Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Pierre Duviols
INSTRUCCION PARA DESCUBRIR
TODAS LAS GUACAS DEL PIRU Y SUS CAMA YOS Y HAZIENDAS
El manuscrito de la Instrucción
El manuscrito de la Instrucción que a continuación se transcribe , Jo
mencionó por primera vez Federico González Suárez, arzobispo de Quito :
"opúsculo manuscrito que se guarda en el Real Archivo de Indias de Sevilla.
Pertenece a fines del siglo XVI. El autor fue un párroco en el obispado del
Cuzco y visitador de Arequipa el año 1568"( l ). En un trabajo posterior del
mismo autor se puede leer:
"Los primeros contactos del autor andino con Albornoz pueden ha-
berse reanudado más tarde, después de 1580, cuando éste había ter-
minado su "Instrucción para descubrir todas las guacas del Perú"
(Duviols, 1967: 9) pues este texto se entrevera frecuentemente en la
propia discusión de Guamán Poma sobre las prácticas religiosas en los
tiempos del Inca; puede haber sido así la "Instrucción" de Albornoz
una de las fuentes para el capítulo "ldolos guacas" de Guarnan Poma.
Por eJemplo, Albornoz empezó su "Instrucción" sobre "guacas gene-
rales' , que eran aquellos 1dolos que él encontraba amplia y actual-
mente venerados (Duviols, 1967: 18-25); los cuatro o cinco que él
consideraba particulannente nocivos por su prevalencia fueron los
mismos que describió Guarnan Poma en sus capítulos sobre las guacas
de los Incas y sobre las prácticas comunes de brujería de su tiempo16.
Estos sucesos tal vez tienen relación con la muy grave discordia pos-
terior entre Lartaún, Albornoz y el Concilio 111 de Lima (15 82-15 83 ). El ca-
bildo secular del arzobispado de Lima procesó al obispo del Cusco "aducien-
do 23 capítulos de acusación", la mayor parte por cuestiones de finanzas.
También Albornoz fue complicado:
mos que había sido comisario de la bula de la Santa Cruzada y que era chan-
tre del Cusco en 1602.
De los hechos aquí referidos podemos juzgar, en parte, por las infor-
maciones del mismo Albornoz. La "Relación de amancebados", de 1584,
recuerda y resume las penas y castigos impuestos por el visitador a los indios
culpados de "idolatrías" y de "malas costumbres". Aplicaba con rigor la dura
ley represiva dispuesta por los concilios del Perú. Entre otros muchos ejem-
plos, Albornoz dice haber condenado a una india, amancebada con el curaca
Acopaucar a "cinquenta azotes y [ser] trasquilada", además de recluirla en
"una casa sin sospecha", mientras el curaca se libraba con sólo la amenaza de
pagar quince pesos en caso de reincidir. De los "hechiceros" guacamayos; es
decir, "sacerdotes de los ydolos" (éstos son los camayos mencionados en el
título de la Instrucción), escribe que "fueron encora<¡:ados y a<¡:otados y tres-
quilados publicamente y que [fueron condenados a .que] perpetuamente sir-
viesen en sus yglesias .. . ". El visitador imponía también señal infamante a
ciertos sentenciados: "que trujesen señales de colores que fuesen cruces los
ombres en las mantas y las mugeres en las Lliquillas". En varios casos mandó
encerrar perpetuamente a "hechiceros" en una casa que había mandado cons-
truir, cerca de la iglesia del pueblo. Es el más antiguo antecedente que conoz-
co de la casa de reclusión de Santa Cruz del Cercado.
Estas son algunas muestras de la dura represión -conforme a las nor-
mas penales de la época, en Europa también- que Albornoz aplicó a los
" taquiongos", represión que Guarnan Poma elogió y en la cual participó. En-
tonces, debemos preguntarnos por qué en otras páginas de su libro (redacta-
das en otras circunstancias, quizás en 1613 ), Guarnan Poma censura a otro
extirpador de idolatrías, el Dr. Francisco de Avila, expresando entonces mu-
cha compasión por los indios y las indias condenados a las mismas penas que
imponía Albornoz unos 45 aflos antes, penas que no le movían entonces a
compasión(28). La única diferencia evidente entre las dos situaciones descri-
tas en los dos textos sucesivos de Poma es que, en el caso de la represión or-
ganizada por Albornoz, se trata de indios que habrían cometido realmente
"delitos de idolatrías", mientras que, en el caso de la represión llevada a cabo
por Avila, se trata de indígenas que no habrían cometido tales delitos. Es de-
cir r¡11e, según Guarnan Poma , Albornoz merecía respeto por haber cumplido
exactamente con la ley eclesiástica, mientras que Avila la habría violado por
interés personal. El elogio de la actuación de Albornoz, arriba citado, mues-
tra que Guarnan Poma aprobaba que se aplicaran tales medios (aunque ten-
dían a destruir la cultura tradicional andina) contra los indígenas que seguían
con sus cultos ancestrales. Aprobaba a Albornoz porque le parecía justo, por-
que aplicaba la ley eclesiástica a todos, tanto a los indígenas como a los curas
españoles que no respetaban los reglamentos ("castigo a los padres cruelmen-
te, a los soberbiosos ... "), porque -conforme a la representación simbólica
tradicional de la justicia en Europa- el juez quedaba ciego ante las circuns-
tancias de raza, jerarquía, poder, etc., considerando a todos iguales ante la
ley . Consta que Guarnan Poma no criticaba la institución misma de la Extir-
pación, sino el uso desviado, el abuso y los abusos de la institución. En esto
su postura era conforme a la de los grupos criticistas de la iglesia peruana de
su tiempo.
¿Tendría otro motivo Guarnan Poma de no medir a los dos visitado-
res por el mismo rasero, de oponer arbitrariamente la honestidad de Albor-
noz a la deshonestidad de Avila? Recordamos que Albornoz también había
sido acusado de lo mismo ("que auia adquerido munchos bienes de las guacas
... que ansí mismo auía tomado munchos bienes a yndios"). Además, Albor-
noz no era infalible y habría forzosamente cometido varias injusticias en sus
muchas visitas, y esto desde el punto de vista de la ley, a pesar de lo que afir-
ma Guarnan Poma. Es verdad que, en sus escritos, Albornoz exige justicia.
Pero también lo hc!ce Avila en los suyos. También Avila fue procesado y tam-
bién, como Albornoz, fue absuelto. No conocemos el texto del proceso de
Albornoz. Conocemos, desde hace poco, el expediente del proceso de Avila,
encontrado por Antonio Acosta, quien muestra en su estudio que hay moti-
vos serios para dudar de la sinceridad y afirmaciones del visitador(29). En
cuanto a la diatriba contra Avila que se encuentra en la Nueva corónica, sería
conveniente indagar, tal vez, sobre ciertas circunstancias, entre ellas el hecho
de que había tirantez entre las jurisdicciones diocesanas de Lima y del Cusco
ya desde 1544 -según subrayó J.B . Lassegue-, y también sobre las desave-
nencias entre ciertas órdenes religiosas (Guarnan Poma tuvo buenas relacio-
nes con algunas) y el arzobispo de Lima, Lobo Guerrero, quien, de acuerdo
con los jesuitas, sostenía las campañas de extirpación inauguradas y dirigidas
por Francisco de Avila(30).
Con tales críticas, o dudas previas, debemos leer la carta, tan virtuo-
sa, que Albornoz dirige al rey de España en 1602; es decir, unos 20 años des-
pués de haber sido procesado por el fiscal del Concilio de 15 82 y unos 30
años después de su severa campaña contra los "taquiongos".
Esta carta al rey plantea nuevos interrogantes, al mismo tiempo que
aclara las posiciones de su autor. En ella, Albornoz adopta la actitud moder-
nista respecto al viejo problema de la partición territorial del obispado . Pide
su transformación en arzobispado, junto con la creación de nuevo, o nuevos,
obispados, señaladamente en Arequipa. El antiguo visitador, que tantas le-
guas había recorrido por el extensísimo obispado de Cusco, conoce bien el
problema y sus argumentos son fuertes, lo que no excluye que, con esta de-
manda, haya podido sugerir su propia candidatura de obispo de Arequipa.
Surge análoga pregunta al leer los párrafos dedicados a las minas de Vilca-
bam ba, en los que desea recordar que el virrey marqués de Cañete (segundo)
le había encargado poblar y gobernar los asientos mineros de aquella provin-
cia. ¿Esperaba todavía, a sus años, recibir un nombramiento semejante?
¿Tanteó a la vez en dos direcciones tan diferentes, el obispado y la goberna-
ción minera? ¡Quién sabe!
En muchos pasajes protesta contra la mala administración del obispa-
do del Cusco y ataca al obispo en forma personal: éste usa mal, abusa de sus
poderes. La iglesia está en estado de abandono, los adornos están desgasta-
dos, pobrísimos, y el obispo no hace nada. Sin embargo, se ha creado un nue-
vo impuesto, llamado "funeral", sobre los entierros de los indios(3 l ). El obis-
po tampoco da salario -según la regla conciliar-- a los visitadores, los cuales
tienen que pagarse esquilmando los pueblos que visitan y las visitas resultan
un medio de enriquecerse. Hay mudanzas frecuentes de beneficiados (parece
que denuncia ciertos chantajes a la mudanza) y se saca provecho de ellas. Así
se enriquece el obispo. Ahorra mucho. Ha enviado ya 200,000 pesos a Espa-
ña y va a enviar otros 50,000. Albornoz no debe tener .el caso de su obispo
por excepcional, ya que apunta: "los obispos . .. adquieren mucha riqueza y
distribuyen pocas"(32).
Con estos juicios, Albornoz tampoco ataca a la institución, desde lue-
go, sino a los malos servidores de la misma. La única institución procesa-
da por él, es la encomienda, y es partidario de suprimir la "perpetuidad", con
tal que el rey dé " algo" a los hijos, por lo demás " ociosos", de los encomen-
deros. Pero la denuncia de los abusos de las autoridades, explotadoras c.k los
indios, alcanza ei cuerpo entero de los funcionarios coloniales con esta decla-
ración, con la cual ilustra la condición de los indígenas:
Pierre Duviols
Les tilleuls de Claude
Le Tholonet
13100 Aix-En-Provence
Francia
NOTAS
(2) "Ligeras reflexiones sobre las razas indígenas que poblaban antiguamente el territo-
rio de la República del Ecuador", lbarra 1904. Reeditado en Federico González
Suárez, Quito, 1960 (ver p. 188). Es este manuscrito que aquí se publica. Ocupa 16
folios y mide 12,5 x 31 cm.
(8) Revista de Archivos y Bibliotecas Nacionales. Año III. Vol. IV. Lima, 1900. p. 396.
(9) Polo de Ondegardo 1916, p. 57 y 1940, p. 183.
(l O) A pesar de que Molina menciona " .. . la relación de las huacas que a vuestra señoría
ilustrísima ... ". Molina 1943, p. 75.
(12) Op.cit.,p.216.
(13) Millones 1971. Se trata de los documentos siguientes :
"Información hecha en Guamanga por parte de Cristobal de Albornoz, clérigo 1
1570; de cómo de 4 años a esta parte se había ocupado en diversas comisiones, as1
en la ciudad de Arequipa como en la de Guamanga y todo el Obispado del Cuzco",
donde avia descubierto la seta y apostasia y predicación q_ue llama Taquiongo y por
otro nombre aira, de que avian usado y usaoan los natura1es ... Para remedio de lo
cual el dicho Albornoz envió al Cuzco a algunos de los principales inventores y les
predico y dotrino a los demás, ayudandole en esta tarea el cléngo Jerónimo Martín,
buen len_EUa. Presentó como testigo a F. Pedro de Almocín, guardián de San Fran-
cisco e F. Francisco de Zamora 1 vicario del Monasterio de Santa Clara, e F. Abel
Ordoñez, comendador e a Diego oe Abrego, cura y vicario de dicha ciudad.
Otra del mismo hecha en el Cuzco, siendo canónigo de su catedral y vicario gene-
ral (1577) ante Diego Torres, Alcalde ordinario.
(23) Ver Vargas Ugarte, 1954, p. 76 y ss. y Guillermo Durán 1982, p. 127 y ss.
(27) Guarnan Poma 1980, f. 676 [690), p. 638; 1980 b, t. II, p. 104.
(28) "Las quejas de los indios contra Avila reaparecen en estos párrafos caóticos en que
Guamán refiere lo que le contaron unas viejas, en Castrovirreina, por los años de
1613. Se lamentan de que el visitador, en Hatún Jauja, las acusara de idolatría sin
fundamento:
"Le dixo [al autor l: -señor nosotras estamos huvdas del padre dotar Avila becita-
dor del obispado áe la Ciudad de los Reyes de Lírna y valle de Uadachirí y valle de
Xauxa; a causa del dotor dixeron que le quería hazelle hicheseros y hechiseras, el
quien dize en la pregunta ques uaca mocha sin avello sido, se huelga y dize que ader
ra piedras, que no le castiga sino que Je corosa y Je ata en el cuello con una soga y en
la mano una candela de sera y ancí dize que anda en la procisión; con ello acava y
BIBLIOGRAFIA
APUNTES HISTORICOS
1902 Apuntes históricos del Perú. Noticias cronológicas del Cuzco,
Lima.
COBO, Bernabé
1952 Historia del Nuevo Mundo. Ed. F. Mateos. B.A.E. 92, t. 11.
Madrid.
DIOSES Y HOMBRES
1966 [1598?] Dioses y hombres de Huarochirí, narración quechua recogida
por Francisco de Avila (1598?). Ed. bilingüe, traducción de
José María Arguedas. Estudio biobibliográfico de Pierre Du-
viols, M.N.H. , I.E.P., Lima.
DUVIOLS , Pierre
1966 "Francisco de Avila, extirpador de idolatrías". En : Dioses y
hombres ...
ESTETE, Miguel de
1918 "El descubrimiento y la conquista del Perú". Ed . Carlos M.
Larrea. Boletín de la Sociedad Ecuatoriana de Estudios Histó-
ricos Americanos. Vol. I, 3, Quito.
F ALCON, Licenciado
1867 "Representación hecha al Concilio Provincial por el .. . acerca
de los daños y molestias que se hacen a los indios", CoDo. In. ,
T. VII, Madrid .
LEVILLIER, Roberto
1924 Gobernantes del Perú, T. IV, Madrid.
LEWIN.1,. Boleslao
b58 Descripción del virreinato del Perú. Crónica inédita de comien-
zos del siglo XVII. Universidad Nacional del Litoral. Rosario.
~URRA, John V.
1975 "La función del tejido en varios contextos sociales y políticos·:
En: Formaciones económicas y políticas del mundo andino.
I.E.P., Lima.
OCAMPO, Baltasar de
1923 "Descripción y sucesos históricos de la provincia de Vilcabam-
ba", Col. Urteaga-Romero, T. VII, 2ª. serie, Lima.
OCAÑA, Diego de
1969 Un vtaJe fascinante por la América Hispana del siglo XVI.
(1599-1605). Ed. Fray Arturo Alvares. Studium. Madrid.
ROWE, John H.
1981 " Una relación de los adoratorios del antiguo Cuzco". En : His-
tórica. Vol. V. No. 2. Diciembre de 1981.
URBANO, Henrique
1981 Wiracocha y Ayar, héroes y funciones en las sociedades andi-
nas. C.E.R.A. " Bartolomé de Las Casas". Cusco.
URIOSTE, George L.
1983 Hijos de Pariya Qaqa: La tradición oral de Waru Chiri (mitolo-
gía, ritual y costumbres). Syracuse. N.Y.
VARGASUGARTE, Rubén
1954 Concilios Limenses, 1551-1772. T. III (Historia). Lima.
ZUIDEMA, Reiner T.
1967 "El juego de los ayllus y el amaru". En: Journal de la Société
des Américanistes. T. LVI-1. Paris.
Hay muchos estudios sobre el taki onqoy. Es posible que sin quererlo o sin saberlo
me olvide alguno : ' '
1977a "El culto de crisis de 'Moro Onqoy' ", Scientia et Praxis, 12,
Universidad de Lima.
1977b "f\ifito y milenarismo en los Andes.: del Taki Onqoy a lnkarri",
Allpanchis, 1O, Cusco.
DUVIOLS, Pierre
1971 La lutte contre les religions autochtones du Pérou colonial.
I.F.E.A. París - Lima.
MILLONES, Luis
1964 "Un movimiento nativista del siglo XVI: El Taki Onqoy", Re-
vista Peruana de Cultura, Lima. Reeditado en: OSSIO A., Juan.
Ideología ...
1965 "Nuevos aspectos del Taki Onqoy", Historia y Cultura, 2,
Lima.
1967 "Introducción al estudio de las idolatrías", Aportes, 4, Institu-
to Latinoamericano de Relaciones Internacionales, París.
1971 Introducción a Las informaciones de Cristóbal de Albornoz,
(Cf. supra).
OSSIO A., Juan
1973 Ideología mesiánica del mundo andino, Lima.
PEASE, Franklin
1973 El dios creador andino, Lima.
STERN, Steve
1982 "El Taki Onqoy y la sociedad andina" (Huamanga, siglo XVI),
Allpanchis, 19, Cusco.
WACHTEL, Nathan
1971 La visión des vaincus. Les lndiens du Pérou devant la conquete
espagnole, París.
ZUIDEMA, Reiner T.
1965 "Nuevos aspectos del Taki Onqoy", Ristoria y Cultura, 2,
Lima.
··-t-··- - -
[/]
Ase de considerar que , antes que los yngas, seriares que conquistaron
dende la provincia del Cuzco hasta Chile y hasta Pasto. en los naturales de
toda esta tierra nunca ovo govierno ni lengua general sino por provincias a las
quales governavan por subcesión los indios de más valor y tenían todas las
provincias sus guacas adoratorios en el orden que diré :
[//]
un nombre. Ay muchas en toda la tierra. unas bern,· idas como ellos llaman
atisca. otras en pie . A todas éstas dio servicios y haziendas y basos de oro y
plata y a muchas ganados en la forma que diré.
[Primicias, mamas]
[Bezoar]
[Acapana]
Ay otro género de guaca que llaman acapana que era aplicado a las
guerras que tratavan, a quien pedían favor. Esta es unos rayos que haze el
cielo, que los muchachos llaman en Castilla ovejuelas. Y todas las vezes que
ven esta señal en el cielo, ques muy ordinaria, la mochan con mucho cuida-
do. Y para este sacrificio aplicavan la pluma de unas aves que llaman gua-
chuas que son como ánsares d'España : la pluma menor la queman, y soplan
la ceniza éJ la tal acapana, y las mayores ponen en las lan9as dende el hierro
al regatón a todas por muy buen orden ; también llaman para este efeto
acapana a los torvellinos que en la tierra se hazen del aire. Mochavan estos
remolinos de tal manera que aunque tuviesen un tejo de oro de mucho valor
o piedra presciosa en las manos, como el torvellino pasase cerca del que lo
tenía, se lo arronjava y ofrescían o con lo que se hallavan , y si no tenía[n]
[más] que los cavellos que se tirava[n] para el efecto de la cave9a o las pesta-
ñas de los ojos. ·
[Y/lapa]
[Apachita]
Ay otro género de guacas muy ordenario en todos los caminos y
puertos dellos en todo el Pirú, que llaman apachita o camachico por otro
nombre. Estas las ay en todas las asomadas y bertientes de los caminos. a las
cuales saludan y ofrescen los que van con cargas o fatigados de andar, y les
ofrescen una ora~ión o una piedra, de tal manera que en los dichos lugares ay
muchos montes dellas. Otros escarvan la tierra en la propia guaca y, escar-
vándola, cuenta[n] sus travajos o prosperidades a la dicha guaca. Otros hazen
nudos a las pajas questán cerca. Otros ofrescen ramos de lefi.a, otros flores o
plumas de pariguanas. que son unas aves que llaman flamencos en España.
Otros. acollicos de coca o maíz: el acollico es un poco de coca mascada o lo
que cada cual tiene por devoción. Son tantos éstos que. si no es con amones-
taciones buenas , no se apartarán de la creencia porque encuentran por mo-
mentos con ellas en todos los caminos y puertos de toda la tierra, mandando
a los corregidores y clérigos dotrineros que cada cual lo mande deshazer en
sus partidos, es muy necesario se haga.
[Ormaychico]
Ay <leste género en los caminos reales otras guacas llamadas ormay-
chico debaxo de peñas o de cerros que amenazan caídas, que los indios mo-
chart y sirven con aquellos bocados de coca que llaman acollicos o con otros
mantenimientos que bayan comiendo. Es imposible tirarles esta supestrición
porque para tirar dichas guacas es necesario mucha fuerza de gente que toda
la del Pirú no es parte [ para l rn udar estas piedras ni cerros. Aquí sirve la bue-
na amonestación y predicación del buen dotrincro, y para todas las demás, lo
mismo.//
[Pacariscas]
Ay. como dixe arriba, el prencipal género de guacas que antes que
fuesen subjetos al ynga tenían, que llaman pacariscas, que quieren dezir cria-
doras de sus naturalezas. Son en diferentes formas y nombres conforme a las
provincias: unos tenían piedras, otros fuentes y ríos, otros cuebas. ·otros ani-
males y aves e otros géneros de árboles y de yervas y desta diferencia trata-
van ser criados y descender de las dichas cosas, como los yngas dezia[n] ser
salidos de Pacaritambo, ques de una cueba que se dize Tambo Toco y los
angaraes y soras descender de una laguna llamada Choclo Cocha y desta ma-
nera todas las provincias del Pirú, cada cual de su modo aplicando cualquiera
de las cosas dichas a su nascimiento. A estas pacariscas se allegaron por par-
cialidades muchos nombres de guacas que, descubiertas las pacariscas, como
allegados suyos se descubran luego.
ynga y sus dibisas, ansíen bestidos como en armas, y de los capitanes valero-
sos que a avido entre ellos, como son sus bestidos axedrezados o con culebras
pintadas que llaman amaros, o alguna porra de guerra que llaman chambi. o
algún caracol que suena como trompeta o alguna lanza o adarga o otros géne-
ros de armas o bestiduras que hayan sido del ynga o de algunos capitanes
[Uilca]
Tienen otro género de guacas que llaman uilcas, que aunque la uilca
es un género de fruta ponc;oñosa que nasce y se da en los Andes tierra calien-
te, de hechura de una blanca de cobre de Castilla, cúranse y púrganse con ella
y se entierran con ella en las más provincias deste reino. Ase de advertir que
unas figuras como carneros de madera y piedra y [que] tienen un hueco
como tintero , ques donde se muele esta uilca, se a de procurar buscar y des-
truir. Llámase el tintero uikana y la adoran y reverencian. Es esta uilcana he-
cha de muchas diferencias de piedras hermosas y de maderas fuertes. Tienen,
fuera desta uilca, otros muy muchos géneros de medicinas que les llaman
uilcas, en especial de purgas. Ay muchos géneros de médicos que todos son
hechizeros que usan de curar e inbocan al demonio primero que comiencen a
curar, y esto es cierto y . ..
[Huacacamayoc]
Y ase de entender que, fu era de los mi timas y servicios quel ynga dio
a las dichas guacas, tienen otros servicios que llaman criados o camayos que
sirven de guardar las dichas guacas y sus haziendas, fuera de los guardadores
del ganado. En estos criados ban subcediendo los hijos o nietos de los tales, y
ansí no se pierde la memoria. E cuando fallescen, la nasción de unos, los cu-
racas. les ofrescen otros que entre ellos parescen ser religiosos. En sus supres-
ticion[ es], los más destos inbocan al demonio y engaña[n] con sus predicacio-
nes a las comunidades de los indios que son fáciles./ /
[ Guacanqui]
[Machacuay, ay/lar]
reinos, salió de la una laguna la culebra llamada amaro para irse a la otra y
con la nueva se enfrió y se tornó piedra. Tiene señal de culebra, porque yo
la e visto. Todas las provincias alrededor la mochan, cuando pasan por allí,
con mucha reverencia. Dízese tener en los yauyos muchos serviéio[s] y gana-
dos y chácaras que le an ofrescido y en Guadochirí y en los pueblos allí
comarcanos. Yo e visto encima della muchos acollicos y ofrescimientos todas
las bezes que por allí e pasado.
[Uzno]
Ay otra guaca general en los caminos reales y en las plac;as de los pue-
blos. que llaman uznos. Eran de figura de un bolo hecho de muchas diferen-
cias de piedras o de oro y de plata. A todos les tenían hechos edificios// en
donde tengo dicho en muchas partes como en Bilcas y en Pucara y en Guana-
co el Viejo y en Tiaguanaco, a hechura de torres de muy hermosa cantería.
Sentávanse los señores a bever a el sol en el dicho uzno y hazían muchos sa-
crificios a el sol. Anse de mandar deshazer estos edificios que, como son pú-
blicos, ofenden por lo que significan, que en otras partes ay muchos más
edificados y con facilidad se desharán.
[Otros avisos]
Abiso sobre el abortar de las mujeres que toman muchas yervas para
ello y sobre los abusos que tienen en los sueños o en algunas aves que oyen o
cosas que ben o encuentran y en los truecos que hazen después de casados de
sus mujeres y sobre los incestos que cometen. ques de lo que más ussan, y so-
bre otras poliscías cristianas de que deven ser enseñados.
En especial sobre los taquies, bailes que haz en, porque se cm borra-
chan cuando salen de sus pueblos a otras provincias y que son otros confines
y los que hazen a la buelta a honrra de sus guacas.
Sobre la cachua general o particular y la suprestición que tienen y
ansimismo sobre las cerimonias que hazen en los entierros cuando se mueren
sus principales.
Y asimismo en la suprestición de la tresquila que hazen a los niiios,
que se llaman rutuchicos, que entonces les ponen los nombres de sus pasados
o guacas y les hazen ofrecimientos y otras cerimonias.
También se a de advertir en las cerimonias que hazen cuando les po-
nen la guara, que es un género de paños como c;aragüeles, que se hazen mu-
chas cerimonias. Llámase guarachico y a las mujeres se llama quiquchicuy
cuando les comienc;an su menstruidad.
También se [a de] advertir otro género de suprestición que tienen ,
que les llaman yallinaes, ques cuando [ ... ] en corridas largas que toman
lugares que les son señalados de una gola a otra por caminos ásperos.
También se a de advertir a el uso malo que tienen de horr/ /adarse las
orejas que llaman rinri utcu que como fue señal dada por los yngas e hizo a
muchas nasciones de aquella devisa suya. Hazen muchas cerimonias en ella e
la tienen en mucho.
Ase de advertir de los cabellos que se encrinejan las indias y que, aun-
que se los tiran en algunas partes. las dexen hechas encubiertas debaxo del
cavello en derecho de las orejas para que no las vean.
Ase de advertir que no aten las cavec;as a los niños, que matan a mu-
chos por guardar sus usos antiguos. y forman las cavec;as conforme a los toca-
dos que usaban .
Ase de advertir en el modo que se sangran de las sienes o narizcs, to-
villos, con pedernales y a qué tiempo, porque lo suelen hazer para ofrescer la
sangre a sus guacas.
Ay otras muchas advertencias que por provincias se usan, que no son
generales sino ritos y cerimonias de provincias particulares, de que tenían
noticia muchos religiosos dotrineros, que todas es justo se remedien.
[Pascuas]
[ll/]
Valle de Xaquixaguana
Valle de Calca
Auq ui uscuntay, guaca de los indios soras, era una piedra en un cerro
que se llama ansí .
Hallé en esta provincia grandísima suma de guacas por orden de los
taquiongos que en esta provincia castigué, y las destruí y quemé. y dexé me-
moria de los nombres y de cuantas en los libros que hize de fábricas y de los
camayos que tenían.
Provincia de Parinacocha
. Chuchuranac es un cerro junto a Parinococha. Es una piedra con(a )-
cava. Era una piedra bestida en una punilla cerca del cerro nevado .
Era una piedra bestida en una punilla cerca del cerro nevado.
Sarasara es un cerro nevado y en él está una piedra del dicho nombre.
Topa Ynga Yupanqui. Era una piedra en figura del dicho ynga, que
fue el que ganó a el Sol la dicha provincia, como está referido. Tenían en mu-
cha veneración este bulto, y con muchas haziendas.
Visitando esta provincia, hallé muy mucha suma de guacas y las des-
truí y quemé. y dexé memoria en los libros que mandé hazer de fábricas , con
toda cuenta y razón./ /
Sasaylla apo, guaca de las muy prencipales del reino. Es una cueba
detrás del pueblp de Parcos, en una ladera.
Caroamcho[?], guaca de los indios angaraes, es un cerro f,ontero del
pueblo de Paucararay .
Jorai, guaca de los indios pariscas de Diego Gavilán. Es un cerro
nevado junto al pueblo de Paucarbamba.
Choclo cacha [sic], laguna grande en la puna de Guaytara, de grande
beneración, que nascen della ríos, y le hazían muchos sacrificios. Hay al re-
dedor della muchos minerales de plata, según dizen los antiguos. Hállanse
socavones de las minas.
En estas provincias, visitándolos yo, hallé muy muchas guacas y ca-
mayos dellas y deshize muchas dellas, y otras quemé, y quedó orden y me-
moria en los libros que hize de fábricas, con el aviso que pude.
Fin del obispado del Cuzco hazia a Lima.
Tarmas
Guayoay uilca, guaca prencipal de los taramas, es un cerro questá
frontero del tambo de Tarama.
Chinchaycocha, guaca prencipal de los indios chinchacochas, es una
laguna. Fue muy reverenciada y servida de los yngas.
Auquiuilca, guaca de los indios chinchaycochas, es una laguna junto
al pueblo de Llaca. Dizen los indios caxamalcas descender desta laguna.
Tumayricapac es una piedra a manera de indio bestido. Está en el
pueblo de Cochacaya, provincia de los yaros.
Chuchuncota, guaca de los indios chupaichos, era una piedra questa-
va frontero del pueblo Guancachupa.
La provincia de Guay/as
Caxamalca
Yamoc Zuya[?], guaca de las más prencipales del reino de los yndios
caxamalcas. es una piedra larga questá en un cerro que se llama Yamoc. Esta,
aunque se deshizo, guardaron sus pedazos de la piedra en muchas partes.
Yanay guanca, guaca prencipal de los indios caxamalcas. Es una pie-
dra en un cerro grande questá junto al pueblo de Quinua.
· Apoparato, guaca de los indios caxamalcas del ayllo Caxas, es un bol-
cán que está cerca al pueblo de Caxas.
Angasquispi , guaca de los indios caxas, es una piedra que dicen que
andava vestida en un cerro junto al pueblo de Biena.
Quispi, guaca prencipal destos indios caxamarcas del ayllo Cuyos-
mango , era una peña de donde nasce agua y xripstales, en un cerro junto al
pueblo de Sanchadas.
Provincia de Tomebamba
Provincia de Puro.ay
Provincia de Chica
Provincia de Chachapoyas
Provincia de Quito
Provincia de Piscoy
Provincia de Y ca
Provincia de Chincha / /
Provincia de Y chima
[IV]
cómo los honraría, defendería e ampararía, e que creyesen que las guacas
estavan ya desenoxadas, e que cada día embiavan sus mensajes a su sefior el
ynga. Y los nombres de las guacas que predicavan porné aquí algunas dellas
que eran de las generales que más reverenciavan y adoravan, e a quien el ynga
avía enriquecido con servicios, tierras y ganados.
Las primeras que eran de los quechuas de ciertas provincias de donde
tomó el ynga la lengua general que mandó supiesen todos, que la suya natu-
ral naide la hablava sino ellos, llamávanse Chuquimoro, Chuquiguaraca, Apo-
llamoca, Sutaya.
Del rededor del Cuzco, Coricancha, Guaynacauri, Nina soyuma, Topa
amaro, Nina Amaro, Manducalla e otras muchas.
Del Collao a Titicaca.
De Parinacocha a Sarasara, y de todas las provincias tomaron la más
prencipal e de quien tenían los naturales notiscia, que las traían al Cuzco e
que hablavan por sus meses, cuando hazían sus fiestas los yngas, como está
dicho. Esta notiscia alcanzaron en Quito y en toda la tierra.
Estos predicadores hizieron tal impresión en muchas provincias que,
ya que no pudieron tomar armas porque fueron sentidos y se hallaron a mu-
chos casi con ellas en las manos, como en Xauxa y en Andaguailas y en otras
provincias grandes en tiempo del Señor governador Castro, quedaron en su
esperam;a y creencia de lo que les predicavan, que eran muy muchas cosas
feas contra nuestra religión y en favor de su cimplic[i]dad y vicio de carne//,
tomando un género de baile que intitularon taqui ongo, por otro nombre
ayra. Y no era necesario a dichos dogmatizadores para ser muy rescebidos
sino embialles a dezir que iban a sus provincias o pueblos particulares para
ser recebidos con el propio baile taqui ongo o ayra. Y tenían estos maestros
tanta fuerc,:a en hazer lo que querían y en saver lo que deseavan que no dezían
más palabras de dezir ser mensajeros de las dichas guacas. Y si alguna repug-
nancia hallavan en alguno, trayan una confación de maca, que con tanta can-
tidad como era tocar la uña y la tocase a cualquiera bevida, los hazían lo-
quear a bailar y darse con las cavec,:as por las paredes. Y con hazer esto con
algunos ( . . ... ) y cortesías de que beviesen todos los demás, obedescían a
lo que dezían y predicavan y en esto hazían gran suma de cerimonias en sus
ritos antiguos.
Y como estos maestros pretendían concluir su hecho , y saviendo la
fuerc,:a que entre los naturales tienen los hechiceros camayos de guacas y las
guacas suyas naturales, para que no oviese otros que mandasen ni predicasen
otra religión que la del ynga, porque muchos en sus provincias avían olvidado
las celebraciones de las guacas del ynga, pedían en las provincias que allega-
van y eran bien recebidos, los nombres de las guacas y de sus camayos con
sus servicios y de las haziendas que tenían, y luego juntavan a los tales cama-
yos y se hazía el baile y se enborrachavan y matávanlos sin que nayde le[s] re-
sistiese. Esto hicieron en las provincias de los lucanas y de los soras y en la
NOTAS AL TEXTO
[II]
Ueretos o ueretas, más bien ueretas por la necesaria concordancia con "los títu-
los dellas" . Supongo que se trata de un error del copista o de una sonorización regional
(en España) del castellano vereda. Esta palabra no tenía en España el sentido de "orilla de
la calle", como hoy en América, sino de "camino". Covarrubias (1611) señala: "vereda : el
camino angosto hollado de bestias cavallares, de donde las postas se llamaron veredarios"
[cf. chasquis] y "veredas: El repartimiento que hazen los que van a algunas cobrarn;:as ge-
nerales de alguna tierra, dividiendo entre sí los lugares. Este mesmo término tienen los
que van a predicar las bulas de la Cruzada". Albornoz fue comisario de la Santa Cruzada.
Además, en contextos análogos, los cronistas antiguos emplean camino, v.g. :
'venían a dar a ella la ciudad del Cuzco y a juntarse en cruz cuatro caminos de cuatro
reinos o provincias bien grandes, que a ella eran sujetos, que eran Chinchaysuyu , Collasu-
yo, An disuyo, y Condesuyo ... ", M. de Estete , 1918 ; B. Cobo, 1952, XIII, XIII , p. 169.
[Acapana]
Cf. "sucuicui ques el remolino grande y el ararai que es el viento grande disiendo
qu e eran chriadores de las enfermedades y que recibiesen aquellas ofrendas y que diesen
salud a su enfermo" A.A.L. , Cajatambo 1656, f. 34 v, citado por Huertas Vallejo, 1981 ,
quien añade : " Actualmente, los indígenas del Callejón de Huayias y los de Cajatambo lla-
man al remolino Shucucui, y es considerado como en el siglo XVII como el mensajero de
los males. Los indios viejos recuerdan los fuertes remolinos que se produjeron hace cua-
renta años, afirmando que se acercaba el fin del mundo y que era castigo del diosito. En
los pueblos del norte del Perú se tiene a los remolinos como los demonios y es necesario,
cuando estos aparecen , arrojar el sombrero o una piedra para evitar desgracias ".
[Yllapa]
Yllapa, en el sentido de momia epónima con su vestuario, vasos, etc., se aplicaba
a los Incas difuntos (Guarnan Poma 288 [290 ]). También se· les llamaba ylla (illa) para se-
ñalar una dignidad especial o "sanctificación" (Cieza) por eminentes servicios pasados (cf.
Vocabulario y phrasis, 1586, Cieza 1967, p. 106) y también con el sentido de luz (illa) en
rela ción con el Relámpago (illapa) o Sol. Otra connotación básica de la momia epónima la
encontramos en el aymara antiguo : llamaban illa a los objetos que se guardaban en casa
(chuño, maíz, también plata, ropa, joyas) ; illa taca : "el sombrero [conservado] de losan-
tepasados" (Bertonio, Vocabulario 1612). En cuanto al quechua, González Holguín apun-
ta: " Ylla : todo lo que es antiguo de muchos años guardado" (González Holguín 1608).
[Pacariscas]
§ 3 "Que salen de los ríos" - de que salen los ríos.
[Machacuay, ay llar]
1.- "Cusi Amaro, y éste,etc.". Parece que el copista escribió a continuación "de pre" y
luego "en el de Vicabamba". Pueden faltar una o varias palabras, y también entre
"mandó" y "el señor visorrey ", que sigue inmediatamente.
2.- El copista escribe bayllar o ayllar, siendo esta última la forma correcta. Ayllar
es formado a partir de ayllu, o sea riui, ribe, etc. Se trata del arma compuesta, según
escribe Albornoz, de "tres ramales de soga hecha de niervos de animales o de cueros
dellos, y a los cavos unas pelotas de plomo" . El licenciado Falcón confirma el uso
ritual y político del ayllo o ribe, refiriendo que había riuicamayoc encargados de
aquellos instrumentos, " que son unos cordeles con plomo con que jugaba el Inga y
davan indios para mitimaes a otras partes". (Falcón, 1867, p. 468). Este mismo
juego se practicaba en Cajatambo con el nombre de aina. El proceso de idolatrías de
Hacas describe su mecanismo, completando los datos de Albornoz : " . .. y jugaron
un juego que llaman aina que es tirar un ribe que son bolas de plomo atadas a unos
ylos largos y tiran unas baras de palo al aire y se enreda el dicho ribe en el palo o
bara que tiran y el ribe que da mas bueltas en el palo ese ganaba y es juego supersti-
'-ioso para saber quándo a de ser bueno el su seso o mal.o". (Hacas 16 56-5 8, f. 41 v.).
R.T. Zuidema, a quien yo había comunicado el texto de la Instrucción, publicó una
interpretación suya de este juego. (Ver Zuidema 1967).
3.- "Entonces, Wallallu Qarwinchu hizo salir a una serpiente gigantesca llamada el
Amaru , una serpiente de dos cabezas. Y dijo, " Le atraerá la desgracia a Pariya Qa-
qa". Pero Pariya Qaqa, apenas la vio , se enojó mucho, y le clavó su bastón de man-
do de oro en medio espinazo. Y dicen que inmediatamente esa serpiente quedó soli-
dificada y se convirtió en piedra. Esta serpiente petrificada puede verse claramente
hasta hoy en el camino llamado Kaki Yuka arriba. La gente del Cuzco, y toda otra
clase de gente, que sabe que está allí, golpea a la serpiente con una piedra, y se lleva
los pedazos que caen para remedio, diciendo, no caeremos enfermos". Urioste 1983,
108-109 (cap._ 16). Cf. Arguedas 1968, p. 97-99 ; Trimborn 1967, p. 97 ; Taylor
1980,p.117-119.
4.- Las Escaleras. "Viniendo así caminando para bajar adonde están estas lagunas está
una escalera hecha a mano, con escalones tan formados como los tiene una torre,
salvo que son largos, y por allí bajan las cabagalduras con las cargas sobre las orejas.
Tiene esta escalera de Pariacaca, de escalones continuos un cuarto de legua, que si
no son los que han caminado este camino y visto esto, no podrán entender el peli-
gro grande y trabajo que se pasa y hay en estos pasos semejantes ... y desde Huaro-
chirí hasta esta escalera, siempre se va subiendo .. . " (O caña 1969, 272) . También :
"Al pie de esta puna de Pariacaca se apartan dos caminos, el uno se camina por las
escalerillas y se llama ansí, porque se sube una cuesta que toda e hecha descalones
de piedra y si de aquí se caen las mulas van a dar a una laguna de agua muy honda ,
y va este camino a Tunraura, lugar de indios del valle de Jauja", (Lewin, B. ed .,
1948). Por allí pasaba "el camino real que va de la ciudad de Los Reyes a la del
Cuzco". (Dávila Brizeño 1881, p . 64) .
[Uzno]
Uzno. Ver Zuidema 1979 y Rowe 198 1, p. 256. Ver también Gasparini y Margolies,
1977, p. 275-288 .
[Otros avisos]
..... : sigue media línea en blanco .
[Provincia de Y chima]
Ychmas 'AJ a9ogue i al bermellón del a9oguc, que llaman ichma o limpi". (Calancha
1639, 11 , X, 371). Ver "Breve ensayo so bre el señorío de Ychma", Rostworowski 1977.
En cuanto al sitio de la huerta de Gerónirno de Silva y del ídolo Rímac, ver Rostworows-
ki 1978, 69 y ss. Sobre G. de Silva, fundador de Huancayo, ver Espinoza Soriano, 1963,
p. 34.
2.- Cachaui. Cf. Molina 1943 , p. 75 : "la capacocha que por otro nombre se llama co-
chaguas". Pero en el manuscrito de la BN de Madrid no se lee cochaguas sino cacha-
gues ; es decir, una transcripción fonética equivalente de cachaui. González Holguín,
1608, señala : "cacha: mensajero".