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Mateo de Toro Zambrano

Nació en Santiago el 20 de septiembre de 1727. Sus padres, Carlos Toro y


Zambrano Escobar y de Gerónima Ureta y Prado, murieron cuando él era
muy joven.
Contrajo matrimonio en 1751 con María Nicolasa Valdés y Carrera, y dejó
de 8 hijos: José María, José Gregorio, Eusebio Joaquín, Domingo José,
Josefa, María Mercedes, Mariana y María Inés.
Desde temprana edad desarrolló una exitosa carrera en el ejército, la
administración y los negocios, llegando a ostentar una de las fortunas más
importantes del Chile a mediados del siglo XVIII. A la edad de 22 años fue
nombrado capitán del Regimiento Real de Caballería. En 1750, al ser
designado paralelamente gobernador de Chiloé y de La Serena, optó por
este último puesto. En 1761 fue electo alcalde ordinario de Santiago y en
1763 asumió como corregidor. El año 1772 se desempeñó como
superintendente de la Casa de Moneda. Entre 1776 y 1778 participó en las
expediciones a La Araucanía, alcanzando los grados de coronel en 1778 y
general en 1799. El rey de España, como reconocimiento a sus méritos, le
otorgó los títulos de Vizconde de la Descubierta (1769) y Conde de la
Conquista (1771).

En 1808 asumió como Gobernador de Chile Francisco Antonio García


Carrasco quien rápidamente se ganó la hostilidad de los criollos. Fue
acusado de haber mandado a apresar al buque inglés Scorpion y de
asesinar a su capitán para quedarse con el botín. Se le responsabilizó del
arresto de José Antonio de Rojas, Juan Antonio Ovalle y Bernardo de Vera
y Pintado, acusados de conspiración y posteriormente enviados al Perú.
Los organismos más significativos de la administración y la sociedad
colonial protestaron por la medida, solicitando que los tres criollos fueran
juzgados en Chile. García Carrasco cedió, pero cuando se conoció en el país
la noticia de la instalación de la junta de gobierno de Buenos Aires, el
Gobernador ordenó que los presos fueran embarcados a Lima. Esta
situación determinó la materialización de su renuncia el 16 de julio de
1810. En su reemplazo asumió, en forma interina, Mateo de Toro y
Zambrano.
En ese momento, el conde de la conquista contaba con 83 años de edad.
Débil de carácter, inexperto en asuntos públicos y aquejado de una
arteriosclerosis que lo hacía olvidar acuerdos -muy distinto de quien, en
sus mejores años, se había distinguido por su buen juicio, temple y
resolución-, era el hombre que los diferentes grupos que componían la
aristocracia colonial, criollos y realistas, esperaban manejar a su antojo.
Los primeros deseaban la rápida instalación de una junta. Entre ellos, unos
sostenían la idea de una independencia definitiva, al estar España en
manos de Napoleón, y otros abogaban por la instalación de un régimen
republicano. Los realistas esperaban pacientemente la designación de un
nuevo Gobernador titular. Toro y Zambrano trató de satisfacer a unos y
otros. Finalmente, entre el asesor Gregorio Argomedo, el alcalde Agustín
de Eyzaguirre, el procurador José Miguel Infante, y los regidores Fernando
Errázuriz y Francisco Antonio Pérez lograron convencerlo de que cite a un
cabildo abierto para que el pueblo se pronunciara sobre la mejor manera
de preservar los derechos del soberano, Fernando VII.
La iniciativa contó con detractores, incluso en el propio hogar del
Gobernador. Su mujer, española de nacimiento, y su hijo mayor, son
fervientes realistas. Pero por otra parte sus otros hijos apoyaron la causa
patriótica. Esta situación grafica perfectamente las pugnas existentes al
interior de las principales familias santiaguinas. La Primera Junta nacional
de Gobierno se formó el 18 de septiembre y fue presidida por Toro y
Zambrano. Sin embargo, fue el abogado de Concepción, Juan Martínez de
Rozas, tercer vocal, quien toma las principales decisiones. Mateo de Toro y
Zambrano, murió el 26 de febrero de 1811.
María Nicolasa Valdés y Carrera

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