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J O S E P H A.

S C H r E R

Traducción de
JESÚS PRADOS ARRARTE

TEORIA D E L
DESENVOLVIMIENTO
ECONOMICO
Una investigación sobre ganancias, capital,
crédito, interés y ciclo económico

FONDO DE CULTURA
» ECONÓMICA
M E X I C O — B UENOS A l RES
Primera edición en alemán, 1912
cor, el titulo Theorü d,r WiuschaltlUhtn E ,oi kÍun
n( e t

© Vcrlag Dunker & Humblot, Munich .

Primera edición en español, 1944 PRÓLOGO UCTOR


Segunda edición en español, 1957
Tercera edición en español, 1963
[La ausencia de una abundante literatura económica en cisielleno
Cuarta edición en español, 1967 1
plantea siempre dificultades a la traducción de las obras extranjeras.
Quisiera mencionar el sentido de los términos empleados que no
hayan adquirido aún su carta de ciudadanía en el lenguaje econó-
mico, con objeto de precisar su significado.
HBlH El libro actual del Profesor Schumpcter fue publicado prime-
ramente en alemán con el titulo T h c o r i c der wirtschaftUch.cn E n t -
w i c k l u n g , y traducido posteriormente al inglés con el de T h e
T h c o r y of E c o n o m i c Dcvclopmcnt. El lector podrá aprecia) en el
texto el motivo por el cual se ha preferido la palabra "desenvolví-
miento" al término "evolución",* preferencia apoyada por palabras
del propio autor frente al último d'' estos conceptos.
El concepto "circular f/oiu" ( k . c i s l a u f en el original alemán),
se traducirá ai lo que sigue por "corriente circular". No creo que
sea muy satisfactoria la versión, que por otra parte ha presentado
las mismas difictdtadcs al traductor inglés, pero espero que evite
esta advertencia cualquier dificultad posterior.
El resto de la terminología adoptada es la empleada usualmente,
aceptando incluso la versión de la palabra "Income" (alemán E i n -
kommen) por la de "ingreso".
Para la traducción ha sido empleado el texto inglés, sin eliminar
por ello las referencias a las ediciones alemanas anteriores. No se ha
realizado una versión directa del último ¡dimita por las alteraciones
sufridas en la inglesa, de fecha más reciente, y, sobre todo, por ha-
berlo pedido así el autor.

J. PRADOS ARRARTE

Traducción al español de:


Jesús Prarlos Arrarte

D. R. C f W o Ctt/íura Económica
Av. de la Universidad 975 Mé
tico 12, D . F. ' Aunque hemos generalizado y» en nuestras publicaciones el termino
/m/ir< "< <-;i México "desarrollo e c o n ó m i c o " , hemos preferido, en este caso, respetar la opinión del
traductor v mantener aquí "desenvolvimiento". II . C 1
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PRÓLOGO 9

tales con la cantidad de trabajo que cvcntualntcnte llega a crear. 'Lfl


P R Ó L O G O A L A EDICIÓN ESÍ>A] mayoría de estos conceptos pueden ser reunidos en un instrumento
analítico llamado Teoría del equilibrio económico o Economía Es-
Tengo verdadero placer en presentar a mis colegas de los peses tática.d No tienen relación, en si mismos, con el gran proceso his-
habla española esta edición de mi Teoría del Desenvolvimiento Eco tórico de la evolución económica, sino que por el contrario se
nómico, y en dar las gracias al traductor y a la Junta de Qobiernt abstraen de los fenómenos de la evolución y describen partes del me-
del Fondo de Cultura Económica. Como este libro vio la prhnert canismo que permanecen más o menos constantes a través del tiem-
luz en 1911 he hecho todo lo que ha estado a mi alcance para des- po, pero estas partes del mecanismo nos resultan, sin embargo, útiles
arrollar, comprobar e ilustrar históricamente y con estadísticas ¡aipara describir las relaciones existentes en una realidad que evolu-
ideas que en él se exponen. Pero la estructura fundamental de mi cionadí
análisis y nñ visión general del proceso económico no han cambiadi Por otra parte, los teóricos están ampliando, con éxito cada día
desde entonces y encuentran todavía en este libro su más clara ex-mayor, el campo de la Economía Dinámica. Mediante un ejemplo
presión. Aprovechando la invitación de la Junta de Gobierno de- podemos ilustrar con mayor claridad este desarrollo relativamente
searía utilizar esta oportwúdad para examinar lo que fue mi propó- reciente de la economía. Si nos contentamos con declarar que un
sito hacer, e indicar cómo encaja en las tendencias modernas de, cierto pi ¿CÍO de trigo está relacionado con una cierta cantidad su-
pensamiento económico. ministrada, baños establecido una proposición estática. Si, por el
' El tema de la economía es un proceso histórico {utico y en el contraríe, declaramos que un precio establecido en un momento
cual no se puede retroceder, que cambia sin cesar su propia cons- dado tendrá como consecuencia que la oferta de dicho producto,
titución, creamio y destruyendo vnaidos culturales uno tras otro. sea, un año más tarde, tal o cual; es decir, si establecams una re-
El análisis teórico, tal como se entiende en general, contribuye en lación entre dos o más cantidades económicas pcrter.eciaites a dife-
dos cosas a la interpretación científica de este proceso. rentes lugares del tianpo, habranos establecido una proposición
Por una parte, ofrece un aparato conceptivo que nos permite dinámica. Técnicamaitc es vmcho más difícil manejar proposicio-
nes dinámicas que estáticas, pero las primeras san a la vez mucho
formular relaciones entre cantidades económicas,. Podernos ilus-
más reales. Pues mientras que una proposición estática nos muestra
trar esto mediante dos ejemplos modernos. Primero: uno de los
ias relaciones ideales aitrc cantidades económicas que sólo existen
problemas que han atraído durante doscientos años la atención de
en lógica pura, una proposición dinámica se propone mostrar en
los economistas es averiguar cómo influye la maquinaria sobre los
qué forma ciatas condiciones iniciales del sistema económico produ-
intereses de la clase obrera. Es fácil darse cuenta de que la contes-
cirán a través del tianpo otra serie de condiciones. Yao aun esta
tación depende en gran parte de la dificultad o facilidad con que
misma especie de teoría está muy lejos de explicar los procesos his-
se abran camino los productos hechos a máquina en el presupuesto
tóricos, pies no nos dice nada de las fuerzas que obran solrre ellos
de los consumidores, y de la facilidad o dificultad con que los obre-
; . .7/ igual que la teoría estática no nos ofrece más que partes del
ros desplazados por las máquinas encuentren otra colocación. Y el
mecanismo.
modo inás conveniente de fonmdar esta contestación es mediante
un concepto o coeficiente que se ha venido utilizando de modo ¿No nos será posible lograr más? Es decir, ¿no podremos cons-
muy amplio Jurante los últimos quince años, la elasticidad de sus- Truir un modelo o esquema teórico de ¡a mera evolución económica,
titución. Segundo: el paro obrero que ha existido durante los últi- descubriendo qué impulsos concretos la mueven y derivando de sus
mos veinte años ha conducido a amplias investigaciones solrre efectos series de acontecimiaitos que sirven de explicación racional
de la (rropia realidad histórica? He aquí lo que he tratado de hacer.
efectos de los gastos gubernamentales con el fin de crear ingresos,
Clasificando todos los factores que pueden ser causantes de cambios
que tunebos economistas han llegado a considerar como elemento
en el vnmdo económico, he llegado a la conclusión de que, aparte
permanente del capitalismo en decadencia. A nadie se le ocurriría
te los factores externos, existe uno puramente económico de
tratar, hoy día, este problema sin hacer uso del concepto del mul-
importancia capital, y al que yo he dado el nombre de Innovación.
tiplicador, que relaciona una cantidad dada de gastos gubernamen-
He tratado de da/iostrar que el modo en que aparecen las hmova-
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10
DESENVOLVIMIENTO ECONÓMICO PRÓLOGO

nones y en .que son absorbidas por el stema económico es sufíl,__ aue se encuentran más allá del alcance de ¡a teoría tradiel -
St r

cíente para explicar las continuas revoluciones eco» meas queión\al\ aue pueden¿niñamente ser tratados
únicamente desde un
ser tratados punto
desde un de vts¿a d
punto
la característica prhicipal de la historia econónuca \ En" ttU^lrLTZSni
aue publiqué
... , hace
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« años trata .vi/ií(n/nH(,ijj
----- A„„ *~l ™H™„¿.77 . un Itlrrn
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evolución,,
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que publiqué hace dos años traté de demostrar con detalle de Esto se"vé con claridad singular en el campo del dinero v del
modo explican esto los ciclos de la economía capitalista v los f Crédito U mayor parte de los economistas modernos están de
nómaios que se ponen de manifiesto por los períodos alternativo) ILcuerdo en atribuir a los procesos monetarios una mtportanctamu-
de depresión y de prosperidad, Pero los principios fmidamaitalesa • rhn
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mayor de de lala que
que acostaban
acusiwnuiuuun •» f «•"•>-
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se encuentran udos expuestos en este libro, cuyo tema puede serl

descrito, ' " V v^»os.en
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cuyo temayueae ten
puedeserx hoy día teorías monetarias
seMtcn hoy día teorías monetarias ae ios « de los salariof, teorías monetarias
perito, por lo tamo, contó una teoría del capitalismo. Se me h&dc
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' . la producción
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totala~i y del empleo, etr etc Pero en general
; - »-- - no se
r

dicho con frecuencia que aue mi


nú esquema
tsmum* ^analítico se refiere
, ^
Únicamen-M Zce que el funcionamiento del dinero y del crédito ai una
cc0

re a una época histórica que está rápidamente llegando a su fm Y§sociedad sociedad capitalista
capitalista ena está wdominado
m » ^ -por
r « 1el- 7financiamientode
; nuevas
en esto estoy de acuerdo. En nú opinión la teoría económica no poM a , v aue y
Z ^ empresas, la que
mayor¡a mayor de los pro
parte parte Manas
de los de dmero y de
probh
económica no poA El
Jdito sean
ís que la teoría de mía cierta éZ,Jk crédito seanderivaciones
derivaciones«de este hecho y de sus consecuencias
drá ser nunca, en este sentido, más que la teoría de una cierta época
proceso capitalista se hincha y deshincha automaticainente enre-
histórica. %ta délos gastos adicionales dedicados a llevar acabo nmova-
Existe, sin embargo, otro aspecto ¡pie llama ahora nuestra aten- gastos «un *(//-.mi. j ti*».*.-.
ción. Desde 1901, época en que yo empecé a trabajar sobre este ciones, y en respuesta a incrementos ai la producción y a las ga-
tema, ha ido aumentando mi convicción de que no basta connancias la que resultan de dichas innovaciones. He aquí el lugar desde
teoría tradicional, no sólo porque no hace esfuerzo algwio por tra- donde deben>s delcompraiderse,
capitalismojSon si es que esto esinútiles
igualmente posible, los fenómeno.:
aquellas tej-
tar el problema de la evolución en su- totalidad, sino porque en monetarios vez ías ai el fmandamiento de negocios
d" ***>¡*ali*ina. i Son igualmente inútiles aquellas
1
existentes, y ¡as queteo-
de esto trata de resolver por medio de esquemas estáticos y rías esta- a
basadas poner de relieve la cantidad total de depósitos. _
cionarios, fenómenos que no pueden existir bajo condiciones estáti- se limitannos a jllevar
.- orín más lejos. [El punto de vista evolucionista
cas y que solo aparecen en el proceso de evolución. | l\ira poderPódanos llegar aiin más lejos.
demostrar claramente mi tesis quiero referirme a dos teorías quecambia se no sólo mtestras teorías económicas sino también miestr.:
exponen en este libro, una de las cuales no ha encontrado menea paspecth
gran oposición, mientras que la otra no ha sido jamás aceptada por mos,
un vt'tinero respetable de economistas; me refiero a las teoríaslista. de
las utilidades y del interés. F.s quizá oÍK'io que, aparte de los be- económico ,
neficios ntonopolisticos, las utilidades de la industria se deben a in- fuera posible defi
novaciones afortunadas y. por lo tanto, no pueden ser objeto lógica de o una función de producción.
•le un cierto monopolista determinado, Es. sin embargo,
mediante una guíente
p.ntta quetecno-
trato por una teoría, ya sea estática o dinámica, que supone funcio- 'esfoestá bastante lejos déla realidad. Las normas de un nroitop
- embargo, e-vidente que
nes constantes de producción. Debía de ser 110 menos olrvio que, industrial moderno están dominadas por el hecho qrn .nsu caso
puesto que las útil. Ja Jes son la fuente principal del pago de los — i ncomo n o vuna c i ó n vyque
a innovación <pi tinte que Vtvn y ai
réditos, el fenómeno del interés, en el aspecto en que lo conoce- Tcnlter ~su lugar en un medio constantemente revuelto por innova,
mos, debiera estar ausente en una tal economía. Ha habido, en ge- ciones ulteriores. Lo que hiciera en un mundo sin rnnoycuovs
neral, una mala inteligencia, en lo que se refiere a esta proposición.es virtualmente algo que no nos interesa Lo que en realidad hac,
No es mi intención -mantener que el interés 110 puede existir sbl revelado, por lo tanto, mas que por w: análisis qui
innovaciones. Los empréstitos y los préstamos para consunto po- no puede sa kmpO, por lo menos dtrrani un periodo
drían siempre producir un tanto por cient le interés positivo. Pero se extienda a través del
1

este interés dejaría de ser un elemento esencial del proceso de pro- de diez a veinte años.
Para que los lectores no vayan a pensar pretai.: o dauasiado,
que pretendo di
ducción, y no estaría ya contenido en su esquema teórico. Siendo <jor un sis-
iierin aLc hacer la aclaración de que estoy abogan.: , pe
esto cierto llegamos a la conclusión de que existen femhnenos pu-
Sde análisis y no p«r la forma particular en que yo Io ha xa
ramente económicos —y el interés será indudablemente uno de
DESENVOLVIMIENTO ECONOMICO

expresado, o por ¡os resultados particulares que yo haya obtcnh


de él. \j}tjs teorías pueden ser equivocadas; mis esquemas, con re
gurídad, no son más que una de tantas posibilidades; pero hay dc\
o P R E F A C I O A L A EDICIÓN I N G L E S A
cosas de las que estoy seguro: primero, que se debe tratar al ca
talismo como tm proceso de evolución, y que todos sus problen..
fwidamcmales arrancan del hecho de que es ten proceso de evolt, Igunas de las ideas•presentadasen este libro proceden detono 1901;j
ción; y, segundo, que esta evolución no consiste en los efectos ingtma
á de ellas es posterior a 1909, época en que el marco general
los factores extcrnds (incluso factores políticos) sobre el proce. e ate análisis dé los aspectos puratnente económicos de la socie-
capitalista, ni en los efectos de tai lento crecimiento del capital,'ad capitalista,
t tomó la forma que ha conservado desde entonces
asi sin alteraciones^ La obra se publicó por primera vez en alemán
la población, etc..., shio en esa especie de mutación económica, nn el otoño de 1911. Cuando concedí mianos aespues ac
aseittimiento, sinñauarse
gran
atrevo a usar ten término biológico, a la que he dado el nombrerntusiasmo,
« / « « o - " - " "a" »tata segunda
" '**"* edición, capítulo,
'^"'¿""¿pthno diez años después
redacté de hallarse
de nuevo el se-
innovaciónjOtros podrían construir para estos hechos vtodclos anmagotada la obra, omi c - s alteraciones, reduciendo o a
ierta

líticos diferentes, y sacar de ellos conclusiones diferentes; aun deMgitirdo y sexto, y a determinadas cuestiones. Esto
tro de mi propio esquema hay hifinidad de problemas no rcsucltcffl'^ó la atención con
y existe, naturalmente, amplio margen para mejorar la técnica,
lugar en 1926. La tercera edición alemana es una rehnpresión de la
intención fue que este libro sirviera de csúnntlo al mayor numen
posible de economistas. He aquí mi intención al escribir e segund', que también ha servido de base a la traducción inglesa.
logo a ¡a edición española. 'ste pro\ Dictaría un veredicto muy perji/dicial sobre nús actos e ideas
\a partir de la prhuera edición de la obra, si afirmara que la falta
JOSEPH A . SCHUMPETER
lie alteraciones del mamiscrito, aparte de las de mera redacción, se
C a m b r i d g e , Massachusetts.
12 de a b r i l 1941.
ha debido al convencimiento de <.juc sea satisfactorio en todos sus
detalles. Si bien es cierto que considero sus grandes rasgos —lo
que pudiera denominarse la visióti"—
ll
y sus remitidos, como co-
rrectos en general, mantengo actualmente tora opinión diferente so-
bre varios de ¡os paitos abordados. Mencionaré uno como ejem-
plo: cuando elaboré la teoría del ciclo económico, que el lector
encontrará ai el capítulo sexto, daba por saltada la existaicia de
un solo movimiento ondulatorio, a saber, el descubierto por Juglar.
Estoy convencido ahora de que existai como mínimo tres clases
de tales movimientos, quizá más. y de que el problam principal
al que debai hacer fraite los teóricos del ciclo consiste precisamen-
te en aislarlos, y describir los fenómenos que resulten de sus in-
fluencias mutuas. Pao este clanento no se ha introducido en las
ediciones posteriores. Pues los libros —como los nv'ios— se hacai
seres independientes una vez abandonada la casa patenta. V'tvai sus
propias vidas, mientras que los autores viven las suyas. Y no hay
que inmiscuirse ai la vida de aquellos que han llegado a ser extra-
ños a la casa. Este libro se ha abierto camino y ha ganado —con
-usticia o sin ella— un lugar ai ¡a lita-atura alemana de su tiattpo
, materia. Por eso me pareció preferible alterarlo en ván'mta me-
dida. No hubiera soñado con una traducción inglesa, a no haber
•do por la sugerencia y án'tmos de mi eminente amigo el profesor
í'aussig.
13
14. DESENVOL\aMIENTO E 0 0 N 6 ^ ^ ^ P [ H

Por motivos similares no he seguido el ejemplo de mi gran maci nichos de carácter secundario— no eran sino manifestaciones de
tro, Bdhm-Btt'wcrk, que tomó nota con cridado infinito de tod\ un procesó y que ciertos principios snnples que los explicaran, ex-
objeción o crítica, respondiendo con sus propios comentariosplicarían cJ también el proceso mismo. Se sugería la conclusión de
posteriores ediciones. No es falta de respeto hacia aquellosque que sería
?m útil comparar esta estructura teórica con la teoría del
hayan hecho el honor de criticar con seriedad mi argumentacio% equilibrio, que en forma implícita o explícita sido y sigue sien-
lo que me conduce a limitar la controversia al mínimo. Sin ern do el centro de la teoría tradiciorutl. Entpleé primeramente tos
bargo, debo confesar que no he tropezado aún con objeciones conceptos,sobn "estática" y "dinámica" para distmgutrlas, pero be aben.-
puntos esenciales que hayan "resultado de carácter convincente donado
pan esa terminología en honor al profesor Frisch. Quizá ha-
mi espíritu. yan sido reemplazados por otros un tanto torpes. Pero mantendré
Este libro es francamente "teórico", por su método e intcncila J distinción por haber comprendido su utilidad en mi trabajo dia-
nes. No es este lugar adecuado para una professio fídci sobre meto% rio. Esto ha resultado ser así, aún más allá de las fronteras de la
dología. Quizá mi opinión sobre la relación entre investigacionm economía, en lo que pudiera denominarse teoría de la evolución
"teóricas" y "prácticas" baya variado mucho desde 1911. Pero cultural, M que presenta analogías curiosas en nnichos puntos con ¡a
mantiene mi convicción de que nuestra ciencia no puede —en Mteoría expuesta en el presente libro. La distinción vúsma ha sido
misma medida que otras— desdeñar ese sentido común refinado quñ objeto de muchas críticas adversas. Pero, ¿es verdaderamente arti-
denominamos "teoría" y que nos provee de instrumentos para ahonm ficial, o falso respecto a la vida, separar los fanímenos relativos a
dar los hechos y los problemas prácticos. Por importante qum la dirección de una anpresa y los relativos a la creación de una
sea la influencia de nuevas masas de hechos no analizados, estadisM nueva? Y ¿es forzoso que tenga algo que ver con urna "analogía
ticos en su mayor parte, sobre nuestro aparato teórico —es evidentM mecánica"? Los que gustai de profundizar en la historia de los
que la riqueza creciente de mtevo material analítico debe sugeriM conceptos debiaan más biai hablar de analogía zoológica, si se vie-
siempre módulos teóricos mievos, mejorando constante y silaicioM ran inclmados a ello; pues fue Jolm Stuart Mili quien introdujo
sámente cualquier estructttra teórica existente— es preciso disponen ai economía los términos "estático" y "dinámico" y Mili los tomó
en un momento dado de algún conocimiento teórico para abordaM con toda probabilidad de Comte, quien a su vez confiesa habalos
hechos nuevos, esto es, hechos no comprendidos ya en teoremaM recogido del zoólogo De Blainvillc.
existentes. Si ese conocimiento sigue siendo rudimentario y subM Debo agradechnaito en la forma más cordial a nú amigo el Dr.
consciente, puede ser mala teoría, pero no por eso dejará de sem Redvers Opte a quiñi su amabilidad inigualable condujo a an-
teoría. Por ejemplo, no he podido convencerme de que cuestionesm pender la ardua tarea de traducir esta olrra, que resultó un tanto
tales como el origen del bíteres, carezcan de hnportancia o de w - 1 refractaria a la opaación. Decidhnos omitir los dos apéndices a
lor. Si eso ocitrrc, se debe a defectos del autor que se ocupe de los capítulos i y iii del original, y algunos pasajes o párrafos no
ellos. Sin embargo, espero poder presentar en breve los datos con- muy hnportantcs. La exposición se ha modificado en algunos pun-
cretos que aquí faltan, en estudios más "realistas" sobre dinero y tos, y se han reescrito algunas páginas. Como la argumemación fun-
crédito, interés y ciclos.*
damental no se ha alterado, me parece superfino dar tena lista de los
La argumentación de la olrra constituye un todo. Y ello no se\ cambios secundarios realizados.
debe a un plan preconcebido. Cuando comencé a ocuparme de las'
JOSEPH A- SCHUMPETER
teorías del interés y del ciclo, hace casi un cuarto de siglo, no
sospechaba la forma en que se enlazaban estas materias, ni las re-) Cambridge, Massachusetts-
lociones estrechas que mantenían con las ganancias del empresario, Marzo, 1934.
1

el dinero, el crédito, etc., precisamente en la forma a la cual me


veía conducido por el curso de mi argumentación. Pero pronto
pide apreciar claramente que todos estos fenómenos —y otros
• C o n posterioridad a la publicación de estas lincas el profesor Schumpeter
ha dado a la luz dos grandes volúmenes sobre el ciclo e c o n ó m i c o . (Ed.)
L A C O R R I E N T E C I R C U L A R D E L A V I D A ECONÓMICA
E N T A N T O Q U E CONDICIONADA
POR CIRCUNSTANCIAS D A D A S 1

E L PROCESO social es en realidad un todo indivisible. Con su mano


clasificadora, el investigador saca de una manera artificial de su
gran corriente los hechos económicos. La designación de un he-
cho como económico supone ya una abstracción, la primera de
las muchas que nos imponen las condiciones técnicas de la copia
mental de la realidad. U n hecho no es nunca pura o exclusivamente
económico, pues existen siempre otros aspectos, que a menudo son
más importantes. Sin embargo, hablamos de hechos económicos en
la ciencia igual que en nuestra vida diaria, y con el mismo dere-
cho; también c o n el mismo escribimos una historia de la literatura,
aunque la de un pueblo esté inseparablemente ligada con otros ele-
mentos de su existencia.
Los hechos sociales son, al menos de inmediato, resultado de la
conducta humana; los económicos, de la conducta económica. Y
esta última puede definirse como dirigida a la adquisición de bie-
nes. Hablamos también en este sentido del motivo económico de la
acción, de las fuerzas económicas en la vida social y económica,
etc. Sin embargo, como sólo nos ocuparemos de aquella conducta
económica que tiene p o r objeto la adquisición de bienes mediante
cambio o producción, restringiremos su concepto a esos tipos de ad-
quisición, abandonando el sentido más amplio a los conceptos de
"motivo económico" y "fuerza económica", pues los precisamos
fuera del campo estrecho dentro del cual hablamos de la conducta
económica.
E l campo de los hechos económicos se delimita, por tanto, en
primer lugar por el concepto de la conducta económica. T o d o el
mundo debe actuar —en parre al menos— económicamente; todo
el mundo debe ser, o depender, de u n sujeto económico (Wirt-
schuftssi/bjckt). Mas tan pronto como los miembros del grupo so-
cial se especializan por ocupaciones, podemos distinguir aquellas
clases de gentes cuya actividad más importante sea la conducta eco-
nómica o los negocios, de aquellas otras en las que el aspecto
' Este título se ha e s c o t ó l o pensando en una expresión utilizada p:>r
Philipnovich. Véase su GrttnJriss, t. II, I n t r o d u c c i ó n .
" 17

I
18 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO L A CORRIENTE CIRCULAR 19

económico de ¡i conducta se. halla opacado por aspectos más i explicativo hasta que demos con un terreno no económico. Y esto
portantes. L a vida económica se halla en tal caso representada po es tan cierto para la teoría general como para los casos concretos, -
u n grupo especial de hombres, a pesar de que todos los demás mica Si, por ejemplo, pudiera decir que el fenómeno de la renta de la
bros de la sociedad deban actuar económicamente. Podríamos den tierra se funda en diferencias de calidad de los campos, habría com-
minar vida económica a la actividad de aquel grupo, wxt tloxyv, pletado ya la explicación económica. Si encuentro el ongen de
esto no implica y a una abstracción, a pesar de todas las relación ciertos movimientos de precios en regulaciones políticas del co-
de la vida económica en este sentido respecto a otras manifestad mercio, he terminado ya mi labor como economista teórico, pues
nes vitales de los hombres. esas regulaciones políticas no se dirigen inmediatamente a la adqui-
L o mismo que hablamos de los hechos económicos en gene sición de bienes por cambio o producción, y no caen, por tanto,
lo hacemos del desenvolvimiento económico y explicarlo es el o dentro de nuestro concepto de hechos puramente económicos. Nos
jeto de este libro. Pero antes de abordar el estudio de sus probl ocupamos siempre de describir las formas generales del encadena-
mas, vamos a hacer acopio en este capítulo de ciertos principios miento causal que liga los datos económicos con los no económi-
_ familiarizarnos c o n algunos instrumentos conceptuales que habr cos. L a experiencia nos enseña la posibilidad de tal cosa- Los acon-
mos de necesitar más tarde/ Además, debe proveerse a lo que sigu tecimientos económicos tienen su lógica que conoce todo hombre
jde dientes que lo engranen con las ruedas de la teoría ortodoxa práctico, y que solamente debemos formular conscientemente c o n
Renuncio completamente a la armadura de los comentarios meto precisión. A l hacerlo, consideramos - c o n objeto de conseguir m a -
dológicos, observando solamente en relación con ellos que lo qu yor simplicidad— una comunidad ¡lisiada; pues podrá observarse
ofrece este capítu'o es paite del cuerpo principal de la teoría eco en ella la esencia de las cosas, que es el objeto de este libro, tan
nómica, y no requiere algo esencial, del lector, que precise h o y c bien como en otro caso más complicado.
día tic justificación especial. Además, como para nuestro propósi Por lo tanto, estableceremos esquemáticamente las característi-
to sólo precisamos de los resultados de la teoría, he aprovechad
cas más importantes de una representación mental del mecanismo
con gusto la oportunidad que se me presentaba para explayar lo
económico. Y para esc fin pensaremos primero en un estado o r -
que tenga que decir en la forma más sencilla y profana que me sea
ganizado comcrcialmente en el cual prevalezcan la propiedad p r i -
posible. Esto supone el sacrificio de la exactitud absoluta, a la cla-
vada, la división del trabajo, y la libre competencia.
ridad de exposición; pero me he decidido a seguir tal camino ahí
Si alguien que nunca hubiera visto ni oído nada respecto a tal
donde las ventajas de una formulación más correcta sólo beneficien
estado, observara que el labrador produce trigo que ha de consu-
a puntos que no sean para nosotros de mayor importancia. A este
respecto me remito a otro de mis libros.- mirse en forma de pan en una ciudad lejana, se vería impulsado a
preguntar cómo conoce el labrador la necesidad de pan de la c i u -
Cuando investigamos las formas generales de los fenómenos eco-
dad, y su cuantía exacta, se extrañaría, indudablemente, mucho
nómicos, .sus uniformidades, o la explicación que los haga compren-
al respondérsele que el labrador no sabe quién ha de consumir su
sibles, indicamos ipso facto que deseamos considerarlos en esc m o -
trigo ni dónde. Y mucho más al observar que todos los interme-
mento como algo que debiera ser investigado, buscado, como lo
diarios por cuyas manos pasa el trigo en su camino hacia el c o n -
"desconocido"; y deseamos seguirlos hacia lo relativamente " c o -
sumidor final, desconocen también el destino último del cereal, c o n
nocido", lo mismo que hace cada ciencia con el objeto de su i n -
vestigación. Cuando logramos hallar una relación causal definida excepción quizá de los vendedores del pan; pero que aun éstos
entre tíos fenómenos, nuestro problema, se resuelve si el que jue- deben producir o comprar en general antes de conocer si tal c o m -
ga el papel de causa no es económico. E n tal caso hemos realizado prador particular ha de adquirirlo. E l labrador respondería sin
ya como economistas el papel que nos corresponde, y debemos dificultad a la pregunta que se le hiciera: una larga experiencia, 3

ceder el paso a otras disciplinas. Si, por otro lado, el factor causal en parte heredada, le ha mostrado cuánto ha de producir para c o n -
es económico por naturaleza, debemos continuar nuestro esfuerzo seguir mayor ventaja; la experiencia le ha enseñado la amplitud c
intensidad de la demanda con que se puede contar. A esta cantidad
- Das Wcscn rrnd Hmptmbalt der theoretiseben Natumalokorumñe, cita- Véase Wicscr, Der rmürlieht Wert, donde se estableció y se a c l a r ó por
da en lo sucesiva como Wcscn.
3

primera vez este punto.


20
DÉSE^VOLVIMIENTO ECONÓMICO L A CORRIENTE Q R C U L ^ S S

se atiene en la medida de sus posibilidades, no tütcrán'dola sino bí forma que si apareciera de hecho en el mismo. Todos los hombres
la presión de las circunstancias. ; M | Í | ^ ^ ^ ^ ^ P ^ ^ H de negocios se hallan, por tanto", en la misma posición del labrador,
Lo mismo puede decirse de todos los demás factores que dé Todos son compradores y vendedores, a los efectos de su produc-
calcular el labrador, sea que llegue a sus conclusiones con la exj ción y consumo. Los trabajadores pueden ser concebidos en este
r —titud de un gran industrial, o lo haga en .forma semi-inconscid análisis .en la misma forma, incluyéndose sus servicios en la misma
y por fuerza de la coátumbre.l Conoce, por lo general el prcj ategoría de las demás cosas negociables, tAhora, como coda ung^.
¡ de las cosas que debe adquirir, si bien con ciertos límites; sabe de estos hombres de negocios, tomado por sí solo, obtiene .u pro-
trabajo que debe realizar (bien sea que lo valore según principj ducto y encuentra sus compradores basándose en su experiencia
i puramente económicos, o considere el trabajo en sus tierras o —igual que nuestro agricultor— debe ser cierto, para todos con-
| ojos muy diferentes que si fuera en tierras ajenas); conoce los rj juntamente, lo .que afirmábamos de aquél. Dejando aparte las per-
i todos de cultivo — y todo ello por una larga experiencia—. 1 turbaciones —que como es natural pueden ocurrir por multitud de
gente a quien compra, conoce también la demanda del labrad motivos— es preciso que se dé salida a todos los recursos; pues sólo
¡ por una larga experiencia. Dado que la corriente circular d e l se producirán con referencia a posibilidades de mercado conocidas
períodos económicos —el ritmo económico más interesante d e l -en forma empírica. ' (

dos— marcha con rapidez relativa, y como lo mismo sucede esl Llevemos este razonamiento a su conclusión última. La canti- !
cialmcntc en cada período económico, el mecanismo de la econ dad de carne de que se desprenda el carnicero depende de ' que
mía de cambio opera con gran precisión. Los períodos economía
pasados gobiernan la actividad del individuo —en un caso como|
nuestro—, no sólo por haberle mostrado en forma inflexible lo qj
adquiera su cliente — e l sastre— y del precio a que lo haga. Pero j
eso depende, a su vez, de lo que a este ultimo le dejen sus negocios, I
y esto también de las necesidades y poder de compra de su cliente,

debe hacer, sino también por otra razón. E l labrador debe viy el zapatero, cuyo poder de compra depende, a su vez, de las necesi-
durante cada período, ya sea directamente del producto físico d dades y poder de compra de las personas para las cuales produce; y j
precedente, ya de lo que pueda obtener de su venta. Además, li así sucesivamente hasta que lleguemos a uno que derive sus ingre-
períodos anteriores le han metido en una red de conexiones cci sos de las ventas de sus productos al carnicero. Esta concatenación '
nómicas y sociales de las cuales no puede sacudirse fácilmente. I y dependencia mutua de las cantidades en que consiste el cosmos
han legado medios y métodos definidos de producción. Y tod económico, son visibles siempre, cualquiera que sea la dirección en
éstos le mantienen sujeto con cadenas de hierro a sus huellas. Ap que nos movamos. En cualquier punto que comencemos y en cual-
1 rece aquí una fuerza que es de gran importancia para nosotros quier sentido que vayamos es forzoso volver al punto de partida,
que pronto ocupará nuestra atención con mayor intensidad. Pe quizá después de un gran número de pasos que, sin embargo, es
en este momento nos limitaremos a señalar que en el análisis q siempre finito. E l análisis no llega a un punto final ni se encuentra
' sigue supondremos que cada uno vive en un período cconómu con una causa, es decir, un elemento que sea más determinante que
de los bienes producidos en el anterior, cosa que es posible si 1 determinado. /
' producción se extiende en el pasado, o si el producto de un factd Nuestro cuadro será más completo si representamos el acto de
de la producción está sujeto a una corriente continua. Esta es uí¡ consumir en forma distinta de la usual. Por ejemplo, todo el mun-
mera simplificación de la exposición.
do se considera consumidor de pan, pero no de tierra, servicios,
Ahora podemos generalizar el caso del labrador refinándolo v hierro, etc. ¿Mas si consideramos a los nombres como consumidores
tanto. Supongamos que cada uno vende todos sus productos de estas otras cosas, podremos observar mejor aún el camino que
que, en la medida en que cada cual consume, sea su propio compn recorren los bienes individuales en la corriente circular.* Ahora
dor, pues es evidente que tal consumo privado se determina por I bien, es obvio que cada unidad de roda mercancía no siga el mismo
precio de mercado, o sea, en forma indirecta, por la cantidad d camino hacia el mismo consumidor que su prcdcccsora en el pro-
bienes que pueden obtenerse disminuyendo el consumo parricub * V é a s e Marshall (Principia, lib. vi, lo mismo que su conferencia: "The
de los productos propios; y viceversa,' que el volumen de consum Oíd Generación of Economists and thc N e w " ) , para quien esta concepción
privado actúa sobre el precio de mercado exactamente en la misn juega el mismo papel.
D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO

ceso de producción en el período economice .medente. P jaTSJc al murrio resultado por otra iuta Dcn<
'apodemos suponer que eso ocurre, en efecto, sin alterar nada esc uoto sociaJTal total de mercancías producidas y vendi-
cial. Podemos imaginarnos que todo empleo persistente que pu /eomunidad en un período económico dado, l'a'ra núes:
realizarse de las fuentes permanentes de poder productivo tra tr/s fines no es preciso adentrarse más en el significado de nuestro
de llegar todos los años (uno con otro) al mismo consumidor, (concepto. E l producto social noi existe como tal, N o es el rc-
0

todo caso, el resultado del proceso es el mismo que si esto ocur Isultado aspirado conscientemente de la actividad sistemática, como
ra en verdac. De aquí se sigue que existe en algún punto del tampoco es el sistema económico una "economía" que funcione
tema económico una demanda en espera, por así decir, de to conforme a un plan uniforme. Pero se trata de una abstracción
7

oferta, y que en parte alguna existen mercancías sin complcmenra| útil. Podemos imaginarnos que los productos de todos los indivi-
denominando así a otras mercancías en posesión de personas d !
duos constituyen una montaña al final del período económico,
^puestas a cambiarlas por las primeras bajo condiciones determiti montaña que se distribuye en ese momento según ciertos princi-
Tdas empíricamente. //Del hecho de que cada bien encuentre pios. Dado que no representa un cambio esencial en los hechos, este
mercado, se sigue también que queda cerrada la corriente circ supuesto es perfectamente permisible. Podremos decir, entonces,
de la vida económica, o en otras palabras, que los vendedores que cada individuo aporta su contribución a este gran depósito so-
mercancías aparecen de nuevo como compradores en medida s» cial y recibe más tarde algo de él. A cada contribución correspon-
cíente para adquirir los bienes capaces de mantener su consumo de, en alguna parte del sistema, un derecho de otro individuo; la
equipo productivo en el próximo período económico en el ni parte que corresponde a cada cual se halla preparada para su en-
usual y viceversa. trega en algún punto. Y como todos saben por cxpcrici.jia con
La familia o empresa individual actúa entonces según datos cuánto deben contribuir, para obtener lo que desean, temendo en
tenidos de manera empírica, y en forma también empírica. Ind cuenta la condición de que cada participación supone una contri-
dablemente no quiere decirse con esto que no puedan sobreve bución, se cierra la corriente circular del sistema, debiendo com-
cambios en su actividad económica. Los datos pueden cambiar,- pensarse todas las aportaciones y participaciones, cualquiera que
cada uno actuará según corresponda tan pronto como aprecie d sea el sistema por el cual se haya realizado la distribución. Hasta
chos cambios. Pero todos se ajustarán tan estrechamente como puel ahora hemos hecho el supuesto de que todas las cantidades en jue-
dan a los métodos económicos habituales, no abandonándolos sinffl go se conocen empíricamente.
por la presión de las circunstancias y en tanto que sea necesaria Este cuadro podría refinarse, de manera que diera una visión
Por tanto, el sistema económico no cambiará en forma caprichos! mejor del sistema económico, por un recurso conocido. Suponemos
y por propia iniciativa, sino que en todo momento estara en c o a que no existe esta experiencia reconstruyéndola ab ovo, como si H

nexión con el estado anterior de cosas. Puede llamarse a esto p r i r » los mismos hombres, disponiendo de los mismos gustos, cultura, y
cipio de la continuidad de Wicser. conocimientos técnicos, y el mismo stock inicial de bienes de pro-
Si el sistema económico no cambia de verdad "por sí m i s m o ! ducción y consumo," debieran encontrar su camino sin la cola-
esto no quiere decir que estemos haciendo caso omiso de algo esc n i
cial a nuestros propósitos presentes si simplemente suponemos q ü 9 0
Véase Wesen, lib. u.
permanece tal como está, expresando sólo con ello un hecho coft • Véase sobre este punto especialmente A d a m Smith y Marshall. C o m o
precisión ideal. Y si presentamos un sistema pura y simplemente se sabe, el concepto es tan viejo como la economía política, pero tiene un pa-
invariable, hacemos una abstracción, pero sólo con el propósit sado agitado que obliga a manejarlo con precaución. Véanse conceptos cone-
de exhibir la esencia de lo que realmente ocurre. N o se trata xos en Fishcr, Capital and Inccrme, A . W a g n c r , Grundlcgung; y finalmente
algo contrario a la teoría ortodoxa, sino a lo más solamente a Pigou, Preferential and Protective Taritfs, en donde se emplea el t é r m i n o
exposición acostumbrada, que no expresa nuestro punto de vis "dividendo nacional". Véase también Econmrács of Wetfare del mismo
con claridad. 8 autor.
Este m é t o d o se debe a L e ó n Walras.
s

Como sabe todo lector de J . B. Clark, en sentido estricto es preciso


3

*> Expuesto mis recientemente en el trabajo sobre el valor del dinero


considerar esas existencias no en su forma efectiva —cantos arados, tamos
¡schrtftcn des Verebis für SoziaJpolitik, sesiones dd año 1909.
pares de botas, etc.— sino como fuerzas productivas acumuladas que pueden
D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO L A C O R R I E N T E CIRCULAR

boración de la experiencia hacia el objetivo del mayor, bienesta modernos, obtenga de ellos un máximo de resultados. N o j
económico posible, por su esfuerzo racional y consciente. N o prc señalarse de una vez para siempre, cuanto del reino del hecho',í.sico
tendemos con esto que los hombres fueran capaces, en la práctica 'puede ser importante para la economía. Resultados tales como la
de realizar tal esfuerzo, sino sólo queremos presentar la raciona
10 ley de los rendimientos físicos decrecientes, pueden significar mu-
lidad de la conducta económica, fuera de consideraciones de ) cho o poco en cuanto a resultados económicos específicos, según
psicología efectiva de las familias y empresas en observación.' sea el tipo de teoría que nos interese. Pues no existe relación a l -
Tampoco pretendemos obtener un esquema de la historia cconé guna entre la importanci de un hecho para el bienestar de la
: mica. Queremos analizar, no la forma en que el proceso economice" humanidad, y su importancia dentro de los intentos explicativos de
evolucionó históricamente al estado en que lo encontramos en " la teoría económica. Pero podemos, naturalmente, vernos impelidos
realidad, sino el funcionamiento de su mecanismo u organismo c| en cualquier momento —como muestra el ejemplo de Bühm-Ba-
cualquier estadio de desenvolvimiento. w e r k — a introducir nuevos hechos técnicos en nuestro aparato.
1 4

Este análisis sugiere, elabora y emplea esos instrumentos coi Los hechos de organización social no se sitúan bajo la misma cla-
ccptualcs con que nos hemos ya familiarizado. La actividad ecc se. Y , sin embargo, tienen la misma categoría que los hechos
* nómica puede tener cualquier motivo, aun espiritual, pero su si$ téemeos, por hallarse fuera del dominio de la teoría económica, '
nificado es siempre la satisfacción de necesidades. De aquí la siendo para ella meros "datos". 18

" importancia fundamental de esos conceptos y proposiciones qúé^ E l otro aspecto de la o ostión, por el cual podemos penetrar
| derivamos del hecho que plantean las necesidades, al frente de lo'ii mucho más profundamente en el corazón de la producción que
cuales se halla el de utilidad, y su derivado, la utilidad marginal por el lado físico y social, es el propósito concreto de cada acto
bien "el coeficiente de selección", como se le denomina modernai de producción. E l objetivo de cada hombre económico cuando
mente. Continuaremos planteando ciertos teoremas sobre la dis-3 produce, que explica el porqué de la producción, estampa con cla-
tribución de los recursos entre todos sus usos posibles, la complc- ridad su sello en el método y volumen de la misma. Indudablemen-
mentariedad y rivalidad entre los bienes, deduciendo racionalmente! te no se requiere ningún argumento para probar que debe ser de-
las razones del cambio, los precios, y la vieja ley empírica de "las terminante del " c ó m o " y del "porqué" de la producción dentro
del marco de los medios y necesidades objetivas dadas. Este obje-
oferta y la demanda". Llegaremos finalmente a una idea preliminar]
tivo no puede ser otro que la creación de cosas útiles, artículos de
de un sistema de valores, y a las condiciones de su e q u i l i b r i o . 12

consumo. E n una economía que no sea de cambio sólo puede tra-


La producción está condicionada, de u n lado, p o r las propieda-
tarse de utilidades para consumo dentro del sistema. E n este caso
des físicas de los objetos materiales y procesos naturales. A e s t e *
todo individuo produce directamente para el consumo, esto es, para
respecto, se trata de que la actividad económica (como afirma|
satisfacer sus necesidades. Y son claramente decisivas la naturaleza
• J o h n Rae) 1 3
observe el resultado de los procesos económicos másl
c intensidad de la necesidad de esc producto, dentro de las posi-
bilidades prácticas. Las condiciones externas dadas, y las necesida-
transformarse en cualquier momento y sin pérdida o fricción, en las mcrcan-3 des del individuo aparecen como los factores decisivos del proceso
cías específicas deseadas.
económico, cooperando ambos en la determinación del resultado..
1 0
Por consiguiente, la objeción presentada tantas veces a la teoría pura.l
que asume que los motivos hedonistas del obrar, y la conducta perfectamente] La producción sigue a la necesidad; va, por así decir, a rastras de
racional son las únicas fuerzas operantes en la vida e c o n ó m i c a , supone unal ella. Pero este argumento también es aplicable, nnttatis mutandis,
mala interpretación. a una economía de cambio.
11 L a psicología interviene más tarde para explicar la conducta verdadera]
y sus desviaciones de la representación racional. Nuestra argumentación en] peci Tbeory of Capital. L a profunda penetración y la originalidad de dicha
capítulos posteriores se dirige en gran parte a una clase de tales desviaciones, i obra hace que su lectura tenga aún alicientes para el estudioso moderno.
la fuerza del habito y los motivos no hedonistas. Pero esto es otro p r o - ¡ M
Su ley de los rendimientos crecientes según la longitud del período de
blema. ' producción, me parece uno de los intentos satisfactorios de introducción ex-
» Puedo remitir aquí a toda la literatura sobre la teoría de la utilidad m a r - plícita del tiempo en las ecuaciones de la p r o d u c c i ó n .
ginal y sus derivaciones. > L a distinción aguda realizada por J. S. M i l i entre producción y distri-
3

" Véase la edición de su libro por Mixtcr, bajo el tirulo: The Sociolo- bución '.nc parece menos satisfactoria, por esas y otras razones.
26 V'I.MIKNTO ECONÓMICO'
en esc caso tratar de obtener un rcs> ltado aún mayor, elevando la
temperatura de la caldera, b empleando mayor número de obreros
calificados, o mejorándola, si esto no costea; es decir, si se previe-
ra que el carbón, los nuevos obreros, las mejoras, y el aumento
que presencinin(>Prreciientcmente'cn la vida económica, ^ A. opc
de materias primas costaran más que su rendimiento/ Pero, sin
sición entre el gerente técnico v el comercial de una empresa. UD
embargo, tiene gran sentido el estudio de las condiciones en que
servamos a mon'üjo que unos recomiendan cambios en el P ^
r o c c

aumentaría el rendimiento de la máquina, la medida en que se


productivo, y oiws los desechan; p o r ejemplo, el ingeniero pued^
conseguiría esc resultado, las posibles mejoras dentro de los cono-
recomendar un i f k o d o nuevo, que el gerente comercial no acepta
cimientos actuales, etc. Pues todas esas medidas se hallarán prepa-
alegando que nó^osteará. E l ingeniero y el hombre de negocie
radas para el momento en que un cambio de los datos económicos
pueden e x p r e s a r ^ punto de vista en la siguiente forma: que s
las haga ser ventajosas. Y también es útil situar constantemente
finalidad es h a é W funcionar convenientemente el negocio y que
lo ideal al lado de lo real, de forma que las posibilidades se dese-
su apreciación se deriva del conocimk£ito de esa conveniencia^
chan no por ignorancia sino por motivos económicos sólidos. En
Aparte de malentendidos, carencia desconocimiento de los hechos;,
resumen: cada método de producción empleado en un momento
etc., la d i f e r e n c % de apreciación sólo puede proceder del hcchrj
dado, se inclina ante las exigencias del punto de vista económico.
que cada u n o dispone de un criterio distinto para ello. Lo quí
Estos métodos consisten en ideas, de contenido no solamente eco-
quiere decir eb Sombre de negocios, cuando califica de apropiado
nómico, sino también físico. Las últimas tienen sus problemas y
un proceso, es suficientemente claro. Significa ventaja comerciáis
una lógica propios, y el propósito de la tecnología es solucionarlos
y su punto de vista puede resumirse en la'siguientc forma: podrían
sin considerar el factor económico que es finalmente decisivo.
empicarse en o r r ^ parte y c o n mayor ventaja los recursos que e x i g -
Producir, en sentido tecnológico, es llevar aquellas conclusiones
ía provisión d e i f máquina que pretendía imponer el ingeniero. 1
a la práctica, en tanto que el elemento económico no ordene cosa
director c o m e r c f t l quiere decir que en una economía cerrada la
en contrario.
satisfacción de Tas necesidades no aumentaría, sino que, por el c o n -
trario, se reduciría p o r tal alteración del proceso productivo. S i l L o mismo que encontramos en último extremo que la conve-
eso es cierto, ¿qué significado puede tener el punto tic vista téc- niencia es quien gobierna la producción técnica lo mismo que la
nico? ¿Qué es lo que le hace calificar a otro método de más apro- económica, y que la distinción entre ambas se halla en la naturaleza
piado? ¿Qué entiende por apropiado? Si la satisfacción de nece- de esa conveniencia, así un razonamiento algo distinto nos muestra
sidades es la única finalidad de la producción, carece de sentido una analogía en primer lugar, y posteriormente la misma distinción.
recurrir a una medida que la empeore. E l hombre de negocios L a producción, en sentido tecnológico o económico, no " c r e a "
tiene razón en no seguir las directivas del ingeniero, siempre que nada en sentido físico. E n ambos casos debe limitarse a controlar
sea correcta su apreciación. N o tenemos en cuenta el placer me- o actuar sobre cosas y procesos, o "fuerzas". Precisamos ahora
dio artístico de perfeccionar técnicamente el aparato productivo. para lo que sigue, un concepto que pueda abrazar esa "utilización"
E n realidad, en la vida práctica, admitimos que el elemento técnico v esa "influenciación". Éstas incluyen muchos métodos diferentes
debe someterse, cuando entra en conflicto con el económico. Pero de empleo o de actuación sobre los bienes; todas las clases de c a m -
eso no es u n argumento que contradiga la existencia independiente, bios de localización, así como cambios en los procesos mecáni-
ni el p r o f u n d o ^ e n t i d o que existe en el punto de vista del ingenie- cos, químicos, y otros. Pero siempre se trata de cambiar el estado
ro. Pues si bicH son los propósitos económicos quienes ijobícrnan existente de satisfacción de nuestras necesidades, de cambiar las re-
los métodos técnicos empleados en la práctica, es imprescindible laciones recíprocas de fuerzas v cosas, uniendo algunas y desconec-
aclarar la lógica interna de los métodos sin ocuparse de las barreras tando otras./ Producir significa, lo mismo desde el punto de vista
prácticas. Y esto quedará claro c o n u n ejemplo. Supongamos que tecnológico que económico, combinar las cosas y fuerzas a nuestro
una máquina de vapor y todas sus partes componentes Responden alcance. T o t l o método de producción significa una combinación
a la exigencia de ser apropiadas desde el punto de vista económico. definida. L o s métodos distintos de producción sólo pueden diferen-
Se utilizan af máximo desde ese punto de vista. N o tendría sentido ciarse p o r la forma de la combinación; o sea por los objetos c o m -
binados o la relación entre su» cantidades respectivas, j Todo acto Hemos caracterizado el proceso de ' ^ -oducción por el con-
concreto de producción es para nosotros, representa para nosotros cepto de "combinación dé fuerzas prod ictivas". Los resultados de
una combinación de tal clase. Este concepto puede extenderse in tales combinaciones son los productos. Pero debemos definir con
elusive a los transportes, haciéndolo extensivo a todo aquello que precisión qué es lo que haya de combinarse; en general todas las"
sea producción en su sentido más amplio. Consideraremos también clases posibles de objetos y "'fuerzas". En pane consisten a su vez
a una empresa c o m o tal, y a las condiciones productivas del siste, de productos, y solamente en parte de objetos ofrecidos por la na- „
ma económico total, como "combinaciones". Este concepto juega turs'eza. También asumirán para nosotros el carácter de produc-
un papel importante en nuestro análisis. tos muchas "fuerzas naturales en sentido físico, como la corriente
Pero las combinaciones económicas y tecnológicas no coinci- eléctrica. Comprenden cosas en parte materiales y en parte inma-
den, p o r ocuparse las primeras de los medios y necesidades exis- teriales. A más de esto, es frecuentemente cuestión de interpreta-
tentes, las últimas de la idea básica de los métodos. E l objeto de la ción concebir un bien como producto o como medio. E l trabajo,
producción tecnológica está determinado por el sistema económi- por ejemplo, es susceptible de ser considerado como producto de
c o ; la tecnología solamente crea métodos productivos para los los bienes consumidos por el trabajador, o como medio original
bienes y a demandados. L a realidad económica no lleva los métodos de producción. Nos hemos decidido por la última alternativa: para
a su conclusión lógica, haciéndolos perfectos desde el punto de nosotros el trabajo no es un producto. La clasificación de bienes
vista tecnológico, sino que subordina la ejecución a los punros en un u otra categoría depende con frecuencia del punto de vista
de vista económicos. Se modifica el ideal tecnológico que no tiene del individuo, de forma que un mismo bien puede ser de consumo
en cuenta las condiciones económicas. L a lógica económica pre- para uno y de producción para otro. También puede depender el
valece sobre la tecnológica y , en consecuencia, vemos a nuestro carácter de un bien del uso al cual se destine. La literatura teóri-
alrededor en la vida real, cuerdas defectuosas c inseguras en lugar ca, especialmente la antigua, se halla llena de discusiones sobre es-
de cables de acero; animales defectuosos en lugar de cjcmplarcs\lc to-, problemas y nosotros nos contentaremos con esta referencia.
exposición; el trabajo a mano más p r i m i t i v o en lugar de máquinas Lo que sigue, sin embargo, es cuestión mucho más importante.
perfeccionadas, una economía monetaria anticuada en lugar de una
Es usual clasificar a los bienes por "órdenes", según su distancia
circulación ordenada a base del cheque, etc. L o mejor desde el
respecto del acto final de consumo. Los bienes de consumo son
17

punro de vista económico y tecnológico no diverge por necesidad,


de primer orden; aquellos de cuya combinación surgen los de pri-
haciéndolo c o n frecuencia, sin embargo, no solamente por ignoran-
mer orden, serán de segundo, y así sucesivamente, hacia órdenes
cia c indolencia, sino porque métodos tecnológicamente inferiores
cada vez más elevados y remotos. Debe recordarse que sólo caen
pueden adaptarse mejor a las condiciones económicas existentes.
bajo el primer orden los bienes dispuestos para el consumo en mo-
Los "coeficientes de producción", representan la relación cuan- rí de los consumidores, v que el pan en la tienda del panadero
titativa de bienes de producción que contiene una unidad de pro- - . adquiere ral carácter, en términos estrictos, combinado con el
ducto, y son por tanto una caracrcrística esencial de la combina- trabajo del repartidor. Los bienes de orden inferior, fuera del caso
ción. Contrasta agudamente en este punto el elemento económico de vloncs naturales, originan siempre una combinación de bienes de
con el técnico. N o sólo decidirá aquí el primero entre los méto- orden superior. Será conveniente incluir un bien en el orden su-
dos diferentes de producción, sino que operará, en cada método perior en que se presente, si bien podríamos construir el esquema
dado, sobre los coeficientes, pues los medios individuales de pro- de otra manera. C o n esc criterio, el trabajo es el bien de orden
ducción pueden sustituirse hasta cierto punto entre sí, complemen- indudablemente supremo, pues entra en el comienzo mismo de la
tándose las deficiencias en la disposición del uno por aumentos en producción. Cada bien madura hacia el consumo en procesos y
el empleo de los otros sin cambios en los métodos de producción combinaciones sucesivas, por adición de otros bienes de orden su-
(disminuyendo, por ejemplo, el número de caballos de vapor, por perior o inferior; se encamina hacia el consumidor c o n ayuda de
un aumento de la mano de obra y viceversa). " 1
t.:'cs adiciones, lo m i s m o que un torrente, ayudado por las aporta-
1 6
Estas "variaciones" se exponen en forma clara y neta por Carvcr, The
Distnbution of Wedtb.
•' Véase los Grundsitze de Menger. y la Vns .th-c Tbeorie Jes Kapitals, de
:

!' .:> Bawcrk.


D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO L A CORRIENTE CIRCULAR

cioncs de los arroyos, se abre camino a través de la : oca, penetrara tarde que no existe, para considerarlos como un factor- indepen-
do tanto más profundamente en la tierra. diente de la producción. Los "resolvemos en tierra y trabajo". ,
'-V Debemos añora.tener en cuenta que cuando seguimos a los bicü También/podemos resolver los bienes de consumo, y concebir, a
nes hacia su grado superior, éstos se hacen cada vez más amorfos; 1 la inversa, n los factores originarios de producción como bienes de
pierden más y más esa forma característica, esas cualidades preci? consumo potenciales. Pero ambos puntos de vista se aplican sola-
sas que les predestinan para un uso, excluyéndolos de los dcmás. ; - mente a los medios de producción producidos; pues éstos no tie-
Cuanto más arriba subamos en la escala de los bienes, tanta menos' nen existencia independiente.
especialización encontraremos en ellos, y va desapareciendo su efi-* Se plantea ahora la cuestión de las relaciones que existen entre
cacia para un propósito especial; y cuanto más amplios sean sus< los dos factores originarios. ¿Podemos afirmar que uno de ellos
usos potenciales, tanto más general será su significado. Encontrad tome precedencia respecto al otro, o son esencialmente diferentes
mos de continuo menor clase de bienes diferenciales, y las catcgO¿j sus papeles? N o podemos encontrar respuesta a esto desde el pun-
rías individuales abarcan correspondientemente más; lo mismo que to de vista filosófico, físico, o desde cualquier otro que no sea el
cuando ascendemos en el sistema de conceptos llegamos a un nú3 económico. Para nosotros se trata solamente de cómo se represen-
mero menor de ellos; menores de contenido pero mayores por sul ta su relación para los propósitos del sistema económico. La res-
amplitud. Esto significa sencillamente que cuanto más lejos nos' puesta que, sin embargo, debiera ser válida en el reino de la doc-
detengamos de los bienes de consumo, más numerosos serán los; trina económica, no puede serlo de una manera general, sinr
bienes de primer orden que derivan de bienes similares de orden/ solamente respecto a una construcción particular del sistema teó-
superior. Cuando cualcsquier bienes son combinado..es parciales: rico. Así, los fisiócratas respondieron a la primera pregunta afir-
o totales de medios similares de producción, décimo:, que se rela- mativamente, en sentido favorable a la tierra, cosa perfectamente
cionan en ésta. Podemos afirmar, por tanto, que el parentesco pro- correcta en sí. N o puede objetarse contra ella, en tanto que se
d u c t i v o de los bienes aumenta con su orden. limitaran a afirmar que el trabajo no puede crear materia física
nueva. L a discusión debe centrarse sobre la utilidad de este con-
Si ascendemos, por tanto, en la jerarquía de los bienes, llegamos
cepto en el campo económico. E l acuerdo con los fisiócratas sobre
finalmente a lo que para nuestros propósitos son elementos últimos
este punto, por ejemplo, no nos impide hallarnos en desacuerdo
de la producción. Q u e estos elementos son los dones naturales, o
con ellos sobre el resto de sus argumentos. Adam Smith respondió
"tierra", y el trabajo, o sea los servicios de la tierra y el trabajo,
también la misma pregunta afirmativamente, pero a favor del tra-
no debe requerir ninguna explicación especial. T o d o s los demás
ls

bajo. T a m p o c o debemos considerar falsa en sí a esta concepción;


bienes "consisten" de uno, y en general de ambos..' Podemos resol-
quizá fuera incluso apropiado tomarla de punto de partida, pues da
ver todos los bienes en "tierra y trabajo" en el sentido que pode-
expresión al hecho de que el uso de la tierra no exige de nosotros
mos considerarlos como paquetes de servicios de la tierra y el tra-
sacrificio de desutilidad, y podríamos también apropiamos esa con-
bajo. D e otro lado, los bienes de consumo son una clase especial
cepción si c o n ello ganáramos algo. Es cierto que A d a m Smith
caracterizada por su capacidad para ser consumidos. Pero los de-
pensó en las fuerzas productivas ofrecidas por la naturaleza como
más productos, o lo que es lo mismo, los "medios de producción
si fueran bienes no económicos, atribuyendo el hecho de que no
producidos", son, de un lado, sólo la corporización de dichos dos
fueran así considerados en el sistema económico, a su ocupación
medios originales de producción, pero del otro, bienes de consumo
por terratenientes. Se aprecia claramente de su argumentación que,
en "potencia", o mejor, partes de bienes de consumo potenciales.
según él, una comunidad que no reconociera la propiedad privada
N o hemos encontrado hasta ahora ninguna razón, y veremos más
de la tierra no tendría en cuenta más factores que el trabajo al ha-
cer sus cálculos económicos. Esto es indudablemente falso, pero
>8 Esto fue recalcado especialmente por O . Effcrra. Cuando se piensa en su punto de partida no es por ello menos aceptable. L a mayor
la forma untlatcral en que los economistas clásicos hacían hincapié sobre el parte de los economistas clásicos sitúan el elemento trabajo al fren-
trabajo lo estrechamente que se conectaba esto con sus resultados, y asimismo
que solo Johm-Bawerk consiguió una doctrina coherente del todo sobre este te —sobre todo R i c a r d o — . L o podían hacer porque la teoría de
punto, debe reconocerse que la importancia que concede Effcrtz al asunto la renta les permitía eliminar la tierra y la determinación de su
realiza un verdadero servicio.

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D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO
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yalor. Podríamos contentarnos con esta concepción si d i c r • fundamental y tiene dos características .principales. E n primer
de la'renta fuera válida. U n espíritu tan independiente <co n lugar el trabajo director se halla más alto en la jerarquía ! h l o r -
la aceptó, p o r aceptar precisamente la teoría de la renta. Final-- ganismo productivo./Esa dirección e Inspección del.trabajo "eje-
mentef u n tercer grupo de escritores responde a nuestra pré'gi cutor Vparece levantar al trabajo director por encima de los de-
en forma negativa, y nosotros nos situamos cntie sus filas. E l per más. Mientras que el trabajo ejecutor se halla simplemente a la par
to decisivo es para nosotros que ambos factores son igualmcr con la tierra, teniendo la misma función que ésta, desde el punto
indispensables en la producción, y por el mismo motivo y en i f de vista económico, el trabajo director se halla en una posición
forma. preeminente respecto al ejecutor y a la utilización de la tierra.
L a segunda cuestión puede también responderse en formas d Constituye en cierto modo un tercer factor productivo. Y las otras
versas, e independientemente de la primera. Así, E f f c r t z asigna i características que lo separan del trabajo dirigido parecen consti-
papel activo al trabajo, y uno pasivo a la tierra. Y es perfectamer tuir su propia naturaleza: el trabajo director tiene algo de creador,
te claro el m o t i v o que le induce a ello: supone que el trabajo^ en el sentido de que establece sus propios finesa La distinción entre
el elemento motivador de la producción, mientras que la tierra r el trabajo independiente y a jornal puede determinarse como la que
presenta el objeto sobre el cual se manifiesta el trabajo. Induc hemos señalado respecto al trabajo director y dirigido. E l primero
blcmentc en esto tiene razón, pero su teoría no nos proporción es peculiar, precisamente en la medida en que posea la función ¿c
ningún conocimiento nur -o. D e l lado técnico, no puede adoptare dirigir el trabajo, no difiriendo en otros extremos del trabajo a
sin gran dificultad la concepción de E f f c r t z , pero ese aspecto jornal. Por tanto, si u n individuo independiente produce por ~u
es decisivo para nosotros. Solo nos ocupamos del papel que repre cuenta, realizando también el trabajo de ejecución, ha hecho tanto
sentan los dos factores originarios de la producción en las delibe como dividirse en dos movimientos, que son un director y un obre-
raciones y tratos económicos de los individuos, y a este respecto ro, en el sentido ordinario.
muestran ambos como equivalentes. Se "economiza" lo mismo Es fácil observar que la característica de ser de mayor rango,

ri
trabajo que la tierra. Se valora lo mismo el trabajo que la tierra^ la propia función de superintendencia, no constituye una distinción
ambos se usan de acuerdo c o n principios económicos, y reciben económica esencial. L a pura circunstancia que sitúa a un trabajador
consideración económica. Y en ningún caso se implica otra co~ sobre otro en la organización industrial, hasta llegar a una posición
más. C o m o esto es lo único que nos interesa para nuestros p r o p , directora o de inspección, no transforma su trabajo en algo distin-
sitos respecto a los factores originales de la producción, los cole to. A u n si el jefe no mueve u n dedo, n i contribuye con algo d i -
caremos en términos de igualdad. Y en esta interpretación v a n r recto a la producción, realiza trabajo indirecto en el sentido usual,
de acuerdo con los teóricos de la utilidad marginal. lo mismo que un vigilante. Parece tener mucha mayor importancia
el otro elemento que reside en la decisión sobre la dirección, mé-
Si bien no tenemos nada más que decir sobre el factor de la pr todo y cantidad que ha de producirse. A u n si concedemos que la
ducción " t i e r r a " , será conveniente que examinemos el otro mayor jerarquía mencionada no significa gran cosa desde el punto
•I trabajo— c o n mayor detalle. Dejando a u n lado las diferenci de vista económico, aunque quizá m u c h o desde el sociológico,
entre trabajo productivo c improductivo y entre el empleado d i tendremos que apreciar un factor esencial de distinción en esta f u n -
recta c indirectamente en la producción, y —también por su falta ción de decidir.
de imporrancia para nuestros propósitos— las establecidas entre cí Pero vemos en seguida que la necesidad de tomar decisiones
trabajo mental y manual, calificado y no calificado, etc., nos ocu¿i se presenta en cualquier trabajo. Ningún aprendiz de zapatero re-
I paremos de otras dos diferenciaciones que son m u y significativas mendón puede reparar un zapato sin tomar algunas decisiones res-
para nosotros por poder hacerlas punto de partida de una organi- pecto a ciertas cuestiones, por pequeñas que sean. Se le han ense-
zación que ha de llegar a resultados muy importantes para nos- ñado el " q u é " y el " c ó m o " , pero eso no le dispensa la necesidad
otros. Se trata de las distinciones entre el trabajo director y d i - de cierta independencia. Cuando u n obrero de una empresa eléc-
rigido, y entre el trabajo independiente y a jornal. L o que distingue; trica trata de reparar la instalación en una casa particular, debe
al trabajo director del dirigido parece ser a primera vista algo muy decidir también algo del qué y el c ó m o . U n agente puede haber
34 DESENVC ' L V I M I E N T O ECONÓMICO L A CORRIENTE CIRCULAR jy

tomado parte en una decisión relativa a precios, pudiendo aban los datos no son tan conocidos; pero en principio el individuo los
liársele dentro de ciertos límites la determinación del precio de un sigue tan bien como puede. N o altera nada en forma espontánea,
artículo, pero, sin embargo, no es "jefe", ni necesariamente "inde,; sino solamente aquello que ya estén alterando las condiciones por
pendiente". Ahora, el propietario o el director de un negocio tiene su propia influencia; elimina esas discrepancias entre los daros y su
más que decidir, adoptando la mayor parte de las resoluciones. conducta, que surgen si cambian las condiciones dadas y los hom-
Pero también se Je ha enseñado el "qué" y el "porqué";' ConoccJ bres quieren seguir operando en h misma forma. U n individuo
primeramente el cómo: ha apreciado la producción técnica y los puede, sin.duda, actuar en forma distinta a la que señalamos, pero
datos económicos concernientes. L o que aún queda por decidir se., en tanto que los cambios resulten meramente en la presión de la
diferencia solamente de las decisiones del aprendiz de remendón, necesidad objetiva, se halla ausente todo papel creador en el sis-
en el grado. Y el " q u é " se lo prescribe la demanda. N o se plan- tema económico. Como veremos, si el individuo actúa en forma
tea un objetivo determinado, sino que las circunstancias dadas l o j distinta, aparecerán fenómenos esencialmente diferentes. Pero aquí
obligan a actuar en una forma definida. Ciertamente que pueden! nos ocupamos simplemente de sentar la lógica inherente a los he-
cambiar los datos; entonces dependerá de su habilidad la rapidez y chos económicos.
éxito de su reacción. Pero igual ocurre en la realización de cual Se sigue de nuestros supuestos que la cantidad de trabajo está
quicr trabajo. N o actúa sobre la base de las condiciones prevalen-. determinada por las circunstancias dadas. Aquí agregamos la con-
tes de las cosas, sino sobre ciertos síntomas que ha aprendido. 9 sideración de una cuestión que qucd< anteriormente planteada, que
considerar, en especial las tendencias que muestra directamente la es la magnitud de la oferta de trabajo existente en cualquier mo-
demanda de sus clientes. Y se amolda paso.a paso a estas tenden- mento que se elija. Pero no está determinado de antemano lo que
cias, en forma que solamente pueden serle desconocidos de ordina-' trabaja un número dado de hombres. Si asumimos por ahora que se
rio elementos de importancia secundaría. De aquí se sigue, sin conocen las mejores posibilidades de emplear el trabajo de todos
embargo, que en la medida en que los individuos en su conducta- los individuos, que existe, por tanto, una escala bien determinada
económica se limitan a derivar conclusiones de circunstancias co- de tales utilizaciones, se compara entonces en cualquier punto de
nocidas — y eso es precisamente de lo que nos ocupamos aquí, y esa escala de utilidad anticipada de cualquier empleo concreto del
de lo que siempre se ha ocupado la economía— carecen de impor- trabajo, c o n desutilidad que acompaña al mismo. ¿Miles de voces
tancia si dirigen o son dirigidos. L a conducta de los primeros se nos recuerdan de ordinario que el trabajo necesario para ganar el
sujeta a las mismas reglas que la de los últimos, y establecer esta pan nuestro de cada día es una pesada carga que solamente se lleva
regularidad, mostrar que lo aparentemenf fortuito está en realidad por obligación, y que se abandona en cuanto se puede. De aquí se
estrictamente determinado, es tarca esencial de la teoría económica. deducirá sin equívocos la cantidad de trabajo que ha de realizar cada
obrero. A l comienzo de cada día de trabajo, tal comparación re-
Bajo nuestros supuestos, los medios de producción y el proceso
sulta favorable para el trabajo a realizarse. Pero cuanto más se pro-
productivo no poseen un jefe real o, mejor dicho, su verdaderoj
grese en la satisfacción de las necesidades, tanto más declina el im-
jefe es el consumidor. Los hombres que dirigen empresas de nc-|
pulso al trabajo, creciendo al mismo tiempo la cantidad con la cual
gocios no hacen sino lo que se les prescribe por las necesidades oí
se compara, o sea, la desutilidad del trabajo; de forma que la c o m -
la demanda, y por los medios y métodos dados de producción. Los'
paración se hace tanto más desfavorable a la continuación del tra-
individuos tienen solamente influencia en tanto que son consumi-
bajo, hasta que a cada obrero le llega el momento en que se equi-
dores, en tanto que expresen una demanda. T o d o individuo toma i
libran la utilidad creciente y la desutilidad también creciente del
parte — e n este sentido— en la dirección de la producción, no so-jj
trabajo. Naturalmente, el poder de ambas fuerzas varía según los
lamente aquel a quien corresponda el papel de director de un nc-fl
individuos y países. E n estas variaciones reside un factor explica-
g o d o , sino todos, y especialmente el trabajador en su sentido más
t i v o fundamental de la conformación de la historia personal y na-
estrecho. N o existe una dirección personal de la producción en';
cional. Pero la esencia del principio teórico no se perturba por
o t r o sentido. Los datos que gobernaron el sistema económico en c l |
ellas. 10

pasado s o n conocidos, y si permanecen invariables, continuará-i


también el sistema sin variaciones. L o s cambios que pueden s u f r i q : s
Para detalles, véase Waen, libros i y II, Iil principio es indudablcmcn-
36 DES NVOLVIMIENTO
r
ECONÓMICO L A C O R R I E N T E CIRCULAR

Los servicios de la tierra v icl trabajo son, por lo tanto, sim lis evidente que estos medios 'eben su importancia sólo al he-
mente fuerzas productivas. La medición de la cantidad de tra cho de que sirven igualmente'para satisfacer necesidades. Contri-
de cualquier calidad presenta indudablemente dificultades, pero buyen a la satisfacción de las necesidades, porque ayudan a obtener
dría realizarse, lo mismo que podría establecerse sin ninguna bienes de consumo. Derivan, por tanto, su valor del de los últimos,
cuitad de principios alguna medida física de los servicios de la radiándose éste, podríamos decir, sobre ellos. Se les "imputa" y
rra, p o r complicado que resultara de hecho en la práctica. En sobre la base de tal valor imputado obtienen su lugar en el orden
caso, y si hubiera un solo factor de la producción, si, por cjcmplo,- económico. N o es, por tanto, posible llegar siempre a una expre-
cl trabajo de una sola calidad produjera todos los bienes (cosa cora sión finita del valor total del conglomerado de los medios de pro-
ccbiblc suponiendo que todos los dones de la naturaleza fueran b i d | ducción, o de uno de los factores productivos originarios, pues tal
nes no económicos, de forma que no surgiera respecto a ellosj valor total será con frecuencia infinitamente grande. Sin embargo,
cuestión alguna referente a la conducta económica que hubieran de] ni el teórico ni el hombre práctico precisan conocer este valor to-
provocar) o si ambos factores de la producción trabajaran separas tal. N o se trata nunca de eliminar las diversas posibilidades de la
damente, en forma que cada uno produjera por sí solo bienes difejg producción que puedan existir, sino de destinar ciertas cantidades
rentes, tal medida sería todo l o que requiriera el hombre para su? de medios productivos a uno u otro de los fines. P o r ejemplo, un
planes económicos. P o r ejemplo; si la producción de un bien de individuo aislado que no podría producir (ni vivir) sin cualquiera
consumo de valor definido requiriera tres unidades de trabajo, y¿ de los dos factores productivos originarios, no podría encontrar
otro del mismo valor requiriera dos, entonces su conducta estaría.: una expresión conmensurable de valor para cualquiera de ellos. Mili
determinada. Pero en la práctica no sucede así. L o s factores pro| dice a este respecto c o n roda ju.ticia,- que los servicios de la
1

ducrivos operan siempre conjuntamente. Ahora, si —digamos—I tierra y del trabajo son indefinidos e inconmensurables. Pero ye-
fueran necesarias tres unidades de tierra y dos de trabajo para pro-; rra cuando continúa diciendo que no podemos saber, en u n caso
ducir un bien de valor definido, y dos de trabajo y tres de tierra' particular, cuáles hayan de ser las porciones de un producto que
para producir otro, ¿qué alternativa escogería el productor? I n - correspondan a la "naturaleza" y al trabajo. Estas no admiten, desde
dudablemente es preciso disponer de una medida que haga posible" luego, una separación física, pero ello no es necesario para los pro-
la comparación de ambas combinaciones; se requiere un denomina! pósitos del sistema económico, " l o d o individuo conoce bien l o que
es necesario para este último, a saber, qué aumento de satisfacción se
dor común. 1 oiiemos oe nominar a esta cuestión el problema de
debe a un pequeño incremento en cada uno de los medios de pro-
Peity.- 0

ducción. Sin embargo, no habremos de profundizar por ahora en


La teoría de la imputación nos lo soluciona. L o que el indivi-
el problema de la teoría de la imputación. 51

duo desea medir es la importancia relativa de diversas cantidades


de sus medios de producción, Precisa de una medida que le ayuda Este valor de los bienes de producción es, en contraste c o n el
a regular su conducta económica; precisa de índices a los cuales de los bienes de consumo, un "valor de rendimientos" (Krtrags-
pueda conformarse. E n una palabra, requiere una medida del valofl ivcrt), o bien "valor de productividad" (Produkthñtatstoert). A
Pero dispone de ella directamente sólo para sus bienes de consumo, la utilidad marginal de los bienes de consumo corresponde el uso
pues solamente éstos satisfacen directamente sus necesidades, cuya marginal productivo de los de producción (Produkttvitatsgrenzr
intensidad es la base de la significación que puedan tener para él" 1
ittltzcn), o su productividad margina!, para emplear el termino co-
los bienes. N o existe tal medida en primera instancia para sus reser- mún; la importancia de una unidad individual de los servicios de
vas de servicios de la tierra y el trabajo, así como tampoco —aña- - Principios, edición Ashley, p. 26. [Principios de economía política.
1

damos— para sus medios de producción producidos. Fondo de Cultura E c o n ó m i c a , IW.I


Véase Mcnger. VVicscr y Bohm-Bawcrk, «pie trató primero el proble-
te valide» só!<> para un resultado determinado del esfuerzo, o sea un resultado ma. Véase también Weten, üb. H, y mi articulo "Bcmerkungcn zum Zurech-
inequívoco, como salarios reales por hora. nunesproblcm", en la revista Zeitscbrift tur Volktmrttevtft, Sozialpollrik
und l'erwaltung (I90V). N o nos ocupamos aquí del problema más difícil
^" l'etty señaló incidcntalmcntc este problema en su Political AritlmetiA
que también contiene, como es bien sabido, otros gérmenes del análisis tcó-¿ une Mirtrc de la teoría de la productividad marginal y no preciamos referir-
neo posterior. tío,, -«ir tanto, 1 su forma presente mucho mis correcta.

• •:r
38 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO ' L A C O R R I E N T E CIRCULAR 39

layticrra o trabajo, está dado por la productividad marginal de di necesidad ' 1 .n quedar insatisfechas como consecuencia del em-
chos elementos de la producción, que debe definirse, por tanto, pleo de b.cncs de producción en las necesidades preferidas en el
como el valor de la unidad menos importante del producto ya, momento. .Solamente puede darse cada paso, obrando tn sentido
obtenido con la ayuda de una unidad de un stock dado de los ser-" económico, siempre que se asegure la satisfacción de las necesida-
vicios de la tierra o el trabajo. Este valor indica la parte que co- des más urgentes. En tanto que no se haga la elección, carecerán
rresponde a cada servicio total y, así, puede denominarse en ún los bienes de producción dé un valor definido. A cada posibilidad
sentido definido el "producto" de un servicio de rabajo o tierra.;; de empleo prevista, corresponderá un valor'particular de cada i n -
Para una persona que no esté completamente familiarizada con la cremento. Y no puede descubrirse cuál de estos valores haya de
¡ teoría del valor, carecerán de importancia estas afirmaciones tan atribuirse definitivamente a cada incremento hasta tanto que se
escuetas. Refiero a dichos lectores a la obra de J. B. Clark, T.lm haya hecho la elección y resistido la prueba de la experiencia. La
Distribiition of Wealth, en donde se expone la teoría con todos sus condición fundamental ele que no se satisfará una necesidad dada
detalles, elucidándose su significación,* limitándose aquí a seña-í
1
hasta haber asegurado la de otras más intensas, conduce finalmente
lar que éste es el único significado preciso de la expresión "producto ¡
al resultado que deben dividirse todos los bienes entre sus distintos y
del trabajo", para los efectos de un razonamiento puramente eco-' posibles usos, en forma que la utilidad marginal de cada bien sea
nómico v lo emplearemos en esta obra solamente en dicho scntjdo.y igual en todos sus usos. E n este arreglo, el individuo ha encontrado
H u i r e m o s también en este sentido que los precios de 1 ; servicios dé| así la mejor solución posible, bajo condiciones dadas y desde su.pun-
» la tierra y del trabajo en una economía de cambio, o sea rentas y\ to de vista. Si actúa según tales normas, puede decir que ha con-
\ salarios, se determinan por la productividad marginal de la tierral seguido el mejor resultado, según sus luces. Tratará de conseguir esa
,y trabajo, y que a causa de ello puede decirse que en libre compe- distribución de sus bienes, modificando todo plan económico conce-
tencia el terrateniente y el obrero perciben el producto de sus me- bido o ejecutado, hasta llegar a tales resultados. Si no existe una ex-
dios de producción.{Este teorema —que apenas plantea controver-J periencia previa, deberá encontrar paso a paso su camino hasta llegar
/ ~~sia en la teoría moderna— queda aquí simplemente expuesto. Sé¡¡ a esa distribución. Si cuenta ya con tal experiencia de otros perío-
hará más claro en ampliaciones posteriores. dos económicos anteriores, tratará de seguir el mismo camino. Y
E l siguiente punto es también de importancia para nosotros. E l si cambiaran las condiciones de las cuales es expresión esta experien-
individuo emplea en realidad este valor de los medios productivos cia, se someterá a la presión de las nuevas, adaptando a ellas su con-
con tal seguridad por serle familiares empíricamente los bienes de- ducta v valoraciones.
consumo en los cuales llegan a madurar. Dado que el valor de losí Existe en todos los casos un método definido de emplear todos
primeros depende del de los últimos, debe modificarse aquél cuan- los bienes, y de ahí una satisfacción definida de las necesidades y
do se producen otros bienes de consumo que los que se hubieran un índice de utilidad para los incrementos individuales de los bie-
producido hasta el presente. Y porque queremos no tener en cuen-r nes, que les da expresión. Este índice de utilidad caracteriza el
ta la existencia de esta experiencia, permitiéndole presentarse ante lugar de cada incremento en la economía del individuo. Si surge
nuestros ojos con el objeto de poder investigar su naturaleza, debe-'; una nueva posibilidad de empleo, debe considerarse a la luz de este
mos partir del punto en el cual el individuo no ha precisado su valor, Sin embargo, si volvemos a los "actos individuales de selec-
elección entre las distintas posibilidades de empleo. E n ese caso, ción" que se han verificado resultando en dicho índice de utilidad,
empleará sus bienes de producción en primer lugar en la de aque- encontraremos que siempre es otra, y no esa utilidad definida, la
llos bienes que satisfacen sus necesidades más inaplazables, pasando; decisiva. Si he dividido un bien entre tres posibilidades de empleo,
luego a emplearlos para la satisfacción de necesidades menos urgen-' lo estimaré cuando surja una cuarta, según el estado de satisfacción
res. Además, considerará en cada caso que otras sensaciones de obtenido con las tres primeras. Sin embargo, aquella utilidad no
determina la división entre las tres primeras, pues llega solamente
23 L o s errores surgen so!,re todo de una comprensión falsa del concepto después de haberse decidido y a la división. Pero para cada bien
marginal. Véase Edgcworth, en su artículo, " T h e T h c o r v of Distnbution"," suroc finalmente una escala definida de utilidad que refleja las u t i -
en la revista Quarterly Journal oí Econonnct (1904). y particularmente su
respuesta a los argumentos de I lobson contra Ciarle
lidades de todos sus usos, adscribiéndole una utilidad marginal de-
40 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO L A CORRIENTE

finida. L a misma se obtiene para un bien de producción —cornf de la ley de rendimientos físicos.decrecientes, de la cual es inde-
hemos dicho anteriormente-- a través "de su producto ó, mejotj pendiente la validez de nuestra proposición. Es indudable que la
14

aún—para emplear la expresión de Wiescr— a través de su "apoj| leyr económica de los costos crecientes terminaría por actuar aun
tación productiva". si no fuera válida la proposición física, siendo incluso cierta la con-
El valor total del producto no representa nunca un beneficjjj traria. Pues el valor de iá inversión a realizarse montaría en tal for-
neto/representándolo su excedente sobre el valor del producto (jfjra ma que desaparecería el incremento de utilidad resultante d i la
hubiera sido producido en otro caso, dado que toda producción' producción, aun si bajara progresivamente la cantidad física di di-
representa una elección entre posibilidades en competencia, y supqi cha inversión. Si fuera cierto esc último caso, sería más elevada la
ne renunciación a la producción de otros bienes. E l valor del p r ^ satisfacción de necesidades de cada uno —como es perfectamente
ducto que se ha dejado de producir representa un argumento corí| l ó g i c o — pero no p o r ello serían diferentes los fenómenos esen-
trario al producto elegido, midiendo al mismo tiempo la fuerza de J ciales.
éste. Encontramos aquí los elementos del costo. Éste es un fenóme- La consideración que en realidad conceden los productores al
no de valor. ^Lo que un bien cuesta al productor es, llevando el. elemento costo de producción no es, por tanto, otra cosa que una
análisis a sus últimos extremos, el valor de esos bienes de consumo forma de tener en cuenta otras posibilidades de empico de los bie-

3 tic se hubieran adquirido de otro modo con los mismos medios nes de producción. Esta consideración constituye el freno de cual-
e producción, no siendo producidos como consecuencia de la quier empleo productivo, y una guía que no puede desdeñar ning i
elección realizada. / Por tanto, podemos afirmar que el empleo de productor. Pero en la práctica dicha consideración se transforma
"medios de producción representa un sacrificio, lo mismo en el caso por la influencia de la costumbre, cristalizándose en una expresión
del trabajo que en el de otros medios de producción. Es más, en corta y de cómodo empleo que utiliza cada individuo sin necesidad
el caso del trabajo debe cumplirse también otra condición, a saber, de conformarla cada vez de nuevo. E l productor opera con ella
que todo empleo de trabajo resulte en una utilidad que compense, al en la práctica, adaptándola a las circunstancias cambiantes a medida
menos, la desutilidad adscrita a dicha clase de trabajo. Esto no alte- que surge la necesidad; en ella se expresan todas las relaciones entre
ra, sin embargo, en forma alguna el hecho de que el individuo se, medios presentes y necesidades, si bien inconscientemente en gran
conduce —dentro de los límites de esa condición— respecto al em- medida; en ella se reflejan todas las condiciones de su vida y de
pleo de trabajo, en la misma forma que respecto a otros recursos su horizonte económico.
productivos. Los costos como expresión del valor de otros empleos potencia-
Las necesidades insatisfechas no carecen por tanto de significa- les de los medios de producción constituyen las partidas del Debe
ción; su huella se aprecia por doquier, y cada decisión productiva en el balance social. Esta es la significación más profunda del fe-
debe entablar batalla c o n ellas. Y cuanto más empuje el productor nómeno de los costos. Pero debe distinguirse el valor de los bienes
la producción en un sentido determinado, tanto más dura se hace de producción de aquella expresión. Pues éste representa — p o r
dicha batalla; o sea, que cuanto más se satisfaga un deseo particu- hipótesis— el valor total del producto realmente creado, que es
lar, tanto menor será la intensidad del deseo de más satisfacción de mayor que aquél. Sin embargo, ambas cantidades son equivalentes
la misma clase, y correspondientemente, tanto menor la satifacción en 'el margen de la producción, según lo expuesto anteriormente,
conseguida por ulterior producción. A más de ello, a medida que porque esos costos se elevan hasta la altura de la utilidad marginal
aumenra dicha producción crece simultáneamente el sacrificio del producto y , también, por tanto, hasta la de la combinación par-
que ésta supone, pues los medios de producción de esc producto ticipadora de medios de producción. E n este punto surge la posi-
deben dejar de satisfacer categorías cada vez superiores de necesi- ción relativamente más favorable que se denomina usualmente el
dades. E l aumento de valor de la producción en una sola dirección
es, por tanto, continuamente menor hasta desaparecer finalmente. 3
< A l abandonar de esta manera la ley ilc los rendimientos físicos decre-
Cuando eso ocurre, dicha producción llega a su f i n . Podremos ha- cientes damos un pa.so decisivo de alejamiento respecto de los economistas
clásicos. Véase mi ensayo "Das Rcntenprinzip in der Veneüungslchre" en la
blar, por tanto, de una ley de rendimientos decrecientes en la pro-
revista Scfarwllcr's ¡ahrbuck (1906 y 1907). Véase además, F. X. VVciíS, "Ab-
ducción que tiene, sin embargo, u n significado totalmente distinto rí ehmender Ertrag", en el Handwórterbueb der Staattuisscnichaftcn.
42 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO r| L A CORRIENTE CIRCULAR

equilibrio económico, 211


y que tiende a repetirse en c<*" período-^ Llegamos aquí a un segundo concepto de costo que es t de la 1

en tanto que se mantengan los datos dados. I i economía de cambio, /EL nombre de negocios considera como cos-" >

Esto tiene una consecuencia m u y notable. De ello se sigue, p r ¡ J ; tos las sumas de dinero que debe abonar a otros individuos para
meramente, que el último incremento de cada p r o d u c t o se o b t c n c j r M conseguir sus mercancías o los medios de producirlas, o lo que es
sin una ganancia en utilidad sobre los costos. Entendida correcta- lo mismo, denomina costos a los gastos de producción. Completa-
mente dicha afirmación es evidente por sí misma. Pero se deduce, mos sus cálculos añadiendo a los costos el valor en dinero cíe sus
además, que en la oroducción no puede conseguirse un excedente servicios personales. / Los costos son entonces en esencia totalcs_
58

de valor sobre el de los bienes de producción. La producción al- de precios de los servicios de la naturaleza y el trabajo. Y esos _
canza solamente los valores previstos en el plan económico que totales de precios deben ser siempre iguales a los ingresos obteni-
existen previamente en forma potencial en el valor de los medios- dos por los productos. E n esta medida, por tanto, la producción
de producción. T a m p o c o " c r e a " la producción valores en este s c f U debe fluir sin ganancias. Es una paradoja que el sistema económico
tido (y no sólo en el físico mencionado anteriormente), es decir, deba operar, en condiciones perfectas, sin ganancias. Pero esa p a - ^
que durante el proceso productivo no se da un aumento de v a l o H B radoja desaparece, en parte al menos, si recordamos el significado
L a satisfacción futura de necesidades, antes de que la p r o d u c c i ó n ^ de nuestra afirmación. Ésta no significa, como es natural, que el
haya cumplido su tarea, depende tanto de la posesión de los m e d i o s ^ sistema económico produzca sin resultados, en caso de hallarse en
necesarios de p r o d u c - i ó n , como posteriormente de la posesión del perfecto equilibrio, sino sólo que los resultados van a dar en su
producto. E l i n d i v i d u o tratará de evitar la pérdida de los primeros totalidad a los factores productivos originarios. Así como el valor
con la misma energía que de los últimos, no renunciando a aqué- es un síntoma de nuestra pobreza, las ganancias son un sínto na de
líos sino por las mismas compensaciones que por los últimos. imperfección. Pero la paradoja subsiste en parte. Pues parce: obvio
A h o r a b i e n , el p r o c e s o de imputación debe retroceder hasta los?P que los productores reciben, por lo general, más que los salarios
elementos últimos de la producción, o sea los servicios del trabajo correspondientes a su trabajo y la renta por la tierra que posean.
y la tierra. NO puede detenerse en ningún medio de producción ¿No existirá un nivel general de ganancias netas, en el sentido de
p r o d u c i d o , pues puede repetirse el mismo argumento para cada uno | un excedente sobre los costos'- La competencia puede eliminar el
de ellos. D e aquí que ningún producto pueda mostrar un v a l o r * " excedente de ganancia de una industria, pero no puede destruir las
s u p e r i o r al de los s e r v i c i o s de la tierra v trabajo contenidos en él. ganancias comunes a todas las ramas de la producción. Pero supon-
L o m i s m o que antes resolvíamos los medios de producción produci-.jK gamos que los producrores obtienen esa ganancia. Entonces debe-
dos, en t i e r r a v trabajo, p o d e m o s ahora apreciar que no son ¡ n o j H
s
rán valorar correspondientemente los factores de la producción a
partidas transitorias en el proceso de valoración. los cuales la deben. Ahora bien, éstos son bienes originarios de
D e aquí que en una e c o n o m í a de cambio —anticipamos algo p o r » producción (esfuerzo personal o agentes naturales) y en ese caso
el m o m e n t o — y bajo libre competencia, los precios de los p r o d u c - 1 nos hallamos donde estábamos anteriormente, o son medios de pro-
ros deban ser iguales a los de los servicios de la tierra y trabajo in-M ducción producidos, y entonces deben ser más valorados, o lo que
corporados en ellos. Pues el mismo precio que se obtiene por c í a es lo mismo, deben ser mejor valorados los servicios de la tierra y
p r o d u c t o después de la producción, debe haber sido obtenido de 4 trabajo contenidos en ellos que otros servicios de la misma clase.
a n t e m a n o para la serie completa de medios de producción ncecsa-i! Pero eso no es posible, pues los obreros y terratenientes pueden
rios, pues depende de ellos tanto como del producto. Cada pro- competir en forma muy efectiva con las cantidades de trabajo y de
d u c t o r debe entregar sus ingresos torales a quienes le s u m i n i s t r a r o s tierra invertidas anteriormente. En consecuencia, no puede existir
los m e d i o s de producción' y éstos deben a su vez entregar sus pro-' ganancia neta, porque el valor v el precio de los servicios produc-
p i o s ingresos — e n la medida en que fueran productores de otros tivos originarios absorberá siempre el valor v precio del producto,
p r o d u c t o s — hasta que fuera a caer todo el precio original sobre los |
p r o v e e d o r e s de los servicios de la tierra v del trabajo. Pero v o l v c - J | 2 8
Los sen-icios del trabajo pcrsot1.1I son "gastos virtuales . como dice
r e m o s s o b r e este problema más adelante.' acertadamente Seagcr. Véase su tntroduct'um to Economía, p. 55. Iodo
hombre de negocios que calcula correctamente incluye ahora !a renta de su
Véase Wesen, lil). ||.
tierra entre gastos.
D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO

S^üíLsi se parcela el proceso productivo entre muchas empichas to de hacer frente a ciertos peligros, o .<Van en cuenta fin
independientes. No deseo cansar demasiado al lector, y por eso las diferencias de riesgo entre las ram..s de la producción, evitar
incluyo en otro lugar de la obra un análisis que en realidad debe- las más'peligrosas, hasta que el aumento consecuente del preció
ría estar a q u í . " éstas ofrezca una compensación. Ninguno de estos métodos
90

Esto no es tan contrario a la doctrina clásica como pudierajjM de anular los riesgos económicos es capaz —en principio— de pro-'
recer a algunos lectores, pues la teoría del valor denominada de^S d'-cir una ganancia. E l productor que toma sus precauciones con-,
costos, y la de Ricardo, del trabajo, sugieren con fuerza la niisrjffi| t u el riesgo p o r medidas de cualquier índole —construcción de
conclusión, explicándose por ello algunas tendencias doctrinales'-; presas, seguro de máquinas, e t c . — tiene indudablemente una ventaja
como la que pretende reducir a trabajo toda clase de ingresos, inclu- por proteger el fruto de su producción, pero tiene también de or-
sive a veces el interés. Si no fue expresamente expuesta por los dinario los costos correspondientes. L a prima de riesgo no es ori-
clásicos, se debe a su falta de rigor en el reconocimiento de las con-
28
llen de ganancia para el productor —sino a lo sumo para la com-
secuencias de sus propios principios, y por la contradicción dema- pañía de seguros, que puede obtener una ganancia de intermediario,
siado profunda que parece existir entre nuestra teoría y los hechos. - sobre todo combinando muchos riesgos—, pues será absorbida a!
B o h m - B a w c r k ' fue, sin duda, el primero en afirmar que el valor cabo del tiempo por los siniestros que se plantean. Y la compensa-
total del producto debiera dividirse en principio entre la tierra yj¡ ción para mayor riesgo es sólo aparentemente un rendimiento ma-
el trabajo, si el proceso de la producción ha de desarrollarse con yoi debe multiplicarse por un coeficiente de probabilidad, con lo
toda perfección. Eso requiere, como es natural, que todo el sistemad que se reduce de nuevo su valor real, exactamente por la cuantía
económico se adapte a la producción emprendida, v que todos loslff del excedente. Cualquiera que consuma simplemente este exceden-'
valores se ajusten como es debido a los datos, que todos los planes # te expiará su conducta en el curso de los acontecimientos. N o existe
económicos operen armónicamente, y que nada moleste su cjccu|¡| el papel independiente que se asigna a menudo al riesgo, ni el ren-
ción. Sin embargo, dice B o h m - B a w c r k , existen dos circunstancias dimicnto independiente que a veces se conexiona con él. E l asunto
que perturban el equilibrio entre el valor del producto y el de los ' es naturalmente distinto si no se han previsto los riesgos, o si p o r lo
medios de producción una y otra vez. I.a primera se denomim n cnos no se les ha tenido en cuenta al elaborar el plan económico.
fricción. E l organismo económico no responde en forma rápida e Se hacen entonces origen de pérdidas temporales, de un lado, y de
inmediata por m i l razones diferentes. E l error, la desgracia, la indo- '*? I eneficios temporales, de otro.
lcncia, etc., resultan en origen continuado de pérdidas, pero tam-
E l origen principal tic estas pérdidas y ganancias, y éste es el
bién de ganancias. 29

- - a i n d o elemento que quiero considerar aquí, son los cambios CS-


Antes de pasar a la segunda circunstancia aludida por Kühn>'$| mtáncos de los datos con los cuales el individuo está acostumbra-
Bawcrk, debemos insertar algunas palabras sobre ciertos elementos t os i a contar. Crean nuevas situaciones y adaptaciones que requieren
que son de significación considerable. E l primero es el riesgo. De-|¡¡ tiempo. Y antes de (pie ocurra dicha adaptación es posible que se
ben distinguirse dos clases de riesgo: el de fracaso técnico de la produzcan en el sistema económico muchas discrepancias entre cos-
producción en el cual podemos incluir el peligro de pérdidas re- ;
• s e ingresos. I.a adaptación supone siempre dificultades. E l sim-
sultantcs de fenómenos naturales, y el riesgo comercial. En la me- r V conocimiento de la situación económica cambiada no se obtiene
dida que se prevén estos peligros, actúan inmediatamente s o b r e S én la mayoría de los casos con la prontitud necesaria. Derivar con-
los planes económicos. Los hombres de negocios incluirán p r i m a s . ' clusiones de los conocimientos es un gran paso que tropieza c o n
de seguro en su contabilidad de costos, o harán gastos con objc- ;>! muchos obstáculos, como falta de preparación y de medios, etc.
Pero la adaptación perfecta es a menudo imposible para productos
2 7
Véase cap. iv, y especialmente el v. • i existentes, cosa que ocurre especialmente con los bienes de p r o -
- Lötz, por ejemplo, liizo esto, a pesar de separarse en forma muy débil i
s
iucción duraderos. Durante el tiempo que debe transcurrir hasta
de la percepción. Véase su Handbuch der Stmnoisscnschaftslebre.. E n Smith
se encuentran varias sugerencias muy claras. Véase Euicrv, citado en mi ensayo " D i c ncuerc WirtSchaftSthcorie in
2 8
Véase la exposición de Böhm-Bawcrk, Positive Theorie Jes Kapitalzinsen Vcrcinigccn Staatcn", en la revista Schmolters ¡abrbucb (1910), y I-'ishcr,
4* edición, pp. 219-3 [6. C.rpital anJ Incuine.
C O R R I E N T E OFttt?

ue se desgasten por el uso, aparecen inevitablemente tales cotí-* soorc las valoraciones, ¿pueden establecer los acontecimientos px\
iciones, y ello provoca una de las peculiaridades de la deter- el curso del tiempo esas diferencias de valor?
minación de su valor que Ricardo estudió en la Sección IV de su Una respuesta afirmativa a la primera cuestión parece plausieMl|
primer capítulo. Los rendimientos de estos bienes pierden toda, Parece indudable que la entrega inmediata de un regalo es más agra-
conexión con sus costos, y deben aceptarse simplemente; sus valo- dable que su promesa para el futuro." Pero ésta no es la cuestión
res apropiados se alteran sin que exista la posibilidad de que se al-í que nos interesa, sino más bien la valoración de una corriente cons-
tere correspondientemente la oferta. Se transforman así en cierto tante de ingresos. Imaginémonos, si es posible, el caso siguiente. U n
sentido, en una clase especial de rendimientos que pueden ser más individuo goza de una renta vitalicia. La índole de sus deseos per-
elevados o más bajos que el precio total de los servicios de la tierra manece constante en el tiempo lo mismo que su intensidad durante
y trabajo contenidos en ellos. Aparecen para el hombre de negó-, el resto de su vida. La anualidad que recibe es suficientemente
importante y lo bastante segura para evitarle la necesidad de apor-
cios desde este punto de vista con un aspecto similar al que tienen*
tar fondos para emergencias especiales o para posibles pérdidas. Se
para él los agentes naturales. Los denominaremos, con Marshall,
sabe libre efe responsabilidades que puedan surgir frente a terceros,
cuasi-rentas.
y a prueba de deseos repentinos. N o existe posibilidad de invertir
Sin embargo, señala Bóhm-Bawerk una segunda circunstancia
ahorros a interés (si asumiéramos lo contrario aceptaríamos de an-
que puede alterar el resultado de la imputación c impedir que
temano la existencia del interés cayendo peligrosamente cerca del
una parte del valor del producto se refleje en los servicios de la'
razonamiento c i r c u l a r ) . A h o r a bien, ¿estimará un hombre en tal
tierra y del trabajo. Esta circunstancia es el tiempo empleado en* • — — /• 1 V.
¿Rcnun-
toda producción, excepto la producción instantánea de esfuerzos! posición sus anualidades futuras, menos que las presentes? ¿R
primitivos para mantener la vida. A causa de esa circunstancia,*' nesgo de la v i d a — mas fácilmente
31
ciaría —haciendo abstracción del riesgo de la vida— más fácil
a las anualidades futuras que a las presentes? Parece indudable que ,
los bienes de producción no se limitan a ser bienes potenciales de
no, pues si ofreciera una anualidad futura a cambio de una com-
consumo, pues se distinguen de estos últimos por una nueva caracte-
pensación menor que una en un momento más cercano descubriría
rística esencial, que es la distancia en tiempo que los separa de los
a M debido tiempo que había obtenido una satisfacción total menor
bienes capaces de ser consumidos. Los medios de producción son
de la que podía haber conseguido. Su conducta le habría ocasio-
bienes de consumo. Su valor no agota el del producto.
nado una pérdida, y no sería económica. Puede, sin embargo, obrar
Tocamos aquí un problema extraordinariamente delicado. Pero en ese sentido, lo mismo que otros muchos lo hacen en sentido
como su importancia para el problema que se debate en este libro'; opuesto a las normas de la razón económica. Pero no es un elemen-
es limitada, no nos plantearemos sino una pregunta. En el curso to de esas normas que tal cosa ocurra.* Indudablemente las excep-
8

normal de un sistema económico en el cual, un año con otro, la • ciones que encontramos en la vida práctica no son, por lo general,
producción sigue el mismo camino, permaneciendo invariables to-; "delitos" contra dicha norma, pero se explican p o r la inadaptación
dos los datos, ¿se produciría una dcsvalorización sistemática de los 1 de nuestros supuestos a los hechos. Sin embargo, allí donde encon-
medios de producción comprados con los productos? Esta cues-' tramos una sobre-estimación grande de los bienes presentes, como
tión se subdivide a su vez en dos distintas: abstrayendo en tal; entre los niños v salvajes, nos hallamos simplemente frente a una
sistema económico de los coeficientes objetivos y personales de ; mera discrepancia entre el problema económico que debe resolver-
riesgo, ¿pueden valorarse en forma general y sistemática las futuras se, v la visión económica del sujeto: los niños y salvajes no conocen
satisfacciones, como inferiores a las presentes? Y en tal sistema eco-'
nómico, y apañe de las influencias del propio correr del tiempo
Puede mencionarse, sin embargo, q u e t a m p o c o es tan c l a r o y s e n c i l l o
este liecho; por el contrario requiere razones q u e se da r á n más t a r d e .
31 Sobre el elemento tiempo en la vida e c o n ó m i c a , véase B ó h m - B a w e r k , .Mi objeción está bien expresada por el e x p o s i t o r v i v o más e m i n e n t e de
que es sin duda la autoridad más importante. Luego pueden mencionarse la subestimación de las satisfacciones futuras, e l P r o f . K i s h c r , c u a n d o i n t r o -
Stanley Jcvons y John Rae. T a m b i é n es importante la obra de Fishcr, Th« f
duce el c o n c e p t o "impaciencia'' para d e n o m i n a r l o . Existen i n d u d a b l e m e n t e la
Rateoí Interctt, para el desarrollo detallado del elemento especial, "preferen- impaciencia irracional, así como el e r r o r , e t c . P e r o n o es u n e l e m e n t o d e l
cia de tiempo . Véase la exposición de Marshall sobre el mismo problema.' curso normal de las cosas.
L A CORRI

sino la producción instatmlnea. Las necesidades futuras no les ma) . precio a bienes presentes si su poi
recen inferiores, pues ni siquiera k ¡ aprecian. Por tanto, no podr donarme mayor cantidad de bienes en el futuro
hacer frente a la prueba de decisiones que requieren un honzo hacerlo, y habrát) de igualarse mis valoraciones presentes y futuras,
más amplio. Esto es obvio, pero por lo general, no necesita to cuando me asegure de cuál es la corriente más rica de bienes, adap-
rales decisiones. Aquél que capta el doble ritmo de las necesida tando a ellami conducta. L a "mayor" cantidad de bienes futuros
! y los medios de satisfacción, puede quizá desdeñar en un caso p no depende en ese caso de la posesión de bienes presentes. Podemos?
ticular la conclusión de que el desplazamic no unilateral de c extender a este caso el ejemplo de nuestro rentista. Supongamos
quiera de ellos, supone pérdida de satisfacción, pero no puede que haya recibido hasta el presente 1,000 dólares por mes. Se le
chazarlo en principio. ofrece en lugar de ellos, 20,000 dólares al final de un año determi-
Pero, ¿qué ocurre con nuestra segunda cuestión? ¿No puede! nado. Ahora, hasta tanto que venza la primera anualidad, se hará
realizarse el proceso de producción en formas que no concuerdéfe presente en forma muy desagradable el elemento tiempo. Pero des-
c o n los supuestos de nuestro caso típico? ¿No puede moverse||| de esc momento, verá mejorada su posición, estimando la mejora
corriente de bienes a veces con menor y a veces c o n mayor interi-í en la adición total de 8,000 dólares por año, y no en parte de dicha
sidad? Pero, especialmente, el hecho de que un proceso más fértil suma.
de producción requiera más tiempo, ¿no afectará al valor actual dc*> Puede aplicarse un argumento similar al elemento de la absti-
' los bienes presentes, cuya sola posesión hac< posible la elección,.* nencia, ' necesidad de espera, etc. Y aquí refiero al lector especial-
3 1

constituyendo así al tiempo en factor de la corriente circular? La mente a la exposición de Bdhm-Bawcrk. Para nosotros basta for-
respuesta negativa que hacemos a esta pregunta puede ser fácil- mular de una manera precisa nuestra posición. Tampoco puede
mente malentendida, pues no adquirirá sino más tarde toda su sig- negarse esc fenómeno, pero es mucho más complicado de lo que
nificación. N o niego la importancia del elemento " t i e m p o " en la i tiene apariencia de ser, y debe notarse que su naturaleza y manifes-
vida económica, pero lo observo bajo un aspecto diferente. Las taciones no han encontrado hasta el momento un análisis profundo.
cuestión de la introducción de métodos más productivos pero que Debe distinguirse también aquí el proceso de crear un aparato pro-
consumen más tiempo, y la cuestión de cómo le afecta el elementó, ductivo, del de explotarlo una vez creado. Cualquiera que sea el
tiempo, son dos problemas diferentes. N o hablamos ahora de la papel de la abstinencia en el primero —hablaremos repetidamente
introducción de nuevos procesos, sino de la corriente circular que de ello en el estudio sobre el ahorro, del siguiente c a p í t u l o — no
consiste en proceábs dados y en funcionamiento. Y aquí da resulta- puede afirmarse que se produzca el proceso de espera en el segundo
do tan pronto como cualquier otro el método más fructífero de la cada vez que se repite el proceso de producción. N o se necesita
producción, cualquiera que sea la longitud de su período. Ls e v i - "esperar" los rendimientos usuales, dado que se reciben justo en el
dente que un método de producción solamente será denominado momento que se precisan. E n la corriente circular normal no hace
más fructífero, cuando resulte en más productos que la suma de falta soportar la tentación periódica a la producción instantánea,
los métodos menos fructíferos que pueden ejecutarse en el mismo pues el sujeto se colocaría inmediatamente en una posición econó-
tiempo con ayuda de la misma cantidad de factores productivos.^ mica peor en caso de sucumbir. N o puede tratarse, por tanto, de
L a producción por este método se repetirá al infinito —dadas las
cantidades necesarias de trabajo y agentes naturales— sin que scai hecho se explica por lm costos de almacenamiento, por la existencia real del
precisa la elección, y la corriente de productos será continua. Pcro^ interés, y por muchas :'tras circunstancias, ninguna de las cuales altera nues-
aun si no fuera esc el caso, no habría subestimación de los p r o d u c t tro principio.
tos futuros. Pues si el proceso productivo entregara sus resultados; 3 3
Los autores primcipalcs son Sénior y —tleJ otro lado— Bohm-Bawcrk
en intervalos periódicos, seguiría sin haber espera, porque el c o n - i en su Qeschicbte und Kritik Jcr Kapitalzinstbcoricri, y mis tarde el escritor
americano M c V a n c . V é a s e también el artículo "Abstinencc" en VaJgrave's
sumo podría adaptarse corriendo de una manera continua con \uM
Dictionary, y la literatura allí especificada. (Orno ejemplo de la falta de
rapidez equivalente por unidad de tiempo, de forma que no habría, cuidado con (pie a ve^:cs se trata este problema, Casscl, Ib* nttlirt and Nc-
motivo para subestimar los productos "futuros. ' Puedo c o n c e d e »
3 1
eeitity of Intcrest, es t í p i c o . Nuestra posición está más próxima de la de
: l
' El trigo os más barato inmediatamente después de la cosecha. Pero cstcl W'ícscr, en Natiirliclrer Wcrt, y de J. B. Clark, Dhtribution uf Wealtb. Véa-
se también Wcscn, hh. m.
50 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO L A C O R R I E N T E CIRCULAR
abstinencia en el sentido'de limitación del consumo de las fuentes dos, pues las cantidades y, por tanto, los valores de esos bienes que
"de rendimientos, pues bajo nuestros supuestos no existen otros.que| dependen de la cooperación de dicho-«gente, seguirán la norma dé-
la tierra y el trabajo. ¿Pero no podría - f i n a l m e n t e - la abstmenj la utilidad cquimarginal para el agente de producción común a
cia jugar un papel en la corriente circular normal, ya que ha sido | ambos. Casi no haría falta mencionar que la relación productiva
necesaria para la creación inicial del aparato productivo, es preciso . qué resulta del factor trabajo, en especial, abarca prácticamente
remunerarla después con la producción normal? E n primer lugar, todos los bienes. La determinación de la cantidad d un bien, y
en el curso de la investigación veremos que la abstinencia juega :
por tanto de su valor, se halla bajo la influencia de los valores de
solamente un papel muy secundario en la provisión de los factores| todos los demás bienes y es solamente explicable en su totalidad
necesarios; que, hablando con propiedad, no requiere la introduc-^ teniéndolos en cuenta. Podemos decir, por tanto, que los valores
ción de nuevos métodos de producción, ni en general, una acumu- I de los bienes individuales forman para cada uno un sistema de va-
lación previa de bienes. Y en segundo lugar, la consideración de ' lor, cuyas partes separadas son dependientes mutuamente.
la abstinencia como un elemento independiente del costo, supone En este sistema de valores se expresa la economía total de una
en este caso el cómputo de la misma partida dos veces, como ha" persona, sus relaciones de vida, sus horizontes, sus métodos de pro-
mostrado Bóhm B a w e r k . Cualquiera que c a la naturaleza de l a j
30 c
ducción, sus necesidades, en suma, todas sus combinaciones econó-
espera, no es ciertamente uno de los elementos del proceso econó- micas. El individuo no tiene igual conciencia de toda; las partes
m i c o que consideramos, pues una vez establecida la corriente circu-1 de este sistema de valor; por el contrario, en cualquier momento
lar, ésta no deja vacíos entre la inversión o el esfuerzo productivo,^ la mayor parte de él se halla más allá del umbral de la conciencia.
y la satisfacción de las necesidades. Ambos se sincronizan auto-í Cuando adopta decisiones respecto a su conducta económica, no
mancamente empleando la expresión coneluvente del p r o f e s o r . concede atención a todos los hechos que dan expresión a este sis-
Ciarle " 1
rema de valor, sino solamente a ciertos Índices que están siempre
L a teoría de la imputación explica el valor de todos los bienes r
a la vista. Actúa en la vida ordinaria según la costumbre general
individuales. Sólo queda por añadir que los valores i n d i v i d u a l e s y la experiencia, partiendo del valor de" un bien —obtenido por
no son independientes, sino que se condicionan mutuamente. La la experiencia— para cualquier uso a que pueda ser aplicado. Pero la
única excepción a esa regla es la presentada por una mercancía que : estructura y naturaleza de esa experiencia están dados en el sistema
no puede ser sustituida por ninguna otra, y que se obtiene con m e * de valor. Los valores, ajustados mutuamente, se realizan a la larga
dios de producción que tampoco son susceptibles de sustitución y J j por el individuo, permaneciendo invariables los datos. Ahora bien,
además, no pueden emplearse para otros fines. Tales ejemplos son este sistema de valor presenta, como se ha dicho, una estabilidad
imaginables; pueden presentarse, por ejemplo, en el caso de bienes^ muy notable. E n todo período económico se plantea de nuevo la
de consumo ofrecidos inmediatamente por la naturaleza, pero re-,- tendencia a volver sobre las huellas bien conocidas, realizando otra
presentan una excepción que puede no ser tenida en cuenta. I odas/ vez los mismos valores. Y aun cuando se interrumpa esta constan-
las demás cantidades de bienes y sus valores, se hallan en relación; cia, se mantiene siempre alguna continuidad; pues aun si cambiaran
mutua estricta. Se expresa ésta por su relación como complementa las condiciones externas, no se trataría nunca de hacer algo com-
tarios, por las posibilidades de otros empleos, y por la relación des pletamente nuevo, sino de adaptar lo que se hiciera anteriormente
sustitución. A u n en el caso de que dos bienes no tengan sino un a las nuevas condiciones. L'na vez establecido el sistema de valor, y
solo agente común de producción, sus valores se hallan relaciona-^ una vez dadas las combinaciones representan siempre el punto de
partida para cada nuevo período económico, y tienen, por así decir,
M I.a forma en que Fishcr trata este problema está viciada por considerar
una presunción en su favor.
el descuento d e l tiempo como hecho primario cuya existencia es casi eviden-j
te. Véase Rale <>\ Interest, pp, 43-51. Esta estabilidad es indispensable para la conducta económica de
: t 7
E n realidad. Clark atribuye al capital el mérito de introducir esta "sin- los individuos. E n la práctica no podrían —en la mayoría de los
c r o n i z a c i ó n " . Como se verá, no le seguimos en dicha opinión. Recalco dft;
casos— realizar la labor mental necesaria para crear de nuevo esta
nuevo: la inversión y el rendimiento se sincronizan automáticamente en forma)
mutua, bajo la influencia aceleradora y retardataria de las ganancias y \ü\ experiencia. Vemos también, de hecho, que la cantidad v valor de
pérdidas. los bienes en períodos pasados determinan en parte lis cantidades
I A CO E CIRCULAR
52 DESENVOLVIMIENTO ECONÓMICO
tores no estimarán los productos según el "valor de uso" que pue-
y valores en los siguientes, pero esto de por sí uo explica la estabi-
dan tener para ellos, sino de acuerdo con Ja Utilidad de aquellos
lidad. E l hecho saliente es, sin duda, que estas reglas de la conducta^
bienes que adquieren finalmente los productores a cambio de ellos. 89

han soportado la prueba de la experiencia y que los individuos c n ¿


Las escalas de valoraciones de todo el mundo y, por lo tanto, las
general son de opinión que no pueden hacer cosa mejor que con-
escalas de valoraciones de los medios de producción que cada cual
ñnuar actu. ndo de acuerdo con ellas. Y nuestro análisis del sistcmaj
pueda tener, se compondrán do las escalas de valoraciones de los
de valor la ecología, como si dijéramos, de esta montana de expe-
bienes recibidos en cambio, o comprados con los ingresos derivados
riencia, nos ha mostrado también que en realidad estas cantidades
de la venta de los servicios de esos medios de producción. La for-
y valores de bienes se explican - d a d a s las necesidades y los h o r l ^
ma más ventajosa de practicar estas operaciones resultará de la ex-
zontcs de los hombres— como consecuencias racionales de las con-
periencia, valorándose correspondientemente toda mercancía o ser-
diciones dadas del mundo que nos rodea.
vicio productivo.
Esta forma empírica de actuar del individuo no es, por tanto|¡
un accidente, sino que tiene su base racional. Existe una clase dej Todos los innumerables cambios que observamos en cada pe-
conducta económica que, en circunstancias dadas, establece el equi- ríodo económico en una economía de cambio, constituyen en su
librio entre medios, de u n lado, y necesidades a satisfacer, en Ja| totalidad la forma externa de la corriente circular de la vida eco-
mejor forma posible, de otro. E l sistema de valor que hemos des- * nómica. Las leyes del cambio nos muestran cómo se explica esta
crito corresponde a una posición de equilibrio económico cuyas^ corriente a base de las condiciones dadas, mostrándonos asimismo
partes constitutivas no pueden ser alteradas (si permanecen cons-í¡ por qué no se modifica en tanto permanezcan ii,alterables estas
tantcs los datos) sin que el individuo llegue a darse cuenta de que I mismas condiciones, y cómo y por qué se modifica al adaptarse a
se halla en peor situación que antes. Así, mientras sea un problema las transformaciones de esas condiciones. Se consumirían bienes de
de adaptación a las condiciones, y de obrar de acuerdo con las ne-; ;
producción y de consumo de la misma clase y en la misma cantidad,
cesidades objetivas del sistema económico sin desear m o d i f i c a r l a s ! bajo el supuesto de mantenerse las condiciones constantes en cada
no se impone al individuo sino una y una sola forma de actuar, " y 3 período sucesivo, por el hecho de que los h o m b r t ; actúan en la
los resultados de esta acción serán los mismos mientras no varíen las'] práctica conforme a experiencias bien probadas, y porque en teoría
condiciones dadas. consideramos que actúan de acuerdo c o n el conocimiento de la
mejor combinación de medios presentes bajo las condiciones dadas.
Suponiendo al lector familiarizado con la teoría general del cam-'|
Pero existe también otra conexión entre los períodos sucesivos* por-
bio y de los precios, en economía de competencia y de m o n o p o l i o !
que cada uno opera con bienes (¡tic preparó para él el precedente, y
de paso podemos señalar que la posibilidad ubicua de cambio altc-^
en cada uno se producen bienes económicos para su uso en el pe-
rara, como es natural, los sistemas de valores de cada cual. Scguiráj
ríodo subsiguiente. Expresaremos ahora este hecho, para simpli-
en pie el teorema fundamental, según el cual las unidades de recur-J
ficar la afirmación, suponiendo que solamente se consumen en cada
sos se distribuyen entre todos los usos posibles, en forma de con-q
período los bienes producidos en el anterior, produciéndose sola-
seguir satisfacciones marginales iguales. Podemos expresarlo cn<¡
mente los que hayan de consumirse en el subsiguiente. Pero esto
economía de cambio advirtiendo que para cada familia los precios?
no cambia nada esencial, como veremos más adelante. N o olvide-
deben ser proporcionales a las utilidades marginales de los bienesi
mos, sin embargo, que según nuestra hipótesis cada bien de consu-
de consumo, y que para cada empresa, los precios de los bienes dfe
mo requiere dos períodos económicos para su preparación.
producción deben serlo también a sus productividades marginales^
Pero se presenta un nuevo fenómeno en el hecho que los p r o d u c t
*• Esto es lo (pie denominaban los austríacos, "valor subjetivo de cambio".
Los lectores que estén familiarizados con las discusiones teóricas de los ú l -
M Esto se reconoce umversalmente sólo pira los casos de libre competen-}
timos 50 años, recordarán c ó m o fue atacado este argumento, achacándole su
cia y monopolio unilateral, en el sentido técnico de ambos conceptos. Y;1
implicación del razonamiento circular qec lleva consigo que trata de explicar
sin embarco, es suficiente para nuestros propósitos. Y se ha mostrado últimas
los precios de los bienes de producción por la "utilidad", como mantenían
mente que Countot no andaba tan descaminado cuando sostenía «pie csisten.
machos enemigos de la escuela austríaca. H o y no vale siquiera la pena to-
casos importantes de determinación, aun en el campo de la "competencia!
marse el trabajo de demostrar que esta objeción es falsa.
monopolistica".
54 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO LA CORRIENTE CIRCULAR 55

Clasificaremos ahora los cambios necesarios para llevar a c a b ó j productores de bienes de consumo, a cambio de aquellos bienes de
este proceso económico simplificado en cada período. Dcscartcmos| consumo que les hagari falta para adquirir nuevos servicios pro-
primeramente los que se hayan realizado meramente para pasar de- ductivos.
mano cualquier cosa recibida. La teoría nos prueba que deben exis- Por tanto, los terratenientes y obreros solamente entregarán sus
tir en gran número tales cambios en toda economía de tráfico, pero : servicios a cambio de bienes de consumo, ya se empleen dichos ser-'
estas operaciones puramente técnicas no nos interesan aquí. T|9
40
vicios en la ere. ción de bienes de consumo o de producción. N o
nemos también el cambio de los servicios del trabajo y de la ticrra| tienen necesidad de cambiar sus servicios de tierra y trabajo por
por bienes de consumo, cosa que ocurre en toda economía de t r á - | bienes futuros, o promesas de bienes futuros de consumo, así como
tico. Estas transacciones representan, sin duda, la mayor parte de tampoco de solicitar "anticipos" de bienes de consumo presentes.'
la corriente de bienes del sistema económico, y conexiona su fuente Nos hallamos simplemente ante un cambio, y no ante operaciones
con su desembocadura. Pero los trabajadores y terratenientes ven- de crédito. El elemento "tiempo" no juega papel alguno. Todos
den sus servicios productivos, que no rinden su producto sino alj los productos son solamente productos, y no otra cosa. A la e m -
final de cada periodo, contra bienes de consumo ya preparados. * presa individual no le importa si se dedica a la producción de bie-
Además, venden sus servicios productivos contra bienes de consu-| nes de producción o de consumo, pues el producto se paga en am-
mo, a pesar de que parte de ellos sirven para la creación de bienes, bos casos de inmr bato, y a su valor completo. E l individuo no
de producción. E n cada período los servicios de la tierra y trabajo precisa mirar más allá del período en curso, a pesar de que siempre
que no están aún incorporados a los medios de producción que trabaja para el próximo. Se limita a seguir los dictados de Id de-
deben emplearse en el período bajo consideración, se cambian por manda, y el mecanismo del proceso económico se encarga de obli-
bienes de consumo completados en el período precedente. L o que | garle a proveer para el futuro al mismo tiempo. N o se preocupa
haya de contrario a los hechos en esta afirmación, sirve meramente por lo que ocurra más tarde a su productos, y probablemente no
para simplificar la exposición y no afecta al principio. N o hay difi- :
comenzaría en ningún caso el proceso de la producción, si hubiera
cuitad en determinar quiénes poseen los servicios de la tierra y de seguirlo hasta el final. L o s bienes de consumo, en parricular,
trabajo antes del cambio. Pero ¿quién constituye la otra parte de son también productos y solamente productos, a los cuales no ocu-
la transacción? ¿Quién dispone de los bienes de consumo empleados . rre más que su venta a los consumidores. Constituyen un "fondo",
para pagar los servicios? L a respuesta es bien simple: los hombres no situado en manos de nadie, para el mantenimiento de los traba-
que precisen de los servicios de la tierra y del trabajo en este pe-, jadores, etc.; no sirven directa ni indirectamente fines productivos
ríodo, esto es, aquellos que deseen transformar los medios de p r o - ; ulteriores. En consecuencia, desaparece todo problema de acumu-
ducción en el período anterior, en bienes de consumo, por la a d i - v
l a c i ó n de existencias. rCómo llega a formarse tal mecanismo, que
ción de nuevos servicios de tierra y trabajo, o bien aquellos que una vez constituido se mantiene permanentemente, es otra cucstiónT
deseen producir nuevos medios de producción. Supongamos, con Cómo evoluciona el mecanismo es problema distinto de cómo fun-
objeto de simplificar nuestro razonamiento, que ambas categorías" ciona.
realizan lo mismo en todos los períodos considerados, esto es, que
Se sigue ahora que los medios de producción producidos no
continúan produciendo bienes de consumo o producción —lo
son sino p a n i l l a s transitorias e n todas partes, aun en una economía
que se conforma al principio de una economía de tráfico, con di-
de tráfico, l'.n ninguna parte encontramos un stock de ellos cum-
visión de trabajo—. Entonces podremos decir que aquellos indivi-.
pliendo alguna función, por propio derecho. No plantean exigen-
dúos que produjeron bienes de consumo en el período precedente^
cias sobre ei dividendo nacional fuera de los salarios y rentas de los
entregan una parte de ellos en el presente a los terratenientes y*
servicios del trabajo v la tierra contenidos en ellos. N o puede ads-
obreros cuyos servicios requieren para la producción de nuevos
cribírseles ningún elemento de ingreso neto. Ninguna demanda in-
medios de consumo para el período subsiguiente. Los individuos:
d e p e n d i e n t e p r o c e d e de ellos. Por el contrario, en cada período,
que produjeron bienes de producción en el período precedente fl
todos los bienes de c o n s u m o se repartirán entre los servicios de la
desean hacer lo mismo en el presente, entregarán dichos bienes a los'
tierra y el trabajo empleados en el m i s m o , y de aquí que todos los
4 0
Véase W'csev, lili. n.
ingresos se absorban bajo el t í t u l o de salarios o renta de los agentes
56 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO lAí'CORRlENTE C I R C U L A R 57

naturale; Llegamos así a ía conclusión de que el proceso de cam-


1
consumidoras, en la cantidad necesaria para hacer frente a las necc-
bio entre la tierra y el trabajo de un Jado,y los bienes de consumo sidades-del momento. Encontramos una corriente continua de bie-
de otro, no sólo ofrece la dirección principal de la corriente de I3 nes, pero no existencias constantes en sus partes componentes, o
vida económica, sino que sería la única, bajo nuestros supuestos. reemplazadas continuamente. A una empresa individual le es in-
La tierra y el trabajo se distribuyen el dividendo nacional total, y diferente dedicarse a producir bienes de producción o de consu-
existen tantos bienes de consumo como sean necesarios para satis- mo. E n ambos casos se deshace de sus productos en la misma
facer su demanda efectiva, sin que se sobrepase ese total. Y esto forma, recibiendo una remuneración —bajo la hipótesis de libre
está de acuerdo con el último par de datos de la economía: las competencia— que equivale al valor de los servicios de su tierra o
necesidades y los medios para satisfacerlas. También es una repre-; trabajo, y nada más. Si decidimos denominar "empresario" al ge-
sentación real de esa parte de la realidad económica de la cual nos rente o al dueño de una empresa, sería un entrepreneur faisant ni
hemos ocupado hasta ahora. Se mutiló por la teoría, dando origen! bénéficc ni pertc sin función especial ni ingresos especiales. Si
42

a un gran número de ficciones y pscudo-problcmas creados arti- denomináramos "capitalista" al poseedor de medios producidos
ficialmente, incluyendo el representado por la determinación de lo de producción, entonces éste se limitaría a ser productor, no
que sea el " f o n d o " con que se remuneran los servicios de la tierra pudicndo vendar sus productos a precio mayor al costo total, ex-
y trabajo. presado p o r la totalidad de las remuneraciones de la tierra y del
La organización de una economía de cambio se presenta, pues, 1 trabajo.
para nosotros de la siguiente forma. Las empresas individuales apa- Desde el punto de vista de esta interpretación, observamos,
recen ahora como lugares de producción para los requerimientos por tanto, una corriente de bienes renovada continuamente* N o 8

de otros hombres, y la producción total de una nación se "distri- existe u n stock de bienes individuales sino en un solo momento;
buirá" primeramente entre dichas unidades. Sin embargo, no exis- a más de que podemos hablar de stocks solamente en sentido
ten dentro de estas últimas otras funciones que las de combinar los abstracto, en el de que aparecen siempre a través del mecanismo
dos factores originarios de la producción, y esta función queda" de producción y cambio, en lugares definidos del sistema eco-
cumplida en forma mecánica en cada período, por propio acuerdo, nómico, ciertas clases y cantidades de bienes. E n este sentido los
sin requerir un elemento personal distinguible de la inspección o stocks son comparables al lecho de un río más que a su corriente.
cosas similares. Así, si suponemos que los servicios de la tierra se L a corriente se alimenta de las fuentes eternas de fuerza de trabajo
hallan en manos privadas, no existen otras personas —haciendo abs- y de la tierra, y corre en cada período económico a los depósitos
tracción de Jos m o n o p o l i o s — que puedan reclamar el producto que denominamos "ingresos", para ser transformada allí en satis-
sino aquellas que realizan alguna clase de trabajo, o coloquen los facción de necesidades. N o ampliaremos estos puntos, limitándonos
servicios de la tierra a la disposición de la producción. Bajo estas, a observar que presupone la aceptación de un concepto definido
condiciones no existe otra clase de personas, fuera de los monopo- de ingresos (el de Fcttcr) que excluye de su campo todos aque-
listas ya mencionados, que posean medios de producción produ-i llos bienes que no se consuman regularmente. E n cieno sentido, la
cidos o bienes de consumo. Hemos visto que es falsa la idea de corriente circular finaliza en este punto. Pero desde otro punto de
que existen stocks acumulados de estos bienes. T a l idea parece, vista no, pues el consumo da nacimiento al deseo de repetirlo, y
evocarse por el hecho de que muchos medios de producción pro- este deseo origina a su vez actividad económica. Presentamos ex-
ducidos duran a través de una serie de períodos económicos. Pero cusas p o r no haber hablado de cuasi-rentas en conexión c o n estos
esto no es un elemento esencial, y no alteramos nada fundamental;
si limitamos el uso de tales medios de producción a un período";
Es una construcción de Walras. Es cierto, sin embargo, que en su
económico. L a idea de un almacenamiento de bienes de consumo
4 2

sistema de equilibrio el interés existe como un ingreso.


no tiene siquiera este punto de apoyo; por el contrario, estos bienes 4 3
F.l mérito principal del libro demasiado poco apreciado de S. N c w c o m b ,
se hallan generalmente en manos dé vendedores al por menor y de reside precisamente en la separación neta entre "fondos" y "corrientes". V é a -
se su Principies of Politicd F.cononty. E n la literatura c o n t e m p o r á n e a se
4 1
E l primer t e o r e m a f u n d a m e n t a l de la teoría de la distribución descansa, ocupa especialmente de dicho punto Fishcr. L a corriente circular del dinero
en esta a f i r m a c i ó n .
no esta" mejor descrita en pane alguna que en N c w c o m b , pp. JI6 SÍ.
J8 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO

extremos, como deberíamos haberlo hecho. Pero parece aún más residen en ésa direc< J O , que no habremos de poder seguir,
grave a primera vista la ausencia de toda alusión a los ahorros. Sin' otras más simples o mejor conocidas, siempre que sean suficientes,
embargo, explicaremos también este extremo, pero en todo c á s ^ sin importarnos que sean mucho más incompletas en otros r e p !
el ahorro no podría jugar un gran papel cn> los sistemas económif¡ pectos. 46

eos en que no existiera el cambio. La experiencia nos muestra que cualquier individuo valora sus
E l valor de cambio de cualquier mercancía para un in üvidvjo^ existencias de dinero. Y todas estas valoraciones individuales con-
depende del valor de los bienes que puede procurarse y de hecho! ducen, en principio, en el mercado, al establecimiento de una rela-
pretende procurarse con ella. En tanto que no esté decidido el ú l 4 ción definida de cambio entre la unidad de dinero y cantidades de
timo extremo ese valor de cambio fluctuará indudablemente según; todos los demás bienes, lo mismo que afirmamos anteriormente
las posibilidades previstas en el momento, y fluctuará asimismo se- de estos últimos. En determinadas condiciones de la competencia
gún los cambios de dirección de la demanda de dicho individuo.'- entre individuos, y de las posibilidades de empleo del propio dine-
Pero cuando se ha encontrado la mejor oportunidad de cambio para', ro, surgen tantos "precios definidos en dinero como bienes exis-
cada bien, su valor de cambio permanece constante, siempre que se tan. Estos precios en dinero —expresión definida completamente
mantengan invariables las demás condiciones. E l valor de cambio en la afirmación anterior, y que emplearemos frecuentemente en
de una unidad de la misma mercancía— tomado en este sem l o — lo sucesivo— se fundan lo mismo que cualquier otro precio en las
será diferente para los distintos individuos, como consecuencia de estimaciones individuales de valor. ¿Pero en qué se fundan éstas?
sus gustos, en primer lugar; de sus situaciones económicas tomadas L a cuestión se complica porque en el caso del dinero no disponemos
en conjunto, en segundo; pero también c independientemente de de la sencilla explicación que se aplica a cualquier otra mercancía:
tales hechos, como consecuencia de diferencias en los bienes que que se basan en la satisfacción de las necesidades obtenidas por el
cambia el propio i n d i v i d u o . " Pero la relación de l i s cantidades en individuo en el consumo. Responderemos a la cuestión siguiendo a
que se cambian dos mercancías en el mercado, o de sus recíprocas W'iescr: el valor de uso del bien material proporciona, desde lue-
4 1

—los p r e c i o s — son iguales para todos los individuos, sean ricos o I go, el fundamento histórico de que el dinero adquiere una relación
pobres, como afirmamos anteriormente. Q u e el precio de cualquier definida de cambio respecto a otros bienes, pero su valor para cada
bien cítá relacionado con los precios de todos los demás, no apare- individuo y su precio en el mercado puede desviarse, v de hecho
cerá c o n claridad si no los reducimos todos a un común denomi- se desvía, de dicha base. Es indudable que ni la utilidad marginal
nador. ''
41
individual, n i el precio del oro como dinero, pueden desviarse de
su utilidad marginal individual, y de su precio de mercado como
Introduzcamos ahora este denominador común de los precios y
mercancía; pues si así sucediera, se establecería una tendencia a
del medio de cambio, escogiendo al oro como "dinero mercancía".
suprimir la diferencia, acuñando el dinero empleado en otros usos,
Mientras que para nuestros propósitos precisamos muy poco de la
o fundiendo las monedas. Esto es correcto, pero no prueba nada.
teoría habitual del cambio y , por consiguiente, podríamos tratarla
Pues el hecho de que una mercancía presenta el mismo precio en
aquí brevemente, debemos profundizar bastante más en la del dine-
ro. Pero aquí también nos limitaremos a los puntos que tengan 4 0
F.l lector encontrará mis ideas fundamentales sobre dinero y su valor,
significación posterior para nosotros, considerándolos solamente en ea "Das Sozialprodukt und dic Rcclicnpfcningc" e n la revista Arch're ftir
tanto que sean necesarios para lo que siga. Abandonaremos, en con- Sazialivisscnschaft, t. 4 4 (1918). E l concepto de dinero empleado ahí es
secuencia, los problemas que no habrán de surgir de nuevo en esta totalmente diferente.
obra, como el del bimetalismo o el del valor internacional del d i - 4 1
Schriften des Vereint für Sozialpolitik, resúmenes de la sesión de 1909.
Sobre esto véase Mises, Teoría del dinero y el crédito, y anteriormente
nero. Y reemplazaremos sin escrúpulo las teorías cuyos méritos
W c i s s , " D i c M o d c n i c T e n d c n z in d e r l.elirc v o m Geldwert" en la revista
/.citschrift ftir Volksuimchaft, SoJalpolitik tntd Vcrxvaltutt^ (1910). Pode-
4 4
Q u i e r o decir: cada individuo valora de manera diferente aun los bie- n '>s referirnos también a la o b r a mencionada d e l profesor Mises, para el
nes propios cpic cambian también otros individuos, a consecuencia de las d i - caso (juc el lector suponga que nuestro r a z o n a m i e n t o es circular. Aunque
ferencias de pistos y de la situación e c o n ó m i c a total. Pero los individuo! n o l o es, el autor desea manifestar que n o considera satisfactorio actualmente
cambian también bienes diferentes.
esta forma de introducir el elemento d i n e r o , aun e n los límites d e l presente
« Véase Wcsen, lib. n.
capítulo.
oí) DESENVOLVIMIENTO ECONÓMICO L A CORRIENTE CIRCULAR

-dos usos diferentes, no puede deducirse que sea uno de clLs'fcraffl un precio en dinero en cada momento. Todos los individuos calcu-
determine dicho precio, limitándose el otro a plegarse a • us i n j f l j H lan con estos precios, y tienen aquí un punto de contacto. Pero
ciones. Es claro, por el contrario, que ambos empleos c o n s t i t u y a solamente en forma superficial, pues los precios tienen una sig-
conjuntamente la escala de valoración del bien, y que su preció; nificación discinta para cada cual, a pesar de ser iguales para
sería m u y diferente si una de esas utilizaciones dejara de existir. E l todos; significan para cada uno límites distintos a la adquisición
dinero mercancía se halla en esta posición: sirve dos empleos d i f e | de bienes.
rentes, y su valor no es nunca explicable por la sola utilización para; ¿Cómo se forma entonces esc valor personal de cambio del di-
las artes, a pesar de que sus utilidades marginales y precios seatf nero? Enlazaremos ahora la teoría del dinero c o n lo que dijimos
equivalentes para los dos usos, si puede moverse libremente de uno anteriormente sobre la corriente del proceso económico. Vemos
al otro. Esto se hace especialmente claro si suponemos que toda Ja] inmediatamente que según nuestra concepción, el valor de cambio
existencia de oro fuera amonedada, cosa indudablemente posible,! personal debe volver a los bienes de producción. Dijimos que los
E l dinero tendría en tal caso un valor y un precio, pero la explica- bienes de producción son partidas transitorias y que no representan
ción precedente quedaría destruida. L a suspensión de la acuñación; una formación independiente de valor en una economía de cambio.
de un lado, y la prohibición de fundir las monedas del otro, ofre-* Dijimos también que no marcha en ningún momento hacia los que
cen ejemplos característicos de la experiencia sobre el carácter in- los poseen una corriente de "ingresos". N o hay, por tanto, opor-
dependiente del valor del dinero. tunidad para la construcción de un valor de cambio personal c in-
E l valor del dinero como dinero, puede separarse por entero, dependiente del tunero. En los cálculos en dinero del hombre de
desde el punto de vista teórico, de su valor como materia. Este.: negocios, lo mismo que en el proceso económico, los medios tic pro-
último es indudablemente el origen histórico del primero. Pero, ducción producidos son, bajo nuestros supuestos, partidas transito-
en principio, podemos desdeñar el valor del material al explicar ca- rias. Estos individuos no estimarán el dinero de acuerdo con su
sos concretos del valor del dinero, lo mismo que podemos desdeñar, valor de cambio personal, dado que no se obtienen por él bienes
la aportación de las fuentes de un río, a su caudal, en su parte para el consumo propio, sino que lo hacen circular. De ello dedu-
inferior. Podemos suponer que los individuos reciben una porción cimos que no será posible buscar aquí la determinación del valor
de unidades de algún medio de cambio sin valor de uso, distribuido de cambio personal del dinero; por el contrario, puede afirmarse
en proporción a su posesión de bienes, o mejor, a esta última ex-, que el valor de cambio que se refleja en estas operaciones debe
presada en precios; unidades de medio de cambio por las cuales originarse en algún punto. Sólo permanece, por tanto, la corriente
deben cambiarse todos los bienes en cada período económico. liste • primaria de bienes, solamente el cambio entre los servicios de la
medio se valorará simplemente por su carácter tic medio de cam- tierra v trabajo, de un Lulo, y los bienes de consumo, de otro. La
bio. Su valor no puede ser otro, por hipótesis, que de c a m b i o . I 48
existencia total de dinero se valora solamente de acuerdo con los
Todo individuo valorará, por tanto, su dinero en forma diferente, I valores de los bienes de consumo que pueden obtenerse c a í dinero.
como señalábamos antes respecto a los bienes producidos para el? E l punto fundamental es, por tanto, el cambio tic bis ingresos no-
mercado, y de acuerdo con el valor de los bienes que pueda recibir minales por los ingresos reales, que es precisamente el punto del
a cambio de 61. T o d o individuo —repetimos— valorará su dinero proceso económico en el cual se forma el valor personal de cam-
en forma diferente, y aun si cada uno expresara en tunero sus es-¡ bio \-, como consecuencia, el precio del dinero. E l resultado pue-
titilaciones de valor de otros bienes, tendrían estas estimaciones de exponerse ahora en forma sencilla: el valor de cambio del di-
significación diferente, de individuo a individuo, a pesar de su cqui- nero para cada cual, depende del valor de uso tic los bienes de
valencia numérica. V e r d a d es que en el mercado cada bien sólo !
consumo que se pueden obtener con los ingresos. L a demanda to-
tendrá un precio en dinero, y en el mercado no podrá haber s i n o ; tal efectiva medida en términos de bienes en un periodo, sirve
como escala de valores para las unidades de ingreso disponibles en
l s
E l dinero será estimado por sos funciones de cambio. V esto es indu- I este proceso económico, (anuo consecuencia, existe parí cada in-
dablemente análogo a la función de medio de p r o d u c c i ó n . Si se concibe el I dividuo —bajo condiciones dadas-r- una escala de valoraciones de-
dinero simplemente como benc istrumentaU, como hacen muchos italianos,
terminada inequívocamente, v una utilidad marginad definida de
podrá apreciarse con más claridad la cuestión.
62 D E S E N A O L W M I É N T Ó 2CX)NÓM!CO

su existencia de diñen).' La míijnitud absoluta de esta existencia "


0 I p u ^ c a d a individuo valora sus ingresos cn dinero según los bie-
de dinero en un sistema económico, carece de importancia. E n É nes que pueda realmente a d q u i r i r ' c o n él, y no de acuerdo a los-
principio puede afirmarse que u n tota] más reducido consigue los bienes cn general, Cuando habla del valor del dinero/flotan con más
mismos resultados que uno mayor. Si suponemos constante la c a n - i o menos claridad ante sus ojos los bienes que compra de ordinario.
tidad existente de dinero, existirá la misma demanda por él, un año Si clases completas de compradores cambiaran súbitamente el em-
con otro, y se establecerá el mismo valor del dinero para cada i n - pleo de sus ingresos, cambiaría también el precio del dinero y su
dividuo. E l dincfo se distribuye en tal forma en el sistema econó- valor personal de cambio. Pero eso no sucede normalmente, sino
mico, que aparece un precio uniforme para él. Este es el caso en que se suele pensar cn un plan general de gastos como el mejor, y
el cual se venden todos los bienes de consumo, y se pagan todos no se cambia con demasiada facilidad. Y esc es el motivo por el
los servicios de la tierra y del trabajo. El cambio entre los servi- cual cada uno puede contar de antemano con un valor y precio
cios de la tierra v del trabajo, de un lado, y los bienes de consumo, constante del dinero, precisando solamente ajusfarlos gradualmente
de otro, se divide en dos partes: el cambio de los servicios de la a las condiciones modificadas. E n consecuencia, podremos decir'
tierra y el trabajo por dinero, y el de los bienes de consumo tam- también del dinero lo que antes dijimos respecto a rodos los demás
bién p o r dinero. Dado que el valor y los precios del dinero debe bienes, es decir, que existe cn alguna parte del sistema económico
ser igual, de u n lado, a los valores y precios de los bienes de con- una demanda del poder de compra existente, una oferta de bienes
..umo, y de otro a los valores y precios de los servicios de la tierra por él, y que la gran masa de dinero, lo mismo que la de medios
y trabajo, es claro que las líneas esenciales de nuestra represen- jf
80 de producción y de consumo, corre a L larga por los mismos ca-
tación no se alteran por la inserción de los eslabones intermedios, y ' f nales. También podemos afirmar que no alteramos nada esencial
que el dinero sólo actúa como instrumento técnico, sin añadir nada v imaginando que cada moneda se mueve exactamente por la misma
nuevo a los fenómenos. Podremos decir, para emplear una expre- ruta cn cada período económico. Ivsta relación entre los ingresos
sión conocida, que el dinero representa el manto de las cosas eco-, reales v los nominales, o medidos cn dinero, determina también los
nomicas, y que no se elimina nada esencial haciendo abstracción *. cambios cn el valor del dinero.* 3

de él. o Hemos considerado basta ahora al dinero únicamente como me-


A primera vista el dinero aparece como un pedido general de-ff dio circulante. Hemos tenido ante nosotros sólo la determinación
diferentes cantidades de bienes"' o, como se denomina con frecuen-
1 del valor de esas cantidades tic dinero que se emplean efectivamen-
cia, como "poder de compra general". T o d o individuo considera ¿ te en forma periódica para llevar a cabo el movimiento de la masa
en primer lugar al dinero como medio de obtener bienes en gene- de mercancías. Existen, c o m o es natural, y por razones obvias en
ral; si vende sus servicios tic tierra o trabajo, no los vende contradi todo el sistema económico, cantidades de dinero inactivas, y aún
bienes definidos, sino contra bienes en general. Pero si considera-1 no hemos explicado la determinación de su valor, pues hasta este
mos la cosa con mayor atención, adopta ésta un aspecto difcrenté|8 momento no se ha explicado ningún empleo del dinero que precise
una acumulación por encima de la medida que permita al individuo
** C < m
técnica dada del c a m b i o en el m e r c a d o v hábitos determinados
i m ; 1
paoar sus compras usuales. Volveremos más tarde sobre este punto.
de pago. Véase p o r ello, Al.irshall, Moncy, Crcdit and COWIIKTCC, o
I., o b r a de
No penetraremos más allá en su análisis por el momento, conten-
k c y n c s , / ract un Monctary Rcfomi, y también S c h l c s i n g e r , Ibcoric der M,
(¡cid- tmd Krcditoiirtschaft. tándonos sólo con haber explicado la circulación y la determina-
.! M
C o n s i d e r a m o s aquí — r e p i t o - para n i a v o r c l a r i d a d , u n sistema econó- ción del valor de aquellas cantidades de dinero que corresponden
n u c o aislado, d a d o q u e la inclusión de relaciones internacionales c o m p l i c a r í a ? ! a las transacciones fundamentales de cambio que hemos descrito.
la cuestión, sin c o n t r i b u i r nada esencial. S í m i l a r m e n t e consideramos u n sis- :> J En cualquier caso, n o es preciso mantener existencias importantes
tema e c o n ó m i c o en el cual c a l c u l a n los i n d i v i d u o s en d i n e r o , v en f o r m a p c r - " 1
tecta, estantío c o n e x i o n a d o s m u t u a m e n t e .
de dinero para otros propósitos, en la corriente circular normal en
que aquí pensamos.
Esta c o n c e p c i ó n puede encontrarse va en l i e i k e l e v . N o se p e r a : . , n u n -
ca, habiéndola puesto de , U I C V „ c n c ¡ r c u | a c i o n | s vi i 11. I n la literatura Hemos despreciado también o t r o elemento. I I poder de c o m -
c o n t e m p o r á n e a alemana, puede encontrarse especialmente en H c n d i u n . N o
se liana en contradice..',!!, c o n la teoría de la c a n t i d a d , ni c o n la .leí u . M o de U, pra se emplea, no sólo para realizar el cambio de los bienes de
p r o d u c c i ó n , m con la del " b a l a n c e " . M
Véase Wiescr, loe. ci¡.
LA. C O R R I E N T E ORCÚmR

feccióh el papel de dinero, valorándose por los individuos, por esc ;


.consumo contra los servicios de la tierra y'trabajo, sino tai motivo, exactamente lo mismo que el dinero metálico, y cambiaría
para transferir la propiedad de los agentes naturales, y tambié de mano a los mismos "precios" expresados en mercancías. Esto es
transfiere el propio poder adquisitivo. Podríamos tomar en cuenta absolutamente cierto aun si no hubiera redención a metálico, sino
todos estos elementos sin grandes dificultades, pero tienen una sig- simplemente una serie de derechos a medio legal de pago, anulados
nificación esencialmente distinta de los que analizamos dentro del reciproc imcnte. Habrá, por tanto, una demanda de aquél medio de
.marco de la discusión presente. Sólo podemos señalar que cn>Jjt cambio, que será contrapesada por una oferta equivalente, bajo
proceso económico continuamente renovado que hemos dcscritpj nuestros supuestos. Pero como nemos visto, que el precio de la
habría poco lugar para estas cosas, pues las transferencias de podra unidad de dinero metálico no hace sino, reflejar el precio de los
adquisitivo como tales no son elementos necesarios en ese proceso, bienes de consumo y , por lo tanto, de los de producción, se sigue
| que corre como si fuera p o r propia iniciativa, haciendo innecesarias que el freno de nuestras letras de cambio hipotéticas reflejarán lo
las operaciones crediticias. Apuntamos y a anteriormente que no mismo. E n consecuencia, se negociarán por la totalidad de su va-
-se hacían anticipos a los terratenientes y obreros, comprándoseles lor nominal, o, con otras palabras, estarán siempre a la par, pues
solamente los medios de producción. Esto no se altera por la in- no existe ningún motivo que autorice u n descuento. Este argumen-
tervención del dinero, y es tan innecesario un pago adelantado crí to nos mi stra en una forma más práctica que uno anterior, que
dinero como un adelanto de bienes de consumo o de medios de en un sistema económico basado en nuestros supuestos, no exis-
producción. Indudablemente no precisamos excluir el caso en el cual tiría el interés y que, por lo tanto, el fenómeno del interés ño se
los individuos obtienen prestado, poder de compra, transfiriéndoles explica por la lógica de las cosas económicas, tal como ha sido des-
a cambio una parte de sus poderes productivos originarios, como
tierra. T a l es el caso de prestamos para consumo, totalmente des- i crita aquí.
Pero aparte de eso no existe motivo para que nos ocupemos con.
provisto de inferes a los efectos de nuestra exposición. Ocurre lo
mayor detalle en este lugar de los instrumentos crediticios de pago.
mismo — c o m o veremos más tarde— con las transferencias de tie-
Si se limitan a reemplazar algún dinero metálico y a existente, su
rra y trabajo en general, y podremos decir, por tanto, que el dinero
uso no producirá por sí mismo ningún fenómeno nuevo. Si una
no tiene otro papel en la corriente circular que facilitar la circula-
operación concreta de cambio se liquida a la larga por tales instru-
ción de las mercancías.
mentos de crédito, éstos juegan el mismo papel que jugaría una
Por una razón parecida hemos desdeñado los instrumentos de, cantidad equivalente de dinero metálico, y no habría por el mo-
crédito. Es indudable que no sólo una parte, sino la totalidad del mento un incentivo para introducir el crédito en la corriente c i r c u -
proceso del cambio puede ser resuello p o r tales medios crediticios] lar que debiéramos examinar. Por esta misma razón, pero también
Y no deja de tener interés suponer que en vez de haber circulación porque el elemento crédito se hará importantísimo para nosotros, y
metálica, sólo circulan letras de cambio. Por ejemplo, nos mostrftj porque deseamos contrastarlo agudamente c o n las funciones del
ría que la afirmación sobre la necesidad originaria de que el dinero -
dinero descritas aquí, supondremos que nuestra circulación se c o m -
tuviera un valor intrínseco no significa que deba circular esa mer- pone por el momento sólo de dinero metálico, es más, de oro, 63

cancía particular. Pues para conectar el dinero con los demás bienes,
es suficiente que esté relacionado con algo de valor definido. Por 5 3
La cantidad ele " d i n e r o m e t á l i c o " en tal sistema e c o n ó m i c o corresponde
tanto, podríamos llevar adelante el proceso económico sin la inter- no solamente a u n nivel de precios definido, sino también a una velocidad
vención de dinero metálico. Quien quiera que abastezca servicios de c i r c u l a c i ó n d a d a . S i se abonaran todos los ingresos anualmente, se reque-
de la tierra y del trabajo recibiría una letra por una cantidad de- riría i n d u d a b l e m e n t e una cantidad m a y o r de dinero, o serían inferiores los
terminada de unidades monetarias, comprando posteriormente con precios que si se abonaran s c m a n a l m c n t c . S u p o n e m o s q u e la velocidad de
circulación es constante, d a d o q u e estamos d e a c u e r d o c o n Wiescr cuando
ella bienes de consumo, para volver a recibir en el período siguiente
dice (loe. cit. p p . 522 tí.) q u e los cambios e n la velocidad de circulación, lo
— s i aceptamos nuestro concepto de la identidad de rutas recorri- mismo que en la c a n t i d a d de medios c r e d i t i c i o s de pago, no son causas inde-
das periódicamente por el d i n e r o — la misma cantidad de unidades e | pendientes de los c a m b i o s en el n i v e l de p r e c i o s , dado que se inducen de los
forma de otra letra de cambio. Suponiendo un funcionamiento re- m o v i m i e n t o s de mercaderías. Desde n u e s t r o punto de vista sería preferible
decir " e n la m e d i d a en q u e " se i n d u c e n en lugar de "dado que . Véase
gular y aceptación general, este medio de cambio llenaría a la per-
D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO •fWf^P^ CORRIENTE CIRCULAR ¿j
para simplificar la argumentación. Con objeto de mantener ambos del sistema social de vator es el sistema de precios. Es una unidad
elementos separados, sólo entenderemos por dinero el metálico. E m * en el mismo sentido. Pues los precios no expresan, seguramente, m ¡ |
cluinios dicho concepto, conjuntamente con tales instrumentos de especie de estimación del valor social de un bien. N o son, en ver-
crédito que no reemplazan simplemente cantidades previamente exis-; dad, la expresión inmediata de un valor definido, sino solamente
tcntcs de dinero, en el concepto de medio de pago. E l problema el resultado de procesos que operan bajo la presión de muchas va-
sobre si los "medios crediticios de pago" son dinero, se tratará má? loraciones individuales.
adelante. *8

Existe, en consecuencia, una corriente de dinero correspond iert-;


te a la de bienes, que es opuesta a ella, y cuyos movimientos -A)ajó
el supuesto de que no aumente la cantidad de oro, ni se realicen
movimientos unilaterales— reflejan sólo el movimiento de los bie-
nes. Con esto hemos cerrado la descripción de la corriente cir-
cular. Para una economía de cambio en conjunto existe la misma
continuidad y, bajo los mismos supuestos, la misma invariabilidad
que para una economía natural en la cual no se realizan transacción
nes de cambio; continuidad y constancia no solamente de los pro¿
cesos, sino también de valores. Sería en realidad una mala inter-
pretación de los hechos hablar de valoraciones sociales. Pues las
valoraciones psíquicas deben vivir en una conciencia y ser, por tan-
to, individuales, sí es que la palabra ha de mantener algún signifi-
cado. Los valores de que nos debemos ocupar aquí no tienen sig-
nificado con referencia al punto de vista del sistema económico en
conjunto, sino solamente al del individuo. E l hecho social, aquí
como en todas las valoraciones, se halla en la circunstancia de que
los valores individuales están íntimamente relacionados, no siendo
recíprocamente independientes. La totalidad de las relaciones econó-
micas constituye el sistema económico, lo mismo que la totalidad
de las relaciones sociales constituye la sociedad. Si no puede ha-
blarse de valores sociales, existe, sin embargo, un sistema social de
valores, un sistema de valores individuales. Estos valores se hallan
relacionados mutuamente lo mismo que los valores en la economía
del individuo. Operan recíprocamente a través de la relación de
cambio, de forma que influencian y están influenciados por todos
los valores de todos los demás individuos. En este sistema social
68

de valor se reflejan todas las condiciones de vida en un país, expre-


sándose en él en particular todas las "combinaciones". E l sedimento

también Aupctit, Tbéoric de la tnonnaie; Del V c c c h i o , " T e o r í a dclla mo-


ncta", en la revista Giornale dc%li Econmnisú (1909).
«« Véaso sobre el concepto de "poder adquisitivo", entre otros, Daven-
port, Value and Distribution,
M
Existe una interdependencia general entre ellos. Véase Wescn, lib. n,
para una d o c u m e n t a c i ó n mis detallada sobre esta cuestión.
Í J J i N Ó M E N O FUNDAMENTAL 69

de misticism . científico y anticientífico que hoy rodea las ideas


CAPÍTULO II evolucionistas . Muchos hemos perdido la paciencia con todas las
generalizaciones superficiales en que juega un papel la palabra "evo-
EL FENÓMENO FUNDAMENTAL
Debemos abandonar tales cosas, siguiendo en pie en ese. casó dos
DEL DESENVOLVIMIENTO ECONÓMICO
hechos: primero el del cambio histórico, por el cual las condiciones
sociales se transforman en "individuos" históricos, en el tiempo
I
histórico. Estos cambios no constituyen un proceso circular, ni
E L PROCESO social que racionaliza nuestra vida y pensamiento, nos
1
movimientos de péndulo alrededor de un centro. E l concepto de
ha alejado del tratamiento metafísico del desenvolvimiento social, desenvolvimiento social se define por estas dos circunstancias, con- v

mostrándonos la posibilidad de un tratamiento empírico; pero ha juntamente con otro hecho: que cuando no logramos explicar ade-
hecho su trabajo en forma tan imperfecta que deberemos ser cuida- cuadamente un estado histórico de cosas, partiendo del precedente,
dosos al ocuparnos del propio fenómeno, más aún del concepto que reconocemos la existencia de un problema no solucionado, pero no
lo comprende y mucho mas al vérnoslas con la palabra que designa insolublc. Y esto es válido en primer lugar para el caso inaividual.
el concepto, cuyas asociaciones pueden inducirnos a c or en toda, Por ejemplo, comprendemos la historia política interna de Alema-
clase de direcciones. Toda búsqueda de un "sentido" de la historia nia en 1919, como uno de los efectos de la guerra precedente. Pero
va ligada estrechamente con la concepción metafísica previa — y también es válido el principio para problemas más generales. '
más precisamente con las ideas que nacen de las raíces metafísicas L a evolución económica era hasta ahora solamente objeto de
y se transforman en sus conceptos, si (dejando de lado lagunas in- estudio de la historia económica, que a su vez no es sino una parte
salvables) queremos obligarlas a realizar el trabajo de la ciencia de la historia universal, separada sólo de la restante c o n fines de
e m p í r i c a — a pesar de no ser en sí un preconcepto metafísico. Lo exposición. Pero no puede explicarse la transformación económica
mismo puede decirse del postulado de que una nación, una civiliza- solamente por las condiciones económicas anteriores, a causa de
ción, o la totalidad de la humanidad debe mostrar un desarrollo la dependencia fundamental en que se encuentran los aspectos eco-
lineal, como supuso un espíritu tan poco abstracto como el de nómicos de las cosas respecto de todos los demás. Pues la situación
Roscher y también los innumerables filósofos y teóricos de la his- económica de un pueblo no es solamente un resultado de las c o n -
toria, en la línea brillante que corre desde V i c o a Lamprccht. Po- diciones económicas precedentes, sino de la situación anterior to-
demos incluir también aquí todos los pensamientos evolucionistas mada en su totalidad. Se menosprecian demasiado las dificultades
que tienen su punto de partida en las teorías de Darvvin — a l menos expósito ras y analíticas — p o r lo menos en la práctica, si no en el
si esto no significa otra cosa que razonamiento por analogía— y el p r i n c i p i o — p o r los hechos que constituyen la base de la interpreta-
prejuicio psicológico que consiste en ver en los motivos y actos de ción económica de la historia; sin necesidad de adoptar una posición
voluntad algo más que un reflejo del proceso social. Pero la idea favorable o contraria a dicho punto de vista, podemos afirmai que
evolucionista se encuentra h o y desacreditada en nuestro campo, es- el mundo económico es relativamente independiente por abarcar
pecialmente en lo que respecta a los historiadores y etnólogos, y una parte tan considerable de la vida de una nación, conformando
esto por otra razón. Se añade la acusación de diletantismo al cargo o condicionando en gran medida la restante; p o r eso escribir histo-
ria económica aisladamente, es distinto de escribir — d i g a m o s — la
historia militar. Debemos añadir a esto aún otro hecho que facilita
1
Esto se usa aquí en el sentido de Max Webcr. Como veri el lector, los
términos "racional' y " e m p í r i c o ' significan aquí cosas relacionadas, si no es
1
la descripción separada de cualquiera de las divisiones del proceso
que idénticas. Son igualmente distintos de y opuestos a lo ''metafísico , que social. T o d o sector de la vida social está habitado por un grupo
implica ir más allá del alcance de la " r a z ó n " y de los "hechos", esto es, mas de gente determinada y característica. Los elementos heterónomos
alia del reino de la ciencia. Muchos tratadistas han adoptado el hábito de no afectan al proceso social en cualquiera de tales sectores en f o r -
denominar "racional" a lo que nosotros consideraríamos como "metafísico .
ma directa, como lo hace una bomba que al explotar "afecta" a
Por eso hacemos esta advertencia.
68
todas las cosas que existen en el lugar en que lo hace, sino solamcn-
70
D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO

te a través de los datos y la conducta de los,hibitant.es de tales N o nos ocupamos aquí de la teoría del desenvolvimiento en
sectores; y aun en el caso de que ocurra un acontecimiento comó'g éste sentido. N o se indicarán factores históricos evolutivos —bien
el sugerido por la metáfora de la bomba que hace explosión, sólo sean hechos individuales, como la afluencia de la producción ame-
ocurren los efectos según el manto particular con que los vistánj ricana de oro a Europa en el siglo xvi, ni circunstancias "más ge-j
aquellos primariamente interesados. Por lo tanto, así como podemos ncrales", como cambios en la mentalidad del hombre económico, en
afirmar que la descripción de los efectos de la Contrarreforma so£| el área del mundo civilizado, en la organización social, en las -ons-,
bre la pintura italiana y española siempre será historia del arte, po^t exhibe la siguiente linca del pensamiento que le valió la calificación de "pe-
demos afirmar también que la descripción del proceso económico^ simista"! el "pronóstico hipotético" que como consecuencia del crecimiento
sigue siendo historia económica, a pesar de que la verdadera causa-J progresivo de la población, conjuntamente con el agotamiento progresivo de
ción sea extraeconómica en su mayor parte. la fertilidad del suelo (que según dicho autor no puede ser interrumpido
sino temporalmente por las mejoras en la producción) se llegaría t una po-
E l sector económico está abierto también a una variedad infi«|
sición de estancamiento que debe distinguirse tajantemente de la posición
nita de puntos de vista y modos de ser abordados, que pueden ser j momentánea de descanso del equilibrio de la teoría moderna, en que la si-
clasificados según la amplitud de su campo, o según el grado dt¿ tuación económica se caracterizaría por una hipertrofia de la renta; todo esto
generalización que impliquen. De una exposición de la naturaleza es totalmente diferente de lo que se entiende mis arriba por la teoría del
de la vida económica del monasterio del bajo Altai en el siglo xm, desenvolvimiento, y mucho mis aún de lo que entenderemos por tal en este
libro. Mili desarrolló el mismo punto en forma más cuidadosa, distribu JO-
a la exposición de Sombart sobre el desenvolvimiento de la vida
do asimismo en forma diferente el color y el tono. Sin embargo, su libro rv,
económica en la Europa occidental, corre un hilo continuo y lógi-;? Influencia del progreso de la sociedad sobre la producción y distribución,
camente uniforme. Una exposición del estilo de la de Sombart es-' es en esencia lo mismo. El propio título expresa hasta q u é punto se consi-
teoría, más aún, es teoría del desenvolvimiento económico en el dera el "progreso" como algo de naturaleza no e c o n ó m i c a , algo enraizado en
sentido que le queremos dar por el momento. Pero no es teoría los datos, que solamente "ejerce una influencia" en la producción y distri-
bución. Su tratamiento de las mejoras en "el arte de la producción", es esen-
económica en el sentido en que lo es el contenido del primer capí-
cialmente " e s t á t i c o " . Dichas mejoras, según esta opinión tradicional, son c o -
tulo de este libro, que es precisamente lo que se ha entendido por sas que ocurren simplemente, y cuyos efectos hemos de investigar, sin
"teoría económica" desde los tiempos de Ricardo. Ls cierto que la ocuparnos del hecho en sí. Con esto lo que se silencia es el tema de estudio
teoría económica en el último sentido juega un papel importante' de esta obra, o mejor dicho, su piedra angular. J. B. Clark (F.ssentials of
en una teoría del estilo de la de Sombart, pero un papel totalmente Econmnic Thcory) cuvo mérito fue la distinción entre estática y dinámica
hecha en forma consciente, vio los elementos dinámicos como factores per-
subordinado, a saber: ofrecer el aparato analítico a la línea del pen-
turbadores del equilibrio estático, f'.sta es también nuestra opinión, y también
samiento para los casos en que la conexión de los hechos históricos es fundamental desde nuestro punto de vista la investigación de los efectos
sea suficientemente complicada para precisar métodos de interpre-; de esta perturbación V el nuevo equilibrio obtenido. Pero mientras Clark se
tación que vayan más allá del poder analítico del hombre medio.' confina a lo dicho, viendo en ello —lo mismo que M i l i — el significado de
La teoría económica en su sentido tradicional, no añade casi nada, la dinámica, nosotros expondremos primero una teoría de dichas causas
de perturbación, en la medida en que signifiquen para nuestra posición algo
sin embargo, cuando se trate de hacer inteligible el desenvolvimiento
más que meras ix-rturbacioncs en que nos parezca que de su aparición de-
o sus resultados históricos, o de conseguir los elementos que carac- penden ciertos fenómenos económicos esenciales. Dos de las causas de per-
tericen una situación o determinen un problema. 2
turbación mencionadas |*>r aquél economista americano (aumento de capital
y de p o b l a c i ó n ) , son lo mismo para él que para nosotros simples causas de
2
Sin embargo, si los economistas se han ocupado siempre de este tema, perturbación, iwir importantes que sean como "factores de cambio" para otra
es por no haberse limitado a la teoría económica, estudiando —por lo gene-' clase de problemas que acabamos de indicar en el texto. L o mismo puede
ral superficialmente— sociología histórica, o haciendo supuestos sobre el fu- decirse de u n tercer problema (cambios en los gustos de los consumidores)
turo e c o n ó m i c o . L a división del trabajo, el origen de la propiedad privada que también se tratara mis tarde. Pero los otros dos (alteraciones en la t é c -
de la tierra, el creciente control sobre la naturaleza, la libertad e c o n ó m i c a y nica y en la organización productiva) requieren análisis especial y evocan
la seguridad legal, he ahí los elementos constitutivos más importantes de la algo distinto de lis perturbaciones en sentido teórico. E l no reconocimiento
"sociología e c o n ó m i c a " de A d a m Smith. Se relacionan claramente con el de este hecho es la ra/ón singular más importante por la cual nos parece
marco social del curso e c o n ó m i c o de los hechos, y no a una espontaneidad poco satisfactoria la teoría económica. D e esta fuente aparentemente tan
inmanente de dicho curso. Puede también considerarse así a la teoría del insignificante procede —como veremos más adelante— una nueva concep-
desenvolvimiento de Ricardo (por ejemplo, en el sentido de Biichcr) que ción del proceso e c o n ó m i c o que resuelve una serie de dificultades íundamen-
72 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONOMICO EL FENÓMENO FUNDAMENTAL 7i

tclacioncs políticas, en la técnica productiva, etc.— ni se describí- nuestra investigación es precisamente esos cambios o transforma-
rán sus efectos para casos individuales ni grupos de casos.* Por el ciones' y los fenómenos que aparezcan" como consecuencia de ellos.
contrario, se mejorara la teoría económica para sus propios propó- Pero no preguntamos, ¿qué cambios de esta naturaleza han hecho
sitos, construyendo sobre ella; construyendo sobre la teoría cuya del sistema económico moderno lo que es en la actualidad? ni tam-
naturaleza fue suficientemente expuesta en el primer capítulo. Aun poco, ¿cuáles son las condiciones de tales cambios? Solamente pre-
si tal cosa permitiera también a esta teoría colaborar mejor que í guntamos, y en el mismo sentido en que lo hace siempre la teoría:
hasta ahora con la otra clase de teoría del desenvolvimiento, queda- ¡ ¿cómo tienen lugar tales modificaciones y qué fenómenos econó-
ría aún el hecho de que ambos métodos se hallan en planos dife-1 micos originan? ¿
rentes. La misma cosa puede plantearse en forma diferente. La teoría
Nuestro problema es como sigue. La teoría del primer capítulo^ del primer capítulo describe la vida económica desde el punto
describe la vida económica desde el punto de vista de una "c'6§ de vista de la tendencia del sistema económico hacia una posición de
}

rricnte circular", pasando por canales que son en esencia los mismos equilibrio, tendencia que nos ofrece medios para determinar los
precios y cantidades de bienes, y que puede ser descrita como una
uno y otro año — s i m i l a r a la circulación tic la sangre en un orga-
adaptación a los datos existentes en el momento. En contraste con
nismo animal—. A h o r a bien, la corriente circular y sus canales se
las condiciones de la corriente circular, esto no significa en -í que
alteran en el tiempo, y abandonamos, por tanto, la analogía con
ocurra " l o m i s m o " u n año tras otro; pues solamente supone que con-
la circulación de la sangre. Pues aunque la última cambia también
cebimos los varios procesos del sistema económico como fe lóme-
en el curso del crecimiento y decadencia del organismo, lo hace-
nos parciales de la tendencia hacia una posición de equilibrio, perd
continuamente, esto es, por pasos que sólo pueden suponerse más
no hacia la misma necesariamente. La posición de un estado ideal
pequeños que cualquier cantidad mcdiblc, y siempre dentro del
de equilibrio en el sistema económico, nunca alcanzado, a pesar de
mismo marco. L a vida económica experimenta también tales cam-
la lucha constante p o r obtenerla (naturalmente en forma incons-
bios, pero experimenta asimismo otros que no aparecen continua-
ciente), se altera a causa de la alteración de los datos. Y la teoría
mente y que alteran el marco, el propio curso tradicional. N o pue-
carece de armas frente a esta última. Está construida en forma que
den ser comprendidos por el análisis de la corriente circular a pesar
pueda hacer frente a las consecuencias de tales cambios; dispone de
de ser puramente económicos, y a pesar de encontrarse su cxpli-
instrumentos especiales para esc objeto (por ejemplo, del instru-
\ cación entre las tarcas de la teoría pura. A h o r a bien, el objeto de mento denominado cuasi-rcnta). S i las modificaciones ocurren en
los datos no sociales (condiciones naturales) o en datos sociales no
tales y justifica el nuevo tratamiento del problema. Esta forma de plantearlo económicos (aquí entran los efectos de la guerra, y los cambios
es parecida a la de Carlos Marx. Pues según sus ideas, existe un desenvolvi-
en la política comercial, social o económica) o en los gustos de los
miento e c o n ó m i c o interno y no simplemente la adaptación de la vida e c o n ó -
mica a datos cambiantes. Pero mi estructura cubre solamente una pequeña consumidores, no parece requerirse una transformación total de
parte de su campo. los instrumentos de investigación económica. "Estos instrumentos
3
Por tanto, una de las incomprensiones más desagradables que surgió de fallan solamente —y podemos agregar este argumento al preceden-
la primera edición de este libro fue que esta teoría del desenvolvimiento te— cuando la propia vida económica altera por sí misma sus p r o -
desdeña todos los factores históricos excepto uno, que es la individualidad
pios datos por convulsiones. Los cambios continuos que pueden
de los empresarios. Si mi representación quisiera decir lo que afirma dicha
opinión, sería indudablemente descabellada. Pero no se ocupa de los factores I transformar con el tiempo, por pasos infinitamente pequeños, una
concretos del cambio sino de los m é t o d o s por los cuales actúan éstos, es • tienda sin importancia en u n gran almacén, caen bajo el análisis
decir, del mecanismo de cambio. E l "empresario" es simplemente el porta- "estático". Pero éste no puede predecir las consecuencias de alte-
dor de dicho mecanismo. Y no he tenido en cuenta solamente un factor
raciones discontinuas en la manera tradicional de realizar las cosas;
de los cambios históricos, sino ninguno. Y tenemos aún menos que ver con
los factores que explican las alteraciones de la organización económica, sus tampoco puede explicar el porqué de tales revoluciones producti-
costumbres, etc. Este es otro problema, y si bien existen puntos en los cuales vas, ni de los fenómenos que las acompañan. Sólo puede investigar
coinciden ambos métodos de tratamiento, significa el no mantenerlos apar- la nueva posición de equilibrio posteriormente a la realización de
tados la destrucción de los frutos de todos, si no se les permite crecer y des- -
las alteraciones. Y nuestro problema es precisamente la ocurrencia
arrollarse por sí mismos.
D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO EL FENÓMENO FUNDAMENTAL

de los caminos "revolucionarios", el problema del desenvolvimiento sin desenvolvimiento. Todo proceso de desenvolvimiento ciea las
económico en un sentido muy estrecho. La razón por la cual condiciones necesarias para el siguiente. Por tanto, se altera la for-
exponemos así el problema y abandonamos la teoría tradicional, nó ma del último, y las cosas resultarán distintas que si cada fase concre-
reside tanto en la consideración de que las alteraciones económicas ta de desenvolvimiento se hubiera visto obligada a crear sus propias
hayan ocurrido así, especialmente, si bien no únicamente, en el sis- condiciones. Si queremos, sin embargo, llegar a la raíz del asunto,

r
tema económico capitalista, sino en lo fructífero de tales altcra- no podemos incluir en 1 >s datos de nuestra explicación elementos
iones.4
de lo que haya de explicarse. Pero si hacemos tal cosa, crearemos
Por tanto, entendemos por "desenvolvimiento" solamente los una discrepancia aparente entre el hecho y la teoría, que puede re-
! cambios de la vida económica que no hayan sido impuestos a ella presentar una dificultad importante para el lector.
desde el exterior, sino que tengan un origen interno. Si resulta que Si he conseguido un éxito mayor que en la primera edición
no existen tales alteraciones procedentes de la esfera económica, y*| para concentrar la exposición sobre los aspectos esenciales, evitando
que el fenómeno que denominamos desenvolvimiento económico las comprensiones erróneas, no serán necesarias más explicaciones
está fundado en la práctica simplemente en el hecho de que los especiales de las palabras "estática" y "dinámica", con sus innume-
datos se alteran, adaptándose continuamente a ellos la economía, rables significados. El desenvolvimiento, en nuestro sentido, es un
afirm q
a r e r n o s
existe desenvolvimiento económico. Entende-
u c1 1 0
fenómeno característico, t almcnte extraño a lo que puede ser
remos por ello que este no es un fenómeno que pueda explicarse observado en la corriente circular, o en la tendencia al equilibrio.
económicamente, sino que la economía —que carece de dcscnvol- " r Es un cambio espontáneo y discontinuo en los cauces de la comen-
vimiento p r o p i o — está empujada por los cambios del mundo que te, alteraciones del equilibrio, que desplazan siempre el estado de
la rodea, y que las causas y, por tanto, la explicación del desenvol- equilibrio existente con anterioridad. Nuestra teoría del desenvol-
vimiento, deben buscarse fuera del grupo de hechos que describe vimiento no es sino el estudio de este fenómeno y los procesos que
la teoría económica. I le acompañan."
—- T a m p o c o sr llamará aquí proceso de desenvolvimiento al mero
crecimiento de la economía, reflejado por el de la población y la II
riqueza. Pues no representa fenómenos cualitativamente diferentes,
Estas alteraciones espontáneas y discontinuas en los cauces de la
sino solamente procesos de adaptación, de la misma clase que los
corriente circular, y estas perturbaciones del centro de equilibrio,
cambios de los datos naturales. Dado que deseamos dirigir nuestra
aparecen en la esfera de la vida industrial y comercial y no en la
atención a otros fenómenos, consideraremos tal crecimiento como
esfera de las necesidades de los consumidores de productos acaba-
cambio de los datos. 5

dos. Allí donde aparecen cambios espontáneos y discontinuos en


T o d o proceso concreto de desenvolvimiento reposa finalmente
sobre el desenvolvimiento precedente. Pero para ver claramente * E n la primera edición de este libro lo llamé "dinámica". Pero es pre-
la esencia de la cosa, debemos hacer abstracción de este hecho, con- ferible evitar aquí esta expresión que puede confundimos con facilidad por
lis asociaciones que se adscriben a sus varios significados; vale más decir
siderando que el desenvolvimiento se origina desde una posición
s:mplemcntc lo que deseamos: la vida económica cambia; cambia en parte
por los caminos en los datos a los cuales tiende a adaptarse. Pero ésta no es
* Los problemas del capital, del crédito, ganancia del empresario, interés ia única clase de cambio e c o n ó m i c o ; existe otro que no puede explicarse
del capital y crisis (o ciclos e c o n ó m i c o s ) son aquellos en los cuales se de- por la influencia de los datos extrínsecos, sino que surge dentro del sistema,
mostrará lo f r u c t í f e r o de tales alteraciones. Señalo, por ejemplo, para el'á y esta clase de cambio es la causa de fenómenos e c o n ó m i c o * tan importan-
teórico experto las dificultades que rodean al problema de los rendimientos tes que vale la jx-na construir una teoría e c o n ó m i c a especia! para ella, ais-
crecientes, la cuestión de los múltiples puntos de intersección entre las cur- lando este objeto de los demás factores de las modificaciones. E l autor pide
vas de la oferta y la demanda, y el elemento tiempo, que ni el propio ana- í q c c se le permita añadir otra definición más exacta que emplea frccucntc-
llsis de Marshall ha podido resolver. rr.cntc: lo que vamos a considerar es aquella clase de transformaciones que
" Hacemos esto |x>rquc estos cambios son pequeños anualmente y no surgen del propio sistema, que desplazan en tal forrna su pimto de eqwlilmo
significan, por tanto, dificultades pira la aplicación del m é t o d o estático. Sin que no puede alcanzarse el nuevo desde el antigtiu por alteraciones i'njini-
embargo, su existencia es a menudo una condición de desenvolvimiento, en tcrhnalcs. Agreguemos sucesivamente todas las diligencias que queramos, y
nuestro sentido. Pero a pesar de hacerlo posible, no lo crean por sí nusmas. J no formarán nunca un ferrocarril.
FENÓMENO FUNDAMENT/ 77
1
76 DÉSENV OLVlMDiNTp ECONÓMICO
Este concepto cubre los cinco casos siguientes: / ; La intro- I
los gustos' de los c onsumidores, el hombre de negocios debe hictó
duccióh de un nuevo bien —esto es, uno con el que no se hayan i
frente a un cambio repentino de los datos, y posiblemente se ttjm
familiarizado los consumidores— o de una nueva calidad de un '
por tanto, de una cuestión de motivo u oportunidad de adaptacio-
bien. 2) La introducción de un nuevo método de producción, esto '
nes de su conducta que no sean de carácter gradual, pero no de
es, de uno no probado por la experiencia en la rama de la manufac- j
un cambio en la propia conducta. Este caso no presenta, en COJK
tura de que se trate, que no precisa fundarse en un descubrimiento ;
secuencia, otros problemas que el de un cambio en los datos na?*
nuevo desde el punto de vista científico, y puede consistir simple- !
turales, n i requiere un método distinto de tratamiento, por lo cual
mente en una forma nueva de manejar comercialmente una mer-
desdeñaremos cualquier espontaneidad de las necesidades de los;
cancía. 3) La apertura de un nuevo mercado, esto es, un mercado
consumidores que pueda manifestarse, asumiendo los gustos corrió 1

en el cual no haya entrado la rama especial de la manufactura del


"dados". Esto se facilita p o r c í hecho de que es generalmente pe-
país de que se trate, a pesar de que existiera anteriormente dicho
queña la espontaneidad de las necesidades de los consumidores. J¿£^
mercado. 4) La conquista de una nueva fuente de aprovisionamiento
bemos partir, naturalmente, de la satisfacción de las necesidades,'
de materias primas o de bienes semimanufacturados, haya o no
dado que son la finalidad de toda producción, y la situación
existido anteriormente, como en los demás casos. 5) La creación
económica dada en cualquier momento debe ser entendida desde
de una nueva organización de cualquier industria, como la de una
este aspecto. Sin embargo, por lo general, las innovaciones enel
posición de monopolio ( p o r ejemplo, por la formación de un
sistema económico no tienen lugar de tal manera que las nuevas
trust) o bien la anulación de una posición de monopolio existente
necesidades surjan primero espontáneamente en los consumidores,
con anterioridad. —
adaptándose mas tarde el aparato productivo a su presión. No ne¿
Ahora bien, hay dos cosas esenciales para los fenómenos que
gamos la presencia de esc nexo. Pero, tpor lo general, es el pro-
acompañan a la creación de tales combinaciones, y para la c o m -
d u c t o r quien inicia el cambio económico, "educando incluso a Tos'
prensión de los problemas que supone. E n primer lugar, no es
consumidores si fuera necesario; les enseña a necesitar nuevas cósase
esencial que la nueva combinación se realice por las mismas perso-
o cosas que difieran en algún respecto de las y a existentes. / E n
nas que controlan el proceso productivo o comercial que debe
consecuencia, si bien es permisible y aun necesario que conside-
desplazarse por el nuevo —aunque pueda suceder—. P o r el c o n -
remos las necesidades de los consumidores como independientes,
trario, las nuevas combinaciones suelen tomar cuerpo en nuevas
más aún, c o m o la fuerza fundamental en la teoría de la corriente
empresas que generalmente no surgen de las antiguas, sino que
circular, debemos adoptar una actitud totalmente distinta en cuan-
comienzan a producir a su lado; para conservar el ejemplo y a esco-
to analicemos el cambio.
gido, puede afirmarse que no son los dueños de las diligencias quie-
Producir significa combinar materiales y fuerzas que se hallan nes construyen los ferrocarriles. Este hecho no solamente sitúa la
a nu<?s7rc71ílaiTicc"(victTsupra, capítulo i ) . P r o d u c i r otras c o s a s 7 « discontinuidad que caracteriza el proceso que queremos describir
T¡T?Tnismas"por "métodos distintos, significa combinar en forma di- bajo un ángulo especial, creando otra clase de discontinuidad ade-
ferente dichos materiales y fuerzas. E n tanto que pueda surgir la más de la mencionada más arriba, sino que también explica aspectos
"nueva combinación" de la anterior por el ajuste constante a pasos importantes del curso de los acontecimientos. Explica especialmente
pequeños, existe indudablemente cambio, y posiblemente crecimien- en la economía de competencia, en la cual las nuevas combinacio-
to, pero no podremos hablar de un fenómeno nuevo, ni de des- nes suponen la eliminación de las antiguas, de u n lado el proceso
envolvimiento en nuestro sentido. E n la medida en que no sea éste de la grandeza « decadencia económica y social de individuos y
el caso, y que las nuevas combinaciones aparezcan en forma dis- familias que es peculiar a esa forma de organización, así como una
continua, podremos afirmar encontrarnos ante los fenómenos que serie tic fenómenos del ciclo económico, del mecanismo de la for-
caracterizan al desenvolvimiento. E n consecuencia, solamente nos mación de fortunas privadas, etc. Las nuevas combinaciones co-
referiremos a este último caso cuando hablemos de nuevas com- existirán también a menudo al lado de las antiguas en una economía
binaciones de medios productivos, por razones de conveniencia no de cambio, como, por ejemplo, una economía socialista. Pero
expositona./ E l desenvolvimiento, en nuestro caso, se define por, las consecuencias económicas de este hecho estarán ausentes hasta
la puesta en práctica de nuevas combinaciones.
DESENVOLVIMIENTO ECONÓMICO EL FENÓMENO FUNDAMENTAL 79

cierto grado, y totalmente ausentes las consecuencias sociales. Y pura del desenvolvimiento que „c halla implicada en la doctrina tra-
si la" economía de competencia se rompe por la constitución de^ dicional de la formación de capital, se refiere siempre solamente al
grandes combinaciones, c o m o ocurre hoy día cada vez en mayor ahorro y a la inversión del pequeño aumento anual que éste pro-
grado en todos los países, entonces esto debe hacerse cada vez más voca. N o hay nada falso en esta afirmación, pero pasa por alto
cierto de la v i d a real, y la realización de combinaciones debe con% cosas mucho más importantes. E l aumento lento, pero continuo en
vertirse cada vez en m a y o r medida en el asunto interno de un solo' el tiempo, de la oferta nacional de medios productivos y de ahorro,
cuerpo económico. L a diferencia hecha de esta manera es suficien-j es indudablemente un factor importante en la explicación del cur-
tementc grande para servir de línea de demarcación entre dos épo-jj so de la historia económica a través de los siglos, pero se oculta
cas de la historia social del capitalismo. completamente por el hecho de que el desenvolvimiento consiste pri-
mariamente en el empleo en forma distinta de los recursos existen-
E n segundo lugar debemos advertir, si bien solamente en c o l
tes, en hacer cosas nuevas con ellos, sin que impone si aumentan
nexión parcial c o n este elemento, que siempre que nos ocupemos
o no dichos recursos. Y esto es cierto en forma más tangible en
de principios fundamentales, no debemos asumir que la realiza-
el tratamiento de periodos más reducidos. Los distintos métodos
ción de nuevas combinaciones tiene lugar p o r el empleo de medios
de empleo, y no de ahorro, o de aumentos de la cantidad de tra-
de producción que no estuvieran utilizados. Este es c o n frecuencia
bajo, han cambiado la faz del mundo económico en los últimos
el caso en la vida práctica. Siempre existen obreros desocupados,
cincuenta años. E l aumento de la población en especial, pero tam?
materias primas no vendidas, capacidad productiva no utilizada,
bien de los recursos de los cuales se puede ahorrar, se hizo posibjc
etc. Esto es indudablemente una circunstancia que contribuye a la
en gran medida p o r el empleo distinto de los medios existentes.
formación de nuevas combinaciones, siendo también condición fa-
vorable c incluso estímulo de ellas; pero la desocupación en masa E l siguiente paso en nuestro razonamiento es también evidente
es solamente consecuencia de hechos no económicos — c o m o , por por sí mismo: es preciso disponer de medios de producción para
ejemplo, una guerra m u n d i a l — o precisamente, del desenvolvimien- efectuar las nuevas combinaciones. Conseguir los medios de p r o -
to que estamos investigando. E n ninguno de los dos casos puede ducción es uno de los problemas concretos que han de solucionar
jugar su existencia un papel fundamental en la explicación, y no las empresas que operan en la corriente circular. Pues los han c o n -
puede o c u r r i r en una corriente circular bien equilibrada, como la seguido y a , o pueden conseguirlos corrientemente con la p r o d u c -
que utilizamos de punto de partida. E l incremento anual normal ción previa, tal como se explicó en el primer capítulo. N o existe
no podría tampoco explicar el caso, p o r ser en primer lugar dema- aquí una discontinuidad fundamental entre ingresos y pagos que
siado pequeño y porque sería absorbido p o r la expansión corres- corresponden, p o r el contrario, necesariamente uno a otro, lo mis-
pondiente de la producción dentro de la corriente circular que, si mo que ambos corresponden a los medios de producción ofrecidos
admitimos esos incrementos, debería ajustarse al ritmo de creci-i y a los productos demandados. U n a vez en marcha este mecanismo
miento. P o r lo general, las nuevas combinaciones deben derivar
7 opera en forma automática. Además, el problema no existe siquie-
de las antiguas los medios necesarios de producción; y , por las ra en una economía natural, aun en el caso de que se realicen en ella
razones y a mencionadas, asumiremos que lo hacen siempre, con nuevas combinaciones, pues el órgano director, como por ejemplo,
objeto de dar más relieve a lo que consideramos como la línea fun- un Ministerio de la Economía socialista, se halla en posición de
damental del contorno. L a p u c s t a en práctica de nuevas combina- poder dirigir los recursos productivos de la sociedad a nuevos usos,
ciones supone, p o r tanto, simplemente el empleo distinto de las exactamente lo mismo que a sus empleos anteriores. E n determi-
existencias de medios productivos del sistema económico, lo que nadas circunstancias, el nuevo empleo puede imponer sacrificios
podría ser una segunda definición de desenvolvimiento en el sen- temporales, privaciones o esfuerzos más amplios a los miembros de
tido que entendíamos dicho concepto. E l rudimento de una teoría la comunidad; puede presuponer la solución de problemas difíci-
les, por ejemplo la determinación de la combinación antigua de la
7
E n general es más correcto decir que la población crece lentamente cual han de retirarse los medios de producción; pero no se puede
basta las posibilidades del medio ambiente e c o n ó m i c o , que afirmar que lleva hablar de procurarse medios de producción que no estén aún a la]
en sí la tendencia de excederse, c o n v i n i é n d o s e asi en causa mdependienn disposición del Ministerio. Finalmente, tampoco se plantea el p r o -
de cambio.
Mi
80 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO E L FENÓMENO F U N D A M E N T A L 81

blcma en una economía de competencia si los que desean realizar capítulo que el crédito no es un elemento necesario en la corriente
las nuevas combinaciones disponen de los medios productivos ne- J normal circular por canales acostumbrados; no es un elemento sin
cesarios, o pueden obtenerlos a cambio de otros de los c u a l e £ $ i | M el cual no podamos comprender los fenómenos esenciales de esa
ponen, o a cambio de cualquier propiedad que puedan poseer. Este : última. De otro lado, el 'Tinanciamicnto" es tan fundamental en la
no es privilegio de la posesión de propiedad per se, sino solamente teoría como en la práctica, para llevar a cabo combinaciones nue-
privilegio de la posesión de propiedad disponible, que sea de tal vas. E n segundo lugar, los prestamistas y prestatarios para efectos
clase que permita su empleo inmediato para la puesta en práctica industriales no aparecen pronto, históricamente. El prestamista pre-
de la nueva combinación, o pueda cambiarse por los bienes y ser- capitalista proporcionaba dinero para fines que no eran de nego-
vicios necesarios. En caso contrario — y éste es el f u n d a m e n t a l ^
8
cios. Y todos recordamos aún al industrial que suponía perder
mente interesante, así como la regla— el poseedor de riqueza debe categoría por aceptar préstamos, despreciando a los bancos y a las
recurrir al crédito, así sea el combinado más poderoso, si desea lle-;|? letras de cambio. El sistema capitalista de crédito ha crecido y vi-
var a la práctica una nueva combinación que no puede ser finan-y vido por el financiamicnto de nuevas combinaciones en rodos los
ciada por sus rendimientos anteriores, como ocurre con los negó- i. países, si bien en forma diferente en cada uno (el origen de las gran-
cios establecidos. Proveer este crédito es claramente la función de des compañías bancadas en Alemania es especialmente típico). F i -
la categoría de individuos que denominamos "capitalistas". Es obvio nalmente no puede ser origen de errores la expresión empleada p o r
que éste es el método característico del tipo de sociedad capitalista nosotros, de recibir crédito en "dinero o sucedáneos del dinero".
—suficientemente importante para servir de differeritia specifica— N o queremos decir con csro, desde luego, que pueda producirse,
para obligar al sistema económico a correr por nuevos caminos, con monedas, billetes o saldos bancarios, y no pretendemos negar
para poner sus medios -al servicio de nuevos fines, en contraste con que las cosas requeridas sean los servicios del trabajo, las materias
el método de una economía natural de la clase que se limita a cjer- . primas, y las herramientas. Sólo hablamos de los métodos precisos
citar el poder de mando del órgano directivo. para procurarse estos elementos.
N o me parece posible poner en duda las afirmaciones anterio- Sin embargo, exisre aquí u n punto en el cual diverge nuestra
res. E n todo libro de texto encontraremos recalcada la importancia teoría de la tradicional, como y a hemos indicado. 1.a teoría acep-
del crédito. N i aun la ortodoxia más conservadora de los teóricos tada ve un problema en la existencia de los medios productivos
puede negar que no se hubiera erigido la estructura de la industria necesarios para el nuevo proceso productivo, o para cualquier pro-
moderna sin él, que hace independiente al individuo hasta cierto ceso de tal índole, y considera, en consecuencia, la acumulación tic
punto de las posesiones heredadas, y que el talento en la vida eco- éstos como un servicio o función particular. NO admitimos este
nómica "cabalga hacia el éxito sobre el corcel de sus deudas". Ni problema, que se debe, según nuestra opinión, a un análisis defec-
debe ofenderse nadie por la conexión establecida entre el crédito tuoso. N o existe en la corriente circular, porque el correr de ésta
y la realización de innovaciones, conexión que se tratará más ade- presupone cantidades chulas de medios de producción. Pero tam-
lante. Pues resulta claro a priori, así como establecido históricamen-' poco existe al llevarse a cabo nuevas combinaciones, porque los 10

te, que el crédito es necesario para las nuevas combinaciones y medios productivos requeridos en éstas, se retiran de la corriente
que arrancado de éstas se abre camino a la corriente circular; de circular, bien existan ya allí en la forma requerida o deban pro-
un laclo, porque fue necesario para la fundación de las que ahora ducirse por el empleo de otros medios de producción allí existen-
son empresas antiguas, y de otro, porque su mecanismo una vez en
funcionamiento debe utilizar también viejas combinaciones por rá-á c o m o v e r e m o s en e l c a p í t u l o v. T a n p r o n t o c o m o el interés surge en el
zones obvias. Primeramente, a priori: hemos visto en el primer
0
sistema, se extiende p o r t o d o él.
1 0
L ó l m e d i o s p r o d u c t i v o s n o caen — c o m o es n a t u r a l — d e l c i c l o . ' E n
tanto (jue n o hayan s i d o dados p o r la naturaleza, o en f o r m a n o e c o n ó -
U n p r i v i l e g i o q u e el i n d i v i d u o puede también c o n s e g u i r p o r el ahorro.
mica, t u c r o n y s o n creados ¡>or las olas individuales de desenvolvimiento,
H

E n u n a e c o n o m í a de artesanos se h u b i e r a d a d o más .valor a este elemento.


entendido en n u e s t r o s e n t i d o , y p o r 1<> tanto incorporados a la corriente
Ixis " f o n d o s de r e s e r v a " de los industriales asumen u n d e s e n v o l v i m i e n t o exis-
c i r c u l a r . P e r o t o d a ola individual de desenvolvimiento, y toda n u e v a c o m -
tente a n t e r i o r m e n t e .
binación individual, procede a su ve/, de la oferta de medios p r o d u c t i v o s d e
o I.a más i m p o r t a n t e de las cuales es la aparición d e l interés p r o d u c t i v o ,
la c o r r i e n t e c i r c u l a r ; es d e c i r , el caso del h u e v o y la g a l l i n a .
82 DESENVOLVIMIENTO ECONÓMICO " 'xWWmm ¥ , L m i ó M E Í i
O FUNDAMENTAL

tes. E n lugar de este problema, se nos i otro distinto: el <= .. económico, grandes depósitos de poder adquisiti. o libre, a lo? cua-^
problema de retirar medios productivos y » empleados en otro •
v
les podría dirigirse quien quisiera formar m'.cvas combinaciones,\
lugar) de la corriente circular, para asignarlos a la obtención d c . ¿ bastando sus propios ahorros solamente en casos excepcionales. Todo
nuevas combinaciones. Esto se consigue por el crédito, mediante g¡ el dinero circularía, fijándose en canales definitivamente estable- :

el cual el que desee llevar a cabo la nueva combinación puede ofre- cidos.
cer más que los productores anteriores, quedándose con los me-«| A pesar de que la respuesta convencional a nuestro problema
dios de producción necesarios. Y este proceso no puede describirse no es absurda, existe, sin embargo, otro método de obtener dinero
enteramente en términos de bienes, a pesar de que su significadó ||||
v para esos propósitos y que exige nuestra atención, pues presupone,
objeto resida en un movimiento de bienes de sus antiguos empleos § como el anterior, la existencia de resultados acumulados de un des-
a los nuevos que se les haya asignado, pues sería tanto como des- envolvimiento anterior y, por lo tanto, puede ser considerado
conocer algo esencial que ocurre en la esfera del dinero y del cré- como el único posible en estricta lógica. Éste método de obtener
dito, de lo cual depende la explicación de fenómenos importantes dinero es la creación de poder "de compra por los bancos. Carece
en la forma capitalista de organización económica, en contraste de importancia la forma que pueda adoptar. La emisión de billetes
con otros tipos. no cubiertos por una garantía metálica al cien por ciento, es un
Por último u n paso más en esa dirección: ¿de dónde proceden ejemplo obvio. Pero los métodos empleados por los bancos de
las sumas iccesarias para la compra de los medios necesarios de pro- depósito dan los mismos servicios, cuando aumenten Ta suma total
ducción para la ejecución de las nuevas combinaciones, si no los de los gastos posibles. O cabe pensar en las aceptaciones bancarias,
tiene el individuo interesado? L a respuesta convencional es bien en tanto que sirvan como dinero para hacer pagos en el comercio
sencilla: del crecimiento anual de los ahorros sociales y de aque-. al por mayor. Se trata siempre no de transformar el poder de
lia parte de los recursos que queden libres anualmente. Ahora bien?jv compra que exista y a en posesión de alguno, sino de la creación,
la primera partida era suficientemente importante anteriormente ala de la nada, de nuevo poder de compra —de la nada, aun si el con-
guerra del 14 —quizá pueda estimarse como un quinto de todc*$ trato de crédito p o r el cual se crea el nuevo poder adquisitivo, está
los ingresos particulares de Europa y Norteamérica— en forma sostenido p o r valores que no son a su vez medios circulantes—
que conjuntamente con la última suma (difícil de obtener con es- que se añade a la circulación existente. Y ésta es la fuente que sirve
tadísticas) no concede inmediatamente respuesta cuantitativa. Pero para financiar a menudo Jas nuevas combinaciones, y de donde ten-
tampoco disponemos de una cifra que represente el alcance de to-;a drían que financiarse siempre, si no existiera en cualquier momento
das las operaciones de negocios que supongan la introducción de el resultado del desenvolvimiento previo.
combinaciones nuevas. T a m p o c o podremos partir de los "ahorros" Estos medios crediticios de pago, O sea, medios de pago creados
totales, pues su magnitud sólo es explicable por el resultado del con el propósito y p o r el acto de conceder crédito, sirven el trá-
desenvolvimiento previo. L a mayor parte de ellos no proceden de fico exactamente igual que el dinero efectivo, directamente en par-
la abstinencia (tirrift) en su sentido estricto, esto es, de la absten- te, y en parte por poder convertirse inmediatamente en dinero
ción del consumo de parte de los ingresos regulares de cada sujeto efectivo para pagos pequeños o hechos a clases no bancarias, como
económico, sino que consiste en fondos que son a su vez el resulta- jornaleros, etc. L o s que realizan nuevas combinaciones pueden ga-
do de innovaciones h< chas con éxiro, y en las cuales reconoceremos nar acceso con su ayuda a las existencias disponibles de medios de
más tarde la ganancia del empresario. E n la corriente circular no producción, o permitir a aquellos de los cuales compran los servi-
existe esa rica fuente de ahorro, ni el menor incentivo al mismo|| cios productivos, acceso inmediato al mercado de bienes de consu-
Los únicos grandes ingresos conocidos serían los ingresos del mo- mo. N o existe nunca, en estos supuestos, una concesión de crédito
nopolio, v las rentas de grandes terratenientes, mientras que los; en el sentido de que alguien deba esperar por el equivalente en
únicos incentivos serían las reservas para hacer frente a desgracias^ bienes ele sus servicios, contentándose con un derecho, y cumplien-
o la vejez y quizá otros de tipo irracional. E l incentivo más im- do así una función especial; ni aun en el sentido de que alguien
portante, la posibilidad de participar en las ganancias del dcsenvqlja tenga que acumular medios de manutención de los trabajadores o.
vimicnto, estaría ausente. De aquí que no hubiera, en tal s i s t e m a » terratenientes, o medios de producción producidos, que no se pa-
84 DESENVOLA
EL FENÓMENO FUNDAMENTAL 8J
, gucn riño con los resultados finales de la producción. Existe indu *
que realicen de hecho la función por la cual definimo- el concepto,
T

dablemente una diferencia económica fundamental entre esos me-


aun s i s ó n dependientes", o empleados de una compañía, como
dios de pago (si se crean para nuevos fines) v el dinero u otros
directores, miembros del consejo de administración, etc. (cosa que
medios de pago de la corriente circular. Los últimos pueden con-
se está convirtiendo en la regla general), o si su poder real de ac-
cebirse, de un lado, como una especie de certificado por la pro-
tuar como empresario tiene otro fundamento/como el de disponer
ducción acabada, y el aumento del producto social efectuado por
de una mayoría < c acciones. Como lo que caracteriza al empresa-
ella y, de otro lado, como una especie de orden o derecho aparte
rio es precisamente el llevar a cabo nuevas combinaciones no es
del producto social. Los primeros no tienen la primera de estas)!
necesario que tenga conexiones permanentes con una empresa indi-
características. Son también órdenes por las cuales puede adquirir-.:;
vidual: muchos "financieros", "promotores", etc., no las tienen y ,
se inmediatamente bienes de consumo, pero no son certificados de|
sin embargo, pueden ser empresarios en el sentido que damos a la
producción previa. E l acceso al dividendo nacional sólo se obtiene|
palabra. P o r otro lado, nuestro concepto es más limitado que el
bajo la condición del rendimiento previo de algún servicio produc-
tradicional, p o r no incluir a todos los gerentes, consejeros o i n -
tivo, o de la venta anterior de un producto. Y esta condición no
dustriales que se limiten a poder explotar negocios establecidos, sino
se ha cumplido aún en este caso. Solamente lo será después de la
sólo aquellos que en realidad realizan esa función. Con todo, con-
feliz realización de las nuevas combinaciones. D e aquí que, mien-
sidero que la definí ón señalada más arriba no hace sino formular
;

tras tanto, ese crédito afecte al nivel de precios.


con mayor precisión lo que realmente quiere indicar la doctrina
\Z E l banquero es, por tanto, menos intermediario que productor
tradicional. E n primer lugar nuestra definición coincide con la
de la mercancía poder de compra. Dado, sin embargo, que a él
usual, por distinguir al "empresario" de los "capitalistas", sin tener
afluyen hoy día todos los fondos de reserva y ahorros, concentrán-
en cuenta si se considera a los últimos como propietarios de dinero,
'i dose en él la demanda total, el poder adquisitivo existente o creado,
de derechos sobre dinero, o de bienes materiales. Esta distinción
ha reemplazado a los capitalistas privados o bien se ha hecho su
se acepta h o y generalmente, y ha sido ya aceptada desde hace bas-
agente; se ha convertido en el capitalista p o r excelencia. Se halla
tante tiempo. Resuelve también la cuestión sobre si el accionista
entre aquellos que desean formar nuevas combinaciones, y los po-
c o m o ral es empresario, y elimina el concepto del empresario como
seedores de medios productivos. Es esencialmente un fenómeno del
persona q u e soporte riesgos. 11
Además, la caracterización ordina-
desenvolvimiento, si bien solamente cuando no exista una autoridad
ria d e l empresario tino por expresiones como "iniciativa", "auto-
central que dirija el proceso social. Hace posible la realización de
ridad", o "previsión', apunta enteramente en nuestra dirección.
nuevas combinaciones, y parece como si autorizara a los hombres
Pues existe u n campo muy limitado para tales cualidades en la ru-
en nombre de la sociedad a realizarlas. Es el eplxrr de la economía
tina de la c o r r i e n t e circular, y si esta rutina se hubiera diferenciado
de cambio.

E l riesgo recae siempre indudablemente sobre el propietario de los


III
1 1

nicilios de producción o del capital dinero que se pagó por ellos, y en c o n -


Llegamos ahora al tercero de los elementos con los cuales traba- secuencia, n u n c a sobre el empresario como tal (véase c a p í m l o tv). U n ac-
cionista puede ser empresario. Puede incluso disponer del poder de actuar
ja nuestro análisis, a saber; la "nueva combinación de medios de
c o m o e m p r e s a r i o , d e b i d o a la cuantía de acciones en su poder. Pero los
producción", y e l crédito. S i bien los tres elementos forman un

r
accionistas no s o n nunca empresarios per se, sino meramente capitalistas, que
todo, puede describirse el tercero como el fundamental del desen- participan e n las ganancias por exponerse a pérdidas determinadas. Los fie-
volvimiento económico. | Llamemos "empresa" a la realización de d l o s muestran que esto sólo autoriza a considerarlos como capitalistas, pues
el accionista m e d i o no dispone de poder para hacer sentir su influencia en la
nuevas combinaciones, y "empresarios" a los individuos encargados
dirección d e la c o m p a ñ í a , y la participación en las ganancias es frecuente en
^_de dirigir dicha realización.': Estos conceptos son al mismo tiempo los casos en q u e t o d o el m u n d o reconoce la presencia de un simple contrato
más amplios y más restringidos que los usuales. Más amplios por- <le préstamo. C o m p a r e m o s |x>r e j e m p l o la fonrus nattricum greco-romana.
que denominamos, en primer lugar, empresarios, no solamente a ; Sin d u d a esta interpretación se ajusta mis a la realidad que la otra que, s i -
g u i e n d o la línea de una construcción legal defectuosa —<pac sólo puede ser
aquellos hombres de negocios "independientes" de una economía
explicada h i s t ó r i c a m e n t e — atribuye funciones al accionista medio, que casi
de cambio a quienes se designa así usualmcntc, sino a rodos los nunca ha soñado éste en desempeñar.
85 nr S E N VOLVIMIENTO ECONÓMICO EL FENÓMENO FUNDAMENTAL ' J § |

en forma neta de sus alteraciones, se habría empujado hacia ellas el capitalista del empresario, pues'el industrial de hace cien años, era
énfasis en la definición de las funciones del empresario. Finalmen- indudablemente ambas cosas. E l curso de los hechos a partir de
te, existen definiciones que podríamos simplemente aceptar. Sobre 1 entonces ha facilitado que se aprecie la distinción, lo mismo quo el
todo la muy conocida que procede d c J j L S a y ; la función d e l |
1
sistema de tenencia de tierras de Inglaterra facilitó la separación
emoresario es la de comlbinarJtosJht^CLdB l i producción, csta*| entre labrador y terrateniente, que aparece desdeñada en el conti-
blcciendo su cooperación, gadoque sólo se trata de una actuación^ nente europeo, especialmente en el caso del labrador que ara sus
de tipo especial cuando los factores se combinan por primera vez 1 tierras." Pero en nuestro caso existen aún más dificultades de di-
—siendo meramente trabajo de rutina si se hace en el curso de u n | cha clase. E l empresario de tiempos antiguos no sólo era por lo
negocio— dicha definición coincide con la nuestra. Cuando M a - . ; general capitalista, sino que también era su propio experto técnico
taja (en su obra Der Umemehvu^gevomn) define al empresario —lo mismo que lo es aún hoy día en el caso de las empresas poco
como aquel que recibe ganancias, debemos limitarnos a añadir la importantes—, en la medida en que no se necesitara un especialista
conclusión del primer capítulo, de que en la corriente circular no • profesional para casos especiales. Era también (y es) en muchas
existe ganancia, reduciendo así también dicha definición a la nues- ocasiones su propio agente de compras y ventas, su gerente, y a
tra. Y este punto de vista no es extraño a la teoría tradicional,
12 veces incluso su propio abogado. Y su trabajo se componía regu-
como se muestra por la concepción del empresario que no obtiene! larmente de varias de tales funciones. Llevar a cabo combinacio-
ganancias ni pérdidas, tan bien trabajada por Walras, que ha sido nes nucvasjio es más una vocación, quTTTaTTclilTzación y ejecución
aceptada por muchos autores. La tendencia del empresario es la de decisiones est'tv'épicas, a pesar de ser precisamente esta función,
de no obtener ganancias ni pérdidas en la corriente circular (pues y nó el trabajo rutinario, lo que caracteriza al jefe militar. Por lo
no realiza una función especial en ella, sencillamente no existe; exis- tanto, la función especial del empresario debe aparecer mezclada
tiendo en su lugar jefes de empresas o gerentes de negocios que con otras clases de actividad, que por regla general serán más cons-
será mejor no designar por el mismo término). picuas que la esencial. De aquí que llame sobre todo la atención
la definición de Marshall del empresario, que trata sus funciones
Es un prejuicio suponer que el conocimiento del origen histó-
como "gerencia" en el sentido mas amplio. N o la aceptamos por-
rico de una institución o tipo, nos muestra inmediatamente su na-
que no considera el punto saliente y único que distingue las activi-
turaleza sociológica o económica. Tal conocimiento nos conduce
dades del empresario de otras diferentes.
a veces a su comprensión, pero no nos proporciona directamente
una teoría sobre ella. Es aun más falsa la concepción de que las Sin embargo, existen tip*os —a quienes ha hecho evolucionar
formas más primitivas de un tipo son también, ipso facto, las más gradualmente el curso de los acontecimientos— que exhiben la fun-
"simples" o más "originales", en el sentido de que muestran su na- ción del empresario con una pureza especial. Sin iluda el " p r o m o -
turaleza en forma más pura y con menores complicaciones que las tor" sólo pertenece a ellos con ciertas reservas. Pues dejando a un
posteriores. Pues con frecuencia ocurre precisamente lo contrario, lado las observaciones relativas al status moral y social de este tipo,
y, entre otras razones, porque la cspccialización creciente puede se limita con frecuencia a actuar como agenre a comisión, que des-
autorizar a destacar las funciones o cualidades que sean más difí- arrolla la técnica financiera necesaria para lanzar la nueva empresa.
ciles de reconocer bajo condiciones más primitivas, por hallarse E n tal caso no es el creador ni el poder impulsivo del proceso. Sin
mezcladas con otras. Asi ocurre en nuestro caso. En la posición embargo, puede serlo también v , en tal caso, es algo así como un
general del jefe de una horda primitiva, es difícil separar el elemen- "empresario profesional". Pero el tipo moderno de "capitán de
to de empresario, de los otros elementos. Y por eso los cconomis- ]
tas antiguos, hasta el más joven de los Mili, no lograron separar al 1 3
Esta negligencia es lo único que puede explicar la actitud de muchos
socialistas teóricos ItspCCtO a la propiedad campesina. Pues la pequenez de
L a definición de empresario hecha en términos de ganancia, en lugar
1 2 la posesión representa una diferencia para el pequeño burgués, pero no
de la función que crea dicha ganancia, no es indudablemente brillante. Pero para el socialista. E l criterio de empleo del trabajo que no sea el del propie-
tenemos respecto a ella otra objeción más: veremos que la ganancia no re- tario y su familia, no tiene importancia e c o n ó m i c a como no sea desde el
cae "necesariamente" sobre el empresario, en el mismo sentido que corres-• punto de vista de una teoría de la explotación del trabajo, que es, hoy día,
ponde al obrero el producto marginal de su trabajo. insostenible.
88 DESENVOLVIMIENTO ECONÓMICO E L FENÓMENO F U N D A M E N T A L

industria", corresponde más estrechamente a lo que queremos de-; 14


tenciones no se realiz i.anca con perfección ideal, pero su con-
finir, especialmente si reconocemos su identidad, de un lado, por, ducta se moldea por la influencia que ejercen sobre ¿1 los resultados
ejemplo, con e l empresario comercial de la Vcnecia del siglo xii de su conducta, de manera que pueda adaptarse a las circunstancias,
— o c o n John L a w , entre los tipos posteriores— y , de otro, con los que no cambian por regla general en forma súbita. Si un negocio
pot«n m ti os rumies que combinan con sus explotaciones agrícolas,-; no puede ser perfecto en ningún sentido, se aproxima con el tiempo
una destilería, almacén, o albergue de viajeros. Pcroicjujdxjwcra^n^ a la perfección relativa en relación con el mundo circundante, las
sea el t i p o , solamente se es empresario cuando se "Hevan ¿recava- condiciones sociales, los conocimientos del momento y el horizon-
mente a la práctica nuevas combinaciones", y se pierde el carácter te de cada individuo o grupo. E l mundo exterior ofrece continua-
en cuanto se •ha puesto en marcha el negocio; cuando se empieza mente nuevas posibilidades, añadiéndose en particular nuevos co-
a explorar igual que los demás explotan el suyo, Ésta es natural-; nocimientos en forma continua a los existentes. Y ¿por qué no ha
mente la regla, y es en consecuencia tan raro que una persona de hacer un individuo tanto uso de las posibilidades nuevas como de
conserve durante toda su vida el carácter de empresario, como las antiguas, y sustituir correspondientemente la cría de cerdos por
lo es para un hombre de negocios no ser empresario, n i aun si- la de vacas, o escoger una nueva rotación de cosechas, si ello le
quiera u n momento y en forma modesta, durante todo el curso parece más ventajoso según la posición del mercado tal como
de su vida. él la entiende? ¿Y qué nueva clase de fenómenos o de problemas
Pues ser empresario no es una profesión ni, por lo general, i ia pueden surgir tle esto, que no se hallen contenidos en la corriente
condición perdurable, y los empresarios no constituyen una clase circular establecida?
social en sentido técnico, como p o r ejemplo, lo hacen los terrate- Si bien todo individuo puede actuar rápida y racionalmente en
nientes, capitalistas, y obreros. Indudablemente que la función lle- la corriente circular acostumbrada, por estar seguro del terreno que
vará al empresario v a su familia a una situación de clase favoreci- pisa v está defendido por la conducta, ajustada a dicha corriente, de
da. T a m b i é n puede estampar su sello en una época tic la historia todos los demás individuos, que a su vez esperan de él la actividad
social, formar un estilo de vida, o sistema de valores morales y acostumbrada, no puede ocurrir lo mismo al hallarse enfrentado
estéticos; pero no significa por sí una posición de clase, lo mismo a. una nueva tarea. Mientras su habilidad v experiencia son sufi-
que no la presupone. Y la posición de clase que pudiera alcanzarse cientes en los ranales acostumbrados para el individuo medio, prc-
no sería de empresario como tal, sino que se caracterizaría como la cisa de una guía cuantío se halla ante la innovación. Mientras siga
de terrateniente o capitalista, según la forma en que se emplearan en la corriente circular que le es familiar, nada c o n la corriente; si
los rendimientos de la empresa. L a herencia del resultado pecunia- de '. cambiar el canal nadará en contra de la corriente. Lo que fue
rio o de las cualidades personales pueden mantener la posición de antes una ayuda se convierte en un obstáculo. L o que fueron da-
empresario por mas de una generación, haciendo más fácil para los tos familiares se transforman en incógniras. A muchos les es difícil
descendientes las empresas subsiguientes, pero la función misma del avanzar allí donde se detienen los limites de la rutina, y los que
empresario no se hereda, como aparece claramente de la historia pueden hacerlo lo hacen solamcnrc en forma m u y variable. E l su-
d<- las familias de los grandes dirigenres industriales. ''' 1
puesto tic que la conducta es rápida y racional es una ficción en
Pero ahora se plantea la cuestión decisiva ¿por qué es un pro- rodos los casos. Pero demuestra hallarse bastante próxima a la rca-
ceso especial la realización de nuevas combinaciones, y el objeto I, si las cosas disponen de tiempo para imponer su lógica a
tle una clase especial de función? T o d o individuo lleva sus asuntos los hombres, a martillazos. Allí donde haya sucedido esto, y en los
económicos tan bien como puede. Indudablemente sus propias in- líi ¡res en que haya sucedido, puede uno contentarse con la ficción,
" Véase, por ejemplo, la buena descripción de Wicdcnfcid, Das Per- construyendo teorías sobre ella. N o es cierto entonces que cl'há-
sbnPtcke un modernen Unternebmertum. S i bien f u e p u b l i c a d a e n la re- bit o la costumbre o modos no económicos del pensar establezcan
vista\SchmolU^t l.wrbnrh. en 1910, n o m e en c o n o c i d a d i c h a o b r a cuando diferencias irreconciliables enrre individuos de diferentes clases,
publique la primera edición d e este l i b r o .
tic::.pos o culturas, y que " l a economía de la Bolsa de Valores" sea
'•• Sobre 1.« naturaleza de la f u n c i ó n d e l e m p r e s a r i o , c o m p á r e s e m i p o n -
c o n con la d e ! articulo " L n t c r n c h m c r " , e n e l HmJwórtcrbttcb der Staatt-
inaplicjbje al campesino del presente o a los maestros de los gre-
•wissenscbaftcn. mios medievales. P o r el contrario, encaja la misma representación
90 III* DESENVOLVIMIENTO ECONÓMICO •'" * * 3 l H ! f l j ( f ^ F E N Ó M E N O F U N D A M E N T A L •'

t e ó r i c a en sus líneas generales, en *as vidas de individuos de dife-


10
cambios del. ambiente económico sin desviarse sustancialmcnte jdc.
rente cultura, cualquiera que sea su grado de inteligencia o de r a í ; las líneas familiares. / E n consecuencia, la realización de nuevas c o n "
cionalidad económica, y podremos asegurar que el campesino ven- Ilinaciones es también una función especial, y el privilegio u|^B
de su vaca con la misma argucia y egoísmo que emplea el agcnte.dé rípn de hombres que, snn mucho menos numcrosos^c^qucllos'
cambio y bolsa para vender su" cartera de valores. Pero esto es qnpdispnnen de la posibilidad "objetiva de hacerlo. Los empre^
0

válido solamente donde innumerables precedentes hayan formado sat^os^cjrrnrrrn, pnr ranrn, a un.tir^o^^JXCjai XSLSSB&iSBJL )
1,,

la conducta a través de décadas y en lo fundamental, a través de


u> En primer lugar es una cuestión de tipo de conducta y de tipo de
cientos y miles de años, eliminando la conducta inadaptada. Nues- persona, en tanto que esta conducta sea accesible en medida muy desigual y
tra ficción pierde sus aproximaciones con la realidad fuera de estos a un número relativamente pequeño de personas, constituyendo la caracte-
límites." Abrazarse allí también a ella, como l o hace la teoría clá- rística mis destacada de éstas. Lo que ha de exponerse a continuación se
sica, es tanto como esconder una cosa esencial c ignorar que, en debe a los reproches hechos a la primera edición de haber exagerado y equi-
contraste con otras desviaciones respecto de la realidad de nuestros vocado la peculiaridad de la conducta, no haber prestado atención al hecho
de hallarse abierta en mayor o menor grado a cualquier hombre de nego-
supuestos, tal divergencia es importante teóricamente por ser el cios, y porque la exposición que hice en un estudio posterior ("Wellcnbe-
origen de la explicación de fenómenos que no existirían sin ella. wcgung des Wirtschaftslcbcns , en la revista Archiv für Sottaltuitiemcbaft)
En consecuencia, al describir la errricnte circular, debemos tra- fue acusada de introducir un tipo intermedio (de hombre de negocios "me-
dio-estático"). L a conducta en cuestión es característic en dos sentidos.
tar las combinaciones de medios de producción (las funciones de Primero, porque se dirige hacia algo diferente, y significa hacer algo disdn-
la producción), como datos, exactamente en la misma forma que to de las demás conductas. Pudiera hasta incíuirsc con la última en una
las posibilidades naturales, y admitir sólo pequeñas variaciones 18
unidad mis amplia, pero eso no altera el hecho de que existe una diferencia
marginales que pueda realizar cada individuo para adaptarse a los teórica importante entre ambas, y que solamente una de ellas se describe en
forma adecuada por la teoría tradicional. E n segundo lugar, difiere no so-
1 0
L a misma representación teórica, pero no sociológica, cultura!, etc. lamente la conducta en cuestión de la otra por su objeto, siendo peculiar a
ella la " i n n o v a c i ó n ' , sino porque supone también diferencias de clase y no
1 7
Hasta que punto es éste el caso, se aprecia en la vida económica de
sólo de grado respecto a la conducta económica meramente racional.
esas naciones, y dentro de nuestra c i v i l i z a r á n dentro de la economía de esosí
individuos que no han sido aún arrastrados por el desenvolvimiento de la Ahora bien, estas aptitudes se distribuyen probablemente como las demás,
última centuria; por ejemplo en la economía del campesino de la Europa en una población étnicamente homogénea, es decir, la curva de su distribu-
central. Este campesino "calcula". N o presenta deficiencias en "su forma ción tiene una ordenada máxima, siendo cada vez más raras las desviaciones
e c o n ó m i c a de pensar" (Wtrtschafugeñnnung). Y , sin embargo, no puede respecto a ella, cuanto mayores sean. Podemos suponer del mismo modo nuc
salirse en lo mas mínimo del camino trillado; su economía no ha cambiado cualquier hombre sano puede cantar si lo desea. Quizá tengan la capacidad
en absoluto a través de centurias, salvo quizá por influencias o fuerzas ex- necesaria para ello la mitad de ¡os individuos de un grupo étnicamente ho-
ternas. ¿ P o r qué? Porque la elección de nuevos métodos no es simplemente mogéneo, un cuarto de medida progresivamente menor, y otro cuarto, d i -
un elemento en el concepto de la acción económica racional ni algo obvio,, gamos, en medida superior a la normal; y dentro de este último cuarto, llega-
sino un proceso distinto que precisa de una explicación especial. mos finalmente a los Carusos por una serie de habilidad creciente en el
Pequeñas perturbaciones que con el tiempo pueden llegar a ser grandes
1 8 canto, correspondiente a un número cada vez más reducido de hombres que
totales, como dijimos antes. E l punto fundamental es que el hombre de ne- la poseen. Sólo nos llama la atención la habilidad de este último cuarto, y
gocios no altera su rutina a pesar de que realice esas adaptaciones. E l caso' solamente en los casos extremos puede convenirse en la característica de ía
usual es el de pequeñas perturbaciones, y la excepción las importantes grandes persona. A pesar de que prácticamente todos los hombres puedan cantar, esa
uno actu. Hemos recalcado la "pequenez" solamente en este sentido. L a habilidad de una minoría no deja de ser una característica diferenciadora y,
objeción de que no puede haber grandes diferencias de principio entre per- sin embargo, no de un tipo, pues dicha habilidad —diferencia de la del
turbaciones pequeñas y grandes, no es aquí válida. Pues es falsa en sí mis- empresario que nos interesa— afecta muy poco a la personalidad total.
ma en tanto que se base sobre la desconsideración del m é t o d o infinitesimal, Apliquemos ahora a lo e c o n ó m i c o lo dicho respecto a la habilidad cantora
cuya esencia reside precisamente en el hecho de que lo que puede asgurarse de los hombres: diremos provisionalmente que un cuarto de la población (de
de cantidades pequeñas en determinadas circunstancias no puede ser afirmado, nuevo) puede ser tan pobre en esas cualidades de iniciativa e c o n ó m i c a , que
de las grandes. Pero el lector que no guste de este contraste entre lo grande, la deficiencia se haga sentir por la pobreza de su personalidad moral repre-
y lo pequeño, puede sustituirlo por el criterio de la adaptación espontánea." sentando un papel insignificante en los asuntos más pequeños de la vida
Personalmente no deseo hacerlo, pues este último m é t o d o de expresión pue- privada y profesional en las cuales se necesite este elemento. Reconocemos
de inducir a errores con más facilidad que el primero, y requiere explicacio- a este titx) y sabemos que pertenecen a él muchos de los mejores empleados, a
nes mas amplias.' 1 1
los cuales puede distinguirse por su devoción al deber, conocimientos pro-
DESENVÓLV «MIENTO ECONÓMICO IBrjfEÑÓMENO FUNDA MENTA L

el motivo de un número muy significa tvo de fenómenos./De aquí conducta, que podemos representar, siguiendo a la realidad, p o r dos
* Q^n^uedí" c á f l c t ^ z a r s c nuestra posición por tres partes corres- tipos de üidivlduos: los simples gerentes y los empresarios. Y por
pondientes de oposiciones. Primero la oposición entre dos procesos' tanto debe considerarse que el mejor método" de producir, en
reales: la corriente circular, o la tendencia al equilibrio, de un lado', sentido teórico, es el "más ventajoso entre los probados empírica-
. y una alteración de los canales de la rutina económica, o de los mente y que se haya hecho familiar". Pero no es el "mejor" de los
, datos económicos que resultan del propio sistema, de otro. En métodos posibles" en el momento. Si no se hace esa distinción, el
segundo lugar la oposición entre dos aparatos teóricos: la estática concepto pierde todo significado, y quedan sin resolver los problc- %
y la dinámica. En tercer lugar la oposición entre dos tipos de
20
mas a que intentamos dar una interpretación.
Formulemos ahora en forma precisa los factores característicos
lesiónales, y exactitud. A continuación viene el upo medio o normal. í s t o s ,
de la conducta y el tipo que estudiamos. La acción diaria mínima
demuestran ser mejores en las cosas que no pueden ser "despachadas" supone un gran esfuerzo mental. Todo hombre de estudio habría
(erledtgt) por los canales normales, sino que deben también ser decididas de ser un gigante mental, si debiera crear por su actividad personal
(entichicdcn) y resueltas (durcbgesctzt). A este grupo pertenecen casi todos todo lo que conoce y usa. Y todo hombre sería un gigante de
los hombres de negocios, pu^s de otro modo no hubieran alcanzado jamás
heroísmo y voluntad, si debiera crear de nuevo todas las reglas por
sus posiciones; la mayor parte representa una selección, probada individual o
hcrcd '-ariamentc. U n fabricante de tejidos no recorre un camino "nuevo"
;
las cuales guía su conducta diaria. Y esto i o sólo es cierto de
cuani i participa en una subasta de lana. Y , sin embargo, no son nunca igua- aquellas decisiones y acciones de la vida individual y social cuyos
les las situaciones en dichas c o m p r a s , dependiendo tanto el éxito del negocio principios son el resultado de decenas de mil"s de años, sino tam-
de la habilidad c iniciativa en la adquisición de lana, que el hecho de que bién de aquellos resultados de períodos más cortos y de naturaleza
la industria textil no presente una mistificación comparable a la de la indus-
más especial, que constituyen el instrumento particular para reali-
tria pesada se debe en parte a la repugnancia de las industrias más inteligentes,
a renunciar a su h a b i l i d a d en c o m p r a r la lana. Subiendo aún mis en la escala';^
zar tareas vocacionalcs. Pero las cosas que según esto demandaran
llegarnos, |>or último, al p u n t o más elevado, a los hombres caracterizados por' ;
un esfuerzo mayor, no precisan en general de uno individual es-
cualidades de intelecto y v o l u n t a d superiores a las normales. N o sólo existen-í pecial; aquellas que debieran ser difíciles, son en realidad sencillas;
muchas variedades d e n t r o de este t i p o (comerciantes, industriales, financieros^
etc.) sino t a m b i é n u n a c o n t i n u a variedad de g r a d o s de intensidad de la 15

forma que ha conducido a una cierta confusié>n. E l autor no empleará ahora


"iniciativa". E n n u e s t r o a r g u m e n t o caben tipos de cualquier intensidad.'
las palabras "estática" y "dinámica" en el sentido que llevan mis arriba, don-
Muchos p u e d e n a d o p t a r un r u m b o seguro d o n d e no hayan entrado aún otros;'
de son simplemente expresiones para "la teoría de la corriente circular" y
otros irán c o n l a m u c h e d u m b r e siendo, sin e m b a r g o , sus conductores. T a m -
" l a teoría del desenvolvimiento". Una cosa más: la teoría empica dos m é -
bién el g r a n jefe p o l i t i c o de cualquier clase y tiempo es un tipo especial, y ! i

todos de intcqjrcración que quizá provoquen dificultades. Si debe mostrarse


sin e m b a r g o , n o u n a cosa única, s i n o solamente e l v é r t i c e de una pirámide
c ó m o todos los elementos del sistema e c o n ó m i c o se determinan mutuamente
de la c u a l d e s c i e n d e u n a graduación c o n t i n u a , de valores hasta los inferiores
en equilibrio, el sistema de equilibrio, se considera como no existente, cons-
a lo normal. Y , s i n e m b a r g o , n o sólo es la " d i r e c c i ó n " , y el liderazgo, una
truyéndose ante nuestros ojos ab ovo. Pero esto no supone que se explique
función especial, sino que también el propio líder es algo especial y distin-
así genéticamente su nacimiento, sino que se explica lógicamente su existen-
guible. P o r t a n t o , carece <lc sentido en nuestro caso plantearse la pregunta':'
cia y funcionamiento por disección mental. Y se asumen existentes las expe-
de " ¿ D ó n d e comienza el t i p o ? " , y r e s p o n d e r : " ¡ E l tipo no existe!".
riencias y hábitos de los individuos. N o se explica por ello c ó m o se ha
2 0
S e ha o b j e t a d o a la p r i m e r a edición que define m u c h a s veces a la
llegado a esas nuevas combinaciones productivas. Además, si se colimaran
" e s t á t i c a " como u n a construcción teórica, y a veces como la representación:':
dos posiciones contiguas de equilibrio, se hace a veces (no siempre) como
de la vida e c o n ó m i c a real. C r e o que la presente exposición no da motivo*
P i g o u en su Econovúcs of Welfarc, comparando la "mejor" combinación
para dicha opinión. L a teoría "estática" no presupone una economía csta-1
productiva del primer momento, con la ' mejor" del segundo. Y esto no
cionaria; pues también se ocupa de los efectos de cambios en los datos. Ñ o *
significa por fuerza (aunque pueda significar) que las dos combinaciones
existe una c o n e x i ó n necesaria en sí, entre teoría estática y realidad cstacio-
mencionadas difieran solamente por pequeñas variaciones en la cantidad, sino
n a r i a . S o l a m e n t e en la m e d i d a en q u e pueda exhibirse la forma fundamentad
en su total estructura técnica y comercial. Aquí tampoco se investiga la
del curso e c o n ó m i c o d e los hechos se recomienda este supuesto para la teo-|
formación de la segunda combinación ni los problemas conexionados con
ría. L a e c o n o m í a estacionaria es u n h e c h o incontrovertible durante milla-}
cüa, sino solamente el funcionamiento y el resultado de las combinaciones
res de anos y en épocas históricas d u r a siglos en muchos lugares, aparte detó
ya existentes. Por justificado q u e esté este m é t o d o , deja a un lado nuestro
hecho recalcado p o r Sotnbart d e la t e n d e n c i a al estado estacionario en todoJ
p r o b l e m a . Si se implicara la afirmación de q u e también lo resuelve, sería
periodo de depresión. D e aquí p o d r e m o s comprender sin dificultad el mo-5
falsa.
tivo de que el h e c h o t e ó r i c o y l a construcción t e ó r i c a se hayan unido t ú
E L FENÓMENO F U N D A M E N T A L

le que debiera exigir capacidad sobrehumana, es accesible al mcnpsj Habrá muqha más racionalidad consciente en est- ; o de acción,
, -

dotado, siempre que se halle psíquicamente sano. Dentro de la ru- que en la acostumbrada, que como tal no precisa i riexionarse; pero
tina ordinaria no existe siquiera necesidad de dirección. Indudable-, este plan estará expuesto no sólo a errores mayores en grado, sino
mente sigue siendo necesario distribuir las tareas entre los indivi- también a otra clase de errores distintos de aquellos que pueden
duos, mantener la disciplina, etc., pero esto es sencillo y cualquier? resultar de la acción diaria. Lo que se ha hecho anteriormente tiene
persona normal puede aprender a hacerlo. La función de dirigir a^ la realidad aguda de todas las cosas vistas y experimentadas; lo
Tos demás es mero "trabajo", como cualquier otra, a pesar de ser nuevo es solar icnte el resultado de nuestra imaginación. Llevar a
necesaria, y puede compararse al servicio de atender una máquina. cabo un nuevo plan, y actuar conforme a la costumbre son cosas
T o d o el mundo llega a conocer y a poder realizar sus tareas diarias tan diferentes como hacer un camino y recorrerlo.
en la forma acostumbrada, y las cumple diariamente por sí mis- La diferencia entre ambas cosas se aclara si tenemos en cuenta
m o ; el " d i r e c t o r " tiene su rutina como los otros las suyas, y su la imposibilidad de vigilar todos los efectos y contra-efectos de la
función directiva consiste solamente en la corrección de aberracio- empresa proyectada. Aun muchos que pudieran ser comprobados en
nes individuales. teoría, si dispusiéramos de tiempo y recursos ilimitados, deben per-
Y ello es así porque todo hábito y conocimiento, una vez adquirí manecer prácticamente en la oscuridad. Así como debe tomarse
ricio, se enraiza tan profundamente en nosotros, como un terraplén una decisión militar en cualquier situación estratégica, a pesar 0*6
ferroviario en la tierra. N o requiere ser renovado continuamente, no conocerse to 'os los datos potcncialmcntc posibles de conseguir,
ni reproducido en forma consciente, sino que se hunde en el estrato así debe ocurrir en la vida económica, en la cual se llega a la acción
de lo subconsciente. Se transmite normalmente por herencia, apren- sin estudiar todos los detalles del plan a realizar. E l éxito de todo
dizaje, educación, presión del medio, casi sin fricción. T o d o lo depende de la intuición, de la capacidad de ver las cosas en forma
que pensamos, sentimos o hacemos se vuelve en muchas ocasiones que se compruebe posteriormente ser cierta, a pesar de que no pue-
automático, descargándose de ello nuestra vida consciente. Sin em- da comprobarse en el momento, v de hacerse cargo de los hechos
bargo, no es suficientemente grande la enorme economía de fuerza esenciales, d e j a n d o a un lado lo accesorio, a pesar de que no se
así obtenida por la raza y el individuo, para transformar la vida puedan explicar los principios con arreglo a los cuales se procede.
ordinaria en un peso ligero, c impedir, por sus exigencias, el agota- El trabajo preparatorio detallado, el conocimiento especial, el al-
miento de las energías del hombre medio. Pero es suficientemente cance de la comprensión intelectual y el talento para el análisis __y~
grande para hacer frente a las exigencias ordinarias. Y esto es asi- lógico, p u e d e n ser origen de fracasos bajo ciertas circunstancias/'Sin § /
mismo válido para la vida económica diaria. Y de aquí se sigue embargo, cuanto más exactamente lleguemos a conocer el mundo
también para la vida económica que todo paso fuera de los límites natural y social, tanto más perfecto será nuestro control de los '
de la rutina tiene dificultades y contiene un elemento que consti- hechos; y cuanto mayor sea la perfección con que puedan calcular-
tuye el fenómeno del liderazgo. se ¡as cosas, c o n tiempo y racionalización progresiva, y en forma
rápida y segura, ranro más decrece la importancia de dicha función.
L a naturaleza de esas dificultades puede ser enfocada en los^
Del era disminuir, por tanto, la importancia del empresario, lo mis-
siguientes tres puntos. E n primer lugar, el individuo carece, fuera,
mo q u e ha disminuido va la del jefe m i l i t a r . / Y , sin embargo, csta|__£
de esos canales acostumbrados, de los datos necesarios para adoptar
uni la a dicha función una parte de la verdadera esencia de cada
sus decisiones y de las normas de conducta que conoce con gran
uno de esos tipos.
exactitud dentro de ellos. Debe naturalmente prever y estimar ba-
sándose en su experiencia. Pero muchas cosas deben permanecer Así como el primer punto reside en la tarca, depende el segundo
en la incei tidumbre, y otras son previsibles dentro de ciertos lí- de la psiquts del hombre de negocios. N o es sólo objetivamente
mites, mientras que otras sólo pueden quizá ser "adivinadas". Y n ís difícil realizar alijo n u e v o que lo habitual y lo que ha sido pro- .
esto es cierto en particular de aquellos datos que el individuo pre- ba lo p o r la experiencia, sino que el individuo siente repugnancia
tende variar, y de aquellos que pretende crear. A h o r a bien, debe por ello, y la sentiría a u n st no existieran las dificultades objetivas.
hacer en cierta medida lo que !c pide la tradición en la vida diaria, Igual o c u r r e en todos los campos. L a historia de la ciencia es una
o sea, planear su conducta en forma racional en todos sus detalles. eran confirmación de las dificultades que impone la adopción de
NóMGNf. AI,

un u vu punto de vista científico, o de un nuevo ,,mctodo. E L grupos ame..azados por. la innovación» en las dificultades para en-
pensamiento vuelve una y otra vez a sus caminos trillados, a pesar contrar 1" cooperación necesaria, y finalmente en las dificultades
de que se hayan revelado como, ineptos, y aun cuando la innovación . para ganarse a los exs^mldore*. A pesar de que dichos elementos
más adecuada no presente dificultades particulares. La propia na- siguen siendo efectivos hoy día, * pesar de que un período turbu-:
turaleza de los hábitos fijos del pensar, y su función ahorradora do lento de desenvolvimiento nos ha acostumbrado a la aparición y
energía, se funda en el hecho de que han llegado a ser s u b c o $ ¡ | puesta en práctica de innovaciones, pueden ser mejor estudiadas en
cientes, dan sus resultados automáticamente y a prueba de crítica,. los comienzos del capitalismo. Pero son tan obvias, que perdería-*
y aun de contradicción, por parte de los hechos individuales. Pero nios el tiempo ocupándonos de ellas.
es precisamente a causa de esto por lo que se transforman en pesa-1 El liderazgo existe solamente p o r estas razones; liderazgo, esto
das cadenas una vez que ha pasado su utilidad. Y así ocurre tam- es, una clase especial de función, y en contraste con una mera di-
bién en el m u n d o económico. Las fuerzas del hábito se rebelan y j | ferencia de rango, que existiría en cualquier cuerpo social, grande
se enfrentan al proyecto en embrión de quien pretenda acometer o pequeño, y aparece generalmente en combinación con dicha di-
algo nuevo. Es necesario, p o r tanto, un nuevo esfuerzo de la vo- ferencia. Los hechos aludidos crean una frontera, más allá de la
luntad, de clase distinta, para conseguir a pesar del trabajo y las cual la mayoría de los hombres requiere ayuda de una minoría, por
preocupaciones de la vida diaria, tiempo y alcance para la concep- no hallarse en situación de dcsenrrolversc por sí mismos. Si la vida
ción y aplicación de nuevas combinaciones, llegando a verlas como i social tuviera en todos los respectes la inmutabilidad relativa de,
posibilidades y no como u n soñar despierto. Esta libertad mcntalJ digamos, la vida astronómica, o s siendo mudable fuera incapaz de
presupone u n gran excedente de fuerza sobre las demandas diarias>-| influenciarse p o r la acción humiena, o si siendo capaz de ser influen-
y es raro y peculiar p o r naturaleza. ciada estuviera abierta a todos dicha capacidad, no existiría una
E l tercer punto consiste en la relación del medio social contra i función especial de liderazgo discinta del mero trabajo rutinario.
aquel que desee hacer algo nuevo. Esta reacción puede manifes- Se plantea el problema e s p e c i f i c o d e l liderazgo, y surge el tipo
tarse primeramente en la existencia tic impedimentos legales o p o - del líder, solamente allí donde se presentan nuevas posibilidades.
líticos. Pero despreciando éstos, se condena toda conducta desviada ° Esa es la cau.,a por la cual se f u l l a tan marcadamente entre los nor-
de u n miembro de un grupo social, si bien en grados m u y diversos.! mandos durante sus conquistas, v tan débilmente entre los eslavos
según se halle acostumbrado o no a tal conducta el propio grupo durante los siglos de vida inalterable relativamente protegida p o r
social. U n a desviación tan pequeña como la representada por va-g los pantanos del Priper. Nuejesras tres puntos caracterizan la na-
naciones en el traje o los modales, se enfrenta siempre a una opo- 1 turaleza de la función así como- l a conducta que realiza el tipo del
sición, tanto mayor cuanto más grave sea el caso. L a oposición es líder. N o es parte de su func: ym la " c r e a c i ó n ' o la "invención" de
más importante en estadios primitivos de cultura, pero existe siem-
nuevas posibilidades, pues sierrr-cr se hallan presentes, acumuladas
pre. E l simple asombro ante la desviación, su observación, es
por toda clase de pueblos. A rmenudo se conocen bien, y las es-
suficiente para ejercer una presión sobre el individuo. Las mani-
tudian los escrirores sobre tensos literarios o científicos. E n otros
festaciones de desaprobación pueden traer al punto consecuencias.
casos no hace falta descubrir c'-.-wa alguna p o r ser totalmente obvia.
Pueden provocar ostracismo social, y , por último, obstáculos físicos
Si queremos ejemplificar esta afirmación en la vida política, pode-
o inclusive ataque directo. N i el hecho de que la diferencia pro-
mos decir que r.o era difícil '.i'.rtcnninar la forma en que podían
gresiva debilita esa oposición —dado especialmente que el motivo
mejorarse las condiciones sodaúes y políticas de la Francia de
más importante del debilitamiento es el propio desarrollo que pre-
Luis X V I , con objeto de c v k a r la caída del anclen réghne. De
tendemos explicar—, ni el hecho de que la oposición social opera
hecho la conocían bastantes pcrxonas, pero nadie se hallaba en s i -
c o m o estímulo bajo ciertas circunstancias y para ciertos individuos, |
tuación de aplicarla. Es prec «amiente este "hacer", este "poner en
cambia en principio su significación. Vencer esa oposición es siem-
pre una clase especial de tarea que no existe en la vida diaria, tarca.' práctica", sin el cual están rnaertas las posibilidades, en lo que c o n -
que requiere también una clase especial de conducra. Esta resisten- ¡ siste la función del líder. Y estro es válido para toda clase de lidc-
cia se manifiesta primeramente en los asuntos económicos, en los razgos, lo mismo de los e f í m r - que de los perdurables. L o s p r i -
meros pueden suministrar un : :c:n ejemplo. Las medidas que deben
9S D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO E L FENÓMENO F U N D A M E N T A L
adoptarse en caso de emergencia suelen ser sencillas; es posible que| realidad un liucrazgo contrario a la voluntad del que lo ejerce. F i -
casi todo el mundo o todo el mundo las vea; sin embargo, todo el nalmente rinde un servicio cuyo conocimiento exacto requiere los
mundo desea que alguien las exponga, las lleve a la práctica, dirija conocimientos de un especialista. N o se comprende con tanta fa-
su implantación. El liderazgo artístico o científico que influye so- cibdad por el público, como un buen discurso de un político, o la
lamente por el ejemplo, no consiste tampoco sólo en descubrir q| victoria de un general en el campo de batalla, y eso por no insistir
crear una cosa nueva, sino en impresionar al cucq o social, deci- en el hecho de que parece actuar por su solo interés individual, y
diéndolo a seguir la innovación. Los jefes cumplen, por tanto, su a veces en forma dura. Comprenderemos, por tanto, que no se
función más por la voluntad que por el intelecto, más por su "autó-| advierten en este caso los valores afectivos que son la gloria de
ridad", "influencia personal", etc., que por sus ideas originales. todas las demás clases de liderazgo social. Añadamos a esto la po-
Debernos, por tanto, distinguir el liderazgo económico de m sición económica precaria del empresario individual y de los empre-
"invención". Las invenciones carecen de importancia económica,: sarios como grupo, y el hecho que cuando su éxito económico lo
en tanto que no sean puestas en práctica. Y la aplicación de cual- eleva socialmcnte no tiene tradición o actitud cultural que lo sos-
quier mejora es una tarca completamente diferente de su invención, tengan, moviéndose por la sociedad como un improvisado, cuyos
y que requiere aptitudes distintas. Si bien los empresarios pueden modales son objeto de burla, y comprenderemos por qué este tipo
ser inventores, como pueden ser capitalistas, lo son p< • coinciden- no ha sido nunca popular, y por qué la propia crítica científica lo
cia y no por naturaleza, y viceversa. Además, las innovaciones que ha desdeñado a m e n u d o . 21

llevarán a la práctica los empresarios, no precisan ser invenciones Redondearemos por último nuestra representación del empresa-
en forma alguna. Por lo tanto, no es aconsejable conceder demasia- rio en la misma manera en que tratamos de comprender siempre
da importancia a las invenciones, tal como lo hacen muchos trata" (lo mismo en la ciencia que en la vida práctica) el comportamiento
distas. humano, o sea por el análisis de los motivos característicos de su
E l liderazgo del empresario a diferencia de otros liderazgos eco- conducta. T o d o intento de hacerlo chocará probablemente contra
nómicos, como el que esperamos encontrar en la tribu o aldea pri- todas las objeciones hechas a la intromisión del economista en el
mitivas, o en una sociedad comunista, se colorea por las condiciones campo de la psicología, objeciones a que nos ha acostumbrado una
peculiares a ella. Carece del relumbrón que caracteriza a otros l i - larga lisra de escritores. N o podemos entrar aquí en el estudio de
derazgos. Consiste en el cumplimiento de una tarca especial que la relación entre la psicología y la economía, siendo suficiente ha-
sólo interesa al público en casos m u y excepcionales. Pues su éxity, cer constar que los que se opongan a consideraciones psicológicas
perspicacia y vigor, no son más esenciales que cierra estrechez de en una discusión económica, pueden saltar estos párrafos sin perder
miras, que se limita a agarrar la ocasión por los brazos, y a nada contacto con el argumento en los capítulos siguientes. Pues ningu-
más. L a "influencia personal", sin duda, no carece de importancia. no de los resultados a que conduce nuestro análisis, cae o se levan-
Y , sin embargo, la personalidad del empresario capitalista no pre- ta con nuestra "psicología del empresario", ni está viciado por
cisa responder (y no responde por lo general) a la idea de cómo cualquier error contenido en esa última. N o precisamos — c o m o
suponemos que debe ser un "líder", y esto en una medida que se podrá ver el lector por sí m i s m o — i r más allá de las fronteras de
hace difícil comprender que cae bajo la categoría sociológica de ¡a conducra observada. Aquellos que no se oponen a toda psicolo-
líder. " C o n d u c e ' los medios de producción a nuevos caminos. Pero gía, sino a la que conocemos por el libro de texto tradicional, v c -
no lo hace convenciendo a los hombres de la dcscabilidad de llevar
a la práctica sus planes, ni por la creación de confianza en su li- : l
P o r lo t a m o , puede n o ser s u p e r f i n o señalar i p i c nuestro análisis d e l
derazgo a la manera del jefe político —pues debe convencer o panel d e l e m p r e s a r i o no supone u n a " g l o r i f i c a c i ó n " del t i p o , c o m o supusie-
ron algunos lectores de la p r i m e r a e d i c i ó n . S i n d u d a , mantenemos q u e los em-
impresionar solamente al banquero que debe financiarle— sino com- presarios tienen una f u n c i ó n e c o n ó m i c a , distinta, p o r e j e m p l o , de la de los
prándolos a ellos o sus servicios, para utilizarlos en la forma que ladrones. P e r o no d e f i n i m o s a cada e m p r e s a r i o c o m o u n g e n i o n i un b i e n -
juzgue. También "conduce" (leads) en el sentido de que lleva a hechor de la h u n i . m i d . n l , n i queremos expresar n i n g u n a opinión sobre los
otros productores tras de sí. Pero como sus competidores, que méritos c o m p a r a t i v o s de la organización social en la cual representa su pa-
reducen primeramente y por último anulan sus ganancias, es en pe!, n i sobre la cuestión de si esta f u n c i ó n p u d i e r a realizarse en f o r m a mis
barata o eficiente.
100 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO

rán que no adoptamos el cuadro tradicional de la motivación la mera rutina de un negocio establecido. Y un empresario típico
"hombre económico". está más centrado en sí mismo que otros porque confía menos que
E n la teoría de la corriente circular, se reduce la importune ellos en la tradición y en la conexión, y porque su tarea caracterís-
de examinar los motivos, por el hecho de que las ecuaciones del tica —lo mismo desde el punto de vista teórico que desde el históri-
sistema de equilibrio pueden interpretarse en forma que no impli- co— consiste precisamente en la ruptura con la tradición y en
quen magnitudes psíquicas de ninguna clase, como aparecen en el crear una nueva. Si bien esto se aplica primariamente a su actúa
análisis de Parcto y Baronc. Y ésta es la razón por la cual la psico-; ción económica, puede hacerse extensivo a sus consecuencias mora-
logia (aún defectuosa) interviene menos en los resultados, de lo ; ;
les, culturales y sociales. N o es ninguna coincidencia que el pe-
que podía esperarse. Quizá exista la conducta racional aun en au- ríodo de auge del tipo del empresario diera origen también al
sencia de la ?not'wación racional. Pero en cuanto queramos penetrar;; utilitarismo.
en la motivación el problema se complica. La m a y o r parte de las Pero su conducta y sus motivos no son "racionales" en ningún
cosas que hacen los individuos en su vida diaria, c o n circunstancias! otro sentido. Y su motivación característica no es de clase hedo-
y hábitos sociales dados, se les presentará primariamente desde ti' nista en rttngtm sentido. Si definimos el motivo hedonístico de la
punto de vista de un deber, que lleva consigo una sanción social o acción como el deseo de satisfacer las necesidades propias, podemos
supra-humana. Existe en ello m u y poca racionalidad consciente y incluir en las "necesidades" cualquier impulso, lo mismo que pode-
m u c h o menos hedonismo y egoísmo individual, y puede decirse mos definir el egoísmo en tal forma que incluya también todos los
que lo que haya de tal cosa es de aparición relativamente reciente. valores altruistas, c o n el argumento de que también significan algo
Sin embargo, y en tanto que nos confinemos a las grandes líneas para la propia satisfacción. Pero esto reduciría nuestra definición
de la acción económica constantemente repetida, podemos enlazar- a una tautología. Si queremos darle significado, debemos restrin-
lo c o n las necesidades y los deseos de satisfacerlas, a condición de girla a aquellas necesidades capaces de ser resueltas por el consumo
que reconozcamos que el motivo económico definido en ral forma de bienes, y a la clase de satisfacción que se espera de dicho c o n -
varía mucho en intensidad en el tiempo; que es la sociedad quien sumo. Entonces no es ya cierto que nuestro tipo de empresario
da forma a las necesidades que observamos; que las necesidades de- actúe bajo un deseo de satisfacer sus necesidades.
ben ser tomadas c o n referencia al grupo en que piensa el individuo Pues a no ser (pie asumamos que los individuos que nos inte-
al decidir su acción (la familia o un grupo mayor o menor que la resan se hallen impulsados por un deseo insaciable de satisfacción
familia); que la acción no sigue prontamente al deseo, correspon- hedonista, el funcionamiento de la lev de Gossen haría cesar todo
diendo solamente a ella en forma más o menos imperfecta; que el esfuerzo posterior por parte de los jefes de los negocios. Pero la
campo de la elección individual está siempre limitado, si bien en experiencia nos muestra que los empresarios típicos sólo se retiran
forma y grados diferentes, por los hábitos y las convenciones so- de la arena cuando se ha agotado su fortaleza y no se sienten a la
ciales, así como por elementos parecidos; sin embargo, sigue siendo altura de su función. Esto no parece comprobar la representación
cierto que dentro de la corriente circular cada uno se adapta al del hombre económico, que compara resultados probables con la
medio c o n objeto de satisfacer ciertas necesidades dadas (suyas o, desutilidad del esfuerzo y alcanza a su debido tiempo un punto de
de otros) en la mejor forma posible. E l significado de la acción equilibrio más allá del cual no desea pasar. E l esfuerzo en nuestro
económica es en todos los casos la satisfacción de las necesidades, caso no parece pesar, interpretando esta expresión como el senti-
en el sentido de que no habría acción económica si no hubiera ne-; miento de una razón para dejar de trabajar. V la actividad del tipo
cesidades. E n el caso de la corriente circular, podemos pensar empresarial es indudablemente un obstáculo al goce hedonista de
también en la satisfacción de necesidades como el motivo normal. aquellas clases de mercancías que son adquiridas usualmcntc por
ingresos superiores a cierta cifra, porque su "consumo'' presupone
Pero esro último no es cierto para nuestro tipo. Sin duda, eni
la holganza. L a conducta que observamos en los individuos que
cierro sentido puede decirse que es el más racional y el más egoís-
nos interesan sería por tanto irracional desde el punto de vista he-
ta de todos, pues, como hemos visto, la racionalidad consciente
donista.
entra mucho más en la puesta en prácrica de planes nuevos, que a
su vez deben ser preparados antes de ponerse en práctica, que en Esto no probaría, como es natural, la ausencia de motivaciones

«i
102 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO EL FENÓMENO FUNDAMENTAL 10)
en el primer grupo de motivos. E n ninguna forma en los otros W
hcdonísticas. Pero apunta, sin embargo, a otra psicolog.a de
La gMancia pecuniaria es indudablemente una expresión muy exac-
rácter no-hedonista, especialmente si tenemos en cuenta la i n d . .
ta del éxito, y en" especial del éxito rclatho, y tiene la ventaja
rencia al gozo hedonístieo que se hace conspicuo en individuos ca-
—desde el punto de vista del hombre que lucha por ella— de ser
racterizados de nuestro tipo, y que no es difícil de comprender.
un hecho objetivo e independiente en gran medida de la opinión
Tenemos en primer lugar el ideal y la voluntad de fundar un
de los demás. Éstas y otras peculiaridades inherentes al mecanis-
reino privado, aunqui no necesariamente una dinastía. E l mundo;
mo de la sociedad adquisitiva", hacen muy difícil reemplazarla
moderno desconoce tales posiciones, pero lo que puede lograrse
como motor del desenvolvimiento industrial, aun si descartáramos
por el éxito industrial o comercial es la mayor aproximación aí:
la importancia que tiene para la creación de un fondo destinado
señorío medieval abierta al hombre moderno. Su fascinación es
a la inversión. Sin embargo, es cierto que el segundo y tercer gru-
esencialmente poderosa para las personas que no disponen de otro*
po de motivos del empresario podrían ser sustituidos por alguna
medio para conseguir la distinción social. La sensación de poder:
organización de la sociedad, que no presupusiera la ganancia pri-
y de independencia no desmerece por el hecho de ser ambas iltra
vada como resultado de la innovación económica. La clase de es-
sorias. U n análisis más profundo mostraría una variedad infinita
tímulos con que pudieran sustituirse esos motivos de la actividad
dentro de este grupo de motivos, desde la ambición espiritual al
del empresario, y la forma en que se conseguiría que operaran sa-
esnobismo. Pero eso n r precisa detenernos. Basta señalar que no
tisfactoriamente, así como lo hacen los capitalistas, queda fuera de
coinciden dichos motivos con la satisfacción del consumidor, a
nuestro tema. Los reformadores sociales no prestan bastante atei.-
pesar de hallarse más próximos a ella que otros cualesquiera.
ción a estos puntos y los ignoran totalmente los partidarios del
Podemos mencionar también la voluntad de conquista: el im-
radicalismo fiscal. Pero no son ¡nsolublcs, y pueden ser determina-
pulso de lucha, de manifestarse como superior a los demás, de tener
dos por la observación detallada de la psicología de la actividad del
éxito p o r el éxito mismo, y no por sus frutos. L a acción económi-
empresario, al menos para lugares y momentos dados.
ca se parece al deporte, en este aspecto; existen campeonatos fi-
nancieros, mejor dicho, combates de boxeo. El resultado financiero
es una consideración secundaria, que se valora en toda caso como el
índice del éxito y como síntomas de la victoria, cuva exhibición
es a veces más importante como motivo de grandes gastos que el
p r o p i o deseo de los bienes de consumo. Encontraremos también
incontables matices, algunos de los cuales —como la ambición so-
c i a l — se difuminan en el primer grupo de motivos. Y como ve-
mos, nos hallamos de nuevo ante una motivación característicamen-
te distinta de la "satisfacción de necesidades" en el sentido definido
más arriba, o de la "adaptación hedonística", para emplear otras
palabras.
Finalmente existe el gozo creador, de hacer las cosas, o simple-
mente de ejercitar la energía y el ingenio. Y esto es un motivo
ubicuo, pero en ninguna parte se encuentra como factor indepen-;
diente de la conducta con la claridad con que se nos presenta en
este caso. Nuestro tipo de hombre busca dificultades con objeto de
verse obligado a realizar alteraciones; encuentra su gozo en la aven-
tura. Este grupo de motivos es indudablemente el más anti-hedo-
nlsta de los tres.
L a propiedad privada, como rcsulrado de la actividad del em-
presario, es solamente un factor esencia] del funcionamiento de ésta
CRÉDITO Y CAPITAL | i »

falso afirmar que el dinero es solamente un medio para la circuí i -


ción de bienes, sin que resulten de él fenómenos importantes. Si
creáramos de aquí una objeción contra nuestro argumento, sería
al punto refutada por la prueba de que en nuestro caso no puede
CRÉDITO Y CAPITAL
conseguirse un empleo diferente de los poderes productivos del
sistema más que por una perturbación en el poder relativo de com-
NATURALEZA Y FUNCIÓN DEL CREDITO 1 pra de los individuos. Hemos visto que no es posible en principio
un préstamo de los servicios de la tierra y trabajo por parte de los
L A NOCIÓN fundamental de que la esencia del desenvolvimiento eco- terratenientes y obreros. N i tampoco puede tomar ef empresario
nómico consiste en empleos diferentes de los servicios existentes de en préstamo medios de producción producidos. Pues en la co-
la tierra y trabajo, no conduce a la afirmación de que la realiza- rriente circular no habría existencias inactivas de los mismos para
ción de nuevas combinaciones tiene lugar por la retirada de dichos subvenir a las necesidades del empresario. Si existen en uno u otro
servicios de sus empleos anteriores. Pues toda forma de economía punto tales medios de producción, entonces es evidente que el
en la cual el líder no tenga poder directo de disposición sobre di- empresario puede comprarlos; pero para eso precisa poder de com-
chos servicios nos conduce de nuevo a dos herejías: primero, la pra. N o puede tomarlos en ' éstamo, pues se precisan para el
r

herejía según la cual el dinero y , segundo, la herejía de que los otros propósito para el cual fueron producidos, y el poseedor no puede
medios de pago rc.lizan ambos una función esencial y , por tanto, ni quiere esperar su devolución — q u e podría hacer el empresario,
los procesos en términos de medios de pago no son meramente pero solamente más tarde—, y tampoco quiere ni puede soportar
reflejos de los procesos en términos de bienes. U n a larga línea de el riesgo. Si alguien hace esro, a pesar de todo, se llevan a cabo en
teóricos nos ha asegurado lo contrario en toda ocasión posible, y realidad dos transacciones: una compra y una concesión de crédi-
aun c o n impaciencia c indignación moral c intelectual. to. Ambas son, no solamente partes distintas, en sentido legal, de
L a economía pelítica se ha resistido — c o n razón— a lor. errores un mismo proceso económico, sino dos procesos económicos muy
populares continuos que se aferran al fenómeno del dinero, desde diferentes, a los cuales corresponden fenómenos económicos distin-
el momento en que adquirió el rango de disciplina científica. Este tos, como veremos más adelante. Finalmente, el empresario no pue-
ha sido uno de sus servicios fundamentales. Y cualquiera que pien- de "anticipar" bienes de consumo al obrero y al terrateniente, por
se en serio lo dicho anteriormente, verá que no se ha mantenido no disponer de ellos.- Si los compra, precisa poder adquisitivo para
en nuestras ideas ninguno de dichos errores. Indudablemente sería esos efectos. N o podremos eludir este hecho, pues se trata siem-
pre de retirar bienes de la corriente circular. Y respecto al prés-
1
L a linca de pensamiento que se lia expuesto sin modificaciones esencia-
les en lo que sigue, ha recibido una mejora apreciadle con las investigaciones
tamo de bienes tic consumo puede decirse lo mismo que de los bie-
de A . H a h n , en su Volksivirtschaftlicbc Tbcoric des Kankkredits ( 1 * ed. nes de producción. N o afirmamos, por ranto, nada que sea misterioso
1920, 2 * cd. 1 9 2 6 ) . M e permito aconsejar especialmente al lector la lectura o extraño.
de esta obra original y meritoria que ha hecho avanzar considerablemente
nuestro conocimiento del problema. Es en muchos respectos paralelo, W . G . Es evidente que no tiene sentido la objeción de que nada esen-
Langworthy T a y l o r , en su obra: The Credit Systcrn. Quiza los fenómenos cial "puede" depender del dinero. Pues en realidad el poder adqui-
acaecidos en la posguerra, y las discusiones sobre el papel jugado por el sitivo es el vehículo de un proceso esencial; de esto no cabe duda.
c r é d i t o bancario en el auge y la depresión eliminen el c a r á c t e r en apariencia
Además, no puede hacerse en realidad la objeción porque todo el
p a r a d ó j i c o de lo que voy a relatar a continuación. Todas las teorías actuales
del ciclo afirman la existencia de " c r é d i t o s adicionales" en la prosperidad, y mundo admire el fenómeno análogo de que los cambios en la can-
se ocupan del problema de si es posible hacer más suaves los efectos del tidad o la distribución del dinero pueden tener efectos de grandes
ciclo influenciándolo por el lado del dinero. Esto no significa todavía la alcances. Pero n o se ha dado a esta observación la importancia que
aceptación de mi punto de vista, pero debe conducir hacia él. Véase tam-
merece. Y , sin embargo, es muy instructiva la comparación. Aquí
bién mi artículo "Krcditkontrollc" en la revista Archiv für Sozialvsissen-
sebaft und Sozialpolitik ( 1 9 2 5 ) . Recientemente ha llegado a los mismos re- 2
L a c o n s t r u c c i ó n teórica q u e ha impuesto esta c o n c e p c i ó n desde Q u c s -
sultados el Prof. Robcrtson en su obra: Banking Volicy and the l'rice Level r.ay se refuta |*>r sí m i s m a . \ es tan importante que puede hablarse d t
(véase sobre ello Pigou, en Econornic Journal, junio de 1 9 2 6 ) . " e c o n o m í a de entregas adelantadas" (Vortclntssókoncmtte).
104
106 D E S E N V O L V N T O ECONÓMICO

tampoco existe necesariamente un cambio en la esfera de los bie- éino que aparecen, una vez creadas, al lado de las sumas existentes.
nes, es decir, una causa precedente del lado de las mercancías, a l a » Coincide también con la concepción" dominante la afirmación —que
cual pueda acudirse como explicación. Los bienes se comportar* no es esencial para nosotros, pero que mantenemos para facilitar
en este caso en forma totalmente pasiva. Sin embargo, su cantidad la exposición— de que esa creación de medios de pago se centra en
y su clase se influencian —como todo el mundo sabe— en gran los bancos y constituye su función fundamental. La creación de
medida por tales cambios. dinero por ios bancos realizada por la creación de obligaciones con-
Nuestra segunda herejía no es tampoco tan peligrosa como pa- tra sí mismos, descrita por Adam Smith y otros autores más primi-
rece. Descansa también en último análisis sobre un hecho que no tivos en forma libre de errores populares, se ha convertido hoy en
es solamente demostrable y aun obvio, sino también generalmente un lugar común; por lo cual me apresuro a añadir que para nuestros
aceptado. E n el sistema económico se crean medios de pago que propósitos es indiferente si se considera o no a la expresión "crea-
si bien se representan externamente como un derecho sobre una ción de dinero" como correcta desde el punto de vista teórico.
cantidad determinada de dinero, se diferencian extraordinariamente Nuestras deducciones son del todo independientes de los detalles
de cualquier otro derecho sobre bienes, porque realizan el mismo de cualquier teoría monetaria.
servicio — a l rnenos temporalmente— que el propio dinero, de for- Finalmente no puede dudarse que estos medios circulantes lle-
ma que pueden sustituirlo bajo ciertas circunstancias* Y esto no gan a existir en el proceso de la concesión de créditos, y se crean
sólo se reconoce en la literatura sobre dinero y crédito, sino tam- especialmente —desdeñando los casos en que sólo se trata de evitar
bién en la teoría, en su sentido más restringido, cosa que puede el transporte de metálico— con el propósito de conceder créditos.
observarse en cualquier libro de texto. N o tenemos nada que aña- U n banco es, según Fcttcr (Principies of Economics, p. 462), "un
dir a la observación, sino solamente al análisis. L o s problemas cuya negocio cuyas entradas se componen principalmente del préstamo
discusión tenía mayor relación con el reconocimiento del hecho, de sus promesas de pago". Hasta ahora no hemos afirmado nada
fueron las cuestiones sobre el concepto y valor del dinero. Cuando controvertible, ni veo siquiera la posibilidad de mantener una opi-
la teoría cuantitativa estableció sus fórmulas sobre el valor del di- nión diferente. Nadie puede reprocharmc que esté haciendo una
nero, sus críticos la atacaron primero por su desconsideración de ofensa a la afirmación de Ricardo, según el cual las "operaciones
otros medios de pago. E s también conocido que muchos traradis- bancarias" no pueden aumentar la riqueza de un país, o de ser c u l -
tas han afirmado que estos medios de pago, y especialmente el cré- pables de una especulación en el sentido de L a w . Además, ¿quién4

dito bancario, pueden considerarse como dinero. Pero basta con va a negar el hecho de que, en algunos países, tres cuartos de los
que el problema se planteara. E n todo caso, el hecho que nos ocu- depósitos bancarios son simplemente créditos" y que, p o r lo general,
pa, que y o sepa, se ha admitido por todos, aun por aquellos escri- el hombre de negocios comienza siendo deudor del banco con ob-
tores que respondieron a la cuestión negativamente. Se explicó
también siempre, con más o menos detalle, la forma en que es téc- * Véase J. S. M i l i . Además, cualquier economista admitirá que la afirma-
nicamente posible. ción de Ricardo no es totalmente correcta, a pesar de ser tan conservador
sobre este punto. Véase, por ejemplo, Laughlin, quien dice en su obra Prin-
Eso implica el reconocimiento de que los medios circulantes así
cipies of Money: "FJ crédito no aumenta el capital (o sea los medios de pro-
creados no representan meramente una cantidad equivalente de d i - d u c c i ó n ) sino que lo moviliza y lo hace más eficiente, resultando, en conse-
nero, sino que existen en tales cantidades que no podrían redimirse cuencia, en un aumento de la p r o d u c c i ó n . " Más tarde afirmaremos a l ¡ p similar.
todos a u n tiempo; y también que no sólo reemplazan — p o r razo- 0
Solamente unos cuantos bancos muestran en sus balances p e n ó d i c o s la
pane verdadera de sus depósitos. E l cálculo anterior está basado en datos
nes de conveniencia— sumas de dinero que circularon previamente,
ingleses, que lo muestran aunque sea de forma indirecta, equivaliendo pro-
bablemente esa apreciación a una coimmmis opimo. Esto no es válido para
s Aunque n o es posible en general sumar los derechos sobre los bienes Alemania, porque no existe la práctica de acreditar al cliente la totalidad del
con los bienes mismos, como tampoco podríamos sumar las espigas y los préstamo. Pero no por eso es diferente la esencia de la teoría. T o d o s los
granos de trigo es, sin embargo, un tanto diferente la cuestión que nos depósitos bancarios se basan —hablando en términos estrictos— en simples
ocupa a h o r a . Pues si b i e n es cieno que no se puede cabalgar sobre el de- créditos, cosa que ha recalcado Hahn, pero los créditos que surgen de las
recho a un caballo, también es cieno que con un derecho a dinero se puede
sumas ingresadas en el banco se cubren en forma especial y no aumentan el
hacer lo mismo que con éste, a saber: comprar.
poder de compra de los depositantes.
* DESENVOLVIMIENTO ECONÓMICO CtÉDITO Y C A P I T A L 109

jeto de ser su acreedor posteriormente; que primeramente "toma casos en que no se trata de liq miar una operación normal de
en préstamo" lo que "deposita" uno actu, y eso sin hablar del hecho mercaderías, se exige, por lo general, una garantía colateral, y lo
de que solamente una parte mínima de las transacciones se efectúan I que llamamos "creación de dinero" no sería, por tanto, sino la
y pueden efectuarse en dinero en sentido estricto? N o concederé, movilización de créditos existentes. En este punto deberíamos vol-
por tanto, mayor atención a estas cosas, pues no tiene objeto dafl ver, pues, a la concepción tradicional. De necho parece triunfar
explicaciones que pueden encontrarse en cualquier libro elemental.' esta ultima, pues no sólo no habría medio circulante sin una base,
También se admite generalmente que todas las formas de crédito," sino que podría hacerse abstracción del dinero, llevando la investi-
desde los billetes a los créditos en cuenta corriente, son en esencia gación al cambio de mercancías p o r mercancías, o sea procesos en
la misma cosa, y que el crédito aumenta la cantidad de medios de la esfera de los bienes. Esta interpretación explica también por
pago en cualquiera de estas formas. 0 qué se supone generalmente que la "creación de dinero" es pura-
Hasta ahora no hemos encontrado sino un punto sobre el cual mente una cuestión técnica, sin mayor significación para la teoría
haya controversia posible. Es evidente que la mayor parte de tales general de la vida económica que la que pudiera relegarse, sin
medios circulantes no pueden ser creados sin una base que consista preocupaciones, a u n capítulo sobre los .métodos bancarios.
en mercancías p dinero legal. Creo que no me equivoco al afirmar N o estamos totalmente de acuerdo c o n esto. P o r el momento
que la letra de cambio del productor aparece como ejemplo típico ' asta recalcar que lo que se designa como " a n o r m a l " p o r la prác-
de tales medios, lo mismo para el hombre de negocios que para el tica, es solamente la creación del medio circulante que pretende ser
teórico. E l p r o d u c t o r libra contra sus clientes, tan pronto como el resultado de las transacciones corrientes de mercancías, sin que
termina la producción y vende el producto, con objeto de tradu- sea esc el caso. Fuera de esto, podemos afirmar que las letras fi-
cir en seguida su documento en " d i n e r o " . Estos productos sirven nancieras no son sólo algo "anormal". l i s cierto que no son crea-
en tal caso de "base" —¡n concreto, por ejemplo, conocimientos ciones de crédito para financiar nuevas combinaciones, pero a me-
de embarque— y aunque los conocimientos no estén respaldados nudo acaban por ser algo muy parecido. E n cuanto a la garantía
por dinero existente, se basan en su lugar en bienes existentes y , en colateral, (pie no puede estar compuesta en tal caso de productos
consecuencia, en cierto sentido, en "poder de c o m p r a " existente. existentes, sino de otras cosas, lo significativo no es, en principio,
Los depósitos mencionados más arriba surgen en gran parte del que se " m o v i l i c e " esa garantía por la concesión del crédito. Esta
descuento de papel comercial de esta clase. Y esto se podría con- no es una buena caracterización de la naturaleza de la cosa. Por
siderar como el caso normal de concesión de créditos o de coloca- el contrario, debemos distinmiir dos casos. Primero cabe que el
ción de instrumentos de crédito en los canales del comercio, p u - empresario disponga de algún valor que pueda dejar en prenda
diendo denominarse anormal cualquier otro caso. Pero aun en los 7 en el banco." Esta circunstancia le permite obtener su crédito
con mucha mayor facilidad. Pero no pertenece a la naturaleza
fl
Naturalmente, existen siempre teóricos que adoptan el punto de vista de la cosa en su forma más pura. I,a función del empresario no
d e l lego e n la materia, que consideran con estupor las "sumas gigantescas está relacionada, en principio, con la posesión de riqueza, como
existentes en los b a n c o s " . Sorprende que adopten a veces opinión parecida nos muestra el análisis y la experiencia, a pesar de que el hecho
los periodistas financieros. C o m o ejemplo véase el l i b r o — m u y útil p o r lo
accidental de la posesión de riqueza constituya una ventaja prác-
d e m á s — de Clare, titulado: A Moncy Marhet Primer, q u e n o acepta direc-
tamente esc punto de vista, pero define las sumas disponibles para la conce-
sión de créditos como "el dinero de otras personas", cosa que es naturalmente * Además, si se trata de cosas como tierras o acciones que no circulan
cierto en parte, y sólo en sentido figurado. —o no están en el mercado de bienes— entonces la creación de dinero pro-
7
C o n eso desdeño desde el primer momento el caso en el c u a l se des- voca el mismo efecto, en la esfera de las mercancías y sobre los precios, que
pachan los negocios corrientes de un sistema e c o n ó m i c o c o n m e d i o s cre- una emisión sin cobertura. Pero esto pasa inadvertido por lo general. Véase
d i t i c i o s de pago, recibiendo el productor una letra u o t r o i n s t r u m e n t o de el error análogo en el caso del dinero estatal creado con " g a r a n t í a " de
c r é d i t o d e sus clientes, con la cual compra inmediatamente bienes de pro- tierras. La Cobertura frecuente de esta categoría de medios de pago con
d u c c i ó n . A q u í no existe en realidad una concesión de crédito, y el caso no alguna clase de garantía, sólo elimina la inseguridad que existiría de otra for-
presenta diferencias fundamentales respecto de las operaciones en e f e c t i v o ma, pero no altera el hecho de que no existe una oferta de productos co-
c o n m o n e d a metálica. Este caso, del cual n o hablaremos m i s en este lugar, rrespondiente a la nueva demanda de productos que procede de ella. Véase
ha sido mencionado en el primer capítulo. el capítulo II.
CRÉDITO Y CAPITAL 111
110
tica. Debido a los casos en los cuales falta tal circunstancia, no a cabo sus nuevas combinaciones; en una palabra, si es que ha de
puede atacarse dicha interpretación, y se sigue que la afirmación cotwcrtirse en empresario. Y este poder de compra no le llega cñ
de que el crédito "acuña propiedad", por asi decir, no es una for- forma automática, como al productor en la comente circular, por
mulación suficiente del asunto. E n segundo lugar, el empresario"; la venta de lo producido en períodos precedentes. Si no posee ese
puede hipotecar los bienes que adquiere con el poder de compra ' poder de compra —y si lo poseyera sería simplemente como con-
obtenido en préstamo. La concesión del crédito viene primero, y secuencia del desenvolvimiento anterior— debe obtenerlo en prés-
la garantía no existirá sino un momento más tarde. La concepción tamo, f'Si no lo obtiene es indudable que no puede transformarse
de situar en la circulación un activo recibe aún menos apoyo de en empresario. E n esto no existe nada ficticio; se trata simplemente
este caso que del anterior. P o r el contrario, es perfectamente claro de la formulación de hechos conocidos por todo el mundo. Sólo
que en el primer caso se crea poder de compra al cual no corres- puede transformarse en empresario adquiriendo primeramente el
ponden nuevos bienes. carácter de deudor. Y se convierte en deudor como consecuencia
De ahí se sigue que en la vida real debe ser mayor el crédito de la lógica del proceso de desenvolvimiento; o, para decirlo en
total de lo que podría ser si fuera sólo crédito cubierto en su in- otra forma: su transformación en deudor surge necesariamente del
tegridad p o r garantías. L a estructura del .crédito se proyecta no caso, y no es anormal, ni un accidente que deba ser explicado por
solamente más allá de la base existente de oro, sino también de la circunstancias particulares. L o que precisa primeramente es cré-
de mercaderías. N o puede negarse este hecho como tal, sino que ; dito. Requiere poder adquisitivo antes de necesitar cualquier clase
sólo podría ponerse en duda su importancia teórica. Pero, sin em- | de bienes. Es el deudor típico en la sociedad capitalista*
bargo, es muy importante para nosotros la distinción entre el eré- 1
Ahora debemos completar el argumento por la prueba nega-
dito normal y anormal.' El primero crea un derecho a una parte tiva de que no puede afirmarse lo mismo de ningún otro tipo, y
del dividendo social, que representa y puede ser considerada como que no existe otro deudor que lo sea por la propia naturaleza de
servicios prestados, con entrega previa de bienes existentes. L a cla- su función económica. Existen, como es natural, muchos otros m o -
se de crédito que la opinión tradicional llama anormal, crea tam- tivos para prestar o tomar dinero en préstamo. Pero lo importante
bién derechos al producto social que, en ausencia de servicios pro- es que en tal caso no se presenta la concesión del crédito como un
ductivos pasados, solamente pueden describirse como certificados elemento esencial en el proceso económico. Y esto es válido p r i -
de servicios futuros, o de bienes por producirse. Existe, por tanto, meramente para el crédiro de consumo. Desdeñando el hecho de
una diferencia fundamental entre las dos categorías, lo mismo en que su significación sólo puede ser secundaria, no es un elemento
su naturaleza que en sus efectos. Ambas sirven los mismos propósitos en las formas y necesidades fundamentales de la vida industrial. N o
como medios de pago, y no pueden ser objeto de distinción ex- forma parte de la naturaleza de ningún individuo, contraer deudas
terna. Pero una abraza medios de pagos para los cuales existe una para el consumo, como tampoco lo es de ningún proceso de pro-
contribución correspondiente al producto social, y otra a medios ducción que los participantes incurran en deudas para los propósi-
de pago a los que no corresponde absolutamente nada por el mo- tos de consumo. E n consecuencia, no nos interesa el fenómeno del
mento — a l menos ninguna contribución al producto social, a pesar crédito para consumo, y lo excluiremos de nuestra consideración
de que esta deficiencia se compense a menudo por otras cosas. a pesar de su importancia práctica. Y eso no representa una abs-
tracción; lo reconocemos como un hecho, pero no tenemos nada
Después de estas consideraciones introductorias, y espero que
especial que decir sobre él. L o mismo puede afirmarse de los ca-
su brevedad no origine errores, procedo a abordar el tema del ca-
sos en que surja una necesidad de crédito para el sostenimiento de
pítulo. Debemos probar primeramente la afirmación, tan extraña;'
a primera vista, de que solamente el empresario precisa en principio
del crédito, o el corolario, menos extraño como afirmación, de que v
EJ e m p r e s a r i o es también un d e u d o r en un s e n t i d o más p r o f u n d o , c o m o
puede subrayarse aquí; q u e r e c i b e bienes de la c o r r i e n t e social — e n p r i n c i -
el crédito sirve al desenvolvimiento industrial. jSc ha establecido I
p i o — antes d e haber c o n t r i b u i d o a ella en ningún c o n c e p t o . I a i tal sentido
ya que el empresario — p o r principio y como n o r m a — necesita i es un d e u d o r de la s o c i e d a d . Se le t r a n s f i e r e n bienes a los cuales n o tiene
crédito, en el sentido de una transferencia temporal en su beneficio ese d e r e c h o cpic se exi^rc en los demás casos para tener acceso a! d i v i d e n d o
de poder adquisitivo, si es que ha de producir, para poder llevar nacional. V é a s e el c a p i t u l o ti.
D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO

un negocio que haya sido perturbado, quizá por mala ucrte. Estos. eos, y casi todas las empresas establecidas de antiguo, se dedican a
casos que encierro en la denominación de "créditos consuntivo-; esta clase de crédito "corriente", en particular las instituciones'de
productivos", no son parte de la naturaleza de un proceso econó- "depósito". Pero eso es solamente una consecuencia del desenvol-
mico, en el sentido de que su estudio sea fundamental para com- vimiento, ya en plena actividad.
prender la vida del organismo económico. N o nos interesan tampoco Esta interpretación no nos sitúa en oposición a la dominante,
en la medida en que pudiera pensarse." Por el contrario, asegura-
Como toda clase de extensión del crédito con el propósito de
flt|U mos por ella —de acuerdo en absoluto con el punto de vista ha-
"innovar" es por definición la concesión de crédito a un empresa- bitual— que podemos desdeñar el fenómeno del crédito si queremos
rio, y constituye u n elemento del desenvolvimiento económico, captar el proceso económico de la corriente circular. Solamente
no nos quedan sino los créditos concedidos para la explotación por el hecho de que la teoría dominante adopte el mismo punto de
de u n negocio en la corriente circular, y si resultara " n o esencial" vista, y aprecie como nosotros que en el financiamiento por el c r é -
para nuestro caso, dispondríamos de la prueba completa. Veamos dito de las transacciones corrientes de mercaderías no hay nada
ahora dicho problema. esencial, es por lo que puede eliminarlo de su tratamiento de los
V i m o s en el primer capítulo que el hecho de que se dé y se factores más importantes del proceso económico. Sólo por esto pue-
tome crédito (Betr bskrcdit) no es parte esencial de la corriente de restringir su punto de vista a la esfera de los bienes. Desde lue-
c i r c u l a r : cuando el productor haya terminado sus productos, los
10 go, puede encontrarse algo parecido a las transacciones del crédito
vende inmediatamente, de acuerdo a nuestra concepción, y comien-| en el mundo de los bienes, paro ya hemos llegado a un acuerdo so-
za de nuevo la producción con el importe de esa venta. Las cosas bre ello. E n todo caso la teoría prevaleciente no reconoce la nece-
no suceden siempre así, indudablemente. Puede suceder que de- sidad de crear aquí nuevo poder de compra como tampoco lo hace-
see empezar a producir antes de haber entregado los productos mos nosotros, y el hecho de que no la reconozca en cualquier otro
a su cliente. Pero el hecho esencial es que podemos representar el punto prueba de nuevo que es una teoría estática.
proceso, dentro de la corriente circular, como si se financiara de Este crédito corriente puede ser, por tanto, eliminado de nues-
ordinario la producción con los ingresos corrientes y con ello no tro tratamiento con la misma justificación que el crédito consun-
pasamos por alto nada esencial. E l crédito debe solamente su im- tivo. D e l conocimiento de que solamente representa un expediente
portancia práctica en la rutina ordinaria de los negocios estable-: técnico d e l cambio —naturalmente en la corriente circular, pues
cidos a la existencia del desenvolvimiento, y a que éste lleve en sí en el desenvolvimiento sería algo diferente por las razones men-
mismo la posibilidad de emplear sumas de dinero que de momento cionadas—, que no tiene efectos posteriores sobre el proceso eco-
estén inactivas. D e aquí que todo hombre de negocios invertirá nómico, llegamos a la conclusión siguiente. C o n objeto de diferen-
sus entradas tan pronto como le sea posible, obteniendo en présta- ciar de manera rajante el crédito corriente con el que juega un
mo el poder de compra que pueda requerir. Si no hubiera des- pape! fundamental y sin el cual no es posible una comprensión
envolvimiento deberían permanecer en cada empresa o familia las completa del proceso económico, supondremos en el caso de la
sumas necesarias para llevar adelante las transacciones, permane- corriente circular que todos los cambios se realizan mediante mo-
ciendo inactivas hasta el momento en (pie fueran precisas. Pero el neda metálica, (pie existe en cantidades constantes, y con una rapi-
desenvolvimiento altera esta situación. Elimina rápidamente al tipo dez dada de circulación. Sin duda, toda la circulación de una eco-
de hombres c u y o orgullo es no haber hecho jamás uso del crédito. nomía sin desenvolvimiento puede consistir también en medios de
Y en cuanto todas las empresas —viejas o n u e v a s — terminan por
entrar en el círculo de los fenómenos del crédito, los banqueros 1 1
A d e m á s se c o m p r u e b a d i r e c t a m e n t e p o r los hechos. D u r a n t e siglos n o
preferirán este crédito por suponer menores riesgos. Muchos ban- na existido o t r o c r é d i t o q u e al c o n s u m o . Y más tarde se l i m i t a b a en v e r d a d
el crédito a la fundación de u n n e g o c i o . P e r o la c o r r i e n t e c i r c u l a r c o n t i -
1 nuo su c u r s o sin p r e c i s a r de aquél, y sin alcanzar su i m p o r t a n c i a presente
i " Se espera que el l e c t o r no c o n f u n d i r á este " c r é d i t o c o r r i e n t e " (en la hasta los t i e m p o s m o d e r n o s . Y d a d o q u e una fábrica modema n o d i f i e r e
c o r r i e n t e c i r c u l a r ) c o n la suma que debe ser p r o p o r c i o n a d a al empresario- económicamente de u n taller m e d i e v a l en ningún o t r o aspecto f u n d a m e n t a l ,
para h a c e r m a r c h a r el n e g o c i o (en contraste c o n la fundación d e l mismo), O; se llega a la c o n c l u s i ó n de q u e la p r i m e r a n o precisa en p r i n c i p i o d e l c r é -
sea, especialmente para a b o n o de los salarios n o r m a l e s en c u r s o . dito. "
D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO CRÉD1TO Y C A P I T A L

paffo crcditiros. Pero como estos medios de pago funcionarían lo pone en nuestro caso la creación de poder de compra, y solamcnt-
mismo que el dinero metálico, por ser "certificados" de bienes | ^ es útil el nuevo poder adquisitivo así creado en l a concesión de
servicios existentes y pasados, y dado que no existe, por tanto, una crédito al empresario, siendo también solamente necesario para tal
diferencia esencial entre ellos y el dinero metálico, indicamos sólo fin. Y éste es el único caso en el cual no podemos sustituir el di-
con este método de exposición que lo que consideramos como ele- nero metálico por los medios de pago crediticios, sin destruir la
mento esencial en el fenómeno del crédito, no se encuentra en el veracidad de nuestra represe nación teórica. Pues podemos suponer
crédito ordinario de la corriente circular. que existe en cualquier tiempo una cantidad de dinero metálico,
Con lo anterior hemos probado nuestra tesis y formulado con pues no depende nada de su magnitud absoluta, pero no podemos
precisión el sentido en que la entendemos. En principio, el empre- asumir que aparezca un aumento de ella en el momento y lugar
sario es, pues, el único que necesita crédito; sólo juega éste un pa- adecuados. Si excluimos, por tanto, del préstamo, así como de la
pel fundamental en el desenvolvimiento industrial, es decir, un papel j creación de instrumentos de crédito aquellos casos en los cuales no
cuyo examen es fundamental para la comprensión de todo el pro- juegan papel esencial las transacciones y los instrumentos de cré-
ceso. Se aprecia, además, inmediatamente junto a los argumentos dito, deben coincidir ambos, si desdeñamos los resultados del des-
del capítulo precedente, que también es válida la tesis correlativa, envolvimiento anterior.
a saber: que no es posible en principio el desenvolvimiento sin Definimos, p o r tanto, en c sentido, el corazón del fenómeno
el crédito allí donde no dispongan directamente los líderes de los del crédito en la siguiente fonna:ycl crédito es esencialmente la
medios de producción. creación de poder de compra con el propósito de transferirlo al em-
L a función esencial del crédito en nuestro sentido consiste en presario, pero no simplemente la transferencia del poder de compra
permitir al empresario la retirada de los bienes de producción que existente. L a creación del poder de compra caracteriza, en p r i n -
precise de sus empleos anteriores, dirigiendo una demanda sobre cipio, el método por el cual se realiza el desenvolvimiento en un
ellos y forzando al sistema económico por nuevos canales. Nuestra sistema de propiedad privada y división del rrabajo. Por el cré-
segunda tesis pu< de especificarse ahora de la siguiente forma: siem- dito los empresarios obtienen acceso a la corriente social de bienes,
pre que no pueda obtenerse crédito con los resultados de empre- antes de adquirir sus derechos normales a dicha corriente. Sustitu-
sas anteriores o, en general, de los depósitos de poder de compra yc temporalmente, por así decir, una ficción de este derecho por
creados por el desenvolvimiento anterior, podrá consistir sólo en el derecho mismo. La concesión del crédito en este sentido opera
medios de pago creados ad hoc, que no podrán estar respaldados, como una orden al sistema económico de acomodarse a las exigen-
por dinero en sentido estricto, ni por productos ya existentes. Sin cias del empresario, y como pedido sobre los bienes que precisa;
duda, puede estar respaldado por otros activos que no sean produc- significa dejar a su cuidado fuerzas productivas. Solamente así
tos, sea p o r cualquier clase de propiedades que pueda poseer el puede surgir el desenvolvimiento económico de la simple corrien-
empresario. Pero en primer lugar esto no es necesario, y en segun- te circular, en situación de equilibrio perfecto. Y esta función
do lugar no altera la naturaleza del proceso, que consiste en crear constituye la llave de la estructura moderna del crédito.
una nueva demanda de bienes, sin crear al mismo tiempo una nueva
D e aquí que si bien la concesión del crédito no es esencial en
oferta de los mismos. Esta tesis no precisa aquí de nuevas pruebas,
la corriente circular normal, por no existir forzosamente en ella
pues resulta de los argumentos del capítulo segundo. N o s propor-
ninguna hendidura que separe los productos de los medios de p r o -
ciona la conexión entre el préstamo y los medios crediticios de
ducción, y porque puede asumirse que todas las compras de bienes
pago, conduciéndonos a lo que considero como la naturaleza del
de producción son transacciones en metálico, o (pie, en general,
fenómeno del crédito.
quienquiera que sea comprador, vendió anteriormente bienes del
Dado (pie éste, en el único caso en que es esencial al proceso mismo valor monetario, deba afirmarse, no obstante, que sí existe
económico, sólo puede ser concedido por tales medios de pago de tal hendidura en la realización de nuevas combinaciones. Salvarla
nueva creación (siempre que no existan resultados del desenvolvi- es l unción del prestamista, cosa que hace simando poder de compra
miento previo), y dado que, viceversa, solamente en tal caso re- creado jd hoc a disposición del empresario. N o hace falta enton-
presenta un papel superior al puramente técnico, su concesión su- ces tpic "esperen" aquellos que proporcionan bienes de producción
D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO CRÉDITO Y ' C A P I T A L m

V, sin embarco, el empresario no precisa adelantarles ni bienes ni usos anteriores, a la n a l nos hemos referido anteriormente. » El 1

dinero existente. Se cierra así la hendidura que haría extraordina- proceso significa tanto como una compresión del poder de com- 11

riamente difícil, si no imposible, el ¿«envolvimiento en unai eco- pra existente. En cierto sentido, al nuevo poder de compra creado
nomía de cambio en la que predomina la propiedad privada. Nad e I t no corresponden bienes, c indudablemente no corresponden bienes
niega que ahí resida la función del prestamista. Solamente existen nuevos. Pero se consigue lugar para él a costa del poder de compra
diferencias de opinión sobre la naturaleza del "puente". Y creo que existente con anterioridad.
nuestra concepción, lejos de ser más audaz y más alejada que otras Esto explica la forma en que opera la creación de nuevo poder
1
A de la realidad, se halla más próxima a ésta, haciendo superfina una de compra. E l lector podrá observar que no hay nada ilógico o
estructura general de ficciones. místico ch ello. Carece de importancia la forma externa de los
18

En la corriente circular, de la cual partimos siempre, se produ- instrumentos de crédito. Naturalmente que puede observarse el
4 cen siempre los mismos productos y en la misma forma. A toda hecho con mayor claridad con el billete de banco no respaldado
oferta espera en algún lugar una demanda, y a toda demanda uhá*| por metálico. Pero una letra que no reemplace dinero existente ni
oferta correspondiente. Todos los bienes se trafican en el mercado se base sobre bienes ya producidos, tiene el mismo carácter si real-
a precios determinados, en los cuales no pueden producirse sino ^ mente circula. Sin duda esto no es cierto si se limira a registrar la
; 1 pequeñas oscilaciones, de manera que cabe considerar que cada obligación del empresario hacia su acreedor, o si sólo se descuenta,
unidad de dinero recorre el mismo camino en cada período. En y únicamente lo es cuando se utiliza en pago de bienes. Y pueden
todo momento existe una cantidad determinada de poder de com- considerarse en la misma forma todos los demás instrumentos "de
pra para adquirir la cantidad original existente de servicios pro- crédito, incluyendo a los créditos que hayan sido simplemente i n -
ductivos originarios, poder adquisitivo que pasará a poder de los cluidos en la contabilidad de un banco. L o mismo que cuando se
propietarios "de éstos, que a su vez lo invierten en bienes de con- hace penetrar gas en un recipiente, se disminuye p o r compresión
sumo. N o existe un mercado para los portadores de los propios; el espacio ocupado por cada molécula del gas previamente existen-
servicios productivos originarios, especialmente para la tierra, así
como tampoco un precio para ellos, dentro de la corriente circular Estoy en desacuerdo con Spicthoff sobre este punto. Sus tres artícu-
1 3

normal. 12 los: " D i c aussere Ordnung des Kapital und Gcldmarktcs", "Das Vcrhaltnis
von Kapital, G c l d und G ü t c r w c l t " , y " D c r Kapitalmangcl in scinem Ver-
Si desdeñamos, por no esencial, el valor de la materia de quea
haltnisse tur G ü t c r w c l t " , tienen sobre todo el mérito de haber afrontado el
están hechas las unidades monetarias, entonces el poder tic compra problema. Anticipan en multitud de puntos lo que se dice en este capítulo.
no representa más que bienes existentes. Su total no nos dice nada, La posibilidad de "crear nuevos sucedáneos del dinero" se recalcó también
pero sí lo dice la parte del mismo que tienen las empresas y las esjK-eialmcntc (|x>r ejemplo en el segundo artículo, p. 85). Pero para esto
"existen limites económicos insalvables determinados por la oferta existente
economías domésticas. Si se crean ahora medios crediticios de de bienes. Solamente pueden operar aquellas medidas artificiales en tanto
pago, nuevo poder de compra en nuestro sentido, colocándose aj| que pongan en circulación bienes inactivos". Si nos excedemos de tal límite
disposición del empresario, toma éste su lugar entre los producto- suben los precios. Indudablemente que esto es correcto. Pero el punto fun-
damental está precisamente aquí para nosotros. Indudablemente que la esca-
res anteriores, y su poder de compra, su lugar entre el total pre-
sez de dinero no puede ser eliminada por la creación de poder de compra,
viamente existente. Claro que así no se aumenta la cantidad de o solo puede serlo cuando se trata de un pánico monetario.
servicios productivos presentes en el sistema económico. Y, sin !
* E n primer lugar se estrechará en el mercado el poder de compra de
embargo, se hace posible una "demanda nueva", y en un sentido productores que operaban con anterioridad, y lo mismo hat.i más tarde el
totalmente obvio. Provoca un alza de los precios de los servicios poder de compra en el mercado de bienes de consumo de aquellas personas
que no reciben una participación adecuada en los ingresos crecientes que
productivos. Y de aquí se sigue una "retirada de bienes" de sus
resulten de la demanda del empresario. Esto explica la elevación de bis pre-
cios en los períodos de auge. S i no me equivoco fue von Mises quien acuñó
12 Véase la c o n s t n i c c i ó n del capítulo I con la cual se explica claramente;^ la c-presión indudablemente feliz ahorro forzoso", para este proceso (cr-
por qué no menciono los medios de producción p r o d u c i d o s al Lulo de los ZKh ^, nes .S'/'.irc;; '.
servicios de la tierra y trabajo, a pesar de que también se les aplique poder.* • Véase también de I l.ilm el artículo " K r e d i t " en el HtndlDÔtïerbucb
de compra y no solamente a los servicios de éstos. der SlíUtSXi'isíttUchaften.

L
118 DESENVOLVIMÍENTÓ ECONÓMICO CRÉDITO Y CAPÍTAL 119

te, así comprime el nuevo poder de compra, en el sistema econó- puede decirse que no existe en c w..so inflación de crédito — m á f ?

mico, al existente anteriormente a su creación. Cuando tcrm¡nan|| bien deflación— sino una aparición no sincronizada de poder de
las modificaciones de precios que se hicieron necesarias, las mcr- ; compra y de las mercancías que le corresponden, que produce tcm- 7.
cancías se cambian —cualesquiera que sean— por las viejas y las poralmentc una apariencia de inflación.
nuevas unidades de poder adquisitivo, en las mismas c o n d i c i o n e s ^ A d e m á s , el empresario puede pagar ahora su deuda (el importe
solamente que las unidades de poder de compra que existen ahora prestado más los intereses) y por lo general retiene a ú n un saldo
son más p e q u e ñ a s que las anteriores, y se ha desplazado su distribu- favorable en el banco (igual a la ganancia del empresario) que se
ción entre los individuos. retira del fondo de poder de compra de la corriente circular. S o -
Esto puede denominarse inflación de c r é d i t o . Pero se diferen- lamente permanecen en circulación esta ganancia y el interés; el
cia de la inflación del c r é d i t o hecha con propósito de consumo en crédito bancario ordinario ha desaparecido de modo que el efecto
un elemento m u y importante. E n este último caso, también se agre- tieflacionario sería mucho más severo que lo indicado, sobre todo
si no fueran financiadas continuamente nuevas empresas cada vez
ga nuevo poder de compra al antiguo, suben los precios, los bene-
mayores. Es cierto que en la práctica hay dos razones que previe-
ficiarios del c r é d i t o , o aquellos a quienes pagan éstos con las sumas
nen la rápida desaparición del poder de compra de nueva creación:
obtenidas en p r é s t a m o adquieren los bienes. Pero ahí se rompe el
primeramente el hecho de que la mayor parte de las empresas (en
proceso: los bienes retirados se consumen, permanecen en la circu-
el sentido de la acción y no de la persona jurídica) no se realizan
lación los medios de pago creados, hay que renovar constantemente
en una unidad de tiempo, en un p e r í o d o , sino solamente después de
el c r é d i t o , y los precios han subido permanentemente. Puede ser
una serie de años, en la mayor parte de los casos. L a esencia del
que se pague en esc momento el p r é s t a m o con la corriente de in-
asunto no se altera por esc hecho, pero el nuevo poder de compra
gresos normales, por ejemplo, por un aumento de los impuestos.
permanece más tiempo en circulación, y la " r e d e n c i ó n " en la fecha
Pero esta es una operación nueva, especial ( d e f l a c i ó n ) , que por
legal toma a menudo el aspecto de una " p r ó r r o g a " . E n t.tl caso no
medios bien conocidos restaura la salud del sistema monetario, que
puede decirse que se redima la obligación, sino que se trata sólo de
sin ella no volvería a su situación anterior.
m é t o d o s para comprobar periódicamente la bondad del negocio.
Mas en nuestro caso el proceso sigue adelante. E l empresario
Desde el punto de vista e c o n ó m i c o debiera llamarse a esto "presen-
debe no solamente devolver legalmente su dinero al banquero, sino tación para fines contables" v no "presentación para el pago", sea
que debe t a m b i é n devolver e c o n ó m i c a m e n t e los bienes a los em- la obligación a redimirse una letra de cambio o un p r é s t a m o per-
balses o depósitos de éstos — e l equivalente de los medios de pro- sonal. Además, si es cierto que las empresas a largo plazo son f i -
t e c c i ó n tomados en p r é s t a m o — ; o bien, como hemos dicho, debe nanciadas por créditos a corto plazo, todo banco y todo empresario
llenar por último la c o n d i c i ó n con la cual pueden normalmente re- tratarán, por razones obvias, de transformar tan pronto como pue-
tirarse bienes tic la corriente circular social. E l resultado del prés- dan esta base en otra de carácter más permanente, considerando
tamo le permite c u m p l i r esa c o n d i c i ó n . Después de completar su un gran éxito la o b t e n c i ó n y concesión directa del crédito a largo
negocio —o sea, según nuestra c o n c e p c i ó n , después de un período plazo. Y en la práctica esto coincide con la sustitución del poder
al final del cual llegan sus productos al mercado y se han gastado ile compra creado ad boc por el va existente. Y esto su< le o c u r r i r
va los bienes productivos— ha enriquecido la corriente social (si en el caso del desenvolvimiento en plena marcha que 1, mutilado
han salido bien sus previsiones) c o n bienes c u y o precio total es ya reservas de poder de compra —o sea, por razones que explica
superior al c r é d i t o recibido, y al precio total de los bienes emplea- nuestra propia teoría y que en forma alguna atestiguan c itra ella—,
dos directa o indirectamente por él. De aquí que se restaure más en dos momentos. E n primer lugar se emiten acciones ü obligacio-
tpie suficientemente la equivalencia entre las corrientes tic dinero y nes, cuyo importe se acredita a la empresa, lo que signii ca que ésta
de mercancías, eliminándose más que con creces la inflación del sigue financiándose con recursos bancarios. Estos va! res se van
1
c r é d i t o , y quedando los efectos sobre los precios " tic forma que vendiendo gradualmente —no de una vez, sino que a n nudo sólo

1,1
Esto explicaría por si solo los precios descendentes tic la depresión, y cuales no hay otr.is causas <pic lo impidjn (como los dcsctlbrini rr.tos de oro)
explica ile liedlo la l>.ij:i secular del nivel de precios en momentos en los contu veremos en el Capitulo VI.
120 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO CRÉDITO Y C A P I T A L 121

se debitan las cuentas de los suscriptores— a los suscriptores, de Este es el caso más interesante, pues su tratamiento puede ser.apli-
sus ahorros, o bicrí de existencias de poder de compra, o rcscr\. . cado sencillamente a los demás. T o d a nueva creación de poder de
Se absorben, pues, aquellos valores por los ahorros de la c o m u n M compra que precede a la aparición de la cantidad correspondiente"
dad. Se realiza así la redención de los instrumentos de crédito, r c B de bienes y eleva p o r tanto los precios, t e n d r á entonces tendencia
emplazándolos por dinero existente. Pero esto no significa todavía a elevar el valor del oro contenido en la moneda de oro sobre el
la redención final de la deuda del empresario, que es la redención valor de la unidad monetaria. Esto c o n d u c i r á a una disminución
en bienes, que no se hace sino posteriormente, aun en este caso, m de la cantidad del oro en circulación, pero sobre todo a la presen-
Otro hecho impide la pronta desaparición del nuevo poder deli tación de medios bancarios de pago para su redención; primera-
compra. Los instrumentos de crédito pueden desaparecer en cajo • mente los billetes, más tarde los demás, en forma directa o indirec-
de éxito final, tienen, por así decir, tendencia a hacerlo automáti- ta, pero por razón y c o n propósitos distintos de los que acabamos
camente. Pero aun si no desaparecen, no ocurren p o r eso pertur- de describir. Y para no poner en peligro la solvencia del sistema
baciones en la e c o n o m í a individual o social; pues ahora están allí bancario en este sentido, los bancos sólo pueden conceder c r é d i t o
las m e r c a n c í a s que constituyen un contrapeso y la sola clase sig- en tal forma que sea temporal. Pero sólo puede ser temporal si el
nificativa de "cobertura" del nuevo poder de compra, que es pre- complemento en mercancías del nuevo poder de compra llega al
cisamente lo que siempre se halla ausente en los casos de crédito, mercado en el momento debido, o si el banquero intervi ic c o n
al consumo. Y así puede repetirse siempre de nrcvrt el proceso de lajgp poder de compra obtenido de la corriente circular, por ejemplo,
p r o d u c c i ó n c o n la ayuda de la renovación de' c r é d i t o , aunque esto|| con dinero ahorrado por otras personas, en casos de quiebra, en los
no representa y a un "negocio nuevo" según nuestro s i g n i f i c a d o . ^ cuales no aparece siquiera aquel complemento en el mercado, o de
De esta manera pierden los instrumentos de c r é d i t o toda influencia'!* p r o d u c c i ó n de larga duración, en los cuales no ajiarccc hasta haber
sobre los precios, y pierden incluso la que ejercieron originaria-$í transcurrido un n ú m e r o importante de años. De aquí la necesidad
mente. Esta es indudablemente la forma más importante en que elg| de mantener una reserva que actúe como un freno sobre el banco
c r é d i t o bancario se abre camino hacia la corriente circular, hasta;|> central, v sobre los otros bancos. Compitiendo con este nexo se
que se haya enraizado allí de tal manera que es preciso un verdadero^ halla la circunstancia que todos los créditos se resuelven finalmente
esfuerzo analítico para reconocer que no es ese su origen. Si esto. 1
en pequeñas sumas en el tráfico diario, y deben ser cambiadas en
no fuera así, no sólo sería falsa la teoría aceptada generalmente monedas o billetes de importe reducido con objeto de servir dicho
— c o m o indudablemente es— sino también inexcusable c incom- tráfico, pero los bancos no pueden crear dichas monedas ni los
prensible. billetes aludidos. Finalmente, la inflación del crédito debe provo-
car una salida de oro hacia el extranjero, y de aquí un nuevo pe-
E n consecuencia, si la posibilidad de conceder c r é d i t o no está l i - ligro de insolvencia. Puede, sin embargo, suceder, y esto es una
mitada por la cantidad de recursos líquidos existentes con inde- cosa que se comprende a veces sólo en forma aproximada, que los
pendencia de la creación para el propio p r o p ó s i t o de concesión de bancos de todos los países amplíen sus créditos casi en forma s i -
c r é d i t o , n i por la cantidad existente de bienes —inactivos o tota- multánea. Así, a pesar de que no podamos, por la naturaleza mis-
j les—, ¿por q u é está limitada? ma de las cosas, establecer, en los supuestos dados, un límite a la
Primeramente, en cuanto a la práctica: supongamos que tene- creación de poder adquisitivo con la misma seguridad que pode-
mos un p a t r ó n oro libre, esto es, conversión de los billetes en oro mos hacerlo, j>or ejemplo, para la p r o d u c c i ó n de una mercancía, y
a su p r e s e n t a c i ó n , obligación de comprar el oro a un precio legal, a pesar de que dicho límite deba variar de acuerdo con la mentali-
y e x p o r t a c i ó n libre del metal amarillo. Asumamos también que dis- dad de un pueblo, la legislación, etc., podemos, sin embargo, esta-
ponemos de un sistema bancario agrupado alrededor de un banco blecer que existe tai límite en cualquier tiempo, y las circunstancias
central de emisión, pero que no existen otras barreras ni reglas le- (¡tic garantizan normalmente su mantenimiento. Su existencia no
gales para la gestación de negocios bancarios, por ejemplo, reglas excluye la posibilidad de creación de poder adquisitivo, ni altera
sobre reservas contra billetes, etc., en el banco central, ni de man- su significación. Pero hace que su volumen en cualquier momento
tenimiento de reservas contra depósitos, etc., en los otros bancos. sea una magnitud elástica, aunque definida.
122 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO CRÉDITO Y C A P I T A L

La cuestión fundamental que aquí nos interesa lio ha sido res- conjuntamente. Podrían —bajo nuestros supuestos— conceder con-
pondida más arriba sino en forma muy superficial; lo mismo que tinuamente créditos adicionales, haciendo buenos los compromisos
se responde superficialmente a la cuestión del tipo del cambio cuan- anteriores por la influencia' de dichos créditos sobre los precios. Y
do se dice que debe hallarse entre los "puntos del oro" en el caso de ésta es la razón de la existencia de restricciones legales y de válvu-
un patrón oro miversal y libre. Pero lo mismo que consideramos las de seguridad, que son, de hecho, necesarias en la practica, pues
lo fundamental en este ultimo caso si omitimos el mecanismo del lo afirmado anteriormente es cierto, aun fuera de nuestros supuestos!
oro y consideramos los "puntos de mercancías" que se hallan bajo La última afirmación es evidente por sí misma. L o mismo que
61, llegaremos en nuestro caso por el mismo principio a una expli- en determinadas circunstancias el Estado puede imprimir billetes
cación más fundamental del hecho de que la creación de poder de sin límite preciso, así podrían hacerlo los bancos, si el Estado —pues
compra tiene límites definidos, aunque clásticos, si consideramos esto es lo que viene a ser— les transfiriera el derecho de hacerlo
un país con patrón papel o, digamos, con sólo medios bancarios de a su cuenta y riesgo, y no les impidiera efectuarlo el sentido co-
pago. Dejamos para el lector el análisis de los países relacionados mún. Pero esto no tiene nada que ver con nuestro caso, que es la
por el comercio, que no ofrece nada fundamentalmente nuevos E i concesión de crédito y la creación de nuevo poder adquisitivo para
imite está, en -consecuencia, dado por la condición de que la infla- efectuar nuevas combinaciones renmnerativas al nivel cx'"!tciite de
1

ción de c r é d i t o c favor de nuevas empresas no debe ser sino tem- precios, '' cosa que es fundamentalmente distinta del significado,
poral, o que no haya ninguna inflación, en el sentido de una eleva- naturaleza y origen de la creación del poder de compra del empre-
ción permanente del nivel de p r e c i o s . / Y el freno que garantiza el sario en general. Recalco esto de un modo expreso, porque la tesis
mantenimiento de ra! límite es el hecho que cualquier otra conduc- concerniente a la posibilidad ilimitada de los bancos de crear me-
ta frente a los empresarios que solicitan nuevos créditos supondría dios circulantes, después de haber sido citada repetidamente, no
una pérdida para el banco afectado. Esta pérdida se produce siem- sólo sin las salvedades necesarias, sino también fuera del contexto
18

pre si el empresario no consigue producir mercancías de valor al en que se encuentra, se ha convertido en punto de ataque y en
motivo para rechazar la nueva teoría del c r é d i t o .
menos igual a l c r é d i t o más el interés. Y solamente habrá hecho
t

el banco un buen negocio cuando lo consiga; y solamente entonces


no habrá inflación, pues hemos mostrado que eso no supone una
CAPITAL
infracción al límite. Pueden derivarse de aquí las reglas que deter-
minan en casos individuales la magnitud de la posible creación Es tiempo ya de dar expresión a un pensamiento que ha espera-
de poder adquisitivo. do largo tiempo su formulación, y (pie es familiar a todo hombre
El mundo bancario sólo p o d r í a comenzar la inflación y determi- de negocios. L a e c o n o m í a capitalista es aquella forma de organiza-
nar arbitrariamente el nivel de precios no sólo sin pérdidas sino con ción e c o n ó m i c a en la cual se retiran los bienes necesarios para la
ganancias, si se le redimiera de la obligación de enrregar oro a p r o d u c c i ó n de su lugar indicado en la corriente circular, por la in-
cambio de sus medios de pago presentados en sus ventanillas, sus- tervención de poder de compra creado ad hoc, mientras que la pro-
pendiéndose al mismo tiempo toda consideración por el cambio in- ducción no-capitalista está representada por las formas económicas
ternacional, en un caso: a saber, si inyectaran medios crediticios de en que aquello sucede por la intervención de cualquier poder de
pago en la corriente circular, bien por convertir en buenas las malas mando o por acuerdo de todos los interesados/ El capital no es sino
inversiones, por creación de nuevos medios circulantes, o por la 1 7
Se lia interpretado nuestra teoría en el sentido de que la ere? ion del
concesión de crédiros que sirvieran realmente a fines consuntivos. crédito facilita la realización de nuevos provectos por el alza de precio*, y
E n t é r m i n o s generales un banco no podría efectuar esto aislada- haciendo así remuncrador lo que no lo hubiera sido en caso contrario. Pero
mente. Pues si bien la emisión de sus medios de pago no afectaría este no es su sentido.
H

aprcciablcmentc el nivel de precios, las obligaciones malas segui- > Véase el artículo, por lo demás excelente, de Hahn en el Hmdvoórter-
rían siéndolo, así como el c r é d i t o al consumo si no permaneciera buch der Staatsivirsenscbafttn, sobre "Kredit", Ale parece correcto decir en
contra de su formulación lo siguiente: la cantidad de poder de compra que
dentro de los límites de las posibilidades de pago concedidas al puede crearse, está limitada y basada sobre los bienes futuros, y no por | O Í
deudor por sus ingresos. Pero p o d r í a n hacerlo todos los bancos presentes y, repitiendo, por bienes futuros i precios actuales.
124 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO CRÉDITO Y C A P I T A L W

¡a palanca por la cual el empresario sujeta a su control los bienes empresario, y consecuentemente para incluir un grupo de l i -
concretos que necesita, no es niás que un medio de retirar los jacto, nios bajo la rúbrica de "capital". N o hace falta extenderse en ex-
res de producción dedicándolos a nuevos usos, o de dictar una nueva plicar que la definición de capital como formado por bienes es
dirección a la producción.J Esta es la única función del capital, y aplicable a cualquier organización económica, y por consiguiente
" p o r ella se caracteriza totalmente el lugar del mismo en el organis- no es una definición conveniente para caracterizar al capitalista.
mo e c o n ó m i c o . Atlcmás, no es cierto que si preguntáramos al capitalista en q u é
A h o r a bien, ¿qué es esta palanca, o este medio de control? No consiste su capital, respondería señalando a una de dichas catego-
consiste en forma alguna en una categoría definida de bienes, ni rías de bienes. Si indica su fábrica incluye el terreno en el cual se
en una parte definible de la oferta existente de bienes. Se reconoce halla emplazada, y si desea tener rodo en cuenta no podrá olvidar
generalmente que nos encontramos con el capital en la p r o d u c c i ó n su capital circulante en el cual se incluyen directa o indirectamente
y que es útil en una forma u otra en el proceso productivo. De las compras de los servicios del trabajo.
aquí que debamos verlo funcionando en alguna parte en el caso El capital de una empresa no es el agregado de todos los bienes
que nos interesa: llevar a cabo nuevas combinaciones. A h o r a bien, que sirven sus propósitos. Pues el capital se enfrenta al mundo de
todos los bienes que requiere el empresario se hallan en el mismo los bienes. Estos se compran con capital —"se invierte el capital
nivel desde su punto de vista. Precisa los servicios de los agentes en bienes"— pero este mismo hecho implica el reconocimiento de
naturales, del trabajo, de la maquinaria, de las materias primas; de (¡iie su f u n c i ó n es distinta i la tic los bienes adquiridos, l.a función
totlos ellos p< r igual y en el mismo sentido, no diferenciándose en tic los bienes consiste en servir un p r o p ó s i t o productivo correspon-
nada una de las necesidades de las otras. Naturalmente que esto no diente a su naturaleza t é c n i c a . / I . a función del capital consiste en
quiere decir que no exista una diferencia relevante entre estas cate- procurar al empresario los medios con q u é producir. V i e n e a ser
gorías de bienes. Por el contrario, existen sin duda diferencias, si un tercer agente necesario para la p r o d u c c i ó n —en una e c o n o m í a
bien su significación, ha sido y es exagerada por muchos teóricos. de cambio— cutre el empresario y el mundo de las m e r c a n c í a s .
Pero es claro que la conducta del empresario hacia todas esas catego- Constituye el puente entre ellos. ' N o toma parte directamente en
rías es la misma: las compra rodas con tunero, por el cual debe pagar la producción, ni es "sometido a un trabajo'; realiza por el contra-
o calcular un Ínteres, sin distinguir si se trata de herramientas, tierra rio una tarea que debe hacerse tutes de comenzar la p r o d u c c i ó n
o trabajo. Todos juegan el misino papel y le son igualmente nece- técnica.
sarios. E n especial, es indiferente que empiece su p r o d u c c i ó n , como 1.1 empresario debe disponer de capital antes de pensar en p r o -
si dijéramos, nh ovo, es decir, si sólo compra tierra y trabajo, o si veerle de bienes concretos. Existe un momento en el cual dispone
adquiere t a m b i é n productos intermedios en lugar de producirlos ya del capital necesario, pero no de los bienes de producción; y
t a m b i é n por su cuenta. Por último, tampoco existiría diferencia en e^e momento puede observarse con mayor claridad que en otro
fundamental, si comprara bienes de consumo. Sin embargo, pare- cualquiera que el capital no es i d é n t i c o a ios bienes concretos, sino
cería que estos últimos bienes serían los primeros en tener dere- un agente independiente. V su solo proposito, la única razón por
cho a que se recalcara su importancia, especialmente si aceptára- la cual precisa el empresario de capital —me refiero a hechos o b -
mos la teoría de que el empresario "adelanta" bienes de consumo vios— es simplemente la de servir como un fondo de! cual puedan
a los poseedores de medios productivos, en el sentido más estrecho pairarse los bienes de producción. A d e m á s , cti tanto que no esté
de la palabra. E n tal caso serían dichos bienes característicamente completada la compra, el capital no mantiene relación alguna c o n
diferentes de los demás; jugarían un papel especial que sería preci- ningún bien concreto. Existe, como es natural (¿quién p o d r í a lic-
samente el que asignamos al capital. De aquí se seguiría que el uarlo'-), pero su cualidad característica es precisamente que no en-
empresario cambiaría servicios productivos por bienes de consumo, tra en Consideración como una categoría concreta de bienes, (¡tic
V d e b e r í a m o s afirmar tpie el capital consiste de estos últimos bie- no se etupleá t é c n i c a m e n t e como un bien, sino como un medio
nes. Pero esta posibilidad ha sitio va resuelta. de obtener esos bienes que han de ser empleados en la producción
en sentido t é c n i c o . Pero cuando se completa esta compra, ¿con-
Dejando a un lado la última i n t e r p r e t a c i ó n , no existe razón para
siste entonces el capital del empresario en bienes concretos, c o m o
hacer cualquier clase de distinción entre los bienes que compra el
12(5. D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO

1 la tierra o las herramientas adquiridas? Si afirmamos con Qucsnay: dispuestas a comprarlos, pudiendo entonces el empresario adquirir
; parcourez les fennes et ¡es ateliers et... vous trouverez des bâti- de nuevo una parte mayor o menor de su capital. Tiene razón desde
mentit des bestiaux, des semences, des matières premières, des meu." este punto de vista en denominar elípticamente capital a dichos
bles et des htstrimtents de toute espèce, debiéramos añadir desde 4 bienes, dado que pueden servir no sólo como medios de producción,
nuestro punto de vista: los servicios de la tierra y del trabajo, así sino también indirectamente como capital, en tanto que puedan ser
como bienes de consumo; y ¿no está justificado esto después de la empleados en la adquisición primaria de poder de compra, para
compra? E l capital ha realizado ahora las funciones que le hemos ser invertido más tárete en otros medios de producción. En realidad,
adscrito. Si el empresario compra los medios productivos necesa- son la única fuente de poder de compra de que puede disponer, en
rios, y —como asumiremos— también los servicios necesarios del caso de que la precisara antes de finalizar su producción. Veremos
trabajo, carece ya del capital que tenía a su disposición. Lo ha en- aún otra razón para hacer esta interpretación. Ahora contestamos
tregado a cambio de medios productivos. Se na disuclto en "m«f| también a la segunda pregunta: el empresario puede obtener capital
gresos". H o y la concepción tradicional es que su capital consiste por la venta de sus bienes de producción. N o puede, como es na-
en los bienes adquiridos. Incluso es un supuesto previo de esta tural, adquirir el mismo capital, y en la mayoría de los casos, ni
interpretación que la función del capital al adquirir bienes se ig- siquiera la misma cantidad, pero dado que esto no tiene importan-
nore completamente, reemplazándose por la hipótesis irreal de que | cia, la expresión tan gráfica: "retirar su capital", tiene un significa-
se prestan al empresario los bienes mismos que precisa. Si no se' do que, aunque figurado, es correcto. N o entra en conflicto con
nuestra i n t e r p r e t a c i ó n . "~
• hace esto, y si se distingue, de acuerdo con la realidad, el fondo
Si no consiste de bienes en general, ni de una clase definida de
del cual se pagan los biches de producción, de los medios producti-
vos en sí, no puede haber duda en mi opinión de que este fondo es ellos ¿qué es entonces el capital?' La respuesta está clara a estas
• a lo que se refiere todo lo que se acostumbra llamar capital, y todo alturas: es un fondo de poder adquisitivo. Solamente como tal pue-
lo que se designe como fenómeno capitalista. Si eso es cierto, será de realizar su función esencial, la única para la cual es necesario en
t a m b i é n claro que el empresario no posee más dicho fondo, preci- la práctica, y por la cual su concepto conserva una utilidad en la
samente por haberlo ya pagado, y que las partes de él que se en- teoría que no puede ser reemplazado por la simple enumeración de
cuentran en manos de los vendedores de los medios de p r o d u c c i ó n categorías de bienes. .
no tienen c a r á c t e r diferente a las sumas recibidas por el panadero Se plantea ahora la cuestión de qué es lo tpic constituye exacta-
p o r la venta del pan. L a forma usual de expresión frecuentemente mente este fondo de poder adquisitivo. Y esta cuestión parece ser
encontrada, que llama "capital" a los medios productivos cuando muy sencilla. ¿En q u é consiste mi fondo de poder adquisitivo?
se compra, no prueba nada, y mucho menos cuando la acompaña Naturalmente de dinero v del resto de mi activo medido en dinero.
la otra expresión según la cual el capital está "incorporado a dichos Y esta respuesta nos acerca mucho al concepto de capital de M e n -
bienes". Esta última forma de expresión solamente puede ser co- gcr. Indudablemente que llamo mi capital innumerables veces a
rrecta en el sentido en que puede afirmarse también (pie el carbón aquellas cosas. A d e m á s no existe dificultad en distinguirlo como
está "incorporado" en el carril de acero, en el sentido de que la un "fondo", de la corriente de rendimientos (rctttrns), lo tjue nos
utilización del c a r b ó n lia conducido a la creación del carril. Pero hace dar un paso en la dirección de Irving Fishcr. Y también pue-
¿no es cierto que el empresario dispone todavía y con todo de su do decir que me embarco en una empresa con esta suma, o la pres-
capital? Y ¿es que no puede "retirar" su capital de la "inversión", to a un empresario.
mientras que es imposible obtener de nuevo el carbón? Creo que Sin embargo, este punto de vista aparentemente tan satisfacto-
puede responderse en forma satisfactoria a estas preguntas en sen- rio a primera vista no es adecuado del todo. N o es cieno que puc-
tido negativo, pues el empresario ha gastado ya su capital. A cam- d.i entrar en las filas de los empresarios solamente con esa suma. Si
bio de él ha adquirido bienes que no empleará como capital —esto puedo librar una letra que sea tomada en pago, también puedo com-
es, como un fondo para el pago de otros bienes— sino en la pro- prar bienes de p r o d u c c i ó n por esa cuantía. P o d r í , decirse en-
d u c c i ó n técnica. Sin embargo, si cambia de opinión, y desea des- tonces que sólo contraigo una deuda, lo que está muy lejos de
prenderse de dichos bienes habrá por lo general otras personas ¿ acrecentar mi capital. Pudiera decirse t a m b i é n que los bienes "com-
128 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO CRÉDITO Y í C M ^ J

prados" con la letra me son prestados. Pero considérenlos la cues- que • i plan de hecho la función característica de la cual nos
tión más atentamente. Si tengo éxito podro redimir mi letra de ocupamos.
cambio con dinero o derechos adquiridos que no resultan de rriij Esta limitación reside en la naturaleza de las cosas. Si los medios
capital sino de la venta de mi producto. He aumentado así mi 'qm de pago no sirven para proveer a un empresario de bienes de pro-
pital o, si existe alguna repugnancia a admitir esto, he conseguido ducción y para retirar estos últimos de su empleo previo con
algo que me rinde el mismo servicio que un aumento de mi capital, objeto de que puedan cumplir el propósito expuesto, no pueden
sin incurrir en deudas que lo disminuyan más tarde. Podría obje- considerarse como capital. En un sistema económico sin desenvolvi-
tarse que m i capital hubiera crecido si no hubiera tenido que de- miento no existe, por tanto, el "capital"; o, expresado en otra forma,
volver mis deudas. Pero estas deudas se pagaron con una ganancia, no cumple el capital sus funciones características, no es un agente

3 ue no es seguro hubiera sido añadida a mi capital aun en el caso


c que me hubiera llegado intacta. Pues hubiera podido usarla para
independiente. O, dicho en otros términos, aún no constituyen
capital, allí, las varias formas de poder adquisitivo general; son sim-
adquirir bienes de consumo, en cuyo caso sería contrario a todos plemente medios de cambio, medios técnicos para llevar a cabo los
los usos describirla como una parte del capital. Si es correcto que cambios acostumbrados. Con esto se completa su papel en la co-
la función del capital consiste únicamente en asegurar al empresa- rriente circular (en la cual no tienen sino este' papel técnico, de
rio el control de los bienes de p r o d u c c i ó n , no podemos evadir la manera que pueden ser desdeñados sin dejar de tener en cuenta
c o n c l u s i ó n de que mi capital hubiera aumcr'ado por la creación nada esencial). Pero en la realización de nuevas combinaciones el
de la letra. Si el lector recuerda lo dicho anteriormente y lo reía- j dinero y sus sucedáneos se convierten en factores esenciales, y
ciona con lo que sigue, nuestra conclusión perdería en gran parte lo expresamos d e n o m i n á n d o l o s capital. Así, pues, de acuerdo, por
su aspecto paradójico. Es cierto que no me he hecho más rico al tanto, c o n nuestro punto de vista, el capital es un concepto del
crear la letra. Sin embargo, el t é r m i n o "riqueza" (Vcrmdgen) desenvolvimiento, al cual no corresponde nada equivalente en la
hace posible que tengamos en cuenta este otro aspecto de la corriente circular. Este concepto abarca un aspecto del proceso
cuestión. econónñco que solamente nos sugieren los hechos del desenvolvi-
Mas tampoco es cierto que baste la expresión en términos de nticnto. Quisiera atraer la atención del lector hacia esta afirmación.
dinero para dar c a r á c t e r tic capital, en nuestro sentido, a la pro- Contribuye mucho a la c o m p r e n s i ó n del punto de vista desenvuel-
piedad que no se tenga en forma de dinero. Si poseemos una clase to aquí. Si se habla de capital con referencia al significado que
de bienes no será posible, en términos generales, obtener los bie- tiene la palabra en la vida práctica, no se piensa tanto en cosas
nes de p r o d u c c i ó n que se precisan por cambio directo. Por el con- como en procesos o en un cierto aspecto de las cosas, a saber, en
trario, deberemos siempre vender los bienes que rengamos, y em- la posibilidad de realizar la actividad del empresario, en la posibi-
plear entonces el importe de la venta como capital, o sea en la lidad de c o n t r o l sobre medios de p r o d u c c i ó n en general. Este as-
o b t e n c i ó n de los bienes de p r o d u c c i ó n tpic necesitemos. E n reali- pecto es c o m ú n a muchos conceptos de capital, y los esfuerzos p o r
dad, la c o n c e p c i ó n que estamos examinando reconoce también esto manifestarlo explican, en mi opinión, las cualidades "proteiformes"
cuando subraya el valor en dinero de los bienes que posea cual- de la definición concreta. Según ella no puede denominarse c a -
quier persona. Es fácil apreciar que esta forma de expresión es. pital a ninguna cosa en sí, en forma absoluta y por virtud de sus
solamente un m é t o d o elíptico o figurado, cuando se describen estos cualidades inmanentes, sino que lo designado c o m o capital lo es
propios bienes como capital. L o mismo es cierro de los medios de sólo en el grado que satisfaga ciertas condiciones, o sólo desde cier-
p r o d u c c i ó n comprados, como ya se ha mencionado, que también to punto de vista.
considera esta c o n c e p c i ó n teórica como capital. Defmíranos, por tanto, al capital corno la suma de medios de
Nuestra definición es hasta ahora más amplia en unos aspectos, pago disponibles en cualquier momento para transferencia a los
más reducida en otros, que la de Mcnger y otras que se relacionan empresarios.) E n el momento en que surja el desenvolvimiento, a~ -
con ella. Solamente son capital los medios de pago; no solamente partir de una corriente circular en equilibrio, consistiría de dinero
el ''dinero" sino t a m b i é n los medios circulantes en general, de c u a l - solamente una parte muv pequeña de la suma de capital, s e g ú n
quier clase que sean; mas no todos los medios de pago sino aquellos! nuestra i n t e r p r e t a c i ó n ; coasistiría por el contrario de otros medios
130 DESENVOLVIMIENTO ECONÓMICO CRÉDITO Y C A P I T A L

de pago de nueva creación para dicho Di opósito. Si el desenvolvi- tal mercado independiente. E n el desenvolvimiento, que introduce el
miento está en marcha, o si el desenvolvimiento capitalista se une nuevo agente llamado capital en el proceso económico, debe haber
a una forma no-capitalista o de transición, comenzara con una ofer- aún otro tercer mercado en el cual sucede algo interesante: el mer-
ta de recursos líquidos acumulados. Pero en teoría estricta no cado de capital.
podría realizar esto. E incluso es siempre imposible en la realidad Éste existe en verdad; la realidad nos lo muestra directamente,
cuando haya de hacerse por primera vez algo verdaderamente sig- mucho más directamente que el mercado de los servicios de los
nificativo. bienes de consumo. Está mucho más concentrado, mucoo mejor or-
E l capital es, por tanto, un agente en la e c o n o m í a de cambio. ganizado, y es más fácil de observar que los otros dos. Es lo que el
E n el aspecto de capital, se concede expresión a un proceso de la ; hombre de negocios denomina el mercado monetario, y lo que
e c o n o m í a de cambio, a saber, la transferencia de medios producti- cualquier periódico incluye bajo este encabezado. Pero el nombre
vos al empresario. N o existe, en consecuencia, en nuestro sentido, no es totalmente satisfactorio desde nuestro punto de vista; no es
sino capital privado y no capital "social". Los medios de pago no simplemente dinero lo que se trafica en él, y p o d r í a m o s adherirnos
pueden realizar su papel de capital sino en manos de los particula- en parte a la protesta de los economistas contra esc concepto del
res. D e aquí que sería un tanto absurdo hablar de capital social mismo. Pero aceptamos el nombre. E n todo caso el mercado de
con este significado. Sin embargo, la suma del capital privado nos capital es lo mismo que el fenómeno descrito por la práctica como
dice algo: nos indica la cuantía del fondo que puede ser puesto el mercado monetario. N o existe otro mercado de capir Sería
a disposición de los empresarios, la magnitud del poder de retirar una tarca atractiva y provechosa señalar las grandes lincas de una
medios de p r o d u c c i ó n de sus canales anteriores. Por tanto, no teoría del mercado monetario. Hasta hoy carecemos de ella.- Se- 1

1
carece de sentido el concepto de capital social, " aunque en una ría especialmente beneficioso e interesante coleccionar v someter
e c o n o m í a comunista no existirá tal capital. Y , sin embargo, cuan- a prueba el significado teórico de las reglas prácticas de la expe-
do hablamos tic capital social, pensamos en gran parte en la exis- riencia que determinan las decisiones del hombre p r á c t i c o , y su
tencia de bienes de una nación, y han sido precisamente los con- juicio de las situaciones particulares. Por lo general se hallan for-
ceptos reales tic capital los que han conducido al de capital social. muladas estrictamente, y guían a todos los escritores de artículos
sobre el mercado monetario. Estas reglas prácticas del pronóstico
e c o n ó m i c o están en el presente totalmente divorciadas de la teoría,
l'.I. MERCADO DE DINERO
a pesar de que su estudio conduzca a la comprensión pn tunda de
A ú n queda por dar un nuevo paso. E l capital no es la autoridad la vida económica moderna. Solamente diremos lo que es necesario
ni una parte de los medios de p r o d u c c i ó n , bien sean originarios o para nuestro p r o p ó s i t o . Y esto puede hacerse con tin.-s cuantas
producidos. N i tampoco es el capital un stock de bienes de con- palabras.
sumo. Es un agente especial. Como tal ha de tener un mercado, en En una e c o n o m í a sin desenvolvimiento no habría tal mercado
el sentido t e ó r i c o en el cual exisre un mercado de bienes de pro- de dinero. Si estuviera muv organizado liquidándose sus operacio-
d u c c i ó n v otro de medios de consumo. Y a ese mercado teórico nes con medios crediticios de pago, dispondría de una oficina cen-
debe corresponder en la realidad algo parecido a lo que hay en tral tic liquidación, una especie de cámara tic compensación, 0 de
el caso de las tíos clases tic bienes mencionadas. I lentos visto en el centro contabilizado!- para el sistema económico. Se reflejaría en
primer c a p í t u l o que existen mercados para los servicios del trabajo las transacciones de esta institución todo lo que ocurre ir. el siste-
y de la tierra y para los bienes de consumo, en los cuales se liquida
-~ . —
todo lo esencial a la corriente circular, mientras que los medios Como máximo puede distinguirse, lo mismo que hace Spiethoff (loe.
de p r o d u c c i ó n producidos —partidas transitorias— no disponen de cit.), el mercado de capital, como aquél en el cual se trafica en poder de
compra a largo plazo, v el mercado de dinero, en el cual se c <:r¿ sobre
:

Esto es especialmente cierto si se mide toda una uniil.nl de capital por préstamos a cono plazo. Pero la mercancía "poder de compra" o la misma
la cuantía de bienes de producción que puedan obtenerse por ella en cualquier para ambos.
tic'in|«>. Si se hace esto, puede hablarse de capital "real" pero sólo en sentido 1
- Véase, sin embargo, A. Hahn, 'Zur Thcoric des C¡clduur.ts", en la
figurado, revista Archiv ftir Soziatviittcmchaft un.l Sozidpot'ttik ( l ° 2 l ) .
32 D E S E N V Ó Ú ¡ M I E N T O ECONÓMICO CRÉDITO Y CAPITAL

ma económico, por ejemplo, los pagos periódicos de salarios e im- futuros aparece primeramente en esta lucha de precios en forma
puestos, las necesidades para la recolección de las cosechas y ; > ) p M | práctica y tangible y en relación con las condiciones dadas del
Fas vacaciones. Pero éstos serían solamente problemas de contables sistema económico. Sería totalmente falso suponer que el precio
lización. Lstas funciones deben ser también realizadas si hay des- • f de los créditos a corto plazo es cuestión indiferente para los nuevos
envolvimiento. Además, si éste existe, tendremos siempre cmpléiH negocios, dado que lo que requieren es crédito a largo plazo. Por
para el poder de compra que de momento esté ocioso y finalmente, el contrario no se expresa en ninguna parte tan bien la situación
como ya se ha dicho, el crédito bancario penetra en las transaccio- económica general como en el precio de los préstamos a corto pla-
nes de la corriente circular. Así es como estas cosas se transforman, zo. E l empresario no precisa tomar en préstamo por todo el pe-
en la práctica, en elementos de la función del mercado monetario. ríodo en el cual necesita crédito, sino a medida que surja la nece-
Se transforman en parte del organismo del mercado monetario. Y sidad y de día en día. Además, la especulación se encarga de
así se añaden las exigencias de la corriente circular a las demandas conservar acciones, especialmente de nuevas empresas, empleando
del empresario en el mercado monetario, de un lado, y de otro el, tal clase de crédito, que puede ser concedido hoy y negado maña-
dinero de la corriente circular aumenta la oferta de dinero en na. Podemos observar de día en día cómo se manifiestan las nece-
el mercado. De aquí que sintamos en cada mercado monetario el sidades de crédito de la industria, y c ó m o soporta y anima la de-
pulso de la corriente circular, observando que aumenta la demanda manda el mundo bancario, q u i otras veces doblega. Mientras que
de poder de compra durante la cosecha y en los plazos de venci- en otros mercados exhibe la demanda así como la oferta una cierta
miento de los impuestos, mientras que la oferta crece después de >, constancia, aun en el desenvolvimiento, aparecen aquí enormes fluc-
estos momentos. Pero eso no debe impedirnos distinguir de las tuaciones de día en día. Las explicaremos por la función especial del
demás operaciones del mercado financiero las que pertenecen a mercado monetario. I>o afectan todos los planes y perspectivas del
la corriente circular. Solamente son fundamentales las últimas; las futuro en el sistema e c o n ó m i c o ; todas las condiciones de la vida
primeras les son agregadas, y el hecho de que aparezcan en el mer- nacional; todos los acontecimientos políticos, e c o n ó m i c o s y natu-
cado financiero es solamente una consecuencia del desenvolvimien-... rales. N o existe casi ninguna noticia que no influencie las de-
to. Totlos los efectos r e c í p r o c o s que unen indudablemente a las cisiones de llevar a cabo nuevas combinaciones o la posición del
dos no alteran el hecho — n i aun en la p r á c t i c a — de (pie pueden mercado de dinero, o las opiniones o intenciones de los empresa-
ser distinguidos en cualquier caso, y de que siempre es posible rios. EJ sistema de valores futuros debe ser adaptado a cada situa-
decir en el mercado de dinero q u é es lo que pertenece a la corrien- ción nueva. Y ésta no está solamente afectada por las variaciones
te circular, v que es lo que pertenece al desenvolvimiento. en el precio del poder adquisitivo, pues las influencias personales
L a médula del asunto está en las exigencias de c r é d i t o de las actúan frecuentemente además o en lugar de aquéllas. Pero no
nuevas empresas. Debemos recordar, desde luego, que la influencia hace falta que profundicemos en estos detalles tan conocidos.
de las relaciones internacionales que se encuentran en cualquier E l mercado de dinero es siempre el estado mayor del sistema
sistema e c o n ó m i c o , v de la i n t e r v e n c i ó n n o - e c o n ó m i c a a la cual capitalista, del cual parten órdenes para las divisiones independien-
está expuesto todo sistema e c o n ó m i c o , se desdeñan aquí para acor- tes, y lo que se debate v decide allí son siempre en esencia los pla-
tar y simplificar la exposición. De ahí que los fenómenos de la ba- nes del desenvolvimiento futuro. Toda clase de solicitudes de c r é -
lanza nacional de pagos, del tráfico de oro, etc., queden eliminados. dito recaen en esc mercado; toda clase de proyectos e c o n ó m i c o s
Con esta previsión ocurre solamente una cosa fundamental en el se colocan en relación mutua, luchando en él por su realización;
mercado monetario respecto a la cual es accesorio todo lo demás: los toda clase de poder adquisitivo, así como los saldos en dinero de
empresarios aparecen del lado de la demanda, y los productores y cualquier tipo, afluyen a él para su venta. Y eso da motivo a un
traficantes de poder adquisitivo, esto es, los banqueros, agentes, in- n ú m e r o de operaciones de arbitraje y de maniobras intermedias
termediarios, del lado de la oferta. L o que se realiza es solamente que pueden velar fácilmente lo esencial. Sin embargo, creo que
un cambio de poder adquisitivo presente por poder adquisitivo futu- en el fondo nuestra concepción no tiene que temer contradicción.
ro. I.a suerte de las nuevas combinaciones se decide en la lucha, I.a función principal del mercado de dinero o de capital es, pur
diaria de precios entre las dos partes. E l sistema de los valores' tanto, el tráfico en c r é d i t o con el propósito de financiar el desen-
134 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO

volvimiento. Éste eren y mantiene dicho mercado. E n el cursó


del desenvolvimiento se le asigna otra función, la tercera: se con-
CAPÍTULO rv
vierte en el mercado de las propias fuentes de ingresos. Conside-
raremos más tarde la relación entre el precio del crédito y el de" 1
LA GANANCIA D E L EMPRESARIO
las fuentes de rendimientos temporales o permanentes. Pero aquí
queda claro al menos lo siguiente: que la venta de tales fuentes de
rendimientos representa un modo de adquisición de capital, y su Los PRIMEROS tres capítulos han sentado las bases de todo l o que ha
>
compra un método de empleo de capital y que, consccucntcmcnte ' de seguir. C o m o primer fruto llegamos a la explicación de la ga-
no puede estar lejos del mercado monetario el tráfico de dichas nancia del empresario, y en forma tan sencilla y natural que pre-
fuentes de rendimientos. También entra aquí el tráfico en tierra, fiero postergar para el capítulo siguiente una serie de cuestiones
' y solamente circunstancias técnicas le impiden aparecer en la prác- más complicadas que se estudiarán como u n todo y que en realidad
tica como parte de las transacciones del mercado de dinero; pero tendrían aquí su lugar, dejando así el presente c a p í t u l o c o r t o y fá-
no existe una falta de conexión causal entre los dos. c i l de comprender.
L a ganancia del empresario es un excedente sobre el costo. Des-
de el punto de vista del empresario es la diferencia existente entre
gastos c ingresos brutos en un negocio; posición confirmada por
muchos economistas. / P o r superficial que sea esta definición, valc A

sin embargo, de punto de partida. P o r gastos entendemos todos


los desembolsos que debe realizar el empresario directa o indirecta-
mente en la p r o d u c c i ó n . A ello debe añadirse un salario apropiado
por el trabajo realizado por el empresario, una renta adecuada por
cualquier tierra que pueda pertcncccrlc, v finalmente un premio
por el riesgo. De otro lado no insisto aquí en que debe excluirse
de estos costos el interés del capital. E n la práctica se incluye en
ellos, bien en forma visible o, si el capital pertenece al propio em-
presario, por el mismo procedimiento contable que los salarios por
su trabajo personal o la renta por su tierra. Esto puede bastar por el
momento, v tanto más cuanto tpic todos los teóricos colocan al i n -
terés en la misma categoría que los salarios y la renta. A b a n d o n o
a la discreción del lector en este capítulo, desdeñar la existencia
del interés sobre el capital —en el sentido de nuestra interpreta-
ción— o reconocerlo como una tercera rama "estática" de ingre-
sos en el sentido de cualquier teoría del interés, i n c l u y é n d o l o en
los costos del negocio. En todo caso no nos interesa aquí su natu-
raleza o su origen.

1
Las teorías más im|K>rtjntcs sobre IJ ganancia pueden caracterizarse de
la siguiente forma: teoría de la fricción; teoría del salario; teoría del riesgo
v teoría de la renta diferencial. Me refiero al estudio en li'fícw, libro ni, y
me abstengo, por tanto, de realizar aquí su critica. Véanse las obras de
l'icrstorff y Mataja, dedicadas a la historia de dichas doctrinas. Puede citarse
aqui cambien a J. I!. Clark, cuya teoría es la que está próxima a la mía. Véase
su obra, l'.sscnti.ils of EcOtlOtmC Thrury,
135
L A G A N A N C I A D E L EMPRESARIO 137

Con la definición dada de los gastos puede parecer dudoso que sos sobre gastos, en un plus sobre los costos, si se cumplen tres con-
exista un excedente sobre ellos. Nuestra primera tarea consiste en/ diciones. E n primer lugar no debe bajar el precio del producto
4
demostrar que sí existe. Nuestra posición puede expresarse bre- cuando aparezca en el mercado la nueva oferta, o no lo debe
vemente: en la corriente circular, los ingresos brutos en un negocio bajar hasta tal punto que la mayor producción obtenida por obrero,
—haciendo abstracción del monopolio— cubren exactamente los < no reporte mayores entradas que las que aportaba anteriormente la
gastos. E n dicha corriente no existen más que productores que no ' ;
producción menor debida al trabajo manual. En segundo lugar,
obtienen ganancias :.! sufren pérdidas, y cuyos ingresos se carac- los gastos diarios del telar mecánico deben permanecer por debajo
terizan por la frase "salarios de gestión". Y dado que las nuevas de los costos de los cinco obreros eliminados, o por lo menos por
combinaciones llevadas a cabo si existe el "desenvolvimiento", son debajo de la suma que queda después de tener en cuenta el posible
necesariamente más ventajosas que las antiguas, deben ser mayores, descenso del precio del producto más el importe del salario del
en este caso los ingresos brutos totales que los gastos totales. obrero que aun necesitamos. La tercera condición suplcmcnta a
2
En honor de Laudcrdalc, que fue el primero en ocuparse de las otras dos. Aquellas cubren los salarios de los obreros que atien-
nuestro problema, comenzaré con la mejora del proceso produc- den el telar y los salarios y renta que van al pago del mismo. Hasta
tivo, y c o n el viejo ejemplo siempre venerado del telar mecáni- ahora he tomado el caso en el cual esos salarios y rentas son sim-
co que t a m b i é n puede recomendarse a causa del análisis profundo plemente aquellos que regían antes de que el empresario preparara
a que lo sometió Bohm-Bawerk.* Muchos, si no la mayor parte, de sus planes. Si su demanda es relativamente pequeña, podemos con-
los éxitos de los líderes de la vida económica son de esta clase; en tentarnos con lo anterior." Pero en caso contrario suben los precios
especial la nueva era de los siglos xvn y xrx presenta ejemplos de de la tierra y del trabajo debido a la nueva demanda. Pues los de-
esfuerzos en esta dirección. Es cierto que en esa época encontra- más negocios textiles c o n t i n ú a n trabajando al principio, y los me-
mos a ú n menos separadas que hoy día las diversas funciones que dios necesarios de p r o d u c c i ó n no precisan ser retirados de ellos,
deben distinguirse en los procesos de introducir mejoras en la pro- sino de la industria en general. Y esto ocurre por un alza en los
d u c c i ó n . Los hombres del estilo de Arkwright inventaron y tam- precios. Y , por tanto, el hombre de negocios que debe estimar y
bién llevaron a la práctica sus inventos. N o tenían nuestro mo- prever el alza de precios en el mercado de bienes de p r o d u c c i ó n
derno sistema de c r é d i t o a su disposición. Sin embargo, espero que sigue a su aparición en él, no podrá limitarse a incluir en sus
haber llevado suficientemente lejos a nuestro lector como para ha- cálculos los salarios y rentas anteriores, sino que deberá añadir una
cer uso de nuestros instrumentos analíticos en su forma más pura, cantidad apropiada, deduciéndose, por tanto, una tercera partida.
sin necesidad de nuevas explicaciones y repeticiones. Solamente si los ingresos exceden de los gastos, teniendo en cuenta
E l asunto aparece entonces como sigue. Si alguien observa la estas tres clases de cambios, es cuando podremos afirmar que existe
posibilidad de emplear energía en un sistema e c o n ó m i c o en el cual un excedente sobre los costos.
la industria textil no utiliza sino trabajo manual, y se siente bastante En la práctica se han cumplido innumerables veces estas tres
fuerte para resolver todas las innumerables dificultades, y decidido condiciones, lo que prueba la posibilidad de ese excedente sobre los
llevar a la práctica la instalación de un telar m e c á n i c o , precisa costos* Pero no se cumplen siempre, y cuando no lo hacen, y se
í ' t c s que nada de poder adquisitivo. L o obtiene prestado del banco prevé el hecho, el nuevo negocio no se instala; si no se prevé no
J pone en marcha su negocio. Es absolutamente indiferente si se alcanza un excedente sino una pérdida. Pero si se dan las con-
'<"<nstruyc por sí mismo los telares mecánicos o los hace construir
v<r otra empresa según sus indicaciones, con objeto de limitar, a * Nos separamos aquí del ejemplo de Laudcrdalc, con objeto de perma-
necer fieles a la concepción total del proceso y al mismo tiempo a la realidad.
utilización. Si un obrero con esc telar se halla ahora en dispo-
• F-sre sería el caso de la competencia completamente libre, cuya concep-
'•ión de producir por día seis veces más que un obrero manual, es ción exige que ninguna empresa sea suficientemente fuerte jura influenciar
•dudable que el negocio debe resultar en un excedente de ingre- los precios por su propia influencia sobre la oferta y la demanda.
n
Debe notarse que no hay en esta afirmación una referencia a la realidad
2
Inquiry ¡mo Nature md Oriuin of Vublic Weolth. F.s cierto que per- de un fenómeno que deba explicarse aún. como sucede con muchos repre-
nifa un objetivo totalmente distinto: la explicación del interés. sentantes de la teoría de la productividad, respecto al ínteres. Además encon-
1
En su obra Kj['it.zl rend Kafriulzins, vil, 3. traremos más lejos un nuevo estudio del problema.
138 D E S E N V O L V I M I E N T O LCONÓMIOO ; v
~ .' LA GANANaA^b^

dicioncs, el excedente realizado es un beneficio iicto ipso fació:'. Indudablemente'a los individuos que introducen el uso uc los te-
Pues los telares consiguen un producto físico mayor del que podían- lares en la corriente circular/io a los nuevos inventore y tampoco^
obtener los servicios de la tierra y el trabajo contenidos en ellos sólo a los simples productores o usuarios de los mismos. Aquellos
por el procedimiento anterior, a pesar de que en el caso de precios que los produzcan por encargo recibirán solamente su costo, y
constantes de bienes de producción y productos, también permi- aquellos que los empleen con arreglo a instrucciones los compra-
tiría ese mét <do llevar adelante la producción sin pérdidas. Ade- rán al principio a un precio tan alto que apenas recibirán ganancia
más, el empresario puede conseguir los telares a su costo (pasamos alguna. Ésta corresponde a los individuos a quienes pertenece el
por alto la posibilidad de patentes, que creemos inteligible sin nue- mérito de introducir los telares, ya los produzcan y los usen, o
va explicación). Surge, por tanto, una diferencia entre ingresos, bien si se limitan a producirlos o solo los usen. En nuestro ejemplo
determinados por los precios que estaban en equilibrio (o sea, cos- se concede importancia principal al empleo, pero no es esencial
tos), precios cuando no se usaba sino el trabajo manual, y los que sea así. Se consigue la introducción de estos nuevos métodos
gastos, que son ahora esencialmente más pequeños por unidad de por la fundación de nuevos negocios, bien para la producción, para
producto que para cualquier otro negocio. Y esta diferencia no. la utilización, o para ambos. ¿Con qué han contribuido a esto los
necesita desaparecer por cambios de precios que surjan con la individuos en cuestión? Solamente con la voluntad y la acción;
aparición del i dividuo en cuestión del lado de la oferta y la de- no con bienes concretos, pues los compraron o de otros o de sí
manda. Y esto es tan claro que no requerimos una formulación mismos; no con poder adquisitivo, que les sirvió para comprar,
más concreta sobre dicho punto. pues al fin y al cabo lo han obtenido en préstamo de otros o, si
Pero ahora llega el segundo acto del drama. Se ha roto el en- tuviéramos en cuenta la adquisición en períodos posteriores podría
canto, y surgen continuamente nuevos negocios bajo el aliciente decirse también que los han obtenido de sí mismos. ¿Qué han he-
de la ganancia tentadora. Se lleva a cabo una reorganización com- cho entonces? N o han acumulado bienes de ninguna clase, no han
pleta de la industria, con sus aumentos en la producción, su compe- creado medios de producción originarios, sino que/han empleado
tencia, la desaparición de los negocios anticuados, despido de obre- medios de producción existentes en forma distinta, más apropiada
ros, etc. Consideraremos posteriormente con mayor atención dicho y más ventajosa. Han "llevado a cabo nuevas combinaciones".
proceso. Aquí nos interesa solamente una cosa: que la posición Son empresarios. Y su ganancia, o sea el excedente, al cual no co-
final debe ser un nuevo equilibrio, en el cual manda de nuevo la rresponde ninguna obligación, es la ganancia del empresario. _
ley del costo con datos distintos, de manera que ahora los precios Lo mismo que el empleo de telares es un caso especial de la
de los productos se igualen de nuevo a los salarios v rentas de los aplicación de maquinaria en general, así es ésta un caso especial
servicios del trabajo y de la tierra que están incorporados a los te- de rodos los cambios en el proceso productivo, en el sentido más
lares, más las rentas y salarios de los servicios de la tierra y del amplio, cuya finalidad es obtener una unidad de producto con
trabajo que deben aún cooperar con los mismos a fin de que llegue menor costo, creando así una discrepancia entre el precio existente
a crearse el producto. E l incentivo para producir más y más pro-
y sus nuevos costos. Se incluyen en esto muchas innovaciones en
ductos no cesará hasta que lleguemos a dicha condición, ni antes
la organización de los negocios y rodas las innovaciones en las com-
de que caigan los precios como resultado de la nueva oferta.
binaciones comerciales. Y puede aplicarse a ellas lo dicho palabra
Desaparece consecuentemente el excedente del empresario en por palabra. La creación de grandes negocios industriales en un
7
cuestión y el de sus continuadores inmediatos. N o de un golpe, sistema económico en el cual no existían anteriormente es un ejem-
sino después de un período más o menos largo de disminución plo de lo primero. En ellos es posible obtener una organización
progresiva." Sin embargo, se produce el excedente, y constituye de mayor rendimiento, y mejor utilización de los factores de la pro-
bajo condiciones dadas una cantidad definida de rcncíimicntos ne- ducción que en los negocios pequeños, y también es posible la
tos, si bien sólo temporales. Ahora bien; ¿a quién corresponden? elección de un emplazamiento más ventajoso. Pero la implantación
7
Véase Bohm-Bawcrk, loe. cit., p. 174. de tales grandes negocios presenta sus dificultades, pues en los
8
En beneficio de la sencillez, limitamos el proceso en general a un pe- supuestos establecidos faltan todas las condiciones requeridas (obre-
riodo económico. ros, personal calificado, y las condiciones necesarias del mercado).
1
L A GANANCIA DEL E M P R E S T O
L*/\
140 DESENVOLVIMIENTO ECONÓMICO
cedáncos; Estos CASOS deben tratarse en la misma forma que los
Operan en su contra innumerables resistencias de carácter social, •tenores, pues la diferencia, que es el hecho de que los nuevos
y político. Y para crear la propia organización —aún dcsconoci-f• oductós no obtendrán los mismos precios que lograba la Industria
da— se requiere una especial aptitud. Sin embargo, si alguieii| } i cuestión, es solamente de grado, como puede verse. En cuanto
dispone de las cualidades necesarias para conseguir el éxito en tales lo demás, siguen siendo válidas las consideraciones anteriores. Tarri-
circunstancias, y puede obtener el crédito necesario, puede lanzar] JCO tiene importancia para nosotros si los individuos que nos ocu-
ni mercado una unidad del producto en mejores condiciones de an producen por sí mismos lo.> bienes de producción o consumo,
precio, obteniendo una ganancia que queda a su disposición si se los retiran para sus propósitos de sus utilizaciones anteriores. Pues
cumplen las tres condiciones establecidas anteriormente. Pero ha ampoco contribuyen en este caso ni con bienes n i con poder de
triunfado también para los demás, estableciendo un ejemplo y crean- -ompra. Pero logran, sin embargo, una ganancia que se relaciona
do un modelo que pueden copiar otros. Pueden seguirlo y lo se- con Ja puesta en práctica de nuevas combinaciones. Los reconoce-
guirán; primero personas aisladas, y posteriormente toda una mul- mos correspondientemente como empresarios. Y aquí tampoco sub-
titud. Tiene lugar entonces esc proceso de reorganización epe debe sistirá durante largo tiempo la ganancia.
resultar en la destrucción del excedente sobre los costos, inmedia- La creación de un nuevo bien que satisfaga más adecuadamente
tamente que el.nuevo negocio se haya convertido en parte integran- las necesidades existentes y previamente satisfechas, es un caso un
te de la corriente circular. Pero anteriormente se obtuvieron ga- tanto diferente. Como ejemplo podemos mencionar la produdción
nancias. Repitiendo: estos individuos no han hecho más que emplear mejorada de instrumentos musicales. La posibilidad de una ganan-
bienes existentes con mayores efectos; han realizado nuevas com- cia resulta en este caso del hecho de que los precios más elevados
binaciones y son empresarios en nuestro sentido. .Su beneficio es recibidos por la mejor mercadería son superiores a los costos, cos-
la ganancia del empresario. tos que son también más elevados en la m a y o r í a de los casos. Es
Puede citarse como ejemplo de nuevas combinaciones comer- fácil convencerse de su existencia. Además, puede abandonarse al
ciales, la elección de una fuente de oferta nueva y más barata de lector la adaptación de nuestras tres condiciones a este caso, pues
medios de p r o d u c c i ó n , quizá de una materia prima. N o existía an- no presenta mayores dificultades. Si se presenta un excedente, y se
teriormente para el sistema e c o n ó m i c o esta fuente tic aprovisiona- realiza, jxir tanto, la i n t r o d u c c i ó n de un instrumento mejor, se ma-
miento. N o existía una conexión directa y regular entre ella y su nifestara también una tendencia de reorganización en la industria,
ais de origen —por ejemplo, si se encontraba en el extranjero, no que restaurará, finalmente, la lev de cosros. I lay aquí también,
labia una línea de navegación ni corresponsales extranjeros. Esta i por lo tanto, una nueva combinación de factores existentes, o sea
i n n o v a c i ó n es azarosa, c imposible para la mayor parte de los pro- un acto tic empresario, v una ganancia de empresario que, sin em-
ductores. Pero si alguien establece un negocio teniendo en cuenta bargo, no será permanente. L na combinación del caso de mejor
esta fuente de aprovisionamiento, y todo marcha bien, puede pro- satisfacción de una necesidad con el caso de menor costo por uni-
ducir en mejores condiciones una unidad del producto, mientras dad de producto, tras la aparición de un gran aumento de la de-
que se m a n t e n d r á n en los primeros momentos los precios anterio- manda, está representada por el ejemplo de la c o n s t r u c c i ó n de fc-
res. Realiza, pues, una ganancia. N o ha contribuido más que con
I rrocarriles v canales.
la voluntad y la acción, ni ha hecho sino recombinar factores exis-
I.a búsqueda tic nuevos mercados en los cuales no se haya hecho
tentes. Es, de nuevo, un empresario, y su ganancia la de empresario.
aún familiar un nuevo producto, ni haya sido a ú n producido, es
Pero también perece esto ultimo y su función en la vorágine de
una fuente extraordinariamente rica —y muy duradera en tiempos
la competencia que corre tras ellos. T a m b i é n puede incluirse en
pretéritos— de ganancias de empresario. Entran en este lugar las
este caso la elección de nuevas rutas comerciales.
ganancias primitivas del tráfico, podiendo servir de ejemplo la ven-
E l caso de la sustitución de un bien de p r o d u c c i ó n o de con-
ta de cuentas de vidrio a los negros. I.a explicación del fenómeno
sumo, por otro que sirva los mismos propósitos y sea más barato,
es que los compradores valoran ¡os nuevos artículos como si fueran
es análogo al caso de simple mejora del proceso de p r o d u c c i ó n .
dones naturales o Cuadros de los viejos maestros, o sea sin conside-
Ofrece ejemplos de ello la sustitución parcial de la lana por el al- j
rar para nada su costo de p r o d u c c i ó n . Y de ahí resulta la posibilidad
g o d ó n en el último cuarto del siglo x v m , y toda la p r o d u c c i ó n de |
142 DESENVOLVIMIENTO ECONÓMICO LA GANANCIA DEL EMPRESARIO

de que pueda v idcrsc a un precio superior a los costos, incluidos) están fundadas, por lo ge icral, por hombres nuevos, y los viejos
todos los gastos que trac consigo vencer las innumerables dificultades^ negocios se hunden en la insignificancia. Pero aun si un indivi-
de la aventura. A l principio solo unos pocos ven las posibilidades de duo que llevaba a cabo u negocio repitiendo anualmente su actua-
a

la nueva empresa, y pueden llevarla a cabo. Y es, por tanto, un he-.' ción en la corriente circular, se transforma en empresario, esto
cho de empresario: la puesta en práctica de nuevas combinaciones;! exige, en este caso, un cambio en nuestra argumentación. E l hecho
y rinde una ganancia que ingresa en los bolsillos del empresario,*! de que el empresario dispusiera anteriormente de los bienes de pro»
Como es natural, la fuente se agota más o menos pronto. H o y días d u c c i ó n —en todo o en parte— o que pudiera pagarlos con los re-
surgiría inmediatamente una nueva organización, desapareciendo! cursos existentes en su negocio, no modifica su función como em-
en el acto la ganancia del tráfico con cuentas de vidrio. presario. Es cierto que en este caso nuestra concepción no encaja
T a m b i é n cubre lo dicho anteriormente el caso de la produc-^ entonces en los hechos c o n todo detalle. Coexiste aún la nueva
c i ó n de un nuevo bien. Tal clase de bien debe ser al principio! empresa al lado de las demás, que c o n t i n ú a n operando al principio
forzado sobre los consumidores, quizá en forma gratuita. Surgen» en la forma acostumbrada, pero no aumenta la demanda de nuevos
innumerables dificultades. Pero cuando se resuelven éstas v los con--5 medios de p r o d u c c i ó n , ni produce necesariamente nuevos produc-
suinidores comienzan a interesarse por el artículo, sigue un período tos. Y , sin embargo, con esto nos limitamos a ordenar nuestro cua-
de d e t e r m i n a c i ó n del precio sobre la base exclusiva de la evaluación dro portjue lo exige el caso p r á c t i c a m e n t e más importante, y por-
directa, y sin gran consideración por los costos, (pie consisten tam- que nos muestra el principio del problema y especialmente el he-
bién aquí fundamentalmente en los precios que rijan en los servi- cho de que el nuevo negocio no necesita ser una derivación directa
cios de la tierra y el trabajo. De ahí que pueda manifestarse un .1 del viejo. Interpretada como es debido corresponde también al
excedente (pie permanece en las manos de los productores que ha- > caso en lo esencial. Se trata aquí de llevar a cabo nuevas combina-
van logrado éxito. T a m b i é n éstos son empresarios, que han con- í ciones, v de nada más. _
tribuido con la voluntad y la acción, y han llevado a cabo la nueva 1
E l empresario no es nunca quien soporta los riesgos. ' Y eso
c o m b i n a c i ó n de los factores productivos existentes. T a m b i é n apa- está perfectamente claro en nuestro ejemplo. Quien concede el
rece una ganancia de empresario. V ésta desaparece cuando la nue- crédito sufre las pérdidas si fracasa la empresa. Pues si bien respon-
va mercancía se integra en la corriente circular, colocándose su de cualquier propiedad de que disponga el empresario de las resul-
precio en relación normal c o n los costos. tantes de la operación, no es esencial tal posesión tic riqueza, aun-
F.stos ejemplos nos muestran la naturaleza de la ganancia como que sea ventajosa. A u n en el caso de (pie el empresario se financie
el resultado de la puesta en práctica de nuevas combinaciones. Tam- con ganancias anteriores, o de (pie aporte los medios de producción
bién muestran c ó m o debe concluirse el proceso —esencialmente pertenecientes a su negocio "estático", el riesgo recae sobre él como
como el nuevo empleo de los bienes de p r o d u c c i ó n existentes. E l capitalista o como propietario de tales bienes, pero no como em-
empresario no ahorra con objeto de obtener los medios que requie- j presario. E l riesgo no es en ningún caso un elemento tic la función
re, ni acumula ningún bien antes de empezar a producir. Ade- del empresario. Y si bien es cierto (pie corre el riesgo de perder
más, cuando un negocio no se establece de una vez en su integridad su reputación, la responsabilidad económica directa del fracaso no
y en su forma definitiva, sino que se halla en p e r í o d o de lento recae sobre él. —-i
desenvolvimiento, el caso no es tan distinto como pudiera creerse. Puede observarse ahora brevemente que la ganancia —ral c o m o
Si no se ha agotado la fuerza del empresario en un proyecto, y no aquí se define— es el elemento principal de lo (pie se describe
obstante c o n t i n ú a llevando a cabo el mismo negocio, realiza nuevos como ganancia del promotor de empresas. A d e m á s de las otras c o -
cambios que son siempre nuevas empresas según nuestra termino- sas que puede ser esta ganancia, su base es siempre el excedente
logia, a menudo con medios sacados de ganancias anteriores. E l temporal de los ingresos brutos sobre el costo de p r o d u c c i ó n , en
proceso parece entonces diferente, pero su naturaleza es la misma. una empresa nueva. C o m o hemos visto, el promotor puede ser el
I.o mismo es cierto si da el productor comienzo a un nuevo ne- tipo .-.abado del empresario, que en este caso se limita estricta-
gocio en la misma industria, conexionado con su p r o d u c c i ó n pre- mente a su función característica: la puesta en práctica de nuevas
via. Pero esto no es en forma alguna la regla; las nuevas empresas •' Vcasc capítulo li, pj>. 118 ¡i.
LA GANANCIA DEL EMPRESARIO u$

combinaciones. Si todo procediera correctamente, con perfecci i ..s volveremos ahora a la economía no de cambio, o sea, a la eco-
ideal y con previsión absoluta, durante la fundación de una empre nomía natural. ,/
sa, lo que quedara en manos del fundador sería la ganancia. Pero Entran en ella dos tipos de organización. El primero es el de
en la práctica no ocurre así. Y , sin embargo, se aprecia en csto|g un estado agrícola aislado, en el cual pertenecen al señor los me-
verdadero principio del asunto. Es cierto que lo anterior sólo p ú a dios de producción, y a él están sujetos los siervos. El segundo es
de aplicarse al verdadero promotor y r o al agente que se limita* el de la sociedad comunista aislada, en la cual el órgano central
realizar a veces el trabajo t é c n i c o de formar una compañía, y quffl dispone de todos los bienes materiales y servicios del trabajo, re-
recibe frecuentemente tal denominación de agente. Este recibe SQ^j solviendo todas las apreciaciones sobre la valoración de las cosas.
lamente una r e m u n e r a c i ó n que tiene todas las características del sa-; Podemos tratar ambas formas en común en los primeros pasos del
lario. Y , finalmente, en la m a y o r í a de los casos no se perfecciona' razonamiento. En ambas, algunos individuos disponen de control
1
todo lo nuevo que existe en una compañía con la p r o m o c i ó n de la') absoluto sobre los medios de producción. Ni esperan cooperación
misma. P o r el contrario, es frecuente que sus dirigentes se embar-i en la producción, ni que otras unidades económicas Ies ofrezcan
quen continuamente en nuevos negocios, continuando así el papel,; la posibilidad de ganancias. E l mundo de los precios no existe, y .
del p r o m o t o r originario, y convirtiéndose en empresarios, cualquie-/ sólo queda el de los valores. Así, cuando pasamos de nuestros
ra que sea su cargo oficial en la compañía. Si suponemos, sin cm-¿ ejemplos anteriores a la consideración de una economía que no es
bargo, que la compañía se dirige normaln ntc una vez fundada, es de cambio, comenzamos la investigación de los problemas de valor
entonces el promotor el único que realiza una actividad de empre-; que son básicos para la ganancia.
sario en relación con dicho negocio. Supongamos que los precios Sabemos que también hay aquí una corriente circular, en la cual
10
de los medios de p r o d u c c i ó n están representados por obligaciones,; rige estrictamente la ley de costos, en el sentido de igualdad entre
y que el rendimiento mayor capitalizado de las fuentes permanentes el valor de los productos y el de los medios de p r o d u c c i ó n , y de
de ganancia lo está por acciones, y que existen también acciones de (pie tampoco se realiza el desenvolvimiento e c o n ó m i c o en nuestro
fundador que se transfirieron gratuitamente al promotor. Estas ac- sentido, más que en forma de puesta en p r á c t i c a de nuevas com-
ciones de fundador no p r o p o r c i o n a r á n entonces un ingreso perma- binaciones de los bienes existentes. Podría suponerse que la acu-
nente, sino que sólo darán al promotor el excedente temporal que. mulación de una existencia inicial de bienes fuera necesaria, y rea-
existe antes de (pie la empresa se incorpore al sistema económico, lizara una función especial. Lo primero es correcto en parte; pues
perdiendo desde esc momento su valor. La ganancia aparecerá en la acumulación es a veces —no siempre— un paso necesario para la
tal caso en su forma más pura. puerta en práctica de la nueva combinación. Pero no constituye
Debemos ahora determinar con mayor atención esta represen- nunca una función especial que lleve consigo fenómenos especia-
t a c i ó n de las ganancias, cosa que se hace p r e g u n t á n d o n o s lo que les de valor. Se prescribe simplemente un empleo diferente de los
corresponde a este fenómeno en las formas sociales no capitalistas. bienes por el líder o el órgano director del sistema. Que se alcance
L a simple economía de cambio, esto es, aquélla en la cual se conoce el resultado deseado en forma directa, o solamente indirecta a tra-
el cambio de productos, pero no la producción al "estilo capita- vés de un estudio preparatorio de constitución de existencias de
lista", no nos proporciona ningún nuevo problema. l\n las unidades bienes, ya es cosa distinta. T a m b i é n es indiferente si están de acuer-
e c o n ó m i c a s de tal sociedad debe haber un poder diferente de dis- do todos los participantes individuales con las nuevas finalidades, y
posición sobre medios de p r o d u c c i ó n y en este respecto la econo- están dispuestos a llevar a cabo la constitución de las existencias.
m í a de cambio puede estudiarse de la misma manera que el caso Mientras dominen la situación, los líderes no soportan n i n g ú n sa-
que pasamos a examinar ahora. E n los otros aspectos vale lo di- crificio ni se interesan por los que puedan soportar temporalmente
cho respecto al sistema capitalista. C o n objeto de evitar repeticio- los individuos bajo su mando. Si disminuye el consumo presente
1 0
de los dirigidos por la ejecución de un plan de grandes vuelos
Hablando estrictamente, los precios de los medios de producción que
—cosa que no es necesaria, pero posible— estos se o p o n d r á n a ellos
constituyen la inversión material, que corresponden a sus valores en sus em-
íteos anteriores, sin tener para nada en cuenta al nuevo, a pesar de que en si pueden." Su oposición puede hacer impracticables los planes.
• práctica habría que pagar más en la mayoría de los casos. 11
Purs tendrán en cuenta solamente la perdida inmediata, mientras que
DESENVOLVIMIENTO IOONÓMK L A GANANCIA DEL EMPRESARIO 147

Pero aparte de eso, carecen de influencia directa y económica sobr posición—•retira una cierta cantidad de medios de producción de
lo que pueda ocurrir; en particular no puede considerarse corr sus usos anteriores, y realiza con ellos una nueva combinación, por
servicie» voluntario su disminución del consumo y la acumulacic* ejemplo, la producción de un nuevo bien, o la producción de un
de stocks. Por tanto, no supone una función especial que debier bien ya conocido con arreglo a un método más perfeccionado. En
i n c l u ó s e en nuestra representación del proceso de desenvolvimieri este último caso es indiferente si retira los medios de producción
tb. Sí el líder promete un premio, esto equivale a una remunera necesarios de una rama de la producción que haya manufacturado
tión prometida por un general a sus soldados; es un don que pre hasta el presente la misma mercancía, o si autoriza a las empresas
tende bacer más dócil al pueblo, pero no forma parte de la esencia; existentes anteriormente a continuar fabricando en la forma habi-
del aconto, y no constituye una categoría puramente económica! tual, produciendo a su lado con el nuevo método mediante la ayuda
De a q u í que la diferencia entre el "señor" y el líder de un estado^ de medios de producción retirados de otras ramas de la industria.
comunista lo sea únicamente de grado. Y no constituye diferencian Los nuevos productos serán, por hipótesis, de mayor valor que los
el hecho de que en el estado comunista vayan las ventajas a toda lajl obtenidos anteriormente por las mismas cantidades de medios de
sociedad, mientras que sólo preocupa al señor su propio interés. producción —en cualquier forma que se realice la evolución en tal
De aquí se sigue que el elemento tiempo no pueda tener una8 sociedad. ¿Cómo se realiza el proceso de imputación respecto a
influencia en dichas sociedades. Es cierto que los líderes dcberill los nuevos productos? Se determina su valor en el momento en que
comparar los resultados de la combinación proyectada no solamcn- ^ se complete la combinación y aparezcan los product' .. ¿Cómo se
te cor» el resultado que pudieran producir los mismos factores p r o - í | determina el valor de los factores que hayan participado? Es mejor
ductívos en el mismo plazo, con su método previo de empleo, sino|¡ escoger el momento en el cual se haya decidido la combinación, y
también con el resultado de otras nuevas combinaciones que pudie- 1 suponer que todo ocurre con arreglo a tal decisión.
ran haberse llevado a cabo con los mismos medios. Y si estas ú l - ' S | E n primer lugar, los productores deben hacer una valoración:
timas requirieran menor tiempo, debieran incluirse en el cálculo^ debe compararse el valor de los nuevos productos con el de los
los rebultados de las combinaciones que pudieran realizarse en el-S que se estaban produciendo normalmente en la corriente circular.
tiempo ahorrado, al comparar la importancia relativa de los meto- ¡ Sin duda esta valoración es necesaria con objeto de poder realizar
dos de empleo en competencia. Por tanto, en una economía no.|| cálculos de las ventajas de la nueva combinación, y sin ella no es
de cambio aparece el "elemento tiempo", mientras que en la eco- posible tina acción de ningún g é n e r o . La cuestión central es ahora
nomía capitalista su influencia se expresa por el interés, como ve- ésta: -cuál de los valores que pueden obtenerse con los medios de
remos mas tarde. Mas esto es evidente por sí mismo. Tampoco •• producción ha de imputarse a ellos? Por lo menos está claro lo
juega el tiempo otro papel en las sociedades que ahora nos ocupan; siguiente: antes de tomarse la decisión de llevar a cabo la nueva
ninguno que exija hacer de la necesidad de esperar o abstenerse, o combinación, solamente puede imputárseles el valor que correspon-
del deseo menor de placeres futuros factores especiales. Solamen-j| da al empleo anterior. Pues no tendría sentido imputar por anti-
te se espera con disgusto porque puede hacerse algo en el ínterin cipado a los medios de p r o d u c c i ó n la plusvalía de la nueva com-
y precisamente a causa de ello. Los placeres futuros sólo aparecen^ binación, dado que, si se hiciera, su puesta en práctica no aparecería
menores porque cuanto más lejana aparezca la realización tantoás como una ventaja, y perderíamos la base para la comparación ne-
mayor será la deducción por motivo de placeres obtenibles en otra® cesaria de los valores en ambos usos. Pero, ¿cómo está el asunto
parte. una vez realizada la decisión? ¿No debe imputarse todo el aumen-
Así, pues, el líder de tal comunidad —cualquiera que sea SÚ,I| to de satisfacción, en el sentido de Mcngcr," a los medios de pro-
ducción, lo mismo que en la corriente circular, dado que realizan
ahora valores más altos, de forma que si todo funcionara a la per-
la ganancia futura puede tener tan poca realidad como si no existiera. Esto SC *
fección habría de reflejarse el valor total tle los nuevos productos
aplica a todos los estudios de la civilización de los cuales tenemos conocimien- 5

to; a través de la historia, nunca ha estado ausente el elemento "fuer/a", cuan- en los medios de p r o d u c c i ó n utilizados
do se ha tratado de un desenvolvimiento que ha precisado de la cooperación
Respondo que no; y afirmo que también deben estimarse, aun
de anuida masas. Pero en muchos casos, es cierto, no se exigió ningúnjg
sacrificio del pueblo. '-' Véase W'icscr, NttürUcbrt W'crt, pp. 70 tt.
L A GANANCIA DEL EMPRESARIO 149
148 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO
privado sino también social y, por lo tanto, es de hecho la misma
aquí, los servicios de la tierra y trabajo core míe a su antiguo va- cosa que la ganancia del empresario que encontramos anteriormente.'
lor, y por las dos siguientes razones. En primer lugar los valores En segundo lugar puede alcanzarse el mismo resultado abordan-
antiguos son los consuetudinarios. Se han determinado por unaí do el problema por otro lado. La actividad de empresario del
larga experiencia y están firmemente asentados en las conciencias líder, que es una condición necesaria para la realización de la com-
de los individuos." Sólo se alteran en el curso del tiempo y por la binación, puede concebirse como un medio de producción. No
presión le una experiencia ulterior. Sus valores son muy estables, lt> concibo así de ordinario, porque se concede mas interés al con-
debido a que no han cambiado los de los propios servicios de la ' traste entre empresario y medio de producción. Pero este método
tierra y trabajo. Los valores de los nuevos productos, por el con- de consideración realiza aquí buenos servicios. Por el momento
trario, se hallan tan fuera del sistema de valores existentes, como; consideremos, pues, la función del liderazgo como un tercer factor
el precio de los nuevos productos en el sistema capitalista. No originario de la producción. Parece, pues, claro que deba impu-
están unidos en forma continua con los viejos valores, sino sepa-1 társele alguna parte de los valores de los nuevos productos. ¿Pero
rados discretamente. De aquí la justificación del método de inter- cuánto? Tan necesarios son los líderes como los medios de pro-
M
pretación según el cual solo se asigna a cada bien de producción ducción, v la plusvalía total de los nuevos productos depende de la
el valor que podría obtener en un empleo distinto del que tiene en cooperación de ambos. Esto no requiere más comentarios y no
realidad, ''ues solamente este valor, es decir, en nuestro caso su contradice lo dicho en el párrafo anterior. I.as magnitudes apro-
valor prcvalentc hasta ahora, es quien depende de los medios con- piadas de todas las categorías de valores se determinan solamente
cretos de p r o d u c c i ó n . Si dejaran de existir serían reemplazados por por la fuerza de la competencia de los bienes o de los hombres.
otras unidades procedentes de dichos otros»empleos. Ninguna uni- Dado que esta segunda clase de competencia no existe en la eco-
dad de una mercancía puede ser valorada por encima de otra nomía natural (no de cambio), y dado que es mucho menos sig-
unidad idéntica, en caso de que existan simultáneamente. Ahora nificativo en ella la diferencia entre lo que es y lo que no es ga-
bien, los servicios de la tierra y trabajo empleados en la nueva nancia (como veremos inmediatamente), no aparecería siempre su
c o m b i n a c i ó n son h o m o g é n e o s con los empleados simultáneamente valor con la misma nitidez que allí donde es esetu ial. Pero pode-
—pues si no lo fueran habría en verdad una diferencia de valores, mos, sin embargo, especificar en la mayoría de los casos la cuantía
pero de g é n e r o perfectamente explicable sin afectar al principio— tpie debe imputarse a la función del empresario. En la mayor parte
V no pueden, por tanto, tener un valor distinto del último. Aun de los casos, como hemos dicho, los medios de p r o d u c c i ó n son
en el caso extremo de que se pusieran todos los poderes producti- reemplazables, pero no el líder.'"' De aquí que deberá imputarse
vos del sistema e c o n ó m i c o al servicio de la nueva combinación, sé a los primeros aquel valor que se perdería en el caso de (pie fuera
invertirían i o n arreglo a los valores prcvalcntcs anteriormente, que necesario el reemplazo, asignándose lo restante a la función de l i -
podrían realizarse de nuevo en caso de fracaso, y sobre los cuales po- derazgo. Se impura a ésta el valor de los nuevos productos menos
drían calcularse las pérdidas en caso de destrucción absoluta. La el valor de los que hubieran podido realizarse sin ella. De aquí que
realización con éxito de una nueva combinación en la economía corresponda dicho excedente a un derecho especial a la imputación,
natural resulta, por tanto, en un excedente de valor, y no sólo en no pudieiulo aumentar en ningún caso el derecho que se origina de
la e c o n o m í a capitalista; v tle hecho en un excedente de valor en el los medios de producción.
sentido de tina cantidad de valor a la cual no corresponde una impu-
Pero no debemos olvidar que no sería del rodo justo hablar
tación a los medios de p r o d u c c i ó n , y no meramente un aumento
siempre de la imputación del valor dominante hasta ese momento
de satislacción comparada con la posición anterior. Podremos decir
que la p l u s v a l í a " en el desenvolvimiento no es sólo un fenómeno mico-privado como ganancia c interés del capital, puede ser descrito como
plusvalía en el sentido de Marx. No existe otro excedente.
Aun en el caso de que la actividad del líder compita con un medio
" ' " cual no estoy totalmente de acuerdo. Véase Weten, libro n, y irreemplazable de producción, subsiste un excedente de valor en favor del
el articulo "Rcnicrkungcn über das Zurcchnungsproblcm", cu la revista Zeit- primero. Pues en el momento de introducción de la innovación, solamente
íiVi" VolktV)ir,
' *ft,ch
SoxuípoUrik und Venctltm* (1909). debe asignarse al último su valor prevaleutc basta ese momento.
Solamente este excedente que aparece desde el punto de vista cconó-
150 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO

a los medios dé producción. El valor marginal en los usos prc una deducción de su salario económico. Esta deducción sería tam-
,se eleva, sin duda, como consecuencia de retirar de esos usos bién uh salarlo, y en el mismr plano que el abonado a los obreros.
dios de producción. Hemos observado el mismo fenómeno en e El líder no recibe una ganancia en una sociedad comunista; no pue-
sistema capitalista. El alza de precios de los medios de producción; de afincarse que esto haga imposible el desenvolvimiento. Por el
como consecuencia de la nueva demanda por los empresarios en el contrario, es posible que en tal organización los hombres llegaran
sistema capitalista, corresponde exactamente a este proceso de va-! a pcnsfcr de un modo tan diferente que no reclamaran participación
foración. Debe corregirse correspondientemente nuestro método de^ en la ganancia, lo mismo que no pasa por la imaginación del hom-
expresión. Pero, sin embargo, no se cambia nada fundamental. Des-3 bre de estado o de un general tener exigencias particulares sobre la
de luego, no debe confundirse este aumento de valor con la impu- totalidad o una parte del botín de la victoria. Pero la ganancia se-
tación a los medios de producción del valor derivado de nuevo guiría siendo ganancia. Que no sería válido clasificarlo como sala-
desenvolvimiento. rio del trabajo puede apreciarse adaptando el argumento que for-
18

"'Nadie puede afirmar que no es real el proceso de valoración muló Bóhm-Bawcrk respecto al interés. También se'.aplica a la
descrito más arriba, y que no tiene sentido la consideración de la renta de la tierra, en la cual debe distinguirse en la misma forma
ganancia como una magnitud especial de valor, en una economía la namraleza y el valor de la contribución productiva de la tierra,
17
natural. Pues también esta economía debe saber lo que hace, las de la remuneración percibida por determinados individuos.
ventajas que resultan de las nuevas combinaciones, y a qué deben ¿Como salarios de qué obreros se consideraría la ganancia? Pue-,
atribuirse dichas ventajas. Podemos afirmar, sin embargo, que la ; den concebirse dos respuestas a esta pregunta. En primer lugar
ganancia no tiene significación como categoría distributiva en una puede decirse: como parte de los salarios de los obreros que traba-
economía natural (no de cambio), cosa que es en el fondo exacta. jaron en el nuevo producto. Pero esto no puede ser así. Pues en-
En una economía feudal el señor puede disponer libremente de la • tonces, por hipótesis, dichos obreros tendrían salarios superiores a
cantidad de producto que corresponde a su "servicio", pero tam- los de sus compañeros. Y éstos no realizan un trabajo de inferior
bién puede disponer de todos los demás rendimientos; puede dar calidad, de manera que si aceptamos esta posibilidad entramos en
a sus obreros más pero también menos de lo que corresponde a su conflicto con un principio económico fundamental, que excluye
productividad marginal. En la economía comunista la ganancia re- valores distintos para bienes homogéneos. Aparte de la injusticia
cae sobre el pueblo como un todo —al menos en la teoría. Mas que podría representar tal medida, se crearían con ella trabajadores
esto no nos interesa por sí mismo. Pero, ¿no podemos inferir de privilegiados. La solución es posible, pero el excedente recibido por
esas economías, especialmente por lo que respecta a la de tipo co- los obreros no sería salario.
munista, que la ganancia se absorbe en salarios, y que la realidad La otra respuesta concebible es ésta: los valores que denomina-
anula a la teoría del valor cubriendo los salarios todo el producto? mos ganancia y la cuantía de los productos que corresponden a ellos,
No. Debe diferenciarse la naturaleza económica de un rendimiento constituyen simplemente una parte del dividendo nacional, y deben
de lo que pueda ocurrirle. La naturaleza económica de un rendí-" distribuirse por partes iguales entre todos los servicios del trabajo
miento descansa sobre un servicio productivo. Llamamos salarios contribuidos durante el período económico de que se trate (asu-
en este sentido a los rendimientos que deben imputarse al servicio/ miendo homogeneidad de los servicios o, según sea el caso, tenien-
del trabajo. Bajo libre competencia, en la economía de cambio, do en cuenta las disparidades en cualquier forma reconocida). En
este rendimiento pasa al obrero, pero solamente porque en régimen/ tal caso, los obreros que no hubieran trabajado en el nuevo pro-
de libre competencia se remuneran las prestaciones marginales. Es| ducto perciben una remuneración superior al valor total del produc-
necesariamente así sólo en el sentido de que en el sistema capitalista I to que hayan producido. Es fácil, por tanto, llegar a la conclusión
este salario provoca el esfuerzo. Si se asegura el esfuerzo por otros de que los obreros perciben en tal caso una participación en el
métodos —por el sentimiento de deber social o quizá por la com- dividendo nacional, no como salario económico, sino en parte por
pulsión— el obrero podría recibir menos, pero sus salarios estaríanI un concepto no-económico. Indudablemente es posible esta solu-
determinados, sin embargo, por la productividad marginal del tra-
1 0

bajo, y la cantidad de menos que percibiera sería clasificada como Vositiw Tbcorie, capítulo final.
1 7
Véase Wcsai, libro ni.
DESENVOLVIMIENTO ECONÓMICO LA GANANCIA DEL EMPRESARIO

Ación, lo mismo que otra cualquiera que podamos imaginar, servicios de la tierra y def trabajo, aun en el caso ideal perfecto,
1
comunidad debe disponer de alguna forma de su "ganancia" come de un proceso económico sin fricción y sin tiempo. *
de todos los demás rendimientos. Debe disponer de ella en favor de Pero la ganancia tampoco vive eternamente en una economía
los obreros, dado que no existen otros con derecho a la participa que no es de cambio. Aparecen aquí también modificaciones ne-
ción. Y puede proceder en esto con arreglo a los principios má cesarias que lo eliminan. Se realiza la nueva combinación; se apre-
variados. Puede, por ejemplo, distribuirlo según la intensidad de 1: cian sus resultados; se eliminan las dudas; se hacen entonces eviden-
necesidad, 6 promover fines generales sin distribuir la ganancia';' tes las ventajas y la forma de obtenerlas. Sigue habiendo necesidad
Pero eso no altera las categorías económicas. Pues en la córrient de un gerente o de un capataz, pero lio del poder creador de un
circular normal no es posible que los obreros o terratenientes rec líder. Sólo es necesario repetir lo hecho antes para obtener venta-
ban, en forma directa o indirecta, más que su producto económt jas equivalentes. Y eso puede hacerse sin necesidad de un líder.
co, pues no existe ningún excedente. Y si esto es posible en nucstr Aun en el/caso de que debieran resolverse resistencias procedentes
caso es precisamente a causa de que otro agente deje de percibip de fricciones, el problema se ha hecho diferente y más sencillo. Las ~
su remuneración. Si definimos la expresión ambigua "explotación!! ventajas se han convertido en realidades para todos los miembros
de modo que ésta se produzca cuando un factor de la producción de la comunidad, y los nuevos productos distribuidos uniformemen-
necesario, o su dueño, según sea el caso, recibe menos que su pro- te en el tiempo, se hallan continuamente ante sus ojos; los liberan
ducto, en el sentido económico, entonces podríamos afirmar qué —en el sentido indicado en el primer capítulo— de todos los sa-
este pago extraordinario a los obreros se hace a costa de la expío-, crificios o necesidad de esperar a la ultimación de nuevos produc-
tación de los líderes. Si reducimos la expresión al caso en el cual tos. Ya no se espera que el sistema económico continúe avanzando,
se desposee del producto a un servicio personal —con objeto déi sino que solamente asegure la continuidad de la corriente existente
excluir la aplicación del concepto a la tierra, en donde no tendría de bienes. Podemos esperar eso de él.
razón de existir, dada la eliminación resultante del terrateniente en Se repetirá de esta manera el nuevo proceso de la produción, 10

el estado comunista— podríamos afirmar que tiene lugar una ex-


plotación de los líderes; naturalmente sin querer emitir con ello un " Una palabra sobre el argumento, tan frecuente hoy día, de tpic el em-
presario no produce nada y la organización todo; que ninguno de nuestros
juicio moral.
productos lo es nuestro, sino de la totalidad de la sociedad. En el fondo de
Por eso no puede decirse —hablando en términos económicos— tales afirmaciones se pretende decir que todo el mundo es el producto de su
que la ganancia se transforme en salario, a pesar de que sea distri- medio, personal y heredado, y que nadie puede producir algo para lo cual
no existan condiciones. Pero no podemos hacer esto en el dominio de la teo-
buida totalmente entre los obreros. Es de gran importancia práctica ría, que no «C ocupa de modelar a los hombres, sino de hombres ya modela-
el reconocimiento de este hecho para un estado comunista, distin- dos. Pues los propios representantes de tal tendencia responderían afirma-
guiendo siempre los salarios de la ganancia, pues la comprensión tivamente al problema de si la iniciativa individual tune una función. También
general de su vida, así como las decisiones sobre cuestiones con- es precisa y correcta respecto a los fenómenos secundarios del desenvolvi-
miento. Por lo demás se basa solamente sobre la concepción popular, que
cretas, dependen manifiestamente de tal reconocimiento. Esta consi-
solo el trabajo físico es realmente productivo, y sobre la impresión de que to-
deración nos enseña la independencia del fenómeno respecto de llos los elementos del desenvolvimiento operan en forma armónica, basándose
cualquier forma concreta de organización económica. En conse- c.nla fase de dicho desenvolvimiento en las precedentes. Pero esto será un
cuencia, podemos sentar una verdad general: la ganancia como fe- resultado del desenvolvimiento va producido v no explica nada. El principio
nómeno especial c independiente del valor está relacionada funda- de su mecanismo sigue siendo la cuestión principal.
, J
Podría objetarse que si la innovación está demasiado alejada de los mé-
mentalmente con el papel del liderazgo en el sistema económico. Si
todos acostumbrados, será todavía necesaria la compulsión. Odiemos estable-
el desenvolvimiento no requiriera dirección ni fuerza, la ganancia cer la siguiente diferencia. En primer lugar no se ha comprendido aún en
seguiría existiendo, sin duda, pero sería una parte de los salarios y tal caso, ni se ha convenido en algo familiar. Además no se ha realizado aún
rentas, y no un fenómeno sui generts. En tanto que este no sea la nueva combinación. Asumimos que eso ha ocurrido v que puede durar
• 1 el caso, es decir, en tanto que el conjunto de la población presente aún durante mucho tiempo. Después es indudablemente necesaria una com-
pulsión de cicita clase en cuanto a la organización, especialmente en la cla-
un parecido, por pequeño que sea, con las masas de todas las na- sificación de los obreros en clases más o menos elevadas. Pero esto es sin
ciones conocidas, no podrá imputarse todo el rendimiento a los duda diferente de la compulsión para realizar cosas nuevas. Finalmente, en
gW^NANCIA D E L EMPRESARIO

y para esto ya hace falta la actividad del empresario.- Si lo cona icvación del valor del producto social arrastra tras de sí el valor
bimos de nuevo como un tercer factor de la producción, poderni de los medios de producción, y la nueva situación de los negocios
asegurar que desaparece uno de los factores con la mera rcpericici. reemplazará rápidamente el valor anterior por uno nuevo que se
de Tas combinaciones ya familiares para todos, y en verdad el factor' convertirá al final en el acostumbrado, basado en la nueva produc-
que fue necesario para ponerlas en práctica. Se anula al mismo; tividad marginal. Así se restablecerá el contacto entre el valor del
tiempo su derecho a la imputación, aumentándose el valor de los producto y el valor de los medios de producción. N o habrá mayor
1
demás productos, esto es, del trabajo ; la tierra, hasta que agoten discrepancia entre las dos categorías de valor en el nuevo sistema m
el valor del producto. Solamente son éstos ahora necesarios, crean- que en el antiguo. Y si todo funciona con perfección ideal, la
do por sí solos el producto. La imputación se hace a ellos solamen- sociedad comunista tiene perfecta razón, si considera todo el pro-
te; en primer lugar a los servicios de la tierra y trabajo que se usan ducto resultante como un rendimiento permanente de su trabajo y
de hecho en la creación del producto, pero subsiguientemente a 80
tierra, distribuyéndolo entre sus miembros para el consumo. Los
los servicios de todos los factores, conforme a los principios ya hechos no le quitarían la razón.
conocidos. Se aumentan los valores de los servicios de la tierra y Hasta aquí la eliminación de la ganancia en una economía que
trabajo primeramente en las industrias de que se trate, difundién- no es de cambio procede en la misma forma que su eliminación en
dose más tarde ese aumento a todas las demás industrias. el sistema capitalista. Pero la otra parte de este proceso en la so-
De aquí que se eleven correspondiet emente los valores de to- ciedad capitalista, a saber, el descenso obligado del precio del nue-
dos los servicios de la tierra y trabajo. Este alza debe, sin embargo, vo producto como consecuencia de la aparición de empresas com-
distinguirse de aquella que apareció para llevar a cabo las nuevas petidoras, se ha de hallar ausente en la economía que no es de'
combinaciones, y no solamente en clase, sino también en grado. No cambio. Es cierto que también aquí deben incorporarse los nuevos
significa un alza en la escala de valores de aquellos, sino sólo en su productos de la corriente circular, y también que deben ser pues-
utilidad marginal, a consecuencia de que no puede llevarse la pro- tos en relación sus valores con los de los demás productos. Pode-
ducción tan lejos como anteriormente debido a la retirada de me- mos seguir distinguiendo teóricamente la implantación de la innova-
dios de producción de sus usos anteriores y, por tanto, no podrán ción y el proceso de su incorporación a la corriente circular, como
satisfacerse sino necesidades de mayor intensidad. En el caso con- dos cosas diferentes. Pero es fácil comprender que en la práctica
trario ocurre algo totalmente diferente, que es la entrada del valor es muy importante saber si ambas cosas tienen lugar uno actu o no.
de nuevos productos en la escala de valores de los medios de pro- En una economía no de cambio, la demostración de que existe un
ducción. Esto puede también elevar la utilidad marginal de los excedente atribuiblc a la actividad del empresario, es suficiente para
últimos, pero eleva también su valor total, diferencia que es asimis- solucionar nuestro problema. En un sistema capitalista estos exce-
mo de importancia práctica cuando se trata de disponer de grandes
dentes sólo encuentran su camino hacia el empresario con ayuda
cantidades de factores. De aquí que ahora ios valores de los medios
del mecanismo del mercado, y no pueden serle retirados sin ayuda
de producción expresen el hecho de que depende de ellos y sola-
de ese mismo mecanismo. Existe, por tanto, aparte del simple pro-
mente de ellos el nuevo aumento de la satisfacción, habiéndose he-
blema del valor, el problema de cómo consigue llegar al empresario
cho mayor el producto de la tierra y del trabajo. Ya no se les asig-
la ganancia. Y este mecanismo crea muchos fenómenos que deben
narán los valores que tenían en la corriente circular anterior, sino
estar ausentes en una economía que no sea de cambio.
los que tienen en la corriente circular actual. En el momento de
la transformación no tenía sentido imputarles valores más elevados A pesar de ello, no es sólo igual la naturaleza íntima de la ga-
que el de recmplazamiento. Pero en el momento actual su valor de nancia en todas las formas de organización, sino también la natu-
rccmplazamiento incluye también el valor del nuevo empleo. Lá raleza íntima del proceso que la elimina. E l asunto gira en todos los
casos en derredor de la eliminación de los obstáculos que impiden
imputar todo el producto a los servicios de la tierra o del trabajo
la organización feudal puede establecerse una relación entre el daño que su-
fren las masas y la puesta en práctica de la innovación. También es necesaria
o, según sea el caso, que sus precios alcancen el mismo nivel que
entonces la compulsión si se ha de llevar a la práctica. Pero esto es de nuevo
cosa diferente. Sólo hace falta un gobernante para mantener algo ya existente. 2 0
Como lo hace el sistema capitalista a $u manera.
los del pronucto. Los principios directores son, que si el proces primera vez en existencia en la nueva combinación un ager"- ^ t u -
c c o n ó m u o no tropieza con obstáculos, no tolera, en primer lu ral de la producción, como un arroyo productor de ene £Ía hi-
excedentes de valor en el caso de productos individuales, y ele dráulica. Lo que da la ganancia no es la energía hidráulica. L o que
en segundo lugar, el valor de los medios de producción hasta a ésta rinde permanentemente es, en nuestro sentido, renta.
canzar los de los productos. Estos principios son directamente De aquí que se transforme en renta una pane de lo que fue
válidos en una economía no de cambio, y se realizan por la 1¡« primeramente ganancia, cambiándose, por tanto, la naturaleza eco-
bre competencia en un sistema capitalista. En este último, si hay nómica de la cantidad en cuestión. Asumamos que un agricultor
libre competencia, los precios de los medios de producción deben que ha cultivado anteriormente caña de azúcar, cambie más tarde
ser de tal naturaleza que agoten todo el precio del producto. En su cultivo por el algodón, que era más lucrativo recientemente de
la medida en que esto no sea posible debe debe bajar correspondiente- lo que es ahora. 21
Esta es una nueva combinación; el labrador
mente el precio del producto. Si a pesar de todo existe ganancia, se ( se hace empresario y obtiene una ganancia. Por el momento, la
debe a que no puede realizarse el transito de una situación en la cual renta aparece en la lista de costos solamente por la cantidad apro-
no hay excedentes a otra en la cual tampoco los hay, sin la ayuda piada al cultivo de la caña de azúcar. Pero la competencia liará
del empresario, v a menos de que sé realice también la otra condi- bajar más o menos tarde las entradas, cosa que de hecho ha ocu-
ción necesara en el sistema capitalista, a saber, que la competencia rrido. Mas persiste aún un excedente: ¿qué es en realidad y cómo
no puede privarlo inmediatamente de la ganancia. se explica, desde el p u n o de vista económico? D e s d e ñ a n d o los
L a ganancia no se aferra a los medios de p r o d u c c i ó n en otro casos de fricción, solamente puede resultar porque la tierra sea ade-
sentido que el poeta a su manuscrito interminado. N o se imputa cuada difcrcncialmcntc al cultivo del algodón, o porque la renta
a aquellos ninguna parte de la ganancia, así como tampoco puede de la tierra haya subido como consecuencia de los nuevos empleos;
ser contenido de la función del empresario el suministro ni la po- en principio es siempre una consecuencia de ambos elementos. Y
sesión de dichos medios. Y sobre todo, como vimos, no debe bus- esto caracteriza de inmediato la parte del aumento en los rendimien-
carse la ganancia en el aumento permanente de valor que experi- tos totales (pie es permanente, como renta de la tierra. L a función
mentan los medios originarios de p r o d u c c i ó n como consecuencia como empresario de este hombre desaparece si continúa cultivando
del nuevo empleo. Consideremos el caso de la economía basada en el algodón, v los rendimientos totales se imputarán a los factores
la esclavitud, en la cual pertenecen al empresario la tierra v los tra- originarios de la p r o d u c c i ó n .
bajadores, comprados por aquél con el propósito de realizar nuevas Una palabra sobre la relación entre la ganancia y el ingreso de
combinaciones. Se diría en este caso, más que en n i n g ú n otro, que monopolio. Dado que el empresario carece de competidores cuan-
abonará por la tierra y los esclavos un precio que corresponda a do aparecen por primera vez los nuevos productos, se determina
sus empleos dominantes hasta el momento, v (pie la ganancia será su precio totalmente —o dentro de cierros límites— según los prin-
aquélla mayor p r o d u c c i ó n que pueda obtenerse ahora. Pero esto cipios del precio de monopolio. EJI la economía capitalista existe,
sería falso por dos motivos. Primero, las entradas procedentes de por tanto, un elemento de monopolio en la ganancia. Supongamos
los nuevos productos llegarán a una altura de la cual descenderán ahora (pie la nueva combinación consiste en establecer un monopo-
por obra de la competencia, de manera que tal c o n c e p c i ó n no ten- lio permanente, tpiizá en constituir un trust que no precise temer
dría en cuenta el elemento ganancia. E n segundo lugar, la cuantía a los competidores. La ganancia debe considerarse en esc caso
del excedente duradero es simplemente un aumento de los sala- como un simple ingreso de monopolio, y éste como ganancia. Y ,
rios del trabajo —en la medida en que no sea una cuasi-renta— sin embargo, existen dos fenómenos económicos totalmente distin-
que se embolsa el propietario del trabajo, que aquí no es el obre- tos. L a puesta en práctica de la organización monopolística es un
ro, así como un aumento de la renta de la tierra. La tierra y los acto de empresario, y su "producto" se expresa en la ganancia. Una
esclavos tienen indudablemente ahora un mayor valor para su pro- vez que esté funcionando sin fricción, la empresa continuúa obte-
pietario, pero éste se ha hecho más rico en forma permanente como niendo un nuevo excedente (pie. sin embargo, debe imputarse aho-
propietario, y no como empresario (si desdeñamos las ganancias ra a las fuerzas naturales o sociales sobre las cuales descansa el mo-
temporales y esporádicas). E l asunto no es diferente si entra por,
1
- Escrito en 1911.
158 DESENVOLVIMIENTO ECONÓMICO A GANANCIA D E L EMPRESARIO ||9Jfj$S

' nopolio; se ha transformado en un ingreso de monopolio i ,


„ . „ i a . Podría decirse con mayor razón de esta última lo
an lc

práctica se distinguen las ganancias que resultan de fundar un afirmaron los economistas clásicos de la renta de la tierra, a
gocio y el rendimiento permancríte. Lo primero es el valoren ^ ber que no entra en el precio de los productos. Los salarios son
s a
monopolio, mientras que lo segundo es sólo el rendimiento dé I f e te permanente; de irígreso, mientras que la ganancia no
U n

condición de monopolio. a
" d e considerarse en la misma forma si consideramos su repetición
- La discusión no puede ser llevada más adelante dentro de los regular como característica del ingreso. Se escapa de las manos
límites de este trabajo. Quizá sea ya demasiado extensa. Pero si del empresario tan pronto como éste realice la función. Hace re-
- bien debo reprocharme por haber preocupado demasiado al lector lación a la''creación de nuevas cosas, a la realización del sistema
con estas cosas, no puedo librarme del cargo de no haber agotado futuro del valor. Es al mismo tiempo la criatura y la víctima del
88
la materia en algunas ocasiones, y de no haber excluido todas las desenvolvimiento.
posibilidades de malentendidos. Era preciso elucidar los aspectos Sin desenvolvimiento no hay ganancia, y sin ésta no hay des-
fundamentales del asunto. Unas cuantas observaciones más antes envolvimiento. Debemos añadir, además, para el sistema capitalista,
de dejar, el tema. que sin ganancia no habría acumulación de riqueza. A I menos no
La ganancia del empresario no es una renta, como los rendi- existiría el gran fenómeno social que tenemos a la vista; éste es i n -
!
mientos por las ventajas diferenciales en los elementos permanentes dudablemente una consecuencia del desenvolvimiento y sobre todo
de un negocio; ni es un rendimiento del capital, de cualquier 'or- de la ganancia. Si desdeñamos la capitalización de las rentas y del
ma que pueda definirse al capital. De manera que no hay razón ahorro en el sentido más estrecho de la palabra (a la cual no ads-
para hablar de una tendencia hacia la igualación de las ganancias cribimos un gran papel), y finalmente los dones que recaen sobre
que no existe en forma alguna en la realidad, pues solamente ex- varios individuos como consecuencia de las repercusiones y oportu-
plica la posición favorable de muchos autores respecto a esa posi- nidades del desenvolvimiento, que si bien son temporales pueden
bilidad teórica la agrupación conjunta del interés y la ganancia, a 22
conducir a la acumulación de riqueza si no se consumen, queda,
pesar de que observamos ganancias tan diferentes en uno y el mis- sin embargo, el origen más importante de la riqueza del cual surgen
mo lugar, en una v la misma industria. Queremos también recalcar la mayor parte de las fortunas. La falta de consumo de las ganancias
ue la ganancia no es salario, a pesar de que la analogía sea te fita- no es ahorro en el sentido exacto de la palabra, pues no es una reduc-
3ora. N o es ciertamente un simple residuo; es la expresión del
valor de lo que contribuye el empresario a la producción, en
ción estándar usual de vida. Y podremos decir, por tanto, que
es la acción del empresario la que crea la mayor parte de las fortu-
P el mismo sentido que los salarios son la expresión en valor de lo nas. Me parece que la realidad apoya en forma convincente esta for-
que "produce" el obrero. N o es ganancia de explotación, como ma de derivar de la ganancia la acumulación de riqueza.
i tampoco lo son los salarios. Sin embargo, mientras los salarios se Si bien he dajado al lector en este capítulo en libertad de colocar
] determinan de acuerdo a la productividad marginal del trabajo, la el interés del capital en el mismo plano que los salarios y rentas como
| ganancia es una excepción notable a esa ley, que reside precisa- un gasto productivo, he conducido, sin embargo, la investigación
mente en el hecho de que parezcan excluirla las leyes de los costos como si pasara al empresario todo el excedente sobre salarios y ren-
y. de la productividad marginal. Y lo que recibe el "empresario tas. E n realidad debe pagar ¡nterés sobre el capital. Pero con objeto de
marginal es indiferente para el éxito de los demás. T o d a alza de que no se me reproche haber designado una suma primeramente
"salarios se difunde por todos los salarios; el que tiene éxito como como ganancia y posteriormente como interés, queda dicho aquí
empresario lo tiene aisladamente en los primeros momentos. Los que ese punto se estudiará como es debido más adelante.
salarios son un elemento en el precio, mientras que la ganancia no La dimensión de la ganancia no está determinada en forma tan
. lo es en el mismo sentido. E l pago de los salarios es uno de los
I frenos de la producción, mientras que no puede decirse lo mismd 2 3
~D> estrechamente que corresponde esto a la realidad y lo claramente
que representa un punto de vista carente de prejuicios, puede apreciarse en
2 2
Otros, como Lcxis, ponen en tela de juicio la uniformidad del tipo de la observación de Adam Smith, que podría haber realizado cualquier hombre
nterés. El problema que causó tantas dificultades a Marx, desaparece si se en la vida diaria, de que las nuevas ramas de producción son mis beneficiosas
iceptan nuestras conclusiones. que las viejas.
íw) D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMI
1
definida, cortí% la de los ingresos en la corriente circular. Sobren La función del empresario es hoy día, lo nv"v> que en la época
todo, no pue<8|decirse de ella lo que p o d r í a afirmarse de los ele- 1 en que no se conocía aún el principio de ta proceso social, no
nientos del co£t> en corriente circular: que es suficiente para hacer" solamente el vehículo de reorganización continua del sistema eco-
surgir la " c a r i ^ l a d requerida de servicios del empresario'. L a c a r t H nómico, sino también el vehículo de sustitución continua de los
tidad de que^jp trata, que es dctcrminablc, no existe. Y el m p n t ^ elementos que comprenden los cstiatos superiores de la sociedad.
%l: total de ganáfltia obtenida en realidad en un momento determlrriM E l empresario que alcanza el éxito se eleva socialmente, y con él
do, lo m i s m o - í j u c la ganancia conseguida por el empresario indi- su familia, que adquiere con los frutos de su éxito una posición
vidual, puede^fer mucho mayor de la necesaria para provocar los que no depende de manera directa de la conducta personal. Y
servicios d e - . S é empresarios que en realidad operen. También es esto representa el factor más importante de ascenso en la escala,
cierto que st-fobrestima frecuentemente esta cuantía total.-' Pero social del mundo capitalista. Precisamente porque actúa destrozan-
tampoco dcbc3)lvidarse que el propio éxito individual desproporcio- do con la competencia los antiguos negocios, y las vidas que de
nado tiene su función, porque la'~posibilidad de conseguirlo actúa ellos dependen, lleva aparejado t a m b i é n un proceso de decadencia,
" c o m o un incentivo mayor de lo que estaría justificado racionalmen- de pérdida de posición, de eliminación. Y este destino amenaza
te por su majgiitiid multiplicada por el coeficiente de probabilidad. también al empresario cuyos poderes se hallan en decadencia, o a
Tales posibilidades forman parre también, como si dijéramos, de la sus herederos cpic hayan adquirido su riqueza pero no su talento.
" r e m u n e r a c i ó n ' ' tic aquellos empresarios que no lo consiguen. Sin Y esto no c solo porque se sequen todas las ganancias individua-
embargo, es cierto que se llegaría en muchos casos al mismo resul- les, no tolerando el mecanismo competitivo las plusvalías perma-
tado con cantidades más pequeñas, v en especial con cantidades nentes y aniquilándolas por este estímulo de la lucha por la ganancia
totales más « q u e n a s , lo mismo que debe resultar claro que la co-, que es su fuerza impclcntc, sino t a m b i é n porque en el caso normal
nexión c n t r c ' r a l i d a d del servicio v resultados individuales es mu- las cosas suceden de forma que se incorpora a la propiedad de un
cho más p e q u e ñ a aquí que en el mercado del trabajo profesional, negocio el éxito del empresario; y por lo general esc negocio se
por ejemplo. Y esto no sólo es importante para la teoría de los lleva adelante por los herederos siguiendo lincamientos que pronto
impuesros —a pesar ele que esté limitada la importancia de tal ele- llegan a ser tradicionales hasta que los suplanten nuevos empresa-
mento, en la práctica, por la necesidad de tener en cuenta la "acu- rios. U n adagio americano lo expresa: tkree gctieratiovs fro?n over-
m u l a c i ó n del capital", en el sentido de aumentar la oferta de me- .üls to overañs. Y así parece ser.'" I.as excepciones son raras, y se
dios de p r o d u c c i ó n producidos— sino que explica también por qué compensan con creces con los casos en los cuales es aún más rápido
puede ser desposeído tan fácilmente el empresario de su ganancia, el descenso. Y la opinión pública y la fraseología de la lucha social
y por que puede remunerarse al empresario asalariado, por ejem- pierden dicho punto de vista j*>r ver siempre a su alrededor em-
plo, al gerente industrial que juega muchas veces el papel de em- presarios, y parientes y herederos de empresarios. Constituyen la
presario, con cantidades muv inferiores a la cuantía total de la clase de los "ricos", una clase tic herederos al margen de la lucha
ganancia. Cuanto más se racionalicen, nivelen v democraticen las
por la vida. De hecho las capas superiores de la sociedad son como
vidas, v cuanto más transitorias sean las relaciones de un individuo
¡os hoteles, llenos siempre de gente, pero de gente que, sin embar-
a cosas concretas (a una fábrica, o a la mansión familiar) o a p e r -
go, cambia continuamente. Se componen en mucho mayor grado
sonas concretas (especialmente en el c í r c u l o familiar), perderán
de lo que estamos dispuestos a admitir de gentes reclinadas en las
tanto más cu importancia los motivos enumerados en el segundo
clases inferiores. G>n lo cual se abre una serie más de problemas,
c a p í t u l o , v tÜnro más se debilitará el poder del empresario sobre l a l |
cuya solución habrá de mostrarnos la verdadera naturaleza del sis-
ganancia.'-'"' 1.a " a u t o m a t i z a c i ó n " progresiva del desenvolvimiento^
tema de competencia capitalista, y de la estructura de su sociedad.
corre paralela a aquel proceso, tendiendo también a minimizar la
importancia de la función del empresario.
Sido disponemos de algunas investigaciones de este fenómeno tan im-
Véase sobre esto Stamp, Wetith .«/./ Taxtblc (*.»/M<-»VV. pp. 105 ss. .-'¿s portante. Véase por ejemplo Chanman y Marquis, "The Recruiting of thc
1
Véase Mibrc ello mi artículo. "So/ülistisi lu- M o p l i c h U i o n \<m heute' . Employing Gasscs from thc. Ranks of thc IVagc I'.arncrs", en la revista ]our-
en la revista Arcbtv für Sosialwhtemebaftcn (IV21). *¿ of tbc Royal Stmittied Sociciy (1912).
INTERÉS DEI. C A P I T A L 16)

tiene su origen en las ganancias, que es por naturaleza una de-


CAPÍTULO V
rivación de estas últimas, y que se esparce —lo mismo que lo
que denomino el "aspeco de interés" de los rendimientos—, arran-
INTERÉS D E L CAPITAL
cando de las ganancias resultantes de la aplicación de las nuevas com-
binaciones sobro toda la economía, abriéndose incluso camino por
la esfera de los viejos negocios, en cuya vida no sería un elemento
OBSERVACIONES PRELIMINARES necesario si no hubiera desenvolvimiento. listo es todo lo que quie-
ro decir por la afirmación: "en la economía 'estática' no hay inte-
DESPUÉS de madura consideración presento al lector, por segunda
rés productivo"; cosa que es ciertamente fundamental, a nuestra
vez, la teoría del interés que p u b l i q u é originalmente en la primera"
consideración de la estructura y modo de rrabajo del capitalismo.
edición de este libro, no alterada con otra cosa que no sean cam-
Y en realidad, ¿no es esto casi evidente por sí mismo en último aná-
bios de r e d a c c i ó n carentes de importancia. A todas las objeciones
lisis? Nadie puede negar que lo mismo que la situación de los ne-
que recuerdo en estos momentos, respondo aconsejando se compa-
gocios decide el tipo de interés — y la situación de los negocios
re el texto original con éste. N o han hecho sino convencerme de
significa normalmente (es decir, desdeñando los efectos de las fuer-
la improcedencia de acortar más este capítulo, cosa que hubiera
zas no económicas) el ritmo existente del desenvolvimiento— así
hecho por m i gusto. Pero dado que las cosas que me parecían más
el dinero requerido para las innovaciones constituye el factor prin-
prolijas y elaboradas, y que perjudican la sencillez del argumento,
cipal en la demanda industrial sobre el mercado de dinero. ¿ H a y
anticipaban correctamente las objeciones más importantes, han ad-
mucha diferencia entre esto v la admisión de que el factor principal
quirido un derecho a la existencia del cual carecían probablemen-
en la realidad es también el factor teórico m á s importante, y es el
te en su forma originaria.
único por el cual se hace entrar en juego la otra fuente de deman-
L a exposición anterior dejó en claro que no niego que el inte-
da, mientras que la última —o sea la demanda de los negocios an-
rés sea un elemento normal en la economía moderna —cosa que
tiguos que siguen la rutina— no hubiera llegado normalmente al
sería absurda— sino que trato, por el contrario, de explicarlo; no
mercado monetario, porque dichos viejos negocios se financian co-
puedo comprender, por tanto, la objeción que me acusa de ha-
rrientemente con los rendimientos normales de la producción? De
berlo negado. E l interés es una prima del poder de compra pre-
aquí surge lo demás v especialmente el teorema de que el interés
sente sobre el futuro. Esta prima tiene varias causas. Muchas de
va ligado al dinero y no a los bienes.
ellas no constituyen un problema. U n o de esos casos es el interés
Lo tpie me interesa es la verdad, y no la originalidad de mi
sobre el p r é s t a m o al consumo. Que cualquier persona sujeta a una
teoría. En particular utilizare la de Bohm-Bawcrk como base en tan-
necesidad imperiosa e inmediata (por ejemplo, si el fuego destruye
to (pie me sea posible, a pesar de (pie éste haya decidido no te-
su negocio) o con esperanza de un aumento futuro de sus ingresos
ner nada en c o m ú n con mis ideas. Desde su punto de vista se trata
(por ejemplo, si un estudiante es el heredero presunto de una tía
también de una cuestión de poder de compra, a pesar de quq
rica, bien dispuesta, y de mala salud), valore más un centenar de
pase inmediatamente a ocuparse de las primas sobre los bicrics
marcos presentes que futuros no requiere explicación, siendo cvi-"
presentes. E n realidad, rechazo solamente una de las tres famosas
dente que puede existir el interés en dichos casos. Pueden incluirse
razones sobre las cuales se basa la prima del poder de compra
aquí todas las categorías de necesidades de empréstitos de los go-
presente: el "descuento" de goces futuros, en la medida en que
biernos. Siempre han existido tales casos de interés, y también po-
Bohm-Bawcrk nos pide aceptarla como una causa que no precisa de
drían existir en la corriente circular en la cual no existe desenvol-
explicación. De otro lado, podría basarme en el argumento que de-
vimiento. Pero no constituyen el gran fenómeno social que exige
nomina relación variable entre las necesidades y los medios de sa-
una explicación. Éste consiste en el interés sobre préstamos pro-
tisfacción, como una fórmula en la cual podría encajar mi teoría. ¿Y
ductivos (Produktivzins). Puede encontrarse por doquiera en el sis-
qué podríamos decir de la tercera razón, de sus "procedimientos
tema capitalista, y no sólo allí donde se origina, o sea, en las nuevas
indirectos de p r o d u c c i ó n " ? Si Bohm-Bawcrk se hubiera mantenido
empresas. Q u i e r o mostrar simplemente que el interés productivo
fiel a su expresión: "adopción de procedimientos indirectos de
162
CAPITAL 165
164 DESENVOLVIMIENTO ECONÓMICO

producción", y si hubiera seguido la indicación que contiene, se- de la producción, v * •) pueden existir más fuentes permanentes de
ingresos que los sal trios y rentas. La competencia, de un lado, y
ría aquello un acto de empresario, uno de los muchos casos suborv
la imputación, de otro, deben anular todo excedente de ingresos
dinados de la puesta en práctica de nuevas combinaciones. Pero no
brutos sobre gastos, y Cualquier exceso del valor del producto
hizo eso, y creo que puede demostrarse con ayuda de su propio
sobre el de los servicios de la tierra y trabajo contenidos en él. E l
análisis que de la mera repetición de procedimientos indirectos de
valor de los medios originarios de producción debe ir ligado, con
producción que se hubieran ya realizado c incorporado a la co-
la fidelidad de una sombra, al valor del producto, no tolerando la
rriente circular no resultaría un ingreso neto. Llegamos Tupidamen-
menor separación entre ambos.* Pero el interés es, sin embargo, un
te a un punto en el cual nuestra explicación entra por un cauce
hecho. ¿Cómo podremos explicarlo?
diferente. Sin embargo, nuestro análisis cumple con los requisitos
E l dilema es difícil de resolver, mucho más difícil que el aná-
de la teoría del valor de Bohm-Bawcrk, sin estar expuesta a nin-
logo al cual hicimos frente con relativa facilidad en el caso de las
guno de los argumentos u objeciones que él mismo haya presentado
1
ganancias, pues allí se trataba sólo de una corriente temporal y no
hasta ahora. permanente de bienes, no llegando a entrar en conflicto tan agudo
con los hechos indudables y fundamentales de la competencia y de
§ I. E l interés del capital, como nos muestra la experiencia, es un
la imputación; por el contrario, pudimos llegar sin dificultad a la
ingreso neto permanente (pie llega a una categoría concreta de
conclusión de que los servicios de la tierra y del trabajo son las úni-
individuos. ¿De dónde? Y, ¿por qué? En primer lugar n ,s halla- cas fuentes de ingreso cuyo rendimiento neto no se reduce a cero
mos frente a la cuestión del origen de esta corriente de bienes. Debe- por virtud de esos hechos. Frente a este dilema podemos proceder
2
existir primeramente un valor del cual pueda originarse. En se- en dos formas diferentes.
gundo lugar, nos bailamos ante el problema de la causa de que esa
EJI primer lugar, puede aceptarse. Llegamos entonces a la
corriente vaya a engrosar los caudales de un grupo determinado de
conclusión de que el interés debe explicarse como una especie de
individuos: el problema de la causa de esta corriente en el mundo
salario o de renta y, dado que esta última no es posible como
de los bienes. E n ú l t i m o lugar existe la cuestión más difícil de to-
salarios: como la explotación de los asalariados (teoría de la cxplo-
das, que puede describirse como el problema central del interés del
tación), o como los salarios del trabajo de los capitalistas (teoría
capital: ¿por qué fluve permanentemente esta corriente de bienes, del trabajo en sentido literal), o como los salarios del trabajo in-
V c ó m o es el interés un ingreso neto que puede consumirse sin que corporado en los instrumentos de producción y en la primeras ma-
por ello se desmejore nuestra situación económica? terias (la concepción, por ejemplo, de James Mili y de McCulloch).
I.a existencia del i n t e r é s constituye un problema porque sabe- Se han realizado todos esos esfuerzos de explicación. A la crítica
mos que el valor total del producto debe imputarse en la corriente de Bohm-Bawcrk debo añadir solamente que nuestro análisis del
circular normal, a los factores productivos originarios, es decir, a empresario, y especialmente su aislamiento con referencia a los me-
los servicios de la tierra y trabajo; de aquí que deban dividirse en- dios de producción, quita también autoridad a las dos primeras va-
tre los obreros y los terratenientes todos los ingresos procedentes riantes.

1
En segundo lugar, puede negarse la conclusión teórica que con-
Esto debe recalcarse mucho porque no ha sido absorbida del todo ni
la parte de la crítica de lióhm-Bawcrk fuera del círculo estrecho de es- duce al dilema. Podemos aquí de nuevo extender la lista de costos,
pecialistas. Presupongo su conocimiento. l¿> siguiente se relaciona con esa o sea, afirmar que después de abonar los servicios de la tierra y
aportación en todo momento, y cualquiera que mantenga la evidencia propia del trabajo no se han pagado aún todos los medios de producción
del interés encontrara los siguientes párrafos demasiado tortuosos, en parte
necesarios; o investigar la existencia de un freno escondido en el
incomprensibles, y a veces falsos. Sin embargo, puede el lector encontrar en
la obra de IJohm-llawerk todo lo necesario, v referencias a casi toda la mecanismo de la imputación y de la competencia, que impida a los
literatura. Se precisa un conocimiento general de ésta. Finalmente no deseo servicios de la tierra y del trabajo alcanzar en forma permanente
repetir lo dicho con anterioridad; véase Wtten, libro l l l . la altura del valor total del producto, en forma que quede un cx-
2
Véase por ejemplo lo que dice lióhm-liawcrk vibre Sav. I. 1942- Sin
embargo, la expresión de llohm-Rawerlt está influenciada |xir el hecho de
Véise Bdhm-Bawcrk, i, 230.
disponer ya de una teoría del interés en su pensamiento.
• D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO INTERÉS D E L C A P I T A L 167
4
ccdcnte-permanente de valor. Paso a estudiar estas dos posibili- empleados. N o puede haber un elemento de plusvalía que esté ad-
dades. herido permanentemente a estos medios intermedios de producción,
Extender la lista de los costos no significa sólo afitmar que el pues no puede existir una discrepancia permanente entre el valor
interés represente un gasto regular en las cuentas de un negocio. de los productos que han de imputárseles, y su propio valor. Por
Esto sería evidente por sí mismo y no tendría ninguna fuerza cx- muchos que sean los productos que se obtengan con la ayuda de
plicatoria. Significa mucho más: concebir el interés como un ele- una máquina, la competencia hará bajar siempre su precio hasta que
;
mento de costo, en el sentido más estrecho y especial con que se se establezca la igualdad. Pero de otro lado, por mucho más que tra-
formuló en el primer capítulo. Y eso es equivalente a la constitu- bajo manual que pueda hacer la máquina no puede afirmarse qHC
ción de un tercer factor productivo originario, que percibe interés ahorre trabajo siempre de nuevo, una vez introducida, de manera
en la misma forma que el obrero percibe su salario. Si pudiéramos que no puede dar una ganancia permanente. Los ingresos extra-
lograr esto en forma adecuada, quedarían resueltas de un golpe ordinarios tan conspicuos que le son debidos, la suma total que
nuestras tres preguntas; la cuestión del origen, base y no desapari- estará dispuesto a pagar por ella el "usuario", debe pasar íntegra-
ción del interés, eludiéndose, por tanto, el dilema. La abstinencia mente a manos de los obreros y propietarios. En general, no pro-
podría ser un tercer factor de esa clase. Si fuera un servicio pro- duce el valor que añade al producto, como se asume a veces en
ductivo independiente quedarían resueltas todas nuestras exigen- forma ingenua," no estando ese valor sino asociado temporalmente
cias en forma libre de objeción, explicándose sin que dejara lugar a ella, como se dijo en el capítulo precedente. U n abrigo en cuyos
a duda la existencia y el origen de un ingreso permanente, lo mis- bolsillos hay un billete de banco, tiene mientras esté en él un valor
mo que su asignación a individuos determinados. Pero deberíamos superior para su dueño, pero sólo logró esc valor superior desde
probar aún que el interés descansa de veras sobre esc elemento. Por fuera, sin haberlo producido. Del mismo modo, una máquina tie-
desgracia no es satisfactoria esa explicación, porque no existe ese ne un valor correspondiente a su producto, pero lo ha recibido de
7

elemento independiente, como ha mostrado ya Bohm-Bawerk, y los servicios de la tierra v trabajo que existían antes de ser creada,
no necesitamos seguir discutiendo en este lugar. a los cuales se ha imputado ya dicho valor en su totalidad. Es
Los medios de producción producidos podrían constituir tam- cierro que corre una corriente de bienes hacia la máquina, pero tam-
bién un tercer factor productivo independiente de la abstinencia. bién corre a través de ella. N o está condenada a formar un depó-
Pero con ellos ocurre lo contrario. N o puede dudarse de su efecto sito ile bienes para consumo. E l propietario de la máquina no
obtiene en (orina permanente más de lo que paga, bien sea con-
f>roductivo. Está tan claro (pie las miradas de los investigadores
o descubrieron en seguida y hoy mismo despierta estupefacción la tabilizando según los precios o según los valores. La propia má-
quina es un producto, v su valor, como el de los bienes de consu-
proposición fundamental de la igualdad entre el valor del producto
mo, pasa a un depósito, del cual no pueden salir más intereses.
y el de los servicios de la tierra y trabajo. Parece tan claro que
aún hoy la experiencia demuestra que resulta difícil apartar incluso Sobre la base tic los argumentos de los capítulos primero y
a especialistas de este camino equivocado. Y , sin embargo, dicha cuarto, y de la referencia a Bohm-Bawerk, podemos añadir que lo
teoría resulta incapaz, de explicar un ingreso neto permanente. Los anterior no nos saca del dilema y que no exisre aquí ninguna fuen-
medios de producción producidos tienen indudablemente capacidad te de valor para el pago tic interés. A lo más se presenta una

E ara servir en la producción de bienes. Pueden producirse más


ienes con ellos que sin ellos. Y estos bienes tienen también más va-
dificultad en el caso de los bienes que crecen " a u t o m á t i c a m e n t e " ,

" \ canse las observaciones de Bohm-Bawerk, por ejemplo, sobre Say y


lor cjue aquellos que podrían ser creados sin los medios de pro-
Rocsler.
ducción producidos." Pero esfe valor superior debe conducir tam- 1
A la maquina se imputa el valor de sus productos; y a los servicios de
bién a un valor superior de los instrumentos de producción, y esto la tierra y del trabajo necesarios para la producción de la maquina, se imputa
a su vez a un valor mayor de los servicios del trabajo y la tierra el valor de esta última. Consecuentemente los servicios tienen ya el valor
del producto final, y si se convierten en una máquina toma ésta simplemente
* Véanse las consideraciones finales de Bohm-Bawerk, i, 606 s. su lugar. Decimos en este sentido que la máquina "recibe" el valor de los
•"• Véase Bohm-Bawerk, i. 132, sobre el concepto de la productividad fí- servicios productivos. Espero que no se considere (pie derivo su valor de
sica y de valor de los medios de producción producidos. sus costos.
168 D E S E N V O L V I M I E N . - uCONÓMICO

como la semilla o í o s sementales del ganado. ¿No aseguran ésto$>í sobre el hecho de que la dificultad i ontra la cual debe luchar la
a sus d u e ñ o s más trigo y más ganado en el futuro, y no será esta totalidad de mi exposición es especialmente grande en el caso del
m a y o r cantidad de semilla y de ganado más valiosa que la origina- - interés, siendo dicha dificultad que, aparte de ciertos principios
ria? T o d o el que este familiarizado con tales ideas conoce lo flnS» fundamentales, nos hemos acostumbrado a aceptar una serie de he*
memente que están convencidas la mayoría de las personas de quéí^ chos no analizados, y en lugar de penetrar en forma más profunda
son una prueba de la existencia de un aumento de valor. Pero la en el interior de las cosas, consideramos como elementos lo que en
semilla del trigo y los sementales no aumentan en forma "automá- realidad son combinaciones complejas. Una vez adquirido este há-
tica"; por el contrario, deben deducirse de sus "rendimientos" mu- bito, sólo continuamos nuestro análisis con repugnancia; pues nos
y
chas partidas conocidas de gastos. Sin embargo, es decisivo que \ inclinamos siempre a señalar a esos hechos como objeciones vivas.
el propio residuo que queda después de esa d e d u c c i ó n no repre- La abstinencia es uno de tales hechos. Otro es la afirmación de
senta una ganancia en valor, pues la cosecha y el rebaño dependen que el valor del capital es simplemente el valor capitalizado del
ciertamente de la semilla y de los sementales, y los últimos deben rendimiento. Y dado que nos apoyamos siempre al realizar tales
ser valorados, en consecuencia, conforme a los valores de los pri- afirmaciones en la experiencia, nos ofrece ésta una contradicción
i eros. Si se vendieran las semillas v los sementales (en el supuesto suficientemente enfática. Por el momerto retendremos, sin em-
de que no sea posible ninguna s u s t i t u c i ó n ) , quedaría totalmente bargo, la concepción de que existe una diferencia.
expresado en el precio el valor de la cosecha y del rebaño, después Ahora son necesarias algunas indicaciones para formular en for-
de deducir los costos, y de tener en cuenta el riesgo. Su precio ma precisa el proceso de Ta c o m p u t a c i ó n ( Einrecfmungsvorgarrg).
sería igual al precio del producto (pie se les impura. Y el trigo y Hasta ahora hemos hablado siempre del proceso de la imputación,
los animales se emplearían en la r e p r o d u c c i ó n hasta (pie su empleo siguiéndolo desde su lugar de amarre en el valor del producto has-
no resultara en una ganancia, cubriendo su precio exactamente los ta los servicios de la tierra y del trabajo. Podría suponerse ahora
gastos necesarios de salarios y renta. 1.a utilidad marginal de "su"
que la i m p u t a c i ó n consiguiera dar otro paso que condujera aún más
producto, o sea la parte del producto (pie se Ies imputa, tendería
lejos de la corriente del valor, a saber: a la fuerza de trabajo y a la
constantemente a cero.
propia tierra. G i m o no existe razón para que en una e c o n o m í a
de cambio lleguemos a admitir un valor a la fuerza de trabajo c o m o
§ 2. Desearía observar aquí (pie no es correcto o, más bien, que tal, y como si la hubiera valdría lo mismo lo que dijéramos de ella
no es útil —pues supone comprometerse definitivamente a un pun- que lo que pudiéramos afirmar de la tierra, nos limitaremos a esta
to de vista— caracterizar la situación representada en esta eta- última, c o n s t r i ñ é n d o n o s a recalcar respecto a la fuerza de trabajo,
pa de nuestro argumento de la siguiente manera: "no podemos que solamente representaría un problema especial si la c o n s i d e r á -
explicar de esta forma la diferencia entre el valor del producto y ramos (cosa que no hacemos) como el producto de los medios de
el de los medios de p r o d u c c i ó n . Pero existe y, por lo tanto, debe- subsistencia del trabajador y su familia. Ahora bien, p o d r í a m o s
mos tratar de explicarla de otra forma". Por el contrario, niego considerar, primero, los servicios de la tierra como el producto de
la existencia fundamental de tal diferencia permanente. Estamos la tierra, y este último como el verdadero medio originario de p r o -
solamente frente a un hecho no analizado, y más bien debemos sos- ducción, al cual debe remitir la imputación el valor de su p r o d u c -
pechar —como creo que nos muestra una ojeada a la realidad— to. Pero esto sería lógicamente falso," pues la tierra no es una
que es una consecuencia del interés del capital, que debe explicarse mercancía independiente, separada de sus servicios, sino sólo un
en forma totalmente diferente, y no un hecho primario capaz de conjunto de esos servicios. Y , por tanto, es preferible no hablar
explicar independientemente el interés. I .os individuos pueden va-
lorar menos los medios de p r o d u c c i ó n que los productos, porque s
Véase Bdhm-Bawerk, Rccktc una Verbálniisse vtrm Stxndptmkte der
deben pagar interés en el camino de la transformación de los pri- '••'Iknvirtfcbjftlichcn QüieHehre. También sus observaciones sobre las teo-
meros en los segundos; pero no pagan por fuerza interés por va- sas del interés denominadas del "uso", que aun pueden aplicarse a nuestro
caso. Al mismo tiempo puedo observar que excluyo la idea fundamental de
lorar menos los primeros que los segundos por otra clase de mo- la teoría del interés denominada "del uso" de mi consideración, porque no
tivos. Y esto es muy importante. Sólo quiero aquí llamar la atención tengo nada que añadir a los argumentos de Ilohm-Ilawcrk.
- '• ; • i 'v> ., ......
170 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO . CAPITAL 171

de i m p u t a c i ó n en este caso. Pues la i m p u t a c i ó n supone la trans- nos conduzca a este valor infinito, esto es, a un rebultado absurdo.
ferencia de valor a bienes de orden siempre m á s elevado. Y opera N o es mi concepción la que es falsa, sino la id-a fundamental de
de tal forma que no queda en parte alguna un residuo de valor. la teoría prcvalcntc de la capitalización, a saber: que el valor de la
Pero la d e t e r m i n a c i ó n del valor de la tierra lleva consigo algo más, propiedad que da un ingreso neto se forma por la suma de los ren-
a saber, la d e r i v a c i ó n de su valor de los elementos en los cuales dimientos, descontados de manera apropiada. Por el contrario, la
"consiste" e c o n ó m i c a m e n t e , que se determina por la imputación. determinación de este valor es un problema especial y muy compli-
Será mejor hablar en este caso de c o m p u t a c i ó n (Ertrrcchmtng). cado que se á estudiado en este capítulo. En éste, como en cual-
En cualquier bien, sea el bien de p r o d u c c i ó n o consumo, cabe quier otro caso de valoración, debe tenerse en cuenta el propósito
distinguir estos dos procesos. Sólo sus servicios tienen valores de- concreto que nos guía. N o existe aquí una regla rígida de adición,
finidos, determinados directamente por la escala de necesidades, o 8
dado que las cantidades de valor no son en su mayor parte aditi-
indirectamente por la i m p u t a c i ó n , de la cual ha de deducirse su vas. Dentro del curso normal de la corriente circular como tal, no
valor. Pero si bien el último proceso es muy sencillo en el caso de hay razón alguna para darse p o r enterado del valor de la tierra en
bienes producidos, pues se reduce a reglas fijas y conocidas, a cau- sí. Algo distinto pasa con la máquina: todo producto debe tener
sa de la necesidad de su r e p r o d u c c i ó n que se presenta más o menos un valor total definido, que es necesario para decidir la cuestión
pronto, el caso se complica en la tierra por el hecho de que ésta de su r e p r o d u c c i ó n . Y la regla de la suma puede aplicarse aquí
tiene un n ú m e r o p r á c t i c a m e n t e ilimitado de usos, que se reprodu- también. I.a c impctchcia la impone. Si pudiera obtenerse una má-
10
c : n a u t o m á t i c a m e n t e y en principio sin costo. De aquí que surja quina por menos de lo (pie produjera, podría obtenerse una ganan-
la cuestión por la cual nos hemos embarcado en esta discusión: ¿no cia tpie elevaría la demanda y el precio de dichas máquinas; si
ha de ser infinitamente grande el valor tic la tierra, desapareciendo costara más del rendimiento de su empleo, resultaría una pérdida
la renta como ingreso neto por la imputación? Respondo a la que rebajaría la demanda v correspondientemente el precio. Ade-
cuestión en forma diferente a B ó h m - B a w c r k . " más, en la corriente circular normal, lo que se vende no es la tierra,
En primer lugar, aunque el valor de la tierra fuera infiniramen- sino su uso. Por tanto, son elementos de la planificación e c o n ó m i -
tc grande, la renta sería a ú n un ingreso neto. Pues la fuente del ca lo- valores tic esos usos, v no el valor de la tierra como tal. Y
rendimiento no se agotaría por el consumo de la misma, explicán- los procesos de la corriente circular normal no pueden enseñarnos
dose la existencia de una corriente continua de bienes hacia el te- nada respecto a la determinación del valor de la tierra. Solamente
rrateniente. I.a simple suma tic rendimientos netos no puede abri- el desenvolvimiento puede crear el valor de la tierra; "capitaliza" la
gar su c a r á c t e r de rendimientos netos. Sólo anula un rendimiento renta, "moviliza" la tierra. E n un sistema e c o n ó m i c o sin desenvol-
neto la i m p u t a c i ó n , pero nunca la c o m p u t a c i ó n . Segundo, en la vimiento no existiría el valor de la tierra como f e n ó m e n o e c o n ó -
practica el precio de un pedazo de tierra nunca es infinitamente mico cencral. Y una ojeada a la realidad confirma esta observación.
grande. Sin embargo, no debe reprocharse a mi c o n c e p c i ó n que Pues el único momento en el que vale la pena darse por enterado
11
del valor de la tierra es cuando se vende. Y esto apenas ocurre
Hablando estrictamente, esa forma de expresión sólo es apropiada en el
caso de una economía no de cambio. El valor de los medios de producción
en los estadios e c o n ó m i c o s en los cuales la realidad económica se
en una economía de cambio no se siente nunca como valor indirecto de uso. aproxima lo más posible a la corriente circular. E l mercado de la
\ , sin embargo, su concepción como productos potenciales da aquí también tierra es un fenómeno tic desenvolvimiento v sólo puede ser com-
el principio de la formación de su valor. Y una forma más correcta de ex- prendido a base de los hechos del desenvolvimiento, únicos en que
presión solo conduce a los mismos resultados.
podemos encontrar una clave para este problema. P o r el momento
"' Debe distinguirse el caso de auto-reproducción de los servicios de la
tierra, del de aumento de un rebaño, por el hecho de que se puede permitir
no conocemos aún nada sobre él. A s i pues, por ahora, podemos
al último crecer en til forma que baje finalmente el valor del animal hasta afirmar que nuestra c o n c e p c i ó n no nos conduce a un valor infini-
no ser mas cpie MI costo en tierra y trabajo. Los servicios de la tierra se to, sino, por el contrario, a la carencia de valor, a que no deben
reproducen automáticamente sol.» en el mismo volumen en cada período eco- relacionarse los valores de los servicios de la tierra con otros de
nómico Lo cierto es que- son capaces de aumento, |KTO éste representa nue-
vos costos. cualquier g é n e r o , siendo, en consecuencia, rendimientos netos. Si
1 1
Véase K.t;<ir.it mtd Kapitaizitu, tomo u. se objeta que a pesar tic todo deben presentarse incentivos a la
INTERfeS DEL CAPITAL 173

venta, puede decirse que éstos habrán de ser necesariamente espo- cione la ganancia con cualquier otra magnitud. Como quiera que
rádicos y que las condiciones personales, como la mah situación sea, el monopolista no podrá jamás decir: "no obtengo una ganan-
económica, disipación, motivaciones no-económicas, etc., han de cia porque atribuyo un valor demasiado elevado a mi monopolio".
ser decisivas. No puede decirse nada más a esta altura. Esto es evidente.
Allí donde la regla de la adición dé un valor infinito, hablamos A l estudiar la teoría del interés de Lauderdalc, comenta Bóhm-
de un rendimiento neto, como en el caso de los salarios. Pues lo Bawerk el caso en el cual se monopolice la máquina ahorradora de
único que nos preocupa es que afluya al individuo una corriente trabajo, y , por tanto, rendidora de ganancias. Recalca con razón
permanente de bienes, y que no esté obligado a entregarlos a nadie. que tal maquinaria sería tan cara que no se atribuiría a su empleo
Y el cómputo que resulta en un rendimiento infinito, lejos de ninguna ganancia, o solamente el m í n i m o que indujera a la gente
excluir la posibilidad de una corriente de bienes de tal naturaleza,
a comprarla o a alquilarla. Esto por lo menos es cierto. Y , sin
es síntoma de su existencia. Este es de hecho un elemento esencial
embargo, de su p r o d u c c i ó n resulta indudablemente una ganancia
para comprender la teoría del interés que ha de exponerse.
tan permanente como la patente. Puede decirse que la posición de
monopolio es para el monopolista algo semejante a un factor pro-
5 3. Existe aún otro método de escapar al "dilema del interés". ductivo. L a i m p u t a c i ó n tiene lugar c o n referencia a los "servicios"
L a cuestión de cómo es posible un excedente permanente s^bre los de este cuasi-factor de la p r o d u c c i ó n , lo mismo que con referencia
servicios de la tierra y el trabajo, puede contestarse apuntando a a los demás factores. L a máquina como tal no es una fuente de
un freno en los últimos. Si existiera tal freno, p o d r í a probarse la plusvalía, así como tampoco lo son sus medios de p r o d u c c i ó n , pero
posibilidad de un excedente permanente de valor, y se adscribiría el monopolio hace posible la o b t e n c i ó n de dicha plusvalía con la
a la circunstancia que la provoca — a l menos desde el punto de máquina o sus medios de p r o d u c c i ó n . Indudablemente no cambia
vista e c o n ó m i c o - p r i v a d o — la productividad de valor en el sentido nada si autorizamos al productor v al usuario a que coincidan en
más amplio. Esa circunstancia —o la mercancía en la cual se cor- una misma persona.
porice— arrojarían un rendimiento neto. O c u r r i r í a un excedente De aquí que tengamos un ingreso neto sttt gaicris. Si lo que
de valor, especial c independiente, en todo proceso e c o n ó m i c o . Y denominamos interés fuera igual que este ingreso, todo iría bien.
el interés no sería en tal caso un elemento del costo en sentido Nuestras tres preguntas quedarían contestadas en forma satisfacto-
real; debería su existencia a una discrepancia entre los costos y el ria. H a b r í a una fuente de plusvalía cuya existencia se explicaría
valor o precio del producto; sería un excedente real sobre los por la teoría del monopolio; habría también una razón para atribuir
costos. un rendimiento a los monopolistas, y , finalmente, se explicaría el
T a l caso ocurre en una economía de cambio cuando se mono- hecho de que ni la imputación ni la c o m p u t a c i ó n anulen el ren-
poliza el producto (no nos interesan aquí los monopolios de los dimiento. Sin embargo, no se presentan con frecuencia tales posi-
factores productivos originarios, pues es absolutamente claro que ciones de monopolio, ni en n ú m e r o suficiente para que pudiera
el interés no puede basarse sobre ellos). L a posición de monopolio aceptarse tal explicación, y, además, existe el interés sin necesidad
opera como un freno, y aporta al monopolista un ingreso neto per- de ellas. ,a

manente. Consideramos el ingreso de monopolio como un ingreso O t r o caso en el cual podría hablarse de un rezago regular y
neto, por la misma razón que consideramos a la renta como tal. La permanente del valor de los servicios de la tierra y trabajo detrás
regla de la adición daría un resultado infinito también en este caso. del valor del producto, se presentaría si se valorara en principio y
Y eso campoco privaría al rendimiento del c a r á c t e r de un ingreso sisremáticamente a los bienes futuros menos que a los presentes. E l
neto. P o r q u é no es finito el valor del monopolio —por ejemplo, lector sabe ya que aquí no aceptamos dicha interpretación, pero
de una patente perpetua—, no nos interesa por ahora; la respuesta es necesario mencionar de nuevo la cuestión. Mientras que en ro-
aparecerá más tarde. Finalmente, también la d e t e r m i n a c i ó n del
valor de monopolio es aquí un problema especial, y al resolverlo Y, sin embargo, se ha hecho un intento muy elaborado en esta di-
rección. Véase Otto Conrad, l.ohrt una Reme. Todas las demás sugestiones
no debemos olvidar que en la corriente circular normal no existe
de esta clase de explicación del interés no tienen el rango de una teoría cía-
n i n g ú n motivo para constituir tal valor, y de aquí (pie no se rela- horada.
r » D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO INTERÉS D E L C A P I T A L 17$

«As» Sos casos tratados hasta el presente, sólo se conseguía una fuem —reales o pptcncialcs— de un bien, pueden alterarse automática-
«imfKBtjanente de ingresos con un servicio productivo también permai: mente en el curso del tiempo, aumentando el valor del mismo. Un
tg&aíc — a l menos desde el punto de vista e c o n ó m i c o "privado"— bosque joven, y una bodega, son ejemplos que se mencionan con
esc* caso llevaría consigo algo diferente, a saber, un movimiento frecuencia. ¿Qué ocurre en tales casos? Lo mismo el bosque que
ta h»> propios valores. Mientras que antes la explicación residía en el vino se transforman en bienes de mayor valor por procesos na-
d e t e r m i n a c i ó n del valor dt algún servicio productivo sui gcncris¡ turales que precisan del tiempo. Pero sólo crecen físicamente hasta
& b a i l a r í a a q u í en la determinación del valor de los servicios de la alcanzar esc mayor valor; desde el punto de vista económico existe
ra y del trabajo, de un lado, y de los bienes de consumo, de' va el mayor valor en los árboles pequeños del bosque joven, y en
<x;'-> A q u í habría un excedente de valor del producto sobre el el vino recién elaborado, porque depende de ellos. Estos árboles
áe i o s medios de p r o d u c c i ó n , en sentido más estrecho y verdadero y este vino deben tener —desde el punto de vista de los hechos
«•;••>'; t n el caso del monopolio. Y el "excedente sobre los costos", con los cuales nos hemos ya familiarizado— el mismo valor que la
ijgftíficaría a u t o m á t i c a m e n t e un rendimiento neto y un excedente madera que ya puede ser cortada, y que el vino madurado. En
re el "valor de capital" de los medios de p r o d u c c i ó n produci- la medida en que la madera y el vino pueden ser también vendidos
Se p r o b a r í a así ipso facto que el rendimiento no desaparecería a los consumidores antes de haber madurado completamente, se
a b s o r b e r í a en el proceso e c o m p u t a c i ó n . Pues el valor total p r e g u n t a r á n sus propietarios cuál de las dos alternativas dará mayor
,:<. un producto futuro no puede ser imputado y computado, si no rendimiento por p e r í o d o económico: dejar al tiempo que haya su
m a r c e e c o n su magnitud verdadera, sino con otra inferior, en el valor, o vender ahora y producir de nuevo. Escogerán la alternati-
m e n t ó en que debe realizarse la imputación y la determinación va que resulte en un mayor rendimiento, valorando en consonan-
valor de los medios de p r o d u c c i ó n . Se demostraría así la po- cia el vino y los árboles, y los servicios necesarios de la tierra y
jad de una corriente permanente de bienes, fuera o no el i n - del trabajo desde el comienzo mismo. En realidad no ocurre así.
, lo (pie viéramos en la vida real. Estaría contestada nuestra Pues el bosque y el vino aumentan continuamente de valor a me-
; ii .era pregunta: existe una fuente de valor de la cual puede sur- dida que se aproximan a la madurez. Esto se debe, sin embargo, al
g i r el interés. I.a segunda cuestión, a saber, por (pié afluye la co- riesgo personal y material, especialmente al de vida, v al hecho de que
rriente de bienes a esos individuos, no sería indudablemente difícil existe ya el interés, haciendo al tiempo bajo ciertas condiciones un
<;< responder. Y la tercera, el p o r q u é de la no desaparición del elemento del costo, como veremos más adelante. Si no fuera por
rendimiento, la más espinosa de rodas, sería superfina. Dado que rales factores no habría tal aumento de valor. Si se decide dejar al
|;i plusvalía se habría explicado por razón de la no imputación, no bosque y al vino que maduren por mas tiempo que lo que se había
r e n d r í a sentido preguntar por qué no fue imputada. proyectado al principio, se deberá sin duda a que se haya descu-
De a q u í que si el simple pasar del tiempo tuviera un efecto bierto que es más ventajoso proceder de esa forma. Se establece
primario sobre la valoración, y si lo que muestra la realidad ser su entonces un nuevo m é t o d o de empleo del bosque y del vino que
influencia no lucra un hecho sin analizar basado a su vez. funda- resultará indudablemente, en el momento de la decisión, en un alza
mentalmente sobre la existencia del interés, que a su vez se expli- de valor. Pero no existe, en general, un crecimiento real y con-
c ó l a por otros motivos, sería totalmente satisfactoria esta argu- tinuo del valor con el transcurso del tiempo, como fenómeno pri-
m e n t a c i ó n , a pesar de que en mi opinión nos lleva a un conflicto mario c independiente.
c o n el curso actual del proceso e c o n ó m i c o . Se hallaría libre de En segundo lugar, sucede a veces que los servicios de un bien
objeciones desde el punto de vista puramente lógico. Pero el trans- permanecen invariables, desde el punto de vista físico, v ¡pie, sin
ían rir del tiempo no tiene esos efectos primarios independientes. embargo, crecen de valor con el tiempo. Esto sólo puede deberse
Y tampoco prueba nada el crecimiento del valor de muchos bie- a la aparición de una nueva demanda v es tina consecuencia del
nes a medula que transcurre el tiempo. Podemos dedicar a este desenvolvimiento, Va fácil apreciar c ó m o ha de considerarse este
problema algunas palabras, dado que es de especial importancia, y caso. Si no se prevé el aumento it_e la demanda, existe una ganancia,
lia pigado un cierto papel en la literatura sobre la materia. pero no de clase que constituya un aumento permanente de valor.
I lay dos clases de ral aumento del valor. Primero: los servicios Si se prevé, debe imputarse desde el principio al bien en cuestión,
DESENVOLVIMIENTO ECONÓMICO INTERÉS DEL CA.1TAL 177
176

de forma que no existe tampoco un aumento de valor. Si en la computación ni de la Caribdis de la lista de costos. A ellos se de-
realidad aparece a pesar cíe todo, lo explicaremos de la misma for- berán directa o indirectamente todas las corrientes de bienes que
ma que la mejora de las calidades físicas. corran hacia los individuos bajo título distinto de salarios, rentas o
ingresos. Recordemos, sin embargo, la proposición ya derivada, que
la competencia y las leyes generales de la valoración tienden a eli-
§ 4. Hemos agotado las líneas más importantes del pensamiento 1
minar todos los excedentes sobre los costos. * Por ejemplo, si un
que podían habernos sacado del dilema del interés, y hemos ob-
negocio requiere en forma urgente e ¡m sitada cierta clase de má-
tenido u n resultado negativo. De aquí que nos veamos llevados de
quinas, subirá el valor de las mismas, asegurándose su poseedor una *
nuevo a aquellas plusvalías de las cuales hemos hablado repetida-
plusvalía en todo o en parte. Pero si fue prevista la nueva demanda,
mente y que podemos considerar como excedentes netos con la
debe suponerse que se produjeron ya mayores cantidades de dichas
conciencia limpia, a saber: excedentes de valor de los productos
máquinas, que son ofrecidas ahora por productores en competencia.
sobre el valor de las cantidades de bienes de p r o d u c c i ó n contenidas ,
N o se o b t e n d r á en tal caso una ganancia especial, o bien —si no
en ellos. Deben su existencia a alguna circunstancia especial que ele-
puede ampliarse la p r o d u c c i ó n en forma apropiada— será imputado
va el valor de los productos por encima del de equilibrio que ten-
el excedente a los factores productivos naturales y originarios, y
drían las mercancías en cuestión en la corriente circular. El ca-
entregado a sus propietarios de acuerdo con reglas ya conocidas.
r á c t e r de rales excedentes como un rendimiento neto y origen de
Aun en el caso de que no se prevea la nueva demanda, se ajustará
una corriente de bienes, se establece ¡pso {acto, lo mismo que se
finalmente a ella el sistema económico, no ..sociándosc a las máqui-
establecería en el caso de subvaloraciones sistemáticas de bienes fu-
nas ninguna plusvalía permanente.
turos.
Las circunstancias que elevan el valor de un producto sobre el
§ 5. Podemos formular ahora cinco proposiciones de la teoría del
de los medios de p r o d u c c i ó n , de forma que pueda obtenerse una
interés que se siguen en forma casi automática de la primera con-
ganancia con ayuda de los últimos, ocurren t a m b i é n en una eco-
clusión elemental de que el interés es un fenómeno de valor y un
nomía sin desenvolvimiento. Errores e imprevistos, desviaciones de
elemento del precio —tenemos esto en c o m ú n con cualquier teoría
los resultados respecto de las esperanzas, no intencionadas o no es-
científica del interés—, proposiciones que se c o m p l e m e n t a r á n más
peradas, condiciones desgraciadas o superabundancia incidental; to-
adelante con una sexta proposición.
das estas condiciones, y otras más, pueden producir excedentes, pero
En primer lugar el interés surge en esencia de las plusvalías que
esas desviaciones de los valores reales respecto de los normales, y
al mismo tiempo respecto de los valores de los medios de produc- acabamos de considerar. N o puede surgir de otra cosa, dado
ción empleados, carecen de importancia. Volvemos a aquellos exce- que no existen otros excedentes en el curso normal de la vida eco-
dentes tle valor que tienen su origen en el desenvolvimiento y que mímica. Sin titula, esto es cierto solamente para lo que hemos lla-
son mucho más interesantes. Los hemos dividido va en dos grupos mado interés productivo en el sentido mas estrecho, que no incluye
14

principales. E l uno abraza aquellas plusvalías que lleva consigo ne- el "interés product i vo-consuntivo". Pues en tanto que el interés
cesariamente el desenvolvimiento, v en cuya creación consiste éste sea solamente un parásito en el cuerpo de los salarios y rentas, no j
por necesidad, en cierto sentido, v que se explican por la elección tiene nada que ver con esas plusvalías. Pero esa corriente impor-
de usos más ventajosos de bienes tic p r o d u c c i ó n cuyos valores fue- tante v regular de bienes de la cual vive la clase capitalista y que
ron primeramente determinados según otros usos menos ventajo- fluye a ésta en rodo período económico de los resultados de la
sos. E l segundo grupo abraza las plusvalías que se Jh^tóaii sobre re- p r o d u c c i ó n , no puede proceder más que de nuestras plusvalías. Es-
percusiones del desenvolvimiento, o sea, sobre aumentos reales o tos puntos serán examinados más tarde con mavor atención. Adte; j
previstos de la demanda de ciertos bienes, como resultado del pro-
1:1
pio desenvolvimiento. V cise la argumentación de! capítulo r».
" véase Wetett, libro Ul, ea;> ni," también capitulo lll, parte i* de la
Repetimos: todas esas plusvalías son —como admitiría también presentí obra. Ejemplo: si una ¡alinea se destruve por accidente y se re-
Bohm-Itawcrk— excedentes reales y verdaderos, en cualquier sen- construye por medio ,1c un préstamo, el interés sobre este préstamo es lo
tido que se quiera, v no tienen nada que temer ele la E.scila de la que denominamos crédito "productivo-consuntivo''.
178 DESENVOLVIMIENTO ECONÓMICO INTERÉS DEL CAPITAL

| más c. -c una plusva.ía que no es de tal naturales, a saber, cí envolvimiento elimina, pues, alguna parte de la ganancia del capi-
j, ingreso de monopolio. Nuestra tesis asume, por tanto, que la fuen- talista. El interés actúa como un impuesto sobre la ganancia.
te típica del interés no es el ingreso de monopolio. Pero esto de- T í ^ e r c c r lugar es obvio que ni toda la ganancia, ni una parte
bería haber quedado ya suficientemente explicado. No habría, por de ella, puede ser directa c inmediatamente interés, pues es solamen-
tanto, interés sin desenvolvimiento, con las salvedades indicadas; te temporal. Y vemos análogamente que. el interés no se adhiere
aquél es una de tantas olas importantes que causa el desenvolvi- a ninguna clase de bienes concretos. Todas las plusvalías que se re-
miento en el mar de los valores económicos. Nuestra tesis descansa lacionan con bienes concretos deben ser por naturaleza tempora-
primeramente sobre la prueba negativa de que en la determinación les, y si bien surgen constantemente tales excedentes en un sistema
del valor en la corriente circular se excluye al interés; esta prueba económico en pleno desenvolvimiento —tanto que es preciso un
descansa a su vez, en primer lugar, sobre el conocimiento directo análisis profundo para poder observar su carácter efímero— no
del proceso que determina los valores y, en segundo, sobre el fra- pueden formar, sin embargo, un ingreso permanente. Dado que el
caso de varios intentos de establecer diferencias decisivas entre el interés es permanente, no puede ser comprendido simplemente como
valor de los productos y el de los medios de producción en una una plusvalía derivada de bienes concretos. A pesar de que se ori-
economía sin desenvolvimiento. Más tarde hemos añadido la prue- gina en una clase especial de plusvalías, no hay plusvalía que sea
ba positiva de que en la economía con desenvolvimiento ocurre tal, interés per se. ——
diferencia de valor. L a tesis perderá gran parte de su carácter'ex- Las siguientes tres proposiciones son la base de nuestra teoría
trafio en el curso del estudio que sigue. Sin embargo, puede seña- del interés: que como gran fenómeno social es un producto del
1 1
larse desde ahora que no está tan lejos de la realidad como puede desenvolvimiento, * que procede de la ganancia, que no va ligado
suponerse, pues el desenvolvimiento industrial es sin duda, cuando a bienes concretos. Su admisión pone fin a todos los intentos con-
menos, la fuente principal del interés derivado del ingreso. 18
tinuamente repetidos de encontrar un elemento de valor en los bie-
17
E n segundo lugar, como ya vimos, en el desenvolvimiento las nes concretos que corresponda al interés, concentrando, por tan-
plusvalías se dividen en dos grupos: la ganancia del empresario, y to, el trabajo sobre el problema del interés en un campo muy
aquellos valores que representan las "repercusiones del desenvolvi- limitado.
miento". Es claro que el interés no puede ir ligado a las últimas.
Podemos afirmarlo con tanta facilidad porque el proceso de crea- § 6. H a llegado el momento de afirmar más aún la cuestión fun-
j cíón de esta clase de excedentes está perfectamente claro, de forma
damental. E l problema principal, cuya solución resuelve el punto
ue podemos ver inmediatamente lo que está y lo que no está en
2 1. Consideremos el ejemplo de un negociante que recibe un in-
greso mayor que el de equilibrio durante algún tiempo, con motivo
más importante del problema del interés, es ahora el siguiente:
¿cómo se extrac esta corriente permanente del interés, que afluye
siempre al mismo capital, de las ganancias transitorias y siempre cam-
del establecimiento de fábricas en el pueblo en que opera. Obtiene biantes? Este planteamiento de la cuestión incorpora los resulta-^
una ganancia indudable. Pero ésta no puede ser el interés, pues no dos obtenidos hasta ahora, y es independiente de la dirección en
es permanente, y desaparece pronto por la competencia. Y tampo-
co puede surgir de el el interés —asumiendo que el negociante 1 6
Véase Wescn, libro III, cap. ni.
se haya limitado a esperar en su tienda y a cargar mayores precios 1 7
Se siguen de ello directamente dos resultados prácticos. En primer lu-
I a sus clientes—, pues no le ocurre nada especial: el tendero se lo gar no es interés el denominado interés primitivo de tráfico. Debe ser ganancia
embolsa y usa como le parece. E l proceso en su totalidad no deja : de empresario, en tanto que no sea renta de monopolio o salarios —también será
lugar para el fenómeno del interés. Por tanto, debe proceder éste sólo temporal. En segundo lugar, no es interés la renta de inmueble, que
no es sino una compra parcial y no puede incluir un elemento de interés en
de la ganancia del empresario. Y ésta es una conclusión indirecta
la corriente circular. E l ingreso neto derivado de una casa no podría ser sino
a la cual doy, desde luego, una importancia relativa y secundaria, renta de la tierra y salarios de dirección o gerencia. Gimo puede entrar.el
comparada con otros hechos que sirven de base a la tesis. E l des- interés —en el desenvolvimiento— a formar parte de la renta, puede deducir-
se automáticamente de nuestra argumentación. Es especialmente importante
1 5
Solamente la regularidad del interés apoya la preconcepción de que. que el interés ya existente sobre el capital hace del tiempo un elemento de*
debe ser explicado "estáticamente"; pero tenemos en cuenta dicha regularidad.. los costos.
que continuemos nuestro análisis. Si se responde satisfactoriamente, i. bienes de product ti que requieren con objeto de llevar a la prácri- j
se resuelve el problema del interés en una forma que satisface todas ca sus planes, existiría aún'la ganancia del empresario, pero no debe- !

las demandas que el análisis de Btfhm-Bawerk ha demostrado ser ría abonarse nhuyind pátié&e.-ella en cortcepto de interés. Ni exis- J
indispensables, y no se expone a las objeciones que han resultado; tiría n'ntgún motivo para que consideraran parte de ella como bíteres
ser fatales a otras teorías, a pesar de que pueda tener otros defectos."' u
sobre el. capltaF que gastan.- Por el contrario, para ellos sería ga-
Procedamos con nuestra cuarta tesis, que difiere totalmente de nancia y solamente ganancia todo lo que pudieran embolsarse por i
las teorías usuales, con excepción de la de la explotad .n, y quélp encima de Jos costos. El hecho de que otras personas disponen tic j
,
"tiene en su contra el peso de la autoridad más competente: en'umlm los bienes de producción necesarios es lo que obliga al empresario a
sociedad comunista o, en general, con economía no de cambio, no llamar en su ayuda al capitalista, para que éste elimine los obstácu-
habrá interés como fenómeno independiente de valor. Es evidente los producidos por la propiedad privada de los medios de produc-
que no se pagará interés. Existirán aún indudablemente los fenó- ción, o por el derecho a disponer libremente de los servicos per- j
menos del valor de los cuales surge el interés en una economía de sonalcs propios. /No es precisa tal ayuda en la producción dcnti&j
'cambio. Pero como fenómeno especial del valor, como cantidad de la corriente circular, pues pueden financiarse las empresas en
económica, e incluso como concepto, no podría existir allí el inte- . funcionamiento con sus ingresos anteriores —como efectivamente
j^rés; éste depende de la organización de una economía de cambio. ocurre— que corren hacia ellos sin la intervención de ningún orga-
Formulemos esto c o n mayor precisión. N o se pagarían s arios ni nismo capitalista. De aquí que no se esté ocultando nada esencial
rentas en una organización puramente comunista. Pero existirían. de la corriente circular si se supone que la producción se lleva ade-
allí los servicios de la tierra y del trabajo, serían valorados, y sus lante por medio de los productos de períodos precedentes; pero en
valores serían un elemento fundamental cn'cl plan e c o n ó m i c o . Nada el caso de nuevas combinaciones, no disponen los empresarios de
de esto es válido para el interés. E l agente por el cual se paga inte- productos c o n que procurarse sus medios de p r o d u c c i ó n . Aquí in-
rés simplemente no existiría en una economía comunista. Y por lo terviene la función del capital, se luce evidente que no puede existir
tanto, no p o d r í a ser objeto de una valoración. Y consecuentemente nada correspondiente a él en una sociedad comunista, así como tam-
no p o d r í a haber un rendimiento neto correspondiente al ingreso poco en la no comunista pero estacionaria.
neto derivado del interés. Este es una categoría económica —no
creada directamente por fuerzas no económicas, pero que sólo pue-
de tener existencia en la economía de cambio. § 7. Desearía dirigir la atención del lector al hecho de que nues-
tra c o n c e p c i ó n del problema del interés c n v u c l v e ^ l g o totalmente
¿ P o r q u é no existe el interés en la economía comunista a pesar
diferente de la c o n c e p c i ó n usual. A pesar de que esto Sea absoluta-
de existir en una e c o n o m í a de cambio? Esta cuestión nos conduce
mente obvio, no será superfluo, sin embargo, extenderse de nuevo
a nuestra quinta tesis. N o s concede una primera visión del aparato
sobre dicha cuestión.
succionador, que deriva de las ganancias una corriente pcrmanen- ¿ v
Partiré, a estos propósitos, de la distinción usual entre interés
te de bienes. E l capitalista tiene ciertamente algo que ver con la
sobre p r é s t a m o s c interés "originario" del capital. Esta distinción
p r o d u c c i ó n . Y desde el punto de vista técnico la p r o d u c c i ó n es el
aparece ya en las primeras investigaciones sobre la naturaleza del
mismo proceso bajo cualquier organización que pueda presentarse.
interés, y se ha transformado en una de las piedras angulares de la
Desde el punto de vista técnico requiere bienes y solamente bienes.|í
teoría. De hecho, la especulación sobre el problema del interés co-
N o puede, por tanto, presentarse aquí una diferencia. Pero esta
menzó c o n el examen del exigido en los prestamos de consumo. En
última se plantea en otra parte. L a relación entre el empresario y y
primer lugar es natural que comenzara c o n el interés sobre tales
sus bienes de p r o d u c c i ó n es esencialmente diferente en una c c o n o ^
préstamos, pues éstos se presentan como fuentes independientes de
mía de cambio, que la del ó r g a n o central en una comunidad donde
ingresos, que se distinguen por muchas características. Siempre es
no haya intercambio. Esta última tiene sobre ellos una disposición**;
mas sencillo comprender conceptualmcnte una rama de ingresos
directa, mientras que la primera debe procurárselos por alquiler o
que se distingue también externamente, que otra que exige ser l i m -
compra.
piada de otros elementos; por eso se r e c o n o c i ó en primer lugar la
Si los empresarios estuvieran en posición de comando sobre los renta en Inglaterra, pues no sólo existía, sino que en general se abo-
J n ^ T E R É S D E L CAPItraB

a también por separado. Pero también- fue pun:o de partida guirsc que sean salarios los rendimientos totales de la producción,
réstamo al consumo por ser la forma más importante y mejor c por serlos mismos el origen de los salarios.? Si puede decirse algo
ocida en los tiempos antiguos y en la Edad Media. No quiero de- definitivo, en vista de la estrechez de los argumentos de estos tra-
cir con lo anterior que no existiera el interesen los préstamos aja tadistas sobre el interés, es precisamente que no confundieron en
producción, sino que en la antigüedad clásica operaba en un muñí forma alguna el interés con la ganancia, ru los consideraron idén-
do que no filosofaba, mientras que el mundo que lo bacía sólo ob-3 ticos por su.carácter. Por el contrario, percibieron las diferencia
1
«ervaba ocasionalmente las cosas económicas, no prestando atcnciórrj entre ambos como puede verse en Hume, * estaban lejos de no ver
al interés sino cuando pudiera observarse en su esfera. Y más tarde , en la ganancia otra cosa que el interés del capital propio. Explica-
eran familiares los elementos de la economía capitalista que yalral ron la ganancia en una forma que no es posible aplicar al interés
manifestaban solamente para unos pocos, que constituían un mundo $ sobre los préstamos como tales, sino solamente a otra clase de ga-
w
aparte en el cual no se discurría sobre las cosas, ni se escribía sobre nancia que es el origen de los intereses sobre los préstamos. Todos
ellas. Los Padres de la Iglesia, los canonistas, o los filósofos conti- ^ estos autores siguieron las huellas del interés hasta llegar a sus fuen-
Hiladores de sus doctrinas y las de Aristóteles, sólo dedicaron su tes, la ganancia, pero no dijeron que ésta fuera, a su vez, un caso, y
atención a los préstamos al consumo, que se hacían nour dentro de I en verdad el principal, del interés. Su "ganancia" no puede ser tra-
«u horizonte y en forma por cierto desagradable. De su desprecio ducida por el interés, aun en el caso de que se presente en la frase
por la expoliación del necesitado y la explotación del hombre poco "ganancia del capital". N o resolvieron el problema del interés. Pere
previsor o del pródigo, y de su reacción contra la opresión debida tampoco sería correcto afirmar que solamente siguieron la pista de
al usurero, surgió su hostilidad respecto al interés, y esa es la causa una de las formas del interés —el obtenido en los préstamos— hasta,
de la prohibición del mismo. llegar al interés originario, sin molestarse en explicar este último.
La observación de la vida de los negocios originó otra concep- Simplemente no demostraron por qué se halla el acreedor con su
ción, a medida que ganó fuerza la economía capitalista. Sería unaT.,1 capital en posición de exigir esta parte de la ganancia, y por qué
exageración afirmar que el interés sobre los préstamos productivos decide siempre favorablemente para él el mercado de capital. Po-
fuera un descubrimiento de autores posteriores. Pero de hecho el demos añadir que el probclma central de cuya solución depende la
énfasis tuvo el mismo valor que un descubrimiento. Puso de ma- comprensión del fenòmeno del interés, es sin duda la ganancia en
nifiesto que la vieja concepción no tenía en cuenta sino una parte los negocios; no porque dicha ganancia sea un interés verdadero,
del fenómeno (la más importante), ignorando la otra, y al mismo f sino por ser su existencia un requisito previo del pago del interés
tiempo, que no se hace siempre más pobre el deudor por la acep- productivo. Finalmente, el empresario es sin duda la persona más
tación del préstamo. Esto eliminó la razón fundamental de la hos- importante de todo el asunto, pero no por ser el receptor original
tilidad respecto al interés, conduciendo científicamente un paso más y verdadero del interés, sino por ser el pagador típico del mismo.
lejos. Toda la literatura inglesa hasta Adam Smith se halla llena de En el caso de Adam Smith, podemos encontrar aún rastros del
la idea de que el préstamo conduce a veces al prestatario a una ga-$í punto de vista según el cual el interés no coincide con la ganancia.
nancia. E n la mente del teórico surge la concepción de un deudor^ Ambos comienzan a ser sinónimos con Ricardo y sus epígonos. Has-
fuerte, en lugar del débil predominante hasta esc momento; en lugar ta entonces para la teoría no fue la ganancia el único problema, de
de las masas dignas de lástima de los pobres en situación catasttofííii hecho el problema del interés; ni tampoco se convirtió hasta enton-
ca, y de los terratenientes sin corazón, surge una figura totalmente^' ces en el problema del interés la cuestión del porqué de la obten-
diferente, el empresario, no definido aún con rasgos precisos, pero, ción de ganancia por el empresario; ni tampoco hasta entonces se
sin embargo, con suficiente claridad. Y este es el punto que adopta vierte con precisión el significado que dan a las palabras de los
la teoría aquí explicada. economistas ingleses si se traduce su profit por "ganancia del ca-
Mas el interés productivo es todavía el interés sobre p r é s t a m o s ^
1 8

para esc grupo de teóricos. La ganancia del empresario se reconoce', Puede citarse también a Perry, Locke y Stewart.
1 9
Esto explica la desarmonía que presenta a primera vista la teoría de
como su origen. Pero de aquí no puede seguirse que la ganancia | Locke, como recalca Bohm-Bawerk (Véase Kapital xend Kapitalam, 2* cd.,
del empresario sea simplemente interés, como tampoco puede sé^S i, 52.)
pital" (Ktyhalgewmn), o bien por "ínteres originario" , urspri <
N, convertirse siinilarmentc cu interés, por poderse pagar con ehos un
Itcher Zins). Y esto no constituye en forma alguna la sustitución interés, es una reflexión que se halla más remota de lo qut podría-
; 1
inofensiva del interés contractual por el capital obtenido en prestad mos suponer. ' ^ p P w P ^ ^ ^ * > ' " ¿"
mo por el interés sobre el capital propio, sino una nueva afirmación El análisis poco satisfactorio de las funciones del empresario
según la cual la ganancia del empresario es esencialmente interés contribuyó poderosamente a generalizar este punto de vista. No
sobre el capital, Lo< hechos que relataremos a continuación tienen será quizás correcto afirmar que el empresario y el capitalista fue-
que haber contribuido a desviar a los investigadores del buen ca-^ ron simplemente agregados uno a otro, pero en todo caso se partía
mino, según nuestro criterio. de la observación de que el empresario sólo puede obtener su ga-
E n primer lugar es extraordinariamente obvia esta exposición de nancia con la ayuda del capital, en el sentido de una existencia de
la cuestión. La renta agrícola contractual es ciertamente sólo una bienes, dando a esta observación un énfasis que no merece. Se vio
consecuencia del fenómeno "originarioV, a saber, de la parte del —cosa muy natural—*cn el empleo del capital la función caracte-
producto que es "imputable" a la tierra. N o es sino el rendimiento ¡ rística del empresario, distinguiéndolo por ese motivo del obrero. Se.
»neto de la agricultura desde el punto de vista del terrateniente. Los le consideró en principio como el empleador del capital, el usua-
salarios contractuales son solamente la consecuencia de la produc-1 rio de bienes de producción, lo mismo que se consideraba al ca-
tividad económica dr' trabajo; son simplemente los rendimientos pitalista como el proveedor de alguna clase de bienes. La e> posi-
netos de la producción desde el punto de vista del trabajador. ¿Por ción anterior de la cuestión se sugiere entonces con facilidad; debe
qué habría de ser de otra forma en el caso del interés? N o podre-, aparecer simplemente como una explicación más precisa y m á pro-c

mos llegar a esa conclusión sin razones especiales. L a conclusión funda del problema del interés sobre préstamos.
de que existe un interés originario correspondiente al contractual; Esto debe tener sin duda graves consecuencias para el proble-
y de que el primero es tan ingreso típico del empresario como la ma del interés. Había interés sobre préstamos, por haber interés
renta de la tierra lo es del terrateniente, parece totalmente natural, originario, y este último surgió en los empresarios. Se enfocaba,
;
casi evidente por sí misma. En la práctica el empresario calcula un por tanto, en éstos todo el aparato de la solución del problema.
interés sobre el capital propio; y eso aparece como una sanción in- Ahora bien, esto condujo a un gran número de pistas falsas. Se
contestable, si es que precisamos verdaderamente de alguna. hicieron posibles por primera vez muchos intentos de explicación
E l excedente del valor de los productos sobre su costo es, pues, del interés, como la teoría de la explotación y otras teorías basadas
en realidad el fenómeno fundamental del cual depende también el en el trabajo. Pues solamente es posible llegar a la idea de explicar
interés. Y surge en las manos del empresario. ¿Debemos extrañar- el interés por los servicios del trabajo, o el trabajo contenido en los
nos verdaderamente de que sólo se viera este problema, y que se bienes de producción, o la lucha de precios entre empresarios y
esperara que todo quedara resuelto con su solución? Los econo- trabajadores, cuando se enlaza el interés con la actividad del em-
mistas se acababan de libertar de las supersticiones de los mercanti- presario. Esta forma de presentar el problema del interés hizo esen-
listas, acostumbrándose a considerar los bienes concretos situados cialmente más obvias —si bien no pueda decirse que hiciera posi-
tras el velo del dinero. Se subrayaba que el capital consiste en bie- ble— otra clase de teorías, como las de la productividad. Hizo im-
nes concretos, estableciéndose la tendencia a considerarlo como un posible una teoría sólida de los empresarios y de los capitalistas;
factor productivo especial. Este punto de vista —una vez adopta-, hizo difícil el reconocimiento de una ganancia especial del empre-
do— conduce directamente a considerar al interés como un ele-, sario, y arruinó la explicación desde el primer momento. Pero la
mentó del precio de las existencias de bienes, identificándose simple-, consecuencia más funesta de esa interpretación fue la creación de
mente con lo que el empresario obtiene con su utilización. Como un problema que se transformó en una especie de perpettaem mo-
el interés procedía indudablemente de la ganancia, y representaba b'úc económico.
una pane de ella, se perdió el sentido del segundo, que quedó con- El interés es, como nos muestra la experiencia, un ingreso per-
vertido en interés en su mayor parte, y en forma automática, tan manente. Se origina en manos del empresario. Y así puede decirse
pronto como se conexionó el interés con los bienes concretos que que se origina en manos del empresario un ingreso neto perpetuo
utiliza el empresario en la producción. Que los salarios no pueden- sui gateris. Y la cuestión que confronta a la teoría tradicional del
interés, es: ¿de dónde procede? Los teóricos han tratado du. naturaleza misma del interés. Esta es la opinión dominante} según
más de un siglo de resolver este problema imposible, que en rcali ella el dinero sirve como forma de expresión y nada más. Por ¿í
carece de sentido. contrario, el interés surge en bienes de cierta clase como un exce-
Nuestra posición es totalmente diferente. Cuando la teoría tra- dente de los bienes mismos. También adoptamos « t a opinión en el
dicional enlaza el interés contractual con las ganancias del empresa-^ caso de las ganancias del empresario. Hace falta, asimismo, una
rio, sólo lleva el problema hasta el punto que ella supone ser su medida de valor para expresarle, y en consecuencia se emplea la
caso fundamental, y, después de esto, tiene que realizar aún la parte representación del dinero por mera conveniencia y para facilitar
más importante de la tarea. Si logramos enlazar el interés con la las cosas. Pero a pesar de eflo la naturaleza de las ganancias del em-
inancia del empresario, habremos resuelto todo el problema, pues presario no tiene nada que ver con el dinero.
fas ganancias del empresario no son un caso especial del interés^
sino algo diferente de él, que ha sido ya explicado. La afirmación
Sin duda, también es muy tentador procurar en el caso del in-
terés apartarse lo antes posible del elemento dinero y llevar su ex-
de que "existe un interés sobre los préstamos, por existir una ga- plicación al campo en que surgen los valores y los rendimientos, a
nancia en los negocios", sólo conserva su valor para la teoría prc- saber, al campo de la producción de mercancías. Pero no podemos í
valente, como una presentación más precisa de la cuestión, mien- apartarnos de nuestro camino. Es cierto que en todos los casos
tras que para nosotros tiene ya valor explicativo. La pregunta ¿de existe, correspondiendo con el interés del dinero, es decir, con la
dónde procede la ganancia de los negocios? que exige a la teoría prima que lleva el poder adquísi;./o, una prima «obre bienes de
prevalente su trabajo más importante, está resuelta para nosotros, determinada clase. Es verdad que para producir, en un sentido
quedándonos únicamente la cuestión de cómo surge el interés de técnico, se precisan mercancías y no "dinero". Pero si de aquf
la ganancia del empresario. sacamos la consecuencia de que el dinero no es sino un eslabón in-
Era preciso llamar la atención del lector sobre esta expresión termedio de importancia solamente técnica, y no* lanzamos a sus-
diferente y más estrecha de la cuestión en nuestro problema del tituirlo por las mercancías que se obtienen con él v por las que, en
interés, pues la objeción de que aquí no se hace más que reducir consecuencia, se pagan intereses en último análÍM», empezamos a
el interés a ganancia en los negocios —cosa que la teoría ya hizo pisar terreno poco firme. O, dicho de modo más correcto, no cabe
hace tiempo— sería particularmente molesta. Por eso se justifica duda de que podemos apartarnos un poco, o aun bastante de la base
el énfasis repetido sobre cosas que el propio lector podría haber monetaria y entrar en el mundo de las mercancía*- Pero el camino
visto por sí mismo. Pasaremos ahora a la sexta y última proposi- que entonces seguimos se interrumpe de repente porque estas pri-
ción de nuestra teoría del interés. mas sobre las mercancías no son permanentes — v entonces vemos
que el camino era equivocado, pues la permanencia es una carac-
terística esencial del interés. Por lo tanto, es írr-p'/tiblc descorrer
§ 8. Como el excedente que constituye la base del interés es un
el velo del dinero con objeto de llegar a la prima *>bre los bienes
excedente de valor, debe surgir en una expresión de valor. En 0
concretos. Si se atraviesa ese velo se cae en un r a c í o . *
una economía de cambio no podrá, por tanto, expresarse sino por
la comparación de dos sumas de dinero. Esto es evidente, y está a Así, pues, no podemos apartarnos de la base rryynetaria del in-
salvo de objeciones. En particular, la simple comparación de can- terés. Esto constituye una prueba indirecta de truc debe preferirse
tidades de bienes, no dice por sí sola nada sobre la existencia de un una segunda interpretación de la significación efe ta forma mone-
excedente de valor. Allí donde se habla de cantidades de bienes taria bajo la cual encontramos al interés, a saber. <juc esta forma
en tal conexión, aparecen solamente como símbolos de valor. En monetaria no es caparazón sino núcleo. Indudablemente, tal prueba
la práctica se usa la expresión del valor, y el interés se representa no justificaba por sí sola inferencias de largo alcw>ce- Pero encaja
solamente en forma de dinero. Como quiera que sea, debemos acep- en nuestro argumento anterior sobre el crédito y <rl capital, por
tar este hecho, pero podemos interpretarlo de muy diversas mane- virtud del cual podemos comprender el papel psrgyJo aquí por el
ras. Podríamos llegar a la conclusión de que esta aparición del i n - poder adquisitivo. Podemos, pues, establecer conoo resultado nues-
terés en forma de dinero depende sólo de la necesidad que existe 2 0
No utilizaré mis d expediente "existencia de bicn»es *5e consumo", ni
de un patrón de valor, y que aquél no tiene nada que ver con la existencia de servicios acumulados de tierra y trabajo".
análisis también se queda en nada. Cabalga en forma y con vóIiHp?
tra sexta proposición: J interés es ten elemento en el precio de} po-
tad hacia el obstáculo, pc-o se niega a saltarlo. Las teorías donjfó
der adquisitivo, considerado como un medio de control sobre los
nantes desdeñan totalmente el elemento dinero; lo dejan a los finan-
bienes de producción.
cieros como una materia técnica sin interés teórico. Y esta actitud
Esta proposición no adscribe, desde luego, al poder de compra
es tan general, que debe reposar sobre un elemento de verdad, y
un papel productivo. Y sin embargo, es rechazada por la mayoría
precisa, en todo caso, de una explicación.
de los tratadistas a limbie, a pesar del hecho de que el interés fluc- ;
No hace falta extenderse mucho para refutar la negación "de
túa en el mercado monetario con la oferta y demanda de dinero, lo
21 conexión entre el tipo de interés y la cantidad de dinero. R. Gcor-
que apunta indudablemente a nuestra interpretación. Podemos
ges Lévy* ha comparado el tipo de. interés con la producción de
añadir otro punto. Para un hombre de negocios es tan axiomático
oro y, como podía esperarse, dedujo la inexistencia de una corre-
que se mojará si llueve, como que el interés bajará cuando se con-
lación significativa. Desdeñando el hecho de que el método estadís-
ceden mayores facilidades de crédito (en igualdad de condiciones).
E n realidad, si un gobierno imprimiese papel moneda y lo prestara \ tico empleado fue defectuoso, no se justifica la conclusión alcanzada,
a los empresarios, ¿no bajaría el interés? Y, ¿no podría recibir del según la cual nada tienen que ver la cantidad de dinero y el tipo
Estado interés por él? ¿No habla con suficiente claridad la cone- de interés. En primer lugar, no puede esperarse una correlación
xión del interés con los tipos de cambio v los movimientos de oro? exacta en el tiempo. Además, la oferta de oro a los propios bancos,
La observación de hechos tan importantes de la vida diaria parecen no es simplemente proporcional al volumen de los créditos con-
darnos su apoyo. cedidos, y solamente es significativo para el tipo de interés la con-
cesión de créditos. Y , finalmente, no pisa al empresario toda la
Y , sin embargo, sólo han introducido estos conceptos funda-
producción de oro.
mentales en la discusión del interés pocos teóricos de importancia.
Tampoco afecta a nuestra argumentación la refutación induc-
Sidgwick presenta una interpretación en la cual percibo en esencia
tiva intentada por Irving Fishcr (Rote of Intercst, pp. 319 ss.). Los
—lo mismo que Bóhm-Bawerk— una teoría de la abstinencia. Pero
promedios anuales no prueban absolutamente nada contra las ob-
anteriormente a la sedes materiae, el capítulo sobre el interés, se
servaciones que pueden hacerse en los detalles de las negociaciones
ocupa de él en el capítulo sobre el valor del dinero poniéndolo allí
corrientes en dinero. Gunparú asimismo la circulación de dinero
en relación con éste, y reconociendo la influencia de la creación de
per cipita, con el tipo de interés, haciendo por ello la comparación
poder de compra sobre el interés con la siguiente afirmación: " . . .he-
completamente irrclcvantc.
mos de considerar que el banquero produce en gran parte el di-
nero que presta... y que puede permitirse fácilmente la venta de Pero, desde luego, los economistas del siglo xvm tenían toda
esa mercancía a un precio bastante inferior que el interés del ca- suene de motivos para recalcar que el interés se paga en último ex-
2
utal, en general".- Esta afirmación contiene varios puntos sobre tremo por los bienes. Debían hacer frente no sólo a los errores
Íos cuales no podemos alegrarnos. Además, no provee una funda-- mcreantilistas, sino a otros muchos, de filósofos y hombres de ne-
gocios, y al hacerlo establecieron verdades importantes y pusieron
mentación completa del proceso. Finalmente no proporciona con-
clusiones posteriores para la teoría del interés. Y , sin embargo, es al desnudo una larga lista de errores populares. Law, Lockc, Mon-
un paso en nuestra dirección, dado seguramente por influencia deV tesquieu, y otros, erraron sin duda al hacer depender el tipo de
Maclcod. Davenport se aplica mucho más al problema; pero su interés simplemente de la cantidad de dinero, y Adam Smith tenía
24
razón al señalar que caeteris paribus, un aumento en la cantidad
2 1
Véanse las afirmaciones de Marshall ante la "Comisión para el estudio de dinero elevaría los precios, y que a un nivel superior tendería a
de la depresión del comercio". Dice en el examen de la relación que hay restablecerse la misma relación entre rendimiento y capital que la
entre la cantidad de dinero y los precios de las mercancías (hablando de xu¿W
aumento de la cantidad de dinero): "digo que debe actuar inmediatamente'-^
que dominaba anteriormente. Aun el efecto inmediato de un au-
sobre la Bolsa, haciendo a la gente aumentar sus préstamos; aumentará los*-fj mento de la cantidad de dinero en circulación, sería más bien una
depósitos y créditos bancarios permitiendo al público aumentar la cspecuk-?|
c i ó n . . . " Quien afirme esto (¿quién podría negarlo?) no puede desdeñar nuesV|| • fmirnal des P.conovlisies (1899).
tra interpretación fácilmente. •* Véase su argumento breve pero lleno de sugerencias, en el libro n,
22 Vrtnciplcs of rolttical Econorny, 3* ed., p. 251. cap. iv de I.J liiquczs de las Sacioncs.
DESENVOLVIMIENTO ECONÓMICO ItÉS DEI C A I 191
190

elevación del interés que su reducción, pues la previsión de tí! rio. Y es un proceso de det .minación de precios lo que hemos
85
aumento habría de producir esc efecto, y en todo caso se estimu- de investigar. Toda operación individual de préstamos es un cam-
larla la demanda de crédito por el alza de los precios. Pero todo bio real. *En el primer momento parece, quizá, un tanto raro que
esto que explica y justifica en parte la aversión que despliegan mu- se cambie una mercancía contra sí misma, por así decir, pero des-
chas de nuestras mayores autoridades en la materia hacia cualquier pués de los argumentos de Bohm-Bawcrk sobre esc punto, no hará
87

teoría "monetaria" del interés, no tiene, sin embargo, que ver con falta entrar en detalles; el cambio de lo presente contra lo futuro
nuestra proposición. no es más. cambio de semejante contra semejante —y, por lo tanto,
Podemos descubrir otros elementos de verdad en el punto de carente de sentido— que el cambio de una cosa en un lugar por la
28
vista hostil a las explicaciones monetarias. Los hombres de ne- misma cosa en otro lugar. Lo mismo que puede cambiarse poder de
gocios y los escritores sobre temas financieros, recalcan a veces en compra en un lugar contra poder de compra en otro lugar, pue-
forma equivocada la importancia de la política del descuento y del de cambiarse poder de compra presente contra futuro. La analogía
sistema monetario. E l hecho de que los bancos centrales puedan entre las transacciones de préstamo y el arbitraje de cambios es tan
influir sobre el tipo de interés no prueba que el interés sea el pre- obvia, que debe recomendarse a la atención del lector.
cio del poder de compra, como tampoco prueba que se deban los Si conseguimos demostrar que el poder adquisitivo presente en
precios a la acción gubernamental, por el hecho de que el estado el mercado monetario debe tener una prima sobre el futuro —bajo
sea capaz de influenciarlos o de fijarlos., E l precio del interés puede ciertas circunstancias, que para nosotros será el caso del desenvol-
influenciarse, sin duda, por la atención concedida a la situación défl vimiento—, se prueba entonces teóricamente la posibilidad -de una
la valuta, pero la importancia teórica de tal hecho no va "muy afluencia continua de bienes a los poseedores de poder adquisitivo,
lejos. Se trata de influenciar un precio por motivos ajenos al mer- lü capitalista puede obtener entonces un ingreso neto permanente
cado. E l punto de vista según el cual puede mantenerse el tipo de que se comporta como si surgiera de la corriente circular, a pesar
interés de un país más bajo que el de los demás, por la utilización de que sus fuentes no son permanentes, desde el punto de vista in-
de la política de descuento y del sistema monetario, y de que tal dividual, y a pesar de ser resultados del desenvolvimiento. Y nin-
política estimula el desenvolvimiento económico, no es sino un guna imputación o computación puede alterar el carácter de esta
prejuicio prccicntífico. Es indudable que puede mejorarse la or- corriente de bienes como un rendimiento neto.
ganización del mercado monetario, lo mismo que puede mejorarse Podemos establecer ahora directamente la cuantía del valor to-
el mercado del trabajo, pero eso no cambia ninguno de los proce- tal de una anualidad interminable. Debe ser la suma que prestada
sos fundamentales. a interés de un rendimiento igual a la anualidad, pues si fuera menor
competirían los prestamistas en la compra de la misma, y si fuera
mayor, estarían más dispuestos los compradores potenciales a pres-
S 9. Nuestro problema se reduce ahora a esta sencilla pregunta:x :
tar su dinero a interés, que a comprarla. Esta es la regla verdadera
¿qué condiciones se precisan para que surja un premio al poder
de la "capitalización", que presupone ya la existencia de un tipo de
adquisitivo presente sobre el futuro? ¿Por qué puedo estipular la
interés. De aquí se sigue de nuevo que la valoración de rendimien-
devolución de un número mayor de unidades de poder de compra
tos permanentes no puede retirarles a éstos el carácter de ingresos
en un momento futuro, contra la entrega actual de un número de
netos.
m unidades?
Contestaremos, por tanto, las tres preguntas en las cuales con-
Se trata indudablemente de un fenómeno de mercado moneta-
siste el problema del interés, si resolvemos la cuestión del premio
2 5
sobre el poder de compra presente. La prueba de una corriente
Véase Fislicr, Rote of ¡nterest, p. 78.
2 ( 5
permanente de bienes que afluye hacia los capitalistas, de la cual
Por ejemplo, su desprecio justificable de la conexión causal entre el
tipo de interés y la cantidad de dinero, en la siguiente forma: si existe más no debe realizarse ninguna deducción, y que no debe pasarse a otros
dinero, baja su valor, y por ese dinero menos valioso se paga menos interés. individuos, resuelve del todo la cuestión y explica ipso jacto que
En esto no hay nada especial. No he discutido esta interpretación en el esta corriente también representa una ganancia, que es un rendi-
texto, pero supongo que ha contribuido en gran parte a asustar a los econo-
2 7
mistas, impidiéndoles abordar la conexión entre dinero c interés. Véase Kapital, vol. n.
miento neto.' Procederemos ahora a presentar esa prueba, desenvol- a la par, pues por hipótesis se han realizado ya todas las ganancias
viendo paso a paso nuestra explicación del problema tan plurilateral" del arbitraje, y, por tanto, quedan excluidas. Si compro los servi-
que es el interés. cios de la tierra y trabajo con cien unidades monetarias, y llevo
adelante con éstas la producción más lucrativa, encontraré que pue-
§ 10. Se ha dicho y a que se presentarán casos en la propia co- do vender el producto exactamente por cien unidades. Se estable-
rriente circular, en los cuales haya gente dispuesta a solicitar pres- cieron los valores y los precios de los medios de producción preci-
tamos, aun bajo la condición de abonar más tarde una suma superior samente con arreglo a estas posibilidades más lucrativas de empleo, y
a la que reciben. Cualquiera que. sea el motivo —mala situación este empleo más lucrativo determina también el valor del poder de
temporal, esperanza de ingresos futuros, debilidad de voluntad, o compra, tomado en nuestro sentido.
previsión— esas personas podrán expresar sus valoraciones del po- La cuestión sólo es diferente, en el curso del desenvolvimiento.
der adquisitivo presente en términos de poder adquisitivo futuro, Solamente entonces puedo obtener un rendimiento mayor por mi
que determina su curva de demanda del primero en la forma acos- producto, es decir, realizando una nueva combinación de las fuer-
tumbrada. De otro lado, puede haber, y por lo general hay, gente zas productivas que compré por cien unidades monetarias, y con-
dispuesta a hacer frente a dicha demanda, siempre que reciba un siguiendo colocar un producto de mayor valor en el mercado. Pues
premio que compense con creces las perturbaciones que puede pro- los precios de los medios de producción no estaban determinados
vocarles el préstamo de sumas guardadas para un propósito defi- con arreglo a esta utilización, sino de acuerdo a las anteriores. En
nido. Podemos, pues, construir también curvas de oferta, y no es este caso la posesión de una suma de dinero significa, pues, el me?
preciso mostrar con detalle cómo ha de resultar un precio —un dio de obtener otra mayor. Por este motivo y hasta ese límite, será
premio determinado— en este mercado. valorada por mayor cantidad una suma presente que una futura.
Pero las transacciones de esta clase no pueden ser normalmente Por tanto, tendrán un premio de valor las sumas presentes —que
de gran importancia, y sobre todo no serán elentcntos necesarios en podemos considerar sumas mayores desde un punto de vista poten-
la conducción de los negocios. Prestar y tomar en préstamo puede cial—, lo que conducirá, a su vez, a un premio en los precios. Y
llegar a ser parte de la rutina normal de la industria y comercio, y ahí reside la explicación del interés. La concesión y aceptación de
el interés puede sólo adquirir económica y socialmcnte la impor- créditos se transforma, en el desenvolvimiento, en parte esencial del
tancia que tiene de hecho si el control del poder adquisitivo pre- proceso económico.! Aparecen allí los fenómenos que se han dcs-__j
sente significa para el prestamista más poder de compra futuro. crito con las expresiones "escasez relativa de capital", "retraso 3c ¡
Como las previsiones de ganancia de negocios es el eje en derredor, la oferta de capital respecto de la demanda", etc. Sólo si se hace
del cual fija en realidad la valoración de poder adquisitivo presente, más rica y amplia la corriente social de bienes (y nada más que por
dejaremos ahora a un lado todos los demás factores que pueden dar esc motivo) se presenta tan destacado el interés, y nos lleva tan le-
origen al interés, aun en el caso de que no exista el desenvolvimiento. jos bajo su influencia que se requiere un esfuerzo analítico pro-
Ahora bien, en la corriente circular y en un mercado que se fundo para percibir que no siempre aparece, cuando acn'ian los
halla en equilibrio, es totalmente imposible obtener una suma de hombres en forma económica.
dinero por otra menor. En cualquier forma que emplee recursos
por valor de cien unidades (incluyendo la gerencia) según las po-
§ 11. Observemos ahora con mayor atención el proceso de for-
sibilidades normajes y conocidas, no puedo obtener sino cien uni-
mación del interés. Después de lo dicho se comprenderá que eso
dades monetarias. Cualquier posibilidad existente de la producción} sea equivalente a examinar en forma mis próxima el método de
a la que se apliquen cien unidades monetarias, no rendirá nunca determinar el precio del poder adquisitivo. Con este fin limité-
más de cien unidades; en todo caso puede rendir menos. Pues eso monos primero estrictamente al caso que reconocimos como fun-
es precisamente la característica de la posición de equilibrio, que damental, y al cual se dirigió la argumentación de los capítulos
representa la "mejor" combinación de las fuerzas productivas, den-' anteriores, que es el caso de cambio entre los capitalistas y los em-
tro de las condiciones dadas en su sentido más amplio. E l valor de presarios. Perseguiremos más tarde las ramificaciones más intere-
la unidad monetaria, en este sentido, debe hallarse necesariamente santes del fenómeno del interés.
194 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO

Los empresarios son los únicos que ricnen una estimación ma jinolc por período económico, resulta del valor subjetivo de cam-
por los bienes presentes que por los futuros, bajo nuestrosf™ bio de cualquier unidad, como se explicó en el primer capítulo. Las
tos. Ellos solamente son los portadores de esc movimiento del mismas reglas son también válidas para un aumento del dinero más /
cado en favor del dinero presente, de esa demanda que ele allá de esa existencia acostumbrada. De ahí resulta una curva de-
precio del dinero sobre la par, tal como la definimos. finida de utilidad para cada individuo, y de ahí, de nuevo, y según
Los capitalistas del lado de la oferi se enfrentan a los empresa^ principios bien conocidos, una curva concreta de ofertas potencia-
ríos del lado de la demanda. Partamos de la suposición que los' les en el mercado de dinero." Y debemos describir ahora la "lucha ,
medios de pago necesarios para la realización tic la nueva combi- de precios" entre los empresarios y los vendedores potenciales de
nación deben ser retirados de la corriente circular, y que no hay dinero.
creación de medios crediticios de pago. A d e m á s , no puede haber, Supondremos, como punto de partida, que alguien ofrece po-
grandes depósitos de poder de compra inactivo, pues consideramos der de compra como experimento en nuestro mercado del dinero,
una economía sin resultados del desenvolvimiento anterior, ya que que puede considerarse similar a una bolsa de valores. Bajo nuestros
aquellos depósitos sólo pueden ser creados por dicho dcscnvofvÍ«| supuestos, debe ser muy alto esc precio, dado que el prestamista
miento, como se m o s t r ó más arriba. U n capitalista será, en estas deberá perturbar todos sus arreglos privados y de negocios con
condiciones, la persona que esté dispucsn a trahsfcrir una suma de objeto de poder ofrecerlo. Supongamos entonces que el precio del
dinero al empresario retirándola de sus .isos acostumbrados, o sea;- poder de compra presente expresado en poder de compra futuro
por la r e s t r i c c i ó n de sus gastos, bien sea en la p r o d u c c i ó n o en el es de 140 p o r cien y por año. L a demanda efectiva estará ahora
consumo. Suponemos, además, que no aumenta de ninguna otra" limitada a los empresarios que esperan obtener una ganancia del 40
forma la cantidad de dinero en el sistema, por ejemplo, por des- por ciento al menos, o más correctamente, superior al 40 por cien-
cubrimientos de minas de oro. to. T o d o s los demás quedarían excluidos. Supongamos que existe
E l cambio se desarrollará entre los empresarios y l ° poseedo- s
un cierto n ú m e r o de los primeros. Estos empresarios estarán dis-
res de dinero, procediendo como en cualquier otro caso. Tenemos puestos a pagar esc interés por cierta cantidad tic poder de compra
curvas definidas de oferta y demanda para todos los individuos que/ según el principio, " m i s vale cambiar con pequeña ventaja, que
cambian. L a demanda del empresario está determinada por la ga- 29
no cambiar en absoluto". D e l otro lado del mercado habrá igual- !
nancia que puede lograr con cierta suma de dinero, explotando las mente prestamistas que no estarán dispuestos a cambiar, aun a este í
posibilidades que están latentes ante él. Seguiremos la práctica de : tipo. Asumiendo que hubiera un cierto n ú m e r o de gentes que
considerar continuas dichas curvas, tal como hacemos en el casó consideraran adecuada esta compensación, deberían determinar aún '
de otros bienes, a pesar de que un p r é s t a m o m u y reducido, diga-, la cuantía de los préstamos que estuvieran dispuestos a efectuar.
mos, de pocas unidades monetarias, no será de gran utilidad para E l 40 por ciento es suficiente c o m p e n s a c i ó n sólo para una determi-
el empresario, y que dichas curvas de demanda individual serán., nada suma; existe para todos un límite más allá del cual la magnitud
discontinuas en ciertos puntos, a saber, allí donde sean posibles in- de sacrificio en el p e r í o d o e c o n ó m i c o presente es superior al in-
novaciones importantes. La demanda del empresario bajará rápida^- cremento de la utilidad que p o d r á obtener en el próximo. Pero el J
mente, quizá a cero, más allá de un cierto punto, que es el determi- préstamo debe ser de hecho tan grande que su aumento resulte en
nado por la suma necesaria para llevar a cabo todos los planes que; un excedente de desventaja, pues mientras sea menor, el p r é s t a m o
ha proyectado. Pero esa circunstancia pierde gran parte de su im- de futuras unidades monetarias a esc tipo, p r o p o r c i o n a r í a un exee-
portancia considerando todo el proceso e c o n ó m i c o , o sea un gran dente de ventaja, del que no puede privarse ningún individuo según i
n ú m e r o de empresarios. Imaginaremos, por tanto, que el empresa- nuestros principios.
r i o ' c s capaz, de adscribir una cantidad determinada de ganancia a
La oferta y la demanda se hallan, por tanto, determinadas en ]
las unidades monetarias individuales, desde cero hasta el límite que
lorina inequívoca en todos esos casos de un precio "de tanteo". Si
pueda existir para propósitos prácticos, de la misma forma que el
individuo adscribe cierto valor a las unidades sucesivas de un bien. *• Véase Wcten, lib. n, para detalles respecto a este extremo. No nos
ocupamos aquí de una exposición elaborada de la teoría de los precios.
Cualquier, valoración normal de un individuo de su dinero da-, Véase Iiohm-Bawcrk, Kjpital, vol. n.
196 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO INTERÉS DEL CAPITAL 197

por casualidad fueran igualmente grandes, entonces el precio se tenga en la realidad. Y con esta afirmación nos aproximamos de
mantendría, es decir, en nuestro caso, regiría un tipo de interés nuevo a la interpretación usual.
del 40 por ciento. Pero si los empresarios se hallan dispuestos.a De otro lado, el interés debe también ser igual a la estimación
usar una cantidad mayor de dinero a ese precio, competirán entre de valor de su dinero por un último capitalista, o "marginal". E l
sí hasta que alguno abandone la lucha, elevando el interés hasta que concepto de tal capitalista marginal se obtiene nttttatu mutandis en
aparezcan nuevos prestamistas. Si los empresarios no pueden uti- la misma forma que el del empresario marginal. Puede apreciarse
lizar todo el dinero que se ofrece a este tipo, entonces los presta- con facilidad, que el interés debe ser, desde es c punto de vista,
mistas c o m p e t i r á n entre sí, con lo que algunos abandonarán la lu- igual a la valoración del ú l t i m o prestamista, así como también equi-
cha y aparecerán nuevos empresarios hasta que se alcance el valente a la valoración del último empresario. Es también evidente
equilibrio. Se establecerá en el mercado monetario un precio de- c ó m o podrían desarrollarse aún más esos resultados, pues se ha he-
finido del poder de compra, al igual que en cualquier otro merca- cho ya c o n frecuencia en la literatura económica. Queda solamente
do, y como consecuencia de la lucha anterior entre compradores un punto por mencionar. L a valoración del último prestamista des-
y vendedores. Y como ambas partes valoran más por lo general cansa sobre la importancia que conceda al curso habitual de su vida
el dinero presente que el futuro (el empresario porque el dinero económica; y esto puede expresarse diciendo que el préstamo en-
presente significa mayor dinero f u t u i ) para él, y el prestamista por- vuelve un sacrificio, v un "sacrificio marginal" para el capitalista
que, según nuestros supuestos, el dinero presente hace posible el que se halle en el-margen, que corresponde a la v 'oración del au-
curso ordenado de. su actividad económica, mientras que el futuro mento de los ingresos por el monto del interés. E l interés es tam-
se añade simplemente a su ingreso) de hecho el precio estará siem- bién igual al sacrificio mayor o marginal que debe realizarse con
pre sobre la par. objeto de satisfacer la demanda existente de dinero a un tipo dado
de interés. Y con esta afirmación nos acercamos al método de
E l resultado de nuestro examen hasta este punto puede expre-
aproximación de la teoría tic la abstinencia.
sarse en t é r m i n o s de la teoría marginal, lo mismo que en el caso
de cualquier proceso de determinación de precios. E l interés será, de
un latió, igual a !a ganancia del " ú l t i m o empresario", que es sim- § 12. E l interés habría tic determinarse de hecho de esa forma si
plemente quien prevé con la ejecución tic un proyecto una ganancia el desenvolvimiento fuera financiado con los recursos de la co-
de tal naturaleza que le permite exactamente la liquidación de los rriente circular. Pero observemos también que se abona un interés
intereses. Si alineamos a los empresarios según la altura de las ga- por poder de compra creado ad boc, a saber, por los medios credi-
nancias tpie esperan realizar (teniendo en cuenta el elemento de la ticios de pagt). Estt) nos conduce de nuevo a los resultados expues-
diversidad de los riesgos), de forma que la capacidad de admisión tos en los capítulos segundo y tercero de este libro, y \ es tiempo
de préstamos de los mismos cae a medida que avanzamos por sus de que se apliquen a esta cuestión. Vimos allí que el desenvolvi-
filas, y si suponemos que tal alineación es continua, habrá siempre miento industrial podría efectuarse en principio solamente con me-
un empresario al menos cuyas ganancias equivalgan exactamente dios de pago crediticios. Adoptamos ahora esa concepción. Re-
al interés, y que se halle situado en la divisoria entre los que reali- cordemos de nuevo que los grandes depósitos de dinero <pic existen
zan una ganancia mayor, y aquellos excluidos del cambio en el en la actualidad, son consecuencia del dcscnvolvimicim . y debían,
mercado monetario por ser menor su ganancia que el interés que por tanto, no ser tenidos en cuenta en los primeros pas s de nues-
deben abonar. En la práctica el último empresario, el "marginal", tra a r g u m e n t a c i ó n .
debe retener un p e q u e ñ o excedente, pero habrá con frecuencia em- Con la introducción de ese elemento se altera nuestra represen-
presarios c u y o excedente sea tan p e q u e ñ o que sólo puedan realizar tación anterior de la realidad, pero no pierde totalmente su valor.
una demanda de poder adquisitivo al tipo de interés en vigor, y no Permanece provisionalmente inalterable lo que se dijo respecto a
a uno mas elevado, por pequeña que sea la cuantía tiel aumento. Y la demanda del mercado de dinero. Esta procede, abo:: lo mismo
éstos se hallan en la posición que corresponde al empresario mar- que antes, de los empresarios, y en la misma forma que en el caso
ginal teórico. Podemos decir entonces que el interés debe ser en recien considerado. La alteración sólo es grande del ladi de la ofer-
todos los casos igual a la menor ganancia de empresario tpic se ob- ta, que se coloca ahora sobre bases totalmente distintas, pues apare-
198 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO
T
' r*mB& INTERÉS DEL ^ A i M T A L ^ I ^ p ^ P ' " 199

ce una nueva fuente de poder de compra, de distinta naturaleza, corriente circular debe ser soportada por una oferta real de bienes,
no existe en la corriente circular. La oferta procede ahora también. o deja de ser "efectiva". La demanda del empresario de poder
de gente diferente, de "capitalistas" definidos en otra forma, a los adquisitivo no está sujeta a esa c o n d i c i o n e n contraste con su de-
cuales denominamos "banqueros" de acuerdo con lo que antes diji- manda de los bienes concretos que requiera.
mos. E l cambio, al cual debe el interés su origen en este caso;ft| Por el contrario, está restringida por la condición mucho me-
que según nuestra interpretación es también típico de todos los de- nos importante de que el empresario podrá, más tarde pagar, abo-
más cambios en los cuales interviene el dinero, en la sociedad rnjjB nando además intereses. Dado que el empresario no demandaría
derna, se realiza entre el empresario y el banquero. crédito, aun no habiendo intereses, si no creyera poder lograr una
De aquí que habremos captado el caso fundamental del fenó- ganancia con ayuda del préstamo —pues de lo contrario no tendría
meno del interés si podemos señalar las condiciones que gobiernan incentivo económico alguno para producir—, podremos decir tam-
la oferta de medios crediticios de pago. Sabemos ya qué fuerzas bién que la demanda del empresario se halla sujeta a la condición,
regulan dicha oferta; en primer lugar respecto a quiebras posibles^ o es efectiva bajo la condición, de que pueda realizar una ganancia
or parte de los empresarios, y en segundo lugar respecto a posi- con el préstamo. Y esto conduce a la relación entre la oferta y la
lcs depreciaciones de los medios crediticios de pago. Podemos de- demanda. Pero el número de innovaciones posibles es práctica-
jar de lado el primer elemento. Debemos solamente tener en cuen- mente ilimitado en cualquier clase de situación económica, como se
ta para nuestros propósitos una nueva partida por concepto de explicó en el segundo capítulo. A u n el sistema económico más
riesgo, partida que se conoce empíricamente, incluyéndose de una:: rico no es absolutamcnu perfecto ni puede serlo. Siempre pueden
vez por todas en el "precio a la par del préstamo". Esto quiere efectuarse mejoras, y !a lucha por su implantación se halla siempre
decir que si se sabe por experiencia que el uno por ciento de los^ limitada por las condiciones dadas y no por la perfección de lo
préstamos son irrecuperables, el banquero recibe aproximadamente, que exista. T o d o paso hacia adelante abre nuevas posibilidades.
lo mismo que prestó si percibe el 1.01 por ciento adicional de todas' Toda mejora aleja aún más de la apariencia de perfección absoluta.
las deudas que no son malas. Existe también un elemento de sala-É En consecuencia, la posibilidad de ganancia y con ella la "demanda
ríos por la actividad profesional del banquero, que podemos tam- potencial" no tiene límites. Gmsecucntcmcntc será siempre más
bién desdeñar. E l volumen de la oferta estará determinado enton- grande la demanda, con interés a cero, que la oferta, que es siempre
ces solamente por el segundo elemento, esto es, por la necesidad; limitada.
de evitar una diferencia de valor entre el poder adquisitivo nueva- Sin embargo, estas posibilidades de ganancia carecen de poder
mente creado y el existente. Debemos mostrar que el proceso de y de realidad si no están apoyadas por la personalidad del empre-
determinación de los valores y precios crea también un premio so- sario. Hasta aluna sabemos solamente que las innovaciones pro-
bre el poder de compra nuevamente creado. ductoras de ganancias son "posibles" en la vida económica; no sa-
En el caso tratado previamente no quedaba excluida la posiblef bemos si serán siempre aceptadas por individuos concretos en tal
aparición de un interés negativo. Podría ocurrir si la demanda de medida que sea siempre mayor la demanda de poder de compra
dinero hecha por las empresas nuevas fuera menor que las ofertas con interés a cero, que la oferta. Podemos ir a ú n más lejos. E l
de las personas a las cuales "se hace un favor", descargándoles tem- hecho de que pueda existir un sistema e c o n ó m i c o sin desenvol-
poralmente de su dinero. Pero en el caso que discutimos a c t ú a ® vimiento, nos muestra que pueden no existir siquiera individuos
mente queda excluida esa posibilidad. E l banquero que recibiera capaces de llevar a cabo dichas innovaciones o inclinados a hacer-
menos de lo prestado sufriría una pérdida; debería cubrir esa d J S las. ¿No cabe concluir de ello que puedan existir tales individuos
f¡ciencia, pues de lo contrario no estaría en disposición de hacer ' en número tan pequeño (pie no se agote la oferta de poder de com-
frente a sus propios compromisos pendientes. E l interés no puede'^ pra, en lugar de ser insuficiente para la satisfacción de todos? N o
caer por bajo de cero en este caso. habría creación de poder de compra, y desaparecería sencillamente
la oferta total de medios crediticios de pago,™ si no existiera n i n -
Pero estará, por lo general, por encima de cero por distinguirse!
en un aspecto importante la demanda de los empresarios de poder • 9 0
Para evitar malentendidos puede señalarse que sería posible que los
adquisitivo, de la demanda ordinaria de bienes. L a demanda en l á j medios crediticios de pago afectaran a los cambios en la comente circular.
I
200 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO

gima demanda de poder de compra, o solo hubiera una insignifi- se extiende el interés, de su ...c estrecha, por la total economía de
¡ cante. Pero si existe una demanda cualquiera de crédito por parte, cambio,' filtrándose a todo c¿ sistema económico, y llegando a ocu-
de un empresario no puede ser inferior a la oferta con intcrétjT par un lugar mucho más importante de lo que parece deducirse de
cero. Pues la aparición de un empresario facilita la aparición nuestra teoría. Solamente consideraremos resuelto nuestro proble-
otros. E n el capítulo sexto veremos que se reducen los obstácul ma si puede explorarse exhaustivamente toda el área del problema
a los cuales se enfrentan las innovaciones, cuanto más se acostumb del interés en esas dos direcciones.
una comunidad a la aparición de tales innovaciones, y que se ha La primera tarea no presenta dificultades. E n primer lugar,
menores en particular las dificultades técnicas que se enfrentan- toda primera fase concreta del desenvolvimiento comienza —como
la fundación de nuevas empresas, porque favorecen a los epígon se ha dicho anteriormente— con una herencia de fases anteriores.
de los iniciadores las facilidades resultantes de las conexiones co Pueden haber formado ya un depósito de poder adquisitivo los
mercados extranjeros, formas del crédito, etc. De ahí que sea ta elementos creados por la economía precapitalista de cambio, y de
to más fácil actuar como empresario cuanto mayor sea el núme aquí que habrá siempre mayores o menores cantidades de poder
de personas que hayan fundado con éxito nuevos negocios, de compra en el sistema económico que se hallan a disposición de
experiencia nos dice que, lo mismo ahí que en otras esferas, el éxito las nuevas empresas, bien permanentemente, bien por un cierto tiem-
i lleva en su séquito un número cada ve/, más importante de gentes,! po. Además, cuando el desenvolvimiento capitalista está en movi-
y de aquí que sea cada vez mayor el n ú m e r o de personas dedicadas miento, afluye al mercado de dinero una corriente cada vez mayor
a la realización de nuevas combinaciones. L a demanda de capital de poder adquisitivo disponible. Distinguiremos tres ramas de ella.
engendra continuamente una nueva demanda. Y , en consecuencia, Primero, la mayor parte de la ganancia del empresario se emplea
disponemos de un mercado monetario en el cual existe una oferta en esta forma; la ganancia será "invertida". En principio, aquí ca-
efectiva limitada, por grande que sea, frente a una demanda efec- rece de importancia si el empresario invierte su ganancia en su
tiva que no tiene un limite definido. propio negocio o si envía al mercado esas sumas. Segundo, en caso
Y eso debe elevar el interés por encima de cero. A medida que de retiro de los empresarios, o de sus herederos, de la vida activa de
se presenta el interés desaparecerán muchos empresarios, a los que se negocios, si ello resulta en una liquidación de la empresa, entonces
agregarán otros muchos a medida que vaya subiendo. Pues si bien quedan en libertad sumas mayores o menores, sin que necesaria-
son p r á c t i c a m e n t e ilimitadas las posibilidades de obtener ganancias, mente se aten al mismo tiempo otras sumas. T e r c e r o y último,
las mismas difieren de t a m a ñ o , y muchas son solamente pequeñas. aquellas ganancias que el desenvolvimiento ofrece a gente distinta
L a aparición del interés aumenta de nuevo la oferta que no esté de los empresarios, y que se basan en "repercusiones del desenvol-
absolutamente determinada, pero el interés continuará y debe con- vimiento", irán a dar en mayor o menor medida, y directa o i n -
tinuar existiendo. Se origina una lucha de precios en el mercado directamente, al mercado de dinero. Señalemos aquí que esc pro-
monetario, que no describiremos de nuevo, y se establecerá un pre- ceso es accesorio t a m b i é n en otro sentido que en el de que dichas
cio definido del poder adquisitivo que deberá contener el interés, sumas deben su existencia a que hay desenvolvimiento: es el hecho
y esto bajo la influencia de todos los elementos del sistema eco- de la existencia del interés, la posibilidad de recibir interés por esas
nómico. sumas tic tunero, lo que lleva el poder adquisitivo disponible hacia
el mercado monetario. L a adquisición de interés es el único moti-
§ 13. Debemos conexionar ahora los hechos empíricos, que he- vo que induce a su propietario a ofrecerlo; si no existiera el interés
mos excluido hasta este momento, con el principio fundamental se atesoraría el poder de compra, o se invertiría en bienes.
relativo al interés. Debemos enumerar primeramente rodas las fuen- Lo mismo ocurre c o n otro elemento. Hemos visto que la sig-
tes existentes de poder adquisitivo —en contraste con las nueva- nificación tlel ahorro en un sistema e c o n ó m i c o sin desenvolvimien-
mente creadas— que alimentan de hecho las grandes reservas del 1
to- sería relativamente muy pequeña, y que lo que se comprende
mercado monetario; y debemos mostrar, en segundo lugar, c ó m o por volumen de los ahorros en una nación moderna no es sino la
Estos circularían sin interés y a la par. Pero es preciso el interés, si ha ele ha-
ber un incentivo a la creación de medios crediticios de pago. 1 1
Véase cap. n.
DESENVOLVIMIENTO ECONÓMICO

suma de esas ganancias procedentes del desenvolvimiento, que nun- rar ios medios crediticios de pago que surgen a causa del desen-
ca llegan a ser elementos del ingreso. Ahora bien, la importancia de \ volvimiento,. Esto es: la técnica nanearía crea también medios cre-
los ahorros en el sentido real puede no ser suficientemente gran- diticios de pago, y consecuentemente de esta fuente surge un nuevo
de —aun en un sistema con desenvolvimiento— para presentar u n ; aumento de la cantidad disponible de dinero.
papel decisivo en las necesidades industriales, si no fuera por el he-.-' Todos esos elementos aumentan la oferta en el mercado mone-
cho de que aparece una nueva clase de ahorro — y de ahorro tario y hacen descender al interés por bajo del nivel al cual se
"real"— que se halla ausente en un sistema sin desenvolvimiento. E l situaría si no estuvieran presentes. L o reducirían muy pronto a
hecho de que podamos asegurar un ingreso permanente por el prés- cero si el desenvolvimiento no creara continuamente nuevas posi-
tamo de una suma de dinero, actúa como un nuevo motivo de bilidades de empleo. Cuando se estanca el desenvolvimiento, el ban-
ahorro. Resulta concebible, por el hecho de que una suma ahorrada quero no sabe qué hacer con los fondos disponibles, y se hace a
aumente automáticamente, que disminuya por tanto su utilidad veces dudoso si el precio del dinero contiene algo más que la suma
marginal, y se ahorre a veces menos que si no se percibiera interés. principal, el premio por el riesgo y la compensación del trabajo.
Pero, por lo general, la existencia del interés —que ofrece un nuevo Retrocede entonces a menudo a segundo término —particularmen-
método de empleo del dinero ahorrado— conduce a un aumento te en los mercados monetarios de naciones muy ricas— el elemento
considerable de la actividad del ahorro (lo que naturalmente no quie- de creación de poder adquisitivo, y queda la impresión —tan cara
re decir que todo <nr///crito del interés resultará en un aumento, a la teoría económica como a la práctica bancaria— de que el ban-
proporcional o no, del ahorro). De ahí se sigue que el ahorro que quero no es sino un intermediario entre prestamistas y prestatarios.
es directamente observable, es en parte una consecuencia del inte- De esta concepción no hay sino un paso a sustituir los bienes con-
rés existente; v aquí también tenemos una "corriente accesoria de cretos que precisa el empresario, por el dinero del prestamista, c
poder adquisitivo" afluyendo al mercado de dinero. incluso los bienes concretos que precisan quienes transfieran al em-
Una tercera fuente de abastecimiento del mercado de dinero, es presario los medios de p r o d u c c i ó n necesarios.
aquel dinero (pie se halla inactivo por más o menos tiempo, y que Puede señalarse ahora que existen casos —como ha recalcado ya
también se presta, si puede obtenerse por él un interés. Consistc Bóhm-Bawerk— en los cuales se exige y paga interés solamente
cn capital de negocios disponible momentáneamente, etc. Los ban- porque es posible demandarlo y pagarlo. U n caso típico está re-
cos recogen esas sumas, y una técnica altamente desenvuelta per- presentado por el interés sobre las cuentas bancarias. Nadie trans-
mite a cada unidad monetaria —aun en el caso de que se tenga fiere su poder de compra al banco con la intención de invertir su
dispuesta para hacer frente a un gasto pendiente— contribuir a capital de esa forma. Por el contrario, sólo se deposita el dinero, en
aumentar la cantidad existente de poder adquisitivo. U n nuevo tanto qiif sea deseable tener una cantidad de poder de compra a
hecho tiene lugar aquí. Hemos visto que la naturaleza de los me- disposición propia, por razones privadas o de negocios. Y esto se
dios crediticios tic pago y la explicación de su existencia no debe haría aun en el caso de que se exigiera alguna cantidad a cambio
buscarse en el esfuerzo de economizar dinero metálico. Indudable- del servicio. Pero, en la mayoría de los países, el depositante recibe
mente que dichos medios consiguen se emplee menos dinero que tic hecho una especie de participación en el interés que deja la suma
el que se utilizaría si se realizaran todas las transacciones con metá- en cuestión al banquero. V -una vez. que esc proceso se ha hecho
lico. Pero esas transacciones surgieron solamente con ayuda de los usual, la gente no estará inclinada a dejar en un banco un saldo
medios crediticios de pago, v no puede afirmarse que se plantee un
que no pague intereses. Estos van al depositante sin que el mismo
ahorro de dinero fíente a las exigencias de metal que hubieran apa-
tenga que poner nada de su parre. Ahora bien, este fenómeno al-
recido en la misma forma y al mismo tiempo si no hubiera habido
canza a toda la vida económica en forma muy profunda. E l hecho
medios de pago crediticios. Y , sin embargo, debemos reconocer
de que cada partícula de poder adquisitivo pueda dar interés, c o n -
que se resuelven ahora por medio del crédito otras transacciones que
cede a esc poder un premio, cualquiera que sea el uso a que se
quizá se llevarán a cabo anteriormente por medio del dinero me-
destine. A s i penetra el interés en los negocios de la gente que no
tálico, debido a la presión de los bancos que desean aumentar la
tiene nada que ver con las nuevas combinaciones. T o d a unidad
cantidad de poder de compra portador de interés; eso sin conside-
de poder adquisitivo debe luchar contra la corriente que intenta
llevarla ni mercado monetario. Resulta tambi oovio, que en to- mercado". Conexiona, por tanto, el interés con tot >s los bienes
dos los casos en los cuales se precise crédito por cualquier motivo, que no estén dispuestos para el consumo final. Y dado que pue-
estará unida la operación de crédito (empréstitos públicos, etc.) den capitalizarse todos los rendimientos de estos últimos, y expre-
con el f e n ó m e n o fundamental. sarse por tanto bajo la forma de interés, éste no es parte, sino la
totalidad de la corriente de ingresos: los salarios son intereses so-
S 14. E l fenómeno del interés se extiende en esa forma a todo el bre el capital humano; la renta es el interés sobre el capital en forma
sistema económico, y presenta un frente más amplio al observador de tierra, y cualquier otro rendimiento es asimismo ún interés sobre
de lo que se deduciría de su naturaleza más íntima. D e ahí que s e
capital producido. Todo ingreso es valor de producto descontado
convierte al propio tiempo en un elemento del costo, como se ha según la tasa de subestimación de las satisfacciones futuras. Está
indicado ya. Este fenómeno posterior que la doctrina dominante claro que no podemos aceptar esta teoría porque no admitimos
acepta como hecho fundamental, explica —y al mismo tiempo jus- siquiera la existencia del elemento fundamental en ella. Y también
tifica— las discrepancias entre su interpretación y la nuestra. Pero es igualmente claro que esc elemento se hace para Fishcr un factor
debemos dar aún otro paso, que es explicar el modo en que se central de la vida económica, que debe ser utilizado para la expli-
transforma el interés en forma de expresión de todos los rendi- cación de casi todos los fenómenos económicos.
mientos, excepto los salarios. El principio fundamental que entra aquí en consideración y que
E n la p íctica hablamos de la tierra como si diera un interés, y debiera conducirnos a comprender la práctica universal de expresar
lo mismo lo hacemos de una patente o de cualquier otro bien que los rendimientos en forma de interés, es el siguiente: los bienes
produzca un ingreso de monopolio. Calificamos incluso de porta- concretos no son nunca capital, según nuestra interpretación. Sin
dor de interés a un rendimiento no permanente; decimos, por ejem- embargo, cualquiera que posea bienes concretos puede obtener di-
plo, que ha dado interés una suma de dinero empleada en la es- cho capital por venta de los mismos, en un sistema que se supone
peculación, o bien una mercancía empleada con el mismo fin. ¿Nó en pleno desenvolvimiento. En este sentido, los bienes concretos
va esto en contra de nuestra interpretación? ¿ N o nos muestra que pueden ser denominados "capital potencial"; o al menos lo son desde
el interés es un ingreso procedente de la posesión de bienes, que es el punto de vista de su poseedor que puede cambiarlt s por capital.
una categoría totalmente diferente de lo que sería según nuestra Pero a este respecto no podemos incluir sino la tierra o la posición
interpretación? 94
de monopolio, y ello por dos razones. En primer lugar, no es
Este m é t o d o de expresar rendimientos ha dado su fruto teórico posible vender la'fuerza de trabajo, fuera del caso de la esclavitud.
con los economistas americanos. E l impulso vino del profesor Ciarlo' Pero no existen stocks de bienes de consumo, y de bienes de pro-
Denominó renta a los rendimientos de los bienes concretos de pro- ducción producidos, en el sentido que pretende la doctrina domi-
d u c c i ó n ; e interés al mismo rendimiento concebido como resultado nante, de forma que volvemos inmediatamente a la tierra y a los
de un fondo económico perdurable de poder productivo (al cual monopolios. Y en segundo lugar, sólo la tierra y la posición de
denomina "capital"). El interés aparece aquí, pues, meramente como monopolio dan ingresos en forma directa. Pero dado que también
un aspecto especial de los rendimientos, v en ninguna forma el capital reporta ingresos en forma directa, su dueño no lo cambia-
como una parte independiente de la corriente nacional de ingre- rá por bienes que no rindan un ingreso neto, o solamente en el caso
3
sos. E l profesor Fetter - ha desarrollado aún más la idea en forma en que se le conceda tal reducción de precios que pueda obtener
diferente. Pero aquí nos interesa sobre todo la teoría del profesor una ganancia con ellos en el período económico presente, c inver-
Fishcr, expuesta en su obra The Rate of hnerest. Explica el interés tir de nuevo su capital intacto. Pero en este caso, el vendedor su-
simplemente por la subestimación de la satisfacción de necesidades friría una pérdida a la que no se resignaría en principio, salvo en
33
futuras; mas recientemente, ha expresado su teoría con la siguiente condiciones anormales, o de situación desgraciada, como veremos
afirmación: " E l interés es la impaciencia cristalizada en una tasa de inmediatamente.
3
8 2
Véase- mi artículo, "Dio ncucrc Wirtscliaftsthcoric i.t den VcrcinÍ£ten » Aunque emplee esa forma de expresión, no quiero plantear dudas sobre
Maten , en la revista Schmotta't Jabrbuch el hecho fundamental de que las posiciones de monopolio no son "bienes ,
9 3
Scientia, Rivista di Scietaa (1911) como puede verse con facilidad.
20Ó D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO INTERÉS D E L

Así —en caso de desenvolvimiento—, los poseedores de Va miento temporal se comprará y venderá por aquella sunr r'j di-
tes naturales" y los monopolistas, están perfectamente justificad nero que invertida a interés en el momento del cierre del negocio,
en comparar sus ingresos con el rendimiento del capital que po- resultaría en la misma suma en el momento en que dejara de existir
drían obtener por la venta de sus agentes o de su monopolio, p u e s
el rendimiento neto temporal, como ocurriría con todos los rendi-
tal venta podría ser ventajosa. Y los capitalistas tienen también mientos netos si se prestaran a medida que fueran produciéndose.
razón en comparar sus ingresos procedentes del interés, con las E n la práctica se dirá aquí también que el capital del comprador
rentas o rendimiento permanente de monopolio que podrían obte| produce un interés —j por las mismas razones que en el caso de
ner con su capital. Ahora ¿qué cuantía tendrán los precios de ta- un rendimiento permanente— a pesar de que el comprador carece
les fuentes de ingresos? Ningún capitalista p o d r á valorar un trozr| ya de su capital y ha cambiado su carácter de capitalista por el de
de tierra más que una suma de dinero que rinda el mismo interés; beneficiario de una renta. ¿Qué suma o b t e n d r á digamos el propie-
que la renta obtenida de aquélla, si suponemos que actúa domina» tario de un alto horno si éste no es portador de un rendimiento
do por el espíritu de adquisición. Pero el capitalista tampoco po- neto permanente —quizá m o n o p ó l i c o — o temporal, sino un nego-
drá valorar menos la tierra, y esto por las mismas razones. Si Jal cio contenido en la corriente circular o, lo que es lo mismo, un
tierra costara más, no sería vendible, pues ningún capitalista querría! negocio sin ganancias? (haciendo abstracción de la renta, que des-
comprarla ( d e s d e ñ a n d o , como es natural, factores secundarios). Si deñamos a q u í ) . N i n g ú n capitalista " i n v e r t i r á " su capital en tal ne-
costara menos, surgiría la competencia entre los capitalistas que ele- tmeio. Para que la oper .ion se realice, ha de rendirle no sólo el
varía su precio a esc nivel. N i n g ú n terrateniente en situación eco- recmplazamicnto de su capital, después de pasar el p e r í o d o normal
n ó m i c a normal estará dispuesto a desprenderse de su tierra por una tic vida de las maquinarias c instalaciones, sino t a m b i é n un rendi-
suma menor de la necesaria para reportarle un interés equivalente miento neto en vida de ella, correspondiente al interés que podría
a su renta. Pero tampoco p o d r á obtener una suma mayor por ella, haber obtenido en otra forma. Consecuentemente, si el comprador
pues se ofrecería inmediatamente una extensión inmensa de tierra no tiene otro motivo para poner el horno que recoge sus rendimien-
al capitalista dispuesto a concederla. E n tal modo se determina en tos en la corriente circular, esto es, si no ha de jugar un papel en
forma inequívoca el valor c o m o "capital" de las fuentes permanen- una nueva c o m b i n a c i ó n , debe venderse a un precio inferior a los
tes de ingresos. Las circunstancias que hacen que se pague más o costos. E l vendedor debe prepararse a soportar una pérdida, pues
menos en la mayor parte de los casos, no afectan al principio. solamente así se consigue que el comprador obtenga una ganancia
E n la solución del problema de la capitalización, el factor cen- igual al interés que podría obtener de otro modo con el dinero
tral y fundamental es el interés sobre el poder adquisitivo. E l ren- empleado cñ la compra.
dimiento de cualquier otra fuente permanente de ingresos se com- E n todos esos casos no son correctas las interpretaciones y ex-
para con él, y p o r el mecanismo de la competencia su precio se fija presiones de los hombres de negocios. Pero la falta de c o r r e c c i ó n
de acuerdo con el mismo — c o m o consecuencia de la existencia del no tiene consecuencias prácticas, y es claro de otro lado por q u é
i n t e r é s — de forma que no se realiza n i n g ú n error al considerar al se hace uso de esa interpretación inadecuada. E l tipo de interés
rendimiento del capital potencial como interés real. E n realidad, es un factor tan importante en el sistema e c o n ó m i c o moderno, es
por tanto, todo rendimiento permanente se conexiona con el inte- en tal grado el b a r ó m e t r o de la situación e c o n ó m i c a en su conjun-
r é s ; pero sólo externamente, sólo en la medida en que la magnitud to, que debe tenerse en cuenta en cualquier acción económica, y
a la cual se relaciona esté determinada por el nivel del interés. Pero entra en toda deliberación de esc carácter. Conduce al f e n ó m e n o ,
no es i n t e r é s ; y el m é t o d o contrario de expresión en la práctica, observado por la teoría desde tiempo inmemorial, de que todos los
es puro juego de palabras. Y no depende directamente del interés rendimientos del sistema e c o n ó m i c o , vistos desde un aspecto espe-
como sería el caso si se caracterizara correctamente la naturaleza cial, tienden a la igualdad.
de este por la expresión "descuento del tiempo".
Nuestros resultados pueden ampliarse t a m b i é n a los rendimien- t.- t § 15. La expresión elíptica del hombre p r á c t i c o , que se halla siem-
tos netos no-permanentes, por ejemplo, a las cuasi-rentas. N o es pre implicada al hablar del interés sobre los bienes concretos, ha
difícil apreciar que, en r é g i m e n de libre competencia, un rendi- conducido sin duda a error a la teoría. Pero deseo mostrar aho-
208 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO INTERÉS DEL CAPITAL 209

ra que tambk pueden resultar errores teóricos de la práctica de que los expliquemos :omo intereses, es indudable la tentación de
ampliar la idea del interés más allá de su base real. considerarlos como permanentes-, la expresión es en verdad a veces
El "aspecto de interés" de los rendimientos es un punto de vista un síntoma de este error. Y como es natural surgen las sorpresas
inofensivo sólo en el caso de rendimientos permanentes, esto es, niás desagradables. Este interés tiene costumbre de disminuir en
rentas y entradas permanentes de monopolio, pero no en los de- forma obstinada, y aun de desaparecer de pronto. E l hombre de
más casos. Consideremos, primero, el ejemplo del alto horno con negocios se queja en este caso de los tiempos malos, y solicita aran-
objeto de mostrarlo. E l comprador del mismo recibe bajo nues- celes protectores, ayuda estatal, etc., o se considera la víctima de
tros supuestos una cantidad suficiente para adquirir (durante la una mala suerte especial, o —con mayor razón— de nueva compe-
vida de dicha instalación) su amortización y el interés de su ca- tencia. Tales casos son muy frecuentes, y ratifican con fuerza
pital, que suponemos consume como ingreso. Ahora bien, si no se nuestra interpretación. Y , sin embargo, deben referirse al error
altera ninguna condición económica, cuando se agote el primero fundamental que conduce en la práctica a desengaños terribles y a
puede construir otro horno de la misma clase y con el mismo costo pasos en falso, y en la teoría a las explicaciones del interés que
1
que el antiguo.' "' Pero si esos costos son más elevados que origi- criticamos.
nariamente, el individuo en cuestión debe añadir alguna cantidad Se escucha con frecuencia la afirmación de que el negocio de
a su fondo de amortización con objeto de poder hacerles frente. alguna persona "rinde" —digamos— el 30 por ciento. Pero eso no
Y el horno no le rendirá en esc caso un rendimiento neto. Ahora es simplemente interés. En la mayor parte de los casos se llega a
bien, si el comprador del horno apreciara esc hecho con claridad, tal resultado sin considerar como gasto la actividad del empresario
no construiría la nueva instalación, empleando por el contrario la V, por lo tanto, sin incluir su remuneración en los costos. Y si
suma recuperada en otra parte. Si no lo apreciara, si se engañara esta no es la explicación no puede ser permanente el rendimiento.
por el interés, saldría perdiendo en la operación, a pesar de que el La experiencia de los negocios prueba del todo esta conclusión de
vendedor, por su parte, también haya sufrido pérdidas y de que nuestra interpretación. Pues ¿qué negocio "rinde i n t e r é s " en forma
el comprador haya pensado que realizaba una buena inversión de permanente? Es cierto que el hombre de negocios no advierte a
sus fondos. E l caso nos llena de perplejidad en el primer momen- veces el carácter temporal del rendimiento, y hace las hipótesis más
to. Pero no añadiré una palabra de explicación, pues el problema diversas sobre la desaparición del mismo. Y el comprador se ve a
debe ser claro para el lector que le conceda la atención debida. veces atraído por la esperanza de que se mantendrá el rendimiento;
Pales casos no son raros en la práctica, y son la consecuencia de todo lo más cree que la experiencia del propietario anterior debe
la costumbre de atribuir rendimientos netos permanentes a bienes tener algo que ver con su dimensión. Aplica entonces en forma
que no los dan. (dato que hay otros errores que pueden conducir automática la fórmula del interés, en lugar del m é t o d o correcto
también a los mismos desengaños. O bien pueden dejar de materia- del cálculo. Si emplea el primer procedimiento estrictamente, o
lizarse tales desengaños como consecuencia de circunstancias par- sea si "capitaliza" el rendimiento al tipo corriente de interés, ven-
ticularmente favorables. Pero creo que todo el mundo puede en- drá la quiebra. Los rendimientos de todo negocio cesan al cabo
contrar en su experiencia pruebas más que suficientes para abonar de algún tiempo; todo negocio cae en la insignificancia si perma-
lo que se ha dicho. nece incambiado.
El caso es similar si existen de veras los rendimientos netos, pero El negocio industrial individual no es origen permanente de
no son permanentes; si, por ejemplo, un negocio rinde algunas cuo- otra clase de ingresos que la renta y los salarios. E l individuo que
tas de ganancia de empresario, o ingresos temporales de monopolio, está más inclinado a olvidarlo en la práctica diaria, y a sufrir la
o cuasi-rentas. Si a pesar de ello nos referimos a tales cosas como experiencia desagradable indicada más arriba, es el accionista típi-
portadoras de interés, no existe peligro en ello mientras recordemos co. Podía haberse pensado en la posibilidad de plantear una obje-
el c a r á c t e r temporal de tales rendimientos. Pero en el momento en ción a nuestra teoría por el "hecho" de que un accionista puede
derivar un ingreso neto permanente sin cambiar periódicamente sus
M lector verá que la argumentación na se altera si asumimos que el
inversiones. Según nuestro punto de vista, es preciso que el capi-
comprador —que desea mantener en uso el horno— no lo deja perecer cons-
truyéndolo ile nuevo, sino que lo mantiene constantemente |*>r reparaciones. ialista preste primero su dinero a un empresario, v a otro al cabo
210 D E S E N V O L V I M I E N I O ECONÓ.NUOO

de algún tiempo, dado que el primero no puede abonar intereses , .nterés de uno y el mismo negocio, y cualquiera que crea lo
4

permanentemente.. Dado que hemos caracterizado a los accionistas contrario puede perder la fe en sus ideas por la intervención a su
como meros aporeadores de dinero, y dado que sacan un ingreso costo de los hechos. De aquí que no atestigüen contra nuestra in-
permanente de la misma empresa, la objeción parece muy fuerte. terpretación los dividendos de las acciones, sino todo lo contrario.
Pero precisamente el caso del accionista —y de todo acreedor qu e

se adscribe permanentemente a una empresa— muestra la concor- § 16. Queda aún por ver hasta qué punto es esta teoría un ias-
dancia entre la realidad y nuestra tco ía. Pues aquél "hecho" es más trumento eficiente de análisis del material estadístico, y de la in-
que dudoso. ¿Viven eternamente las compañías, y abonan eterna- vestigación de las cuestiones que surgen en' relación con el inte-
mente dividendos? Indudablemente que las hay, pero en líneas ge- rés. Parece acercar a la teoría pura los hechos del dinero, crédito
nerales solamente de dos grupos. En primer lugar hay ciertas ra- y banca, más que cualquier otra interpretación. E l autor espera
mas de la industria —por ejemplo, algunos ferrocarriles, que someter los resultados de su trabajo según estas directrices en un
disponen de un monopolio que si bien no es perpetuo, se halla libro que ha de publicarse en un futuro próximo, y en el cual se
asegurado por un largo plazo. Aquí el accionista sólo recibe un estudian problemas tales como la índole de la relación entre reser-
ingreso de monopolio. De otro lado hay empresas que por su na- vas en oro c interés, influencia del sistema monetario sobre el in-.
turaleza y programa realizan continuamente cosas nuevas, que de- teres, diferencias del tipo de interés en distintos países, y correla-
ben considerarse en realidad como fo ñas de empresas continua- ción entre tipos de cambio y de interés.
mente renovadas. Cambian aquí constantemente los fines, así como Nuestra a r g u m e n t a c i ó n debiera explicar también el movimien-
las personalidades dirigentes, de forma que,se halla en la naturaleza to en el tiempo del tipo de interés. De hechos de esa naturaleza "
de las cosas que aparezcan siempre gentes de habilidad especial en es de los que puede esperarse la c o m p r o b a c i ó n de la idea funda-
las posiciones de responsabilidad. Surgen de continuo nuevas ga- mental. Si el interés de la vida de negocios — l o que se denomina
nancias, y si el accionista pierde su rendimiento no se trata de un generalmente "interés productivo"— tiene sus raíces en la uanan-
hecho necesario, sino de una desgracia explicable p o r el caso in- cia del empresario, ambos fenómenos deben moverse paralelamen-
dividual. Pero si desdeñamos estas dos categorías o, lo que es lo te. Esto es de hecho cierto en las fluctuaciones de p e r í o d o corto.
mismo, si una compañía sólo explota un negocio definido sin una En períodos más largos encontramos también alguna relación entre
posición de monopolio, existe, como máximo, renta de agentes na- la persistencia de nuevas combinaciones y el interés, pero existen
turales como ingreso permanente, y nada más. A h o r a bien, la ex-., tanros elementos que han de tenerse en cuenta, y permanecen tan
pericncia confirma todo esto con gran fuerza, a pesar de que en
imperfectamente iguales "las demás cosas" en cuanto vamos más
la práctica la competencia no actúe rápidamente y que, en conse-
alia de —por ejemplo— una década, que se hace extremadamente
cuencia, las empresas permanezcan en posesión de excedentes por
difícil la c o m p r o b a c i ó n . Debe tenerse en cuenta en tal caso no
tiempo considerable. N i n g u n a compañía industrial de la clase men-
solamente la intensidad de aparición del gobierno en el mercado de
cionada gratifica a sus accionistas con una lluvia constante de oro;
préstamos, las migraciones de capitales, y los movimientos del ni-
por el contrario queda reducida pronto a una situación que tiene
vel general de los precios, sino que existen también cuestiones más
toda clase de parecidos con el agotamiento de un manantial. De
delicadas que no pueden abordarse aquí.
ahí que se esconda con frecuencia en los dividendos el reembolso
N o existe nada en nuestra teoría que apoye el viejo punto de
del capital, a pesar de que se tenga esc exquisito cuidado en la
vista —que ha adquirido para muchas personas el valor de un dog-
amortización de las máquinas, etc., en la contabilidad de la empre-
ma a partir de los economistas c l á s i c o s — de que el interés ha de
sa. Generalmente se amortiza de hecho — y con r a z ó n — mucho
mostrar por fuerza una tendencia secular a la baja. Puede mostrar-
más de la verdadera depreciación, y muchas empresas tratan de
amortizar con la mayor velocidad posible la totalidad de su capital. se, sin embargo, que la impresión afirmativa, tan fuerte, que pare-
Pues a todas les llega el momento en el cual el negocio como tal cen presentar los hechos, se debe en gran parte al elemento de
carece de valor, estableciéndose sus rendimientos en el nivel de los riesgo, que explica los datos medievales; y que el tipo real de i n -
costos. De manera que no existe un ingreso permanente que venga terés no muestra ninguna tendencia secular, verificando, más que
desaprobando, su historia la interpretación que hemos dado aquí.
D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO

Estas observaciones deben basair. Creo que el lector cncontn


ra en mi argumentación, por i.nprecisa que se halle y por much¡ CAPÍTULO VI
modificaciones que requiera, algunos elementos para la comprcí
sión de aquella parte de los fenómenos económicos que ha prcsci E L C I C L O ECONÓMICO
tado mayores dificultades hasta el presente. Sólo tengo una COÍ
I 1 que añadir: he tratado de explicar el f e n ó m e n o del interés, pere
en forma alguna de justificarlo. Pues no es, lo mismo cjuc la g l OBSRRVACIONES PRELIMINAR! i
nancia, un fruto directo del desenvolvimiento, en el sentido de ui
L A SIGUIENTE TEORÍA de las crisis, y más correctamente, de Jas fluc-
premio por sus logros. Por el contrario, es más bien un fren
tuaciones económicas recurrentes, tiene menos derecho a ser conside-
—necesario en una economía de cambio— al desenvolvimiento
rada una representación satisfactoria de su objeto de conocimiento
una especie de "impuesto sobre la ganancia del empresario". Qei
que las y a expuestas sobre la función del empresario, c r é d i t o , ca-
tamente que no es eso suficiente para condenarlo, aun en el casi
pital, mercado del dinero, ganancia c interés. U n a teoría satisfac-
de que se incluyan, entre las tarcas de nuestra ciencia, la conde
toria requeriría hoy más que nunca un tratamiento comprensivo
nación o a p r o b a c i ó n de las cosas. C i n t r a el veredicto condenato
del material inmensamente aumentado; la elaboración de las nume-
rio podemos afirmar la importanc'a de este "faro del sistema ecc
rosas teorías individuales basadas sobre índices diferentes de las
n ó m i c o " , concluyendo que el interés retira solamente del empresaric
lo que de otro modo habría ido a parar a sus manos, pero sin qui condiciones económicas, y su relación recfpro i. E l trabajo en
tar esos montantes a otras clases, lucra del caso del c r é d i t o al co esa dirección es un ensayo; aún permanece incumplida m i p r o -
1

sumo, o del c r é d i t o "productivo-consuntivo". Pero este hecho, u mesa de tratamiento exhaustivo, y deberá seguir así por algún
do a la consideración de que el interés no es un elemento necesari tiempo, debido al lugar que ocupa en mi programa efe trabajo.
de todas las organizaciones económicas, traerá siempre por resultad Sin embargo, someto de nuevo este capítulo sin más alteraciones
que el c r í t i c o de las condiciones sociales encuentre más cosas qu que en la exposición, no solamente porque ocupa ahora su lugar
objetar en el interés que en otra cosa cualquiera. Por eso es im en la investigación sobre las crisis, sino porque lo creo aún verdade-
portante afirmar que el interés es solamente la consecuencia de u ro; no sólo por considerar que contiene la aportación de este libro
m é t o d o especial de llevar nuevas combinaciones a la práctica, a la materia, sino también porque esta aportación da la esencia del
que esc m é t o d o puede ser modificado con mavor facilidad qu tema. De ahí (pie esté dispuesto a aceptar críticas sobre la base
cualquier otra institución fundamental del sistema de la competencia. de este c a p í t u l o .
E l estudio de las objeciones que han llegado a mi conocimiento
me ha confirmado en mi convicción. Mencionaré solamente dos.

1
He publicado desde entonces sobre la materia (aparte del artículo en la
Zcittebrift für VolksvArt., Suzijlfwl una Vtru.), el artículo "Dic Wcllen-
bcwcgung des Wirrschaftslcbcns" en el Arcl'h fúr Sodaliíis.'cnschaft und
Sozjjlpclitik (1914). Hasta hoy. cuando se habla de mi teoría de las crisis se
cita fundamentalmente esc articulo. También fue expuesta en 1914 en una
Conferencia en la Universidad de Harvard, en la cual se llegó un paso más
adelante de la exposición de este capitulo, en lo respectivo a la formulación
y a la fundamentación, sin establecer, sin embargo, ningún cambio esencial.
I'.xisrc también un articulo "Kredítltonirolle"''(¡bidet», 1925) que se octmaba
principalmente de otras cosas, v "Onde en nicuwe BankpoMtÍK en los Eco-
ntrnÚteb-Statísticben Bencbten (1925), que no hace tampoco otra cosa que
ro/ar la cuestión ftindament.il. He desarrollado al detalle todo esto en una
conferencia en la Escuela Superior de Comercio de Rotterdam, en 1925. Fl«
nalmente, puedo aconsejar el artículo publicado en Economic* (192 H ), para
una explicación abreviada de este problema.
2H
214 DESENVOLVIMIENTO ECONÓMICO El. a C L O : E C p N Ó M l Ó ^ ^ ^ K t % ' . ' 215

Existe en primer lugar la crítica según , cual mi teoría no es más sigue por Emil Lcdcrer.* Se dice que mi trat miento "no es sa-
que una "psicología de las crisis". Esta objeción se ha hecho en fo . r
tisfactorio porque no trata de explicar el parqué de la aparición
ma tan cortés por una autoridad competentísima, muy estimada periódica del empresario, en bandadas como si dijéramos; cuáles.. v
por mí, que me veo obligado a formular en forma más aguda su son las condiciones bajo las cuales aparecen; si aparecerán siempre
verdadero contenido, con objeto de que el lector comprenda lo y por qué, cuando las condiciones sean favorables". Ahora bien,
uc efectivamente significa. "Psicología de las crisis", significa, sin puede afirmarse que he explicado en forma inconclusa la aparición
ud i , algo completamente definido, y es distinto de "psicología del en bandadas de los empresarios, que con sus fenómenos subsiguien-
valor", pongamos por ejemplo; significa insistir sobre esas aberra- tes, constituye la única causa de los períodos de auge. Pero afirmar
ciones t r á g i c o - c ó m i c a s del espantado mundo de los negocios qú<p que no he tratado siquiera de explicarlo (siendo así que toda mi
encontramos, especialmente en el pasado, en todas las crisis. Gnno argumentación se dirigía a dicha finalidad), me parece totalmente
teoría de las crisis, supondría, en consecuencia, la fundamentación insostenible. / E n el segundo capítulo se mostraron las condiciones*
de una explicación científica sobre fenómenos obviamente acomV bajo las cuales aparecen los empresarios —desdeñando las condi-
pañantcs y consecuentes ( p á n i c o , pesimismo, etc.), o bien —-cosa' ciones generales económicas y sociales de la economía de libre com-
que sería un grado m e j o r - sobre las tendencias de expansión exis- petencia—, y pueden ser rcformuladas brevemente como la existen-
tentes anteriormente, como fiebre de fundaciones de negocios, etc. cia de nuevas posibilidades más ventajosas desde el punto de vista
T a l t; ría es estéril; ral explicación no explica nada. Pero esa no es económico-privado, condición que debe cumplirse siempre; la acce-
mi posición. N o solamente trato siempre de manifestaciones exter- sibilidad limitada de dichas posibilidades a causa de las calificaciones
nas de la conducta, de forma que no p o d r á encontrarse psicología personales y circunstancias externas necesarias,' y una situación
sino en el sentido en que podría encontrarse en cualquier argumen- económica que admita un cálculo aproximado. E l motivo de la
tación, aun la más objetiva, sobre hechos e c o n ó m i c o s , sino que ex- aparición del empresario bajo estas condiciones no es más proble-
plico el f e n ó m e n o tic las fluctuaciones económicas —sucedan o no mático (si nos adherimos a los supuestos implicados en nuestro
sucedan ahora— solamente por una cadena objetiva de causación que concepto de empresario) que el hecho de que cualquiera se apro-
corre a u t o m á t i c a m e n t e su camino; es decir, por el efecto de la apari- pie de una ganancia cuando la tenga ante sus ojos.
ción de nuevas empresas sobre las condiciones de las existentes ante- Quisiera enfrentar ahora mi teoría con una tic las aportaciones"^
riormente, cadena de causación que se sigue de los hechos explica- más completas en este campo —la de S p i c t h o f f — sin á n i m o de
dos en el c a p í t u l o segundo. crítica, sino simplemente con objeto tic destacar mis ideas en forma
T a m b i é n está la objeción formulada por Locwe: mi teoría no ex- más clara, pues no admite comparación en punto a comprensividad
plica la periodicidad de las crisis.'-' N o comprendo eso. Pueden en- y perfección. A m b o s sostenemos el punto de vista —tomado de
tenderse dos cosas por periodicidad. Primero, el mero hecho de que Juglar—, que la cosa importante que hay que explicar es la fluc-
cada auge va seguido por una depresión, v una d e p r e s i ó n por un tuación en forma de ola de los negocios, más que la propia crisis.
auge. Y mi teoría sí explica esto. O , en segundo lugar, puede en- Estamos de acuerdo con la c o n c e p c i ó n —establecida por mí en
tenderse por periodicidad la longitud real del ciclo. Pero eso no este capítulo y también en el segundo— de que las situaciones al-
puede explicarse n u m é r i c a m e n t e por ninguna teoría, pues depende ternativas de expansión y contracción (Wechsetlagen) son las for-
indudablemente de los datos concretos de cada caso individual. Sin
3
embargo, mi teoría general da una respuesta: el auge finaliza.y Véase su interesante trabajo "Konjunktur muí Kriscn", en el Gnrndriss
der Sotulókonomik, vol. ív, pane 1*. p. 36K.
la depresión comienza ..después del periodo de tiempo que debe
* La nueva formulación en el capitulo ti tiene también en cuenta la ob-
mediar antes de la aparición en el mercado de los productos de las jeción de Locwe, Que éste manifiesta con la denominación de hombre de
nuevas empresas. Y un nuevo auge sucede a la depresión cuando se negocios "semiestitico".
haya terminado el proceso de reabsorción de las innovaciones. n
Véase su exposición más reciente, v sobre todo el articulo "Knsc , en
Pero L o c w e quiere decir otra cosa, que ha sitio formulada como el Htndvorterbtub der Suuttvitmtcbtfttn, pero también la exposición en el
Hmnburgtr Whtscbtfttdtenst (1926), cuaderno 1"; también su conferencia
"Modcmc Konjunkturforschunp", ante los Amigos y Patronos de la Uni-
- En la b'estscbriU en honor de Brcntano, n, i 51. versidad de Bonn.
L CICLO EÓONíVMK

nías que adopta el desenvolvimiento económico en la era del ¿a- empresas no surgen de 1 ....iguas, sino aparecen a su lado y. las
. pitajismo. De aquí que coincidamos también en la opinión de q n e
eliminan en la competencia—, es de tal naturaleza que cambia to-
el capitalismo completamente desenvuelto debe datarse a partir de la das las condiciones, y hace necesario un p r o c e s ó de adaptación.
presentación indiscutible de tales situaciones alternativas (según Esta diferencia de opiniones se reduciría aun más con una discu-
Spiethoff a partir de 1821 en Inglaterra, y en Alemania desde la sión más detallada.
cuarta década del mismo siglo). También estamos de acuerde en Era de todo punto imposible mantener la brevedad de mi anti-
que el dato más representativo de la situación general de los riel gua exposición, y mantener al mismo tiempo su invulnerabilidad.
gocios, es el consterno de hierro; es decir, que reconozco la co- Y, sin embargo, la he acortado más aún, con objeto de destacar
rrección del índice que Spiethoff descubrió y elaboró —por mi en forma más clara sus ideas fundamentales. Por la misma razón
parte no puedo alegar esfuerzos en esa dirección—, desde el punto numeraré las etapas de mi argumentación.
de vista teórico. También estamos de acuerdo en que el nexo cau-
sal comienza con los medios de producción que se compran con § 1. Nuestro problema es éste: ¿procede el desenvolvimiento, que
capital, y que el auge se materializa primeramente con la produc- hemos descrito, en forma continua c ininterrumpida? ¿es similar
ción de instalaciones industriales (fabricas, minas, barcos, ferro- al crecimiento orgánico gradual de un árbol? La experiencia res-
carriles, etc.). Por último, también estamos de acuerdo en que la ponde a estas preguntas en forma negativa. I Es un necho que cl_
expansión surge debido a la "mayor inversión de capital" en nuev.. s sistema e c o n ó m i c o no se mueve sin tropiezos y en forma continua.
negocios (como dice Spiethoff), extendiéndose después el impulso Ocurren retrocesos, movimientos contrarios c incidentes de todas
a los mercados de materias primas, de trabajo, equipo, etc. Tam- clases que obstruyen el camino del. desenvolvimiento; existen rup-
bién entendemos lo mismo por capital, en el sentido que aquí inte- turas en el sistema económico de valor, que lo interrumpen. ¿Por
resa, con la excepción de que la creación de poder adquisitivo juega q u é motivo? Encontramos aquí un nuevo problema.
un papel fundamental en mi argumentación (cosa que no ocurre en Si rales desviaciones del sistema económico respecto de una lí-
la doctrina de aquel economista). Hasta ahora podría limitarme a nea normal de desenvolvimiento fueran raras, apenas constituirían
añadir una sola cosa: que las inversiones de capital aparecen en un problema que exigiera la atención del teórico. En una economía
masse en intervalos dados, no distribuyéndose en forma regular en el sin desenvolvimiento el individuo puede enfrentarse con desgracias
tiempo. Este es, sin duda, un hecho fundamental, y ofrezco una que pueden ser extraordinariamente serias para él sin que la teoría
explicación de el que no da Spiethoff, cuya c o n c e p c i ó n del ciclo tenga ninguna necesidad de estudiarlas. Tampoco requerirían una
estándar acepto (Musterkreislaiif). investigación general los fenómenos que pudieran destruir el des-
Las diferencias entre ambos se reducen a la circunstancia que envolvimiento económico de u n país, en caso de que fueran raros
corta el auge, y provoca la depresión. Esta circunstancia es para v concebibles como sucesos individuales. Pero los movimientos de
Spiethoff la sobreproducción de bienes de capital en relación con retroceso y otros de que hemos hablado aquí son frecuentes; tan
el capital existente, de un lado, y respecto a la demanda efectiva, frecuentes que parecen manifestar algo así como una periodici-
por otro. También podría aceptar este hecho como una descrip- dad fatal. Y por ello es imposible hacer abstracciones, desde un
uno de vista práctico —ya que no lógico—, de esta clase de fc-
ción del hecho real. Pero mientras que la teoría de Spiethoff se
detiene en esc elemento y trata de hacernos comprender las cir-; nomenos.
cunstancias que inducen a los productores de equipo industrial, de A d e m á s , si después de haberse resuelto una interrupción, se re-
materiales de construcción, etc., a producir periódicamente más anudara el primitivo desenvolvimiento en el punto alcanzado antes
de lo que puedan absorber sus mercados en dicho momento, mi de interrumpirse, tampoco sería muv grave, en principio, la signi-
teoría trata de explicar la situación de los negocios en la forma ficación de la interrupción. Podríamos afirmar haber tenido en
que aparece en este c a p í t u l o , que puede restituirse en la siguiente cuenta todos los hechos fundamentales del desenvolvimiento aun
forma: el efecto de la aparición de nuevas empresas en masse, sobre si rio p u d i é r a m o s explicar estos incidentes perturbadores, o si hu-
las antiguas y sobre la situación e c o n ó m i c a establecida —teniendo biéramos hecho abstracción de ellos. Y , sin embargo, no es este el
en cuenta lo establecido en el segundo capítulo, que las nuevas, caso. Los movimientos en sentido contrario no obstaculizan solo
) E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO

el desenvolvimiento, sino que le ponen término. Se aniquilan gran En segundo lugar, las crisis pueden o no ser susceptibles de una
cantidad de valores; se cambian las condiciones fundaméntale:! y los explicación puramente económica, bien sean fenómenos homogé-
supuestos previos de los planes de los dirigentes del sistema econó- neos o heterogéneos. Indudablemente es innegable que las crisis
mico. El sistema económico precisa reagruparsc antes de marchar pertenecen esencialmente a la esfera económica. Pero no es cierto
de nuevo; el sistema de valor necesita de una reorganización. Y el en forma alguna que correspondan a la naturaleza del sistema eco-
desenvolvimiento que comienza ahora es nuevo, y no simple con- nómico, o a una clase de sistema, en el sentido de que habrían de
tinuación del anterior. Sin duda, la experiencia nos muestra que resultar necesariamente del funcionamiento de los factores econó-
también ha de moverse más o menos en la misma dirección que el micos abandonados a su libre juegoj Por el contrario, sería perfcq-_
anterior, pero se ha interrumpido la continuidad del "plan". El 6 tamente posible que existieran las verdaderas causas de las crisis
nuevo desenvolvimiento arranca de condiciones diferentes y es en fuera de la esfera puramente económica; esto es: que fueran con-
parte obra de hombres nuevos; muchas esperanzas y valores anti- secuencias de perturbaciones que actuaran sobre la misma desde el
guos se entierran para siempre, surgiendo otros nuevos. Empírica- exterior. La frecuencia y la pretendida regularidad de las crisis no'
mente puede ocurrir que las líneas fundamentales de estos desen- serían por sí solas un argumento concluycntc, pues podría conce-
volvimientos parciales, que se dan entre dos retrocesos, coincidan birse sin dificultad que ocurrieran tales perturbaciones con fre-
con los rasgos generales de todo el desenvolvimiento, pero de de. cuencia en la vida práctica. Una crisis sería en tal caso simplemente
el punto de vista teórico no podemos considerar meramente los el proceso por el cual la vida económica se adapta a las nuevas
contornos del total. Los empresarios no pueden saltar la fase de condiciones.
retroceso, llevando intactos sus planes a la fase siguiente del des- En relación con el primer punto podemos afirmar de antemano
envolvimiento, y tampoco puede hacerlo la explicación científica lo siguiente. Si hablamos de crisis cuando se tropieza con grandes
_sin perder contacto absoluto con los hechos. perturbaciones, entonces no existe otro atributo c o m ú n que el pro-
Debemos investigar ahora esta clase de fenómenos, que contras- pio hecho de la perturbación. Por el momento es conveniente
ta agudamente y se sitúa en cierta oposición aparente frente a otros concebir las crisis en este sentido amplio. Los procesos económicos
fenómenos del desenvolvimiento. E n los comienzos existen las si- pueden dividirse entonces en tres clases diferentes: los del proceso
guientes posibilidades. E n primer lugar las crisis pueden ser o no de la corriente circular, los del desenvolvimiento, y los que impiden
I
ser un fenómeno uniforme. Las rupturas peculiares del desenvol- el curso regular de este último. Y este arreglo no está tan alejado
vimiento que conocemos por la experiencia y llamamos crisis, apa- de la realidad. Podemos mantener separadamente los tres en la vida
0

7! recen siempre a la mente ingenua como formas de uno y de un real. Y solamente un análisis más detallado podría decirnos si uno
de ellos cae sobre el dominio de uno de los dos restantes.
solo fenómeno. Sin embargo, es evidente que esa uniformidad de
las crisis no va muy lejos. Por el contrario, existe fundamental- La ausencia de un atributo general en las perturbaciones está

I !
mente sólo en una similitud de los efectos sobre el sistema econó- probado por la historia de las crisis. Aquellas se han producido en
mico y sobre los individuos, y en el hecho de que ciertos aconteci- cualquier lugar concebible del cuerpo e c o n ó m i c o , y mas aún en mo-
mientos tienen el hábito de presentarse en la mayor parte de las dos diferentes, y en lugares distintos. Aparecen a veces del lado
crisis. Pero tales efectos y tales acontecimientos aparecerán con de la oferta, y otras del de la demanda: en el primer caso a veces
las perturbaciones más variadas, lo mismo externas que internas, de en la producción técnica, y a veces en el mercado o en las rela-
la vida económica, y no son suficientes para demostrar que las crisis ciones de crédito; en el segundo caso, a veces por cambios en la
son siempre el mismo fenómeno. De hecho, pueden diferenciarse dirección de la demanda (por ejemplo, cambios en la moda) y a
varias causas y clases de crisis. Y nada nos justifica en asumir dé": veces por alteraciones en el poder de compra a disposición de los
antemano que las crisis tienen en común algo más que el elemento consumidores. En la mayoría de los casos los diversos grupos in-
dustriales no sufren en la misma forma, sino que primero uno pa-
del cual arrancamos., a saber, que son todas acontecimientos que
dece más, y después otro. Otras veces se caracteriza la crisis por
obligan a interrumpir el desenvolvimiento económico anterior.
una ruptura del sistema crediticio que afecta especialmente a los
0
capitalistas, mientras que otras veces son los obreros o los terrate-
Siempre naturalmente menos, a medida que progrese la mistificación.
220 DESENVOLVIMíEhrrO ECONÓMICO

nicntcs quienes sufren la mayor parte de las consecuencias. Los el caso es concebible. Supongamos que una nación insular que
empresarios pueden sentirse también envueltos en las formas más dispone de un tráfico activo con otros países, y cuyo sistema ' é o p !
diversas. nómlco se halla en pleno desenvolvimiento, en nuestro sentido,
A primera vista lo más prometedor parece un intento de buscar queda aislada del mundo exterior por una flota de guerra. Se obstru-
el elemento c o m ú n de las crisis en la forma de su aparición. Y es yen por igual las importaciones y las exportaciones, destrozándose
ese elemento, en realidad, el que ha conducido a la convicción po- el sistema de valores y precios, no pueden cumplirse las obliga-
pular y científica de que todas representan uno y el mismo fenó- ciones, rompiéndose la, cadena del ancla del crédito; todo eso es
meno. Pero es fácil apreciar que estas características externas que concebible, ha ocurrido v representa sin duda una crisis. Y esa
pueden ser tomadas superficialmente no son comunes a la perturba- crisis no es capaz de ser explicada en forma puramente económica,
ción del desenvolvimiento. Por ejemplo, es muy obvio el elemen- pues su causa —la guerra— es un elemento extraño al sistema eco-
to del pánico. Fue un factor importantísimo de las crisis anteriores.. nómico. La crisis surgió, y se explica al mismo tiempo, por la
Pero también hay pánicos sin crisis, así como también hay crisis' actuación de este cuerpo extraño a la esfera económica. Y tales
sin que el p á n i c o haya hecho anteriormente su aparición. En todo 8
factores extraños explican con gran frecuencia las crisis. Un ejem-
caso no existe una relación entre la intensidad del pánico y la de la* plo importante es una mala cosecha, que puede producir crisis y,
crisis. Y , finalmente, será más justo afirmar que los pánicos son como sabemos, ha llegado incluso a constituir la base de una teoría
más bien las consecuencias del c aludo de la crisis que su causa general de ellas.
directa. Y rodos estos argumentos pueden aplicarse a frases hechas Pero aun las circunstancias que no actúan desde el exterior sobre
7
del g é n e r o de "fiebre especulativa", " s o b r e p r o d u c c i ó n " , etc. Una el sistema económico en forma tan manifiesta como las guerras, o
vez comenzada la crisis y cambiada ya la situación económica en las condiciones meteorológicas, pueden ser apreciadas desde el pun-
su conjunto, puede aparecer sin sentido gran parte de la especula- to tic vista de la teoría pura, como efectos de causas exteriores de
ción y demasiado grande cualquier cantidad producida de bienes, p e r t u r b a c i ó n y, por tanto, en principio, como accidentales. Pode-
a pesar de haber sido ambas apropiadas al estado de los negocios an- mos afirmar, como ejemplo, que la abolición repentina de aranceles
teriores al estallido de la crisis. D e l misino modo, la destrucción de protectores puede provocar una crisis. Y ral medida comercial es
empresas individuales, la carencia de relación precisa entre las d i - indudablemente un suceso económico. Pero no podemos afirmar
versas ramas de la p r o d u c c i ó n , la incongruencia entre la produc-V nada seguro sobre su aparición sino simplemente contentarnos con
ción y el consumo, y otros elementos de la misma índole pueden la investigación de sus efectos. Desde el punto de vista de las leyes
llamarse más bien elementos que efectos de la crisis. Que no existe de la vida económica, se trata de una influencia extrínseca. Es de-
un criterio satisfactorio de las crisis en esc sentido se prueba por el cir, que hay crisis que no son simplemente fenómenos económicos,
hecho de que si bien en la literatura descriptiva de la materia siem- en nuestro sentido. Y como no lo son, no podremos afirmar nada
pre se encuentran tina serie de crisis, sin embargo, éstas no coinci- general desde el punto de vista e c o n ó m i c o sobre sus causas. Según
den más que en la simple enumeración. nuestro punto de vista, deben ser consideradas como accidentes des-
Llegamos ahora a la otra cuestión, de que si las crisis son fenó-; graciados.
menos puramente económicos, es decir, si pueden comprenderse Se plantea ahora la cuestión: ¿existen crisis puramente e c o n ó -
ellas mismas, así como todas sus causas y efectos, por factores ex- micas en nuestro sentido, crisis que podrían manifestarse sin los
plicativos que resulten del estudio del sistema e c o n ó m i c o . Es claro impulsos exteriores de que acabamos de dar ejemplos? I)c hecho
que esto no es siempre necesario. Pues p o d r í a admitirse sin discújj es concebible y se ha defendido el punto de vista de que las crisis
sión que el comienzo de una guerra puede causar pcirurbacionejl son siempre efectos de circunstancias externas. O p i n i ó n que es ¡n-
de tal índole que hagan preciso hablar de una crisis. Sccuramcntc nó^"
puede decirse que eso sea la regla, pues las grandes guerras del s i j | 8
No sólo pertenecen I este gni|K) de hechos los fenómenos similares a
glti \ i \ no condujeron en M I mayor parte a crisis inmediatas. PeróW las crisis al comienza de la primen (¡tierra Mundial, sino también las crisis
de la posguerra en todos los • ¡íses, cuya naturaleza no se define en forma
• No queremos referimos con ello a las teorías mis detalladas de la S«H exhaustiva con la denominación de "crisis- de estabilización", ni "crisis de
brcproduccion, sino a la referencia popular a este elemento.
deflación", según sea el caso.
222 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO L QCLO ECONÓMICO,

dudablemente muy aceptable. Si fuera correcta no podría existir decir otra cosa sobre las crisis que la afirmación de ser provocabas
una teoría económica verdadera de,las crisis, y deberíamos limi, por accidentes internos y externos, en caso de que mai .nal;
tamos a establecer esos hechos o, a lo más, a intentar clasificar esas algo que sea suficientemente importante. La historia no nos daría
causas externas de los ciclos. ejemplos contrarios a esa teoría. Pues en todos los casos históricos
Antes de responder a la cuestión planteada, debemos eliminar hay tantos "accidentes" que pueden ser hechos responsables de las
una clase especial de crisis. Si la industria de un país se financia crisis sin que ello suponga ninguna conclusión disparatada, que la
por otro, e inunda a este último una ola de prosperidad que ofrece necesidad de cncontra • causas mis generales y fundamentales, es
al capital empleos más beneficiosos que los encontrados hasta ahora menos obvia de lo que parecen suponer muchos. Puede señalarse
en el primero, se manifestará una tendencia a retirar el capital de de pasada que (cualquiera que sea el sentido en que decidamos la
sus inversiones anteriores. Si ocurre eso rápida c inconsiderada- cuestión) es más importante el marco individual de la mayoría de
mente, puede resultar una crisis en el primero de los países. Este las grandes crisis de la historia para la explicación de los hechos
ejemplo puede mostrar que causas puramente económicas produ-" reales observados en cada caso, que cualquier cosa comprendida
cidas en un área, pueden ser origen ele crisis en otra. E l fenómeno en una teoría general —suponiendo que ésta sea posible de elabo-
es frecuente y generalmente reconocido. Y eso puede ocurrir no rar— que no puede resultar más que en una contribución al diag-
solamente entre dos países diferentes, sino también entre dos zonas nóstico o al fundamento de la política que remedie la situación. Si
distintas del mismo país, c incluso entre ramas industriales distintas los hombres de negocios tratan de explicar casi siempre cualquier
en una región económica. Cuando se presenta una crisis en un crisis por referencia a 1 . circunstancias especiales del caso de que
lugar, se extiende por lo general a otros. E l problema es ahora: se trate, no puede decirse que anden del todo descaminados. Como
¿son tales fenómenos de carácter puramente económico, de la clase tampoco carece de fundamento el antagonismo del "empírico" fren-*
de los que pretendemos encontrar? La respuesta debe ser negativa. te a cualquier intento de construir una teoría general; si bien no
Las condiciones económicas de otros países son datos para cualquier es antagonismo lo que se precisa en este caso especial, sino distin-
sistema ce onómico y solamente pueden jugar el papel de elementos ción clara entre dos tarcas totalmente diferentes.
no-económicos al explicar los fenómenos que ocurren dentro de El descubrimiento decisivo que resolvió la cuestión y desplazó
el. Son accidentes para el sistema económico bajo consideración, al mismo tiempo nuestro problema a una base un tanto diferente,
y tratar de determinar una ley general para dichas crisis sería per- consistió en establecer el hecho de que existe, al menos, una clase
der nuestro tiempo en vano. de crisis que forma elementos o al menos incidentes normales, si
Finalmente, después de descartar todas las causas exógenas de no es que necesarios de un movimiento ondulatorio de prosperi-
las crisis, encontramos otras aún que son puramente de carácter dades y depresiones que han prevalecido en la vida económica desde
económico, en el sentido de que surgen dentro del sistema econó- que se' inició la era capitalista.' Este fenómeno surge, pues, de la
mico, sin presentar, sin embargo, un problema teórico nuevo. Toda masa de hechos multiformes y heterogéneos que pueden ser cul-
nueva combinación —para continuar usando nuestra antigua expre- pados de retrocesos y catástrofes de todas clases. Esas grandes
sión— está expuesta al peligro evidente de fracaso. Los casos en peripecias de la vida económica es lo que debemos explicar sobre
todo. T a n pronto como captemos esc problema, estamos —para
que ramas enteras de la industria cometen errores fatales serán ra-,
los propósitos del análisis teórico— no sólo justificados sino obli-
ros, pero pueden, sin embargo, suceder, y si la industria en cuestión
gados a imponer la ausencia de las demás perturbaciones (internas
es suficientemente importante, se producirán como consecuencia la
v externas) a que está expuesta la vida industrial, con objeto de
mayor parte de los síntomas de las crisis. Pero de otro lado, estos,,
: aislar la única cuestión interesante desde el punto de vista de la
acontecimientos son perturbaciones que deben explicarse individual-
teoría. Pero al hacerlo no debemos, sin embargo, olvidar que lo que
mente en cada caso, y no inherentes al proceso económico en el
descartamos no es por eso de menor importancia, y que nues-
sentido de ser el resultado de un elemento o factor esencial a él.
tra teoría —si se mantiene dentro de los límites estrechos de nuestra
Si consideramos la lista de las posibles causas de perturbaciones,
puede llegar a ser dudoso si quedará aún algo por revistar, si ha- » Este descubrimiento y la percepción total de sus consecuencias se debe
cemos abstracción de todas las causas nombradas, y si se puede; a Clcmcnt Juglar.
{ « p f e N V O L V I R H E N T O ECONÓMICO E L CICLO ECONÓMICO 22J

cucstión-T i . pudra medirse con todos los intentos analíticos de que considera como la causa, especialmente para todas las teorías
mayores alcances, rjuc traten de proporcionar un aparato para l a de la dcsproporcionalidad; el fenómeno no se hace nunca inteligi-
total comprensión del curso real dó las cosas. ble si no se explica por qué motivo no" puede actuar la causa
La cuestión puede formularse ahora como sigue: ¿por que no?* —cualquiera que sea— en tal forma que permita la absorción con-
procede el desenvolvimiento económico, en nuestro sentido, con tinua y normal de las consecuencias. 10

la misma regularidad con que crecen los árboles, sino a saltos? Pero habría buenos y malos tiempos, aun en esc caso. E l oro,
¿Por qué presenta esas alzas y bajas características? o cualquier otra forma de la inflación, apresurarla el crecimiento
económico, y la deflación lo obstruiría; ejercerían aún su influen-
§ • 2. La respuesta no puede ser suficientemente corta y precisa:'*, cia los hechos políticos y sociales, así como la legislación econó-
:
exclusivamente por no distribuirse igualmente en el tiempo las nue-' mica. U n acontecimiento como la guerra mundial, con el reajuste
vas combinaciones, como podría suponerse por los principios ge- obligado del sistema económico a las necesidades de la contienda,
nerales de la probabilidad —en forma tal que pudieran escogerse la necesaria liquidación al terminar la misma, y la consiguiente per-
intervalos de tiempo dentro de los cuales se llevará a la práctica turbación de todas las relaciones económicas, sus devastaciones y
una nueva combinación— sino que, en caso de aparecer, lo hacen en'- conmociones sociales, su destrucción de mercados, su alteración cíe
fontra discontinua, en grupos o bandadas. los datos, etc., debiera haber mostrado a los hombres lo que son las
Esta respuesta debe a) interpretarse, explicándose más tarde crisis y depresiones, en caso que aún no lo hubieran sabido. Pero
b) la presentación en grupos, después de lo cual se analizarán c) las no existiría la clase de prosperidad y depresión que se halla some-
consecuencias de esc hecho y el curso del nexo causal implicado tida aquí a nuestra consideración. Tales hechos no serían regulares
(en el § 3 de este capítulo). E l tercer punto contiene un nuevo o necesarios, en c! sentido de que procedieran del funcionamiento
problema sin cuya solución sería incompleta la teoría. A pesar de del propio sistema económico, sino que deberían ser explicados
que aceptemos la afirmación de Juglar, de que "la única causa por causas externas especiales, como se ha recalcado va suficien-
de la depresión es la prosperidad" —lo que significa que la de*£f« temente. Una circunstancia favorable que debe recordarse y que
presión no es otra cosa que la reacción del sistema económico fren;*? siempre facilita y explica en parte el auge, es la situación de los
te al auge, o adaptación del sistema a la situación a que le lleve el negocios que resulta del período de depresión. G>mo es sabido,
auge, de forma que su explicación está enraizada también en la pro- existen, por lo general, masas de obreros sin ocupación, grandes
pia explicación del auge, sin embargo, la forma en que el auge con- existencias acumuladas de materias primas, máquinas, edificios,
duce a la depresión es ya una cosa en sí, .como podrá ver en etc., ofrecidos a precios inferiores al costo de producción, y por
seguida el lector en las diferencias que sobre este punto establezco lo general domina el mercado un iipo reducido de interés. Sin
con Spiethoff. Se verá también de inmediato que esa cuestión se duda, esos hechos juegan un papel en todas las investigaciones pri-
responde —sin dificultad y sin avuda de nuevos hechos o instru- mitivas sobre la materia, como las de Spiethoff y Mitchcll. Pero
mentos teóricos— por nuestra argumentación. debe ser claro que no podremos explicar el fenómeno por sus con-
a) Si las nuevas empresas aparecieran en forma independiente secuencias, si queremos evitar la explicación de la depresión por
una de otra, no habría auge ni depresión como fenómenos especia- el auge, y éste a su vez por aquélla. Por lo tanto, desdeñaremos
les, distinguibles, extraños y de recurrencia regular. Pues su apá-;| aquí completamente esas consecuencias, por tratarse solamente del
rición sería, en general, continua; se hallarían distribuidas en forma principio del fenómeno —v no de una exposición exhaustiva de las
11

pareja en el tiempo, y los cambios que fueran afectados por ellas % circunstancias (como las malas cosechas, rumores de guerra, etc.)
en la corriente circular serían cada uno relativamente pequeños," que operan concretamente en el auge o la crisis.
siendo, por tanto, los disturbios de carácter puramente local y fá-
cilmente solucionabas para el sistema económico en su conjunto. 1 0
Con lo cual tjuiero decir que esta parte de nuestra argumentación debe
N o se producirían perturbaciones en la corriente circular y, p0jrj| aceptarse como válida por todas las teorías de las crisis. Pues ninguna explica
lo tanto, ninguna perturbación de crecimiento. Debe notarse que precisamente esta circunstancia, a pesar de que no pueda hacérseles obje-
eso es cierto para cualquier teoría de las crisis, para esc elemento ciones por otros motivos.
1 1
Las buenas cosechas facilitan y alargan la expansión, o alivian y acortan
226 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO EL Q C L O ECONÓMICO

Tres circunstancias aumentan el efecto de la aparición por ra- puede seguirse la pista estos,últimos hasta los primeros, y que
chas de nuevas empresas, sin que sean, sin embargo, causas reales todo lo observado en ei ciclo encontraría su lugar definido en una
coordinadas con ella. En primer lugar, nuestro argumento del se- teoría elaborada sobre la base de nuestro principio. Pero en una ex-
gundo capítulo nos permite esperar — y lo confirma la experien- posición como la presente, no puede hacerse justicia a tales cosas,
cia— que la m a y o r í a de las nuevas combinaciones no proceden de y de ahí que surja una impresión de lejanía respecto de la realidad,
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empresas antiguas ni toman inmediatamente su lugar, sino que apa- que no está de hecho justificada.
recen al lado de ellas haciéndoles la competencia. Desde el punto En tercer lugar, de nuestra argumentación se sigue que deben
de vista de nuestra teoría, no es éste un elemento nuevo o inde- jugar un gran papel los errores en el comienzo del auge, y du-
pendiente; ni es esencial a la existencia de auges y depresiones, a rante el curso de la depresión. La mayor parte de las teorías sobre
pesar de ser m u y importante para explicar la amplitud de los mo- las crisis emplean, de hecho, este elemento en una u otra forma.
vimientos ondulatorios. Sin embargo, los errores no ocurren con la gran extensión reque-
En segundo lugar, el hecho de que la demanda del empresario rida; la producción se aborda por hombres sensatos, y solamente
aparezca en masse representa un aumento considerable de poder de a base de una investigación más o menos cuidadosa de los hechos.
compra en toda la esfera e c o n ó m i c a . Esto produce un auge se- Y si pueden suceder errores de cálculo que quizá pongan en peligro
cundario que se difunde por todo el sistema e c o n ó m i c o , y es el una empresa individual, v en casos excepcionales hasta una indus-
v e h í c u l o del fenómeno de la prosperidad general, que sólo n i de tria en su conjunto, por lo general, no es eso suficiente para poner
ser comprendido de esta forma, y no puede explicarse satisfacto- en peligro a la totalidad del sistema económico. ¿Cómo pueden
riamente de otra. Los bienes de consumo se venden siempre a pre- realizarse tales equivocaciones generales que afecten a la totalidad
cios cada vez más elevados por el hecho de que el nuevo poder de del sistema, y corno causa independiarte, y no sólo corno conse-
compra pase en masa de manos de los empresarios a los propie- cuencia de la depresión que debe explicarse} Es indudable que la
tarios ile los medios materiales de p r o d u c c i ó n , a todos los pro- depresión trastorna infinidad de planes una vez. comenzada, planes
ductores de bienes para "consumo reproductivo" (Spiethoff), y que anteriormente podían ser tan razonables como se quiera, co-
a los obreros, desparramándose más tarde por rodos los canales metiendo errores peligrosos que hubieran sido rectificados fácil-
e c o n ó m i c o s . Por ese motivo los comerciantes al por menor hacen mente de otro modo. Los errores iniciales requieren una explicación
pedidos más importantes, extendiendo los fabricantes sus operacio- especia!, sin la cual no se explica nada. Nuestro análisis nos pro-
nes, y entran en uso para tal fin medios de p r o d u c c i ó n cada vez porciona esa explicación. Si el aspecto característico de un periodo
más desfavorables y va abandonados. L a p r o d u c c i ó n y el comercio de expansión no es solamente actividad económica aumentada como
rinden una ganancia temporal por doquier, solamente bajo esa con- tal, sino la puesta en práctica de nuevas combinaciones no proba-
dición, lo mismo que en un p e r í o d o de inflación, por ejemplo, das hasta ese momento, debe ser inmediatamente claro —como se ha
cuando se financia una guerra con emisión de papel inconvertible. mencionado ya en el capítulo n— que el error debe jutjar aquí un
Flotan muchas cosas en esta "ola secundaria", sin que se precise papel importante, cualitativamente distinto de su papel en ia co-
un nuevo impulso de la fuerza impulsora real, adquiriendo al final rriente circular. Y , sin embargo, no podrá encontrarse aquí nin-
la anticipación especulativa una significación causal. Los mismos guna "teoría del error". Por el contrario, trataremos de segregar
síntomas de prosperidad acaban por convertirse, en la forma de dicho elemento con objeto de evitar tal impresión. Es indudablc-
todos conocida, en factores de la propia prosperidad. Desde lue-
go, esto es importantísimo para la teoría de los índices de negocios, En particular todas las circunstancias que actúan como causas en otras
y la c o m p r e n s i ó n de la situación e c o n ó m i c a general. Pero para teorías de las crisis, encuentran su lugar en el marco de la nuestra, como verá
nuestros propósitos sólo es esencial la división entre movimientos fácilmente el lector si se decide a pensar sobre ello. En este libro, la expli-
cación del ciclo está expuesta —como es natural— a una objeción similar a
ondulatorios primarios y secundarios, y es suficiente señalar que
la hecha contra nuestra teoría del desenvolvimiento, a saber, que da una ex-
plicación unilateral y exagerada de uno de los muchos elementos «pie la for-
la depresión. Son ;1 veces importantes para la explicación de una situación man. Esta objeción confunde c! problema de explicar la naruraic/a y el me-
particular, cotilo lia demostrad» H . I,. Moorc. Pero no están nunca coordi- canismo del ciclo, con el problema de la teoría de los factores concretos de
nadas con nuestro nexo causal, operando solamente a través de él. los ciclos individuales.
D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO E L CICLO ECONÓMICO 2 2 o
228
cionar como ejemplo la existencia de algunos blancos en una pobla-
mente una circunstancia que apoya y da mayor peso; pero no una
ción de negros— se harán más y más personas empresarios a medida
causa primaria, necesaria a la comprensión del principio. Habría
que se haga más sencilla la tarca, de forma que a la aparición con
aún movimientos cíclicos —si bien en forma más suave— aun en
éxito de un empresario se sigue la aparición no simplemente de
el caso de que nadie hiciera algo que pudiera ser descrito como
otros, sino de n ú m e r o s cada vez mayores, aunque progresivamente
"falso" desde su punto de vista; aun en el caso de que no hubiera
menos calificados. Así es como ocurre en la practica, cuyo tes-
"errores" comerciales o técnicos, o "fiebre especulativa", o pesi-
timonio nos limitamos a interpretar. En industria en lis' cuales
mismo u optimismo sin fundamento; aun en el caso de que todos
existe aún la competencia y un número muy importante de em-
dispusieran de amplia visión del futuro. L a situación objetiva que presas independientes, vemos en primer lugar la aparición de una
crea por fuer/a el auge explica suficientemente la naturaleza de la innovación, —por lo general en negocios creados ad hoc—, t o m á n -
cosa, como se verá más adelante. dola los d e m á s negocios con rapidez, variable; primero algunos y
/;) ¿Por que no aparecen continuamente los empresarios, o sea más tarde todos. Hemos topado va con esc f e n ó m e n o en conexión
individualmente, en cada intervalo escogido apropiadamente, sino con el proceso de eliminación de la ganancia del empresario. A q u í
en grupos? Exclusivamente por el hecho de que la aparición de uno surge de nuevo a nuestra consideración, si bien desde otro punto
o más empresarios facilita la de otros, y éstos a su vez la de nuevos u
de v i s t a .
grupos, cada vez en mayor m'imero.
Efl tercer lugar, esto nos explica la aparición de los empresarios
Eso significa en primer lugar que es difícil llevar a cabo las
en grupos, hasta el punto de eliminar la ganancia, co . que sucede
nuevas combinaciones por las razones apuntadas en el capítulo se-
primeramente en la rama de la industria en la cual se realice la inno-
gundo, siendo solamente accesibles a personas de cualidades deter-
vación. L a realidad nos muestra también que todo auge normal
minadas, como puede apreciarse más fácilmente con un ejemplo de
comienza en una o dos ramas de l.t industria (coastruccioncs fe-
tiempos m á s remotos, o por la situación económica del estadio que
rroviarias, industrias eléctricas y químicas, etc. i derivando su ca-
se parece ¡i la economía sin desenvolvimiento, o sea el estadio de
rácter de la industria en la cual comience, l o s pioneros eliminan
estancamiento avanzado. Son pocos lo, hombres que poseen esas
los obstáculos no solamente en la rama de la producción en la cual
Cualidades de d i r e c c i ó n , v solamente unos pocos de éstos pueden
aparecen por primera vez, sino también en otras ramas, debido a la
conseguirse el éxito en una situación que no es aún una expansión.
naturaleza de los propios obstáculos. I n otras ramas pueden copiar
Pero si uno «> pocos han avanzado con éxito, desaparecen muchas
muchas cosas; el ejemplo como tal, actúa t a m b i é n vi»hre e l ! - , y mu-
ilc las dificultades. Otros seguirán a estos pioneros, cosa que harán
chos éxitos sirven directamente t a m b i é n a otras ramas, c . T Í O , por
bajo el e s t í m u l o del éxito que puede obtenerse. Su éxito hace de
ejemplo, la apertura de un mercado extranjero, aparte de circuns-
nuevo m á s sencillo —por la anulación creciente de los obstáculos
tancias de orden secundario que pronto aparecen, como elevación
analizados en el c a p í t u l o u — seguir sus pasos, hasta que se haga fa-
de precios, ere. De ahí que los primeros líderes intiman fuera de
miliar la i n n o v a c i ó n , v su aceptación sea cuestión de libre elección.
su esfera inmediata de acción, aumentando el grupo de e;: presarlos
En segundo lunar, hemos visto que las cualidades del empre- cada vez. más, y llevando el sistema económico .i un pr ceso dé
sario, dnuil tudas las demás cualidades, se distribuyen en un grupo reorganización técnica y comercial, qvic constituye la significación
é t n i c a m e n t e homoyéneti según la ley del error, siendo progresiva- de los periodos de expansión, en forma más rápida v completa de
mer.te mayor el número de individuos que satisfacen exigencias lo que hubiera sido de otra forma.
inferiores a las de la escala de empresarios en potencia. De aquí
En cuarto lugar, cuanto más familiar se baga el proco de des-
que, eliminando casos especiales —entre los cuales podemos men-
envolvimiento y en la medida en que lie truc a ser cuestión Je cálcu-
1:1
lo para todos los interesados, v c n a n t o mis débiles se hagan los
L o que no significa que se niegue la importancia práctica del elemento
obstáculos en el curso del tiempo, tanto menores s e r á n ¡s cuali-
"error", ni de los que se designan generalmente como "fiebre cs|>cculativa ,
"fraude', etc., categoría rn la cual entra también la sobreproducción. Afir-
mamos solamente que todas estas cosas son en pane consecuencias, y que aun " Pues la eliminación —prevista en su mavor pane de la e. ancia del
si no fuera e-,e el caso, no podría comprenderse a base de ellas la naturaleza empresario, no es la causa en nuestra teoría de las crisis. Véase ! \ segunda
del fenómeno, párrafo.
230 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO EL CIOLO ECONÓMICO 231

dadcs de lidcrav que se requieran para llevar a cabo innovaciones. equilibrio, sino movimientos bruscos, perturbaciones de un orden
De ahí que sea menos pronunciada la aparición en grupos de los diferente de magnitud. Mientras que las perturbaciones provocadas
empresarios, y tanto mas suave el movimiento cíclico. Y esa con- por la aparición continua de empresarios podrían ser absorbidas con-
secuencia de nuestra i n t c q i r c t a c i ó n se confirma exactamente en la tinuamente, la aparición en grupos exige un proceso especial y
realidad. L a " m i s t i f i c a c i ó n " progresiva de la vida económica actúa característico de absorción, de incorporación de nuevas cosas, y de
t a m b i é n en la misma dirección, a pesar de que aún hoy día un gran adaptación a ellas del sistema e c o n ó m i c o , un proceso de liquida-
combinado se halle tan dependiente de la situación del mercado ción o, como yo acostumbraba a decir antes, un proceso de apro-
—(pie se determina en gran parte por la competencia— que la ximación.a una nueva situación estática (Staiisierung). Esc proceso
p o s t e r g a c i ó n umversalmente ventajosa de sus innovaciones, y es- es la esencia de las depresiones periódicas que pueden, por tanto,
pecialmente de la construcción, a los p e r í o d o s de depresión —como ser definidas desde nuestro punto de vista como la lucha del siste-
se aprecia en la política de los ferrocarriles americanos— es sola- ma económico por alcanzar una nueva posición de equilibrio, o su
mente posible en turma esporádica. Pero en tanto tpic opere, tam- adaptación a los datos alterados por la p e r t u r b a c i ó n producida por
bién este elemento confirma nuestra interpretación. la expansión.
E n tpiinto lugar, la aparición en grupos de las nuevas combina- La esencia del asunto no se halla en el hecho de que el em-
ciones, explica fácil v necesariamente los factores fundamentales presario individual —interesado solamente en la planificación de
de la expansión. Explica por q u é la inversión creciente de capi- su propia empresa— no tenga en cuenta el a c o m p a ñ a m i e n t o de los
tales es el primer síntoma de la misma, por q u é son las industrias demás empresarios, y acabe por fracasar. Es cierto que la conducta,
que producen medios de p r o d u c i ó n las primeras en mostrar un es- correcta desde el punid de vista individual, puede ser multada en
t í m u l o anormal, sobre todo por qué aumenta el consumo de hierro. sus frutos por los efectos de la conducta similar de muchos. Reco-
Explica la aparición en masa del nuevo poder de c o m p r a , y la 15
nocemos el ejemplo más importante de este caso cuando explica-
subsiguiente alza de precios característica del auge, (pie no puede mos c ó m o ponen en movimiento los productores - en su lucha por
explicar ninguna referencia a las mayores necesidades o costos. Ade- la mayor ganancia— el mecanismo que tiende a eliminar el exce-
mas explica la disminución del paro obrero, el alza de salarios y 10
dente de Valor en el si tema. Símil.irmenie, el efecto general puede
del tipo de interés, el aumento de los fletes, la presión incesante so- hacer que resulte falso lo que era correcto para el individuo, y este
bre los saldos liaui arios y las reservas de los institutos de crédito, elemento juega un papel en la mayoría de las crisis, pues si bien
etc., v, c u i n o hemos dicho, la p r o v o c a c i ó n de olas secundarias; la conoce el empresario de antemano que el grupo de imitadores ha
expansión de l.i prosperidad por todo el sistema e c o n ó m i c o . de seguirle, puede prever e r r ó n e a m e n t e su magnitud v ritmo. Sin
embargo, la esencia de la perturbación causada por la expansión
ü 3. c) 1.a aparición en grupo de los empresarios, que es la úni- no reside en el hecho de que perturba a menudo los cálculos de los
17

ca causa del auge, i iene un efecto cualitativamente diferente empresarios, sino en las tres circunstancias siguientes:
sobre el sistema e c o n ó m i c o del que tiene una aparición continua En primer lugar, la nueva demanda del empresario basada en
distribuida por igual en el tiempo, pues no supone como esta últi- el nuevo poder de compra (la llamada p o r Lcdcrcr "carrera por los
ma perturbaciones continuas, imperceptibles, de la posición de medios de p r o d u c c i ó n ' en un p e r i o d o de prosperidad), eleva el
p r e c i o de los medios de p r o d u c c i ó n . Ist.i [cndeiicia está debilitada
De alií que n o luga falta recalcar que nuestra teoría no pertenece al en realidad por el hecho de que algunas de i empresas no se
grupo de las que buscan la causa del ciclo en el sistema monetario v de cré- crean en adición a las va existentes, sino que surgen dv ellas, y que
dito, por importuno epie sea cu nuestra interpretación el elemento represen- los viejos negocios no o p e r a n sin ganancias, pues p o d r á n obtener
tado por la c r e a c i o : de poder adquisitivo. Sin embargo, no negamos que
pueden influenciarse los movimientos cíclicos —y aún prevenirse— por una aun algunas cuasi-rentas. Podremos, sin embargo, arl.irar mejor la
política ere.Inicia, <; podría eliminar también esta clase de desenvolvimien- naturaleza de la o p e r a c i ó n si suponemos que ludas las innovaciones
t o ec< >n<'inu o . se corporizah en negocios e s t a b l e c í , l o s rece,'ntctt.it lite que se linan-
;
" En principio deben subir también las rentas. Pero allí donde la tierra
se ha a m u l a d o |x>r un largo plazo no pueden hacerlo, V existen además
: :
N i en el hecho de que l i extensión general c u - v . ut :•• de la produc-
otras causa, que impi len la pronta elevación de esta rama de los ingresos. ción demuestre ser un error
232 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO EL Q C L O ECONÓMICO 23)
18
cían sólo mediante nuevo poder adquisitivo, y que ocupan si multánca.j El tiempo medio que debe transcurrir hasta la apari-
al lado de negocios que pertenecen estrictamente a la corriente ción de los nuevos productos —que como es natural depende en
circular y operan sin ganancia y que, como consecuencia del au- realidad de muchos otros elementos— explica fundamentalmente
mento en los costos, comienzan a producir con pérdida. La realidad la longitud del auge. L a aparición de los nuevos productos causa
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contradice esta construcción menos de lo que imaginamos. De! una baja en los precios, que por su parte finaliza el auge, puede
hecho sólo a causa de la atmósfera que cubre el período de expan- conducir a una crisis, debe conducir a una depresión, y origina to-
sión puede esconderse el hecho de que a poco de empezar y en tanto dos los demás fenómenos. —-J
que se exprese siempre en la demanda aumentada, el auge significa En tercer lugar, la aparición de los resultados de las nuevas em-
calamidades para muchos productores, aunque disminuyen cuando, presas conduce a una deflación de c r é d i t o , por hallarse ahora los
se produce el alza de los precios de sus productos. Esta perturba-, empresarios posibilitados para pagar sus deudas, y disponer de toda
ción es una forma del proceso por el cual se retiran los medios de clase de incentivos para ello; y como no les substituyen otros pres-
producción de los viejos negocios, quedando libres para nuevos pro- tatarios, esto conduce a la desaparición del poder de compra re-
pósitos, como se explicó en el c a p í t u l o n. cientemente creado, exactamente en el momento preciso en que
En segundo lugar los productos nuevos llegan al mercado al emerge su complemento en bienes, que desde ahora p o d r á ser pro-
cabo de algunos años, o bien más pronto, y compiten con los anti- ducido repetidamente a la manera de la corriente circular. Esta
guos; el complemento en mercancías del poder adquisitivo previa- tesis requiere cuidadosa salvaguardia, '"n primer lugar debe distin-
mente creado —que en teoría compensa a este último con creces— guirse esa deflación de otras dos especies del mismo fenómeno. L a
entra en la corriente circular. Las consecuencias de este proceso aparición de los nuevos productos debe resultar en una deflación,
se hallan t a m b i é n moderadas en la práctica por las causas mencio- no sólo en relación con el nivel de precios del p e r í o d o de expan-
nadas en la sección precedente y, además, por el hecho de que como sión, sino tétnicamente también en relación con el del p e r í o d o pre-
algunas inversiones están lejos de los productos acabados este com- cedente de depresión, aun en el caso de que no desaparecieran
plemento aparece en forma gradual, l'cro eso no afecta la natu- medios de pago por liquidación tic deudas por parte de los empre-
raleza del proceso. A I comienzo de la expansión suben los costos sarios, pues es evidente que la suma de los precios de los nuevos
en los negocios viejos; más tarde se reducen las entradas en aquellas productos debe ser normalmente mayor que la cuantía de esas deu-
empresas con las cuales compite la innovación, y más adelante en das. Esto tendría el mismo efecto que la liquidación tic las lleudas,
todos los viejos negocios, en la medida en que cambie la demanda si bien sólo en menor cuantía; pero nos ocupamos ahora de los
de los consumidores en favor de la innovación. Aparte de la posi- efectos de la reducción de deudas. I.a deflación ocurre también en
bilidad de obtener ganancias —secundariamente— procedentes de una depresión que ha comenzado ya o es esperada por el mundo
la influencia de la innovación, su trabajo con p é r d i d a sólo se ocul- bancario, pues los institutos de crédito intentan en esc caso res-
tará por la engañosa cuasi-renta (pie sólo es efectiva temporalmente. tringir los créditos. Este factor es de gran importancia práctica, y
Y esto es así únicamente porque los negocios antiguos están en su origina con frecuencia una crisis; pero es accesorio v no inherente
mayor parte bien establecidos v aparecen como dignos receptores al proceso. N o pensamos aquí tampoco en ese factor, cuva exis-
de c r é d i t o , por lo que su trabajo a pérdida no conduce al derrum- tencia o importancia no pretendemos negar, sino sido su papel cau-
be inmediato. E l fracaso parcial de las empresas antiguas afecta al 1
sal primario. '" Sigamos, ¡mes, con nuestra formulación, que contic-
éxito de las nuevas. Y este fracaso se modera por el hecho —que
encaja tan bien en el marco de nuesrra i n t e r p r e t a c i ó n — de que la 1 5
Este lapso se determina primeramente por motivos técnicos, y posterior-
expansión no es minea general al principio, sino que converge sobre mente |w>r el ritmo con que la multitud sijjaic a los líderes.
una o algunas ramas de la industria, dejando inalteradas a las de- l ?
Esta baja de precios se postenfa en la práctica por muchas circunstan-
más, y no afectándolas sino subsiguientemente y en forma secun- cias. Véase lo dicho posteriormente sobre este punto. I.a situación general
daria. Si los empresarios aparecen en imsse, ocurre igual con sus de ..s negocios sólo se acentúa, v no se elimina, |xir el aplazamiento de la
baja de precios. I.o único que se elimina por ello es la utilidad de los índices
productos, por fabricar los primeros cosas m u y semejantes, y de oe precios como síntomas del ciclo
ahí que aparezcan sus productos en el mercado en forma casi si- -'• Papel causal primario, pues la restricción de crédito iniciada por los
234 D E S E N V O L V I M I E N T O ECJNÓMICO EL CICLO ECONÓMICO 23S
nc dos abstracciones que liarán destacar lo esencial en forma ;
das. F-' T I dos razones (a las cuales se añaden otras en la prác-
ra, pero que excluyen influencias moderadas de gran importancia tica) que pueden describirse como consecuencias de los elementos
p r á c t i c a . En primer lugar, nuestra argumentación desdeña el he que denominamos fundamentales, o como accidentales, o como in-
cho de que los nuevos productos contengan sólo generalmente fluencias que actúan desde el exterior, y en esc sentido como secun-
p e q u e ñ a s cuotas para la depreciación de la inversión realizada en darias, no esenciales y accesorias. E n primer lugar, si con el es-
su p r o d u c c i ó n , y de aquí que no aparezca en el mercado durante tímulo consiguiente al éxito en la industria donde ocurre el auge,
los p e r í o d o s de expansión sino una parte pequeña del gasto total surgen ratitas nuevas empresas que produzcan (al estar funcionando
realizado en forma susceptible de ser vendida cuando estén las i plena capacidad) una cantidad tal de productos que, a consecuen-
nuevas empresas preparadas para la p r o d u c c i ó n ; por tanto, sólo cia de la baja de precios y alza de costos (cosa que ocurre, desde
sale gradualmente de la circulación el nuevo poder adquisitivo, y luego, aun cuando la industria de que se trate esté sometida a la
en parte sólo cuando períodos posteriores de auge hayan llevado llamada ley de los rendimientos crecientes), elimine la ganancia del
mayor cantidad de solicitantes de crédito al mercado del dinero empresario, entonces se agota el impulso para nuevos avances en esa
L a reabsorción del nuevo poder adquisitivo por los ahorros no dirección. E n la práctica, aun en una sociedad de libre compe-
altera en nada este proceso dcflacionista; pero el hecho de que tencia, sólo es aproximada la eliminación de la ganancia, y el pro-
muchos estados, municipalidades v bancos hipotecarios agrícolas ceso no excluye la supervivencia de alguna ganancia ni la realización
substituyan la demanda decadente de los empresarios, supone sin inmediata de pérdidas. Se determina análogamente el límite al cual
duda una diferencia. Aparte de esta dcsapaución sólo gradual de puede llegar la aparición de empresarios en otras industrias y los
las lleudas de los empresarios, no debe olvidarse que el crédito fenómenos creados por las olas secundarias del desenvolvimiento.
puede ser retenido permanentemente en la circulación en un siste- Cuantío se alcance, se halla va agotado el impulso de este auge. L a
ma e c o n ó m i c o moderno en el cual ha penetrado va el interés aun segunda razón explica la causa de que no continué indefinidamente
en la propia corriente circular, y esto en la medida en que haya éste, a saber, que la acción del grupo de empresarios ha alterado en
bienes producidos un año tras de otro que correspondan al mis- el ínterin los daros del sistema, trastornado su equilibrio, V co-
mo; cosa que es el segundo factor moderador del proceso. Pero menzado esc movimiento, aparentemente irregular, del sistema eco-
la tendencia dcflacionista continúa su acción a pesar de todo, y n ó m i c o que consideramos como una lucha hacia otra posición de
tiene lugar la liquidación de las deudas de las empresas que hayan equilibrio. Y eso imposibilita el cálculo preciso, pero especialmente
alcanzado éxito; de manera que la deflación —por muy moderada el necesario ¡tara la planificación de nuevas empresas. \ n la p r á c -
que sea— debe siempre aparecer automáticamente de la lógica de la tica solo puede observarse en forma inmediata el último elemento,
situación objetiva, cuando la expansión haya progresado suficien- que es la incertidumbre característica que resulta de '.as nuevas
temente. I na c o m p r o b a c i ó n interesante de esta teoría, que conduce creaciones del auge; el primero de los límites nombrados se mues-
a la conclusión de que en el curso del desenvolvimiento el nivel tra solamente en puntos individuales. Pero ambos quedan oscure-
de precios "secular" debe bajar, se aprecia de hecho en la historia de cidos por fenómenos subsiguientes, que muchos individuos con
los precios durante el siglo xix. Los dos períodos no perturbados una visión clara del futuro prevén. Algunos comienzan a sentir
por transformaciones mondarias de tipo revolucionario, desde las antes que otros la tirantez (cosa que ocurre a los bancos) o el
guerras napoleónicas a los descubrimientos de oro en California, v alza de costos v otros elementos, c o m o en el caso de muchos vie-
el periodo IS73 l,s'9>, exhiben de hecho los rasgos que podríamos jos negocios, reaccionando en consecuencia — i m i v tarde en muchos
deducir de nuestra teoría, a saber: que cada recaída periódica es casos, pero siempre llenos de pánico, especialmente la< empresas
más profunda que la precedente, y que una curva de precios que m á s débiles. E n segundo lugar quedan oscurecidos p o r sucesos
elimine las fluctuaciones cíclicas, se mueve hacia abajo. fortuitos que ocurren siempre pero que adquieren una importan-
D e b e m o s explicar finalmente por que no ocupan siempre em- cia superior a la que tenían anteriormente p o r virtud ce la incer-
presarios en busca de créditos el lugar de los que liquidan sus deu- tidumbre creada por el auge. Eso explica por que supone el hom-
bre p r á c t i c o en casi todas las crisis que puede aducir c o m o cau-
bancos es ind.ulablcn ,.„• i , Vausa" ,| . f Deteriores, que no debie-
ran producirse de otra forma.
c c n o m c n o s
sas sucesos fortuitos, por ejemplo, rumores políticos des:ivorablcs,
EL CICLO ECONÓMICO 237
y p o r qué de hecho el impulso procede c o n frecuencia dc$¿s!j da de medios de producción. E l proceso ha penétrate» en todo el
mismas. E n tercer lugar, se oscurecen p o r actos intervencionistas sistema económico cuando cae la demanda de todas las otras mer-
del exterior, de los cuales es, p o r lo general, el más importante el
cancías, por la baja de los ingresos medidos en dinero, que se debe
freno impuesto p o r el banco central."
a la deflación, a pesar de que se aumente por quiebras, etc. E l cua-
dro de la depresión queda completo.
§ 4. S i el lector piensa en lo dicho hasta ahora y lo somete a k
Sin embargo, hay dos razones que impiden la aparición de estas
prueba de los hechos, o de los argumentos de cualquier teoría de
características en el momento y orden que corresponde a su posi-
las crisis o del ciclo, comprendera c ó m o el auge (que ha sido ya
ción en el nexo causal. E n primer lugar está el hecho de que no
explicado) crea de sí mismo una situación objetiva (pie, desdeñando
solamente son anticipadas por la conducta de los individuos, sino
todos los elementos fortuitos y accesorios, pone fin al auge, condu-
también anticipadas en grado m u y diverso. Y eso ocurre especial-
ce con facilidad a una crisis, y necesariamente a una depresión, y de
mente en mercados en los cuales juega un papel importante la
ahí a una posición temporal de firmeza relativa, y de ausencia,
especulación profesional. Así, la bolsa de valores exhibe con fre-
de desenvolvimiento. Podemos denominar a la depresión como tal,
cuencia crisis especulativas preliminares mucho antes de que se
el proceso " n o r m a l " de liquidación y reabsorción, y "proceso anor-
presente u n cambio real (un punto de inflexión de la curva del
mal de liquidación" al curso de los hechos caracterizado por la
ciclo), que se rest lvcn y dejan lugar más tarde a nuevos movi-
i r r u p c i ó n de una crisis ( p á n i c o , destrucción del sistema crediticio,
mientos alcistas que pertenecen aún al mismo auge (ocurre así
epidemia de quiebras, y sus consecuencias ulteriores). A l haber
en 1873 y 1907). Pero hay algo m i s importante todavía. L o mis-
repetido y completado algunos puntos, nos hemos encontrado con
mo que en la práctica se anticipa el aumento del precio del pro-
algunas cosas'-que decir sobre este proceso, pero solamente del nor-
ducto al aumento de costo que, »in embargo, es su causa, aparece
mal, dado que el anormal no presenta problemas fundamentales.
aquí un f e n ó m e n o similar. L a disminución de la inversión de capi-
L o que se ha dicho conduce directamente a la comprensión de
tales, en el sentido va mencionado, la baja paralela de la actividad
todos los factores esenciales y secundarios del p e r í o d o de depre-
del empresario, y el estancamiento cti las industrias productoras de
sión, que aparece ahora como parte de un simple nexo causal. E l
bienes de p r o d u c c i ó n , por ejemplo, pueden ocurrir antes de que
propio auge tiene como consecuencia necesaria que más de un ne-
llegue la expansión a su punto culminante —en lo que se refiere
gocio incurra en una pérdida, causando una baja de precios ade-
a la lógica del proceso. Pero no es necesario tpic asi ocurra. P o r
más de la debida a la deflación, y p r o v o c á n d o l a también p o r la
el ci ntrario, si se presentan esos síntomas regularmente antes del
c o n t r a c c i ó n del c r é d i t o ; fenómenos que aumentan secundariamen-
fina] de la expansión, es porque se hallan bajo la influencia de fac-
te con el curso de los acontecimientos. Además, la disminución de
1
tores que anticipan relativamente pronto lo que ha de venir. En
las inversiones de capital- y de la actividad de empresario, y con-
segundo lugar, sin embargo, varias circunstancias hacen que en el
siguiente estancamiento en las industrias que producen medios de
curso real de los acontecimientos los elementos secundarios resal-
p r o d u c c i ó n , y la baja del índice de Spicthoff (de consumo de hie-
ten más prominentemente que los esenciales. L a ansiedad de los
rro) y de b a r ó m e t r o s similares, como los pedidos incumplidos de
prestamistas —por ejemplo— se manifiesta en un alza del tipo de
la United States Steel Corporation, quedan totalmente explicados.
interés c u y o efecto n o aparece sino al final de la depresión, a pe-
Bajan, también, el tipo de interés (si se hace caso omiso del riesgo)
sar de que debiera haberse manifestado con claridad en el curso
y el v o l u m e n de empleo de mano de obra, con la baja de la deman-
normal de los hechos. La reducción de la demanda de trabajo
debiera ser un síntoma temprano de la perturbación, pero lo mismo
-' El fenómeno que ahora estudiamos debe distinguirse de la inversión que en la prosperidad los salarios no suben inmediatamente, porque
disminuida que representa la contracción del crédito debida a la liquidación
suele haber obreros sin trabajo, tampoco caen los salarios n i a u -
de las deudas. Aquí nos referimos a la inversión pata propósitos nuevos adi-
cionales. Todas las estadísticas de la emisión de acciones v obligaciones que menta la desocupación con la misma velocidad que p u d i é r a m o s
son en la práctica índices tan buenos de negocios (Spicthoff), reflejan prin- esperar, p o r tropezar con obstáculos bien conocidos. 1 I mundo de
cipalmente —si bien no solamente— un tercer elemento: la consolidación del los negocios trata de defenderse contra una baja de precios, y allí
crédito bancario por medio de ahorros.
don le la competencia no es totalmente "libre" —cosa que ocurre
EL CICLO ECONÓMICO 2J9

práctic ncntc en todos lados— y cuando los bancos prestan su a nión de la bolsa, y que son tm patentes comercial y socialmente
yo, resiste con éxito temporal, deforma que el nivel de precio* en períodos de prosperidad, sufren en forma especial. Las condi-
m á x i m o es a menudo posterior al punto culminante. Es tarea fun- ciones parecen peores que la realidad para mucha gente, y especial-
damental de la investigación de las crisis el llegar a establecer todas mente para los especuladores y los productores de artículos de lujo,
estas cosas. Pero baste aquí señalar —sin mayor sustentación— qu : e
que dependen parcialmente de su demanda; para ellos es como si
todo eso no altera la esencia del asunto en mayor grado que los hubiera llegado el fin de todas las cosas. Desde el punto de vista
f e n ó m e n o s análogos en otros campos (a los que antes hice referen- subjetivo el punto culminante aparece para los productores —es-
cia) apoyan las objeciones contra la teoría de los precios. pecialmente si resisten la caída inevitable de precios— como la apa-
E l curso de los hechos en los p e r í o d o s de depresión presenta" rición de una s u p e r p r o d u c c i ó n latente hasta entonces, y la depre-
un cuadro de inseguridades c irregularidades que interpretamos sión como su consecuencia. L a invendibilidad de las mercancías
como una lucha por un nuevo punto de equilibrio, o de adaptación va producidas, y mucho más aún de las produciblcs, a precios que
a una .situación general que se ha modificado en forma relativa- cubran el costo, resulta en los fenómenos bien conocidos de la
mente rápida y considerable. L a incertidumbre y la irregularidad tirantez del mercado monetario y la posible insolvencia, que son
son muy comprensibles. Los datos acostumbrados se alteran para, tan típicos que toda la teoría del ciclo e c o n ó m i c o debe hallarse en
todos los negocios. Pero la extensión y la naturaleza de la altera- situación de poderlos explicar. L a nuestra puede hacerlo, como po-
c i ó n no pueden aprenderse sino por la experiencia. Existen nue- drá apreciar el lector, pero no considera ese hecho típico como
1

vos competidores; dejan de aparecer viejos clientes y corredores; causa primaria c independiente.* ' L a s u p e r p r o d u c c i ó n se acentúa
debe encontrarse la actitud correcta frente a los nuevos hechos eco- por esa timidez de la expansión que ya hemos señalado y explicado.
n ó m i c o s ; pueden ocurrir en cualquier momento sucesos incalcula- Esta circunstancia, de un lado, y la discrepancia entre demanda y
bles, como negativas insospechadas de concesión de c r é d i t o . El oferta efectivas que debe ocurrir en muchas industrias durante la
"mero hombre de negocios" debe hacer frente a problemas que se ha- depresión, de otro, hacen posible describir la forma externa de
llan fuera de su rutina, problemas a los cuales no se halla acostum- la depresión en el lenguaje de varias teorías de la d e s p r o p o r c i ó n .
brado, y frente a los cuales comete errores que se convierten en Lo fundamental de cualquiera de dichas teorías reside en la forma
fuentes secundarias de malestares posteriores. La especulación es una en que tratan de explicar la aparición de la desproporcionalidad,
nueva causa, por la situación difícil en que coloca a los especula- v en las cantidades particulares entre las que se supone existe dicha
dores, lo mismo que por el hecho de que estos últimos prevén una desproporcionalidad. Para nosotros, es f e n ó m e n o intermedio la dcs-
nueva baja de precios, de forma que tóelos esos elementos bien co-
nocidos se agregan unos a otros para aumentarse mutuamente en I oda teoría de las crisis en la cual la sobreproducción juega el pa|>cl
sus efectos. E n ninguna parte pueden apreciarse los resultados f i - de una causa, o aun la primaria, me parece expuesta a la objeción de círculo
nales; puntos débiles que no tienen por sí mismo nada que ver con vicioso (aparte de la objeción va formulada por Say) a pesar de que no dc-
las crisis (pie pueden presentarse en cualquier lugar. La contrac- íienda la tesis de la "sobreproducción general". De este juicio debo excluir
ción o la expansión de negocios puede resultar finalmente el tipo l.l teoría de Spictboff. l a argumentación muv corta con la cual trara de pro-
bar la sobreproducción periódica de bienes para consumo reproductivo, no
c o r r é e l o de reacción, sin que puedan darse por el momento ra-
lutonza un juicio definitivo, Debe observarse, además, que la intención de
zones fidedignas para ninguna de dichas soluciones. Esta compli- Spictboff es un análisis penetrante de todos los detalles de la cuestión. Los
cación y falta de claridad de la situación —que utiliza en mi opi- elementos que gobiernan la representación externa —pertenece aquí, sin duda,
niói la teoría en forma no fundada para explicar las causas de la el estancamiento de las industrias que producen medios de producción— son
depresión—• resulta al final un factor importante en la explicación indudablemente mucho más importantes en relación con la: causas primarias,
i|uc en una exposición del estilo de la mía. I'inaliliente, en el énfasis sobre las
del curso real de los acontecimientos.
industrias que producen medios tic producción hay una referencia a los fac-
tores que constituye » mi juicio la naturaleza del problema, di manera «pie
La inseguridad de los datos v los valores que trae el nuevo re-
no es correcta la descripción de la teoría de Spictboff como una teoría de
ajuste, las perdidas que ocurren aparentemente en forma irregular l i sobreproducción; una exposición mis detallada de su teoría ::•-> mostraría
c incalculable, crean la atmósfera característica de los períodos de un acuerdo con la mía de mavores alcances de lo que yo mis::.o supongo
d e p r e s i ó n . Aquellos elementos especulativos que confirman la opi- ahora.
240 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO E L CICLO ECONÓMICO 241

proporcionalidad entre cantidades y precios de bienes que result puede hablarse de un proceso selectivo en las crisis solamente con
en muchos puntos por la pérdida del equilibrio del sistema econó- una salvedad importante- pues es la empresa que esté mejor apoya-
mico, lo mismo que tampoco es causa primaria la superproducción. da, y no la más perfecta, quien tiene más probabilidad de sobrevivir
Conexionada con ella puede haber desproporcionahdad entre los" a la crisis. Pero eso no afecta a la naturaleza del fenómeno.
ingresos de diferentes industrias, pero no entre los ingresos de dife-
rentes clases económicas, pues las ganancias del empresario no man- § 5. A pesar de ser natural que resulte peligroso para los ele-
tienen una proporción normal con los ingresos ele otras personas mentos más vigorosos del sistema económico el reajuste y reabsor-
que podrían perturbarse, y los demás ingresos — c o n excepción de ción que constituyen el período de la depresión, para aquellas que
los fijos en términos de dinero— tienen tendencia a moverse parí precisamente más hacen por crear el tono del mundo de los nego-
passu ganando o perdiendo terreno a costa o para ventaja de los cios, y a pesar de que aniquile muchos valores y existencias, aun
ingresos fijos, dejando inalterada la demanda total de los consu- cuando todo ocurra con perfección ideal, dejará, sin embargo, de
midores. comprenderse su naturaleza y efectos si se observan solamente por
La timidez de la expansión tiene como consecuencia, entre otras,* el aspecto de cesación del impulso hacia la prosperidad o se descri-
que la tirantez y el peligro de la situación no son igualmente gran- ben meramente por sus caracteres negativos. Hay lados más alegres
des para todas las ramas de la industria. L a experiencia nos enseña en todo el fenómeno que lo caracterizan aún más que las cosas ya
23
también, como ha mostrado A l i l i o n , que muchas ramas no su- indicadas.
fren perturbaciones de ningún género, y otras en medida muy re- En primer lugar la depresión conduce, como ya se ha indica-
ducida. Y dentro de cada industria se hallan mucho más implicadas do, a una nueva posición de equilibrio. Para convencernos de que
las nuevas empresas que los negocios establecidos de antiguo, lo todo lo que ocurre en ella debe ser comprendido desde este punto
que parece contradecir nuestra interpretación. Eso debe explicarse de vista, y carece sólo aparentemente de significado y de ordena-
en la siguiente forma: los negocios antiguos disponen de cuasi-ren- ción, consideremos de nuevo la conducta de los hombres durante
tas amortiguadoras y generalmente de reservas acumuladas (cosa una depresión. Deben adaptársela las perturbaciones causadas por
que es más importante). Están embebidos en relaciones protecto- la exmiisión, esto es, por la aparición en grupos de nuevas com-
ras, y apoyados a menudo de modo efectivo por conexiones banca- bmacíones" así como sus productos, por su aparición al lado de los
rias tic gran antigüedad. Pueden perder terreno durante muchos negocios viejos, y por la unilatcralidad de dicha aparición. Los vie-
años sin que sus acreedores se preocupen. Por tanto, disponen de jos negocios —esto es, teóricamente todos los existentes, con excep-
mayor capacidad de resistencia que una empresa nueva, que se in- ción de los aparecidos durante la expansión, v la excepción ulterior
vestiga estrictamente y con sospecha, que no dispone de reservas práctica de aquellos alejados del peligro por su posición de mono-
sino como máximo de facilidades de girar en descubierto, y que polio, posesión de ventajas particulares, o técnica superior durade-
será considerada como un mal deudor en cuanto manifieste cual- ra— se encuentran ante tres posibilidades: decaer, si son inadopta-
quier embarazo en el pago. I)c ahí que se haga visible con anterio- bles por razones objetivas o personales; recoger velas y tratar de
ridad y en mayor medida la reacción de la alteración en las nuevas sobrevivir en una posición modesta; en fin, dedicarse a otra rama
empresas, que en las antiguas. Y es, por tanto, más fácil que con- de la p r o d u c c i ó n por sus propios recursos o con ayuda exterior, o
duzca a las primeras a la quiebra (la consecuencia final), v no a bien adoptar otros m é t o d o s comerciales o técnicos que signifiquen
las segundas, en las que inicia más bien una decadencia lenta. Eso la extensión de la p r o d u c c i ó n a un costo menor por unidad. Los
perturba el cuadro de la realidad y es también la razón por la cual nuevos negocios deben hacer frente a su primera prueba, que es
mucho más difícil de la que tendrían que soportar si aparecieran
2 3
L « crises periodiques de mrproduction, libro i. Se destaca en forma continuamente y no en bandadas. Una vez establecidos, deben i n -
mucho mis clara otro hecho, diferente a aquel en que pensamos aquí, a corporarse a la corriente circular, v a pesar de que no se cometie-
saber, que el movimiento cíclico -s siempre particularmente marcado en las
( ran errores en su fundación, revisarse en muchos respectos, Se les
nuevas industrias productoras dé nuevas instalaciones. Cosa que es también enfrentan problemas y posibilidades similares a los que han de ha-
comprensible desde nuestro punto de vista. Desde luego, esto no supone una
contradicción con lo aquí e.\|nictto, sino mis bien lo contrario.
cer frente los viejos negocios, si bien surgen éstas de causas dife-
(

242 DESENVOLVIMIENTO ECONÓMICO EL CICLO ECONÓMIU) 243

rentes y secundarías; y, como se mencionó más arriba, están menos nueva expansión, y especialmente sus fenómenos secundarios; la
preparados para hacerles frente que las viejas empresas. La conduc- adaptación de muchos individuos y, por tanto, de muchos valo-
ta característica del hombre de negocios en la depresión consiste res, al nuevo equilibrio, se retrasa o se impide a menudo por la
en medidas, corrección de medidas, y nuevas medidas para resolver esperanza de que si pueden mantenerse aún —cosa que con fre-
esc problema; todos los fenómenos, aparte de los pánicos infunda- cuencia interesa a los acreedores— podrán liquidar en condiciones
dos y de las consecuencias de los errores —que caracterizan el favorables en la próxima expansión, o simplemente podrán evitar
curso anormal de los hechos aun en una crisis pueden ser incluidos la liquidación —cosa especialmente import ntc en épocas predo-
en esta concepción de la situación creada por el auge y la conducta minantemente prósperas, y que salva a muchas empresas que en
de los hombres de negocios impuesta por ella, de la perturbación del realidad no son dignas de subsistir así como a otras que lo son,
equilibrio y la reacción frente a la misma de los cambios en los da- pero que en cualquier caso retrasa o impide la consecuencia de una
tos y la adaptación abortiva o con éxito frente a ellos. posición de equilibrio estable.
Lo mismo que el verdadero significado de un período de de- La mistificación creciente de la vida económica facilita la con-
presión, tal como lo conocemos de la experiencia, es la lucha por tinuación permanente de los desajustes en los grandes combinados
otra nueva posición de equilibrio que incorpore las innovaciones y y, por lo tanto, fuera de ellos, pues no podrá haber en la práctica
dé expresión a sus efectos sobre las empresas antiguas, así puede un equilibrio absoluto si no existe libre competencia en todas las
mostrarse que esa ludia debe conducir a una aproximación estrecha ramas de la p r o d u c c i ó n . Además, a consccuc cía del poder finan-
a una nueva posición de equilibrio; de un lado, teóricamente no ciero de algunas empresas, especialmente de las antiguas, el reajuste
podrá cesar el impulso director del proceso de la depresión hasta no es siempre muy urgente, no es cuestión de vida o muerte. Existe
que haya realizado su tarca, o sea hasta que haya conseguido esta- también la práctica que presta apoyo exterior a las empresas o a
blecer una nueva posición de equilibrio; y de otro lado, no puede industrias enteras que se hallen en dificultades, por ejemplo, sub-
surgir una nueva expansión en el sistema e c o n ó m i c o hasta que se sidios oficiales, dados bajo el supuesto (de buena o mala fe) de que
haya cumplido esa condición. L a conducta de los hombres de ne- la dificultad es solamente temporal y creada por circunstancias for-
gocios en los períodos tic depresión está dirigida claramente por el tuitas. vSc da también en esos tiempos un clamor en pro de protec-
elemento de pérdida real o potencial. Pero las pérdidas tienen ción arancelaria. Y todo esto actúa en la misma forma que la fuerza
lugar o son inminentes —no necesariamente en la totalidad del sis- financiera de las viejas industrias. Existe también el elemento suerte
tema e c o n ó m i c o , sino en las partes más expuestas— en tanto que —por ejemplo, una buena cosecha (pie se presenta en el momento
no se hallen todos los hombres de negocios y, por lo tanto, el sis- preciso. Finalmente, las anormalidades tienen el efecto de pro-
tema en su conjunto, en un equilibrio estable, que es en la práctica ducir super-compcnsacioncs; si, por ejemplo, un pánico injustifica-
lo mismo que decir: hasta que produzcan de nuevo a precios que
do ha depreciado indebidamente las acciones de un negocio, y
cubran aproximadamente los costos. E n consecuencia, la depresión
comienza en consecuencia un movimiento correctivo al alza, este
durará, desde un punto de vista t e ó r i c o , hasta que tal equilibrio se
movimiento [Hiede también exceder la marca, manteniendo una co-
consiga aproximadamente. Y tampoco se interrumpirá el proceso
tización excesivamente alta de las acciones, v conduciendo a una
por una nueva expansión hasta (pie haya realizado su tarea en el
pequeña pseudoexpansión que puede durar bajo ciertas circunstan-
sentido antedicho. Pues hasta esc momento existe por fuerza una
cias hasta que comience la verdadera.
gran incertidumbre respecto a los nuevos datos, lo que hace impo-
sible el cálculo de las nuevas combinaciones, y difícil la o b t e n c i ó n Indudablemente que la posición alcanzada al final no corres-
de los factores de la p r o d u c c i ó n requeridos. Ambas conclusiones ponde nunca al cuadro teórico de un sistema sin desenvolvimiento,
se hallan de acuerdo con los hechos si se tienen en vista las siguien- en el cual no habría ya ingresos bajo la forma de interés. Sola-
tes realidades. U n conocimiento del movimiento cíclico v de su mente se evita esa circunstancia por la duración relativamente corta
mecanismo, que es peculiar al mundo moderno de los negocios, de las depresiones. Sin embargo, se produce siempre aproximación
permite a los negociantes calcular, tan pronto como se haya ter- a una posición sin desenvolvimiento, que siendo relativamente es-
minado el peor p e r í o d o , las posibilidades de (pie se presente una table, pueda ser el punto de partida para la iniciación de nuevas
combinaciones. Llegamos, por tanto, a la conclusión de (pie, según
I
244 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO E L CICLO ECONÓMICO 245
•i
nuestra teoría, debe existir siempre ur proceso de absorción, ent. el capítulo iv) se justifica a pesar de los varíes obstáculos que en-
dos expansiones, que finalice en una posición próxima al equili. cuentran al principio estos efectos, por el hecho de que la represen-
38

brio, cuya realización es función de la depresión. Y eso es impor- tación económica de un período normal de depresión no es tan
tante para nosotros, no sólo porque exista realmente esa posición terrible como induce a pensar el humor de la gente. Aparte de que,
intermedia, y corresponda su explicación a la teoría del ciclo, sino por regla general, permanece intacta la mayor parte de la vida
también porque la prueba de la necesidad de tal posición periódica económica, el volumen físico de las transacciones baja sólo en for-
de cuasi-equilibrio completa nuestra argumentación. Pues parti- ma insignificante. La exageración de las concepciones populares
mos de la posición en la cual se origina por primera vez la ola de i de los daños causados por la depresión se aprecia en las investiga-

I
9

desenvolvimiento, sin tener para nada en cuenta si esc fuera o no- ciones oficiales de las crisis.- Y esto es cierto no sólo en términos
el caso, desde el punto "de vista histórico. Podríamos incluso asu- de bienes, sino también en términos de dinero, a pesar de que el
mir un estado " e s t á t i c o " inicial, con objeto de hacer resaltar aún movimiento cíclico con su inflación en la prosperidad y deflación
más la naturaleza de la onda. Pero para que nuestra teoría explique en la depresión, debe estar especialmente marcado en la expresión
la esencia del f e n ó m e n o , no es suficiente que a la cresta de la onda monetaria. Los ingresos totales no suben en la expansión ni caen
siga de hecho una hondonada: ha de ser así necesariamente; cosa en la depresión más del 8 al 12 por ciento (comparados con los
que no podemos asumir simplemente ni sustituir la prueba de que años normales), aun en América, donde la intensidad del desenvol-
así debe ocurrir por la c o m p r o b a c i ó n del hecho. Por esta razón ha vimiento hace las fluctuaciones más marcadas que en Europa (Mit-
sido precisa una a r g u m e n t a c i ó n un tanto pedante en esta sección. chcll). Aftalion ha mostrado ya que la baja de precios durante la
depresión no constituye sino un pequeño porcentaje sobre la me-
E n segundo lugar, además de la digestión de las innovaciones
dia, y que las fluctuaciones realmente grandes tienen sus causas en
que acaba de ocupar nuestra atención, el período de depresión hace
las condiciones especiales de los artículos individuales, y tiene poco
otra cosa que, sin embargo, no es tan patente como esos fenóme-
(pie ver con los movimientos cíclicos. Lo mismo puede decirse de
nos a los cuales debe su nombre: cumple lo que prometió la expan-
todos los grandes movimientos generales, como, por ejemplo, el
sión. Y ese efecto es duradero, mientras que los fenómenos des-
período de posguerra. Cuando desaparezcan los fenómenos del
agradables son solamente tic carácter temporal. La corriente de
curso anormal de los hechos (pánicos, epidemias de quiebras, etc.)
bienes se enriquece, se reorganiza parcialmente la producción, dis-
1
que se hacen más suaves de continuo, y con ellos la ansiedad del
minuyen los costos,- v lo que al principio parecía ganancia del em-

4
peligro incalculable, la opinión pública juzgará también las depre-
presario termina por aumentar los ingresos permanentes de las de-
siones en forma diferente.
más clases.
2 5

Esta conclusión que se deduce de nuestra teoría (véase también Indudablemente no puede considerarse como normal la depresión de
la posguerra. En mi opinión es un error tratar de leer resultados generales
M
Hemos hablado dos veces de los efectos de la expansión en el aumento «le la teoría del ciclo de los negocios en el material de la posguerra. I'ero
de los costos; en primer lugar la demanda de los empresarios eleva los pre- es un error que se comete frecuentemente. De allí que se expliquen muchos
cios de los bienes de producción, cosa que se provoca de nuevo por la de los juicios de los "galenos de las crisis", que propugnan ei empleo de
demanda subsiguiente de todos los que cabalgan sobre las ondas secundarias una política de crédito adecuada, por el hecho de que lo que afirman del mo-
del desenvolvimiento. Estas elevaciones de costos no tienen nada que ver con vimiento cíclico normal es solamente cierto respecto a las crisis de la pos-
el alza secular de (pie tratan los economistas clásicos, que suponían dificul- guerra. _
tades en la producción de medios de subsistencia a causa del aumento de la Véase, por ejemplo, los de la Verein fur Sozialpolitik, a los informes
población. Ahora bien, IOÍ_ costos decrecientes de que se habla arriba, no son hechos en Inglaterra durante lis depresiones importantes anteriores a 1895,
complemento de estos mayores costos en dinero. Son coriseo,encía del pro- como el Third Repon on the Dtpretiion <>f TraJe. Las investigaciones serías
<r:
greso productivo realizado por la expansión v significan una baja de los son de fecha más reciente, como, ¡vir ejemplo, el Special MetnorjttJmn z; ír
costos reales por unidad de producto, primeramente en las nuevas empresas del London and Cambridge Economic Service (de |. \ V . E. Rou-c), o bien
compradas con las antiguas, y más tarde también en las últimas, dado que —para Norteamérica— los datos V cálculos del Re port o\ i t'mimúttee of the
deben adaptarse —por ejemplo, reduciendo su producción y confinándose a Presidan'i Confcrcnce on Unempioyment. l.'n método interesante que con-
las mejores posibilidades— o desaparecer. El sistema económico como tal, duce a los mismos resultados para el año 1921, si bien este ano o fue solo
produce cada uiidad de producto, después de cada expansión, con menores ile depresión (véase la nota anterior), se debe a (,'. Snyder (en .1 iniimttratjotl,
gastos de tierra y trabajo. mayo de 1921).
246 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO

Vemos el verdadero carácter del período de depresión si con- En la expansión dcb"« -nbir los salarios. Pues la nueva deman-
sideramos lo que da y quita a distintas categorías de individuos- da —-primero de los empresarios y luego de todos aquellos que ex-
abstrayendo siempre de los fenómenos del curso anormal de los he- tienden sus operaciones a medida que.sube la segunda onda-— es
chos, que no nos interesa aquí. Elimina la posibilidad de ganancia^ fundamentalmente una demanda de salarios, y eso en forma directa
del empresario y de todos sus seguidores, especialmente de aquellos c indirecta. Por tanto, debe aumentar primero la ocupación y con
uc gozan en forma fortuita o especulativa de los frutos del alza ella la suma total de los salarios del trabajo, después la paga indi-
3 e precios durante la expansión; que no se reemplaza sino ei. for-
ma imperfecta por las posibilidades de juego a la baja que aparecen
vidual y, por tanto, los ingresos del trabajador. La demanda au-
mentada de bienes de consumo procede de esta alza de salarios,
durante la depresión. E l empresario ha logrado y a su ganancia resultando en una elevación del nivel general de los precios. Y de-
normalmente y la incorpora al negocio ahora ajustado y estable- bido al hecho de que pane de los ingresos de los terratenientes, que
cido; pero no obtiene nuevas ganancias, sino que, p o r el contrario, están coordinados t e ó r i c a m e n t e con los de los obreros, no se elevan
está amenazado de pérdidas. E n el caso general se sacará su ga- con los salarios por las razones mencionadas, y que no aumenten
nancia de empresario; pero aun en el caso ideal, se reducirá al en absoluto los ingresos fijos, es meramente nominal el alza total
m í n i m o su otro ingreso como empresario. Muchas influencias ad- de salarios, pero es equivalente a un ingreso real mayor para el
versas sobreviven en el curso real de los hechos, si bien mitigadas trabajo, y a su vez a una parte mayor en el producto social que no
por algunos de los factores ya mencionados. Sufren, como es .na- ha aumentado aún. Este es un caso especial de la siguiente verdad
tural, los seres humanos relacionados con viejos negocios, que aho- general: ninguna inflación puede ser inmediatamente perjudicial a
ra van a desaparecer por virtud de la competencia. Son, en cambio, los intereses de los trabajadores, en tanto que el poder de compra
beneficiarios típicos de la depresión todos aquellos que posean nuevamente creado opere, primero sobre los salarios y más tarde
ingresos monetarios fijos, que no se alteran sino al cabo de gran- sobre los precios de los bienes de consumo. Solamente en tanto que
des p e r í o d o s de tiempo, como jubilados, rentistas, funcionarios y no sea éste el caso, o cuantío al alza de salarios se enfrenten obs-
terratenientes que hayan arrendado su tierra por un largo espacio táculos externos (como, por ejemplo, durante la guerra), pueden
de tiempo. E l contenido en mercancías de sus ingresos en dinero 28
permanecer retrasados los salarios en la forma descrita tantas veces.
•—que se c o m p r i m i ó durante la prosperidad— se eleva ahora, y Si la inflación es el vehículo de un exceso del consumo, como en
debe hacerlo en principio mas de lo que se c o m p r i m i ó anterior-
1
mente, como se ha mostrado ya (véase, más arriba § J. " E n tercer de lujo más que a aquellas que producen productos alimenticios. L o que
lugar"). Los capitalistas que han verificado inversiones a corto tiene interés teórico en este problema lia sido ya tratado en distintos lugares
pla/.o ganan por el aumento de poder de compra tic la unidad de en este capítulo.
ingreso y de capital, perdiendo de otro lado por la reducción del La comprobación estadística de esta teoría encuentra varias dificulta-
des. En primer lugar, no se extienden suficientemente hacia el pasado los
tipo de interés; t e ó r i c a m e n t e , deben perder más de lo que ganan,
datos a nuestra disposición sobre los precios al por menor de los artículos
pero numerosas circunstancias secundarias •—peligro de pérdida, consumidos jxir los trabajadores, v el simple movimiento de los salarios no-
de un lado, premios al riesgo de otro, y demanda de pánico— qui- minales no significa nada, pero si nos contentásemos con cst(/s últimos datos,
tan su importancia práctica a este teorema. Los terratenientes cuyas podríamos comprobar nuestras hipótesis. La medula del volumen de empleo
rentas no están determinadas en tunero por contratos de larga du- de mano de obra es aún menos satisfactoria, y, sin embargo, no podemos ca-
ración — y , por tanto, el agricultor propietario de la tierra— se recer de ella para la comprobación de nuestra teoría. Antes Je la guerra no
era posible medir el trabajo en jornadas reducidas y tampoco el paro obrero
hallan fundamentalmente en la misma posición que los obreros, de total, salvo con cifras de los sindicatos obreros y censos ocasionales. H o y
forma que puede afirmarse ahora de ellos lo dicho anteriormente seria mucho más factible, pero por razones ya indicadas sólo entran en nues-
de los trabajadores. Las diferencias importantes en la práctica, tra consideración las cifras de la prc-gucrra. Disponemos ahora de una obra
pero no en la teoría, son tan familiares que no entraremos en su que trata de determinar lo que precisamos, que es "Real \ \ ic'es and the
discusión. 27 Standard of Confort since 1850", publicada por G . II. VVood en el Journal of
the Roy al Statistie.il Soria;, (marzo, 1909). Se extiende hasta 1902 y confir-
7
ma nuestros supuestos. Sin embargo, aparece al final del sitilo in movimiento
-' Tampoco es necesario entrar aquí en los erados diferentes en que afec-
no cíclico y secular que perturba el cuadro, y que supone también una abe-
ta la depresión a l.e, distintas industrias —por ejemplo, industrias de artículos
EL CICLO ECONÓMICO 249
lo * 'I r^-lji
el caso de que se financie una guerra por la inflación, ícaccionará alza que podría esperarse de acuerdo con nuestra teoría queda
20
también sobre la posición de los trabajadores el empobrecimiento oculta en realidad por la aparición de la siguiente expansión.
del sistema económico, aunque no en forma tan severa como sobre a) En primer lugar, se destrozan muchas empresas, y quedan
otros grupos de individuos. Pero en nuestro caso ocurre precisa- otras muchas reducidas a la inacción, a causa de los hechos que he-
mente lo contrario. mos denominado la inseguridad y aparente irregularidad de los datos
En la depresión se eleva el poder de compra de la unidad de y sucesos del período de depresión, y aún más por los pánicos y
salarios. De otro lado baja la expresión monetaria de la demanda errores provocados por el curso anormal de los hechos. V eso re-
de trabajo, como consecuencia de la deflación automática con la sulta, entre otras cosas, en paro obrero, cuyo carácter esencialmente
cual comienza la expansión. En tanto que no ocurre otra cosa, pue- temporal no altera el hecho de que es una gran desgracia, aniqui-
de permanecer imperturbada la demanda efectiva real de trabajo. 80
ladora bajo ciertas condiciones, para todos aquellos a quienes con-
Serian en ese caso aún más elevados los ingresos reales de los tra- cierne, y que el miedo a ella —precisamente por la imposibilidad
bajadores, y no sólo más que en la posición previa aproximada de de poder calcular su aparición— contribuye esencialmente a la at-
equilibrio, sino también que en la expansión. Pues lo que fue ante- mósfera de depresión. Esta desocupación es típica de los períodos
riormente ganancia del empresario, corre ahora —totalmente según de depresión, y origen de ofertas de trabajo impulsadas por el pá-
nuestra concepción teórica, pero en forma gradual c incompleta nico, resultando, por tanto, en la perdida de mucho terreno ganado
desde el punto de vista p r á c t i c o — a los servicios de la tierra y tra- previamente por los sindicatos, y a veces también en una presión
bajo en tanto que no sea absorbida por la baja en el p'ccio del severa sobre los salarios cuyo efecto puede ser mayor de lo que
producto (capítulo ív). Pero las siguientes circunstancias se opo- podría esperarse a base del número de los sin trabajo.
nen a ello, si bien en forma temporal, v provocan la baja temporal b) Debemos distinguir de lo anterior el hecho de que las nue-
de los ingresos reales que muestran las estadísticas, mientras que el vas empresas eliminan completamente a los viejos negocios o bien
los obliguen a restringir sus operaciones. Indudablemente que se en-
frenta a la desocupación, causada en tal forma, la nueva demanda
rracíón de las líneas del movimiento cíclico. Según la continuación hecha de trabajo de los nuevos negocios. Y hasta q u é punto sobrepasa
por el Prof. Bowley de la obra de IVood, ej trabajo de la Sra. VVood ("The
esta demanda la desocupación provocada, se ve por el ejemplo ac la
Coursc of Real Wagcs in London 1900-1912", en jounul of tbc Royal Statis-
tical Socicty, diciembre de 1911), y el de A. II. 1 lansen, "Faetón affecting diligencia y el ferrocarril. Pero eso no ha de ser así por fuerza, y
the Trcnd of Real Wagcs", publicado en Amer. Econ. Rcv. (marzo, 1925), aunque lo sea pueden presentarse fricciones y dificultades (pie pe-
«pie, sin embargo, no se refieren a la extensión del empleo obrero, la teoría sen en forma desporporcionada en la balanza, en caso de funcio-
no encaja con los hechos reak-s. Pero es fácil apreciar que nuestras conclu- namiento defectuoso del mercado del trabajo.
siones se comprobarían si se eliminara el al/a secular de precios. Sobre las
c) L a nueva demanda de trabajo mencionada más arriba surge
conexiones curre la producción de oro y el nivel de salarios, véase Pigou, en
Kcononnc Joirrnal (junio, 192?).
cuando la prosperidad se halla en camino, y pierde su importancia
I.a argumentación tpie sigue ahora en el texto está apoyada adecuadamente
por el hecho de que cesa la demanda de los empresarios por el tra-
por las estadísticas. Los salarios reales bajan regularmente en la depresión, bajo que han creado las nuevas inversiones.
pero solamente en una parte de lo que aumentaron durante la expansión. Y d) L a expansión supone, por lo general, un paso en el sentido
eso es exactamente lo que esperamos. de la mecanización de! proceso productivo, y de ahí necesaria-
Aparecería también el empobrecimiento v sus consecuencias, y de ahí, mente una disminución de la cantidad de trabajo requerida por
por tanto, una inflación relativa —en el caso de mantenerse casi constantes
las cantidades de medios de pago— aun sin el empleo de métodos financieros unidad de producto; envuelve también con frecuencia —si bien no
inflacionista,. El texto se refiere a esa intensificación de los efectos que lleva es obligado— una disminución de la cantidad de trabajo solicitada
consigo el papel moneda o la inflación de crédito. en la industria en cuestión, a pesar de la expansión de la produc-
:i
" Este nuevo concepto significa aquí simplemente una demanda expre- ción que resulta. L a desocupación tecnológica aparece, pues, como
sada en unidades de un parrón ideal que no sufriera alterne,.mes cíclicas de- un componente de la desocupación cíclica, v debe ser contrastada
bidas a las modificaciones en la cantidad de medio circulante; de ahí (pie sólo
indique cambios reales en la demanda total de trabajo, v no los que son sim- con ella, c o m o si no tuviera nada que ver con el cielo.
plemente nominales. Este elemento que se nresenta en casi todas las depresiones, pro-
250 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO EL CICLO ECONÓMICO 251

voca grandes y penosas dificultades que por suerte suelen ser e*M»>J| fácilmente en el punto en el cual se transforma la prosperidad en
31
transitorias. Porque la demanda total real de trabajo no ¡ uede depresión. El peligro persiste por algún tiempo, pero es tanto más
;
bajar permanentemente por regla general, pues aun desdeñando pequeño cuanto mejor haya realizado su labor el proceso de la
cualquier compensación y todos los elementos secundarios, el gasto depresión." Si se presenta el pánico, se transforman en causas inde-
de aquella parte de la ganancia del empresario que no haya sido pendientes —cosa que no hubieran sido en el curso normal de los
destruida por la baja de precios impide con facilidad una contrac- hechos— los errores que se cometen primeramente en tal situación,
ción perpetua. A u n en el caso de que fuera empleada solamente en o quedan destacados por ella los estados de opinión pública, etc.;
el consumo, debe resolverle en salarios (y rentas, pues todo esto es se transforman en causas de una depresión que exhibe característi-
aplicable a ellas t a m b i é n ) . Tiene lugar un aumento en la demanda cas diferentes y conducen a resultados distintos de los normales. E l
real de trabajo cuando se hacen inversiones, demanda cuya inten- equilibrio establecido por último, no es igual al que se hubiera es-
sidad depende, como es natural, de la extensión con que se haya tablecido en otra forma. Los errores graves y la destrucción no
invertido. pueden ser reparados de nuevo, y crean situaciones que a su vez
c) L a expansión puede rebajar, directamente o por sus efec- provocan nuevos efectos que deben resolverse por sí mismos; sig-
tos, la demanda real de trabajo (y, en forma permanente) sólo en nifican nuevas perturbaciones c imponen procesos de adaptación
un sentido: si desvía lo bastante en la nueva combinación la impor- QUC hubieran sido superfinos de otro modo. L a distinción entre
tancia marginal relativa de la tierra y el trabajo que se daba en la curso normal y anormal de los hechos es muy importante, no sola-
antigua c o m b i n a c i ó n produ iva, en desventaja del trabajo. Pues mente para la c o m p r e n s i ó n de la naturaleza de las cosas, sino tam-
puede bajar en ese caso no solamente la participación del trabajo bién para las cuestiones teóricas y prácticas y relacionadas con ella.
en el producto social, sino también la cuantía absoluta de sus in- l i e m o s visto — e n contraste con una doctrina que ve en el ciclo
gresos reales. F„s de mayor importancia práctica que este caso —que e c o n ó m i c o un fenómeno monetario, o (pie tiene sus raíces en el
de nuevo no precisa ser de c a r á c t e r permanente— una desvia- c r é d i t o bancario, teoría (pie está especialmente asociada hoy día
ción de la demanda en favor de los medios de p r o d u c i ó n produci- con los nombres de Kcyncs, Fishcr y l l a w r r c v , y con la política
dos existentes. de la Federal Reserve Board— (pie no carecen de significado y fun-
G>n esta salvedad, volvemos a nuestra conclusión: que la na- ción las ganancias obtenidas en la expansión ni las pérdidas de la
turaleza e c o n ó m i c a tic la depresión resille en la difusión de los re- depresión. Por el contrario, allí donde representa aún su papel
sudados tle la expansión a través tic la totalidad tlel sistema eco- 3 2

n ó m i c o , por el mecanismo de la lucha por el equilibrio; y que A medida que continúa la depresión, se hace mis pequeño el peligro
de un colapso del sistema económico v de su sistema de crédito. Esta alir-
solamente reacciones temporales, que son precisas sólo en parte al mación es compatible con el hecho de que no ocurran la mayor parte de las
sistema, ocultan esta característica fundamental y producen la at- quiebras en lo próximo al omito culminante, sino más tarde, y a veces cuando
mósfera expresada en la palabra "depresión", lo mismo que la re- ha pasado va el peligro. Pues la herida mortal de una empresa no provoca
percusión pie exhiben aun los índices (pie no pertenecen (por lo
(
su presentación inmediata ante los tribunales de quiebras. Por el contrario, lo
menos en forma exclusiva) a la esfera del dinero, crédito y precios resiste cada uno tanto como le sea posible. Y muchas empresas pueden ha-
cerlo por tiempo más o menos largo, esperando —lo mismo que sus acreedo-
y no reflejan simplemente la deflación automática característica res— que sean más favorables los tiempos. Deliberan, recurren a prórrogas,
de la depresión. buscan nuevos apoyos, a veces con éxito, o por lo menos con el éxito de
conseguir la liquidación voluntaria, pero otras vetes sin éxito Pero, sin em-
% ó. E l comienzo de una crisis inicia un curso anormal de a c ó n - / bargo, consiguen en esc caso ¡«istcrgar la muerte que sobrevtene a veces en
el próximo movimiento alcista teniendo lugar el naufragio a la vista de tierra.
tecumentos, o lo que es anormal en el curso de los acontecimientos.
Esc no es el resultado de nuevos desastres, cuyo peligro se redice progresiva-
C o m o hemos señalado, no plantea una nueva cuestión teórica. Nues- mente, sino que es la consecuencia de los que ocurrieron hice ya tiempo.
tro análisis nos muestra .pie los pánicos, quiebras, rupturas del Aquí, como en todas panes, nos interesamos por causas primarias, y por el
sistema (rediticio, etc.. no necesitan aparecer, pero pueden aparecer factor característico de la explicación, y no por la cuestión de la aparición
de los efectos. Eso crea una discrepancia aparente entre nuestra teoría y la
"i S r ; m V
"'' '' ' " " "" ' " ' " " D a s
<''n»'<l|>rin/i.> der Vcrniluritrslchrc" observación, pero tal discrepancia sólo puede transformarse en objeción si se
en el Arckr, f,„ . S , . - , „ . „ „ ^ ¿ f c , * '
l ^
( v [ ) | » muestra que no está explicada satisfactoriamente.
• -vi • :; t

252 DESENVOLVIMIENTO ECONOMI* EL CICLO ECONÓMICO 253

el empresario privado, en competencia con sus iguales, son elemen- de papel moneda inconvertible. Puede obstruir completamente el
tos esenciales del desenvolvimiento que no pueden eliminarse sin proceso normal lo mismo que el anormal. Y se afrenta no sola-
destruir este último. Este sistema económico no puede pasarse sin la mente al argumento anti-inflacionista en general, sino también al
ultbna ratio representada por la destrucción completa de aquellos argumento de que destruye esa medida de selección que debe ads-
seres que p u d i é r a m o s denominar inadaptados sin esperanzas de sal- cribirse a la depresión, cargando al sistema económico con los
vación. Pero las perdidas y la destrucción que acompañan al curso inadaptados, y con aquellas empresas que no merecen subsistir. E n
anormal de los hechos, carecen realmente de significado y de fun- contraste con ello, aparece la restricción de c r é d i t o s que se realiza
ciones. L a justificación de las varias propuestas de una profilaxis usualmentc por los bancos en forma no sistemática y sin gran pre-
y t e r a p é u t i c a de las crisis descansa principalmente sobre ellas. E l visión, como una política cuyas consecuencias están al menos abier-
otro punto de vista sano de la política de remedio, es el hecho de tas a la discusión, que es la política de curar el mal permitiendo libre
que aun la propia depresión normal — y mucho más la anormal— curso a sus consecuencias. Este procedimiento p o d r í a ser suple-
afecta a individuos que no tienen nada que ver con el significado mentado por otras medidas que haría difícil la resistencia de los
V la causa del ciclo, y sobre todo a los obreros. productores individuales a la baja necesaria de precios. Pero tam-
E l remedio más importante á la lemgue, y el único no expuesto bién es concebible una política de crédito —por parte de los bancos
a objeciones, es la mejora de los p r o n ó s t i c o s del ciclo económico. individuales como tales, pero más aun por parte de los centrales,
L a mayor familiaridad de los hombres de negocios con el ciclo, es con su influencia sobre el mundo bancario p r i v a d o — que diferen-
(junto con la mistificación progresiva) la causa verdadera de la de- ciara entre los fenómenos del curso normal de la depresión, que
bilitación cada vez mayor de los f e n ó m e n o s verdaderos de la crisis tienen una función económica, y los fenómenos del proceso anor-
(hay que tener en cuenta que no encajan aquí los hechos provo- mal, que destruyen sin cumplir ninguna finalidad. Es cierto que
cados por la guerra, ni los tiempos como el p e r í o d o de la pos- tal política conduciría a una variedad especial de aquella planifi-
1
guerra)."- L a p o s t e r g a c i ó n de nuevas construcciones por parte de cación e c o n ó m i c a que aumentaría infinitamente la influencia de los
las empresas del estado o grandes combinaciones a periodos de cri- factores políticos sobre el destino de individuos y grupos. Pero eso
sis, aparece desde nuestro punto de vista como una m o d e r a c i ó n de supone un juicio político que no nos interesa aquí. I>os requisitos
las consecuencias de la aparición en grupos de las nuevas combi- previos técnicos de tal política —una visión comprensiva de los he-
naciones, y una atenuación de la inflación de la expansión y de la chos y posibilidades de la vida económica v cultural—, si bien son
deflación de la depresión, siendo, por tanto, un medio efectivo de posible o b t e n c i ó n teórica con el tiempo, no están, sin duda, a
de aliviar los movimientos cíclicos y los peligros de crisis. U n nuestro alcance por el momento. Pero es interesante establecer des-
aumento indiscriminado y general de las facilidades de crédito sig- de un punto de vista teórico que no es imposible tal política, y que
llifica simplemente inflación, lo mismo que ocurre con un sistema no debe clasificarse con las quimeras o las medidas que no estén
adaptadas por naturaleza para la consecución de sus fines, o con
a:l
previsión creciente debilita también el movimiento cíclico normal. medidas que provoquen reacciones que compensen sobradamente
Pero no puede impedirlo, como no puede menos de reconocerse si se escruta sus efectos directos. Los fenómenos del curso normal y anormal
nuestra argumentación desde este punto de vista. Opino ¡xir eso que T . S. de los hechos no son distinguibles sólo conccptualmentc. Son en
Adanis va demasiado lc|os cuando afirma (pie "Anticipar el ciclo es neutra-
lizarlo". Eso es diferente del elemento anteriormente citado (véase 5 2, b; realidad cosas diferentes; v puede reconocerse a ú n hoy, sí un caso
"en cuarto lugar"), según el cual el desenvolvimiento económico se trans- concreto pertenece a una o a otra clase. Tal política debería dis-
forma con el tiempo de más en más en asunto de cálculo. Pero esc elemento tinguir, en la masa de negocios amenazada por la catástrofe, aque-
es un tanto diferente de la familiaridad y previsión de la cual hablamos ahora. llos que hubieran quedado anticuados, desde el punto de vista t é c -
Mitiga también el movimiento cíclico, pero |x>r otra razón: tiende a eliminar
nico o comercial, por la expansión de los puestos en peligro por
la causa fundamental de la expansión y actúa, por tanto, en forma mucho más
lenta, pero también actúa en forma mucho mas completa, en cuanto a la ten- circunstancias secundarias, reacciones y accidentes; abandonaría a
dencia, que la mera anticipación del movimiento cíclico (que no puede evi- los primeros a su suerte, v apoyaría a los últimos, c o n c e d i é n d o l e s
tarse en tanto exista la causa). También es distinto de lo que ocurre, con la crédito. Y podría tener éxito en el mismo sentido que p o d r í a te-
mistificación, que mitiga el curso normal v anormal de los hechos por los nerlo una política consciente de higiene racial, éxitos que no son
mismos motivos.
254 D E S E N V O L V I M I E N T O ECONÓMICO

obtenibles en tanto que se permita a los hechos que continúen Ope-


rando automáticamente. En todo caso, podemos afirmar que las
crisis desaparecerán más'pronto que el sistema capitalista, que es
quien las na creado.
Pero ninguna terapéutica podrá obstruir permanentemente el
PRÓLOGO D E L TRADUCTOR 7
gran proceso social y económico, por el cual se hunden en la es-
cala social para desaparecer finalmente las empresas, posiciones in- PRÓLOGO A L A EDICIÓN ESPAÑOLA 8
dividuales, formas de vida, valores culturales e ideales. En una
sociedad con propiedad privada y libre competencia, este proceso PREFACIO A L A EDICIÓN INGLESA' 13
es el complemento necesario del emerger continuo de nuevas for-
mas sociales y económicas, y de ingresos reales en continuo cre-
I. La corriente circular de la vida económica en tanto que
cimiento para todas las capas sociales. El proceso sería más suave
condicionada por circunstancias dadas 17
si no hubiera fluctuaciones cíclicas, pero no se deben totalmente a
las últimas, ni es totalmente independiente de éstas. Esos cambios
II. El fenómeno fundamental del desenvolvimiento econó-
son más importantes desde el punto de vista teórico y prácü-
mico 08
cconómico y cultural, que la estabilidad económica sobre la cual
se ha concentrado por tanto tiempo la atención analítica. Y es m^<
..I. Crédito y capital 104
característico del sistema capitalista, lo mismo que de su cultura y
resultados, la elevación y caída de familias y empresas, que cual- Naturaleza y función del crédito 104
quiera de las cosas que puedan ser observadas en una sociedad esta- Capital 123
cionaria, tomada en el sentido de que se produzcan sus procesos con El mercado de dinero 130
ritmo constante.
IV. La ganancia del empresario 135

V. Interes del capital 162

VI. El ciclo económico 213

255

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