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REQUISITOS PARA SU PROCEDENCIA

Para que la representación opere se requieren de las siguientes condiciones:

a) Que el representado no pueda o no quiera aceptar la herencia por las razones previstas en
la ley. Cuando no desea la herencia la repudia mediante la renuncia. En cambio, si ha
premuerto o muerto conjuntamente con el causante, si ha sido desheredado o declarado
indigno, no puede recibirla porque ya no existe, en consecuencia deja de desplegar su
personalidad: ya no es sujeto de derecho.

b) Que el representante sea pariente del causante, en línea recta o colateral, siempre de
manera descendente, pues nuestro Código regula la representación en ambas líneas, pero del
tronco hacia las ramas.

c) Que el representante sea descendiente consanguíneo del representado, tanto en la


representación en línea recta o en línea colateral.

d) Que el representante tenga aptitud para suceder, se exige que sea hábil para suceder al
causante, no importando, de otro lado, que no lo fuera en relación al representado. Podría
especularse esté, habiendo sido declarado indigno o desheredado de la herencia del
representado, no estaría habilitado para ocupar su lugar mediante la representación sucesoria.
Semejante afirmación es insostenible, para que haya representación se requiere que el
representante tenga aptitud con relación al causante y no con relación a otra persona, además
que sea pariente directo del representado.

e) Que no exista sucesor con mejor derecho que el representante, pues de haberlo, éste toma
la herencia y no el posible representante por la regla mediante la cual el pariente más próximo
excluye al más remoto.

CASOS EN QUE PROCEDE

Ameritan la representación sucesoria las siguientes causas:

a) Premuerte del llamado a suceder. Este primer supuesto se refiere a la premoriencia del
representado a quien sus herederos representarán. Aquél debe haber fallecido con
anterioridad al causante, de haber acaecido el fallecimiento con posterioridad sin que se haya
repudiado la herencia, se produce ya una transmisión de los bienes y derechos a su favor, los
mismos que a su muerte pasarán directamente a sus herederos (vocación directa) y no por vía
de representación (vocación indirecta). De esta forma en la premoriencia los herederos del
fallecido antes que el causante, reciben la herencia que hubiera recibido el premuerto si
viviese. La premoriencia del representado no se origina solamente con el fallecimiento físico
(cesación irreversible de la función cerebral), sino también puede causarla la declaración
judicial de muerte presunta, siempre que en la resolución judicial se haya establecido de
manera clara que la muerte presunta del llamado se produjo antes del fallecimiento del
causante. Si una persona es declarada judicialmente muerta, sus herederos pueden
representarla en la sucesión que hubiera recibido si viviese.
b) Renuncia del representado. Al ser repudiada una herencia por un heredero legitimario o
legal (según la representación sea en línea recta o en línea colateral), los descendientes del
renunciante, que además serán sus herederos, están facultados para recibirla en su
representación. Esto no implica. Que el ejercicio de aquel derecho de representación los hace
actuar por otro, el representante actúa por atribución normativa y exclusivamente a su favor.
Si la renuncia es impugnada, por haberlo así establecido el art. 676º del Código civil, por los
acreedores del renunciante y se declara fundada la impugnación, los herederos del renuncian
te reciben el remanente, una vez pagadas las deudas del renunciante. Por lo tanto aun cuando
la renuncia fuere impugnada, la representación sucesoria se mantiene incólume y los
herederos del renunciante pueden llegar a tomar la herencia (o parte de ésta) a través de la
representación. Esta circunstancia permite contrarrestar los efectos que la renuncia maliciosa
produce: La renuncia es maliciosa e ineficaz únicamente cuando daña los derechos de los
acreedores, y es eficaz en cuanto al exceso, que permite a los herederos del renunciante
recibir el saldo por vía de representación. La representación sucesoria no impide el pago de las
deudas del renunciante. Quien renuncia a una herencia con la intención de perjudicar a sus
acreedores, provoca la ineficacia de su renuncia respecto de sus acreedores, pero es válida
para sus descendientes en cuanto al exceso.

c) Indignidad del representado. La indignidad impide que el llamado pueda recibir los bienes,
derechos y obligaciones que componen la herencia dejada por su causante. Este impedimento
no es obstáculo para que los herederos del indigno asuman la titularidad de lo que deja el
causante primigenio, por vía de representación. La indignidad debe ser judicialmente
declarada, no basta que el llamado haya incurrido en alguna de las causales por las que se
pierde la herencia por indignidad, es necesario que haya sentencia firme que la establezca. La
inacción de los herederos dentro del plazo para intentar la acción de exclusión por indignidad,
consolida la calidad de sucesor en el heredero y a quien se atribuyó una causal de indignidad.

d) Desheredación del representado. Al igual que en la indignidad, desheredado el llamado a


suceder, los descendientes de éste son los que reciben la herencia de su causante, si la
aceptan. Debemos entender que la desheredación constituye una facultad del testador y para
que ella surta efectos es necesario se expida resolución judicial que la justifique o, en su
defecto, que el desheredado haya omitido intentar la acción de contradicción contra la misma.

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