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NURIAPARÉS
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LA MITOLOGIA
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PETER FITZPATRICK
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MExlCO
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)J((J íNDICE
AGRADECIMIEN'ros xix
2. EL MITO Y LA MODERNIDAD 14
Génesis, 14; El mito del mito, 18; La denigración del mito, 28; La
perfección del mito, :\1
[vii]
PRÓLOGO
[xi]
xii PRÓLOGO
PRÓLOGO xiii
rioso y ser incluyente. Como está interpretado en una negación, en cas palabras, las contradicciones duraderas sobre el derecho corres
términos de lo que no es, este ser es ilimitado y es capaz, mít.icamen ponden a sus dimensiones míticas; sin embargo, éstas no se pueden
te, de conciliar su existencia particular y contingente con su apropia reconocer en un mundo que no sea mítico. Yo pretendo darles reco
ción de lo universal. nocimiento y mostrar cómo tales contradicciones tienen coherencia
La mitología de la modernidad se sustenta en la experiencia del en el mito.
imperialismo. En nuestros días el imperialismo suele verse como Las mitologías tienen que establecerse, y la escena que describo
algo marginal, excepcional y evanescente, mientras que en mi argu es, tanto británica como inglesa, con sus extensiones imperiales.
mentación es central, ordinario y duradero. Es verdad que hay cier Pero no me ocupo de "las peculiaridades de lo inglés" y de la mito
ta calidad amnésica relacionada con el imperialismo y la mitología logía particular que procede de los bosques germánicos, las asam
que engendra. Pero, para ampliar algo ná;¡ el concepto de Nietz bleas sajonas y varios otros lugares (d. Pocock, 1967). Mi interés
sche, "el olvido no es sólo una vis inerliae, como sude afirmarse, está en la escena británica como un caso o un ejemplo de mitología
sino un activo mecanismo de tamiz"; este "olvido activo" es un olvi· occidental compartido con graa parte de la Europa continental y de
dar positivo que sirve para constituír lo que se recuerda, lo que es América del Norte. Por consiguiente, al elaborar mi contramito he
real y efectivo (Nietzsche, 1956:189, segundo ensayo, parte 1). El re ido más allá de la Gran Bretaña.
sultado, la expresión precisamente ambigua de Derrida, es
una "mitología blanca"; la mitología de una Europa blanqueada y PETER FITZPATRICK
una mitología un tanto desprovista por lixiviación de su fabuloso co Canterbury
lor original (Derrida, 1982:213). Este proceso no marca la decaden otoño de 1991
cia del mito sino su perfección, su entrada más extensa en la organi
zación social y del yo. El Occidente queda imbuido de esa misma
totalidad del compromiso con el mito y con esa insensibi~idad a un
mundo más amplio que de manera tan rápida y equivocada atribuye
a los primitivos y a los antiguos.
El derecho moderno es una forma de esta mitología blanca. Com
parte sus orígenes y una dinámica sustentadora con la mitología ge
neral de la modernidad, y es un elemento principal en esa mitolo
gía. La composición mítica del derecho puede verse en sus atributos
contradictorios. El derecho es autónomo pero socialmente contin
gente. Se identifica con la estabilidad y el orden, pero cambia y es
históricamente sensible. El de'recho es un imperativo soberano pero
es la expresión de un espíritu popular. Su trascendencia casi religio
sa se opone a su temporalidad mundana. El derecho incorpora el
ideal pero es un modo de existencia presente. En una época de mito
descarado estas irresoluciones persistentes, recursos del debate de
la jurisprudencia, podían conciliarse de inmediato con las realida
des diversas aunque relacionadas. Pero cuando la realidad está uni
ficada y la verdad es indivisible esta resolución no está explícitamen
te disponible en una modernidad. Es más, el derecho tipifica una
forma moderna de autoridad racional que rechaza la división de la
vida entre esferas míticas diferentes (cf. Kronman, 1983:47). En po-
PREFACIO DE lA EDICIÓN INGLESA
[xv]
xvi I'RfFl\CIO DE lA EDICIÓN INGLESA
PREü\.CIO m: I.A EDICIÓN INGLESA xvii
INTRODUCCIÓN
111
2 EL MITO Y LA NEC,\cr()N DEL DERECHO 3
EL MITO Y LA NEGACIÓN DEL DERECHO
Otra provocación para descubrir el terreno mudo puede derivar nociones aisladas y opuestas acerca del derecho, pero nlZlntiene una
se del tratamiento de la diversidad ('Il los campos científicos. Veamos relación con éste. En la medida en que quienes sostienen una con
la controversia cÍentífic;l 110 poco común en la que se demuestra que cepción enfrentada a olra, lo hacen para reducir esa concepción a
posiciones aparClllcllH'lllc opuestas, cada una de ellas apoyada por los términos de la suya propia. Con el liempo, otras ideas y la acu
"pruebas 'ohjetivas' ill;tt:\cablcs", son "válidas": un ejemplo sería "el mulación de conocimientos establecerán la correccÍón de una posi
principio de b cOlllplcmenlariedad" de Bohr, que afirma el derecho ción sobre otra o en vez de otra. La inmensidad del esfuerzo que se
de coexistellcia de 1111 concepto de la luz tanto corpusculal' como de ha dedicado a este fin, bast.a ahora sin (:xito, sugiere que el resulta
onda (Weiss CI! Merton, 19H 1:IV). Sea lo que fuere. Menan cree (IHe do más probable ser;i una Írresolución persistente. Bien pudiera ser
lo que podría ocurrir es que en "cada campo de investigación [ ... ] la que en esa persistencia hubiera elementos del derecho duraderos
plur;difbd de teorías, paradigmas y modos de pensar actuales no aunque opuestos, y si concedemos esta posibilidad ¿cómo podrí::1
son 1lI1;1 SilllPIc circunstancia fortuitZl [ ... 1Antes bien, parece ser inte conciliarse la oposición con un derecho unificado? Es evidente que
gral ('11 los procesos cognoscitivos socialmente configurados (lile se buscaré la respuesta en el mito. Y también es evidente que no podré
deet Ú;ll1 C!l la disciplina" (Merton, 19f1l (;llZlndo estos procesos se acomodar corno es debido todos los conceptos del derecho que son
vuelven explícitos pueden revelar una unidad en un campo que antes mutuamente excluyentes. En lugar de eso, empezaré a buscar umt
pareda estar constituido por diversas versioncs. Veamos un respuesta en una oposición que aharque muchas otras y marque la
en pa Icoallt ropologíZl diferentes descripciones de la evolución huma división en la jurisprudencia moderna; a saber, la oposi
na puedcn resultar congruentes cuando todas ellas se ven como ver ción entre el derecho como doctrina autónoma y el derecho como
siones de un mito (Landau, 1991). En términos más convencionales, dependiente de la sociedad.
podemos convenir en que el progreso científico resulta con [recuen
como ocurrc en la física de las partículas, de post ular y, luego, in
tentar descubrir una entidad que uniJ'icaría clltidades diversas pero
coexislentes en el CZlfllpO, A la inversa. la unidad ;lCeptada de un cam LA ASUNCIÓN DEL DERECHO
po puede depender de conexiones qlle existen en el mismo pero que
no han sido reconocidas (cL Sheldrake, J ~)fll). Ver el derecho como una doctrina autónoma es, supuestamente, la
Yo voy a sostener que el mito es el terrcno lIludo <¡ue "nos" per antítesis de los enfoques sociológicos del derecho. El estudio doctri
mite teller un "derecho" unificado y que ;¡(lIla las existencias contra nal del derecho - ( l , en t{~rminos semejantes, los principios básicos o
dic{ori;¡s de b ley en una cohercnCÍ;l cOllfigurada. Esta coherencia gener::1lmcnte aceptados del derecho, cllórmalismo o el positivismo
va m,ls a lIá de los "procesos cognoscit ¡vO.s" de Mcrton y llIás rídico- considera como su universo bs reglas jurídicas y los inf(¡r
tamhién, de bs categorías psicológicas -c;]tegorías de creencia o de mes de casos. Este enfóC¡lIe si~l1e siendo pred.ominante en la educa
inconscÍente- a las <¡Ile el mito suele subordinarse en el ción y en la investigación jnrídic::1s. Es evidente que esto presenta al
periodo moderno, si es que se lo reconoce. Antes bien, el mito al derecho como algo distinto, unifÍcado e interiormente coherente
que IIOS referimos <lquí está Jan elaborado socio!ógicZlmente como 1991 :34-35). En su aspecto de jurisprudencia analítica o
aquel que se supone unió a los hombres primitivos y ZI los antiguos. ha protegido asiduamente la autonomía del derecho. Mu
Comenzaré a desarrollar mi argumento indicando una paradoja chos ataques aparentemente devastadores a esta posición, no han
curios;l sobre el derecho. Parecería que hay un consenso acerca del podido modificarla de manera fundamental. La observación despia
ohjeto "derecho" que se extiende sobre versiones divergentes delmis dada de su divergencia respecto de la práctica dd derecho no ha so
mo (v<::¡nse Duxbury, 1987:29·31, 1H9-207; S<lrgenl, 1991). Por ejem cavado la percepción común de su ImIar como fundamento de eS<I
plo, jl,¡rccc haber compatibilidad entre los europeos de b sociología práctica.
jurídicl y la teoría del derecho. Incluso el conflicto entre estas dos La forma que este ha adoptado recientemente en la
se supone sel fundamental. Lajurisprudencia abunda en prudencia ha consistido en la c1evaCÍún del campeón heroico: el
4 EL MITO Y LA NEC;AC¡ÓN nH, DERECHO EL MITO Y LA NEGACION DEL DERH.:llD f)
del vcrdadem conocimiento como sulta determinado por funcionarios de manera exclusiva e
en ese rampo. La defensa conceptual de la aulono y la empresa positivista se conserva.
mía del derecho por parte dd campeón se promulga y se rehna Dworkin un camino que es notablemente paralelo al de
pero, con el licmpo. licllt' carencias en algunos El sur Har!. Este autor iguala el conceplo del derecho de Hart con un sis
del lluevo clIlIpcón se efectúa por el descubrimiento de tema de y luego lo considera insuficiente porque no da cabi
medios <Jll(' califican significativamente la posición y por la da él OIE{S cosas que S011 integrales en "nuestras
de alguna protección de la autonomía del derecho, ge en materia de derecho (Dworkin, 19G8:60). En particular, la idea de
nerallll<'lIl(' aceptable, que poner en su lugar. El campeón actual si una regla no puede incluir e! liSO de principios para dictar un fallo
gue siendo 11. L. A. I-f;¡rl. con su "concepto del derecho" (Han, judiciaL Los principios, sin embargo, aportan al derecho una di
I!H¡ 1). El principal retador es Ronald Dworkin, con su concepci6n mensión social perturbadora, con lo que cuestionan su autonomía.
dd "imperio de la ley" (Dworkin, 1986). Consideraré brevemente Tal corno lo reconoce Dworkin, los principios tienen una existencia
cad;\ tlIl;1 de estas concepciones como indicaciones del mito. más amplia que la que se refleja en el derecho (véase por c;jemplo
1LlI t alacó el concepto positivista del derecho ofrecido por John Dworkin, 1968:51). Entonces hórno puede conciliarse la autonomía
Ausl in, concepto que ha predominado durante mucho tiempo y que del derecho con su dependencia respecto de los principios?
lodavía liene influencia. Austin consideró el derecho como la orden La gran respuesta que con el tiempo bailó Dworkín está en la in
de un poder soberano que, por lo general, es obedecida por el pue terpretación. A vista no parece una solución afórtullada. El
hlo: la relación entre el soherano y los miembros de la sociedad es renacimiento reciente de la hermenéutica en rliversas esferas acadé
d(' simple dependencia (Austin, 1861-186:U, 170-1 I). Al conside micas ha revelado la naturaleza contingente o dependiente de las co
lar d uso sociolingüístico, Hart encuerítra que el conceDto de Aus sas que suele suponerse que tienen una existencia autónoma. Y
! in es deficiente en, varios aspectos. Lo más Dworkin no parece limitarse en su adopción de la
por alto los diversos usos sociales de las Con su obra consolidadora, Law's em-hirp; {El im1Je1'Ío de la
1~)(¡ 1:HH). Si consideramos estas reglas veremos que la eomo "definido"
1111 anTcamiento participativo "interno" al derecho conforme con el : "El derecho es un
cllal ;H!opta una actitud reflexiva e imaginativa ante aquéllas. En tatÍvo que no tiene una identidad
(Oll! I;llIIOS <)\1(' est,l dotada de la capacidad de guiarse por ju tal' la ley" (Dworkin, 19R6:410, En cierto modo Dworkill es fiel
rídicas de cOJl(!ucla y para evaluarlas, así corno par~{ acometer la a tal base dd derecho promiscua y decididaluente nada imperial. Su
('1111)1 ('sa d(' s('guirlas, lo cual requiere gran cap,\CÍlación (Hart, consideración del derecho como una actividad interpretativa lo lle
I ~)(; 1::,:, :,1;, ~)(;). Según el análisis de Halt, este elemento popular re va a adoptar un "punto de vista internp de participante" acerca del
sult;\ eS('I¡(i.d par;l la existencia del derecho. Después de haber in mismo (Dworkin, 198fi:14). Los participantes incluyen a "todos los
snlado ('si€' c!CI!H'lIlo popular: en el derecho de manera que despla actores en la práctica" del derecho y a "toda la gente que tiene IIna
za al (';11111)('('11 I'0silivisla actual, Hart se dedica a asumir su ley" como los "ciudadanos y polílicos y profesores de derecho"
autorid;\d ('11 1111 c;lIllbio ('))gailOso. Borra el elemento de lo popular (Dworkin, 1986:13-14). Igualar el derecho con la diversidad de pers
y reafirma b ('nl,\(it')1I posil ¡vista del derecho con autoridad oficial y pectivas de los participantes es un p;-¡so verdaderamente radical, un
con Ull signi[icado 101111;11 prest ahlecido. Así la plebe queda exclui paso que justificaría de manera espectacular la constante afirm;l
da del derecho y relegad;1 :1 lIlI ('st:\do de inercia austiniano. Han lo ción de Dworkin de que es un opositor de la jurisprudencia positi
gra todo esto mediante 1001U;IS dc clt-v;lci(m mítica del derecho y de vista . .sin emhargo, este imperio paradójicamente difuso asume muy
la voz oficial como de ('sic. El ('1<-1I1('l\to popular es silenciado pronto una dimensión más imperial en un sentido formal. Al térmi
en una historia fabulosa del origclI pi illlig('nio de la ley. En el no de la exposicióll de Dworkín, el derecho ha adquirido una voz
11110 Ií. qlle trata de! "derecho como milo", cOl\sideraré to~lo esto y una identidad postulada dislinta de la diversidad ele inter
l' 1II II\;ís d('lalle. En pocas palabr¡;¡s, lo que 01('1\1;\ (011\0 derecho re En b afirmaci(¡n de írnoerio, el derecho se convierte en
1I
MITO Y [,A NFJ;A(:ION DEL DERECHO El. MITO Y LA NEGACIÓN DEL DERECHO 7
Uplt:u<tu cxclusiv;l de los hllldonarios que tienen "la última pala cer cuando las condiciones sociales que lo crearon desaparecen, o
bra", aunque la palabra cst('· imhuida (on los esfuerzos de los filóso cuando cambian y se convierten en condiciones antitéticas a él. Una
fos del derecbo, los "videntes y profetas" de la ley (Dworkin, administración generalizada y una comunidad renovada suelen ser
1986:407, 41~), La lll;UWr¡¡ ell que se efectúa tal trasformación es un las f()rmas que suelen considerarse efecto () resultado del fin del de
misterio (Duncausol\, 1~IHD; Hunt y Kerruisb, en prensa). La res- recho por ejemplo 197(;). Sin embargo, si observamos
radica en las fúerzas operativas (lue contiene la ley: fuerzas estas versiones sociales más de cerca, somos capaces de encontrar
de competencia, perfectihilidad y orden coberent.e infinitos. Estas un derecho que puede ser seguro y persistente. La contradicción en
fuerzas elevan una interpretación particular y oficial del den;cho y lo tre esta aparente autonomía y b dependencia social del derecho se
invistell con capacidades y valores que lo vuelven trascendente y resuelve, a mi juicio, en la elevación mítica de éste. La relación entre
constant('. Así se concede al derecho una singularidad y llna inviola el derecho y f(umas sociales t.ales como la administración y la comu
bilidad que igualan con creces los esfuerzos de los positivistas ante nidad puede, por consiguiente, ser vist:l como una relación entre
riores para asegurar su autonomía, Tal como ocurre con los textos entidades míticas mutuamente sustentadoras, y no como una rela
de Hart -y de Austin-, el derecho existe porque "unos funcionarios de oposición, Pero esto es anticipar gran parte de mi ar
adoptan l...] decisiones <[ue ohligan a una comunidad a dere ulterior y resumir su ilustración detallada en el capítulo 5,
chos y deberes que conforman el derecho" (Dworkin, ] 986:97). Por el momento me ocuparé del derecho y de su identidad distinta
La relación entre la autonomía del derecho y la sociedad en estas en estas versiones sociales,
versiones es, así, algo paradójica. Tanto Hart como Dworkin serialan En algunas de estas versiones esto es muy fácil y no reqUIere mu
que la existencia social del derecho sirve para revelar la insuficien cho tiempo. Se trata de versiones desde el seno del derecho, que lo
cia del concepto positivista del derecho que predomina. Se muestra consideran como algo dado y ven su relaci(¡n con la sociedad en téT
que ese concepto depende inextricablemente de una dimensión so minos instrumentales tales como propiciador del cambio, de la solu
ciaL Mas cuando se trató de purificar el derecho y de sostener la ción de prohlemas y la aplicación de las políticas o simplemente en
empresa positivista, la dimensión social [ue excluida de manera ar términos de eficacia. los "estudios sociojurídicos" constitnyen
bitraria y la dependencia del derecho demostró ser misteriosamente una eskra que suele considerarse conducente a "la compn:nsión de
desentrariahle, Por lo tanto, el derecho puede ocupar una los efectos y la eficacia del derecho": en este ejercicio los "sociólo
trascendente cuando no tiene una conexión específica con la socie gos deben estar a mano mas no por encima" (Vé,ISC Nelken,
dad pero ejerce un dominio general sobre ella. El dominio positivis 981:36), Hay otros enfoques influyentes que, en términos genera-
ta dehía ser asegurado en forma constante en vista de las dificulta son de este tipo. La jurisprudencia sociológica, pOI c:jernplo, es
des sociales que convertirían al derecho en aparte de lo que se en esencia un )Junto de vista desde dentro del derecho. Se ocupa de
ha postulado que es. Tanto Han como Dworkin adoptan su particu la eficacia de la ley Y de su capacidad para la "ingeniería social", aun
lar y limitativa perspectiva de participantes, en parte para contra si estas preocupaciones se reflejan, por decirlo en la naturaleza
rrestar los puntos de vista "externos" o "pragmáticos" que reducirí del derecho, Este enfoque alcanza algo pareciclo a una conclusión
an al derecho en términos de la ÜlCtualidad social (Dworkin, elaborada en la obra de Julius Stone (Sume, 19(6). La perspectiva
Har!, 1961 llamada derecho en contexto ofrece ahora un ejemplo más influyen
La oposici6n que esro impone entre las versiones positivista y so te y más diverso. En algunas de sus conclusiones es indistinguible
cial del derecho se ha exagerado mucho: la posici6n del derecho en de los estudios sociojurídicos convencionales pero, en ocasiones, se
las versiones sociales no es tan simple, y tampoco es menos paradó ocupa de la constitución del derecho respecto de su contexto, Sin
que en la jurisprudencia positivista. Por lo general se considera como lo sugiere el nomhre, el derecho ('n contexto (iende
que la esencia de estas versiones sociales es que el derecho ~~~y no la a postular un derecho constante en diversos contextos.
sociedad dominante-, es por entero un producto de la sociedad. La presencia singular dd derecho s(¡lo es algo menos conspin
Call1bia a medida que lo hace la sociedad e incluso puede desapare- en los enfoques que COllst ituirí,lll cabalmente al derecho en tér~
8 EL MITO Y LA NEGACIÓN DEL DERECHO
EL MITO y LA NEG\.C¡ÓN DEL DERECHO 9
minos de sociedad, o lo ven COlllO esencialmente dependiente de la
sociedad, o requieren (lue esté ('JI Llse con la sociedad. La sociología una preocupaclOn por la autonomía de las formas sociales (véase
del derecho, para considerar el enlóque más sobresalieme, licne un por ejemplo Marx, 197:U02-1(6). La respuesta habitual a una auto
gran respeto por la sociología general pero confronta al derecho de nomía no pertinente era ubicarla dentro de la dinámica o la estruc
una manera estrer"ha, dej,índolo intacto e incluso reforzado en sus tura determinante. Así, para I'ashukanis la aparente forma autóno
Por lo general el modo de esta confrontación es ma del derecho es un producto del intercambio mercantil entendido
El se explica por la función que realiza, y en en el marco del pensamiento marxista; pero I'ashukanis reconoció
esto es visto cual si tuviera una relación directa de eficacia en sus también que ésta no era una noción integral del derecho
efectos sobre el comportamiento o el cambio social (véase Black, nis, 1978: cap. 4). En la variante ofrecida por Althusser, que en una
1976). El funcionalismo asume, simplemente, una relación constitu época tuvo gran influencia, el derecho tenchia una cuasiautonomía
tiva entre el derecho y la función. Para indicar los límites de este en creada por la parte que ocupaha dentro de una estructura determi
foque me referiré a la función de resolución de conflictos que suele nada (por c:jemplo Althusser, 1971: 124-149). Eslo proporcionaba un
atribuirse al derecho. Lejos de resolver un conflicto, el derecho pro origen para la idea de la autonomía relativa del derecho, idea que
porcionará a menudo modos y ocasiones para su creación, exprc en un tiempo se siguió fielmente, pero con el socavamiento de la es
sión y perpetuación, para sostener una esfera de la vida en conflicto tructura en la que estaba contenida Hindess y Hirst, 1977),
con otra. La resolución puede radicar en la naturaleza sis no se encontró nada más con lo que pudiera guardar relación la au
temática del conflicto y en algún otro L""iJ",c>V tonomía. Se privó al derecho de cualquier conexión necesaria con
del derecho, conlO el intercambio por la cual hubiera podido relacionarse. A esto siguió una defensa cons
1985). El conflicto persistente, en vez de generar o invocar al dere tante, y aún presente, por parte de la "izquierda", de la existencia au
cho, puede sostener incompatibilidades e indeterminaciones que tónoma del derecho. El derecho debía ser "tomado en serio" o ha
hacen imposible tina resolución jurídica. Las versiones antropológi bía que ser firmemente "realista" en lo que respecta a su necesidad.
cas no corren mejor suerte que la sociología del derecho. Al con Así, un "socialismo responsable" -que conllevaba mucha responsa
centrarse obstinadamente en la categoría funcional de la solución bilidad y poco socialismo- no~ exhortaría a ser realistas sohre la nc
de controversias, () bien se evita la cuestión del derecho constitutivo cesidad del derecho penal, y esto no sólo porque la está en
o bien encontramos las mismas dificultades <lue las que acabamos contra del d'elito y la gente votos, sino también porque
de seI1alar para la sociología. En la tradición m<í.s antigua de la an ese derecho tendría que ser mantenido,. en cierta forma, en una fu
el objetivo es, sin duda, fijar el carácter so tura sociedad socialista (véase Cottrell, 1984). Éste era un socialis
cial universal del derecho, pero esto se hace, de modo involuntario mo de orden general o incierto, que ya no se podía asegurar de an
o no, ciando por Sentado atributos del derecho occidenta! y conside temano. En conjunto, el derecho ya no ocupó una estructura o una
rándolos en un registro snpüestamente evolutivo o histórico (véase historia necesaria.
Fitzpatrick, 1985). Desde un punto de vista intelectual, el fin de estas diversas búsque
Hay otras negacione:;; sociológicas y evolutivas de la identidad das de un fundamento social del derecho que proporcione definicio
distinta del y me ref(Tiré a ellas en el capítulo 4. Por el mo nes cabales cstá marcado por la "teoría constitutiva" del derecho, ba
mento concluiré este repaso con la más firme y más inten sada sobre todo en la crítica jurídica. En su aportación fundamental
samente la que proporciona el marxismo. Los términos después de enumerar su insatisfacción con el reduccionismo
del debate están algo gastados pero el resultado -o la falta del mis marxista del derecho, descubrió que el derecho obra en la sociedad
mo-, sigue siendo instructivo. El marxismo llamado vulgar e instru o incluso constituye la sociedad (Klare, 1979; véase también Poulant
mental vio al derecho como epílcnomcnal. Su existencia estaba de zas, 1978:83, 87). Además, el derecho y la sociedad, de manera inex
terminada por Una base económica o POI" su utilidad para el tricable pero distinta, se constituyen y habitan mutuamente (véase
dominio de clase. Esta supuesta posición nunca se ha dado I~jos de por e;jemplo Harrington e Yngvesson, 1990). Con la teoría constitu
tiva ya no puede haber un modo o una estructura inexorable para
10 EL MITO Y LA NEGACIÓN DEL DERECHO EL MITO Y LA NEGACIÓN DEL DERECHO
vincular el del'echo con la socicebd. llay una resolución ascendente hacer que el punto de confluencia entre ellas tuviera un significado
de esta división que devuelve las Cllest iones al punto de partida. La sagrado (Lévi-Strauss, 1%H:227). y, en realidad, hay cualidades del
autopoyesis es una versióll social del derecho que, sin embargo, la derecho que son también propias de un dios, por lo menos de un
cerraría herméticamente', acordándole la capacidad autocreadora dios de denominación cristiana. El derecho funciona en un mundo
de absorber y ordenar la sociedad en sus propios términos (véase pero existe separado de él }" lo domina. El derecho puede re
por ejemplo Teulmer, 19H9). Aparte de sus virtudes particulares, la lacionarse por entero con ese mundo sin quedar agotado existen
autopoyesís puede sostener su concepción del derecho, aparente cialmente en esa relación. El derecho proporciona un principio y un
mente extravagante, ya que incorpora lo que ahora indico que es un de orden y unidad trascendente para la diversidad de relacio
mito de la trascendencia del derecho. nes sociales, y esto es una cuestión de su propia tuerza innata (cf.
Derrida, 1990). El derecho puede trascender pero estar presente en
el sentido de que "la leyes una presencia que conlleva la totalidad
de su historia" (Coodrich y Hacharnov 1991:174). El derecho exi
LA EVOCACIÓN DEL MITO ge fidelidad, y la logra, fidelidad no tan sólo a lo que fue o a lo que
es sino también a lo que será. La lista podría continuar, y continuará
En cierta ocasión Auden afirmó la singularidad mítica de! derecho en capítulos posteriores, pero esto bastará para demostrar que aquí
y protestó amablemente contra la identificación del "Derecho con un misterio.
alguna otra palabra" (Auden. 1966: 155). De las dos grandes tradi El derecho secular moderno identidad en el rechazo de
ciones de concepción del derecho que hemos considerado, una lo la trascendencia: ¿cómo puede mantener esas cualidades deíflcas si
reduciría a la palabra "autoridad" y la otra a la palabra "sociedad". rechaza la trascendencia? El derecho ya no puede ser devado de
El intento por erigir un presunto ser o por asegurar un imperio del manera explícita desde el punto de vista de un ser trascendente, en
derecho descansó en los atributos sociales del derecho para términos como los del derecho divino o natural. Sus cualidades
separarlo misteriosamente de esos atributos y ponerlo por encima trascendentes no se modifican -ni pueden modificarse
de ellos. De manera no menos misteriosa, el intento por identificar mente- en lo que se refiere a lo <lue el derecho es. Tal vez puedan
el derecho en términos sociales invocó de modo persistente la iden hacerlo negativamente en lo que se refiere a lo que e! derecho no
tidad distinta del derecho y, con el tiempo, sucumbió a ella. Sin em es. Al fin y al cabo, "la esenda de este derecho es que no tiene esen
bargo, las versiones sociales de la ley persistieron también en su afir cia" (Carty, 1990:6), algo que tiende a verse confirmado por la infi
mación de ser fundamentales del derecho. El derecho trasciende a nidad de debates de la jurisprudencia sobre lo que es el derecho.
la sociedad; no obstante, es de la sociedad. Los límites del derecho el derecho moderno aparece, en una exaltación negativa, corno
son establecidos de manera inl?vitable y manifiesta en relación con universal en oposición a lo particular, como unificado en
la sociedad, pero incluso ante la evidencia abrumadora de los lími a lo diverso, como omnicompetente en contraste con lo incompe
tes sociales del derecho, persiste la creencia popular en su eficacia tente, y como controlador de lo que debe ser controlado. CEsta lista
trascendente (véase por ejemplo Sarat, 1990). Esto no es una cues también se ampliará más adelante.) El derecho está imbuido de esta
tión de incongruencia o de engaño. Es, como mostraré en los trascendencia negativa en su propio mito de origen, en el cual se si
los 3 y 4, una cuestión de mito. túa imperiosamente contra ciertos "otros" que concentran las cuali
Cabe suponer que una enciclopedia occidental no dc:i aría de se dades a las que e! derecho se opone. Esos otros son criaturas de una
ñalar el terreno que comparten estas diferentes percepciones del mitología occidental, una mitología <¡He niega su propio fundamen
derecho. Pero ¿cómo o dónde las encontraríamos? En otros to al consignar el mito, en general, al mundo de esos otros. Esta ne
la entrada "Mito" nos habría ohecido, por lo menos, "algún dios do gación compuesta de! mito no significa que la mitología operativa
tado con atributos contradictorios" (¡ue podría mediar entre las en Occidente sea cualitativamente diferente de aauella atribuida a
existencias trascendente y terrestre del derecho, comprenderlas y esos otros sumidos en la oscuridad. Los dos
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12 EL MITO Y LA NEGACIÓN DEL DERECHO
(14)
17
16 EL MITO Y LA MODERNIDAD EL MITO Y LA MODERNIDAD
rra, los mares, las estrellas, etc. Tamhién "hizo la expansión y apartó parado, vuelto trascendente y más allá de lo que puede abarcar la
las aguas que estahan debajo de la expansión de las aguas que esta experiencia profana. El dios en el firmamento del cielo ofrece un
ejemplo y el gran Djankawu de la isla de Baralku nos hrinda otro.
ban sobre la expansión [... ] Y llamó Dios a la expansión Cielos." La
Este origen, al igual que con el dios del Génesis, suele ser una fuen
tierra y los mares produjeron una variedad de plantas y de animales
te de creación o de influencia continuas. Tal fuerza sagrada y auto
"según su género". Finalmente el dios hizo al "hombre a nuestra
generadora impone y sostiene un orden desde arriba. Con frecuen
imagen, conforme a nuestra semc::ianza" y dio al homhre dominio
cia la capacidad para hacer esto se trasfiere, en parte, a agentes tales
sobre todas las otras criaturas y el mandato de señorear en la tierra.
como el primer hombre hecho a imagen del dios. Las fuerzas per
En otro mito de origen del capítulo 2 del Génesis se nos dice que el
dios formó al primer homhre, Adán, "del polvo de la tierra [ ... ] y manecen separadas o aparte de aquello que es más inerte o está por
todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ése es su nomhre". debajo de ellas. A menudo se dice que en alg'ún punto central, así
como el Edén era el centro del mundo están concentrados poderes
La historia prosigue, por supuesto. Pertenece a una colección de mi
de creación y de dominio. Los agentes, las fuerzas y los centros c:,
tos que guiaron a un grupo de personas, quienes se vieron a sí mis
mas como elegidas por el dios. Tal como nos lo dice el Deut.erono tán vinculados con el mundo profano pero participan y toman su rea
lidad de lo sagrado. Estos agentes, fuerzas y poderes median entre
mio, el autor legendario del relato trajo la ley para una nueva
sociedad del cielo a la tierra en su descenso del Monte SinaÍ. las dos esferas. En el Génesis el homhre está hecho de polvo y, sin
embargo, a imagen del dios. El héroe cultural Djankawu y sus dos
Daré otro <,;jemplo de un mito que, en muchos aspectos, parece
cercano al primero, pero la correspondencia no es ohligada. Se tra hermanas vienen desde la isla sagrada de origen él vivir en la tierra
ta de un mito de un grupo aborigen de lo que ahora se llama Aus y darle forma.
Tales mediaciones sitúan al mundo profano y mortal dentro de
tralia:
lo sagrado, dando a los miembros del grupo guía y orientación a
Lo cierto es, desde luego, que mi propio pueblo, los riratjingu, desciende una realidad que es percibida y vivida mediante el mito. Djankawu y
del gran ~iankawu el cual vino de la isla de Baralku que está muy lejos, al sus hermanas descubren y marcan el terreno primigenio, nombran
otro lado del mar. Nuestros espíritus regresan a Baralku cuando morimos. a las criaturas y noS enseñan nuestra Ley. El Génesis describe un
Djankawu vino en su canoa con sus dos hermanas siguiendo a la estrella de mundo en el que se le da al hombre el poder de nombrar. El Géne
la mañana, la cual los guió hasta las playas de Yelangbara, en la costa orien sis mismo es parte de una colección de mitos que contienen el men
tal de la Tierra de Arnhem. Caminaron lejos a través del país siguiendo las saje del dios, una guía para la vida encapsulada en la Ley que Moi
nubes de lluvia. Cuando deseaban agua hundían sus estacas en la tierra y sés trae desde el cielo hasta la tierra. Tales mediaciones trascienden
manaba agua fresca. De ellos aprendimos los nombres de todas las criatu lo que de otro modo serían límites y contradicciones insuperables
ras que hay en la tierra y ellos nos enseñaron nuestra (Isaacs, 1980:5.) del mundo profano. Vinculan a la gente con sus orígenes y con su
identidad fundamentales, con la causa y la fuerza fundamentales de
De esos relatos, y en cierto modo alrededor de ellos, podemos ex todo cuanto es. El mito establece los límites del mundo, de lo que se
traer componentes del mito. Los relatos trat'tn de los orígenes y la puede significar y se puede hacer, y trasciende esos límites en su re
identidad, y aquí, en particular, de los orígenes y la identidad de un lación con lo sagrado. Las contradicciones existen en el mito pero
grupo o un pueblo. Con el rdato aborigen esto es su "Sueño". No están mediadas por él: por la coherencia o el hilo del relato mítico
pueden usarlo, ni puede ser usado, como el Sueño de otro grupo. o, simplemente, por la ofuscación, por ejemplo mediante la inser
Con el Génesis he presentado simplemente el inicio de un relato ción de elementos contradictorios en mitos distintos pero relaciona
más prolijo y más familiar de los orígenes y la identidad. Con fre dos. Es esta relación entre los mitos lo que no puedo abarcar en una
cuencia el mito afirma -o es la base para afirmar- una humanidad narración ilustrada con <::iemplos aislados. Se trata de UIla relación
exclusiva 0, por lo menos, una superioridad del grupo. Los orígenes de dependencia de un mito con respecto a otros mitos para la reve
se sitúan de una manera especial. El punto de origen es sagrado: se lación de su "pleno" sentido. Aquí me limitaré a ofrecer una refe
19
EL MITO Y L'\ l\IODERNIDAD
18 EL MITO Y LA MODERNIDAD
y una referencia elemental: "En el principio era el Verbo, y el Verbo tratados y territorios, de objetos, de hombres, etc.- revelan la obsesión del
era con Dios, y el Verbo era Dios" (Juan, 1: 1). (Con frecuencia la primitivo con lo real, su ansia de ser. (Eliade, 1965: 11.)
fuerza formativa y el poder creador original se expresan en térmi
nos que connotan la palabra.) El fundamento como elemental sus A guisa de ejemplo, Eliade estahlece un escenario de "regiones
tenta y cimienta a lodo lo demás: "Dios de Dios, Luz de Luz, Dios silvestres, yermas y cosas semejantes" en la cual los mitos "son com
verdadero del Dios verdadero" (Credo de Nicea). No es conocible, o parados con el caos (... ] participan en la modalidad indiferenciada,
conocible por entero. A menudo se presenta como persistente y pe informe de la precreación" (Eliade, 1965:9). En este escenario en
netrante. Los orígenes son una creación y los comienzos de una tran los colonizadores originales:
fuerza creativa y enérgica. En la mitología cristiana hay la idea del
creador soberano -el Rey de Reyes, el Serlor de Señores- el cual Su empresa no era para ellos más que una repetición de un acto primor
dial: la trasformación del caos en cosmos por el aclO divino de la Crea
gobierna y mantiene al universo de acuerdo con sus leyes. La fuerza
ción. Al cultivar el suelo desértico repetían de hecho dacio de los dioses
creativa obra en un caos indiferenciado, informe, ilimitado y noc [o héroes civilizadores] que organizaron el C<lOS dándole formas y normas.
turno. Produce y forma el cosmos y el mundo, o los hace manifies Más aún, una conquista territorial no se vuelve real sino después de -y
tos, incluido el grupo cuyo origen está siendo narrado. El relato más exactamente por medio de- el rimal de toma de posesión, el cual
mantendrá este ímpetu creativo hasta una especie de presente con sólo es una copia del acto primordial de la C¡cación del Mundo. (Eliade,
su narración de cómo llegaron las cosas y siguieron siendo como 1965:10.)
son, incluido el lugar -el ser y el pertenecer- del grupo y de sus
miembros en el mundo y en el cosmos. De manera característica ex ASÍ, aunque la esfera trascendente y sagrada y una realidad ope
plicará las relaciones dentro del grupo y las relaciones entre el gnl' rativa son separables, se identifican mutua y finalmente. Expresado
po y otros. Mencionará las relaciones que la gente tiene con el tiem con ánimo negativo, se dice que el mito confunde el ideal y lo real
po y el curso de la naturaleza, con los animales y las plantas. (por c:jemplo Bidney, 1958: 11). De ahí que, como se dice de manera
Relacionará a diferente gente con diferentes actividades culturales: frecuente y dudosa, los primitivos que se entregan al ritual mágico
la preparación de los alimentos, la producción material, el ritual. Es no distinguen entre la realidad y el efecto del ritual: el mundo ha so
tas diversas categorías o relaciones, se vincularán de manera inte hrevivido realmente, los cultivos han crecido realmente porque se
gral y proporcionarán una guía detallada para la vida. efectuaron los rituales apropiados. "Se cree que la naturaleza no da
Así pues, el plano del mito no se confina a lo sagrado. Tal como nada sin ceremonias" (Bidney, 195H:9). Las danzas de los chamanes,
suele decirse, "los mitos describen la [... ] irrupción de lo sagrado la adivinación y las ceremonias que utilizan plantas a las (lue se atri
en el mundo" (Eliade, 196cl:6). Es esa "irrupción de lo sagra huyen propiedades mágicas no se limitan a imitar los actos origina
do lo que realmente establece al mundo" -y establece el mundo les y ejemplares de un dios o un héroe. La invocación de tales actos
como real- incluido "el propíb hombre" como "un ser mortal, cul es una identificación con ellos, su presencia y reiteración, y un ~jer
tural y con deseos sexuales" (Eliade, 1963:6). Lo sagrado "hace posi cicio de su poder y de su fuerza. AsÍ. el mito proporciona "una ga
ble la existencia humana; es decir, le impide regresar al nivel de la rantía de eficacia mágica" y la impotencia del aquí y el ahora es tras
existencia zoológica" (Eliade, 1968: 19). Al participar de lo sagrado cendida (Malillowski, 1932:·155). El mito opera sobre y en ese aquí y
las personas y las cosas se vuelven reales. Lo sagrado en el mito tras ese ahora confiriéndoles fuerza y significado. Una ley, por
figura a lo profano, dándole forma, eficacia y validez: pIo, es eficaz por su correspondencia con un modelo u origen tras
cendente. A juicio de Barthes, el modelo operativo de significado
Evidentelllente, para la mentalidad arcaÍf,l la realid,HI se manifiesta como en la sociedad "burguesa" se vuelve míticarnentc eficaz porque el
fuerza, eficacia y duración. De ahí que la rt'alidad sobresaliente sea lo sagra significado histórico es elevado a un plano de lo natural como uni
do: pues sólo lo sagrado 1'.5 de una manera absoluta, ohra eficazmente, crea
versal (Barthes, 197;3: 129).
cosas y las hace perdurar. Los innumerables gestos de la consagración -de
22 EL MITO Y LA MODERNIDAD EL MITO Y LA MODERNIDAD 23
La relación de la g-ente con el mito está "basada en el uso" (Bar
thes, 1973:144). El mito es "la expresión de un modo de ser en el
mundo" (EHade, 1968:] 24). El mito, sin embargo, no es una mera ex
presión; guía imperativamente la acción y establece patrones de
conducta. Esta guía no es tan sólo subordinadora. La gente la em
plea, como acabo de indicar, para c;jercer control en el aquí y el aho
ra. Por c;jemplo, saber el origen de la cosa es controlarla (Eliade,
1963: 18). Así se sostienen y se legitiman los derechos. El mito es
"una fÍlerza activa constante [...] una carta pragmática" (Malinowski,
1954:101).
Esta necesaria posibilidad de usarlo se acompaña de las caract.e
¡-ísticas contradictorias del mito. Éstas podrían ser examinadas indi
rectamente mediante la pregunta de si el mito es poético. Con fre
cuencia se afirma que lo es, por lo general en el marco de mundos
que hemos perdido pero <¡ue debemos recobl'ar, en cuentos de pe
nas y de resurrección. No obstante, a juicio de Lévi-Strauss cuando
considera el problema de la traducción:
La poesía es una clase de lenguaje que no puede ~er traducido sino al costo
de graves deformaciones, mientras que el valor mítico del mito se conserva
incluso en la peor de las traducciones. El mito es lenguaje, funciona en un
nivel especialmente elevado donde el significado logra prácticamente "des
pegar" del terreno lingüístico sobre el qne sigue rodando. (Lévi·Strauss,
1968:210.)
creacióll se le atrihuye fantásticamente Marx y suelta finalmente a través de su cuerpo humano que es ascendido y
Así pues, el mundo del mÍlo es un mundo de límites que se vuelve parte del divino. El mito, como vimos al considerar la
se encuenlr¡.¡n en él. Más allá de esos límites para . envuelve a las cosas de este mundo to
esos cautivos no hay otra cosa que lo desconocido o lo que se cono mando una realidad trascendente y ejemplar mediante su participa
ce de mallera nebulosa, incluido ese caos o materia primigenia de la ción en lo sagrado, y es esta participación la que le da a lo real su
cual fueron lórmados lo que es y lo que conoce. Lo que está más forma y su fúerza. Una objetividad monótona invertiría ese mundo
allá de esos límites pertenece a los dioses, al destino, a la naturaleza y vería lo eterno y sagrado como un refle;jo útil y una forma amable
de las cosas, incluso si el hombre primitivo o antiguo puede ver en de eludir la contradicción entre lo ineludiblemente mundano.
esos dominios perspectivas de una participación expansiva en lo sa Lévi-Strauss extiende mucho la esfera de acción de las trasforma
grado y lo sobrenatural, perspectivas de tener una vida con más ciones mediadoras en el mito, aun cuando la manera en que se esta
abundallcia (sanJllan, 10:1 blecen las vinculaciones resultantes pueda no ser clara. Así, en su li
Tras descubrir el mito como límite, el enfoque ol~jetivo ubica su bro Tite mw and tite coo!led [Lo cyudo y lo cocúlo] explora los mitos de
rundún dcrillÍ!ori¡.¡ en la contradicción mediadora que resulta de ciertos grupos indios de Brasil que tratan del origen de la cocción
esos lílllites. El mito trata de la resolución de incongruencias, de la de los alimentos (Lévi-Strauss, 1986). La cocción, como trasforma
resolllciúll de la oposición (Cohen, 351). ción de lo crudo, se relaciona con la trasfórmación de la naturaleza
Strauss "d mito sirve para proporcionar una resolución aparente, o en cultura. Lo crudo y lo podrido marcan un ¡'egreso a la naturale
una 'mediación', de los prohlemas que, por su naturaleza misma, no za. Tal co~junto de relaciones vincul¡.¡ de maneras un
son posibles de una solllción definitiva" (Leach, 1969:54). Yo usaré gran número de otras cosas entre las que figuran, para decirlo con
el término "mediación" para denotar una reconciliación de opues palabras de Cohen, "temas de consanguinidad, afinidad, incesto y
tos: vida y muerte, luz y tinieblas, nosotros y ellos, legítimo e ilegíti prohibiciones del mismo, exogamia, inclusión, exclusión, y cosas
mo. La resolución, o la re.~olución aparente, 110 está necesariamente por el estilo" (eohen, 1969:347). "Las verdaderas unidades constitu
implicada puesto <¡ue, a menlldo, el mito efectúa una conciliación yentes del mito no son las relaciones aisladas sino manojos de tales re
por medio de la ofúscaóón, y no de la resolución. Como lo recono laciones, y es sólo como man(~j()s que esas relaciones pueden ser uti
cería Lévi-Strauss: "las repeticiones y prevaricaciones de la mitolo lizadas y combinadas de una manera que produzca significado"
oscurecen la cuesti6n de tal manera que las incongruencias <Iue (Lévi-Strauss, 1968:211).
no se pueden resolver de manera se pierden de vista incluso En el mito las figuras se crean mediando entre los diversos.
cuando son expresadas abiertamente" (Leach, 1974:5R). El mito nos o lugares en oposiciún. Los héroes o los monstruos que cabal
también crea contradicciones que luego media. Por pertenecer a gan sobre el caos y el orden tienen con f1-ecuencia un padre o una
una esfera trascendente crearú, por lo lllenos, contradicciones con madre divinos. Así, el Gilgamesh del mito mesopotámico era dos
lo mundano. Por ejemplo, el doniinio de un grupo sobre otro, varia terceras partes divino y una tercera parte humano. La es de
ble e incierto como es en el tiempo, es elevado míticamente a lo este mundo pero también es el cuerpo místico de Cristo. Una ciu
eterno; la oposición entre lo temporal y lo eterno es mediada luego dad será el centro del mundo y el punto de reunión del cielo y la tie
al darle al dominio un orígen divino. Algo menos que una concilia na. La miel procede de lo silvestre pero es recogida y usada para co
ción estricta OCUlTe también r.uando el mito, como oculTe con fre cinar y, así, marca una mediación entre naturaleza y cultura
cuencia, simplemente reafirma nna contradicción en otro plano. (Lévi-Strauss, 1987:43-44). La figura del tramposo es otro mediador
En realidad, el principal modo de mediación es la t.rasiCrencia de común. En muchos mitos de los indios de América del Norte el
la contradicción a algún otro plano intratable ... al dominio de los cuervo y el coyote son ejemplos de esa figura. Por ser comedores de
dioses, dd destino, de la na! maleza () de la virtud completa. La As carroila son corno los animales de presa al comer a otras bestias,
r.ensión de Cristo se acerca a amílog'o a este proceso. Una con pero son como los productores de plantas alimenticias al no mat.ar
tradicción entre Sil naturaleza humana y su naturaleza divina es rc- lo que comen. Por esa razón median de maneras numerosas y com
28 EL MITO Y LA MODERNIDAD EL MITO Y LA MODERNIDAD 29
plejas enlre la agricultura y la caza y entre la vida y la muerte (véase una búsqueda ilimitada de la verdad. Esta bús(iueda ilimitada y
Lévi-Strauss, 1968:224-225). El tramposo, dice Lévi-Strauss, al igual constantemente crítica se mantuvo en oposición a la inmovilidad
que todas las figuras mediadoras, "debe conservar algo de esa dua forzada y a la superstición de la mitología. A juicio de Adorno y de
lidad" (Lévi-Strauss, 196R:226). Las figuras mediadoras son un Horkheimer, "el programa de la Ilustración fue el desencantamien
ejemplo de la maleabilidad y de la naturaleza proteica del mito; Pro to del mundo: la disolución del mito y la sustitución de la fantasía
teo es 0110 ejemplo. Todo es posible con el mito (Leach, 1974:87). por el conocimiento" (Adorno y Horkheimer, 1979:46). Fue el s~je
Cualquier cosa puede convertirse en cualquier otra cosa. Los héroes to soherano y liberado de la Ilustración que se atrevía a saber y a no
míticos pueden ser omnipotentes u omnisapientes. Cristo era Dios. permanecer seguro en la ignorancia y el engaño de lo mítico. Ade
Gilgamesh encontró todo, y todo lo experimentó. El carácter lábil más, "en la identificación anticipada del mundo plenamente conce
'del mito se extiende al modo en que cambia con el tiempo. Para ex hido [, .. 1 con verdad, la Ilustración intenta asegurarse contra el re
traer el significado del mito, como ha demostrado Lévi-Slrauss, greso de lo mítico" (Adorno y Horkheimer, 1979:25).
debe vérselo incluyendo todas sus versiones o sus trasformaciones La división entre el mito y la verdad puede ilustrarse en un breve
(Lévi-Strauss, 1986: 1-14). Es más, parecería que el mito conserva la estudio de la historia y del mito. Malinowski, con cierta envidia afa
imparcialidad o que carece de integridad: los mitos son "intermina ble, describe la creencia que se esconde tras los mitos de los aborí
hles" (Lévi-Strauss, 1986:6). Además, son "mutuamente trasforma genes de las islas Trobriand:
hles" y el ohjeto de investigación para el estudio del mito resulta en
"una esfera mítica" (Lévi-Strauss, 1987:55). Cada mito es "uno de No tienen idea de lo que podríamos llamar la evolución del mundo o la evo
un conjunto y [... ] cualquier patrón que ocurre en un mito se pre lución de la sociedad; es decir, no se vuelven hacia el pasado y hacia una se
sentará, con la misma variante o con otras, en otra parte del conjun rie de cambios sucesivos, que ocurrieron en la naturaleza o en la humani
to" (Leach, 1969:22). Para extraer el significado de un mito y para dad, como hacelllos nosotros. Nosotros, en nuestra perspectiva religiosa y
identificar toda su gama de mediaciones es necesario situarlo ínte científica, sabemos que la tierra envejece y que la humanidad envejece,
y pensamos en ambas en estos términos; para ellos, ambas son eternamente
gramente en la esfera mítica: "la suma de lo que todos los mitos di
iguales, eternamente jóvcnes, (Malínowskí, 1961 :30 1.)
cen no es dicho expresamente por ninguno de ellos" (Leach,
1974:71-72). En algunas de estas relaciones los mitos serán sinóni
La distinción se expresa de muchas maneras. Una de las más vívi
mos o sustentadores, en otras serán opuestos. Por ello es necesario
das es la división entre sociedades "frías" y sociedades "calientes":
considerar un "complejo" o un "conjunto" de tales mitos en la Bi
blia para "resolver" las contradicciones entre la regla que le exige Las sociedadcs frías son aquellas que parecen ,mular, mediante instituciones
endogamia a los judíos y la frecuencia de la exogamia en ellos especiales, los efectos de los facrores históricos en su equilibrio y continui
(Leach, 1969:22,40). dad, y las sociedades calientes son aquellas que imeriorizan el proceso histó
rico y lo convierten en la fuerza motriz de su desarrollo. (Munz, 1973: IX.)
honores, no las ninfas ni las náyades. El terror habitaba allí, con su cercana
jJl('nmnente, y esta maniféstación es, a la vez, ejernlJlar'
ser un fundamento y una para la conducta humana asistente, la Magia. (Hamilton, 1953:14.)
1968:16).
y cosas por el estilo. Si se desea algo un poco más exaltado desde
Así pues, el mito es la precreación de la modernidad. Tal como el
el punto de vista académico, tenernos la obra, todavía influyente,
caos es la precreación y la antítesis del mito, el mito precede a la mo
de Leslie A. White The evolution oI culture {La evolución de la cultura}
dernidad y es negado por ella. La modernidad es lo que el mito no
en la cual podernos leer que el conocimiento que tenían los
es. La percepción del mito como ilusión y los medios de encontrar
blos primitivos" no es "un conocimiento naturalista genuino" sino
verdaderos fundamentos de la existencia vienen con "el progreso de
"el seudo conocimiento de la mitología", la cual puede incluir la
la razón y de la reflexión consciente de sí" (Bídney, 1958:21), un
identificación con "especies subhumanas" (White, 1959:265, 274).
progreso inextricable del progreso del individuo autónomo corno el
Desde luego hay muchas más cosas de este tipo de las que me ocu
lugar del ser universal, corno la condensación ele la humanidad.
paré de manera más sistemática en los dos capítulos siguientes. y
Éste no es un estado alcanzado. Debe alcanzárselo constantemente
hay excepciones a la prevaleciente denigración del mito. Algunas
en un proceso de devenir que establece todo lo que fue como un
han tratado el mito de manera positiva, considerando que encierra
preludio de todo lo que será, y lo incrementa. Este devenir es antité
contenidos universales, pero estos criterios han seguido siendo eu
tÍco al ser rijo del mito.
rocénlricos. Los análisis estructurales del mito como patrones de la
Esta identidad a través del devenir no entraña un rechazo invaria
mente expuestos por Lévi-Strauss dependen de oposiciones tales
ble del mito. En este punto es inevitable que hablemos de los
como naturaleza y cultura, que son por lo menos cuestionables en
gos y de las distinciones. Los griegos, al igual que los primitivos,
sus afirmaciones de universalidad. Considerando otro ejemplo que
tenían sus raíces en el légamo primigenio r... ] pero lo que el mito muestra ha tenido una influencia inmensa en los últimos tiempos, cabría el
es cwinto se hahían elevado por encima de la inmundicia y de la fiereza an escepticismo sobre lo que significa lo "colectivo" en la noción de
en la época en la qlle tcnemos conocimiento de ellos. Sólo UI1iIS po Jung del "inconsciente colectivo" como depósito de los temas míti
GIS huelhls dc aquel tiempo se encuentran en los relatos. (Ihmiltoll, cos universales (véase Fanon, 1967:190-191).
195:i:14.)
los objetos del conocimiento. (ConnoIly, 1988:1 diametral del mito. Con éste, las formas de lo real resultan de la par
ticipación en la esfera sagrada. El conocimiento y el conlrol de lo
La función mítica de dar forma se contra al pensamiento indivi real derivan de situar su origen en lo sagrado. Es lo sagrado inmuta
dual, que nombra y ordena, y que ahora confiere fuerza: "todo cuan ble 10 que crea una realidad "absoluta", la cual le da "[uerzJ, eficacia
to toca inmediatamente hace que se mueva" CFoucault, 1970:327). y duración" (Eliade, 1965:11, 17). De ahí la "obsesión de los primili
Por lo tanto "la gran diferencia" entre las sociedades modernas y vos con lo real, su ansia dt' ser" (Eliade, 1965: 11). Esto, aunque en
aquellas basadas en el mito es "la presencia de un pensamiento per términos algo más elevados, es una exposición del tema de la s~ie
sonal cn la mayoría de los individuos cIue constituyen las sociedades ción absoluta de la mentalidad salvaje a las trabas de la superstición
modcrnas" (Eliade, 1968:24). Este individuo pensante se opone y la tradición. En este punto har(; otra de esas incursiones ocasiona
constitulivamente al mundo del mito: de nuevo "la oposición de la les en lo que eran los hombres :1ntiguos y primitivos. Como vimos,
I1u:-¡II;!cioll :11 milo se expresa por la oposición del [... ] ego indivi el análisis de Leach de los mitos del nacimiento de una virgen y el
dua! ;11 dest ino III1Htipk" (Adorno y Horkheimer, 1979:46). Ahora, relato de Malinowski sobre los habitantes de las islas Trobriand
muestran que los "primitivos" estahlecen claras distinciones entre el
EL MITO Y LA MODERNIDAD
39
38 EL MITO Y LA MODERNInAD
I
1
mito y la historia (Leach, 1%9:85 ss; Malinowski, 1961:299, 3():). A jetívidad consciente y deliherada corresponde una realidad ordena
1
esto podríamos añadir el rechazo de Lévi-Strauss de la diferencia da instrumentalmente. Se le da al "inconsciente" una existencia ope
entre los modos de pensamiento primitivos y el pensamiento cientí rativa siempre y cuando corrija patologías en el consciente en su re
fico moderno (Lévi-Strauss, 1968:230). Hay indicaciones numerosas lación con la realidad. En esta elevación mítica del individuo
y más tangihles. El día de los inocentes, ¡as saturnalias y otras oca por supuesto, una o dos contradicciones, la menor de las cuales es
siones de inversión temporal de la realidad mítica, en la erección de cómo puede persistir en un mundo administrado, para decirlo con
mitos contrarios, carecen de sent.ido sin la percepción reflexiva la frase de Adorno. Abundaré en este pnnto en el capítulo 5.
de los participantes de que esa realidad es limitada y no es existen Como indiqué con anterioridad, esta elevación todavía no es una
cialmente incluyente. resolución triunfante. Es un proyecto y un progreso. Aún no se ha
Son los hombres modernos los que quedan atrapados en una rea subordinado todo al dominio manipulador del sujeto. En la mitolo
lidad mítica generalizada aunque, tal vez, diferenle en cierto modo gía moderna el s~jeto se une a la progresión de la subordinación y
de aquella atribuida a los primitivos y los antiguos: con aquello que aún no está suhordinado. Estos tres elementos se
combinan en la sacralización de ciertas entidades, de los "Objetos
En el mundo ilustrado la mitología ha entrado en lo pwh1l1o. En su blanca Eternos" modernos. Los mecanismos de reconocimiento y, al mis
pureza, la realidad, que ha sido limpiada de demonios y de sus descendien mo tiempo, de rechazo del mito que participan aquí se señalan en la
tes conceptuales, asuIlle el carácter sobrenatural que el mundo antiguo atri versión de Lefort del "discurso" de la "ideología burguesa":
buía a los demonios. (Adomo y Horkheimer, 197\1:28.)
Está organizado por lo que se refiere a una división entre las ideas y lo real
Lo que resulta no es, como afirmaba la Ilustración, la destruc supuesto. El carácter externo del "otro lugar", vinculado al conocimiento
ción de! mito, sino su perfección. La fuerza creativa que ahora in religioso o mít.ico, se borra, pero el discurso vuelve a referirse a él mismo
fluye en e! mundo es unitaria, ineludihle, y no tiene límites. Lo pro sólo por medio del rodeo de la trascendencia ele las ideas. El texto de la ideo
logía está escrito con mayúsculas, tanto si se trata de una cuestión de Hu·
fano es llevado al interior de un "homl-¡re" sagrado y panúrgico, no
manidad, Progreso, Naturaleza, Vida, C01ll0 de los principios fundamenta
como una esfera de resolución ya establecida sino como un proyec
les de la democracia burguesa inscritos en el frontispicio de la República, o
to y un progreso hacia esa resolución. La perfección del principio incluso de las Ciencias y el Arte pero también de la Propiedad, la Familia, el
en el mito premoderno es sustituida por la perfección del final. Hay
Orden, la Sociedad, la Nación. (Lefúrt,
una vinculación integral entre la interpretación de la realidad como
unitaria, exclusiva y cognoscible de manera ol~jetiva, interpretación Como lo ejemplificaré con frecuencia, lo que caracteriza a este
que es específicamente occidental, y la interpretación del individuo panteón superpoblado es que sus hahitantes combinan los tres ele
corno sede del conocimiento presocial, definitivo y suficiente, y que mentos que acaho de mencionar: e! sujeto que se subordina, la pro
actúa sobre esa realidad. El sl~jet()'es investido con una capacidad de gresión de la subordinación y lo que queda sin suhordinar. Aunque
conocimiento universal, una capacidad que responde a formas uni lo que me ocupa no es el número exhaustivo de miembros del pan-
versales de la realidad: podríamos añadir a él el Sujeto mismo y el Derecho. El quid de
las "ideas dominantes" es que dominan (d'. Marx y Engels, 1974:64).
La IIH'ntc debe abandonalse a la abundancia de fenómenos y ser calibrada
En términos míticos estas ideas son ejemplares o, según dice Lefort:
constantemente por ellos. Pues es seguro que no se perderá sino que encon
1rad ahí su propia verdad re,ll y su norllla. Sólo así es posible alcanlLu' una
(olTclaciún genuina de sujeto y ohjeto, de verdad y realidad. (Cassirer, Estas ideas son a la vez representaciones y "reglas", en el sentido de que en
1~):,r,:(L)
trañan cierta manera de actuar que es congruente con la idea. Así, las ideas
dan lugar a una oposición entre el sujeto que habla y act.úa de acuerdo con
Es!;\ nlll[ianza está copiosamente justificada puesto que, en la
la regla, y el "otro" Cjue no tiene acceso a la regla y, por lo tanto, está priva
do de la condición del sujeto. La oposición se expresa en una serie de (lico
pcrkcciúll del milo, el sujeto y la realidad se equiparan. A una suh
El. MITO Y LA MODERNIDAD 41
40 EL MITO Y LA MODERNIDAD
servadas en la abstracción, "en nuestra sed de generalidad" (Witt simplemente diferente de lo que era y de lo que va a ser. El presente
genstein, 195R: 18). Cada una de ellas, en su esfera, reduce "el mun señala más allá de sí mismo de manera continua y mítica. Con caJa
do caótico, polifacét ico y disparatado" al mundo "conocido, uno e uno de sus momentos mutables intrínsecamente implica sus oríge
idéntico" (véase Adorno y Horkheimer, 1979:;39). nes y todo lo que ha seguido a ellos. La ley, por ciemolo. es "una
¿Cómo pueden esos O~ietos Eternos conciliarse con los mapas presencia que conlleva la totalidad de su
del progreso? Para esto hay varias estrategias míticas. En una de no es lógico o histórico; es tradicional y mítico", tomando nueva
ellas los o~ietos míticos son traspuestos desde una dimensión his mente este punto de Goodrich y Hachamovitch (1991:171). Estos
tórica de cambio y contingencia a otra en la que el significado está orígenes no llegan a ser directamente ejemplares. Por lo general se
dado en términos de una naturaleza universal elevada. Barthes rán la morada del salv;.:jismo. Y, como ocurre en el mito característi
vio este cambio como definitivo en el mito moderno (Barthes, CO, el conocimiento de los orígenes es necesario para controlar
42). Se alcanza una autonomía comparable cuando el Objeto que así se origina; para controlar, por ejemplo, nuestras pa
adopta una forma como la culminación clara de un progreso, como siones salvajes.
en ciertas ideas del "derecho burgués" en las que asume una separa Al estar constituido en la negación, el progreso no está vinculado,
ción y una independencia de la evolución que lo produjo (Pashuka en sus términos, a ninguna condición limitativa específica, a un des
nais, 1978:71). EstL\s dos estrategias podrían verse como aspectos de tino inexorable o a la naturaleza perenne del "hombre". Las insufi
la estrategia predominante en el mito moderno, una estrategia de la ciencias actuales -el fracaso del derecho, un error de la ciencia- no
cual el estado actual del O~jeto es una apoteosis provisional, una son más que augurios de su sustitución. Es decir, la progresión pro
apoteosis que rechaza su existencia precedente pero que también pon:iona una mediación mítica infinitamente sensible entre los Ob
contiene esa existencia y prefígura todo lo que ~l Objeto aún tiene jetos Eternos inviolables y una condición finita funcional que, de
que ser. En esta estrategia, la historia es progresiva pero asume en otro modo, se consideraría que los viola y los altera. Las diversas
tidad progresiva de una manera aparentemente subsidiaria. La enti formas prácticas de progresividad, como el progreso, el desarrollo y
dad es, a la vez, parte de la progresión, y la progresión está en ella. la evolución, no son limitativas en esto. en efecto, sinónimos
ASÍ, puede haber historias "científicas" e "históricas" del progreso, o de progresión. Al estar exento de condiciones limitativas, el progre
de la evolución, o del desarrollo del Derecho, de la Familia, etcéte so se convierte en una fuerza de trasformación universal. No está
ra, etcétera. vinculada con ningún lugar o periodo particulares. Aquí vemos otra
Aunque el progreso adquiere su identidad en un supuesto recha perfección del mito, de una mitología blanca en el sentido de la mito-
zo del mito, es, en sí mismo, una fuerza mítica. Figura en las versio de Occidente. El devenir universal es la prerrogativa de Occi
nes Illodernas del mito pero el papel que se le da ahí suele ser su dente. Está "establecido en el destino depueblos sedentarios" (Levi
bordinado. El mito de los orígenes y el del regreso de los orígenes nas, 1979:46). Los "otros" que no son occidentales llegan a ser
es elevado como definitorio del riüto. Los mitos de progresión -mi conocidos y poseídos dentro de esa universalidad cuyo conocimiento
tos milenarios y de redención, mitos de viajes y descubrimientos he sólo puede ser adquirido por aquellos otros si pueden entrar en esta
roicos- se encuentran incómodamente relegados a subtipos (por universalidad, y en la medida en que pueden hacerlo. La eficacia re
ejemplo EHade, 1965). Explicar lo (pe es diferente como una varia quiere Ulla identificación con la fuerza sagrada del mito: "El que en
ción de lo mismo es en sí una táctica usada en el mito para tratar la mí cree, las obras que yo hago también él las hará" (sanJuan, 14:12).
contradicción (véase por ejemplo Leach, 1969:31). Una táctica in Al fin y al cabo, cual(luier revelación de que hay límites en la
versa es la trasformación de entidades y cualidades en sus opuestos. universalidad de Occidente no es más que la indicación de una im
La fuerza limitada del progreso, al ser opuesta al mito limitado, se perfección pasajera que el progreso trasciende continuamente. Con
vuelve ilimitada. Esta fuerza sustenta esa calidad de lo ilimitado al estas conclusiones en torno al prog¡'eso, "otros" no pueden hablar (J
estar constituida así en la negación y al extender el principio de ne ni siquiera buscar la verdad sin despojarse
gación a todo su funcionamiento. Cualquier punto de progreso es Los modos y las posihilidades de escape mismos están contenidos en
EL MITO Y LA MOm:RNIDAD EL MITO Y LA MODERNIDAD 45
44
[-161
48
EL FUNDAMENTO MÍTICO DEL DERECHO MODERNO 49
EL FUNDAMENTO MÍTICO DEL DERECHO MODERNO
Por ejemplo, las regiones desiertas habitadas por monstruos, las tierras yer
y no vi en ella templo; porque el Sefíor Dios Todopoderoso es el templo de
mas, los mares desconoddos en los que ningún navegante ha osado aventu
ella, y el Cordero.
rarse, no comparten con la ciudad de Babilonia, o con el nomo egipcio, el
y la ciudad no tenía necesidad de sol ni de luna, para que resplandezcan
privilegio de un prototipo diferenciado. Estas otras cosas corresponden a
en ella: porque la claridad de Dios la iluminó, yel Cordero era su lumbrera. un modelo mítico pero de otra naturaleza: todas esas regiones desiertas,
y las naciones que hubieren sido salvas anclarán en la lumbre de ella. yermas y cosas semejantes se asimilan al caos; siguen participando en la
(SanJuan, 21: 22-24.)
modalidad indiferenciada (~informe de la precreacíón. (Eliade, 1965:9.)
Los salvados se distinguen de aquellos que no se han entregado En algunas mitologías una creación metropolitana actúa en esta
por entero a una verdad excluyente: de los "temerosos, e incrédulos modalidad de precreación de una manera expansiva:
hechiceros, e idólatras y todos los mentirosos" y otros, todos los
cuales están destinados a "la muerte segunda". Éstos son, desde lue
La r.olonización de un p¡ÚS nuevo, desconocido y yermo es equivalente a un
go, temas que tienen la más profunda y extensa resonancia en los acto de Creación. Cuando los colonos escandinavos tomaron posesión de
mitos de la cristiandad occidental y procuraré mostrar cómo im Islandia [...] y empezaron a cultivarla, no consideraron ese acto como una
pregnan a la Ilustración y su derecho. empresa original ni como una obra humana y profana. Para dIos esa em
Volviendo a Becker, por ahora, señalaré que su propósito es presa fue sólo la repetición de un acto primordial: la trasformación del caos
"mostrar que los philosojJhes demolieron la Ciudad de Dios de san en cosmos por el acto divino de Creación. Al cultivar el suelo yermo repitie
Agustín s610 para reconstruirla con materiales más modernos [ ... ] ron, de hecho, el acto de los dioses, quienes organizaron el caos dándole
así la Ciudad de Dios pasó a tener cimientos terrenales" (Becker, formas y normas. Más aún, una conquista territorial no se vuelve real sino
]932:31,49). Los términos de ese cambio están ahora bien ensaya después del ritual de haber tomado posesión de esa tierra o, para decirlo
dos: por ejemplo. ahora "el hombre es capaz, guiado solamente por con más precisión, mediante dicho ritual que es sólo una copia del acto pri
la luz de la raz6n y la experiencia, de perfeccionar la buena vida mordial de la Creación del Mundo. En la India védica la erección de un al
tar dedicado a Agni constituía la toma de posesión legal de un territorio.
en la tierra" (Becker, 1932:102). No me ocuparé inmediatamente de
(Eliade, 1965:10-1
esta afirmación, ni como un bien supremo ni como "un desastre
triunÜmte en toda la tierra" (Adorno y Horkheimer, 1979:3). Cual
quiera de estos criterios halaga a la Ilustración y finalmente llega a De una manera semc;jante "los navegantes ingleses tomahan pose
la universalidad de su alcance. Mi interés en la Ilustración como sión de los países conquistados en nombre del rey de Inglaterra:
mito se centra en la singularidad y el exotismo atribuido a aquellos nuevo Cosmocrator" (Eliade, 106S: 11).
"otros" proscritos de su verdad y su existencia. Para centrar mi in Las dimensiones y la dinámica de la Ciudad Terrenal de la IhIS
vestigación usaré la imagen de !a Ciudad de Dios pero de maneras tración parecen, a primera vista, estar marcadas de manera seme
diferentes a las de la versión de Becker. jante a la ciudad celestiaL Su pretensión de unificar y ordenar la rea
lidad no es menos incluyente. Y quedan, también, regiones extrañas
La ciudad mitológica es una forma del poderoso simbolismo del
más allá de la comunidad elegida de naciones ilustradas -como fue
centro. El centro -sea una ciudad o un templo, una montaña sagra
ron lIamadas-, regiones por ser continuamente descubiertas y so
da o el Jardín del Edén- era un fundamento y una fuente de crea
metidas al orden. Es indudable que esta semc;janza fácil no puede
ción, el punto en el cual el caos de la precreación fue ordenado o
resistir la necesaria historia de diferencia entre el mundo ilustrado y
aplastado, y el punto en el que un reino ordenado trascendental
el mundo premoderno. Pero ahora argumentaré que tal diferencia
mente se reunía y confería al mundo una realidad unificada "dura
fundamental incorpora la dimensión misma del mito que quisiera
dera, efectiva" (Eliade, 1965: 18; véase también Goodrich y Hacha
destruir.
movitch, 1991:169-172). El centro era la imagen misma del mundo,
Lo que la Ilustración y la modernidad supuestamente rechazan
la imago mundí. Esa imagen penetraba y consagraba a todo el espa
es, en una palabra, la trascendencia. La división principal postulada
cio del mundo. Mas no todas las cosas participan aún de su ser:
50
EL FONDAMENTO MíTICO DEL DERECHO MODERNO
EL FUNDAMENTO MíTICO DEL DERECHO MODERNO 51
por Eliade es entre un mundo mítico en el que "ni los objetos del
mundo externo ni los actos humanos [... ] tienen un valor autónomo realidad de un acto (Ebade, 1965:28). Los o~íetos, para decirlo nue
intrínseco" y un mundo moderno en el que sí lo tienen (Eliade, vamente con las palabras de Lefón, son "tanto representaciones como
1965:3). Míticamente "los obíetos o los aclos adquieren valor y, al 'reglas', en el sentido de que implican cierta manera de actuar que es
hacerlo, se vuelven reales porque participan, de una u otra manera, cong-ruente con el objeto" (véase Thompson, ]986:17). Y aquellos
en una realidad que los trasciende" (Eliade, 1965:3-4). Estas co que obran de maneras cong-ruentes con los Objetos Eternos están in
sas en otros tiempos "brillaron de m;mera diferente porque un dios cluidos en las filas de los eleg-idos ... un punto que ampliaré pronto.
brillaba a través de ellas" (Nietzsche, 1974:196, ~ 152). A la luz uni Esto por lo que se refiere al origen y la función de los objetos. Ahora
forme de la modernidad no hay cabida para una dualidad de signifi consideraré su dimensión mítica en la relación entre ellos.
cado o para una ambigüedad fundamental. Lo que tenemos en vez Aunque sean erig-idos en la negación de un orden mítico o de un
de esto es la elevación de "los objetos" en un sentido que incluye no legislador mítico, los objetos en la modernidad no "van a la deriva,
sólo una cosa material separada sino también una constelación de aturdidos" (Auden, 1918:99). El impulso universalista de la Ilustra
acciones distintas, como el derecho. Los objetos tienen y mantienen ción coloca al objeto en una relación integ-ral con lo "general", con
su identidad "en sí mismos, completa, autorreferente y apropiada" cebido en términos tales como orden y razón universales. Lo que
(Douzinas y Warrington, 1991:10). era general tenía el potencial de ser conocido por completo, aun
Empezaré a extraer las dimensiones míticas del objeto por lo (Iue cuando algunos vieran esto como incapaz de una realización final.
se refiere a su origen, su filllción y su relación con otros objetos. La Pero la carencia no restringía su ambición totalizadora. No habría lí
obsesión de la Ilustración con los orígenes es tal vez el sustituto más mites finales. La multiplicidad y la diferencia podían perseguirse
obvio de lo míticamente trascendente. El objeto ya no podía lomar con seguridad en la constante anticipación de que regresarían a una
su ser de la fuente trascendente que se daba en un mito de origen. unidad asegurada:
Ahora su esencia se encontraba simplemente en su origen. El ori
gen revelaba el o~ieto en su prístina simplicidad. Así Cassirer, al ob Así pues, la vía del pensamiento, tanto en la física como en la psicología y la
servar "la completa diversidad, esta heterogeneidad y fluidez" de la política, lleva de lo particular a lo general; pero ni siquiera esta progresión
sería posible si cmla particular corno tal no estuviese ya subordinado a una
psicología en el siglo XVIII, encuentra que "un examen más profun
regla universal, si desde el principio lo general no estuviese contenido o,
do revela las bases sólidas y los elementos permanentes que funda por decirlo así, encarnado, en lo parricular. (Cassirer, 1955:20.)
mentan la mutabilidad casi ilimitada de los fenómenos psicológicos
si seguimos las formas psicológicas hasta sus fuentes y sus orígenes, Esta dinámica de la identidad fue llevada aún más lejos:
siempre encontrarnos esa unidad y esa simplicidad relativa" (Cassi
rer, 1955: 16-17). El tiempo original está vinculado con el objeto pre Uno no dehe buscar el orden, la ley y la "razón" como una regla que puede
sente en un proceso de desarrollo .o civilización en el cual la conti ser comprendida y expresada antes de los fenómenos, como su fI jJriori; uno
nuidad del objeto es mantenida incluso mientras cambia. Este debe descubrir esa regularidad en los fenómenos mismos, como la forma
proceso fue relatado, como veremos después, en historias fantásti de su vinculación inmanente. (Cassirer, 1955:9.)
cas ideadas en nombre de la razón y de la historia. De la infinidad
de o~jetos posibles, las narraciones hablaban solamente de algunos, En la modernidad esta alternancia entre lo general y lo particular
y estos se narraban con la repetición conslante que caracteriza el no puede acomodarse en esferas distintas, como lo haría tan fácil
funcionamiento del mito. Estas narraciones incluían cuentos de la mente en otras mitologías. Lo que las une y lo que mantiene la uni
sociedad, el derecho, la propiedad y otros Objetos Eternos que des dad del ser, aparte de los ejercicios de formación como el que he
cribo en el último capítulo. Los Ol~jelos Eternos c;jemplifican de ma mos eíemplificado, son los Objetos Eternos. Estos objetos, dicho en
nera notable la función mítica del objeto. Los objetos ofrecen "mo estilo mítico, median entre lo general y lo específicamente particu
delos e;jemplares" con los cuales es posible medir la validez o la lar al apropiarse la calidad de lo universal. Las formas occidentales,
52 EL F1JNDAMENro MÍTlCO DEL DERECHO MODERNO
EL F1JNDAMENTO MiTlCO DEL DERECHO MODERNO !:í3
como O~jetos Eternos, proporcionan así modelos .::jemplares de 10 aunque nadie vivo ahor¡¡ puede tener permiso de entrar en esta tierra pro
que el mundo realmente es, o de lo que debelia ser. Veamos la pro metida, aquel que la contemple en su vastedad y su belleza puede alegrar
piedad como un .::jemplo. Como un ol~jeto "externo" materializado, se, como hizo Moisés cuando, al borde del desierlo, desde lo alto de la
está imbuido de lo palpable y lo específico. Pero también es elevado montaña, vio la extensión y la amplitud de aquella buena tierra a la que no
en términos no menos extensos que aquellos atribuidos a la trascen le estaba permitido entrar para tomar posesión de ella. (Véase Holdsworlh,
dencia del mito. Resumiendo varias formulaciones de la Ilustración, 1952:79.)
es el fundamento de la civilización, la fuerza motriz misma del ori
gen y el desarrollo de la sociedad, la provocación a la conciencia de En suma, es difícil no ver el descubrimiento del progreso en el si
sí mismo y la modalidad de la naturaleza apropiadora: "La propie glo XVIII como un mito triunfante. Aunque la analogía mítica más
dad es el hombre", aunque únicamente "el hombre civilizado"; la cercana podría encontrarse en los mitos de búsqueda heroica () de
propiedad se identifica con "la individualidad, la libertad y la histo viaje, o incluso en los mitos escatológicos, el progreso evoca también
ria" y es "tan preciosa como la vida misma"; así es vista fácilmente los orígenes. El progreso no sólo va a algún lado: viene de algún
en términos de lo "sagrado" y lo "eterno" (véase Kelley, 1984a:129 lado. El progreso es la continuidad de un origen, del paso desde la
133). Lo que se universaliza aquí es una forma particular de propie precreación hasta lo manifiesto. Esta creación es, sin embargo, orde
dad occidental. Allí donde falta, sólo puede haber sus precursores o nada, e incluso restringida. El progreso siempre sería desorganiza
salvajismo. dor a menos que fuese reducido a un curso ordenado en la naturale
En el Objeto Eterno hay elementos generales combinados. Estos za. Con el tiempo, el progreso llega a verse no sólo como una
elementos, como afirmé terminantemente en el último capítulo, com cuestión ele expectación o de aspiración, sino como una de las leyes
prenden el st~jeto que se subordina, la progresión de la subordinación de la naturaleza; en el capítulo siguiente volveré a hablar de eslo.
y aquello que permanece sin subordinar. Diré algo más sobre estos
elementos, en particular sobre el tercero. En el capítulo anterior traté
extensamente el s~ieto y el progreso, y volveré a hacerlo en el siguien
te; aquí me ocuparé del tercero de estos elementos en su forma natu LA NATURALEZA Y LA DEIFICACIÓN DEL DERECHO
ral. Consideraré e! sujeto y el progreso principalmente como un pre
"El orden es la primera ley de los Cielos" (Pope, 1950:132, Epístola
ludio de la versión de la naturaleza. Por medio del sujeto, bien sea
IV, línea 49). Cuando la Ciudad de Dios es traída a la Tierra, el or
singularmente como individuo o colectivamente como humanidad,
den se convierte en la primera ley de la naturaleza. Antes, según na
cualquier acción u o~jeto puede ser integrado en la realidad más pe
rran las historias aceptadas, Dios era considerado el legislador su
netrante y extensa. Hay un ímpetu hacia la creación que permite h¡¡
premo. La ley tenía que conformarse finalmente, para su existencia
cer esto y que emana de una facilidad particular del pensamiento, de
o su validez, a este origen mítico. Por muy ingeniosas que fuer¡¡n las
la razón o de la mente. "La mayor-energía y la verdad más profunda
soluciones escolásticas para aplicar la palabra de Dios al mundo
de J¡¡ mente no consisten en salir al infinito, sino en la mente que se
mundano, y por muy misteriosas que fueran sus "maneras", Dios se
mantiene contra el infinito y que, en su unidad pura, comprueba su
igualdad con la infinidad de! ser" (Cassirer, 1955:38). guía siendo la fuente necesaria e ineludible de la existencia de la ley.
La Ilustración sustituye a Dios con la Naturaleza. En términos de los
Es el progreso el que, de una manera integral, incluye a lo tras
mitos de origen de la ciencia moderna se elimina el obstáculo deífi
cendente en lo temporal. La realidad mundana se sostiene en la
co al progreso de la hum¡¡nidad en el conocimiento, la superstición
perspectiva de "perfectibilidad" - una de "las palabras sin las cuales
limitativa da paso a la verdad incandescente, el hombre sin ayuda se
ninguna persona ilustrada podría llegar a una conclusión sosegada"
atreve, al fin, a saber, etc., etc. Así:
(Becker, 1932:47). Incluso el antiutópico declarado se rindió a esta
necesidad. Así, para Bentham, el potencial radiante de su principio
de utilidad era tal que: Todo cuanto tenemos que hacer es dejar de lado los obstáculos que hasta
ahora han retardado el progreso de las ciencins naturnles y les han impedi
EL FUNDAMENTO MITICO DEL DERECHO MODERNO EL FUNDAMENTO MÍTICO DEL DERECHO MODERNO 55
54
do proseguir resueltamente su camim} hasta el final. Lo que siempre impi un designio a Dios el Padre -por decir que el Padre se
dió a la mente humana alcanzar una conquista real de la naturaleza y sentir de "vestir los lirios de los campos y de conservar el último
se allí en terreno familiar fue la infortunada tendenda a inquirir por un reino cabello de la cabeza de sus discípulos"- Malebranche afirma que el
más allá. Si dejamos de lado esta cuestión de trascendencia, la naturaleza "orden no permite que [Dios] tenga volontés prácticas apropiadas
en de ser un misterio. La naturaleza no es misteriosa ni ines para la ejecución de su designio [oo.] Él no debe perturbar la simpli
crutable, pero la mente humana la ha envuelto en una oscuridad artificial cidad de sus maneras" (Riley, 198G:35, 10). Así Dios es confinado a
El eni b'1na de la naturaleza desaparece para la mente que se atreve a no
una voluntad general, a obrar "como una consecuencia de las leyes
ceder y a salir adelante. Pues una mente así no encuentra contradicciones y
divisiones sino sólo una existencia y una forma de derecho. Cassirer,
generales que ha establecido" (véase Riley, 1986:29). Ahora Dios es
1955:65.) apenas capaz de resistirse a su expulsión misma de la naturaleza;
una especie de Edén al revés. Y lo que tal vez es peor es que hubo
Esta revolución, según prosigue la historia, está acompañada por grandes figuras ancestrales del derecho
un cambio básico en la naturaleza del derecho. Para decirlo con las (lue todavía atribuía el nuevo derecho, en última InstanCIa, a
palabras de Althusser, el derecho sólo había sido antes una cues pero reconocía que Dios no era estrictamente necesario para la na
tión de turaleza. Si Dios "él" ya no posee naturaleza sino que es po
seído por ella. Ahora es una cuestión de "las leyes de la naturaleza y
mandato. Así pues, necesitaba una voluntad para ordenar y voluntades para del Dios de la naturaleza", como lo expresa la Declaración de Inde
obedecer [ ... ] Como el derecho sólo tenía mla estructura, el derecho divino, pendencia de Estados Unidos.
el derecho natural y las positivas (humanas) podían ser considerados A primera vista este resultado parece contrario allngar que la na
en el mismo sentirlo r...] La ley divina dominaba a todas las leyes. (Althusser, turaleza suele encontrar en el mito. La naturaleza y la cultura son
1972::H-~2.) colocados allí en oposición. La cultura avanza domesticando a la na
turaleza y apropiándosela. Pero las "leyes de la naturaleza y del Dios
Pero esto ha cambiado y la naturaleza tiene leyes que no son ór de la naturaleza habitan el mundo, incluida su cultura, de una ma
denes sino simplemente orden; una nueva "regularidad y legalidad nera tan penetrante, total y unificadora como lo hizo la deidad pre
inexorable" (Hodgen, 1964:450). Pero yo argumentaré que la dimen moderna: "la ley (lue a las estrellas del mal fue también la
sión mítica atribuida al orden de Dios anterior también caracteriza al del deber" (Willey, 1940: 14).
nuevo orden de la Lo que ocurre es que Dios resulta cap Para Grocio, como creador del derecho moderno para el mundo
turado por "su" creación. Malebranche fue un hábil exponente del entero, el impulso hacia la sociabilidad proporcionado por "la natu
proceso: raleza humana [... ] es la madre del derecho natural" (véase Robin
son et al., 1985:359). Para establecer este derecho natural Grocio
La voluntad de Dios es sólo el amor. que Él dirige a Sus propios atributos abrevó en los escritores de la antigüedad, así como en las fuentes
[.. ·1 Por lo tanto, Él sólo puede desear y obrar de acuerdo con lo que Él es, religiosas y jurídicas más contemporáneas, todas ellas comprensi
sólo de una manera que lleva el carácter de Sus atributos [... ] [Esto es] por
que Él está glorificado por ser lo que Él es, y por poseer las perfecciones in
blemente occidentales. En conjunto "esto está de acuerdo con el de
cluidas en Su esencia. En una palabra, res] porque Él no puede contradecir recho naturaL el cual se cree que es tal entre todas las naciones o
se a Sí Mismo, 110 puede desear contra las eterl1as e que están más avanzadas en la civilización"
inmutables de su esencia. El derecbo natural de la Ilustración perduró en la
con un poco más de hincapié en los modos
"El orden es [la] Ley inviolable" de la acción de Dios (Wallon, "científicos" de razonar y calcular. La razón, a su vez, era vista
1972:38). La presencia de orden y uniformidad en las leyes de la na como característica del "hombre", Era tanto parte de la naturaleza
turaleza aún requiere, para Newton y para otros, un legislador divi del hombre como una guía imperativa de lo que esa naturaleza era.
no. Después de reclamarle a Cristo que le atribuyese una voluntad o Todas las versiones del derecho natural de la Ilustración compartíe
56 EL FUNDAMENTO MtrleO DEL DERECHO MODERNO
57
EL FUNDAMENTO Mtnco DEL DERECHO MODE.RNO
ción social que incorpora lo Esta armonía y este fin proceden del derecho mismo. Al igual
te de "lo que esa acción controlafreguJa/modifica", sin ser afectado que su contraparte divina, el derecho es autónomo y se mantiene
por ella (Strathern, 1985: 128). Slrat hern llega a esta percepcí6n a por sí solo. El derecho es independiente de cualquier realidad exte
través de su diferencia de los modos de regulación entre el pueblo no está limitado por ningún orden temporal o, para decirlo
1'1 hagen, en las tierras altas de Nueva Guinea. En ese pueblo un modo con más exactitud, el tiempo del derecho existe más alhí de la tem·
de regulación, corno la lucha, el intercambio de regalos o la "char poralidad mundana (Goodrich y Hachamovitch, 1991:167,
Ia", está profundamente influido por otro e incluso es trasfé.n-mable pasado, cualquier futuro puede ser integrado en su pre
en otro. En contraste, el derecho occidental está investido de invio sencia eterna. T<lmbién el espacio es trascendido. Tal como lo ex
labilidad y trascendencia. Por lo general estas cualidades se expre presa Carty, el derecho tiene la calidad de "omnipresencia" (Carly,
san según el derecho que es normativo o formal, general o abstrac 1991:196). "No puede haber una 'ausencia de derecho'"
to. En términos prácticos esto entraña que la ley no sea capaz de 1964:24). El derecho, en conjunto, posee una universalidad que "ex
"tener mucha realidad" (cL Eliot, 1935:49). El derecho debe mante cede lodo lo finito" (Carty, 1990:6). Ésta es una universalidad que
nerse apartado "de los compromisos y discursos diarios de la rechaza o incorpora lo particular. Las particularidades evanescentes
ca y el conflicto social y político" (Goodrich, 1987:5). Para esto asu de la realidad mundana son incorporadas al derecho y allí se vuel
me los elementos que mantienen al mito aparte de lo profano pero ven eficaces y persistentes. "La realidad [es] <~justada" continuamen
lo hacen operativo, tales como sacerdoteslcustodios del mito y su te a un derecho "que trasforma la esfera social de manera que la
obligada aplicación en el ritual. Los efectos del derecho se forman vuelve asimilable al complejo normativo" (Lenoble y Ost, 1980:1
mágicamente, es decir, por "un método de apoyar el esfuerzo para Las versiones del derecho moderno divergen en el alcance y la fuer
controlar el entorno y las relaciones sociales por medios en los que za que conceden a la acción de la ley sohre la realidad mundana. Se
la relación del esfuerzo con el logro no puede medirse" (Gluckman, ha señalado a menudo, en las tradiciones del derecho natural ohje
1968: 111). El derecho, como la deidad, crea su propio mundo, y la tivo, la capacidad incluyente de la ley para hacer o rehacer la socie
realidad jurídica es el efecto mágico de invocar fórmulas, dentro de dad por completo. Tal aspiración no estaba lejos de los redactores
la ley, a las que se adhieren míticamente los sacerdotes y la del código civil "liberal" ti'ancés (véase Kelley, 1984a:42-45). Ben
(Hagerstróm, 1953). Por ser mágico y trascendente el derecho no tham, considerándose como el Newton del mundo moral, combinó
puede ser puesto en una comparación evaluadora y mucho menos la integridad del derecho con su limitada soberanía en la perspecti
definitiva con la realidad mundana. va de un logro final de un "orden total y cierto" (Lieberman,
El derecho adopta y conserva su cualidad de eficacia trascenden 1989:281). La manifestación liberal menos ambiciosa de la omnipo
te como un tipo perdurable de gohierno soberano. Al igual que el tencia del derecho no atribuye a éste la capacidad de hacer
soberano monoteísta, el derecho. es una unidad trascendente: la "in sino la capacidad de hacer algo. El derecho sigue siendo omnipre
evitabilidad de la unidadjurídica es vista corno fundamental para la sente, capaz de intervenir en cualquier punto pero sin intervenir cn
idea misma del orden legal" (Carry, 1991:1 Así, Holdsworth en todos los puntos. Se supone que algunas esferas permanecen carac
cuentra en una de las mejores estrofas de B1ackstone el ideal infór terísticamente aparte, en particular una esfera "privada" del sujeto.
mativo de su gran consolidación del derecho inglés: Incluso en este modo provisionalmente limitado y temporal, el
derecho mantiene su carácter imperial y universal contra lo p<lr
Ved cómo las partes se unen entre sí ticular. El Fango de determinación del derecho sigue siendo infini
en una regla armoniosa de derecho; to. Como condensación operativa de las ideas de la Ilustración, el
Ved incontables ruedas que diversas leyes derecho se convierte en:
mueven claramente hacia un gran ['in.
(Véase Holdsworth, 1952:704.) un principio inmanenle que une las partes en un todo, que hace de ese
todo el ohíeto de un conocimiento y una voluntad generales cuyas sancio
60 EL FUNDAMENTO MÍTICO DEL DERECHO MODERNO EL FUNDAMENTO MITIGO DEL DERECHO MODERNO 6}
nes son lIleramenle derivaciones de un juicio y una aplicación dirigidos a 1955:238). El de derecho" estable e independiente se ase
1"1
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las partes rebeldes. (Deleuze y Gu¡¡ttari, 1983:212.) guró de dos maneras. En una de ellas, la restricción jUlidica sobre e!
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1
1 Estado y cierta estabilidad duradera de! derecho se establecieron en
Cualquier cosa puede hacerse oI~jeto de este juicio y esta aplica disposiciones constitucionales o reglamentos cuya alteración estaba
ción. Junto con la generalidad de su fuerza sancionadora, el derecho más allá de la competencia normal del Estado. Estas disposiciones o
"que todos los sectores de la sociedad abandonen su autono reglamentos estaban basados por lo general en reivindicaciones de
mía de interpretación jurídica (es decir, de su grado de obligación) derechos "naturales" o "humanos". En la otra, la restricción estaba ba
a favor de una sola [... ] autoridad interpretativa" (Carty, 1991:182). sada en e! derecho mismo. Lo más notable es que la voluntad gene
Así hemos repetido en el derecho el "axioma cristiano de que la cos ral, que Malebranche había atribuido a Dios, en oposición a las afir
tumbre, la historia, la tradición, serían conquistadas en su eficacia maciones de que Dios podía "ordenar" cualquier cosa, fue un
por la palabra, y el derecho [... ] es poco más que la palabra; in antecedente de la generalidad que reside míticamente en el derecho
ciflio erat verb11.m; en el principio era el Verbo" (Ullmann, 1975:49). moderno (Riley, 1986). A juicío de Rousseau "el objeto de las
Es más, el derecho moderno podría ciar nueva forma a lo conquista siempre es general"; "ninguna función que tenga un o~jeto particular
do, podría "emitir, desde el dogmatismo de la simple tradición, con pertenece al poder legislativo", y "lo que e! soberano ordena con res
tenidos normativos y [... ] determinarlos intencionalmente" (Haber pecto a una cuestión particular" no es "una ley sino un decreto, un
mas, 1976:86). De este modo e! poder de determinación positiva y acto no de soberanía sino de magistratura" (Rousseau, 1986:211-212).
universal del derecho se vuelve, por decirlo así, contra las relaciones Tal vez e! legado más importante del dios de! orden sea la equipa
sociales a las que estuvo integralmente vinculado en un tiempo. El ración mítica del derecho occídental con e! orden. Así como el or
derecho constituye y potencia la esfera del llamado privatismo den es la primera ley de los cielos, "el derecho es un orden y, por lo
que remplaza a la miríada de esferas "públicas" de la regulación pre tanto, todos los problemas jurídicos deben ser zanjados y resueltos
moderna. Este privatismo civil vino a ser permeado por controles como problemas de orden" (Kelsen, 1967:192). Mediante la "mito
detallados de la administración y, finalmente, éstos fueron apoya lógica jurídica" hay un "manejo de las contradicciones en la socie
dos por la manera en que el derecho trató a "las partes rebeldes". El dad de acuerdo con las prescripciones del orden" (Lenoble y Ost,
sujeto jurídico surge de este privatismo paradójico; no sólo como el 1980:229). Pero el orden asegurado en el derecho ahora no puede
portador abstracto de los derechos y deberes legales; sino también, asegurarse por sí solo en el orden de Dios o de la naturaleza. Como
como veremos en el capítulo siguiente, como el poseedor de una observó Rousseau, en "la naturaleza de las cosas, se alcanza un lí
identidad occidental específica, semejante a la poseída por el sujeto mite al derecho":
del dios cristiano.
Ya hemos encontrado otro dios cristiano aparte de! soberano ine Toda justicia procede de Dios, el cual es su única causa; mas si supiéramos
cómo recibir tan alta inspiración no necesitaríamos gobierno ni leyes. Sin
fable y dominante, y los lineamientos de este dios también se halla
duda hay una justicia universal que emana de la sola razón: mas para que
rán en el derecho moderno. Con el derecho natural o~jetivo Dios
esta justicia sea admitida entre nosotros, debe ser mutua. Hablando huma
vino a estar contenido en "su" creación como "contra la derivación namente, a [alta de sanciones naturales las leyes de la justicia son ineficaces
del derecho a partir de una voluntad divina completamente irracio entre los hombres [ ... j Por lo tanto, la convenci6n y las leyes son necesarias
nal que es impenetrable a la razón humana" y "en última instancia, para unir los derechos a los deberes y referir la justicia a su o~jeto. (Rou
está basada en la omnipotencia divina [ ... ] absolutamente incondi sseau, 1986:210.)
cional y no sujeta a reglas y normas limitativas" (Cassirer, 1955:
238). Ésta fue una antigua división que persistió durante la Edad Así pues, la sanción volitiva es necesaria para el derecho moder
Media. En su aspecto moderno se ve en la división entre un orden no. Queda en pie, en conjunto, una contradicción persistente entre
jurídico estable e independiente y una forma terrenal de gobierno el derecho como un avatar del dios del orden y el derecho como un
absoluto, el soberano dominante del Estado de Leviatán (Cassirer, avatar del dios de la soberanía irrestringible.
I
62 EL FUNDAMENTO MíTICO DEL DERECHO MODERNO
EL FUNDAMENTO MrnCO DEL DERECHO MODERNO 63
La serenidad cleI derecho como trascendente es perturbada ade ser el fundamento de éstas. Aun cuando la costumbre estaba basada
más por cierta dimensión popular suya. Ullmann describe "los dos en el uso o la aceptación prolongados, era capaz, según santo To
ternas contrastantes que representan la creación del derecho" en el más de Aquino, de cambiar de maneras "tan motivadas por la volun
11,1 "mundo occidental": tad razonada corno los cambios por escrito de la ley escrita" (Mo
Hablando en términos históricos, el llamado tema ascendente del gobierno rrall, 1980:75). Podía extenderse más allá de la comunidad local. El
y el derecho puede afirmar prioridad y parece ser aplicable por igual a las derecho consuetudinario, por ejemplo, tuvo algunos de sus oríge
sociedades muy o muy poco desarrolladas. Su esencia es que el poder crea nes en las costumbres generales del reino.
tivo del derecho se encuentra en el pueblo mismo [... ] la plebe, en general, De la obsesión de la Ilustración con la costumbre surge una for
se considera portadora del poder que crea la ley, bien sea en una asamblea ma diferente y degradada. La costumbre se ve reducida a una cate
ü diel a o, de manera más habitual, en un concejo ti otro órgano goría periférica que se sitúa en oposición al derecho a través de su
que contiene a los representantes elegidos por el pueblo f...] En oposición a asociación con 10 salv~je y con esos remanentes en pequeña escala
este tema ascendente est,l el tema descendente, según el cual e! de un pasado recalcitrante que aún está por trasformarse en moder
nal no está en la amplia base de! puehlo sino en un ser sobrenatural, en la
nidad. La costumbre es producida por un hábito implacable y es
divinidad misma, que se considera como causa de todo poder, público y
todo cuanto la voluntad razonada no es. Bentham dUo: es "para los
privado. La totalidad del poder original que se sitúa en un ser supremo fue
distribuida hacia ab~o -o "descendió de lo alto~ -, de suerte que emerge la brutos", y "la ley escrita [es] para las naciones civilizadas" (Bent
representación mental ele una pirámide: en su vértice estaba el Gobernante ham, 1970a:153). Austin siguió este parecer. Ajuicio de este autor el
que había recibido su poder de la divinidad y que lo distribuía hacia abajo, derecho como producto positivo de la voluntad contrastaba esen
de modo que cualquier poder hallado en la base de la pirámide podía re cialmente con las reglas que se basan en la "costumbre bruta", y no
montarse finalmente a la 'cabeza suprema. Sin embargo -y ésta es una de en "la razón noble", y así eran "producciones monstruosas o rudas
las diferencias cruciales dd tcma ascendente- los funcionarios públicos de un intelecto infantil e imbécil" (Austin, 1861-1863:58-I).
no son representantes: sólo son delegados del supremo Gohernante. (Ull El tratamiento de la costumbre en la escena nacional inglesa de
mann, 1~)7G:~O·.~n.) bía ser más tierno para algunos propósitos. El derecho consuetudi
nario fue igualado alguna vez con las costumbres generales que pre
Como muestra Uilmann, en la Edad Media había un gran con
valecerían "en todo el reino" (Blackstone, 1825:66-67-1). Pero
flicto entre estos dos temas. La versión común en la historia de Oc
Blackstone redt~jo la costumbre al dominio del derecho y a la insig'
Ia declinación de la soberanía ahsolutista y el
nificancia. La costumbre general está s~jeta a las declaraciones de
el tema ascendente ganó
los jueces, los "oráculos vivos" del derecho, cuyo juicio y procedi
mientos son "cuidadosamente y conservados, b~jo el
nombre de antecedentes" y cuya determinación se convierte en una
tema descendente.
1825:68-1). Durante este proceso el
Podemos refinar este contraste siguiendo un desvío en
que el soberano legislador, se
las historias del derecho occidental: el de la costumbre como una
convierte en una entidad "una omnipresencia medita
forma jurídica popular. Más adelante, en este capítulo, considerare
tiva en el cielo" (Holmes en el caso Sauthern Pacific Ca. versusJensen
mos otras dimensiones populares del derecho. Ullman dice que por
[1917244 US 205 a 222). Se convierte en derecho positivo, que fun
medio de la costumbre: "el marcarlo contraste entre los temas des
ciona y está elaborado en sistemas oficialmente contenidos que son
cendente y ascendente del gobierno se [... 1 revela con claridad"
incompatibles con la costumbre, aunque perdure alguna pátina de
(l975:63). Aunque no estuviera mediada por una asamblea popular,
su presencia, incluso algunas modalidades semejantes a costumbres
en el periodo medieval se le acorrió frecuentemente a la costumbre
(Simpson, 1987:361).
una eficacia igualo mayor (lue la de la legislación. Incluso fue esti
Quedaba aún un tipo de costumbre qlle no era general sino "par
mada con más frecuencia por encima de "las leyes escritas" y podía
ticular". Blackstone la marginó hábilmente:
EL FUNDAMENTO MtrICO DEL DERECHO MODERNO 65
64 EL FUNDAMENTO MITICO DEL DER~;CHO MODERNO
Foucault, 1970:159). En pocas palabras, la identidad humana "con ferencias basadas en la raza son fundamentales, intratables e infali
tenía el nexo de la representación y del ser" (Foucault, 1970:311). blemente indicativas de superioridad e inferioridad. Aquellos ex
Tal identidad no podía aparecer con un carácter finito positivo por cluidos del dominio del conocimiento, la razón, la igualdad y la li·
que no podía ser ninguna cosa (limitada). El sl!.jeto soberano bertad por un vigoroso esclavismo inglés y francés en una
encuentra su identidad en la diferencia: su diferencia de una natura colonización en expansión, son traducidos, en términos racistas,
leza silvestre y desordenada y, en particular, de ese "hombre natural como cualitativamente diferentes. Esto no era tan sólo una cuestión
[... ] indómito" en el que, dice Hegel del "Negro, [ ... ] no hay nada ar de excluir a los esclavizados de los dominios de la libertad yel dere
monioso con la humanidad" (véase Políakov, 1974:241). En térmi cho universal, como lo hicieron Grocio y Locke (véanse Davis,
nos míticos esta identidad del sujeto soberano deriva de la creación 1966:114-115; Locke, 1965:325-326,366 § 23-24, 85). Para la mirada
del racismo europeo. ubicua de la Ilustración, que lo definía todo, los esclavizados eran
En su concepto europeo la función básica del mito es la de confe interpretados de manera deliberada como esencialmente diferentes
rir identidad a un pueblo. Con la creación de la identidad europea y extraños. Al adoptar una identidad opuesta a esta interpretación,
moderna en la Ilustración, el mundo fue reducido a términos euro los europeos quedaron sujetos en su propio ser por los términos
peos, yesos términos se equipararon con la universalidad. Aquello en los que oprimieron a los otros (cf. Hegel, 1977:1 11-1 19-B.IV
que quedaba fuera de lo absolutamente universal sólo podía ser ab Hablaré de la History offrtm,aiw de Long (1774) como una versión
solutamente diferente. Sólo podía ser una aberración o algo distinto característica de esa diferencia esencial que proporcionó al contra
a lo que debería ser. Así pues, está vinculado de manera negativa e rio al establecer la identidad europea moderna. Dadas las opiniones
inextricable con lo universal. "La bn~jula abrió [... ] el universo" supuestamente extremas de Long, ésta podría parecer una elección
(Montesquieu, 1949:366), y ya no había múltiples mundos y la dife tendenciosa. Sin embargo, el racismo de Long "enGyaba demasiado
rencia no podía encontrar dónde refugiarse de una universalidad bien en el patrón de orgullo racial y cultural que ya prevalecía en el
excluyente. "Ahora, -como anuncia Burke-, el Gran Mapa de la Hu pensamiento inglés" (Curtin, 1964:44). En realidad, Long termina
manidad se despliega todo a un tiempo" (véase Marshall y Williams, ría por ser el padre del racismo científico. Cabría objetar que los
1982: epígrafe). f)hilosophes eran más refinados y que su racismo era meramente in
Los imperativos de la diferencia tenían dimensiones tangibles. cidental en su obra, o incluso (Iue tenía intenciones humorísticas
"El siglo XVIII resultó ser la edad de oro de la esclavitud" (Wolf, (véanse Barker, 1981: cap. 4; Davis, 1966:403; cf. Neumann en Mon
1982: 162). Hubo una expansión de la colonización y el gobierno co tesquieu, 1949:239). Presumiblemente las bromas y lo incidental te
lonial se hizo más explícito y más incluyente en la subordinación nían importancia incluso antes de Freud pero, d~iando esto de lado,
que imponía. En 1800 Occidente controlaba ya alrededor de una ter entre los hacedores de mitos de la época los sentimientos racistas
cera parte de la superficie de la tierra. Con su afirmación expansiva eran "un lugar común" y el "otro" racial era una base invariable
de racionalidad excluyente, con su arrogación de un conocimiento para teorizar acerca de la naturaleza del "hombre" (Marshall y Wi
del mundo universal y uniforme, y con su afirmación de libertad e lliams, 1982:212,216). Aunque el interés de Long era "el negro", las
igualdad universales, la Ilustración establece una dimensión fatídi características que descubre demuestran ser notablemente invaria
ca. Pertenecer al género humano y no ser libre eran cosas incompa bles en sus versiones de otras "razas".
tibles (Rousseau, 1986:186). La contradicción demasiado evidente Como preludio a Long, podemos extraer la dinámica de la for
entre el pensamiento de la Ilustración y su práctica se resuelve míti mación de la identidad europea combinando perspectivas contem
camente con la invención del racismo. La Ilustración da valor a la poráneas. Como 10 reconoció Ferguson, el primer paso es "imagi
"raza" en su connotación moderna de divisiones entre la gente fun nar [... ] que una mera negación de todas nuestras virtudes es una
dadas en ciertos atributos físicos, por lo general el color de la piel. descripción suficiente del hombre en su estado original)) (Ferguson,
Además, añade a la idea de raza tres conceptos correlativos que con 1966:75). Luego, desde este "estado negativo que es llamado un es
formarán el racismo, como ahora se lo llama. PaTa el racismo las di tado natural o un estado de anarquía" se deriva, en la negación del
,11
70 EL FUNDAMENTO MÍnGO DEL DERECHO MODERNO EL FUNDAMENTO MÍnco DEL DERECHO MODERNO 71
mismo, un estado "positivo" de "sl~jeción" civilizada, incluido el or virtudes de moderación y de legalidad, aparentemente limitadas,
den determinante del derecho "positivo" (Austin, 1861-1863:222 corresponden a la armonía y el orden trascendentes. Literalmente
1). Los términos operativos que Long acordó a esta negación reple para Long no hay necesidad de dar razón del europeo en su historia
ta e inviolable iban a ser comunes. (Para lo que véase Long, supuesta, dado que e! europeo es la representación activa de! aire
1774:353-35Ii 377-378-1I.) Los "negros" son concebidos en la nega etéreo y penetrante en e! cual existen todas las circunstancias.
de genio [... ] bien sea inventivo o imitati Como atisbos de Dios, los europeos son vistos ocasionalmente en
vo". Son "irracionales", estiin faltos de "previsión" y no tienen "nin sus obras, que Long contrasta con las incapacidades de! salvaje y ve
gún plan o sistema de moralidad entre ellos": como "indudablemente nada más que e! resultado del vigor y la
energía innatos de la mente inquisitiva, inventiva y llevada por un
Parecen incapaces de combinar ideas, o de seg-uir la ilación de un razona entusiasmo divino a nuevos logros". Había cierto reconocimiento
miento: no tienen lIlanera de lónnar cálculos o de registrar los aconteci de los límites del esplendor europeo en el uso dado a otras invencio
mientos para la posteridad, o de comunicar sus pensamientos y observacio nes europeas, las de! "buen salv<~ie" y un estado original no corrom
nes medi,mte marcas, ,aracteres () delineación.
pido por emblemas de la civilización tales como la eficacia adminis
trativa y e! régimen de derecho (Ferguson, 1966:221-222). Pero
Además, "entre ellos no existen reglas de forma de gobierno ci incluso en estas aunque algunas veces como algo que ha
vil": son inhumanos, a la pal' de los animales o incluso bía que lamentar, e! europeo seguía siendo e! centro trascendente y
de las bestias". "Su país en casi todas partes es un yermo continuo, ordenador de! mundo. La percepción de límites adquiriría dimen
está lleno de zarzas y espinas." En todo esto -la falta de razón, la co siones más complicadas cuando, a fines de la Ilustración, el "hom
rrespondencia con el estado animal, la incapacidad para ordenar la bre" se convierte en un o~jeto finito de las ciencias. En el siguiente
naturaleza- está la incapacidad para trascender lo inmediato y para capítulo hablaremos sobre este particular.
actuar en su propio ser y determinarlo, para aceptar y sostener un El carácter trascendente e incluyente de la identidad europea resi
proyecto de autodefinición. En los términos asombrosamente per de y se apropia de las maneras en las que se forma. Los ilustrados,
ceptivos de Shakespeare, el salv~e no "conoce [su] propio significa por usar su lema, osaban saber pero saber sólo hasta el punto en
do" ni puede "dotar [a sus] propósitos con palabras que los hagan que se confirmaría la identidad europea. Locke dice: "No debe
conocer" tempestad 1, ii, 356-358). Ni la acción ni la motivación asombrarnos que la Historia no nos dé más que muy poca razón de
pueden ser constantes o constructivas. "Los negros -dice Long-, los Hombres, que vivieron juntos en el Estado Natural" (Locke,
son perezosos, embusteros, ladrones, aficionados a toda clase de lu § 101). Para Locke e! principal problema es la falta de re
juria [... ] entregados a toda clase de supersticiones." Cada una de es gistros contemporáneos. Sin embargo, podemos estar seguros de!
tas características, como veremos, se convierte en un monumento a estado nat.ural por medio de proezas de la razón -la razón que a
las cualidades europeas contrarias..El repertorio se hace extensivo a las Locke le preocupaba tanto establecer- como ésta:
fantasías de otros "ilustrados" que imaginan a los salvajes -e incluso
alguna vez admiraron civjlizaciones- como estancados o inertes, ca y si tal vez no podemos suponer que los Hombres han estado nunca en el
paces solamente de actuar por hábito (costumbre) irreflexivo o por R,tado Natural, porque sabemos poco de ellos en tal Estado, podríamos su
capricho. Ajuicio de Long el colmo es que, a pesar de la vastedad y poner ig-ualmente que los Ejércitos de Salnumazar o deJerjes nunca fueron
la variedad de África, "una unit()rmidad general" de tales atributos Niños, porque sabemos poco de ellos hasta (Iue fueron Hombres y se incor
"se encuentra en todas estas varias de pueblos", lo que poraron a los Ejércitos. (Locke, 1965:'178, §
muestra que son intrínsecamente diferentes e inferiores.
La belleza y la necesidad de este modo negativo de formar una Este supuesto contundente acerca de un "hombre" intrínseco y
identidad es que el sujeto no se presenta en términos limitados que de una capacidad para seguir su huella hasta un solo punto de ori
podrían contradecir su equiparación con lo universal. Incluso sus gen es desarrollada por Condorcet (para el texto siguiente véase
72 EL FUNDAMENTO MÍTICO DEL DERECHO MODERNO
EL FUNDAMENTO MÍTICO DEL DERECHO MODERNO 73
Condorcet, 1965: 195-196). Condorcet dice: "Estamos obligados a
influencia externa (Trigger, 1985:51, (5). En pocas palabras, la in
adivinar" cómo se alcanzaron "los primeros grados de mejoramien
violabilidad mítica de ese "otro" contra el cual se ha formado la
to". A este respecto "no podemos tener otra guía que una investiga
identidad europea fue asegurada valorando algunas clases de cono
ción del desarrollo de nuestras facultades". Sin embargo, en esta
empresa somos ayudados por "la historia de varias sociedades que cimientos y suprimiendo otras.
En una perspectiva "ilustrada" este lipo de crítica no viene al
han sido observadas en casi todos los estados intermedios", aun
caso. Dado que la mente crítica "del hombre reflejaba las leyes su
cuando "no podamos seguir ninguno de ellos en particular". En
puestamente claras y racionales del universo" (Mosse, 1978:5), difí
realidad, "es necesario seleccionar" hechos de las historias "de dife
cilmente podía esperarse que cedieran ante la mera evidencia. En
rentes naciones, y al mismo tiempo, compararlos y combinarlos,
su alcance ilimitado ordenaba y daba validez a la evidencia. Con el
para formar la historia supuesta de un solo pueblo, y delinear sus
progresos". En estas suposiciones trascendentales había un refina ordenamiento de las cosas, sus naturalezas son evocadas y fijadas en
su clasificación en la diferencia (Foucault, 1970: 138). La clasifica
miento que ~jemplifica Goguet: "Podemos juzgar el estado del mun
ción se hacía, por lo menos inicialmente, por medio de la observación
do antiguo durante algún tiempo después del diluvio por la condi
visual (Follcault, 1970:132). Con la clasificación de las razas, se esco
ción de la mayor parte del nuevo mundo cuando fue descubierto"
gían las características notables y visibles, luego se las generalizaba
(véase Meek, 1976:21).
en masa. Las características exteriores se convirtieron en señales de
Todo esto requería una gran desconsideración por las pruebas
características y capacidades interiores. La mirada clasificadora, así
en contrario. La falta de conocimientos de la época no puede ser
una excusa suficiente. Los conocimientos disponibles entonces no equipada, podía producir orden en series jerárquicas. La idea reli
se usaron. Las pruebas en las que se basaron fueron cada vez más giosa medieval de la Gran Cadena del Ser no fue disipada b~jo una
trilladas y superficiales a medida que se "desarrolló" este cuerpo de luz secular sino que tuvo una nueva importancia en la explicación
ideas. Los conocimientos que lo hubieran socavado fueron pasados de una división racial jerárquica. La preocupación de la Ilustra
ción con esta cadena tendía a centrarse en unos cuantos eslabones
por alto. Había, por c:jemplo, pruebas copiosas de que los salvajes
no eran tales (por ejemplo, Axtell, 1985: cap. l:~). Hodgen se pre (véase Lovejoy, 1966: 181). Así, en una variante de esa preocupación,
una adaptación inglesa de la anatomía de Camper podía trazar la
gunta:
"gradación descendente en la especie humana desde el europeo
por qué se hicieron identificaciones del salvajismo contemporáneo con la blanco hasta la creación del bruto, de lo cual se desprende que en
antigüedad clásica o con viejas fases de otras culturas históricas. Lo cierto aquellos particulares en los que la humanidad es superior a los bru
es que no fue por la validez de las correspondencias mencionadas [ ... ] Las tos, el europeo es superior al africano" (véase Thomas, 1984: 136).
semejanzas plausibles expuestas [ ... ] fueron, en el mejor de los casos, relat.i Como mito de origen esta clase de historia dc:jaba una gran lagu
vamente escasos y, en general, tri"iales f...] [y] fueron contrapesadas, y las na. Dado el común orígen de los salv~jes y los europeos, ¿cómo eran
conclmiones derivadas de ellas fueron neutralizadas por un conjunto ahru ahora tan radicalmente diferentes? Durante gran parte del siglo
mador de divergencias que pocas veces se mencionaron y, menos aún, se XVIII la prueba fue buscada por hombres como Montesquieu y Buf~
reunieron para una comparación de proporciones relativas. (Hodgen,
fon en términos ambientales. Un criterio común era que los extre
1964:~54-355. )
mos -ejemplificados por el "hotentote" en un extremo del mundo
Esto no sólo fue no tomar en consideración las pruebas en con conocido y el "lapón" en el otro- situaban a los pueblos racialmente
.trario. Estas pruebas también fueron remoldeadas. Por ~jemplo, la inferiores aparte del europeo moderado criado en la zona templada
identificación de las "culturas nativas de América del Norte" con el de en medio. Hablando estrictamente, los principios de los ambien
estancamiento fue "mantenida, en parte, a pesar del descubrimiento talistas eran contrarios al racismo. Si las características raciales va
de pruebas muy claras de lo contrario", pero cuando se reconocía riaban con el medio, y el clima era, la influencia más reconocida,
en estas culturas alguna capacidad para cambiar esto se atribuía a la entonces un cambio en el medio resultaría en un cambio en las ca
racterísticas. Éstas no podían ser consideradas con esa intratabili
EL FUNDAMENTO MÍTICO m:L m~RECHO MODERNO 75
74 EL FUNDAMENTO MÍTICO DEL DERECHO MODERNO
dad que el racismo exige. Pero el racismo prevaleció. Las influen inferiores de manera natural y establecida. La simple persistencia
cias ambientales sirvieron para crear una diferencia duradera o del retraso era suficiente para establecer su intratabilidad. Para que
para rcfórzar las divisiones a las que se había llegado perentoria fuese posible el progreso a partir de estados inferiores cada etapa
mente. Las clasificaciones de razas, clasificaciones simples y enor de la serie suplantaba a la etapa anterior. Sin embargo, los civiliza
trascendieron la gran diversidad de los entor dos tenían vestigios de su origen salvaje que todavía debían dome
nos expenmentados por los pueblos que vivían en ellos. Al final, el ñarse: las pasiones salvajes () la disposición de las mujeres y los ni-
ambiente no pudo proporcionar una respuesta a lo que era, a pesar por ejemplo.
de los comunes, una diferencia entre el salv~ie y el euro Ya he indicado que la falta de pruebas, o el carácter opuesto de
peo, pero sí brindó la base para una respuesta. las mismas, no era óbice para los juicios imperiales de la Ilustra
La gran solución establecida en la segunda mitad del siglo XVIII ción. Los teóricos del progreso se beneficiaron mucho con esa falta
fue la idea del progreso o el m<:joramiento. La idea de movimiento de contención. Parecía como si los más ilustrados fuesen quienes
o de progreso en la sociedad no era nueva. En el siglo XVII, para no menos se preocupaban de lo que necesitaban saber. A pesar de su
remontarnos más allá, era habitual relacionar la variedad de pue continua vigencia en Occidente las historias de etapas progresivas
blos con su dispersión y su decadencia progresiva después de algu nunca se han aproximado ni remotamente a las condiciones más to
na unidad original. Esta decadencia incluía la pérdida gradual de lerantes de la investigación histórica, excepto por esas atribuciones
las leyes y de la civilización. Sir Matthew Hale describió esa deca recientes de ficción a la historia misma. Ahora volveré a contar este
dencia, relacionándola con los electos del medio, en su libro The pri cuento de racismo y pensamiento ilustrado en los términos de la mi
mitive origination o[ mankind, [El origen primitivo de la humanidadl, tología del derecho moderno.
obra cuya fama continua no ha igualado su contribución al derecho
(I-Jale, 1677:195-197,200-201). En el siglo XVIII la idea de la degene
ración misma declinó y la dirección del movimiento de las socieda
des tendió a dar marcha atrás con el descubrimiento de que los grie EL DERECHO Y EL ESTADO SALVAJE
podían cambiar y progresar. "Es en su estado actual que debemos ginalidad total, la Ilustración rehizo con frecuencia viejos temas mí
contemplar, como en un espejo, las características de nuestros pro ticos, apropiándose de ellos. En uno de estos temas el derecho es
genitores" (Ferguson, 1966:80). El entorno, especialmente como un contrastado fundamentalmente con el estado salv<tie. Por
"modo de subsistencia", proporcionaba ahora una base para ese Ulises y sus hombres, una vez dejado atrás el encantamiento de los
camhio. La diferencia racial se vinculaba, sobre todo en la Ilustra lotófagos, comprensiblemente con los "corazones afligidos",
ción escocesa, con una idea vaga del progreso de las sociedades,
concehido en varias sucesivas de a la tierra de la raza de los seres arrogantes y sin ley que
su modo de vivir a los dioses inmortales y nunca usan sus manos para
más
sembrar o para arar [... 1No tienen asambleas para debatir, no tienen orde
nanzas ancestrales; viven en cuevas en la cima de montañas elevadas, y el
de cada familia no le hace caso a nadie, sino que establece sus
ordenanzas para su esposa y sus trad., 1980: 10], libro
por pasar de UIla a otra era casi
tan variado como las diversas historias y naturales que Como veremos, muchos elementos de los
lo explicaban. Con frecuencia estas historias mostraban recho moderno están comprimidos en esta descripción: la naturale
que cualquier ímpetu de esta clase 110 pues reve za anáHluica del salvaie. el sumimiento del derecho asociado con la
laban a los ilustrados que había y que eran
76 EL FUNDAMENTO MÍTICO DEL DERECHO MODERNO EL F1JNDAMENTO MíTICO DEL m~RECH() MODERNO 77
agricultura, la equiparación del derecho y la sociedad en contraste Con el advenimiento de la Ilustración estos elementos y otros
con el estado solitario del salvaje o de la familia salv;Ye. En realidad, más fueron incluidos en un mapa mÍLico por Hobbes, el "rey de los
entre los y los romanos era común identificar un estado incivi demonios ele la modernidad" (cf. Tuck, 1989: 102. Me baso en Hoh
lizado o con la falta de leyes (Kelley, 1984b:620, cap. 1; White, bes, 1952, Introducción y capítulos 13; 15, 17, 18, 26-27). Por medio
1978: 165). Para el mundo medieval los pueblos exóticos eran a menu de un pacto primigenio entre los "homhres":
do monstruos que no tenían la capacidad para seguir el derecho por
que carecían de ti:>rma humana (véase Goldherg, en prensa, cap. se ('fea ese gran LEVIATÁN llamado REl'lJllLlCA o I'~~TAD() (r:wnjls en latín) que
"En el principio todo el mundo era AméTica" (Locke, 1965:343). no es más que un hombre arlificial, aunque de más estatura y fuerza que el
como fuente de los orígenes salvajes, fue natural r... 1 Los pactos y acuerdos por los que las partes de esle cuerpo se hi
wi",»,.-. vez, se juntaron y se unieron, se asernejan a o al
hasta bien entrado el periodo de la Ilustración, es
mmciados por Dios en la Creación. (Hobbes,
fue desplazada como la principal sede de la expansIón nnpenal
ropea. El "descubrimiento" de América produjo casi en seguida una
este Leviatán no es más que "un dios mortal" (Hobbes,
profunda preocupación ambivalente del europeo por el indio que
no est;l limitado por atrihutos mortales. El
sería característica. Los indios eran salvajes, promiscuos, sin propie
rio y vinculatorio puede no proceder ya de la deidad pero
dades y sin leyes (White, 1978:186-187). O bien morahan "en un
do cumpliclo con trascendencia mítica, inviolabilidad y
mundo dorado sin trabajar [... ] en el que los hombres vivían simple
La Repúhlica o el Estado resultante y su representante, el soheran
e inocentemente sin cumplir leyes, sin disputas, sin jueces y sin ca
están imbuidos por igual de esas cualidades Los términos
lumnias" (véase Hodgen, 1964:371). La admiración tendió a dismi
fundamentales en los que una persona entra en el pacto son:
nuir con la intensidad de la colonización agresiva de los europeos. El
ensayo de Montaigne "De los caníhales", de fines del siglo XVI, fue
Yo autorizo y cedo mi derecho a goberllarme a estt~ hombre, o a est.a asam
una señal muy influyente de este cambio (Montaigne, 1978). Aun blea de hOlllbres, con esta condición: que lú le cedas a él tu derecho y auto
que no dejaha de admirar su estado exento de corrupción, y se mos rices todas sus acciones de igual manera. (I1obbes, 1932: lOO.)
traba escéptico ante el desprecio de que hacían gala otros, el huma
nismo de Montaigne finalmente sitúa a los indios en un contraste Hobbcs procede con un rigor f(¡rmidablc a asegurar este pacto y sus
negativo con el estado civilizado. Los indios se caracterizaban por creaciones, el Estado yel soberano, contra cualquier camhio o posibili
carencias: falta de leyes, de gohierno, de cría de animales domésti dad de trastorno legítimo. Veamos tan sólo uno de sus argumentos:
cos y de muchas cosas más. Montaigne, además, vio a los indios
como ejemplares de un estado general de salvajismo. Más o menos que ya han insLituido un Estarlo, y están por ello obligados por un
al mismo tiempo ese estado de salv~jismo empezó a ser considerado pacto a tener las acciones y los juicios de uno, 110 pueden kgallllenle hace¡'
difundidamente como un preludio general de "la sociedad civil", un nuevo pacto entn.~ ellos mi,mlOs para obediencia a cualquie
cuyos principales ejemplos eran los salvajes del Nuevo Mundo, "dis otro, en ninguna cosa, sill permiso suyo. Y, por lo tanto, aquellos que son
persos como bestias salvajes, sin leyes y desnudos" Hodgen, súbditos de un monarca no pueden, sin permiso suyo, suprimir la monar
Aumentaha el número de comparaciones entre el estado y volver a la confusión de una multitud desunida; tampoco
en un tiempo salvaje de los griegos y los romanos y el de los habi trasferir su persona desde él hacia otro hombre, o a otra asamblea de hom
tant.es de América, que "vivían sólo de la caza [... ] sin cultivar tie bres: pues están obligados, cada hombre con cada hombre, a hacer suyo y a
rras, sin ganado, sin Rey, Ley, Dios o Razón" Meek, 1976:48 ser considerado autor de lodo lo que que ya es su soberano haQ'a o
hacer.
49), o "ni Ioi, ni [oi, ni roí'~ que otrora fueran las virtudes de la Edad
de Oro pero que ahora eran una frase despectiva de los primeros
exploradores y colonizadores franceses de América del Norte, frase El compromiso con Leviatán es total e interminable. J¿:stá asistido
que se contraponía a la de "un rey, una levo una fe". por la unión mística de los súhditos en el Estado. Los súbditos son
78 EL FUNDAMENTO MÍ'I1CO DEL DERECHO MOIH:RNO EL FUNDAMENTO MíTICO DEL DERECHO MODERNO 79
en el cual participan míticamente. Al ser humanos, y éstas sólo pueden ser toscas y precarias. Para algo más
'1';
"el autor del" Estado, el súbdito se vuelve totalmente comprometido que esto se necesita un poder de clase superior. No puede haber paz
con todas las acciones del soberano "como si fueran suyas"; los "sin s~jeción": los hombres no derivan ninguna satisfacción (sino,
súbditos están vinculados de manera inextricable: "con aquel que por el contrario, mucho dolor) de estar en compañía cuando no hay
sostiene a su persona": "ninguno de sus súbditos, por ningún prc' ningún poder capaz de intimidados" (1952:85, 99). Este poder debe
texto de pérdida, puede quedar libre de su sujeción" (Hobhes, ser sostenido -liene que hacer que el pacto sea "constante y durade
1952: 100-10 1). Finalmente, este soberano es el "alma" de Leviat,ín: ro"- pues sin su persistencia habría una reversión a "la condición
"dando vida y movimiento a todo el cuerpo" (1952:47). de guerra", a UBa precreación caótica, una "vuelta a la confusión ya
Hohbes pasa a establecer el derecho en la misma dimensión que una multitud desunida" y "a la espada" (1952: 1OO-HJ:{).
la soberanía. Se ocupa de "el derecho en general", con la "inten
no de mostrar lo que el derecho es aquí y allá, sino lo que es el pueda pensarse que nunca hubo tal tiempo ni lal condición de gue
1,
derecho"; "nadie más que el Estado puede hacer porque nues rra como ésta; y creo que nunca fue así generalmente, en todo el mundQ;
tra sujeción es sólo con el Estado", y puesto (lue el soberano es el re pero hay muchos lugares de AlIlérica, excepto el gobierno de familias pe
presentante del Estado "el soberano es el único queñas, cuya concordia depende de la lujuria natural, que no tienen
no alguno y que viven hasta la fecha de esa manera embrutecida. {H"hhp~
(1952: 1:~O). La "autoridad del legislador" es lo que le da a las leyes
1(i52:87-88.)
una persistencia mítica, que les permite "seguir siendo leyes"
(1952: 1:~ 1). El derecho adopta la fórma de un "mandaro" del sohera El indio americano y una invocación general de "lugares silvestres
no "dirigido a uno [... ] obligado a obedecerle" (1952: 130). La "leyes donde los homhres han vivido en pequefias familias" proporcionan
morales de la naturaleza" no pueden ser "propiamente leyes" has las únicas (supuestamente) bases tangibles de esta precreación
t<l que adoptan la forl11<l de tal mandato (1952: 131). Est.a teoría del (Hobbes, 1 Hobbes pretende que el caso americano se gene
mandato sería la idea predominante en la jurisprudencia inglesa, ralice aunque "nunca estuvo por doquier", por lo menos en la medi
pero entrañaha el problema inmediato de que la gente tenía <¡tiC co da en que "donde no hubiera ningún poder común que temer"
nocer las órdenes para obedecerlas. el mandato del Estado es de ese estado prevalecería (1952:86). Hobbes afirma la similitud de
ley sólo para aquellos que cuentan con los medios para estar infó!'· este estado embrutecido con la falta de un "poder común" temido
mados de ella. "Sobre los necios naturales, los nifios o los locos no cuando el gobierno pacífico llega "a degenerar en una guerra civil"
corno no b hay sobre las hestias brutas" (1952: 1:)2). Mas si Invoca también la condición antagónica existente entre
la ley tuviera que depender del cOIlocimiento popular, esto "reyes y personas de autoridad soberana" (1952:86). No se desarro
socavar el edificio entero de la autoridad. Con una equivocación lla ninguno de estos ejemplos, ni tampoco la vic::ja comparación con
que no es característica de {;l, Hobbes opta, comprensiblemente, el caos primordial proporcionada por el simple salvaje; sin embar
por la máxima de que la ignoi'<lncia de la ley no es excusa (1952: go, Hobbes se propone claramente que sean equivalentes contem
139). De este desconcertante elemento unDular del derecho hablare· poráneos del salvajismo que todavía subyace y que es el re
mos más adelante. sultado de una falta de orden total. En resumen, "de esta negación
¿Cuál podía ser el ímpetu o la fuerza que impulsaba la trasferen misma se deriva el contenido positivo de la ley del en su validez
cia absoluta y eterna del poder a un dios mortal? Este ímpetu () esta incondicional e ilimitada" (Cassirer, 1955: 19),
fuerza procede de una necesidad negativa. "Nuestras pasiones natu El estado salvaje proporciona más que la fuerza que crea y sustenta
rales" son incompatibles con la sociedad política: nos ponen en el derecho y la sociedad política. Es, además, un repositorio especular
oposici(íTl a cada uno de los otros en "una guerra de carla homhre de las virtudes míticamente atribuidas a las e:randes civilizaciones:
contra cada hombre" (Hohbes, 19:)2:85). Dado esto, y dada la des
de la capacidad física y mental entre los "hombres", sólo Por lodo lo que es consecuente con un tiempo de guerra, en
por medio de la disuasÍón pueden sunrÍr las relaciones entre seres el que cada hombre es enemigo de los demás, lo mismo es consecuente con
EL FUNDAMENTO MÍTICO DEL DERECHO MODERNO 81
RO EL FlINDAlvlENTO MÍTICO DEI DERECIlO MODERNO
el tiempo en el que los hOlllbres vivC'll sin otra seguridad que la que Sil pro
que era común a aquellas naciones llamadas civilizadas (Stein,
pia fuerza y su propia inventiva pueden suministrarles. En I al coudición no 1980:4). Las clasificaciones monumentales de la naturaleza revela
cahida para la indll,trb. porque el fruto de la misma es incierto: y, en rlas por I ,ínneo en 17~)5, después que Dios "toleró que él atishara en
consecuencia, ningún cultivo de la tierra; ningllna navegación, ningün uso su propio gabinete secreto", relacionaron definitivamente los tipos
de los productos que pueden ser importados por mm-; ninguna constnlC de horno safliens con tipos de normas o con la falta de ellas: el ameri
,!I ci6n cólu()(la; ninglÍl1 instrumenlo para mover y trasladar las cosas que re cano estaba regulado por la costumbre, el europeo estaba goberna
quieren mucha fuerza; ningún conocimiento del rostro de la tierra; do por leyes, el asiático por \;1 opinión y el africano por el capricho
na ('uellla del lielllpo; ninguna de las artes; ninguna carta; ninguna (véase Hodgen, 1964:425). Montesquieu, con no menos influencia,
sociedad; y, lo que es peor que todo, el telllor conriuuo y el peligro dc Ilna atribuyó "causas" de gobierno a glUpOS de pueblos de una manera
muerte violenta; y la vida del hombre, solitaria, pobre, desagradable, Cll! más sociológica: los salvajes estaban dominados por la naturaleza }'
brutecÍcla y breve. (Hobhes, l
el clima, los japoneses por \eyes, y así por el estilo (Montes(}uieu,
1949:239-234). La tradición minoritaria de ver los vicios de los sal-
A este catálogo de cosas negativas hay otras dos que deben aña
corno virtudes persistió. Rousseau pensó que, en conjunto, era
dirse más específicamente, F~stas asumen una estrecha relación en
una cosa buena, aunque definitivamente perdida, "no tener más so
un periodo de Ilustración. Una es la falta de propiedad, algo a lo
ciedad que la de la familia, más leyes que las de la naturaleza" (véase
que Hobbes se refiere con frecuencia, En el estado salvaje no puede
Meek, 197G:8t:i). Con una versatilidad modernista digna del creador
haber seguridad alguna de posesión y expectación: "no hay propie
del sohrino de Rameau, Didcrol pudo, sohre el terreno, por decirlo
dad, no hay dominio, no hay distinción entre lo mío y lo tuyo; sólo
ensalzar a los tahitianos por seguir sus inclinaciones naturales,
aquello que cada hombre puede obtener y durante el tiempo que
especialmente las de carácter sexual, y por no estar restringidos por
puede conservarlo" (1952:86). El ot.ro aspecto negativo es la falta d~
leyes; sin embargo, estando más cerca de la tradición occidental de
leyes: ";lllí donde no hay un poder común, no hay ley" y una ley no
clama con vehemencia: "las leyes, las leyes; ésa es la única barrera
puede "ser hecha hasta no haber convenido todos en la persona que
que se puede levantar contra las pasiones de los homhres" (Difiero!,
la hará" (1952:88).
1950; Bloch y Bloch, 1980:37; Riley, 1986:203). Incluso Ferguson
Hobbes es el hacedor de mitos de la tradición del orden avasalla
-el cual censuró una modernidad incipiente de manera tan perspi
dor, incluido su equivalente en el derecho, el positivismo on lhe history áuil [Ensayo sobre la historia de
Lo que viene después podría verse como Hotas al pie, más o menos
socze(l(ut civil1, de 1767, y que tanto admiró el salvajismo al que
del Leviatán de IIobbes. Desde América seguían llegan
desplazó, por lo menos en su natal Escocia- vio a las "naciones pri
do conocimientos sobre gente "sin subordinación, ley o forma de
mitivas" como finalmente restringidas e inferiores por falta de "sub
gobierno", junto con esfuerzos cada vez mayores "de civilizar esta a un "sist.ema de leyes" y de "mando perpetuo" (Fergu
barbarie, de hacerla susceptible de leyes" (Axtell, 1985:50). Ese co
nocimiento se generalizó en el
de un estado salv~je original. Stein son, 1966:121).
Para el mito del derecho el comentario más largo sobre Hobbes
dice que a
es el de John Austin. Supone un gran sallo cronológico remontar
nos a I R32 cuando se publicó, -con éxito modesto-, la obra ele Aus-
la explicación habitual del origen del Estado, o "sociedad civil", corno fuc
The !J/'Ovince 01 jurisfnudence delermined. [La determinación del
llamada, empezó por postular un estado mltura! original, en el cual el hOlll
bre primitivo vivía por sus propios medios. Este hombre dominio de lajurisj!ntdencia], y un salto mayor aún hasta la posición
cas relaciones COIl otros hombres, y no estaba sujeto ni a un \whicrno ni a de dominio que esta obra asumió y <¡ue durante mucho tiempo retu
una ley. (Stein, IDRO:I.) vo en la jurisprudencia inglesa desde fines del siglo XIX. Pero Austin
está muy cen'a de Hohbes y de la tradición del orden trascendente,
El derecho natural "secularizado" de la Ilustración estaba basado, El pensamiento reducido de Austín insertado en la jurisprudencia
en oarte. en el reflejo negativo de este estado, en lo que se decía inglesa es casi inri istimTllible del de Hohbes. Esto es evidente de in
EL FUNDAMENTO MÍTICO DEL DERECHO MODERNO
83
82 EL FUNDAMENTO MÍTICO DEL DERECHO MODERNO
rancia del derecho fuera admitida corno una base para una exen
ción, los tribunales se verían envueltos en cuestiones que difkilmen cho moderno confrontaba y huscaba explícitamente socavar un or
te podrían resolver y que harían que la administración de justicia den existenle que, en el proceso, se traducía con frecuencia en los
fuera casi impractica ble" ( 18G 1-18G3: 17] -1I). En conjunto, la ilustra lérminos creados para el s;:dvajbmo y los despotismos bárbaros,
ción de la genle sólo puede ser una ayuda para hacer que e! derecho Como un modo de:': lllodernidad, el derecho era un instrumento de
existente sea m;¡s eficaz. No puede ser parte intrínseca de! derecho. cambio integral de largo alcance del "deshacer y rehacer" (Cassircr,
A diferencia de la eliminación del salv~jism(), no se puede permitir 19!)5:1X), Pero fneren cuales fuesen sus aspectos de desorden o la
como una condición ·rle la existencia del derecho. distancia que pudiera haber cnLre su ImícLÍca y la perfecci6n de su
Nada podría revelar mejor la naturaleza mítica de esta ley impe orden, el derecho sigue siendo míticamente inviolable en su equipa
rante que la desfachatez de unirla al orden en tiempos de su imposi ración intrínseca con el orden.
ción del desorden en masa. En el estüerzo cada vez mayor por sllb Así pues, el desorden por parte cId derecho no puede encotltn\r
OI'dinar a los indios, por "reducirlos a la civilidad", la ley y el OI-den se en él mismo, Los orígenes del desorden deben existir fuera del
eran combinados constantemente, no sólo en oposición a los salva derecho, C1I las erupciones y los desgarramientos de naturaleza in
jes, sino corno un medio de someter a esos seres "desordenados y le dómita, (l de pasión humana apenas contenida, contra los cuales se
vantiscos" en su eSlado de "anarquía" sin ley, pero a menudo con la establece intrínsecamente un derecho ordenador. El salvaie era la
comprensión de que esos inelios podían, al fin y al cabo, seguir sien concentración de esos peligros, y su carencia constante y
do incontrolables e irnpredccibles (Axtell, 1985:136-138). Esta nante era el orden. Los salvajes "no tenían capacidad de sumisión"
bilidad trastocaba precisamente lo qne ocurría. (véase Axtell, 1985:271). Ferguson los admiraba por su espíritu
La intervención europea estaba abrumada por el desorden mor por ser incapaces de "aceplar órdenes" y por oponerse a
tal de una situación ya sutilmente ordenada, una situación que, para b "subordinación", algo que podía tomarse como un
el europeo, "era literalmente inimaginable" (Axtell, 1985: 137) . .No exacto de la idea que Austin tenía del derecho (Ferguson, l
obstante, est.a asociación de la ley con el orden, la segllridad y la re Exploraré ahora este estado de salvajismo en su oposición al or
gularidad no tardó en volverse general y evidente; la violencia aso den del derecho. Una obsesión particular e indical ¡va del coloniza
ciada con el establecimiento de la ley y el orden parecía
dor y del jJhilosoj)hc por igual era la hllta de estabilidad en la vida del
te ante la inmensidad de la violencia y el desorden del
Los indios sólo podían empezar a civilizarse cuando se en
(véanse por ejemplo Ferguson, 1966:22]-222; Meek, 1976:2(4). A
contraban en "una condición establc de vida": "Su Naturaleza es tan
.iuicio de Austin, la "seguridad general" yel "sentimiento general de inestable que pocos de ellos, () ninguno, pueden ser llevados a esta
seguridad" son "los fines principales de la sociedad política y del de hlecerse en un oficio" (véase Axtell, 19H5:141. 160). Faltos dc reso,
rechó", y éstos son la antítesis de ese "estado ncgativo que se llama lución e11 sí mismos, no podían proyectarla a un mundo: "no ticnen
estado natural () estado de anarquía" (1861 .. 1863:85-1). Esta menta el espíritu, la industria o la perseverancia necesarias cn aquellos <¡ue
lidad misma del salvaje, corno vimos, e.stá "d(~sprovista" de las nocio someten a la selva" (véase Axtell, 19R5: 149). Grocío dcclar'" fIue con
nes de sociedad política y derecho (Austin. 1861-18(j.~:85-J). Al igual "la propiedad común primitiva" los hombres est,ín sat isífochos "ali
<¡ue los cíclopes, "su pensamienlo es anárquico, no sistemático y ex mentándose de los productos espontáneos dc la tierra, durmiendo
I;ítico" (Adorno y Horkheimer, 1979:(5). Esto contrasta esencial en cavernas" (véase Mcek, 197(;: 15) . .No domesticaron a la naturale
mente con "la uniformidad de conducta que produce un derecho im za de manera positiva. Así. lo que Grocio se alcg¡'aba de saber en la
pcralÍvo" (Austin, 1861-1863:159-1). La situación colonial ofrece "hisloria sagrada", Locke lo afirmaba sin ayuda dc ninguna historia.
olro ejemplo monumental del derecho que inicia y sostiene el des El salv¡~je era un vagabundo o se relacionaba con la tierra dc IIna
orden generalizado incluso cuando busca establecer su pretensión manera comunal indefinida, 110 lo sllficientemente "alejado del es
de asegurar el orden. También se pueden encontrar numerosos tado común en el que la .Nz¡(uralcza lo había colocado" (Locke,
ejemplos en los más cercanos escenarios europeos, donde el dere- 1965:329, ~ 27)_ En cualquiera de estas capacidades, el salvaje no te
nía una relación fija suficienle con las COS<lS para snstelltar un dere
86
ELFI1NDAMENTO MíTICO DEL DERECHO MODERNO EL FUNDAMENTO MÍTICO DEL DERECHO MODERNO 87
cho legal ;\ ellas. La propic(hld era la base del derecho. Austin con 1989:31-33; Milsom, 198]). Aunque esta evaluación puede ser injus
firmaba que, en el estado natural: "los hombres [... 1no tienen dere ta para su ohra en general, lo importante de su versión del derecho
chos suhjetivos" (lR61-IHG3:9-II). Así, la ignorancia conveniente de y la colonización del mundo es que, dejando aparte su estilo, sea tan
los europeos encontraba un "vacío" y una "selva" en las regiones sil poco notable. Esa evaluación refle:ja y encierra el pensamiento de la
vestres, una falta de posición fija y de derecho de posesión, tales época y lo aplica a la creación del derecho. Se encuentra en el prin
corno para justificar e incluso exigir la afirmación de un "derecho del segundo volumen de los Comenlarios que tratan de la pro
exclusivo" y la adquisición de "soberanía" sobre ellos, apoyándose piedad. Empieza diciendo: "Nada hay que avive la imaginación y las
en los sentimientos de Vatte!, "quiz;í la autoridad más amplia. aficiones del género humano de manera tan general como el dere
mente leída de todas las del siglo XVIII en materia de derecho inter cho de propiedad" (Blackstone, ] 825: l -lIJo A continuación estable
nacional" (Curtin, 1971:42-43). Para Vattd., y para ese llam;ldo dere ce "el origen y fundamento" del derecho de propiedad, por la vía
cho internacional, no es simplemente una cuestión de establecer del Génesis y del dominio generalizado que "el Creador dadivoso
cuándo "una nación que encuentra un país inhabitado y sin un due dio al hombre" en el "estado de simplicidad primario; como se pue
ño puede legalmente tomar posesión del mismo", sino que una na de ver en las costumbres de muchas naciones americanas cuando
ción también puede ocupar un territorio "en el que sólo se encuen fueron descubiertas por los europeos, y en el antiguo método de
tran tribus nómadas cuyo pequeño nlÍmero no puede poblar todo el vida de los primeros europeos mismos" (l825:2-3-1I). La propiedad
, dado que "su ocupación incierta de esl as vastas regiones no se tenía entonces en común y el único elemento personal en la pro
puede afirmarse como una toma de posesión real y legítima" (Va piedad era la tenencia de cosas para su uso inmediato. "Mas cuando
1971 :44-45 l. La producción y la población insuficientesjustifi la humanidad aumentó en número, destreza y ambición, fue necesa
cahan la apropiación europea:
rio albergar conceptos de dominio más permanente" (1825:4-11). El
resultado fue, primero, una transición de "las naciones salvajes y no
Pues me pregunto si en hls selvas y los yermos de América dejados a la Na cultivadas" él una existencia pastoral cuando "el mundo, gradual
turaleza, sin ningún mejoramiento, cultivo o cría de ,müuales, mil acres da
mente, se hizo más populoso"; entonces "fue necesario" recurrir "al
rían a los habitanles necesitados y miserables tantas cOlllodidades de la vida
arte de la agricultura" y para el mismo se encontró que la propiedad
corno dan diez acres de LÍerra igualmente fértil en Devonshire cuando están
bien cultivados. (Locke, ID65:3:)(i ~ 37.) privada era esencial:
Si, por lo tanto, la propiedad separarla de tierras así como de bienes mue
(En realidad, para Locke la üllta de UIla relación fija y de cultivo
bles no se hubiera nmferido a algunos individuos, el mundo hubiera segui
con la tierra explicaba la l~lIta de razón misma [véase Hulme,
do siendo un bosque y los hOlllbres habrían sido simples animales de presa;
1990:30].) En resumen, y en términos míticos, la colonización "es
lo cual, según alguIlos filósofos, es el estado natural geIluino [... ] La necesi
equivalente a un acto de la Creación" (Eliade, 1965: 1
dad engendró la propiedad; y para asegurar c.~a propiedad, se recurrió a la
El derecho se asocia general e integralmente con la colonizaci6n sociedad civil, lo que trajo cOllsigo ulla larga serie de cosas concomitantes
mítica del mundo; con su ocupación adecuada y su concesión a sus inseparables: estados, gobierno, leyes. (B1ackstone, 1825:5, 7- JI.)
poseedores legítimos, los occidentales "dueños y constructores de la
tierra" (Levinas, 1979:46). Blackslone ohece una versión muy signi Esto fue y sigue siendo una historia común. Que fuera impulsada
ficativa en sus COlnlnentll'ries Ol/, the lllws o/ englanrL [Comentarios a las o no por una población cada vez más numerosa, la llegada conjunta
inglesas}, obra puhlicada por primera vez entre 1765 y 1769 (y de la agricultura y la propiedad -propiedad no sólo como posesión de
corregida por Blackstone hasta la decimosexta edición de l B25, que cosas sino como la gran figura de la colonizacíón y el orden- re
es la qne yo uso aquí). Aunque es habitual describir a B1ackstone quiere una reglamentación más compleja e intensa que las reivindi
como el sistematizadO!' y popularizador supremo del derecho inglés, caciones episódicas hechas en el estado nómada o incluso pastoral;
su originalidad ha sido mús negada que ensalzada (cL Lieherman, lo que se requiere es esa ordenación explícita y sostenida de manera
permanente que es el derecho (v{~anse M cek, 1976:93, 102-1
S8 EL FUNDAMENTO MITICO DEL DERECHO MODERNO El. FUNDAMENTO MÍ J'!(:O DEL DERE( :I10 MODERNO S~)
Stein, 19H():~H, 3V16). En el resultldo el paradig-ma del derecho co y lo Malo, y la medida comúll para decidir lodas las disputas entre ellos I···J
rresponde a b relación de propiedad. mackstolJe destacó en el dere En segundo lu/!:ar, en el Estado Natural se carece de unful!z lO'f/ocido f iIllJ)(]r·
;j I cho ing-Ié's IIna estructura en la cual la persona entabla uua acción cial, con AUloridad para determinar todas las diferencias de acuerdo con el
formal que afecta a las cosas o a "la eslúa de la adquisición" (Kelley, Derecho establecido [ ... 1 En tereN lugar, en el Eslado Nalllral se carece a me
I!I "
19R4b:624-cap. 1). Esto no e'i m,ls que una forma ritualizada de nudo de Poder para respaldar y apuyar la Se1ltellcia cuando es justa y pala
cómo la acción social e imperial de Occidente se relaciona con el darle su debida E]!'cllrirín. (Locke, 19G5:3G5, ~ 124-12G.)
i,'1
11
1I mundo. Sir Mattbew Hale, al que Bbckstone se refiere como un an
1
Este derecho nuevo se clracteriza por una fuerza unificadora.
tepasado, ya había explicado la relación g-('neral "de! hombre" con
Adam Smith, en sus Leclurr's onjurisfJrur1lmr:e [Confáencias so/m: jl1:ris
la naturaleza en términos casi jurídicos, en los que "se confería al
prudencia], observa que en las disputas extrafamiliares que surgen
hombre poder, autoridad, derecho, dominio, encomienda y cuida
en la sociedad de cazadores, "¡oda la comunidad [ ... ] interviene
do" (Hale, lfi77:370).
para dirimir las cosas, lo cual suele ser lo más lejos que llegan, sin
La relación del derecho con la propiedad y el orden mantenido
atreverse nunca a infligil lo que se llama un castigo" (1978:201).
fue refinada por Locke antes que Blackstone. Aunque el estado na
"Las naciones bárbaras" tenían gobiernos incapaces, por ejemplo,
tural era menos espantoso a los ojos de Locke que a los de Hobbes,
de hacer cumplir la pena de muerte por homicidio, "ellÍnico casti
no dejaba de ser peligroso e incierto. Estos defectos sólo podían cu
go apropiado", y el CIlal se aplica en las "naciones fuertes" y "civili
rarse creando una sociedad política () civil marcada por leyes:
zadas" (1978:10G, 476). Esta capacid,ld se eleva en esos términos de
Aquellos <¡ue est ,111 lInidos en un solo Cuerpo, y que l ie1len un Derecho y
soberanía que antes se atribuyeron a Hobbcs. Veamos, por ejemplo,
una Judicatura establecidos en cOlllún para recurrir a ellos, con AUloridad una famosa definición de la jurisprudencia austiniana:
para decidir las conlroversias entre ellos, y ca,tigar a los Ofensores, .le en
Cllentn/JI eu Sociedad Civil unos C01l otros; pero aquellos que J1() tienen ese Si un superior humallo determirulllo, que /lO tiene el hábito de obedienci~1 a
Recurso cOlllún, quiero decir en la Tierra, siguen encontrándose en eSlado un superior semejanle, recibe obediencia habitual del grueso de una socie
natural, siendo cada cual, cuando no hay olro, eIJuez de sí mismo y el Eje dad dada, ese superior deterlllinado es soberano en esa sociedad, y la socie
clltor; lo cual, como señalé antes, es el EI'üulo Natural perfecto. (Locke, dad (incluido el superior) es una sociedad política e independiente. (Austin,
1965:%7 ~ S7.) 1861-186:):170-I.)
ror el contrario, la "parte Civilizach de la Humanidad" se carac Aunque esta posiCión es sostenida finalmente en términos de
teriza por "leyes positivas" (19(i5::).)], ~ 30). Luego, y con palahras fuerza, el Estado más fuerte no incorpora al débil, puesto que "no
famosas, Locke vincula eS,l entrada en la sociedad política con el hay ni hábito de mando por parte del primero ni hábito de obedien
aseguramiento de la propiedad, juntando el mando central sobera cia por parte del segundo" (Austin, 1861-1 HG3: 173-1). Cada cual con
no con el orden de la colonización. "Así pues, el más g-Lll1dc y Inin serva su fuerza distinta, su centro de poder distinto y, por ende, su
tipal de [osjineJ; de los Hombres unidos en Repúblicas que se ponen propia determinación: "ninguna parte indeterminada puede orde
a sí mismos bajo un Gobierno, 1'.\ la ¡'reservación de su ProPiedad" nar, expres,1 o tácitamente, o puede recibir obediencia o sumisión
(El65::195, ~ 124). Locke p,lsa ,1 delinear el rég-imen de derecho [ ... ] ningún cuerpo indeterminado es capaz de conducta corporati
como una respuesta a "muchas cosas de las que se carece [... ] en e! va o es capaz, como cuerpo, de conducta positiva o negativa" (18(i 1
Estado Natural", como una respuesta, general en el mejor de los ca 1863: 175-1). "Toda ley apropiadamente llamada así deriva de una cau
sos, al caos de las meras afirmaciones individuales de pasitm y de sa determinada o emana de un autor determinado" (1 H61-1 R63: 120-1).
interés propio: La consolidación de la idea de soberanía hecha por Austin duplica
en la modernidad el simbolismo mítico del centro ordenador de la
En jJrúll1'r llI,i!,ILT, se carece de un D!TfC/¡O eSlablecido, asenlado, conocido, rC' creación. Súlo aquello que procede del centro tiene validez (Eliade,
cibido y perlIlitido por consentimiento común como la Norllla de lo Bueno 1965: 18). El derecho existe en virtud de su "posición" identificada
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" I~ I:
90 EL FUNDAMENTO MÍTICO DEL DERECHO MODERNO EL FUNDAMENTO MÍTICO DEL DERECHO MODERNO 9]
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con el soberano y centro (Austin, 18ti 1-1 1363:2-1). Asume la impre obligados, o es una norma, modelo o patrón al cual se atiene su con
sión del il1l(l{';o mundi afirmando el curso ordenado y normal, a me ducta" (1861-1863: 159-1). La ley crea derechos y obligaciones dura
1 ¡
nudo mediante la corrección de las desviaciones de ese curso. La deros que el salvaje en estado presocial no conoce (l8Gl-1863:85-I).
creación y el cumplimiento de cualquier leyes una reafirmación ri Hay una conlradicción entre el derecho como simple orden de un
tual de la fuerza y el mando del centro (cf. Eliade, 1965:20). Lo que soberano y el derecho como proyecto, modelo y obligación, depen
se afirma no es tan sólo un orden particular en oposición al desor diente del apoyo y la adhesión populares. Esta contradicción está
den, sino la existencia misma y la fuerza del propio orden. mediada, además, por la relación del derecho con el salv~~jismo.
Este orden, en su oposición originaria al caos salvaje, le concede Dado que en ambas situaciones el derecho es creado como una ne
al derecho una unidad que trasciende sus elementos diversos y con gación del estado salv~je, es creado igual y unificado en esa esencia
lradiclorios, haciendo posible así un orden jurídico coherente. que la Iluslración deriva de los orígenes.
Como vimos, Locke ejemplificó la fusión del mando con el orden
establecido -el dios soberano con el dios capturado por una crea
ción fija- mediante su negación común en el estado salv~je. El dere
cho es, además, capturado en el orden por sus propios sujetos. In EL DERECHO Y EL PROGRESO
'I,i
cluso Hobbes, dispuesto a reconocer la participación popular en el
'11
'1 ! derecho sólo en un acto mítico de autoenajenación, se sentía incó El derecho moderno, aparentemente en OposlclOn a una legalidad
'1
modo por la necesidad de que el sujeto tuviera que reconocer el ordenada, también se crea en un proceso de cambio y progresión.
mando del soberano (1952:39). Podemos abordar este aspecto del N o es (tan súlo) una orden que procede de arriba ni está vinculado
orden redefiniendo el desorden del simple salvajismo como lo de manera fija a ningún orden; responde cn su constitución al cam
opuesto al derecho. Incluso en "un territorio de extensión conside bio en la "sociedad". Esta parte del mito, que ahora exploraré, sc
rable", escribió Ferguson, donde los habitantes conservan su "espí crea en los relatos del derecho y el progreso; y, como veremos, esta
rilu guerrero y turbulento", pueden ser puestos en orden por "la historia se cuenta de tal modo que permite reconciliarla con el im
brida [ ... ] del despotismo bárbaro"; ya fines del siglo XVIII estuvo en perativo del orden.
boga contrastar el derecho con los despotismos volubles, particular Hay ciertos precursores del progreso que deben ser esbozados
mente de la variedad oriental (Ferguson, 1966: 103-104; véase tam primero. El derecho debe estar vinculado con la sociedad, o distin
bién Marshall y Williams, 1982: 140). El derecho era parte integral y t.os tipos de derecho vinculados con distintas "naciones", como se
tolerada de un orden europeo civilizado. Fuera de este orden había, llamaron. La figura ancestral más importante a este respecto parece
o la arbitrariedad imprevisible del despotismo, o el hedonismo in ser Mont.esquieu. Las "leyes" cuyo "espíritu" buscó no pueden igua
constante e irreflexivo del simple salvaje (Ferguson, 1966:93, 95). larse de manera inmediata con las ideas modernas del derecho,
En el derecho los miembros de la sociedad política o civil podían pero esa dificultad no ha impedido su reput ación como el progeni
iniciar proyectos humanos y asegurarlos oportunamente (véase por tor de la relación entre derecho y sociedad. Montesquieu pensaba
ejemplo Locke, 19G5:344,.~ 50). Rousseau combinó todos los ele que las leyes tienen, o deberían tener, una relación con diversos fac
mentos diversos: el derecho era necesario porque "la sociedad debe tores moldeadores y "que sería una gran suerte si las de una nación
tener actividades y fines"; el derecho también encarnaba y sostenía sirvieran para otra" (1949:6). Enumeró una serie considerable de
lo que la civilización había podido inculcar hasla entonces y aborda factores moldeadores: el clima, la geografía, "la ocupaciún principal
ba aquellas afirmaciones continuas de la naturaleza enemigas del de los nativos", "el grado de libertad que la constitución tolerará",
orden (StTauss y Cropsy, 1972:542-544). Así, volviendo a Austin, el la religión, y así, "todos est.os juntos constituyen lo que yo llamo el
derecho no es sólo una orden perentoria; es también "una orden Espíritu de las Leyes" (1949:6-7). Hubo contemporáneos y predece
que obliga a una o a varias personas a seguir un curso de conducta" sores de Mont.esqllieu que establecieron relaciones cntre el derecho
(1861-1í3G:): 15-1). "Una ley o regla imperativa guía la conducta de los y la sociedad, aunque de clase diferente. Hobhes y Hume, entre
j
1,
j
92 EL UJND."'!lIEl\ H> MÍTICO DEL DERECHO MODERl\O EL FUNDAMENTO Mínco DEL DERECHO MODERNO
03
la sociabilidad con una legaliclad mínima necesa dominante que hubo antes por el indio americano. En realidad, la
na ~l1()!1!)Cs, 1952:cap. 14 y 15: lfume, ¡.'l8S: libro I1I, parles 1-2). gama históric;\ y geográfica ele pueblos considerada por Montes
Dadas unas circunstancias supuestamente obvias de la condición quieu podía verse como \lna gran contribución a la universaliza
humana -circunstancias de igualdad moderada de poderes, egoís ción que la doctrina del progreso conlleva inexorablement.e.
mo moderado y escasez moderada-, h\ existencia y la civilidad de la Estas diversas relaciones del deredlO con las sociedades se agluti
sociedad 11Ilmana deben depender "de la estricta observancia" de nan con la invención del progreso y vinculan el derecho con
las leyes que aseguran "la estabilidad de la posesión, su trasferencia sucesivas de progreso generalmente concebidas en función de cua
yel cumplimiento de promesas" (Hume, 1888: libro 1II, parte 1, ~ 6). tro modos de "subsistencia": la cazadora, la pastoral, la agrícola y la
Esta equiparación de una configuración clara del derecho burgués comercial (véase Meek, 1976). La trayectoria general de estas histo
con la necesidad general no tenía más fundamento que la afirma rias fue la misma que esos idi1ios de orden en los que lo primordial
r.iún ele que todo el mundo dormía entre s;lhanas limpias: sin em y salvaje da paso a la vida civilizada. Había una semejanza general
bargo, ha perdurado en la mitología del derecho moderno. Ningu en los numerosos relatos de progresión, pero es probable que una
na de estas contribuciones, ni tampoco la de Montesquieu, buscó de las influencias más duraderas fuera la de Adam Smith con sus
relacionar diferentes con sociedades diferentes en un plan o Lectu'feS onjurisjn-udence, obra que aún ahora establece calladamente
secuencia de progresión. Montcsquieu, no obstante, sí esbozó una los términos generales de la sociolo¡jTÍa comparativa del derecho
influencia sobre el derecho que demostraría ser trascendental en su 1978). Con la progresión de las sociedades el derecho,
desarrollo por los cronistas del progreso: es la cio de Smith, aumentó en cantidad y complejidad y en su distinción
como forma social. Como OCUlTe en muchas de estas versiones, el
muy grande relación con la manera ell la que las varias naciones procuran avance del derecho estuvo integralmente vinculado con la consoli
SlI subsistencia. Debería habel' un código de leyes de mucha llIayor exten
de la propiedad: la "edad primitiva ele los cazado
sión para un" n"ción víncul"da con el ,olllcrcio y la navegación que p"ra
res", tipificada por los indios americanos, no tenía propiedad y, por
los pueblos que se ,ontenlan con cultivar la lierra. Debería ser mucho ma·
ende, tenía pocas leyes y un sistema jurídico incivilizado (1978: 16,
yor para estas últ imas que para aquellas que viven de sus rebaños y mana
das. Y debe baher uno mayor a¡ín par" éstas que para aquellas que viven de 20 1). Con la etapa pastoral la gente es más numerosa, hay una ma
la caza. (Montesquieu, yor división del trabajo, la propiedad es más extensa, y surgen "las
distinciones entre ricos y pobres": ahora se necesitan perma
Es más, Montesquieu proporcionaba una manera de reconocer nentes" y la expansión de la autoridad para dar seguridad a la pro
una diversidad de tipos de derecho en diferentes ambientes. A su piedad y la riqueza (1978:202, 208-2(9). Con tal "desigualdad útil
el derecho no surgía simplemente en alguna <lntes de la en las fortunas ele los hombres" los pobres aún podían ser consola
cual no hubiera ley alguna. lnclnso aquellos que evaluaban de ma dos porque vivían en una opulencia mucho mayor que cualquier
príncipe salvaje (1978:338, 562; véase también Locke, 1
nera más llegativa a los salvajes podían, en esta vena, atribuirles al
guna ley aun cuando fuera ':irracional y ridícula": aunque "las leyes
§ 41). No se aduce ningún ímpetu fundamental para la progresión
del derecho en las eras de la agricultura y el comercio, pero
han sido justamente consideradas como la pieza maestra dd
otros cambios en el mismo. Cuantitativamente hay más derecho y
humano [ ... ] la jurisprudencia, las costumbres y las maneras de los
una autOl-idad central cada vez más fuerte. Cualitativamente, el régi
Negros parecen perfectanwntc adaptadas a la medida de su estre
cho intelecto", incluida su incapacidad para crear "reglas dictadas simple de toda la comunidad que caracteriza a los pas
t.ores cede paso a formas de autoridad m;lS complejas y separadas
por 1<1 previsión" (Long, 1774:338, libro m). Como lo indica la e"a
luación "("Ícntífíca" de Long, la vinculación del derecho y la socie institucionalmente, a leg-islaturas y tribunales regulares (1978:204
dad estuvo acompañada por una expansión de los pueblos tomados 2(5). Aunque la serie de etapas, a juicio de Smith y de otros cronis
en ("ollsidcraciún, una expansiún más allá de b preocupación pre- tas, se iban dando por sustitución serial, la progresión era una crea
ción continua, que aún se reJería continuamente al estado
94 EL FI!;-.JDAMENTO MíTICO UEL DERECHO MODERNO EL FUNDAMENTO MITICO DEL DERECHO MODERNO 95
que slgmo siendo un contraste constante y un punto de reférencia patrón coherente", corno describe Sl.ein el objeto de la búsqueda
para cualquier otra etapa. Consideraré <lhora con algo más de deta (Stein, 1980:27). Así pues, el derecho es situado e identificado en
lle la naturaleza de esta progresión, antes de llegar a un<l conclusión. "el orden de las cosas", en un orden que emana del interior de las
Puede parecer temerario apartarse de la obra admirable de Stein cosas ordenadas (Foucault, 1970:2(9). El progreso se convierte en
(1980) y de Meek (1976), que muestra que para el derecho y las un modo de encontrar esa identidad. Esto se puede ejemplificar en
ciencias sociales este progreso es un tipo de evolución. Las cosas pa una cita que ofrece Stein del viaje metafórico de Kamés por el
recen estar más mezcladas y, para los fines que persigo, ser más re Nilo, un Nilo cuyas enormes e inextricables comp1c:jidades son re
veladoras. Para empezar, difícilmente hubo en el progreso esa diná ducidas de manera reveladora al simple progreso de corrientes in
mica fundamental, unitaria y unificadora que suele asociarse con la ternas más directa~:
evolución. El ímpetu para el progreso varió mucho en las difáentes
versiones de la misma. En algunas el progreso depende de las carac Cuando entramos en el derecho Illunicipal de cualquier país en su estado
terísticas de aquellos que progresan "la parte más industriosa y actual nos parecemos a un viajero que, al crllzar el delta, pierde su camino
perspicaz del género humano", los más educados o aquellos cuya entre las innumerables ramas del río egipcio. Mas cuando empezamos en la
"habilidad y ambición" van en aumento (Blackstone, 1825:4; fuente y seguilllos la corriente del derecho [...1todas sus relaciones y depen
1986:218; Stein, 1980:22). En otras versiones, o algunas veces en la dencias son frazadas sin mayor dificultad que las numerosas corrientes en
misma versión, había un gran hincapié en los factores más externos, las que ese río magnífico se divide antes de perderse en el mar. (Véase
SL<:'Ín,
como el aumento de la población: un aumento de la población re
quiere un aumento de recursos, o un aumento de recursos permite
que la población aumente. Lo que en un momento fueron conse Este progreso sostenido que emana de una fuente en el salvajismo
cuencias del progreso pasaron, en otro, a ser Sil causa, y viceversa. existe dentro de un orden que sigue siendo fundacional. Es la histo
Así, la sociabilidad en aumento es el resultado del aumento de la po ria de algo realizado, no de algo que aún est:\ por realizar. De lo que
blaci(;n, o una población en aumento es el resultado de una sociahi hablamos aquí es de la perfección e integridad del derecho, y lo que lo
lidad mayor (véase Meek, 1976:1(3). Tc)c!o lo cual se mezcla con me antecede no son más que pálidos precursores. Los cronistas de! de
táforas inspiradoras sobre el "auge" y el "espíritu" de la sociedad recho y del progreso no se ven a sí mismos apartándose de una
(Meek, 1976:5; Stein, 1980:28). hmdamental de la ley con el orden. El progreso no
Atacar esta incoherencia podría sel demasiado fácil, ya que no ta e! orden de las cosas, y procede a identificar el derecho como
había ninguna dinámica evolutiva coherente implicada en el progre parte de una dinámica penetrante e incluyente. La idea no era ele
so. La afirmación contraria, -tomándola de Stein-, es que los pen var una din<Ímica de la progresión hasta una evolución impulsora y
sadores que en Francia y en Esc(~cia desarrollaron la idea ele! pro cohesiva. Cualquíer preocupación con una dinámica real del pro
greso "trataron el modo de subsistencia no meramente corno uno greso era, por el contrarío, diversa, incongruente y casi incidental.
de los factores que afect;m el carácter de las de una sociedad El progreso puede ser una elaboración del orden porque ambos
sino como la circunstancia cr'ucial que dictó su naturaleza V su al se derivan de la misma fuerza constitutiva. En "el orden de las co
cance", y sobre esa base levantaron "un plan de desarrollo" (Stein, sas" encontrar el origen de una cosa es ubícar su existencia. La opo
1980:19). Esta noción de "evolución jurídica" es presentada por sición ent re la progresión del derecho y el orden del derecho está
Stein en una ejemplificación abundante y cuidadosa. Ciertament.e mcdia<la, y mnbas se unen en el origen de un saJv~jismo primitivo y
hay progreso mas, corno hemos visto, no hay una dinámica general caótico. Tanto la progresión como el orden de la ley derivan su exis
que le dé identidad y efecto. Hay otra C~lsa. El derecho está siendo tt~ncia de la negación de este" Estado Natural". El derecho
tipol<ígÍcamcnte relacionado con modos de subsistencia diversos y por estar constituido simplemente en términos de lo que no es, pue
distintos. En el "espíritu" de la época el derecho se identifica en la de ser contenido y presenciado en sí mismo. El cambio se convierte
simplificación y clasificación de la relación con otras cosas en "un en un refinamiento del orden jurídico y contribuye a su perfección.
96 EL FUNDAMENTO MÍTICO DEL DERECHO MODERNO
En su ser irreSlricto, el derecho puede hacer ahora cualquier cosa. 4. LA CONSOLIDACIÓN MÍTICA DEL DERECHO MODERr\O
Una capacidad infinita para el cambio -p<lra el cambio de la ley
misma y para efectuar cambios- se asocia COl! el orden. Este envi
diable instrumento de gobierno se presenta de maneras más espec
tacularmcnte virluosas como régimen de derecho, pues para que la
lcy gobierne debe ser capaz de hacer cualquier cosa. Definitivamen
NlIestra f"Ívilización se caracteriza por" la paial)ra pro
te el incrédulo no puede atribuir límites a un derecho constiluido
en la negación. El pro¡¡;reso es su forma, y no uIla de sus caracte
rísticas.
WITTGENSTEIN, 1980:7e
EL REINO DE LO FINITO
¡~171
98
L;\ CONSOJIIlACIÓN MrTICA DEL DERECIlO MODERNO
LA (;ONSOLlDACIÓN MtncA DEL DERECHO MODERNO 99
proceso -el avance heroico delllombre contra la nat.uraleza, el des LA PERFECCJÓN DEL PROGRESO
pliegue dd c:lpíritu universal-, el resultado del progreso es vago,
potencial e incluso incierto. Ese resuilado adquiere una especifici POI- supuesto, el principal hacedor del mito de la evolución ha sido
dad operativa y da una identidad tangible al hombre, no por ser un Darwin. Es habitual suavizar la descripción de su obra dejándolo al
progreso hacia un estado, sino por serlo desde algún estado. Sos. margen del mal liSO dado a sus ideas por un primo suyo y por otros
tendré que lo <l ue hay aquí es una dinámica de identidad en nega contemporáneos. No me ocuparé aquí del grado en que la obra
ción semejante, de maneras b;lsÍcas, a la presentada en el último ca científica de Darwin fue manchada por racistas y evolucionista
pítulo. Esta sem~janza produce una continuidad en el mito a pesa¡ sociales. Tampoco me ocuparé del grado en que la idea de la evolu
de la percepción convincente de una ruptura epistémica en e! últi ción, siempre incierta, ha sido calificada o socavada, en términos cien
mo periodo de la Ilustración (lioucaulL, 1970). Una ordenación de! tíficos, por trabajos posteriores de paleontología y paleoantropolo
mundo clasificadora y espacial parece retroceder, y parece surgir gía. Esta última labor tiene una importancia indirecta para mis
una fuerza evolutiva y temporal. Pero hay una hOlIlología vinculan preocupaciones. ya que la oposición devastadora de ciertos especia
te en la sucesión racialmente jerárquica dentro de cada sistema, listas a la idea de la evolución es muestra de su persistencia como
que hace posible una continuidad en el mito. Ésta es parte de la mito. La negación de la culpabilidad de Darwin por el abuso de las
continuidad misma que la percepción de una ruptura cpistémica ideas evolucionistas reafirma a éstas, y a Darwin como su creador
confirma al oponerse a ella. AsÍ, un mito de la modernidad vería (una atribución que no es totalmente exacta), en una esfera de pure
retrospectivamente el progreso inventado en la Ilustración corno za mítica. Así, las patologías con que se ha investido a la evolución
una evolución incipiente, aunque los dos difieren en (orma radical se vuelven excepcionales y evanescentes. Por el contrario, mi argu
en sus profundidades epist6micas (Foucault, 1970:150-154). mento es que esas patologías supuestas son intrínsecas a la evolu
Este nuevo esguema epistémico anuncia un cambio generalizado
ción corno mito, y gue Darwin es una figura lo suficientemente ge
e inexorable. Las nuevas ciencias de la vida coinciden con la reali
nerosa para darles cabida.
dad y el ser. Son intrínsecamente sensibles al cambio y ellas mismas
Misia Landau nos dice que "de todas las historias que los paleo
cambian y se desarrollan sin cesar. Ya no hay un orden de las cosas,
antropólogos han contado [y hay una gran diversidad de ellas 1, sólo
una ley natural establecida o ningún otro sustrato duradero. Sin em
The descent 01 man {la ascendencia del hombre} de Darwin [... ] se apro
bargo, la ciencia no se limit.a a encontrar y confirmar un cambio
xima a la categoría de una versión autorizada" (Landau, 1991:19).
promiscuo (} caótico. La ciencia crea o "descubre" el orden, aun
Darwin ya había anticipado que su versión del "origen de las espe
cuando este orden siempre es considerado provisional. y hace ex
cies" arroíaría luz sobre "el origen del hombre y su historia" (Dar
tensivo un orden unificador presumiblemente a todo cuanto todavía win, 1970:458). Estábamos así ante una nueva génesis del hombre, si
está por descubrirse. (La teoría del GlOS es, en cierto modo, una ex bien a primera vista no era halagüeña: un desarrollo natural de un
cepción de esto.) La resolución mítica de la contradicción entre or linaje animal. El hombre era incluido en la vida y sujeto a las mis
den y cambio se ofrece e1\ una progre:-.ión que se equipara con el mas fuerzas que creamn todas sus formas. Sin embargo, una clara
cambio, incorporándolo o, por lo ruenos, orient¡índolo en una orde humanidad era extraída de ese proceso. Esto entrañaba una historia
nación unitaria, lineal y seriai. Para el pensamiento social, la fümla difícilmente menos especulativa que la variedad dieciochesca más
más influyente de esa progresión ha sido la evolución. Esta influen imaginativa, y en la que la "ascendencia" del hombre de una "for
cia no se limita a la aplicación de la doctrina evolucionista a la socie ma" inferior se inicia en un descenso de los árboles debido a un su
dad, sino que se extiende a los términos duraderos que la evolución puesto "cambio en su manera de procurar su subsistencia, o algún
ha legado al pensamiento social moderno.
cambio en las condiciones circundantes" (Darwin, 19<18:433). La
existencia terrestre decididamente demuestra ser más hobbesiana
que una amable arboreidad. El reto de este nuevo estado produce
un comportamiento omnívoro, agresivo y progresivo, una combina
100
LA CONSOLIDACIÓN MÍTICA DEL DERECHO MODERNO
LA CONSO] JDAClÓN MíTICA IlEL DERECIIO M( >DERNO 101
feriores que sean, es presumible que las razas interiores todavía po ca principal. Esto no es simplemente una cuestión de que "la histo
drían evolucionar hasta posiciones más elevadas. Incluso podrían ria de las ciencias raciales [es] la historia de una serie de acomodos
ser ayudadas en esto por una raza superior, argumento cuya fre de las ciencias a las demandas de convicciones firmes sobre la 'naJu
cuencia corrió pareja con la difusión ele la colonización formal. ralidad' o las desigualdades entre las razas humanas" (Stepan, 1982:
XX-I) Las ciencias del hombre y de la sociedad no existen aparte de
Pero, finalmente, la raza obstruía la perspectiva de mejoramiento de
dos maneras. Con una de ellas, lo que para todos los propósitos prác estos acomodos. Darwin, por ejemplo, no vio las teorías raciales
ticos era racismo admitía la perspectiva de mejoramiento pero apla de Spencer o incluso de Knox como algo diferente de su obra (véase
zaba su alcance: Dickens dice que salvar "a razas ignorantes y salva- por ejemplo Darwin, 1888:428). Ni la influencia continua de la raza
es un trabajo que, al igual que los cambios progresivos del globo y la evolución en las ideas sociales puede estar adecuadamente con
mismo, requiere un número de años cuya sola consideración nos tenida en esferas intelectuales pequeñas pero que aún sobreviven
ofusca" (véase nrantlinger, 1985: 174). En cuanto al otro obstáculo al como la de la sociología evolutiva. Yo sostendré a continuación que
mc:joramiento, la inferioridad racial intratable fue vista corno un re esa influencia sigue estando generalizada.
sultado de la evolución, no como algo que ésta podría superar. Los Podríamos empezar con la parad(~ia de Spencer. Desde una eleva
dos obstáculos se combinaron en el criterio, común en las situacio ción sin paralelo en su época, Spencn ha sido relegado a un lugar
nes coloniales, de que los "nativos" podían mejorar pero sólo "hasta de transitoriedad en la historia de las ideas sociales. N o es difícil dis
cierto punto y nada más". cernir las razones de esto. Su invención ele la evolución social y su
Estas barreras al progreso de las razas inferiores fueron confir trasferencia general de las fuerzas biológicas a marcos sociales fue
madas en una ciencia racial que sólo retrospectivamente puede ser ron realizadas en términos raciales y, hasta cierto punto, racistas. Se
separada de las ideas evolutivas. Las infinitas mediciones de la ca colocó a grupos de pueblos y sus instit uciones sociales en "la escala
pacidad craneal y de los perfiles faciales, y la atribución de distin de la evolución" de acuerdo con su raza. Esto era el resultado de "la
tos caracteres mentales y morales a los supuestos resultados de tales lucha por la existencia" en la cual las razas "más bajas" e "inferiores"
mediciones, no fueron actividades excéntricas y aberrantes. Esta perdieron () fueron más lentas en su avance. Las razas inferiores
ban en la tendencia de las nuevas ciencias del hombre y de la socie lueron identificadas, en los términos de la época, como aquellas
dad. Roben Knox, por ejemplo, suele considerarse como una figu cuyo cerebro pesaba menos y tenía menos actividad, o que tenían
ra fundamental en la ciencia de las razas. Ahora las referencias a un ángulo más agudo en su perfil facial, y otras cosas por el estilo.
The nu:es ojman [Las razas del hombre], libro que fue publicado por También fueron identificadas, en términos compartidos con una
primera vez en 1850, tienden a burlarse de su racismo virulento y tradición occidental más vÍ<,:ia, por su modo de subsistencia y por la
de su imperialismo desenfrenado. La obra admirable de Fryer trata "rigidez de sus costumbres" (véase Haller, 1975:123-129). Pero
así a Knox, pero Darwin se salva: sus teorías fueron "deformadas" Spencer estaba creando una tradición nueva, una tradición ubicada
(Fryer, 1988:171-175, 181). Sin embargo Knox, en términos que en en las ciencias de la vida, y en la cual todo era impulsado o manteni
tonces estaban en la vangua¡-dia de las ciencias, vincula al hombre do junto por "la general de la evolución".
con "toda la vida" y encuentra (lue es inseparable "del mundo al promover un "estudio de los hechos" que justifica la com
nico"; Knox anticipa también algunas de las doctrinas principales paración de una sociedad con un cuerpo vivo, encuentra "que el pa
de Darwin (Knox, 1862:11, '12-13). Por lo menos Knox tuvo la ralelismo es tanlo más marcado cuanto más minuciosamente se tra
virtud de reconocer que la "raza sajona", aunque fuerte e inex()ra za" (Spencer, 1972:61). Después de describir la estructura de varios
ble en su avance imperial, era engañosa en su afirmación de que protozoarios dice:
ese avance se efectuaba en pro de la causa de la humanidad y la civi
estas pequdlas sociedades de mónadas, o células, o comoquiera que se las
lización.
llamc, sólo son sociedades CH el sentido más bajo: en ellas no hay subordi
M<Ís importante aún es la influencia inversa, en la que las ciencias
nación de las partes... no hay organización. Cada una de las unidades COl1l
de las razas entran en lo que se considera como la corriente científi
104 LA CONS< )UDACIÓN MÍTICA DEL DERECIlO MODERNO 105
LA CONSOLlD;\ClÓN MÍTICA DEL DERE<;m) MODERNO
ponentes vive por y para ella misma: ni da ni recibe ayuda. No hay depen
brevive manifiestamente, y no sólo en rasgos particulares, como la
dencia lUhlua. excepto la consecuente de la mera lInión rncGínica. (Spen
cada vez mayor de las sociedades, sino también en el
cer, 1972:G 1.)
funcionamiento de fuerzas míticas incluyentes que proporcionan 1m
A continuacióll Spencer atribuye falsamente estos atributos a las orígenes, el núcleo persistente y la dinámica que impele a la socie
razas "más interiores", ejemplificando lIna elección común entre dad y a su desarrollo. Las fuerzas se presentan en narraciones vita
los evolucionistas para scfíalar el bajo cstatus racial: los llamados listas que cuentan el dominio progresivo de la naturaleza por parte
hosquimanos (cuya organización social era la antítesis de estos atri del hombre, y cosas por el est ilo. Estos podne~ míticos
butos ): también a las partes constituyentes de la sociedad, proporcionando
los orígenes y un desarrollo consecutivo para cnlÍdades como la fa-
Ahora bien, ;acaso no discernllllos aquí "analog'Ías" con las primeras et.a la ley y b, "
pas de las sociedades humanas? Enlre las ra7.as más inferiores, como los En su efecto rmis general, el demiurgo moderno adopta una va
sólo encolllramos una ,lgregación incipiente: veces riedad de {órmas. Pondré corno ejemplo, sin duda con una breve
familias solas; otras veces dos o lres familias que vag;m jumas. El número dad imperdonahle, las ancestrales del pensamiento social
de unidades asociadas es pequeflO y variable, y su unión ll1uyhreve. No moderno: Marx, Durkheim y Weber. A pesar ele los aspectos
existe división dellrabajo excepto enlre los sexos, y la única d¡¡se de vos de Spencer, Durkheim es quien está más cerca de él. Con la fa
lIlulua es h1 que ocurre en 1111 ataque (J una defensa conjunlos. No vemos mosa distinción de Durkheim, se consideró que la "solidaridad me
nada m;ls ,lllá de un grupo indiferenciado de individuos ¡¡ue forman el ger· cánica" se observaba sohre todo en las sociedades primitivas, las
lIlcn de uml sociedad; al igual que en los grupos de cdulas
cuales eran amorf<1s, comunales y estaban basadas en el parentesco;
descritos anteriormente, sólo vemos la etapa inicial de organización animal
y vegetal. (Spencer, 1972:(] 1.) mientras que la "solidaridad orgánica" se encontraba, o se
en 1<\5 sociedades complejas, funcionalmente diferenciadas y coo
perativamente organizadas. El ímpetu gue había tras la trasforma
Spencer prosigue en esta vena, que es típicamente mítica puesto
ción de una en otra, un ímpetu que sustentaha toda la historia, era
que extrae los orígenes de la sociedad de los procesos de la natura
el aumento simultáneo del tamaüo y la densidad de las sociedades
leza, yendo ahora más allá del caos relativo de la precreación a póli
(Durkheim, 1983:56). Weber se preocupaha menos de esta clase de
pos más complejos: "en vez de estos pequeüos grupos variahles
trasformación, que consideraba una generalidad aislada, pero pos·
como los que forman los bosquimanos, llegamos a los grupos más
tulaba contínuamente una progresión desde los vínculos de la "tra·
y permanentes formados por salvajes no tan inferiores, y
y "comunales" a los vínculos "racionales" y deliberadamente
empezamos a encontrar rastros de estructura social" (Spencer,
"asociativos" en contextos tales como los tipos de autoridad y de or
1972:61 ). La progresión continúa en unión de una sociabilidad cada
ganización (véase por ejemplo Weber, 1968:48-49, 215-216). En la
vez mayor, en un movimiento desde bs sociedades nómadas hasta
transición hubo tamhién una lÍ1erza impulsora general, la de una ra
las sociedades "semisedentarias" a las sedentarias, y de allí a la CÍvili
cionalización cada vez mayor. Dicha fuerza se consolida rinalmente
nción (Spenccr, 1972:144-145), El avance general se traza en fun
en el dominio de la organización burocrática, el cual responde a lo
ción del aumento de diverso~ factores dinámicos: la escala de las
que "la economía de mercado canitalista r... 1 demanda" (véase We
sociedades, la diferenciación de las funciones sociales, la coopera
ción y la complt:jiclad de la organización y la estructura de la vida ber, 1968:973-975).
La preocupación por el capitalismo fue primordial en la obra de
social (Spenccr, 1972:(2).
Marx. Del capitalismo y su creación Marx extrajo una fuerza de efi
¿Acaso la expulsión puriücadol'<l de Spencer de las ideas sociales
ciencia productiva inexorable que explicaba el desarrollo evolutivo
se acompaJiú de la expulsi<')fl de la mitologia? En modo alguno, se·
de las sociedades, un desarrollo que predica "una tendencia peren
de las referencias al avance en la historia que él
ne al progreso productivo que se deriva de la racionalidad y la inte
que la mitología se haya "hlanqueado" pero so-
ligencia en el contexto de la inclemencia de la naturaleza" (Cohen,
106 LA CONSOUDACIÓN MÍTICA DEL DERECllO MODERNO LA CONSOLIDACIÓN MÍTICA DEL DEI}ECJIO MODERNO 107
1978:155). En cierta medida esta percepción del desarrollo se ha~ó fuente de prueba se encuentra en la antropología que, como mues
en el estudio comparado de las sociedades, pel"O estllvo fundamen tra Fahian, trasforma la separación entre pueblos en el espacio en
tada, sohre todo, en el principio spenceriano de que todas las eta una separación y gradación en el tiempo (Fabian, 1983:11-21). "No
pas de progresión estaban contenidas en su más cabal desarrollo y sotros fabricamos una historia para abarcar los hechos que descono
sólo podían ser comprendidas adecuadamente en él, es decir, en la cemos o que no podemos aceptar" (Barnes, 1990:242).
perspectiva de la sociedad burguesa como recapitulación de la histo
ria hasta entonces (por ejemplo Marx, 1973:105-106). Esta posición
se comhinaha sin dificultades con esa xenofobia integral que carac
terizó al pensamiento europeo a fines del siglo XIX. Esto permitió a LA PROGRESIVIDAD DEL DERECHO
Marxjuzgar y encontrar ahyectamente insuficientes no sólo a la co
munidad primitiva y campesina, sino también a las otrora altas civi Estas historias de la progresividad de la sociedad están estrechamen
lizaciones de India y China (véase por ejemplo Marx, 1969:93-94, te vinculadas con la progresión del derecho, e incluso contadas en
188). En resumen, todos estos antepasados del pensamiento social esos términos. Como nos dice Kuper: "el estudio de la sociedad pri
moderno "concebían el nuevo mundo en contl-aste con la 'sociedad mitiva no se consideraba, por lo general, como una rama de la his
tradicional', y detrás de esta 'sociedad tradicional' discernían una toria natural. Fue tratado inicialmente como una rama de los estu
sociedad primitiva o primaria" (Kuper, 1988:4). Para todos ellos, las dios jurídicos" (Kuper, 1988:3). La sociedad primitiva misma era
fuerzas demiúrgicas de la progresión crean y sustentan el vínculo "una fantasía [ ... ] fahricada por abogados especuladores a fines del
entre la identidad europea moderna y aquello de lo que así se deriva siglo XIX" (Kuper, 1988:8). (Quizás el estudio de los casos jurídicos
negativamente esta identidad. en su acumulación organizada temporalmente proporcion6 modos
La historia es lo que se supone que explica esta trasformación y adaptahles a las ideas de la progresión de la sociedad.) Además, "las
efectúa el desplazamiento de las versiones míticas del origen y la cuestiones investigadas -el desarrollo del matrimonio, de la familia,
progresión. Sólo mediante la valiente aceptación de una historia ili de la propiedad privada y del Estado- fueron concebidas como
mitable "el mito podía ser dejado atrás" (Ehade, 1963:113). El mito cuestiones jurídicas" (Kuper, 1988:3).
conservaha "la negativa del hombre arcaico a aceptarse como un ser De todos los abogados y eruditos Maine es el que influyó de ma
histórico" (Eliade, 1965:85). Pero la historia occidental se ha revela nera más persistente. Su obra principal y más importante fue An
do como mítica, tanto en su arrogación de la historia universal cient law [El derecho antip;uoj (Maine, 1931). Es difícil descubrir la cla
como en sus interpretaciones específicas (véanse, por ejemplo Ber se precisa de evolución que adoptó Maine. Ancient law se publicó a
nal, 1987; White, 1973; Wolf, 1982). A pesar de sus afirmaciones in comienzos de 1861, poco después de The origin o/sjJeries, pero al pa
cluyentes, es una historia que también está limitada por su forma recer no le dehe nada a esta última obra (Stcin, 1980:88, n 24). Stein
mítica; un flujo de acontecimientos ordenados causalmente (ksde señala la convicción de Maine de que la historia "debe enseñar
un origen establecido. Esto socava la afirmación de que la historia aquello que enseñan todas las otras ciencias: la secuencia continua,
se iguala -y menos aún desplaza- a una mitología occidental. En el orden inflexible y la ley eterna" (véase Stein, 1980:88). Luego tra
sus propios términos, la historia es incapaz de sostener las versiones za un paralelo entre la referencia fugaz de Maine a la geología y la
occidentales comunes del origen y el progreso de la sociedad (véan "doctrina uniformista" de Lyell, en la cual "los camhios en la super
se Hodgen, 19li4:481-484; Kuper, 1988:7). Es preciso buscar la ficie terrestre eran [ ... ] resultado de füerzas físicas regulares, en
"prueba" en otra parte. Ha habido dos fuentes. Una es el registro ar cambio constante, aunque gradual y casi imperceptible" (Stein,
queológico que se traduce en etapas de desarrollo mediante su 1980:88). (Stein traza otro paralelo entre esta doctrina y el derecho
equiparacil~ll1 con un ordenamiento sucesivo de las sociedades re consuetudinario [Stein, 1980:88]. Lyell era ahogado y también geó
cientes y existentes. Goody dice que no tenemos más opcitln que la logo.) Según Maine, hahía que tener en cuenta "las cualidades here
I de aceptar Il)s "peligros" de esta fuente ((~oody, 1~)7(i:3). La otla dadas de la raza, esas cualidadc's que cada generación recibe de su~
I
l,
LA CONSOLIDACIÓN MÍTICA DEL DERECHO MODERNO 109
U\ CONSOLIIJACIÓN MíUCA DEL DERECHO MODERNO
108
trasmite ligeramente modificadas a la genera Maine de bs 'etapas' de desarrollo sodal consideraha el avance de
1931:96). Maine se diferenciaba de Lyell en la unidad social desde el grupo familiar primitivo hasta el Estado te
un aspecto Importante. A juicio de este último, el tiempo y sus efec rritorial moderno", y su "tesis general" era "que el poder de autode
tos tendían a ser circulares. Él consideraba que "el pterodáctilo po terminación del individuo aumentaba aun cuando la autoridad polí
día volar de nuevo a t[(lVés de hosquecillos umbrosos de helechos líea central incrementaba su poder" (Stone, 1966: 121, 126).
arhóreos" (véase G(mld, 1987:10~). Ajuício de Maine el avance era La naturaleza mítica de este plano para la autoridad de Occiden
más decididamente lineal, pero tenía límites. Después de una etapa te queda indicada por la escasez de pruehas que Maine aduce para
rl"'~rm;n'>clq las sociedades "se dividían en estacionarias y progresi apoyarla, escasez que ha sido mencionada con frecuencia. Stein lo
habían "detenido" su "desarrollo" (Maine. expresa gentilmente como sigue: "Fue el genio que tenía Maine
vas", y Lis
para la generalización, evidentemente intuitivo, lo que convirtió es
1931:18-19). Por fortuna "había una o dos razas libres de esta cala
midad gracias a un destino maravilloso": estas razas eran capaces las ideas en el lugar común del pensamiento jurídico" (Stein,
de formar "sociedades progresivas" de las cuales "lo más notable es 1980:98). Para el grueso de la historia de Maine la fuente predomi
su escaso número" (Maine, l!Bl:18, 64). En términos contemporá nante es el derecho romano, tomado "como un sistema típico"
neos, las sociedades cuvo número era escaso eran las civilizaciones ne, 1931 Así pues, el desarrollo supuesto del derecho romano se
avanzadas de "Europa occidental" (Maine, 1931: 1R). Maine hizo un convierte en una base para condenar a todas las sociedades salvo a
las pocas que eran progresistas. Quizá la falta de pruebas más ex
descubrimiento que sería famoso:
tensas no preocupó mayormente a Maine puesto que adoptó una
idea evolutiva que aseguró su proyecto en la autoconfirmación:
El movimiento de las sociedades progresivas ha sido uniforme en un aspec
to. Durante lOdo su curso se ha distinguido por la disolución gradual de la
dependencia de la familia y el establecimiento, en su de la obligación Si por cualquier medio podemos determinar las primeras formas de con
individual. El illdividuo sustituye firmemente a la Familia corno la unidad ceptos jurídicos, se¡-án inapreciables para nosotros. Estas ideas rudimenta
que toman en cuenta las leyes civiles Podemos decir que el movimiento rias son para el jurista lo que los estratos primarios de la tierra son para el
de las sociedades progresivas ha sido, hasta ahora, un movimiento del Esta geólogo. Contienen, en potencia, todas las formas en las que el derecho se
ha mostrado después. (Maine, 1!)~1:2.)
tus al Contrato. (Maine, 19:11: 140-141.)
.u......!
110 LA CONSOLIDACIÓN MÍTICA DEL DERECHO MODERNO LA CONSOLIDACIÓN MÍTICA DEL DERECHO MODERNO 111
ahora, muy persuasivas" (Stein, 19i:lO:98, 101)- manifiestamente tie kheim, 1983:33-34). Por el contrario, la solidaridad social es "en ver
ne poco que ver con su erudición pero mucho con su encapsulación dad el alma de! derecho" (Durkbeim, 1983:151). Así pues, el dere
del mito de la cra. El libro Ancient law fue escrito, por decirlo así, cho, al igual que la solidaridad social, se ve en función de la evolu
hacia atrás. En un sentido inmediato, abordaba implícitamente un ción de una posición polar a otra. El del derecho se sitúa en
debate sobre la manera en la que debía ser gobernada la India (Sto la solidaridad mecánica donde, en "las formas más bajas de socie
kes, 1959). India fue colocada de modo precario en la corriente pro dad", es penal, represivo y religioso; su culminación se encuentra en
gresista y sólo podía avanzar, al fin de cuentas, en la única forma en la solidaridad orgánica en la cual el derecbo está basado en la coo
que era posible hacerlo: como los romanos y los ingleses. Esto le re peración entre los individuos, sus sanciones son "puramente restitu
veló a Occidente una progresión mítica que correspondía, milagro torias", sus reglas tienden a ser "universalizadas" y racionales, y "la
samente, a su propia presentación. ira ya no es lo que gobierna la represión sino [... ] la previsión" (Dur
Las versiones de la progresión del derecho hecbas por los creado 1983:38,46, 60).
res de las ciencias sociales difícilmente mejoran la concisa historia de Ni Marx ni Engels exploraron el derecho de una manera sosteni
Maine. Aquí Spencer capta de nuevo el carácter distintivo. Su interés mas no se sintieron inhibidos al hacer la observación méis inclu
por el derecho era frecuente, y tomaré su capítulo sohre las "Leyes" yente sobre su evolución. A pesar de su crítica devastadora de la so
de los PrinciPies 01 [PrinciPios de sociología] como la versión ciedad moderna y su derecho, éstos representaban, hasta entonces,
quizá más coherente, si esto no significa abusar del término (Spencer, lo mejor del logro evolutivo. Es comprensible que Marx y Engels hi
1885: cap. XlV). Este capítulo es una variedad de relatos de viajeros y cieran un hincapié particular en el papel de la propiedad y el des
fragmentos ocasionales de historia jurídica. Todo ello se mantiene arrollo de las fuerzas productivas en la progresión del derecho. Así
unido simplemente con verbos impelentes que, en el mejor de los ca pues, para ellos "la guerra civil se desarrolla simultáneamente con
sos, evocan doctrinas evoluÜvas. escogiendo casi al azar, las la propiedad privada por la desintegración de la comunidad natu
meras líneas de la página 527 revelan que "crecen", leyes que ral" (véase Cain y Hunt, 1979:53). Pero esta clase de hincapié no ex
"resultaron de la creciente complicación de los asuntos", "órdenes sa cluía otros factores compartidos con la principal corriente sociológi
primitivas que originaron" "un cuerpo de leyes humanas" que ca, tales como una "diversidad de la población cada vez , una
"se produjo" y un delito que "se vuelve" distinto de otro. El propósito "especialización de las funciones cada vez mayor" y una "división
de este catálogo, que podría derivarse igualmente de otras partes del del trabajo" en aumento (véase Cain y Hunt, 1979:159-160). En la
capítulo mencionado, es mostrar que Spencer sólo tenía que evocar evolución de la costumbre primitiva al derecho hubo también una
lo que era, por entonces, la ubicuidad de la idea de la evolución so mayor división del trab,úo jurídico y una especialización de las fun
cial, para establecer la importancia hásica del derecho. ciones jurídicas de más en más acentuada, yen este proceso el dere
De las tres grandes figuras ancestrales del pensamiento social cho se convierte, como d~jo Engels, en "una esfera independiente
moderno es de nuevo Durkhellll quien está más cerca de Spencer. [...J que, a pesar de su dependencia de la producción y e! co
Sus fuentes son incluso más antiguas; sin embargo, no está menos tiene también una capacidad específica para reaccionar a
seguro de presentar una ev.olución rápida del derecho que, a juicio esas esferas" (véase Cain y Hunt, 1979:55, 57). La prueba que Marx
de los especialistas posteriores, logra afirmar precisamente lo y Engels derivaron de la evolución para sus ideas era extensa pero
opuesto ele lo que ocurrió (véase Lukes y Scull, 1983:10-15). Según también difusa, y no abordaba la supuesta evolución del derecho
Durkheim, la historia del derecho es inseparable de la historia de la más que esporádicamente, y menos aún igualaha su alcance inclu
evolución de la solidaridad social. El origen del derecho se encuen yente. Marx no redujo la necesidad de pruebas ailadiendo e! dere
tra en la aparición de la sociabilidad organizada (Durkheim, cho a categorías tales como la producción y el trabajo, que sólo es
1983:34, 147). El derecho es "ese símbolo visible" de la solidaridad comprender cabalmente desde la perspectiva de su más
social: "podemos estar seguros de encontrar reflejadas en el dere completo desarrollo (Marx, 1973:105-1(6). Fue Pashukanis
cho todas las variedades esenciales de la solidarídad social" realizó esa adición en su lugar:
LA CONSOUDACIÓN MíTICA DEL DERt:CHO MODERNO 113
ll2 LA CON.SOLlDACIÓN MÍTICA DEL DERECHO MODERNO
La forma Ide den::rllo ] más des::lnollada hace que las elapas anteriores, en "Es tan sólo a la luz de nuestra ignorancia que todas las formas
las cuales ,¡parece sólo COIIIO un embrión, sean comprensibles para noso ;yenas adoptan el mismo matiz" (Anderson, 1974:549). Incluso la
tros [...] Sólo después de un periodo de desarrollo gradual alcanza su cabal capa uniforme que estos profetas del derecho moderno imponen al
florecimiento, su diferenciación y definición máximas. (Paslmkanis, mundo negado no puede reconocerse simplemente como diferente,
1978:70-7] .) pues esto sería poner límites al proyecto europeo. Tal diferencia se
uhica como un precursor de lo que ha ocurrido de manera inexora
Como indiqué anteriormente, Weber no abrazó una línea evoluti· ble y universal. En la constitución del ser europeo se produce la
va predominante pero sí señaló una progresión en determinadas es apropiación de todo un mundo. En su apoteosis el derecho moder
feras sociales. Estas esferas incluían el derecho, las de cuyo no va, definitiva y áuameIlle, más allá de las etapas anteriores que
"desarrollo general" esbozó siguiendo un poco la tradición de Mai son difercntes de él y, sin embargo, son de él. La historia de lo que no
ne (véase por ejemplo, Weber, 1954:303). Pero el efecto perdurable es el derecho moderno se convierte, también, en una historia de lo
de Weber en los conceptos del derecho se caracteriza más por los <¡ue es. Éste es el resultado de la dinámica mítica que, a la vez, im
procesos de negación que usó para identificar el derecho moderno la progresión lineal del derecho y de la sociedad, y proporcio
que por una narración cabal de su evoluci6n (véase por <:'jemplo Un na las normas por las cuales se juzga que algunos han progresado
ger, 1976). El derecho se desarrolla en una racionalidad y un cálculo menos que otros. He derivado esta dinámica de figuras ancestrales
cada vez mayores (Weber, 1954:304, 350-351). Estos atributos, como del pensamiento social moderno, pero se han vuelto normales y su
otros rasgos de la sociedad moderna, son obtenidos por Weber en contenido mítico ha sido algo -y solamente algo-, "blanqueado".
una comparación constante con otros tiempos y otros lugares, espe Las normas de sociabilidad eurocéntricas y casi universales, de com
cialmente Oriente, donde estas cosas no existen. No se trata de una o dikrenciación en la sociedad, de eficiencia productiva y
virtud superior occidental sino de "factores políticos concretos, que racionalidad, siguen siendo identifkadas de inmediato por las insu
sólo tienen las analogías más remotas en otros lugares del mundo" ficiencias que revelan en aquellas que han sido superadas. En su cul
(Weber, 1954:~~04). Por lo tanto, hay un contraste entre una "liber minación el derecho no sólo es un producto de esta dinámica ejem
tad de contrato" basada individualmente y combinada con el estado plar sino que se convierte en instrumento suyo. Todo esto no es
territorial moderno, y una integración adscriptiva de "comunidades simplemente una cuestión de percepción teórica. Fue confirmado
de derecho" que son "particularistas" (Weber, 1968:695-699). O, en de manera abrumadora en la experiencia del colonialismo.
términos más operativos:
opinión del gran practicante y teórico del imperialismo, "elevaría a den imperial era el caos de una precreación en la que los nativos vi
la masa de los pueblos de Africa a un plano de civilización más ele vían -o a duras penas vivÍan- en la anarquía, la hechicería y el te
vado", un don que "merecería la gratitud de los míllones de perso rror. Cualquier medio de civilización está justificado al tratar con
nas silenciosas e ignorantes" (Lugard, 1965:546-547). "Nuestro de esta negación absoluta y abyecta de ella.
recho -d~jo Fitzjames Stephen sobre la India-, es, de hecho, la A pesar de la semejanza necesaria entre el derecho de Europa y el
suma y la esencia de lo que nosotros debemos enseñarles. Es, por derecho de las colonias, había una diferencia importante y revelado
decirlo así, el evangelio de los ingleses, y es un evangelio compulsivo ra entre ellos. Un orden jurídico estructurado alrededor del sujeto
que no admite disentimiento ni desobediencia alguno" Sto autónomo de Europa era, en sus términos, lo opuesto del régimen
kes, 1959:302). Esta tradición jurídica se había iniciado mucho antes jurídico autoritario necesario para los modos de explotación impe
en la colonización de Irlanda (véase Pawlisch, 1985:6, 11). La in riales (Fitzpatrick, 1983). Esto no podía ser una cuestión de diso
fluencia más inmediata y la modalidad general del gobierno colo nancia o de deficiencia "en el camino del derecho perfeccionado",
nial moderno derivaron de la formalización administrativa del go camino que un magistrado colonial exhortó a seguir a quienes esta
bierno inglés de la India y del efecto de éste en Bentham y en otros ban a su cargo (véase Kelsey, 1990:212). La aparente diversidad en
utilitaristas (Stokes, 1959). el derecho se resolvió según el carácter de aquellos a quienes iba di
El carácter autoritario y trasformador del derecho en la versión rigido. "El africano" podía "tener derecho a la ley" mas no "un dere
utilitarista se adaptaba perfectamente al gobierno colonial. Incluso cho de autonomía [... ] porque el africano aún no había encontrado
el más liberal de esta tendencia se alineó en 10 que respecta a la In un yo que determinar" (Thornton, 1965:158). El libro de Westlake,
dia. John Stuart Mili, al escribir "On liberty" ["Sobre la libertad" J, Chapten on the jJrincijJles of internationallaw [Textos sobre los fJrincijJios
proclamó que "el despotismo es un modo legítimo de gobierno al del derecho internacional}, publicado en 1894, decía que:
tratar con bárbaros, siempre y cuando el fin sea su mejoramiento"
(MilI, 1962: 136). El "lenguaje de mando", "el instrumento de dere el derechu internacional no toma en cuenta a los nativos incivilizados. Esto
cho" y "la inmensa e indefinida influencia que los utilitaristas con J no significa que se les nieguen a estos nativos todos los derechos, sino
que la apreciación de los mismos se deja a la conciencia del Estado en cuya
cedieron al poder de la ley y del gobierno" tenían por oqjeto "intro
soberanía territorial reconucida están comprendidos [... ] Al ser sujetos de
ducir [... ] las partes esenciales de la civilización europea" (Stokes,
la potencia que posee e! título internacional sobre e! país en el cual viven,
1959:55, 72, 302). Esta misión estaba estrechamente vinculada con los nativos tienen sobre sus gobernadores más que la demand,l común de
el derecho en Europa (Gramsci, 1957: 1 al igual que en Euro los gobernados: tienen la demanda de! ignorante y desvalido sobre el ilus
pa, la paradoía aumenta por la afirrnación de un derecho civilizador trado y fuerte; y esa demanda tiene más probabilidades de ser satisfecha
para poner orden mediante la constante imposición de la violencia. cuanto más libre de inseguridad y de molestias es la posición de los
A pesar de una abundancia de pruebas en contrario. tanto para los nadores. (Westlake. 1971:47,
administradores como para los antropólogos e! derecho estaba aso
ciado intrínseca e irrefutablemente con la paz y el orden (véase Fa Estas doctrinas hacían que los colonizados no fueran personas ju
ris, 1973). Sin embargo, ese mismo derecho estaba en la vanguardia que sólo pudieran "disfrutar los derechos del hombre" "por
de lo que los mismos que lo proponían consideraban como "una ci medio de la conquista europea", y sólo si los europeos los dispensa
vilización beligerante", que aportaba "obsequios siniestros" con su ban (véase Kiernan, 1972:23). Pero, como reconoció Knox, en su
reglamentación penal y, en el proceso, infligía una violencia inmen vena crítica, la "raza sajona" imperial no extendía "los derechos del
sa (véanse Nandy, 1983:69; Stokes, 1959:209, 288). Esta contradic hombre" a "ninguna otra raza" (Knox, 1862:547). La buena razón
ción quedó resucita en la equiparación mítica de! orden sólo con un de esto se ilustra en la causa R v, The earl of crewe ex parte Sehgorne
orden impuesto imperialmente. En la mitología, como vimos en el (1910 2 KB 575). Este juicio tuvo que ver con una ley de un
2, la colonización siempre está asociada con la imposición protectorado inglés en Áh-ica del Sur que disponía de manera espe
del orden a una situación desordenada. Lo que existía aparte del or- cífica la detención de nativos potencialmente turbulentos. Un abo
116 LA CON~()LIDACI()N MÍTICA DEL DERECHO MODERNO LA CONSOLIDACIÓN MITICA DEL DERECHO MODERNO
117
gado en extremo esfc)rzado argumentó que, dado (Iue esta medida llevados a la Historia por el principio activo que encarna el euro
careCÍa de aplicación universal, no podía ser una ley válida, y que se peo.
aplicar el antiguo remedio para una detención equivocada, Con la aplicación de este principio los europeos crearon al mui
el haberLs corpus. El argumento fue rechazado y ese rechazo reforzó vo, así como el derecho y la costumbre n,üivos, contra los cuales su
sentimientos como los que expresó mejor L. J Farwel1: propia identidad y su propio derecho continuaban creándose. El
grupo pcqueilo, estático, basado en el parentesco, vinculado por
La verdad es que en los países habitados por tribus nativas que una costumbre apenas explícita, casi instintiva e indolente, fue crea
ampliamente en número a la pobladón blanca, estas leyes Icomo la de Iwbl:as do tanto por una inversión fantástica de la identidad europea corno
aunque son bastiones de la libertad en el Reino Unido, podrían, de
por una reglamentación colonial (Fitzpatrick, El84). Grandes civili
ser aplicadas en esos resultar en la pena de muerte para los blancos.
zaciones se consideraron estancadas y fundamentalmente limitadas
por la "comunidad pueblerina" que "restringía la mente humana al
ámbito más estrecho posible, convirtiéndola en una herramienta
En esos lugares el "primer deber del Estado es velar por la
dócil de la superstición, esclavizándola bajo reglas tradicionales,
dad de la población blanca por la cual ocupa esa tierra" (pp. 615
vándola de toda grandeza y energías históricas" (Marx, 1969:!H). },a
616).
historia de las resistencias a la colonización, de las civilizaciones
Lo europeo abarcaba la existencia misma de los colonizados. De
precoloniales, la antropología interpretativa y la crítica cultural,
bido a su posición más elevada en la escala del progreso, los coloni
muestran hoy mundos de diversidad din;imica, de identidades pro
zadores podían conocer y representar a los nativos m~jor de lo que
de relaciones sociales lábiles y vastas y de reglamentación ima
hubieran podido hacerlo éstos por sí mismos. Los administradores
ginativa, todo lo cual el imperialismo reduce e inmoviliza como en
coloniales se apoderaban de las culturas legales más complt;jas de
un molde: contenido en él de una manera f~ja, uniforme y
los residentes con una scguridad incuestionable, y las trasformaban
(véanse 1983; Strathern, 1985).
de manera incidental pero radical. Incluso cuando la reglamenta
El moldeo y el control de la sociedad nativa enfrailan otra gré'1ll
ción jurídica permanecía en manos de los colonizados inevi
diferencia reveladora entre el derecho de Europa y el derecho de las
table, dada la limitada penetración del gobierno imperial- estaban
colonias. Esto está estrechamente relacionado con la diferencia que
sujetos a escrutinio y rechazo bajo las llamadas cláusulas de incom
acabo de serlalar entre un orden jurídico que implica al sujeto autó
en la legislación colonial. Con esas cláusulas el derecho
nomo y otro en el cual este sujeto está ausente. En la situación colo
local o la costumbre no podían ser efectivos si se encontraba que
nial el derecho conlleva las mismas fuerzas míticas que tiene en el
"eran incompatibles con la justicia natural" n con "los principios
marco metropolitano: potencia universal, dominio de la naturaleza,
generales de la humanidad", y tales criterios eran, por supuesto, in
dominio de órdenes menores, etc. Pero en esta situación carece del
trínsecos a un proyecto imperiaL universal. La poderosa inferencia
apoyo de los controles no jurídicos, detallados y tentaculares que
de la cláusula de incompatibilidad es que el nativo no tiene un pro
funcionan en Occidente, y que Ilcg-an a crear un sujeto autónomo y
yecto integral y distinto dado que, con dicha cláusula, una parte de
autorregulador. Este sujeto, como veremos más adelante en este ca
la cultura residente podía ser-negada aquí, y otra parte allá, sin cau
no hace demandas indebidas o destructivas sobre la legali
sar ningún daño a un modo de existencia significativo. Tal nega
dad liberal o sobre sus condiciones previas de libertad y de cierta
ción final por parte del imperialismo fue identificada prohmcL.
igualdad. Este s~jeto autónomo era la antítesis del gobierno
mente por Fanon como la fragmcntación de una vida vívida otrora
nial. Los controles detallados de este gobierno eran proporcionados
y la rigidez consiguiente de los fragmentos, cuya dinámica es ahora
por el derecho, y éste confería al administrador colonial poderes de
exterll<l a ellos (Fanon, 19(7). Los colonizados son relegados a un
un alcance y una discreción que habrían snperado los deseos más
pas<Ldo infinito y sin una dinámica, a una del progreso de la
amplios del Cadí o del patriarca patrimonial. Este derecho hacía
cual pueden ser redimidos, en el m~jor de los casos, y sólo si son
que toda la sociedad nativa fuera descarriada, o descarriada en po
tencia, (]uejamás pudiera r3tm' exenta, rn ningún aspecto, de super tar su nación y 1<1 civilización que hrindaba por encima de todas las
visión, dirección y corrección (vranse por ejemplo Rogers, 1987:210 demás (vé;:mse Cllrtin, 1964:143; y en general Newman, 1988). Aun
211 y WOlger, 1983:51-52). gue la identidad nacional ele esas "viejas naciones", como ingleses,
Hay olras lúrmas, además del colonialismo y sm efectos, en las franceses y holandeses, se estableció mucho antes de los primeros
que se establece e! fundamento racial ele la identidad del derecho, años del siglo XIX, la afirmación de un cambio distinto en esa época
aun cuando estas otras formas sean, quizá, menos o estén entraña una interpretación deliberada de la nación o la percepción
más "blanqueadas". Consideraré dos de las más importantes de es de su desarrollo y su arlopción rle un rumbo que, sí bien
tas forrnas en lo que queda de este capítulo: la nación y la raramente fue en sus resultados, fue constante en su
nacionalidad del derecho y, después, el sujeto moderno y la orientación hacia e! futuro. La vaguedad de! punto de destino no
vidad jurídica. fue óbice para la voracidarl instrumental de la nación: una suhordi
nación ahierta de la virla al logro de su propósito inrlefinido. La na
ción pasó a ser e! morlo por el cual "el hombre" dehía ahora "hacer
se a sí mismo" (Kelley, 1984a: 14-15). A juicio de Bagehot, en el
LA NACIONALIDAD DEL DERECHO marco inglés "la creación de la nación" era la esencia de la evolu
ción (véase Hobsbawn, 1990:23). John Stuart Mili vio beneficios in
La figura mítica de la nación .~ finitos para los nacidos en las colonias que se unieran a la nación
rialismo. El imperialismo moderno no sólo difunde sa o francesa, en vez de continuar "nlalhumorados en sus
la nación-estado como modelo mundial, sino que la diversidad de rocas, re!iguia de tiempos dando vueltas en su
las naciones también mantiene las distinciones del imperialismo. propia y pequeña órbita mental, sin participación ni interés en el
Por el contrario, es un imperialismo, conocido ahora con otros tér movimiento general del mundo" (vi'ase Hobsbawn, 1990:3'1). Allí
minos por quienes lo proponen, lo que reside y media entre las afir rlonde el proyecto de construcción de naci6n era más explícito,
maciones universales de nación y sus limitaciones operativas. El na como en Alemania, los imperativos de la subordinación a Hna colec
cionalismo importa un conjunto de normas que algunos países, los tividad nueva tendían a expresarse en términos más exaltados yab,
"de Occidente", son capaces de alcanzar aun cuando se encuentren solutos (por ejemplo Strakosch, 1967:3-4). Pero cuando aparecía, el
en diversas etapas de ese logro. "La norma de progreso universal" afán de alcanzar una hegemonía dentro de la nación mediante la im'
así implicada no "es considerada de ninguna manera fundamental de la homolIeneidad en la la cultura y el derecho
como ;~ena a la cultura nacional" (Cbalterjee, 1986: 1-2). Esta ;resión universal en la que se encon
dad es ~jena a ot.ros países en los que, en e! mejor de los casos, aún traban en la vanguardia las "Grandes Potencias" o la "cortesía entre
debe ser explorada. En t{:rminos de sus partidarios occidentales el naciones" en la Europa OccidentaL
nacionalismo "es coetáneo del nacimiento de la historia universal": La fuerza merliadora del progreso fue lo que concilió esta eleva
"representa el intento por actualizar en términos políticos la apre ción mítica con la diversidad y los límites de versiones más particula
miante necesidad universal de libertad y de progreso" (Chattcl:jce, res del origen y la existencia nacionales; aunque éstas no necesaria
Al igual que el impcrialismo, el nacionalismo es una fuerza mente eran más precisas que las afirmaciones de universalidad
y UIla imposición infinita sobre aquellos que to que, como dijo Renan, "hacer que su historia esté
davía dehen actuar -() actuar plenamcnte-, de acuerrlo con sus nor da es de ser una nación" Hohsbawm, 1990: 12). Se hicie
mas, o que aún no las han reconocido. ron o rehicieron historias nacionales -recientes y abruptas o inme
Una ;¡firmación común, que sigue siendo sorprendente, es que el morialmente regresivas- que lejos de buscar relaciones fraternales
nacionalismo es un producto de los comienzos de! siglo XIX (véase con otros pueblos en un proyecto universal, hablaron de los
por <:jemplo Smith, 1986: 11). Incluso los ingleses, que afirman estar nes y la identidad exclusivos, de una comunidad distinta y de un es,
exentos de tan sonadas atribuciones, llegaron en ese tiempo a exal- píritu singular. Los límites actuales de las historias particulares se
120 LA (;< )/,\SOLlDAC¡Ó:-J :-dÍ DCA DEl.lJERECHO MODERNO
LA CONSOLIDACIÓN MÍTICA DEL DERECHO MODERNO 121
trascienden en su elevación como parte de un progreso universal o
finitiva en la negación de lo que es local y personal, impulsados por
incluso como una prerrogativa. La realidad operativa creada en esta
el esLalus, tradicional, irracional, indiferencíado, agrícola, etcétera,
forma -la fusión de la identidad narticular como un provecto Ilni
etcétera.
exis
Las pretensiones del derecho a un gubierno universal, objetivo,
(y así por el se vuelven tangibles y plausibles por
sus
mó que esa soberanía p<lrlament<lria era UIla cuestión de derecho, "desde los conceptos toscos de los bárbaros hasta los conceptos
pero parece haber sido una invención suya: "el orác11lo habló y vino exactos de los ahogados romanos o de los modernos juristas ilustra
a ser aceptado" (Simpson, 1987:37H). La vacuidad de la pretensión de dos". Sin embargo, "laJurisprudencía General o Universal" sólo se
Dicey de precisar el fundamento del derecho y de la constitución ha ocupaba de "los sistemas más maduros" de derecho, y "sólo los siste
sido expuesta por Carry (1991). Lo que queda es una afirmación de mas de dos o tres naciones merecen atención: los escritos de los Ju
autoridad nacional, una afirmación de inglcsismo que, ajuicio de Di ristas Romanos; las sentencias de los Jueces Ingleses en los tiempos
cey, conl rastaba en gr<ln manera con las deficiencias de los france modernos; las disposiciones de los C()dígos Francés y Prusiano en
ses y especialmente de los helgas. Las entidades nacionales inconve lo que se refiere a su arreglo", es decir, a su organización general. A
que no enc~iahan en el esquema de Dicey, como Escocia, de estos (:jemplos, "el resto podí<l presumirsc" (Austin, 1861
fueron relegadas, en una mC7cla de evasión y de bravata 1863:350,356-357-1) en cuanto a su captación de lo universal. Qui
1982: zás el nacionalismo supranacional del derecho puede verse de ma
Sin embargo, ver la dinámica del derecho como nacional y confi nera más notable en los dos intentos más importantes en materia de
nada a la nación es una deformación de ese derecho. El derecho de jurisprudencia, hechos después de Austin, para establecer un con
la nación es lino de los componentes principales de un nacionalis cepto puro o alltorreferente del derecho. Kelsen buscó el origen de
mo unificador. Tal derecho adopta lIna escala mítica como forma la existencia legal del derecho en su validación en una regla funda
definitiva de Ilobierno, al abarcar órdenes jurídicos menores p<ll'cia ment<tl, una Grundnorm. Aquí el "derecho'· se sitúa final y completa
o que se subordinan a él. Pero, a primera mente en la metafísica oecidcnt<tl, en una mitología blanca (Ke!sen,
vista, este impulso universalizador del derecho parece estar confina 19tH). El "concepto de! derecho" de Hart tiene orígenes más difu
do a los límites de la nación. El derecho internacional depende del sos, como veremos en e! capítulo ti, pero asegura un fundamento
apoyo de las naciones "soberanas". En términos comunes, sólo pue primigenio en un mito occidental de progreso, que produce un de
de ser una f()rma de derecho incompleta, ponlue carece de los atri recho positivo occidental como tipo exclusivo de "derecho" (H<lrt,
hutos del derecho de la nación, por eíemplo un modo eficaz de ha 1961). Incluso en una jurisprudencia analítica ha habido insatisfac
cerlo cumplir. Pero aun cuando el derecho internacional no sea más ción con tales búsquedas de pureza. El derecho sigue siendo distin
que ulla extensión de las naciones (occidentales), es importante por to pero ahora es el producto de una comunidad cultural distinta.
serlo. Es uno de los medios para legalizar el mundo: una extrover Sin embargo, sólo para ejemplificar al p<lrtidario más elogiado de
siém imperial del nacíonalismo occidental corno portador de nor esta posición, el derecho nmscrva su dimensión más amplia puesto
mas universales. Incluso Savigny, ese gran proponente de la identi que sigue estando informado por los valores de 1<, fórma de gobier
dad del derecho y de la naciún (del derecho como vida común de la no occidental, etc. (Dworkin, 1986).
como Volksgeist) , no se O{;lUSO finalmente a un espíritu tras Si observamos de cerca el funcionamiento del derecho en su cla
nacÍonal sistemático instilado en el derecho nacional, espeeialnH~nte ra comunidad, lo que encontramos no es abrogación declarada de
cuando ese espíritu adoptaba la forma del derecho romano la universalidad del derecho, un reconocimiento, por fin, de que re
1966:93-94, fleja el interés de un grupo, una clase o un género particular; lo que
Tampoco las peculiarid~\des de los ingleses inhibieron la exporta encontramos es el derecho que actúa como forma ejemplar median
ción masiva de su derecho o impidieron una tradíciún alternativa te la cual se da validez mítica a la realidao pura. Hay, naturalmente,
de relacionar el derecho con otros sistemas más , afirmaciones nacÍon<llistas continuas de la superioridad de institu
se Simpson, 19R7: cap. 12). En medio de la gran diversidad de siste ciones jurídicas particulares, pero son hechas en apoyo de una vir
mas jnrídicos, Austin discernió "principios comunes [... ] (l11e se en tud universal que no es t:jcmplificada tan ampliamente en otros cli
contraban m,'ts o menos concebidos de parecida manera" en todos mas menos afortunados. Las declaraciones del derecho miden y
los sistemas de "derecho positivo" -los salv;yes no eran incluidos por obligan a la realidad misma de manen característica. Las acciones
que, corno vimos, a juicio de Austin no tenían un derecho positivo-, y reclamaciones recalcitrantes que están fuera del dominio de esta
124 LA CONSOLIDACIÓN MíTICA DEL DF.RF:CHO MODERNO LA CONSOLIDACIÓN MíTICA DEI, DERECHO MODERNO 125
SUfETOY EN EL DERECHO
el capítulo 2, era capaz de ordenar el mundo y de contener en sí ¿Cómo puede una sensibilidad trascendente y actual conciliarse
mismo "el nexo de la representación y el ser" (Foucault, 1970:311). operativamente con lo finito mundano del sujeto al que está unida?
En pocas palabras, el sujeto preexistía y míticamente impulsaba Al contestar esta pregunta "usaré" como centro y como contraste la
todo conocimiento y actuación en el mundo. Hacia fines del perio búsqueda del sujeto de Foucault. Seguir la pista de las ideas de Fou
do de la Ilustración lo que sucedió, en un sentido, fue que esta po cault sobre el s~ieto puede representar un curso errático e incluso
sición de se perchó y nació un "hombre" explícito y fini contradictorio. Mas, aparte de la naturaleza reveladora de estas ideas,
to. Este ser está constjtuido por y en determinaciones científicas e las mismas contradicciones entre ellas sirven, algo paradójicamente,
históricas. Está confinado a "las ciencias humanas" y "la soheranía para localizar una subjetividad integral que une las dimensiones
histórica del r... 1 oensamiemo euroneo" (Foucault. l trascendente y finita. Esta subjetividad es la que ofrece una hase
para el derecho moderno.
En un tiempo faucault vio al individuo como una consecuencia
Todos estos contenidos que su cOIlocimiento le revela como exteriores a él del discurso, -el discurso era de crear y organizar sus
mismo, y más antiguos que su propio nacimiento, se le anticipan, lo amena tos- (Foucault, 1972:40). Pero nunca se satisfizo con la mera atribu
zan con toda su solidez, }' lo atraviesan como si fuera un mero objeto de la ción de una fuerza extraña al discurso, y que sin darse
naturaleza, un rostro destinado a ser borrado en el curso de la historia. (Fou cuenta, había estado hablando del poder. Con una provocación ca
cault,
racterística, vió entonces al sujeto moderno como un producto del
poder y, más específicamente, corno un producto de las técnicas de
Aun así, este homhre ha asumido una difícil supremacía en algu
administración mundanas. El poder crea su propio sujeto. "El indi
na existencia mítica más allá de las trabas de lo mundano y lo tem
viduo [... 1no es el vis-a-vis del poder; es, según creo, uno de sus efectos
poraL Este hombre es, sin embargo, "una fuente de orden para la
principales" (Foucault, 1980:98). Sin embargo, Foucault consideraba
totalidad"', eSl,l "en el fi.mdamento de todas las posit ividades" y ejer
primordialmente que "el poder viene de abajo". No es "unívoco".
ce "soberanía sobre la existencia" (Adorno y IIorkhcimer, 1979:9;
Diferentes poderes ocupan esferas distintas en "disyunciones y con
Foucault, 1970:g13, 344). El sujeto afirma una fuerza o un ímpetu
tradicciones" (Foucault, 1979a:27; 1981:91-94). De esto debe seguir
mítico que afecta a un mundo en el que está incluido. Esta "designa
se que hay tantos tipos diferenciados de Sl~eto como de poderes (vé
ción imperiosa" del sujeto es "ambigua", por ser el hombre "un ex ase Foucalllt, 1977: 127). El poder jurídico, por ejemplo, produciría
traño doble empírico-trascendental" (Follcault, 1970:313, gI8). La
un sujeto jurídico como Sil "artefacto" particular (Teubner,
designación mítica del hornbre en el conocimiento científico e his
1989:7g0). En realidad, Foucault emprendió sus bistorias de diferen
tórico sosl iene su capacidad para trascender y dominar el conoci tes esleras de poder, SIlS "genealogías", "sin tener que referirse a un
miento, incluso el conocimiento de "sí mismo". El sujeto es creado o
slüeto [singular], bien sea trascendental en relación con la esfera de
realizado mediante un descuhriiniento y un dominio de sí mismo acontecimientos o bien persiga su identidad vacía en la historia"
cada vez mayores, proceso mÍticamente presentado en variedades de
Lo que el slyeto .todavía tiene que alcanzar se convierte
Pero faucault también hizo afirmaciones más
en la promesa de realización. En este camino de no
. de la
estaciones en las que la (unza creativa del descansar
xuanuao, etc., extrajo una forma moderna al' poaer OlsClpHnano y
satisfecha con algún logro qjo. El sl~jeto trasciende heroicamente lo
un sujeto concomitante.
finito mediante una sensibilidad actual que no tiene límites
sujeto creado en la
Esta sensibilidad no se encuentra sólo en el conSCIen
cultades obvias para extraer una idea general del sujeto moderno
te de sí mismo" sino que se extiende a esa esfera desconocida desde la
de unas cuantas historias sohre otras cosas, particularmente cuando
cual el hombre es perpetuamente convocado hacia el conocimiento
esas historias se esmeran por prescindir de una idea general del su
de sí mismo" (Foucault, 1970:323-324).
jeto. FOllcault hizo vagas afirmaciones sobre la ubicuidad del poder,
128 LA CONSOLIDACrÓN MÍrICA DEL DERECHO MODERNO LA CONSOLIDA( :¡()N MÍTICA DEL DERECHO MODERNO
129
sobr~ poderes que se configuran en dominios "hegemónicos", so la jurisprudencia, un conjunto de drClUlstancias que definen un acto y son
bre el "dominio [que es ... ] una estructura de poder general" capaces dc modificar la aplicación de una rC:'gla; es el índi"viduo como pue
cault, 1980:118-119; 1981:94; 1982:226). Pero nunca se vio con clari da ser descrito, juzgado, medido, comparado con otros, en su individuali
dad qué efecto iban a tener esas afirmaciones en la creación de un dad misma; y es también e! individuo quien tiene que ser capacitado o co
sujeto más expansivo, aunque alguna idea de s~jeto estaba rregido, clasificado, normalizado, excluido, etcétera. (Foucault, 1979a: 191.)
por lo menos implícita, tanto en la defensa optimista de Foucault de
la resistencia al poder disciplinario como en su profundo pesimis ¿Cómo podemos vincular a este individuo contenido como 1111
mo acerca de tal resistencia, pesimismo basado en la ineludible om caso con el individuo como autoconstituyente? El sujeto bien puede
nipresencia del poder en el cual todos nosotros éramos "pequeñas responder formativamente a una diversidad de influencías locales,
sombras cautivas" (cf. Foucault, 1979a:200; 1980:82-85; 1982:21 pero su respuesta no es sólo inmediata y localizada. No está consti
Pero cuando descartó el poder como su preocupación cohesiva, des tuido como un autómata fragmentado. Mediante su producción in
cubrió que su meta había sido "crear una historia de los modos dife tegradora como alguien normal y racional, el sujeto opera en una
rentes por lo cuales, en nuestra cultura, los seres humanos se con dimensión general tomando esas influencias en sí mismo y hacién
vierten en sujetos" (Foucault, 1982:208). Estos modos vinieron a dolas encaces: "los individuos [...] siempre se encuentran en la posi
incluir las maneras en las que los mismos individuos pasan a ser su ción de experimentar y de ejercer [ ... ] poder" (Foucault, 1980:98). El
jetos que actúan eficazmente sobre ellos mismos y sobre otros (O' existe, por decirlo así, fuera de la diversidad de poderes que
1989: 11 "las formas y modalidades de la relación del en él, y los ordena. Cuanto mayor es el número y la diversi
yo por la que el individuo se constituye y se reconoce qua sl~eto" dad de esos poderes, es quizá, más variado y compl<:jo, más específi
(Foucault, 1987:6). El individuo fue reinstalado como "el vis-á-vis del camente mediado, más "individuo" para responder a ellos. Mi ver
poder", corno un agente autónomo y el claro punto de partida des sión aquí sólo se aplicaría a aquellos sujetos normales dedicados a
de el cual fluía el poder (Foucault, 1982). A continuación invertiré esta aut()sl~jeción. Los recalcitrantes o los incapaces deben ser co
esa trayectoria de la preocupación de Foucault por el y am rregidos o curados. En este punto el alcance de sujeción voluntaria
pliaré la relación entre poder disciplinario y subjetividad autónoma. tiene que acabar, pero las normas generadas al corregir y curar ofre
cen guías a lo normal.
Las historias específicas de Foucault descubren los bajos orígenes
y la contingencia de las grandes y amadas instituciones e ideas, in ¿De dónde puede venir este sl~jeto trascendente pero limitado?
cluida la idea del :<aúeto individual como centro del universo social, Una contestación es que la capacidad de respuesta trascendente del
s~jeto es generada deliberadamente por el poder disciplinario. In
y el punto de referencia para la evaluación moral y política (véase
Minson, 1985: cap. 2). El sujeto moderno, como el individuo, no es cluso en su diversidad, cada estera de poder considerada por Fon
la realización noble y completa de una lucha innata, una lucha exen cauIt cont.iene técnicas que producen un sujeto sem<:jante. Estas téc
ta de la ignorancia y los prejuicios !imitadores del pasado. El sujeto nicas funcionan, 110 tanto por la vía de una prohibición negativa
individual es, más bien, el producto de una administración discipli sino, de manera más característica, por la vía de la aplicación positi
naria. La administración liberal moderna encarna una unión par va y productiva. Y en esa aplicación se produce el sujeto. Los ele
ticular del poder y el conocimiento, que crea una subjetividad mentos de este poder más espedaculares y visibles, más palpahle
particular. Mientras que en el período feudal el notable mente normalizadores, pueden verse en las filas, el ordenamiento,
era manifiestamente excepcional, la administración liberal moder la capacitación, las líneas de observación y regularidad y la opera
na ofrece tecnologías que hacen que todo el mundo sea notable. Así ción lineal del tiempo insertados organizativa y arquitectónicamen
pues, cada individuo se convirtió en: te en, por ejemplo, las cárceles, las fábricas, los asilos y las escuelas.
La raza sirve, también, como un punto visible de aplicación de nor
un caso que a la vez constituye un objeto para una rama del conocimiento y mas disciplinarias, que se vincula estrechamente con otros lugares
un sostén para una rama de! poder. El caso ya no es, como en la casuística o de control. corno la calidad de una Doblación. la "salud" y el "cuer
LA CO:-JSOLJDACION MÍneA DEL DERECHO MODERNO LA ,X)NSOLlDACION MÍTICA DEL DERECHO MODERNO 131
130
Esta unión del poder puede refinarse en su relación con el sujeto gía narrada por Maine y otros. El individuo llega a ser cada vez más
con ayuda de los comentarios de Foucault sobre un tipo de gobier autónomo, rompiendo los vínculos limitadores de una comunidad
no, o de mentalidad gobernante -que él llamó "gobermentalidad"-, natural tipificada por esos pueblos existentes que han avanzado
el cual estuvo en vigor en una etapa temprana del periodo moderno poco o nada en la escala del progreso. El poder y la libertad del in
(véase especialmente Foucault 1979c). Foucault opuso esto a una au dividuo aumentan junto con e! desarrollo de una autoridad racional
toridad y un orden a los cuales desplazó y en los que el derecho, en política centralizada. La extensión de los derechos subjetivos del in
última instancia, era significativo: la ley de Dios o del soberano te dividuo se combina con una rápida difusión riel control de la vida
rrenal. En el periodo moderno hay ahora un predominio de "nue por parte del gobierno -cosas difícilmente conciliadas en las ideas
vos métodos de poder cuyo funcionamiento no está asegurado por de ciudadanía participativa- (véase Barran, 1990).
el derecho sino por la técnica, no por la ley sino por la normaliza Marx vio perspicazmente a través de este esquema. En la transi
ción, no por el castigo sino por el control" (Foucault, 1981:89). La ción a una sociedad capitalista ese vacío creado por la extinción de
gobermentalidad se ocupa de! ordenamiento, de la administración la "comunidad natural" es llenado por relaciones económicas gene
de poblaciones enteras. Pero "la administración de una población rales que dominan el poder político de una nación-Est ado organiza
no se aplica sólo a la masa colectiva de fenómenos, o al nivel de sus da centralmente. La "disolución de las entidades tradicionales colo
efectos agregados, sino que conlleva también la administración de ca a los individuos uno junto a otro como personas independientes
la población en sus honduras y sus detalles" (Foucault, 1979c: 19). Y y privadas cuyos vínculos especiales adoptan principalmente f(¡r
esta administración integral de la "vida" puede extenderse hacia mas jurídicas" (Jakubowski, 1976:95). El derecho lam bién abarca y
abajo, por decirlo así, extenderse tan lejos como el tipo o los tipos media entre el individuo y las relaciones sociales generales que son
de subjetividad aptos, y unirse así con ese poder igualmente eficaz posibles ahora, para decirlo con una sinopsis prestada, por "el pre
que constituye el individuo y que llega a la plenitud de sus detalles dominio del capital monetario, por 1<1 modificación conjunta de la
"desde abajo" (cf. Foucault, 1981:99-100). El poder moderno se vuel mano de obra y por la capacidad de trasformación de uno en otro"
ve capaz de "un análisis individualizador y exhaustivo del cuerpo so (Giddens, 1981:121). La individualidad y la generalidad son inte
cial" (Foucault, 1980: 151). Y Foucault reconoció que lo que entraña grales:
ba la transición a la modernidad era un cambio general en la
individualidad. El poder disciplinario acompañó a esa "inversión Sólo en el si~l() XVIII, en "la sociedad civil", las varias formas de vinculación
histórica de los procedimientos de individualización" a los que me social confrontan a los individuos como simples medios para sus propósitos
referí antes, en los que la individualización exclusiva del periodo privados, como una necesidad externa. Pero la época que produce c,1 (' pun
feudal es remplazada por una individualización universal en la que to de vista, la del individuo aislado, es lamhi¿'ll, precisamente. la época de
todos se vuelven notables (Foucault, 1979a:] 91-193). El poder feudal las relaciones sociales lIlás desarrolladas hasla el Illomento (desde este pun
to de vista general). (Marx, EJ7~;lO().)
que "consistía en relaciones entre s~jetos jurídicos en la medida
en que participaban en las relaciones jurídicas por su cuna, su esta
Éste es un individuo original. el individuo "tal como fue postula
tus o sus compromisos personales" cede el paso a una situación en
do por la naturaleza", el "punto de partida de la historia" (Marx,
la que "el gobierno empieza a tratar con individuos, no sólo de acuer
1973:346). Pero este individuo nuevo era un ser abstracto, un vacío
do con su estatus jurídico sino como hombres, como seres que tra
en el que se vertían determinaciones soci,lIes:
bajan, comercian y viven" (Foucault, 1988:156).
El argumento derivado de Donze!ot y la gobermentalidad po
En la sociedad burguesa el trab,~ador, por ejemplo, se encuentra allí sin ob
drían resumirse diciendo, con Foucault, que para la "racionalidad .ietividad, subjetivamente; pero la cosa que .le menenlm enjrente de ¡il se ha
moderna" hay una relación integral entre "el fortalecimiento de [oo.] convertido ahora en la verdrulcm ronnmidrul ... que t·l intenta devorar y qüe es
fa totalidad política" y una "illdividualización cada vez mayor" (Fou devorado por ella. (Marx, 1()7~:4%.)
cault, 1988: 16] -162). Este result ado se complementa en esa mitolo-
l
134 LA (;ONSOLIDACI()N MÍ rICA DEL DERECHO MODERNO LA CONSOLIDACIÓN MíTICA DEL DEREC]]O MODERNO 130
Por supuesto, la conjunciún y la disyunción del individuo y de la social. Para que el sujeto trascendente sea sometido en sí mismo,
totalidad social han infectado reveladoramente a la teoría política li dehe igualar la gama de influencias sociales que pesan sobre él, y
beral en sus esfuerzos por rnantener la autonomía y el dominio del tiene que aplicar las aptitudes particulares Cjue hacen que tales in
ser individual. Una línea de resolución se remonta a Hobbes. En él, fluencias sean operativas. Consideraré ahora estas tareas y las rela
como sahemos, una individualidad incluyente devora todas sus ma cionaré con el derecho y con la subjetividad jurídica.
I nifestaciones menores. Para que la sociedad exista la enormidad del
poder del individuo derivado del estado natural salvaje tiene que
¿Cómo localizaremos la capacidad autónoma específica del suje
to, incluida su cabal capacidad de respuesta a la sociedad, la totali
1
ser suhordinada integralmente a "ese gran LEVIATÁN [ ... ] en el que la dad y cosas como éstas? Es aquí donde entran en escena las técnicas
1 soheranía es un alma artificial, que da vida y movimiento a todo el para la creación del sl~jeto o ele los poderes disciplinarios. Pero no
cuerpo" (Hobbes, 1952:47). En la otra línea de resolución el indivi están solas, aunque es difícil mantenernos al margen de sus influen
Ili'
duo conserva una trascendencia más inmediata. Unger postula para cias formadoras y calibrar el alcance de su compañía. Las influencias
"
1'1
1I
11:
la sociedad liberal un absoluto predominio del individuo, de las
"personas que trascienden a los grupos a los cuales pertenecen",
premodernas de un pasado del cual el sujeto plenamente fundado
es liberado ahora tienden a ser especialmente opacas. Elias traza un
que tienen al máximo "ese poder de trascender las formas de la pro "proceso civilizador" en Europa a partir del siglo XIII, en el cual las
pia existencia que es una característica definitoria de la humani normas que regulan la conducta personal, como las funciones cor
dad". Este poder les permite ir más allá de las restricciones sofocan porales, por ejemplo, son cada vez más elaboradas y refinadas, de
tes de la "sociedad tribal" y de la "sociedad tradicional", en las que manera que crean y aumentan la conciencia de sí mismo y el ele
"hay escaso sentido de la individualidad como una manifestación de mento de cálculo y, por enele, de autocontención (Elias, 1978). Fou
una humanidad universal que trasciende cualquier papel o estatus cault nos dirige a los ejemplos derivados del cristianismo. Vio el sa
particulares" (Unger, 1976:149, 154-155,226). En una vena más mo cramento de la penitencia como una "incitación al discurso", una
derna y, sin embargo, más hohbesiana, Unger ve también "la garan incitación a hacer que los deseos sexuales fueran explícitos, detalla
tía de estabilidad social y psicológica b~o el liberalismo" como con dos y sujetos a dar cuenta de ellos en una "tarea de relatar casi infi
sistente en la subordinación del individuo, de "sus deseos", a "sus" nita" (Foucault, 19H1:18-21). La confesión era siempre el núcleo
papeles sociales: pendiente para el examen de conciencia, para la evaluación sosteni
da del pensamiento y el comportamiento propios a la luz de normas
La imagen social del yo entra en el vacío creado por el caos de bs pasiones. inalcanzables. Éstas podían ser las pautas ejemplares proporciona
Le da al individuo una ilusión de personalidad coherente a cambio de su
das por Cristo y por los santos () prescripciones imposibles de pure
sumisión a las demandas del grupo. Entre esas delllandas está la necesidad
za de pensamiento y de hecho, cuyo cumplimiento nunca podía esti
de luchar por dominar las capacidades requeridas para el desempeño de
sus papeles. De esta manera, el interés ,upremo de cada individuo en la
marse con certeza. El cristiano tenía que estar constantemente
imagen del yo se convierte en la pieza clave del orden social; el individuo es alerta, constantemente en guardia contra las seducciones del mal:
llevado, -forzado, de lwcho- por ese interés, a mantener a raya las pasio "Hermanos, sed sobrios, sed vigilantes pues vuestro Adversario, el
nes salvajes. (Unger, 1~)7(): 146.) . Demonio, es un león rugiente, que camina buscando a aquél que
puede devorar; aquél que resiste, que persevera en la fe" (Comple
En resumen, no nos veremos oprimidos por los dictados de la so tas). Tales requisitos fueron refinados más allá de los límites institu
ciedad ni veremos nuestra individualidad comprometida mientras cionales de la confesión, y se extendieron al autoescrutinio y la au
respondamos a esos dictados y "voluntariamente" los incorporemos, toevaluación protestantes. La mirada protodisciplinaria de una
haciéndolos nuestros. Ésta es una libertad rousseauniana meciante deidad exigente proporcionaba también un control del desempeño
la sl0eción voluntaria. Para Foucault la trasformaci(lll en sujeto se adecuado, todo lo cual provocaba y exigía un grado de conocimien
produce por la sl~eción (Foucault, 1981:60). El sujeto, en todo esto, to de uno mismo que debe haber recorrido un largo camino en la
no es simplemente el pasivo receptor de oleadas de determinación constitución de esa unicidad, esa singularidad de cada uno de sus
136 CONSOJJDAClÓN MiT1CA DEL DERECHO MODERN()
LA CONSOLIDACIÓN MÍTICA DEL DERECHO MODERNO 137
que caracteriza a la creencia cástiana. En esta creencia brutales, corno parte de la "vieja historia del origen o
lo individual trasciende sobre la sociedad o la comunidad, teniendo de la responsahilidad", no orientaron mucho al pueblo hacia una su
libre albedrío pero tamhién la responsabilidad, "con temor y tem misión ciq.{a sino que lo hicieron supuestamente autónomo y res
blor" (Filipenses, 2: 12), de S\I propia salvación. "Los hombres eran ponsable (Nietzsche, 1956: 190, Segundo ensayo, parte Ir; véase tam
considerados 'libres' para que pudiesen convertirse en bién la parte m).
(Nietzscbe, 1968:53). En la cristiandad convencional el yo responsa Hay nos dice que la sumisión era, sin duda, el propósito de las es
ble y consciente es el centro adecuado y completo de preocupación del derecho penal en la Inglaterra del siglo XVIII, pelO se
Este yo menguado evidentemente no está de sus en práctica al generar un consentimiento activo durante todo
iguales en las esferas de la disciplina, la civilización, etcétera. el proceso jmídico (Hay, 1975). El poder represivo puede ser pro
Foucault establece una relación semejante entre el poder pastoral ductivo (Minson, 1985:44). Tampoco el derecho es simplemente re
de la Iglesia cri"t.Íana y esas fórmas de poder moderno y de "goher presivo, En el periodo moderno hay un aparente aumento en el re
mentalidad" de las que hablamos antes. Este pastoral, interesa curso al derecho como facilitador, él la capacidad envolvente del
do en el ser integral de los individuos, estuvo en otro tiempo "vincu sujeto para actuar de manera creativa por medio del derecho, hasta
lado con una institución definida [pero] súbitamente se tal punto en que, con frecuencia, el contrato es visto como la forma
difundió por todo el cuerpo social" (Foucau1t, 19H2:215; cf. HiI!, típica del derecho moderno (véase por ejemplo Pashukanis, 1978
1955:16-17; 1969:112.) El calvinismo del XVI quizás hubiera po
y compárese con Foucault, 1979a: 194). El funcionamiento de este
dido tomarse como un preludio pastoral refinado de los servicios de modo facílitador evoca obviamente una autorresponsabilidad 508te
gobermentalidad y las formas modernas del poder disciplinario. Su y depende de ella. Mas de facilitar, el derecho no fun
principal preocupación era fómentar una "disciplina" siempre pre ciona sólo por la vía de una intervención ocasional que responda a
sente -los nervios de la religión, según d~jo Calvino-, "atenta a todas una a las prohibiciones del soberano. SegÍJn Foucault
las minucias de la conducta"; "tras haber derrocado el monasticismo, el derecho funcíonaha en este sentido 'Jurídico" porque la ley sirve
su objetivo era convertir e! mundo secular en un monasterio "'~'''''''".~,,' para presentar al poder como una restricción negativa a individuos
co" (Tawn ey, 1926:115). "Fue en ese espíritu que [Calvino] hizo de que de otro modo son libres, enmascarando así el funcionamiento
Ginebra una ciudad de cristal, en la que cada familia vivía su vida de un poder disciplinario que crea sujetos positivamente (Foucault,
b,~jo la supervisión de una policía espiritual" (Tawney, 1926: 117),
1980: 104; 1981:86, 144). Pero el derecho funciona también de ma
El derecho ofrece modos de g'enerar una subjetividad disciplina neras menos limitadas, proporcionando imperativos detallados y
da y autorresponsable. Estos modos tienden a aDartarse de la obra guía cotidiana que se parecen más que nada a la penetración gene
de Foucault por su concepto del derecho como ralizada del poder, de acuerdo con la idea que Foucault tiene de él.
que no iha más alhi de la trasgresÍón, el juicio y el castigo De hecho, Hunl encuentra paralelos entre esta idea y la noción de
1967:2(7). Foucault se interesaba' en contrastar el poder de esas téc Gramsei del "pape! educativo de la ley" (Hunt, 1990:315-316). Y la
nicas que creaban íntínJamente una subjetividad con una forma de búsqueda histórica del derecho por parte deE. P. Thompson, deli
poder caracterizada por el derecho y supuestamente antigua, Como
It
ciosamente inmoderada, tendió a encontrarlo en todas partes, resi
tal, el derecho es tipificado por la intervención ocasional, disconti diendo en una gran diversidad de formas sociales, incluida "la defi
nua y represiva del soberano desde fuera del sl~jeto, por decirlo asÍ. nición de la propia identidad" (Thompson, 1978:28H), ubicación
Esto está marcado m;ls intensamente por castigos ejemplares ho que exploraré más adelante.
rrendos (por ejemplo Foucault, 1979a:3-14). Pero incluso en este La generación de una capacidad autónoma por medio de estas
concepto disminuido el derecho proporcionaba una guía -con fre técnicas y tradiciones en pie, sin embargo, grandes contradic
que debía ser interiorizada y seguida. Puede ciones en el meollo de la subjetividad alltorresponsable. ¿Cómo
ser extr<wagantc en muchos aspectos, pero probablemente hay mu
!
puede hallar cabida una infinidad de capacidades y de responsabili
cho de verdad en los argumentos de Nietzsche de que los vieios cas- dad en un ser finito? El nuevo suieto, el individuo, es el centro de
j
138 l.A COl'SOLlIJ,\CrÓN MÍTICA DEL DERECHO MODERNO LA CONSOLIDACIÓN I\!ÍTICA DEL DERECHO MODERNO 139
un universo social, pero sus capacidades de autosujeción -discipli los deredlOs y las responsabilidades civiles ~illO que tampoco
,"""""""",jurídic;l o de cualquier otra clase- son, mental o nsicamente de los lazos familiares y de
prívada~; y voluntarias. Así pues ¿sohre
hase pueden producirse los efcelos sociales generales o uniformes
por medio del suieto? No mediante restricciones Si con "e! africano" que tendió a desplazar "al indio"
nas al como lo contrario dd homhre occickntal, tenemos la autoridad su
prema de Lugard para e! lugar común:
El africano típico es, por su carácter y tempet-amento l, ..] IHla persona feliz,
manirrota, excitable, falla de dominio de sí misma, de disciplina y de previ
filósofús o de los
sión, naturalmente valiente y mlturahuentc cortés y atenta, llena de vanidad
en su husquecla de una base para tales restricciones, el
con poco sentido de la veracidad [". J Sus pensamientos se concen
debía permanecer lihre para al infinito y camhiar tran en los acontecimientos y sentimientos del momento, y sufre poco por
infinitamente las demandas de la socied"d o de la totalidad. Sin em aprensión del futuro o por dolor por el pasado f... J No tiene poder de orga
hargo, el individuo actúa de conformidad con df'terminaciones nización y es fllanificslamcntc deficiente en el manejo y el control de
mundanas y uniformidades de identidad social, y esto debe tener al hombres o por igual. Ama la exhibición de poder, pero no se da
guna existencia de suerte que pueda ser reconocible y aplicahle por cuenta de su responsabilidad. No carece de inrlustriosidad y trabajará ar
el sujeto autorresponsable. Pero, en pocas palabras, esta guía no po dllamente con l1Ieno~ incentivo que la m¡¡yot- parte de las razas. Tiene el va
día venir desde el exterior del sl~jeto, ni tampoco de lo que el Sl~jeto lor del animal que lucha; 1m instinto, más que lIna vinud moral. Es muy
I
cs. Venía de lo que el sujeto no cs. dado a imitar cualquier cosa llueva en el vestido o en la costumbre. (Lu
En la búsqueda de este ser negativo podemos volver a la teoría gard,1965:69-70.)
evolutiva ya su centro en el Sl~jcto autónomo. Como vimos, la selec
ción natural se fundaba en la premisa de la adaptación y el avance Las entre «des seres sólo pueden estahlecerse
de la entidad individual en el "progreso hacia la perfección" (Dar mediante "la rigidez de la costumhre" y ser de una "naturaleza rela
win, 1970:459). Para el homhre este avance, aunque enl individual, tivamente automática", una solidaridad mecánica (véase Haller,
era conseguido y marcado colectivamente en la división jerárquica 1975: 127). En conjunto, el n<11 ivo 110 será capaz de actuar sobre su
de las razas. Con la inculcación del racismo mmular en la propio ser y de aceptar y sostener un proyecto de au
mitad del si!!lo XIX esta fusión del ser !odefinición. Seria ocioso exponer la lista característica que
se hi:to da de los cuntrarios a la identidad del suíeto occidental. La
sión con la que se oponen bastad.
Lo que es tanto para el mito como para la
es que estos rasgos no sólo existen en
a los sujetos autúnonws, disciplinados y claramente indi sino dentro del mismo. El no evolucionado
viduales. Así, un libro publicado hace poco sobre "el futuro del de en el suieto civilizado como un contrario y una
recho en un mundo muhicultural" nos con gran abulldancia sí mismo) disciplinado. Lo peor -o lo que es mejor pal a
de citas para apoyarlo, que: mantener una disciplina constantemente exigente- es que los mo
dos salvajes signen como dijo S,lid, "misteriosamente atracti
En los sistemas ,lfricUlos de organización política r social el! los qlle el hin vos", en particular en lo que se refiere a su indulgencia y su exceso
se lIace en el grupo y su solidaridad y ('11 los qut' lodas las re¡¡\Clones (Said, 1985:57). El homhre, en toda "su" nobleza, conserva, según
humana,~ están dominadas pOI' (()nsidera('ione~ trihales y de parentesco, el Darwin, "la indeleble huella de sus bajos orígenes" (Darwin,
individllo Cllenta muy poco. No s610 110 puede ('o!1vertip,e ('11 portador de 1948:405). lJna inversión o declinación en la dirección de ese ori-
¡j
140 A CONSOLIDACIÓN Y!ÍTICA DEL DERECHO MODERNO LA CONSOLIDACIÓN MÍTICA DEL DERECHO MODERNO 141
gen fue una posible perspectiva para Darwin, aunque tendió a ser ser trazada en el proyecto histórico dd género humano. Ambos
optimista acerca del progreso general "de la raza europea y otras ra ejercicios participan de manera indistinguible en las fuerzas míticas
zas superiores hacia la civilización" (Stepan, 1982:58). Thomas Hux de progreso y de cultura que ordenan la naturaleza. Estas fuerzas,
ley fue menos determinadamentc prcfreudiano o poshobbesiano en el marco del psicoanálisis freudiano, tienen su propio mito fan
cuando descubrió que "cada niño que viene al mundo sigue trayen tástico del origen. La muerte del padre por sus h~jos en la "horda
do en él el instinto de la autoafirmación ilimitada" (véase Landau, primitiva" y su celebración, después, de un pacto social, crean tanto
1991:58). El horror definitivo es que con la constitución negativa de la comunidad como su ímpetu de progreso (Freud, s/f:102-104). La
la identidad en el mito occidental no hay nada más allá de la auto "evolución de la civilización" resultant.e consiste en el control pro
contención y la renuncia" (Conrad, 19bO). gresivo de les atributos del salvajismo por fuerzas mentales positi
lIay varios otros estados apoyados por este mito que sirven para vas. Ésta es la verdadera "lucha por la vida de la especie humana",
constituir el sujeto en la negación. A menudo las mujeres y los salva puesto que ese control permite a la especie sobrevivir y avanzar
jes fueron evaluados y descritos en términos semt:jantes (véanse por (Freud, 1949:2-3; 1985:314). Los juicios de la etnopsicología occi
ejemplo Carr, 1984:50; Freud, s/f:145-146; Poliakov, 1974:273). dental continúan encontrando los atributos puros del salvajismo en
Además, "muchas de las maneras de describir a los negros y a la cla aquellos que no han podido progresar en la civilización (véanse Co
se trabajadora se derivaban básicamente de una serie de ideas inte llis, 1966; Manganyi, 1985). Pero ahora todcis somos salvajes: presa
rrelacionadas" (Jones, 1980:144). También la criminalidad y la po de "oscuros mecanismos, de determinaciones sin rostro" (Foucault,
breza podían ser descritas en los términos de un salvajismo 1970:326), de impulsos salv~es inconscientes que el sujeto no cono
irresponsable e impulsado por el instinto (por ejemplo .Iones, ce pero que podría intentar descubrir y controlar.
1980: 146; Mosse, 1978:83). La equiparación del salvajismo y la in Todos estos ejemplos negativos de raza, género, mentalidad, etc.,
fancia era común (véase por ejemplo Lugard, 1965:70). La versión conllevan normas que son inimitables e inextinguibles. No sólo el
que nos da Foucault de la moderna invención de la locura, aunque sl~eto nunca podría estar seguro de alcanzar estas normas sino que
II
I ahora se considera con frecuencia exagerada, sigue siendo especial no sería posible alcanzarlas en algún sentido práctico o final. Apar
1
I
mente reveladora a este respecto (Foucault, 1967). Los dementes te de su indeterminación inherente, estas normas reciben conteni
eran interpretados en términos que duplican el salvajismo: impulsa dos, oficial y científicamente, más allá del conocimiento del s~jeto.
dos por pasiones, faltos de control, con animalidad, pereza, propen Si el s~jeto es infinitamente responsable y, sin embargo, no puede
sión a volverse aún más locos si son dejados en libertad, etc. Los de conocer sus responsabilidades con certeza, son necesarias, por par
mentes eran separados, se les negaba un proyecto, se les negaba un te del sujeto, una aprensión y una limitación constantes. Esto funcio
habla efectiva y un ser efectivo, se les negaba cualquier diálogo con na positivamente como un ímpetu continuo hacia la realización. El
razón, una razón que es confinada a lo normal y lo calculable y que camino hacia la realización está trazado en términos de progreso.
encuentra su existencia en la plena posesión del propio yo. La locu Rousseau previó muchos usos del "progreso" para el propósito de
ra era "una manifestación de no ser" (Foucault, 1967:115). una sujeción progresiva mediante la subordinación de sus sujetos
La elaboración de la locura, la generalización de sus pautas nega autónomos y libres a ciertos imperativos educativos, ya que es sólo
tivas en una población normal, están imhuidas del mito occidental
de la identidad en las enseñanzas más influyentes del psicoanálisis. al final del tiempo cívico, cuando los hombres h¡m sido desnaturalizados y
Para Freud había un estrecho paralelismo entre patología y salvajis trasformados en ciudadanos, [que1tendrán fin'll'mentc un conocimiento cí
mo. El estado salvaje era la esfera de los instintos destructivos, de la vico y una voluntad general, así como los adultos tienen finalmente el cono
cimiento moral y la independencia que (necesariamente) les faltaban cuan
naturaleza indómita, de la afirmación hedonista y de la animalidad.
do niños. (Riley, 1986:248.)
Era desorganizado y sin inhihiciones: en los "hombres primitivos [ ... ]
el pensamiento pasa directamente a la acóón" (Freud, 1950: 161). La El salv,~e natural es la medida negativa del progreso, de cuán le
. superación de estos monstruos en el niño o en el neurótico podría jos "nosotros" hemos llegado en comparación con otros.
11,
I
142 LA CONSOUDACIÓN MÍTICA DEL DERECHO MoDERNO U\ CONSOUDACIÓN MÍTICA DEL DERE< :¡¡O MODERNO 143
La constitución de la propia responsabilidad e ident.idad en un otros sujetos, se basa en el derecho positivo, un derecho expurgado
modo negativo es clÍtica, a mi juicio, para comprender lo que de de contenidos que en otro tiempo inextricablemente con
otra manera es una paradoja en la subjetividad moderna. El sujeto la moralidad y la tradición. Con la consolidación de este
obra imperiosamente en el mundo y está investido con un poder in "ya no hay nada ontológicamente real tras el ser
menso, pero está inmensamente limitado en el uso de ese poder al mont, 1965:22). Sin embargo, para la supervivencia y la existencia
asumir la tarea de la represión de las inclinaciones naturales hasta el operativa del sujeto, el derecho, como una de las "diversas formas
punto de la pasividad política. ¿Cómo es que para el sujeto necesa de capacidad de relación social", no puede ser reducido a "un sim
riamente reflexivo se invierte, por decirlo así, ese enorme poder, y ple medio para sus fines privados" (cf. Marx, 197::1:84). A falta de la
es contenido en la creación, como dice Elias, del "individuo como cabal p,erfección de! orden, bien sea obtenido mediante la educa
homo clauslls, un pequefío mundo en sí mismo que finalmente existe ción que proponía Rousseau () de otra manera, un régimen de dere
con bastante independencia del gran mundo exterior?" (Elías, cho omnicompetente se ocupa de la insuficiencia provisional de los
Elias ctñade que este hombre autónomo, cerrado, "deter desacuerdos, las desviaciones y las imperfecciones. Así pues, incluso
mina la imagen del hombre en , "esta clase de percepción en esta relación más estrecha con el sujeto moderno, el derecho
del propio ser parece un síntoma de un estado humano inter debe conservar, por decirlo algo de preeminencia. En términos
no, simplemente la percepción natural y universal del propio ser es concebido comúnmente como mediador o "con
que tienen todos los seres humanos" (Elias, 1978:249). Tal identidad . de una sociedad
universal se obtiene y se sostiene en oposición a esas entidades y de! ser humano"
esos estados incompletos que se desvían de ella. Es completa, y com ¿Adónde, pues, lleva todo esto al sujeto autónomo? A una
pleta en sí misma. Sólo necesita extenderse más allá su autonomía ción precaria, como lo la antinomia de la teoría jurídica en
para la corrección -para el restablecimiento de aquello que ya es-, tre el dominio de la ley y la autonomía del sujeto (Broekman,
y observar, en una autoalabanza, que no es como son los otros. El 1986:94). Pero esta precariedad es atenuada por una dependencia
poder del sujeto sólo necesita ser <:jercido en el mantenimiento de sí mutua y míticamente mediada entre el sujeto y e! derecho. Al pro
mismo, en el mantenimiento de su sl~eción. "La historia de la civili porcionar puntos de oríentación en un mundo de otro modo lábil,
zación es la histOlia de la introversión del sacrificio" (Adorno y Hork e! derecho, evidentemente, va a estar reñido con la autonomía del
heimer, 1979:55). Y éste es un sacrificio necesariamente oculto y no sujeto. Pero aun cuando el derecho pueda hacer ahora cualquier
reconoÓdo. cosa, ya no hace todas las cosas. Como vimos, el advenimiento de
En su trascendencia solitaria este aún tiene (Iue un derecho positivo, secular, marcó una retirada de! derecho y dejó
relacionarse funcionalmente con "el gran mundo exterior", pero una esfera llamada privada, gobernada por el sujeto como indivi
debe hacerlo de maneras que no socaven su Una de es duo responsable de sí mismo. Esta esfera de libertad está constitui
tas maneras es la mediación mÚica que el derecho. El da negativamente. Es aquello que la ley no restringe. El sujeto de
derecho no sólo salva la brecha entre el sujeto y el mundo, sino que vuelve el favor, por decirlo así. El individuo responsable de sí mismo
lo hace de maneras efectivas para la integridad y la Dotencia del su sostiene la integridad de! derecho positivo mediando en la
jeto, y que las mantienen. ción entre el derecho, en su capacidad trascendente e
Hay cierta oposición persistente entre el derecho y el sl~jeto. hacer cualquier cosa, y e! derecho como limitado de manera parti
Hubo un tiempo, según nos dicen, en que una persona estaba limi cular y real. La figura del individuo, en su flexibilidad, intangibili
tada por su posición dentro de un sistema de leyes incluyente, bien dad y otredad (debemos obrar sobre nosotros mismos), en Sil capa
fueran humanas, naturales o divinas. Las relaciones de una persona cidad de dar, proporciona un modo que da cabida a las oposiciones
con todas las demás estaban estahlecidas dentro de ese sistema. entre estos aspectos del derecho. Se evita la desorganización que de
Pero con la modernidad, el SIÜeto es liberado de estas restricciones. otra manera se derivaría de considerar al individuo libre como un
Ahora e! sujeto está fuera del derecho mas, para relacionarse con rebelde en una posición tan crítica porque el individuo es, también,
144 LA CONSC )UDACIÓN MÍTICA DEL DERECHO MODERNO LA CONSOLIDACI(JN MÍTICA DEL DERECI 10 MODERNO 145
un ekcto de esa diversidad de poder que lo crea como normal y au dar la le~alidad, que es capa/: de ent ahIar y aplicar relaciones juridi
torresponsable, COInO individuo que no sólo responde a los dicta G15- esl;' constituido ne~atival1lente, al igual que el sujeto
dos de ese poder sino también a la múltiple autoridad de la ley. En del cual es una fórma. El hecho de ser un nií1o, una lllujer, un escla
la existencia de esa subjetividad autorrcg-ulada es una vo, de eslar colonizado o de ser mentalmente incOll1petente ha fun
condición para la existencia de la legalidad moderna y liheral. Fue cionado para señalar lo <[ue la subjetividad jurídica no es (cf. Fou
la falta de ('sa sul~jet ividad y de sus soportes disciplinarios lo que cault, 1~J79c 1G). El Sl~ctojurídico ahstracto ('s libre e igual a todos
hizo que la legalidad liberal fuera imposible en la situación los demás sujetos jurídicos, está exento de todos los lazos sustanti
como vimos. Los valores integrales de (~sa legalidad, valores de la vos yes inmune a todas las determinaciones que no sean de él mis
y libertad de los sujetos ante la ley, dependen de esta suhje mo. Sólo podría eslaI' constituido operativamcnte en términos de lo
tivid::HI que responde y acepta. Por ejemplo, la falta de lihertad y de que no es.
igualdad inherenle en la relación lahoral no se opone explícitamen En su composición ne~ativa el sujeto jurídico combina las histo
te a la legalidad liheral porque, medianIl' la aceptación libre y volun rias del derecho y dd individuo. Ya vimos que el avance mítico del
taria del sujeto, est,í incrustada en la esfera de lo normal, de lo in derecho y el del individuo eran insepal·ables. El individuo, al i~ual
conspicuo. La relación es una creación y una consecuencia de la que el derecho, lo~ra una ddinición cada vez mayor, un ser más ex-
libre acción del individuo. Es difícil considerar la libertad con más con el progreso desde una sociedad restrictiva y salvaje a un
ironía, pero podríamos intentarlo con un ejemplo de Foucault: es mundo racional y moderno de relaciones jurídicas. Consideraré el
esa misma sul~jetividad aceptante lo que media en la división en la libro de Unger Law in modern s()cÚiI)' [10,'1 daer:!to en la sociedad mode-r
que "la fixma jurídica general que garantizaba un sistema de dere que es, quizá, la más ampliamente aclamada obra reciente sohre
chos que era igualitario en principio fue sustent,lda por esos menu la teoría social del derecho, como un c.;jemplo de cómo la subjetivi
dos mecanismos físicos cotidianos, por todos esos sistemas de mi dad jurídica ('s sostenida míticamente en la escena actual
cropoder que son esencialmente no igualitarios" 1976). Creo que este texto es significativo por su misma influencia y
1979a:222). Y, en particular, es una subjetividad moldeada por esos no pretendo la imposihilidad de conciliado con la ohra posterior de
disciplinarios detallados que media en la oposición entre el Este autor identifica tres "clases principales de derecho":
derecho y la administración del Estado, "la antinomia entre el dere una es el derecho consuetudinario, otra es el derecho hurocr;\tico o
cho y el orden", tal como lo expresa FOllcault expresa (FoucauIt, regula torio y la tercera "puede ser llamada orden jurídico o sistema
1988: l jurídico" (l97G:47-54). Unge!' no dice nunca CJué es lo que const.ilu
El derecho reconoce y hace suya esta suhjetividad !Teneral de la ye el "derecho" que estas tres "clases" comparten. La din;lmica que
cual depende y a la cual también afecta. Cun el el derecho consiste, rm'ts bien, en UIla preocupación do
el s~jeto sólo puede ser [orzad(? involuntariamente por medio de la minante con "el orden jurídico" y su identidad en oposición a las
ley. El derecho delimita un ,\l'ea de lihertad y así hace opaca la auto olras clases de derecho. Como un eco casi exacto de Maine y de vl/c
sujeción "voluntaria" de esle sujeto libre por medio del poder disci her, el orden jurídico se cOllsidera una criatura rara y delicada qne
el poder económicoo, etc. El sl~jeto reconocido en el dere y sobrevive sólo en circunstancias muy especiales": "de
cho es el individuo universal, autónomo; el ser dado y último hecho puede ser imposible encontrar un solo ejemplo ilustrativo
"postulado por la naturaleza". Algunos lineamientos de ese indivi de él fuera del Estado liberal occickntal moderno" ... -y resulta ser
duo se reconocen t"xplícitamente en la protección jurídica de ciertos precisamente así (Unger, 197fi:52, GG).
derechos b,ísicos de intrusiones juddicas o de otra índole. Pero ésta evoca un vago progreso de un tipo de derecho a otro. Pri
es una protección variable e incierta. Sigue estando subordinada a mero una costumbre desarticulada, después un derecho burocrático
los procesos jurídicos soberanos o constitucionales y, de manera un orden jurídico autónomo y general. Este
más insidiosa, está sujeta a la interpretación de la ley. El avance es Iguat;t(10, un tanto a la manera de Durkheim, por la pro
dico -el individuo que es capaz de entahlar una acción para diluci- gresión de las sociedades equivalentes a cada tipo de derecho. La
146 J A CONSOUD:\CrÓN MÍnCA DEL DERECHO MODERNO LA CONSOUDACIÓN MÍTICA DEL DERECHO MODERNO 147
historia es bastante común, aunque se la cuente a grandes rasgos. pre una desavenencia potencial entre el ideal y la realidad", y esto
Ciertamente no es menos fantástica ni menos falta de pruebas que presumiblemente permite concebir diferentes estados en ella
los cuentos narrados por los ilustres predecesores de Unger. En un (1976:155).
extremo de la escala progresiva se erige una sociedad "tribal" basa La diferencia abismal enU-e todo esto y cualquier condicíón deter
da en la costumbre, una sociedad exenta de todas las virtudes que minada o determinable resulta irrelevante cuando comprendemos
serán descubiertas maravillosamente en el otro extremo, en la socie que todo est.e ejercicio est,l orientado a la identificación de la socie
dad liberal occidental y en su orden jurídico. La costumbre tipifica dad liberal y su orden jurídico prístino. La sociedad liberal "se en
a una sociedad de una unifónnidad tan inerte e insensata que haría cuentra en el polo opuesto a la sociedad tribal" (Unger, 1976:
brillar en comparación a su m;ls (nflexible contraparte hobbesiana: Hay entre ellas un reto de progresividad que las vincula por la vía
"el mecanismo por el que se impide que las pasiones causen estra de la clase de sociedad tipificada por el derecho burocrático. Aparte
gos en los <Ineglos establecidos de la sociedad es una obediencia au de una vaga "hipótesis francamente evolutiva" y "especulativa", que
tomática a la cultura oficial" (Unger, 1976:145). El "orden normalÍ se expone brevemente, Unger afirma que no señala "ninguna razón
vo [... ] puede quedar casi totalmente por debajo del umbral de la general del pon¡ué una forma de sociedad se convierte en otra"
declaración explícita y de la comprensión con.scientc" (Unger, (1976:151-155). Sin embargo, hay muchas evocaciones del progreso.
1976:(2). Hay un "consenso irreflexivo" y "una aceptación irreflexi Según Unger una condición desintegra o destroza o se convierte en
va de [ ... ] los valores colectivos" (Unger, 1976:103, 129). Las "reci otra, la cual surge con más diferenciadón, especialización, división
procidades de la costumbre" son simplemente "tácitas" y el "criterio del trahajo y jerarquía (197G:6l-63, 10;3). Y en una extraña retros
del mundo" que es común al grupo tribal en su "dominio sobre el pecdón de "intereses" Unger da algunas razones históricas del avan
grupo es tan fuerte que nunca necesita ser expresado" (1976: ce final de la sociedad liberal (1976:70). Por último, la sociedad lihe
142). El salvaje sigue, de manera notoria y conveniente, sin expre ral y el orden jurídico son creados por las deficiencias de
sarse. Desde su fortaleza, este grupo menguado divide el mundo sociedades ant.eriores, -lo que "ha fallado" en ellas, lo que "no tie
"entre gente conocida y gente extraña", entre una solidaridad comu nen", lo que ha sido "apoyado a medias" o lo que les "[alta", y algu
nal y una "hostilidad recelosa" (Unger, 1976:140, 1H-144). Esta vie nas tienen más carencias que otras (1976:100, 105,110-127).
ensoñación occídental culmina con el descuhrimiento de que esta En el cambio total de la costumbre al orden jurídico una unifor
sÍtuacíón "traza un paralelo en la esfera de la cultura con el curso midad inerte cede el paso a la diversidad vibrant.e y l<íbil del "plura
predeterminado del instinto en el mundo ¡mimal prehumano" lismo de grupo", las "normas particularistas tácitas" ceden el paso a
(1976:93, 132-133). En esta esfera de fijacíón eterna es comprensi las regIas autónomamente distintas y generalmente aplicables, y así
blemente "difícil explicar el [... ] cambio" (1976:263). En realidad, el por el estilo (Unger, 1976:52, 62, GG-(7). Esta oposición fundamen
cambio debe ser "ajeno" para una gente que no tiene un "concepto tal y rigurosa se desintegra en la contradicción. Perduran algunas
de lo bueno o lo correcto como algo que está por encima del mun variedades de tribalismo:
do natural y social que los rodea" (Unger, 1976: 143). Esto deja el
acertijo bastante obvio de cómo la sociedad pudo haber progresado La distincí6n entre los de afuera y los de adentro nunca desaparece del
desde tal estado inerte. La solución dilecta había sido que algunas todo bajo el liberalismo. Esta distinción persiste en forma de vinculaciones
nacionales, étnicas y locales y, sobre todo, como 1m contraste entre el mun
sociedades podían cambiar y otras no podían hacerlo o lo lograban
do público del trabajo y la vida privada de la familia y las amistades. (Unger,
sólo en escasa medida, y la división se hacía en términos raciales.
1976:144.)
Dado que Unger era declaradamente liberal y erudit.o crítico, no po
día apelar a esta solucíón, de modo que el acert!jo se convierte en Además:
una "oscura adivinanza" (1976: 154). Esta adivinanza se resuelve de
cuando Unger, en plena contradiccíón, postula "que en cual el grado de generalidad y autonomía caranerístico del funcionamiento real
sociedad que pueda ser caracterizada como humana hay siem- de las instituciones jurídicas en las sociedades occidentales modernas está
148 1-1\ CONSOLIDACIÓN '-finCA DEL DERECHO MODERNO LA CONSOLlllAClÓN MÍnc.\ DEL DERECHO ~l()nERNO 140
muy por debajo de lo que las (eolÍas políticas prevalecientes exigen. en función de capacidades específicas o de un conocimiento especí·
1976:67.) fico; por ejemplo, la ignorancia de la ley no es excusa. Esta respon
sabilidad constituida negativamente es una responsahilidad pura,
Hasta lal punto que Unger encuentra que "los supuestos mismos una responsabilidad que puede innuÍr CI1 cualquier cosa en cual
del ideal de un régimen de derecho" -"que las clases de poder más quier momento. Es una rcsponsahíliciad que se extiende a una
importantes pueden estar concentradas en el gobierno", y que "el hilidad ilimitada de imperativos. El sujeto legal está limitado no
poder puede ser limitado ekctivamente por las reglas"-, "parecen sólo a una l~y que, con mucha frecuencia, no puede conocer con se
estar falseados por la rcalidad de la vida en la sociedad liberal" guridad, sino también a cualquier cosa en que la ley se convierta.
(1976: 178-179, Ull). I~l consuelo de Unger es que el pllll'alismo de Tal corno ocurre con la subjetividad general, el sl~ietoiurídico es ne
grupo que hizo necesaria la búsqueda de un régimen de derecho cesariamente aprensivo y restringido fl'enle a aquello que es peligro·
hace que su alcance sea imposible: "los homhres están condenados so pero que conoce de manel'a insuficiente. Este sl~je(o puramente
a perseguir un objetivo que tienen vedado alcanzar" (1976:181 hiperresponsable podría vel'se como un primo no lllUy lejano del su-
Este característico arranque melodramático parecería significar que gobernado por la autoridad que invocan los positivistas jurídi
e! orden jurídico sólo puede ser trascendente. 10da historia es una cos, un sujeto intrínsecamente obediente de la ley () intrínsecamente
narración mitológica de su origen y su progresi6n. comprometido con ella. Esta responsahilídad entraña un Ill()(lo de
Es la figura mítica del individuo la que carga con el peso de la ser que está vinculado de manera inextrinc8hle con el derecho (Goo
contradicción y la irresolución en el texto de Unger. Este individuo drich, ] 990: cap. H), un modo de ser en el cnal ha habido una total
surge como la negación de! mundo de la costumbre, en el que "cada "interiorización de la insl;mcia jurídica" (eL Foucault, 1967:2(7).
persona se ve a sí misma como una parte apenas diferenciada de un Esta vinculación también es específim del derecho. Como progre
todo natural y social más va~t()", en el que "las normas de grupo síviclad, como algo que siempre se est,) trasform;:¡ndo en otra cosa,
dominan y suprimen la individualidad independiente" (Unger, el derecho no puede derivar suhjd i"idades operativas de otro
1976:59, 130). Es la figura del individuo en su "separación radical" lado. El derecho exige una fidelidad específica.
la que puede dar significación a las "relaciones sociales", en vez de En el derecho moderno el sujeto está confinado finalmente en
que {:stas les den significado en una existencia tribal en la que "el or términos parecidos a los que fórman el sujeto en genelal. La volun
den de la sociedad presupone y evoca el orden del alma" (197G:57, tad imperiosa de la subjetividad autolegisbdora se reduce a la vo
130, 145). Los individuos pueden conocer la diversidad y abarcarla. luntad aislada del homo clalls1ls, separada de todos los dem{¡s y en
Ellos son el punto focal de la cohesión pal'<l el pluralismo liberal, contra de ellos. Para von .Jhering "el progreso dd derecho consiste
puesto que son "personas que trascienden los grupos a los cuales en la destrucción de todos los lazos naturales, en un proceso conti
pertenecen"; trascienden los "la1.os nacionales, etnicos y locales nuo de separación y de aislamiento" (véaSt: Diamund, 197:l::-\2li). Y,
la familia y las amistades" (1976:1<14,149). sc¡.,'lÍn Pasbukanis, "el elemento jurídico ell la reglarnentacÍón de la
Como continuación de Unger, pero ap;trtándome de él, indicaré conducta humana hace su aparición allí donde empieza el ,lÍsla
por último cómo el individm? infinitamente mediador existe en el miento y la oposición de intereses" (Artbur, 1978:13). En este ais
derecho de manera operativa y finita. El sujeto jurídico comparte lamiento, en su sujeción solitaria, el sujeto jurídico tiene <¡ue estar
con el SlÜeto general aquellos atribulos determinados de forma ne organizado s6lo interiormente. No puede arirmarse en algllll<l hase
gativa de responsabilidad infinitamente apta y disciplina autocohe externa y vagar con sq:;uridad desde allí. El sujeto jurídíco es!;) en
siva, junto con la autonomía necesaria para esos atributos. El tl'egado (le manera continua y aprensiva a establecer, vigilar y adap
jurídico alÍna y absorbe de manera indistinguible la diversidad de la tar sus propios límites. Para tcnn coherencia y, sin embargo, rela
existencia que es ser en el derecho. El sujeto jmidico hace que la vas cionarse con otros, el sujeto "tiene que haberse vuelto no sb!o
ta esfera de guiar el conocimiento jurídico influya y sea operativa c;:¡lculadol" sino calculahle, regubr incluso en su propia percepción,
en él mismo. El desempeño del sujeto jurídico no puede limitarse para poder dar en preIlda ~ll propio fUI uro, como luce un aval"
150 l.A CONSOI.IDACIÓN MíTICA DEL n~:RECHO MODERNO LA CONSOLIDACIÓN MíTICA DEL DERECHO MODERNO
151
(Nietzsche, 1956: 190, Segundo ensayo, 1). La hase sobre la cual el por sus ideas acerca de los métodosjurídicos"; Austin había colo
jurídico se !'elaciona con otros es, finalmente, un contrato cado estas cuestiones "bajo una luz tan clara (lue difícilmente ca
con el yo que es también una autoconlratación ... quizás el homo con· bía perderlas de vista" (Holland, 1924:vi-vii). Estas palabras proce
tractus. Se evita un destino mítico al asegurar que no se va a con den dellibt·o de Holland The elernenls ofjurispmdence [Elementos de
frontar. Según Renner, el código napoleónico "proclamó fundamen jurisprudencia}, que fue durante largo tiempo el texto más amplia
talmente sólo dos mandamientos: UIlO de orden metterial, que cada mente usado .~obre este lema. Con su insipidez característica esta
cual debe conservar lo que tiene, y otro de orden personal, que obra salvó al derecho de las preocupaciones más amplias de Aus
cada cual debe ocuparse de sus propios asuntos" (véase Tigar y tino Había una:
l,evy, 1977:256).
Para resumir mi preocup;lción con la subjetividad jurídica, este Íntr-oversión en el derecho y [um'-j pérdida [de jla inspiración vital y conti
constreñido e introvertido que hemos encontrado podría ver nua para el mismo que derivaba de la determinación de comprender los fe
se corno lo exactamente opuesto al slüeto soberano que fue por ahí nómenos jurídicos sobre la base de una filosofía global del mundo en gene
nombrando y ordenando el mundo. En lugar de constituir y dividir ral y de las esferas de las ciencias sociales en ella ... Es sintomático de lo que
el mundo en la diferencia, este nuevo sujeto ocupa una esféra le ocurrió a Austín en manos de sus sucesores, que Holland califica como
acotada dentro de un acompasad.o progreso hacia la realización del digresiones, que han echado a perder el tratamiento sistemático que Austin
todo. Pero este progreso mismo esl;í impulsado por una diferencia da a su tema, así como su tratamiento de la psicología de la voluntad, la co
dificación y el utilitarismo. (Morison, 1982:151-152.)
ción, y crea una diferenciación en la cual algunos entes asumen una
posición evolucionada ejemplar. El ente, como ejemplar, progresa y
acumula identidad en la negación de lórmas antitéticas e inadecua El propósito del texto de Holland era "exponer y explicar esas
das que la precedieron. El nuevo sujeto y el derecho moderno son ideas, comparativamente escasas y simples, que fundamentan la va
creados de esta manera. Toman su identidad en un modo que los riedad de reglas jurídicas" (HolIand, 1924: 1). Una de las más sim
identifica mutuamente. La división entre el régimen de derecho y el ples de estas ideas confinaba el derecho "en el sentido estricto de la
autónomo es superada míticamente. l,a raza y la nación, al derecho "positivo" de tipo allstiniano, es decir, el dere
como vimos, ofrecen formas participativas de esa identidad, en am cho "aplicado por una autoridad polltica soberana"
bos sentidos. 1921:43). Esta purificación o "blanqueamiento" del derecho en sus
términos lo confinaba a la "sociedad política", dejando así una hue
lla de origen en la negación del estado natural o salvaje por la socie
dad política (Holbmd, 1924:47; d. Austin, 1861-1863:176,
PROGRESO Y ORDEN EN EL DERECHq Es esta estrecha versión de Aust.in la que y sigue siendo, corno
mostraré en mi último capítulo, "el elemento principal de la juris
Esto dt;ja el problema de averiguar cómo el derecho, en UIl mundo prudencia en todos nuestros sistemas de educación jurídica" (véase
de cambio y progreso generalizados, puede conciliarse con un dere Stein, 1980:86).
cho que persiste como orden, Los lineamientos de este conflicto y La fácil reducción del derecho austiniano parecería oponerse, en
de su solución surgieron en la consolidación de una idea moderna su carácter distintivo puro y "científico", a ese otro gran pilar con
del derecho hacia fines del siglo XIX. Ésta fue una consolidación en temporáneo de la jurisprudencia, la escuela histórica. La figura
torno del libro de Austin Tite fJTovince al furisfJrudence determined principal de su manifestación inglesa fue Maine. Podríamos esperar
( 1861-18(3). Uno de los consolidadores observó en 1880 (Iue "en ingenuamente que éste opusiera la irreductible riqueza y diversidad
los últimos aúos ha habido signos de un cambio en los hábitos men de la historia a la simplicidad monádica de esta idea austiniana de la
tales de los ahogados ingleses", debido principalmente a la influen En algunos aspectos Maine y otros seguidores de la escuela me
cia de Austin, con (Iuien "la mayoría de los ingleses están en deud.a nospreciaban a Austin, pero uno ele esos aspectos era que Austin ha
L\ CONSOU1H( :¡(lN ylÍTICA DEL DERECHO MODERNO LA CONSOLID.\CI()N MÍTICA llEL DERECHO MODERNO
I
152 153
hía considerado una gama de asuntos demasiado amplia en su La {angul' es un lengu;~ie como sistema, que habitualmente se cOllsi
1991 :46-47). A de Maine la idea dera !!obernado por reglas, abstracto (' inmutahle. Es "un todo indc
<lUstiniana era la culrnill<l,ión del 1)J'ogreso del derecho: sus compo <¡Ile no tiene relación
nentes "concuerdan exactamente con los datos de la j~,,-;~nn La J¡nrole es el uso y la
madura" y cuanto más nos adentramos en la historia variable y está determinada so
pensamiento, m,ls lejos nos vemos de [este] conceDto del "derecho" I cialmente. Lévi-Str:UISS vio el mito como panicipante tanto en la
(Maine, 1931:6). langue como en la jJarole, pero tamhién como "una entidad absolut.a
Aquí vemus un origen de es:\ divisiúll. al parecer complementa en un tercer nivel [ ... ] distinto de los otros dos" (19G8:21O). Lévi·
ria, que encontramos en el primer capítulo entre el derecho como St rauss distingue entre los dos por lo que se refiere a "la lallgue
y antónoIrlo, y el derecho como social () históricamente con perteneciente a un tiempo reversihlc, y la !mrolt' es irreversible"
tingente. Corno positivo. el derecho en su autoridad autovalidantc (1968:209). Teniendo presentes "estos dos diferentes informadores
cs. Ese derecho afecta a su del tiempo",
tico. La exclusión de una influencia más
filosolla del derecho a fines del sÍlrl" XIX es podemos ohservar que el mito lisa un tercer informador, que combina las
ción . propiedades de los dos Por 11na parte, un mito siempre se H~fier('
sional de derecho de otras tórmas de a sucesos supuestamente ocurridos hace mucho tiempo. }'ero lo que le da al
derecho adquirió pureza y autonomía tanto en su conccpClon como mito su valor operalí\'o es que el oatr6n específico descríto es
en la pr<Íctica. Los elementos externos. naturalmente, SOIl conside t
(
ese patrón explica el presente y el
1
rados en el derecho, pero éste no trasfiere su origen definitivo apar
le de su propia autorregulacióll. El defecho establece los términos
El mito, en pocas palabras, "supera la cuntradicción entre el
de su aceptación y hace que su existencia sea clt-pcndiente del cam
tiempo histórico trascurrido y una constante permanente" (Lévi
hio o de la abo!iciúlI mcdümlc la legislación o ;¡]gún otro proceso
Strauss,1986:16).
"soberano" deliberado. POI otra el derecho se desarrolla o
El mito del progreso, del que ya hemos hablado con frecuencia,
cambia con el desarrollo () el cambio social (' histórico. Como suele
muestra explícitamente estas características del mito en general. El
es sensible a "las cambiantes acritudes sociales", y dejaría de
progreso mismo de lo primitivo a lo moderno, de lo simple a lo
ser viable si estuviera demasiado tiempo o excesivamente en des
de lo a lo heterogl'neo, etc., entraña funda
acuerdo con el cambio en la sociedad.
mentalmente una diferenciación cada vez mayor en la fónna y la fun
IJliciar{~ la búsqueeb de \lna conciliación mítica de estas
ción. La historia del progreso, vista retrospectivamente, es la histo
nes contradictorias y comenzaré .con un resumen de una buena par
ria de una entidad constante y duradera que se desarrolla en la
te de los argumentos expllcstos ell este capítulo en lo que, a primera
negación de sus orígenes y manifestaciones anteriores, avanzando
vista, podría parecer una dewiación. Saussure señaló dos sentidos
siempre hacia una diferenciación y una autonomía mayores. El mito
de comprensión de la modernidad cuando Itablú ele dos "puntos de
revelaha la "manifestación G~hal" de una cosa (véase Eliade, 19ü8:16).
vista" en el estudio ele la lingüíst ica: el ~incrónico yel diacrónico. A
Incluso la versión de Marx, que quizás h,H:e m;\s hincapié en la de
su juicio "la oposicilin cutre lo, dos 1...1 es ahsoluta y no permite
terminación histórica, mantiene la entidad trascendente de alguna
avenencia ,tlguna" (1 C)(jG:87). Tanto en la lingüística como en la
forma "simple" (véase por ejemplo Marx, 1973: 105-106).
de estos términos por las cicucias sociales lo sincrónico
El derecho es creado en un progreso de lo indistinguible él lo dis
se refiere a la estructura, la y la atemporalidad mientra<; que
tinto. Tamhién este punto ha sido ilustrado abundantemente. Para
lo diacrónico se refiere al proceso, el call1bio y la historia. La distin
continuar esos ejemplos diremos qHe Pashukanis, al aDlicar al dere
ción puede afinarse en que es equivalente en la
cho las ideas evolucionistas de Marx. encontró que:
l¡¡mhit'lI señ,llado por Saussure: la distinción entre
154 LA LONSOI.JDACIÓN MínCA DEL DERECHO MODERNO
I 1 r.l"'~ 1
lSlj EL DERECI [O y LOS MITOS EL DERECHO Y LOS Mrros 157
que ver COIl bs supuestas ant inomias entre el derecho y dos tipos de La extinci6n de! derecho es un acontecimÍcnto excesivamente
reglamentaci(m. Uno de estos tipos es el heredero del derecho natu anunciado. Unger (1976) da una versión caracleristica. Se dice que
ral ohjetivo de la Ilustración y adopta la fórma mÍtic;¡ de una admi el "ordenjurídico" () e! régimen de derecho fue creado en condicio
nístracÍún científica a¡-cmeada de una esfera jurídica (véansc Mac nes específicas e incluso fn'ígiles (Unger, 1976:66-86). A medida que
Inty!e, 1981: cap. 7; Arthurs, HlR5). En las hislorias COlllunes, con el estas condiciones pasan, pasa también el orden jurídico. En este
avance de la sociedad reglamentada, el derecho es subordinado modo mítico, una entidad es identificada por sus orígenes. No se
cada vez m~is a una administración a la cual sirve, volviéndose útil loma en cuenta la posibilidad de que sobrevengan otras condicio
en su propósito, discrecional en Sil fonna y particularista en su ;¡pli nes sustentadoras. Con la llegada de la "sociedad posliberal" e! régi
cación. El régimen de derecho -corno genel al en su aplicación, pre men de derecho es "socavado" por el advenimiento de un "Estado
visible y <1l1tónomo- es socavado de e~ta manera. Estas cualidades henefactor" y "la franca intervención del gobierno en esferas que
se pierden en otro tipo de reglamentación que desplaza al derecho: antes se consideraban más allá del alcance apropiado de la acción
lo que Turk llama "el regreso al primitivismo" (l9RO:16). Aquí, al ré del Estado" (1976: 193-203). La prescripción formal y general, que
gimen de derecho se opone la justicia sustantiva en comunidades es característica del régimen de derecho, retrocede ante "un uso
particulares. A continuación consideraré, una tras otra, cstas dos f cada vez mayor de normas ahiertas y un giro hacia un razonamien
derogaciones del derecho, cmpezando con un cuestionamiento del
.¡
"
to jurídico deliberado" (1976:195). La suposición habitual es que
de la administración. .~ los cambios en la sociedad producen, de algún modo, cambios equi
valentes en el derecho, Un juicio más fino observaría que el dere
en términos simplemente cuantitativos, no parece declinar
sino, por el contrario, florecer. Con el desarrollo de la previsión so
EL DERECHO EN EL MONDO ADMINISTR:\DO cial del Estado y la reglamentación hay una ':iuridificación" cada
vez mayor. Pero esta juridificación se produce a expensas de la inte
El renacimiento del d(TedlO tanto en Europa Oriental como en la gridad o la autonomía del derecho, ya (lue éste se convierte cada
Occidental cuestiona la fuerte tradición intelectual y política (lue re vez más en un conducto para las demandas de la administración
laciona la decadencia del derecho con el avance de la administra (T'eubner, 1987).
ción moderna. Hay también una persistencia, incluso una expan· En los últimos tiempos ha habido en Europa Occidental vigoro
sión de la administración, junto con ese renacimiento del derecho. sas afirmaciones de que la juridificación está siendo revertida. Va
Tanto los que proponen el renacimiento del derecho como los pro rias combinaciones de "neoconservadurismo" y neoliberalismo
fetas de Sil desaparición convemhian en que la administración y el ofrecen programas para revertir la intervención del Estado, reani
régimen de derecho son contrarios. Disentirían sobre si el derecho mando el mercado, así como un régimen de derecho clásico, Los
se subordina finalmente a la administración o si, por último, es ca efectos prácticos han sido importantes y no se han limitado a los lu
paz de controlarla. Este desacuerdo seilala aspectos de la relación gares en los que esos credos nuevos o revividos se adoptan de ma
entre el derecho y la adminis1 ración que estas posiciones pasan por nera explícita. Pero estos efectos parecen ser profundamente ambi
alto. Si, con la ayuda considerable de FOllcault, identificamos una lí guos. Veamos, corno ejemplo, la situación británica. Allí la marcha
nea simbiótica entre el régimen de derecho y la administración mo atrás de la intervención del Estado en algunas esferas se ha visto
encontraremos que el derecho está subordinado a la admi acompañada por su expansión general, y el Estado, m,1S que nunca,
nistración y, sin embargo, la (ontrola. Si tuviésemos que resolver ha intentado inculcar una disciplina conformista en sus súbditos
esta parad(~ja necesitaríamos establecer los límites del derecho y los (Fitzpatrick, 1988a). El propio mercado ha sido elogiado. no sólo
de la administración en su relación mutua, límites que cada uno de corno una liberación de la estatal, sino como un medio
ellos es incapaz de conciliar con su propia presentación corno un de estahlecer más disciplina, especialmente autodisciplina, incluida
objeto mít ¡eo general o trascendente. una apreciación de la inevítabilidad de la autoridad y la jerarquía.
158 EL DERECHO Y LOS MITOS EL DERECHO Y LOS MITOS 159
La incoherencia misma de estas posiciones y la aparente rontradic recho asume una existencia dinámica, una existencia distinta de una
ción entre el ncoliberalismo y el neoconservadurismo podrían ser administración de la cual es un suplemento necesario y que se opo
lot.adas sin dificultad (véase Habermas, 1990). La elevación del ne a ella. Además, en esta relación con la administración, el derecho
oponerse a la elevación del orden y la mismo está limitado por ella y depende de ella. El que el derecho y
administración. Pero lo que exploraré es la coherencia final entre la administración sean integrales y, sin embargo, necesariamente
estas cosas, h verdad mÍlica de su combinación. opuestos, supone una contradicción. El derecho y la administra
En Europa Oriental han aparecido ahora paralelismos curiosos. ción, en su recíprocidad mítica, se limitan uno a otra y, no obstant
La Carta de París jJam una Nueva Eumjm, adoptada en noviembre de sustentan su mutua afirmación de ser ilimitados. Abordaré a conti
1990, compromete a los países de Europa Oriental a adoptar un ré nuación este temario sintetizado.
gimen de derecho, como vimos en el capítulo anterior. Pero la si Los análisis de la morbosidad del derecho han tendido a suponer
tuación tÍLne también sus ambigüedades en Europa OrientaL Allí el la inviolabilidad de sus causas. En estas versiones el Estado benefac
régimen de derecho ha sido adoptado supuestamente para contra tor o la administración del Estado o el corporativismo causa la deca
rrestar el dominio del Estado y para contribuir al reslln!imiento o la dencia o la extinci6n del derecho, o la pérdida de su autonomía o su
creación del mercado. Aunqt: integridad fúrmaJ. Este proceso se considera corno una derogación
nistración no aumente con el inexorable de un estado anterior y más puro del derecho cuando,
nes que hablan de su decadencia son, sin duda, exageradas. Ade como régimen de funcionaba con una
más, cierta renuencia acerca del mercado es más que igualada por UIla fuerza fórmal que, desde entonces, se han
"una ¡'enuencia sem~jante cuando se ln1ta de tomar en serio e! dere seriamente diluidas. Esta decadencia se atribuye al dominio de una
cho y el régimen de derecho" (Sajo. 1990:329). A pes,lr de un des vasta administración del Estado desde fines del siglo XIX (véanse
cuido considenlble de! régimen de derecho y la persistencia del do por ~jemplo Dicey, 1962; I1ayek, 1944). La dirección de mi argu
minio del Estado, el régimen de derecho ha adquirido vigencia mento es muy diferente. Se centra primordialmente en la adminis
como símbolo de una trasformación en la cual "la autonomía de la tración, y no en el derecho, y examina la relación entre ellos en esa
civil (privada) presupone un Estado estrictamente limitado perspectiva. Esto nos permite localizar esos efectos supuestamente
una especie de imncrio de la lev sobre el Esta corrosivos de la administración en el origen del derecho moderno y
do" (Saío, 1990:394). ubicarlos como parte integral del mismo, no como algo que vino
1,0 que indican estas dos situaciones -una fusi6n del neolihera desde afuera.
lismo y el neoconservadurismo en Europa Occidental y basándome en Foucault y en su obra sobre e! poder desde
do a un equivalente en Europa Oriental- es contrario a las ideas esta perspectiva de la administración y, me centraré en el
comunes de la antinomia entre e,l régimen de derecho y la adminis derecho. Esto plantea un problema inicial. Es muy posible que la
tTación. Las dos situaciones mencionadas sugieren una compatibili historia de Francia no sea la historia del mundo. Los relatos particll
dad operativa entre ellas. A continuación ubicaré y exploraré esa lares de Foucault, como los que se refieren a cárceles y asilos, a me
compatibilidad en el contexto de la sociedad liber;:d. Lo haré, pri nudo hacen afirmaciones amplias e implícitas sobre el tema que tra
mero, examinando la antinomia no tanto en los términos bien ensa tan, y han sido criticados por esta razón. Mi "posición" es que, en
yados de la degradación del derecho, sino en lo que se refiere a la esas afirmaciones más extensas, los relatos de Foucault pueden estar
administración ya la forma en que su penetración profunda y tenta demasiado comorimidos cronológicamente pero que, si ampliamos
cular desplaza de manera inevitable al derecho o, por lo menos, lo nos dan una convincente narración de los cam
como expondré después, esto es sólo una social en Occidente. Es
de la historia. Si consideramos la naturaleza misma de la ad tán además sus relatos más generales sobre el suq;imiento de una
ministración moderna encontramos que está s~jt'ta a ciertos límites mentalidad gohernante, o "gohermentalidad", como él la llama.
operat ivos. Es dentro de esos mismos límites que el régimen de de- tos no se limitan a Francia.
EL DERECHO Y LOS MITOS lGl
160 El. DERECHO Y LOS MITOS
que el poder disciplinario funciona. Foucault ofreció que da poder disc :ional a un funcionario para determi
nes más directas de la generalidad de este nuevo tipo de poder. El nar cuestiones en Sil infinil ,11ente diversa particularidad es incom·
en dominios "hegemónicos" y el dominio eran patible con esa esta?ilidad. esa pn:visibilidad y esa generalidad de
"una estructura de poder ( 1981 :94; 1982:226). Los casos aplicación que son necesarLlS para el régimen de derecho. La histo
de poder particulares o locales necesitaban una dimensión ria que sustenta esto y que procede de la preocupación con la admi
en la cual ser eficaces, y viceversa ( 1981 :99- lOO). Foucault propor nistración dice que los "procedimientos administratívos de normali
cionó también una idea general de poder más tangible con la figura zación están cada vez más constantemente comprometidos en la
de "gobennentalidad" a la que nos referimos en el capítulo anterior. colonización de los del derecho" (Foucault, 1980: lO7; cf.
Tanto si vienen de abajo o de arriba como si proceden de alguna 1990). Tales procedimientos, "aunque estar constituidos
fusión de los dos, este nuevo tipo de poder parece estar tan genera por ley. operan según criterios que, desde el punto de vista del dere
lizado que excluye o subordina a los otros tipos. Éste es el criterio son indeterminados" (Rose, 1979:(0). "El discurso de la disci
que Foucault tiene del poder y que sostuvo ampliarr no tiene nada en común con el del la regla o la volun
1978:149-151). Más adelante volveré a hablar de t.ad soberana" (Foucault, 19HO: 1(6). Es "imposible reconciliados"
este criterio y lo refinaré pero, por el momento. señalo sus conse 198H:162).
cuencias para el derecho. Según la historia, hasta ahora, el poder que el régimen de derecho. considerado en un tiempo por
disciplinario subordina el derecho, mas no lo desplaza: la mayor parte de los teóricos como su comienzo y su apoteosis inci
piente, había entrado en decadencia con el avance de una adminis
No pretendo decir que el derecho se desvanece en el trasf(lllelo ni que las tración a la cual se oponía. "Nuestro gradiente histórico -dice Fou
instituciones de justicia tiendan a desaparecer, sino que el derecho fimcio· cault- nos lleva cada vez m,ís lejos de un régimen de derecho que ya
na de mús en más como una norllla, y que la instituciónjuclicial es incorpo· había comenzado a retroceder hacia el pasado, cuando la Revolución
rada cada vez más a un continuo de aparatos (médicos, adrmnistraLívos, francesa y la época concomitantt' de constituciones y códigos pare
etc.) cuyas funciones son, en ;;tI mayor parte, reguladoras. Lna sociedad cían destinarlo a un futuro muy próximo" (Foucault, 1981:89). Daba
normativa es el resultado histórico de una tecnología del poder centrado en
la impresión que el derecho no podía resistir fundamentalmente el
la vida. Hemos entrado en una fase de jurídica en
avance de la administración científica. No tenía el contenido sust.an
con las sociedades anteriores al siglo XVII que conocemos; no debeI"Ímnos
por todas las constíwdones establecidas en todo el mundo des· tivo necesario para oponerse a los dictados de esa ciencia en la que
de la Revolución fr¡rncesa, por los escritos y rcvisado~, por toda una estaba basada la administración. Distaba de ser un sistema cerrado,
actividad legislativa continua y d;mlOrosa: éstas fueron las f(¡rmas que hicie resistente a la infiltración isomórfíca de la administración. Además,
ron que fuese acentable un Lloder esencialmel1le nonnalizadoL esta ciencia era una diosa celosa: era un criterio total, un criterio
]981:144.) que afirmaba hacer explicable, o potencialmente explicable en sus
términos, todo cuanto había en la vida política o social, dejando es
Hasta aquí la historia estaría de acuerdo y daría sustancia a esos pacio al derecho sólo como una técnica en su causa o como una de
rclatos en los que el derecho en su generalidad abslracta es despla sus ramas (véansc Habermas, 1974:60-61; Horwitz, 1977:254, 257
zado por la particularidad concreta de la administración, pero en 259). Así pues, el derecho, incluso en su propia expansión aparente,
los que persiste en formas atenuadas junto con uIla 'Juridificación" parece servir de más en más como agente, accesorio y sostén en el
mayor. Exploraré brevemente esta suhordinación dcl derecho a la avance de la administración científica. En esta situación puede vérse
administración y orientaré mi versión <1 mostrar que la relación en· lo cada vez más marginado, confinado a alguna en gran
tre cI derecho y la administración es de dependencia mutua, y no medida simbólica () de procedimiento, de la operación de la adminis
de denendencia del derecho. 1980: 19-22; Mayhew, 1971;
Los términos en los (Iue el de derecho ha sido Es más, la decadencia del derecho parece asegurada en cierta de·
mente socavado están bien La forma de reglamentación pendencia de la administración. Es debido a los poderes particula
164 EL DERECHO Y LOS MITOS EL DERECHO Y LOS MITOS l()5
res y omnipresentes de la administración que el rég-imen de dere dicíones de empleo de los funcionarios públicos. Los poderes fue·
cho puede ser mantenido en sus aspectos de universalidad e igual ron usados en este caso para eliminar el derecho a pertenecer a un
dad y puede ser visto corno trazador de campos para la acción li sindicato que t.enían los funcionarios púhlicos empleados en la Cen
bre. El de derecho resultaría demasiado delicado para tral de Comunicaciones del Gobierno, organización que proporcio
una sociedad fundada en la desigualdad y en la auloridad coercitÍ naba señales de inteligencia al gobierno y que se ocupaba de la se
va si los individuos no estuviesen previamente adaptados por me de las comunicaciones militares y oficiales. Hahía cierta
dio de la administración. La administraci6n es el necesario "lado incertidumbre sobre si sería la revisión" ya que se
oscuro" del derecho (Foucault, 1979a:194, Así, si la ley tuvie trataba del eiercicio de una m'p,-rnIT":1 una forma de
se que contrarrestar sustancialmente a la administración, socavaría tivo que en olros tiempos estuvo rese¡-vada al monarca. I,a Cámara
las condiciones de su propia existenciz¡. Además, la dependencia de los Lores decidió que los poderes discrecionales, o algunos de
del derecho parecería establecida en la unidad del derecho y la ad ellos, podían ser revisados judicialmente, y por esta razón el caso ha
ministración dentro del moderno "complejo cientí1ko:iurídico", sido proclamado como un avance importante para la revisión judi
que encontraría una ubicación instit-ucional en el Estado, por cial por un observador tan perspicaz como Scdley (1988:419). De
1979a:~~). Como preludio al refinamiento de manera que aunque los amplios poderes que tiene la primera minis
esta versión insistente y a la exploración de la resistencia del tra sobre los contratos de funcionarios ptíblicos complcnderían en
men de examinaré de manera más concreta la sus términos lo que ella hizo, los tribunales consideraron si sus ac
cía del para "el' si los límites que lo encierran PUCUt::1I, ciones sat isradan ciertas ideas de justicia procesal en las que solía
su parte, empezar a indicar límites a la administración. insistir el Poder Judicial revisor. Sin embargo, el
Comenzaré la exploración de los límites considerando la imposi tardíamente el de que había otro hictor de los
bilidad del derecho administrativo en el establecimiento del estudio discrecionales que estaba en juego: el factor de la
judicial de la accÍón administrativa, que es operativ;uncnte la expre naL El gobierno afirmó que, dado que la decisión fue tomada ba
sión definitiva del régimen de derecho y su dominio sobre la admi sándose en la seguridad nacional, los requisitos de justici;\ procesal
nistración. Consideraré la situación en Gran Bretaüa, concentrán no eran pertinentes. La C;ímara de los Lores aceptó CJue la seguri
dome especialmente en el florecimiento de la asertividad dad nacional estaba en juego y que los requisi tos de jusi íc:ia no eran
sobre la administración del Estado en los úlLimos treinta aüos. Aun pertinentes. Es la Cámara sostuvo que atañía al gobierno, y no
cuando aquélla parece marcar un control más eficaz de la adminis· a los trihunales. decidir si los intereses el<- la seguridad nacional pe
tración por parte del derecho, me esforzaré en demostrar <1ue esta saban más que los
afirmación misma de vifrilancia íurídica ha aumentado los límites Lo que es importante para mis propósitos es la razón de esta ab
del derecho. dicaciónjudicial. Para expresarlo de la manera más simple, "el pro
Para que el derecho impere debe haber, como mínimo, procedi ceso judicial es inapropiado para alcanzar decisiones en materia de
mientos jurídicos, a fin de deterrninar si sus requisitos han sido cum seguridad nacional" (ccI-rn 32). Ciertos poderes discrecionales,
plidos. Mientras que el Poder Judicial pueda examinar efc:crivamente de los que sólo se dierun ejemplos, no son "susceptibles de revisión
los excesos de la administracion de modo que ese poder administra judicial porque su naturaleza y su tema son tales que no están suje
tivo sea mantenido dentro de límites jurídicamente establecidos, el los a revisión por el proceso judicial" (CCHO 39). Hubo otras decla
derecho, por amplios que sean lales límites, sigue imperando en raciones sobre el mismo efecto, UIla de las cuales fue de Lord Di
cierto sentido. Tomaré el llamado caso (;CIlO como un ejemplo tan plock (p. 36). Su participación fue especialmente imporlante por el
to de la expansión de la revisión como de la confrontación con los destacado que luvo, junto con Lord Reid, en la cXDansión de
'\.Prrpfnnl o! Slatefor and CmnmonweaUh la revisión judicial de la acción de la administración
Este caso trató Reíd tambiéri ha considerado que el
ministra pal-a revisar las con· examinar ciertas esteras "propias" del gol)lernO ,vease por
166 EL DERECHO Y LOS MITOS EL DERECHO Y LOS MITOS 107
Chandler v. Dirl'ctor (J/ Publú; ?!-:rsl'cutions 1964 AC 763 en 791). Señalo tienen que buscarse fuera de los términos del derecho. Un punto de
a los lores Diplock y Reid como figuras principales y al GCHO como partida podría ser observar quién tiene éxito y quién fracasa en la
un caso primordial para indicar' que la contención judicial es carac revisión judicial. Parecería que, a pesar del avance general de la re
terística. En conjunto, pues, el régimen de derecho está sujeto a una visión general, muchos, de los que están socialmente desfavorecidos
pequeña calificación técnica. Diré, con una adaptación de la frase o marginados pueden esperar muy poco de ella (véase Sedley,
de Carlyle, que "ningún hombre", por encumbrado que sea, está 1987).
por encima de la ley, siempre y cuando sus excesos puedan ence En pocas palabras, pese a todos los límites impuestos a la capaci
rrarse en los límites diversos e in~~-tos de lo que los jueces conside dad del derecho para subordinar a la administración pública, con
ran propio de sus funciones. ~ serva una capacidad para hacerlo, pero esa capacidad no admite
Tal restricción, al parecer excepcion~<l, los extremos ele la revi pruebas. N o puede probarse en la práctica porque los términos jurí
sión judicial, sirve para presentar su ejerdc~_como esen dicos en los que se lleva a cabo el "control" de la administración son
cialmente irrestricto, pero también para demostrar que-hay----un indefinidos. De manera característica, estos términos adoptan la
modo de restricción normal, indistingtlible. Con frecuencia los ca forma de una discreción judicial abierta. Si aquí pucliera probarse
sos de revisión judicial contienen una declaración de que la integri definitivamente la capacidad del derecho, y exponer así sus límites
dad del poder administrativo que está siendo revisado debe ser res en relación con la administración, el derecho ya no podría reivindi
petada debido a su pericia exclusiva. Siempre hay esferas en las que car el gobierno universal y, como régimen de derecho, dejaría de
el Poder Judicial no está facultado para ent raL Las modas que deli existir. Además, los términos indefinidos del "control" jurídico per
mitan esas esferas son varias y mutables. Se dice con frecuencia que miten al derecho responder a la autoridad y a las demandas de la
la revisión no puede ocuparse de los méritos o ele la esencia de una administración, y de hecho lo hace. El derecho siempre puede con
decisión administrativa sino sólo de la cuestión de si estaba dentro trolar en potencia los dictados de la administración, pero aceptarlos
de la jmisdicción o de los poderes del funcionario que la revisa. fundamentalmente sin poner de manifiesto sus deficiencias.
También suele decirse que la revisión judicial no puede ocuparse de Ilustraré y ampliaré estos argumentos apoyándome en una línea
lo que se decide sino sólo de la manera en que se toma esa decisión; de casos notable dentro ele la expansión de la revisión judicial: los
por c:jemplo, si fue dictada para un propósito apropiado o sólo to casos relacionados con audiencias disciplinarias en la cárcel. Van
mando en cuenta consideraciones pertinentes. Éstos son algunos de desde el reconocimiento judicial explícito de los límites de la ley
los elementos activos de la base de una revisión judicial, pero basta hasta la afirmación del dominio del régimen de derecho. Parad(~ji
rán para indicar lo que, en la práctica, ha demostrado ser la irreso camente, la afirmación misma del régimen de derecho determina,
lución persistente, la falta de contenido tangible del Poder Judicial como espero mostrar, que el derecho se vuelve más cómplice con la
en esta esfera. Este resultado, creado por los jueces, les permite administración pública. Esta conclusión sirve como preludio a una
mantener una división fluida e intangible entre el derecho y la ad exploración de las relaciones simbióticas entre el derecho y la admi
ministración pública, división que no est.ablece límites generales y nistración pública.
duraderos para ninguno de los dos. Así, se desvanecen los límites Ha habido un retroceso radical en la revisión judicial de las au
inevitables del derecho y aún 'puede vérselo imperar. La revisión ju diencias disciplinarias en las cárceles. Estas audiencias son realiza
dicial es incapaz de resolución o de consolidación explícita. Le falta das bien sea por el director de la cárcel o por una junta de visitado
coherencia y la capacidad para establecer controles generales sohre res cuyos miembros proceden del exterior de la misma. Las
la administración pública (Galligan, 198~). En algunos tipos de ca audiencias comprenden las acusaciones disciplinarias contra presos
sos los jueces tienden a "santificar e inmunizar" el dominio de los y las quejas de éstos. Hasta hace poco tiempo la posición judicial
administradores (Sedley, 1987:10), pero en otros se negarán a reco era que estas audiencias eran cuestiones de disciplina interna y, por
nocer la existencia de pericia administrativa (véase, por ejemplo, lo menos en el caso de audiencias ante el director, también eran
Brornley LEC v. C;LC 1982 2 WLR (2). Así pues, los límites operativos cuestiones de carácter administrativo. Como tales, para decirlo con
Hi8 EL DERECHO Y LOS M1TO~
EL DERECHO Y LOS MITO!> }f)9
y su :mbordinación final a la intentaré refinar estas cuestiones nar que las reglas del derecho natural podrían alguna vez una re
examinando la decisión de la Cámara de los Lores en el caso R. v. presentaciónjurídica ante el director. (P. :~92.)
Board (J/ Visiton o/HM Prison, TIte Maze, ex Hone (1988 AC 379)
tal como la entn~gó Lord Coff oí Chieveley. En este caso el preso, Una vez más se observa una empatía judicial y la capacidad para
excesivamente optimista, afirmó que el derecho natural le confería dar de la administración, incrustada ahora indistinguiblemente en
el derecho de ser representado allte la junta de visitadores. Lord "la naturaleza de las cosas". Esta naturaleza mítica de las cosas es lo
Goff reconoció que en un tribunal penal "cualquier persona acusa que ahora examinaré.
da de un crimen (o del e(!uivalente de un crimen)" podía reclamar Estos casos ilustTan una contTadicción que, como hemos visto, re
representación (p. 39]). Pero añadió que no podía existir tal dere· side en la revisión judicial en general; una contradicción entre el
cho general para los presos en las audiencias ante la junta de visita régimen de derecho y los imperativos de la administración. En estos
dores para tratar "el equivalente" de un crimen. Un derecho gene- casos la contradicción se resuelve por el ejercicio de una discreción
apta, en las dos acepciones de la palabra, que conlleva una defel'cn
170 EL DERl:CHO y LOS MITOS EL DERECHO Y LOS MITOS 171
cía por la naturaleza de las cosas, POl- un orden fundamental que los mo y a sus intervenciones COIllO ()ca~ionalcs y discontinuas. Sin em
de declamaciones ocasionales y qui el derecho no responde simplemente a la naturaleza de las
m:undus (que se hagajuslicÍa aunque cosas, El derecho evoca y afirma, e incluso crea, lo normal y la ;nlto
Al margen de los casos, una especie de fraude ridad como normal. Mediante el moldeo y el tratamiento que le da
institucional sustenta esa resolución. Limita los casos que la ley re a lo que es excepcional y aberrante, a lo que está fuera del mundo
conoce y los que puede reconocer. El número de casos de revisión apropiadamente administrado, la administración ~e vuelve normal y
y los recursos dedicados a ella son infinitesimales en la eSG1 apropiada. El derecho sólo necesita corregir el trastorno de las co
la del número de casos de audiencias disciplinarias en las cárceles, sas en su curso y reafirmar la naturaleza de las cosas. Las prescrip
sin hablar de la escala de la administración pública en generaL Ade ciones de la administración son elevadas por el derecho, como su
más del costo, la complejidad, b incertidumbre y todas las otras res apoderado, al rcÍno de lo dado natural (cf. Barrhes, 1973:129). En
tricciones invariahles en el acceso a los tribunales, la revisión judi resumen, el derecho proporciona una "garantía de que todo es real
cial su propia harrera en ("1 proceso de solicitud de una mente así" (v¿:ase Althusser, 1971:1(9). Para el régimen de derecho
revisiónjudicial. En una bsc prdiminar la discreciónjudicial se usa en la sociedad liheral ningún elemento de poder personal debe in
para elÍminar la mayor parte de los casos de conformidad con "cri terponerse entre la ley y el s~jeto. La autoridad de la administración
terios que son inciertos, que no han sido debatidos abiertamente o sólo puede reconocerse como aquella que es inexorablemente,
convenidos y que no son promulgados amplia y públicamente" como la naturaleza de las cosas. El derecho se subordina, en última
(Sunkin, 1987:4(6). instancia, a un positivismo ineludible que contribuye a crear. Pero
La esfera administrativa también obliga él la aplicaci(m de sus por medio de una exploración aún más cercana de la naturaleza las
propios criterios racionales oc car,ícter práctico de maneras que cosas, espero demostrar que esta realidad aparentemente superior
contrarrestan o evitan el recurso al derecho. El direct.or de una cár no puede existir sin el derecho.
cel, siguiendo con nueslro (jemplo, tiene un inlcr('s obvio en asegu lJna breve historia de la administración como realidad:
rar que, a sujuicio, las auoiencÍas disciplinarias tengan el electo de
asegurar el control, "porque en una Circd, finalmente, 1;¡ autoridad Así COIIlO la religión cedió el paso al derecho C01l10 fuenle principal de co
tiene que triunfar" (Pbillips, ] 981: 1;{). Las juntas de visitadores no hesión social, y el derecho a la terapia social, las clases gohernantes ya no
representan un desafIo importante a esa autoridad. Los miembros intentaron mediar sus pretensiones con apelaciones de legitilllidad. Apela
de las juntas son nombrados por el ministro del Interior por n.:co ron solalllenle a la autoridad de hecho, no lllediatizada. No pidieron que el
ciudadano o el trab~iador se sometiera a la autoridad legít ima, sino que se
mendación de los directores de GÍrcclcs y juntas. Por repetir
sometiera a la realidad misma. (I,asch,
que se dice con dependen de la autoridad carcelaria e
inevitahlemente respouden a ella (\rVaLson, 1980). Ll autoridad es
Esa realidad estaba definitivamente marcada por las "ciencias del
rd(llzada, además, por el secreto de las audiencias_ Con esta clase
homhre y de la sociedad" que ron la administración y
de clausura ell torno de la autoridad, como opina un miembro de
medios y just ificadones para medir y eva
"las del derecho l'Iatural no son, en
luar el comportamiento humano 1970: cap. 10). El
tección ,¡decuada conrra decisiones arbitrarias e
administrativo y el conocimiento son 'J"se implican mutua
y directamente" Volviendo nuevamente a fOl1
Estas autoridades de para decirlo con uIIa frase de
Foucault (1972:41 el recurso a una autoridad contra
ría pues contienen en sí mismas aquello que es normalmente co- condenados, clasificados. determinados en
necto y apropiado "en la naturaleza de las cosas", El alcance reser nuestros quehaceres, destinados a cierto modo de vivir o de morir. como
vado al derecho consiste en tratar aberraciones: por lo tanto, es una función de los verdaderos discursos que son los eSDeios de los efectos
y <lutolimitador. Como Ínstitución se a sí mis- del voder. (1980:~J4.)
172 EL DERECHO Y LOS MITOS EL DERECHO Y LOS MITOS 173
El Doder en estos términos puede penetrar en las profundidades só que los héroes míticos de la disciplina que fundaron el asilo ha
"en su naturaleza misma" (1980:39) y, no obstan bían "abierto el asilo al conocimiento médico"; sin embargo, "no in
te, extenderse por toda la sociedad. Puede ser intensivo y extensivo trodujeron ciencia sino sólo su disfraz o, en el mejor de los casos, su
(véase Mann, 19R6:7-1 justificación"
Si ajuicio de Foucault en un debate intenso, el poder es o no in
eludible no viene al caso. Este tipo de poder entraña una demanda Si el personaje médico podía aislar la locura, no era porque la conoda sino
de correspondencia con la realidad. Conocer esa realidad es hacer porque la dominaba; y lo que para el positivismo sería una imagen de obje
manifiesto un poder inevitable. Pero este conocimiento que funcio tividad era sólo la otra cara de este dominio. (Foucault, 1967:272.)
na en lo que se refiere a la ciencia no es completo. Hay también, al·
gunos que son lo suficientemente recalcitrantes para resistirse a la Esta "o~ietividad fue, desde el comienzo, una materialización de
realidad. A estos déficit se les da cabida en mitos de progreso y de naturaleza mágica, que sólo podía realizarse con la complicidad del
derecho. Hablaré más acerca de esto más adelante. La condición propio paciente" (Foucault, 1967:276), complicidad que entrañaba
mordíal para la eficacia del conocimiento en la causa del poder "respeto y obediencia" (1967:272). Podríamos decir que el respeto
es la del mismo, no s610 por es necesario pues, para que la magia sea eficaz, el paciente tiene que
sino por aquellos ')nzgadof """,¡ron'" respetarla y no puede estar "al tanto", no puede estar en una
dos" que son por sí mismos ción que le permita evaluar la relación, o la falta de eIla, entre la ac
sufrir el poder y, simultáneamente, (Foucault, 1980:98). ción mágica y los resultados pretendidos de la misma. Y podríamos
En los cánones del progreso la creencia ha sido remplazada por el decir que en esto hay algo más que obediencia, por dos razones.
conocimiento. Pero, en realidad, la creencia ha sido sucedida por la Para el régimen de derecho, como vimos antes, el poder tenía que
creencia, una creencia basada ahora en el empirismo popular y el ser despersonalizado. Lo mismo ocurre con la sociedad liberal en
"hecho" como "concepto popular" (Maclntyre, 1981:76-77). Esto en general. La administración se reconoce en ella tal como es evocada
traña una aceptación del conocimiento dado, de la objetividad, y no por el derecho, como aquello que es inexorablemente... como la na
una participación en su producción. TaL participación está reserva turaleza de las cosas. Para que la igualdad del liberalismo se combi
da a variedades de expertos y administradores "objetivos" o "cientÍ ne con la desigualdad de la administración, ésta se presenta en tér
El "trabajador individual" -dice Marx- es apartado de "las minos de una realidad positiva e inevitable. Así pues, el sujeto
Ilcmlídades intelectuales del proceso laboral en la misma pro administrado no sólo obedece sino que es llevado a creer en las afir
que la ciencia es incorporada a él como un poder maciones de los agentes de la realidad. Si, como dice Sartre, esta
diente" (Marx, 1959:645). mos condenados a ser libres (Sartre, 1956), entonces también es
La parad~ja de ser incluido de esta manera en la rEalidad y, sin tamos condenados a creer. La segunda y -relacionada- razón de
embargo, excluido de ella, ~e resuelve en fürmas de aut.oridad míti que esto conlleve más que obediencia es porque el acatamiento del
cas y mágicas. Las "ciencias del hombre y de la sociedad" toman su sujeto administrado no sólo consiste en la aceptación de la repre
fuerza original de los héroes del conocimiento y la disciplina cuyos sión sino también en la constitución de la identidad, "en la naturale
descuhrimientos hacen que el potencial trascendente del saber pue za misma", de conformidad con el poder. Como vimos en el capítu
da funciollar en el mundo profano (vé'l.~e por ejemplo Zilboorg y lo anterior, la administración moderna ofrece técnicas que hacen
Henry, 1941). Diversos tipos de sacerdotes-gobernantes llevan a que cada cual sea notable en su individualidad, lo cual produce el
cabo tales revelaciones. t~stos son los agentes de la realidad cuya efi individuo como personaje normal y racional (Foucault, 1979a:191
cacia afirmada se encuentra entre "las principales ficciones morales Estas técnicas suelen estar orientadas a la creación de una res
de la érJoca" (MacIntyre, 1981 :71). Foucault señala su papel en unas "voluntaria" por parte del s~jeto. El individuo
de Historia de la locum en las que trata de "la apo así constituido es el conducto indispensahle para el sostén de la ad
JP~'<¡}JUI';P mhlico" en la historía del asilo (] 967:269). Se pen- ministración.
174 EL DERECHO Y LOS MITOS EL DERECHO Y LOS MITOS 175
A continuación relacionaré la administración como realidad con ciencia, en general, de cualquier constitución autónoma de hecho,
el derecho, de tal manera (jue sea posible identificar el poder del deben seguir siendo contingentes de su como conoci
derecho en su relación con la administración. Aunque Foucault con miento y sus descubrimientos que se revisan a sí mismos. La ciencia
sideró que el derecho es "en extremo incongruente" con el poder tampoco reivindica un conocimiento pleno y determinado de cual
disciplinario, que "el discurso de la disciplina no tiene nada en co quier situación particular existente. La administración, en conjunto,
mún con el del derecho, el gobierno () la voluntad soberana" y que tiene que depender de una aceptación voluntaria de sus Sl~etos,
"en contra de este ascendiente de un poder que está vinculado con más allá de las afirmaciones de conocimiento científico. Si la admi
el conocimiento científico encontramos que no hay ahora un recur nistración científica tuviera que extenderse más allá de la adhesión
so sólido disponible", dicho autor indicó también que "los poderes voluntaria de sus sujetos, y si, no obstante, tuviera que presentarse y
de la sociedad moderna se ~íen:en por medio de. sobre la base de y garantizar sus propios efectos operativos, no podría evitar durante
en virtud de esa misma heterorreneidad entre un derecho de sobera mucho tiemDo la revelación de su naturaleza política o coercitiva
nía un mecanismo , Incluso a falta de estos tipos de revelación limita
Desarrollaré esta indicación de la incvitabilidad del dora seguirá habiendo esferas en las que el dominio de la ciencia
derecho. no es aceptado y en las que los recalcitrantes no estén dispuestos a
someterse al dominio de sus operativos o a la necesidad del hecho.
AqUÍ la obstinación puede ser endémica. Veamos el caso del fracaso
de la penitenciaría, caso que ahora está cerca de ser egregio. Para
LA ADMINISTRACIÓN Y LA INEVITA RILIDAD DEL DERECHO seguir siendo el origen y el lugar de la regulación social, la cárcel
depende de sus bases en el crimen. La penitenciaría no sólo fracasa
El derecho, como vimos, evoca y confirma a la administración en la eliminación de la criminalidad sino que va más allá al crear y
como la naturaleza de las cosas. Esa evocación est,) basada en varie sustentar la criminalidad (Foucault, 1979a:264-292). Aparte de crear
dades de ciencia que son, en el mejor de los casos, justificaciones de diversas recalcitrancias, el sujeto normal que se administra a sí mis
tipos de autoridad mágica ejercidos por individuos tales como el ex mo tiene que ser "libre" para seguir los dictados de la administración
perto y el administrador. En su funcionamiento como ciencia, la ad científica. De manera que es necesario reconocer y tratar la capaci
ministración es limitada. El derecho trasciende esos límites, me dad para resistir esos dictados, para hacer que la ciencia fracase. En
diando entre las grandes demandas de la administración científica tales situaciones la ciencia no puede simplemente ser interpretada y
para igualar a la naturaleza de las cosas y los límites operativos. En aplicada. Tiene que ser impuesta.
esto el derecho no entra desde afuera, simplemente, para compen El alcance operativo y regulador de la ciencia no sólo está limita
sar las deficiencias ocasionales'y poco características de la adminis do por su racionalidad "interna": también hay límites a la parte del
tración científica. El derecho, en su relación con la administrad mundo que abarca. Hasta ahora la ciencia fí.mciona sin la cabal per
es un elemento creativo de una realidad ordenada y ordenadora. En fección del conocimiento y sin la cabal perfección del orden. En
el resultado el derecho no está tan subordinado a la administración esto hay más que una simple deficiencia. Hay también problemas de
como míticamente integrado a ella en un "complejo científicojurí diversidad. Otros héroes míticos entran en escena para crear orden:
dico" (d. Foucault, ]979a:2:1). A continuación ampliaré esta argu
mentación. El "pueblo" (la nación o incluso la humanidad) y especialmente sus institu
La ciencia, que opera en pro de la ¡¡dministración, debe ser perci ciones polít kas, no se satisfacen con saber: legislan. Es decir, formulan pres
bida como "o~jetiva" y ¡¡política (Habermas, 1971: cap. 6). Pero la cripciones que l.Íenen la categoría de normas. Por consiguiente ejercen su
ciencia está perpetuamente sujeta a una alltorrevelación como regla competencia no sólo en lo que respecta a las declaraciones indicativas de lo
política o personal mediante la aplicación de sus propias normas epis que es verdad, sino también a las declaraciones prescriptivas con pretensio
temológicas. Esas mismas normas significan que las demandas de la nes de justicia. (Lyotard, 19H4:!n.)
176 EL DERECHO Y LOS MITOS ':L DERECHO Y l.OS MITOS 177
Las "ciencias del hombre y de la sociedad" mismas no ocupan esfera considerada privada y es algo exagerado decir que: "en lo
una esfera homogénea, uniformemente delimitada. Se trata más que respecta a las expectativas vis-a-vis del sistema administrativo, el
bien de una confederación vaga de entidades distintas e incluso privatismo civil está determinado por tradiciones de derecho bur
dentro de cada una de ellas hay disputas y controversias científicas gués formal" (Habermas, 1976:76). La administración no está exclui
apropiadas. En conjunto, estas ciencias no tienen un modo de de da de esta esfera, pero su entrada está mediada por el sujeto. En los
terminación general, y ninguna de ellas puede dominar a otra. términos que exploramos en el capítulo 4, esta participación "volun
El derecho no complementa simplemente un orden de adminis taria" del sujeto en la administración, las profundas complicidades
tración predominante; presenta un orden alternativo y. sin embar entre nuestra aceptación de sus dictados y las condiciones de nues
go, complementario. Existe "la verdad de la ley" (Nelken, 1989). El tra "libertad", marcan la aplicación característica de! poder adminis
orden ha de ser expresado en términos tales como "equidad, trativo. La esfera privada no se fusiona con ia administración de
cia, aceptabilidad y viabilidad", consideraciones "que pueden tener manera indistinguible. Para que la administración sea eficaz en ella
poca o ninguna aplicación en la ciencia" (Nelken, 1989:21), pero y por ella, la esfera privada tiene que sustentar una vitalidad clara
que son centrales para el derecho, y no lo son menos en la media (véase Donzelot, 1980:94). Esta vitalidad clara se obtiene en e! dere
ción entre la ciencia y sus límites de operación. Por consiguiente, la cho. De acuerdo con e! régimen de derecho, sólo mediante la ley e!
verdad del derecho diferirá a menudo de la verdad de la ciencia. La sujeto puede ser obligado y es posible entrar coercitivamente en la
edad de responsabilidad penal, por ejemplo, puede ser conveniente esfera de lo privado. El sujeto puede entablar acción jurídica, como
mente uniforme en el derecho, mientras que las evaluaciones cientÍ una apelación, para garantizar que este poder restrictivo se ejerza
ficas de ella inevitablemente variarían (véase Nelken, 1989:92-93). dentro de los límites de la ley. En conjunto, el poder se presenta a
En su relación con la administración científica el derecho define través de! derecho como una restricción negativa puesta en efecto
y proporciona límites y modalidades de orden. El punto más obvio por la trasgresión, dejando así imacta la esfera de libre acción del
en el que el derecho marca las fronteras del orden es en hacer que sujeto. De esta manera el funcionamiento de la administración se
se ejerza coerción sobre el sujeto renuente o recalcitrante que se re "oculta" y se hace "aceptable": "el sistema de derecho está [... ] dise
siste a los dictados de la ciencia. Con una necesidad conveniente, el ñado para eliminar el hecho de! dominio" y, podríamos añadir, para
régimen de derecho diría que tales intervenciones y restricciones mantener el dominio de hecho (Foucault, 1980:95, 105; 1981:86.
coercitivas sólo pueden efectuarse legítimamente por medio de la 144).
ley. Hay aparatos de supervisión jurídica para imponer la primacía El poder administrativo coercitivo, o potencialmente coercitivo,
del derecho en esto. Como vimos en el caso de la revisión judicial, funciona en una esfera "pública" que adquiere su identidad en opo
la naturaleza indefinida de los términos de supervisión jurídica per sición a la privada. En esta esfera pública el derecho concede poder
mite a la ley responder, a la vez, a las demandas y a las racionalida a la administración científica y sirve para constituirla operativamen
des de la administración. El derecho siempre puede controlar, en te. Le concede poder a diversos agentes de la realidad, a diversos
potencia, a la administración y, sin embargo, aceptarla fundamental funcionarios y profesionales, y les permite subordinar e! sujeto a la
mente en su aspecto coercitivo, sin ser culpado por sus deficiencias. adminislración. El derecho define, o da poder, a un agente de la rea
De este modo incorpora a la administración en su aspecto coerciti lidad para que defina las situaciones y las deficiencias que justifican
vo en la sensibilidad racional del "orden hurgués" y "los límites sa la intervención. El derecho crea, o le da poder a ese agente para
grados de su ética" (cf. Foucault, 1967:58). crear, normas que e! sL!jeto deberá seguir. La realidad administrada
Aunque e! derecho ya no pretende abarcar tal orden, todavía re que e! derecho crea así es afirmada, además, en su normalidad, por
conoce y, en parte, constituye sus componentes y los pone en ac medio de! derecho, puesto que la revisión judicial de las acciones de
ción. El derecho crea el s~ieto jurídico como un actor real, un los agentes de la realidad puede ser sólo ocasional y no necesita tra
jurídico que corresponde, en buena parte, al sujeto de la adminis tar más que sus excesos. El derecho protege a la administración con
tración, como vimos en el capítulo anl.erior. Este sujeto ocupa una Ira la gente, así como a la gente contra la administración. En todo
178 EL DERECHO Y LOS MITOS EL DERECHO Y LOS MITOS 179
esto el derecho le confiere un contenido operativo a una realidad ven para unificar la administración y presentarla en función de su
pennisible, no sólo al promulgar lo que está en él sino también al restricción y neutralidad. El pequeño precio que la administración
marcar aquello que está fuera de él. Los límites definitivos del or paga por todo esto es una abdicación marginal de su extensa apre
den sagrado ya no se establecen en términos de herejía sino en tér hensión de la realidad a favor de "la verdad de la ley".
minos de ilegalidad, demencia y otras anormalidades constituidas Reuniré ahora todo esto en términos de una mutualidad mítica.
en la ley. El derecho se compromete con la desviación que crea y El sueño de Bentham de conciliar el derecho y la administración en
busca perpetuamente superarla. un orden perfecto es imposible ya que, según dice Foucault, el es
Por úllÍmo, el derecho da coherencia y resolución final a las di fuerzo de realizarlo conduce a la integración del derecho en la ad
versas voces de la administración científica. Como soberano tras ministración (Foucault, 1988:162). Otros señalarían o vaticinarían la
cendente, corno dominio de la ley, el derecho asume un alcance ge extinción o la retirada del derecho ante el avance de la administra
neral no menos extenso en su efecto potencial que la operación de ción. Mi concentración inicial en el derecho por medio de la admi
las "ciencias del hombre y de la sociedad". El derecho moderno, nistración confirmó y reforzó la historia de extinción o de decadencia
tras haber evitado cualquier compromiso intrínseco con la realidad parcial. Se consideró que el derecho, en tanto estado de derecho,
y haberse vuelto inherentemente mutable, no puede ser obstaculiza dependía íntegramente de la administración. Incluso en su preten
do en su sensibilidad a la administración por ningún contenido sión de supervisar y controlar a la administración, el derecho era
propio perdurablemente necesario. Cierto es que el régimen de dere sensible y lábil al dar cabida a la administración. Y hasta su afirma
cho entraña el compromiso constitutivo con el gobierno desperso ción de una distinción duradera por lo que se refiere a un proceso
nalizado pero, corno vimos antes, el compromiso de! derecho con y objetivo servía para constituir una administración impermea
ese gobierno concuerda con su confirmación de la administración ble corno "naturaleza de las cosas".
como la naturaleza de las cosas. Además de estar en una posición Sin la historia de la extinción del derecho se cuenta en
de sensibilidad a la administración científica, e! derecho hace que círculos pequeños. El enigma expuesto al principio entrañaba la su
un poder cohesivo influya en él. Esta cohesión se alcanza en la cen pervivencia de la ley frente a la persistencia, e incluso la expansión,
tralización mítica del derecho corno soberano y su separación de ór de la administración. Como vimos, la administración dependía del
denes "menores" sobre los cuales asume dominio. Por lo tanto, el derecho para mediar entre sus afirmaciones constitutivas universa
derecho proporciona un foco y un marco que comprende y limita les y sus límites operativos. Este derecho se conciliaba con las de
las operaciones diversas y discretas de la administración científica. mandas del estado de derecho para combinar un dominio incluyen
Esto se lleva a cabo sin establecer una comparación corrosiva entre te o con esferas sustentadoras de la libre acción del sujeto. Sería
estas operaciones. Tal comparación revelaría sus límites inciertos y inexacto, por no decir insensato, deducir de esto una capacidad per
traslapados y comprometería sus afirmaciones de autonomía. Pues durable del derecho para estar con certeza a favor del individuo o
to que el derecho es un orden distinto y diferente que relaciona esfe del mercado frente a la administración. Hasta donde mi análi
ras de administración científíca entre sí, estas esferas están protegi sis en su limitación a la relación mítica entre ambos, el derecho y la
das de una competencia desintegradora en la dimensión científica. administración se apoyan mutuamente incluso, o sobre todo, cuan
La demarcación jurídica y la separación de estas esferas es impuesta do se encuentran en oposición. El derecho, operativamente limitado,
mediante la revisión judicial, por medio de requisitos tales como evoca una administración científica en toda su pureza mítica y se
que el poder administrativo debe ser ejercido para "su uso apropia basa en ella, como la naturaleza misma de las cosas, puesta más allá
do" o ser <:jercido sólo a la luz de consideraciones "pertinentes". La de las dudas y las diversidades que la comprometen en su opera
suma masiva de la administración científica y su amplio efecto con ción. En su dimensión operativa la administración evoca un dere
formador en el s~jeto se ocultan en esta dispersión del mismo me cho no menos elevado en su pureza mítica y se basa en él. Este de
diante el derecho. Los requisitos de la revisión judicial para lograr recho es, en el sentido de la jurisprudencia, un orden normativo
racionalidad y equidad en el <:íercicio del poder administrativo sir- distinto de la administración, y que impera sobre ésta. La adminis
180 EL DERECHO Y LOS MITOS EL DERECHO Y LOS MITOS 181
tración, por su parte, confirma así la autonomía del derecho y la como se explica en tantas versiones, reduciendo lajusticia popular a
universalidad trascendente de su imperio. no es un derecho esos modos formales. La justicia popular no es más que una exten
restringido por su relación con la administración, mucho menos un sión de la reglamentación formal, su simple máscara o agente. En
derecho al cual la administración infiltra y socava de manera inte mi argumento tiene sentido ver la justicia popular y el derecho
graL Pero las historias que hablan de la decadencia del derecho en como opuestos e integrales a la vez. El conflicto se resuelve por la
el avance de la administración tienen cierto sentido. La naturaleza mutualidad mítica entre el derecho y la justicia popular que a conti
de las cosas no ofrece un límite firme en el que el imperio de la ley nuación examinaré (véase también Fitzpatrick, 1992).
!~~
pueda detenerse decorosamente frente a la inevitabilidad de aqué La supuesta retirada de la regulación formal a un dominio o co
lla. Esta naturaleza de las cosas es infinitamente variada y mutable. munidad privado es ahora tan difundida y con tanta frecuencia ma
Está constituida operativamente en variedades de decreto taumatúr nifiestamente espuria que hace de rigor un escepticismo general.
gico por los agentes de la realidad. Al aceptar a éstos como la natu La primera tanda de alternativas, que se expusieron sobre todo en
raleza de las cosas, el derecho se subordina a la administración. Sin el decenio de 1970, fueron la mediación y otros tipos alternativos
embargo, conserva su pureza mítica al investir a su propio tauma de conciliación de las controversias para los tribunales u'adiciona
turgo subalterno, el juez, con poder sobre los términos de esa acepo les, así como adaptaciones de la reglamentación penal y psiquiátrica
tación, un poder en la forma de una discrecíonalidad necesariamen a la "comunidad". Esto provocó un acalorado debate académico.
te indefinida. En el mantenimiento de la pureza los límites se Por un lado se les atribuyó a lo informal y a las sedes de lo informal
convierten en lugares peligrosos (Douglas, 1970). La integridad y la una identidad distinta e incluso autónoma. Por otro lado, se les
I
identidad del derecho están, aquÍ, en peligro. Finalmente son pre negó tal identidad a lo informal y a sus sedes y se los redujo esen
servados en la complicidad mutua y mítica entre el derecho y la ad cialmente en términos de cualquier otra identidad superior, por
ministración. Cada cual toma lo que ha sido desplazado pero per ejemplo la regulación jurídica por parte del Estado (Fitzpatrick,
manece operativamente integral en la constitución del otro. ,;'¡ 1988b:179-182). Este recurso a supuestas alternativas se amplió en
I
el decenio de 1980 con la adopción neoliberal de modos "privados"
qu~ remplazaron la reglamentación del Estado o la redujeron, cam
bio que estuvo acompañado por la expansión de esa reglamentación
LA1USTICIA POPULAR en sus funciones de control explícito del individuo. Todo esto ha
la justicia rorular (cL Nader, Hl8R). El derecho formal se centra en con ello, el Estado socava la responsahilidad del individuo y del ba
tipos de comportamiento delimitados y definidos previamente, se "la vitalidad de la vida individual y
parados de cualquier contexto difuso. La participación existencial comunal" (Shonholtz, l 4,8, 13). Así la alltodependencia indi
del suieto no existe o se limita a de responsa vidual y comunal se opone a las suposiciones intrínsecas de la
identidad en un contraste mentación del Estado 1984: 17, 21).
- -
tivo con todo esto. Se preocupa por la persona en su totalidad y nin Estas afirmaciones iniciales se reflc:jan en la práctica y en las es
caso está específicamente en principio, en sus rategias de las juntas comunitarias. Es necesario inculcarle a los in
relaciones sociales. Al no estar puede dividuos la responsabilidad en sus conflictos y en la solución de los
como suele hacerlo, que refuerza o incluso crea una mismos; así se la autenticidad del proceso de disputa.
"comunidad" holística. De esta fórma, las juntas afirman tener una importancia que las ale
El establecimiento de la mu tualidad mítica particular entre la jus de otras formas de justicia alternativa por su negativa a aceptar
ticia popular y el derecho, la demostración de que cada uno de ellos casos en los que un organismo del sistema jurídico conserva la juris
toma lo que es integral pero negado en el otro, entraña localizar ele dicción: la presión continua del sistema jurídico puede producir un
mentos del derecho formal en un lugar que fundamentalmente lo resultado "menos auténtico" (DuBow, 1987 c:5). Por supuesto, tam
rechaza. Para lograr verlos es necesario investigar los detalles opera bién hay que evitar la presión comparable de los paneles que cono
tivos de la justicia popular. A 1 hacerlo tendríamos que evitar esas si cen de las controversias. La "pasividad definida" de los paneles, su
tuaciones comunes en las que la justicia popular está formalmente evitación de la "intervención activa", d<.¿jan espacio para que funcio
unida a modalidades jurídicas, puesto que los detalles operativos ne la autenticidad de las partes (DuBow, 1987c:50). Hay una "prácti
podrían estar contaminados por el derecho. Para lograr la combina ca de intervención mínima basada en el principio de que las partes
ción de pureza y detalle recurriré al marco de los Estados Unidos y en el conflicto son responsables de resolver su propia controversia"
las juntas comunitarias de San Francisco, hasándome en buena me (DuBow, 1987c:53). De nuevo, "el conflicto pertenece a las partes
i
dida en la evaluación inédita de las mismas que hizo DuBow ~ en el mismo; cualquier resolución es suya" (p. 50). Las partes en el
(1987a). La mera singularidad de un <.¿jemplo forzado por la necesi I conflicto son consideradas holísticamente y sólo se promueve la re
dad de detalle se compensa en parte por la gran influencia que las ~ solución auténtica del mismo, incluso si esto puede significar impo
)
juntas han tenido en el desarrollo de la justicia popular y, en parti ¡ nerles la autenticidad. El hincapié principal de los paneles estriba
cular, porque han servido de modelo para muchos otros programas ¡ en conocer los sentimientos de las partes, hasta el grado de que
una tendencia funcional a concentrarse en los sentimientos de
(Harrington y Merry, 1988:918). También ofreceré pruebas más am !
plias de los puntos principales. las partes y no en los hechos de la controversia" (DuBow, 1
La ahundante bihliografía sobre Así, en un caso, hubo "un pronunciado intento por del panel
expone sus ideas fundamentales, de concentrarse en los sentimientos de las cuando amhas es
como una "alternativa" del tahan más preocupadas por las cuestiones de dinero y de responsa
dual (DuBow. 1987c:35)' Las bilidad" (p. 58). Por eso, el manual para a los conciliado
mo " res que actúan en los paneles contrasta así su papel con el de los
tro de dalas", a su insensihilidad ante las necesidades reales de
individuos y comunidades, ya su arrogación ilimitada de conflictos
y otros asuntos que sólo pueden ser tratados adecuadamente por in I mediadores en otros programas:
I
dividuos y harrios (Shonholtz, 1984:5-7, 15, 21-22). Recurrir al Esta un mediador podría atenuar estos problemas para evitar que la hostilidad
do "suprime y evade" el conflicto "en su dinámica plenamente acti aumentara y para llegar más eficientemente a un acuerdo. El conciliador,
va", reduce de manera radical la gama de asuntos que se consideran por otra parte, podría identificar estas actitudes y alentar la de
las mismas para fomentar una mayor comprensión, puesto que esos facto
pertinentes al mismo y hace que esos asuntos sean manipulables;
184 EL DERECHO Y LQ.'i MITOS
EL DERECHO Y LOS MITOS 185
res pueden afectar de manera importante la calidad de una relación. (Haw
kins, 1986:6.) Por muy neutral que sea con respecto a la controversia qué atiende, es parti
dario de las juntas comunitarias y de sus procedimientos. Cuando es más
fiel a su defensa de ese proceso, evitando con ello la clase de control que
La responsabilidad y la vitalídad del barrio se expresan con menos
precisión que las del individuo en las estrategias y en la práctica. La l
puedan ejercer los mediadores profesionales, abogados o tribunales, el pa
nel hace un uso involuntario de la coerción por medio de su inflexible eje
creación de un "espíritu de barrio" es un "objetivo principal" de las jun cución del proceso. (DuBow, 1987c:69.)
tas comunitarias, así como "el desarrollo de la capacidad del barrio para
responder a las controversias que surgen en él" (DuBow, 1987b: 1). Al y DuBow pregunta:
parecer, no hay nada que pueda vincular con certeza la actividad princi
pal de las juntas -el manejo de las controversias- con este anhelo. ¿Cuál es la composición esendal del panel de las juntas comunitarias? ¿Cuál
Aunque mi versión de la justicia popular es escueta y preliminar, es el núcleo de su idemidad? En primer lugar, es un grupo de vecinos el
empieza a mosfxar que no está constituida solamente en oposición a que lleva el proceso de audiencia en cuatro fases de las juntas comunitarias,
la justicia formal. Los paneles parecen ejercer un poder formal inse y ese grupo está muy consciente de no alterar ese proceso, algunas ve,es
parable y sin embargo más básico, el poder informal o el popular hasta el punto de volverse legalista. (DuBow, 1987c:49.)
más fundamental que la participación auténtica de las partes. Al dua
En las dos primeras de las cuatro fases establecicla.s las partes ex
lizar el funcionamiento del poder en lajusticia popular Harrington y
presan sus percepciones y sentimientos sobre las cuestiones que se
Merry nos ofrecen un comienzo ejemplar en sus reveladoras obser
ventilan. De este modo son "alentadas" a comunicarse entre sí. En la
vaciones generales sobre la justicia alternativa (1988:726-729). Tal
tercera fase -"compartir responsabilidad por el conflicto y su solu
como yo interpreto esas observaciones, los mediadores ven sus pro
ción"- "las partes son guiadas ahora mediante una comprensión de
pias estrategias deliberadas como el ímpetu principal y la base de su
su responsabilidad tanto en la existencia del conflicto como en su
actividad (véase también Dingwall, 1988). Así, aunque se hace hinca
solución". Por último, la resolución "se expresa claramente", se al
pié en la capacidad de respuesta de las partes, está contenida en es
camm "una forma de acuerdo" y "la audiencia se cierra" (Shonholtz,
trategias, modos de manipulación y de dirección que funcionan más
1984:18).
allá del conocimiento de las partes. De esta manera es posible indu
Por informales y sensibles que puedan parecer las parles en el
cir a las partes a comprometerse mutuamente mediante la maniobra
proceso, éste tiene, en conjunto, poderosos efectos de definición y
del contacto visual. O se crea deliberadamente la confianza de las
organización. Así, en un caso:
partes, haciéndoles sentir que están siendo escuchadas y que sus inte
reses cuentan. En un caso "exitoso", las partes son llevadas a aceptar,
El panel estuvo tan imbuido de su responsahilidad en el proceso de la junta
a asumir una realidad de la cual el mediador es agente; sin embargo, comunitaria que tendi6 a hacer caso omiso de las actitudes de las partes, y a
se las considera responsables, en última instancia. Pero este cuadro perder oportunidades de usar la información derivada de la audiencia con
común hace caso omiso de lo que está esperando a la puerta; una rea el fin de avanzar hada la solución del conflicto. (DuBow, 1987 c:58.)
lidad de aspectos coercitivos. que es invocada por los mediadores
para promover el "acuerdo". No quiero decir que esta interpretación y en otro caso:
flagrante diga más de lo que dice. Por ejemplo, no le atribuye moti
vos ulteriores a los mediadores. Lo que dice acerca de la orientación Como apoderado del proceso de la junta comunitaria, dio la impresión de
y la dinámica de la solución informal de las controversias es tal como que el panel al principio trataba de impedir que se alcanzara demasiado pron
son las cosas, y estoy tomándola de "la nat.uraleza de las cosas". to una solución, puesto que hay tres fases antes de ella. En ese sentido tendió
En la evaluación de DuBow, esencialmente favorable, un panel a romper la comunicación entre las partes cuando éstas deseaban discutir los
deriva su poder de su identificación con el proceso usado en las au detalles técnicos de un plan sobre el que hubier'an podido ponerse de acuer
diencias: do. También intentó que las panes se comunicaran sentimientos y asuntos
subyacentes, cuando evidentemente éstos no exislían. (DuBow, 1987c:61.)
186 EL DERECHO Y LOS MITOS EL DERECHO Y LOS MITOS 187
Una "técnica de intervención" usada para capacitar a los miem de ser considerada" 'loca' o [...] exagerada" (DuBow, 1987c:(2).
'1
bros del panel en un simulacro de audiencia le indica al capacitador Además, "el panel, formado por tres, cuatro o cinco personas, es li
que se "asegure de que [a gente sabe con claridad que lo que intenta teral y simbólicamente una entidad pública" (p. El panel domi
hacer coincide con e! propósito de la que le pregunte a los na la mesa, esa figura de máximo poder y que afirma una realidad
miembros de! grupo en qué fase están y cuáles son sus objetivos" compartida sobre cuya base es posible resolver una controversia. El
(Hawkins, 1986:55). Al parecer, u na técn ica eficaz para "el caso co barrio proporciona una figura semejante que vincula a las partes y
mún de que los panclistas traten de determinar en qué fase se en al panel. Éste adopta un "papel representativo como vecinos de las
cuentra la audiencia, es un importante ejemplo de la forma de un partes" encarnando "normas y valores de la comunidad" (DuBow,
proceso que aleja las demandas de la controversia misma" (DuBow, 1987c:(9). En coníunto, el "modelo de la junta comunitaria" pro
1987c:71). El proceso en cuatro como mostraré a continua mueve un sistema de justicia normativa basado en la comunidad. El
ción, no es más que uno de varios elementos organizadores inevita modelo parte de la premisa de una "perspectiva de la comunidad" y
:1 i
bles que configuran este modo de justicia popular como sede de un "el barrio dehe <,;jercer responsabilidad en un conflicto"
poder constituido. 1984: 13-14).
Sean cuales fueren sus virtudes singulares, la audiencia de una En términos míticos, la comunidad y el individuo son una fuente
junta comunitaria no comparte con otros tipos de justicia alternati de lo informal y de lo popular en la justicia alternativa. La participa
va los elementos organizadores que contribuyen a un núcleo opera ción voluntaria dd individuo y su deseo de adaptarse y celebrar
tivo de poder formal. Su enfoque casi litigioso y su "pasividad defi acuerdos son el fundamento de todo el proceso. Todo el resto del
nida" les conceden a las partes una igualdad formal de poder que proceso -la eficacia y el papel de los mediadores o conciliadores, su
11.
puede ocultar la existencia de desigualdades importantes entre ellas mismo éxito- depende de esa participación y nace de ella. Los ele
(véase por ~jemplo DuBow, 1987c:53, 58). Ese mismo enfoque signi mentos formales en el proceso no pueden menos que ser rebasados
fica que un panel "no tiene un mecanismo para que el programa se por el impulso de este elemento informal popular. Mi análisis inver
utilice en un asunto social más amplio revelado por una controver tiría este cuadro mítico. En esa reveladora imagen de los mediado
sia entre dos partes" (DuBow, 1987c:50). Hay incluso una tendencia res presentada por Harrington y Merry (1988), podemos discernir
comprensible a evitar tales vinculaciones y a limitar la controversia un individuo que disputa y al que se manejará hasta que llegue a
de manera legal a los asuntos y las formas previstos (véase por ejem- ciertos modos de compromisos definitorios con la otra parte y con
DuBow, 1987c:54). Estas formas y modalidades son reforzados el mediador, un individuo responsable pero sensible a una realidad
como una orientación profesional por parte de los miembros de los predeterminada. El individuo que vemos surgir, hasta ahora, de las
paneles y por su cohesión Dichos miembros suelen consi juntas comunitarias, no es de una clase totalmente diferente. De he
derar su capacitación y su lahor ,en términos profesionales, y como cho, incluso una individualidad más profunda que se haga extensiva
una vent,,!ja para su carrera personal (DuBow, 1987c: 16, La ca. a los sentimientos mismos de las parles será apropiada y moldeada
pacitación, el estímulo del "trab,~o de grupo", la participación con en función del poder que se ejerce. Un "valor básico" de los proce~
junta en el proceso de audiencia, la identificación f~lVorable con la sos de las juntas "es que tiene importancia primordial tratar de en
gente del barrio, todo esto crea un sentido claro de comunidad "in contrar los sentimientos subyacentes de cada una de las partes en
terna" o "excluyente" (DuBow, 1987c:69; 1987d:13, 41; Hawkins, disputa con a la otra" (DuBow, 1987c:50). Los sentimientos
se elevan por encima de los hechos y bs aspiraciones, incluso por
El papel fundamental de los miembros de los paneles se refuerza encima de una solución de la controversia. La primacía de los senti
por el hecho de que son "agentes de la realidad". La neutralidad de mientos desvincula a las partes en disputa de las fuerzas sociales en~
los paneles en el proceso de controversia los coloca en posición capsuladas en su conflicto. En el nwjor de los casos, lo importante
de responder a una realidad general que está más allá del proceso es lo que sienten al respecto. La primacía de los sentimientos le in
pero que influye en él. una anciana que se queja del ruido pue- culca a las partes una actitud de aceptación, por la cual serán plena·
188 EL DERECHO Y LOS MITOS EL DERECHO Y LOS MITOS 189
mente responsables de "su" conflicto. Todo esto debe ser intensifi En el capítulo anterior consideré la figura del individuo respon
cado en la reciprocidad que conlleva la exposición de los sentimien sable que se realiza a sí mismo y que toma su identidad por medio
tos. Si yo expongo mis sentimientos y me vuelvo vulnerable a ti, casi de la interiorización de modos de control diferentes. Añadiremos
a cambio de esto tú debes volverte vulnerable a mÍ. La vulnerabili ahora a esos modos las prácticas de la justicia alternativa ya ejempli
dad de las partes y su disposición inducida a asumir responsabilidad ficadas por las juntas comunitarias y la mediación, como fueron ob
deja el terreno despejado para los poderes más eficaces que pueden servadas por Harrington y Merry (1988:726-729). Estas prácticas,
ocuparlo, los mediadores y conciliadores como representantes del en su modo instrumental y manipulativo y en su inculcación de una
elemento jurídico. En este voluntarismo y esta asunción de una res responsabilidad ilimitada, son indistinguibles de sistemas de control
ponsabilidad ilimitada, la figura del individuo asume y acepta como modernos y fundamentales como los descritos por Tuke en 1813 en
propios los efectos de la justicia popular, efectos cuyos orígenes ra su versión del primer asilo psiquiátrico de Inglaterra (Tuke, 1964: 131
dican en los procesos limitados y preformados y en las relaciones de 186). Lo que es particularmente importante para la justicia popular
poder. es la equiparación de este individuo autorresponsable y autoordena
Lo mismo ocurre con la comunidad y con el barrio. Éstos ofre dar con el individuo "planteado por la naturaleza" (Marx, 1973:
cen una fuente infinita de normas y legitimaciones invocadas y lle 346). Esta naturaleza mítica existe al margen de los artificios de la
vadas a cabo por el funcionamiento de la justicia popular y dentro forma y la cultura. Es una esfera espontánea, ilimitada y auténtica
I I de ella. La comunidad y el barrio reclaman una esfera disciplinaria de integridad adánica e impoluta en la que podemos ser natural y
I
1 infinita, donde el poder puede responder a imperativos tan vastos y "verdaderamente" nosotros. Su equivalente civil es la esfera privada,
!
expansivos como el "potencial" para el "desorden", la necesidad de que está marcada por la ley mas no regulada por ella (O'Donovan,
"control", el manejo de actividades "predelictivas" y "problemáti 1985:2-3). Es allí donde es posible dejar que el individuo asuma res
cas", y responden a las "ideas" y los "temores" de la comunidad. ponsabilidad por sus propias acciones (O'Donovan, 1985:9). Así, al
Así, la "comunidad" se equipara con el "control social" y a medida teorizar sobre el derecho y la '~justicia privada", Henry, se basa en
que "la esfera de prevención [de conflictos] se extiende [ ... ] el alcan un "nivel informal espontáneo" (Henry, 1983:61). O un artículo pue
ce de la comunidad se extiende también" (Shonholtz, 1987:45,52). de tratar de "solución de la controversia y el divorcio alternativos:
El mantenimiento de los procesos formales y de tipo legal y de experimentación natural en el derecho familiar" (Teitelbaum y Du
las relaciones de la justicia popular depende de las capacidades y la Paix, 1988). Y el individuo natural y auténtico ha sido situado Ínte
naturaleza infinita e ilimitada del individuo y de la comunidad. A gramente durante mucho tiempo en la comunidad natural y autén
continuación consideraré esas figuras míticas dentro de la justicia tica (Turner, 1987). "El nuevo sistema de justicia comunitaria
popular de manera más general. Estas figuras míticas existen en recluta en los barrios a los individuos que por naturaleza solucio
una esfera míticamente elevada. y despolitizada de inocencia origi nan controversias" (Shonholtz, 1987:47). Es en la vacuidad de lo na
nal. Como entidades que flotan libremente y que no están compro tural y lo auténtico que podemos saber "cuál es el meollo de una
metidas por vínculos inexorables con lo específico, pueden dar ca controversia" y encontrar "relaciones sustantivas reales en las comu
bida y sustento a la gama más amplia de efectos producidos por la nidades actuales" (Lempert y Sanders, 1986:478).
justicia popular. Y pueden hacer esto de una manera que no cues Algunos leves vestigios de que la comunidad apoya este funda
tiona las causas formales de esos efectos ni le pide cuentas a tales mento mítico de justicia alternativa no han podido resistir la explo
causas. Los elementos formales de la justicia popular se presentan ración crítica de su "esencia". Pero tales deficiencias no vienen al
funcionando en el seno y en la causa de esas entidades completas y caso. La dinámica de la identidad no proviene de correspondencias
no enajenadas. El individuo aquiescente y responsable y la comuni empíricas mundanas. Es una dinámica de rechazo, de negatividad
dad proteica absorben los elementos formales y jurídicos de la justi hacedora de mitos. Puede ser encerrada sin dificultad en la figura
cia popular (lue, de otro modo, serían incompatibles con sus atribu de la Utopía, del lugar que no existe. La verdadera comunidad del
tos definitorios informales. informalismo es una Utopía vacía constituida en tajante oposición a.
190 EL DERECHO Y LOS MITOS EL DERECHO Y LOS MITOS 191
la falta de autenticidad percibida de ciertas sedes de poder existente afirmaciones rivales a normas compartidas de aplicabilidad gene
(cf. Delgado, 1987:312-313). Al igual que la figura del individuo es ral. Con la justicia alternativa la comunidad ofrece una esfera con
pontáneo y no regulado, las alternativas utópicas al mundo adminis sensual supuestamente compartida, y la mesa continúa haciendo
trado demuestran ser modos de implicarnos más en él (Minson, que influya en afirmaciones opuestas. Los términos y los procesos
1985: 111-112). Mediante su identidad en la negación, la figura de la de esta competencia duplican las bases individual, profesional y des
comunidad, que flota sin trabas, puede vagar temporal y geográfi politizada de la regulación jurídica formal, como lo ilustraron las
camente en busca de esencia, absorbiendo, como hemos visto, im juntas comunitarias (véase Cain, 1988). Así pues, la figura de la co
perativos de control, disciplina y vigilancia prioritaria. En una ver munidad subordina la justicia popular al derecho formal. La comu
sión, se supone que la comunidad ofrece "un análogo moderno a la nidad establece una proporción con una realidad más amplia y una
experiencia histórica de la comunidad ~ en la colonización europea subordinación a ésta. Es "en pequeña escala", "descentralizada" y
de América del Norte (Shonholtz, 1987:46). Pero los colonizados, cualitativamente diferente del mundo formal en~enado que está
por lo menos en otras partes, no quedan fuera del cuadro. Una et más allá. Por consiguiente, no cuestiona ni interrumpe al mun
nografía voraz proporcionó versiones de "culturas diferentes" en las do más vasto en los términos de ese mundo. El derecho moderno,
que "la naturalidad aparente [... ] del proceso informal de las contro como una encarnación operativa del mundo más vasto, es afirmado
versias" ofreció orígenes ideados para la justicia alternativa en los así en su oposición y predominio constitucional a órdenes menores.
Estados Unidos (Matthews, 1988:2-3; cf. Merry, 1982). El salvaje y la Sin embargo, el derecho depende de la justicia popular para su
comunidad salvaje, "el estado natural", proporcionaron orígenes propia integridad. Esto se debe, en parte, a que "en las situaciones
precivilizados y prejurídicos. Tal comunidad, en su inocencia primi políticas en las que todavía hay trabajos por hacer, la formalización
tiva, era un todo simple, consensual y unificado. La comunidad nunca se puede usar por completo" (Bloch, 1974:65). De manera
también fue validada en la historia evolutiva y en la sociología del más específica, en su ser trascendente y mítico, el régimen de dere
derecho, las cuales ofrecieron términos inversos para la historia de cho afirma su competencia potencial para hacer cualquier cosa. No
la justicia popular. Una comunidad simple e integral y su justicia, obstante, como mito, el derecho es operativo y, por ende, está limi
aún recuperable en sus aspectos aceptables, son desplazadas en la tado en su relación con otros mitos o con lo mundano. Para que la
complejidad y la diferenciación de la sociedad industrializada, urba integridad del derecho se conserve, esos límites a su competencia
nizada y jurídica (véase Merry, 1990: 173). Se encontraron semejan universal deben mantenerse aparte de él. Esto se lleva a cabo de va
zas que lo confirmaban en las comunidades "primitivas" estudiadas rias maneras importantes y una de ellas conlleva la negación explíci
por los antropólogos. Y estas semejanzas corresponden a aquellas ta a tales límites. La forma limitante es negada o se desvanece en las
atribuidas a la comunidad premoderna en general. Pero esta idea ideas de lo informal y lo popular. Ya tenemos ejemplos claros de
de la comunidad es una interpretación de la experiencia colonial esto, y un estudio de caso no es necesario aquí. Así, Cain, en su cau
y de la degradación de la comunidad en las transiciones al capitalis tivante estudio de los procesos judiciales, los encuentra necesaria
mo. El resultado final es una comunidad "nativa" o "campesina" re mente dependientes de modos informales que funcionan "fuera" de
ducida y contenida, cuya diversidad y complejidad han sido nega ellos (Cain, 1986). Los estudios realízados por Henry sobre el dere
das. Y fue este tipo de comunidad la que proporcionó los orígenes de cho y la disciplina laboral ofrecen otro tjemplo (Henry, 1982). La
la justicia alternativa. división entre las pretensiones universales del derecho y su funda
Esta adopción de un todo solidario proporciona un fundamento mento limitado en la relación de trabajo fue oscurecida y mediada
para lo jurídico en la justicia popular. Foucault pudo vincular la des al basarlo en una '~usticia privada" en el lugar de trabajo, y suprimir
trucción de la justicia popular revolucionaria con su intento de fun el cuestionamiento que esta justicia privada plantearía de otro modo el
cionar mediante la figura de la mesa (Foucault, 1980: cap. 1). La dominio del derecho y el capital.
mesa es un símbolo eficaz que incorpora el mito del derecho en los El derecho es asociado de manera sustentadora con los límites de
procesos de justicia popular. Este símbolo sirve para subordinar los que depende su integridad formada. Constituye, negativamente,
192 EL DERECHO Y LOS MiTOS
EL DERECHO Y LOS MITOS 193
esos límites, al estar en continua oposición con lo que contienen y en el capítulo 3, fue sostenida mítica mente y hecha compatible con
afirmar su otredad esencial. En la respuesta utópica de este rechazo, las afirmaciones historicistas y sociales sobre el derecho en un mito
lo popular y lo informal están constituidos en oposición al derecho. particular del progreso que se considera en el capítulo 4. En esa his
Positivamente, el derecho crea estos límites tanto al marcar una esfe toria el derecho como dependiente de la sociedad se vuelve progre
ra "libre", "privada", como al proporcionar formas de lo informal sivamente autónomo en un proceso evolutivo, casi biológico, de di
tales como modos alternativos de za~iar controversias, que están visión y especialización. Esa mitología resulta algo "blanqueada"
vinculados a los procesos jurídicos. pero persiste en sus términos dinámicos en el pensamiento social.
Tal como lo hice con la administración, resumiré esto en los tér Esto deja el problema de saber cómo pueden hacerse compati
minos de una mutualidad mítica. La justicia popular adquiere su bles esta independencia y trascendencia míticas del derecho con los
identidad en oposición al derecho formal; sin embargo, está basada límites impuestos por una realidad mundana o por otras cosas que
en un núcleo de poder jurídico formal. Esta contracción está media aspiran a una trascendencia mítica competidora. En este capítulo he
da por las figuras míticas del individuo y la comunidad, que combi mostrado cómo las figuras operativas de una "sociedad" fragmenta
nan los atributos de la formalidad y de la presente informalidad, fu da en su propia mitología evolutiva se relacionan con el derecho de
sionando lo formal y, no obstante, absorbiéndolo en lo que parece maneras que limitan y, sin embargo, sustentan, su ser trascendente.
ser una informalidad incluyente. A su vez, el régimen de derecho, Estas maneras fueron versiones amortiguadas o "blanqueadas" de
"el formalismo abstracto de la certeza jurídica", adquiere su identi esa mitología modelo en la que la diferenciación y la autonomía del
dad en oposición a "cualquier forma de Justicia popular'" (Weber, derecho se alcanzan en su dependencia misma de las fuerzas socia
1954:351, 356). No obstante, la integridad del derecho depende de les. En la asociación del derecho con la administración o del dere
la justicia popular a la cual se opone y el elemento informal del de cho con la justicia popular cada cual proporcionó las condiciones
recho se ubica necesariamente aparte de él. Concluiré ahora este ca para la existencia integral del otro; sin embargo, y en parte a causa
pítulo abundando en esta mutualidad. de esto, conservaron cierta autonomía e inviolabilidad mutuas. No
fue simplemente que la sociedad entrara en el derecho y lo formara,
como suelen decir las versiones comunes de la relación entre el de
recho y la sociedad, sino también que el derecho entró en la socie
LOS LÍMITES DEL DERECHO dad y la formó. Pero las operaciones y funciones formativas del de
recho en esos lugares de la sociedad están subordinadas o situadas
Esta dinámica de identidad en oposición se encuentra, a mi juicio, aparte en la causa de su integridad. Las presencias de esos otros lu
en la posición particular del mito en la modernidad. El derecho oc gares en el derecho est~ln igualmente subordinadas o mantenidas
cidental, como mítico, afirma ser trascendente. Esta afirmación se aparte. Es más, el derecho erige límites y formas de esos otros luga
vuelve operativa en el poder de centralización y de soberanía que res que son compatibles con sus propias afirmaciones generales.
tiene el derecho, en su oposición y su dominio de "la naturaleza de Al crear esos límites y esas formas el derecho mismo resulta for
las cosas". Sin embargo, con 1:1 modernidad la realidad es unitaria y mado de maneras que aseguran su integridad. La relación del dere
mundana, y esta interpretación particular del derecho tiene que cho con la administración se efectuó en términos jurídicos que eran
confrontar límites incompatibles con su ilímitable trascendencia, y indefinidos: en discrecionalidades abiertas y normas vagas, como
debe subordinar su identidad como diferente en la "develación de las normas de equidad y de racionalidad. La forma discrecional del
lo Mismo que siempre está por lograrse" (Foucault, 1970:340). Yo derecho que resultó de esto socava supuestamente el régimen de de
sugiero que aquí hay una manera de abarcar la profunda y persisten recho clásico, pero, como vimos, sirve para proteger el régimen de
te división de la jurisprudencia entre el derecho como autónomo y derecho al evitar su confrontación con aquello que lo socavaría. En
el derecho como dependiente de la sociedad, división que exploré su mutua mediación con sedes de la sociedad, el derecho las consti
en el capítulo 1. La creación del derecho autónomo, que analizamos tuye comD esferas de lo real, lo natural o lo popular, y por ello se
195
EL DERECHO Y LOS MITOS
194 EL DERECHO Y LOS MITOS
6. EL DERECHO COMO MITO tenden revisarla o socavarla. Los autores favorables a ella han tendi
es la de la nobleza, ¿y habremos de privarnos de esa úni principales enseñanzas de esta obra en gran parte sin cambios des·
ca ley? t
¡ de que fue publicada en 1961 (por ejemplo, Hart, 1987; Moles,
KAFKA,19883:438.
í 1987).
Hay buenas razones de esta continuidad y del alto concepto en
que se tiene este texto. En él Hart restableció y estableció nuevos
LA VIDA Y LA AUTONOML;\ LEGAL términos en los que se apoya una jurisprudencia positivista que pa
I,
recía cada vez más menguada ante las tendencias de la filosofía del
Todo lo que antecede a este capítulo final podría leerse como una derecho que no podía cuestionar o refrenar. Para sustentar la juris
elaboración de las cosas extravagantes que ahora diré acerca del tex prudencia positivista, para dotarla con la capacidad de tratar esas
to supremo de la jurisprudencia, Tlle Goncept of law [El concej,to de de tendencias, Har! le dio un nuevo fundamento derivado de la filoso
recho] (1961), de Hart. Como un preludio a la localización de lo exó tIa del lenguaje, especialmente de Wittgenstein en PhilosoPhü:al in
ticamente impuro en una obra que en nuestra profesión es un liestigations [lrmestigacíones filosóficas] (1968). Esto podría parec!;r una
prototipo de pUl-eza, adapt.aré un análisis anterior que identifica I
\ distorsión porque la parte explícita de Wittgenstein en The conce!;t of
un trastorno o una contradicción profundos en esta obra (Fitzpa I
[aw se limita a dos notas a pie de página (Hart, 1961:234, 249 en lo
trick, 1991). Después mostraré de qué manera el mito, al mediar en sucesivo las referencias a esta obra serán sólo los números de pági
esta contradicción, es esencial para esta afirmación tan influyente na). Más tarde Hart incluyó un reconocimiento más general (Hart,
de la autonomía del derecho. En este proceso, ampliaré aquellas 1983:2-3) y demostraré que la influencia de Wittgenstein fue muy
evocaciones míticas de la autonomía del derecho que figuran en el importante.
primer capítulo. The concept ollaw suele considerarse como un ejercicio de filoso
"En el mundo de habla inglesa" The concej,t of law proporciona fía del lenguaje que dio renombre a Hart como filósofo del lengua
ahora "la posición común" en la jurisprudencia (Leith, 1988:85). je, además de hacerlo como jurista (MacCormick, 1981:12-19). Los
Desde adentro y desde afuera de la filosofía del derecho han llovido cuatro primeros capítulos del libro están escritos, en buena medida, en
los superlativos sobre esta ohra (véase Moles, 1987:5). The cancej)t of términos de la filosofía del lenguaje, y est,ln movidos por su preocu
law "fundame11la la posición preminente de Han entre los juristas t pación característica. Al considerar inicialmente a Hart como filó
ingleses del siglo xx" y su papel de "figura central [... ] para los juris f sofo del lenguaje haré referencias a Wittgenstein que establecen un
tas de habla inglesa" (MacCormick, 1981: 12, 19). La obra de Hart paralelo con el empico de Hart de esa filosofía. Hart comienza a
"sigue siendo el texto sobre jurispmdencia más importante de la
posguerra" (Lloys y Freeman, 1985:403). Y también "sigue siendo
un punto focal de la enseñanza de la filosona del derecho en el Rei
no Unido", con encuestas sobre la enseñanza de la jurisprudencia
que lo colocan a la cabeza de la lista de obras usadas (Barnen y
I buen recaudo dentro de la tradición abordando la cuestión de la de
finición (véase también Hart, 1954b). Confronta y resuelve la vieja
pregunta primigenia: "¿Qué es el derecho?" Este enigma venerable
se ha resistido a ser resuelto porque está fundado en una confusión
lingüística (Wingenstein, 1968: § 109, 119, 123). El origen del error
Yach, }985:158-161). Esta obra conserva una impermeabilidad mí ti reside en la experiencia del significado que la pregunta evoca. Es
<.:a a pesar de -o tal vez a causa de- los cientos de artículos que pre decir, una palabra como "derecho" debe nombrar algo a lo cual co-
[1961
I j
EL DERECHO COMO MITO EL DERECHO COMO MITO 199
198
I 1968: § 19, 23). Los filósofos del lenguaje buscan en éste el uso y el
rresponde (Wittgenstein, 1968: § 2-7). Una palabra tiene un sentido
esencial o inherente. Un modo de probar ese sentido sería compa f contexto. Pero en la observación y evaluación del uso lingüístico
rar la palabra con alguna realidad empíricamente observable. La fi ven, también, las presuposiciones no lingüísticas de ese uso. Que un
losofía del lenguaje fue creada en oposición a este criterio del sen juez use una regla jurídica como regla presupone, como vimos ante
tido y a tal manera de probarlo. La cuestión de si las palabras riormente, cierto compromiso con esa regla. Pero lo que puede pre
representan adecuadamente las cosas fue sólo una clase de pregunta suponerse tiene límites. Para la filosofía del lenguaje el uso es pri
que podía plantearse sobre ellas. Si colocásemos a las palabras en su mordial, y la presuposición debe estar necesariamente relacionada
contexto ordinario, si examináramos su uso característico, veríamos -o ser relacionable- con el uso.
que hadan mucho más que limitarse a representar cosas (Wittgens Hart hace que la fuerza de la filosofía del lenguaje influya de ma
tein, 1968: § 19, 23. 146-148). Así, algunos realistas jurídicos pue nera directa en la obra de John Austin, la figura ancestral de la ju
den ver el derecho en los términos de una predicción de lo que ha risprudencia inglesa. A juicio de Hart, "la influencia de Austin en el
rán los jueces. Mas este criterio del derecho no capta los modos en desarrollo del tema en Inglaterra ha sido mayor que la de cualquier
otro autor" (Hart, 1954a: XIV). Gran parte de The concept of law se
I)
que un juez usa una regla jurídica "como su razón y su justificación
para castigar al delincuente" (p. 10). Los usos múltiples y complejos preocupa de establecer el propio punto de vista de Hart en una crí
del "derecho" no pueden reducirse a una simple declaración de co tica a Austin. En realidad, Austin es la obsesión de Hart. Su juris
rrespondencia fáctica, reducida, en este caso, a lo que se ve que ha prudencia positivista dominó el tema durante cerca de un siglo, has
cen los jueces. Tal declaración denotaría algo de lo que está pasando, ta que fue desplazada por The concept of law, y todavía conserva una
pero que estaría muy lejos de ser todo lo que está pasando. Este in posición prominente cercana a la de Hart en la jurisprudencia (Bar
tento de captar la esencia del derecho, que sería el mismo en todas nett y Yach, 1985:159). Pero la versión que Hart hizo de la obra de
las situaciones en las que se usara la palabra "derecho", meramente Austin está truncada y corresponde a la interpretación empobrecida
ha reducido diversos y múltiples usos a un uso posible. Hart cita las
f de Austin que se maneja en jurisprudencia. Hart dice que Austin in
instrucciones de Wittgenstein para considerar varios '~juegos" y la tentó "analizar el concepto del derecho en términos de los elemen
tos, aparentemente simples, de órdenes y hábitos" (p. 18). Y"noso
cuestión de lo que es común a todos ellos (p. 234):
tros declararemos y criticaremos una posición que es, en esencia, la
No digan: "Debe haber algo en común o no se los llamaría 'juegos' n, sino misma que la doctrina de Austin, pero que probablemente diverge
miren y vean si hay algo común a todos. Pues si los miran no verán algo que de ella en ciertos puntos" (p. 18). Ciertamente diverge, pero esto no
es común a todas, sino similitudes, relaciones, y toda una serie de ellas. tiene importancia para Hart ya que "nuestra principal preocupa
(Wittgenstein, 1968: § 66.) ción no es Austin sino las virtudes de cierto tipo de teoría que tiene
atractivos perennes, sean cuales fueren sus defectos" (p. 18). Es
La filosofía del lenguaje efectúa su revolución mostrando que las tos atractivos radican en,el canto de sirena para dar una definición,
preguntas perennes planteadas en la filosofía desaparecen o pueden para encerrar lo que es el derecho en alguna fórmula fáctica, como
ser replanteadas radicalmente en una forma más tratable. Así preci una que involucre "los elementos aparentemente simples de la or
samente Hart encuentra qúe la jurisprudencia anterior está mal den y los hábitos" que supuestamente Austin usa. Pero el problema
orientada. El resultado es un "registro de fracasos, y hay una eviden es que "los elementos que usa no incluyen la noción de una regla o
te necesidad de un nuevo comienzo" que él ofrece (p. 78). El regis la noción dependiente de la regla de lo que debería. hacerse" (Hart,
tro de fracasos es revisado examinando contextos característicos en 1954a: XI-XII; d. Austin, 1861-1863:158-159-1). Cuando vemos reglas
los cuales aparecen el "derecho" y los usos jurídicos importantes, y que funcionan en contextos jurídicos resulta evidente que no pueden
considerando la diversidad de tareas que llevan a cabo. Las palabras ser reducidas a una correspondencia con ciertos hechos observables
y las funciones que desempeñan son vistas en su particularidad, des sobre órdenes y hábitos, como tampoco pueden ser reducidas -se
critas como son Y no reducidas en otros términos (Wittgenstein, 1 gún vimos antes-, a una predicción de lo que harán los jueces. Lo
200 Fl. DERECHO COMO MITO
201
EL DERECHO COMO MITO
que estas reducciones captan, en el mejor de los casos, es cómo po Para tal observador las desviaciones de la conducta normal por parte de
dría aparecer el funcíonamiento de una regla a los ~jos de un obser un miembro del grupo serían una señal de que es probable que siga a ellas
vador externo. Estas reducciones no observan la perspectiva interna una reacción hostil, y nada más. Su criterio sería como el de quien, tras ha
del funcionamiento de las reglas. la perspectiva de aquellos que ber observado durante algún tiempo el funcionamiento de un semáforo en
usan las reglas y las viven. Y esta perspectiva es distintiva de las re una calle ajetreada se limitara a decir que cuando la luz se vuelve
glas y del derecho. Tal es la siguiente etapa del argumento de Hart, una gran probabilidad de que el tránsito se detenga. Esa persona conside
muy resumido, que ahora ampliaré y analizaré. raría la luz sólo como una serial natural de que la gente se comportará de
Responder a las demandas de definicíón del derecho en térmi ciertas maneras, así como que las nubes son una señal de que caerá lluvia.
nos de correspondencias fácticas no toma en cuenta la "idea de una Al hacerlo, no tomará en cuenta toda una dimensión de la vida social de
aquellos a quienes está observando, puesto que para ellos la luz roja no es
regla sin la cual no cabe esperar que elucidemos siquiera las formas
meramente una señal de que otros se detendrán: la ven como una serIal
de derecho más elementales" (p. 78). Y Hart dice que no podemos
para detenerse, y, por ende, una razón para detenerse de conformidad con
afirmar que hacemos declaraciones adecuadas sobre la existencia las reglas que hacen que detenerse cuando la luz es r~ja sea una norma de
de una regla en términos de hábito. (Ni Austin ni ningún otro de los conducta y una obligación. Mencionar esto es traer a colación la manera
pensadores a los que Han recrimina hace esto, pero lo dejaremos en que el grupo considera su propio comportamiento. Es referirse al as-
La idea de un hábito se relaciona con uniformidades obser interno de las consideradas desde sus puntos de vista internos.
vables de la conducta. Para un extraño una regla puede pare 87-88.)
cer un hábito. Si un grupo tiene una regla que exige que sus miem
bros se reúnan en un har todos los sábados por la noche, tal Es este aspecto interno el que mejor encierra las críticas que hace
reunión de sus miemhros podría parecer un hábito e incluso adop Hart a los conceptos externos del derecho (p. 88). Este aspecto,
tar elementos de un h,lbi\o. No obstante, siempre seguiría siendo para decirlo con las palabras que MacCormick empleó en su influ
más que un hábito. Un hábito no obligaría a la gente a llegar, ni yente evaluación, es "el elem~nto más distinto y valioso en la obra
apartarse del hábito sería causa de crítica y, mucho menos, una bue de Hart como jurista" (1981:29). Paradójicamente, es el mismo as
na razón para criticarlo. Una regla t.'lmpoco corresponde a una or pecto interno el que socava los conceptos que Hart expone sobre la
den, a órdenes que están apoyadas por amenazas. No describimos ley y sobre el sistema legal, como veremos. A continuación examina
una orden dada por un hombre armado en un asalto de igual mane ré esto con algo más de detalle.
ra que una regla jurídica. Para empezar, no todas las en el lenguaje de la filosofía lingüística, Hart locali
requieren que la gente haga o deje de hacer algo b~jo la amenaza de za el aspecto interno de la regla en los contextos en los que funcio
algún daño que podría resultar de no acatarla. Algunas reglas le nan las reglas y en el uso que la gente les da a éstas. El examen de
permiten que las personas hagan cosas: la gente puede hacer testa
mentos, los jueces pueden juzgar, ele. Mas incluso cuando la regla
jurídica es una exigencia respaldada por una sanción, no puede ver
se como "la situación del hombre armado en general" (p. 7). La na
¡
.c
ese uso y ese contexto es una operación muy diferente de la búsque
da de correspondencias supuestas con una regla a la cual el observa
dor externo se atiene. La descripción externa del comportamiento
de la gente ante un semáforo "no puede hacerse de ninguna manera
I
turaleza inmediata y transÍloria de la orden del hombre armado no en términos de reglas" (p. 87). Éste es -es cierto- "un punto de vis
se ~justa. por ejemplo, a la continuidad de las reglas jurídicas o a los ta externo extremo y no explica la manera en que los miembros del
compromisos mantenidos que la tiene con las reglas en lo que grupo que aceptan las reglas ven su propio comportamiento hahi·
respecta a derechos y t tual" (p. 87). Pero incluso el observador no extremo "que registra ab
Para Hart un concepto del derecho en términos tales como hábi extra el hecho de que un grupo social esas reglas pero él mis
tos y órdenes se limitaría al "aspecto externo" proporcionado por mo no las acepta" tiene un punto de vista externo, un punto de vis
un observador externo. ta que contrasta con la "actitud de la aceptación compartida de las
reglas" (p. 99):
EL DERECHO COMO MITO 203
202 EL DERECHO COMO MITO
Lo que el punto de vista externo (...] no puede reproducir es la manera en una buena razón" para la crítica o pa.ra cualquier otra reacción "hos
que las reglas funcionan como reglas en las vidas de aquellos que normal· til" (pp. 54, 88). O cuando "nuestra conducta es cuestionada esta
mente constituyen la mayoría de la sociedad. Éstos son los funcionarios, los mos dispuestos a justificarla haciendo referencia a la regla" (p. 136;
abogados o los particulares que las usan, en una situación tras otra, como cf. Baker y Hacker, 1985:155, 159).
guías para dirigir la vida social, como base para reclamaciones, demandas, Harris dice que "hay cierta oscuridad en cuanto a [ ... ] lo que re
admisiones, críticas o castigos, es decir, en todas las transacciones familia presenta el concepto del punto de vista interno" (1980:108). En la fi
res de la vida conforme a reglas. (P. 88.) losofía del derecho esta cuestión ha sido objeto de un vivo debate,
en el cual lo "interno" se concibe como interior a la persona que si
Pero, nuevamente en el lenguaje de la filosofía lingüística, Hart gue la regla. Pero esta línea de investigación es enteramente frustra
recurre con frecuencia a los juegos para exponer su criterio. Mues da por Hart, quien dice que el aspecto interno o punto de vista no
tra cierta preferencia por el ajedrez y el criquet: puede ser equiparado con la aprobación o el apoyo moral de la re
gla, ni con sentimientos de presión o de compulsión para seguirla,
Los jugadores de ajedrez no tíenen meramente hábitos similares de mover ni con "creencias, temores y motivos", ni tampoco con una expe
la reina, como podría registrar un observador externo que no supiera nada riencia mental (pp. 56, 81, 86, 198-199, 243). Preguntar qué "repre
acerca de la actitud de los jugadores en relación con los movimientos que senta" el elemento de lo interno, buscar una correspondencia con
hacen: podría registrar. Tienen, además, una actitud reflexiva crítica hacia
ello en función de procesos mentales, es pasar por alto toda la
este patrón de conducta: lo consideran como una norma para todos los que
juegan este juego. Cada uno de ellos no sólo mueve la reina de cierta mane orientación de Hart en la filosofía del lenguaje. No remacharé este
ra sino que "tiene opiniones" sobre la corrección de que todos muevan la punto más que para decir que la sutileza y la diversidad de uso y de
reina de esa manera. Estas opiniones se manifiestan en la crítica de otros y contexto en las que se basa Hart para identificar el aspecto interno
en las demandas de conformidad dirigidas a otros cuando la desviación es se pierden al reducirlas a los términos de los procesos mentales (véase
real o inminente, y en el reconocimiento de la legitimidad de tales críticas y por ejemplo Wittgenstein, 1968: § 30~{·304). Lo que tal reducción
demandas cuando son hechas por otros. (Pp. 55-56.) pasa por alto, en particular, es la dimensión social de los aspectos
internos de las reglas. Hart identifica constantemente el aspecto in
El observador externo, o por lo menos el observador externo ex terno en términos de "demandas de acuerdo hechas a otros", de
tremo, no podría "distinguir, como cumplimiento de una regla una "norma que el grupo, en conjunto, tiene que seguir", de "un
aceptada, el movimiento del ajedrecista adulto de la acción de un grupo social [que] acepta" las reglas "y las usa como guías de la con
niño de corta edad que simplemente empujara la pieza hasta el lu ducta" (pp. 55-56, 86, 99). La aceptación de la regla se manifiesta en
gar apropiado" (p. 137). El observador externo no actúa en relación tal uso (p. 99). Para la "clase de positivismo sutil" que es la filosofía
con las reglas "como un miembro del grupo que las acepta y las usa lingüística este uso y las capacidades que entraña comprenden las
como guías de conducta" (p. 86). Vemos pues que aquellos que si correspondencias fácticas con el aspecto interno (Pears, 1971:104,
guen las reglas como guías de conducta, aquellos que viven las re 172). Como estos puntos sobre la dimensión social son críticos para
glas, hacen declaraciones en términos de alguien que está "fuera" el resto de mi análisis de The concejJt of law, pasaré a considerarlos de
en un juego de criquet, en términos de lo que "debe", "debería" o manera un poco más amplia.
"sería necesario" hacer, en términos de "tener una obligación" y de Hart tiene una extraña nota a pie de página en apoyo de su con
que alguna acción es "equivocada" (pp. 9, 56, 84). Estos participan cepto del aspecto interno de las reglas. Se refiere simplemente a dos
tes adoptan una "actitud reflexiva crítica hacia ciertos patrones de obras con "criterios semejantes" al suyo (p. 242). La primera es The
c~nducta como una norma común", "como una norma general que idea of a social science and its relation lo philosophy [La idea de una cien
debe ser seguida por el grupo en conjunto", o "como normas para cia social y su relación con la filosofía], de Winch (1958). El aspecto in
la evaluación de la conducta propia y ajena" (pp. 55-56, 96). La des terno de Hart corresponde estrechamente a las ideas de Winch que,
viación de la norma, de una regla, "es aceptada generalmente como a su vez, corresponden estrechamente a las de Wittgenstein. La se
EL DERECHO COMO MITO 205
204 EL DERECHO COMO MITO
1,
I
1 ¡
206 EL DERECHO COMO MiTO EL DERECllO COMO MITO 207
proporcionan "los elementos del derecho" y los fundamentos de un ciedad sólo tiene reglas primarias de obligación por las que "se exige
sistema legal (pp. 89, (7). La cacare8da unión de reglas primarias y a los seres humanos que hagan o se abstengan de ciertas acciones,
secundarias -el "nuevo punto de partida" que consideramos breve tanto si quieren como si no" (pp. 7R-7Y). Las reglas primarias son, a
mente- es "el meollo" () "el centro de un sistema legal" (pp. juicio de Hart, semejantes a la cmtumhre. El imperativo del control
Esta "unión puede ser justamente considerada como la 'esencia' del social significa que "de hecho, siempre se encuentran en las socieda
derecho" (p. 15]). Esas comillas distanciadoras <tUl' encierran la des primitivas", donde tienen que ser ampliamente aceptadas en su
"esencia", así corno la relación enLte el derecho y las reglas en met<t aspecto interno para ser electivas (p. 89). Las sociedades que sólo tie
loras fundamentales y biol6gicas -preludios comunes del mito primarias perciben, con el tiempo, las insuficiencias de
moderno- prueban, tal vez, una renuencia residual a equiparar sim esa SimpliCidad adánica, y esto le proporciona a IIart los componen
plemente el derecho con las Esta renuencia es un tributo ate tes de su concepto del derecho. En ese estado no habría manera de
nuado a la anterior confianza de Hart en la filosofía del lenguaje. establecer "lo que son las reglas [primarias] o [... ] el alcance preciso
Como cultor de esta disciplina Hart no buscaría la esencia del derf: de una regla determinada" (p. 90). La incertidumbre resultante es re
cho. No buscaría lo <lue es, ya que para la filosofía del lenguaje y mediada por una regla de reconocimiento que proporciona "una
para Hart ésa era una búsqueda mal concebida. Pero es una identificación concluyente de las reglas primarias" en alguna forma
da en la que ahora se embarca. Fundamenta la búsqueda en la arhi cargada de autoridad y escrita (p. 92). De nuevo "no habrá, en tal
traria y continua reducción del derecho a una cuestión de sociedad, ningún medio para adaptar deliberadamente las reglas a
ase también Hart, ] 987:37-38). Y afirma simplemente que para que las circunstancias distintas, bien sea mediante la eliminación de las
esas reglas existan sólo necesitamos ver otras reglas, pues "es una vÍf;jas o mediante la introducción de reg'las nuevas" (p. 90). La
cadena de razonamiento muy Lnniliar" que "[si] se plantea la cues "cualidad estática del régimen de reglas primarias" que resulta de
tión de si alguna regla sugerida es legalmente esto es remediada por la introducción de de camhio" que fa
la lendremos, que usar un c¡'iterio de validez proporcionado por al cultan a "un individuo o un grupo de personas para introducir nue
guna otra regla" (p. ] 03). Esta asomhrosa familiaridad de Hart y su vas reglas primarias [... ] y para eliminar las reglas (p. 9:)). Fi
restricción del "derecho" a las reglas, por muy discutibles <Iue hayan nalmente se llegará a "la ineficiencia de las presiones sociales difusas
sido en la jurisprudencia occiclental, serían espectacularmente aje por la cual se mantienen las reglas", que sería remediado por "re
nos a otros grandes sistemas legales Gcertz, 1983: cap. 8). glas de adjudicación [... ] que identifican a los individuos que van a
Hasta aquí por lo que se refiere a la afirmada universalidad del con- adjudicar" así como "el procedimiento que se seguirá" (pp. 9
del derecho de Hart.
Sin emhargo, Hart uhica confiadamente su nuevo El remedio para cada defecto puede ser considerado en sí mismo como un
da para la jurisprudencia en una historia universal paso desde el mundo prejurídico hasta el llnmdo jurídico; puesto (llle carla
la humanidad primitiva. En ella ve Hna escena primigenia en la cual remedio conlleva muchos elementos (jLle perlllean el derecho; ciertamcnte
los tres remedios juntos son suficientes para convertir el régimen de reglas
el derecho es concebido como la unión de primarias y secun
primarias en 10 quc es indiscutiblemente un sistema jurídico [... ] Si damos
darias. f:ste es el regreso mÍI ico a los a lo que le da fórma
un paso hacia atrás y consideramos la estructura que ha resultado de la
al derecho y lo hace real. Lo.~ orígenes "históricos" espurios crean y combinación de las reglas primarias de obligación con las reglas secunda
dan paso a los f()nnales dd derecho que le dan validez. El rias de reconocimiento, cambio y adjudicación, es evidente que tenemos
mito de origen comienza con un tipo de "sociedad trihal simple", no sólo elllúc1eo de un sistema jurídico sino una herramienta muy po
"una pequeüa comunidad estrechamente unida por lazos de paren derosa para el análisis de buena parte de lo que ha dejado DcrDleios tanLo a
tesco, de sentimientos y creencias comunes y situada en un entorno los juristas COIllO a los teóricos políticos. (Pp. 91,
estable" (pp. R9). La narración continúa de una manera casi in
distinguible de la versión que da Locke de la creación del derecho y Esta antigua historia puede ser cualquier cosa menos filosofía del
que seÍialamos en el capítulo 4 (Locke, 1965:3G.5, ~ l24-12G). La 80 P;:¡r;:¡ empezar, es una elaboración del confinamiento del de
208 EL DERECHO COMO MITO
EL DERECHO COMO MITO 209
recho a las reglas que Hart establece de manera arhitraria y esencia
lista. Pero el al~jamiento de Hart de la filosofía dellengu,!je va mu presentar la transición como un paso de un estado que contiene la
cho más kjos. Al igual que a(luclJos a los que ha recriminado por entidad a otro. La transición general siempre va de lo simple a lo
hacerlo, busca ahora explícitamente lo que el derecho es, no su uso complejo, de lo unificado a lo diverso. La entidad, impulsada por
ni su contexto. El descubrimiento del derecho como el resultado ci· esta transición, se vuelve cada vez más distinta y diferenciada, pero
vilizado de la escena proporciona la esencia. La historia la diferenciación se acompaña siempre de una integración social
misma que fixma la esencia del derecho se sustituye a sí misma y de un orden incluyente en el cual la parte del derecho se
anula cualquier influencia continua que pudiera tener. La esencia incrementa. La entidad en evolución responde a las insuficíencias
pura, mecánica, del derecho se queda al margen, solitaria yautóno de su forma anterior y las supera. Esta entidad es vista en la última
mamente, de las fuelzas que lo crearon y de cualquier contexto in etapa que ha alcanzado y su historia universal se narra desde ese mÍ
formativo. Si exploramos las fuentes de lo que busca Hart, si radar ventajoso; es un relato que cuenta cómo la entidad llegó a ser
ramos e! conocimiento que le permite presentar este "paso desde el como es. No es necesario insistir en los paralelismos entre este
mundo pr,,:jurídico al mundo jurídico" (p. podremos captar de historia y la versión ele Hart. Al principio la sociedad mítica de
con más amplitud la elevación mítica de un derecho esencial. Hart sólo tiene reglas primarias que son "una forma de derecho pri
La fuente reconocida de Hart deriva de la antropología social de! mitiva o rudimentaria" y "que estamos acostumbrados a contrastar
siglo xx. Aunque oscila entre la afirmación de que han existido al con un sistema legal desarrollado" (pp. 84, 209). Así pues, Hart dis
gunas, aunque "pocas", sociedades sin secundarias, y la afir cierne, algunas veces explícítamente, "en la historia de! derecho" o
mación de que tal estado "quizá nunca se manifestó plenamente en como "una cuestión de historia", que las sociedades han "visto las
comunidad real", se basa en "estudios antropológicos de ventajas" de cambiar a fónnas más complejas, que han "progresado
las aproximaciones más cercanas a este estado" (pp. 90, 244). Al hasta el punto en que" el derecho y la moralidad "se distinguen
igual que buena parte de la anllOpología jurídica, estos estudios se como formas diferentes tle control social", y que con la introducción
ocupan de la existencia de un presunto derecho en las sociedades de reglas secundarias "pasan" de un derecho primitivo o rudimenta
presuntamente primitivas () salvajes. Estos estudios con rio a un "mundo jurídico" cabal, "un paso adelante tan importante
Hart la técnica de hacer que en el mundo se aplique un concepto para la sociedad como la invención de la rueda" (pp. 41, 91-92, 95,
del derecho preexistente, concepto que corresponde a un tipo de 118), Mas con ese paso la creatividad de la masa de la sociedad se
derecho occidentaL El mundo, entonces, corresponde confirmando y, en 10 sucesivo, la dinámica jurídica (lueda confinada a las fi
que esta idea de! derecho es universalmente real. Con frecuencia la las de los funcionarios,
antropología ha proporcionado relatos de transición que no difie En las fuentes finales y más próximas de la historia de la escena
ren de los ele Hart, relatos del desarrollo de las sociedades desde un primigenia que nos da IIart vemos que busca "los elementos del de
estado primitivo y de la génesis 'distintiva del derecho en ese des recho" (p. 89), acompañando implícitamente a los filósofos de la
arrollo, cuando la organización pública u oficial surge de normas Ilustración, (luienes buscaroll los elemenlos de las formas en sus orí
sociales difusas y generalizac.las (por ejemplo Hoebel, 1954: New genes. Como vimos, muchas historias de la Ilustración no difieren
man, del relato que hace Hart de la vida en estado natural o en variantes
Los orígenes de tales relatos también pueden encontrarse en la tales como el estado salvaje o un estado regulado por la costumbre.
fuente de Hart, la historia evolutiva del siglo XIX. Esta fuen El derecho como intrínseco a la civilización (occidental) es con
te no es invocada explícitamente pero impregna la versión de lIar!.. trastado en su constitución con e! estado natural. El derecho tiene
La historia evolutiva del derecho es esencialista porque requiere "el sus orígenes en la negación del estado natural, y sus elementos son
establecimiento conceptual de una entidad [el derecho en nuestro una respuesta a las insuficiencias de ese estado. Incluso el celebrado
caso] que progresa o evoluciona" (Bock, 1979:71). Con este modo descubrimiento de Han de los elementos del derecho como la
de pensar la entidad se sostiene a pesar del proceso de cambio, al unión de las reglas primarias y secundarias no es m~ls nuevo en este
contexto de lo que era en el contexto antropológico: los orígenes
210 EL DERECHO COMO MITO EL DERECHO COMO MITO 211
míticos del derecho en las narraciones de la Ilustración seüalan sultado de imperativos de orden, y ordena a su vez. Es ardo orrlinans,
que surge cuando una dimensión oficial actúa en el estado un orden ordenaclor (eL Cassirer, 1
cuando un derecho determimmte o "positivo" se separa y se Así, si "damos un paso atrás" y consideramos la versión que nos
al "estado [... ] negativo que es llamado estado natural", para decirlo da Harl de la escena prinligenia a la luz de estas tres fuentes, no ha
con las palabras usadas por Austin en su versión (1861-1863:1 llamos una diversidad de ideas de "derecho" (Iue su~jan de sus diver
124). sos usos y contextos. Hart busca y encuentra elementos que consti
Al igual que en la historia de Hart, en el pensamiento de la Ilus una esencia del derecho singula.r y constante. Esta esencia
tración explicar los orígenes es establecer una esencia duradera. La procede de un concepto occidental del derecho, cuyos términos im
correspondencia entre el origen y la esencia parece ser tan evidente pregnan y moldea.n t.oda su húsqueda. Comprensiblernente, se los
en la versión de Hart que no precisa explicación alguna. Incluso en descubre con toda facilidad en esa húsqueda y emergen de ella for
la historia especulativa que él nos ofrece ¿no debería haher una talecidos. En dichos términos el derecho, aunque intrínseco al or
apreciación de que las cosas camhian, de que pueden volverse radi den social, ohra eIl la sociedad y la controla. Hace esto de mane
calmente diferentes de lo gue fueron? Pero a pesar de su modo de ra determinante por medio de actos oficiales que emanan de un
presentación, éste no es un estudio de la historia o de cualquier es de vista ventajoso de autoridad dist.inta, que est;í necesaria
tado de cosas conocido. Como vimos, Hart es incongruente respec mente separado ele la sociedad, ordenada y controlad". Todo lo cual
to a si alguna vez huho una sociedad que tuviera solamente revela una "cosrnología occidental" peculiar (Strathern, 1985:128),
Sin emhargo, esa sociedad es su punto de partida, y la in no una historia universal del derecho, como Han hubiera .
suficiencia de tener sólo regl<ls primarías proporciona el impulso en esta elapa, t.enemos dos Hart opuestos: el filósofo del
aparentemente histórico para sus elementos del derecho. Pero, lenguaje}' el cnullcÍador de la esencia del derecho. Y tenemos dos
como vimos, las incertidumhres y las faltas de pruebas no constitu conjuntos opuestos de consecuencias de esta división. En uno en
yeron un fí-eno p<lra el pensamiento de la Ilustración. Las respuestas contramos los usos populares, un aspecto interno de las reglas y su
pueden encontrarse en otra p<lrte. Valiéndome de los términos que jetos activos y reflexivos, todo lo cual se halla en el núcleo mismo
el propio Ilart usa para Jos aspectos de su escena primigenia, la res del análisis inicial de Hart. En el otro, hay el dominio de las deter
es "que se puede descuhrir por la razón", o en una "necesi minaciones oficiales, un dominio que finalmente surge como una
dad natural", en "tnlÍsnlos sobre la naturaleza humana", en "vercla necesidad universal en esa historia natural del derecho, que Har!
des elementales sobre los seres humanos" (pp. 89, 189, 195). En la encuentra en la escena primigell ia. Es en este punto de abismal dife
Ilustración, una subjetividad trascelldente y una razón ordenadora rencia cuando Hart presenta un cuadro resuelto}' concluido en "los
elementos constantes que fundamentan los cambios y la fundamentos de un sistema jurídico", el "hroche" que sostiene
diversidad aparentes de una entidad y proporcionan la base común 1989:
que la unifica e integra. Así, los elementos del derecho de Hart pro
porcionan Jo que es común y constante en la diversidad de las mani
festaciones del derecho. Dado'el carácter constante de estos elemen
tos, un estudio de sus orígenes los revelará tal como son ahora, y lo LA APOTEOSIS DEL FUNCIONARIO
hará con más presteza porque en los orígenes encont.ramos los ele
mentos en sus fGrmas simples, antes de la adición de formas comple Estos fundamentos de un sistema jurídico marcan el triunfo de un
jas y oscurecedoras. Por último, la preocupación por los elementos lado de la dualidad: el trÍunf() de las determinaciones oficiales. El
constantes en el pensamiento de la Ilustración estribó en el orden otro lado de la dualidad es reducido por Han en términos de reglas
necesario de las cosas, en la armonía y el equilibrio. Esta preocupa y de su aspecto int.erno. Lleva a caho el triunfo de las determinacio
ción se trasfiere en Hart a un "control" coherente como algo ¡nte nes oficiales haciendo que el aspecto interno sea necesario sólo
de la sociedad y del derecho (pp. 89, 191). El derecho es un re- para ellas. Esta resolución se alcanza a través una asombrosa con
212 EL DERECHO COMO MITO EL DERECHO COMO MITO 213
densacÍón de contradicciones. Después de haber basado tanto sus acepta las reglas como normas para todos aquellos para
críticas de las ideas previas del derecho como los lineamientos de la son pertinentes. En vez de eso, puede pensar que la
alternativa que presenta en la necesidad de que las reglas tengan un acción de su parte bajo la amellaza de un
aspecto interno, Harl procede a negar esa necesidad. Después de
haber dicho que el aspecto interno no puede ser considerado en tér Examinaré primero qué es lo que esta versión le hace a ese aspec
minos de estados mentales individuales, procede a tratar su presen to ¡Ulerno de las reglas que consideré en detalle antes. Vimos que
cia y su ausencia en términos de estados mentales individuales. Y para Han el funcionamiento de reglas legales entraÍlaba por necesi
una vez subordinado así el aspecto interno a la mentalidad indivi dad un aspecto interno. Este aspecto está vinculado con el "uso de
dual, Ilan postula la posibilidad ele una sociedad en la que esa men las reglas, por de las personas, como normas para la evalua
talidad elimina el aspecto interno para "el ciudadano común". É:sta es ción de su propia conducta y de la conducta ajena" (p. 96). El aspec
una sociedad extraña, sin relaciones sociales, que Han apoya con to interno tiene una dimensión social integral. La gente no sólo usa
una metáfora desesperada y no con la observación sociolingüística las reglas para evaluar la conducta ajena así como la propia, sino
o sociológica. Es una sociedad que carece de los atributos que que debemos concebir, junlo con Hart, el aspecto inlerno en fun
en otras parles de The concefJt of law, considera necesarios para la ción del grupo social que acepta las reghs, en función de "la mane
existencia de cualquier sociedad. Y las contradicciones se multipli ra en que el grupo considera su propia conducta" (pp. 99). El
can. El mito es evocado nuevamente para mediar en ellas. interno es inseparable de "todo el estilo distintivo del pensa
A continuación ofreceré una guía más amplia para esas contra el habla y la acción humanos que está incluido en la existen
dicciones, después de esbozar los llamados fundamentos del sistema cia de las reglas y que constituye la estructura normativa de la socie
jurídico. Hart. hay: dad" (p. 86). Así, para el aspecto interno, "las creencias, los temores
y los motivos" individuales no son pertinentes (p. 81). No está vin
dos condiciones mínimas necesari¡¡s y suficiemes para la existencia de un culado con las actitudes individuales hacia una regla. "Por lo tanto
Por una parle, esas reglas de conducta que son válidas de no hay contradicción alguna al decir de algún estafador empederni
confonnidad con el criterio de validez fundamental deben ser obedecidas do -y a menudo ser verdad- que tenía la obligación de pa
en forma general y, por otra parte, sus reglas de reconocimiento que especi gar la renta pero no se sintió presionado a hacerlo cuando se
fican los criterios de validez jurídica y sus reglas de cambio y a(ljudicación
sin pagarla" (p.
deben ser efectivamente aceptadas como normas públicas comunes de con
Por lo que se refiere al análisis de Hart hasta este punto, ya la fi
ducta oficial por parte de sus funcionarios. La primera condición es la úni
ca que los ciudadanos privados tienen que satisÜlCer: pueden obedecer cada
losofia dellengu~je, estas mentalidades individuales y el aspecto in
una de ellas "sólo por su parte" y por cualquier motivo; aunque en una so terno son inconmensurables, pero ahora llegamos a un punto que
ciedad saludable con frecuencia aceptarán realmem<' esas reglas como nor ileva a Han casi tan l<::j08 de sus en la filosofía del len
mas comunes de conduct.a y reconocerán una obligación de obedecerlas. guaje como es posible llegar. Pues ahora trata el aspecto interno no
(P. 1 sólo como conmensurable sino como subordinado él las mentalida
des individuales. Ahora una persona puede seguir una regla pero
Para que "el ciudadano común" esa "preocupación mera por estar fuera del interno simplemente adoptando
mente personal con las reglas": un estado mental apropiado. Aunque concedamos lo que Hart lla
ma esta "preocupación meramente personal por las reglas", tal preo
No necesita considerar su conducta en conformidad con ellas como "bue cupación no puede extenderse a la evaluación de la conducta de
na", "correcta" u "obligatoria" En otras palabras, su actitud no necesita te otTos en función del aspecto interno (p. 112). La persona que ohe
ner nada de ese carácter {TÍtico que se involucra cada vez que se aceptan las dece "por su parte solamente" no crea por ello un mundo sin
reglas sociales y los tipos de conducta se tratan como normas generales. No Los sádicos, por ejemplo, pueden no aceptar una que prohíba
necesita compartir, aunque pudiera hacerlo, el punto de vista interno que
el maltrato sienmre y cuando conciban que ellos mismos lo llevan a
EL DERECHO COMO MITO EL DERECHO C< ))W) MITO 215
214
cabo. Mas por su propia 'iegurídad y su vida social podrían no ser lugar de! humano crítico y reflexivo que Hart vio antes como intrín
indiferentes, en ese a la orielltación de otros acerca de la seco al seguimiento de las n:gl;lsjurídicas? Hart no "bunda en este
regla. Sería imposible ir por Ll sociedad sin usar las reglas para eya punto. y este PUnlO sigue estando en oposición a la mayor p3rte del
luar la conducta de lus otros". "caminar entre los hombres como si resto de: S1l lihro. Contradice <;u afirmación según la cual la
fuesen leones" (véase Riley. 19R6:1G5l. En pocas palabras, es impo humanidad obedece integralmente bs reglas. Contradice su extensa
sible pasar por alto "la estructura normativa de la sociedad" crítica de otros teóricos por "tr,,!;]!' toebs las reglas como directrices
Sin embargo, lal indifl~rencia y desconocimiento tendrían que sólo para funcionarios", ya que esto no toma en cuenta las maneras
car a la persona o al ciudadano siemprt" singular de Hart que, siem activa y reflexiva "en que se habla de ellas, se las considera y se usan
pre en singular, "obedece sólo por su realmente en la vid~\ social" (p. Está en contradicción con la ne
otros puntos que de la po
cesidad (k que, si el derecho ha de existir para "multitudes de
sición de Har!. Por es lo que
individuos", ha de permitir que se coml1rendan las conduct.as re
relacionar a estos mismos "ciudadanos prIvarlOS' entre SI. re
de ellos, tal como están
lacionar a todos los ciudadanos qne "ohedecen, cada uno de y se opone a su descubrimiento de un contenido mínimo
su parte solamente' " (p. 1 Estos ciudadanos no tendrían la dd derecho implic<ldo en la existencia misma de la sociedad, un
zos sociales. Hart los confina rigurosamente al temor y la inercia y contenido mínimo por e! cual las personas tienen que relacionarse
hace que se relacionen única y pasiyamente (on los dictados de los entre sí en "mutuo refrenamiento y Illl\t ua concesión", tienen que
fun(ionarios (p. 112). Si estuvieran consdentes esta inercia debería "cooperar" y tienen que hacer y cumplir promesas (pp. 189-193),
ser completa, puesto que no habría base alguna sobre la cual estos todo lo cual entraña un aspecto interno de reglas ampliamente di
ciudadanos aislados pudieran superar la inercia y relacionarse entre fundidas en la sociedad.
sÍ. Si no participan del aspecto interno, quizás adoptan el aspe(to Pero, finalmente ¿por qué recurrir tan poco felizmente a la socie
externo del observador de afuera. Mas no pueden hacerlo ponlue " dad de owjas? Al atacar las teorías positivistas de diversas clases
no son ohservadores de afuera, y Hart, sólo se adentrará en esta Hart localizó un aspecto inkrno de las reglas, y en esto dotó a la
cuestión lo suficiente como para decir que el pobla(ión COIl una actitud reflexiva con
tuar sohre las normas de conducta y
punto de vista externo puede muy de cerca la manera en que la-; "r<'F>~";~ una empresa muy
funcionan en las vidas de ciertos miembros del grupo, a saber, aque también Baker y
llos que rechazan sus reglas y que sólo se o("uP,1ll de ellas cuando entrar al chivo en la cristalería. Para que la ortodoxia del
que es prohahle que haya cOIl~e("uencias desatrradables después de haberlas y la autonomía del derecho puedan sostenerse, la
violado. tiene que ser relegada, como si dijéramos en última ins
a su estado inerte. El funcionario se presenta entero y firme
Si ni el aspecto externo ni el interno están enjuego al seguir una para determinar, para postular a(luello que todos los den1<'Ís dehen
regla en tales términos, entonces, ¿qué lo está? La respuesta final de obedecer. .Introducido con la suposición insidiosa de Rex y sus suce
Hart parece ser que no hay aspecto alguno. Pues una sociedad cons sores, después vuelto inevitahle por la historia natural de la escena
tituicb por tales individuos sería "tristemente horreguil" y "las ove primigenia, el funcionario se convierte ahora en la apoteosis de lo
jas pueden terminar en el matadero" (p. 114), Esta metáfora deplo legal, el único elemento necesariamente consciente en el derecho y,
rablemente trillada es apropiada porque Hart sí ve el aspecto por ende, la única fuente de lo jurídicamente positivo. Así Hart se
interno de las reglas como "distinto [... ] del pensamiento, del habla y para la regla de Sl1 uso y hace posibk qlle se la trate definitivamente
de la acriún humanos" (p. 86). Mas ¿cómo funcionaría una sociedad como separada. Su proyecto culmina en una afirmaciún de autori
tan inhumana? ¿Qué mecanismos exactos de estímulo-respuesta, dad simple, Illuy simple. Al igu;d que en la situación colonial, esta
¡tos estrictamente regulados pero inexorahles OctlDarían el autoridad dd ClIllciol1ario es suprellla. procede de la autoridad exte
EL DERECHO COMO MITO 217
216 EL DERECHO COM() MITO
proporcionar;i muchas cosas, entre ellas seguridad y pero al hacer esto IIart toma del mito su más espectacular tesis en
poración a una historia din;ímica, eficiencia, leyes y la materia de íllrisnrudencia, la "tesis de las fuentes" (véase por
de progresar al diferenciarse las funciones sociales. Los nativos an Uua ley ~Idqlliere su existencia y validez
helan tocIo esfo en el fónc!o de su ser, anhelan eslo como Sil mente de su fuente o, el1 t(>¡'IlIinos míticos comunes, de su origen.
consumación. Dado que la situación colonial presenta una realidad Conocer la fuente de la cosa es conocer su esencia -el contraste con
es el funcionario quien debe hacer realidaclla huma la filosofía del len~uaie difícilmente podda ser más completo- y en
nidad incipiente del nativo. es, también, la fuerza de la creación con
En el repertorio del mito de lIaH otros aspectos menos agre tinua. Una ley perdura como fuente de otras leyes () como fuente de
sivos, aunque igualmente poderosos, Por ~jemplo, se limita a adop efectividad y de validez para las relaciones La regla de reco
tar como paradigma el derecho de un "país", "sistemas nocimiento es la concentración definitiva de la dinámica mítica di
municipales" y "derecho municipal en un Estado moderno" (pp. 3, seminada por todo el derecho por la que la realidad o la validez se
7, 77). Estas categorías se unen con el poder mítico de la nación en encuentra en una vuelta infinitamente repetible a los
su identificación de un puehlo en sus leyes, algo que ya explorarnos El mito media incluso en la contradicción entre el uso inicial de
en el capítulo 4. Fue la mediación de las naciones superiores, () la la filosofía dellengm~je que hace Hart y su recurso a la esencia y la
cortesía entre naciones superiores, lo que le clio crédito mítico a autoridad. El sujeto jurídico mítico, como la figura del individuo en
afirmaciones como la de Hart de que el derecho de Occidente era el centro de la mitología moderna, es un ser infinitamente sensible.
universal. El derecho, a su vez, sirve para elevar la identidad nacio El sujeto es, también, muy diestro al una enorme gama de
nal en oposición a la particular y en una orientación hacía lo univer influencias y determinaciones y hacer que se le apliquen a él mis
saL La nación comparte temas míticos con el rey insinuado por mo, En esto no es simplemente un receptáculo ahyecto, sino un ser
Hart, del que t.ratamos recientemente. La de Rex, además de reflexivo y eficaz que participa con eficiencia en su propia
insertar la idea ele la autoridad oficial en su historia, sirve un Quienes puehlan el sistema jurídico de Hart son seres semejantes.
sito mí( ico más tradicional para Harl como yehícl1lo de la continui Con su perspectiva interna de las reglas, están dotados de amplias
dad del derecho. "Reyes un nombre de la Continuación", según las habilidades y capacidades. Son participantes y actores, entregados
de un caso del siglo XVI, "El Rey no muere nunca" (véase de manera existencial y social a una "forma de virla" identificarla en
Goodrich y lIachamovitch, 1991:170). Hay incluso relaciones entre los términos vibrantes del lenguaje (eL Wittgenstein, 1908: 8 19, 2g,
el "nuevo punto de partida" de llar! para el derecho y la introduc 241). En su relación con el derecho, esos seres no u obe
ción de Rex, ya que en muchas milologías la coronación es "un naci decen simplemente un imperativo inmediato. Tienen la ley y viven
miento nuevo" de la sociedad (HOCZlrt, 1 la ley. Pero, al igual que la costumbre y otras fuerzas interiores que
El monarca y la nación son formas creat.ivas del simholismo po_ hemos encontrado, este elemento del derecho resulta
deroso del centro. El equivalente' explícito que da Hart es una frente a la autoridad. La IÍn ica act itud necesaria para el
final de reconocimiento, UIla de la cual dependen la unidad, b es, entonces, una de aceptación o inmovilidad. El modelo esencial
coherencia y la existencia 1I1i,sl11a de un sistema jurídico. Es decir, de Hart viene a ser la oveja. 1::sta es la interpretación más extrema
está constituido supuestamente por re de ese otro lado de la suhjctivid<ldjurídica descrita en el ca
o la validez de una regla está supuesta pítulo 4, la contracción del propio sujeto en un envolvimiento soli
mente determinada por referencia a otra jerárquicamente su t aprehensivo y, sin emhargo, inevitable, con lo que no puede
perior a ella, hasta alcanzar una de reconocimiento final. A su ser conocido o conocido plenamcnte, Mas esto no resulta en una
vez, la existencia de esa regla depende de que sea aceptacla en la disminución o calificación de b rclaci('m del sujcto con el derecho.
por los funcionarios que rn~surniblemente ha creaelo. Es lo Es una alianza cabal y cahalmente recíproca, Como hacedor de mi
hastante audaz para toma¡' una descripción contenciosa de un siste tos Dworkin afirma: "I'\osot ros estamos sujetos al imperio del dere
ma iurídico y elevarla Illíticamcnte a una prescripcíón universal, vasallos de sus HH;todos y sus ideales, atados en espíritu mien
220 EL DERECHO COMO MITO
f:L DERECHO COMO MITO 221
tras debat.imos lo que, por lo tanto, debemos hacer" (Dworkin,
nos gobierna. Sin embargo, estamos operativamente comprometi
Este cautivo desesperado se encuentra, a mijuício, en la parábola dos con la ley de la cual estamos separados, y necesariamente com
de Kafka de estar "ante la ley" (1988b:161-1 "Un campesino" ese compromiso con otros. La contradicción entre la sepa
que procede tal vez de una comunidad natural, "solicita ser admiti ración y tal compromiso es mediada en una su~jetividad que acepla
do ante la ley", Este hombre le ruega al funcionario portero, el y en un destino puramente personal "ante la ley": "esta puert.a fue
mero de una jerarquía de guardianes (IUC afirman tener poder ex destinada sólo para ti" (IL1.fka. 1988b: 162). Se nos mantiene siem
clusivo sobre el acceso a la ley. El portero le niega al campesino la pre atentos y siempre esperando fuera de la ley pero fijados a ella.
entrada inmediata por la puerta ahierta a la ley, pero no descarta En esta condición somos y tenemos que ser "realmente libres":
la posibilidad de una entrada posterior. Tras una vida entera de es cuando el campesino "se sienta en el tahurete junto a la puerta y
perar junto a la puerta y de tratar de persuadir al funcionario de permanece allí durante el resto de su vida, lo hace por su propia y li
que le de;je entrar, el campesino está cerca de la muerte; "todo cuan bre voluntad; en la historia no hay mención de compulsión alguna"
to ha experimentado durante todo ,~l tiempo de su estancia tempo (Kafka, 1988b: 165).
ral se condensa en su mente en una pregunta". El hombre de cam
po dice al
"Todo ellllundo se esfuerza por alcanzar la [... 1¿cómo es, entonces, que MITO Y CONCEPTO
en lodos estos a110s nadie más que yo haya venido a tratar de ser admitido?"
El portero percibe que el hombre está al final de sus fuenas y que su oído Después de haber elevado la autOlidad. Han husca en vano some
le está fallando, por lo que le vocifera en la oreja: "Nadie más que tú podía terla al derecho como reglas que tienen significados sig
lograr la admisión por esta puerta, ya que esta puerta fue destinada sólo nificados acerca de los cuales "no puede haber dudas" en "las vastas
para ti. Ahora voy a cerrarla." (Kafka, 19HHb: 162.) esferas centrales del derecho" (pp. 149-150). Como vimos, una vez
que Han afirmó simplemente que el derecho era una cuestión de
Aquí termina la parábola y empieza la multitud de interpretacio reglas, podía encontrar, en su nuevo punto de partida, un concepto
nes, empezando con el debate en el texto de Kafka (1988b: 1(;3-167). del derecho y de los elementos del derecho en las reglas. Mas cuan
Las dimensiones contrarias y, sin embargo, coexistentes de la subjc do vino a anudar todo junto en los fundamentos del sistema legal,
se encierran en el comienzo del debate: descubrió que la ley sólo requiere ser una cuestión de autoridad ofi
ciaL Esto plantea un problema puesto que:
La historia contiene uos declaraciones importames del ponero acerca de la
admisión a la ley: una en el comienzo, la ot.ra en el final. La primera decla de rc
La describe al uerecho como un sistema
ración es que no puede admitir al ¡iombre por el momento, y la otra es que
glas. Se considera que la regla de reconodmienlo y las otras reglas secunda
esa puerta fue destinada solamente para ese hombre. Si hubiera una contra
rias gobiernan todo el proceso de producción, interpretadón, aplicación,
dicción entre las dos, tú estarías. en lo cierto y el portero habría engañado al
enmienda y abolidón de reglas en el sistema legal. En contraste con el cua
hombre, Pero no hay contradicción. La primera declaración, por el contra
dro de Austin de un orden .iurídico COlllO expresión e instrumento de un
rio, incluso entraña la segunda. (Kafka, 1988b:163.)
poder político demasiado humano (el poder del soberano y sus delegados),
la imagen del derecho que pinta IJan es la de un sistema en el euallas re
Ampli<u-é un poco esta interpretación duplicando la versión de la glas gobiernan a los que tienen el poder; en el euallas reglas son las que go
que nos da HaI·t. Sólo el funcionario puede reconocer biernan, no las personas. Lo que en realidad esto es 1m aspecto del
de manera apropiada y nosotros nos relacionamos con la símbolo político profundamente illlport¡mte <lile de manera tan manifiesta
por medio del funcionario. En esta relación existi falta en la iurisprudencia de AmI in: el símholo del régimen de derecho, un
mos al margen de cualquier conocimiento seguro de aquello que
1
222 EL m:RFCHO COMO MITO EL DERECHO COMO MITO ~23
De ahí el recurso al significado esencial. llar! no iría tan lejos La CUC:SI ión no es si hay, en realidad, C,lSOS silllples -seguramente los
como para decir que las reglas jurídicas son siempre claras y sólo es sino ¿de qué l'S condición y propied,ul esa simplidd'ld? La respuesta de
necesario aplicarlas. Pero que las sean inciertas y que estén Han debe ser qlle un caso simple es inherentemente simple, simple en a y
simplemente s~jetas a la det.erminación humana es, para él, una "pe· por sí mislllo, Silllpk indepcndiclltelllt'nle de las actividades interpretativas
sadilla" (Han, 1983: cap. 4). Se siente aliviado al encontrar que las que puede decirse que dirige. Pero sólo hace falta un poco de ¡'eflexión
reglas jurídicas tienen un "núcleo" persistente de cierto significado para ver (lile la verdad e.s exactamcutc lo ('0111 r¡¡rio. Un caso simule es un
caso que alguna vez fue rli.\(;ulido; es decir, sus
pero, en la práctica, hay también una "penumbra" de incertidumbre
na vez controvertidas; en cierto lIlomento, una caracterización de su
donde los funcionarios tienen discrecionalidad al aplicarlas. Lo que
cado y de su illlporlancia -de su se consideró más convincente que
Han está diciendo ¡¡quí, por asombroso que parezca, es que al con
sus rivales yen ('5(' punto el ca.so quedó resuello, se volvió claro, se volvió in.
sidera!' el significado de una regla hay "paradigmas, casos claros" en dudahle, se volvió simple. UI simplicidad, cn pocas pahlbras, HO es una pro
cuyo núcleo "no hay dudas" (pp. 125, 149). La discrecionalidad ofi· piedad del caso mismo -no hay caso lllislllO- sino Ulla historia interpreta! ¡,
cial se limita a los casos de incertidumbre, de penumbra. Presumi· va en el curso de la ('ual Ull programa interpretativo [ ... 1 ha dOlninado a
blemente esta discrecionalidad permanece en la ley porque caracte otl'O. Entonces esa historia se cierra, pero sielllpre puede reabrirse.
rizarla "sería caracterizar cualquier cosa que sea específica o 1989:52~.)
peculiar en el razonamiento jurídico" (p. 124). Estos casos de incer
tidumbre son excepcionales. En el resultado hay "amplias esferas de O, en los ténninos de la filosofía del lenguaje, "las reglas no pro·
conducta que son controladas con éxito ab initio por la regla", en los porcionan un punto de referencia fijo, porque siempre permiten in
que reglas determinadas "guían" a los funcionarios (pp. 130, Ig2). terpretaciones diferentes. Lo que realmente da a las prácticas su es
En esto, el funcionario meramente extrae de la regla lo que está la tabilidad es que convenimos en nuestra interpretación de las reglas"
tente en ella (véase Goodrich, ] 987:56). Hart recurre al modo (Pears, ] 971: 1(8). Simplemente, "hay la estabilidad que hay"
mismo de determinar d significado, al "hechizo [... ] por medio del ]971:168).
lenguaje" (Wittgenstein, 19G8: ~ 1(9), que había abrumado a la ju La estabilidad esencial se alcanza en la clevaci{m mítica del con·
risprudencia hasta ahora y del cual él iba a liberarnos. El significa· que, en Sil fijeza dominante, lliega la fluidez y la negocíabili
do de la regla está divorciado de su uso y su contexto. Ese significado dad de las reglas jurídicas. El concepto es completo y "plenamente
se encuentra dentro para ser discernido corno un demento esen manifiesto" (eL. Eliade, 1968:16). Es caplll. de evocar y repe·
cial, como un paradigma medular. Ésta es la preocupación por las tida y eternamente su contenido constante, sometiendo la diversi·
"cualidades comunes" (Iue Han consideró tan confusas y que es la dad de casos a su regla uniforme y (jemplar. Así pues, el
antítesis exacta de la perspectiva en la que colocó inicialmente su es una condensaci6n de la dinámica fónnativa del mito (cf. Adorno
proyecto (p. 234; eL Wittgenstei.n, 1967: § ]-4; 1968:::¡ y Horkheimer, 1979: 12). Al darle sustento al derecho en forma de
La posición esencialista de Hart tiene una plausibilidad superficial reglas jurídicas, el concepto le permite a a(luél decidir y permanecer
gracias a la presencia de cierta estabilidad en la interpretación de algu aparte de la contingencia y la temporalidad. Al parecer, el derecho
nas reglasjurídicas. Pero esta·estabilidad no existe aparte de los funcio está protegido por "la rigidez y la exclusividacl que en general los
narios ni circunscribe su acción dcsde afuera. Lo que está "claro" o no conceptos fueron forzados a adoptar cada vez que c1lenguaje unía a
lo está por ahora es un producto del criterio oficial Aparte de basarse la comunidad de los gobernantes con la impartición de órdenes"
en lo que hacen los jueces para ilustrar su argumento, Hart no dice de (Adorno y Horkheimer, 197~1:22). El triunfo de Austin se diría como
qué manera el núcleo podrá distinguirse de la penumbra. Tampoco
dice cómo es posible que el criterio oficial dc:jc de lado un significado El intento de Hart. de presel'var el derecho de un uso y un contex
claro y lo remplace por un significado diferente, como ocurre en oca to envolvent.es fracasa, excepto como mito. Señalaré este fracaso eli
siones. Fish expone esl<l cuestión con su eficacia característica: minando el único (;jemplo elaborado que da lIart de una jurí
dica con un núcleo de certidumbre y una penumbra de duda. Pa:'l
EL DERECHO COMO MITO 22r)
~~4 r:J. DERECHO COMO MITO
podría ('11 realidad asegura¡' lodo lo (PI(', ('\1 la
(-l lo <¡uc está en juego aquí es mucho, porque la regla es esa hac('! 1111 ('slalulo que fijara el slleldo "par:] ~icll¡pr(''' lu('
definiti\'a de reconocimiento que fundamenta la existencia y la co go, categonC<llllcllte, pl'ohihicla Sil dCl'og'HiúlI. Sin (~llIb;¡q.\(), pudrí,1 expo·
nerse un argulllelltu, qu(' segl'lll los ahogados tiene cierta fllea;!. ]>,Il:1 IIIOS
herellcia de todo el sistema jurídico. Si no hay núcleo de certidum
Irar que aunque PI lihilllo ('stallllo sclÍa illcficaz hajo la r('f.\la actu;¡] de
bn~ ('ll la r(,gla definitiva, si no es posihle mantenerla inviolable, en
soberanía uar)¡ullcnt aria COIII ¡una, el prilll<,],o 110 lo scría, (P. 117.)
tonces esl(' edificio carece de bases. Pero no parece haher riesgo de
esto. La regla (]ue llarl escoge es inexpugnable. Contiene "la doc
En otras palabras, no es posible distinguir el núch~() de la penum
trina inglesa de la soberanía del Parlamento", de la que es una ex
bra. O, más bien, sólo pueden dislillguirse mediante 111! regreso a la
adecuada "la rúnnula 'lo que la Reina en Parlamento aprue
autoridad, por la inv(JGlciún misteriosa de una manera "quc según
ba es ley' " (pp. 144-145). "El príncipio de que ningún Parlamento
los abogados tienen cíert a fuerza", recurriendo a "lo quc cs específi
a sus 'succsores' derogar su legislación" (p. 145) es
co o peculiar en el razonamiento jllrídico" (p. 124). La esencia se
Un estatuto posterior siempre invalidad uno
convierte en la afirmación de un uso )' un contexto particulares.
anterior, inconsÍstente. Así la regla asegura la imposibilirlad de ser
Es((~ es simplemente "cllenguajc de la fejnrídica" ( ;oodrich, 1987:
anulada. Sí a esto aúadimos el criterio de Wade y Bradley en su t.ex
cap. 3). Es, también, ellcnguaje de la autorí(bdjurídica incuestiona
to sobre derecho cOllstituci()na~ de que "esta doct.rina se encuentra
hle en última instancia. Hart, que empez<Í con una visiún n~gellera
en todos los sislernasjurídicos" (1985:71) b posición de Hart pare
dora de la verdad corno algo que "nosotros" compartimos y crea
cerá asegurada.
mos, termina con la reafirmación tediosa de la verdad como algo
Sin emhargu, Han dice qlle incluso acerca de esta regla "pueden
sobre lo cual no podemos más que asentir.
dudas sobre su significado o su alcance: podemos preguntar
Esto será suficiente para dar por terminado este tema, pero aiíadi
es lo que significa 'aprobada por el Parlamento' " (p, 145). Lue
ré que el núcleo perdurable de la regla que Har! identifica no existe
go se refiere a los casos en los que lIna legislatura ha cambiado lo
ni siquiera en las afirmaciones de autoridad. C0ll10 Illostl{~ ('n otra
quc se llama la manera y la forma en las que está constituida la legis
la comunidad de ahogados en Gran Bretaña, (' incluso en In
lación. El Parlamento puede imponer que un tipo de legislacíón po
glaterra, está dividirla acerca de la regla de reconocimiellto elcmen
dría ser aprohada en el fntufo sólo por una mayoría especial o con
tal que Han presenta como hmdamental, sustentadora (' illvir¡lada
la adición de otro elemellto, como un rderéndum. ¿Obligaría esa
(Fitzpatrick, 1991:25). Hay varias reglas de rcconocimielllo riv:des.
a parlamentos ulteriores o, por el contrario, estaría suje
A juicio de Hart, esta situaciún indica "la patologb de \l1! sistema
ta a una legislación posterior que fuera incongruente con ella? Hart
jurídico", "un caso suhestándar, anormal, que contiene ell icsS!() de
dice que ésta es una estera penumbrosa de duda. El cambio de la
que se disuelva el sistemajurídico" (pp. 114,119). La
maneras)' la (¡rma de la legislación puede ohligar a parlamentos fu
ser curada o un todo nuevo y singular tomará el
turos, pero:
afectada. Sin embargo, una irresolución fundamentallta sido duran
te mucho tiempo el caso estándar, normal, del "sistema jurídico" del
sí e~le mecanismo fuese v,ílido, el Parlamento podría alcanzar con su uso
llamado Reino Unido. No hay ni una regla última ni \lll apoyo ofi
Jos mismos resultados que la docúina aceptada -que ell'arlamento no pue
de obli/-iar a sus sucesores-, lwrece poner fuera del alcance de su poder. cial convenido para ella que sea esencial al esquema de Har!. Los
Pues aunque en realidad la diferencia enlTe circunscribir la esfera sobre la últimos apoyos se eliminan y las fuentes de la existencia dd derecho
cual el !"trlalIlento puede legislar y meramente cambiar la manera y la for desaparecen. Fuera del mito. el derecho no existe.
ma d(' legislaciúlI es hast.allte clara en al/-illnos casos, estas categorías se os
cun~cen mM a olra. UII estatulo que, despll(~s de haber establecido un suel
do IIlÍn ílllO para los in/-ienieros, dispnsiera que Iling(m proyecto de
relacionado con el sueldo de los ingenieros tendría efecto como ley si no
fuer,1 confinuado por resolución del Sindicato de Ingenieros y procediera a
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244 BIBlJOGRAFÍA
J~,151
ÍNDICE ANAÚTICO ÍNDICE ANALÍTICO 247
246
Díscrmrst {J/ MorlPrnity New Con bién identidad occidental]; mito Lefort, C.: T~, :18 mito: XI-XII, 1-4, 07-6R, 90, 119-120,
servatisrn: 158; Philosofihiwl Dis logía de: XI-XII; y negación: :~2, Legendre, P.: 12, 13,37 126, E)5-150, 172-173, 180, 212
{'O'/lTS(! (J! iVf(Jrlernity: 1G; Theoryaml (}::í-66 , 68-69, 73, 106- 120 lenguaje: 1r)~~, 217 [véase también me también mitología];
Pmetice: 16:\; Towarrl a Haltonal ideología: 40 táfora]; y autoridad [véase auro ':\0; y comunidad:
Sor:iely: 174 Ilustración: 29, 38, 44-52, 55, 59, 6:\ ridad y lenguaje]; f(mnalización: tradicciones: 17,
Harrington, e, B,: 9, lR2, lR4, lR9 68, 71-72, 74-76, 80,97-98, 121, 23; y derecho [véase derccho y como creativo: 41; y la Ilustra
Hart, H, L. A.: 4-6; "Comment": 209-210; Ymito: 18 ción IluMración y mito]; y
197, 205; The CrJ1/eejJI (J! La1JJ: 4, Xl], 102, 113-114, 116 la historia: 17, 18,21,29-30, 106;
12:l, 19b-21l; "Definition ami la idenlidad: 139-140, 182;
y mUOJogIa: XII and Myth: 27, 2H; Lo crudo :1' lo y d individuo(s): :lO, 188, 192; y
52, 108, 127 cocido: 27, 1r,:1; AntrojJOloKía f,\ la justicia: 190; y el lenguaje: 21
13R, 141-144, 148-149, 161, 164, trw:ll1ml: 11, 22, 28,38, 153 24: y/en el derecho: 11-12, 121,
222; "Introduction" a Tite Pnmin 172-1 182-18:\, 188-1!10, 192, Levinas, E.: 4:1, 86 15R, 169, 175, 192, 19:\-195,204,
ce tJff'llrisfirvrlence Determinerl: 199 211-212, 213-214; [véase también liberalismo: 59, 1M, 146, 147, Ei8 208, 218-219, 225 [viase lmnbifn
Hegel, G. W. F.: 35-%, 69 corno autónomo: 30, 160,171,173 derecho y mito y corno mito]: y
historia: 36, 42, 52, 71, 10 ti , 117, 44, 128-1:12, 137-138, 142-144, Locke, .J.: 'lile Seconrl Treatise 01 (;n legitimización: 26; corno límites:
127, 190, 2lO [véas(' también cvo 150 también sujeto]; y mito vernment: G9, 71, 76, 85, 86, R8 24-25 y mediación: 17, 26-28,
lución(islIlo) y progreso (progre [lIh¡,se mito e indivíduo(s); como 90, 206-207 119-120, 124, 14':\, 217, 219; Y
sividacl)]; y mito ¡véase milO e presocial: 38, ] :\4, 1H~) [véase tam Long, E: 69-7], 92 mctátóra: 34-36; y metafísica: ':\4
historial bién primitivo (prilIlitivismo) y Lugard, Lord: 114, 139-140 :\5; Y modernidad: XI-XII, 1, 11
Hobbes, T.: 81-82, 83, 160, 216; Le salvajismo] Lyotard,J.-F.: 44, ] 75 1:\, 14, 22-23, 30, 32, 35, :\7-:\8,
viatán: 56, 77-81, ~)O, ~)2, 134 45-47, 192; Y mutualidad: 28,
hombre: 29, ':\7,40-41,43,44,46-47, juntas comunitarias: 182-188, 191 MacIntyre, A.: Eiri, 172 155-156, 179-183, 192; y narrati
66-67, 71, 7:~, 97-98, 126, 1:l0 jurisprudencia: XII, 3,4, 5-6, 62, 81, Maine, H,: IOC), 110, 145; A/U:ienl va: 22-2':\, 4:1-44, 148, 153; nega
también individuo(s)] 123, 151-152, 195, 196-199, 20G, Law: 107-109,152; Lect1ues on lhe do: 1, 11, 13, 2:\, 30, 31-33, 46;
216,218-219 History o! lnllitutions: 108 de origen: XI, 11-12, 14-17,
identidad: XI, 41, 97-98, 140, 181 176, 190-192; Y mito Malinowski, B.: 25, 204; Argonrwls 01 19-20, 37-38, 44, 50, 66, 72-7'1.,
lR2, lR9-190, 194 Ivéase también natural: 168; po- 18, 24, 38; I06, 141, 148, 156, 180,206,215
y devenir: 30; europea 219; Y otredad: XI-XII, 11, 15,31
identidad europea]; del de 32, 44, GS, 73: corno 22;
recho derecho, identidad 21 y primitívismo: 18, 21, 24-25, ':\2,
del derecho modenIO Marx, K. (y F. Engels), El cajJi/al 1: 206, 217; Y progreso: 42, 51, 65
deredlO moderno, identidad 172; ()II (;/llon;alisln and Mor/eI' 66, 91, 105, 109-110, 123, 141,
mito e milO e identidad]; nizalion: IOfi, 117; {,a 148, 150, 15:l, 193; Y psicoaná
nacional: 119-120, 124, 218;:y ne alerrw.Ttrl, parte 1: :\9; (;nmdris,w': lisis [véase psicoanálisis y mito]; y
Kafka, Y: 57, 196,220,221
gación: :l1-':\2, 72-7:l, IOG, 120 9; ;11, 10(;. lll, 1:1;1, 11!\, 15:~, pureza: 179, 189; Y conciliación:
KeUey, D. R.: [Jülorians and Ihe Law
121, 142, 144-145, 150, lRI-IR2, 189; On Rl'ligion: 20 XII-XIII, 1-:\, 2G, 152; y ritual: 2:1
in Postre7lolutionary Frana: 52, 59;
189-190, 191-1D2; occidental [véa marxismo: 9 24; como historia sagrada: 19-20,
History, Law and tlu: Huma1/
se identidad occídental]; y origen: Meek, R. r,.: S'ocial ')'cinu:e alul Ihl' 52; como ciencia: IR, 29-':\0, 174;
Sáences: 7ü, 88, 121
16-17, 40, 43; del sujeto: 67-6R, 19uoble Sallllge: 72, 7G, 84-85, 87, estndio sociológico del [véase so
129-1:\0, 141-142, 149-150, 17:\, 9:\-()4 ciología y el estudio del mito]; y
Leach, E.: Genesis as Mylh and Olher
189 [v/ase también sul~jetividad] MeITY, S. E.: 182,188-190 trascendencia: 10, :lO, 45; Y ver
Eísays: 18, 26, 28, 38, 155;
identidad europea: 70-71 [véasl' tam- metáfora ]vi!lse lIlito y metafísica] (bd: lR-19, 21-22, 29, 158
Léví,Slrallss: 28
2:) 1
250
íNDICE ANALÍTICO íNDICE ANALtTICO
'}
~I
ROllsseau, .J.:J.: 81, 90, 143; The So
181,184,186-188. 192,221
6H
mitología de lal; d.e la evolución
dad europea )' negación]; del
164,170,180
Said, E: ~'>'2, 1:1\1
IbIllO !vüue imperialismo y mito·
otro (otredad); XH, 31-:12, 47,65 s:ll\'ajisllIO: XI, 11, g7, 43, [)2, (i3, 67,
y narración: 22; y pro XllI, 12, '57, 106, 192, 21G, 218
recito 1'/>,:",11' dCI (', ho y prog ('eso 1:
78,82, H:)-91, 134-U5, 160-Hil,
greso: XI; proyecto de: Xl; y psi oficial(isIllo): 4-5, 211-219, 220·222
y l!lod"llIid:ld 1'' ;11.\(' lllo(\crlli
lti:-\, 174, 17H, 192, 218, 221, 22~~;
mito )' narración l; "Y pro 181; Y progreso: XI, 42-44, 52-;,?',
82, 127-BI, 134, 1:"7-138,
43-44, 148; )' ritnal
95·96, 141, 195; como sagrado:
\;;0; y evo\wióll: 101-104, J:\H-13D
razón: ,lO, :'.7, 'Ir" ·\7, r,(),r,1, ',e), (¡1, 142,150,219
ritual y narración]
](i-17,20
sujeto: !í2, 59, 125-127, 134-B7,
252
ÍNDICE ANALÍTICO
30 de junio de 1998