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Universidad Nacional de San Juan

Facultad de Ciencias Sociales

Departamento de Ciencias de la Comunicación

CÁTEDRA: LITERATURA ARGENTINA Y LATINOAMERICANA DE


LOS SIGLOS XX Y XXI

Año: 2016 - 1º Semestre

Profesora: Gladys Deguer

“El Policial Negro y su Compromiso Social”

Avila José Antonio

MU: 8515

Ciclo Lectivo: 2016

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ÍNDICE

Introducción

Presentación 3

Biografía del Autor 3

Breve Resumen del Libro 3

Análisis de la obra según los Componentes del Género 4

Desarrollo

Análisis del Tema Propuesto 5

Conclusiones

Conclusión 7

Anexos 8

Bibliografía 11

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INTRODUCCIÓN:

1) Presentación:

El presente trabajo monográfico estuvo basado en el análisis de la obra “Con


la Sangre en el Ojo” del escritor argentino Alejando Parisi y la relación que
establece su historia (perteneciente al género policial) con temáticas de
compromiso social.

2) Biografía del Autor

Alejandro Parisi nació en 1976 en el barrio


de Lugano, en la Ciudad de Buenos Aires.
Es guionista y escritor. Varios de sus
cuentos han sido publicados en distintas
antologías de Argentina, España, Francia
y Alemania. Delivery (Sudamericana,
2002) fue traducida al italiano por E/O
Edizioni en 2007. Luego publicó El Ghetto
de las Ocho Puertas (Sudamericana,
2009), Un Caballero en el Purgatorio
(Sudamericana, 2012), La Niña y Su Doble
(Sudamericana, 2014; Lumen, 2016), Con
la Sangre en el Ojo (Grijalbo, 2015) y Su
Rostro en el Tiempo (Sudamericana,
2016).

3) Breve resumen de “Con la Sangre en el Ojo”

El protagonista es un investigador policial uruguayo llamado Álvaro Balestra,


que hace años renunció a su promisoria carrera en la policía uruguaya por motivos
que prefiere callar. Desde entonces, y luego de un traslado a la ciudad de Buenos
Aires, sobrevive como detective privado buscando a personas extraviadas,
espiando a maridos infieles y persiguiendo a drogadictos en recuperación. Hasta

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que una mujer atractiva y con ansias de venganza le pide que siga a su esposo,
aquello que debería ser otro caso de infidelidad se convierte en una intriga que lo
sitúa en el lugar del crimen, junto al cadáver de un importante industrial.

Balestra deberá resolver ese caso y al mismo tiempo proteger al Rengo, su


ayudante, un linyera con conocimientos de origami que es perseguido por una
banda de asesinos obsesionados con limpiar la “escoria” de Buenos Aires.

De esta forma, el protagonista se encuentra investigando dos homicidios, uno


por el que le pagan muy bien, el de un ciudadano respetable y reconocido, y el de
una mujer con más vicios que nombre, y que derivan en ataques a linyeras por
toda la ciudad de Buenos Aires.

Espionaje industrial, infidelidad, corrupción y muerte son las aristas de una


ciudad escura que demoran el mayor deseo de Balestra: mirar el río desde su
casa de Tigre, a medio camino entre Argentina y Uruguay, para beber en silencio
rodeado por sus fantasmas, los crímenes de su pasado y las ausencias que se
resiste a aceptar.

4) Análisis de la obra según los componentes del género policial.

La obra puede encuadrarse dentro del género narrativo, y en éste, está


ubicado más próximo a la novela policial negra.

Los elementos que encontramos en la obra son varios. En primer lugar, existe
la presencia de un crimen (que no es el único), que hace de punto de partida para
el desarrollo del resto de las acciones y conflictos. En segundo lugar, se da la
presencia de los personajes modélicos del género: un detective privado
protagonista (Álvaro Balestra), y que tiene falencias, vicios y lleva a cuestas el
peso de “fantasmas” que lo persiguen; una víctima (el empresario Andrés Hirsch),
que en cierta forma es merecedora de lo que le ocurre; y un criminal (Miriam
Hirsch), que se ve forzado por los hechos y las circunstancias a cometer el crimen,
aunque no sea alguien perverso. A estos actores, se agregan también otros que

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tienen marcada importancia en la historia (como por ejemplo el Rengo, ayudante
de Balestra).

Además, la presencia de temas como la corrupción, la infidelidad, la violencia,


el amor, y hasta la aparición de un conflicto diplomático reciente entre Argentina y
Uruguay (el conflicto por las Papeleras), dotan a la narración de un gran realismo
y, en varios pasajes, de enigma e intriga.

Por su clasificación, esta obra es una novela negra de crítica social, ya que al
desarrollar un mecanismo de intriga, se hacen críticas de costumbres y de
sistemas sociales.

El narrador se encuentra en tercera persona y utiliza técnicas clásicas como el


fluir psíquico (para determinar la interioridad de los personajes, en especial del
detective Balestra) y el discurso referido, ya que en varios momentos el narrador
deja que los personajes introduzcan su voz al relato, utilizando la primera persona.
Utiliza un lenguaje cotidiano, con un registro tonal muy parecido al del
protagonista.

DESARROLLO

5) Análisis del tema “El policial negro y su compromiso social”

Al ser esta obra perteneciente al tipo de novela de crítica social, es importante


remarcar que en la misma, el tema del compromiso social se ve reflejado en las
críticas que se hacen a los grupos de poder económico (principalmente a la clase
alta industrial) y a ciertas costumbres o situaciones que son comunes en la
sociedad.

Se hace juicio de cuestiones como la deshumanización que conllevan los


estilos de vida de los más ricos, quienes se ven disconformes y angustiados
existencialmente, no pueden satisfacer su lado más humano, porque su rutina y
sus accionares no se los permiten. Un ejemplo de esto es la vida de Andrés

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Hirsch, quien llevaba en su espalda varias preocupaciones que lo atormentaron, y
que no lo dejaban ser como él quería realmente.

Además, se ve una crítica hacia las instituciones policiales, donde se muestran


con falencias y corruptas (un claro ejemplo es el oficial Domínguez), lo que genera
odio y rencor en la sociedad, además de una desconfianza general; son todo lo
contrario a lo que se espera de ellas.

Los antagonismos que aparecen son varios, y muchos con impronta social:
indigencia-riqueza, amor-violencia, melancolía-alegría. La primera se ve
representada en los “linyeras” que recorren la ciudad de Buenos Aires y en los
empresarios de la fábrica textil (Andrés Hirsch y Juan Pablo Oleguer). Lo segundo
se demuestra de varias formas: el amor entre los Hirsch, el amor de Balestra y
Débora, o de Balestra y su madre, y por el otro lado, la violencia que acompaña a
los crímenes que se llevan a cabo. Por último, la melancolía que desprende
fundamentalmente Balestra (que proviene de recuerdos de su hija Sofía cuando
vivían juntos), contrastada por la alegría que causó el festejo de cumpleaños de su
madre en el geriátrico, al cual Balestra asistió vestido con uniforme de oficial.

El compromiso se ve reflejado en la interpretación que se hace sobre la


sociedad que el autor describe: impaciente, revoltosa, ofuscada, violenta. El
ámbito en el que fue escrita la obra, demuestra las aristas de los distintos tipos de
personajes, que responden a ciertos estereotipos de la ciudad. Asimismo, se
incluyen temas que poco a poco han comenzado a formar parte de nuestra
cotidianeidad, como lo es el divorcio (representado en la pareja Hirsch) y la
infidelidad (que se presenta en varios casos dentro de la historia).

Por último, es de destacar también la aparición de la corrupción y de la tiranía.


Estas características son ejercidas por el padre de Lautaro Álvarez Campos, un
juez con carrera política en ascenso, quien amenaza al detective Balestra al
acusar a su hijo de participar en los homicidios a mendigos y vagabundos, y que lo
hace con total complicidad del oficial Domínguez, que posiblemente por miedo a
una represalia, no colabora con los pedidos de ayuda por parte de Balestra.

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CONCLUSIONES

6) Conclusión

“Con la sangre en el ojo” y su relación con el compromiso social, no es más


que una muestra de lo que una ciudad tan grande (como lo es Buenos Aires)
puede albergar: historias de todo tipo, claras y oscuras, públicas y privadas,
trascendentales e insignificantes, pero siempre presentes.

De este modo, las críticas no hacen más que demostrar que hay una falta de
ética, de valores, de contención y de empatía en la sociedad; el menos pensado
puede ser quien cometa el crimen más atroz, ya que el hostigamiento del entorno
puede desencadenar hasta las últimas consecuencias en los seres humanos,
quienes agobiados, actúan desde el impulso sin mediar razón alguna sobre sus
acciones. Y si bien muchas veces no la vemos, pero esta situación está cada vez
más arraigada en los círculos de la sociedad de nuestros tiempos.

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ANEXOS

Viernes, 13 de marzo de 2015

Alejandro Parisi presenta su novela Con la sangre en el ojo

Un policial sin adjetivos


La quinta novela de este nativo de Lugano es la primera de una saga policial protagonizada por una
dupla que por el énfasis en la picaresca remite más al Quijote y Sancho Panza que a Sherlock Holmes
y Watson. “No soy de usar adjetivos”, dice.
Por Silvina Friera

Parisi es el creador del detective privado Balestra, un uruguayo refugiado en Buenos Aires.

La cajita de cristal de las apariencias se quiebra, aunque no se rompe. Álvaro Balestra,


policía uruguayo retirado de la fuerza –que cruzó el Río de La Plata para escapar de los
“fantasmas” y ganarse la vida persiguiendo a porteños infieles–, es un escéptico
incorregible. Pero muerde el anzuelo de su nueva clienta, la mujer de un empresario judío
de la industria textil, “actualizada a base de bótox y pilates”. El cadáver del supuesto
marido infiel –vocal del Comité Ejecutivo de la Unión Industrial Argentina relacionado con
el gobierno israelí– es la primera pieza de un enmarañado rompecabezas que Balestra
deberá resolver. El detective se involucra con otro caso por pedido de su amigo el Rengo,
un linyera en peligro: un puñado de jóvenes de clase media, entre los que se “destaca”
Lautaro Álvarez Campos, hijo de un juez con carrera política en ascenso, mata a mendigos
y vagabundos mientras se filman y fotografían. “Los hombres y las mujeres que lo
contrataban se parecían a esos animales carroñeros que aparecían en Animal Planet: podían
esperar durante años a que sus enemigos se cansaran, cayeran y murieran en las fauces de
los leones para comerse sus vísceras y roerles los huesos. Porque, ¿cuánto tiempo hacía que
la señora Hirsch sabía que su marido la engañaba? Años, tal vez. Pero su instinto había
despertado de golpe, y ahora no se detendría hasta revolverle las entrañas”, plantea el
narrador de Con la sangre en el ojo (Grijalbo), quinta novela de Alejandro Parisi, primera

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entrega de una saga policial protagonizada por Balestra y el Rengo, una dupla que por el
énfasis en la picaresca remite más al Quijote y Sancho Panza que a Sherlock Holmes y
Watson.

Balestra tiene que lidiar con una madre enferma de Alzheimer, internada en un geriátrico,
que está convencida de que sigue viviendo en Montevideo y le reprocha al hijo que todos
hablen como “porteños” y no montevideanos. “Esos argentinos nos están quitando hasta la
forma de hablar”, se queja esta señora que desvaría sin perder esa pátina aristocrática, como
si fuera lo único que la pudiera salvar del naufragio existencial. El eco político de fondo, un
ruido persistente que suele llegar a través de las noticias que escucha el detective, es el
conflicto con Uruguay por las papeleras. Balestra, un melancólico que se disfraza de tipo
huraño, está tironeado por la distancia con su hija Sofía –que vive en España–, por los
trapos sucios de su propio pasado que preferiría olvidar y por la relación que tiene con
Débora, una mujer casada. El único lugar en el mundo que puede curar viejas heridas y
limpiar las culpas que lo asedian es el Tigre, donde tiene una casa y una obsesión: plantar
jazmines. Parisi (Buenos Aires, 1976), el creador de Balestra, es irónicamente cruel con el
adolescente que fue. “Escribía unos poemas horribles tratando de copiar a (Arthur)
Rimbaud con mis amigos en Lugano. Sabía que por alguna razón quería escribir. Lo hice
desde los 18 años. Cuando publiqué mi primera novela, Delivery (2002), pensé que no iba a
escribir más. Ahora no me imagino haciendo otra cosa que no sea escribir”, cuenta el
escritor y guionista, autor de El ghetto de las ocho puertas (2009), Un caballero en el
purgatorio (2012) y La niña y su doble (2014). Cuando vivió en Barcelona, entre 2002 y
2006, le llamó la atención la cantidad de carteles que decían “detective privado”, un insólito
anacronismo que titilaba por las calles. “La novela empezó por Balestra, quería un
personaje que me permitiera jugar por un tiempo largo. Lo empecé a pensar cuando volví
de Barcelona y me encontré con el quilombo de las papeleras con Uruguay –recuerda Parisi
a Página/12–. Balestra es un desplazado porque él se convirtió en un desplazado. Tuvo una
educación aristocrática y escucha música clásica; viene de una familia que se fue a pique.
Balestra es un paria por cuestiones coyunturales.”

–Pero hay insinuado un pasado dudoso de Balestra durante la dictadura militar


uruguaya.

–Por eso Balestra es uruguayo y no es argentino, porque me permitía cierta distancia y


juego. Incluso en un momento de la novela se dice que el padre de Balestra hizo más cosas
de las que le pedían los militares... Y ahí está su enfrentamiento con el padre y con la
situación que le tocó vivir. Hay personajes satélites argentinos, como el comisario
Domínguez, que es el más complicado de todos. El detective tiene que tener un lado oscuro,
el género lo demanda. Balestra no tiene una ONG, no es de Cáritas, tiene manchas.

–Aunque Balestra se rebeló, ¿imagina al personaje en el límite de una situación de


tortura?

–No lo quiero decir porque eso va a aparecer más adelante. En la novela hay un momento
en que se acuerda sosteniendo el fusil y el padre que le gritaba: “Dispará, carajo”. Y
Balestra disparó... Ni siquiera es una obediencia debida, porque es algo del mandato
familiar. Su familia aristócrata hace 150 años mataba nativos, como se forjaron todas las
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familias aristocráticas en América latina. Balestra podría haber sido comisario a los 40
años, pero ahora está cagado de hambre. El tipo no lo hizo.

– ¿Es deliberado que Balestra no sea un detective lector y que no haya ninguna
referencia literaria?

–Sí. Balestra no toma whisky, no escucha jazz y no lee libros. Mis personajes no hacen lo
que yo hago. En ninguna de mis novelas hay un personaje que lea, que nombre un autor,
que escuche la música que yo escucho. Para eso escribo un diario íntimo. Si un autor quiere
hablar de libros en su novela, lo puede hacer de mil maneras. A mí no me interesa. Yo no
hago literatura sobre la literatura; es una postura que respeté en los cinco libros que escribí.
A mí me gusta mucho Pepe Carvalho, que quema libros para prender la chimenea. Pero los
leyó todos. No me interesa la literatura para literatos. Ahí sí: me sacaste la ficha (risas).

– ¿Por qué Balestra hace chistes tan malos?

–Cuando los escribía, me reía. Pero sé que son malos. Yo soy así: hago chistes malos. Soy
guionista de programas infantiles, escribo gags todo el tiempo y algunos son muy boludos.
No todos tenemos el mismo humor. Balestra pone distancia con el otro todo el tiempo y el
humor es una forma de escaparse.

–Qué paradójico que Balestra, que suele ser contratado para investigar a mujeres y
hombres infieles, tenga una amante, ¿no?

–Es paradójico y al mismo tiempo hay una aceptación de los límites afectivos. Balestra no
podría tener una pareja; me gusta la relación que tiene con Débora, su amante. Los imagino
juntos en la vejez, pero ahora no se bancarían. Hay muchas distancias que pone Balestra: el
humor, la relación afectiva, la madre, a la que no va a ver casi nunca; en el fondo se siente
culpable de un montón de cosas.

–¿El Rengo es como el Sancho Panza de esta novela policial?

–Puede ser... Está claro que el Rengo es menos que Balestra, en un sentido de importancia
dramática. Pero el Rengo y el comisario son los únicos personajes que pueden mandar a la
mierda a Balestra.

–¿Escribir en el género policial implicó cambiar el estilo?

–No, no soy de usar muchos adjetivos. Mis personajes no se sientan a reflexionar. Disfruto
verlo al personaje de Nadie, nada, nunca de Juan José Saer cortando un salamín durante
cincuenta páginas. Tengo un amigo que dice: “Si no sos Saer, no me cuentes tu merienda”.
Yo no soy Saer ni mucho menos y tampoco me interesa esa relación con el lenguaje. Yo
escribo a partir de imágenes y de hechos. Para la segunda novela de Balestra yo sé que él va
a estar sacando orugas de una Santa Rita en el Tigre. Tengo el logro de no haber puesto en
cinco novelas ningún signo de exclamación (risas).

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BIBLIOGRAFÍA

 Parisi, A., (2015), Con la sangre en el ojo, Buenos Aires, Argentina:


Grijalbo.
 Deguer, G., (2008). Técnicas Narrativas. Literatura Latinoamericana y
Argentina del Siglo XX y XXI. Departamento de Ciencias de la
Comunicación, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de San
Juan.
 Deguer, G., (2013). Literatura Policial. Literatura Latinoamericana y
Argentina del Siglo XX y XXI. Departamento de Ciencias de la
Comunicación, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de San
Juan.
 Friera, S. (13 de marzo de 2015). Un policial sin adjetivos. Página/12.
Recuperado de: www.pagina12.com.ar/imprimir/diario/suplementos/especta
culos/4-34955-2015-03-13.html

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