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DIRECTORIO PARA EL MINISTERIO Y VIDA DE LOS PRESBÍTEROS
INTRODUCCION
Benedicto XVI tiene un aspecto claro en la elaboración y en la actualización del directorio para
el ministerio y vida de los presbíteros, el vínculo indisoluble entre identidad sacerdotal y
formación de los llamados al ministerio sagrado. Por eso la nueva edición de este documento
quiere ser una ayuda para los formadores de los Seminarios y los candidatos al ministerio
ordenado.
Sin duda, este documento es una bendición para la vida de la Iglesia, va dirigido por medio de
los obispos, a todos los presbíteros de la Iglesia latina, en particular al clero secular diocesano,
sin dejar de brindar directrices para las demás congregaciones de vida religiosa y sociedades de
vida apostólica. Leerlo, meditarlo, reflexionarlo y ponerlo en práctica permite profundizar en la
propia identidad vocacional y acrecer la propia vida interior; es un estimulo en el ministerio y en
la realización de la propia formación permanente.
DESARROLLO
Para realizar la síntesis de dicho directorio me gustaría partir de la estructura base que maneja
el directorio para no perdernos. El contenido se divide en tres capítulos principales que son
abarcados abundantemente, lo cual intentaré poner lo que me pareció más significativo de cada
capítulo:
Raíz sacramental
Por medio de la imposición de las manos y de la oración consagratoria del Obispo, el ordenado
se transforma, en la Iglesia, en imagen real, viva y transparente de Cristo Sacerdote. Por medio
de la consagración el sacerdote recibe como don un “poder espiritual”, que es participación de
la autoridad con que Jesús, mediante su Espíritu, guía a su Iglesia.
No hay que olvidar que cada sacerdote es único como persona y posee su propia manera de ser.
Cada uno es único e insustituible. Dios no borra la personalidad del sacerdote, sino que se sirve
de esa personalidad para transmitir verdades más profundas y preciosas a través de sus
características particulares.
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problemas que hoy día se sienten con particular intensidad. El sacerdote, por tanto, hará todos
los esfuerzos necesarios para evitar vivir el propio sacerdocio de modo aislado y subjetivista, y
buscará favorecer la comunión fraterna dando y recibiendo —de sacerdote a sacerdote— el
calor de la amistad, de la asistencia afectuosa, de la comprensión, de la corrección fraterna.
2.4 La obediencia
La obediencia expresa la disponibilidad total y dichosa de cumplir la voluntad de Dios. Por esto
el sacerdote reconoce que dicha voluntad se manifiesta también a través de las indicaciones de
sus legítimos superiores.
El sacerdote está llamado a transformar esta subjetividad con su propio testimonio de vida. Con
la obediencia a la autoridad constituida, favorecerá la mutua caridad dentro del presbiterio, y
fomentará la unidad, que tiene su fundamento en la verdad.
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A imitación de Jesús, el sacerdote no está llamado a ser servido, sino a servir (cfr. Mt 20, 28).
Para ser un buen guía de su Pueblo, el presbítero estará también atento para conocer los signos
de los tiempos: los que se refieren a la Iglesia universal y a su camino en la historia de los
hombres, y los más próximos a la situación concreta de cada comunidad.
Es fundamental que los sacerdotes sean conscientes del hecho que su formación no acaba en
los años del seminario.
3.1 Principios
La formación permanente es una exigencia, que nace y se desarrolla a partir de la recepción del
sacramento del Orden, con el cual el sacerdote no es sólo «consagrado» por el Padre, «enviado»
por el Hijo, sino también «animado» por el Espíritu Santo.
El presbítero debe evitar toda forma de dualismo entre espiritualidad y ministerio, origen
profundo de ciertas crisis.
Tal formación debe ser completa: humana, espiritual, intelectual, pastoral, sistemática y
personalizada.
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verificación de las etapas ya cumplidas, con la advertencia de acordar entre ellos los caminos
formativos comunitarios con los personales, sin los cuales los primeros no podrían surtir efecto.
Por lo tanto, es necesaria una clara estructuración del trabajo, con objetivos, contenidos e
instrumentos para realizarlo.
3.3 Responsabilidades
El primer y principal responsable de la propia formación permanente es el mismo presbítero.
El Obispo, debe prestar una atención del todo particular en lo que se refiere a la formación
permanente de sus presbíteros. Al ocuparse de la formación de sus sacerdotes, es necesario que
el Obispo se comprometa con su propia y personal formación permanente.
Me parece que es un documento bastante completo, que brinda las orientaciones necesarias
para establecer la identidad y la formación de la vida de los presbíteros. Me da la impresión de
que cómo Iglesia de Chihuahua no le damos la importancia a este documento, pienso que es
una gran riqueza que no hemos sabido aprovechar. Si hiciéramos una encuesta tanto en el clero
como en el Seminario, nos daremos cuenta de que la mayoría no lo ha leído, mucho menos
reflexionado a profundidad. Dejar de reflexionar en el contenido de este directorio trae un gran
riesgo para nuestra vida eclesial: <<perder de vista la propia identidad sacerdotal y la
importancia y el deseo de la formación permanente>>.
Es importante resaltar, que, en la lectura del texto, es evidente una estrecha relación del
“Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros” con un amplio bagaje del Magisterio
de la Iglesia, sobre todo, con la Sagrada Escritura y con el Concilio Vaticano II. Esta relación con
otros documentos de la Iglesia me habla no sólo de un conjunto de palabras vacías sino de una
reflexión sería por parte de nuestros líderes eclesiales, sobre todo del pontificado de Benedicto
XVI.
La lectura del texto es sencilla, basta y clara, se nota que para la elaboración del texto hubo una
serie de investigaciones previas. No es un escrito elaborado desde el escritorio, sino que refleja
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con claridad ideas fundamentales que pueden orientar nuestra vida como pastores de un
rebaño. Sin haber sido elaborado para una Iglesia particular, de alguna manera toca realidades
que actualmente vivimos en Chihuahua. Me refiero, por ejemplo, a realidades que en este año
hemos vivido: Bajas de algunos hermanos sacerdotes por circunstancias relacionadas con la vida
afectiva, sacerdotes y seminaristas que buscan poder y una posición económica estable,
individualismo y aislamiento de algunos sacerdotes hacia el clero, incapacidad sacerdotal para
aceptar una formación permanente, egoísmo pastoral (no continuar procesos del trabajo de
otros hermanos), etc.
Todas estas problemáticas nos hablan de una falta de asimilación de la propia persona y de la
vocación sacerdotal, desde la formación del Seminario.
Tenemos que poner atención a la realidad que actualmente vivimos como sociedad, esa realidad
afecta directamente a este tipo de problemáticas en la vida eclesial no solo a sacerdotes sino
también a laicos y consagrados.
No podemos prescindir de las grandes tentaciones con las que nos vamos a enfrentar en el
ejercicio del ministerio, por lo cual, me parece fundamental, aprender a vivir como una
verdadera comunidad, permanecer unidos desde el Seminario y proyectarlo en el futuro hacia
una comunidad presbiteral. Es la única manera, que veo y lo marca este directorio en que un
sacerdote, pueda vencer estas tentaciones que no pocas veces destruyen la vida de la Iglesia.
Lo primero será reconocernos como personas frágiles con capacidad de ser manipulados por el
demonio, por eso debemos tener claro que nuestra vocación depende, no de fuerzas humanas,
sino de la gracia de Dios, es Dios que nos acompaña y nos fortalece. Esta gracia se experimenta
solo en la comunidad, es ahí donde el sacerdote recobra fuerzas y vence las tentaciones para
seguir conduciendo las almas de los hombres hacia la salvación.
Otro aspecto que encuentro muy marcado en este directorio es la cuestión del servicio. Me invita
a descubrir el verdadero sentido de mi propia vocación, mi felicidad se encuentra contenida en
el servicio a los demás. (Ver Jn. 13, 1-15).
La lectura de este directorio me hizo tomar conciencia de mi propia formación y me invita a
esforzarme por ser un mejor sacerdote.
BIBLIOGRAFÍA
Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros, Congregación para el clero, agosto 2015,
México.
CANTIDAD DE PALABRAS
3, 495 todo el trabajo.
600 de la apreciación personal.