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PRÁCTICAS DEL LENGUAJE

TRABAJO PRÁCTICO: LA SUBJETIVIDAD EN EL DISCURSO REFERIDO

Leer los textos 1 y 2 y resolver las siguientes consignas con cada texto.
1. Subrayar todos los segmentos que contengan discurso referido, ya sea en Estilo Directo o
Indirecto.
2. Resaltar los verbos introductorios del discurso referido (verbos “de decir”).
3. Transcribirlos en el siguiente cuadro:

“Va a pasar lo que ustedes quieran que Encendido discurso de campaña de la


pase” Presidenta por el 25 de Mayo

4. Encerrar entre corchetes frases que hagan alusión al modo de decir algo, por ejemplo “Su
discurso fue tomando temperatura” o “El final llegó en un tono casi susurrante”.
5. Transcribir las frases encontradas en el siguiente cuadro.

“Va a pasar lo que ustedes quieran que Encendido discurso de campaña de la


pase” Presidenta por el 25 de Mayo

6. Luego de comparar ambos textos, ¿qué conclusiones puedes extraer? ¿Qué imagen de la
protagonista del hecho construye el enunciador (autor) del texto gracias al modo en que
presenta lo que ella dice? ¿Juzga sus dichos? ¿Los califica? ¿Los valora positiva o
negativamente? ¿Se hace presente en el texto informativo a partir de la elección de los
verbos? ¿Para qué? Fundamentar y ejemplificar si resulta pertinente.
MARTES, 26 DE MAYO DE 2015

EL PAIS › MENSAJE DE CRISTINA KIRCHNER EN LA MULTITUDINARIA MOVILIZACION POR EL


ANIVERSARIO DEL 25 DE MAYO

“Va a pasar lo que ustedes quieran que


pase”
En su última celebración de la fecha patria como Presidenta, CFK evocó los doce años desde la
asunción de Néstor Kirchner. También habló a futuro y consideró al kirchnerismo “un proyecto
colectivo” que no depende de una persona.

Por Werner Pertot

“La bella señora está desencarnada”, sonaba de fondo Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota
cuando la presidenta Cristina Fernández de Kirchner irrumpió en el escenario. Lo recorrió de un lado
a otro como una rockstar, ante las ovaciones de la multitudinaria tribuna pintada de celeste y blanco.
En su discurso, relevó los hitos de su gobierno y del de Néstor Kirchner, que había asumido 12 años
atrás. “Decían que íbamos a arreglar (con los fondos buitre). No tengan miedo. Pueden difamar a mi
hija, maltratar a mi hijo, pero mientras sea Presidenta voy a seguir defendiendo los intereses del país.
No tengo ninguna cuenta en el exterior que me puedan descubrir”, aseguró. Varios tramos estuvieron
dirigidos al futuro posterior a su gobierno: “Este es un proyecto colectivo. No puede depender de una
sola persona. ¡Depende de ustedes!”, remarcó. “Este proyecto debe continuar –insistió–. No es
continuidad o cambio. Los que quieren cambio, que nos expliquen a todos qué cambio quieren.”

La Casa Rosada estaba iluminada y con el mapping en ventanas, puertas y banners. Justo antes de
la entrada de la Presidenta, mostraba un diseño de rayos eléctricos que caían del cielo. Durante el
discurso de la mandataria, en cambio, emulaban una bandera argentina ondeando. CFK ingresó, de
hecho, con el tema “Juguetes perdidos” de los Redondos.

Con un traje gris brillante, la Presidenta entonó al himno, tocado por la orquesta El Arranque y
cantado por Guillermo Fernández, que culminó con una primera salva de fuegos artificiales que
iluminaron el cielo sobre la Casa Rosada. Su discurso –el último que dará como Presidenta un 25 de
Mayo– estuvo cargado de recuerdos de los 12 años de gobierno.

Doce años ganados

Comenzó con una evocación de Néstor Kirchner: recordó que había asumido hacía 12 años “en una
hermosa mañana de sol. Pronunció un discurso que algunos creyeron que era sólo eso: un discurso.
Desde algún editorial se pronosticó que ese gobierno iba a durar apenas un año. Fallaron, como
siempre”, dijo, y despertó la primera ovación de la multitud, que llevaba cartulinas con imágenes de
pingüinos sosteniendo banderas de distintos colores o urnas que decían: “Voto joven”.
“Su concepto más recordado fue cuando dijo que no pensaba dejar sus convicciones en la puerta de
la Casa Rosada para gobernar el país –indicó la Presidenta–. Pero después dijo que los dirigentes
políticos íbamos a ser juzgados por los resultados. Veníamos de la dolorosa experiencia de discursos
maravilloso y de gobiernos desastrosos.” “Nosotros somos el Gobierno de la transformación”, definió.
Rememoró la Cumbre de las Américas en Mar del Plata y la renegociación de la deuda externa, en la
que “obtuvo la reestructuración más importante de toda la historia del mundo”. “Quedaron aleteando
algunos buitres, poderosos, que manejan medios de comunicación y ONG de ésas que uno nunca
sabe de dónde sacan los fondos”, acusó. La mandataria afirmó que mantendrá la posición argentina
hacia los acreedores.

“No tengo ninguna cuenta en el exterior que puedan descubrir. Al contrario, les descubrieron miles de
cuentas a otros. ¿Vieron algún programa de investigación sobre esas cuentas?”, preguntó. Fue uno
de varios pasajes destinados a los medios de comunicación. Otro llegó cuando se refirió a la
inauguración del Sitio de la Memoria en la ex ESMA. “Me impresionó una frase que se repetía donde
nacieron bebés en cautiverio: ‘¿Cómo puede ser que acá hayan nacido bebés?’”, recordó y propuso
que se ponga otro cartel en la entrada de todos los sitios de memoria, que diga: “¿Cómo puede ser
que los medios de comunicación ignoraron lo que pasaba?”

–Tomala vos / dámela a mí / el que no salta / es de Clarín –coreaba la multitud. El cantito se repitió
cuando aludió a la ley de medios. “¿Cómo explicás que justificaste la tortura o que tiren gente al
mar?”, reiteró sobre la prensa en la dictadura.

“Esto no es abrir ninguna grieta. Los argentinos estamos reconciliados”, sostuvo y puso como ejemplo
el traslado del sable corvo de San Martín. “Esa es la verdadera reconciliación del pueblo con el
ejército sanmartiniano. Díganme si recuerdan desde que volvió la democracia a tanta gente en la
calle vivando a los Granaderos”, afirmó.

Tras una discusión con la “historiografía liberal que decía que Rosas era un tirano”, volvió sobre la
represión en la dictadura (o previa al golpe), amagó con no decir algo y finalmente dijo: “Teníamos
que hacernos cargo porque entre las víctimas había peronistas, pero entre los victimarios había otros
que se decían o eran de nuestro movimiento”. CFK concluyó con la idea de que “los derechos
humanos se han convertido definitivamente a nuestra democracia”.

Postales del futuro

Así como recordó los hitos del gobierno de Kirchner, CFK hizo un repaso por su gestión: mencionó la
AUH, Aerolíneas Argentinas, YPF, las jubilaciones, las escuelas. Y al recordar el cierre de las
paritarias de un grupo de gremios –entre ellos, la UOM de Antonio Caló–, indicó: “Espero que a partir
del 10 de diciembre los mismos dirigentes sindicales pongan toda la fuerza para conseguir todos los
aumentos que consiguieron en estos años. Si no lo hacen, yo les voy a decir a los trabajadores que
cambien de dirigentes sindicales, para que sigan teniendo los mismos derechos”. Las menciones a
los que la rodeaban llegaron en dosis homeopáticas: una fue para su ex jefe de Gabinete Jorge
Capitanich por el resultado electoral en las PASO de Chaco. La otra, para Juan Cabandié cuando
mencionó a los nietos recuperados nacidos en la ESMA.

También hubo advertencias para los opositores, sobre quienes dijo que “deben criticar. Está bien que
critiquen. Deben proponer también, pero bueno...”. Luego los cuestionó porque “parece que les
molesta que el Centro Cultural lleva el nombre de un ex presidente. ¿Por qué no construyen uno más
grande y le ponen el nombre que quieran? ¿O creen que me gustan los nombres de algunas calles,
avenidas, plazas? Si es por cambiar nombres, cambiémosles el nombre a todos”.

Señaló que desde la oposición “quieren hacerle creer a la gente que es bueno que cada cuatro años
cambie todo. ¿Saben por qué? Porque cuando cada cuatro años cambia todo, todo sigue igual”. “Por
eso, este proyecto debe continuar –remarcó CFK sin mencionar a ninguno de los candidatos a
sucederla–. No es continuidad o cambio. Que nos expliquen qué cambio quieren.” “Ahora dicen que la
AUH está muy bien y que no van a reprivatizar Aerolíneas ni YPF, pero cada vez que votamos fue en
absoluta soledad”, afirmó. “Olvídense de que yo soy medio antipaticona y alguno puede decir: ‘Mirá
qué soberbia’. Son defectos que tengo. Pero piensen: ¿están un poquito mejor que en 2003?”, le
preguntó a la multitud.

–Síiiiiii –le respondieron, entre varios cantitos que pedían la reelección por un tercer mandato.

“Morocha, no te vayas”, decía uno de los carteles que colgaban del palco junto al escenario. “Muchos
me miran con miedo y me dicen: ‘¿Qué va a pasar?’. Va a pasar lo que ustedes quieran que pase.
Ustedes son los dueños de su destino. Lo más importante es que hemos construido otra vez la
patria”, afirmó CFK. Sobre la economía, la Presidenta afirmó: “Hemos demostrado que no era un
veranito. Vamos por doce veranos y queremos el verano número trece”. Y aprovechó para comparar
con la situación de Europa. No faltaron las alusiones al juez de la Corte Suprema Carlos Fayt cuando
mencionó a una candidata de Podemos en Madrid, que “es una ex jueza de 71 años (sí, en España
parece que se jubilan antes)”.

Por último, la Presidenta recordó los saqueos y las insubordinaciones policiales de diciembre de 2013
y llamó a “estar atentos, porque tal vez intenten hacer cosas para enojar a la gente. En estos días,
vimos episodios de sospechosa e inusitada violencia”, en una posible alusión al linchamiento de
Monte Hermoso. En una de sus últimas alusiones al 2016, la mandataria afirmó: “Van a venir muchos
25 de mayo más donde el pueblo se volcará a la Plaza”.
DIARIO LA NACIÓN
El 25 de mayo / Mensaje en clave proselitista

Encendido discurso de campaña de la Presidenta por el 25


de Mayo
En un mensaje por cadena, pidió "continuidad" para el proyecto kirchnerista; "El proceso de
transformación debe continuar", dijo; no habló de la fecha patria

Por Mariana Verón | LA NACION

La multitud se perdía entre las calles, incalculable. Ante una de las más grandes movilizaciones del
kirchnerismo en estos 12 años de poder, Cristina Kirchner se despedía ayer de su última Plaza de
Mayo con un llamado a la continuidad de su proyecto político en la previa a las elecciones que
definirán el rumbo del país a partir del 10 de diciembre.

La rodeaban gobernadores, ministros, intendentes y su familia, con su nieto Néstor Iván en primer
plano. Con una larga descripción de los inicios del kirchnerismo, y entre una mezcla de palabras duras
y la voz quebrada de un tiempo que se le va, no dudó en mostrarse como la principal electora para
cuando en agosto comience a delinearse el futuro gobierno. "Este proceso de transformación debe
continuar. No es continuidad o cambio. ¡Por Dios! Los que quieren cambio que nos expliquen a todos
qué quieren", se exaltó ya casi llegando al final de una larga cadena nacional que duró una hora y
veinte minutos.

La Presidenta demostró ayer con su plaza que mantendrá la centralidad política hasta que las urnas
manden. "Les digo a todos los que tienen legítimas aspiraciones de conducir el país, sus provincias y
municipios, que siempre piensen que va a ser difícil cuando intenten defender los intereses de las
mayorías", los adoctrinó.

Su discurso, interrumpido una media docena de veces por los cantos de la militancia que se ubicó en
la primera línea cerca del escenario, fue tomando temperatura con las críticas que le dedicó a la
oposición, pero sobre todo a la prensa, el principal eje de sus cuestionamientos. De alguna manera,
su mensaje fue una réplica de sus años en el poder, una gestión cruzada por su larga batalla por la
aplicación de la ley de medios.

"Pueden difamar a mi hija, maltratar a mi hijo y decir de mí cualquier cosa. Pero quédense tranquilos
que mientras sea presidenta voy a seguir defendiendo los intereses de mi país", apuntó, en un tono
elevado que fue moderando cuando llegaba al final. "No tengo nada de qué avergonzarme. No tengo
ninguna cuenta en el exterior, al contrario, les descubrieron a otros miles de cuentas y sin embargo
no salieron informes en ningún programa", se quejó, dolida por las que se habían publicado en
contra de su familia. Florencia, embarazada, y Máximo, con su pequeño hijo, la acompañaban junto
al gabinete nacional.

La Presidenta hizo una férrea defensa de su gobierno. Equidistante, evitó mostrar gesto alguno hacia
los dos candidatos que representarán en las primarias al kirchnerismo, Daniel Scioli y Florencio
Randazzo, junto a ella sobre el escenario. Ayer fue sólo su día. Y lo aprovechó para plantar bandera
sobre lo que espera de esa multitud que le regalaba la última Plaza de Mayo colmada.

"No se trata de irse o de quedarse. Éste es un proyecto colectivo que no puede depender de una sola
persona", les reclamó a quienes la escuchaban en una noche en la que el clima cálido acompañó la
fiesta kirchnerista. Fue entonces cuando les habló a sus seguidores. Dijo que dependía de ellos "que
este proyecto sea llevado adelante", les pidió "cuidar lo logrado" y les marcó el camino que deberán
tomar en las urnas: "Ustedes son los verdaderos dueños del destino. Les pido que no tengan miedo.
Muchos me preguntan qué va a pasar. Va a pasar lo que ustedes quieran que pase, porque ustedes
son los que están empoderados, son los titulares de los derechos".

Para la oposición hubo menos críticas que para los medios, a quienes acusó de complicidad con la
dictadura, y se quejó de los pronósticos en contra de su gestión. "Hemos podido demostrar que no
era un veranito, como siempre decían en las crónicas periodísticas. ¡Señores, vamos por 12 veranos
para la Argentina y queremos un número 13", abundó, mostrándose ganadora.

Esta vez no hubo críticas para los empresarios como en otros discursos, pero sí, aunque solapadas,
para los gremios. Como una advertencia sobre el rol que se imagina para después del 10 de
diciembre, los llamó a mantener los actuales reclamos hacia el próximo gobierno y se mostró dolida
por el trabado proceso de las últimas negociaciones paritarias. "Espero que mis compañeros de la
CGT sigan pidiendo y luchando como lo han hecho durante la gestión de Néstor y la mía, porque si no
lo hacen les voy a decir a los trabajadores que cambien de dirigentes sindicales". Junto a ella estaba
Antonio Caló, el jefe de la CGT oficial.

Sin dar nombres, se quejó elípticamente de Mauricio Macri por no haber acompañado la estatización
de Aerolíneas o YPF y como despedida les habló a todos, en clara clave electoral. "Con una mano en
el corazón, piensen cómo estaban en mayo de 2003", pidió.

El final llegó en un tono casi susurrante: "Olvídense que algunos dicen que soy soberbia y poco
humilde, son defectos que tengo. Quiero darles las gracias a todos porque yo sé que en el fondo
saben que las decisiones políticas más importantes que tomamos fueron para todos". Después bailó
y disfrutó de su última plaza.

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