Sunteți pe pagina 1din 1

En junio de 2014, las fuerzas armadas realizaron un importante operativo en la lucha

contra la minería ilegal; intervinieron las operaciones en una zona conocida como “la
Pampa” en Madre de Dios donde decomisaron bombas, motores, dragas,
mangueras, motos y, entre otras cosas, “galones de lubricante y mil kilogramos de
guaipe”. En efecto, en el Perú con este anglicismo designamos unas hilachas de
trapo empleadas en la limpieza industrial por su utilidad para aplicar disolventes o
lubricantes.
Es una de las varias palabras tomadas del inglés muy probablemente ya desde el
siglo XIX, en la época de los ferrocarriles. Entraron de forma discontinua al español
americano y algunas se desconocen en España: chompa, breque, guachimán,
guacha... La norma culta se ha mostrado hasta hace poco remisa a aceptarlas y por
ello estas voces ni siquiera contaban con una forma ortográfica establecida en
nuestro idioma. Así pasa con guaipe, del inglés wiper (derivado del verbo to wipe,
‘limpiar’), que se define en el diccionario académico así: “Masa de hilachas de
algodón o de trozos de tela, que se utiliza para limpiar maquinaria, herramientas o
pisos.” (DLE, 2014).
Es vocablo poco usual; pero algo frecuente, como señalara el embajador Álvarez
Vita (1990), en Perú y Chile. Son peruanos dos de los tres casos que registra el
corpus de la Real Academia Española. También se utiliza en Ecuador, Bolivia y
Guatemala. El Diccionario de americanismos(2010) también lo registra en Honduras
y entre los hispanos de Estados Unidos con la forma guaiper. En Puerto Rico
nombran así al parabrisas. El diccionario registra dos formas: guaype y guaipe, pero
la más aconsejable, según la norma académica, es escribir guaipe, puesto que en
diptongos y triptongos (como en este caso), se aconseja el uso de la i latina.
Ciertamente que en la ortografía antigua del español era hasta el siglo XX muy
común escribir con ye la vocal en palabras indígenas o patrimoniales
como: aymara, virreynato, y así también en préstamos extranjeros: geyser, que hoy
en día se deben escribir con i latina: aimara, virreinato, géiser (Ortografía de la
lengua española, pp. 76-79).
Miguel Ángel Ugarte Chamorro (1997) registra también la forma huaipe, pero con
buen sentido recomienda la ortografía guaipe, porque desde los años 50 se prefiere
escribir tal como se pronuncian comúnmente en español los términos que proceden
de lenguas que poseen la semivocal en inicial de palabra, aunque aquí la norma es
más flexible y permite igualmente huaca y guaca, huincha y güincha,
huacha y guacha (Ortografía, p. 83).
Algunos indigenismos como huairuro se acomodan también a esta norma, aunque
por muchos años estas palabras se escribían con ye o y griega. En cualquier caso,
no se debe escribir uaypeni huaype y mucho menos vaype o waype, como aparece
en sendas estanterías de reconocidos centros comerciales, que lo han escrito un
poco “a la inglesa”. La norma puede aceptar las formas huaipe y guaipe, porque en
definitiva son vocablos instalados en el idioma, aunque entre las dos hay que
preferir, como se dijo, la forma guaipe, por acomodarse mejor a la ortografía
castellana.
La notable vacilación que se percibe en la escritura de este vocablo demuestra la
importancia que tienen los diccionarios en la normalización del idioma y la manera
callada pero persistente con que nos ayudan a escribir con total seguridad. En este
caso el vocablo aparece registrado recién en la última edición
del Diccionario académico, que se presentó en 2014 y desde mediados de 2015
puede consultarse en línea. No ha habido apenas tiempo para fijar la norma.
Las palabras no dejan de existir por no estar en el diccionario, pero sin duda quedan
sin un respaldo que autorice o consagre su uso y su correcta ortografía.

S-ar putea să vă placă și