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Mujeres ¿objeto?
Enamorar a una muchacha virtuosa, casarse y tener hijos con ella, no parece ser el
horizonte deseado por los pibes, por lo menos según lo que aparece en las letras de
la cumbia villera. Lo que para ellas se plantea es, al mismo tempo, una definición
más tradicional del papel de la mujer en su relación con el hombre y una
reevaluación de la sexualidad femenina, desplegada tanto por los sujetos poéticos
villeros como por las propias mujeres.
Y otra vez, y otra vez, y otra vez, por dejar sola a tu mujer./ Y otra vez, y otra vez, y
otra vez, la guampa chata [los cuernos] te va a crecer./ Y otra vez, y otra vez, y otra
vez, a tu mujer me la clavé./ Y otra vez, y otra vez, y otra vez, papá garrón te voy a
hacer./ Y otra vez, y otra vez, y otra vez, por dejar sola a tu mujer./ Y otra vez, y otra
vez, y otra vez, a tu mujer la serruché. (Mala Fama, “Guampa Chata”, Ritmo y
Sustancia, 2000)
Aunque las “buenas mujeres”, como ideal mítico o como horizonte a ser alcanzado,
están ausentes en la cumbia villera, la de la madre permanece como la única figura
femenina valorizada positivamente: Hablá de mi que soy un vago y atorrante/ Pero
no de la vieja, que es lo más importante/ pero no de la vieja, sagrado y lo más
grande (Meta Guacha , “No me toques la vieja”, Lona Cartón y Chapa, 2000)
La novedad que la cumbia villera expone radica en los matices que, junto a ella y
sin negarla por completo, esa representación plantea. Precisamente, el papel activo
de la mujer en las relaciones sexuales. Ella ya no espera el cortejo del hombre, es
dueña de su deseo y, si cambia de compañeros sexuales, lo hace en la búsqueda de
placer:
La mujer, como sujeto activo de deseo y de la relación sexual, debe ser entendida
dentro de un contexto donde comienza a ser valorada la mujer sexualmente
experimentada: “Yo las quiero turras, vivas (…) me gustan así, aunque me tenga
que bancar las consecuencias.”
Según Francisco Romano Labate, dueño y escritor de las letras de Meta Guacha ,
La mujer ha cambiado su rol en la sociedad, antes tenía un rol inmaculado y en
realidad hacía de todo y el hombre sufría. Desde Gardel para acá los hombres
somos cornudos, bueno, ahora se la tienen que bancar. Porque ahora disfrutan del
engaño y ya nadie quiere vírgenes, ahora cuanta más experiencia sexual, mejor.
(IN: Dillon,2001: 4)
El coito
En cuanto a las diferencias eróticas entre los argentinos, probablemente son las
mismas que, la sexualidad en sí, revela entre las sociedades del Primero y del Tercer
mundo. Se observa que, en los países y sectores con mayor capacidad de acceso a
los cambios tecnológicos, la interactividad (PC, multimedia, etc.) tiende a rebajar las
diferencias entre opuestos históricos: real-virtual, actor-público, verdad-mentira.
En una sociedad en la que todo el deseo ha pasado del lado de la oferta, la imagen
de la mujer se ha convertido en la catapulta del marketing. Y la figura femenina,
elegida como la más bella no desde siempre pero sí desde hace varios siglos, es la
prueba principal del ingreso del cuerpo en la economía política. Esto ha hecho que
prevalezca en la moda una simulación durante la cual, el cuerpo de la mujer,
vestido, deba parecer más desnudo que sin ropa.
La sexualidad del Tercer Mundo, en cambio, vive un sexo pre-global. El primer dato
tiene que ver con el orgasmo femenino que, como indican las encuestas y la clínica,
se ha vuelto en gran medida dependiente de la caricia clitoridiana. En sectores con
mayor acceso a la información específica, la masturbación clitoridiana es algo que
el varón re-devela a la mujer (muchas veces ella, luego de una adquisición infantil,
ha sepultado esa etapa bajo cierta amnesia). Y lo propio de este tipo de contacto es
dejar entre paréntesis la importancia del pene ya que, para el varón, representa –de
paso– una manera de zafar ante el riesgo de la detumescencia genital.
Sobre esta diferencia, usada como arma publicitaria, se puede recordar que,
algunas manifestaciones peronistas para denotar su composición de clase baja
cantaban que “las mujeres radicales votan a su partido pero cogen con los
peronistas”.