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ÁGUILA -LOS HISTORIADORES, LA INVESTIGACIÓN SOBRE EL PASADO

RECIENTE Y LA JUSTICIA
Reflexionar sobre las relaciones o los diálogos entre historia y justicia admite
diversas entradas, aunque hay dos que sobresalen: una de ellas remite a la
dimensión teórica conceptual o epistemológica sobre las relaciones entre
ambas. Otra más especifica y a la vez igual de amplia en sus contornos: la que
refiere a lo sucedido en Argentina en las ultimas dos décadas en el ámbito de las
investigaciones sobre la dictadura militar, así como los recorridos judiciales sobre
delitos de lesa humanidad . Águila también quiere agregar una tercera, donde
trate de la articular las dos perspectivas anteriores.

A modo de introducción
Los que comenzaron a movilizarse para averiguar el destino de los
desaparecidos en la dictadura, fueron los familiares de estos, entre ellos se
tejieron vínculos, y las redes solidarias que llevaron a la formación los
organismos de Derechos Humanos. Fue entonces en estos ámbitos en donde
se sistematizó no sólo la preocupación por saber que había pasado con los
detenidos o desaparecidos y por comenzar a desentrañar las características, el
alcance y los contenidos del plan represivo., sino también el reclamo de justicia
y de castigo a los responsables. Las comisiones de verdad fueron las
encargadas, en las primeras etapas, de avanzar en una investigación que
documento los crímenes, identifico los centros clandestinos, el destino de los
desaparecidos y las apropiaciones de menores, y condujo en los primeros años
de democracia a la apertura de numerosas causas judiciales que se proponían,
no solo investigar en torno de las violaciones de DDHH, sino determinar
responsabilidades.
Las investigaciones sobre el periodo, producidas en los ámbitos académicos, no
han tomado como eje fundamental el problema especifico de la represión, si bien
no se omite el ejercicio del terror estatal y sus consecuencias, no existe una línea
de investigación consolidada o nutrida por estudios sistemáticos que se centre
en el análisis o la documentación de los crímenes cometidos en el periodo.
Tampoco se debe minimizar el papel desempeñado por las resistencias mas o
menos explicitas en el ámbito académico o historiográfico hacia el tratamiento
de estos temas, tras el argumento de la “profesionalización” de la disciplina,
cualquier lectura o análisis de periodos aun controversiales como sospechados
de “ideologización”, postergando así un necesario debate y dejando el terreno
libre para otras disciplinas.
La mayor parte de los textos publicados sobre el periodo de la dictadura militar
han sido provistos por sociólogos, economistas, politólogos, juristas, y en menor
medida por historiadores. En los últimos años la indagación sobre el periodo de
la dictadura ha adquirido una mayor complejidad, tanto por la incorporación de
abordajes novedosos, como por la mas reciente aparición de trabajos de corte
local o regional. Los estudios sobre la memoria o las perspectivas que utilizan en
forma privilegiada la historia oral han provisto una estimulante vía.
Los recorridos de la producción académica sobre estas temáticas se inscriben
en un contexto social y político amplio donde se desarrolla la producción
investigativa y refiere a un tiempo “social” que ha permitido la formulación de
nuevas preguntas y nuevos abordajes ausentes en los recorridos previos y que
también se vincula con el ingreso de una nueva generación de historiadores e
historiadoras al estudio de estos problemas.
En dicho contexto donde la producción del conocimiento histórico sobre la
dictadura avanzaba lenta y fragmentada, la reflexión ética y política sobre el
genocidio en el periodo dictatorial y sus huellas se torno central. El relativo
retraso en la investigación y la construcción de conocimiento histórico sobre la
dictadura ha exhibido un significativo contraste con la difusión publica y el debate
sobre este periodo. Si bien muchos historiadores y cientistas sociales se
vincularon con los organismos de derechos humanos y concurrieron con sus
investigaciones al conocimiento de ese pasado reciente, no hay antecedentes
en Argentina de convocatorias a historiadores en alguna causa judicial. La
reflexión personal de la autora es los historiadores deben contribuir con sus
investigaciones al curso de una causa judicial y a la aportación de pruebas
judiciales, adquiriendo la indagación un nuevo carácter y un plus de
responsabilidad adicional.

Sobre los diálogos entre historia y justicia


Resulta claro que en este caso se entabla una clara ligazón entre la investigación
o itinerario de la investigación, la discusión sobre el método de análisis histórico
y el marco judicial en el que inserta el trabajo de indagación. Por otro lado nos
conecta con el problema de la prueba, o con la conexión entre pruebas, verdad
e historia. Por otra parte con un problema epistemológico ampliamente debatido
y en un sentido conexo: la relación entre los hechos y la interpretación del
historiador. El oficio del historiador como el del juez se funda sobre la posibilidad
de probar, apoyándose en ciertas reglas, el hecho, el protagonista y una acción.
Comprobar los hechos, de allí la prueba, se plantea una diferencia profunda entre
los historiadores y los jueces. Los hechos que los jueces y los historiadores
examinan son en parte diferentes, sobre todo porque es diferente la actitud hacia
el o los contextos. Ya que el historiador en base a el puede crear conjeturas,
posibilidades, aunque estas no tengan validez para un juez porque no son
verificables. En tal sentido, no hechos desnudos sino inscriptos en un relato
histórico, no hay hechos sin interpretación. el historiador iltra, descarta, acepta
ciertos testimonios en lugar de otros, realiza juicios parciales, interpreta cada
hecho. La función de perito involucra no solamente la construcción de
conocimiento histórico sobre periodos controversiales, sino una participación
directa en el tramite judicial, del juez, y no de la participación directa del
historiador. Traverso “el historiador no es juez, su tarea no es juzgar sino
comprender, pero a la vez todo trabajo histórico supone también, implícitamente,
un juicio sobre el pasado”

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