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ANEXOS:

N°1:
TEORÍA CLÁSICA
La teoría clásica consiste esencialmente en la aplicación del «laissez faire» (o sea, «dejar hacer», sin
interferencia del gobierno) del capitalismo puro. En esta visión, los ciclos económicos son procesos
naturales de ajustes que no requieren ninguna acción por parte del gobierno.
En la explicación de Adam Smith sobre la mano invisible, el proceso que hace que las empresas
produzcan lo que la gente desea, el gobierno no es necesario: la economía resuelve por sí sola sus
problemas.
LEY DE SAY
La ley de Say afirma que la oferta crea su propia demanda. Esto significa que la renta que alguien
obtiene de la producción de ciertos bienes le permitirá comprar mercancías producidas por otros.
Puesto que todo el mundo necesita comprar mercancías, intentarán producir bienes para obtener
ingresos y así comprar lo que desean. De este modo, los mercados de productos estarán
necesariamente en equilibrio constante.
Los trabajadores obtienen ingresos para poder comprar los distintos productos que desean. Así,
trabajando y produciendo mercancías, estos trabajadores generan los ingresos con los que comprar
estas mercancías.
MERCADO MONETARIO CLÁSICO
Si parte de la renta no se consume inmediatamente, entrará en el mercado monetario como ahorro.
Este ahorro volverá a la economía como inversión (aumento de capital) cuando alguien solicita un
préstamo. El interés pagado por los prestatarios a quienes ahorran asegura que no haya ahorros no
utilizados. El mercado monetario alcanza el equilibrio por medio de un ajuste en el tipo de interés.
El interés que se paga a los ahorradores es un estímulo para prestar dinero. Cuando el tipo de interés
es alto, la gente se siente más inclinada a ahorrar o prestar. Por otra parte, si el tipo de interés es alto,
los prestatarios no desearán grandes préstamos. Así, el mercado tiende al equilibrio gracias a la
influencia del tipo de interés.
FLEXIBILIDAD DE PRECIOS Y SALARIOS
La teoría clásica propone que todos los mercados alcanzan el equilibrio gracias a ajustes en precios
y salarios, que son flexibles. Por ejemplo, si existe un exceso de fuerza de trabajo o de productos, el
salario o el precio de éstos se ajustará para absorber dicho exceso.
Si los precios y los salarios son flexibles, los mercados se equilibran. Por ejemplo, si hay mucho
paro, las empresas pueden emplear trabajadores por salarios más bajos, pero al emplear a más
trabajadores reducen el desempleo.
N°2:
* El enfoque neoclásico, liberal o no intervencionista. Según esta perspectiva, la economía de
mercado funciona de forma adecuada sin la necesidad de intervenciones reguladoras por parte del
sector público. Las variaciones de precios son un mecanismo autor regulador eficaz para asegurar
que la economía se mantiene cerca del equilibrio con plena utilización de los recursos la mayoría
del tiempo, y que las desviaciones de esta situación son poco duraderas. El papel de estado en la
economía debe ser el mínimo para asegurar determinadas funciones imprescindibles, como la
justicia y el orden público, así como para asegurar los derechos de propiedad y otras condiciones
básicas para el funcionamiento de los mercados. Pero más allá de asegurar un marco correcto para
el desarrollo de los mercados, no debe intervenir en ellos. La política macroeconómica no debe
tener un papel activo —salvo circunstancias muy excepcionales— y debe limitarse a asegurar un
contexto de estabilidad macroeconómica (inflación controlada, tipos de intereses bajos y estables,
equilibrio presupuestario y deuda pública controlada).
*El enfoque keynesiano o intervencionista. La aportación básica de Keynes a la economía fue
que las economías de mercado pueden encontrarse frecuentemente en un equilibrio insatisfactorio,
caracterizado por una tasa de desempleo elevada y prolongada. La causa es la falta de demanda
agregada y se requiere la intervención activa de las autoridades para regularla. Aunque teóricamente
pueden existir mecanismos de autorregulación que actúan a través del mercado, lo hacen tan
lentamente que operativamente no son significativos, al menos a corto plazo. Aunque pueden
reconocer que las políticas públicas de este tipo puedan ser imperfectas, son lo suficientemente
buenas para mejorar el funcionamiento de la economía.

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