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Estructura y

clasificación de los
procesos civiles

Derecho
Procesal I
(Teoría General
del Proceso)
1
Clasificación de los
procesos
Estructura del proceso civil.
El proceso civil presenta una estructura dialéctica, se inicia por actos de
postulación en los que se plasman la pretensión esgrimida por el actor que
se integra con la contestación de la demanda u otra actitud que puede
asumir el demandado frente a ella y se desarrolla en etapas posteriores, de
prueba, de discusión y de sentencia.

Clasificación.
De acuerdo al criterio utilizado, el proceso civil puede clasificarse:

1. Por la naturaleza del órgano;

2. Por la existencia de conflicto;

3. Por el fin perseguido;

4. Por la estructura;

5. Por la naturaleza de la pretensión.

1. Por la naturaleza del órgano:

Esta clasificación considera al sujeto que va a dirimir el conflicto y por ello


puede diferenciarse entre el procedimiento judicial público del
procedimiento arbitral realizado ante jueces privados.

• Proceso judicial hace referencia al que se desarrolla ante el órgano


jurisdiccional o tribunales públicos y constituye el proceso por
excelencia. Se realiza ante un juez investido por el Estado de la
potestad de administrar justicia con todas las facultades que le son
inherentes. Su fundamento constitucional deriva de los principios
de juez natural y debido proceso.
• Proceso arbitral, a diferencia del proceso judicial, es aquel que se
lleva adelante ante un árbitro que recibe el mandato de las partes o
de la ley, con el fin de dirimir la contienda, respetando las garantías

de imparcialidad y ecuanimidad. El órgano jurisdiccional se


sustituye por un juez privado elegido por las partes. El límite está
dado por los puntos propuestos por las partes y por tanto carece de
coertio y de executio. Sólo puede conocer y llamar a las partes para
que comparezcan y se defiendan y dicta sentencia que se denomina
“laudo arbitral”. Para que éste tenga posibilidades de ser ejecutado,
debe ser inscripto en los libros de un juzgado ordinario ante el que
se llevaran a cabo los trámites de ejecución de sentencia.

2. Por la naturaleza de la pretensión

Existen procesos universales y singulares. Los primeros tienden a la


distribución del patrimonio de una persona por causa de muerte o falencia.

En estos juicios resulta de aplicación el denominado “fuero de atracción”


por lo que todas las actuaciones personales que tengan terceros contra el
causante de la sucesión o el fallido, se acumulan por ante el juez que
entiende en la sucesión o la quiebra. Los procesos universales regulados en
nuestro derecho son el juicio sucesorio, el proceso concursal (art. 22, ley nº
24.552) y el juicio de quiebra (art. 136, ley 24.552).

Se denominan procesos singulares a aquellos en los que existen partes


individuales en conflicto. Tanto actor como demandado se encuentran en
una posición doble, igual y contradictoria y deben contar con capacidad
procesal. Doble, porque deben existir dos partes con poderes de acción y
excepción respectivamente. Iguales, en cuanto a oportunidades para
defenderse y probar y contradictoria porque ante la pretensión del actor se
esgrime una pretensión negativa u opuesta del demandado.

3. Por la existencia o no de conflicto

Se distingue entre procedimientos contenciosos y de jurisdicción


voluntaria.

• Son procesos contenciosos aquellos que tienden a la obtención de


un pronunciamiento que dirima un conflicto u oposición de
intereses, suscitado entre dos o más personas identificados como
partes.
Ante la pretensión del actor, el demandado puede tomar la postura de
comparecer y contestar la demanda, en cuyo caso se da la plena vigencia
del contradictorio ya que podrá ofrecer y producir pruebas y discutir las
pretensiones hechas valer por el actor. Caso contrario y de no comparecer,
el demandado es declarado rebelde y el proceso continuará su curso
teniéndoselo por notificado de las resoluciones dictadas en el futuro.

• Por el contrario, se consideran actos de jurisdicción voluntaria a


aquellos que tiene por objeto integrar, constituir o dar eficacia a
ciertos estados o relaciones jurídicas privadas frente a la sociedad.
En ellos participa un miembro del Ministerio Público Fiscal para
garantizar el contradictorio. Últimamente y para descongestionar la
actividad del Poder Judicial, se ha sostenido que sería conveniente
que estos procesos se tramitasen en sede administrativa.

4. Atendiendo al fin perseguido:

Esta clasificación atiende al resultado del proceso y permite clasificarlo en


declarativos, ejecutivos y cautelares.

• Son juicios declarativos aquellos que tiene por objeto una


pretensión inicialmente incierta y que busca lograr que el tribunal
que conoce el problema reciba la prueba y dicte la sentencia
decidiendo sobre el fondo de la cuestión, en definitiva, se pretende
la declaración de un derecho.

Dentro de los juicios declarativos se encuentran el juicio ordinario y el


abreviado (art. 411 C.P.C.). La sentencia que se dicte en estos procesos
produce el efecto de cosa juzgada material, es decir, una vez firme y
ejecutoriada goza de inmutabilidad y no puede ser modificada. En este tipo
de procesos, las partes tienen la posibilidad de discutir y alegar
abiertamente sus pretensiones como así también de ofrecer y diligenciar
todas las medidas de pruebas pertinentes.

• Son juicios ejecutivos aquellos en los cuales preexistiendo un


derecho cierto o presumiblemente cierto, se procura su
efectivización para satisfacer el interés del titular. Se procura la
efectivización coactiva de un derecho reconocido en una sentencia
o en un título de ejecución.

• Por último, los procedimientos cautelares son aquellos instituidos


para garantizar los derechos del actor o evitar que ellos se tornen
ilusorios durante la tramitación del proceso principal, ente la
demanda y la sentencia. Se tramitan inaudita parte.
5. Por su estructura:

Los juicios contenciosos declarativos y ejecutivos por su estructura, se


subclasifican en especiales y generales, atendiendo a las formas procesales
asignadas para su trámite.

Cuando la ley procesal no prevé un trámite especial, el juicio se lleva


adelante por el procedimiento general o de conocimiento amplio. Esta
regla general está expresamente instituida en los artículos 420 y 423 del
C.P.C., mientras que el artículo 418 de idéntico cuerpo normativo
contempla los casos de aplicación del trámite abreviado.

Son juicios declarativos generales:

a) Juicio ordinario: pueden plantearse y decidirse en forma


definitiva la totalidad de las cuestiones jurídicas derivadas de un
conflicto entre partes. Es la forma más común de tramitación de
una Litis. La sentencia produce el efecto de cosa juzgada material
por lo que no podrá realizarse otro juicio entre las mismas partes,
con el mismo objeto y por la misma causa.

b) Juicio abreviado: se reserva para cuestiones de menor


cuantía económica con un trámite más escueto. Toda demanda
cuya cuantía no exceda de doscientos cincuenta Jus, con excepción
de las que persigan la condenación de daños y perjuicios que
siempre se sustanciarán por el trámite ordinario. También
comprende los juicios por consignación de alquileres, la acción
declarativa de certeza, el pedido de alimentos y Litis expensas, los
incidentes y todos los casos para los cuales la ley sustantiva
establece el juicio sumario u otra expresión equivalente (art. 418
C.P.C.). La sentencia produce el efecto de cosa juzgada material.

Juicios declarativos especiales: son aquellos que la ley establece para


determinadas relaciones de derecho (art. 412 C.P.C.). Entre ellos se
encuentran el juicio de división de condominio, el de mensura y deslinde, el
desalojo. Son juicios sometidos a particularidades procesales y trámites
específicos.

Juicio ejecutivo general: es el procedimiento que permite a través de una


sustanciación ágil obtener la realización del crédito plasmado en el título,
título ejecutivo que goza de una presunción de autenticidad, siempre que
contenga ciertas condiciones indispensables como la de contener una
obligación de pagar una suma de dinero, que la cantidad sea líquida o
fácilmente liquidable por una simple operación aritmética sobre la base
que el mismo título suministre y que resulte exigible, o sea de plazo
vencido, no sujeta a condición. Produce el efecto de cosa juzgada formal
por lo que tanto actor como demandado podrán entablar demanda en
juicio declarativo (art. 529 y 557), aunque no pueden volver a discutirse las
defensas que hayan sido motivo de pronunciamiento.

Juicio ejecutivo especial: Son pretensiones de naturaleza ejecutiva que


están contenidas en documentos a los que la ley les asigna una forma
particular de sustanciación. Comprende los juicios de ejecución prendaria,
hipotecaria, ejecución de sentencia, ejecuciones fiscales, cobro de multa y
costas liquidadas, cobro de honorarios regulados judicialmente (art. 801
C.P.C.).

Derecho procesal civil actual.


Modernas tendencias.
En búsqueda de superar el excesivo formalismo del proceso escrito y
dispositivo, en la actualidad se intenta encontrar una propuesta
superadora y alentadora para tornar el deficiente proceso civil en una
herramienta ágil y útil para la solución de conflictos.

Entre los mayores problemas que se presentan en la actualidad se pueden


destacar el excesivo formalismo, la falta de inmediación, la utilización
abusiva de instituciones que prolongan innecesariamente los trámites
como son los incidentes o las recusaciones, la falta de infraestructura y
escasez de recursos humanos y económicos del poder judicial y por último,
la imposibilidad de acceso a la justicia de un grupo de justiciables por las
desigualdades económicas y culturales.

En pos de superar estos viejos problemas, las tendencias actuales implican


un paso hacia la oralidad con participación activa del juez que pasa de ser
un mero espectador, a transformarse en un verdadero director del
proceso. Juntamente con ello, se intenta instaurar el denominado proceso
por audiencias.

En este proceso, se pasa de un trámite completamente escrito como el que


existe en la actualidad, a uno eminentemente mixto que comprenda un
escrito inicial y luego una audiencia de prueba y otra de debate con el
dictado de la sentencia al final de esta última.

Ambas audiencias se realizan de manera oral. En la primera de ellas o


audiencia preliminar, todos los sujetos procesales se reúnen luego de que
ellos hubieren aportado los hechos y el derecho por escrito. El
procedimiento se completa con la audiencia de vista de causa en la que se
lleva a cabo el debate oral de las cuestiones oportunamente introducidas.
Luego se cierra el trámite al que sólo resta agregarle el dictado de
sentencia.

Estructura del proceso penal.


El proceso penal es una serie de actos cumplidos por los órganos públicos
determinados por la ley y por los particulares obligados o autorizados a
actuar.

Se estructura sobre la base de dos momentos:

• El primero de ellos denominado investigación penal preparatoria


es llevado adelante por el Fiscal de Instrucción y excepcionalmente
por el Juez de Instrucción (arts. 301 y 339 C.P.P.). Culmina con la
requisitoria fiscal de elevación a juicio siempre que hubiere
elementos de convicción suficientes para sostener como probable
la participación punible del imputado en el hecho intimado (art. 354
C.P.P.).

• El segundo momento es el que se lleva adelante con el juicio


plenario, oral, público y contradictorio que se realiza ante el
tribunal de sentencia. La Cámara del Crimen que conoce en forma
unipersonal o colegiada. El tribunal de juicio resuelve en forma
definitiva.

En el libro tercero del C.P.P., además del juicio común se regulan los
procedimientos especiales que comprenden el juicio correccional, el juicio
abreviado y el juicio por delitos de acción privada.

El juicio abreviado regulado en el artículo 415 de dicho cuerpo normativo


está previsto para casos en que el imputado confiese circunstanciada y
llanamente su culpabilidad, ocasión en que podrá omitirse la recepción de
la prueba tendiente a acreditarla, siempre que estuvieren de acuerdo el
Tribunal, el Fiscal y los defensores. El fundamento de dudosa
constitucionalidad que se da al juicio abreviado, se encuentra en buscar
una solución que otorgue al justiciable una salida rápida y justa a su
conflicto, aunque al fundarse en las pruebas recogidas durante la
investigación penal preparatoria, se afecta sensiblemente su legítimo
derecho de defensa en juicio. El verdadero motivo del juicio abreviado es el
descongestionamiento del Estado en su tarea de administrar justicia,
reduciendo el juicio oral y público a una audiencia en la que el imputado
confiesa el hecho y el tribunal le aplica una pena previamente acordada
con el fiscal y el defensor.

El proceso de menores se rige por idénticas normas del C.P.P., con algunas
salvedades como por ejemplo la no aplicación de las normas relativas a la
prisión preventiva y la audiencia de debate a puertas cerradas para
preservar la intimidad de los menores.

Los juicios por delitos de acción privada se denominan “querella” y se


refiere a las acciones de calumnias e injurias. Prevé en su procedimiento
una audiencia de conciliación.

Estructura del proceso laboral y de


familia.
En el proceso de familia, las normas procesales se encuentran en la ley
procesal provincial.

Existe lo que se denomina juicio común que es de trámite oral y reservado,


de única instancia, con tribunal colegiado e impulso procesal de oficio. Por
esta forma de sustanciación se resuelven en general los asuntos referidos a
divorcio, separación personal y nulidad de matrimonio, filiación y adopción.
Es un procedimiento mixto que prevé el impulso procesal de oficio y
potestades jurisdiccionales para proponer y diligenciar pruebas.

También se prevén para diversas materias juicios especiales más breves


para cuestiones menores tales como la determinación de la guarda de
menores no sometidos a patronato, fijación de régimen de visitas o cuotas
alimentarias y autorizaciones en general. El conocimiento y resolución de
estos juicios especiales están atribuidos al juez de familia quien también es
el juez de sentencia. Sus resoluciones son apelables ante la Cámara de
Familia.

El ordenamiento procesal laboral comprende la regulación de los


conflictos individuales de trabajo derivados de la relación de contrato de
trabajo, las acciones emergentes de la ley nacional de accidentes y
enfermedades del trabajo y acciones de cobros de aportes y contribuciones
de fondos sindicales. Este procedimiento de trámite común se resuelve en
forma de juicio con trámite de juicio oral, público y continuo en instancia
única.
También la ley del fuero laboral prevé procedimientos especiales como un
trámite ejecutivo para el cobro de deudas plasmadas en títulos ejecutivos
que provengan de una relación laboral o para el cobro de costas judiciales
(art. 68, ley nº 7987). Asimismo, prevé el juicio de desalojo cuando se
pretenda obtener el lanzamiento de un trabajador de la vivienda
proporcionada por el patrón (art. 77).

Medios alternativos para la


resolución de conflictos.
Arbitraje
El arbitraje es un modo de solucionar con equidad, sabiduría y humanidad
una controversia sin ataduras jurídicas rígidas. Con este proceso se intenta
arribar a una solución efectiva en una leal paridad, sin recurrir a la
tramitación formal, en busca de una amigable composición.

A pesar de ser un procedimiento útil, tiene poco uso por la concepción


tradicionalista de soberanía estatal en la resolución de conflictos, la
deficiente legislación en la materia y la desconfianza y desconocimiento de
los abogados y sus clientes sobre ella.

El arbitraje puede ser voluntario o forzoso. El primero de ellos está


regulado en los artículos 601 y 602 del C.P.C., mientras que el forzoso está
previsto un artículo después y comprende los juicios declarativos generales
entre ascendientes y descendientes o entre hermanos y todas las
cuestiones que deban decidirse por árbitros conforme la legislación de
fondo.

Árbitro es la persona elegida por las partes de un litigio para que decida la
cuestión suscitada entre ellas, sustrayendo de ese modo el asunto del
tribunal de derecho al que hubiese correspondido. Se consagra de ese
modo una excepción al proceso ordinario porque la decisión de recurrir al
arbitraje debe ser tomada por todos los interesados. Los árbitros serán uno
o tres, nombrados de común acuerdo por los interesados.

Compromiso arbitral es el acto por el cual, en cumplimiento de una cláusula


compromisoria, de una manifestación de voluntad posterior a ella o de una
disposición de la ley, las partes someten a la decisión arbitral las cuestiones
concretas que en él se determinen, fijándose los árbitros, las normas de
procedimiento y las condiciones e impugnaciones del laudo.
Cláusula compromisoria es el acuerdo en virtud del cual las partes se
comprometen a someter cualquier controversia que se suscite en relación
con el acto jurídico que celebran, a un juicio arbitral.

El procedimiento arbitral está establecido en los artículos 624 a 629 del


C.P.C. y el fallo de los árbitros recibe la denominación de laudo arbitral que
se diferencia de la sentencia judicial porque en ésta, el órgano
jurisdiccional está obligado a fallar, mientras que el laudo puede no ser
pronunciado puesto que los árbitros carecen de la potestad otorgada por la
constitución a los jueces.

Mediación
La ley nº 24.573 de Mediación y Conciliación impone para todo proceso
judicial nacional, una instancia de conciliación obligatoria y consecuente
con ella, modifica disposiciones del Código de Procedimientos Civil y
Comercial de la Nación.

El artículo 1 establece el objetivo de la mediación que responde a la


intención de proveer a las partes de una instancia que les permita, sin
importantes erogaciones, alcanzar una solución extrajudicial para la
cuestión entre ellas suscitada.

El régimen de mediación, si tiene éxito, estimulará un cambio de


mentalidad hacia la elección de sistemas que, aunque no se impongan de
manera obligatoria, permitan encausar los diferendos sin necesidad de
iniciar trámite judicial alguno, salvo, por supuesto, que no se logre el
avenimiento buscado.

Por lo pronto, el C.P.C. de la Nación no admite una demanda que no sea


acompañada del certificado en el que conste la realización de la mediación.

Hipótesis práctica.
A. Juicio abreviado.

El caso: La Cámara en lo Criminal declaró al imputado, en lo que aquí


interesa, autor responsable de los delitos de abuso sexual sin acceso carnal
agravado reiterado y abuso sexual con acceso carnal agravado reiterado,
en concurso real; y corrupción de menores agravada, en concurso ideal con
los hechos anteriores y le impuso una pena de diez años de prisión. El
imputado presenta un escrito en el que manifiesta su voluntad de recurrir
en casación la sentencia antes aludida. El defensor del encartado presenta
recurso de casación, canalizando su pretensión a través del motivo
sustancial de tal vía impugnativa (art. 468 inc. 1° del C.P.P.). La queja gira
en torno a denunciar la errónea aplicación al caso de las agravantes, en
tanto entienden que siendo el imputado padre adoptivo de la menor
víctima, no puede el mismo ser considerado como ascendiente de aquélla a
la hora de agravar su conducta. Posteriormente, el encartado presenta un
escrito al que titula “Ampliación fundamentos casación” en el que formula
diversas críticas al fallo en cuestión; refiere que la confesión que realizó en
el debate (bajo la modalidad del juicio abreviado) no fue un relato
pormenorizado y sólo reconoció “...la responsabilidad sin decir cómo se
relacionaron los hechos...”. careciendo de toda validez la autoincriminación
que no esté acompañada de un relato expreso y pormenorizado de los
hechos. Considera también que en su caso hubo coacción psicológica en
aceptar el procedimiento de juicio abreviado ya que al momento de
efectivizarse, se encontraba en prisión preventiva y la experiencia de otros
reclusos evidenciaba que aquellos que no aceptaron el juicio abreviado, sus
condenas aumentaron en más del cincuenta por ciento. El TSJ resolvió
rechazar el recurso de casación.

1. En la sentencia de marras, se le achaca al encartado una serie de


ataques contra la integridad sexual de su hija adoptiva, consignándose
expresamente en la relación de los hechos dicho vínculo. Si bien es cierto
que desde la doctrina se ha considerado que el vínculo derivado de la
adopción no ingresa en la categoría de ascendientes a la que se refieren los
arts. 119, cuarto párrafo, letra b. y 125, tercer párrafo del C.P., no menos
cierto es que mayoritariamente se ha entendido que el adoptante es
respecto del adoptado una persona encargada de su guarda, motivo por el
cual, en tales supuestos, resultan de aplicación las agravantes reguladas en
los dispositivos legales mencionados, no ya por el vínculo parental sino por
esa relación derivada de la guarda.

2. Se ha acreditado que el imputado tenía la guarda de la víctima,


siendo además un requisito legal exigido por el art. 316 del C.C. para la
concesión de la adopción, situación que se mantuvo durante la ocurrencia
de los hechos, cuyo relato da claras muestras de que ocurrieron
encontrándose el imputado a cargo de tal guarda. Por tales razones,
evidenciándose que la aplicación de las agravantes obedeció a la calidad de
guardador en relación a su hija adoptiva (relación de la cual fue
debidamente informado).
3. La presentación que bajo el rótulo “Ampliación de los fundamentos
de la casación” efectuara el imputado ante este Tribunal Superior, cuando
ya había transcurrido prácticamente un año del plazo para interponer
recurso de casación, resulta claramente extemporánea. No obstante ello, a
fin de satisfacer las expectativas del acusado, corresponde señalar que esta
Sala, en diversos precedentes ha entendido que en aquellos casos en los
que, como en el presente, el debate se desarrolló bajo las modalidades del
juicio abreviado (art. 415 del C.P.P.), en principio, no se puede objetar a
través del recurso de casación el fallo alegando un reproche de carácter
formal, si no se acusa una inobservancia de los requisitos que vulneren la
base misma del consenso propio de tal tipo de procedimiento.

4. El imputado haber aceptado el juicio abreviado encontrándose


coaccionado psicológicamente puesto que hallándose bajo prisión
preventiva, de la experiencia de otros reclusos surgía que aquellos que no
aceptaron en su momento el procedimiento previsto en el art. 415 del
C.P.P., recibieron condenas que “aumentaron en más del cincuenta por
ciento” y en la presente, “se hablaba que de no aceptar dicho trámite, la
pena que se le impondría en el juicio oral, en lugar de ser de 10 años de
prisión, sería de 15”.

5. La coacción psicológica que dice haber sufrido el imputado no


encuentra respaldo en elemento probatorio alguno. Del acta del debate
surge que éste, al ser intimado por los hechos atribuidos reconoció los
mismos “como le fueron intimados”; que en virtud de la confesión lisa y
llana su defensor solicitó se imprimiera a la causa el trámite previsto por el
art. 415 del C.P.P. (sin que en ningún momento aludiera a tal coacción que
estaría sufriendo su defendido); que acto seguido el Tribunal informó al
imputado el alcance y sentido establecido por la ley a lo solicitado,
oportunidad en la que el mismo manifestó tener conocimiento y estar de
acuerdo con ello; que en base a tal acuerdo de las partes, el Tribunal
dispuso hacer lugar a lo solicitado y que al momento de concedérsele al
encartado la última palabra (art. 402, octavo párr. C.P.P), el mismo
“imploró clemencia por la clase de persona que es”.

6. Por lo demás, la supuesta experiencia de los restantes reclusos


como el rumor en cuanto a que el imputado sería condenado a una pena
de quince años de prisión, no es más que eso: una afirmación del
encartado no acreditado por elemento convictivo alguno, motivo por el
cual se descarta violación alguna a las bases del consenso del juicio
abreviado llevado a cabo en la presente.

Tribunal Superior de Justicia, Sala Penal, Cba. Sent. nº 17, 28/02/2008. Trib.
de origen: Cám. 2 del Crimen Cba. "García, Héctor p.s.a. abuso sexual con
acceso carnal agravado continuado -Recurso de Casación".
Bibliografía de referencias
Ferreyra De De La Rua, A. y González De La Vega De OPL, C. (2003). Teoría
General del Proceso. Tomos I y II. Córdoba: Advocatus
Ferreyra De De La Rua, A. y González De La Vega De OPL, C. (2015). Teoría
General del proceso. Tomo 1 y 2. Córdoba: Advocatus.

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