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El mito de la creación según los mayas

 JAIME MARQUEZ

 24 COMENTARIOS
Según se relata en el Popol Vuh, el libro que recoge la mitología de los indios
quichés (de origen maya), el mundo estuvo en un principio cubierto por las
aguas y fueron los creadores Tepeu y Gucumatz quienes dieron origen a la
tierra, a las plantas y a los animales. Pero no quedaron contentos con su obra
ya que los animales no podían alabarles por no poseer lenguaje, así que
decidieron que debían crear a una criatura que les profesase devoción y así
empezaron la tarea de crear al hombre.

Los dioses creadores hicieron de barro a la primera pareja humana, pero eran
débiles y apenas podían mantenerse en pie, además de que se deshacían con
la lluvia y tampoco podían hablar. La segunda pareja fue hecha de madera, de
árbol para él y de carrizo para ella, y todo fue bien en un principio. Los hombres
se reprodujeron y se extendieron por el mundo, tenían su lenguaje y hablaban
entre ellos pero nunca elevaron su voz hacia los dioses que les habían creado.

Estos hombres de madera no poseían memoria sobre su pasado y vagaban por


el mundo sin saber de sus orígenes divinos, y así vivieron hombres y dioses
durante algún tiempo, hasta que una oscura y densa lluvia cayó sobre la Tierra
anegando todo. Los segundos hombres desaparecieron y dejaron como única
descendencia a los simios.

Tepeu y Gucumatz lo intentaron por tercera vez, esta vez usando la madera y
añadiendo maíz amarillo y maíz rojo. Con la madera hicieron sus partes rígidas,
con el maíz blanco moldearon la carne y el maíz rojo fue su sangre. Los
primeros cuatro hombres (llamados Balam-Quitzé, Balam Agab; Mahu-cutah; e
Iqi -Balam ) fueron interrogados por los curiosos dioses y demostraron poseer
inteligencia y memoria, siendo aleccionados por los propios dioses sobre sus
orígenes, capacidades y obligaciones futuras.

La perfección de su obra terminó por intimidar a Tepeu y a Gucumatz, quienes


temieron que su creación quisiera alzarse contra ellos y ocupar su lugar. Para
evitarlo rociaron sobre los hombres una niebla que les extirpó parte de su visión
y parte de su sabiduría, así zanjaron el problema y empezaron con la tarea de
crear a la mujer usando los mismos materiales. Así los hombres y mujeres
poblaron el mundo pero sin la posibilidad de llegar al conocimiento absoluto, sin
forma de llegar a suplantar a sus creadores

La creación del mundo, según los mayas


Posted on 9 enero 2010 by Sandra Rincón Lozano
El mito de la creación de la Tierra está recogido en el Popol Vuh, o Libro del consejo, que es uno de los
pocos libros que sobrevivió a la invasión de los españoles en América. Es un libro anónimo que recopila
varias leyendas de esta civilización entre las que se encuentran la creación del primer hombre y las
historias de los dioses gemelos, además de las leyendas sobre el origen de la Tierra. Este es el texto que
podemos encontrar en el Popol Vuh en el que se cuenta cómo los dioses crearon el mundo:
No había un solo hombre, un solo animal, pájaro, pez, cangrejo, madera, piedra, caverna, barranca,
hierba, selva. Sólo el cielo existía. La faz de la tierra no aparecía; sólo existían la mar limitada, todo el
espacio del cielo. No había nada reunido, junto. Todo era invisible, todo estaba inmóvil en el cielo. No
existía nada edificado. Solamente el agua limitada, solamente la mar tranquila, sola, limitada. Nada
existía. Solamente la inmovilidad, el silencio, en las tinieblas, en la noche. Sólo los Constructores, los
Formadores, los Dominadores, los Poderosos del Cielo, los Procreadores, los Engendradores, estaban
sobre el agua, luz esparcida. [Sus símbolos] estaban envueltos en las plumas, las verdes; sus nombres
eran, pues, Serpientes Emplumadas. Son grandes Sabios. Así es el cielo, [así] son también los Espíritus
del Cielo; tales son, se cuenta, los nombres de los dioses. Entonces vino la Palabra; vino aquí de los
Dominadores, de los Poderosos del Cielo, en las tinieblas, en la noche: fue dicha por los Dominadores,
los Poderosos del Cielo; hablaron: entonces celebraron consejo, entonces pensaron, se comprendieron,
unieron sus palabras, sus sabidurías. Entonces se mostraron, meditaron, en el momento del alba;
decidieron [construir] al hombre, mientras celebraban consejo sobre la producción, la existencia, de los
árboles, de los bejucos, la producción de la vida, de la existencia, en las tinieblas, en la noche, por los
Espíritus del Cielo llamados Maestros Gigantes. Maestro Gigante Relámpago es el primero. Huelia del
Relámpago es el segundo. Esplendor del Relámpago es el tercero: estos tres son los Espíritus del Cielo.
Entonces se reunieron con ellos los Dominadores, los Poderosos del Cielo. Entonces celebraron consejo
sobre el alba de la vida, cómo se haría la germinación, cómo se haría el alba, quién sostendría, nutriría.
“Que eso sea. Fecundaos. Que esta agua parta, se vacíe. Que la tierra nazca, se afirme”, dijeron. “Que la
germinación se haga, que el alba se haga en el cielo, en la tierra, porque [no tendremos] ni adoración ni
manifestación por nuestros construidos, nuestros formados, hasta que nazca el hombre construido, el
hombre formado”: así hablaron, por lo cual nació la tierra Tal fue en verdad el nacimiento de la tierra
existente. “Tierra”, dijeron y en seguida nació. Solamente una niebla, solamente una nube [fue] el
nacimiento de la materia. Entonces salieron del agua las montañas: al instante salieron las grandes
montañas.
Solamente por Ciencia Mágica, por el Poder Mágico, fue hecho lo que había sido decidido [concerniente
a] los mentes, [a] las llanuras; en seguida nacieron simultáneamente en la superficie de la tierra los
cipresales, los pinares. Y los Poderosos del Cielo se regocijaron así: “Sed los bienvenidos, oh Espíritus
del Cielo, oh Maestro Gigante [Relámpago], oh Huella del Relámpago, oh Esplendor del Relámpago”.
“Que se acabe nuestra construcción, nuestra formación”, fue respondido. Primero nacieron la tierra, los
montes, las llanuras; se pusieron en camino las aguas; los arroyos caminaron entre los montes; así tuvo
lugar la puesta en marcha de las aguas cuando aparecieron las grandes montañas. Así fue el nacimiento
de la tierra cuando nació por [orden] de los Espíritus del Cielo, de los Espíritus de la Tierra, pues así se
llaman los que primero fecundaron, estando el cielo en suspenso, estando la tierra en suspenso en el
agua; así fue fecundada cuando ellos la fecundaron: entonces su conclusión, su composición, fueron
meditadas por ellos.
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Itzamná dios del cielo, del dia y de la noche
Ixchel, la luna y la tierra, dios de la luna
YUM KAAX- DIOS DEL MAIZ

DIOS DEL FUEGO MAYA- KAUIL


CHAAC- DIOS MAYA DE LA LLUVIA

MEZTLI AZUL: IXCHEL


XAMAN-EK ESTRELA DE NORTE (ESTRELLA POLAR)

COTZUMALHUPA-DIOSA DEL CACAO


AK KIN-DIOS DEL SOL

KUKULKAN-DIOS DEL VIENTO, DEL BIEN

KINICH AHAU
HUNAB KÚ-DIOS CREADOR DEL MUNDO
Los 30 Dioses Mayas Principales y su
Significado
Por

Alberto Cajal

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Algunos de los dioses mayas principales son Hunab Ku, Chaac (dios de
la lluvia), Itzamná (sabiduría), Pawahtún (cargador del cosmos), Ixchel
(amor), Kinich Ahau (sol), Yum Kaax (maíz) o Kauil (del fuego).

La mitología maya tiene un larga tradición de veneración de las


deidades, siendo para ellos la religión el canal de comunicación entre los
hombres y el cosmos. Estos seres sobrenaturales se representaban de
todas las maneras en que la imaginación lo permitía y no había límites
para su adoración.
Plantas, animales y humanoides eran las formas más comunes en las
que se encontraban los dioses de la cultura maya, que dejaron un basto
legado cultural con sus cuestiones sagradas, algunas producción todavía
pueden ser visitadas hoy.

La imagen de los dioses pueden encontrarse especialmente en pinturas,


dibujos y gravados, en las que este pueblo dejó asentado su veneración.
Pero también la arquitectura, sus escrituras y la escultura son una
representación de sus creencias.

La civilización maya presente en México, Guatemala, Belice, El Salvador


y Hondura, pero con influencia en muchos otros territorios se mantuvo
desde el año 2.000 a.C hasta fines del siglo XVII, cuando los colonos que
llegaron a América terminaron con ella.

Fueron los mayas los únicos que establecieron un sistema de escritura,


la glífica, plenamente desarrollado en América hasta la colonización.

Además, dejaron un basto legado de saberes en la arquitectura, la


agricultura, el arte y hasta en la matemática, siendo uno de los primeros
pueblos del mundo en reconocer el cero explícito, todo un avance para la
época.

Sus sociedades eran complejas, con un sistema político basado en la


idea de un rey divino, que mediaba entre los mortales y el espacio
sobrenatural. Su forma de gobierno era similar a una monarquía, pero
variaba en cada estado y ciudad.

A pesar de todos estos avances y saberes racionales, los mayas se


guiaban por el poder de los dioses, que los llevaron a la composición de
una compleja serie de calendarios. El peso de la religión en esta cultura,
los llevaba a realizar diversos sacrificios humanos para satisfacer el
deseo de las divinidades y evitar su ira.
Los 30 dioses más importantes de la cultura
maya

Hunab Ku

Es el dios más importante de la cultura maya, padre de todos los dioses,


es el único vivo y verdadero, y de él nacen todas las cosas. Hunab Ku, o
kolop u wich k’in, como se lo conocía en esta civilización, es una figura
incorpórea, por lo que no puede representarse en la cultura.

En su figura convergen las dualidades, los elementos opuestos con los


que dio origine al universo. Este dios es el todo y la nada al mismo
tiempo.

Los mayas consideraban a Hunab Ku el centro de la galaxia, el corazón,


la mente y el ser creador. Lo invocaban a través del sol y el centro del
universo, donde ubicaban su presencia.
Chaac

Chaac es otras de las principales figuras en el panteón maya, esta


asociado al agua, los relámpagos y la lluvia, por lo que se lo invoca (bajo
el nombre de Santo Tomás) para obtener buenas cosechas.

En la cultura maya era representado como un hombre viejo, con rasgos


de reptil y una trompa (o nariz) larga inclinada hacia arriba. El dios
Chacc tiene su equivalente centromexicano en Tláloc y zapoteca en Pitao
Cocijo.

Es una de las figuras más veneradas en la Península de Yucatán, una


zona caracterizada por la sequía, donde se imploraba por el agua y
donde múltiples edificios le rinden honor.
Itzamná

También conocido como Zamná, es el dios de la sabiduría, creador de la


ciencia y el conocimiento, además es denominado el dios del Sol, Señor
del Cielo, del día y de la noche. Una divinidad bastante extensa la que
tenían los mayas en él.

Itzamná es otro de los dioses centrales del panteón maya, su


importancia es crucial pues habla del trabajo, el sacrificio y el camino del
Hombre Verdadero.

Se lo considera como espíritu universal de vida que anima al caos para


que haya creación, se lo representa mayormente en la cultura de esta
civilización como un anciano, pero también bajo la forma de diferentes
animales dependiendo del plano donde se lo encontraba.

Así, podía ser un ave, cuando se encuentra en su forma celestial o


figurarse en un cocodrilo, cuando estaba en la tierra. Siempre llevaba las
manos en forma de recipiente y aros en las orejas.
Pawahtún

Cuatro en uno, los mayas representaban a este dios como un solo


hombre o bien como cuatro que sostenían cada uno una de las esquina
del universo. Por eso se lo denomina el cargador del cosmos.

Su figura, con los brazos en alto, sosteniendo la bóveda de la tierra, se


contradice con su imagen de anciano desdentado con caparazón de
tortuga. Es el patrono de los escritores y pintores, y preside los cinco
días nefastos del calendario solar.

En la cultura maya el caparazón de la tortuga es un símbolo habitual y


celebre, pues es el lugar donde el Sol y la Luna se refugiaron ante la
destrucción del mundo.
Ixchel

Diosa del amor, de la gestación, del agua, de los trabajos textiles, la


vegetación, la luna y la medicina, se la asociaba con diversos elementos
como el agua y la fertilidad e incluso con un conejo.

Es esposa de Itzamná, dios de la sabiduría, se la conoce como la reina


madre y se la representa como una anciana vaciando un vasija en la
tierra. También se la figura tejiendo o con una serpiente en la cabeza,
según la veneración que se quiera hacer de ella.
Kinich Ahau

Este dios encierra algunas contradicción, pues es una de las


advocaciones de Itzamná pero también se lo vincula con Kinich Kakmó.
Dios del Sol, patrono de la música y la poesía, su nombre representa al
Señor de Ojo Solar.

Casado con Ixchel, en la cultura maya se lo figuraba con dos ojos


grandes, orejas de jaguar, enormes dientes con forma de T, un
pronunciado filo en sus colmillos, y rayos de sol en la barba.

Kinich Ahau era el gobernante entre los dioses, su función era solucionar
todos los problemas entre las diferentes divinidades y distribuir las
tierras entre los pueblos. Además, era el dios de la guerra.
Yum Kaax

Dios del maíz, de la vegetación silvestre, patrono de la agricultura, la


abundancia de la vida y la prosperidad, Yum Kaax es también el
guardián de los animales.

La divinidad de este dios benévolo lo convierte en uno de los más


venerados del panteón maya, por su importancia para los cazadores y
agricultores, dos tareas centrales en estos pueblos.

Su representación tiene varias formas, siempre con colores amarillos y


azules, puede tomar la forma de un hombre joven. Siempre está
ocupado en sus tareas y tenía muchos enemigos.
Kauil

Dios del fuego, es uno de los más populares y venerados en la cultura


maya, con rituales de los más antiguos en este tipo de civilizaciones y es
considerado uno de los 13 creadores de la humanidad.

El fuego tenía un lugar central para los mayas, se lo considera como una
fuerza espiritual a ser conquistada para así derribar la violencia.

Kauil es también patrono de las abundancia de cosechas de la semilla


humana, lo que en la cultura maya representa la prosperidad, y es
descripto como padre y madre de la especie humana.

Con la ira del fuego cura enfermedades y era fuente de veneración para
un parto exitoso. Sus ritos son destacados entre los mayas y se
representa en la cultura con una nariz alargada y la boca en forma de
serpiente que sobresale.

La veneración de su figura se mantiene hasta hoy con rituales de fuego,


en los que se dice que la persona sale renovada. La importancia de su
culto en los mayas quedó registrada en las escultura que se encontraron
de él.
Ek Chuah

Dios del cacao, la guerra y de los mercados, se lo representa con una


bolsa en su espalda, que es la figura de los mercaderes. Se lo invoca
para beneficiar el comercio.

Dueño de un carácter dual, era propicio como dios de los mercaderes


ambulantes y malévolo como dios de la guerra. Quienes tenían
plantaciones le rendían ceremonias a Ek Chuah, patrono de sus frutos.
Yum Kimil

También llamado Ah Puch (que quiere decir descarnado), Kisín


(hediondo) o Kimil (muerte), su nombre significa Señor de los Muertos.
Yum Limil es la deidad principal del Xibalbá, el inframundo e infierno
maya, y por tanto es el dios de la muerte.

La imagen de la muerte como un cuerpo esquelético de la actualidad


tiene gran relación con la representación que los mayas hacían de Yum
Kimil.

Siempre acompañado de una cuerda, que usaba para quitar la vida de


los otros, este dios poseía también una lechuza, que es signo de la mala
fortuna.

Los mayas creían que este dios merodeaba por la casa de los enfermos
en busca de nuevas presas para su morada. Para ahuyentarlo se debía
gritar muy fuerte, así Yum Kimil pasaba de largo. Todavía hoy se
mantienen algunos ritos.
Xtabay

Esposa de Yum Kimil, es la patrona de los suicidas (una forma honrada


de morir para este pueblo), representada por una cuerda de ahorque.
Esta diosa es conocida como la deidad de los pecados carnales y recibía
a las almas suicidas en su paraíso.

La leyenda maya la describe como peligrosa, podía seducir o embrujar a


los hombres, para el bien o para el mal, haciendo que se pierdan, que se
vuelvan locos o hasta provocarles la muerte.

Bolon Dzacab

Dios protector de los linajes reales y sus familias, se lo representa con


una antorcha o un cigarro en su mano (no está claro cuál era el objeto
que humeaba).

Esta figura genera algunas dudas entre los historiadores pues hay
quienes creen que es una personificación del poder del dios bufón.
Kukulkán

Serpiente emplumada, en maya, divinidad asociada a Venus, el agua, el


viento -dos características que le permitieron gobernar su nave en el
mar- y la sabiduría.

Se le atribuye ser parte del primer intento de la creación y ser el


responsable de la transmisión de la escritura en el pueblo maya.

Su importancia en el panteón esta dada por ser considerado, junto con


Quetzalcóatl, el conquistador. Según la creencia, llegó a Yucatán por el
mar desde el oeste y es uno de los fundadores de la civilización.

Buluc Chabtan
Dios de la destrucción y los sacrificios humanos, muchas veces se
presenta en compañía de Ah Puch, lo que representa un verdadero
peligro para los fieles mayas.

Su figura aparece en el arte maya como una línea gruesa negro


alrededor de los ojos y debajo de la mejilla. Otras pinturas, lo colocan en
edificios incendiándose.

Chac Bolay

Dios del inframundo, está relacionado con el Sol. En el panteón de los


mayas se lo representa como una cabeza de jaguar, nariz romana,
dientes sobresalientes con la piel manchada.

Se lo considera como el símbolo de la noche y la bóveda celeste llena de


estrellas. Para la cultura maya el jaguar es un felino nocturno y
crepuscular, relacionado con la noche, el inframundo y el sol nocturno,
una figura que se repite en otras deidades.

Ah Muzenkab

El dios descendente, patrono de las abejas y la miel, Ah Muzenkab suele


estar representado con la forma de una abeja gigante que rige toda la
especie.
Su nombre significa en maya “el que protege o cuida la miel” y el arte
maya lo retrato con panales en sus manos.

Hunahpú

Hermano gemelo de Ixbalanqué, hijo del dios Hun-Hunahpú y la joven


Ixquic, es dios del Sol.

Ixbalanqué

Junto con su her Kauil mano Hunahpú, son los Dioses Gemelos. La
doncella Ixquic quedó embaraza por la saliva del Árbol Jícara, donde
estaba la calavera de Hun-Hunahpú, lo que llevó a concepción de los
hermanos, a pesar del rechazo de los padres de Ixquic.

Los gemelos tuvieron como misión encontrar la cancha del Juego de


pelota maya que había construido su padre.

Esto molestó a los Señores de Xibalbá, que obligaron a Ixbalanqué y


Hunahpú a visitar el Inframundo, donde vencieron a los Ajawab de
Xibalbá, vengando la muerte de su padre.

Esta victoria convirtió a Hunahpú en Sol, mientras que Ixbalanqué fue el


dios de la Luna.

Hun-Hunahpú

Padre de los dioses gemelos, es el dios de la fertilidad y del juego de


pelota. Su figura es un misterio, si bien la cultura maya nunca lo nombra
como dios del maíz, se encontraron restos que lo identifican con esta
actividad.

Fue transformado en Árbol de Jícara (calabazos), luego de que los ruidos


de su juego de pelota molestarán a los Señores de Xibalbá, que lo
llevaron al inframundo, los torturaron y los sacrificaron. Sus hijos
gemelos vengaron su memoria.
Ixquic

Diosa de las madres vírgenes, su historia es la del karma. Hija de uno de


los Señores de Xibalbá, quedó embarazada de Hun-Hunahpú luego de
visitar el Árbol de Jícara de manera clandestina, sin permiso de su
familia.

Los frutos del árbol la bañaron en saliva y así concibió a los gemelos
Hun-Hunahpú (Maestro Mago) e Ixbalanqué (Pequeño Sacedorte Solar)
siendo virgen. Su nombre significa “La de la Sangre”.

Ixmukané

Completa el árbol genealógico de los Dioses Gemelos, madre de Hun-


Hunahpú, es la abuela de Hun-Hunahpú e Ixbalanqué y diosa del maíz.

Según la creencia maya fue Ixmukané quién preparó las bebidas de maíz
blanco y de maíz amarillo, que dio origen a los Hombres de Maíz. Su
nombre significa “Princesa” y para sus fieles es la Madre Tierra que da la
vida.

En la cultura, se la representa como el sol y la aurora, que dan la luz


para que amanezca en el mundo.

Xaman Ek

Sus altares en los costados de los caminos son un símbolo de su


importancia para los mercaderes mayas, que le rendían tributo
llenándolos de sahumerios para invocar su gracia.

Xaman Ek era el dios de los comerciantes y mercaderes, a quienes


cuidaba y ayudaba durante sus misiones entre los diferentes pueblos de
esta civilización.
Según cuenta la creencia, se guiaba por la Estrella Polar, la única visible
en Yucatán, y así podía iluminar los caminos de tránsito, pero también
los espirituales.

En el arte maya se lo representa con una cabeza redondeada, parecida a


la de un mono, nariz chata y ojos con forma de almendra.

Ah Kin

Dios del Sol, uno de los fenómenos más venerados y respetados por los
mayas, pero también por otras civilizaciones precolombinas.

Se considera la estrella solar como un Cristo cósmico, que dota de


fuerza y energía al universo, por lo que el dios del Sol es también una
figura central en esta cultura.

La creencia maya dice que Ah Kin recorría por las noches el inframundo,
el universo de los muertos, esperando que llegue el alba y vuelva a
brillar el sol. Por esto, se le rezaba al amanecer y se quemaban
inciensos en su honor.

Se lo consideraba un dios sanador, protector contra los males y otros


demonios, que estaban relacionado con la oscuridad, y con la facultad de
atraer esposas para los jóvenes.

Pero también se le temía por el poder destructor del sol en la sequía y


las tempestades, por lo que se le hacían sacrificios para no alterar su
carácter.

Ix U

Conocida como diosa del cielo, Ix U es la diosa de la luna, del tejido, de


los partos, de las inundaciones y patrona de la medicina. Se la relaciona
con la feminidad, del amor, de la ternura y la no violencia.
Su representación cultural es sentada en una media luna, su boca está
salida hacía afuera y lleva un peinado con los pelos enroscados.

Naab

Diosa Serpiente de las Aguadas mayas. La serpiente entre los mayas


tiene un simbolismo particular, representa la sabiduría que se debe
adquirir a través del trabajo interior.

Huracán

Es otro de los dioses fundadores, en este caso de los siete del segundo
intento. Huracán es el dios del fuego, viento y las tormentas, lo que lo
convertía en una criatura muy temida en la cultura maya.

En la cultura de esta civilización se lo representaba con una figura


humana pero con cola de serpiente y algunos rasgos de reptil, portador
de una antorcha o algún objeto que humea y una enorme corona sobre
su cabeza.

Su participación en la creación está dada a través del maíz y fue él quien


envió el Gran Diluvio maya, que destruyó todo lo que los primeros
hombres construyeron antes de enfurecer a los dioses.

Tepeu

Uno de los dioses que participó de los tres intentos de creación del
universo, lo que lo convierte en una figura central de toda la mitología
maya.

Su nombre significa soberano y es el dios del cielo en el panteón maya.

Alom

También es otro de los dioses asociados a la fundación, que participó de


los últimos dos intentos de creación del universo. Es considerado dios
del cielo como sus pares y fue uno de los que intentó crear al hombre en
base a madera.

Ehécatl

Dios del viento, se cree que es una de las manifestaciones de


Quetzalcōātl, la serpiente emplumada. Para los mayas, esta divinidad se
hace presente en el aliento de los seres vivos y en la brisa que traen las
nubes con lluvia en los campos sembrados.

Según la cultura de esta civilización, Ehécatl tenía un poder vital que


podía dar vida con su aliento y hasta mover el sol. Se lo representaba
con dos máscaras, un caracol en el pecho y sus lugares de adoración
suelen ser de forma circular para soportar los fuertes vientos.

Ometéotl

Es el dios de la dualidad y como tal su registro es ambiguo. Un poco


ignorado por los mayas, pero en los poemas de las clases altas se lo
representa como ser del más alto lugar de los cielos.

Su dualidad es total, no hay una explicación clara sobre su sexo, puede


ser hombre o mujer, y como tal madre o padre del universo. En la
creencia se lo tenía como una forma de suministrar la energía cósmica
universal de la que derivan todas las cosas.

Los dioses más importantes de la cultura


Maya
05 julio 2017 4:41 pm | Por: Ivon Kwei
Escultura maya clásica. (Foto: Ignacio Galindo)

Descubre cuáles fueron los dioses o deidades más importantes para la civilización maya y de
qué manera estaban representados.
La cultura maya se destacó por su arte, matemática, astronomía y especialmente por su
religión politeísta, es decir, de muchos dioses. En Guatemala las ruinas, artesanías y
costumbres son testigo de la marca que dejaron los mayas en la cultura actual.

Los mayas creían en un reino supernatural en donde habitaban los dioses. Los sacerdotes
organizaban en su honor ceremonias que incluían derramamientos de sangre, quema de
incienso, danza ritual, música y, en ciertas ocasiones, sacrificios humanos.

Los dioses más importantes eran:


Ah Mun o Yum Kax

(Foto: Wikipedia)
Dios del maíz, alimento de gran importancia para la cultura maya. Se representó como un
joven que llevaba una mazorca de maíz y era vigilante de la selva.

Ahau Kin o Kinich Ahau

(Foto: Wikipedia)
Dios del sol, casado con Ixchel, la luna. Era el gobernante de los dioses y patrono de la
música y poesía. Se le representó como un viejo de ojos cuadrados.

Ah Muzenkab o Mulzencab

Escultura en el Museo Nacional de Antropología en México. (Foto: Mary Ann Sullivan)


Dios de las abejas y la miel, fue parte de la creación del mundo. Aparece con la cabeza
abajo y se le llamaba dios descendente.
Bolon Dzacab o K’awiil

(Foto: Wikipedia)
El dios del rayo y fuego, relacionado con los linajes reales. Representaba abundancia,
agricultura y en algunos casos fertilidad.

Buluc Chabtan

(Foto: Juanka.vr Escultor)


Dios de la guerra y los sacrificios humanos.
Chaac o Chaak

(Foto: Wikipedia)
Dios de la lluvia. Se representaba como un anciano con un ojo de reptil, nariz larga
enrollada y dos colmillos. Era de gran importancia para las cosechas.

Chac Bolay

(Foto: Chac Bolay Tours)


Dios jaguar del inframundo. Representado con cabeza de jaguar, su piel salpicada de
manchas simboliza la noche llena de estrellas. Era el paso del sol por el inframundo.

Ek Chuah o Ek Chuaj

(Foto: Aztecs)
Dios de los mercados, patrón del cacao. Los viajeros a veces colocaban tres piedras unas
sobre otras y encendían incienso en su nombre para asegurar un buen viaje.
Itzamná o Zamná

(Foto: Wikipedia)
Dios del cielo, el gobernante del día y la noche. Según la leyenda, le enseñó a la
civilización maya el uso del lenguaje, a cuidar del maíz, a escribir, usar calendarios,
etcétera.

Ixchel

(Foto: Camino de la Diosa Ixchel)


La fuente más completa y exhaustiva para el conocimiento de la mitología
maya es el Popol Vuh (Libro de la comunidad o del consejo), biblia de los
maya-quichés (de qui, ‘muchos’, y che, ‘árbol’: ‘tierra de muchos árboles’), del
año 1550. Deben considerarse también los Libros de Chilam Balam, escritos
en maya de Yucatán en la época de la conquista, y la Relación de las cosas de
Yucatán, de 1566, compuesta por el español Diego de Landa, que incluye
interesantes datos sobre su vida en el siglo XVI.

Los dioses mayas se distinguen por su naturaleza antropomorfa, fitomorfa,


zoomorfa y astral. La figura más importante del panteón maya es Itzamná,
dios creador, señor del fuego y del corazón. Representa la muerte y el
renacimiento de la vida en la naturaleza.Itzamná se vincula con el dios
Sol, Kinich Ahau, y con la diosa Luna, Ixchel, representada como una
vieja mujer endemoniada. Algunos investigadores opinan que su nombre
deriva de las palabras con que supuestamente se definió ante los hombres:
“Itz en Caan, itz en muyal” (“Soy el rocío del cielo, soy el rocío de las
nubes”). Pero también parece que significa “casa de la iguana” y, conforme a
esta idea, habría cuatro itzamnás,correspondientes a las cuatro
direcciones del universo. Cuatro genios o divinidades, los Bacabs, por otra
parte, aparecen como sostenedores del cielo, identificados con los cuatro
puntos cardinales que, a su vez, se asocian con colores simbólicos (Este:
rojo; Norte: blanco; Oeste: negro; Sur: amarillo), un árbol (la ceiba sagrada)
y un ave. Según otra versión, los pueblos mayas serían hijos de Hunab Ku,
ser supremo y todopoderoso.

Chaac, que se destacaba por su larga nariz, es el dios de la lluvia y suele


aparecer multiplicado en chaacs, divinidades que producen la lluvia vaciando
sus calabazas y arrojando hachas de piedra. Las uo (ranas) son sus
acompañantes y actúan como anunciadoras de la lluvia. Ligado con la
vegetación y con el alimento primordial entre los mayas y otras culturas
precolombinas estaba el joven dios del maíz, Ah Mun, en frecuente lidia con
el dios de la muerte, Ah Puch, señor del noveno infierno, dios de la muerte.
Otras divinidades asociadas con las tinieblas y la muerte son Ek Chuah, dios
negro de la guerra, de los mercaderes y de las plantaciones de cacao.
Sobresale también Ixtab, diosa de los suicidios.

La similitud y los contactos entre la cultura maya y la azteca explican la


aparición entre los mayas de la serpiente emplumada (Quetzalcóatl), que
recibe el nombre de Kukulcán en Yucatán y de Gucumatz en las tierras altas
de Guatemala. Kuculcán es el dios del bien y HURAKÁN el dios del mal.

Kukulcán (Dios del Viento, del bien)

COSMOGONÍA
Como en el mito de los orígenes de otras culturas, entre los mayas aparece
el del silencio y las tinieblas originales. Nada existe y es la palabra la que
dará origen al Universo. De ello se encargan los progenitores, entre los que
se cuentan Gucumatz y Hurakán, el Corazón del Cielo, además de Ixpiyacoc
e Ixmucané, abuelos del Alba.
La creación del ser humano pasó por varias pruebas hasta llegar a su estado
definitivo. En el primer intento, la materia empleada fue el barro, “pero
vieron que no estaba bien, porque se deshacía”, no podía andar ni
multiplicarse, “al principio hablaba, pero no tenía entendimiento”. En la
segunda prueba, los progenitores decidieron hacer muñecos de madera, que
“se parecían al hombre, hablaban como el hombre”, pero, aunque se
multiplicaron, no tenían alma, entendimiento ni memoria de su creador,
“caminaban sin rumbo y andaban a gatas”. Fueron destruidos y sobrevino un
gran diluvio. Además de los males enviados por los dioses, también se
rebelaron, vengándose de ellos, los perros, las aves de corral, las piedras de
moler, los utensilios domésticos. El intento definitivo de creación concluyó
con los hombres de maíz, que fueron cuatro: Balam-Quitzé (Tigre sol o
Tigre fuego), Balam-Acab (Tigre tierra), Mahucutah (Tigre luna) e Iqui-
Balam (Tigre viento o aire). Éstos estaban dotados de inteligencia y buena
vista, de la facultad de hablar, andar y agarrar las cosas. Eran además
buenos y hermosos. El desarrollo de los seres humanos se identifica entre
los mayas con el principal cultivo y fuente de sustento, el maíz: “de maíz
amarillo y de maíz blanco se hizo su carne; de masa de maíz se hicieron los
brazos y las piernas del hombre. Únicamente masa de maíz entró en la carne
de nuestros padres, los cuatro hombres que fueron creados”.

COSMOLOGÍA Y PALINGENESIA
Los mayas creían que había trece cielos dispuestos en capas sobre la tierra
y que eran regidos por sendos dioses llamados Oxlahuntiku. La tierra se
apoyaba en la cola de un enorme cocodrilo o de un reptil monstruoso que
flotaba en el océano. Existían nueve mundos subterráneos, también
dispuestos en capas, y regidos por sendos dioses, los Bolontiku, que
gobernaban en interminable sucesión sobre un ciclo o semana de nueve
noches. El tiempo era considerado una serie de ciclos sin principio ni fin,
interrumpidos por cataclismos o catástrofes que significaban el retorno al
caos primordial. Pero nunca se acabaría el mundo porque creían en la
palingenesia, la regeneración cíclica del universo.Los libros del Chilam Balam
exponen predicciones acerca de esos ciclos de destrucción y renacimiento,
como la que relata la sublevación de los nueve dioses subterráneos contra
los trece dioses celestiales, el robo de la gran serpiente, el derrumbe del
firmamento y el hundimiento de la tierra. También en el Chilam Balam se
dice que en 1541 llegaron los dzules, los extranjeros. Hasta ese momento
estaba medido “el tiempo de la bondad del sol, de la celosía que forman las
estrellas, desde donde los dioses nos contemplan”, pero llegaron
los dzules y lo deshicieron todo. “Enseñaron el temor, marchitaron las
flores, chuparon hasta matar la flor de los otros porque viviese la suya”:
habían venido “a castrar al Sol”. Según los mayas lacandones, cuando se
acabe el mundo los dioses decapitarán a todos los solteros, los colgarán
por los talones y juntarán su sangre en vasijas para pintar su casa.
Después reconstruirán la ciudad de Yaxchilán, donde se habrán
refugiado los lacandones. Según otra versión, los jaguares de Cizín, dios del
inframundo, se comerán al Sol y la Luna.

LAS ÚLTIMAS MORADAS


Entre los mayas existen tres moradas diferentes para los muertos:
el inframundo, un paraíso que se encuentra situado en uno de los cielos y
una morada celestial. La primera, llamada Mitlán, Metnal o Xibalbá (así se
la nombra en el Popol Vuh), está en el quinto de los nueve submundos, el más
profundo. Llegar hasta allí es peligroso: el muerto necesita un par de
zapatos nuevos, debe pasar tres puertas y cruzar un lago con ayuda de
perros. La segunda, el paraíso, es un lugar ameno donde corre leche y
miel y equivale a la morada de los dioses de la lluvia o tlálocs mexicas.
En el paraíso hay además un espacio para los niños, a quienes se coloca en un
gran árbol lleno de pechos de mujer que los siguen alimentando. Según
algunas interpretaciones, también los suicidas acaban en la segunda morada.
La tercera morada está en el cielo séptimo, el más alto, donde van los que
han pasado una temporada en el inframundo, los muertos en la guerra y las
mujeres que murieron en el parto. Uno de los dioses de la muerte más
importantes es Cizín, también relacionado con los temblores de tierra y con
el color amarillo, símbolo de la muerte. No es casual su vínculo con el dios
Jaguar, a quien se considera señor de la noche estrellada, aunque en
realidad reina al mismo tiempo en el cielo, en la tierra y en el mundo
subterráneo de las sombras. Bajo distintos nombres (onza, ocelote,
yaguareté) aparece en distintas mitologías de África y América, como en la
tupí-guaraní, en una de cuyas leyendas se cuenta que “Jaguar reventó el
vientre de Sol, lo comió, le royó los huesos” o, según otra versión, que tiene
una piel de color azul celeste y está esperando la orden divina para devorar
a la humanidad.
Prescindiendo de Hunab Ku, el creador, que no parece haber desempeñado
un papel importante en la vida de la gente del pueblo, el gran Itzamná, hijo
de Hunab Ku se destacaba a la cabeza del panteón maya. En los
códices, Itzamná aparece representado como un viejo de mandíbulas sin
dientes y carrillos hundidos. Su nombre tiene dos jeroglíficos, el primero,
que puede ser una representación convencional de su cabeza, y el segundo
que contiene como elemento principal el signo del día Ahau. Este signo de
día, significaba "rey, emperador, monarca, príncipe o gran señor"; de manera
que el segundo de los jeroglíficos del nombre de Itzamnádeclara su
posición como jefe del panteón maya. Era el patrono del día Ahau, el
último y más importante de los veinte días mayas.

Itzamná era el Señor de los Cielos,de la Noche y del Día. En estos


últimos conceptos está asociado con Kinich Ahau, el dios del sol a quien
adoraban con especialidad en Izamal, en el norte de Yucatán, y con Ixchel,
la diosa de la luna. Se dice de Itzamná que fue el primer sacerdote, el
inventor de la escritura y de los libros, que dio a los lugares de
Yucatán el nombre con que se conocen y que dividió las tierras en esa
región. Estas actividades indican que el culto de Itzamnáno tuvo origen en
Yucatán, sino que fue traído de alguna otra parte; y como sabemos que la
institución sacerdotal y la escritura jeroglífica se desarrollaron primero en
la Época Clásica, es probable que haya sido una deidad trasplantada del
Petén. Como primer sacerdote e inventor de la escritura, Itzamná es
claramente un dios cuyo origen se remonta a los principios de la historia
maya y que probablemente estuvo siempre a la cabeza del panteón de
aquellas gentes.

Itzamná era una deidad benévola, siempre amiga del hombre. Nunca
se ve asociado su nombre con la destrucción o desastre; y nunca aparece en
los códices acompañado de los símbolos de la muerte.

Itzamná (Dios del Cielo)

Chaac (Dios de la lluvia)

El dios de la lluvia, Chaac está representado en los códices con una larga
nariz y dos colmillos enrollados que le salen de la boca hacia abajo. El adorno
que lleva en la cabeza es generalmente una faja anudada y el jeroglífico de
su nombre tiene un ojo que, en el Códice Tro-Cortesiano, toma la forma de
una T. Se ha sugerido que este elemento representa lágrimas que brotan del
ojo, pudiendo simbolizar la lluvia y, por consiguiente la fertilidad. Este signo
es también el jeroglífico del día Ik, cuya deidad patrona era quizá el dios de
la lluvia.

Chaac era una divinidad universal de primera categoría, sin embargo


no era considerado como una deidad única, sino como los cuatro dioses de
los puntos cardinales, teniendo cada uno su propio color:

· Chac Xib Chaac (El hombre rojo) Chaac del Este


· Sac Xib Chaac (El hombre blanco) Chaac del Norte

· Ek Xib Chaac (El hombre negro) Chaac del Oeste

· Kan Xib Chaac (El hombre amarillo) Chaac del Sur

Esta concepción es semejante a nuestra propia creencia de la Santísima


Trinidad, compuesta de tres dioses en uno.

En el mes de Chen o Yax se celebraba un gran festival en honor a los


Chaakes, que llamaban el ocná "entrar a la casa". Con anticipación se
consultaba a los cuatro dioses conocidos como Bacabes, que estaban
íntimamente asociados con los Chaakes, a fin de que indicaran un día
propicio para la ceremonia, la cual estaba consagrada a la renovación del
Templo de los Chaakes. Durante esta ceremonia, que se celebraba una vez al
año, se renovaban los ídolos y los incensarios y, si era necesario, se
reconstruía el templo y se colocaba en la pared una tablilla conmemorando el
suceso.

De igual manera que Itzamná estaba asociado con el dios


sol, Chaac parece haber estado asociado con el dios del viento. En
realidad, el dios del viento puede ser únicamente una manifestación del dios
de la lluvia, y es posible que no haya tenido existencia separada.

El dios de la lluvia era, como Itzamná, una deidad benévola, asociado con
la creación y la vida. Para el cultivador ordinario de maíz, cuyo mayor
interés era su sementera, Chaac era la más importante de las deidades, y su
intervención amistosa era requerida más a menudo que la de todos los demás
dioses combinados. Los mascarones murales de narices largas y encorvadas
que se encuentran ent odo el territorio maya, especialmente en la
arquitectura Puuc, no son probablemente otra cosa que representaciones de
la cabeza de este dios.
Yum Kax (Dios del maiz)

En el orden de la frecuencia de su representación en los códices


corresponde al tercer lugar, al dios del maíz o dios de la agricultura, que
aparece 98 veces en los tres manuscritos. Se le representa siempre como
un joven y algunas veces como una mazorca de maíz como ornamento de la
cabeza. En algunas ocasiones se ve esta mazorca brotando del jeroglífico
del día Kan, que es el propio símbolo del maíz en los códices. Kan era
también el día del cual era patrono este dios. De todos los dioses
representados en los códices, esta deidad ofrece el mayor grado de
deformación de la cabeza.

El jeroglífico de su nombre es su propia cabeza que se resuelve en su


parte más alta en una mazorca de maíz muy estilizada y cubierta de hojas.

Este dios era el patrono de la labranza, y los códices lo presentan


ocupado en gran variedad de trabajos agrícolas. Directamente, o
personificado por un sacerdote, aparece algunas veces en la escultura de la
Época Clásica, regando granos de este cereal sobre la cabeza de la madre
tierra. Lo mismo que el maíz que simboliza, tiene muchos enemigos y su
destino estaba sujeto a los dioses de la lluvia, el viento, la sequía, el hambre
y la muerte. En un lugar se presenta bajo la protección del dios de la lluvia y
en otro combate con el dios de la muerte. En un lugar se presenta bajo la
protección del dios de la lluvia y en otro en combate con el dios de la
muerte.

Aunque su nombre específico como dios del maíz es desconocido, su


identidad parece haberse confundido en los últimos tiempos de la Epoca
Postclásica con la de una deidad agrícola más general que conocían con el
nombre de Yum Kax, o Señor de los Bosques, y por lo menos algunas de sus
funciones fueron asumidas por el más poderoso Chaac. De igual manera
que Itzamná y Chaac, era una deidad benévola, un dios de la vida,
prosperidad y abundancia.

Ah Puch (Dios de la muerte)

Corresponde al cuarto lugar, por el orden de su representación, al dios de la


muerte, que aparece 88 veces en los tres manuscritos. Tiene por cabeza
una calavera, muestra las costillas desnudas y proyecciones de la columna
vertebral; si su cuerpo está cubierto de carne, ésta se ve hinchada y
cubierta de círculos negros que sugieren la descomposición. Accesorios
imprescindibles del vestido del dios de la muerte son sus ornamentos en
forma de cascabeles. Estos aparecen algunas veces atados a sus cabellos o a
fajas que le ciñen los antebrazos y piernas, pero más a menudo están
prendidos de un collar en forma de golilla. Estos cascabeles de todos
tamaños, hechos de cobre y a veces de oro, se encontraron en considerables
cantidades durante el dragado del Pozo de los sacrificios de Chichén Itzá,
se supone que en el lugar donde habían sido arrojados con las víctimas
inmoladas.

Ah Puch, la antítesis de Itzamná, tiene como él dos jeroglíficos de su


nombre, y es, después de éste, la única deidad que se distingue de esta
manera. El primero representa la cabeza de un cadáver con los ojos
cerrados por la muerte, el segundo la cabeza del dios mismo, con la nariz
truncada, mandíbulas descarnadas y como prefijo un cuchillo de pedernal
para los sacrificios. Un signo que se encuentra asociado frecuentemente al
dios de la muerte es algo parecido a nuestro signo de tanto por ciento %. El
dios de la muerte era la deidad patrona del día Cimí, que significa
"muerte" en maya.

En el caso de Ah Puch, estamos frente a una deidad de primera clase,


como lo prueba la frecuencia de sus representaciones en los códices. Como
jefe de los demonios, Hunhau reinaba sobre el más bajo de los nueve
mundos subterráneos de los mayas, y todavía hoy creen los mayas
modernos que bajo la figura de Yum Cimil, el Señor de la Muerte,
merodea en torno a las habitaciones de los enfermos en acecho de su
presa.

Ah Puch es una deidad malévola. Su figura está asociada


frecuentemente con el dios de la guerra y de los sacrificios humanos, y
sus constantes compañeros son el perro, el ave Moán y la lechuza,
considerados como criaturas de mal agüero y de muerte.

Xaman Ek (Dios de la Estrella Polar)

La quinta deidad más común en los códices es Xaman Ek,el dios de la


estrella polar, que aparece 61 veces en los tres manuscritos. Se le
representa siempre con la cara de nariz roma y pintas negras peculiares en
la cabeza. No tiene más que un jeroglífico de su nombre, su propia cabeza,
que se ha comparado a la del mono. Esta cabeza, con un prefijo diferente al
de su nombre, es también el jeroglífico del punto cardinal norte, lo cual
tiende a confirmar su identificación como dios de la estrella polar. La
naturaleza de su aparición en los manuscritos indica que ha de haber sido la
personificación de algún cuerpo celeste, importante.

En algún lugar se habla de Xamán Ek como del "guía de los mercaderes", y


bien puede haberlo sido, puesto que la estrella polar es la única estrella fija
que se observa en las latitudes del Petén y Yucatán, que no cambia
radicalmente de posición durante el año. Se dice también que los
mercaderes le ofrecían copal (pom) en los altares que se ven a la orilla de
los caminos. Era una deidad benévola; se la encuentra asociada con el dios
de la lluvia y era probablemente el patrono del día Chuen.

Ek Chuah es la sexta deidad más comúnmente representada en los códices y


se presenta en ellos 40 veces. Tiene un labio inferior grueso y colgante y
aparece generalmente pintado de negro, el color de la guerra. El
jeroglífico de su nombre es un ojo con un aro negro. Este dios parece haber
tenido un carácter doble y un tanto contradictorio; como dios de la guerra
era malévolo, pero como dios de los mercaderes ambulantes era propicio. En
el carácter primeramente indicado aparece con una lanza en la mano, a veces
combatiendo y aun vencido por otro dios de la guerra. Lo hemos visto ya
con Ixchel, armado de jabalinas y de lanza, tomando parte en la destrucción
del mundo por el agua. Como un dios favorable aparece con un fardo de
mercancías sobre la espalda, semejante a un mercader ambulante, y en algún
lugar se le muestra con la cabeza de Xamán Ek, dios de la estrella polar,
"guía de las mercaderes". Ek Chuahera también el patrono del cacao, y los
que poseían plantaciones de este fruto celebraban una ceremonia en su
honor en el mes de Muán. En uno de sus aspectos parece haber sido hostil
al hombre, y en el otro su amigo, una deidad de dos caras, parecida al
dios Jano de la antigua Roma.

Ek Chuah (Dios de la Guerra)

Esta deidad aparece 33 veces en los códices y se presenta siempre en


relación con la muerte. Su característica constante es una línea negra que le
rodea parcialmente el ojo y se prolonga hacia abajo sobre la mejilla. Su
propia cabeza, con el número 11 enfrente, es el jeroglífico de su nombre.
Puede ser el patrono del día maya Manik, cuyo signo es la mano en actitud de
agarrar. Se le muestra algunas veces en compañía de Ah Puch, el dios de la
muerte, en escenas de sacrificios humanos. Es también un dios de la guerra
por derecho propio, y se le ve incendiando casas con una antorcha en una
mano, mientras que con la otra, armada de una lanza, las echa por el suelo. El
concepto de un dios de la guerra y de un dios de la muerte mediante la
violencia y los sacrificios humanos, parecen combinarse en esta deidad.
Dios de la Muerte Repentina

Kukulcán (Dios del viento)

La asociación que alguien ha sugerido del famoso héroe de la cultura


maya-mexicana. Kukulcán, con el dios maya del viento, no se ha
establecido con certeza. El dios del viento aparece raras veces en los
códices, habiendo menos de una docena de representaciones del mismo y ni
una sola en el Códice Tro-Cortesiano, un manuscrito de los últimos tiempos
de la Epoca Postclásica. En vista de la posición predominante que
tuvo Kukulcán durante la Epoca Postclásica, parece extraño que si aquél era
el dios del viento, no se hayan encontrado más representaciones suyas.

La asociación del dios del viento con Chaac, el dios de la lluvia, es


muy estrecha. En el Códice Peresiano vemos a Chaac haciendo una ofrenda a
la cabeza del dios del viento en conexión con una ceremonia de final
de katún. Y es que la identificación del dios del viento con Kukulcán se funda
en la asociación parecida que hay en la mitología azteca
de Quetzalcóatl con Ehécatl, el dios del viento, que barre el camino del dios
de la lluvia. Como los dioses mayas del viento y de la lluvia están asimismo
íntimamente asociados, y puesto que tanto el dios maya del viento
como Quetzalcóatl-Ehécatl, el dios azteca del viento, tienen grandes
trompas foliadas, puede haber alguna relación entre el dios maya del viento
y Kukulcán. Esta conexión se ha sugerido tan sólo y el propio Chaac, principal
dios maya de la lluvia, ha sido identificado como Kukulcán por varias
autoridades. Algunos creen que la conexión, entre el dios del viento y el dios
de la lluvia es tan estrecha, que indica que el primero no es más que una
manifestación especial del segundo y que, no debiera considerarse como una
deidad separada. El jeroglífico de su nombre se encuentra frecuentemente
en relación con el de Chaac. Era patrono del día Muluc y se le tenía por una
deidad benévola.

Ixchel era un personaje importante del panteón maya, aunque


aparentemente poco amiga del hombre. Ya la hemos visto en la figura de
una vieja airada en la destrucción del mundo por el diluvio. En la lámina
aparece también como la personificación del agua como elemento de
destrucción, de las inundaciones y torrentes de lluvia. Se la representa
generalmente rodeada por símbolos de muerte y destrucción, con una
serpiente retorciéndose sobre su cabeza y huesos cruzados bordados en
su falda.

Pero Ixchel parece haber tenido también un lado bueno. Era la


consorte de Itzamná, el Señor del Cielo, y mientras su marido se
muestra algunas veces como el dios sol, ella parece haber sido la diosa
luna. Era también la patrona de la preñez y la inventora del arte de
tejer.

Ixchel (Diosa del Parto, del Tejido y posiblemente de la Luna)


Los antiguos mayas creían que los suicidas se iban directamente al
paraíso. Tenían una diosa especial que era la patrona de los que se habían
privado de la vida ahorcándose, la llamaban Ixtab, diosa del suicidio. Puede
verse esta diosa en el Códice de Dresde donde aparece pendiente del cielo
por medio de una cuerda que está enrollada a su cuello. Tiene los ojos
cerrados por la muerte, y en sus mejillas un círculo negro que representa la
descomposición de la carne.

Ixtab (Diosa del suicidio)

Fuentes:

Enciclopedia Encarta y Morley, Sylvanus G. La Civilización Maya (Revisada por George W.


Brainerd. Fondo de Cultura Económica
Establecer cuáles son los principales dioses mayas resulta difícil, pues esta
civilización se caracterizaba por creer en muchos dioses asociados a múltiples
elementos de la naturaleza, siendo éstas manifestaciones físicas de lo sagrado. Muchos
de estos dioses tenían características duales como humano–animal, viejo–joven,
hombre–mujer y sus decisiones dependían de su estado de ánimo, el cual estaba sujeto a
la cantidad de ofrendas y sacrificios humanos y de animales que los mayas estuviesen
dispuestos a realizar.

Del panteón maya, según del Popol Vuh, se consideran tres de los dioses más antiguos y
sabios, y los responsables del primer intento de creación del
hombre: Kukulcán (serpiente emplumada) dios de las tempestades creó vida a
partir del agua; Tepeu, dios del cielo; y Hurakan (corazón del cielo, o el de una sola
pierna) dios del viento, tormenta y fuego.
Itzamná, era adorado como el dios de la sabiduría, señor de los cielos, del día y la
noche. Algunos autores piensan que se trata del dios supremo creador del universo. Se
le representó como un anciano sin dientes, como un ave con rasgos de serpiente y como
un dragón celeste bicéfalo que vierte agua sobre la tierra. Le acompaña Ix Chebel
Ya’ax, su esposa, diosa de la pintura y el bordado, representada como una anciana
con una serpiente en la cabeza y un rollo de algodón o, como Itzamná, vertiendo agua
sobre la tierra.

Otros dioses importantes son Yum Kaax, dios del maíz a quien los sembradores de
maíz adoraban con especial fervor, se encargaba de la agricultura, la prosperidad y la
abundancia de la vida; del mismo modo era venerado Ek Chuah, dios del cacao y de la
guerra; Chaac, dios del agua y de la lluvia, adorado por su importancia para las
cosechas; Kinich Ahau, venerado como el dios del sol representa el calor y la
sequía; Ixchel diosa de la luna, asociada con la fertilidad, las inundaciones, la medicina
y el tejido.
También están Pawahtun dios cargador del cosmos, quien eleva con sus brazos sobre
la cabeza la bóveda celeste o la Tierra misma; Yum Kimil, dios de la muerte, habita el
inframundo con otras deidades relacionadas con la muerte, la germinación y la
fecundidad.
Finalmente, cabe mencionar a Hunab ku (Hun –uno, ab –solo, ku –dios) quien,
según algunos es el dios maya más importante, incorpóreo, padre de todos los dioses,
de quien procede todo y a quien todo retorna, creador del universo; dios de las
dualidades, como lo bueno y lo malo, masculino y femenino, todo y nada.
Con base en el significado de su nombre, existen autores que aseguran que este dios fue
una invención tras la conquista como influencia del cristianismo, pues no se ha
encontrado fuentes precolombinas donde se haga mención del mismo, y parece
contradictorio dadas las características religiosas de la cultura maya. En la actualidad,
los seguidores de la nueva era han retomado la veneración de Hunab Ku como la
energía suprema del universo dentro de cada uno de nosotros.

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La historia de David y
Goliat te hará replantearte
lo que sabías sobre el poder
Malcom Gladwell, autor de "Las claves del éxito", plantea
una lectura alternativa sobre el mito bíblico que hace que
nos replanteemos nuestras creencias

David parece tener todas las de perder en su lucha contra Goliat... ¿o no?

HÉCTOR G. BARNÉS
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23.06.2014 – 05:00 H.

“Metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y


la tiró con honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó
clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra. Así venció
David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató,
sin tener David espada en su mano”. (Samuel 17, 49-50).

HISTORIA 58

David y Goliat
LOS filisteos vienen otra vez para pelear contra Israel. Los tres
hermanos mayores de David están ahora en el ejército de Saúl.
Por eso, un día Jesé le dice a David: ‘Lleva granos y panes a tus
hermanos. Averigua cómo les va.’

Cuando David llega al campamento, corre a la línea de batalla en


busca de sus hermanos. El gigante filisteo Goliat sale a burlarse de
los israelitas. Ha estado haciendo esto cada mañana y noche por
40 días. Grita: ‘Escojan a alguien para que pelee conmigo. Si él
gana y me mata, nosotros seremos esclavos suyos. Pero si yo
gano y lo mato, ustedes serán esclavos nuestros. Los reto a
escoger a alguien para esto.’
David pregunta a algunos soldados: ‘¿Qué se le dará al que mate
a este filisteo y libre a Israel de esta vergüenza?’

‘Saúl le dará muchas riquezas,’ un soldado dice. ‘Y también le dará


su propia hija como esposa.’
Pero todos los israelitas le tienen miedo a Goliat debido a que es
un hombre muy grande. Él mide casi 3 metros, y tiene otro
soldado que le carga el escudo.

Algunos soldados van y le dicen al rey Saúl que David quiere ir a


pelear contra Goliat. Pero Saúl le dice a David: ‘No puedes. Eres un
niñito, y él ha sido soldado siempre.’ David dice: ‘Yo maté un oso
y un león que se llevaron las ovejas de mi padre. Ahora este
filisteo será como uno de ellos. Jehová me dará ayuda.’ Por esto,
Saúl dice: ‘Ve, y que Jehová esté contigo.’

David baja a un río y recoge cinco piedras lisas y las mete en su


bolso. Entonces sube con su honda a pelear contra el gigante.
Goliat no puede creerlo. Le parece que es cosa demasiado fácil
matar a David.

‘Ven acá,’ dice Goliat, ‘y daré a comer tu cuerpo a los pájaros y los
animales.’ Pero David dice: ‘Tú vienes a mí con espada, una lanza y
una jabalina, pero yo voy contra ti con el nombre de Jehová. Hoy
Jehová te dará en las manos mías y yo te derribaré.’

Ahora David corre hacia Goliat. Saca de su bolso una piedra, la


pone en su honda, y la lanza contra Goliat con toda su fuerza. ¡La
piedra entra en la cabeza de Goliat, quien cae muerto! Al ver a su
campeón caído, los filisteos huyen. Los israelitas los siguen y
ganan la batalla.

1 Samuel 17:1-54.

La historia de David y
Goliat
1 Samuel capítulos 16 y 17 (Versión para niños)
por Sharla Guenther
Saúl había sido rey, pero siguió desobedeciendo a
Dios, así que Dios le pidió a Samuel que encontrara
un nuevo rey. Dios dijo a Samuel, "Ve a Belén, allí
hay un hombre llamado Jesse, quien tiene ocho
hijos. Uno de ellos será el próximo rey."
Cuando Samuel conoció a los hijos, pensó
automáticamente que el hijo mayor de nombre Eliab
sería el rey que Dios había escogido. Pero el Señor
dijo a Samuel: "no mires su apariencia ni que tan
grande es. Eliab no es quien he escogido, su
apariencia no es importante para mí, yo me fijo en el
corazón."
Jesse trajo a otros de sus hijos a conocer a Samuel
pero Dios no escogió a ninguno de ellos. Samuel
preguntó a Jesse, "¿He conocido a todos tus hijos?"
Jesse contestó, "Tengo otro hijo llamado David, él es
el menor, y está afuera cuidando las ovejas. Lo
traeré aquí para que te conozca."
Tan pronto como Samuel lo vio, el Señor le habló y
le dijo, "El es el elegido." Así que Samuel lo ungió
con aceite, siendo esta una forma muy especial de
prometerle que sería el próximo rey. Y desde ese
día en adelante, el poder del Señor estuvo con
David.
David continuó cuidando las ovejas de su padre en
los campos. Cuando no tenía mucho que hacer en
el campo, interpretaba instrumentos, y escribió
canciones y poemas que puedes encontrar en el
libro de los Salmos en tu Biblia.
Mientras tanto, Saúl aun era rey y gobernaba a los
israelitas. David y su familia también eran
israelitas. Los israelitas no se llevaban bien con los
filisteos.
El problema con los filisteos era que había muchos
gigantes viviendo en sus tierras. Uno de los
gigantes más fuertes y más grandes era
Goliat. Tenía más de nueve pies de alto, es decir
era más alto que cualquier persona que aparece en
el Libro Guinness de Records Mundiales. Hubiera
tenido que agacharse mucho para pasar por una
puerta normal.
Goliat se cubría con una armadura que lo protegía, y
cargaba una gran lanza. Cada mañana y cada tarde
durante cuarenta días, gritaba a los israelitas usando
su potente voz: " ¡Oigan, ustedes! Los reto a que
encuentren un hombre que pelee conmigo. Si me
vence, seremos sus sirvientes, pero si yo gano,
todos ustedes serán nuestros sirvientes."
Cuando Saúl y todos sus hombres escucharon esto,
se asustaron mucho. Tres de estos hombres eran
los tres hermanos mayores de David. Ellos eran los
únicos en la familia de David que podían ir a pelear,
porque eran lo suficientemente mayores.
Ahora Jesse, el padre de David, escuchó sobre el
gigante y se preocupó por sus hijos. Llamó a David,
que se encontraba en el campo y le pidió que llevara
comida a sus hermanos y que viera como estaban.
Así que David se fue a visitar sus
hermanos. Cuando se aproximó a ellos, oyó a Goliat
gritar su desafío, como lo hacía cada mañana. "¿es
que nadie se va a enfrentar a este hombre?" David
preguntó a los hombres del ejército. "entonces yo
pelearé contra este gigante filisteo."
Uno de los hombres escuchó esto y corrió a buscar a
Saúl para contarle lo que David había dicho. Saúl se
aproximó a David y dijo: "no puedes pelear contra
Goliat, eres solo un muchacho y él ha estado
peleando por muchos años." Pero David dijo a Saúl,
"he tenido que pelear contra leones y osos para
proteger las ovejas de mi padre. Dios me ayudó a
mantenerme seguro y lo volverá a hacer ahora."
Desafortunadamente Saúl el rey no había confiado
en Dios para que lo ayudara, y no sabía qué hacer
para vencer a Goliat. Luego este joven llamado
David vino y supo en un día que hacer exactamente,
y confió en que Dios lo ayudaría. Por eso Dios
amaba el corazón de David y quería que fuera rey.
Así que Saúl vistió a David con una pesada
armadura para protegerlo de Goliat, pero David se la
quitó. Era tan pesada que casi ni podía caminar, y
sabía que Dios evitaría que le hicieran daño. En
lugar de eso, David fue a un arroyo cercano y
encontró cinco piedras lisas, las puso en una bolsa
alrededor de su cintura, y con su honda fue hacia
Goliat.
A medida que David se
aproximaba a Goliat, el gigante lo miraba y pensaba
que debía ser una broma. Goliat pensó que podría
vencer fácilmente a David, y era gracioso que Saúl
hubiera enviado a un muchacho pequeño para
pelear con él. Pero David le dijo sin miedo: "Tú
peleas con una espada y yo vengo con Dios a mi
lado y hoy todos sabrán que hay un Dios verdadero
en estas tierras."
A Goliat no le importó lo que había dicho David y se
acercó para atacarlo, y David corrió rápidamente a
su encuentro. Sacó una piedra de su bolsillo, la
puso en su honda y la disparó hacia Goliat. La
piedra lo golpeó en la frente, justo en medio de los
ojos, y de repente Goliat comenzó a perder el
equilibrio.
Este cayó de cara al suelo, de un golpe seco. David
lo había logrado, ¡venció al gigante filisteo! Cuando
el resto de los filisteos vieron esto, salieron corriendo
y David se convirtió en un héroe para todas las
personas de Israel.
HISTORIA

Historia de David y Goliat

PorHistoria y Biografía
Posteado en Octubre 5, 2017

TIZIANO VECELLI / DOMINIO PÚBLICO

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HISTORIA DE DAVID Y GOLIAT
David y Goliat es una historia bíblica que aparece en el libro de Samuel, la
cual cuenta la batalla desigual que sostienen estos dos personajes.
El origen de este mito comienza cuando el primer monarca del Reino de Israel,
el rey Saúl, desobedece a Dios, quien le había encargado destruir a todos los
amalecitas (amalequitas) que se habían enfrentado a él en la batalla de
Michmash. Como Saúl no lo hizo, perdió el don de Dios y dejó de ser el ungido,
el elegido para gobernar Israel. Entonces el profeta Samuel recibió
instrucciones divinas de buscar en Belén a un pastor llamado Jesé, porque uno
de sus hijos sería el nuevo ungido, y él lo sabría con solo verlo. Dado que el
profeta Samuel no podía separarse de Saúl, o recibiría un castigo por parte de
este, le mintió diciéndole que debía viajar para realizar un sacrificio en la
lejanía. Es así como Samuel logra salir del castillo de Saúl y ponerse en busca
del nuevo ungido. En Belén, tal y como le había sido comunicado, encuentra al
pastor Jesé, a quien le invita a presentarle a sus hijos. Este le presento uno a
uno siete de sus hijos, pero ninguno resultó ser el elegido. Así que Samuel le
preguntó si tenía algún otro hijo, y Jesé le presentó a David, el menor de toda
su descendencia. El profeta supo de inmediato que estaba ante el nuevo
ungido, quien era un joven rubio, prudente y de buen aspecto. Debido a la
gracia de Dios, David obtuvo el cargo de músico al servicio del rey Saúl
para tocar el arpa. Y era tan bueno haciéndolo, que le agradó al rey israelí.
Mientras Israel estaba bajo el mando de Saúl, también estaba en guerra con el
pueblo filisteo. Un soldado de esta comunidad, Goliat de Gat, descrito en la
Biblia por Samuel como un gigante, pues medía seis codos más un palmo
de altura, retó al ejército de Israel hostigándolos durante cuarenta días para
que enviaran al más fuerte de sus guerreros a enfrentarse con él. Goliat y sus
hombres estaban tan convencidos de su victoria, que si algún israelí aceptaba
el duelo y lograba vencerlo dándole muerte, los filisteos pasarían a ser
esclavos de los israelís; pero, por el contrario, si él ganaba, el pueblo de Israel
pasaría a ser esclavizado por Goliat y sus hombres. Temerosos por las
descomunales proporciones de Goliat y por aquello que estaba en juego,
ningún soldado del ejército israelí se decidía a enfrentar el desafío.
Mientras tanto, Jesé le había encargado a David que fuera a visitar al
campamento israelí a sus hermanos, que eran soldados bajo las órdenes de
Saúl. Es en esto cuando David escuchó a Goliat desafiando al ejército, y
decidió ir con Saúl para preguntarle si él podía enfrentarlo. El rey Saúl aceptó y
le dio su armadura, pero esta no le quedó bien. Es por esto que David salió al
encuentro con su ropa habitual de pastor y armado únicamente con una
honda, con la que solía defender a su rebaño de ovejas de los lobos. En el
camino tomó cinco piedras y se plantó frente a Goliat, quien se burló al verlo. El
hijo más joven de David proclamó entonces:

«Toda la Tierra ha de saber que hay Dios en Israel. Y

toda esta asamblea sabrá que no es por la espada ni

por la lanza que salva Yahveh, porque Yahveh es la

guerra y nos entrega en nuestras manos» (Sam 17:46-

47)

Acto seguido, David coloca una de las piedras en su honda y la lanza a Goliat,
dándole en la mitad de la frente. Goliat cae por el golpe recibido, y su
contrincante aprovecha para decapitarlo con su propia espada.

Luego de esto, David logró la confianza tanto del pueblo israelita como de
los hijos de Saúl, Jonathan y Mical, quien sería su esposa. Este hecho hizo
que el rey Saúl se sintiera amenazado y mandara perseguirle. Entonces David
huyó hacia el desierto con un grupo soldados y aceptó refugiarse en la ciudad
de Siclag gracias al favor del rey de los filisteos, Aquis de Gat. En la batalla que
sostuvieron estos en Gilboá contra Israel, y de la que no pudo hacer parte
David, murió Saúl y Jonathan, su hijo, por lo que el trono quedó vació. David
quiso hacerse rey entonces, pero sus detractores trajeron a un pariente lejano
de Saúl para que gobernara, Isboset. Este no pudo ocupar el puesto de rey
porque fue asesinado por dos servidores de David, quienes a su vez fueron
asesinados por obrar por su propia cuenta y en contra de los deseos del
ungido. Para evitar conflictos con los filisteos y los israelís, David buscó una
ciudad neutral, y la encontró en Jebús, haciéndose rey ahí y luego
renombrándola como Jerusalén, cuando logró unificar las doce tribus de
Israel.

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