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Actitud Psicológica del Profesor Universitario

1. 1. ACTITUD PSICOLÓGICA DEL PROFESOR UNIVERSITARIO Fuentes: Miranda, B. (1992). Actitud psicológica. Una experiencia.
Buenos Aires: Ediciones Cinco. Pichon Rivière, E. (1975). El proceso grupal. Buenos Aires: Nueva Visión. Quiroga, A. (1982). Operación y
actitud psicológica. Buenos Aires: Ediciones Cinco. Quiroga, A. (1982). Actitud psicológica. Clase de la Carrera de Psicología Social. Primera
Escuela Privada de Psicología Social. Fundada por el Dr. Enrique Pichon Rivière. Recuperada el día 15/07/2017, en:
https://drive.google.com/file/d/0B8LLpv3QtJD4SEZBQkVDa0pRe DQ/edit

Desarrollo:
El concepto de actitud psicológica es un concepto que proviene de la de la Psicología Social desarrollada en
Argentina por el Dr. Enrique Pichon Rivière. Su aplicación al rol del profesor universitario se fundamenta,
principalmente, en la consideración del mismo como un coordinador de grupos (temática desarrollada en
otras publicaciones). La actitud psicológica es la disposición interna requerida para el desempeño del rol de
profesor universitario en relación a los estudiantes. Se refiere a modalidades relativamente estables y
coherentes de pensamiento, sentimiento y acción. La actitud psicológica se adquiere a lo largo de un
proceso, y se va construyendo, se va aprendiendo, y construir y aprender implica tiempo y esfuerzo. La
actitud psicológica del profesor implica una modalidad instrumental y operativa en la relación con los
estudiantes. La misma, requiere el desarrollo de un encuadre interno que le permite al profesor operar en el
aula. Uno de los aspectos clave a desarrollar es la disponibilidad para tolerar conflictos y frustraciones que
surgen en el desarrollo de los procesos de enseñanza y aprendizaje. Los capacidades fundamentales que
constituyen la actitud psicológica de un profesor son las siguientes:
1. Contención de los otros y de sí mismo: Contener significa albergar, dar lugar a los sentimientos,
fantasías, estados afectivos y temores de los otros. Es la disponibilidad interna de hacerse cargo de lo que le
pasa a los demás. No consiste solamente en conocer sus necesidades, sino fundamentalmente en albergar lo
que les pasa. 1
autocontención Para poder desarrollar la contención de los otros es necesario desarrollar la autocontención
que no significa controlarse o desensibilizarse, sino sentir y poder administrarlo. De esta manera la persona
puede colocarse en el lugar del otro y entender lo que piensa, siente y necesita. (empatía) Es importe no
confundir ser “continente” de los otros con ser un “recipiente” (un depósito de la basura). Al respecto, debe
convertirse un “depositario operativo” lo que significa dar cabida a los estados emocionales de los demás
pero devolverlos transformados. Por ejemplo, devolver la agresión transformada en afecto y reflexión para
que el otro pueda hacerse cargo de lo que le pasa. Un profesor universitario que tiene capacidad de
autocontención, puede sentirse desbordado o enojado por una situación en un aula, pero puede devolverla
transformada desde una actitud de tranquilidad y de seguridad. Por otra parte, contener es también poner un
límite; en algunos casos frustrar a alguien en algún momento, es también contenerlo, porque con la
frustración las personas crecen. En síntesis, el hecho de que profesor contenga a los estudiantes (lo que
implica albergarlos con sus contradicciones) requiere de la capacidad de contenerse a sí mismo con sus
propias contradicciones internas.
2. Distancia óptima (procesos de centramiento y descentramiento): La distancia óptima que establece
el profesor con los estudiantes no implica una distancia siempre igual. Es necesario que el profesor tolere
acercarse y distanciarse hasta construir una distancia adecuada en cada situación. La paciencia requerida
para lograrla no debe ser pasiva, sino activa y reflexiva. La distancia óptima está relacionada a los procesos
de centramiento y descentramiento del profesor.
El descentramiento se relaciona con la tolerancia del profesor a la frustración de renunciar a la posibilidad
de reconocimiento y afecto por parte de los estudiantes en diferentes instancias, en especial en situaciones de
evaluación. Si el profesor está centrado en sí mismo, buscará ser querido por todos los estudiantes y no
podrá realizar su tarea educativa. En estos casos deberá entender el enojo de los estudiantes frente a
determinados señalamientos o devoluciones y contenerlos. Si el profesor está muy identificado con los
estudiantes no podrá realizar esta tarea en forma efectiva. En determinados momentos, es necesario que el
profesor se distancie y desde allí trate de entender y descifrar los avances y retrocesos en el proceso de los
estudiantes. No hay que tener tanta distancia sintiéndose afuera de lo que les pasa a los estudiantes.
Tampoco debe quedar inmerso o atrapado en la identificación con los estudiantes y no poder evaluar su
proceso. Además, el profesor debe descentrarse de su propia necesidad (“no me estudian”) y buscar la forma
de favorecer el proceso de aprendizaje de los estudiantes.
3. Capacidad de desciframiento: El desciframiento tiene que ver con aprender a formular hipótesis.
Consiste en dar un significado a determinadas situaciones o conductas de los estudiantes, dejando de lado la
mirada ingenua y desarrollando la mirada crítica. Es la capacidad de descifrar los contenidos latentes del
acontecer áulico. Descifrar significa poder leer lo que se oculta atrás de lo aparente, es decir, lo latente que
se oculta detrás de lo manifiesto. Cada profesor tiene un estilo y hace una lectura de la realidad
(desciframiento) desde una modalidad de escucha y observación en la que se focalizan determinados
aspectos del campo. Se trata de descifrar datos y plantearse hipótesis acerca de los emergentes, es decir, de
la relación significante−significado. El significante es una conducta, una representación, una palabra de los
estudiantes y el significado es el sentido que el profesor le da a las mismas.
4. Estructura de demora: El profesor que posee una estructura de demora no reacciona en forma inmediata
ante una situación en el aula. En algunos casos, es necesario que transcurra un tiempo entre el registro y la
intervención del profesor. Es un tiempo de espera que sirve para determinar si lo que está descifrando es
correcto. La postergación de la respuesta frente al estímulo es lo que caracteriza a la estructura de demora.
Este es un rasgo esencial de la capacidad de continencia que analizamos anteriormente. Si el profesor
interviene inmediatamente frente a un estímulo, está fallando en su estructura de demora, esta fallando en su
capacidad de postergación y cae en un acting out, es decir, en la modalidad de actuar inmediatamente. El
profesor no debe reaccionar, sino responder eficazmente ante las situaciones que se presenten en el aula. Por
otra parte, el profesor debe tener tolerancia a la espera, es decir, luego de una intervención puede ocurrir que
la respuesta no sea inmediata; puede pasar un tiempo hasta que se produzca una respuesta por parte de los
alumnos. En síntesis, el profesor no debe reaccionar de manera impulsiva sino desarrollar la tolerancia a los
tiempos de los otros, a la frustración, a las diferencias, y a que la cantidad devenga en calidad. El profesor
universitario, en el desempeño de su rol, podría beneficiarse a partir de la construcción de una actitud
psicológica adecuada, es decir, del desarrollo de una disposición interna que le permita trabajar con los
estudiantes de manera efectiva. 3

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