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Resumen texto Romero - Capítulo 2:

“La estructura manifiesta del grupo: la estructura observable de liderazgo.”

El líder es una de las diferentes posiciones que ocupan los miembros de un grupo. Los
integrantes de un grupo aceptan ser dirigidos por uno o más líderes. Desde un enfoque
funcional, el líder es la persona a la cual los miembros del grupo ven como alguien que los
ayuda a resolver dificultades. El líder “hace". El liderazgo como función, es móvil. Dicha función
emerge de la interacción del grupo (habiendo cierto acuerdo entre los miembros). Cuando
varían las necesidades y objetivos grupales, varían las características significativas requeridas
para ocupar posición de líder.
El autor diferencia liderazgo de autoridad. Dice que el primero emerge de la interacción
del grupo, que es el resultado de un “acuerdo”. En cambio, cuando este líder aparece impuesto
por un exogrupo, hablamos de autoridad, ya que es una relación entre personas que participan
mutuamente como miembros de una empresa organizada. El autor también diferencia este rol
con el de coordinador, donde éste (coordinador) también es un tipo especial de relación entre
un individuo y otros, donde hay uno que coordina y organiza las actividades de los demás. Este
coordinador puede ser o no miembro del grupo, pero debe comprometerse con el mismo
operando con una actitud democrática. El coordinador puede llegar a ser un líder.
El liderazgo como componente del sistema grupal posee, en cuanto a estructura, una
cierta persistencia. Los elementos que fundamentan la persistencia de una determinada
estructura de liderazgo han sido denominados como “fuentes de poder” y clasificados en cinco
categorías que no son mutuamente excluyentes, sino complementarias (donde predomina
generalmente una de ellas, la que tiñe de un estilo determinado el tipo de liderazgo que
ejecuta). Estos cinco principios o fuentes son:
-El poder de recompensas y castigos: utilizar la distribución de recompensas y castigos para
influir sobre sus seguidores o para continuar ocupando dicha posición (ejemplo: sistema
clasificatorio de aprobación o reprobación a que puede recurrir un maestro para “estimular” el
aprendizaje).
-El poder de coerción:​ recurrir a la obligatoriedad de la acción (liderazgo autoritario).
-El poder legítimo: no hace referencia a una legalidad jurídica sino a cierto tipo de legalidad
psicológica originada en la internalización de las figuras paterna o materna (en general todo
líder es un representante de dichas imagos).
-El poder referido:​ basado en el afecto, la amistad o el prestigio.
-El poder experto: basado en el conocimiento y la información. Es la fuente que predomina en
todo liderazgo democrático.
Para establecer una clasificación de liderazgo debemos referirnos a la interacción y
actividad del grupo. En todo grupo existen dos tipos fundamentales de actividad: el
comportamiento intelectual y las conductas afectivas. La tarea propiamente dicha implica
actividades racionales, intelectuales que requerirán la existencia de un liderazgo instrumental o
de tarea, de locomoción o de fines, que se ocupará de los problemas de logro, que tienen que
ver con los objetivos del grupo. Al mismo tiempo, como la interacción implica una actividad
emocional, existirá un liderazgo expresivo, o de persistencia del grupo, orientado hacia el
mantenimiento afectivo y que encarará los problemas de proceso. Las emociones pueden no
ser totalmente conscientes para los miembros y a veces representan problemas que requieren
un mayor gasto de energía para ser encarados, presentado un mayor desafío a los líderes o
coordinadores. Esta escena emocional es la que organiza y determina la estructura manifiesta.
Otra escena denominada por Bion como “grupo de supuestos básicos” es una estructura de
comunicación y liderazgo (de dependencia, de ataque-fuga, de esperanza mesiánica resultante
de un emparejamiento) que se organiza defensivamente respecto de un conflicto, el de revivir
la escena primaria.

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El liderazgo instrumental y el expresivo coexisten en el grupo y en la mayoría de los
casos recaen sobre dos personas distintas: el miembro que mejor sabe guiar por un lado y el
más simpático o querido, por otro.
Si analizamos las actitudes de los liderazgos de tarea, encontramos dos tipos: el
liderazgo centrado en el líder (centralizado, enérgico, con todas las comunicaciones grupales
centradas sobre sí mismo) y el liderazgo centrado en el grupo (relajado, disperso, con mucha
comunicación interna originada en el líder y en los seguidores). La efectividad de ambos tipos
de liderazgo de tarea va a variar de acuerdo a las circunstancias: el primer tipo se muestra más
efectivo ante la solución urgente de problemas o tareas y el segundo es preferible en aquellos
casos que requieren una discusión y decisión grupal.
Sobre esa misma base dos psicólogos sociales, R. Lippit y R. White, bajo la dirección
de K. Lewin analizaron los efectos que distintos estilos de liderazgo tienen sobre el
comportamiento del grupo y sus miembros. Estos tres estilos son: democrático, autoritario y
laissez faire. En el rol de liderazgo ​autoritario​, el líder es sumamente directivo, asume sobre sí
las responsabilidades de asignar tareas y de designar los subgrupos de trabajo, no explica las
razones que motivan sus decisiones y otorga recompensas y castigos en forma más o menos
arbitraria, y permanece sin comprometerse con el grupo. Por otro lado, en el rol de liderazgo
democrático​, el líder favorece las discusiones del grupo y orienta las decisiones, bosqueja los
pasos necesarios para alcanzar los objetivos y pone en discusión otros modelos posibles para
lograrlos, no asigna subgrupos, y se compromete con el grupo. Por último, en un rol
laissez-faire​, el líder no asume activamente su papel, no participa ni se compromete con el
grupo, solo está presente para que el grupo pueda recurrir a él en caso de ser necesario.
Cada uno de estos tipos de liderazgo determinan distintos tipos de comportamientos o
“atmósferas de grupo.” Por ejemplo, en un liderazgo democrático, las relaciones entre los
miembros del grupo son solidarias, de carácter más personal y amistosas; aparecen mayores
diferencias personales y los miembros se encuentran más orientados con relación a los
objetivos, necesidades e intereses; existe mayor estabilidad, satisfacción, responsabilidad,
compromiso, gratificación y calidad en la tarea. En un liderazgo laissez-faire, hay falta de
incentivo y ausencia de técnicas necesarias para arribar a decisiones y planeamiento
cooperativo; las fuerzas tendientes a la dispersión del grupo son cada vez mayores. El
liderazgo autoritario provoca dos tipos de reacciones excluyentes: una agresiva y otra apática.
La reacción agresiva implica rebeldía y una amistad mutua entre los miembros, ambas faltan en
el grupo apático. Todo liderazgo autoritario genera frustraciones entre los miembros, la cual
puede transformarse en agresión hacia el líder (rebeldía), exogrupos o personas ajenas al
endogrupo, o hacia miembros del propio grupo (“chivo emisario”). En el subtipo apático existe
menor satisfacción, responsabilidad, compromiso, gratificación y calidad de la tarea que en los
grupos democráticos.
Para describir la estructura manifiesta u observable de un grupo hay que señalar como
elemento básico a los canales de comunicación o “lazos” entre los miembros que lo componen.
Estos canales configuran redes. Estrictamente hablando, una red ​se define como un sistema de
enlaces entre los miembros que utilizan todos los canales de comunicación disponibles. Una
estructura ​es una red en la que, de hecho y por diversas razones, algunos canales no son
utilizados. Existe un estrecho vínculo entre la estructura de comunicación y la de liderazgo y
este influye en la posición que ocupará dentro del grupo:

1. Posición Central en la estructura de Comunicación, si ejerce un rol de liderazgo


instrumental que requiere capacidad de procesar información, recibiendola, reteniendola
o transmitiendola.
2. Posición Central en la estructura de Sentimientos, si ejerce un rol de liderazgo expresivo
y procesa mensajes de primacía emocional.
3. Posición Central en la estructura de Poder, si ejerce un estatus o función de autoridad.

Coincidentemente con eso, una posición mayor o menor centralizada con la estructura
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de liderazgo, corresponderá con una posición diferenciada de mayor o menor centralismo en la
estructura de comunicación. Las personas o subgrupos centrales serán los mejor informados y
más influyentes; estos estarán, en mejor posición para la corrección de errores originados en
perturbaciones diversas y serán los miembros más indispensables del grupo.
Desde un rol de liderazgo democrático, el coordinador puede favorecer las discusiones
del grupo y orienta las decisiones bosquejando los pasos necesarios para alcanzar los
objetivos; ésta es una manera de afirmar que una de sus funciones es extender al máximo
posible las canales de comunicación entre los miembros tratando de establecer una red
totalmente conectada (red circular y radial).
En una estructura de comunicación, el diámetro o “distancia más corta” (menor número
de canales) entre los miembros más lejanos que participan de una misma red se puede deducir
lo siguiente:
1. Cuanto menor sea la suma de todos los canales de comunicación existentes en la
estructura grupal, mayor será el número de integrantes que estará mejor informado
después de una transmisión.
2. Cuanto menor sean los diámetros, más pronto estarán todos los miembros plenamente
informados.
Estos enunciados hacen referencia a la necesidad de reducir al mínimo posible la
existencia de enlaces o canales superfluos e innecesarios, fenómeno que puede controlarse a
través de grupos de discusión coordinados con una actitud democrática.
Si queremos transmitir información de una subred a otra, subgrupo a otro y que vincula a
ambas partes, necesitamos una posición que se describe como “célula abierta”. Después que
la información penetra a través de la “células abiertas”, el grupo pone en juego sus recursos
para manejar esa información de la mejor manera posible.
Es muy conveniente el trabajo con pequeños grupos para evitar las limitaciones en la
comunicación porque un grupo pequeño contribuye con una discusión más dinámica, ofrece
mayor oportunidad de participación y compromiso con la acción común.

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