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No todos nacemos con un talento especial, pero todos podemos


generar un... TALENTO PERSONAL

ORIENTACIÓN AL
TALENTO PERSONAL
desarrollo personal orientación laboral

-MANUAL DE CAPACITACIÓN PARA FACILITADORES-

DAVID MAURICIO SETTEMBRINO


GIANCARLO QUADRIZZI LECCESE

Modelo de Orientación Laboral basado en la


Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT)

Avalado por SASIA (Sociedad Argentina de Salud Integral del Adolescente)


Reg. en la DNDA EXP. Nº: 5297796
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ÍNDICE

PRÓLOGO………………………………………………………………………………………….3

PRESENTACIÓN…………………………………………………………………………………..6

INTRODUCCIÓN
TEXTOS Y CONTEXTOS………………………...................................................................12

PARTE UNO
FUNDAMENTOS Y MARCO TEÓRICO DE LA OTP

1 ¿Qué es la Orientación al Talento Personal?................................................................26


1.1 ¿Qué significa Talento Personal desde este modelo de Orientación?..........................38
1.2 Del Capitalismo al Talentismo………………………………………………………………32
1.3 Talentismo Cultural…………………………………………………………………………..33
1.4 De la concepción mente-cuerpo a la Teoría Organísmica………………………...…….41
2 BASE TEÓRICA DE LA ACT EN RELACIÓN AL MODELO DE LA OTP………… ...55
2.1 Contextualismo funcional y Teoría del Marco Relacional (RFT)…………………...…...56
2.2 Comportamiento dirigido por reglas……………………………………………...………...61
2.3 Modelo de Flexibilidad Psicológica……………… ………………………………........….66
2.4 Aceptación……………………………………………………………………...……………..68
2.5 Defusión…………………………………………………………………………...…………..78
2.6 YO como contexto………………………………………………………………...………….81
2.7 Contacto con el momento presente…………………………………………...……………82
2.8 Dirección guiada por valores………………………………………………...………………83
2.9 Acción comprometida…………………………………………………… ……...………….88
3 CONCEPTOS PROPIOS DE LA OTP
3.1 Valor Primordial…………………………………………………………….…………………..90
3.2 Propósito Vital………………………………………………………………… …...………..99
3.3 Proyecto Personal……………………………………………………………… … ……..105
3.4 La OTP como matriz de sentido……….……………………………...……...…………….107
3.5 LOS TRES GRADOS DEL VALOR PRIMORDIAL………………………………......…...110

PARTE 2
PROCESO DE OTP EN SEIS ENCUENTROS

PRIMER ENCUENTRO…………………………………………………………………………….121
SEGUNDO ENCUENTRO…………………………………………………………...…………….140
TERCER ENCUENTRO……………………………………………………………...…………….152
CUARTO ENCUENTRO………………………………………………………………………...….163
QUINTO ENCUENTRO……………………………………………………………………………..179
SEXTO ENCUENTRO………………………………………………………………………………199

REFLEXIONES FINALES…………………………………………………………………..………209

BIBILIOGRAFÍA……………………………………………………………………………..……….215
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PRÓLOGO

A través del tiempo las sociedades modernas y posmodernas han

buscado implementar: baterías de test, procesos y diversos dispositivos

destinados a “ayudar”, “guiar” u “orientar” a adolescentes y jóvenes con

respecto a la elección de un rol laboral y la capacitación necesaria para

desarrollarlo a través de un oficio o una determinada profesión. En este caso,

los autores no se limitan simplemente a estos aspectos, sino que dan un paso

más y consideran que, como propósito y proyecto de vida, la elaboración de

una dirección en lo laboral se convierte en un pilar fundamental para el

concepto actual de Salud Integral de Adolescentes y Jóvenes, ya que

habilita la oportunidad de trabajar al nivel del sentido vital y es parte

fundamental del despliegue de la singularidad en todo ser humano.

Este es el desafío que David Mauricio Settembrino y Giancarlo Quadrizzi

Lecesse enfrentan en este Manual de Orientación al Talento Personal (OTP).

Y lo hacen a partir de la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), que

pertenece a lo que se ha dado en llamar abordajes de tercera generación

dentro de la psicoterapia cognitivo-conductual. Así lo exponen en la Primera

Parte del Manual de una manera clara y sencilla, a la vez que profunda y

teniendo muy en cuenta el complejo contexto en que la sociedad actual se

encuentra inmersa.

El basamento teórico de la Orientación al Talento Personal se

fundamenta y actualiza por los aportes de diversos pensadores provenientes

de diferentes áreas, lo que desde la diversidad de enfoques genera en esta

obra una gran riqueza. El estudio de la complejidad, como nos señalara Edgar
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Morin, ya no admite que un tema como el que se desarrolla en este Manual

pueda ser encarado desde una sola disciplina. Si bien gravita mayormente

alrededor de la psicología, interactúa con la física, la biología, la pedagogía, la

sociología, la medicina, la filosofía y la espiritualidad. Todo esto hace que los

fundamentos de la OTP se edifiquen sobre una sólida base interdisciplinaria e

intersectorial.

Mucho se ha teorizado sobre la relevancia del Proyecto de vida en

adolescentes y jóvenes, pero escasos son los protocolos de intervención

específicos para su adecuado abordaje, como es el caso del que aquí se

presenta. Esto requiere, y en todo el Manual se manifiesta, de un profundo

respeto que nace de la plena convicción acerca de lo que los valores

personales representan para cada ser humano en cuanto a su dirección vital.

Con respecto a la aplicación metodológica de la Segunda Parte desearía

destacar la claridad con la que el proceso está expuesto, así como su

dinámica, la cual permite las más diversas expresiones de creencias,

sentimientos, motivaciones, miedos, inquietudes que en los jóvenes pudieran

surgir. Merece destacarse la generosidad con que se brinda un material diverso

y variado para el desarrollo de los encuentros, que pone en evidencia el

cuidado, la atención y el tiempo que todo esto ha demandado.

Cuando los autores me solicitaron que prologara esta obra, dudé en

aceptar este pedido dada mi condición de médico de adolescentes y, como tal,

no perteneciente al área de psicología y/o salud mental. No obstante, cuando

comencé con la lectura, quedé entusiasmado tanto por la temática como por el

enfoque con que la misma estaba presentada y, a la vez, me invadió el

convencimiento de su enorme utilidad, en primer lugar, para adolescentes y


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jóvenes, pero también para personas de otras edades que, al decir de Víctor

Frankl, se encuentran en una profunda y auténtica búsqueda del sentido de sus

vidas.

Buenos Aires, 2 de abril de 2018.


Dr. Gustavo Alfredo Girard (1)

Nota 1

Médico pediatra, Doctor en Medicina y Miembro Emérito de la Sociedad de Medicina y


Salud en Adolescentes de los Estados Unidos de América.

Recientemente ha sido nombrado en la Dirección de Salud Mental y Adicciones, del


Ministerio de Salud de la Nación Argentina en el Consejo Consultivo Permanente
sobre Suicidio.

Ha sido Coordinador del Programa Nacional de Salud Integral en la Adolescencia, en


el Ministerio de Salud de la Nación Argentina y en la actualidad Asesor del mismo.

Ex director del Programa de Adolescencia del Hospital de Clínicas José de San Martín,
de la Universidad de Buenos Aires, donde en la actualidad se desempeña como
profesor consultor.

Expresidente de la CODAJIC (Confederación de Adolescencia y Juventud de


Iberoamérica y el Caribe), Vicepresidente de IAAH (Sociedad Internacional de Salud
del Adolescente) y Secretario General de los Comités de Adolescencia de ALAPE
(Asociación Latinoamericana de Pediatría) y de la SAP (Sociedad Argentina de
Pediatría).

Se desempeñó como asesor de la Organización Panamericana de la Salud en


diversas oportunidades.

Docente en la Universidad de Buenos Aires. Ha estado a cargo de la 1º Cátedra de


Pediatría en la Facultad de Medicina.

Autor de más de 70 trabajos científicos y 56 Conferencias en el país y en el extranjero.


Colaborador en calidad de co-autor de 14 libros, dos de ellos como autor principal.
Asimismo, ha recibido dos premios nacionales y tres internacionales.
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PRESENTACIÓN

Este manual de capacitación en Orientación al Talento Personal

(OTP) es una herramienta para todas aquellas personas dedicadas

profesionalmente a promover la salud integral de adolescentes y jóvenes,

interesados en incorporar una nueva perspectiva y metodología respecto al

abordaje del Proyecto de vida.

Si bien la definición del rol laboral es, obviamente, uno de los objetivos

substanciales del proceso que planteamos en esta obra, la dirección vital que

se propone acompañar constituye el carácter innovador de la OTP y su

contribución fundamental a la salud integral de adolescentes y jóvenes, más

allá de los beneficios obtenidos también en otros rangos etarios. Tal es así,

que la SASIA (*) (Sociedad Argentina de Salud Integral del Adolescente) avala

esta conceptualización y metodología ya que encuentra en la misma un aporte

categórico para desarrollar factores protectores en la adolescencia. Según

afirma el Lic. Rubén Narváez, en uno de los documentos fundacionales de la

SASIA: “La adolescencia actual, la educación para el siglo XXI, la salud

integral”, se presentan como “nuevos problemas observables” que impulsan

demandas de la sociedad, y “requieren un abordaje concurrente y coordinado

de distintas disciplinas”.

El enfoque conceptual de la Orientación al Talento Personal y su

puesta en práctica, en talleres grupales e individuales, facilitan el abordaje

específico de un factor protector fundamental: el sentido vital, tanto en su

proyección en el mediano y largo plazo como en su ejecución en actividades

concretas y cotidianas. A su vez, dicho sentido vital se encuentra

estrechamente relacionado con lo que se conoce como Proyecto de vida.


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Desde la actual Historia Clínica del Adolescente (HCA) revisada en 2009

por reconocidos especialistas en el tema, bajo la dirección de la Organización

Panamericana de la Salud, podemos ver la incorporación del eje Proyecto de

vida en el documento oficial. El formulario cuenta, dentro de la categoría

“SITUACIÓN PSICO-EMOCIONAL", con el ítem "VIDA CON PROYECTO"

(imagen 1), para que el profesional de la salud evalúe en el consultante y

seleccione alguna de las siguientes opciones: claro, confuso o ausente.

Transcribimos la interpretación, del mencionado ítem, sugerida por los mismos

autores del documento:

Vida con Proyecto: Se refiere a la imagen que el adolescente

construye sobre sus objetivos de futuro y que sintetiza su autopercepción

y relación con el medio, a partir de una cosmovisión integradora. Se

interrogará respecto a la existencia de planes y proyectos, su claridad y

su factibilidad, y se registrará solo la opinión del adolescente. Una

pregunta orientadora podría ser “¿Cómo te imaginas a ti mismo/a dentro

de unos años? ¿Qué planes y proyectos tienes? ¿Qué tan claros y

posibles son?”. Se registrará solo una opción entre “claro”, “confuso”, o

“ausente”, integrando los proyectos respecto a estudios, trabajo,

matrimonio y paternidad. (SIA, pág. 40)

Imagen 1. Extracto del documento original, SIA, pag.40


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El constructo "cosmovisión integradora" al que hacen referencia los

autores, relacionado al ítem "Vida con Proyecto", da cuenta de la innegable

relevancia, más allá de lo concerniente a la definición del rol laboral, que posee

la elaboración de proyectos vitales en las personas. Dicha "cosmovisión

integradora" funciona como catalizadora de la autopercepción del individuo en

relación al medio, como bien explica el documento. Precisamente, la OTP se

presenta como un dispositivo de orientación que brinda nuevas herramientas

en relación a la elaboración de dicha cosmovisión integradora, viéndose esto

reflejado en la elaboración y construcción de un Propósito Vital y un Proyecto

Personal y, consecuentemente, en la definición de un rol laboral-ocupacional.

A decir del Dr. Ovidio D´Angelo Hernández, cubano especialista en el

tema: “Un proyecto de vida auténtico es aquél que se expresa

íntegramente, el que va construyendo anticipadamente una prolongación

de lo que se es, en el que las próximas etapas de la vida poseen una

verdadera consistencia con la experiencia anterior, con los valores y

metas vitales.” (Evento Hóminis 2002 - La Habana, Cuba)

Por todo ello, abordar este punto de la Historia Clínica del Adolescente,

no solo es atender a lo estrictamente laboral, sino que, logrado el objetivo de

que el individuo consiga elaborar una dirección vital valiosa para sí, esto se

vuelve un poderoso factor protector a la hora de enfrentar la creciente y

alarmante presencia de estados de depresión, intentos o consumación de actos

suicidas, el consumo problemático de sustancias o el embarazo adolescente no

intencional. Respecto a esto último, la Lic. Liliana González, psicopedagoga,

docente universitaria y especialista en clínica de niños y adolescentes,

reflexiona: "un proyecto es el mejor anticonceptivo, en el sentido de que cuando


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uno sueña con una carrera o un oficio, que le lleve 6 años, difícilmente tenga

un embarazo, porque le rompe el proyecto". (4° Congreso Internacional sobre

Violencia en las Escuelas, octubre de 2017, provincia de Tucumán, Argentina.)

En relación al suicidio las estadísticas son más que alarmantes, tal es

así que, mundialmente, es la tercera causa de defunción entre

adolescentes mayores de entre 15 y 19 años (OMS, mayo 2017)

Advierte UNICEF en los Términos de Referencia para la Investigación

sobre el suicidio de adolescentes en la Argentina, que: “La mortalidad por

suicidio durante la adolescencia ha venido incrementándose durante las últimas

décadas en nuestro país; en la actualidad los suicidios constituyen la segunda

causa de muerte en esta franja etaria”. Teniendo en cuenta que algunas de las

causas de suicidio pueden prevenirse, “es comprensible la importancia y la

urgencia del desarrollo de iniciativas preventivas”. “Las acciones para encararlo

deben comprender tanto respuestas frente a crisis individuales y la atención del

entorno cercano de los casos ocurridos (posvención) como programas

preventivos a largo plazo.”

Si bien las investigaciones demuestran con solvencia que género y edad

de un modo general y depresión, disfunción familiar, abuso de sustancias y

conductas antisociales son los factores de riesgo más asociados a la conducta

suicida, es poco lo que se sabe sobre los factores protectores y en particular

cómo desarrollarlos.

La OTP busca, de un modo replicable y preciso, conectar a los

participantes con su sentido vital y los valores personales desde donde éste se

construye. Estos propósitos impactan directamente en los factores de riesgo

vinculados al suicidio adolescente y facilitan el abordaje preventivo y la


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posvención. Resta investigar la efectividad de su aplicación ante problemas de

depresión y conductas autolesivas.

En Argentina y en la región los estudios sobre calidad de vida y

bienestar emocional en jóvenes consideran como específicamente relevante el

concepto proyecto de vida (**), pero observan que dado el deterioro producido

por los procesos de exclusión en el bienestar social y los proyectos vitales de

adolescentes y jóvenes es fundamental generar socialmente modelos

inclusivos y fortalecer las redes que conecten los diferentes ámbitos, por

ejemplo, escuela-mercado laboral. Vale aclarar que estos aspectos exceden el

encuentro interpersonal entre profesionales y adolescentes y desbordan hacia

el ámbito de las políticas públicas, indispensables sin duda, pero en otro nivel

de análisis y de acción.

Respecto al cuerpo teórico de la OTP, este se basa en los fundamentos

de la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) la cual tiene alto grado de

comprobación científica, según informes de la División 12 de la APA

(American Psychological Association), en relación a las problemáticas antes

mencionadas.

() Coyne y colaboradores (2011) destacan que, revisando los

crecientes reportes de eficacia de ACT en relación al tratamiento de los

trastornos de ansiedad, del estado del ánimo, el dolor crónico y la

prevención de conductas de riesgo en adolescentes, es posible

considerar a esta terapia conductual de Tercera Generación (Hayes,

Masuda & De Mey, 2003) como un recurso enriquecedor para la asistencia

de esta franja etaria. (Mandil, Quintero, Maero 2017)


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Más allá de sus comprobaciones empíricas, la particular visión de la

ACT hacia el sufrimiento humano y el abordaje específico respecto a los

valores personales, hacen de esta terapia un marco teórico-práctico propicio en

procesos de desarrollo personal y orientación laboral, ya que su base

conceptual y sus recursos de intervención se adecuan perfectamente a tales

fines.

En síntesis, dar relevancia al eje Proyecto de Vida, tanto desde el

ámbito de la Salud como de la Educación, con metodologías que incluyan y

trasciendan los objetivos de la tradicional orientación vocacional, nos resulta

esencial como parte de las acciones de Prevención y Promoción en Salud

Integral de adolescentes y jóvenes.

(*) SASIA es una Asociación Civil de la República Argentina (CUIT 30-69229859-0) sin fines de
lucro que funciona, desde 1996, como consultora de organismos públicos y/o privados dirigidos
a abordar las temáticas referidas a la Salud Integral de jóvenes y adolescentes. Desde 1977
funcionó dentro de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) y a partir de 1996 se constituyó
como sociedad independiente, integrada por una Comisión Directiva compuesta por ocho
socios activos y 350 adherentes. La integra un cuerpo de médicos y psicólogos de todo el
territorio argentino.

(**) Proyecto de vida e inclusión social en adolescentes, de Lellis et al


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INTRODUCCIÓN

"Nunca hay viento favorable


para el que no sabe hacia dónde va."
Séneca

TEXTOS Y CONTEXTOS

Hace ya tiempo que las bases donde descansa la era posmoderna se

encuentran seriamente cuestionadas, especialmente por no haber cumplido la

expectativa de incrementar el estadio de bienestar de las personas, lo que

muchos aún siguen confundiendo con felicidad. Por el contrario, estos

principios parecen haber perjudicado fuertemente el desarrollo de la

subjetividad al generar un grave estado de multifrenia generalizado;

recordemos que multifrenia es un concepto creado por el célebre representante

del construccionismo social, el psicólogo estadounidense Kenneth J. Gergen,

que refiere a la escisión de la experiencia del Yo en una multiplicidad de

direcciones muchas veces contradictorias. La híper comunicación

interpersonal, la híper producción de objetos, el híper consumo, la híper

especialización en medicina, la híper oferta académica, la híper información,

etc. En fin, lo “híper” colonizó y saturó a ese Yo gergeano que se ve

obstaculizado en la formación de la propia identidad, en la adecuada

elaboración de una estructura interna congruente y abocado a la consecución

de un proyecto de vida.

En la actualidad, más que en otros momentos históricos, vivimos lo que

se ha definido como “crisis estructural de sentido”, según los reconocidos


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sociólogos Peter L. Berger y Thomas Luckmann. Esta crisis de sentido

generalizado hunde sus orígenes en el cuantitativo y cualitativo crecimiento de

la pluralización moderna ("Modernidad, pluralismo y crisis de sentido", 1995).

Esta multiplicidad de miradas, en conjunto con el imperativo posmoderno de

relativizar toda postura totalizadora de la realidad, nos desafía como especie

racionalmente avanzada, al tener que sobrevivir en un contexto sin centro

rector que nos asegure un lugar confiable y estable, simbólica y

psicológicamente hablando. Pero esta crisis estructural de sentido no es más

que el corolario de un tiempo que se inició en boca de Nietzsche cuando

declaraba no haber hechos, solo interpretaciones. De esta forma, el filósofo

alemán no hacía más que poner en palabras una nueva conciencia humana

que avizoraba el detrás de escena de aquel universo simbólico que había

comenzado con el desarrollo mismo del lenguaje, con la aparición del sí mismo,

de la autoconciencia, cientos de miles de años atrás. Lentamente nos dábamos

cuenta que somos producto de nosotros mismos, que las cosas no son lo que

son, sino lo que somos (Talmud).

La humanidad, como el joven Truman (The Truman Show, 1998) llegaba

así, con su pobre embarcación, a romper aquel cielo hecho de tela que

formaba parte del decorado engañoso del lenguaje, de los pensamientos y las

ideas, que la separaban del mundo real. La posmodernidad actual se convierte,

desde esta analogía, en la crisis de Truman luego de un tiempo de haber salido

del set donde se grababa su reality. Por ello, hoy NO nos encontramos en la

crisis de las verdades absolutas (Modernidad), sino en la crisis de la crisis de

vivir sin aquellos anclajes ordenatorios unívocos (Posmodernidad).


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Pero tras el debilitamiento del poder hegemónico del discurso religioso

medieval, todavía quedaba por hacer flaquear la fe respecto a la razón y la

ciencia humana, y eso no tardó en llegar con tres golpes letales en la primera

mitad del siglo XX: el primero de ellos fue el trágico y sorpresivo hundimiento

del majestuoso Titanic en 1912, símbolo del avance tecnológico de la época,

hecho que volvía a poner en duda la omnipotencia humana frente al poder de

la madre naturaleza; la segunda bofetada fue a la ciencia tradicional con el

advenimiento de la física cuántica en 1920, donde se terminó afirmando que un

átomo o partícula elemental no es una cosa en sí misma, sino una posibilidad

de ser, una tendencia. Dos hechos que se pueden leer como todo un

cimbronazo al seno de un positivismo engreído y exultante. Ya no solo los

hechos o la Verdad, eran meras interpretaciones, sino que la idea de átomo, la

unidad básica con la que está constituido lo material del Universo, su costado

más indiscutido, se desvanecía en la NADA. Pero por si faltaba algo para que

el ser humano entrara en esta crisis estructural de sentido, llegó la traumática

Segunda Guerra Mundial en 1939, tercero y más letal de los golpes a la

cordura, para contarnos cómo en nombre de la racionalidad se podía generar

tanta muerte y destrucción, de forma estratégica y sistemática. Porque lo más

terrible de aquel hecho, obviamente luego de los más de 50 millones de

víctimas, fue que los autores de aquel genocidio no se encontraban bajo los

efectos de sustancias extrañas, ni eran crueles invasores de un planeta

desconocido, sino que se trataba de seres humanos racionales, europeos,

blancos y civilizados, por mal que nos pese.


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Luego de este escueto recorrido histórico a modo de recordatorio

contextual, nos preguntamos... cómo no perder el sentido, la dirección, como

humanidad... ni verdades, ni hechos, ni ciencia, ni átomos, ni racionalidad...

Nada parecía constituirse como un claro y estable centro desde donde

ordenar la realidad externa e interna al ser humano. El sinsentido y la ansiedad

ontológica, o angustia existencial, inundaron definitivamente cada rincón del

planeta, de forma consciente o inconsciente, en mayor o menor medida.

Y ya sin un centro ordenatorio fijo que estructure una clara escala de

valores universales que oriente, a su vez, la dinámica valorativa personal, la

humanidad entró en una suerte de carrera armamentista científico-tecnológica,

con el único objetivo aparente de mejorar la vida terrenal, combatir el

sufrimiento humano con mayor confort y experiencias placenteras, obviamente

sin dejar de exceptuar a los excluidos de siempre, para los cuales nunca

parece haber solución; y todo ello, a costa de barrer el cuerpo inerte del

sinsentido debajo de la alfombra del consumismo (de objetos o de sustancias),

la producción a mansalva de bienes de uso y una filosofía economicista que lo

atravesó TODO. De esta manera, la angustia ontológica fue y es anestesiada

mientras el Poder encuentra nuevas formas de ejercicio, y de denominaciones:

el capitalismo tardío; invisibilizado, como dice Foucault, desde la normalización,

desde la naturalización de sus reglas. Hoy se dice que "nadie cree en la verdad

absoluta", que "todos tenemos derecho a opinar", que "todo el mundo es libre

en su pensar", pero hay dos imposiciones sine cuanon para que todo lo anterior

funcione: producir y consumir. En el supermercado hoy el consumidor es más

libre que ayer, argumentan algunos, puede elegir entre más y mejores

opciones, lo que no puede... es no comprar. Pero si consume o no ¿quién lo


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vigila? ¿quién lo castiga? haciendo referencia al emblemático libro de Foucault,

Vigilar y Castigar. Lo más siniestro es que NADIE y TODOS al mismo tiempo,

esa es la clave. El mismo individuo se va a encargar de autoflagelarse de mil

modos, por no poder alcanzar lo deseado, haciendo lo imposible, especulando

con cuanta oferta, truco o crédito sea necesario para no quedar OUT de aquel

sistema de control, donde él mismo desea y se encarga de pertenecer. Y hoy

podemos afirmar con seguridad que la gran mayoría de las decisiones

personales son filtradas por aquel dispositivo panóptico introyectado. En este

sentido, hasta los cánones de salud, y ni hablar de belleza, se encuentran

debidamente digitados a través de una biopolítica (Foucault 1978-79) cada vez

más desarrollada, a través de la medicalización de la vida cotidiana y las

innumerables opciones para el mejoramiento de la imagen física (Costa,

Fernández 2017).

El ser humano se dio cuenta finalmente que lo mejor, para ejercer su

voluntad de poder, sin violencia física, es lograr que la oveja vaya al lobo, y no

al revés. Aldous Leonard Huxley, brillante escritor británico, lo anticipaba desde

su célebre novela de ficción “Un mundo feliz”, hace más de 80 años:

Un Estado totalitario realmente eficaz sería aquel en el cual los jefes

políticos todopoderosos y su ejército de colaboradores pudieran

gobernar una población de esclavos sobre los cuales no fuese necesario

ejercer coerción alguna por cuanto amarían su servidumbre. Inducirles a

amarla es la tarea asignada en los actuales estados totalitarios a los

Ministerios de Propaganda, los directores de los periódicos y los

maestros de escuela. (Huxley, “Un mundo feliz” 1932, p.8)


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Actualmente el ser puede ser lo que quiera ser, lo que no puede dejar de

ser... es ser rentable. Hace tiempo el PODER corre por nuestras venas, por ello

la dificultad para visualizarlo, aceptarlo y por, sobre todo, enfrentarlo.

Paradójicamente nos dicen que en la posmodernidad murieron las

ideologías, los grandes relatos, al tiempo que el capitalismo tardío sigue

sumando ideas, creencias y normativas que determinan cómo se debe vivir,

para vivir más y mejor. Más aún, hoy, con las posibilidades que ofrece la

globalización y la penetración cultural a través de Internet y las redes sociales,

las normativas culturales (dispositivos de subjetivación), viajan a la velocidad

de la luz y llegan a sembrarse mucho más eficientemente y en más sitios que

hace apenas veinte años atrás. De la misma forma, los gobiernos neoliberales

actuales hablan desde la no política con el recurso de la posverdad. Un tipo de

verdad llena de esteticismo que apela a la emoción, al neuromarketing y con

una coherencia interna, satisfactoria para muchos, pero que no condice con los

resultados concretos de la realidad. Lo único que resta es que, a futuro, así

como Francis Fukuyama declaraba en su momento el fin de las ideologías,

proclamen el fin del poder, para que el fraude complete los 360º.

Haciendo una lectura rápida de los hechos se podría inferir que nos

dijimos a nosotros mismos: "ok, ya que fracasamos en los intentos de

interpretar la realidad y la existencia, entonces dediquémonos solo a

disfrutarla". Y una de las preguntas que se desprende inmediatamente de esto

es ¿y por qué está fracasando también esta postura frente a la vida? Decenas

de filósofos, sociólogos, psicólogos y pensadores han publicado cientos de

libros en todo el mundo haciendo extraordinarios diagnósticos del fracaso del

capitalismo tardío en términos de felicidad.


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Las estadísticas más recientes de la Organización Mundial de la Salud

nos hablan de un crecimiento exponencial de casos de depresión, suicidio y

trastornos mentales como datos que corroboran la derrota respecto a la visión

de mundo que ofrece el contexto sociocultural actual. Lo cierto es que, como

todo cuerpo en descomposición, el olor nauseabundo que emana del

sinsentido, debajo de la elegante y estética alfombra posmoderna, hoy nos

vuelve a convocar más que nunca para revisar nuestros valores culturales y

repensar al ser humano, la identidad, la construcción biográfica, el Poder, el Yo

y la elaboración de direcciones vitales que hagan valiosas las vidas de las

personas. Y todo ello, sin la necesidad de encontrar sustitutos farmacológicos

que nos expliquen la TOTALIDAD y nos inmunicen de la natural angustia

existencial, sino a partir de aceptar y apreciar la belleza de lo abierto e

indeterminado de la naturaleza humana, y del Universo mismo.

Aun enfrentándose al sinsentido,


los seres humanos son capaces de abrazar ideales
Steven Hayes (fundador de la ACT)

Vemos claramente como a este momento histórico le podemos hacer

infinidad de críticas, y especialmente a lo que se conoce como Capitalismo

Cultural (Slavoj Žižek) o Capitalismo Mundial Integrado (Félix Guattari-Gilles

Delleuze) y sus nefastas consecuencias a todo nivel, en lo referente a lo

mental-subjetivo, lo social-comunitario y lo ecológico. Pero si observamos a la

posmodernidad en relación a flexibilizar el pensamiento y la conducta humana,

en múltiples sentidos, nada más adecuado que un terreno mayormente

relativista, para que esta condición pueda ser elaborada. Una de las claves

para no confundirnos en el análisis, es entender que, por un lado, se


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encuentran las premisas propias de la posmodernidad, que no hacen otra cosa

que continuar el derrotero que inició la modernidad y, por otro, un sistema

económico poderoso que se sirve de algunas de sus propuestas. Se desprende

de ello la conveniencia de hacer algunas salvedades en relación a los

conceptos de flexibilidad y relatividad, los cuales son utilizados muchas veces

de forma especulativa por el sistema capitalista, en beneficio exclusivo de la

producción, de allí la idea de flexibilización laboral, por dar un ejemplo. La

relatividad, por su parte, choca y se estrella sin solución contra las acciones

que ponen en juego los derechos humanos y la conservación del ecosistema.

Producto de esto son los mismos fundamentos de la ética, la idea de justicia y

la elaboración de leyes, por si fuera poco.

Lo que tratamos de decir es que de alguna forma desembarcamos en la

posmodernidad, no es una enfermedad en sí misma, donde hay que combatir

su sintomatología para superarla. Si no fuese por su mirada relativista frente a

las grandes verdades ¿cómo podría haberse avanzado sobre los derechos de

la mujer, sobre la filosofía de género, o el matrimonio igualitario? por dar

algunos ejemplos. La posmodernidad es el producto de la evolución de nuestra

especie, como lo son todas las instancias históricas y culturales, con sus

aspectos negativos y positivos. Por ello, lo que aquí nos convoca no es

continuar haciendo complejos diagnósticos para retratar lo que nos pasa a

diario, sino trabajar en la elaboración de metodologías simples, aprehensibles y

prácticas, para orientarnos y orientar a las personas a vivir existencias que

merezcan la pena ser experimentadas. ¿Pero cómo lograr este objetivo sin

quedarnos en bonitas utopías?


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Desde la Orientación al Talento Personal pensamos que detrás de la

mencionada crisis estructural de sentido opera una crisis estructural en la

valoración personal. El sentido de la vida en cuanto dirección se encuentra

profundamente ligado a los valores personales, tema que abordaremos en

detalle más adelante, y cuando éstos se encuentran difusos, el sentido o la

dirección vital se ve afectada directamente. El cuantitativo y cualitativo

crecimiento de la pluralización moderna, del que hablan Berger y Luckmann,

acreditó la interacción personal con una multiplicidad de criterios de valuación,

reglas y valores sociales, que saturan, hoy más que nunca, a un YO

desorientado frente a sus propias elecciones y decisiones personales. Este

estado de situación nos empuja, irremediablemente, a conseguir mayor

expertice en la gestión de nuestra propia estructura valorativa.

Las fuentes que alimentan esta suerte de desorientación estructural hoy

son innumerables. Ofrecemos como claro ejemplo de todo ello un mensaje

publicitario de una reconocida compañía telefónica multinacional:

Vale aclarar que bajo ningún concepto se cuestionan las intenciones

éticas y morales de la empresa, nada de ello se encuentra en juego. Nuestro

foco es en relación a las cada vez más ocurrentes paradojas esgrimidas por los

publicistas. La frase “elige todo”, con que remata el mensaje, coloca a los

sujetos receptores de la propuesta en una situación, como mínimo,

contradictoria, incómoda, propio de lo paradojal, ya que en la misma acción de

“elegir algo” es inmanente la acción de descartar el resto. La expresión elige


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todo incita, seduce y abre hacia una posibilidad inconducente que termina

resultando frustrante para el receptor del mensaje, quien puede poner en duda

hasta su propia capacidad personal: ¡NO SÉ ELEGIR TODO! ¡NO PUEDO!

Éste es solo un ínfimo ejemplo entre cientos de mensajes publicitarios que

recibimos a diario a través de medios de comunicación y redes sociales, y que

hacen tambalear muchas veces la percepción de nosotros mismos. Volvemos

nuevamente a la idea de la híper oferta posmoderna que hicimos referencia en

un principio. Muchas veces el ofrecimiento simbólico es tan vasto, como

estrategia comercial, que la misma dinámica de elección queda inhibida. Y ante

dicha imposibilidad en el accionar es factible que surja la angustia de pensar:

“me estoy perdiendo de algo bueno”. Actualmente esta sensación se ha vuelto

tan usual en el mundo de “lo híper” que inclusive cuando la elección se lleva a

cabo, por ejemplo, al comprar un jean entre decenas de modelos, la persona

muchas veces persiste en la angustia o la incertidumbre: “¿habrá sido la mejor

elección que pude hacer?”, ¿no me estaré perdiendo de algo mejor?”. Ahora

nos preguntamos: ¿cuánto de todo lo anterior se traslada al espacio subjetivo,

íntimo, donde se elaboran y delinean las direcciones vitales? ¿qué sucede con

todo lo que acarrea esta dinámica sociocultural, pero al momento de la decisión

en relación a la profesión u oficio y frente a la enorme oferta académica actual?

En otras palabras, este presente nos insta a desarrollar mayor

conciencia, autonomía y gestión de las propias valuaciones, si pretendemos

ampliar el campo de la libertad personal; es un tiempo que nos exige ser

herejes, del griego hairetikós, el que es libre de elegir. Es por ello que

concebimos este proceso de orientación como un dispositivo eminentemente

emancipatorio de los individuos respecto a los condicionamientos sociales y


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biológicos, en virtud de una mayor autenticidad en las elecciones y decisiones

personales.

Lo anteriormente expuesto, a su vez, es atravesado por los conflictos y

condicionamientos propios que agrega la dinámica misma del lenguaje y la

cognición humana, tema que aborda en profundidad la Terapia de Aceptación

y Compromiso a través de la Teoría del Marco Relacional (RFT).

Por todo ello, pensamos que el crecimiento en autonomía valorativa y

conductual es lo que marca el adecuado pasaje de la niñez a la adultez, y de la

coacción a la autenticidad personal. De allí que creemos esencial diseñar

estrategias de acompañamiento y esclarecimiento respecto a los valores

personales, la elaboración de propósitos y proyectos vitales, especialmente en

la adolescencia, donde el esquema valorativo-intencional comienza a ser

vislumbrado con más relevancia, en medio de una revolución en relación a la

identidad y la autonomía.

"Hablamos tanto acerca de la libertad que no nos queda tiempo


para educar la autonomía personal, que es lo importante."

(José A. Marina, Crónicas de la Ultramodernidad, p. 151)

En síntesis, las direcciones vitales satisfactorias se consiguen, en gran

medida, clarificando la arquitectura valorativa que conforma nuestra

personalidad. Este sistema de valores personales que es flexible y cambiante,

al mismo tiempo otorga a nuestra mismidad, diferentes formas, colores y

direcciones.

Por ello, la posmodernidad, como cualquier época, no es un problema en

sí mismo, es lo que hacemos con lo que entrañan las posibilidades del contexto
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en relación a nuestros propios valores, lo verdaderamente importante a dirimir,

a los fines de nuestras acotadas vidas.

"Lo importante no es lo que han hecho de nosotros,


sino lo que hacemos con lo que han hecho de nosotros."

Jean Paul Sartre

Con respecto a la aceptación del presente social, que entre todos

construimos, a la vez que nos constituye, relataremos brevemente un curioso

experimento que se puede observar en un documental de matemáticas llamado

El Código (The Code) de 2011. El conductor y profesor de matemática, Marcus

du Sautoy, colocaba un número determinado de bolitas de colores en un gran

frasco de vidrio transparente. Luego de consultar, al azar, a 65 personas y

obtener de las más diversas respuestas, sacó el promedio de las mismas y,

con sorpresa, reveló que el resultado final difería, solo por unas pocas cifras,

del contenido real de bolitas. Realmente el juego impacta y nos lleva a

reflexionar sobre cómo funciona la dinámica social en general. ¿Qué queremos

transmitir con este ejemplo? Que cuando analicemos contenidos del presente a

nivel mundial, pensemos al planeta como si fuese aquel frasco de vidrio, y nos

daremos cuenta que, a pesar de las enormes diferencias de criterios entre los

7,5 mil millones de humanos que habitamos la Tierra, no habrá ni más ni

menos violencia, justicia, arte o cualquier cuestión que se desee evaluar, que

no sea habilitado por el promedio general del nivel de conciencia humana

dentro de esa singularidad espaciotemporal. Lo mismo ocurre si nos ceñimos

solo a un país, una región determinada o una empresa. En otras palabras,

tenemos, en promedio, el mundo que somos.


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Este planteo obviamente no tiene la intención de convertirse en una

mirada conformista, en absoluto, aceptar el presente no nos deslinda de la

responsabilidad de corregir nuestros propios errores, pero nos da la posibilidad

no solo de combatir, evitar o negar los síntomas aversivos de la actualidad,

sino de identificar nuevas direcciones valiosas y comprometernos con acciones

que vayan en tal sentido, en relación a lo humano en general. Por ello, creemos

que más importante que preguntarnos cómo cambiar el presente es indagar

¿qué deseamos del futuro? ¿qué dirección creemos la más conveniente?

¿hacia dónde queremos dirigirnos y por qué? Esta es una propuesta y una

postura que sirve a los fines de interrumpir el círculo perverso de la queja, los

diagnósticos perpetuos y los cambios para que nada cambie (conocido como

Cambio 1, en la Terapia Sistémica). De todo ello, trata la Terapia de

Aceptación y Compromiso, pero traspolado a la órbita personal. Si hablamos

de flexibilidad psicológica, aceptación, valores y compromiso, entonces nos

referimos a algunos de los pilares donde descansa la ACT (se utiliza el

acrónimo en lengua inglesa ya que sirve para mostrar lo esencial: actuar en

dirección) (Luciano et al. ACT y adicciones, 2010).

La ACT es la primera teoría y práctica en psicoterapia que aborda el

tema de los valores personales como clave para la resolución de múltiples

problemáticas humanas, y de diversas patologías. Es por ello que mucho es el

aporte del cuerpo teórico de esta terapia para la orientación laboral, no porque

la definición de carrera u oficio sea un problema per sé, sino porque dicho

proceso se puede realizar más adecuadamente a partir de clarificar en la

persona su esquema de valoración intrínseco.


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Desde esta mirada hacia lo humano, la Orientación al Talento

Personal, basada en la Terapia de Aceptación y Compromiso, tiene el

objetivo principal de facilitar la elaboración de propósito en las personas y la

consecuente decisión respecto a la profesión u oficio que mejor se adecue al

mismo.

Producir nosotros el sentido valioso de la propia vida, deconstruyendo

tanto la realidad social como lo íntimo de nuestro ser, es un camino de libertad

personal que lleva a un mayor entendimiento, complejidad y evolución

permanente. Esta visión hace que el acento pase de considerarnos ser seres

evolucionados a concebirnos como seres evolucionantes. Pensamos que este

camino tiene un alto grado de esfuerzo para quien se compromete a recorrerlo,

pero como dice la ACT, a pesar de malestares y desavenencias, los estadíos

de bienestar se consiguen a partir de andar por direcciones valoradas.

Sobre estos baluartes, se basa todo el contenido y las dinámicas de este

proceso de desarrollo personal y orientación laboral. Esperamos que el material

les sea de interés y aporte a vuestra noble intención de ayudar a otros.

“El sentido de la vida es una vida con sentido”

Rocío Rivero López

David Mauricio Settembrino – Giancarlo Quadrizzi Leccese

Registrado en la DNDA EXP. Nº: 5297796

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