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Principales representantes:
Paulo Freire es un pensador comprometido con la vida; no piensa ideas, piensa la existencia. Es
también educador: cobra existencia su pensamiento en una pedagogía en que el esfuerzo
totalizador de la "praxis" humana busca, en la interioridad de ésta, retotalizarse como "práctica de
la libertad".
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Dialogicidad: Es la esencia de la educación como práctica de la libertad como dialogo efectivo;
surge del dialogo libre y reflexivo entre varias personas donde no se deja de lado la
comunicación entre los relacionados.
Deshumanización: es la consecuencia de la opresión, y afecta a los oprimidos y a quienes
oprimen.
Síntesis de los planteamientos básicos del autor:
Freire sustenta una pedagogía en que el individuo aprenda a cultivarse atreves de la vida diaria, y
esta misma le generara situaciones de aprendizaje. Nos dice que el sujeto debe construir una
realidad que le permita un cambio en lo cotidiano.
El individuo debe transformar, así como reformar el mundo en donde vive y no adaptarse a él,
cuando el individuo toma conciencia de la realidad no se esfuerza por modificarla, sino todo lo
contrario se sitúa en ella y en cambio otros construyen una realidad y se liberan de la opresión.
Cuando el individuo reflexiona lucha por transformar la realidad de esta manera se libera de la
opresión, Freire trata de que el individuo aprenda de la superación y la crítica constructiva: La
propuesta de Freire implica dos momentos de manera progresiva, la primera en donde el individuo
debe tomar conciencia de la realidad y ser sujeto de la determinación de los opresores. La segunda
tomar la incitativa y liberarse de los opresores. Esto le permitirá al individuo liberarse de lo que lo
priva, mejorando su adaptación asía los opresores. En las relaciones con los demás los oprimidos
parecerán como los generadores de la violencia, más sin embargo halos opresores les parecerá
innecesario la lucha como violencia innecesaria
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En el capítulo tercero, introduce otro elemento esencial: la dialogicidad. Según Freire, la educación
es dialógica. En el diálogo entre posiciones diferentes, con la consecuente importancia del
lenguaje, se fundamenta la creación de conocimiento desde el propio sujeto (no desde su exterior).
Frente al diálogo, se encontraría el antidiálogo, la esloganización, la verticalidad en la
comunicación.
La antidialogicidad es propia de las élites dominadoras que prescriben a los dominados y los llevan
a adaptarse a la realidad y no a transformarla por la problematización. En esta situación el oprimido
lleva dentro la sombra del opresor, y si llegan al poder fácilmente caen en el revanchismo y en la
formación de una nueva burocracia opresora. La acción revolucionaria necesita del diálogo sincero
con las masas desde el comienzo. No son dos etapas, una de reflexión y otra de acción, sino que
se dan simultáneamente. La transformación no puede ser hecha por los opresores, sino por los
oprimidos, con un liderazgo lúcido que sabe dialogar y hacer de las masas no objetos, sino sujetos
de su humanización a través de su praxis. Lo propio de la acción dominadora es negar el pensar a
las masas: su pensar es necrófilo. Esta negación los constituye, al ser su contrario antagónico. La
élite dominadora no piensa con las masas, sino sin las masas en torno a las masas. Si el liderazgo
revolucionario no piensa con las masas, muere, porque éstas son su matriz constituyente. Piensa
con la masa; muere a su pensar dominador para revivir en su pensar con los oprimidos y se libera
en comunión con ellos.
Argumento central:
Freire es un pedagogo liberador, habla de una pedagogía liberadora en la que nos dice que es
necesario dejar a un lado la educación bancaria y permitir que la comunicación sea bidireccional,
pero, como él mismo lo dice, hablar sobre una pedagogía liberadora conlleva a postular una
pedagogía del oprimido. Los oprimidos, en reacción contra los opresores, a quienes idealizan,
desean convertirse a su vez en opresores. Es una gran contradicción, que desafía al oprimido
proponiéndole una nueva fórmula, transformarse en los restauradores de la libertad de ambos. De
esta forma, debería nacer un hombre nuevo que supere la contradicción: ni opresor ni oprimido:
un hombre liberándose, humanizándose.
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