Sunteți pe pagina 1din 6

5.

Patrimonio de la fundación
El patrimonio de la Fundación está formado por todos los bienes, derechos y
obligaciones susceptibles de valoración económica que integren la dotación, así
como por aquellos que adquiera la fundación con posterioridad a su constitución,
se afecten o no a la dotación.
Su administración y disposición corresponde al Patronato.
La Fundación deberá figurar como titular de todos los bienes y derechos
integrantes de su patrimonio. Para ello, los órganos de gobierno promoverán,
bajo su responsabilidad, su inscripción a nombre de la Fundación en los
Registros públicos correspondientes.
Para la disposición del patrimonio fundacional hay que tener presente que:
Requieren la autorización previa del Protectorado los actos de enajenación,
onerosa o gratuita, y de gravamen de los bienes y derechos que formen parte de
la dotación y de los directamente vinculados al cumplimiento de los fines
fundacionales.
El resto de actos sobre bienes o derechos que no formen parte de la dotación o
que no se encuentren directamente vinculados al cumplimiento de los fines
fundacionales (en los términos que recoge el artículo 17.2 del Reglamento de
fundaciones de competencia estatal) deben ser comunicados al Protectorado en
el plazo máximo de 30 días hábiles posteriores a su realización.
La aceptación de herencias por las fundaciones se entenderá hecha siempre a
beneficio de inventario.
La aceptación de legados con cargas o donaciones onerosas o remuneratorias
y la repudiación de herencias, donaciones o legados sin cargas serán
comunicadas por el Patronato al Protectorado en el plazo máximo de los diez
días hábiles siguientes.
Las fundaciones podrán realizar actividades mercantiles mediante la
participación en sociedades mercantiles en las que no responda personalmente
de las deudas sociales. Si se trata de adquisiciones mayoritarias, ya sea
originaria, ya sea derivativa, deberá comunicarse al Protectorado en el plazo de
30 días y remitirse una copia del título que justifique la adquisición. Igualmente
deberán comunicarse las adquisiciones de participaciones minoritarias que,
acumuladas a adquisiciones anteriores, den lugar a la participación mayoritaria
de la fundación en la sociedad mercantil.
6. la extinción de la fundación

El proceso de extinción consta de una doble fase: en primer lugar, se extinguí y,


una vez ha tenido lugar la extinción, se abrirá la fase de liquidación.

6.1. la extinción de la fundación

Artículo 31. Causas de extinción. La fundación se extinguirá: a) Cuando expire


el plazo por el que fue constituida; b) Cuando se hubiese realizado íntegramente
el fin fundacional; c) Cuando sea imposible la realización del fin fundacional, sin
perjuicio de los dispuesto en los artículos 29 y 30 de la presente Ley. d) Cuando
así resulte de la fusión a que se refiere el artículo anterior. e) Cuando concurra
cualquier otra causa prevista en el acto constitutivo o en los Estatutos. f) Cuando
concurra cualquier otra causa establecida en las leyes.
Hay pues don clases de extinción: por un lado, las que responden a la voluntad
del fundador, que debería ser lo habitual, apartados a) y e) y por otro, las causas
legales, previstas en los apartados b), c) d) y f).
6.2 Causas VOLUNTARIAS
A) Expiración del plazo por el que fue constituida: Casos de fundaciones
temporales, donde se prevea un plazo de duración de la misma, bien en el acto
de fundación, o en la escritura de constitución, o también en los estatutos, será
automático.
B) Causas de extinción previstas en el acto constitutivo o en los Estatutos: La
Fundación se rige por la voluntad del fundador, por sus estatutos, y en todo caso
por la Ley. Y si lo previsto no va contra la ley el órgano liquidador deberá seguir
sus indicaciones y el protectorado respetarlo. Hay fundaciones del siglo XIX que
por ejemplo dejaron indicado que sus bienes revertieran a la familia. Salvo el
caso del derecho foral navarro, actualmente no se podría cumplir ese deseo.
6.3 Causas LEGALES
A) Realización íntegra del fin fundacional: La realización del fin fundacional
constituye causa de extinción de la fundación pues deja sin sentido a la misma,
pero de todos modos es difícil que se dé, pues los fines suelen ser generales
pero reales y sin límite. Y por otro lado si llegara el caso una simple modificación
de los estatutos podrían hacerla continuar.
B) Imposibilidad de realización del fin fundacional: Constituye otra de las causas
de extinción legal y la más habitual. Y muchas veces la falta de recursos es su
causa, aunque no la única. Si el fundador ha previsto expresamente la extinción
de la fundación en el supuesto de imposibilidad de realizar el fin fundacional,
habrá que cumplir la voluntad del mismo. El problema se presenta cuando no se
ha previsto nada al respecto. Y entonces habrá que ver la posible fusión, con su
extinción, por tanto, o la modificación de estatutos.
C) Extinción por causas establecidas en las leyes: ¿Esta causa no tiene mucho
sentido, habiendo ley específica para que acudir a otra ley? Habrá que estar por
tanto al caso de resolución judicial motivada o normativas autonómicas.
Art. 32. Formas de extinción.
1. En el supuesto del párrafo a) del artículo anterior la fundación se extinguirá de
pleno derecho.
2. En los supuestos contemplados en los párrafos b), c) y e) del artículo anterior,
la extinción de la fundación requerirá acuerdo del Patronato ratificado por el
Protectorado. Si no hubiese acuerdo del Patronato, o éste no fuese ratificado por
el Protectorado, la extinción de la fundación requerirá resolución judicial
motivada, que podrá ser instada por el Protectorado o por el Patronato, según
los casos.
3. En el supuesto del párrafo f) del artículo anterior se requerirá resolución judicial
motivada.
4. El acuerdo de extinción o, en su caso, la resolución judicial, se inscribirán en
el correspondiente Registro de Fundaciones.
La extinción de la Fundación tan sólo se declarará mediante resolución judicial
cuando no exista acuerdo entre Patronato y Protectorado, y también cuando la
extinción se produzca, como hemos visto, por causas previstas en otras leyes.
Son tres los modos de producirse la extinción: extinción automática (art. 32.1),
extinción por acuerdo del Patronato ratificado por el Protectorado (art. 32.2), y
extinción por resolución judicial motivada (art. 32.3)
1) En el supuesto de expiración del plazo por el que fue constituida la
Fundación, se produce la extinción automática, de pleno derecho de la misma,
sin necesidad de acuerdo del Patronato ni resolución judicial. El transcurso del
plazo determina sin más la apertura del procedimiento de liquidación. Ni siquiera
habrá de solicitarse la inscripción en el Registro de Fundaciones, pues ésta será
efectuada de oficio por el encargado del citado Registro, ya que la Ley sólo exige
en el apartado cuarto del art. 32 la inscripción del acuerdo de extinción o de la
resolución judicial, además de que el plazo de duración consta en la escritura de
constitución ya inscrita.
2) En los supuestos de realización íntegra del fin fundacional, imposibilidad
de realización del mismo, o cuando concurra alguna causa prevista en el acto
constitutivo o en los estatutos, diferente a la expiración del plazo por el que fue
constituida la Fundación, la extinción no opera automáticamente, sino que
requiere acuerdo del Patronato ratificado por el Protectorado. La ratificación del
Protectorado constituye una auténtica aprobación de la extinción, de tal suerte
que sin dicha ratificación administrativa la extinción de la Fundación no sería
efectiva. Por esa razón, en su ausencia, se requiere resolución judicial motivada.
En relación con el Registro de Fundaciones, el precepto subraya que tanto el
acuerdo de extinción como en su caso la resolución judicial deberán inscribirse
en el Registro de Fundaciones.

6.4. Artículo 33. Liquidación de la fundación.


1. La extinción de la fundación, salvo en el supuesto previsto en el artículo 31.d),
determinará la apertura del procedimiento de liquidación, que se realizará por el
Patronato de la fundación bajo el control del Protectorado.

2. Los bienes y derechos resultantes de la liquidación se destinarán a las


fundaciones o a las entidades no lucrativas privadas que persigan fines de
interés general y que tengan afectados sus bienes, incluso para el supuesto de
su disolución, a la consecución de aquéllos, y que hayan sido designados en el
negocio fundacional, o en los Estatutos de la fundación extinguida. En su defecto,
este destino podrá ser decidido, en favor de las mismas fundaciones y entidades
mencionadas, por el Patronato, cuando tenga reconocida esta facultad por el
fundador, y, a falta de esa facultad, corresponderá al Protectorado cumplir ese
cometido.

3. No obstante lo dispuesto en el apartado anterior, las fundaciones podrán


prever en sus Estatutos o cláusulas fundacionales que los bienes y derechos
resultantes de la liquidación sean destinados a entidades públicas, de naturaleza
no fundacional, que persigan fines de interés general.
4. Reglamentariamente se establecerán los criterios reguladores del
procedimiento de liquidación a que se hace referencia en los apartados
anteriores.

6.5. Apertura y objeto del procedimiento de liquidación


Una vez extinguida la fundación se producirá la apertura del procedimiento
liquidatorio, para liquidar las relaciones jurídicas que la fundación tuviera
pendientes, constituyendo ésta la única finalidad de la fundación en el período
de liquidación, durante el cual conservará su personalidad jurídica. Este proceso
lógicamente no se dará en el caso de la fusión.

La liquidación es un proceso, un conjunto de operaciones dirigidas a liquidar


tanto el activo como el pasivo de la fundación. Pero a diferencia de las
sociedades para destinar el sobrante al cumplimiento de finalidades análogas,
motivo por el cual se convertirán en dinero los bienes fundacionales únicamente
en la medida requerida por las deudas de la fundación.
El Reglamento de fundaciones de competencia estatal establece en su art. 39,3
bajo la rúbrica «Procedimiento y criterios de liquidación» que «el procedimiento
de liquidación se inicia con la aprobación por el patronato del balance de apertura
de la liquidación», añadiendo a continuación que «resultan aplicables al proceso
de liquidación los requisitos establecidos con carácter general para los actos
dispositivos de los bienes y derechos de la fundación», entendiendo por tales,
creemos, tanto las normas contenidas en los arts. 19 a 22 de la Ley de
Fundaciones estatal, como los arts. 17 a 22 del Reglamento de 2005, que inciden
en la especial actividad que el protectorado ha de desplegar y que se concreta
en la función establecida en el art. 47, letra e) del Reglamento de fundaciones
estatal, al reconocer que el Protectorado tiene como función «tener conocimiento
y supervisar, en su caso, las operaciones de liquidación de la fundación, así
como acordar el destino que haya de darse a los bienes de ésta, de acuerdo con
lo previsto en el art. 33 de la Ley 50/2002, de 26 de diciembre, de Fundaciones».
El Protectorado deberá, además, conforme a lo establecido en el art. 39, 5º del
Reglamento de fundaciones estatal, «impugnar ante la autoridad judicial los
actos de liquidación que resulten contrarios al ordenamiento jurídico o a los
estatutos de la fundación», resaltando de este modo la función de control que
sobre los patronos, convertidos en liquidadores, ha de desarrollar, garantizando
la correcta liquidación de los bienes y derechos de que fuera titular la fundación,
el cumplimiento de sus fines y la elección de un destino adecuado y conforme a
los estatutos fundacionales y la legislación sobre fundaciones (cfr. art. 33 Ley de
fundaciones estatal) de los bienes de la fundación.
6.7. Obligaciones de los Liquidadores
Obligación de información periódica sobre el desarrollo del proceso de
liquidación. Podemos establecer un paralelismo entre esta obligación de
información y las obligaciones de publicidad impuestas a los liquidadores en las
sociedades mercantiles. Por un lado, obligaciones contables presentando una
cuenta final indicativa de los resultados de la liquidación realizada sobre el
patrimonio fundacional.
Obligaciones de comunicación y solicitudes de autorización previa contenidas en
la Ley. Los liquidadores habrán de encargarse también en algunos casos, en
ejecución de las operaciones liquidatarias, de la enajenación de bienes
integrantes de la dotación fundacional, directamente vinculados al cumplimiento
de los fines fundacionales.
El problema fundamental que plantea la liquidación de la fundación es el del
destino que deba darse a los bienes y derechos integrantes de su patrimonio,
afectos desde el momento de la constitución de la fundación a la realización de
fines de interés general. En el supuesto de que ni en el negocio fundacional ni
en los estatutos se haya previsto nada acerca del destino final de los bienes de
la fundación extinguida, será el patronato el encargado de realizar tal
determinación, siempre y

S-ar putea să vă placă și