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domingo, 29 de abril de 2018

Servicio y Santidad
Texto: Hageo 2.10-19

Tema: Servicio y vida Santa

Propósito: El creyente se conducirá en santidad primeramente, antes de servir.

Area: Serie/ Hageo- primero lo primero

Introducción
Recordemos en este día las dos causas principales del mensaje del libro de Hageo: Primero,
¿Qué aportamos a la construcción/ Hablamos del crecimiento de la casa de Dios (Capítulo 1) Y
segundo, ¿Cuáles son nuestras prioridades ante un mundo que nos incita a andar sin Dios?
(Buscamos la gloria de Dios, ante todo. Capítulo 2.1-9)

Siendo el tema principal del libro “La reconstrucción de la Casa de Dios” Necesitamos
conocer que es y que representa “La Casa de Dios y que implica esta idea para nosotros".
De antemano sabemos que las Sagradas Escrituras enseñan que la frase “Casa de Dios” es
más que un edificio material. Recordemos lo que estaba sucediendo con el pueblo de Dios en
el tiempo de Hageo:

Dios había enviado a Su pueblo a reconstruir el templo que había sido destruido 50 años an-
tes en la invasión babilónica. Todo iba sobre ruedas, el pueblo que había entendido la palabra
del profeta Hageo estaba trabajando con mucho ánimo, pero tan sólo tres meses después el
pueblo, tristemente, estaba nuevamente desanimado porque aún no estaban recibiendo las
bendiciones de Dios. Recordemos que algunos comparaban la construcción de este templo,
con el construido por Salomon. Había llegado la fiesta de los tabernáculos (lo estudiamos en el
sermón pasado) día de fiesta por el final de la cosecha. Sin embargo las cosechas eran pocas.
Por tanto, el pueblo nuevamente se desanima, ya que ellos esperaban que una vez edificados
los cimientos del templo, sus bienes materiales se incrementarían. Pero esto no fue así.

El pueblo de Dios se había convencido de reconstruir el templo, estaban cumpliendo con Él,
pero el problema era que no habían consagrado su vida a Él. ¿Qué pecados estaban
cometiendo delante de Dios?

“Acabadas estas cosas, los príncipes vinieron a mí, diciendo: El pueblo de Israel y los
sacerdotes y levitas no se han separado de los pueblos de las tierras, de los cananeos, heteos,
ferezeos, jebuseos, amonitas, moabitas, egipcios y amorreos, y hacen conforme a sus
abominaciones. 2 Porque han tomado de las hijas de ellos para sí y para sus hijos, y el linaje
santo ha sido mezclado con los pueblos de las tierras; y la mano de los príncipes y de los
gobernadores ha sido la primera en cometer este pecado.” Esdras 9.1-2

En primer lugar, estaban tomando por mujeres a las hijas de los Cananeos. Dios había
prohibido al pueblo que contrajeran matrimonio con aquellos que no tenían temor de Dios.

Guarda lo que yo te mando hoy; he aquí que yo echo de delante de tu presencia al amorreo, al
cananeo, al heteo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo. 12  Guárdate de hacer alianza con los
moradores de la tierra donde has de entrar, para que no sean tropezadero en medio de ti.
13  Derribaréis sus altares, y quebraréis sus estatuas, y cortaréis sus imágenes de Asera.
domingo, 29 de abril de 2018

14  Porque no te has de inclinar a ningún otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios
celoso es. 15    Por tanto, no harás alianza con los moradores de aquella tierra; porque
fornicarán en pos de sus dioses, y ofrecerán sacrificios a sus dioses, y te invitarán, y
comerás de sus sacrificios; 16    o tomando de sus hijas para tus hijos, y fornicando sus
hijas en pos de sus dioses, harán fornicar también a tus hijos en pos de los dioses de
ellas. Exodo 34.11-16

Segundo, violaban el día de reposo y profanaban el sacerdocio. (Nehemías 13)

Por más que estuvieran obedeciendo a Dios al reconstruir el templo, nada de eso era
agradable delante de Dios, porque el Señor esperaba que la reconstrucción del templo fuera
un símbolo de la consagración de Su pueblo a Él.

Sus pecados obstaculizar la obra

Muchos echaron a perder esta buena obra yendo a ella con corazones y manos impías, y
probablemente no sacaron ventaja de ello. El resumen de estas dos reglas de la ley es que
se aprende más fácilmente de los demás el pecado que la santidad. La impureza de sus
corazones y vidas hará inmunda a la obra de sus manos y todas sus ofrendas ante Dios. El
caso es el mismo nuestro.

Enseñanza: Lo que hacemos para Dios debe representar y ser el fruto de nuestra vida
consagrada a Dios. Lo que hagamos en la vida diaria, debe ser la muestra de nuestro amor y
compromiso con Él. Una vida que es algo en la semana y otra el fin de semana, podría minar
cualquier cosa que podamos hacer para el Señor. Pidamos a Dios en oración: Señor que cada
día me ayudes a ser el mismo por igual. Que no exista en mi una doble personalidad. Ayúdame
a reflejar el carácter de Tu Hijo Jesucristo, en público, así como en lo privado.

En su primer sermón, Hageo dirige la conciencia de los líderes a terminar con su egoísmo.
Ellos habían justificado su falta de interés por reconstruir la casa de Dios en la oposición que
habían recibido de parte de los Samaritanos (Capítulo 1). Ahora, en este tercer sermón, el
profeta quiere dirigir su conciencia a ser congruentes, su trabajo en la obra de Dios debe
coincidir con su corazón. Hoy hablaremos de la relación Servicio y Santidad.

1. Fruto de Consagración. v10-14


El profeta Hageo era consciente de una realidad contradictora en el pueblo de Dios. Tenía en
sus manos una profecía difícil de entregar. Tenía que decirle al pueblo que estaban siendo
inconsecuentes, que sus acciones externas no eran compatibles con su realidad espiritual
interior:

“…vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo…”

La frase “palabra de Dios” es muy importante en la Biblia; se encuentra unas 242 veces. La
“palabra” de Dios indica sus pensamientos y voluntad. Aquí encontramos que el llamado que
se hará continuación viene de Dios. No están involucrados los pensamientos del profeta
Hageo, ni su opinión, ni su voluntad.

“…diciendo… Así ha dicho Jehová de los ejércitos…” v10b-11a

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¡Este es la voluntad del Unico Soberano! ¡Así ordena el Todopoderoso! Notemos que Dios ve la
actitud del Pueblo y la condena con Su Palabra. Jesús dijo:

“El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado,
ella le juzgará en el día postrero.” Juan 12.48

Es la Palabra de Dios la que escudriña los corazones y los pensamientos, no solamente los
escudriña, los juzga.

Había un asunto sobre la mesa y al parecer una discusión de pasillo, entre los rincones de la
ciudad y entre la gente que trabajaba en el templo, muchas cosas se sabían de algunos y se
comentaban las prácticas de otros, pero lo que todo el mundo sabía es que el pueblo en
general no estaba consagrado al Señor.

Servían en el templo, pero no lo hacían en lo cotidiano. Y aún así se sentían privilegiados de


ser “el pueblo de Dios”. Se sentían “dignos” por haber sido el pueblo elegido, pero en
realidad las cosas en lo cotidiano no estaban bien y tristemente se respiraba hipocresía en el
ambiente.

Entonces, ¿Que hace Dios?

Dios decide llevarlos a escuchar la Ley nuevamente y la forma en que lo hace es usando su
propia práctica cultural y religiosa: Buscar la opinión de los sacerdotes.

“Pregunta ahora a los sacerdotes acerca de la ley…” v11

El veredicto de los sacerdotes sobre el asunto que plantea la pregunta de Hageo se


consideraría como autoridad. “La Ley” era el principio regulador de todos los aspectos de la
vida, particularmente el religioso.

El profeta Hageo pregunta y ésta práctica se hizo de acuerdo con la ley de Moisés. Si uno se
metía en una situación en el que no se sabía qué hacer, se debía pedir la interpretación del
sacerdote. Su opinión representaba el principio que llevaría a la solución del problema. En
definitiva: La ley era el principio regulador.

¿Qué debo hacer en esta situación? ¿Como debo actuar en tal situación? ¿Debo seguir
adelante con el proyecto? ¿Debo huir de esa situación? ¿Cuál es la voluntad de Dios en esta
situación? Son preguntas que diariamente vienen a nuestra mente. ¿Las respuestas? Están en
la Palabra de Dios, a veces de manera específica y en otras en forma de principios, algunas de
manera explícita y otras al interpretarlas. ¿Cuál es el problema? No conocemos de manera
profunda y exhaustiva nuestra Biblia, no la estudiamos, y no escudriñamos sus verdades diaria
y responsablemente.

Enseñanza: Para todo cristiano, la Palabra de Dios es la Ley que regula nuestra vida de fe y
práctica, es decir, lo que creemos y hacemos. No se puede ser creyente en Dios, sino
consideramos Su Palabra como faro que ilumina nuestro horizonte. Debemos cada día volver a
la Palabra de Dios. Para servir y vivir de acuerdo a lo que Dios quiere, debemos volver a Su
Palabra en todos los aspectos de la vida. La Biblia tiene algo que decir y ella siempre tendrá la
autoridad final en lo que creemos y en lo que hacemos.

domingo, 29 de abril de 2018

“Si alguno llevare carne santificada en la falda de su ropa, y con el vuelo de ella tocare pan, o
vianda, o vino, o aceite, o cualquier otra comida, ¿será santificada? Y respondieron los
sacerdotes y dijeron: No. 13 Y dijo Hageo: Si un inmundo a causa de cuerpo muerto tocare
alguna cosa de estas, ¿será inmunda? Y respondieron los sacerdotes, y dijeron: Inmunda
será.” v12-13

Ejemplo: Maru enferma de la garganta. Su situación era tan dolorosa e incómoda que me
preocupaba verla así. No podía pasarle mi estado saludable a ella, pero, si había un problema:
ella sí podía contagiarme a mí.

Esta es la idea que está expresada en el versículos 12. No puedo transferir salud, pero si
puedo contagiarme de una enfermedad. De la misma manera, las cosas santas no tienen el
poder de purificar las cosas inmundas, pero las cosas inmundas tienen el poder de contaminar
las cosas santas.

El pueblo de Dios se había convencido de reconstruir el templo, estaban cumpliendo con Él,
pero el problema era que se contaminaron tomando por mujeres a las hijas de los Cananeos
(Esdras 9), violando el sábado y profanando el sacerdocio (Nehemías 13). Por más que
estuvieran obedeciendo a Dios al reconstruir el templo, todo estaba siendo contaminado,
porque su vida estaba desordenada.

Enseñanza: Si vivimos una vida que no agrada a Dios durante la semana, lo que hagamos en
la iglesia el sábado y domingo no santifica lo que hayamos hecho durante los días anteriores.
Por esto, es necesario que cada día busquemos coherencia en nuestra forma de vivir la vida
cristiana.

Servicio sin santidad es mera religiosidad, por eso, es necesario buscar coherencia en nuestra
espiritualidad. La práctica de la religión tan sólo como un medio para conseguir el favor de
Dios, lo convierte en idolatría. La religiosidad genera culpa, busca sentirse bien por lo que
hace para Dios, pero sigue siendo, en las palabras de Hageo, cosas “inmundas” para el Se-
ñor, si no se condice con una ética consecuente y una espiritualidad bien centrada y saludable.

La coherencia en la espiritualidad cristiana es fundamental. Lo que hacemos para Dios debe


ser el reflejo de nuestra vida consagrada a Él. Es decir, si nuestra vida está consagrada a Dios,
entonces, lo que hagamos para Él será aceptado por Él.

Si no respondemos de acuerdo a este llamado a la coherencia, servir a Dios en la Iglesia no


tiene el poder de purificar los otros aspectos de nuestra vida, sino de tornarlos “inmundos”.

Ejemplo: La ofrenda da Caín y Abel. “Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto
de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo
más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado
a Caín y a la ofrenda suya”. Génesis 4.3-5

¿Por qué Dios aceptó la ofrenda de Abel y no la de Caín? La aceptación o rechazo no tiene
que ver con el objeto de la ofrenda, tiene que ver con el corazón del que ofrenda. Dios
aceptaría cualquier ofrenda, si era entregado con un corazón correcto.

Aquí hay una diferencia entre el corazón de Caín y el corazón de Abel, que tiene que ver con lo
que ellos son, con su carácter y su relación con Dios.

Enseñanza: Delante de Dios, eso nos pone en aprietos, y esta profecía se torna muy dura para
nosotros también. Si no vivimos consagrados a Dios, lo que hagamos en los otros aspectos de
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la vida, tiene el poder de manchar nuestro servicio a Él. Por más que estuviésemos
cumpliendo con Dios, nada de eso, sería agradable delante de Dios. Por lo tanto, si no fuera
por Su gracia y perdón, nunca sería aceptado por Él.

“Y respondió Hageo y dijo: Así es este pueblo y esta gente delante de mí, dice Jehová; y
asimismo toda obra de sus manos; y todo lo que aquí ofrecen es inmundo.” v14

El camino a la santidad, para el pueblo de Dios, no era simplemente la reconstrucción del


templo, sino el reconocimiento de Jehová como su Señor, no solamente en el culto de
adoración, sino primordialmente en una conducta ética coherente.

Santidad, en la profecía de Hageo como en todas las Escrituras, no es perfección moral. Es


separación, consagración, exclusividad. Dios nos separó para Él, nos hizo suyos y parte de Su
familia.

Cuando decimos que vivimos en santidad, no estamos diciendo que vivimos en perfección
moral, sino que separados, consagrados, concentrados exclusivamente para Dios. Eso es ser
“santo” en la vida cristiana.

Por eso, Dios exhorta a Su pueblo y les dice: “[Yo los separé para mi, los consagré como mi
pueblo...] y este pueblo es inmundo en sus acciones y en todo lo que me ofrecen en el culto”.
En otras palabras, Dios les dice que ellos estaban actuando como si nada de eso fuese una
realidad. El Señor espera que nosotros que fuimos separados por Él, capacitados por Su
Espíritu y concentra- dos en Su voluntad, respondamos de manera “consagrada” en todos los
aspectos de nuestra vida, en el área personal, familiar, laboral y/o académico.

Dios nos ando a una mayor santidad, no sólo hacer creyentes activos y dinámicos, sino
primordialmente hacer creyentes santos.

Enseñanza: Cualquier tipo de posición religiosa permite a la persona mostrarse delante de


todos en una posición de “santidad” exterior. Le permite disfrutar, de cierta manera, los
beneficios de ser considerados personas buenas y consagradas a Dios.

Pero, todo esto podría ser también una gran máscara. Es necesario que el trabajo religioso sea
el fruto mismo de una santidad verdadera para ser agradable delante de Dios. No es lo que
uno haga lo que nos santifica, sino una vida separada y consagrada exclusivamente para Dios.

Una persona puede dedicar las 24 horas de su día a hacer diversas actividades religiosas, y
ser admirado por todos, pero nada de eso será santo, bueno y agradable delante de Dios, si la
vida no la expresa en aquellas cosas que sólo se sabe en el fuero íntimo. De hecho, el carácter
cristiano se manifiesta en aquellas cosas que se hace cuando nadie nos ve.

Si yo no me consagro a Dios, es decir, si no separo mi vida para vivirla de manera exclusiva


ante Dios, mi trabajo es una pantalla que puede engañar a una congregación entera, pero no a
Dios.

2. La Gracia de Dios. v 15-19


“Ahora, pues, meditad en vuestro corazón desde este día en adelante, antes que pongan
piedra sobre piedra en el templo de Jehová.” v15

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Este versículo nos muestra como Dios pide al pueblo que mediten en su corazón cuantos
males habían llegado a su vida, fruto de su egoísmo. Desde el primer día en que habían puesto
la primera piedra de los cimientos del templo, hasta el día de este tercer sermón. Habían
pasado 18 años aproximadamente, y el pueblo no veía la bendición de Dios por ninguna parte.
Todo, producto de su descuido de la obra de de Dios.

Ejemplo: ¿Cuantos trabajan en su iglesia? el 100% de la congregación. 80% dedica su tiempo


y sus bienes a la obra, el otro 20% Dios pasa a cobrarles a su casa.

La indolencia (Pereza y Falta de voluntad para hacer las cosas) fue la causa de su desastre
económico e inmoral.

Enseñanza: Este es un mensaje muy claro para la iglesia actual. La pereza y la falta de
voluntad para hacer las cosas, serán la causa de nuestro desastre económico, e inmoral.

Podemos descuidar nuestra vida espiritual, ser perezosos de leer la biblia, preparar nuestra
clase, nuestra predicación, nuestro informe, nuestro orden de culto, las alabanzas que
tenemos que ministrar.

16  “Antes que sucediesen estas cosas, venían al montón de veinte efas, y había diez; venían al
lagar para sacar cincuenta cántaros, y había veinte.”

Notemos el mensaje de estos versículos 15-17: “Miren lo que les pasaba antes de que
comenzaran a edificar los cimientos del templo del SEÑOR. Cuando esperaban veinte medidas
de grano, cosechaban sólo diez. Cuando esperaban sacar cincuenta litros del lagar,
encontraban sólo veinte. Yo envié plaga, moho y granizo para destruir todo aquello por lo que
hicieron tanto esfuerzo para producir. Aun así, rehusaban regresar a mí, dice el SEÑOR.”

Ejemplo: En una siembra de 10 cuartillos de maíz, (cuando se tiene una buena lluvia) se
espera levantar un aproximado de 13 cargas. Pero cuando no hay lluvia, o es escasa, se
levanta muy poco, no lo que se espera que produzcan 10 cuartillos. Así era en el pueblo de
Dios.

Veamos la reacción del pueblo: “17 Os herí con viento solano, con tizoncillo y con granizo en
toda obra de vuestras manos; mas no os convertisteis a mí, dice Jehová.” Yo envié plaga,
moho y granizo para destruir todo aquello por lo que hicieron tanto esfuerzo para producir. Aun
así, rehusaban regresar a mí, dice el SEÑOR.”

¿Servimos a un Dios que se deleita en el padecimiento de su pueblo? 17  “Os herí…” ¿Por
qué Dios deja en claro que fue el quien envío la catástrofe económica al pueblo? “La aflicción
endurecerá al corazón, si no se relaciona con Dios como autor de ella.”

Ejemplo: Saul fue el primer rey de Israel. Su reinado estuvo lleno de altibajos desde el
principio. Sobre todo en sus últimos días: El texto bíblico da cuenta del distanciamiento y la
separación de Dios respecto a Saúl. También describe que Saúl, poseído por la ira ante la
admiración del pueblo y su propia familia por David, terminó por perder la razón. Desesperado,
invocó mediante la adivina de Endor al espectro de Samuel, quien profetizó la gran derrota del
ejército de Saúl y también la muerte de este. Al día siguiente, los filisteos vencieron al ejército
israelita en la batalla del monte Gilboa y Saúl, estando ya herido, y para evitar que lo
capturasen le pidió a su escudero que lo matara, pero como éste se negó, Saúl terminó por
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suicidarse. ¡Que lamentable, Saul no considero que esto provenía de Dios, como producto de
su desobediencia!

Enseñanza: Así, quizás a muchos creyentes.

18 “Meditad, pues, en vuestro corazón, desde este día en adelante, desde el día veinticuatro
del noveno mes, desde el día que se echó el cimiento del templo de Jehová; meditad, pues, en
vuestro corazón. 19 ¿No está aún la simiente en el granero? Ni la vid, ni la higuera, ni el
granado, ni el árbol de olivo ha florecido todavía; mas desde este día os bendeciré.”

Los cimientos se habían colocado unos 16 años antes. Nuestro texto sitúa la acción en el
momento presente, pero una correcta lectura del hebreo muestra la idea de que el pueblo ha
de reflexionar partiendo de aquellos ya algo lejanos días en que se habían puesto las primeras
piedras. Les quiere decir que, situándose en el pasado, observen cuántas cosas les han
ocurrido por su pecado hasta el presente. Pero de ahora en adelante las cosas van a cambiar.

Otra vez se cumple la fórmula meditad desde este día en adelante; desde el día en que
colocaron los cimientos. Se invita a que reflexionen: si deciden trabajar (otros comentaristas
creen que ya se habían decidido), Dios les va a dar prosperidad. Se les asegura bendición
cuando decidan abandonar su pereza. Han sido duramente castigados por Dios, pero su
disciplina conducirá finalmente a la bendición. Aunque esa bendición ya es presente para Dios,
las consecuencias de sus pecados pasados están dejándose sentir todavía. A lo lejos ya se
divisan las primeras gotas de lluvia. Desde ese día Dios los bendecirá. En el granero hay poco
grano, y la época (diciembre) no es la de las cosechas. A pesar de todo, Dios cumplirá lo
prometido: serán de nuevo bendecidos.

Enseñanza: La importancia de la consagración en el servicio. La promesa de bendición esta


hecha por medio de Cristo Jesús. ¡Gracia! Respondamos con gratitud al servicio de nuestro
Dios.

Para Nuestra Espiritualidad


Dios nos ando a una mayor santidad, no sólo hacer creyentes activos y dinámicos, sino
primordialmente hacer creyentes santos. Pidamos en oración a El: “Señor, quiero vivir
consagrado a ti en toda mi manera de vivir, envía tu Espíritu a guiarme en el camino de la
santidad.”

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