto de la voluntad, al igual que la decisión de perdo-
nar a otros. Si te sientes atrapado por la culpa, tu comunidad cristiana puede ayudarte.

Termina hoy pidiéndole al Señor que traiga a tu mente cualquier sentido de culpa que haya
en tu vida y cualquier cosa por la que no te hayas perdonado. Si el Señor te muestra algo,
puedes usar la siguiente oración.

Señor, decido perdonarme a mí mismo por ......................... ........


.................................... ......... ............. (sé específico). Decido no
guardar amargura, resentimiento o culpa hacia mí mismo. La-
mento haber rechazado Tu perdón. Acepto la verdad de que Tú
ya me has perdonado en Cristo. Te pido que sanes mis emocio-
nes dañadas y que me bendigas. En el nombre de Jesús, amén.

Anotaciones
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DÍA 3: EL MANDATO DE LA MISERICORDIA

Mateo 18:21-35

Un político traiciona la confianza pública. Un padre o tutor falla en proteger a un niño. Un


amigo cercano traiciona tu confianza. Un jefe te juzga erróneamente. Un cónyuge es infiel.
Un socio roba dinero. Estas son situaciones indignantes de las que escuchamos todos los
días y quizás tú has experimentado algunas. Estos pecados pueden dejar profundas heridas
emocionales en la persona contra la cual se cometen.

Los próximos dos días vamos a reflexionar acerca de perdonar a otros. El perdón es una
llave hacia la libertad en tu vida. Puede ser una llave hacia tu salud también. La falta de per-
dón puede ser la raíz de muchos padecimientos físicos. Puede llevar tu amistad con Dios a
un estado de “congelamiento”. La falta de perdón puede destruir relaciones. Probablemente,
el extremo más ridículo es la historia verídica de un esposo y una esposa que tuvieron una
disputa y no estaban dispuestos a perdonarse. Dibujaron una línea en el piso justo en el cen-
tro de su casa y vivieron en lados separados por el resto de su vida. Decidieron no hablarse
¡durante 28 años!

Lee Mateo 18:21-22. ¿Qué crees que significa la respuesta de Jesús?


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Lee los versículos 23-35. Imagina que eres parte de la historia. Escribe tus pensamientos po-
niéndote en el lugar del siervo que no mostró misericordia.

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Hace unos años en el medio oriente, unos terroristas secuestraron a varios ciudadanos esta-
dounidenses. Los rehenes fueron esposados de dos en dos por un período de alrededor de
siete meses antes de ser finalmente liberados. Uno de ellos admitió no haber hablado con el
hombre con el que estaba esposado durante la mayoría de ese tiempo, porque habían discu-
tido sobre algo insignificante. ¿Hay alguien a quien no le hablas? El perdón abre las puertas
de la prisión y nos libera.

Ahora en el lugar del rey.


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64
Y ahora en el lugar del siervo que fue encarcelado.
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¿Por qué el siervo debió haber tenido misericordia?

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¿Qué hay de malo en las acciones del siervo que no perdonó?

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Por una parte, esta es una enseñanza dura. ¿Por qué mostrar misericordia a alguien que nos
ha hecho tanto daño? Parece ser un trago muy amargo. Primero alguien te hiere; y luego
Dios te pide que lo perdones. “Si no puedo obtener justicia, ¿no puedo al menos despre-
ciarlos, Señor?” No. Jesús habla muy en serio acerca de esto: “Así también mi Padre celes-
tial los tratará a ustedes, a menos que cada uno perdone de corazón a su hermano”. Como
siempre, los caminos de Dios traen vida. Lo único peor que el daño causado por el pecado
inicial sería el daño adicional causado por guardar amargura en tu corazón. Dios te ordena
perdonar a otros por tu propio bien. Él sabe que todo se detiene cuando guardas rencor
hacia otros por los pecados que han cometido. La amargura es una puerta abierta para los
demonios. Algunos estudiosos de la Biblia creen que a esto se refiere el ser entregado “a los
carceleros” (v. 34). Seguramente conoces personas que viven en una prisión hecha por ellos
mismos, porque no han perdonado a alguien que les hizo daño.

La otra buena noticia en esta enseñanza es que ¡el perdón es posible! Dios sólo nos pide
que hagamos cosas que son posibles. Es posible perdonar y sanar tus propias heridas. Con
frecuencia, el perdón es el camino hacia la recuperación del daño causado por el pecado. El
Señor realmente quiere que seas sanado. Quizás has perdonado a alguien, pero el enojo por
la injusticia cometida vuelve a crecer dentro de ti. A veces es un proceso, pero es posible ser
libre del temor y el resentimiento.

¿Cómo es esto posible? ¿Cómo puedo liberar a una persona, institución, o incluso un gobier-
no que me ha hecho tanto daño? Sólo cuando puedo ver la inmensidad de mi propia deuda
para con Dios (la cual Él ha perdonado por completo – no tengo que pagarla), puedo perdo-
nar libremente lo que otros me han hecho a mí. Cuando me veo a mí mismo como el siervo
a quien le perdonaron una deuda millonaria, puedo perdonar pecados menores cometidos
contra mí, aunque me hayan causado mucho daño.

65
DÍA 4: PERDONANDO A OTROS

Mateo 18:15-20

Lo Que El Perdón Es

1. El perdón es una decisión. Es un acto de la voluntad. Algunos hemos sido heridos tan
profundamente que el solo pensamiento de perdonar a nuestro ofensor es algo que no po-
demos siquiera imaginar. El perdón no depende de cómo nos sentimos; es una acción que
realizamos.

2. Perdonar es decidir no guardar rencor contra alguien. Los dejas en libertad. Rindes tu
legítimo derecho a estar enojado y a exigir venganza. Extiendes gracia y misericordia, del
mismo modo en que Dios extiende Su gracia y misericordia hacia ti. Ofreces el perdón.

3. Perdonar es decidir aceptar las consecuencias del pecado de otros. Si has sido ofendido,
ya estás viviendo con las consecuencias del pecado de alguien contra ti. Tienes la potestad
de escoger vivir esclavizado por la amargura, o en la libertad del perdón. Nadie perdona
de verdad sin reconocer el sufrimiento y el dolor causados por el pecado de otra persona.
Cuando Jesús estaba en la cruz, “bebió la copa” del sufrimiento. Él aceptó las consecuencias
del pecado – el tuyo y el de los demás.

Lo Que El Perdón No Es

1. Perdonar no es justificar el pecado. ¿Justifica Dios el pecado? No. Aunque Dios conoce to-
das las circunstancias (y nunca encontrarás un juez más comprensivo), al pecado Él lo llama
“pecado”. Dios no te pide que justifiques las “debilidades” de tu ofensor. De hecho, debes
reconocer que lo que hizo fue pecado antes de que puedas perdonarlo.

2. Perdonar no es olvidar. La expresión “perdona y olvida” no viene de la Biblia. Puede ser


que al perdonar te sientas tan liberado que olvides en realidad lo que te hicieron o dijeron. El
objetivo, sin embargo, es que si la ofensa viene a la mente, recuerdes que has perdonado y
que ya no guardas rencor contra esa persona.

3. Perdonar no es lo mismo que confiar o permitir que te pisoteen. Dios quiere que perdo-
nemos a los demás – no nos dice que tenemos que confiar en ellos. Jesús dijo: “Los envío
como ovejas en medio de lobos. Por tanto, sean astutos como serpientes y sencillos como
palomas” (Mateo 10:16). La misericordia se da libremente; la confianza debe ser ganada. Si
alguien tiene un record de herirte una y otra vez, no te expongas a ser lastimado de nuevo.
Sé sabio. La ofensa puede incluso ser un delito, y quizás necesites tomar medidas legales.
Si necesitas ayuda para establecer límites bíblicos para protegerte de nuevos abusos, ha-
bla con un amigo, consejero o pastor de confianza. Recomendamos el libro Límites, del Dr.
Cloud y el Dr. Townsend. Puedes empezar con una oración como esta:

Amado Padre Celestial, por favor trae a mi mente a las personas que necesito perdonar, para
que pueda perdonarlas ahora, y que pueda experimentar tu sanidad y tu libertad en mi vida.
En el nombre de Jesús, amén.

Si nunca has hecho esto antes, puedes recordar varios nombres, quizás muchos. Los padres
y otros miembros de la familia inmediata casi siempre aparecen en la lista. Si no puedes re-
cordar el nombre de una persona, o si nunca lo supiste, escribe una palabra que te recuerde
la situación u ofensa. Podría ser también un grupo de personas.

66
Puedes usar la siguiente oración para cada persona en tu lista:

Señor, decido perdonar a ______________ (nombra a la persona) por ______


_______________ __________________ _________. (Identifica espe-
cíficamente todas las formas en que has sido ofendido o herido por esa perso-
na). Lo que hizo me hizo sentir __________________________________

(Por favor ten en cuenta lo siguiente: Si una persona te ha ofendido en varias ocasiones,
probablemente sea más sencillo tratar con una ofensa a la vez. La siguiente lista de pala-
bras puede ayudarte a identificar y reconocer tus sentimientos y el dolor del recuerdo de
la ofensa. Identificar y reconocer tus sentimientos y tu dolor te ayudará en el proceso de
sanidad.)

ABANDONADO / DESANIMADO / INCOMPRENDIDO


ASUSTADO / DESECHADO / NO VALORADO
AVERGONZADO / APENADO / IMPOTENTE
ATACADO / EXCLUIDO / RECHAZADO
MENOSPRECIADO / INDEFENSO / ATRAPADO
TRAICIONADO / HUMILLADO / NO AMADO
CULPADO / INADECUADO / INSEGURO
CONTROLADO / AISLADO / UTILIZADO
SUCIO / JUZGADO / INÚTIL
DECEPCIONADO / MALINTERPRETADO / SIN VALOR

Señor, decido perdonar a ____________ (nombra a la persona nuevamente). Te


pido Señor, que lo perdones. Te pido que lo bendigas. Te pido que me perdones
por mi espíritu rencoroso. Decido no guardar rencor o amargura. Te pido que sa-
nes mis emociones dañadas. En el nombre de Jesús, amén.

Este es el primer paso. Puede ser que te sorprendas del sentido de alivio y paz que expe-
rimentarás. Puede haber situaciones que te hirieron profundamente. Estas heridas pueden
venir “en capas”. Traumas de la niñez, y el abuso físico y sexual, son asuntos serios que Dios
quiere sanar en tu vida. Al finalizar este curso básico de discipulado, te animo a estudiar el
libro Pasos Hacia la Libertad en Cristo, de Neil Anderson. Este libro es un proceso que te
ayudará a experimentar libertad y victoria en esta área de perdonar a otros y aceptar el per-
dón de Dios para ti. Lo recomendamos para todo el mundo, y es un requisito para nuestro
propio liderazgo en la iglesia.

67
DÍA 5: VENCIENDO LA TENTACIÓN

1 Corintios 10:6-13

Recibir la misericordia de Dios por nuestras faltas es maravilloso. ¿Cuáles


son algunas formas prácticas de resistir la tentación? En 1 Corintios 10:6-10
dice que Israel cayó en idolatría, inmoralidad sexual y queja – tres peligros
principales para el cristiano. (Vamos a dedicar un día a cada uno de estos
temas la próxima semana). ¿Cómo podemos evitar caer en los mismos peca-
dos que ellos cometieron?

Lee el versículo 13. ¿Cuál es la verdad acerca de cada tentación que enfren-
tas?
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¿Estás solo al enfrentar la tentación?


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¿Es poderosa la tentación?


_______

¿Es imposible de resistir?


_______

¿Por qué?
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¿Qué ha hecho Dios?


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Entonces, ¿es posible resistir la tentación?


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“Simplemente No Puedo Evitarlo”

El predicador inglés Terry Virgo lo pone de esta manera: Toda tentación es


hecha a la medida del hombre. Es “común” a los seres humanos (1 Corintios

68
10:13). No hay tentaciones sobrehumanas que te atrapan y te llevan lejos. No
estás indefenso ni impotente. En una ocasión Israel decidió hacer un becerro
de oro y adorarlo (Éxodo 32). En un patético intento para justificarse, Aarón,
el sumo sacerdote que hizo el ídolo, le explicó a Moisés: “Ellos me dieron el
oro, yo lo eché al fuego, ¡y lo que salió fue este becerro!” (v. 24). (“Moisés,
¿qué podía hacer? No fue mi culpa. No tenía el poder para resistir. Era más
poderoso que nosotros. El oro simplemente tomó esta forma de becerro y
nosotros tuvimos que adorarlo”).

Si escoges creer que la tentación es irresistible, no tendrás la victoria sobre


ella. (En el cielo, todas nuestras excusas sonarán tan ridículas como la de
Aarón). Dios sólo permite tentaciones que podamos soportar, tentaciones
diseñadas para seres humanos – tentaciones comunes. Dios no permite que
tengamos que enfrentar “fuerzas irresistibles”. Dios nunca deja que seas gol-
peado por algo demasiado fuerte. (Ver más adelante “Una Palabra Acerca
de las Adicciones”). Las tácticas del diablo ya han sido utilizadas antes – él
ha usado las mismas flechas por miles de años. Muchos otros han enfrentado
exactamente la misma tentación – ¡y han vencido! No estás solo, y la victoria
es posible. Si te sientes atrapado, no te desanimes – persevera y encontrarás
la salida provista por Dios.

“No Me Molesta. No Estoy En Peligro”

El peligro opuesto es tener demasiada confianza. La tentación es fuerte –


puede “medirte”. Es estúpido coquetear con el pecado sólo para ver qué
tan cerca puedes llegar. Es como patinar sobre hielo esperando no caer.
Más bien, aléjate del hielo y escapa. Una gacela puede correr más rápido y
escapar de un león. La gacela puede correr largas distancias rápidamente,
mientras que el león sólo puede correr a toda velocidad por unos 50 metros.
Dios ha provisto “una vía de escape” para la gacela. Mientras la gacela se
mantenga a una distancia segura, siempre ganará la carrera. Pero la gacela
que deja que el león se acerque se llama “cena”. El cristiano que permite que
la tentación se acerque será derrotado. Aléjate de los lugares peligrosos.
Necesitas tener un “temor santo”, por el que reconoces la fortaleza de Dios y
tu debilidad. “Por lo tanto, si alguien piensa que está firme, tenga cuidado de
no caer” (1 Corintios 10:12).

Muchas personas van muy lejos antes de tratar de regresar. Empieza a re-
sistir la tentación cuando es fácil. Reconoce que eres vulnerable. En Cristo
siempre puedes vencer al león.
¿Cuál es una tentación que enfrentas con frecuencia?
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¿Cuál crees que es la vía de escape provista por Dios?


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¿Has estado coqueteando con este pecado?
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Una Palabra Acerca de las Adicciones

¿Hay algo que no puedes dejar de hacer? Esa no es la vida abundante para
la cual Jesús te salvó. Algunas actividades producen reacciones químicas
en el cuerpo que añaden un elemento extra de dificultad para dejarlas. Las
drogas, el alcohol y otras actividades tienen un efecto muy poderoso en la
química del cerebro. Para poder librarte de ellas, tienes que empezar por ad-
mitir que “no tienes poder” sobre la adicción. Pero tienes el poder de buscar
ayuda. Los amigos que verdaderamente te aman quizás no reconocen este
elemento físico y se preguntan por qué no puedes alcanzar la victoria. Por
otra parte, las personas en el campo de la medicina pueden ignorar los as-
pectos espirituales del problema. Con frecuencia hay una necesidad emocio-
nal profunda y legítima que Dios quiere sanar o satisfacer. Además de todo
esto, el pecado recurrente puede abrir la puerta a ataduras demoniacas.

La gente puede experimentar adicciones al alcohol, las drogas, el tabaco,


el café, la promiscuidad sexual, la pornografía, las apuestas, los juegos de
video, la comida, entre otras. No eres sólo tú. No estás solo. Busca el consejo
de varios cristianos sabios y conocedores. Habla con alguien de confianza y
dile todo el alcance del problema. Sé totalmente honesto. Hay libertad. Qui-
zás no tienes el poder de parar, pero tienes el poder de buscar ayuda. Úsalo
y no te quedes atrapado. Para muchas personas, los grupos de 12 Pasos que
ayudan a tratar con ciertos asuntos en particular son el camino que Dios usa
para traer transformación.

Anotaciones
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70
SEMANA SIETE
LA VICTORIA DEL REINO: ENFRENTANDO
LAS FORTALEZAS

DÍA 1: GOZOSO O AMARGADO


ACCIÓN DE GRACIAS O QUEJA
Para memorizar esta semana: 1 Corintios 10:13

Lee Santiago 1:2-4

Un amigo de la universidad solía citar una parte de un verso:

Dos hombres miraban a través de los barrotes de una prisión.


Uno veía el barro; el otro veía las estrellas.

No es Shakespeare, pero contiene una profunda verdad: Podemos escoger nuestra respues-
ta ante las circunstancias. Pueden venir a nuestra vida circunstancias abrumadoras, pero aún
así podemos escoger resistir y confiar en Dios. De hecho, hasta podemos escoger regoci-
jarnos. El famoso libro de Viktor Frankl, El Hombre en Busca de Sentido, describe como él y
otras personas sobrevivieron al Holocausto. En los campos de concentración, aquellos que
pudieron seguir tratando de encontrar propósito, significado y fe, fueron más capaces de
resistir en medio de la crueldad indescriptible.
Nadie disfruta las pruebas. ¿Por qué Santiago nos dice que nos regocijemos cuando pasa-
mos por pruebas?
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¿Escoges tener una buena respuesta ante las circunstancias, o culpas a las circunstancias?
Muchas cosas realmente terribles y duras les suceden a las personas. La Biblia no niega esto.
Pero el seguidor de Cristo sabe que Dios puede usar las pruebas para “hacernos crecer”.
Algunas personas que soportan muchas dificultades escogen una respuesta que conduce
a la vida. Otras se dejan llevar por un patrón de queja. Algunas veces ni siquiera nos damos
cuenta de que nos estamos quejando. La queja y la auto-compasión se convierten en un
estilo de vida. Nos hacemos como el burrito Igor que siempre ve la nube oscura en el hori-
zonte.

En los reinos de este mundo se nos enseña a creer que la felicidad depende de las circuns-
tancias que nos rodean. La frustración surge cuando las cosas no salen como esperamos.
Aquí hay una lista de las cosas por las que la gente se queja a menudo. ¿Has dicho alguna de
estas frases? ¿Cuáles reflejan tus propias quejas?

71
• Mi familia – Esta familia es tan disfuncional. ¿Por qué no pude haber sido parte de aquella
familia en vez de esta? ¿Por qué no tengo una esposa? ¿Por qué tengo esta esposa? ¿Por
qué no tengo hijos? ¿Por qué tuve que tener este padre?

• Mi apariencia – Soy muy alto, muy bajo, muy gordo, muy delgado, mi cabello está mal, la
forma de mi cara está mal, mi color de piel está mal.

• El lugar donde nací — ¿Por qué no nací en una gran ciudad, en un pueblito rural, en otro
país, otra cultura, otro momento en la historia, algún lugar diferente de este?

• Por qué no nací con las destrezas, apariencia y habilidades que me permitirían ser un fa-
moso ______________ (escribe la carrera de tus sueños).

Éstas son situaciones legítimas de dolor, pero también pueden convertirse en temas de
autocompasión y de monólogos contraproducentes. Podemos culpar a Dios y/o a los demás
por estos obstáculos que parecen impedirnos alcanzar el éxito, salir adelante en nuestra vida
– y ser felices. ¿Has traído tus necesidades reales delante de Dios? ¿Le has pedido que te
visite en medio del dolor por las decepciones de la vida? ¿Qué te dijo Dios? ¿Puedes ahora
escoger confiar en Él? ¿Puedes levantarte por encima de la dificultad y agradecerle a Dios
porque, a pesar de todo, Él está trabajando?
Intenta hoy este experimento: Si algo sale mal – sea grande o pequeño – recuerda que Dios
está contigo y decide considerarte bendecido. ¿Qué vas a ver, el barro o las estrellas? Obser-
va qué sucede.

Identifica una queja en tu vida que puedas enfrentar con fe.


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DÍA 2: DESHACIÉNDOTE DE LOS ÍDOLOS

Jueces 6:1-16, 25-32

En muchas partes del mundo son comunes los ídolos de madera, metal y porcelana. Las
familias llevan su ídolo al templo y el sacerdote invoca un espíritu para que entre en el ídolo.
Entonces la familia lleva el ídolo a casa para tener su ayuda y protección. Este espíritu de-
moniaco se vuelve “señor” de esa casa. Se le ofrecen oraciones y sacrificios. Estas prácti-
cas tienen cierto poder porque tras ellas hay espíritus inmundos. Nadie en la familia quiere
ofender al “dios”. En estas culturas hacerse cristiano es, por supuesto, un asunto importante.
Cuando una familia adoradora de ídolos se convierte a Cristo, todo su grupo de hogar les
ayuda a “limpiar la casa” y a destruir todos los ídolos y amuletos. Mientras queman los ído-
los, el grupo canta canciones de alabanza a Jesús. Quienes deciden seguir a Jesús muchas
veces son rechazados por su comunidad por haber desechado el ídolo.9

Para los cristianos en la cultura occidental es difícil entender que nuestros ídolos, aunque
no están hechos de madera o porcelana, son igual de reales y peligrosos. No los tenemos en
un altar familiar. Más bien, tendemos a estacionarlos en la cochera o en el muelle. Se pue-
den llamar Ejercicio, Deportes o Pasatiempos; Independencia, Celebridad, Auto-Renovación;
Educación, Ascenso Laboral, Horas Extra; Cuerpo Esbelto, Atractivo Sexual, Admiración.
Los adoramos, no con oraciones, sino con el afecto de nuestro corazón, con nuestro dinero
y nuestro tiempo. Sí, y en ocasiones hasta cantamos canciones sobre ellos. El ídolo propor-
ciona comodidad y un sentido de control. Si dejas de servir al ídolo, ves como la comunidad
alrededor te rechaza – ya no eres parte del “grupo”.

Para reflexionar: ¿Cuál es la diferencia entre un interés normal por alguien o algo, y
que eso se convierta en un ídolo?

Las posesiones, el poder y los placeres son los “dioses” de esta era. Pero es muy difícil para
nosotros verlo de este modo. Las cosas que procuras con todo tu corazón tienen el poten-
cial de tomar el primer lugar en tu vida. Algunos enseñan que los cristianos no deberíamos
tener nada que ver con las cosas “mundanas”. Otros enseñan que la prosperidad es una
señal de la bendición de Dios. El punto central es cuánto de mi corazón invierto en el sexo, el
dinero y el poder. Algunos sacrifican su familia para ascender en el trabajo. Otros sacrifican
su matrimonio por una aventura seductora. Otros sacrifican una vida de ministerio por la se-
guridad financiera. Y otros sacrifican su devoción al Señor por pertenecer a un grupo o club.

Lee Jueces 6:1-16. ¿Qué le estaba sucediendo a Israel?


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¿Por qué Israel estaba en una situación tan precaria?


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Una persona respondió así a esta pregunta: “La diferencia es cuánto tiempo me tomaría en-
tregarle eso a Dios, si Él me lo pidiera”. No estamos diciendo que los cristianos no deberían
sentirse apasionados por nada – ¡todo lo contrario! El amor por la música, el arte, el depor-

73
te, el trabajo, la literatura, la belleza, etc. es bueno y produce gozo. El peligro es que podría
capturar mi corazón.

Es imposible vivir un caminar cristiano firme y tener ídolos. Jesús dijo: “Ninguno puede ser-
vir a dos señores” (Mateo 6:24). Tu corazón no puede ir en dos direcciones al mismo tiempo.
Si adoras a alguien o algo además de Jesús, estarás débil y serás derrotado.

Lee Jueces 6:25-32. ¿Qué tuvo que hacer Gedeón antes de derrotar al enemigo terrenal de
Israel?
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¿Cuál fue la reacción de aquellos que amaban al ídolo?


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Puedes leer el siguiente capítulo del libro de Jueces y ver cómo un Israel purificado lo-
gró derrotar a un enemigo muy poderoso. Gedeón se deshizo de los ídolos e Israel ganó la
batalla. Ten la seguridad de esto: los ídolos existen y están buscando tu atención. Aquellos
demonios del Antiguo Testamento, Baal, Astarot y Moloc resurgen hoy en día. Quizás tengas
que tomar la difícil decisión de elegir entre Dios y algo que amas. Puedes esperar cierta críti-
ca – los demás no siempre entenderán.

Si has ignorado una fortaleza de idolatría en tu vida, este es el momento de enfrentarla. Dios
puede hacerte libre. ¿Estás sujeto a la esclavitud de un apego excesivo? Ora respecto a los
dioses, ídolos, seres queridos o posesiones en tu vida que pueden estar robándole a Dios tu
completa devoción. ¿En qué estás invirtiendo tu tiempo, dinero y energía? Pide consejo a
tu mentor o a tu líder de grupo de hogar. Al igual que Gedeón, si ganas la batalla sobre los
ídolos, ganarás las otras batallas también.

Anotaciones
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DÍA 3: ATADURAS EMOCIONALES
Génesis 2:24; Mateo 19:5; 1 Corintios 6:15-17

El término atadura emocionales se refiere a un vínculo enfermizo o inapropiado que tie-


ne lugar entre dos personas. Es más que “recuerdos” o “emociones” relacionadas con otra
persona. Es entrar en una unión espiritual. Puede ser un lazo atípico hacia los padres, hijos,
amigos, hermanos o hermanas. Puede ser sobre-dependencia de un líder, pastor o figura de
autoridad. Puede surgir de una relación romántica. Las ataduras emocionales que involucran
actividad sexual pueden ser muy fuertes.

De acuerdo con Génesis 2:24 y Mateo 19:5, ¿cuál lazo se debe romper cuando nos casamos?

___ La sumisión de una persona hacia su padre y madre.

___ Los padres no deben tratar de manipular o dominar a sus hijos casados.

___ Las dos anteriores.

Las ataduras emocionales se crean de una de estas dos formas

1. Una devoción hacia otra persona que afecta tu adoración a Dios y tu dependencia exclu-
siva de Él. La relación te impide hacer lo que sabes que es correcto. Esto se puede desarro-
llar entre tú y cualquier otra persona significativa en tu vida – un consejero, un cónyuge, un
novio o novia, un padre o un hijo. No hay nada mejor que una familia unida y amorosa. Sin
embargo, en algunas familias los miembros piden, esperan o dan más de lo que deberían.
En ocasiones hay situaciones de control involucradas. Las ataduras del alma consisten en
personas convertidas en ídolos. La relación entre David y su hijo rebelde, Absalón (2 Samuel
13-19), estaba marcada por una devoción enfermiza que causó dolor a muchas personas.

2. Tener con otra persona una cercanía o intimidad que le pertenece únicamente a tu cón-
yuge. Si no estás casado, esto se refiere a las acciones físicas pertenecientes al pacto de la
relación matrimonial. Si estás casado, se refiere al vínculo emocional y las acciones físicas,
incluyendo los besos sensuales, que están reservados sólo para tu cónyuge. El coqueteo,
el compartir a un nivel emocional profundo y las fantasías respecto a otra persona pue-
den ser una atadura del alma aunque no haya contacto. El internet ha sido un medio para
que muchas personas se conecten a nivel emocional, lo que puede conducir a una atadura
de adulterio. Revisa tus relaciones en línea para asegurar que sean puras. Es sorprendente
como muchas personas casadas mantienen una relación de adulterio por internet. Si estás
atrapado en una relación de esta clase, busca la ayuda de alguien a quien puedas confiarle
tu problema.

Lee 1 Corintios 6:15-17. ¿Es el sexo con una prostituta una atadura del alma que continúa aún
después de que la actividad sexual ha cesado, y quizás ya se ha olvidado?

___ Sí ___ No ___ No estoy seguro

Dos cosas suceden cuando hay una atadura emocional

1. Se comete pecado. Es pecado otorgar a cualquier persona la autoridad, devoción o in-


fluencia que sólo le pertenece a Dios. Si estás casado, no es correcto coquetear con otra
persona sólo porque “no sucede nada físico” o porque la relación es sólo a un nivel emocio-
nal. Entregar tu corazón a otra persona que no sea tu cónyuge es pecado. Enfocar en tu hijo
todo tu propósito en la vida no es “amor maternal”. Es traspasar los límites de la relación
familiar. Asumir la responsabilidad de otra persona que no sea un niño o una persona dis-

75
capacitada, te hace daño a ti y a la otra persona, porque cada uno debe cargar con su pro-
pia responsabilidad (Gálatas 6:5). Somos responsables los unos ante los otros, no unos por
otros.

2. Se produce una atadura espiritual. Esta es una de las razones por las que los cristianos no
deben involucrarse en relaciones románticas con personas que no son creyentes. Se forma
un vínculo espiritual. ¿Has visto alguna vez a una persona hacer cosas descabelladas como
abandonar una carrera, el sentido común, el matrimonio y los amigos por causa del “amor”?
Eso no es amor (ver 1 Corintios 6:12-20). El pecado de David con Betsabé ocasionó a su fa-
milia y a todo Israel muchas dificultades. La atadura del alma puede ser con una persona del
pasado, cuyo recuerdo aún resurge en fantasías.

Rompiendo las ataduras emocionales

1. Inicia con confesión, nombrando específicamente el pecado y renunciando no sólo al pe-


cado sino también al placer obtenido de él. Es importante que compartas tu confesión con
otra persona.

2. Pasa tiempo en contemplación. ¿Qué motivó que se estableciera esa atadura del alma?
¿Fue la soledad? ¿Curiosidad por el sexo? ¿Fue la ira y la determinación de lastimar a al-
guien? ¿Elementos faltantes en tu matrimonio? ¿Conducta co-dependiente? Permite que
Dios te hable y aprende de esta experiencia. ¿Puede esta experiencia enseñarte algo? No
permitas que la historia se repita de nuevo. Cuando hayas discernido qué te llevó a actuar
de esa manera, tendrá lugar una liberación de la fortaleza y habrás aprendido una lección de
vida fundamental.

3. Quizás te ayude imaginar de alguna manera la conexión entre tú y la otra persona con la
que se formó la atadura. Yo lo imagino como un anzuelo. Entonces, en el poderoso nombre
de Jesús, declara que Él ha roto la atadura y ha soltado el anzuelo. Coloca tu mano sobre tu
corazón y verbalmente renuncia a cada aspecto del vínculo con esa persona.

4. Finalmente, recupera cada parte de tu propia vida que le hayas entregado a esa perso-
na. ¿Hubo algún intercambio de objetos o regalos personales o sentimentales? Deshazte de
esos objetos de una manera sabia.

Cuando no puedes hacerlo por ti mismo

Quienes buscan romper ataduras emocionales pueden necesitar la ayuda de un creyente


lleno del Espíritu que sea sensible y tenga discernimiento. Si descubres que no puedes hacer
esto solo, busca por todos los medios la ayuda de un mentor, líder de grupo de hogar o
miembro del equipo pastoral.

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DÍA 4: PECADO SEXUAL
Mateo 5:27-30; 1 Corintios 6:12-20; 1 Timoteo 5:1-2

No es sorpresa ver que el pecado sexual no sólo está creciendo rápidamente en nuestra cul-
tura, sino que además no es cuestionado. El adulterio es la relación sexual entre una persona
casada y alguien que no es su cónyuge. La fornicación es el término bíblico para las rela-
ciones sexuales entre personas que no están casadas. ¿Adivina qué? Ambos son comunes.
Ambos son pecado. Alrededor del 60% de las parejas que se casan han vivido juntos antes
de la boda. Una estimación conservadora de la proporción de personas que han engañado a
su cónyuge es de uno de cada cuatro hombres casados y una de cada seis mujeres casadas.

A los ojos del mundo, la pureza sexual es una broma: “¡Nadie se mantiene virgen!” Y “Una
buena aventura puede devolverle la chispa a tu matrimonio”. El abuso sexual de menores
afecta alrededor del 25% de la población. Esto significa que una cuarta parte de nuestros
niños han sido víctimas de explotación sexual. La pornografía es un negocio multimillona-
rio: Revistas, líneas telefónicas, videos y pornografía por internet. Uno de cada cuatro hom-
bres ve pornografía periódicamente. El comercio sexual de “servicios de acompañantes” y
la prostitución son un trágico testimonio de la lujuria desenfrenada. La edad promedio de
las personas sexualmente activas se reduce cada vez más, y los niños son presionados para
entrar en el mundo de la moda sexual adulta antes de iniciar la adolescencia. Películas, anun-
cios, revistas, series de televisión y programas de entrevistas, todos toman ventaja del hecho
de que el sexo vende.

No tienes que ser profeta para saber que el sexo es una de las mayores amenazas en la vida
de los cristianos – ya sea por causa de nuestro pasado, o porque estamos cediendo ante
las constantes tentaciones. Hay estadísticas similares a las anteriores para los cristianos y
los líderes cristianos. El diablo no crea nada. Él sólo tergiversa las cosas buenas de Dios. En
lo que respecta al sexo, el diablo ha distorsionado uno de los mejores regalos de Dios y ha
esclavizado a muchos creyentes. ¿Es peor hoy en día? Sí y no. Las computadoras llevan toda
forma de perversión posible directo hasta tu puerta sin que nadie se dé cuenta.

En Juan 4, Jesús conoció a una mujer que había tenido cinco diferentes esposos, y en ese
momento vivía con un hombre que no era su esposo. Suena muy común. (Quizás describe
tu vida). La cultura griega en los tiempos de Pablo estaba saturada de toda clase de inmo-
ralidad, y eso afectaba a la iglesia. Los mismos seres humanos, el mismo diablo, la misma
batalla. Y el mismo Espíritu Santo poderoso. Combatir el pecado sexual requiere esfuerzo,
una comunidad cristiana honesta y un profundo deseo de santidad. Pero la pureza es posi-
ble. Por lo general esto involucra una sanidad profunda de nuestro quebrantamiento. Pero
muchas personas lo logran. No es sólo un ideal que nadie practica en la realidad. Es triste el
hecho de que muchos cristianos ignoran la integridad sexual, pero ésta es parte de las ense-
ñanzas de Jesús. Observa estos tres campos de batalla:

El Corazón

Las reglas de lo que debemos y no debemos hacer no nos mantendrán puros. Tiene que ser
algo más profundo: el amor por Jesús. Hacemos ciertas cosas y nos abstenemos de otras
porque Dios es nuestro primer amor. Agustín, uno de los padres de la iglesia, lo expresó
de esta forma: “Ama a Dios y haz lo que quieras”. Si tu corazón es recto, el resultado es la
santidad. Para poder desplazar un placer más bajo, tiene que haber un placer más alto. Para
el discípulo, el placer más alto es Dios mismo y la belleza de la santidad. Para poder dar la
espalda a cualquiera de “los efímeros placeres del pecado” (Hebreos 11:25), necesitas ena-
morarte de Dios.

Si este es el obstáculo, habla con tu mentor. Pídele a Dios que toque tu corazón. Una vez
que sabes que deseas a Dios por sobre todas las cosas, algunas de las siguientes normas te
ayudaran.

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Lee Mateo 5:27-30. De acuerdo con Jesús, ¿dónde se inicia el adulterio?
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La Mente

¿Qué debes hacer en cuanto a la lujuria?


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¿Por qué Jesús no está hablando literalmente acerca de dañar el cuerpo? (Piénsalo).
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¿Qué significa esto para ti?


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El pecado sexual se inicia en la mente. Un hombre casado podría decir: “No hace daño
mirar”. Cualquier vendedor de autos sabe que eso no es cierto, de ahí él anuncio: “Imagíne-
se en un nuevo…” Mirar y coquetear con las posibilidades abre la puerta para más pecado.
La pornografía no es inofensiva. Lo que inicia como un pensamiento se vuelve una acción
dañina. “Llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo” (2 Corintios 10:5)
– esta es nuestra línea de defensa.

Los Pies

Lee 1 Corintios 6:12-20. Si eres honesto, sabes cuando estás “cruzando la línea” del coque-
teo o la tentación. Sabes que ciertas películas están “descartadas” para ti, y que ciertas per-
sonas y lugares son una trampa. ¡Huye! El versículo 18 dice: “Huyan de la inmoralidad sexual”.
A algunos de nosotros nos gusta ver qué tan cerca del peligro podemos llegar sin soltar
la mano de Jesús. ¿Quieres ser libre? Corre en la otra dirección. Quizás no puedes estar en
Internet porque es demasiado tentador. ¿Entonces? Saca tu monitor derecho (o algo así). Es
mejor entrar al cielo sin televisión por cable… “Huye de las malas pasiones de la juventud, y
esmérate en seguir la justicia…” (2 Timoteo 2:22). No analices ni racionalices para “para ver
qué tan lejos llegas”. Sé como un conejo asustado y corre. (Recuerda el ejemplo de la gacela
y el león). Pablo le dijo a Timoteo que mantuviera la pureza en su trato con las mujeres den-
tro de la iglesia (1 Timoteo 5:1-2). ¿Necesitas cambiar algunas formas de conducta?

Un libro muy bueno para ayudar a los hombres a vencer los pensamientos lujuriosos y el
pecado sexual es La Batalla de Cada Hombre, y la versión para adolescentes, La Batalla de
Cada Hombre Joven, de Stephen Arterburn y Fred Stoeker, con Mike Yorkey (Waterbrook
Press, 2000).

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DÍA 5: ¿QUÉ TE CONTROLA?

Juan 5:44, 12:42-43; Lucas 6:43-45

Esta ha sido una semana de asuntos serios. Espero que también haya sido una semana
de ganar verdadera libertad – o que pronto te lleve a hacerlo. Sé que quizás estás apenas
“abriendo la caja” en algunos de estos temas. Anímate. Dios te hará libre. Algunas veces
somos transformados instantáneamente. Otras veces se requiere fe y un gran esfuerzo dia-
rio. Ambas son formas en las que Dios nos libera. Desearía tener una varita mágica que me
hiciera perfecto – pero aún no he encontrado ninguna varita mágica mencionada en la Biblia.
Lo que encuentro en la Biblia son personas que siguieron fielmente a Jesús y que vieron mi-
lagros increíbles a lo largo del camino. Vivimos entre el “ya” y el “todavía no”.

Una gran bendición en mi vida ha sido el poder aprender de un misionero que sirvió en Áfri-
ca central durante 30 años. Recuerdo sus visitas a nuestra iglesia durante mi infancia y sus
historias acerca de predicar de Jesús en aldeas remotas. A menudo usaba dramas para pre-
dicar. En esos lugares, el jefe de la tribu se sentaba en una silla cubierta con piel de leopar-
do. Para demostrar cómo Jesús debe ser el Señor de nuestra vida, el misionero tomaba una
silla y colocaba sobre ella una piel de leopardo. Todos los aldeanos reconocían que esa silla
era para una persona específica, y para esa persona solamente – su venerado jefe. Mi amigo
decía: “En tu corazón hay una silla como esta. ¿Quién se sienta en esa silla?” Para hacerlo un
poco divertido, tomaba a un jovencito de entre la multitud y lo hacía sentarse en la silla del
jefe. El muchacho se sentía muy extraño porque jamás habría tratado de sentarse sobre esa
piel de leopardo. Todos se reían con esta ocurrencia. Luego mi amigo sentaba a un niño en
la silla – más risas. Finalmente le pedía al jefe que se sentara en la silla. Entre la multitud, se
podía ver a la gente asintiendo con su cabeza en señal de aprobación. “Sólo el jefe tiene el
derecho de sentarse en esta silla, y sólo Jesús tiene el derecho de ser el Señor de tu vida”.
¿Quién está en el trono de tu corazón? ¿Quién o qué controla tus acciones y decisiones?

Personas

Permitimos que algunas personas se sienten en el trono de nuestra vida cuando vivimos
para complacerlas.

Para reflexionar: ¿Cuál opinión tiene más peso para ti: la opinión de tus padres, de un maes-
tro, del pastor, de un grupo de amigos, de un mentor, de un novio o novia, del equipo, de tus
colegas de trabajo, de un grupo de la escuela, o alguna otra?

Querer acatar la opinión de los amigos los pondrá en el trono en lugar de Jesús. ¿Has senti-
do la presión de ser un “cristiano silencioso”? Tratar de ganar la aprobación de una persona
significativa le da a esa persona el control que pertenece sólo al Rey Jesús. Lee 1 Corintios
4:3 y Gálatas 1:10 y verás que Pablo no permitía que la aprobación de otros cristianos se
convirtiera en su señor.

¿Qué dijo Jesús respecto a buscar la aprobación de otros en Juan 5:44 y 12:42-43?
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Si descubres que tienes un problema, quizás quieras hacer esta oración:

Señor, confieso que he vivido para obtener la aprobación de ____________.


Perdóname por dar el señorío de mi vida a alguien más que a Ti. Renuncio a bus-
car la aprobación de ______________ y te pido que seas Tú, y sólo Tú,
quien se siente en el trono de mi corazón.

Votos Internos

El Dr. James Dobson, fundador de Enfoque a la Familia, ha dicho que el 90% de las personas
que están en consejería están luchando con asuntos relacionados con su familia de naci-
miento. Es posible que al inicio de de tu vida hayas reaccionado ante algo en el ambiente de
tu hogar que no te agradaba. Una forma de reacción es hacer un voto interno – una promesa
a ti mismo de que “nunca” o “siempre” harás algo. Aquí hay algunos ejemplos:

• Nunca trataré a mis hijos en la forma en que mis padres me trataron.


• Nunca lo voy a perdonar.
• Siempre trataré de agradar a otros.
• Nunca permitiré que nadie se acerque a mí y me lastime de nuevo.
• Nunca voy a parecer débil.
• Nunca seré pobre.
• Nunca trataré de hacer algo con lo cual podría sentirme avergonzado.
• Los atraparé antes que ellos a mí.
• Siempre estaré en control.
• Siempre cuidaré a los más débiles.
• Nunca confiaré en los hombres/mujeres/personas que van a la iglesia.
• Nunca me casaré con alguien como …

Con frecuencia estos votos se hacen en momentos de tensión o como producto del dolor.
Provienen de juicios basados en una raíz de amargura contra las personas que te han hecho
daño. Es una forma de tratar de protegerte a ti mismo en vez de acudir a Dios para que te
defienda. Pero qué sucede si, por ejemplo, un día Dios te dice: “En esta situación no debes
tratar de agradar a los demás”. Tu voto interno de tratar siempre de agradar va a compe-
tir por el control. Toma un momento para pedirle al Espíritu Santo que traiga a tu memoria
cualquier voto que hayas hecho. Algunas veces puedes reconocer un voto por la “huella”
que deja a lo largo de tu vida. (“Puesto que yo siempre… me pregunto si alguna vez dije…”).
Renuncia al voto y dale a Dios el permiso de sentarse en el trono.

Amado Dios, renuncio al voto de _______________________. Me declaro


dependiente de ti y confío en ti para todo lo que necesito. Te pido que seas el
Señor de toda mi vida. En el nombre de Jesús, amén.

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SEMANA OCHO
LA MISIÓN DEL REINO: NATURALMENTE
SOBRENATURALES

DÍA 1: CONTANDO TU HISTORIA


Para memorizar esta semana: Hechos 1:8

Lee Hechos 26:4-29

Jesús tenía una misión. Él quería que la mayor cantidad posible de personas tuvieran una
vida abundante y la esperanza del cielo. Esa es nuestra misión también. Cumplir esta misión
es uno de los mayores gozos de seguir al Señor. Muchas personas se aburren y se sienten
insatisfechas porque no encuentran su propósito en el reino. Ayudar a las personas a encon-
trar a Dios es la misión. Ahí es donde está la diversión. Ir a la iglesia no es tan emocionante
– ¡ver a las personas creer en Jesús lo es! Cada cierto tiempo tenemos una celebración de
bautismos al aire libre. Nos reunimos en un lago cerca de la ciudad, adoramos en la playa,
predicamos de Jesús y celebramos el nuevo nacimiento. Estos son tiempos realmente po-
derosos. Siempre regreso a casa con mi ropa mojada pensando: “¡De esto es de lo que se
trata!” Ser un testigo requiere el poder sobrenatural del Espíritu Santo. Confiamos en que
Dios está presente. Al mismo tiempo, somos personas normales y ordinarias. Jesús nos dice
que hagamos cosas sobrenaturales como una parte muy natural de nuestra vida cotidiana.

En Marcos 5, Jesús echó fuera los demonios de un hombre cuya vida estaba en completa
esclavitud a Satanás. En el versículo 18 el hombre le ruega a Jesús que le permita ir con Él.
Jesús no se lo permite, pero le dice: “Vete a tu casa, a los de tu familia, y diles todo lo que el
Señor ha hecho por ti y cómo te ha tenido compasión” (v. 19). Hoy vamos a hablar acerca de
“contar tu historia” – lo que a veces se conoce como tu testimonio.

Lee Hechos 26:4-23. ¿Qué puedes aprender sobre Pablo al leer la historia de su conversión?
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¿Qué puedes aprender acerca de Jesús?


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Lee los versículos 24-29. ¿Cuál era el propósito de Pablo al contar su historia?
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Voy a darte una tarea. Puede ser la más emocionante de este curso. Durante esta semana,
cuéntale al menos a una persona que no sea cristiana la historia de cómo te convertiste en
un seguidor de Jesús. Necesitarás planificar esto. ¿Qué deberías decir? Pregúntale al Señor.
¿Cuándo deberías hablar con esa persona? ¿Dónde? ¿Qué le dirás? Aquí hay una sugeren-
cia. Completa el siguiente ejercicio. Luego acércate a la persona a la que quieres contarle
tu historia. Dile: “Estoy tomando un curso en mi iglesia y tengo una tarea para esta semana.
Tengo que contarle a un amigo como llegué a ser cristiano. ¿Podría contártelo a ti? ¿Tendrías
tiempo hoy a las ____________?” Dile que sólo tomará cinco minutos. Cuando hayas termi-
nado pregúntale: “¿Lo expliqué bien? ¿Te perdí en algún momento?”

Pablo contó su historia muchas veces. ¡Sólo en el libro de Hechos aparece tres veces! Él
adaptaba su historia a la situación y a sus oyentes. La mayoría de nosotros no tenemos tanta
experiencia. (A la mayoría de nosotros Jesús tampoco se nos apareció con una luz cegado-
ra). Tener una estructura nos ayuda a no desviarnos del tema y pasar media hora divagando.

Toma una hoja de papel. De un lado escribe en la parte de arriba: “Mi vida antes de Jesús”.
En el centro de la página escribe: “Cómo me di cuenta de que necesitaba a Jesús”. Del otro
lado de la hoja, en la parte de arriba escribe: “Cómo conocí a Jesús”. Y finalmente, en el cen-
tro de la hoja escribe: “Mi vida desde que conocí a Jesús”.

Puedes ajustar este esquema a tu propia experiencia. Este bosquejo es útil porque no permi-
te que hables sólo de tu vida de pecado antes de Jesús; o que hables sólo de tu conversión
y no de lo que está sucediendo ahora. Por supuesto, cada persona es única. Algunos han
creído en Jesús siendo niños – no hay mucha “vida de pecado” de que hablar. Otros no pue-
den señalar con exactitud “el día”, pero saben lo que Jesús ha hecho en su vida. Adáptalo
para que funcione para ti. ¡Cuéntale a alguien esta semana! Puede ser que te guste y quieras
seguir haciéndolo. Y puede ser que también a tus amigos les guste.

Anotaciones
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DÍA 2: CITAS DIVINAS
Hechos 8:26-40

Un martes por la tarde iba en camino a ayudar en nuestro banco de comida local. Mientras
caminaba, le pedí al Señor un encuentro significativo con alguien. (Algunos días en el banco
de comida son bastante rutinarios). Al orar por esto, vi en mi mente el rostro de un hombre
con una barba desarreglada. Pensé: “Interesante”. Me uní al grupo de voluntarios que estaba
trabajando allí y comencé a repartir bolsas de pan. Justo al final del día, un hombre entró
y se sentó. Definitivamente, tenía barba y cabello desaliñados. Me acerqué a él para iniciar
una conversación. Su nombre era Donald. Su ropa estaba muy gastada, y cuando miré hacia
abajo, noté que sus zapatos estaban casi completamente despegados de las suelas. Dijo que
sus medias se habían mojado y que tenía frío en los pies.

Mientras íbamos al mostrador a recoger su orden de comida, me acordé de un par de botas


negras que tenía en mi closet y que ya no usaba. (Bueno, ¡yo había orado por un encuentro!).
Cuando llegamos al mostrador le pregunté: “Donald, ¿cuánto calzas?” El dijo: “Diez”. Enton-
ces le dije: “Tengo un par de zapatos que te pueden servir. ¿Los quieres?” El estaba feliz de
tener zapatos secos, y fue una demostración del amor de Dios. Si yo no hubiera orado por
un encuentro y no hubiera recibido esa “imagen” en mi mente, quizás no hubiera puesto
atención y habría pasado por alto la necesidad de Donald y la bendición que Dios tenía para
él.

A esta clase de “encuentro oportuno” se le llama cita divina. Las puedes encontrar a lo largo
del Nuevo Testamento. Alguien tiene una necesidad o está buscando a Dios. Dios envía a un
siervo para atender esa necesidad y llevar el evangelio. Dios te hará saber lo suficiente para
que empieces a hablar.

Lee Hechos 8:26-40. ¿Qué fue lo primero que le dijo el ángel a Felipe?
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¿Felipe sabía por qué?


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Lee el versículo 29. ¿Cuál fue su siguiente instrucción?


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¿Fue difícil convencer al Etíope acerca de Jesús?


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Este es un ejemplo clásico – y para mí, gracioso – de una cita divina. ¡Felipe tuvo una expe-
riencia que lo sacudió! Un ángel le dice muy específicamente que vaya “…hacia el sur, por el

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camino del desierto que baja de Jerusalén a Gaza”. (¡Hablando de detalles!). Felipe simple-
mente obedece. (Supongo que si un ángel te hablara a ti de esta manera, también obedece-
rías). El Etíope era algo así como el Ministro de Finanzas de su país (imagina una limosina a
prueba de balas, guardaespaldas armados, con anteojos oscuros y audífonos). Probablemen-
te era peligroso para Felipe acercarse al carruaje. El Etíope estaba leyendo el capítulo del
libro de Isaías que mejor describe a Jesús. “¿De quién habla aquí el profeta?” ¡Hablando de
estar listo! “¿Qué impide que yo sea bautizado?” ¡Este hombre estaba totalmente abierto! El
Espíritu Santo había preparado este encuentro para que Felipe estuviera en el lugar correc-
to y en el momento preciso, porque un hombre estaba buscando a Dios. Dios respondió la
oración de este hombre. Felipe acababa de predicar en Samaria, donde prácticamente una
ciudad entera se había convertido. Ahora el Señor lo enviaba a alcanzar a una sola persona.

No siempre vas a recibir tantos detalles – y al parecer los ángeles sólo descienden en caso
de mensajes realmente importantes. Pero Dios sigue preparando citas divinas con el mismo
propósito: guiar a las personas hacia Él. Esta forma de testificar pone el balón en la cancha
de Dios. “Señor, ¿quién está listo para escuchar mi testimonio? Guíame hacia esa persona”.
Suena mucho más fácil que predicar en el centro comercial. O que hacer la tarea de ayer.
(¿Ya la hiciste? ¡Sólo te quedan seis días!) Sin embargo, las citas divinas por lo general re-
quieren valor. Fe se deletrea R-I-E-S-G-O. El Espíritu te dará un empujón y dirá: “Ve a hablar-
le a ese extraño”, o “Dile a tu cartero que Jesús tiene un mensaje para él”. ¿Estás dispuesto
a hacerlo? Busca a una persona que parece sobresalir de entre la multitud, o a una persona
que constantemente te viene a la mente. Cuando recibes esta clase de instrucciones de
parte de Dios, lo mejor es actuar tan rápido como sea posible. No esperes ver palabras en
el cielo del tamaño de un rótulo gigante. Por lo general, se trata de insinuaciones sutiles del
Espíritu que te hacen pensar si Dios te está hablando, o si estás imaginando cosas.
La clave parece ser: Ora y prepárate para cualquier cosa. Algunas veces tengo la fuerte
impresión de que hay muchas personas que se acuestan desesperadas en la noche diciendo:
“Dios, si realmente estás allí, haz algo”. Nosotros podemos ser la respuesta a esa oración si
“nos sintonizamos” con Dios y le pedimos que nos dé citas divinas.

Otra Cita Divina

Su trabajo en la universidad la llevó a China por dos semanas para reunirse con estudiantes.
Tenía un itinerario ocupado, lleno de reuniones. Ella había orado: “Señor, dame la oportuni-
dad de testificar en este viaje”, pero no parecía haber tiempo ni oportunidad para hacerlo.
Además, le habían asignado dos estudiantes que estaban con ella constantemente. Los ocu-
pados días pasaron sin que tuviera la oportunidad de hablar de Jesús. La hora de almuerzo,
que podía haber sido una ocasión informal para iniciar una conversación, en China es un
tiempo de descanso, y el campus estaba desierto. Esto fue un poco decepcionante. Pero un
día, durante este lapso de dos horas al mediodía, ella se quedó sola con los dos estudiantes
que le habían asignado. Inmediatamente uno de ellos dijo: “En su país acaban de celebrar
la Pascua. En China escuchamos acerca del conejo de Pascua. ¿Podría decirnos cuál es el
verdadero significado de la Pascua?” Así dieron inicio varias conversaciones intensas sobre
la persona de Jesús. Ora y prepárate.

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DÍA 3: LA ORACIÓN DE SANIDAD

Lucas 9:1-2; Hechos 28:1-10

Al leer Mateo, Marcos, Lucas y Juan, es evidente que Jesús sanó a muchas personas. Aproxi-
madamente un 20% de los evangelios son historias de sanidad. La enfermedad no era par-
te del plan de Dios para la creación. No hay enfermedad en el cielo. Cuando Jesús sanaba,
demostraba el amor y el poder del Padre. Cuando oramos por los enfermos y son sanados,
sucede lo mismo. La sanidad glorifica a Jesús y demuestra tanto Su poder como Su compa-
sión.

Un hombre sufría de un dolor agudo en la espalda. Ninguna posición era cómoda para él –
ni de pie, ni sentado o acostado. Fue sanado milagrosamente cuando unos amigos cristianos
oraron por él. ¿Cómo afectó esto su vida? Sobre todo, este hombre estaba totalmente asom-
brado de la compasión personal de Dios hacia él.

Lee Lucas 9:1-2. ¿Qué le dio Jesús a Sus seguidores?


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¿Qué esperaba Jesús que ellos hicieran?


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Lee Hechos 28:1-10. Presta atención a los versículos 7-9. Si estuvieras visitando a una perso-
na y te enteraras de que su padre está enfermo, ¿pensarías en poner tus manos sobre él y
orar? ¿Por qué o por qué no?
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¿Qué necesitas para hacer de la oración por los enfermos una parte natural de tu vida?
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Si bien es cierto que sanar las enfermedades por medio de la oración en el nombre de
Jesús es una acción sobrenatural, la oración por los enfermos puede ser una parte natural
de seguir a Jesús. Me gusta la forma en que el apóstol Pablo oró por el padre de Publio, de
una manera muy discreta. Aunque la sanidad fue dramática, Pablo no hizo un espectáculo.
Simplemente dedicó un tiempo para orar y le pidió a Jesús que sanara a la persona enfer-
ma. ¿Cómo? Jesús le había dado autoridad sobre la enfermedad. No tenía que esperar a que

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hicieran una “reunión de sanidad”. Esto es algo que todo cristiano puede hacer.
Hay dos ingredientes que hacen que nuestra oración por los enfermos sea efectiva. Uno es
la fe en el poder y el deseo de Jesús de sanar a las personas. Leer los evangelios y el libro de
los Hechos aumentará tu fe. El otro ingrediente es nuestra obediencia para tomar el riesgo
de la fe y orar por las personas que están sufriendo. El poder para sanar no está en nosotros
– pero la decisión de orar es nuestra. Hay muchas preguntas en torno a la oración de sani-
dad. No dejes que las preguntas te impidan orar por los enfermos de manera sencilla. Algo
en lo que todos los cristianos parecen estar de acuerdo es que mientras más oramos en fe
por la sanidad de los enfermos, somos testigos de más sanidades.

La mayoría de las personas enfermas se sienten felices de que alguien ore por ellos. Con un
corazón humilde y con fe en Jesús, intenta hacerlo tantas veces como puedas y pídele al Se-
ñor que te enseñe cómo hacerlo. El siguiente es un “método” sencillo para orar por sanidad.

Paso 1: Escucha. Escucha a la persona enferma. Pregúntale: “¿Dónde te duele?” Sin pedir un
largo historial médico, identifica lo que necesita ser sanado. Escucha al Espíritu Santo para
determinar “por qué duele”. Puede ser que el enfermo te lo diga o puede ser que necesites
preguntar. ¿Enfermedad, accidente o condiciones heredadas? El Espíritu Santo puede de-
cirte si la persona tiene temores, preocupaciones o amargura que están relacionados con la
enfermedad. Incluso podría haber situaciones de pecado o de ataque espiritual del enemigo.
Esta revelación te ayuda a saber cómo orar.

Paso 2: Obedece. En vez de orar automáticamente por sanidad, pregúntale al Señor qué le
gustaría hacer; luego ora de acuerdo con lo que Él te indique. Es sorprendente cómo esto
aumenta la efectividad de nuestras oraciones. Ora según Dios te guíe. No tengas temor de
hacer preguntas durante el tiempo de oración: “¿Sientes algo en particular? ¿Qué está ha-
ciendo el Señor? ¿Sientes algo diferente? ¿El Señor te está hablando?” Espera en Dios para
saber “cuándo parar”. Habla con la persona, anímala y afírmala con base en lo que el Señor
te haya mostrado.

Puedes empezar orando por personas que conoces, pero con frecuencia Dios usa la oración
de sanidad por personas que no conoces para atraerlas hacia Él. Puede ser una parte natural
de la vida.

Un amigo estaba caminando en su casa y se golpeó un dedo del pie contra un poste de
acero. Se lastimó mucho, tanto que pensaba que se había fracturado, y tenía miedo de qui-
tarse la media para ver el daño. El dolor era intenso y él gritaba tan fuerte que su esposa y
sus hijos vinieron corriendo para ver qué había ocurrido. Inmediatamente su hija de seis años
dijo: “Deberíamos orar por el pie de papi. Querido Jesús, sana el dedo de mi papá y haz que
se sienta mejor”. El dolor cesó por completo de una forma tan repentina que mi amigo ape-
nas podía creerlo. En un momento estaba gritando de dolor, y al siguiente era como si nunca
se hubiera lastimado. Su hija simplemente había sido movida a pedirle a Jesús que lo sanara.

¿Estás dispuesto a asumir el riesgo de la fe y orar por alguien que está enfermo? Pídele a
Dios que te dé la oportunidad de hacerlo.

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DÍA 4: LA GUERRA ESPIRITUAL
Efesios 6:10-13; Apocalipsis 12:7-12

¿Qué son los demonios y por qué aparecen tan a menudo en los evangelios? ¿Qué tienen
que ver con nosotros? Sería lindo pensar que después de entregar tu vida a Jesús, el res-
to de tus días sobre la tierra fueran color de rosa. Lamentablemente, este no es el caso. Es
verdad que muchas cosas se tornan más fáciles y más pacíficas, pero otras se vuelven más
difíciles. ¿Por qué sucede esto? Porque estamos en medio de una zona de guerra. Tenemos
un enemigo real, Satanás, y nos enfrentamos con demonios – quizás no todos los días, pero
más a menudo de lo que somos conscientes.

Lee Apocalipsis 12:7-12. ¿Qué te impresiona más de estos versículos?


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¿Por qué está enojado el diablo y quién siente su furia?


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Lee Efesios 6:10-13. ¿Contra quién es tu lucha?


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¿Es posible ganar esta guerra? ¿Por qué?


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¿Cómo puedes vencer?


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Un Enemigo Derrotado

Dios creó la tierra en perfección. Adán y Eva recibieron autoridad y dominio sobre la tierra
y sus criaturas. Recibieron autoridad de Dios. Pero entonces pecaron y le dieron al diablo in-
fluencia en la tierra. Es como si Dios fuera el dueño de la casa (la tierra) y Adán y Eva fueran
los inquilinos, pero le subarrendaron a Satanás. El pecado le dio a Satanás un derecho limita-
do para “robar, matar y destruir” (Juan 10:10). El diablo es real y tiene autoridad limitada en
la tierra. Jesús llamó al diablo “el príncipe de este mundo” (Juan 14:30). Recuerda, Satanás
trató de tentar Jesús ofreciéndole “todos los reinos del mundo” (Mateo 4:8-9) – al parecer
eran suyos para ofrecer.

Derrotar a Satanás era un aspecto de la misión de Jesús en la tierra. Su principal tarea era
redimir a la humanidad caída. A la vez, Él vino para anunciar un reino en el cual el diablo no

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tiene dominio. “El Hijo de Dios fue enviado precisamente para destruir las obras del diablo”
(1 Juan 3:8). Jesús fue completamente victorioso: “…y despojando a los principados y a las
potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” (Colosenses 2:15). En
aquel día de resurrección dieron inicio los tiempos finales, porque nuestro enemigo ha sido
derrotado y “tiene poco tiempo” (Apocalipsis 12:12).

Entonces, ¿Por qué hay una batalla?

Día-D. 6 de junio de 1944. Las fuerzas aliadas invadieron Normandía, Francia, y con un terri-
ble costo humano, recuperaron un punto estratégico en Europa. Los historiadores concuer-
dan en que ese día, Hitler y su ejército Nazi perdieron la Segunda Guerra Mundial. La escri-
tura estaba en la pared; Hitler estaba derrotado. Sin embargo, la guerra continuó por todo
un año más. Algunas de sus batallas más amargas tuvieron lugar en los meses posteriores
al Día-D, cuando la victoria fue ganada, y antes del Día-VE, cuando los Nazis se rindieron. La
guerra fue ganada, pero aún no había terminado. Lo que siguió fue una enorme y costosa
operación de “limpieza”.

En nuestra batalla espiritual, vivimos en un tiempo similar de “ya” pero “todavía no”. Jesús
ha derrotado definitivamente al diablo; sin embargo, hasta que Jesús regrese, el diablo y sus
demonios hacen todo lo que está en su poder para robarle a Dios la adoración y mantener a
la gente en su condición perdida. El reino de Dios es resistido por el dominio de la oscuridad,
el cual tiene al mundo sujeto bajo su poder. Vivimos “entre los tiempos”. No vemos que to-
dos los enfermos sean sanados. La iglesia experimenta retrocesos. Los soldados abandonan
las filas. ¡Esto no es el cielo todavía! Ser cristiano no es “seguro”.

No hay punto de comparación

Aunque estamos en medio de una batalla en la cual hay víctimas y pérdidas aquí en la
tierra, es importante saber que la victoria de Dios sobre Satanás jamás ha sido cuestionada.
Dios no tiene igual. Él es el Creador; en cambio el diablo es simplemente una de sus creacio-
nes. Dios es todopoderoso; el diablo no, ni sus demonios. Esto nunca ha sido una competen-
cia – ni nada que se le parezca. Sin embargo, puedes esperar resistencia. En algunas épocas
y lugares, la resistencia será intensa.

En varios países hoy en día, ser bautizado implica automáticamente una sentencia de un
año de cárcel. En algunas culturas, convertirse al cristianismo significa ser desheredado por
tu familia. En tu mundo, puedes ser rechazado o ignorado por seguir a Jesús. Puedes expe-
rimentar cada vez más tentación. En ocasiones puedes luchar contra un muro de desánimo
inusual, o ser atacado por grandes temores. Esto puede ser la obra del enemigo. Así que,
“por último, fortalézcanse con el gran poder del Señor. Pónganse toda la armadura de Dios
para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo” (Efesios 6:10-11).

88
DÍA 5: AUTORIDAD SOBRE LOS DEMONIOS

Mateo 12:22-29

¿Has orado ya por alguien que necesite sanidad? ¿Cómo te va con la tarea de contarle tu
historia a alguien esta semana? Pídele a Dios que te ayude y anímate a dar este paso. ¡Hay
tantas oportunidades para la aventura!

Eran las nueve de la noche, cuando recibí una llamada de uno de los líderes de nuestra
iglesia. Su esposa, Patricia, se había ido a la cama temprano, y de pronto se había desper-
tado llena de terror. No podía controlar la sensación de que alguien estaba en el dormitorio
y quería matarla. No podía deshacerse del sentimiento de temor, aún después de encender
las luces y de que su esposo revisara la habitación. Patricia tiene un gran sentido común y
lo que sucedió no es común en ella. Su esposo me llamó para preguntarme si podía ir y orar
por ellos. Mientras manejaba hacia su casa, le pregunté al Señor de qué se trataba esto. Me
pareció que Dios me decía que toda esta situación tenía una causa espiritual – demonios.

Cuando llegué, Patricia y su esposo estaban ansiosos. Ella se disculpó por no poder desha-
cerse del temor que sentía. Yo sabía que esta pareja amaba a Jesús y que ninguno de ellos
había estado involucrado en prácticas de ocultismo, así que les hice unas cuantas preguntas
sobre lo que había estado sucediendo en su vida. El esposo recientemente había obedecido
el mandato del Señor de recibir capacitación para el ministerio y se habían comprometido a
seguir la dirección que el Señor les mostrara. Ellos dijeron un par de cosas que confirmaron
en mi espíritu que lo que Patricia había experimentado era un espíritu inmundo tratando de
robarle la paz y de cambiar sus planes de servir al Señor. Entonces oramos para que Jesús
viniera y reprendiera todo ataque demoniaco contra esta familia, y especialmente contra
Patricia. Casi de inmediato la atmósfera se tornó más liviana. Durante la oración, Patricia vio
la mano del Señor que se extendía desde el cielo y tomaba su mano. La sensación de oscuri-
dad y temor se desvaneció, y ella se sintió segura.

Este es un ejemplo de una de las muchas formas en que los demonios pueden tratar de “ro-
bar, matar y destruir”. Los demonios pueden causar confusión, desánimo y desunión. Pue-
den tentar, engañar, traer enfermedad y someter a las personas a esclavitud. Los demonios
no son la única causa de este tipo de situaciones, pero esto es lo que caracteriza su modo
de operar. Los demonios pueden acosar a una persona u oprimirla severamente. Jesús se
encontró con muchas personas que estaban experimentando diversos grados de opresión
demoniaca. Su solución fue siempre la misma: “¡Fuera!”

Ayer vimos que Jesús le dio a sus seguidores autoridad y poder sobre las enfermedades y
los demonios. Lidiar con demonios es parte de la irrupción del reino de Dios.

Lee Mateo 12:22-29. Una multitud ve a Jesús sanar a un hombre. Se preguntan si Jesús es el
Mesías. ¿Por qué?
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Jesús dice que Satanás nunca hace el bien. ¿Por qué?


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Lee el versículo 28. ¿Cuál es la importancia de que Jesús haya echado fuera los demonios?
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El pueblo judío en los tiempos de Jesús creía que Dios iba a enviar un Salvador, el Mesías o
hijo de David, quien realizaría milagros. Pensaban que el Mesías reinaría en un reino terre-
nal. Jesús vino hablando del reino de Dios y demostrando cómo era Dios. En el cielo no hay
enfermedad, muerte, hambre o demonios. Jesús enseñó acerca del Padre y le mostró a la
gente cómo sería cuando el cielo irrumpiera. Los enfermos eran sanados, los muertos eran
resucitados, multitudes hambrientas eran alimentadas, y los demonios eran echados fuera.
“Venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo” (Mateo 6:10). Jesús dijo
que cuando Él echaba demonios por el poder del Espíritu de Dios, era una señal de que el
reino de Dios se había acercado (Lucas 11:20). El reino de Satanás había sido expulsado. Era
la máxima lección visual – palabra y hechos.

Probablemente no hay otra área de ministerio en el reino en la que necesitamos más ense-
ñanza sabia que en el tema de lidiar con demonios. Pero esta autoridad sobre las tinieblas ha
sido dada a cada creyente en el poderoso nombre de Jesús. ¿Has tenido alguna experiencia
en la que sentiste que estabas enfrentando una oscuridad espiritual muy intensa? Habla de
esto con tu mentor la próxima vez que se reúnan.

Anotaciones
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90
SEMANA NUEVE
LAS HERRAMIENTAS DEL REINO: LOS DONES
DEL ESPÍRITU SANTO

DÍA 1: PODER PARA EL MINISTERIO


Para memorizar esta semana: 1 Pedro 4:10

Lee 1 Corintios 12:1-31

Vamos a dedicar esta semana a estudiar los dones del Espíritu Santo. El término griego que
se utiliza en el Nuevo Testamento para referirse a los dones espirituales es charismata. Cha-
rismata significa literalmente “dones de gracia”. Los dones son las “herramientas” del reino
que nos permiten llevar a cabo nuestra misión. Un mecánico sería incapaz de reparar un mo-
tor sin una caja de herramientas especializadas. De igual manera, sin los dones del Espíritu
Santo, el cristiano se ve impedido para cumplir su misión. Un don espiritual es una capacidad
sobrenatural dada por Dios para realizar una tarea en particular. Nosotros no los ganamos ni
trabajamos para obtenerlos.

Los dones pueden complementar las habilidades naturales, destrezas o talentos de una
persona. Por ejemplo, un cristiano con recursos financieros puede tener el don de dar. Sin
embargo, también puede ser que no haya relación entre ellos, como el caso de una mesera
que tiene el don de evangelismo. Como seguidor de Jesús, tú tienes dones espirituales –
todo discípulo los tiene. Cada creyente necesita descubrir y desarrollar los dones que Dios le
ha impartido. Más adelante en la semana veremos muchos ejemplos de dones espirituales y
de cómo se usan para ser de bendición.

Herramientas, no juguetes

Los dones espirituales le pertenecen al Espíritu Santo, no a ti. Él te ha prestado Sus herra-
mientas. Los dones no se otorgan como señal de espiritualidad, madurez o de que ya has
“llegado”. A excepción del don de lenguas, los dones no son para el beneficio del usuario. No
son dados para que podamos “lucirnos” o dar un espectáculo.

En una ocasión fui a una tienda de música y llevaba mi guitarra en un estuche ordinario. No
iba muy bien vestido, y fui prácticamente ignorado por el personal de la tienda… hasta que
saqué mi guitarra. Era un instrumento muy fino y muy costoso. De repente ¡era un cliente
importante! Recibí atención y hasta admiración, porque poseía una pieza de madera bien
trabajada. ¡Ridículo! Fui honrado por la herramienta musical que poseía – ni siquiera porque
supiera tocar bien.

Así es como funciona el reino de este mundo. Compramos estatus y respeto. En la iglesia,
algunas personas cometen el mismo error. Honran a un cristiano que tiene un fuerte don de
sanidad, enseñanza o profecía. Entonces esa persona puede, erróneamente, desarrollar orgu-
llo por el don que ha recibido. Pero los dones son para “hacer música”, no para ser admira-
dos ni para dar estatus al creyente. ¿Entiendes?

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Lee 1 Corintios 12:1-3. ¿Puede tener dones del Espíritu Santo alguien que no conoce a Jesús?
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Lee el versículo 7. ¿Cuántos cristianos tienen dones espirituales?


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¿Para qué son dados los dones espirituales?


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Lee los versículos 8-11. ¿Quién decide cuáles dones se otorgan a cada creyente?
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Lee los versículos 12-31. ¿Deberían todos los cristianos ser semejantes en sus dones?
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Algunos dones son muy evidentes mientras que otros pasan inadvertidos. ¿Esto hace que
algunos cristianos sean más importantes que otros? Explica.
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DÍA 2: EL FRUTO DEL ESPÍRITU SANTO
Gálatas 5:16-26

Para continuar aprendiendo acerca de los dones espirituales, también necesitamos hablar so-
bre el fruto del Espíritu. Los dones y el fruto se complementan entre sí. Veamos Gálatas 5.
Gálatas 5:16-26. ¿Cuáles son algunas de las “obras de la naturaleza pecaminosa” o “la carne”?
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¿Qué es el fruto del Espíritu Santo? (Se compone de nueve elementos).


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¿Has sentido alguna vez el “conflicto” entre “la carne” y “el fruto” en tu vida? Explica.
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El fruto del Espíritu Santo tiene que ver con el carácter de Jesús en ti. ¿Qué pasaría si Jesús
tomara posesión de tu cuerpo? (En realidad, ya lo ha hecho, siempre y cuando te sometas
a Él). Serías “tú”, pero con el amor, el gozo y la paz de Jesús fluyendo de ti. Imagina tener la
bondad de Jesús, la paciencia de Jesús, el dominio propio de Jesús. Quizás estás pensando:
“Eso es exactamente lo que quiero. ¡Yo me apunto! Ya no quiero más las obras de la carne”.
¡Si tan sólo fuera una decisión que se toma una sola vez en la vida!

En realidad, la forma en que esto sucede es que cada día, a cada momento, le permites a
Jesús vivir a través de ti. Cada mañana dices: “Señor, soy tuyo. Vive a través de mí”. El Es-
píritu Santo hace que el carácter de Jesús se forme en ti. La oración, el estudio bíblico, la
memorización de pasajes bíblicos, la adoración, el ayuno y la obediencia, son todas disci-
plinas espirituales que nos capacitan para la “carrera” de la vida. Cuando desarrollas estas
disciplinas en tu vida y te sometes a Jesús diariamente, te descubrirás a ti mismo actuando
como Jesús. ¡Ese es el fruto del Espíritu Santo! Tanto el fruto como los dones son regalos de
gracia.

¿En qué se diferencian los dones y el fruto?

1. Muchos dones, un fruto. Lee otra vez el versículo 22. ¿Dice fruto o frutos? El carácter de
Jesús no puede ser dividido. No sería semejante a Jesús alguien que sea amoroso pero
ansioso, o alguien paciente pero poco amable. El fruto del Espíritu Santo es singular y viene
en un solo paquete. Es un fruto. Todos los cristianos deben crecer en la totalidad del carác-
ter de Jesús. No se nos permite “especializarnos”. Puedes decir: “Señor, soy una persona
con dominio propio, pero soy irritable. Simplemente el gozo no es mi don”. No, el gozo no
es un “don”. Es una parte del carácter de Jesús. Sí, Él quiere que Su gozo fluya a través de
ti. Por otra parte, cuando se trata de los dones del Espíritu, Él “reparte a cada uno según él
lo determina” (1 Corintios 12:11). No tienes todos los dones. Está bien especializarse un poco,
porque el Espíritu Santo ha determinado tu descripción de trabajo en el reino.

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2. Con los dones, desarrolla tus fortalezas; con el fruto, trabaja en tus debilidades. Con fre-
cuencia, es en tu debilidad que Dios hace cosas sorprendentes a través de ti (ver 2 Corintios
12:9). Sin embargo, eso no significa que deberías procurar ciertas formas de servicio en el
reino que anhelas, pero para las cuales no tienes los dones necesarios. ¿Cuáles habilidades
espirituales te ha dado el Señor? Invierte tu tiempo en esas cosas. Con los dones, desarrolla
tus fortalezas. Cuando se trata de carácter, ponte de acuerdo con el Señor para fortalecer
tus áreas débiles.

De vez en cuando encuentras cristianos que tienen un fuerte don, pero al parecer les falta de-
sarrollar el carácter de Cristo. Puede ser una persona con un fuerte don de profecía, pero que
se ofende por cualquier cosa. Puede ser alguien que enseña muy bien, pero tiende a ser con-
trolador. Lamentablemente, algunas personas que tienen dones fuertes pueden incluso verse
involucradas en situaciones de inmoralidad. Buenos dones, fruto pobre. Dios está más intere-
sado en nuestro corazón, en nuestro carácter y en Su fruto fluyendo a través de nosotros.

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DÍA 3: ¿CÓMO PUEDO DESCUBRIR MIS DONES?
Romanos 12:1-8

En nuestra casa, para Navidad, hemos tenido la bendición de tener muchos regalos bajo
el árbol. Los cuatro ponemos los regalos bajo el árbol sin ningún orden en particular. En la
mañana de Navidad, parte de la diversión es tratar de encontrar las etiquetas que dicen para
quién es cada regalo, y cuáles son regalos para la familia – generalmente son cajas de cho-
colates (con una expectativa de vida de unos 5 minutos).

¿Cómo llegas a descubrir tus regalos de parte del Señor? No vienen con etiqueta. Romanos
12 habla acerca de los dones y de la actitud del corazón que debe acompañarlos.

Lee Romanos 12:1. ¿Qué crees que significa ofrecer tu cuerpo a Dios como un sacrificio vivo?
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Lee el versículo 2. ¿Qué significa “no amoldarse… a los patrones de este mundo”?
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¿Qué sucede cuando somos transformados?


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Lee los versículos 3-5. ¿Cuál palabra describe mejor la actitud que deberíamos tener?
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¿Pensaste en la palabra humildad? Humildad es simplemente tener una perspectiva correcta


de quién eres tú y quién es Dios. La humildad es quizás la más hermosa de las virtudes cris-
tianas. Es la virtud de la que brotan todas las demás. Te guardará del peligro una y otra vez.
Al ofrecerte a ti mismo sin condiciones al servicio de Dios, te será fácil descubrir y usar tus
dones espirituales. Es interesante que la humildad está relacionada con la palabra “humus”.
El “humus” es un suelo muy rico, lleno de nutrientes y composta. Permite que las plantas
crezcan. La humildad es el suelo en el que crecen los dones. Romanos 12 demanda una re-
visión de actitud, y luego te exhorta a usar tus dones al máximo. A continuación hay cuatro
ideas para ayudarte a descubrir tus dones. (Supongo que a estas alturas ya te has dado
cuenta de que orar y escuchar a Dios son los primeros pasos).

1. ¡Pruébalo todo al menos una vez! De hecho, pruébalo todo varias veces. Una de las
mejores maneras de descubrir tus dones es probando diferentes ministerios. Los ministerios
en los que te desempeñas bien (y que por lo general amas) son usualmente los ministerios
para los que tienes dones. Así que… participa en muchas actividades de alcance evangelís-
tico, ora por las personas enfermas, realiza muchas tareas de servicio, trata de explicarle un

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versículo de la Biblia a un amigo, da muchos regalos, participa como voluntario en un banco
de comida, en un comedor u hospital, dirige la adoración en tu grupo de hogar, profetiza
a todo lo que respira, relaciónate con personas de otros países y pídele al Señor que te dé
algunas palabras de ánimo para alguien que las necesite. Dale tiempo. Quizás te sorprendas.
Los pequeños fracasos iniciales no necesariamente significan que no es tu don. Alguien solía
decir: “Ve y ora por doscientas personas enfermas; luego ven y háblame de la sanidad”.

2. Pregúntale a un amigo. Pregúntale a los miembros de tu grupo de hogar, a otros cris-


tianos que conoces, al líder de tu grupo de hogar. A menudo otras personas pueden identifi-
car las áreas en las que tienes dones antes de que tú puedas hacerlo. También pueden darte
una opinión honesta sobre algo que quizás no sea tu don. Lamentablemente, algunos cristia-
nos no piensan de sí mismos con moderación (Romanos 12:3); se ven a sí mismos viajando
alrededor del mundo, desempeñando ministerios llenos de poder que exaltan a la persona.
Recuerda la palabra humildad y escucha a tus hermanos y hermanas en Cristo.

3. Relaciónate con personas que ejercen sus dones. Pablo le recuerda a su hijo es-
piritual, Timoteo: “No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con
la imposición de las manos del presbiterio” (1 Timoteo 4:14 – RV). No hay nada como otros
cristianos que están ejerciendo sus dones para inspirar, afinar y declarar tus dones. Timoteo
había estado con los líderes de la iglesia, quienes habían orado y tenían un mensaje proféti-
co de parte de Dios respecto a sus dones.

4. Toma un curso sobre los dones espirituales. Nuestra iglesia utiliza un excelente
libro de Christian Schwartz titulado Los Tres Colores del Ministerio. Incluye una pequeña
evaluación sobre dones espirituales para ti y un par de amigos. Considera tomar este curso
en los próximos meses y aprender así cuán creativa y colorida ha hecho Dios a la iglesia.

Anotaciones
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DÍA 4: ROL, DON, MINISTERIO, LIDERAZGO
Lucas 22:24-27

Durante la secundaria, me sentaba en la banca del equipo de baloncesto. Simplemente no


tenía suficiente talento para ser uno de los jugadores titulares que jugaban la mayor parte
del partido. Yo era un fanático del baloncesto. Me esforzaba mucho durante la práctica. Ha-
cía cien tiros libres cada día. Simplemente no era lo suficientemente bueno para ser titular. Si
nuestro equipo iba ganando cómodamente con una ventaja de veinte puntos, quizás yo lo-
graba jugar los dos últimos minutos del partido. Entonces, podía tener la bola en mis manos
y algunas veces hasta anotar. Pero la mayoría de los juegos los pasaba en la banca, fuera de
la acción.

El reino de Dios es diferente. Todos son titulares. Dios tiene un trabajo de importancia en el
reino para ti. No tienes que ver a los profesionales hacerlo. Tú puedes jugar. Sólo tienes que
saber que no todos juegan en la misma posición en el reino. Dios escoge tu lugar. “Oye, ¿por
qué no puedo jugar al centro?” Quizás porque Dios te hizo de 1.50 m de estatura. (La mayo-
ría de los centros miden alrededor de 2.10 m de estatura). Dios te ha dado dones para otra
cosa, pero te garantiza que estarás en el juego. Hoy vamos a ver los diferentes niveles en los
cuales servimos al Señor.

Rol

“Yo no hago eso, no es mi trabajo.”


“Voy a transferir su llamada, ese no es mi departamento.”
“Aquí no atendemos ese tipo de pedido.”

¿Te suena familiar? Vivimos en un mundo tan especializado que las personas con frecuencia
tienen descripciones de trabajo muy limitadas. Puedes meterte en serios problemas si haces
el trabajo de alguien más. No es así en el reino de Dios. Aunque cada cristiano tiene dones
especiales, todos debemos “hacer de todo”. Es bueno conocer tus áreas de fortaleza, pero
a veces Dios te pedirá que hagas algo porque eres la persona que está en el lugar correcto
y en el momento preciso. No permitas que tu fortaleza o especialidad te impida hacer lo
correcto. Los cristianos tenemos ciertos roles que todos debemos cumplir, ya sea que tenga-
mos los dones o no.

Lee 2 Timoteo 4:1-5. Escribe algunas de las cosas que Pablo le dice a Timoteo que haga.
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El evangelismo es un don, pero aún así Pablo le dice a Timoteo que haga el “trabajo” de
evangelismo (v. 5). Podemos llamar rol a una tarea general. En 1 Corintios 14:39 Pablo nos
dice: “Procurad profetizar” (RV). Aunque no tengamos el don de profecía, todos debemos
cumplir el rol.

Ministerio
Cuando un creyente tiene un don espiritual y lo usa fielmente y con madurez durante cierto
tiempo, decimos que esa persona tiene un ministerio. Simplemente ha llevado a cabo esa
tarea por largo tiempo y lo ha hecho bien. Otros lo reconocen. Las personas en necesidad
acuden a él o ella. Esta persona ha aprendido a escuchar la voz de Dios y no se deja llevar
por las expectativas de los demás. Ha aprendido a sustentar su ministerio por medio de la
oración personal y el apoyo de intercesores.

¿Cuántos ministerios puede tener un discípulo? Por lo general sólo uno o dos, tales como

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sanidad y el liderazgo de un grupo de hogar (pastorear). Un ministerio requiere una canti-
dad de tiempo significativa. Puede ser una fuente de gran gozo y satisfacción, pero también
requiere mucha paciencia y fidelidad. Quienes tienen ministerios descubren que su gozo,
identidad y esperanza descansan en la persona de Jesús – no en el éxito o fracaso de su
trabajo para Jesús.

Lee Hechos 9:36-43. Dorcas es resucitada. ¿Qué se dice en estos versículos acerca de su
ministerio?
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Lee el versículo 39. ¿Por qué crees que las viudas estaban particularmente tristes por su
muerte?
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Liderazgo

Lee Lucas 22:24-27. Los discípulos estaban discutiendo sobre quién sería el más importante
entre ellos. ¿Qué creían ellos que significaba ser un líder (vs.24-25)?
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Lee los versículos 26-27. ¿Qué dijo Jesús que significa ser líder?
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¿Cómo demostró Jesús que Él era un líder?


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En el reino “al revés” de Dios, muchas cosas son lo opuesto de nuestro mundo. Una de ellas
es el liderazgo. Vemos a los presidentes y a los gerentes generales como personas que ejer-
cen poder, que disfrutan de muchos privilegios y que son tratados como “gente importante”.
Jesús dijo que los líderes deben atender las necesidades de los demás – no satisfacer sus
propias necesidades. El liderazgo no es una posición de estatus o privilegio, sino un lugar
de servicio. ¿Quieres ser un líder? Eso es bueno, pero estás enlistándote para más trabajo,
no menos. Más sacrificio, no menos. Más dependencia de Dios, no menos. ¿Quién tiene más
responsabilidad, un hijo o un padre? De la misma manera, el líder acepta el rol de siervo.

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SEMANA DIEZ
LA ABUNDANCIA DEL REINO:
LA PROVISIÓN Y EL DAR

DÍA 1: DIOS SUPLIRÁ PARA TUS NECESIDADES


Para memorizar esta semana: Filipenses 4:19

Lee Lucas 12:22-34

¡Felicidades! ¡Ya estás cerca de completar el estudio de Pasaporte!

En esta última semana vamos a estudiar cuál es el lugar del dinero en la vida del discípulo.
Jesús enseñó extensamente en cuanto a la provisión, las posesiones y el dar. Afortunada-
mente, Jesús es muy práctico en Su enseñanza acerca de este tema, que quizás no vemos
como un tema “espiritual”.

Alguien dijo que la preocupación es como una mecedora. No te lleva a ninguna parte, pero
te da algo qué hacer. ¿Qué sucedería si nunca más tuvieras que preocuparte por el dinero?
Piénsalo. ¿Qué diferencia haría si supieras que todas tus cuentas van a ser pagadas y que
siempre vas a tener lo suficiente? Puede ser que haya algunos altibajos, pero podrías vivir
con contentamiento y paz en cuanto a tus finanzas. Así es como puede ser la vida del discí-
pulo. Dios, quien es el dueño de “los animales del bosque, y… el ganado de los cerros” (Sal-
mo 50:10), suplirá para tus necesidades. Tú eres Su siervo. Es responsabilidad del amo velar
por las necesidades de sus siervos. Puedes tener la fe de que Dios suplirá.

Lee Lucas 12:22-29. ¿Cuáles son tus preocupaciones en cuanto al dinero?


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Lee el versículo 22. Dios te dice que no te afanes. ¿Por qué?


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¿Por qué Dios proveerá para ti?


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Lee los versículos 29-31. ¿Cuál es la diferencia entre el “mundo pagano” y tú?
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Escribe el versículo 31 en tus propias palabras.
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Lee los versículos 32-34. ¿Qué significa para ti que el Padre te ha dado el reino?
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¿Hay algo que te impide ser generoso con otras personas?


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¿Cuántas veces dice Jesús “no se afanen”? Varias. ¿Cuál es Su punto? En realidad es un man-
dato. No se nos permite afanarnos porque debemos confiar en que nuestro Padre Celestial
cuida de nosotros y provee para nuestras necesidades.

Tener fe es tomarle la palabra a Dios. Su Palabra dice que Él cuidará de ti. ¿Cuáles preocupa-
ciones financieras estás enfrentando ahora? ¿Estás enfrentando una situación de pobreza?
Toma tiempo para hablar de esto con el Señor. Descansa en Su promesa de provisión.

Anotaciones
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100
DÍA 2: CONTENTAMIENTO

Filipenses 4:10-19; Marcos 10:17-31

Lee Filipenses 4:19. ¿Qué ha prometido Dios?


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¿Conforme a qué?
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¿Qué significa eso?


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Toma tu tiempo para meditar en esta gran verdad. Dios suplirá para tus necesidades. Jesús
quería que sus discípulos se concentraran en el reino, sabiendo que Dios se haría cargo del
resto. ¡Créelo!

Date cuenta, sin embargo, que Dios no ha prometido satisfacer todos tus deseos. Puedes
contar con que el Señor te dará maravillosos regalos de bendición, así como el pan de cada
día (y el alquiler, y el transporte, etc.), pero Él no ha prometido satisfacer cada capricho
nuestro. En un mundo que necesita desesperadamente la misericordia y la justicia, “gran
ganancia es la piedad acompañada de contentamiento” (1 Timoteo 6:6 – RV). Una familia
adinerada se pasó a vivir al lado de una casita modesta. El dueño de la casa pequeña ob-
servaba desde la cerca los muebles costosos que eran llevados a la lujosa casa. Llamó a su
nuevo vecino y le dijo: “Bienvenido al vecindario. Si necesita alguna cosa, venga a verme. Yo
le enseñaré cómo sobrevivir sin ella”. El contentamiento no se encuentra en las posesiones
materiales.

Hay un equilibrio dinámico. Algunas veces Dios nos sorprende con bendiciones más abun-
dantes de lo que podemos imaginar. (En una ocasión toda nuestra familia viajó a Inglaterra
gracias a un regalo de Dios. Fueron las mejores vacaciones familiares de nuestra vida.). En
otros momentos vivimos con sencillez, regocijándonos porque tenemos lo suficiente.

Lee Filipenses 4:10-19. ¿Estaba Pablo contento por haber recibido dinero de los Filipenses?
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¿Pablo vivía siempre con lujos?


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¿Cómo podía Pablo ser feliz cuando el dinero era escaso?


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¿Cómo te sientes respecto a tu situación financiera? ¿Arruinado? ¿Encantado? ¿Contento?


¿Insatisfecho?
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101
¿De qué manera el hecho de ser un discípulo cambia tu perspectiva respecto al dinero?
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Hay algunas iglesias que predican un “evangelio de prosperidad”. Creen que la Biblia le pro-
mete al creyente salud, riqueza y éxito. Ciertamente hay verdad en esto. ¡Aleluya! El evange-
lio es, después de todo, buenas noticias. La oración de Jabes (1 Crónicas 4:10) es una fantás-
tica oración de fe en la abundancia del reino. Pero no es toda la verdad. Jesús vivió una vida
sencilla y rechazó el poder del dinero, que lleva a la corrupción. La riqueza no es mala, pero
puede ser peligrosa. (La mayoría de nosotros estaríamos dispuestos a correr el riesgo de ser
ricos. Somos un poquito insensatos).

Lee Marcos 10:17-31. ¿Qué estaba buscando el hombre rico?


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¿Por qué Jesús desafió al hombre a romper el vínculo con las riquezas?
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¿Por qué el dinero es un obstáculo en el camino del reino?


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Medita en el versículo 28. ¿Son estas palabras una realidad en tu vida?


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El discípulo necesita levantarse contra la “cultura de consumo” que promueve el tener más y
más. Jesús dijo: “La vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee”
(Lucas 12:15). ¿Estás contento con lo que Dios te ha dado? Donde está nuestro tesoro, allí
está nuestro corazón (Mateo 6:21). Los lujos parecen obstruir nuestras arterias espirituales,
independientemente de cuál sea nuestro nivel de ingreso. Perdemos compasión y poder
espiritual. Si tienes abundantes recursos financieros – ¡maravilloso! Busca la guía del Espíritu
Santo para ser un buen mayordomo y sabiduría para servir a Dios con todo lo que Él te ha
dado.

Hay una poderosa historia de sanidad en Hechos 3:1-10. Un mendigo paralítico pide dinero a
Pedro y Juan. Pedro le dice: “No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre
de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda” (v. 6).

Hace un siglo, un sacerdote estaba caminando por una hermosa catedral. Miró hacia el cielo
raso y el altar cubiertos de oro. Entonces miró a un monje y le dijo: “Ves, hermano, la iglesia
ya no tiene que decir ‘no tengo plata ni oro’”. “No” – replicó el monje – “pero tampoco puede
decir ‘levántate y anda’”.

No permitas que el dinero te robe tu intimidad con Dios y tu dependencia de Él.

Los mejores cristianos que he conocido saben vivir contentos cuando hay abundancia y
cuando hay escasez. No juzgan a otros por tener riquezas o por ser pobres. Disfrutan los
banquetes y las celebraciones. Pueden dar libremente. Han aprendido el secreto del conten-
tamiento.

102
DÍA 3: DAR
2 Corintios 9:7; Proverbios 3:9-10; 1 Corintios 16:1-3; Malaquías 3:6-12

Dar al Señor es una de las formas en que demostramos gratitud. Es una parte de nuestra
adoración, al igual que lo es cantar u orar. Nos enseña a confiar en el Señor y a depender de
Él. Nos ayuda a mantener nuestro corazón puro y nuestra billetera bajo el señorío de Jesús.
Puesto que sabemos que Dios suplirá para todas nuestras necesidades, somos libres para
dar.

Cómo Dar

Actitud del corazón: Lee 2 Corintios 9:7. Al dar, ¿cuál actitud agrada a Dios?
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¿Cuáles actitudes debemos evitar?


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Prioridad: Lee Proverbios 3:9-10. ¿Cuándo apartaba Israel parte de su ingreso para el Señor?
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Constancia: Lee 1 Corintios 16:1-3. ¿Con cuánta frecuencia se recogían las ofrendas?
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Cuando fue el momento de construir el “centro de adoración portátil” (llamado el Taberná-


culo), Moisés llamó al pueblo de Dios a dar (Éxodo 35 – 36). Estaban tan entusiasmados por
dar para el Señor, que llegaron al punto en que Moisés tuvo que decirles que ya no dieran
más. Ese espíritu de gozo y entusiasmo bendice el corazón de Dios. No permitas que el po-
ner tu ofrenda en la canasta se convierta en rutina. (Algún domingo durante la ofrenda, salta
de tu asiento, agita tu ofrenda en el aire y grita: “¡Gracias Jesús!”).

Además, hay algunas consideraciones prácticas. Da de tus “primicias” – eso significa dar
tan pronto como recibes tus ingresos. Todos sabemos que el mes dura más que el dinero.
Si esperas hasta pagar todos tus recibos, verás que a menudo queda poco para dar. Si das
primero, te sorprenderás de cómo se resuelve lo demás. (Millones de discípulos han com-
probado esto a lo largo de los siglos). Da de manera regular y consistente, de acuerdo con
tus ingresos. Si a veces das y a veces no, te darás cuenta que la mayoría del tiempo no das.
Habrá momentos en los que podrás bendecir a Dios con ofrendas especiales, pero el resto
del tiempo, mantén el hábito de dar al Señor a través de tu iglesia local.

103
Cuánto Dar

Yo recomiendo diezmar – eso es dar al Señor el 10% de tus ingresos. Esta clase de patrón
consistente tiene un firme fundamento en las Escrituras. En 1 Corintios 16:2 leemos que cada
persona debe apartar una suma de dinero “conforme a sus ingresos”. Eso es dar proporcio-
nalmente. La proporción según la cual el pueblo de Dios debía dar antes de que Jesús vinie-
ra a la tierra era de un 10%. No puedo imaginar una razón para que los seguidores de Jesús
den menos.

Lee Malaquías 3:6-12. ¿Cuál fue la promesa hecha cuando el pueblo de Dios le dio al Señor lo
que era Suyo?
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No es a menudo que Dios dice “vamos, pruébenme”, pero lo hace cuando se trata de dar.
Por supuesto, diezmar es un desafío para nosotros. Ahí es donde Dios te enseña a tener fe.
Cada mes, y al final del año, podrás mirar atrás y ver la provisión de Dios. La parte más difícil
es empezar. No esperes hasta que llegues a ganar “suficiente” dinero. Ese día nunca llega.
Créeme. (Conozco personas con ingresos de seis cifras y no es fácil para ellos empezar).
¿Eres un estudiante con un ingreso mínimo de medio tiempo? Empieza ahora y continúa
dando por el resto de tu vida. Si tu diezmo es pequeño, no pienses que es insignificante.
(Recuerda la ofrenda de la viuda en Lucas 21:1-4). Personas de distintas condiciones en la
vida me han dicho que Dios se ha probado a Sí mismo cuando ellos se han comprometido a
diezmar.

Esta es una acción significativa. (¿No se siente bien hacer algo radical? El canadiense pro-
medio da menos del 1% de sus ingresos a la caridad.) Si estás casado y tu cónyuge no es
creyente, tendrás que llegar a un acuerdo con él o ella respecto a dar. Dar el diezmo tam-
bién obliga al discípulo a ser sabio en cuanto a su presupuesto, y en cuanto al ahorro y las
deudas. (Hablaremos más de esto en el día 5.) Hay un peligro con el diezmo. Al establecer
un diez por ciento, muchos cristianos nunca piensan en aumentar el monto destinado a dar.
Veinte años después, siguen dando el 10%, aún cuando el Señor podría estar llamándolos a
algo aún más radical. Pero es un buen lugar para empezar. Nunca será más fácil que ahora.

¿Hay algo que te impida dar en las formas que hemos considerado hoy?
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104
DÍA 4: MISERICORDIA Y JUSTICIA
Mateo 25:31-40, 6:1-4; 2 Corintios 9:6-15

Ayer hablamos acerca de dar al Señor. Hoy hablaremos de dar a aquellos que están en nece-
sidad

Jesús no tenía “un lugar donde recostar su cabeza” (Mateo 8:20), pero Él y sus discípulos
daban a los pobres de lo que otros les daban a ellos (Juan 13:29). La compasión y la miseri-
cordia son valores esenciales para el discípulo.

Lee Mateo 25:31-40. ¿Dónde puedes encontrar personas que necesitan misericordia?
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Lee Mateo 6:1-4. ¿Cuál principio debería guiar nuestras ofrendas para los necesitados?
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Para reflexionar: ¿Por qué es esto importante?

Lee 2 Corintios 9:6. Pon este versículo en tus propias palabras.


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Lee los versículos 8-11. Nuevamente, resume estos versículos en tus propias palabras.
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Lee los versículos 12-15. ¿Qué cosas buenas suceden cuando demuestras el interés de Dios
por los pobres?
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Esta clase de dar debe ser personal. Es excelente apoyar el banco local de comida con dine-
ro (nuestra iglesia lo hace), pero también es bueno dar personalmente – tú como individuo.
Dios impacta tu corazón cuando te acercas a las personas en vez de simplemente escribir
un cheque. ¿Cómo puedes demostrar el amor de Dios? Simplemente da lo que tienes. No te
preocupes por lo que no puedes dar. No te detengas simplemente porque lo que tienes “no
es suficiente”. Los panes y los peces no eran suficientes, pero Jesús multiplica lo que se da.

105
Dios dijo que serías enriquecido para que puedas ser generoso (2 Corintios 9:11). El mundo
tiene muchas más necesidades de las que puedes atender; acéptalo y da con alegría. Para
quien lo recibe significa mucho.

Un hombre africano que vino a Canadá me contó cómo su familia había escapado de la
guerra civil y había llegado a un campo de refugiados. Las condiciones en el campo eran
muy duras después del trauma de haber perdido todo. Un día llegó un grupo de ayuda y le
dio a cada uno de sus hijos una naranja. Ese pequeño regalo para sus hijos significó todo
para ese padre.

El ministerio de dar no es fácil. (¿Quién dijo que el reino era fácil?) Sólo puede hacerse con
la gracia y el poder de Dios. Muchas personas son malagradecidas, y ninguno de nosotros
merece nada. Necesitarás a Jesús – pero también encontrarás a Jesús.

Una iglesia había comprado bolsas de arroz y otros alimentos para repartir puerta por puer-
ta en un vecindario hispano muy pobre. En un apartamento en mal estado, un hombre de
la iglesia trató de explicar, en su escaso español, que tenía comida para dar. El anciano que
abrió la puerta lo escuchó con una mirada perpleja en su rostro, luego entró a la casa y no
regresó por un buen rato. Cuando vino de nuevo a la puerta, traía en su mano una pequeña
bolsa plástica con arroz. Él pensó que el hombre de la iglesia estaba pidiendo comida. Esta-
ba listo para compartir de lo poco que tenía. Hemos tenido esta misma experiencia cuando
hemos salido a tocar puertas para distribuir ropa.

Únete a la aventura. Piensa en una manera en la que puedes dar a alguien necesitado. ¡Dios
te enseñará el resto!

“Unos dan a manos llenas, y reciben más de lo que dan;


otros ni sus deudas pagan, y acaban en la miseria.
El que es generoso prospera;
el que reanima será reanimado.
Servir al pobre es hacerle un préstamo al Señor;
Dios pagará esas buenas acciones”.
(Proverbios 11:24-25, 19:17)

Anotaciones
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106
DÍA 5: EL DINERO Y EL BUEN JUICIO

Proverbios Escogidos

Un discípulo debe desempeñarse bien tanto en el ámbito celestial como en el ámbito te-
rrenal.¿Cómo está tu chequera? Si te atrasas regularmente en el pago de tus cuentas, si
estas endeudado y viviendo más allá de tus posibilidades, te perderás la bendición de dar.
Es difícil ser generoso cuando estás preocupado por el dinero todo el tiempo. (Además, no
es divertido.) Estar siempre endeudado no es un gran testimonio. Consideremos algunos
principios de sabiduría financiera extraídos del “Libro de Sabiduría” – los Proverbios. Luego
pregúntale al Señor si hay algo que Él quiera hacer en cuanto a tus finanzas.

Vivir Con Sencillez


“Más vale tener poco, con temor del Señor, que muchas riquezas con grandes angustias.” –
Proverbios 15:16

Esto aplica a sentirse miserable porque queremos muchas cosas y a ser un adicto al trabajo
para obtener más dinero.

Deudas
“Los ricos son los amos de los pobres; los deudores son esclavos de sus acreedores.” – Pro-
verbios 22:7

Las deudas te esclavizan. Los intereses compuestos te roban. Al pedir prestado pagamos
por las cosas más de lo que valen, y les damos control financiero a otros. En nuestra socie-
dad, para tener una casa y un automóvil prácticamente se necesita hacer un préstamo, pero,
aparte de eso, ¿hay alguna otra cosa para la cual tengas que incurrir en una deuda? Muchos
cristianos tienen tarjetas de crédito, piden prestadas grandes cantidades de dinero en Navi-
dad, y son seducidos por las ofertas de “compre hoy y pague mañana”.

Ahorros
“El dinero mal habido pronto se acaba; quien ahorra, poco a poco se enriquece.” – Prover-
bios 13:11

El ahorro es lo opuesto de la deuda. Los intereses trabajan para ti, no en tu contra. Te da


libertad para comprar y ser generoso. Pero es tan… aburrido. Y toma tiempo. Y paciencia. Y
disciplina. ¿Por qué no empezar hoy mismo? El predicador del siglo XVIII, Juan Wesley, solía
decir: “Gana todo lo que puedas; ahorra todo lo que puedas; da todo lo que puedas”. Al
igual que sucede con el diezmo, nunca es fácil empezar a ahorrar. Pero, ¡qué gran recompen-
sa! En un vivero hay un afiche que dice: “El mejor momento para plantar un árbol fue hace
25 años. El segundo mejor momento es ahora”. Lo mismo se aplica al ahorro.

Trabajo
“Todo esfuerzo tiene su recompensa, pero quedarse sólo en palabras lleva a la pobreza.” –
Proverbios 14:23

Hay varios países que son reconocidos por ser muy laboriosos. Las personas de estas cul-
turas saben trabajar, ya sea en sus jardines o en sus negocios. Pocas veces ves a alguno de
ellos en pobreza. Pablo advierte a la iglesia en cuanto a no trabajar, y les dice a aquellos que
en el pasado no trabajaban, que necesitan trabajar con sus manos para poder bendecir a
otros (Efesios 4:28). Si puedes trabajar, decide trabajar. También es posible que tu trabajo no
te pague lo suficiente. Pídele al Señor que te abra una puerta para un nuevo trabajo mejor
pagado. A Dios le agrada derramar cosas buenas sobre sus hijos.

Presupuestar
“¡Anda, perezoso, fíjate en la hormiga! ¡Fíjate en lo que hace, y adquiere sabiduría! No tiene

107
quien la mande, ni quien la vigile ni gobierne; con todo, en el verano almacena provisiones y
durante la cosecha recoge alimentos.” – Proverbios 6:6-8

Si una hormiga puede planificar con anticipación, ¿por qué no podría hacerlo yo? Sé que la
Navidad llega cada 25 de diciembre. Sé que voy a querer dar algunos regalos. ¿Ahorro para
eso? ¿Lo haces tú? Los asesores financieros concuerdan en que seguir un presupuesto es
la única manera de superar las deudas y alcanzar los objetivos financieros. Las hormigas lo
saben.

Escribe lo que el Señor te está diciendo, y cuál es el deseo de tu corazón con respecto a:

Vivir con sencillez


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Las deudas
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El ahorro
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El trabajo
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Presupuestar
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Hablar con un asesor financiero cristiano o con un consejero en el tema de las deudas me ayu-
dó muchísimo, y también a muchos otros en nuestra iglesia. Nuestras cuentas bancarias pue-
den estar en esclavitud, o pueden estar a disposición del Señor y ser para bendición de nues-
tra familia. Habla con tu mentor sobre esto y da los “pasos siguientes” que sean necesarios.

108
¡DISFRUTA EL VIAJE!

Has empezado a seguir a Jesús. ¡No te detengas! Siempre


hay más de Dios para conocer y experimentar. Algunas
veces es como el cielo en la tierra; en otros momentos re-
quiere todo tu esfuerzo. Nos estamos jugando el todo por
el todo. El diablo es real. El infierno es real. Ahora mismo
hay en el mundo muchas personas que están pagando el
precio más alto por su fidelidad a Jesús. Pero en medio de
todo, recuerda que Jesús vino para darte vida. Donde quie-
ra que te envíe, y en todo lo que hagas, ¡gózate! Mantén el
sentido del humor, consérvate humilde, confía en Jesús – lo
demás se resolverá. El reino de Dios es una fiesta. ¡Agárrate
fuerte… y disfruta el viaje!

109
NOTAS PARA EL MENTOR
Cómo ser un mentor de Pasaporte
Este libro fue diseñado para ser estudiado en el contexto de una relación, no a solas. Esta
relación de discipulado será de gran beneficio para ambos. Enseñar es una de las mejores
formas de aprender. Alcanzarás un entendimiento más profundo del material conforme
guíes a otros a través de él. Ayudar a los nuevos creyentes a madurar es para lo que fui-
mos hechos; y es absolutamente esencial para el nuevo creyente. He visto a muchos nue-
vos creyentes que han luchado por su cuenta y se han apartado de la fe. Aquellos cuyas
iglesias les ayudan a través de un proceso como Pasaporte, Pasos Hacia La Libertad, y la
asistencia regular a un grupo pequeño, son los que florecen.

Cuando lees cursos de discipulado, puedes notar un problema de lenguaje: ¿Cómo llamas
a las dos personas que participan en esta relación? En este curso hemos elegido la pala-
bra “mentor” para la persona que tiene el rol de guía. Encontrar una buena palabra para la
otra persona, que a menudo, aunque no siempre, es un nuevo creyente, no es fácil. Seguir
a Jesús es como ser un aprendiz. Hasta que encontremos una palabra mejor, estas notas
para el mentor utilizan la palabra “estudiante” para referirse a la persona a la que estás
ayudando en el inicio de este viaje. No recomiendo mezclar hombres y mujeres en las re-
laciones entre mentor y estudiante. Los hombres deben mentorear a otros hombres y las
mujeres a otras mujeres, tanto a nivel de jóvenes como de adultos.

¿Cómo te sientes en cuanto a ser un modelo? Significa tener hambre de Dios, estar abier-
to al crecimiento y ser real – ser transparente. Estas cualidades serán captadas por el
estudiante – este es el discipulado al estilo de Jesús. No se trata de llenar los espacios en
una página, sino de transferir valores de vida de un discípulo a otro. Lo que se necesita es
pasión, no perfección. Tres cosas te ayudarán a lo largo de este proceso de tres meses:

1. Mantén una relación vital con el Señor – Lo necesitas por ti mismo y por tu estudiante.

2. Ora diariamente por tu estudiante – Este es el mejor regalo que puedes dar a alguien.

3. Sé consistente en cuanto al material – Al estudiante le puede faltar disciplina. Le ayu-


darás a desarrollarla animándole a hacer el estudio diario y a ser fiel. Algunos estudiantes
nunca han sido constantes por una semana, sin mencionar diez semanas, así que esto
puede representar un gran desafío. Motiva, ayuda, afirma y sé fiel al curso.

La Relación

No se puede sobre-enfatizar el hecho de que la relación mentor-estudiante es un acuer-


do voluntario entre dos personas que están avanzando en la misma dirección: hacia Jesús.
Tu papel como mentor es ser de ayuda e inspiración mientras el estudiante quiera crecer
en Cristo usando este libro. Ser un mentor no significa que tienes que hacerte amigo del
estudiante – aunque eso puede pasar. Tu papel es ser un compañero de equipo que ayude
al estudiante. No todos los soldados en un ejército son mejores amigos, pero comparten
un vínculo y son leales entre sí. En última instancia, cada uno de nosotros es responsa-
ble de su propio crecimiento espiritual. Toma muy en serio la responsabilidad de ser un
mentor, pero no actúes con demasiada seriedad. Ten cuidado de no asumir el papel de un
padre y de no sermonear. No uses la culpa como motivador. Evita toda conducta controla-
dora. Está bien que tu estudiante dependa un poco de ti, pero ten cuidado de no generar
sobre-dependencia. Tu principal trabajo es marcar el paso y correr al lado del estudiante.

El propósito de Pasaporte es ayudar al estudiante a adoptar y aplicar los valores del reino
de Dios en su vida. Eso sólo sucederá si el estudiante lo desea. Algunas veces las personas

110
pierden el deseo en algún punto del camino. Tal vez sientas que el estudiante demuestra
una apatía constante o que no está comprometido de todo corazón con el proceso. Qui-
zás el estudiante llegue a un punto de encrucijada y no este listo para decirle “sí” a Dios.
Puedes sugerir a la persona tomar algunos días para pensar y decidir si desea continuar.
Ofrécele empezar Pasaporte de nuevo cuando esté listo. Si tu estudiante está luchando,
ora por él fervientemente.

Como sabes, Pasaporte se torna personal con algunos aspectos muy significativos como
el perdón, la llenura del Espíritu Santo, la pureza sexual, el materialismo y las fortalezas. No
evadas esta aplicación personal para tu estudiante. De esto es de lo que se trata el curso.
Podrás ver progresos maravillosos, cambios y sanidad, si el estudiante realmente desea
dejar que Dios sea el Señor de todas estas áreas. Tu propio testimonio en estos temas
será la mayor ayuda. Si todavía estás luchando con una fortaleza, habla con alguien antes
de empezar a guiar al estudiante.

La primera vez que te reúnas con el estudiante, quizás quieras hacerlo principalmente
como un tiempo para “conocerse”, y que incluya oración. ¿Dónde nació de nuevo? Pre-
gúntale por su familia. ¿Cómo llegó el estudiante a conocer a Jesús? Comparte tu propia
historia de cómo llegaste a ser salvo. Toma un tiempo para leer la introducción de Pasa-
porte y para explicar cómo se hace el devocional diario. Asegúrate de que tu estudiante
entienda bien como funciona el curso. Explica claramente que el estudiante debe escribir
las respuestas en los espacios (a algunas personas no les gusta escribir en su libro). Luego
define un tiempo y lugar para repasar la semana uno.

Con el tiempo procura conocer el círculo de relaciones del estudiante. Conocer a las per-
sonas clave en su vida te ayuda a comprender la situación de vida del estudiante. También
puede ayudar a despejar la curiosidad o los temores en cuanto al “nuevo amigo de la igle-
sia”, y abrir puertas para testificar aún más.

Semana 1: La Salvación
Si puedes ser constante con la memorización de los pasajes bíblicos durante las primeras
cinco semanas, habrás ganado la batalla. Algunos ya conocen Juan 3:16, pero enfatiza la
exactitud de las palabras.

La semana 1 presenta cinco imágenes de la salvación para ayudar al estudiante a com-


prender y experimentar varias facetas de la gracia de Dios. No tengas temor de explorar
cualquier duda que tu estudiante pueda tener en cuanto a la salvación. ¿Ha experimenta-
do verdaderamente el perdón de Dios para salvación? ¿Se ha arrepentido del pecado y ha
confiado en Jesús para recibir la vida eterna?

• El Día 1 termina preguntando si el estudiante tiene la seguridad de ser salvo. Explora


esta pregunta con él. Pregúntale cómo le fue con el ejercicio de reflexión del Día 2.
• El Día 3 provee la oportunidad de dar un paso de fe formal y definitivo. Hay personas
que nunca han hecho esto, y puede ser de ayuda.
• Día 5: ¿Comprende el estudiante que el amor de Dios es Su regalo para nosotros, sin que
tengamos que hacer nada para merecerlo? La idea de “complacer a Dios para ganar su
favor” está muy arraigada en nosotros, y muchos cristianos todavía viven bajo su sombra.
Hablen acerca del ladrón en la cruz como alguien que no podía hacer nada, y aún así reci-
bió mucho.

Semana 2: La Oración
Inicia con una revisión del versículo para memorizar. Si tu estudiante no está memorizan-
do los versículos, habla con él al respecto de inmediato. ¿Por qué está teniendo dificultad?
Habla con él acerca de una posible solución, como una llamada o un correo electrónico
durante la semana para recordarle memorizar el versículo.

111
¿Qué te ayuda en tu vida de oración? Estas son las cosas que pueden bendecir a tu es-
tudiante. Dedica tiempo esta semana a cada uno de los ejercicios de oración de los días
1,4 y 5. ¿Tu estudiante completó los ejercicios? ¿Qué resultó de ellos? Pregúntale como se
ha sentido durante los tiempos de oración grupal en su grupo de hogar y en la iglesia. ¿Tu
estudiante ha orado en voz alta en un grupo anteriormente? Conversen acerca de esto.

Menciónale a tu estudiante que la semana 3 tiene un día adicional dedicado al tema del
bautismo.

Semana 3: La Familia
Hay dos puntos importantes en la semana tres: la perspectiva positiva de Dios con res-
pecto a la iglesia y el concepto de niveles de madurez. ¿Tu estudiante ha tenido buenas
experiencias en la iglesia? ¿Malas experiencias? ¿Ninguna de las dos? ¿Tu estudiante
siente confianza hacia la iglesia o desconfía de cualquier organización? Conversa con él
acerca de cualquier experiencia negativa asociada a la iglesia. Repasen los temas de los
padres, los jóvenes y los hijos. ¿Entiende tu estudiante que el concepto de seguir a Jesús
es un proceso de maduración?

En el Día 4 se le pide al estudiante que converse contigo, el mentor, en cuanto a posibles


fortalezas que desee enfrentar. Pregúntale sobre eso. También repasa el Día 5 y la lista de
situaciones en las que el estudiante siente que necesita ayuda.

¿Cómo respondió el estudiante al Día 6 dedicado al bautismo? Ve si tiene preguntas.

Hazle saber que la semana 4 también tiene un día adicional dedicado al tema de la comu-
nión.

Semana 4: La Adoración
De nuevo, la temible pregunta de “¿Cómo te fue con el versículo para memorizar?” La
memorización de la Biblia debería ser una parte divertida y positiva de este curso, pero
requiere un esfuerzo regular y para muchas personas es un desafío. El versículo de esta
semana es genial para usarlo en la adoración personal, así que toma tiempo para repasar-
lo juntos y usarlo juntos en oración.

Comenta con el estudiante las ideas de reverencia e intimidad con Dios. ¿Cuál es la expe-
riencia de adoración del estudiante? El Día 4 habla acerca de ser expresivo en la adora-
ción. ¿Cómo se siente tu estudiante al respecto? Si encontrarse con Dios en la adoración
es difícil para tu estudiante, sugiere que asistan juntos a una buena celebración de ado-
ración. Esto es algo que se aprende mejor si se practica. Quizás para la próxima semana
quieran reunirse para comer juntos.

Semana 5: El Espíritu Santo


Esta semana es excelente y le dará a tu estudiante la oportunidad de ser lleno del Espíritu
Santo. ¿Esto hace que te sientas presionado? Tranquilo. La presión está sobre Dios. Ora
esta semana de manera especial. Pregúntale al estudiante si ha sido lleno del Espíritu y si
está buscando diariamente la llenura del Espíritu. Comparte tu propia historia de la obra
del Espíritu Santo en tu vida. Motiva a una búsqueda del Espíritu que sea activa, pero no
ansiosa. Debemos buscar intensamente al Señor y al mismo tiempo descansar en Él. El
tema de las lenguas aparece más adelante, en la semana 9, pero tu estudiante puede te-
ner preguntas en relación con las lenguas y la llenura del Espíritu. Quizás quieras adelan-
tarte un poco y revisar el último día de la semana 9.

Semana 6: El Perdón
Las semanas 6 y 7 tratan con fortalezas y situaciones de vida importantes. Prepárate para
pedir ayuda de otras personas si ves que tu estudiante lo necesita. Sé sensible a la ne-

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cesidad de liberación del acoso o las ataduras demoniacas. Recomiendo el libro de Neil
Anderson, Pasos Hacia La Libertad en Cristo, como seguimiento para este curso. Trata de
mantener un balance con humor y motivación a lo largo de estas dos semanas dedicadas
a temas muy serios. Mucha gente cree: “Si los demás supieran realmente como soy por
dentro, me rechazarían”. Ora para que este sea un tiempo de sanidad.

Al repasar el material de la semana 6 con tu estudiante, pregúntale: “¿Cómo entiendes el


perdón? ¿De qué se trata?” Observa si está comprendiendo el concepto bíblico del per-
dón.

¿Es la culpa un obstáculo para tu estudiante? Comenta el ejercicio del Día 4 sobre el
perdón. ¿Qué resultó de esto? ¿La oración ayudó? Pregúntale si el tema del Día 5 sobre
resistir la tentación fue relevante. ¿Dónde está peleando tu estudiante la batalla contra el
pecado? ¿Está abierto a confesar cualquier lucha que esté enfrentando? Ora mucho por él
y dale mucha motivación.

Semana 7: Fortalezas
Esta semana trata con cinco situaciones de pecado específicas. Las ataduras del alma y
los ídolos pueden ser menos evidentes que la lujuria o la avaricia, pero pueden mantener a
las personas atrapadas. Sé personal al caminar a través de estas áreas de tentación. Con-
fronta la “permisividad” que el estudiante pueda tener hacia sí mismo, pero ama incondi-
cionalmente. Comparte de manera personal las formas en las que Dios te ha ayudado a ti,
si crees que será de ayuda para el estudiante. Confía en el poder de Dios y sé paciente.

Si hay un área donde parece haber un hábito de pecado importante que no ha sido ren-
dido, sugiere llamar a un par de hermanos o hermanas en Cristo para orar juntos por tu
estudiante, o aprovecha los tiempos de ministración durante las celebraciones de la igle-
sia. ¿Hay algunos pasos prácticos que el estudiante necesita dar para caminar en libertad?
Talvez tu iglesia tiene un ministerio continuo para las personas que tienen esta clase de
luchas, tal como los grupos de Agua Viva. Algunas fortalezas necesitan el apoyo de un
grupo específico dedicado a superar esa área de quebranto en particular.

Para la próxima semana, habla con tu estudiante acerca del ejercicio del “testimonio”.
Algo que podría funcionar muy bien es salir y tratar de hacerlo juntos. Talvez tu iglesia
tiene un ministerio que brinda esta clase de oportunidad.

Semana 8: Lo Sobrenatural
Hacer el trabajo. El elemento central de la semana 8 será poner en práctica el testimonio,
las citas divinas y la oración por los enfermos. Nada será tan motivador para el estudiante
como escuchar sobre tus propios esfuerzos para hacer esto. Quizás quieras prepararte
para esta semana haciendo tú también los ejercicios. ¿Pueden tú y tu estudiante partici-
par en el equipo de oración y orar por los enfermos en la iglesia o en el grupo de hogar
durante esta semana?
Pregúntale al estudiante si está experimentando resistencia o ataque espiritual. Conversa
con tu estudiante acerca de su comprensión en cuanto al diablo y los demonios. La ense-
ñanza en detalle sobre los demonios y el dominio de la oscuridad queda fuera del ámbito
de este curso. Espero que tu iglesia tenga un curso o alguna enseñanza más profunda
sobre la guerra espiritual. Lee las notas de la próxima semana. Quizás quieras planificar
una salida.

Semana 9: Los Dones Espirituales


A estas alturas del estudio de Pasaporte, puede ser que necesites “salir de la casa” y cam-
biar de ambiente. Este es un buen seguimiento para el tema de la semana pasada acerca
de lo sobrenatural. Tal como se enseña en esta semana dedicada a los dones espirituales,
descubrir tus dones se logra mejor “haciendo el trabajo”. ¿Hay alguna actividad en la que

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tú y tu estudiante puedan trabajar como voluntarios y que coincida con las áreas en las
que tu estudiante ha recibido dones? ¿Puedes hacer un poco de evangelismo personal
o de servicio, por un lapso de hora aproximadamente, y luego ir por un café y evaluar la
experiencia? ¿Qué aprendió tu estudiante de esta experiencia? ¿Cómo viste a Dios traba-
jando? ¿Qué oportunidades se presentaron para tomar el riesgo de la fe?

La próxima semana es la última. Talvez quieras celebrar con tu estudiante de una manera
especial. Piénsalo un poco.

Semana 10: La Provisión y el Dar.


Sería grandioso hacer algo especial para celebrar la conclusión de este curso. Quizás tu
iglesia puede hacer un certificado de conclusión del curso – una manera sencilla pero for-
mal de decir: “¡bien hecho!”

Es la última semana, y es sumamente práctica. El versículo para memorizar para esta se-
mana le ayudará a tu estudiante a lo largo de su vida. Comenten sobre los Días 1 y 2. ¿Tie-
ne el estudiante seguridad de la provisión de Dios? ¿Está el estudiante en una situación de
pobreza? Pregúntale cuáles desafíos le presenta este tema. ¿Cómo ha visto el estudiante
la provisión de Dios?

Pregúntale al estudiante qué le ha estado hablando el Señor en cuanto a dar de manera


fiel e intencional. ¿Cómo respondió la última pregunta del Día 3? ¿Cómo respondió la últi-
ma parte del Día 5?

¿AHORA QUÉ SIGUE?

Motiva a tu estudiante a empezar a servir en algún


ministerio – dentro o fuera de la iglesia. Cualquier cosa
desde ayudar en un curso Alpha hasta trabajar como
voluntario en algún proyecto comunitario ayudará a
tu estudiante a crecer. Las misiones de corto plazo y
las actividades de alcance evangelístico y proyección
social son excelentes oportunidades para involucrarse
y empezar a hacer el trabajo. ¿Está listo el estudiante
para recibir capacitación para ser un mentor y guiar a
otro nuevo creyente a través del estudio de Pasapor-
te? Recomiéndale además otros cursos de seguimien-
to o capacitación que tu iglesia pueda ofrecerle.

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