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Para hablar de etnografía desde otras prácticas, no precisamente antropológicas, se debe contar
con que “La etnografía es un método de investigación social” (Hammersley & Atkinson, 1994
como se citó en Murillo & Martínez, 2010, p. 2), y por lo tanto su práctica permite a otras
disciplinas abordar un grupo humano de interés para develar ciertas características detalladas y
responder a intencionalidades específicas; entre otros enfoques de la etnografía se tiene:
Etnografía desde el Trabajo Social: Con referencia a Fortune (1994) Alcázar & Espinosa (2014)
se permiten decir para el debate y la articulación entre Trabajo Social y Etnografía que, esta
última “(…) se configura como una metodología que contribuye en el conocimiento de las
realidades sobre las que consideramos” [los trabajadores sociales] “necesario intervenir” (p.
338). En el análisis utilitario que presentan las autoras se enuncia como la etnografía permite
conocer y acercarse a las realidades de los sujetos con relación a un fenómeno social para así
plantearse como intervenir desde el Trabajo Social, es decir, la etnografía como herramienta
permite a los trabajadores sociales comprender y estudiar los contextos que envuelven a las
poblaciones en momentos y lugares dados, de esta manera el accionar profesional puede
planearse para responder las necesidades dadas.
Antes de abordar este punto, como grupo nos es importante plantearnos la discusión y el diálogo
de posturas con relación a “cuándo una práctica etnográfica debe ser colonial”, respecto a esto
podríamos generar un debate largo y extenso, pero de manera conjunta consideramos que la
etnografía no debe reproducir esquemas o modelos coloniales imperantes y que vayan en
contra de los movimientos de emancipación, re-significación y reivindicación de los pueblos y
comunidades humanas; nos ubicamos (como estudiantes) en un contexto colombiano y sobre
todo latinoamericano, y creemos que desde el Trabajo Social y las apuestas que este se traza
debe estar siempre incluido el valor por la diversidad humana en cuanto a significaciones y
constructos sociales, no pretendemos reproducir modelos del sistema vigente y la tensión
actual, sino empoderar y apostar a las nuevas formas de movilización social que rescatan las
formas de existir de los grupos humanos con base en un contexto y una historia.
En el texto ‘La Antropología de la Política Pública’ (2010), María Clemencia Ramírez plantea
como la investigación etnográfica se liga en el marco del qué-hacer antropológico al carácter de
poder y administración propio de una sociedad, esta anuncia que, existe un carácter ideológico
y una intencionalidad oculta tras cada acto de política pública, pues si bien, esta es el resultado
de un ejercicio de poder y ciudadanía que se articula con un gobierno y unas formas de organizar
la sociedad con base en la cultura.
Entender como la práctica etnográfica se articula en las políticas públicas con un sentido colonial
es entender que existe una influencia del sistema socio-económico capitalista mundial que
impone, no sólo modelos de crecimiento y desarrollo económico que deben seguirse al pie de
la letra, sino también que se debe apuntar a un modelo de sociedad eurocéntrico, pues este
posee resultados “muchos mayores” en términos de ciudadanía, economía solidaria,
administración de recursos, participación política, etc.; hacer etnografía en las políticas públicas
es estudiar y analizar las formas de organización de los actores sociales y cómo fluye el poder
entre las distintas instituciones y lógicas del estado, Ramírez (2010) resalta que las políticas
públicas son el reflejo de una configuración social entre los individuos y el Estado y por lo tanto
es un reflejo, y una posible lectura de la identidad cultural de una sociedad, hecho que entonces
denota importancia para el campo de la antropología. Esta también expone que “(…) es a través
de las políticas públicas que se articulan discursos hegemónicos que empoderan a unos sectores
de la población y silencian a otros” (p. 14).
Como idea principal del uso de herramientas etnográficas se tiene que en ocasiones los modelos
de organización social y política deben implementarse en espacios para apuntar a desarrollos
sostenibles y humanos, dentro del texto se evidencia, por ejemplo, el caso del investigador
Federico Pérez que realiza un análisis a la política de Mockus y posteriormente a la de Peñalosa
en Bogotá con relación a la implementada en Medellín por el entonces alcalde, Sergio Fajardo,
y cómo todo este accionar político refleja un posible rumbo a connotaciones coloniales
determinadas por la economía social y la búsqueda de crecimiento y desarrollo económico.
REFERENCIAS
Murillo, F. J. & Martínez Garrido, C. (2010). Investigación etnográfica. Madrid: UAM. Recuperado
xxxxxde https://www.uam.es/personal_pdi/stmaria/jmurillo/InvestigacionEE/Presentaciones/
xxxxxCurso_10/I_Etnografica_Trabajo.pdf el 05 de mayo de 2018.
Alcázar Campos, A. & Espinasa Spinola, M. (2014). ¿Por qué es importante la Etnografía para el
xxxxxTrabajo Social? Algunas reflexiones para el debate. Revista Humanismo y Trabajo Social
xxxxx13-14, 335-347.