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"Año del Diálogo y Reconciliación Nacional"

FACULTAD DE HUMANIDADES

ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA

PRODUCTO ACADEMICO 03

“PSICOANÁLISIS Y LA PSICOTERAPIA PSICOANALÍTICA”

Autor : Alexander Javier, Alvarado Huañac

Profesor : Dr. Benito, Rosas García

Huancayo – Perú

(2018)
INDICE
INTRODUCCION

La psicoterapia psicoanalítica busca modificar el comportamiento y, lo que es

más importante, la estructura de personalidad del paciente mediante la

utilización de la relación analista-analizando, a través del lenguaje verbal, y en

un contexto específico en el cual se ubica esta relación.

Es con Freud, y con la evolución del proceso psicoanalítico que la psicoterapia

se sistematiza, se desarrolla como una disciplina científica. La terapia

psicoanalítica es una terapia causal; trata de contrarrestar las causas de la

neurosis. Su objetivo es resolver los conflictos neuróticos del paciente, incluso

las neurosis infantiles que sirven de núcleo a la neurosis del adulto. Resolver los

conflictos neuróticos significa reunir con el Yo consciente aquellas porciones del

Ello, el Superyó y el Yo inconsciente excluidas de los procesos de maduración

del resto sano de la personalidad total.


MARCO TEORICO

EL ENCUADRE

El encuadre o “setting” se refiere al conjunto de normas y habitualidades que

configuran la relación analista-paciente, en el contexto de la terapia: además, y

esencialmente, se relaciona con la actitud psicoanalítica, consistemente

receptiva, favorecedora de la comprensión, desprovisto en lo posible de juicios

peyorativos de valor.

El encuadre permite obtener que la situación analítica tenga características casi

experimentales para el estudio de cómo piensa y siente el ser humano. En las

sesiones analíticas se busca:

1. Colocar al analizando en condiciones operativas constantes.

2. Favorecer el relajamiento de las actitudes de control.

3. Asegurar el mantenimiento de las capacidades de observación del Yo.

4. Evitar que el analizando encuentre en el tratamiento satisfacciones sustitutivas

de las que consigue en el uso de los mecanismos de defensa.

ALIANZA TERAPÉUTICA

La alianza de trabajo es la relación racional y relativamente no neurótica entre

paciente y analista que hace posible la cooperación decidida del paciente en la

situación analítica.
Las manifestaciones clínicas de esta alianza de trabajo son la disposición del

paciente a realizar los diversos procedimientos del análisis y su capacidad de

trabajar analíticamente con los insights dolorosos y regresivos que provoca. La

alianza se forma entre el Yo razonable del paciente y el Yo analítico del analista.

El hecho significante que ocurre es una identificación parcial y temporal del

paciente con la actitud y el modo de trabajar del analista que el paciente percibe

exactamente en las sesiones analíticas regulares.

El paciente, el analista y el encuadre analítico contribuyen a la formación de esta

alianza de trabajo. La conciencia del padecimiento neurótico y de la posibilidad

de que el analista le ayude mueve al paciente a buscar la situación analítica y a

trabajar en ella. El analista lleva a la alianza de trabajo su constante interés en

el entendimiento y el insight, y sus actitudes cordiales, empáticas, sinceras y no

juzgadoras. El encuadre analítico facilita la formación de la alianza de trabajo

con la frecuencia de las visitas, la larga duración del tratamiento, el empleo del

diván, el silencio, etc.

Para analizar con éxito la neurosis de transferencia es necesario que el paciente

haya formado con el analista una firme alianza de trabajo. La capacidad que

tenga el paciente de oscilar entre la alianza de trabajo y las reacciones

transferenciales neuróticas es la condición imprescindible para la labor analítica.

La alianza de trabajo proporciona la motivación cotidiana, así como la capacidad

de realizar la labor analítica. El material esencial reprimido e inaccesible lo

proporcionan las reacciones de transferencia neurótica, y principalmente la

neurosis de transferencia.
VINCULO TERAPEUTICO

En el contexto de la terapia se destacan mucho la importancia del vínculo

terapéutico entre terapeuta y paciente para lograr un cambio, vínculo que debe

estar impregnado de actitudes de empatía, ausencia de crítica, aprecio,

autenticidad.

La relación terapéutica es un factor “contribuyente” para el cambio, y más

concretamente los aspectos de rapport, acogimiento, apoyo y empatía. Destacan

la posibilidad de la existencia de un ambiente interpersonal facilitador como base

para poder trabajar los componentes activos de la terapia.

TRANSFERENCIA

La transferencia es sentir impulsos, actitudes, fantasías y defensas respecto de

una persona en la actualidad que no son apropiados para tal persona y son una

repetición, un desplazamiento de reacciones nacidas en relación con personas

que tuvieron importancia en la primera infancia. La susceptibilidad de un paciente

a reacciones transferenciales se debe al estado de insatisfacción de sus instintos

y la consiguiente necesidad de oportunidades de descarga. El paciente propende

a repetir en lugar de recordar. Pero repitiendo, reviviendo el pasado, el paciente

facilita que el pasado entre en la situación del tratamiento. Las repeticiones

transferenciales introducen en el análisis un material que sin eso sería

inaccesible.

La transferencia no permite viajar al pasado; da lugar, sin embargo, a que este

pasado pueda traerse al presente, ser sentido, estudiado, reflexionado y, por lo

tanto, metabolizado.
Los cambios registrados mediante la auscultación cuidadosa de la transferencia

contratransferencia implican, necesariamente, modificaciones del paciente en su

vida común y corriente.

LA CONTRATRANSFERENCIA

Se ha dicho que el analista es neutral, pero esto no significa que no esté

presente; los mensajes verbales y preverbales hacen surgir en el analista

fantasías, sensaciones, pensamientos y emociones conscientes e inconscientes.

A este resonar del analista se le conoce con el nombre de contratransferencia.

La contrata existe siempre: en el terapeuta surgen también impulsos y

sentimientos hacia los consultantes, que se entrometen inevitablemente en su

función de comprender e interpretar. A la transferencia del paciente, responde la

contratransferencia del terapeuta, con sentimientos, con angustias, con defensas

y con deseos. Es a través de ésta como percibimos y podemos comprender

algunos sentimientos que el paciente experimenta a su vez hacia el terapeuta.

El terapeuta, al poder aclarar a sí mismo el conjunto de sus reacciones

inconscientes hacia el paciente y los elementos transferenciales del paciente es

de vital importancia para su tratamiento. El hecho de no comprender el sentido

de la contratransferencia, puede producir contraactuaciones y provocar un efecto

perturbador en la terapia que dificulta la dinámica del proceso.

La contratransferencia es también dinámica como la transferencia. Es decir, el

terapeuta revive con el paciente sentimientos, recuerdos, reviviscencias,

impulsos, que inicialmente estuvieron en relación con otro u otros seres. De

manera que esto le quita la libertad en la medida en que no conozca esos

vínculos y acepta sus repercusiones y sus consecuencias. Muchas veces una


persona nos produce una sensación de incomodidad o de simpatía en forma

desigual y aparentemente inexplicable.

Las primeras entrevistas deben servir entonces no sólo para la exploración del

consultante sino del terapeuta frente a él. Como no existe la neutralidad absoluta

debemos saber por qué es así y cómo podemos utilizar en provecho de la

comprensión y la libertad una preferencia o un sentimiento contrario.

Los errores debidos a la contratransferencia se presentan cuando el analista

reacciona inconscientemente a su paciente como si éste fuera una persona

importante en la historia temprana del analista y no se da cuenta durante tiempos

largos. La prolongada interferencia contratransferencial induce necesariamente

errores de técnica del terapeuta y puede provocar reacciones de transferencia

intratables en el paciente.

Hoy en día se concibe la contratransferencia como la guía principal para llegar a

la problemática del paciente, siempre y cuando el analista la siente plenamente

y la elabore por su función analítica.


CONCLUSIONES

En principio, las personas que son más susceptibles de beneficiarse de un

proceso analítico son aquellas que entienden que sus angustias, inhibiciones o

conflictos presentes en su vida personal y profesional tienen una causa interior.

Estas dificultades conllevan un sufrimiento que les impide tener una vida

relacional y profesional satisfactoria y a la altura de sus deseos. Los motivos de

consulta psicoanalítica pueden deberse a síntomas precisos e identificables,

pero también a un sentimiento de fracaso, una experiencia de poner en cuestión

general la dirección de su vida o a una prueba a superar.

El interés por su propia vida psíquica y el deseo de conocerse mejor son factores

importantes a la hora de considerar entrar en un proceso psicoanalítico. En

ocasiones, la terapia psicoanalítica también es indicada cuando otras terapias

menos intensivas han fallado en lograr los resultados deseados.


BIBLIOGRAFIA

• Manuel, M. S. (2001). Manual de terapias Psicoanaliticas en niños y adolescentes.


Mexico: Grupo Editorial Planeta de Mexico.

• Sancho, J. C. (1990). Teoría y técnica de la psicoterapia psicoanalítica. Madrid: Ciudad


Nueva.

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