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Departamento de Lenguaje y Comunicación

Nivel: 8º Básico Profesores: Loreto Órdenes


José Valencia

GUÍA UNIDAD 1
LITERATRA ANTIGUA Y LA EPOPEYA

Nombre: _____________________________________Curso:_____Fecha:____

Lee con atención el siguiente texto:

Ulises y sus hombres se encontraban navegando en alta mar cuando, en cierta


ocasión, se desencadenó una terrible tormenta. Negras nubes y densa niebla oscurecieron la
tierra y el mar, mientras la negra noche empezaba a cubrir y ocultar con su tétrico manto
las encrespadas olas coronadas de blanca espuma.
El viento, con sus furiosos ataques, había desganado las velas, las naves iban a la
deriva en medio de un furioso oleaje. Para no zozobrar y morir, los hombres sujetaron los
remos y remaron con todas sus fuerzas para poder dirigir las naves hacia tierra firme.
Durante dos espantosas noches y dos interminables días, el Dios de los mares había
querido demostrar toda su furia; luego se tranquilizó y la tormenta, por fin, empezó a
amainar y se calmó. Sólo entonces decidieron Ulises y sus hombres hacerse de nuevo a la
mar; un viento propicio los empujó hacia el Sur.
Pero mientras navegaban a toda vela bordeando el Cabo Maleia, una nueva tempestad
y el viento del Norte los empujaron de nuevo a alta mar. Unas infernales tormentas los
estuvieron zarandeando durante nueve largos días seguidos, hasta que al décimo
descubrieron, por fin, la costa de los lotófagos, los comedores de frutos de loto. Los hombres
de Ulises desembarcaron, extrajeron agua fresca de los pozos y prepararon la comida. Pero
Ulises estaba intrigado, la curiosidad no le dejaba reposar, deseaba averiguar qué clase de
hombres habitaban aquella tierra. Por este motivo envió algunos de sus hombres a que
explorasen el terreno.
Los exploradores se pusieron inmediatamente en camino y llegaron hasta donde
habitaban los lotófagos. Éstos, muy hospitalarios, invitaron inmediatamente a aquellos
extranjeros y los alimentaron. Los invitaron a probar los frutos de loto, dulces como la miel
y tentadores. Tan pronto como los emisarios de Ulises hubieron probado los embriagadores
frutos d e loto, dejaron de pensar en su misión y en el regreso a la patria. Sólo deseaban
permanecer para siempre en compañía de los lotófagos, renunciando a su patria. El olvido
se había apoderado de ellos.
Al comprobar Ulises que sus emisarios no regresaban, la intranquilidad hizo mella
en él. Quiso ir personalmente a buscar a sus amigos y los encontró felices y despreocupados
entre los lotófagos. Pero el héroe arrastró por la fuerza a sus compañeros; nada se lo impidió,
ni su obstinada negativa ni sus lágrimas. Los ató al
banco de remeros de las naves para que no pudiesen
huir y regresar con los lotófagos; tan grande era el
seductor poder de éstos.
Ulises ordenó luego que todos embarcasen
rápidamente para no verse también él seducido por
los tentadores halagos de los comedores de frutos
de loto, olvidando entonces su verdadero objetivo:
el regreso a su patria. Una profunda tristeza
embargaba a todos, pero empujaron las naves al
agua y remaron con fuerza hasta alcanzar mar
abierta, muy, muy lejos ya del tentador País del
Olvido.

Relatos de la Antigüedad - Lo Sé Todo Tomo III - Figuras y Leyendas Mitológicas

1
Responde las siguientes preguntas en tu cuaderno:

ANÁLISIS DE LA ODISEA (FRAGMENTO)

1. ¿Cuántos días duró el viaje antes de


llegar a la tierra de los lotófagos?
2. ¿Por qué Ulises quería saber cómo eran
los lotófagos?
3. ¿Qué ocurrió con los emisarios de
Ulises una vez que llegaron a la tierra
de los lotófagos?
4. ¿Qué decide hacer Ulises para
recuperar a su tripulación?
5. ¿Hacia dónde viajaba Ulises con su
tripulación?
6. Reemplaza cada una de las palabras subrayadas por un sinónimo.
7. Busca el significado de la palabra mella.

Literatura Antigua

 La epopeya:
En este tipo de obra predomina lo externo y lo maravilloso, es decir, la intervención de
los dioses y seres sobrenaturales en las acciones narradas. Ésta es una característica
importante de la epopeya. En cuanto al narrador, a veces anónimo, otras conocido, siempre
adopta un tono elevado, pausado, solemne, pues la narración así lo requiere; el rapsoda se
pone bajo la protección de las Musas, a quienes pide ins piración.
En la epopeya clásica, el narrador sitúa la acción en un tiempo remoto. Se trata de un
pasado maravilloso en el que se mueven dioses, grandes héroes y se narran hechos
fabulosos.
Las epopeyas tienen una bien determinada estructura: invocación a las Musas,
exposición, desarrollo, episodios y desenlace. Están divididas en cantos, tal como una
novela en capítulos.
Todas estas célebres obras sobre dioses, héroes y hechos extraordinarios resumen la
admiración, la fantasía, la concepción del mundo de toda una raza; tienen pues, carácter
racial, universal.

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- La epopeya clásica

La Iliada

Esta epopeya trata sobre Ilión (de ahí el nombre) o Troya, ciudad
situada en el Asia Menor, actualmente Turquía, cerca de la costa
del mar Egeo. Más precisamente, trata de la guerra de Troya
sostenida entre griegos y troyanos, la que fue causada por el
rapto de Helena, esposa de Menelao, rey de Esparta, efectuado
por Paris, hijo de Príamo, rey de Troya. El asunto de esta
epopeya gira en torno a la venganza de Aquiles (“Canta, diosa,
la cólera aciaga de Aquiles…”). Este personaje era el más
importante entre los jefes griegos y se había disgustado con
Agamenón, el jefe máximo, el cual le había quitado una esclava.
Debido a este enojo, Aquiles se niega a luchar por los suyos
contra los troyanos, pero un hecho lo hace cambiar de opinión:
la muerte de Patroclo, su mejor amigo, a manos de Héctor, campeón del bando contrario.
Para vengarlo, Aquiles, “el de los pies ligeros”, ingresa al campo de batalla, desafía a
Héctor, “el del casco brillante”, y lo mata en singular combate. El personaje central es la
guerra misma, aunque se exaltan las virtudes de varios héroes importantes, así griegos
como troyanos: Aquiles, el héroe divino, audaz, terrible en la ira y en el combate; Héctor,
valeroso y noble en su juventud y desgracia; Agamenón, el rey solemne y orgulloso; Ulises,
el héroe inteligente, audaz, astuto, etc.
La obra está dividida en veinticuatro rapsodias o cantos, a lo largo de los cuales está
siempre presente el elemento divino, característico de las epopeyas.

La Odisea
Es una obra dedicada a un héroe central: Ulises
(Odysseus, en griego), quien ya en la Ilíada había
destacado por su aguda inteligencia, prudencia, astucia,
especialmente al ideas la estratagema del caballo de
madera, hecho fundamentalmente para la victoria de los
griegos sobre los troyanos. La Odisea narra las aventuras,
descubrimientos y mil y una peripecias que le suceden al
protagonista desde que inicia el retorno de la guerra
surcando las aguas del mar Egeo hasta la isla de Ítaca, de
la cual era rey. Allí lo esperaban la fiel y amante esposa
Penélope y Telémaco, el hijo valeroso, el periplo de Ulises
dura diez años. Otros diez había durado el cerco de los
griegos a la ciudad de Troya. La Odisea es, en el fondo, una hermosa novela de aventuras.

La Eneida
Es la epopeya nacional de Roma; contiene su historia, sus mitos, su religión primitiva,
leyendas, costumbres, etc. En la Ilíada, figuraba el troyano Eneas como uno de los más
grandes guerreros de su patria. Protegido de Venus, había sido predestinado por los dioses
para fundar una ciudad. A la caída de Troya, el héroe huye y sus naves sufren el extremo
rigor de los mares. Entre una y otra peripecias, llega a Cartago, cuya reina, Dido, se
enamora de él y procura retenerlo. Pero Eneas debe
cumplir su destino y huye. Ella lo ve desde una terraza de
su palacio y, al no poder sufrir el alejamiento del amado,
se suicida hiriéndose con un puñal. La segunda parte de
la obra (seis de los doce libros o cantos) cuenta la llegada
de Eneas a Italia, las luchas y dificultades que debió
vencer hasta llegar a la fundación de Roma. La primera
parte de esta epopeya está inspirada en la Odisea, pues
se advierten claras semejanzas entre las aventuras
marinas y amorosas de ambos protagonistas. La
segunda parte toma como modelo a la Ilíada. El gran
poeta Virgilio quiso crear, mediante la idealización, el prototipo del héroe o duce (caudillo)
romano: una mezcla del valor y el ardor de Aquiles y la tenacidad, constancia e intrepidez
de Ulises.

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 El héroe
Es llamado a experimentar una aventura en la que enfrentará peligros y amenazas que la
mayoría de los individuos evitarían; sin embargo, en su esencia se encuentra un espíritu
que lo incita a realizar tales acciones, sea para proteger a su pueblo o para alcanzar
renombre.
Sus principales características son que:
 Tiene un origen divino o cuenta con cualidades sobrenaturales que explican mucho
de los prodigios que es capaz de realizar.
 Cuenta con fuerza y destreza fuera de lo común, así como valentía y coraje para
enfrentar situaciones peligrosas y enemigos temibles.
 Es astuto e ingenioso para resolver problemas e idear planes, pues el héroe
entiende que en ocasiones es más importante el uso de la inteligencia que el de la
fuerza.

Actividad:
Junto a tus compañeros verán la película “Troya” en las horas de
lenguaje.
 Reconoce qué características de la epopeya puedes identificar en
esta producción.
 También comenta cómo se presentan los dioses a lo largo de la
historia.
 ¿Qué características del héroe se presentan en la película?

A continuación, te presentaremos dos epopeyas ligadas a la cultura de Mesopotamia


y de la India. Luego de que leas los textos seleccionados responde las preguntas en
tu cuaderno.

Lee con atención el siguiente texto:

Hace cinco mil años, un rey llamado Gilgamesh gobernó la


ciudad mesopotámica de Uruk. Pronto se convirtió en héroe y
dios, y sus gestas lo hicieron protagonista de la primera
epopeya de la historia, centrada en su desesperada búsqueda
de la inmortalidad. En ella aparece, por primera vez, el tema
del diluvio universal.
Hace casi cinco mil años, un hombre gobernó Uruk: Gilgamesh. Pronto entró en la leyenda,
convertido en protagonista de la primera epopeya de la historia, un dramático relato sobre
la búsqueda de la inmortalidad. «Aquel que todo lo ha visto, que ha experimentado todas
las emociones, del júbilo a la desesperación, ha recibido la merced de ver dentro del gran
misterio, de los lugares secretos, de los días primeros antes del Diluvio. Ha viajado a los
confines del mundo y ha regresado, exhausto pero entero. Ha grabado sus hazañas en
estelas de piedra, ha vuelto a erigir el sagrado templo de Eanna y las gruesas murallas de
Uruk, ciudad con la que ninguna otra puede compararse».

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El escriba Sin-leqi-unnini («Dios Sin, acepta mi plegaria») acaba de trazar estas palabras
en lengua acadia sobre una tablilla de barro fresco. Ahora cierra los ojos, como para ver
mejor la espléndida Uruk y a ese poderoso héroe que ha viajado hasta los lugares más
remotos y cuyas aventuras se dispone a narrar. Sin-leqi-unnini evoca las portentosas
murallas de la ciudad y, dirigiéndose al lector, se aplica otra vez a escribir: «Mira cómo sus
baluartes brillan como cobre al sol. Busca su piedra angular y, debajo de ella, el cofre de
cobre que indica su nombre. Ábrelo. Levanta su tapa. Saca de él la tablilla de lapislázuli.
Lee cómo Gilgamesh todo lo sufrió y todo lo superó».

Así empieza la primera epopeya de la historia: el Poema de Gilgamesh. Sin-leqi-unnini


quizás escribe hacia 1400 a.C. Pero no es el creador de la obra, aunque su mano le da
forma definitiva. El relato que pone por escrito se hunde en la noche de los tiempos, más
de mil años atrás. Hace aproximadamente unos seis milenios, en lo que hoy es Irak, se
extendía la fértil llanura mesopotámica, atravesada por los ríos Éufrates y Tigris. En el sur
de esa llanura, en el país de Sumer, se levantaba la imponente Uruk (la actual Warka), cuna
de su todopoderoso rey Gilgamesh. Por sus hechos y su fama, este personaje pasó muy
pronto a la categoría de mito, convertido en protagonista de un ciclo de poemas sumerios
que cristalizaron en la magna composición que lleva su nombre. Sabemos que hacia 2700
a.C. existió un personaje, llamado Bilgames -luego escrito Gilgamesh-, que los más
antiguos textos en escritura cuneiforme sitúan en Kullab, un barrio de Uruk, en calidad de
sacerdote-rey. Gilgamesh también aparece en un famoso documento, la Lista real sumeria
(redactada hacia 1950 a.C.), que atribuye la fundación de esta ciudad, emplazada en la
orilla izquierda del Éufrates, al rey Enmerkar.

De acuerdo con la Lista, Gilgamesh perteneció a la dinastía I de Uruk: fue su quinto


soberano, reinó 126 años y le sucedió su hijo Ur-lugal. A Gilgamesh se le atribuía la
construcción de las poderosas murallas de la ciudad, según menciona una inscripción del
rey Anam de Uruk, datada hacia 1825 a.C., y según recuerda también el Poema. Dichas
murallas eran de estructura doble: una exterior, de la que tan sólo restan trazas en el suelo,
y otra interior, de unos 9,5 kilómetros de longitud y cinco metros de espesor, reforzada con
más de 900 torres semicirculares. Sin-leqi-unnini organizó el Poema en once cantos o
tablillas. Este genial sacerdote, exorcista y escriba enriqueció el poema con otra narración
sumeria que se ha hecho famosa: el relato del Diluvio. Por fin, los escribas asirios del tiempo
del rey Assurbanipal, en el siglo VII a.C., dieron al texto su forma canónica, añadiéndole la
tablilla que hoy es la última. Esta versión fue archivada en la biblioteca del palacio del rey,
en Nínive, descubierta en 1853 y cuyos materiales fueron enviados a Londres. Allí, en 1872,
el joven investigador George Smith logró traducir las tablillas y fragmentos del Poema de
Gilgamesh.

A lo largo de las doce tablillas del Poema se perfila a Gilgamesh como un héroe mítico, de
5,60 metros de altura -el doble que el bíblico gigante Goliat-, compuesto en sus dos terceras
partes de esencia divina, puesto que era hijo de Lugalbanda y de la diosa Ninsun, y que
habla y se mueve entre los dioses como uno más de ellos. Dos serán las premisas de su
actuación: la búsqueda de la gloria, que intentará alcanzar junto a su amigo Enkidu

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(episodios narrados en las seis primeras tablillas), y, sobre todo, la búsqueda de la
inmortalidad, que tiene lugar en un contexto narrativo sombrío, caracterizado por la soledad
y el temor a la muerte (de la tabilla séptima a la decimoprimera). A todo ello se añadió la
doceava y última tablilla referida al Más Allá, sin conexión con el relato anterior, pero que
permite a Gilgamesh ver el mundo que le espera tras su muerte.
http://www.nationalgeographic.com.es/articulo/ng_magazine/reportajes/7746/epopeya_gilg

amesh.html?_page=2

Responde estas preguntas en tu cuaderno:

ANÁLISIS DEL RELATO DE GILGAMESH

1. Subraya en el primer párrafo lo que dice el autor del artículo y lo que narra Sin-
leqi-unnini.
2. ¿Cuándo fue escrita la epopeya de Gilgamesh?
3. ¿Quiénes escribieron el relato de Gilgamesh?
4. ¿Qué obras se le atribuyen a Gilgamesh?
5. ¿Cómo se estructura el relato de Gilgamesh?
6. ¿Por qué se considera el relato de Gilgamesh una epopeya?
7. El texto que acabas de leer, ¿es literario o no literario? Fundamenta tu respuesta.
8. Realiza una línea del tiempo incluyendo todas las fechas que aparecen en el
artículo.

EL RAMAYANA

VALMIKI

Uno de los grandes libros de la India es el Ramayana, extenso poema de más de 24.000
estrofas, que narra las gestas de Rama.

La leyenda refiere que el dios Brama pidió al poeta Valmiki que lo escribiera, y éste lo hizo.
Rama, casado con Sita, es el hijo del rey Dasaratha, y va a suceder a su padre, cuando, a
causa de unas intrigas palaciegas, es desterrado a la selva, adonde le acompaña su
esposa. Allí, Sita es raptada por el rey de los demonios y transportada a la isla de Ranka.
Rama se alía con el ejército de monos y va en su busca y a la libertad. La fiel Sita y el
valeroso Rama vuelven a palacio y suben al trono. El poema, escrito en el siglo II d. De
J.C., se ha convertido en el libro más popular de la India, leído por niños y mayores.
La grandeza de la selva, la hermosura terrible de la naturaleza india, es uno de los
principales atractivos literarios de “El Ramayana”.

I. INTRODUCCIÓN: DE CÓMO EL GANGES DESCENDIÓ DEL CIELO

Temerarios como el que desafía al tigre en su guarida, el que despoja el hijo de corta edad
a su madre y el que interrumpe al sabio en su profunda meditación. Los sesenta mil
descendientes del rey Sagara, que, encontraron la muerte, como las aguas tumultuosas
llenan los valles después de la estación de las lluvias, poblaban la tierra, y en su ingente
número no se asemejaban a una familia de hermanos, sino a un terrible ejército.

Los sesenta mil príncipes, hijos todos de un mismo padre, con el ruido de sus trompas de
caza atronaban las selvas. Temblaban las montañas, las fieras se dispersaban, y los

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piadosos ascetas que viven solitarios en el bosque se ocultaban en las cuevas profundas.
Las cacerías de los príncipes sagaritas se asemejaban a una guerra asoladora. Ellos solos
hubiesen podido tomar una ciudad populosa; todos ellos, guerreros de estirpe regia,
profusamente adornados, manejando el arco y la jabalina, se movían uniformemente por
propio impulso como bandas de patos salvajes. No temían el desierto ni el país extraño,
pues todo lo poblaban con su número aterrador. Nada resistía a su ímpetu.

Uno solo, de entre todos los hombres que presenciaban, asustados, el avance de los hijos
de Sagara, permanecía indiferente, sin dejarse avasallar por el temor. Era el sabio Kapila.
Su mente estaba sumergida en las brumas de la meditación o se elevaba de pronto hasta
las más altas verdades. Sus oídos permanecían insensibles y su vista no se fijaba en las
cosas de la tierra. Arrebatado en la soledad, habitaba en la alta cumbre de una montaña
que dominaba la extensa llanura del noreste, y asistía, sin inmutarse, al griterío de los
sesenta mil guerreros que se agitaban como hormigas a sus pies.

Pero no bastó a los imprudentes jóvenes con inundar la llanura donde se hallaba en
meditación el sabio. Pronto sonaron las roncas conchas de caza; el relinchar de los corceles
atronó el recinto sagrado, y, semejantes a las abejas que se dirigen en columna hacia su
panal, llenaron con sus pisadas y sus gritos el elevado bosque en cuya profundidad estaba
Kapila.

¡Nunca lo hubiesen hecho! El sabio, encolerizado por aquella profanación, invocó contra
aquellos insolentes la maldición de los dioses. Un súbito terror de causa desconocida se
apoderó de los sagaritas, y antes que pudiesen emprender la huida, como si los atacara un
fuego invisible, sus cuerpos, armaduras, caballerías y arneses se vieron reducidos a
cenizas. Una parte de ellos quedó, ennegreciendo la falda de la montaña, con sus restos
carbonizados. Los demás, que aún no habían subido, se encontraron muertos en la llanura.
Los millares de cuerpos quemados despedían un hedor insoportable; pero el aire
permanecía puro en la zona retirada donde el sabio estaba. Entonces, para borrar los restos
de aquella destrucción, los dioses, descendieron del cielo y corrieron por la tierra, a lo largo
del inmenso valle cubierto por los cadáveres ennegrecidos. Su corriente sagrada fertiliza
los surcos, alimenta a los vivos y purifica todavía a los hombres de la presencia de los
cadáveres. Desde aquel día el Ganges corre hacia el mar, y sus fuentes se confunden,
entre el cielo y la tierra, entre encumbradísimas montañas.

II. DEL POR QUÉ RAVANA NO PUDO SER INVULNERABLE

Glorifican los hombres a Vishnu, el dios resplandeciente, que con Surya comparte los rayos
del astro del día. Vishnu, dios de la luz, a cuya mirada no se ocultan las acciones de los
hombres perversos y que ilumina con su brillo las mismas fuerza del mal; Vishnu, el
incansable, libra todos los días el combate con las tinieblas y sale victorioso!

El insolente Ravana, príncipe del mal, comprendiendo que no podía competir con la gloria
de Vishnu, pidió al dios Brama, el de los cien mil rostros, que le concediese al menos el don
de ser invulnerable; que su cuerpo se viese para siempre libre del peligro de la espada
cortante, de la flecha y el dardo. Quiso vender a los dioses la paz de que gozan, y renunció
a luchar directamente contra ellos a cambio de que éstos le otorgasen la virtud que sus tiros
y sus rayos no pudiesen herirle. Esto fue lo que pidió el atrevido.

Tardó mucho el poderoso Brama antes de contestar a tal demanda. Su majestuosa cabeza,
en que se reflejaban los infinitos aspectos de la Creación, permaneció largo tiempo
meditando, y al fin, con un leve movimiento afirmativo, concedió a Ravana lo que le pedía.
Saltó de gozo tres veces el malvado ante la presencia de Brama, y no pensó en escrutar la
impenetrable sonrisa de los cien mil rostros que todo lo ven.

Ravana, el insolente, pidió que su cuerpo se hiciera inmune a la lanza de Indra, que es el
rayo, y siega los árboles en la tormenta y los guerreros en la batalla. Pidió ser insensible
también al ardiente dardo de Surya, que traspasa la más densa oscuridad y envía su
mensaje a las estrellas. Pidió así mismo que los Maruts, los vientos desencadenados, nada
pudiesen contra él ni sus ejércitos de espíritus infernales.

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Volvía sus ojos hacia todos los rincones del cielo, buscando aquí y allá qué poder, qué arma
o qué proyectil de los dioses señalaría con su dedo, indicando que también a aquello
deseaba ser invulnerable. Y cuando en su exigencia, se creyó bien protegido, contra todas
las fuerza celestes, se retiró de la presencia de los dioses meditando en su corazón
siniestros propósitos.

Las maldades de Ravana y de sus espíritus no tuvieron punto de reposo desde aquel día.
Lanzaba su pestilencia sobre la tierra y se abatía sobre los hombres indefensos, sin respetar
al pobre ni al rico, al sacerdote ni al guerrero, al navegante ni al labrador.

Había cumplido su pérfida palabra. Sus esclavos, los malignos raksas, se abstenían de
mover guerra a los dioses, pero se cebaban en el hombre, que no tenía contra ellos ningún
poder. Los mortales se hundían en el mal y en la enfermedad, en el odio y en la muerte. Y
de tal manera abusó Ravana del privilegio que Brama le había concedido, que Vishnu no lo
pudo soportar, y, anticipándose a los pensamientos sublimes de su señor, se presentó ante
él y le dijo.

–¡Oh Sabio! Se ha cumplido el plazo de prueba, los desastres se abaten sobre la


Humanidad y Ravana, el perjuro, cree que nos ha engañado. Nosotros debemos mantener
nuestra palabra y no atacarle con nuestras propias manos. El muy fatuo creyó que sólo los
dioses podían herirle, y cuando pasó revista a todas las armas celestes se olvidó del
hombre, al que menospreciaba. ¡Es preciso que un héroe, entre los hombres, tome el arma
de la venganza, y yo, absteniéndome de herir, guiaré su brazo vengador!

Obteniendo el consentimiento de Brama, que lo había previsto todo, Vishnu y los demás
dioses dispusieron que viniese al mundo Rama, el héroe invencible, que por no ser más
que un hombre podía herir con su mano al insolente Ravana, el cual sólo era invulnerable
contra las armas divinas.

Y de esta manera vino al mundo Rama. Su fuerza invencible estaba destinada a humillar al
que intentó engañar a los dioses y sólo había conseguido engañarse a sí mismo.

http://www.cdj.itesm.mx/paginasecundaria/docs/DocPrimero/lyr/Valmiki%20-
%20Ramayana.pdf

Responde las siguientes preguntas en tu cuaderno.

ANALISIS DE “RAMAYANA”

1. Subraya todas las palabras que no entiendes y busca un sinónimo. Luego vuelve
a leer el texto.
2. ¿Qué importancia tiene Valmiki en la historia?
3. ¿Por qué los príncipes son eliminados de la tierra?
4. ¿Quién era Kapila?
5. Explica con tus palabras el conflicto que existe entre Ravana y Vishnu.
6. ¿Qué le pidió Ravana a cada uno de los dioses?
7. ¿Qué relación tienen los fragmentos con la explicación inicial de la historia de
Ramayana?
8. ¿Por qué se considera Ramayana una epopeya?

En tu cuaderno redacta un texto de 10 líneas, en el cual


expliques las semejanzas y diferencias entre las
epopeyas estudiadas.

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