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11-05-2018
Entrevista a Dilma Rousseff, ex presidenta de Brasil
"El partido conservador más fuerte es el partido de los medios"
Nicolás Trotta y Patricia González López
Página 12

Dilma Rousseff se pone seria cuando se le pregunta si confía en el pueblo brasileño. "Enteramente",
dice. Y explica: "El pueblo brasileño es la única fuerza que impide y puede impedir catástrofes
mayores. Por eso ellos no los quieren dejar votar. Porque no votarán por ellos. Ése es el problema".
En el diálogo que mantuvo en Buenos Aires en la mañana del 1° de mayo, cuando participó de
todos los actos por la libertad de Lula organizados por la Umet, Clacso, la Editorial Octubre y la
Confederación General del Trabajo, la presidenta derrocada por el golpe en 2016 incluso contó qué
pasó el sábado 7 de abril antes de que Lula aceptara ir preso y se despidiera de todos los que
estaban en el Sindicato de los Metalúrgicos del ABC, en San Bernardo do Campo. Fue muy doloroso
-relató Dilma-. En el Palacio del Planalto, el presidente Lula lloraba tanto que debió irse a llorar
atrás. Me abrazó llorando. Le dije: "No llore, presidente". Me preguntó por qué. "Porque yo no lloré",
le dije. Cuando lo abracé, al final, en Sao Bernardo do Campo antes de que fuera a la prisión, lloré
yo. Y entonces él me dijo: "No llores". Lula tiene una gran fuerza interior. Y quien está a su lado
debe ser aún más fuerte. Cuando yo me sentí frágil recibí de él mucha firmeza.

Nicolás Trotta.- La verdad es que uno ve con bastante preocupación el presente de Brasil y el de
América Latina. Al momento de iniciar el segundo mandato, el 1° de enero de 2015, ¿era
imaginable una descomposición tan profunda de Brasil?

Dilma Rousseff.- Fue una elección extremamente radicalizada, con posiciones muy aguerridas, pero
también con mucho rencor por parte de nuestros adversarios. Luego, después de mi elección en
segunda vuelta, nosotros empezamos a percibir que estaba habiendo una especie de tercer turno:
ellos cuestionaban los resultados y pedían recuento de votos aunque los números no cambiaban y
yo seguía siendo la ganadora. Después vendría el pedido de juicio político. Fui electa en noviembre
y ellos hicieron el pedido de impeachment en marzo. Un presidente brasileño puede sufrir un
proceso de impeachment por delitos cometidos durante su mandato. Pero en tan poco tiempo no
tenían tiempo de identificar una irregularidad y así se formó el huevo de la serpiente que llevó al
juicio político. Hoy no existe ninguna persona que conozca ese proceso y considere que había algún
margen para el impeachment. Después de ese primer acto vinieron el golpe y el programa del
gobierno actual: reformas neoliberales con pérdida de derechos y un gran retroceso sobre
cuestiones fundamentales para el crecimiento económico de Brasil. Sin embargo, todavía no
consiguieron aprobar la reforma previsional en el Congreso. Y además no nos derrotaron. Ellos
querían destruir al PT, a mí y al presidente Lula. ¿Y cuál fue el resultado? Que después de toda la
persecución queda claro no solo que Lula es inocente sino que va primero en las encuestas. El PT
es el partido que, como tal, tiene el mayor apoyo popular: el 20% contra el 1 o el 5% de los otros
partidos.

Nicolás Trotta.- ¿Y hasta dónde se supone que debe derrumbarse Brasil para que pueda resurgir?

Dilma Rousseff.- Ellos no tuvieron el menor criterio ni la menor ética. Nosotros, en cambio,
afrontamos la crisis del 2008. Sabíamos que en algún momento nos iba a afectar a nosotros, a los
países emergentes. Porque no fuimos nosotros los causantes de la crisis de 2008. Cuando llegaron
los efectos, ellos dijeron que había una crisis política. Y empezaron a repetir: "El país no tienen
ningún problema, la sacamos a Dilma y solucionamos todo". ¿Y cuáles son los últimos datos de
Brasil? Hoy el país sufre la mayor tasa de desempleo en la historia brasileña. Más de tres millones
de personas. Un desempleo de más del 13%. A la inversa, la menor inversión pública de los últimos
50 años. Y no sólo eso: el mayor déficit público fue en marzo de 2018. Están llevando a Brasil al
límite. Están desmontando no sólo al país desde el punto de vista social, cuando reducen todos los

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programas sociales, más allá de algunas maniobras demagógicas. Están destruyendo las
universidades. Las están dejando sin recursos por culpa de la política fiscal absurda que
desarrollan. Y decían que Brasil estaba en quiebra... Un país solamente está en quiebra cuando no
tiene cómo pagar a sus acreedores. Brasil no está en quiebra. Tiene 380 mil millones de dólares de
reservas y su deuda no es en dólares sino en reales. No tiene deuda externa significativa. Es más:
nosotros éramos, somos y, si ellos no hacen nada equivocado, seremos acreedores internacionales.
No era difícil salir de la crisis. Sólo que ellos subestimaron la crisis económica, definieron esa crisis
como política y ahora esa crisis política no tiene fin. No tendremos solución si no logramos un
reencuentro con nosotros mismos.

Nicolás Trotta.- ¿Cómo es ese reencuentro?

Dilma Rousseff.- Ese reencuentro son las elecciones. Caso contrario, si intentamos pactos por
arriba, negociados sin la participación de la sociedad, no habrá reencuentro. La legitimidad tiene
que ser dada por las urnas. Y por un acuerdo en reconocer al vencedor. Así se interrumpirá este
ciclo golpista que se inició cuando mi adversario resolvió que no había perdido las elecciones y
recurrir al impeachment para llegar adonde no había podido llegar con los votos. Si hoy no
eliminamos del pacto político brasileño esa tentación golpista, no conseguiremos la transición
política necesaria para que Brasil se pueda reencontrar.

Nicolás Trotta.- Pero hoy el que tiene la capacidad y el liderazgo para iniciar esa recuperación de la
democracia es Lula, condenado ya a doce años y medio y sometido al riesgo de la proscripción.

Dilma Rousseff.- Sin duda. Esa es la cuestión más seria de Brasil, porque Lula es inocente. No es
que lo condenaron sin pruebas, sino que lo condenaron y él es inocente. El departamento que ellos
usan para acusarlo de haber recibido los beneficios de la corrupción por parte de una empresa, no
es de él. El departamento fue dado en garantía por la empresa en cuestión, OAS, que no pagó al
banco y una jueza lo hipotecó. Es decir, el departamento no existía. Y cuando uno se pregunta qué
tipo de acto hizo el presidente Lula hizo para recibir semejante beneficio, el juez responde: "Un acto
indeterminado". No creo que en ningún país civilizado del mundo se condene a alguien por un acto
indeterminado. Entonces, la tipificación es la siguiente: Lula es inocente, y por tanto se trata de una
persecución política y lo pusieron en prisión para impedir que participe de las próximas elecciones.
Porque saben que el objetivo político del golpe es eliminar del PT de la faz de la tierra. Y no sólo no
eliminaron el PT, sino que somos hoy en día el partido con más aceptación a los ojos de la
población.  Lula, en todas las encuestas, desde el principio del 2017 es el candidato preferido del
electorado. Crece cada vez más, aunque haya ido a prisión. Ellos de entrada apuestan a la
destrucción de Lula, porque los partidos conservadores de derecha están destruidos.  Pero el
partido conservador más fuerte hoy es el partido de los medios. El partido de cinco grupos
oligopólicos de Brasil. La dirección de ese partido es la Red Globo de televisión.

Nicolás Trotta.- ¿Y el Poder Judicial?

Dilma Rousseff.- El partido de los medios y el partido judicial se unieron para sacar a Lula del
proceso electoral. Pensaban que al principio no iban a necesitar medidas extremas. Pasaron meses
y meses, días y días, horas y horas transmitiendo en diarios, cadenas de televisión y revistas un
proceso de condena de Lula sin derecho de defensa. Los grandes medios se convirtieron en una
instancia judicial. Juzgan, condenan e incluso se dan el gusto de decir cómo tienen que votar los
jueces de la corte. Consiguieron un clima de catástrofe. Pero duró muy poco porque incluso en la
Justicia, donde no se respeta el principio de presunción de inocencia, piedra angular del Estado
democrático, Lula consigue discutir las condiciones. Cuestiona cómo lo acusan. Reclama su derecho
a defensa. Y la gente lo ve. Eso explica su crecimiento sistemático a pesar de la condena del
Tribunal Supremo y aun después de ir a prisión. Porque quedan claras cada vez más dos cosas,
Primero, que Lula es inocente. Segundo, que Lula es la única persona que ocupa el centro de la
política. Lula no es una persona que radicaliza por radicalizar. Siempre tuvo una práctica de
negociación, de construcción de consenso, de establecimiento de diálogo. Si Lula no es candidato el

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proceso no será verdaderamente democrático. Ahí quien perderá será el país, porque esta situación
de impasse institucional está llevando a otra cosa más peligrosa, que es el caos institucional. En
una sociedad compleja como la brasileña no es posible convivir sin construir relaciones de acuerdo,
de consenso y de negociación.

Nicolás Trotta.- Viendo este escenario, ¿la estrategia del PT fue correcta o debió haber avanzado en
reformas más profundas para poder discutir la real distribución del poder en Brasil?

Dilma Rousseff.- Nosotros tuvimos 13 años de gobierno. Comenzamos la redistribución de la


riqueza, porque la redistribución de riqueza es básicamente la redistribución de patrimonio, que en
un país con la cantidad de tierra que tiene Brasil es distribuir tierra y también casas. La cuestión de
la casa propia es fundamental en un país que tiene una población joven, con niños y adolescentes
que precisan salir de viviendas precarias como las que están en las favelas, donde no se pueden
crear y construir comunidades más estables. Eso es un elemento. El otro elemento es la educación
de calidad. Y el tercer elemento es la baja enorme de la indigencia. Con esos tres elementos se
inicia un proceso significativo de redistribución de riqueza. Nosotros iniciamos ese proceso. Hicimos
la reforma agraria, Si contamos los 500 años de historia anteriores a nosotros, la conclusión es que
distribuimos más tierra que en esos 500 años. Iniciamos un programa extremadamente audaz, "Mi
casa, mi vida" que también es distribución de vivienda para las personas más pobres del país.
También pusimos nuestro empeño en la cuestión educacional. Cuando salí del gobierno, el 35% de
los egresados universitarios eran los primeros de su familia. La educación tiene una doble función.
Es perenne: asegurar la calidad de educación no tiene vuelta atrás en la persona que la recibe. Y
además provoca crecimiento económico. Dimos grandes pasos. Creamos cupos para negros. Brasil
tiene una gran población negra. La segunda después de África. Por eso es muy importante hablar
del Estado Negro de Brasil. En 13 años no resolvés todos los problemas, pero creo que hay otro
componente: qué piensan las élites.

Nicolás Trotta.- ¿Qué piensan?

Dilma Rousseff.- Tenemos un problema serio con nuestras élites. Vienen de un proceso de
esclavismo que ocurrió en todos los Estados. En los 27 Estados las élites consideran que un control
social violento es la mejor forma de control.  Además, los golpistas fomentaron, alimentaron un
monstruo de extrema derecha. Monstruo que destila odio, intolerancia, tratamiento de la política
con confrontación violenta. Y no se resuelve el problema de esta forma. Brasil tiene serios
problemas que sólo pueden resolverse a través del voto. La elección de 2018 debe ser libre, con
derecho de participación asegurado para todos los ciudadanos y ciudadanas. No sólo porque yo
considero que es fundamental que Lula participe. Es más importante: Lula participando simboliza la
única y verdadera forma de interrumpir ese proceso de deconstrucción de la sociedad brasileña.
Porque tenemos problemas institucionales graves. En todas las instituciones hay conflicto abierto y
división marcada.

Nicolás Trotta.- Era más difícil destituir sin causa a la presidenta que proscribir a un candidato. Todo
hace suponer que la proscripción es la estrategia de las élites económicas para resguardar sus
privilegios. En las elecciones de octubre, ¿existe la expectativa de que Lula sea candidato?

Dilma Rousseff.- Después de las primeras fases del golpe, que son el impeachment y la prisión de
Lula, ya tenemos una democracia bajo amenaza grave. Por eso es que la democracia pasó a ser un
valor importantísimo. Si hoy en el PT dijéramos que Lula no es más candidato estaríamos
cometiendo un absurdo político. Estaríamos responsabilizando a Lula por algo que lo es inocente.
¿Cómo vamos a retirar de las elecciones a un inocente? Intentan inducirnos a que lo hagamos.
Pregunta: "¿Lula es el único candidato que tienen?". Y es bueno que nosotros también
preguntemos: "¿Y el candidato de ustedes?". Ellos no tienen candidato. Nosotros sí. Con él iremos
hasta el fin porque simboliza la forma en que podemos interrumpir este proceso de destrucción de
Brasil. Lula concentra la fuerza para interrumpir ese proceso lleno de fallas, de contradicciones...
Los golpistas se destruyeron políticamente. Ellos no tienen un proyecto de país.

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Nicolás Trotta.- Pero tienen la capacidad de romper las reglas democráticas para impedir que la
mayoría elija un presidente.

Dilma Rousseff.- Nosotros no podemos resolver esa contradicción anulando a Lula. ¿Qué podría
justificar que nosotros resolviésemos una contradicción que ellos crearon? Nuestra presencia deja
claro que no es la solución sacar a Lula, porque sacando a Lula no se resolverá el conflicto del
Estado de Brasil. Brasil continuará íntegramente dividido. Continuará todo ese proceso de destilar
odio, rencor y violencia para resolver conflictos. Hasta elogian la tortura de la dictadura militar. Lula
no es la causa de la ruptura que hay hoy en Brasil. Puede ser la solución pero la causa no es. Brasil
se divide porque hay una ruptura de los pactos democráticos expresos en la constitución. Está
dicho explícitamente que hay que respetar el voto popular. Después de perder no hay que tratar de
anular el partido. La elección no es una varita mágica. Pero se necesita una elección para transitar
hacia un momento de estabilidad del país. Es una gravísima situación la que vivimos, porque un
país que salió de la miseria está volviendo a la miseria. Y cuando la desigualdad se agudiza la gente
busca soluciones extremas que no son democráticas. Por eso digo que la elección es un momento
de reencuentro. Si no se resuelve ahí, no se resuelve el proceso político. La gente se da cuenta de
que perdió derechos. De que los sigue perdiendo. No consiguen un trabajo decente ni los que
aspiran a un salario mínimo ni las clases medias. La reforma laboral precarizó integralmente el
mercado de trabajo. Cuando se haga una investigación se va a descubrir quién está consiguiendo
empleo: los que llegan a un trabajo precario, sin garantías. Es un proceso que convive con la
memoria reciente: se podía vivir de otra manera. Y no pueden decir que Brasil está quebrado.
Cuando Lula llegó al gobierno Brasil sí estaba quebrado. Nosotros lo convertimos en un país robusto
macroeconómicamente.

Nicolás Trotta.- ¿Hasta dónde llega la tolerancia a esa pérdida de derechos? Porque uno no ve un
Brasil movilizado. ¿Cuán lejos está la posibilidad de que se profundice la crisis social y política para
que la gente reclame en las calles una democracia plena?

Dilma Rousseff.- A lo largo de la historia de la constitución del pueblo brasileño, una parte sufrió el
control social mediante la violencia más extrema. Lo grave de Brasil es que están llevando a la
población progresivamente a la miseria. El empobrecimiento de la sociedad va a elevar el estado
de violencia. La violencia política va a crecer. Que no me digan que el crimen organizado está en
las favelas de Río de Janeiro. Eso es ridículo. El crimen organizado está en las grandes estructuras
financieras bancarias para lavar dinero. Ustedes saben de eso. Conocen el problema de los paraísos
fiscales, donde se esconde el dinero que no puede aparecer para no pagar impuestos. Esa masa de
dinero que es el lucro de la droga, del terrorismo y de la corrupción. Si no se controla esto no se
puede controlar el crimen organizado. Hoy la gente tiene conciencia.

Nicolás Trotta.- ¿Qué alternativas hay para enfrentar a estas élites económicas que capturan el
poder y rompen las reglas de juego?

Dilma Rousseff.- Nunca conseguimos formar frentes de movimientos sociales. Me parece que la
organización de la sociedad en Brasil es muy importante. Tenemos que profundizar más la disputa
en todos los espacios democráticos. El aspecto central de la coyuntura es la lucha democrática.
Esto torna tan importante al proceso electoral. ¿Hasta qué punto conseguirán impedir que la
democracia sea ampliada y que a partir de ahí la sociedad deje de sufrir esta especie de bloqueo?
Este proceso no resuelve el problema pero acomoda fuerzas. Aunque gane un proyecto progresista
necesitará un período de transición que cambie institucionalmente a la sociedad, porque si no la
gobernabilidad será imposible. Debe haber una regulación económica de los medios para terminar
con el control oligopólico. Tiene que haber una reforma política y tributaria. No puede ser que en
Brasil los dividendos no tributen. Tenemos que tener una tributación sobre grandes fortunas. No
podemos seguir como ahora cuando la carga tributaria es un peso para los trabajadora y las clases
medias. También tenemos que encarar lo que está ocurriendo con la politización de la justicia.

Nicolás Trotta.- ¿Por qué imaginar que las élites permitirán elecciones libres si saben que otro

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gobierno popular impulsará reformas?

Dilma Rousseff.- La elite tiene un problema serio. Toda la recuperación prometida no ocurrió. La
destrucción política de sus adversarios, no ocurrió. Quienes fueron destruidos son los golpistas
conservadores, el llamado partido de la modernización democrática. No tienen ni un candidato
viable. Llevan la marca de la corrupción y la mentira y ninguno está preso. El único preso no tiene
la marca de la corrupción, porque es inocente. Y los que están sueltos, son culpables.

Fuente:
https://www.pagina12.com.ar/112833-el-partido-conservador-mas-fuerte-es-el-partido-de-los-medio

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