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Cuando hablamos de negociación, generalmente se nos viene a la mente la idea de una lucha
feroz entre dos o más partes que tratan de obtener para sí el mayor beneficio. Además es común
en esta materia, confundir el problema que estamos intentando resolver con la persona con la que
tratamos el caso, por lo que adicionamos a la contienda por tratar de maximizar beneficios, los
sentimientos y opiniones personales que tenemos acerca de ese individuo.
La negociación debe realizarse cuando dos o más partes no pueden ponerse de acuerdo en algo o
no se escuchan, generalmente esto sucede cuando las personas no tienen una visión a largo plazo
y no tienen posturas razonables.
El negociador tendrá la disposición de llevar la negociación sin presiones hacia las partes y de
una manera que permita aclarar las posturas y aceptar un punto de equilibrio conveniente.
Para negociar es necesario que las personas involucradas cambien de actitud o de conducta, el
negociador les inducirá a percatarse del problema y se sienten a negociar de acuerdo a los
intereses de ambas partes y de una manera flexible para que haya una relación ganar-ganar y no
de quién pierde menos.
Los profesores Roger Fisher y Bill Ury desarrollaron el método de negociación por principios o
intereses, denominado Método Harvard de Negociación.
■ Amplios y buenos para todas las partes: la negociación se plantea para obtener un resultado
conjunto para ambas partes, que sea mejor que las respectivas alternativas individuales.
■ Duraderos: ayudan a mejorar las relaciones entre las partes, y no generan un posterior
conflicto.
El llamado Modelo de Harvard es una herramienta conceptual que nos ayuda a ver los
componentes de la negociación de manera más clara. De la misma forma que un prisma
descompone la luz blanca en siete colores, el modelo diferencia los Siete Elementos que siempre
están presentes en toda negociación y que a menudo se encuentran mezclados.
También se conoce, por tanto, como el Modelo de los Siete Elementos y tiene su origen en las
investigaciones realizadas por Roger Fisher y William Ury a finales de los años 70 como parte
del “Proyecto Harvard de Negociación”. La base teórica inicial quedó recogida en el libro
“Getting to YES” (1981), cuya segunda edición (1991) -en la que también participó Bruce
Patton- se convirtió en el libro de negociación de referencia a nivel mundial.
Con sus investigaciones, Fisher y Ury trataron de responder a una pregunta: ¿Cuál es la mejor
manera de que las personas traten sus diferencias? Según ellos, hasta entonces existían dos
formas de negociar:
El “Proyecto Harvard de Negociación”, con Fisher y Ury a la cabeza, proponía una tercera vía:
La “Negociación basada en Principios”.
Los cuatro “Principios” sobre los que se pusieron las bases del “Método” eran los
siguientes:
1. “Separe a las personas del problema”.
2. “Céntrese en los intereses, no en las posiciones”.
3. “Invente opciones en beneficio mutuo”.
4. “Insista en utilizar criterios objetivos”.
A partir de ahí se extrajeron los cuatro primeros “Elementos” que irían definiendo el Modelo:
La Relación. Con este elemento se subrayaba que un acuerdo nunca podrá ser bueno si
con él se deteriora la relación entre los negociadores.
Los Intereses. El corazón del Modelo: todos los asuntos que preocupan realmente a las
partes en una negociación.
El Modelo de los Siete Elementos se completó con otros dos que, de alguna manera, estaban
implícitos:
El Compromiso. El punto final de la negociación, lo que las partes acuerdan por escrito o
verbalmente.
Asignarle un nombre a cada uno de los Siete Elementos (igual que lo hacemos con los siete
colores), supone disponer de un lenguaje común que podemos utilizar para entender, discutir y
aplicar dichos elementos.
EL PROBLEMA
Situación en la cual dos o más personas que están en desacuerdo o tienen necesidades e intereses
insatisfechos, interactúan para satisfacerlo. El conflicto no es ni bueno ni malo de por sí, sino que
puede ser bien o mal manejado. El conflicto bien manejado contribuye a generar información,
confianza, crecimiento, ganancias, construcción y creatividad, para las partes; mientras que el
conflicto mal manejado: todo lo contrario. Los mecanismos comúnmente utilizados para el
manejo de los conflictos, son: la negociación, facilitación, conciliación, mediación, arbitraje y
decisión judicial.
A continuación explicaremos cada uno de Los cuatro “Principios” sobre los que se pusieron
las bases del “Método”:
También hay que tener en cuenta, que la relación tiende a entremezclarse con el problema. Para
explicar esto, es mejor acudir a un ejemplo: “los del departamento de marketing están tirando el
dinero de la empresa”. Cuando lo más preferible hubiera sido, la empresa está perdiendo dinero
y es hora de recortar gastos, ¿cómo puede cada departamento colaborar y ayudar en este
recorte?. Según cómo lo digamos, y en el momento concreto en el que lo digamos, el receptor del
mensaje puede interpretar que hay un problema y que además se ha producido un ataque
personal. Para evitar estas situaciones, hay que evitar la negociación posicional y enfrentarse al
problema, no a la gente.
Cada vez que vamos a negociar, tendemos a olvidar que las otras partes son personas y no entes
abstractos. Por lo tanto tienen percepciones, sentimientos, emociones y maneras de ver y afrontar
la vida de manera diferente a la nuestra. Se suma a esto, el hecho que estas personas traen
consigo mismas experiencias de vida y un bagaje cultural que les han otorgado características de
personalidad diferentes. En tal sentido cabe recordar la célebre reflexión de Ortega y Gasset “el
hombre es, el hombre y sus circunstancias”.
Es indispensable tener en cuenta que todas las personas son diferentes, que atraviesan situaciones
distintas y que responden a intereses, en muchos casos, contrarios a los nuestros. Es por ello que
resulta indispensable escuchar a los otros, y no hacerlo solamente oyendo el mensaje, sino
también haciéndoles saber que se ha entendido lo que quisieron decir. Para llevar a cabo esta
actividad comunicacional, se puede utilizar la siguiente secuencia: Primero expone A y cuando
termina, B hace un resumen de lo que entendió y le pide a A que ratifique o rectifique lo que
crea importante. Si A ratifica el mensaje, concluye el proceso, si en cambio A rectifica todo o
parte el contenido del mensaje, B debe volver a manifestar lo que interpretó y si A le confirma
que eso es correcto, queda claro el mensaje.
Finalmente Harvard recomienda ser amables y respetuosos con las personas, no agredirlas,
tratarlas mal o ser impacientes con ellas, pero a la vez, mantenerse firme en la defensa de los
propios intereses.
Es habitual discutir en base a posiciones sin ahondar en los intereses para encontrar soluciones
¿Qué significa esto? Las posiciones son aquellas cosas que decimos que queremos, los intereses
son subyacentes a las posiciones y responden a la pregunta ¿por qué lo queremos? Vamos a tratar
de aclarar estos conceptos a partir del siguiente ejemplo:
“Dos niñas quieren naranjas y solamente queda una, entonces comienzan a pelear para ver quien
se queda con la naranja. En esta situación ambas tienen una misma posición, las dos quieren una
naranja, manifiestan querer el mismo bien, la naranja. Luego ingresa la madre de las niñas en la
escena y pide que le cuenten que está sucediendo, ante lo cual las niñas manifiestan su posición,
las dos quieren la única naranja que queda. La madre, actuando inteligentemente, trata de ir más
allá de las posiciones, y les pregunta ¿por qué o para qué quieren la naranja?, entonces una le
contesta que necesita la cáscara para saborizar el bizcochuelo que está preparando con una amiga,
y la otra le dice que quiere prepara un jugo por que tiene sed. Estos últimos son los intereses de
cada una de las niñas. De este modo podemos observar que a partir de la detección de los
intereses, la pelea se soluciona sencillamente, dando a una la cáscara de la naranja, y a la otra el
resto de la fruta para que pueda preparar el jugo.
Para cada interés suelen existir varias soluciones posibles que las podríamos ordenar en función
de su grado de aceptación. Por otro lado, una buena planificación debe tener en cuenta que detrás
de las posturas opuestas y enfrentadas, hay muchos más intereses de los que se presentan en un
principio en conflicto. Se trata por tanto de indagar, y de buscar la mejor solución, teniendo en
cuenta los intereses subyacentes. Siguiendo con el ejemplo, al oír la discusión el bibliotecario
acude al lugar, e indaga sobre los motivos e intereses de cada parte. Tras haber obtenido la
información que necesitaba, se llega a una solución satisfactoria, que es que el que tiene calor se
sienta junto a la ventana que permanecerá abierta, y quien quiere evitar la corriente, se cambiará a
un sitio situado lejos de la ventana.
En conclusión, pese a que a priori pueden presentarse intereses contrapuestos, una buena
planificación basada en la obtención de información, puede revelarnos que existen intereses
compatibles entre sí. Por otro lado, centrándonos en los intereses de la gente y no en las
posiciones, estimularemos la creatividad de ambas partes de modo que obtendremos soluciones
mutuamente ventajosas.
Es una buena práctica plantear distintas opciones para ver como podemos encontrar una solución.
Es probable que estemos cerrados en una única posibilidad, y quizá existan otras opciones que
satisfagan nuestros intereses y que además convengan a las otras partes, o por lo menos, que no
las perjudique.
Como herramienta para encontrar diferentes opciones podemos utilizar la técnica conocida como
“brainstorming” (lluvia de ideas), para lo cual se debe generar un espacio en el cual se pueda
escuchar todas las ideas que vayan surgiendo sin desechar ninguna, ya que aún de cosas
aparentemente sin sentido, puede derivar alguna solución viable.
También es conveniente contar con las opiniones que pueden dar profesionales, o expertos de
distintas disciplinas, para encontrar otras opciones.
A la hora de proponer un acuerdo o de realizar una oferta, se aconseja que no sea la única que
tengamos en el tintero. El motivo es que, como ya hemos comentado antes, no debemos que la
improvisación se haga dueña de nuestro proceso de negociación, porque una falta de negociación
sólo puede provocar que hagamos concesiones antes de tiempo, y que el acuerdo alcanzado (si es
que finalmente se logra alcanzar alguno) sea poco sólido y atractivo. Para evitar esto, hay que
estar preparado y buscar alternativas que puedan resultar beneficiosas tanto para mí, como para la
otra parte. Al fin y al cabo, si estamos negociando es porque la otra parte tiene algo que a
nosotros nos interesa y a la inversa.
Hay un dicho popular que dice que hay que prever lo peor, y esperar lo mejor. En un proceso de
negociación, esto lo podríamos relacionar con una AMAN (Alternativa al Mejor Acuerdo
Negociado). Debemos tener en cuenta, de que si no somos capaces de elaborar una serie de
alternativas creativas y atractivas para la otra parte, de modo que podamos llegar a una Zona de
Acuerdo aceptable, la otra parte puede tener una alternativa externa a ese acuerdo. Por lo tanto,
deberemos ser capaces de ofrecerles algo mejor, para obtener un acuerdo ventajoso y eficaz. Pero
esa alternativa o AMAN puede ser un arma de doble filo, porque si quien lo ostenta somos
nosotros, podremos apretar a la otra parte, para ver si logramos alguna concesión más ventajosa,
siempre teniendo en cuenta el principio de McCormack de evitar un acuerdo desproporcionado.
Recuerde que la “no invención” es el estado natural de las cosas y usted debe actuar en
contra de esto
Dése permiso para generar ideas diferentes que para los “pragmáticos” pueden ser
consideradas como locas
Tenga en cuenta que la presencia del otro negociador puede inhibir su creatividad
El criterio utilizado para cerrar un acuerdo debe ser independiente de la voluntad de las partes, de
tal modo que les quede la sensación que han obtenido una solución justa. Por ejemplo, si la
negociación se refiere a la compra de una casa, y el motivo por el que no se llega a un acuerdo
tiene que ver con el precio, se puede recurrir a la valuación del inmueble por parte de un perito
tasador que no tenga ninguna vinculación con alguna de las partes, o averiguar la valuación de las
propiedades en la zona, o en otras zonas de similares características.
Este punto resulta muy importante porque, al basar la decisión en base a criterios objetivos, las
partes quedan satisfechas con el resultado de la negociación.
CIERRE DE ACUERDOS
Insista en utilizar criterios objetivos.
Si cada una de las partes pretende imponer su criterio para alcanzar un acuerdo, como los mismos
son directamente opuestos, no habría acuerdo posible, por lo cual se hace necesario que los
resultados se basen en criterios justos, más allá de las voluntades y deseos de cada una de las
partes. Por bien que se entiendan los intereses de las partes, por mucho ingenio que se demuestre
en inventar maneras para conciliar los intereses, por más que se valore una relación existente:
casi siempre tendrá que enfrentarse con el hecho de que los intereses están en conflicto.
Así, el método expresa: insista en que los criterios sean objetivos, ya que una negociación basada
en principios produce acuerdos prudentes en forma amistosa y eficiente.
Otros ejemplos de Criterios Objetivos, además del tercero experto e independiente, sería acudir
al valor de mercado, un precedente, criterios profesionales o tradicionales… Pero en cualquier
caso, los coautores de “Obtenga el sí” ponen el acento en que deben de tratarse de criterios justos
e imparciales.
El Método Harvard de la Negociación (metodología diseñada por sus profesores Roger Fisher,
Bruce Patton y William Ury en 1980), enseña los 7 ASPECTOS BÁSICOS ó ELEMENTOS
DEL PROCESO que intervienen y se relacionan entre sí, que proporcionan un marco analítico y
conceptual importante para la obtención de acuerdos ganar – ganar, objetivo principal de éste
método:
3. OPCIONES: Identificar toda la gama de posibilidades en que las partes pudieran llegar a un
acuerdo y satisfacer sus intereses. Un acuerdo es mejor si se incorpora la mejor de muchas
opciones.
Conocer muy bien los procesos de crear valor, reclamar valor y la elección de REC.
CREAR.
Los mejores valores están en las diferencias. Por ejemplo, actitud frente al riesgo,
cadencia temporal, percepciones, valor marginal de la misma cosa.
4. CRITERIOS: Los criterios tienen que delinearse perfectamente para que el acuerdo al que se
va llegar deba ser con prudencia y justo para ambas partes.
Es importante para nosotros que la otra parte tenga la sensación de habernos «ganado», aunque
ello no sea cierto y nosotros hayamos conseguido nuestros objetivos. Este ejercicio ayudará
además a descubrir nuevos intereses y opciones útiles a la negociación.
5. RELACIÓN: Las negociaciones más importantes se hacen con las personas o instituciones
con las cuales hemos negociado antes y negociaremos de nuevo. Para una buena relación no
debes mezclar problemas de relación personal con problemas esenciales de la negociación.
Cuando el negociador tiene sus objetivos claros, tratará de transmitirlos tratando de conectarse
con la otra parte de manera dinámica. Este paso es muy importante pues de él dependerá que la
conexión entre ambos sea clara y precisa para así poder abordar el próximo paso.
La Negociación por Principios (también conocido como Método Harvard de Negociación) fue
desarrollada como proyecto de investigación por la Universidad de Harvard y trabaja problemas
de negociación así como métodos mejorados de negociación y mediación a todos los niveles.
Las personas negocian constantemente, tomando decisiones, solucionando problemas, etc... Sin
embargo, muchas veces nos enfrentamos a personas que son intransigentes, no quieren negociar,
son más poderosas, juegan sucio, etc...
En la negociación "dura", se suele ser duro con las personas y duro con el problema. En la
negociación "blanda" se suele ser blando con las personas y blando ante el problema.
En la Negociación por Principios, se es "duro" con el problema y "blando" con las personas. No
se trata de ceder ni mucho menos sino de buscar opciones de interés mutuo.
A - Interés, definir lo que se desea alcanzar claramente, sin que queden dudas.
B - Alternativas, después de definir lo que se desea, hay que establecer alternativas o planes tipo
B, para poder negociar.
D - Criterios, valorar las propuestas para aceptar aquellas que se ajusten a las necesidades de
las partes.
G - Comunicación, debe ser coherente y adecuada, con relación a las necesidades y expectativas
de las partes en conflicto.
Con este alternativo método de negociación, en lugar de ser un negociador suave o duro, Ud.
Lleva a las partes a entender que no son amigos ni adversarios sino que están solucionando un
problema.
En lugar de ser suave o duro, sea suave con las personas y duro con el problema, separando a
ambos.
No dé a conocer su última posición ni engañe sobre cuál es ésta: evite tener una última posición.
No ceda ante la presión de presiones: razone y permanezca abierto ante las razones: ceda ante los
principio y no ante las presiones.
Este método es válido para negociar con clientes, proveedores, hijos rebeldes, entidades
internacionales, terroristas y cualquier situación real que la vida nos presente.