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Tarata, la cuna de ilustres hombres; un guerrillero, tres presidentes y uno muy despótico,

cruel, maquiavélico y arbitrario, hablamos nada más y nada menos que del General Manuel
Mariano Melgarejo Valencia, de quien hablaremos a continuación.

“Mi bien amada Tarata, pueblo de grandes personajes dentro del arte, el deporte, la
política, la cultura, la música y la trova; en ese entonces la juventud era sana, vigorosa
y con gran entusiasmo para organizar distintos eventos y veladas de todo tipo, ya
sean culturales o deportivas. Era la capital de provincia más atractiva y visitada por
personalidades vinculadas con el arte, la cultura, la historia, etc. Por eso la llamaban:
La Atenas del Valle Alto” (Mario Aranibar Iriarte, Paginas del recuerdo: Invasión
ucureña a Tarata).

Esta porción de tierra vista desde su mirador más alto (la torre del reloj en la plaza principal),
aún conserva el toque místico colonial, resaltan las tejas musleras propias de la época donde
tuvo lugar el auge áureo del pueblo. Sus portones de madera antiguos, las calles estrechas y
los simbolismos republicanos que combaten contra el estilo arquitectónico colonial, deleitan
a la vista del espectador que atento se envuelve en los pasajes históricos que acontecieron a
lo largo de los años en las calles “rompe-vientos” del pueblo. Aventurándonos en el corazón
de la plaza podemos observar la estatua del gran caudillo valluno Esteban Arze que se levanta
sobre su caballo con la espada en alto, dando vueltas en sentido de las agujas del reloj
observamos un antiguo artilugio de origen alemán que marca la hora y aun funciona, pasando
por la casa de la cultura que es el hogar de restos arqueológicos, cartas, fotografías históricas
y la vestimenta del funesto General barbudo.

Frente a la plaza y lado a lado, se encuentra el templo de san Pedro y el palacio consistorial
que fue la sede de gobierno en cuatro ocasiones.

El pueblo se caracteriza por conservar su historia y tradiciones, tales como la feria del
durazno y la festividad del santo patrono de las lluvias san Severino, para quien se realiza
una entrada folclórica de dos días que es bien pagada con la merecida lluvia. Uno de los
principales atractivos del pueblo es su famosa chicha y los choricitos típicos.

La cantidad de turistas nativos y extranjeros, solventan los negocios familiares que se


encuentran a los laterales del camino empedrado donde antes corrían las aguas del rio
Pilimayu que ahora se conoce como Pilcomayo, y en el final de este camino es que empieza
nuestra historia, pues hallamos el famoso puente de Melgarejo por donde se dice que aun
vaga el General por las noches, continuando el camino hacia el convento franciscano y detrás
de este se halla la casa abandonada de Melgarejo. Una pequeña construcción de adobe con
un balcón y donde ahora la gente va a pedirle favores donde funge como una suerte de “santo”
a quien devotamente le piden favores.

La vida del General se ha visto marcada por desagravios en su biografía que fue redactada y
popularizada por cinco autores chilenos y un autor boliviano Tomás O’Connor D’Arlach
quien trato de limpiar la imagen del difunto en su libro “Rozas, Francia y Melgarejo” donde
recopilaba los dichos y hechos de la vida del General, pero su objetivo se vio ofuscado ante
la ferviente creencia de los bolivianos e incluso gente extranjera, de dar por analfabeta a
Mariano Melgarejo, todos los libros de historia e incluso la información de internet menciona
que no sabía leer ni escribir, usando como argumento la conocida defensa del General quien
decía “El que sabe leer, lee de todas formas”, al notar uno de sus trabajadores que sostenía el
periódico al revés. Esto más allá de ser verdad es solo un echo deformado de la realidad, pues
Melgarejo no confiaba “Ni en su camisa” (Durante la visita de un comisionado británico, por
su desconfianza natural, le demostró que no bromeaba y mando a fusilar su camisa, el
visitante huyó despavorido no sin antes ser humillado y regresado a lomo de burro hasta las
afueras de Tarata, hecho que lleno de cólera a la realeza británica, lo suficiente como para
borrar a Bolivia de sus mapas).

El a pesar de ser mestizo logro ingresar al cuartel y tuvo una amplia formación cultural en
la iglesia de san Pedro, lugar donde aprendió a leer y escribir, al contrario de la creencia
popular diseminada a lo largo de la historia.

Sus cartas llevan su firma, puño y letra que se escribían con pluma y tintero, sin embargo el
ostentaba una caligrafía y una ortografía de alta pulcritud, dichas cartas se hallan distribuidas
en la Casona Mayorazgo y la casa de la cultura en Tarata donde sostiene conversaciones con
la realeza española y hasta le escribe a Napoleón Bonaparte, ya que Melgarejo estaba
enamorado de las historias de la cultura francesa y se consideraba hermano de ellos. A tal
nivel que una noche mando a reunirse a las tropas y marchar rumbo a Europa para apoyar a
Francia durante la guerra Franco-prusiana.
En dicho museo aún se resguarda las cartas del General y las actas, documentos y
comprobantes que testifican a Melgarejo como uno de los estudiantes formados en la iglesia
de San Pedro, el señor Mario Gonzales quien es guía y eximio conocedor de la cultura
Tarateña, reniega ante la popular creencia del analfabetismo del comandante.

Pues las cartas no mienten y develan un lado poco conocido de Melgarejo quien es más
conocido y mal recordado, como una sátira de gobernante debido a sus acciones tan
despóticas y su actuar impredecible.

El valor casi temerario y la terquedad brutal de Melgarejo son los materiales de los cuales se
hacen las leyendas, como en las anécdotas populares todavía en circulación 147 años
después de su muerte, de cosas que supuestamente hizo o no.

Se decía que Melgarejo había dado una inmensa cantidad de tierra a Brasil a cambio de lo
que él describió como un "magnífico caballo blanco”. Las historias dicen que un Ministro
brasileño se presentó ante Melgarejo con un caballo blanco y otros regalos. Para mostrar su
apreciación, Melgarejo tomó un mapa de Bolivia, lo marcó con el casco del caballo y dio esa
tierra, muy disputada por los indígenas bolivianos, como regalo al gobierno brasileño. Esto
y otros incidentes, como la posesión y venta de tierras en el "altiplano" (la meseta alta) al
más alto postor, privó a virtualmente a todos los indígenas de sus tierras en unas cuantas
décadas.

La lealtad que le tenían sus subordinados era mezclada con el miedo: en una ocasión, estando
en una reunión social en el segundo piso del Palacio de Gobierno, llamó a su guardia
presidencial y les ordenó marchar de frente. Cuando los soldados llegaron al balcón
del palacio tuvieron que seguir marchando hasta caer al piso de la Plaza Murillo. Se dice que
hubo algunas fracturas, pero ningún muerto. Si desobedecían la orden directa de Melgarejo
otra habría sido su suerte.

Pero este hombre noble para unos, y tirano déspota para otros, tenía grandes muestras de
compasión y frialdad; en la mañana podía ejecutar a un simple soldado y en la tarde podía
perdonar la vida de un traidor, podía humillar y enorgullecer. Era un hombre con una única
virtud indiscutible, su valor; apasionado por las artes y los hechos bellos de la vida, devoto
católico, tanto podía reír a mandíbula batiente al ver el incendio de un pueblo, como llorar
por el llanto de un niño. Las personas más cercanas conocieron lo inestable de la personalidad
de Melgarejo.

Actualmente en la Iglesia de Tarata, existe empotrada en una de sus paredes un cráneo que
se atribuye es el Melgarejo, siendo de creencia popular el hecho de que este cráneo puede
conceder deseos a quien se lo pida.
BIBLIOGRAFIA

http://www.laciudadviva.org/blogs/?p=23765

http://www.taratabolivia.com/index.php/taratenos-notables

https://commons.wikimedia.org/wiki/Category:Mariano_Melgarejo

https://www.historia.com.bo/biografia/tomas-oconnor-darlach

http://estegauchoescribecosasraras.blogspot.com/2010/02/mas-dichos-y-hechos-del-
general.html

http://www.lapatriaenlinea.com/?nota=57060

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