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Atentado, Atentar, A-tentos

Imagine por unos segundos y entréguese a la próxima “ficción”: “Una camioneta


acelera a gran velocidad. El bramar del motor que llega de la plaza Cataluña,
despierta la curiosidad de los transeúntes que pasean por la peatonal de las ramblas.
Son las cinco de la tarde y el buen clima ha colaborado para hacer de las calles una
pasarela interminable de personas. El rugir de la furgoneta se hace mayor, no por
haber aumentado su potencia, sino por la proximidad. Va en dirección al Teatro del
Liceo.
Me desmayo y al despertarme me encuentro compartiendo el piso con una veintena
de personas, quienes abren los ojos y despiertan de a poco, otros no. La sangre tiñe
los espacios, pero aún no puedo entender qué ha pasado. Creo que estoy bien, pero
el exceso de sangre a mi alrededor incrementa mis dudas y el terror”.
Las noticias nos despiertan con la confidencia de que un nuevo ataque, se ha llevado
a cabo, ahora, en la ciudad de Barcelona. El grupo terroristas ISIS, se ha “adjudicado”
el mismo. Lo llaman “Atentado” y atentar es una agresión contra la vida o la integridad
física o moral de una persona. Cuál es entonces, el fin de agredir la vida de una
persona, tanto en lo físico como en lo moral. Qué se espera como resultado de dicha
acción.
Aquello tan temido por muchos mortales, ha presentado nuevamente, cartas en un
asunto difícil de entender. Estoy ubicando el daño que en sí, y en algunos, provoca lo
sorpresivo, lo disruptivo. Aquellas fantasías que en muchas oportunidades se
escuchan en los consultorios, ha tocado nuevamente la puerta de lo Real, con
intenciones claras de perder lazos con “negocios” simbólicos.

Estamos frente a la condena del goce del Otro, que no comparte nuestras formas, si
hay, de un goce que es ajeno y peligroso.

¿Es una condena? ¿Es posible una elección subjetiva para sustraerse y renunciar a
ese goce? Por supuesto que hay intereses y manejos. Espejismos y espejos q hacen a
lo imaginario, en lo que se ve y en lo q se comunica, en lo q se quiere mostrar
“a-tentar” y tentar el goce del otro, nos arrasa como sujetos y nos sujeta, nos toma,
quizás, hasta la vida y hasta el cuerpo.
A-tentos. Como psicoanalistas debemos estar atentos a lo que la subjetividad de la
época manifiesta como agresión, intolerancia o ira, que en definitiva se transforma en
lava candente, que circula diariamente a punto de tocarnos en su ebullición.
El peligro que se lee en el encuentro con lo diferente, con lo distinto, lo que no encaja,
es una herida narcisista que resulta inaceptable, frente a lo cual la reacción es la
aniquilación de un otro que hace ruido y que para la sociedad sea inmanejable y no
encastra en “El” modelo. Me pregunto si terrorismo no es ya parte de este sistema que
tiende a adoctrinarnos.

Trabajando el racismo en la sociedad contemporánea, Jacques–Alain Miller ubica un


humanismo que se desorienta por completo: “cuando lo real en el Otro se manifiesta
como no semejante en absoluto”. Como respuesta a esto, hay sublevación y agrega:
“entonces surge el escándalo”

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