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Alejandro Spangenberg
Terapia Gestalt: un camino de vuelta a casa
Cap. IV, pp. 121-134
◦ Todos los fenómenos que ocurren dentro de un campo están determinados por
todo el campo.
• Tomaré algunos aspectos generales de esta teoría para aplicarla a la relación terapéutica
en cuanto a la transferencia.
◦ Cada persona organiza los datos del campo de una manera particular y
significativa, donde el otro y la relación toman formas fijas.
◦ La neurosis es una organización del campo fija y repetitiva, cuando el individuo
ordena los datos presentes con significados experienciales del pasado.
[…]
• Modificar el mapa que utilizamos para orientarnos en el mundo es la tarea más compleja
a realizar en terapia.
• Trabajar con la transferencia es reconocer el poder del campo activado por las situaciones
generadas en el devenir del proceso terapéutico, en parte producto de las formas de
organización fija que el paciente ha desarrollado a lo largo de su vida y utilizar a estas
últimas -mediante el contacto, el awareness, la relación, etc.- para modificar el mapa que
el paciente construye para orientarse.
Transferencia arquetípica
Carl G. Jung es el primero en mencionar este tipo de transferencia.
Antes es necesario una distinción entre Ego y Self. El Ego es el centro de la personalidad
consciente y el Self es el centro organísmico de la personalidad total.
En el proceso de crecimiento y adaptación a las demandas externas, el Ego deja partes de sí
mismo fuera del alcance del darse cuenta. Cuando utiliza el mecanismo de la proyección se
pueden devolver esas partes e integrarlas. Entonces la distorsión en el contacto desaparece. Pero
cuando la parte proyectada viene del Self entonces es un arquetipo, un basamento anterior al
Ego. El origen de esta proyección es transpersonal.
Un arquetipo como tal no puede ser asimilado por el Ego, sólo experimentado; se puede
establecer una relación intrapsíquica que lleva a la ampliación de la consciencia, pero no puede
haber una asimilación o integración.
La proyección arquetípica sobre el terapeuta no resulta en una perturbación de la percepción del
paciente, éste puede diferenciar la figura del terapeuta como ser humano y los intensos
sentimientos de gratitud, afecto y admiración.
Pareciera que la situación terapéutica hubiera despertado un arquetipo de la primera infancia, la
del protector. Esta transferencia actúa a favor de la terapia y su presencia lejos de ser un
problema se constituye en apoyo terapéutico.
Contratransferencia. Transparencia, honestidad, humildad e impecabilidad