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Creo imposible decía Pascal “conocer las partes sin conocer el todo y tampoco
conocer el todo sin conocer particularmente las partes”. Pero es muy frecuente que los
saberes permanezcan desunidos, divididos, fragmentados. En este sentido, Morin
propone que “la educación debe promover una “inteligencia general”, apta para referirse,
de manera multidimensional, a lo complejo, al contexto en una concepción global. Aunque
el pensamiento impertinente tiende a empoderarse cada vez más, alejándose para
comprender lo vivo, lo humano, la afectividad”. ¿Cuál es el papel de la técnica con
respecto al conocimiento de la realidad?, Morin apunta “que el problema de los humanos
es el de aprovechar las técnicas pero no de subordinarse a ellas”. Castells (1997)
asimismo, piensa, que “las nuevas tecnologías no deberían hacernos adoptar un tono
profético, al expresar mensajes simples de determinismo tecnológico”.
Morin estima que “la educación del futuro deberá velar por que la idea de unidad
de la especie humana no borre la de su diversidad, y que la de su diversidad no borre la
de la unidad”, y para Adell (1997) coincidiendo con Morin en el tema de la condición
humana y la igualdad social, sostiene que “debe evitarse que las nuevas tecnologías
acrecienten las diferencias sociales existentes o creen sus propios marginados”.
Morin afirma que debemos cuidar el planeta, vivir en armonía, paz; pero advierte el
hecho contradictorio de que “el desarrollo de la técnica nos ha traído progreso,
libertad...sin embargo, el siglo XX nos ha dejado la posibilidad destructora de las armas
nucleares y la muerte ecológica”, y reflexionando sobre la identidad y la conciencia
terrenal, agrega, “que reconocer el lazo consustancial con la biosfera nos conduce a
abandonar el sueño prometeico del dominio del universo”.
En el mundo de hoy, todo parece borroso en todas las áreas de la vida, vamos
navegando en un océano de incertidumbres, al grado que Morin llega a sostener que “los
siglos anteriores siempre creyeron en un futuro repetido o progresivo, sin embargo, el
siglo XX ha descubierto la pérdida del futuro, es decir su impredecibilidad”. La esfera
educativa, por su parte, no está fuera de esta realidad vivencial, por eso Pérez (2000),
afirma que “la incertidumbre ha llegado también a la universidad, hay crisis en el rol del
profesorado, los cambios acumulados en poco tiempo han conducido a una crisis múltiple.
La incertidumbre, la dubitación y la inseguridad componen el núcleo central de un
problema de difícil consenso”.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Castells, Manuel (1997), “La era de la información”, Tomo I, Economía, sociedad y cultura.
Capítulo 1. Alianza Editorial, Madrid.
Levis, Diego (2004), “Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información: Modelo para
armar”, en “Signo y Pensamiento”. Universidad Javeriana, No. 44, Bogotá.
Morin, Edgar (1999), “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro”,
UNESCO