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Asentamientos en barrancos, zonas inclinadas, inundables o próximas a

plantas industriales o áreas peligrosas

Asentamientos en barrancos
En una sociedad cambiante y de
rápido crecimiento demográfico
es inminente la migración de
ciertos sectores de la población.
Según el consejo
centroamericano de la vivienda y
asentamientos humanos
(CCVAH, 2008) más de la mitad
de los habitantes de la cuidad de
Guatemala carecen de viviendas
decentes, bajo estándares
básicos de necesidades
humanas. Una gran parte de los mismos viven en condiciones de extrema
pobreza, lo cual es visible en asentamientos urbanos ubicados en la cuidad
capital. Frecuentemente estas comunidades están situadas en áreas de alto
riesgo, tales como: laderas de montañas, a la orilla de ríos y en barrancos
empinados. La falta de planificación urbana deja a miles de familias vulnerables de
contingencias causadas por acciones antrópicas, es decir: derrumbes,
inundaciones, incendios, entre otros.

Por lo general, estas construcciones carecen de elementos básicos de un edificio


funcional. Se resumen a un espacio interior abierto, con poca iluminación natural y
conciencia inexistente hacia el entorno natural.

Es evidente que las condiciones de hacinamiento impactan severamente en la


calidad de vida de las personas. Desde una perspectiva psicológica, habitar en un
espacio de precariedad puede causar trastornos emocionales como: irritabilidad,
estrés, frustración, negativismo, entre otros. Para los jóvenes y niños
pertenecientes a dichas comunidades, los trastornos pueden impactar incluso su
desarrollo de aprendizaje, ya que existe una correlación cercana entre la
enseñanza y el espacio donde se aprende.

Zonas inclinadas
Un asentamiento irregular o
infravivienda es un lugar donde se
establece una persona o una
comunidad que está fuera de las
normas establecidas por las
autoridades encargadas del
ordenamiento urbano.

Los establecimientos irregulares por


lo general son densos
asentamientos que abarcan a
comunidades o individuos
albergados en viviendas autoconstruidas bajo deficientes condiciones de
habitabilidad.

Típicamente son el producto de la necesidad urgente de obtención de vivienda de


las comunidades urbanas de escasos recursos económicos, o de migrantes
llegados de zonas rurales, empujadas a abandonar sus tierras por múltiples
motivos, y al no existir, generalmente, políticas que habiliten a estas personas a
adquirir por medios legales viviendas dignas.

Características

 Viviendas construidas en zonas de alto riesgo: bordes de ríos, lagunas,


montañas, expuestas a inundaciones y deslaves.

 Viviendas con limitado acceso a los servicios tales como agua potable, gas
para calefacción, luz eléctrica, cocina y red cloacal (drenaje).

 Difícil acceso a vivienda ya que frecuentemente no hay caminos


consolidados de acceso, y los pocos que existen son veredas con abundantes
huecos.

 Multiplicidad de condiciones económicas y en un mismo barrio.

 Dificultades de acceso de ambulancias, bomberos y policía ante distintos


eventos.

 Viviendas construidas por material obtenido de la basura: cartón, plástico,


papel.

 Pobre protección para el frío, vientos, arena, etc.

Asentamientos en zonas inundables


Durante las últimas décadas las ciudades en
riesgo se han incrementado
considerablemente, en especial sobre países
en desarrollo, estimulado por el crecimiento
demográfico y la constante reconfiguración
urbana. Estos parámetros se manifiestan en
la expansión urbana, conformando sectores
periurbanos marginales y precarios que al ser
impactados por eventos de inundaciones
magnifican sus condiciones de vulnerabilidad.
La ciudad de Morelia en los últimos diez años
ha manifestado la recurrencia de esta
problemática, reflejándose en las características sociorresidenciales periféricas, debido al
incremento de población en situación precaria. Por lo tanto, las consecuencias de las
inundaciones suelen ir acompañadas de diversas decisiones y condiciones humanas, de
tal forma, este trabajo parte de la correlación de variables físicas y sociales, así como del
uso de diversos métodos y herramientas para obtener los parámetros necesarios en el
reconocimiento de áreas precarias y su relación con el riesgo de desastre por
inundaciones.

Los desastres urbanos asociados a fenómenos naturales han tenido repercusiones


diferentes a través de la historia, sin embargo, durante la última década los impactos de
amenazas naturales han causado innumerables pérdidas humanas, materiales y
económicas (Pelling, 2005), principalmente en ciudades pequeñas y medianas
latinoamericanas, debido a las condiciones humanas y los procesos acelerados de
consolidación de suelo que se están llevando a cabo.

Bajo este proceso, cabe destacar las problemáticas ambientales y sociales en las
periferias, donde se observa la constante incorporación de tierras sin una vocación
urbana, invadiendo suelo productivo, transformando ecosistemas y cambiando la
habitabilidad de la población local. De la misma forma, estos espacios comúnmente son
ocupados por población de bajos recursos económicos, que dadas sus necesidades de
vivienda, se asientan sobre suelos inseguros y factibles a sufrir un desastre.

Áreas peligrosas
Debido a que los terrenos son pequeños
(oscilan entre 20 y 50 mts2) las viviendas
son de uno o dos ambientes y, por la
necesidad de más espacio, se tiene la
tendencia a realizar construcciones en un
segundo o tercer nivel. Generalmente se
construye sin asesoría técnica que brinde
seguridad en las edificaciones. El peligro
mayor se da en las viviendas ubicadas en
las laderas y orillas de los barrancos,
especialmente cuando se han colocado
sobre rellenos.

Pasar la temporada de invierno cuando


se vive en laderas de barrancos va más allá de escuchar cómo se derrumba el terreno
contiguo o percibir los retumbos de un río que serpentea a escasos metros. En realidad
se trata de convivir a diario al filo de una tragedia.

Esa es la situación de unas 200 mil personas en el país que carecen de ingresos que les
permita vivir en un inmueble seguro.

Entre quienes se resignan a arriesgar su vida en áreas peligrosas de asentamientos en la


metrópoli figura la familia Reynoso Gutiérrez, que en el 2009 emigró de la aldea El
Regadío, en Uspantán, Quiché, hacia la capital, con el objetivo de mejorar sus
condiciones de vida.

La urbanización rápida parece ser uno de los factores claves en el crecimiento de la


vulnerabilidad, en particular en familias de baja renta dentro de asentamientos irregulares
de invasores. El proceso de urbanización da como resultado una presión sobre la tierra
cuando los migrantes rurales pasan a las ciudades ya superpobladas, donde el recién
llegado tiene pocas alternativas distintas a ocupar tierras inseguras.5 Pero los riesgos de
las amenazas naturales son solo una parte de los peligros que afrontan estas
comunidades; con frecuencia hay riesgos "normales" mayores y de mayor presión como
son la mala nutrición, la salud deficiente, y la inseguridad ciudadana.

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