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Desde el punto de vista agrícola, los problemas no se dan tanto en los países desarrollados.
La fertilización química es muy eficaz, y las plantas cultivadas pueden crecer sin micorrizas; no
obstante, la presencia de hongos siempre ayuda a la asimilación de N y P en formas poco
asequibles al vegetal.
Se dan más en países tropicales. Los terrenos cultivables han sido arrebatados a la selva, y
suelen tener un pH bajo. Al introducir encalados y otras correcciones, se elimina a la micoflora
natural y las plantas pueden encontrarse con dificultades para asimilar nutrientes. Por tanto, el
empleo rentable de micorrizas se convierte a veces en un tema de investigación prioritario.
Los intentos de repoblación con plantas autóctonas (más difícil aún si no lo son) pueden
encontrar dificultades. Estas plantas suelen obtenerse en viveros, en los que las condiciones
imperantes (buena fertilización química y empleo de fungicidas y otros biocidas) no favorecen
precisamente la micorrización. Estas plantas, al ser trasplantadas a su hábitat definitivo,
pueden hallarse virtualmente indefensas frente a las agresiones ambientales (sequía,
enfermedades, etc.).
La reforestación con plantas micorrizadas, por tanto, se muestra cada vez más útil si se
desea tener éxito. Los hongos más estudiados actualmente para este fin son los formadores de
manto (sobre todo, con coníferas y Quercus) y los MVA (leguminosas, gramíneas, etc.).
Por otro lado, el interés de la micorrización no reside sólo en la planta. Ciertos hongos
comestibles alcanzan un gran valor económico, como las trufas . La siembra de encinas
micorrizadas con trufas interesa a muchos propietarios de parcelas en nuestros montes. Otros
aficionados a la recogida de setas se plantean la posibilidad de micorrizar los árbole
Se ha de tener cuidado a la hora de elegir las especies de hongos a aplicar. Se sabe que
una planta, sobre todo si es un árbol, puede cambiar de hongo simbionte a lo largo de su vida.
Por tanto, micorrizar plantas jóvenes con hongos aparentemente exitosos en bosques
maduros puede ser un error. La investigación al respecto ha de ser rigurosa, si se desea evitar
fracasos.
Para establecer una simbiosis bajo condiciones controladas, es necesario obtener cultivos
puros de plantas y hongos. Desgraciadamente, muchos de éstos no crecen o lo hacen mal en
medios artificiales (agar con nutrientes).
Por supuesto, para su empleo a gran escala se han de buscar métodos rentables de
inoculación, fuera del laboratorio. Esto es difícil, ya que resulta complicado conjugar la cantidad
con la calidad y ausencia de patógenos indeseables.
Las MVA se obtienen de forma parecida. Se puede inocular con rizosfera de plantas
previamente micorrizadas (existe el problema de la contaminación con organismos extraños).
Otra posibilidad es producir plantas micorrizadas "limpias", en medios sin suelo, cuyas raíces
puedan ser empleadas para inocular a otras plantas. Un método muy empleado es inocular
plantas cultivadas en un sustrato inorgánico, la arcilla expandida. Los hongos MVA invaden la
raíz y esporulan profusamente, quedando sus esporas adheridas a los gránulos de la arcilla, que
puede utilizarse para inocular otras plantas.