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La Generación McOndo fue un proyecto conformado por escritores más o menos jóvenes que
tuvo por objetivo retratar la realidad de las ciudades en Latinoamérica. Su nombre es la
parodia del Macondo de Gabriel García Márquez, ya que no pretende reflejar el ambiente
pueblerino de Latinoamérica sino el de las grandes urbes invadidas por marcas como
McDonalds y iMac que conforman una parte del fenómeno de la globalización. Así pues, a
partir del propósito de McOndo se analiza un cuento de esta generación: Hijos de Alberto
Fuget. Dado que el cuento representa una breve realidad de la juventud posmoderna de los
años 90 en Latinoamérica, el análisis consiste en demostrar cómo es que lo logra. Para ello,
se consideran el consumismo, la tecnología, la inmediatez, el presentismo y las escasas
responsabilidades como características principales de la generación a la que pertenecen los
protagonistas: la Generación X, la generación post-baby boomer y cómo es el contraste entre
el primer acto y el segundo, cómo es que la buena vida de la Generación X tan bien
representada en el primer acto se ve interrumpida por el fatal desenlace del segundo.
Generación McOndo
Desde los 60, las editoriales latinoamericanas se estancaron en publicar obras que contaran
con las características del “realismo maravilloso”, género fundado por Gabriel García
Márquez, Juan Rulfo, Julio Cortázar, entre otros. Dicho género tenía como propósito definir
lo latinoamericano, es decir, crear una identidad que concordara con todos los países
colonizados (Brasil, México, Cuba, Argentina, etc.). El problema de ello es que la literatura
fijó lugares y personajes arquetípicos, cuando en realidad la identidad latinoamericana es
algo que aún se sigue discutiendo dados los cambios culturales a lo largo de la historia.
Es por ello que Alberto Fuguet y Sergio Gómez, después de un arduo trabajo para
contactar a demás escritores, se propusieron reunir aquellos cuentos de gran parte de
Latinoamérica (no sólo México, Argentina y Chile) que cumplieran con una estética
diferente, aunque determinada por lo siguiente:
Optamos por establecer una fecha de nacimiento para nuestros autores que
nos sirviera de colador y acotara una experiencia en común. Nos decidimos por una
fecha que fuera desde 1959 (que coincide con la siempre recurrida Revolución
Cubana) a 1962 (que en Chile y en otros países, es el año en que llega la televisión).
La mayoría, sin embargo, nacieron algún tiempo después.
Otra cosa en que nos fijamos: todos los escritores recolectados han publicado
antes de los treinta con un relativo éxito. Han creado polémicas, revueltas y
exageraciones críticas con lo que escriben. (Fuguet, 1996, p. 7)
Como se puede observar, son una generación más o menos joven, pues a pesar de que
tienen treinta años o más ya habían causado polémica con sus obras antes. Además, es
interesante cómo es que su estándar se define a partir de la tecnología y un hecho histórico
tan controversial como lo es la Revolución Cubana. ¿A qué se refiere con ello? Pues que la
Generación McOndo representa el cambio de una generación que se está alejando de la
historia, la revolución y la guerra, para entrar en una nueva era que tiene a la tecnología y el
entretenimiento como formas de vida.
Entonces, ¿qué es y quiénes son McOndo? McOndo, más allá de ser la parodia del
Macondo de García Márquez, es la realidad de una nueva Latinoamérica, una más
cosmopolita y no estancada en el realismo mágico. Porque México no es la tierra infernal de
Pedro Páramo ni Colombia es el mar con haciendas bananeras de Cien años de soledad;
también hay rascacielos, hay McDonald’s, hay Burger King; se tienen iMacs y PCs; se tiene
a Mercedes Sosa, pero también a Sting.
Por supuesto, no toda Latinoamérica es así; quienes viven en torno a ese mundo sin
identidad son los habitantes de las ciudades, ya que ellos son quienes viven, en palabras de
Fuguet, la “cultura bastarda”: sin origen más allá del mestizaje. esos “ciudadanos del mundo”
son la Generación McOndo, pues conocen todo de todos a través de los medios masivos: la
televisión, el internet, los anuncios espectaculares, etc. Por lo tanto, es una pequeña parte de
la juventud latinoamericana, una que está rodeada de muchas identidades y a la vez de
ninguna; que conoce la cultura de otros, pero no la toma por verdadera; que no pertenece a
un lugar, sino que lo vive. Así es esta generación; así la Generación X.
Generación X
Es curioso cómo en el siglo XX los cambios tecnológicos, políticos y sociales son tan rápidos
que la duración de cada periodo es muy corta. Por ello, cuando se quiere analizar a la juventud
de una época en el siglo XX se hace a partir de generaciones que nacieron en un periodo
determinado. Cada periodo abarca veinte años aproximadamente; sin embargo, no se tienen
fechas determinadas para cada generación1. Hay autores que difieren de entre dos hasta diez
años, así que consideré investigaciones que coincidieran con sus años de estudio.
Ahora bien, para conocer la Generación X hay que entender a su predecesora, la Generación
Baby-Boomer, y, a su vez, la predecesora de ésta que es la generación Tradicionalista. El
nombre de esta última no es precisamente ese, pero por ahora consideraremos el término
1
Consideraremos la cita de Gillburg que menciona Nilda Chirinos en su artículo Generational characteristics
and values. Their impact in the labor field (2009): “se refiere a: ‘un grupo de edad que comparte a lo largo de
su historia un conjunto de experiencias formativas que los distinguen de sus predecesores’”
acuñado por Alicia Peirano de Babieri. La autora define en su artículo La convivencia de
diferentes generaciones las características de cada generación de la siguiente manera:
2
“Se trata de parejas jóvenes de altos ingresos, quienes gastan grandes sumas en artículos de lujo y otras
formas de entretenimiento y posponen la decisión de tener hijos.” (El Economista, 2013)
Posteriormente, fue MTV quien retomó el término para definir el público juvenil al
que estaba dirigido. Curiosamente, lo hizo con el motivo de criticar la cultura consumista de
la época y mostrar que el “X” define a una juventud sin identidad que puede ser todo y nada
a la vez, y que debido a su supuesta antipatía y pesimismo el canal adoptó una programación
de estética grotesca, ejemplos de ello son las caricaturas Beavis and butthead, Daria, Rend y
Steampy. El problema es que MTV, al incentivar la crítica de consumo, cayó en su propia
crítica al transmitir programas ‘basura”. Por ello, después se definió a la juventud ochenta-
noventa como una cultura carente de criterio, trabajadora pero derrochadora y consumista;
sin moral, sin buen gusto por la música; apáticos e incapaces de entablar buenas relaciones
con otros. En pocas palabras, prácticamente fue la peor generación que hubiera existido.
Por supuesto, no todos los jóvenes de las épocas que mencioné vivieron lo mismo,
pues Latinoamérica sufrió cambios significativos que se pueden retomar para otra
investigación. Por ahora, quiero que tengamos un breve contexto sobre el pensamiento que
pretende mostrar la Generación McOndo. En este sentido, parece que las editoriales
latinoamericanas que producían literatura del “realismo mágico” tenían una actitud
Tradicional al fijar en un estilo de escritura “las costumbres” o “lo endémico” de
Latinoamérica. Por ello, surgió la necesidad de Fuget de mostrar el mundo globalizado en
Hijos.
Lo que mencioné antes es claro en los personajes del cuento. El narrador, al igual que su
novia Carla, aman las iMac y siempre están actualizando sus productos electrónicos: “Ella
tiene iMac color uva; yo acabo de comprarme un G3 portátil”. Entre sus pasatiempos no está
bailar (“Carla no baila. Nunca lo ha hecho”) ni en sí interactuar con otros, sino ver películas,
“surfear en internet” y correr en la costa. Comen alimentos instantáneos como pollo frito o
hamburguesas, y aunque compara que no consume “sushi o vino nacional” finalmente
podemos remitirnos a que la cocina o alguna labor hogareña no son parte esencial de su vida.
Por lo visto tienen un nivel económico más o menos alto, ya que son dueños del
Departamento de Recreo; su filosofía de vida es alejarse de los compromisos: no hijos, no
matrimonio, no apadrinamiento. A ambos les gusta avanzar en sus estudios de cibernética y
ciencia, aunque también les gusta estudiar sobre cine con su maestro y amigo Bartolo
Paternostro Villalba.
En este primer acto del cuento parece que su vida es enormemente feliz. La ausencia de
compromisos, la comida rápida y su casi religión cibernética (“Siempre hemos sido
fanáticamente anti-PC”, “No podría creer en una mujer que no creyera en la cibernética”)
facilitan su vida. ¿Qué podría salir mal? Viven su juventud como esa especie de DINKS que
son… aunque no por mucho tiempo…
En el segundo acto el relato transcurre en tiempo presente: “me responde”, “le sonrío
incómodo” “Toco varias veces el timbre. No hay respuesta.”. Aunque el acto anterior también
está narrado en presente alude a costumbres y acontecimientos pasados; en cambio, aquí las
acciones pasan en presente perfecto, como si el lector lo viviera tal cual. De esta manera
adquiere un carácter actual e individualista; así, el “yo” anónimo y el presente consolidan el
ensimismamiento del joven sin identidad de la Generación X.
La escena es un tanto escalofriante, pues es obvio que la pérdida de una mascota de muchos
años causa dolor, pero el sufrimiento de la pareja anciana es demasiado, pareciera como si
su hija hubiera muerto en sus manos. Sin embargo, ni siquiera tenían hijos, ¿por qué sufren
así? Precisamente porque su única compañía había sido su gata y ahora estaba muerta. El
protagonista no sabe qué pensar, incluso intenta consolar a la anciana acariciando su pelo,
mas todo sigue siendo perturbador.
El señor Bartolo y su esposa Celinda eran una pareja que rompió con las tradiciones de su
generación: casarse, tener muchos hijos que les proveyeran sustento económico y, sobre todo,
compañía. Pero, de pronto, la pareja en la que el protagonista y Carla “se proyectaban” ahora
son precisamente eso, un espejo que les muestra su futuro, uno del cual no podrán escapar si
continuaban con esa filosofía, con ese estilo de vida. ¿Qué les quedará? Si en todo caso tenían
contemplado adoptar un perro pequeño y “civilizado”, finalmente es un animal que vivirá
menos que ellos y los abandonará igual que toda la materialidad de su mundo consumista.
Conclusiones
Contreras, A.A.P. (2007). El consumo en jóvenes chilenos: una mirada desde la psicología.
2017. Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de Chile. Santiago. Sitio web:
<http://www.tesis.uchile.cl/tesis/uchile/2007/contreras_a/sources/contreras_a.pdf>
Fuguet, A. & Gómez, S. (1996). “Prólogo. Presentación del País McOndo”, “Hijos”.
McOndo, Editorial Grijalbo. 2017. Sitio web:
<http://www.mml.cam.ac.uk/spanish/sp13/popculture/pre-mcondo.pdf>