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ANALIA VÁZQUEZ
La propuesta del presente trabajo gira en torno a ciertas nociones que, no por ser
continuamente utilizados en nuestra tarea cotidiana, coincidimos en sus significaciones,
ni refieren siempre a lo mismo.
Cuestiones controvertidas, sujetas a discrepancias, pero indispensables e ineludibles en
nuestro trabajo profesional, como por ejemplo acciones enfocadas hacia la prevención,
comportamientos saludables, diferentes realidades, signos de normalidad o la falta de
ella.
El lugar de la familia, sus vínculos, sus realidades, tan diferentes y variados, tan
transformados – sobretodo en los últimos tiempos- comprendidos en un amplísimo
abanico de probabilidades es tema de análisis constantes, y revisiones conjuntas.
Nuestra propuesta tiene como objetivo pensar y reflexionar acerca de algunas cuestiones
que- en el trabajo cotidiano- se nos presentan, se nos imponen, con cierta necesidad de
resolución.
Ya que, si de familia se trata, consideramos que representa uno de los fenómenos más
importantes e influyentes, en lo que a comportamiento humano refiera, caja de
resonancia de comportamientos individuales, grupales, subjetivas.
Pero el nombre no es la cosa nombrada, es decir, que en toda comunicación hay una
codificación, que implica una diferencia, entre la cosa sobre la cual se informa y lo que
se informa sobre ella.
Adjudicar un nombre es siempre un intento de clasificación, así como también la
necesidad de concensuar acerca de lo que se habla, por lo que armar, diseñar un mapa,
generalmente, es una suerte de asignar un nombre a algo (de la realidad)
Es solo un mapa, y como todo mapa, su razón de ser es que nos guíe, nos permita llegar
a destino, es decir, que represente el territorio, o sea la realidad, de la mejor manera
posible.
1
Bateson, G. Espíritu y Naturaleza – Amorrortu 1980 Pág
Los modelos socio-culturales, tanto los actuales como los anteriores propician mandatos
acerca de cómo habría que relacionarse, vincularse, formar una familia, criar hijos, entre
tantos otros.
De igual manera, el imaginario social produce –a través de sus representaciones
sociales- valores, gustos, ideales, comportamientos de las personas que integran una
cultura, y aseguran la pertenencia al grupo social.
El imaginario es el resultado de un complejo tejido de relaciones entre diferentes
discursos y practicas sociales, que interactúan con las individualidades.
Asimismo, como productos humanos, se constituyen a partir de valores compartidos, se
expresan a través del lenguaje y de un concreto accionar (practicas), a la vez no
permanecen siempre idénticos, sino que van modificándose a lo largo del tiempo.
En la misma línea, Marc Augue, se podría resumir el actual cambio social, en tres
movimientos (transformaciones) complementarios: donde cada uno de ellos privilegia,
destaca puntos de vistas diferentes:
1.- el paso de la modernidad a la llamada por el, sobremodernidad, el énfasis esta puesto
en el tiempo
2.- el paso de los lugares a los no-lugares, con énfasis en el espacio; y
3.- el paso de lo real a lo virtual, destacándose la imagen.
Claro esta que además de describirlos, cada uno de ellos acarrea distintas consecuencias,
Sobretodo cuando aparecen todos juntos, como un conglomerado, una totalidad, y en
relación a las dinámicas vinculares.
Podríamos pensar que tal vez, la familia tiende nuevamente a ocupar el lugar de una
plataforma privilegiada para observar el estado de los vínculos sociales, sobretodo en lo
privado.
Por ello, resulta sumamente difícil, escindir las formas, modos concretos de la vida
familiar, de los estilos de vida social, como tampoco se puede disociar las
transformaciones familiares de las transformaciones sociales.
No tendríamos que confundir la estructura de los hogares con su funcionamiento
interno.
Para ello se propone destacar, analizar, explicar las situaciones familiares a través de las
relaciones familiares, y las configuraciones de sentido asociadas a ellas.; ya que son
ellas, las relaciones familiares las que cambian, proponiendo nuevas dinámicas,
diferentes climas, independientemente que su estructura permita o no, modificaciones.
Al respecto, en lugar de hablar de Familia, resultaría mas adecuado hablar de Familias,
ya sean, aglutinadas, aisladas, integradas, según el vinculo, o también, funcionales o
disfuncionales, según, respondan a sus funciones básicas, como protección, identidad,
pertenencia, sustento….
Si bien un eje de análisis podría ser considerar a la familia, como entidad socio-cultural,
cuyo desarrollo ha estado signado por rupturas y continuidades
Otro eje, otra posibilidad seria otorgarle importancia al análisis de las historias
particulares de las familias con las que trabajamos cotidianamente, ya que perdería
sentido el clasificarlas de manera homogénea, por tanta diversidad.
Analizar los cambios familiares y sociales, desde una perspectiva de la ruptura y según
un rumbo clásico, consiste en oponer dos fases históricas, el tiempo de las certidumbres
asimilado a la tradición y el tiempo de las incertidumbres asimilado a la modernidad, es
decir, entre rupturas y continuidades.
Fuks: desde una visión holista, entiende a la comunidad como compuesta por redes
sociales, donde el conocimiento es relativo (cuestión que luego retomaremos), y que
resulta absolutamente necesario (el subrayado es nuestro) crear marcos de significado
para los discursos que se producen en ella, como parte del proceso de transformación
social.
La acción comunitaria es entendida como la co-construcción de realidades, destacando
la visión cultural e histórica de la comunidad, así como sus propios valores.
Además, se requiere de participación y compromiso, términos polisémicas, con
variadísimas acepciones. Por ello, según Maritza Montero, la participación comunitaria
puede ser definida como: “un proceso organizado, colectivo, libre, incluyente, en el cual
hay una variedad de actores, de actividades y de grados de compromiso, que esta
orientado por valores y objetivos compartidos, en cuya consecución se producen
transformaciones comunitarias e individuales”2
BIBLIOGRAFIA:
3
Barg Liliana Los vinculos familiares pag 18