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DEL
SANTISIMO ROSARIO
POR
Editorial
APOSTOLADO MARIANO
Recaredo, 44 - 41003 SEVILLA
Tel.: 954 41 68 09 Fax: 954 54 07 78
-
www.apostoladomariano.com
Con licencia eclesiástica
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Anunciación-En carnación y le suplicamos reiteradamen
te nos proteja duran te roda la vida y en especial a la hora
de la muerte. Nos asociamos a la "Esclavita del Señor"
y la acompañamos hasta que la vemos en la gloria para
que con Jesús nos ponga la co rona que hayamos mereci
do. ¡No es maravilloso recorrer todo s los días, en compa
ñía de la Madre del Reden tor, el cam ino de nuestra salva
ción!
Lee, pues, el librito que te presentamos, lector, y medí
talo. Y que esta m editación te haga recitar con devoción ,
gozo y fruto todos los días de tu vida esta oración tan del
agrado de ti y mi Madre celestial.
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PROLOGO
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por la Providencia para realizar un gran bien. El Beato
Montfort estaba predestinado a combatir el jansenismo,
al comenzar el siglo XVI II. Su lratado de la Verdadera
Devoción a la Santísima Virgen, hallado en la mitad del
siglo XIX, debía contribuir a robustecer el movimiento,
que impele a las almas a María y favorecer el respeto y
la confianza hacia tan buena Madre .
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rá saborear su devoción predilecta y les inspirará el abra
zarla con amor.
Fuera del motivo sobrenatural apuntado, contribuyó a
retardar la impresión del «Secreto Admirable», el hecho
de que el Beato al componerlo aprovechara extensamente
la obra del dominico Antonino Thomas, impresa en Reims
el año 1698 bajo el título de Rosario místico de la Santísi
ma Virgen, o Santo Rosario ideado por Santo Domingo;
porque no solamente tomó las ideas, sino que reprodujo
literalmente numerosos pasajes de la misma obra . De ahí
que se dudara si convenía editar, al amparo del nombre
del Beato Montfort, un trabajo que era debido en parte
a otro . Sin embargo, después de larga reflexión nos he
mos decidido a ello. ¿Por qué? Porque el libro que ofre
cemos al público es en realidad un trabajo personal de
Montfort . El Beato autor escogió de la obra del domini
co los paisajes que creía más a propósito para hacer bien
y los ordenó más armónicamente. Su libro presenta as
pecto sugestivo y original: es una corona mística, de la
que cada capítulo es una rosa . El lector puede así ornar
c on cincue n t a y tres rosas maravillosas la frente de su So
berana .
Montfort ha sacado de una obra, un poco farragosa y
abultada, un compendio suelto y conciso, sembrado de
reflexiones prácticas, enriquecido con capítulos entera
mente nuevos del Beato Alano de la Roche, etc .
Finalmente, una razón de peso, es que gracias a la in
fluencia de Montfort, las ideas adoptadas por él y recibi
das del dominico A. Thomas, van a tener un tan glorioso
destino como seguramente no habría soñado su autor. Ba
jo el nombre amado y conocido de Montfort, cundirán
esas ideas por el mundo entero para alimentar la piedad
mariana de innumerables multitudes. Si se editara «El Ro
sario místico», la obscuridad de su autor le proporciona-
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ría un éxito dudoso, mientras que, sin la menor vacila
ción, predecimos al «Secreto Admirable del Santo Rosa
rio» un éxito cierto y brillante.
Si una persona cualquiera pretendiese hacer un compen
dio del «Rosario místico», un opúsculo más sencillo y ade
cuado para la generalidad de los fieles, nadie tendría re
paro que oponer a ello .
Por el contrario , se alabaría el proyecto y se agradece
ría el autor . Pues bien, es un santo el que se ha impuesto
ese sacrificio y tomado ese trabajo y hemos por lo tanto
de aplaudir su iniciativa . Publicar su «Secreto» es parti
cipar de sus miras. Al examinar el manuscrito original,
hecho con letra segura y esmerada, se ve que está confec
cionado con amore. El amor guiaba la pluma del Beato,
el amor a su querida Madre del cielo, que él ansiaba hon
rar, y el amor a sus hermanos que aspira a conquistar pa
ra su devoción favorita. P ie ns a esto, lector, al recorrer es
tas páginas . Pide al Beato que transfunda en tu alma los
sentimientos que animaban la suya . Dile que te ayude a
saludar a M aría con el ángel Gabriel y a atraer, por esa
súplica, sobre la tierra, la gracia que te santifique y que
brante la cabeza de la serpiente infernal .
Por el Ave María
el pecado se destruirá.
Por el Ave Maria
toda gracia nos vendrá .
San Lorenzo del Sevre, l . 0 de octubre de 1911 .
Fiesta del Santo Rosario.
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ROSA BLANCA
A LOS SACERDOTES
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ducirá más fruto con su palabra, aunque sencilla, en u n
mes que los demás predicadores e n muchos ai'\os.
No nos contentemos, pues, mis queridos compai'\eros,
en aconsejarle a los demás, es necesario que le practique
mos. Bien podremos estar convencidos de la excelencia del
Santo Rosario, mas sino le practicamos, poco empei'\o se
tomará quien nos oyere en cumplir lo que aconsejamos,
porque nadie da lo que no tiene "Caepit Jesús facere et
docere". Imitemos a Jesucristo, que comenzó por hacer
aquello que ensenaba. Imitemos al Apóstol , que no co
nocía, ni predicaba más que a Jesucristo crucificado: y
eso es lo que haréis al predicar el Santo Rosario, que se
gún más abajo veréis, no es sólo un compuesto de Padre
nuestros y Avemarías, sino un divino compendio de los
misterios de la vida, pasión, muerte y gloria de Jesús y
de María . Si creyera yo que la experiencia, que Dios me
ha dado de la eficacia de la predicación del Santo Rosa
r io para convertir las almas , os podría determinar a pre
dicarlo, a pesar de la moda contraria de los predicadores;
os diría las conversiones maravillosas, que he visto venir
con la predicación del Santo Rosario; pero me contentaré
con relatar en este compendio algunas historias antiguas
y bien probadas . Y solamente en servicio vuestro he in
senado también algunos textos latinos de buenos autores,
que prueban lo que explico al pueblo en francés.
* *
ROSA ENCARNADA
A LOS PECADORES
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Sangre de Jesucristo, para haceros florecer y para salva
ros . Los impíos y los pecadores impenitentes claman to
dos los días: «Coronémonos de rosas». Coronémonos de
rosas, cantemos también nosotros, coronémonos con las
rosas del Santo Rosario. ¡Ah! ¡cuán diferentes son sus ro
sas de las nuestras! Son las rosas de ellos sus placeres car
nales, sus vanos honores y sus riquezas perecederas, que
muy pronto se marchitarán y perecerán; mas las nuestras
(nuestros Padrenuestros y Avemarías bien dichos, juntos
con nuestras obras de penitencia) no se marchitarán ni pa
sarán jamás y su resplandor brillará de aquí a cien mil años
como al presente; las pretendidas rosas de ellos no tienen
sino la apariencia de tales, en realidad no son otra cosa
que espinas punzantes durante la vida por los remordi
mientos de conciencia, que los atormentarán en la hora
de la muerte (con el arrepentimiento) y los quemarán du
rante toda la eternidad, por la rabia y la desesperación.
Si nuestras rosas tienen espinas, son espinas de Jesucristo
que El convierte en rosas. Si punzan nuestras espinas, es
sólo por algún tiempo, no punzan sino para curarnos del
p ecado y salvarn os. Coronémonos, a porfía , de estas ro
sas del paraíso recitando diariamente el Rosario. Si sois
fieles en rezarle devotamente hasta la muerte, a pesar de
la enormidad de vuestros pecados, creedme. Percipietis
coronam inmarcesibilem, recibiréis una corona de gloria
que no se marchitará jamás. Aun cuando os halláseis en
el borde del abismo, o tuvieseis ya un pie en el infierno;
aunque hubieseis vendido vuestra alma al diablo, aún
cuando fueseis un hereje endurecido y obstinado como un
demonio, tarde o temprano os convertiréis y os salvaréis,
con tal que (lo repito y notad las palabras y los términos
de mi consejo) recéis devotamente todos los días el Santo
Rosario hasta la muerte, para conocer la verdad y obte
ner la contrición y el perdón de vuestros pecados.
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Ya veréis en esta obra muchas historias de grandes pe
cadores convertidos por virtud del santo Rosario. Leedlas
para meditarlas.
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ROSAL MISTICO
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sus misterios gloriosos. No desprecies, pues, mi planta ex
celente y divina, plantadla en vuestra alma, adoptando Ja
resolución de rezar el Rosario. Cultivadla y regadla rezán
dole fielmente todos los días y haciendo buenas obras y
veréis como este grano que parecía tan pequefto llegará
a ser con el tiempo un árbol grande, donde las almas pre
destinadas y elevadas a la contemplación harán sus nidos
y morada para guardarse a la sombra de sus hojas de los
ardores del sol, para preservarse en su altura de las bes
tias feroces de la tierra y para ser , en fin, delicadamente
alimentadas con su fruto, que no es otro que el adorable
Jesús a quien sea honor y gloria por los siglos de los si
glos . Amén. Dios solo.
• •
CAPULLO DE ROSA
A LOS NIÑOS
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que tenia de seis a siete aftos, la toma de la mano y se la
lleva. Su hermana mayor la busca llena de turbación y de
sesperada de poderla encontrar vuelve a su casa llorando .
El padre y la madre la buscan dos días sin encontrarla .
Pasado este tiempo la encuentran a la puerta con su ros
tro alegre y gozoso . Pregúntanle de dónde viene y contes
ta que la Seftora a quien rezaba el Rosario la había lleva
do a un l ugar muy hermoso y la babia dado a comer co
s as muy buenas y había colocado en sus brazos a un Nifto
bellísimo. El padre y la madre, recién convertidos a la fe,
llamaron al Padre Jesuita que los había instruido en ella
y en la devoción del Rosario y le contaron lo que había
pasado . De sus propios labios lo hemos sabido nosotros .
Aconteció en el Pa rag uay .
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EL SECRETO ADMIRABLE
DEL SANTISIMO ROSARIO
PRIMERA DECENA
Primera Rosa
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cinco misterios gloriosos . De ese modo el Rosario es un
compuesto sagrado de oración mental y vocal para hon
rar e imitar los misterios y las virtudes de la vida, muerte,
pasión y gloria de Jesucristo y de María.
• •
Segunda Rosa
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min go q ue los crímenes de los hom bres obstaculizaban la
con versión de los alb igen ses , entró en un bosq ue próxi
mo a Tolosa y pasó en él t res d ías y t res noches en cont i
n u a oración y pen i t encia, no cesando d e gem ir , d e l l orar
y de m acerar su c uerpo con disciplinas para calmar l a có
lera d e Dios; de suerte que cayó m edio m uerto . La San t í
si m a Virgen acom pañada de t res princesas del cielo s e l e
apareció en to nces y le d i j o : «¿Sabes t ú , mi q ueri do Do
mingo , de q ué arm a se ha servi d o l a Santísim a Trinidad
para reformar el mu ndo? -Oh, Seño ra, respo ndió él . Vos
lo sabéis mejor que yo, porque después de vuestro Hijo
J es ucristo fu isteis el principal in strume n t o de nuestra sal
vación». El la añad ió: «Sabe que la pieza principa l de la
b atería fue la sal u tación angéli c a , que es el fu n d a m ento
d el Nuevo Testam ento; y por tan t o si quieres ga nar pa ra
Dios esos corazones endurecidos. reza m i salterio». El San
t o se levan tó muy consolado y abrasado de celo por el bien
d e est os pueblos, en t ró en la Cated ral; en el m i sm o mo
mento sonaron las campanas por int ervención de los án
geles para reu n i r los habitantes y al pri ncipio de la predi
cació n se levantó una espantosa tormenta; la tierra te m
b l ó , el so l se n u b l ó , los repet idos t r uenos y relám pagos
h i cieron est remecer y pali decer a los oyent es; y aum entó
su terror al ver u n a i m agen de la San t í s i m a Vi rgen , ex
puesta en lugar preem i nente levantar los brazos tres veces
h acia el cielo , para pedir a Dios venganza contra el los si
no se convert ían y recurrían a la protecció n d e la San t a
M adre de Dios.
mingo como fundador del Rosario, aunque n o enseñara é l a rezarlo pre
cisamente en series de diez A\'e Marias ,. distribu,·endo •orno ahora la
meditación de los misterios. Esta no sé fijó hast a el sigl o X\'.
Véanse sobre todo este asunto los interesantes arri.·ulos del P. Geti
no, O.P. (en la Ciencia Tomis ta , T. XXIV y XXV). u¿Fue Santo Do·
mingo fundador del Rosario?»
(1) De la dignidad del salrerio de Maria: es de•ir del Rl,�aril'.
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El cielo q uería por estos prodigios aumentar la nueva
devoción del Santo Rosario y hacerla más notoria . La tor
menta cesó al fi n por las oraciones de Sant o Domingo.
Con t i nuó su d iscu rso y explicó con tanto fervor y en t u
siasmo la excelencia del Santo Rosario , q u e los morado
res de Tolosa le ab razaron casi todos, ren unciando a sus
errores , viéndose en poco t iempo un gran cambio en l a
vida y cos t u m bres de la ciudad (1 ).
* *
Tercera Rosa
temporáneo. Los que narraron su vida lo hicieron dentro del cuadro ge
neral de la historia de su Orden, donde no cabían tantos pormenores.
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gen y le dijo: « Domingo , aunque lo que tienes preparado
para predicar sea bueno, he aqu í , no obstante, un sermó n
m ucho mejor q u e y o t e traigo » . Santo Domingo recibe
de sus manos el li bro donde estaba el sermó n , lo lee, lo
saborea , lo comprende, da gracias por él a la Santísima
Vi rgen. Llega la hora del sermón , se en fervoriza y des
pués de no haber dicho en alabanza de San Juan Evange
lista otra cosa , sino que había merecido ser custodio de
la Reina del ciel o , dice a toda la concurrencia de grandes
y doctores que hab ían venido a o írle y que estaban habi
tuados a discursos floridos, que no les hablaria con pala
bras de la sabiduría humana, sino con la sencillez y la fuer-.
za del Espíritu Santo . Y efectivamente, les predicó el Santo
Rosario , explicándoles palabra por palabra, como a ni
ños , la salutación angélica, sirviéndose de comparaciones
muy sencillas, que había leído en el papel que le diera la
Santísima Virgen . He aquí las mismas palabras del sabio
Cartagena, tomadas por él del li bro del Beato Alano de
l a Roche, titu lado De Dignitate psalterii: « Patrem sanc
tum Dominicum si bihaec revelatione dixisse tes tatur: Tu
praedicas, fili , sed uti caveas ne potius laudem hum anam
quaeras quam animarum fruct um, audí quid mihi Pari
siis contigi t . Debebam inmajori ecclesia beatae Mariae
praedicare, et volebam curiose no jactant i ae causa, sed
p ropter astantium facultatem et dignitatem . Cum igitur
more meo per horam fere ante sermonem in psalterio meo
(Rosarium intelligit) quedam in capella post altare maj us
o rarem , su bito factus sum in raptum. Cernebam amicam
meam Dei Genitricem afferentem mih i libell um et dicen
tem : « Dominice, etsi bonum est quod praedicare dispo
suisti sermonem, tamen longe meliorem attuli». Loet us
librum capio, lego constanter, ut dixit, reperio , gratias ago,
adest hora sermonis, adest parisiensis Universitas tota, do
minorumque n umerus magnus. Audiebant quippe et vi-
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debant signa magna quae per me Dominus operabatur;
itaque ambonem ascendo. Festum erat sancti Joannis
Evangelitae . De eo aliud non dico nisi quod custos si ngu
laris esse meruit Reginae coeli. Deinde auditores sic a l lo
quor: Domini et Magistri praestantissimi, aures reveren
tiae vestrae solitae sunt curiosos audire sermones et aus
cultare. At nunc ego non in doctis humanae sapientae ver
b i s , sed in ostentione spíritus et vi rtu t i s loquarn. Tu n e ait
Cart hagena post Beatum A la nu m:
Sanctus Dominicus eis e x plic a v i t Salutat ionen angel i
cam comparationi bus et si mili tud i ni bus fa m i l i aribus hoc
m odo».
El Beato Alano afirma que su Padre Santo Domingo,
le dijo un día en su revelación: «Hijo mío, tu rezas, pero
para que tú no busques las alabanzas de los hombres an
tes que la salvación de las almas, escucha lo que me suce
dió en París. Debía predicar en la m agnífica iglesia dedi
cada a la bienaventurada María y quería hacerlo de un
modo ingenioso, no por orgullo, sino por la influencia y
dignidad del auditorio. Según mi costumbre, oraba reci
tando el Rosario durante la hora que precedía a mi ser
món y tuve un rapto. Vi a mi amada Sei\ora la Madre de
Dios que trayéndome un libro me decía: « Domingo, por
bueno que sea el sermón que has decidido predicar, te trai
go aquí otro mejor».
«Muy gozoso, cogí el libro, lo leí entero y, como María
había dicho, comprendí bien que aquello era lo que con
venía predicar. Se lo agradecí con todo mi corazón . Lle
gada la hora del sermón, tenía delante de mí la Universi
dad de Parls en masa y un gran número de sei\ores. Ellos
veían y comprendían las grandes sei\ales que por media
ción mía les hacía el Sei'ior. Subo al púlpito. Era la fiesta
de San Juan, pero de tal apóstol me contenté con decir
que mereció ser escogido para guardián de la Reina del
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cielo; hablando así después a mi auditorio: «Señores y
Maestros ilustres , estáis acostumbrados a escuchar sermo
nes elegantes y sabios; pero yo no quiero dirigiros las doc
tas palabras de la sabiduría humana, sino mostraros el Es
píritu de Dios y su virtud». Y entonces dice Cartagena,
según el Beato Alano, Santo Domingo explicó la Saluta
ción angélica por comparaciones y semejanzas familiares>>.
El Beato Alano de la Roche , como dice el mismo Car
tagena, refiere otras varias apariciones de Nuestro Señor
y de la Santísima Virgen a Santo Domingo para instarle
y animarle a predicar el Santo Rosario, a fin de combatir
el pecado y convertir a pecadores y herejes , dice: «Beatus
Alanus dicit sibi a Beata Virgine revelatum fuisse Chris
t um Filium suum apparuisse post se sancto Dominico et
ipsi dixisse: « Dominice, gaudeo quod non confidas inua
sapientia, sed cum humilitate potius velis salvare animas
quam vanis hominibus placere. Sed multi praedicatores
statim volunt contra gravissima peccata instare, ignoran
tes quod ante gravem medicinam debet fieri proeparatio,
ne medicina sit inanis et vacua: quapropter prius homi
nes debent in duci ad orationis devotionem et signanter ad
psalterium meum angelicum; quoniam, si omnes coepe
rinr hoc orare, non dubium est quin perseverantibus aderit
pietas divinae clementiae. Praedica ergo psalterium
meum».
«El Beato Alano dice que la Santísima Virgen le reveló
que Jesucristo su hijo se había aparecido después que Ella
a Santo Domingo y le había dicho: « Domingo, me alegro
de ver que no te apoyas en tu sabiduría y que trabajas con
humildad por la salvación de las almas, sin preocuparte
en complacer a los hombres vanos. Muchos predicadores
quieren en seguida tronar contra los pecadores más gra
ves, olvidando que antes de dar remedio penoso, es nece
sario preparar el enfermo para que lo reciba y se aprove-
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che de él. Por eso deben antes exhortar al auditorio al
amor a la oración, especialmente a mi angélico salterio;
porque si todos empiezan a rezarlo no es dudoso que la
divina clemencia estará propicia para los que perseveren.
Reza, pues, mi Rosario».
En otro lugar dice el Beato Alano: «Omnes sermoci
nantes et proedicantes Christicolis exordium pro gratia im
petranda a salutatione angélica faciunt. Hujus rei ratio
sumpta ets ex revelatione facto beato Dominico cui beata
Virgo dixit: «Dominice fili, nil mireris quod condonan
do minine proficias. Enimvero aras solum a pluvia nom
irrigantur. Scitoque cum Deus renovare decrevit mundum
Salutationis angelicae pluviam proemisit; sicque ipse in
melius est reformatus.-Hortare igitur homines in con
cionibus ad Rosarii mei recitationem, et magnos anima
rum fructus colliges». Quod sanctus Dominicus strenue
executus uberes ex suis concionibus animarum fructus re
tuli. Hoce in Libro miraculorum sancti Rosarii, italice
conscripto, et in Justino, discursu 143) .
Es decir: «Todos los predicadores hacen decir a los cris
tianos la salutación angélica, al principio de sus sermones
para obtener la gracia divina. La razón de ello se encuen
tra en una revelación hecha a Santo Domingo por la bie
naventurada Virgen. «Hijo mío, le dijo, no te sorprendas
de que no t engan éxito tus predicaciones, porque traba
jas en una tierra que no fue regada por la lluvia. Sabe,
que cuando Dios quiso renovar el mundo, envió de ante
mano la lluvia de la Salutación angélica y así es como se
reformó el mundo. Exhorta, pues, en tus sermones a re
zar el Rosario y recogerás grandes frutos para las almas».
Y habiéndolo hecho así Santo Domingo constantemente,
obtuvieron sus predicaciones notable éxito». (Esto se en
cuentra en el Libro de los milagros del Santo Rosario, es
crito en Italiano y el discurso 143 de Justino).
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He tenido gusto en copiar palabra por palabra los pasa
jes latinos de estos buenos autores en favor de los predi
cadores y personas eruditas, que pudieran poner en duda
la maravillosa virtud del Santo Rosario. Mientras siguien
do a Santo Domingo se predicó la devoción del Santo Ro
sario la piedad y el fervor florecían, en las Ordenes reli
giosas que practicaban esta devoción, y en el mundo cris
tiano; pero desde que no se hizo tanto aprecio de ese pre
sente venido del cielo, no se ve más que pecado y desór
denes por todas partes .
• •
Cuarta Rosa
23
Este azote de Dios fue seguido de otros dos: la herejía
de los Flagelantes y un desgraciado cisma el año 1 3 76 .
Luego que, por la misericordia de Dios, cesaron estas
calamidades, la Santísima Virgn ordenó al Beato Alano
de la Roche, célebre Doctor y famoso predicador de la
Orden de Santo Domingo del convento de Dinan, en Bre
taña, renovar la antigua cofradía del Santo Rosario, para
que ya esta cofradía había nacido en esta provincia, un
religioso de la misma tuviese el honor de restablecerla. Este
Beato Padre empezó a trabajar en esta gran obra el año
1 460, después que Nuestro Señor Jesucristo para deter
minarle a predicar el Santo Rosario le manifestó un día
en la Sagrada Hostia, cuando el Beato celebraba la Santa
Misa: «¿Por qué me crucificas tú de nuevo? -¿Cómo,
Señor? le contestó el Beato Alano enteramente sorpren
dido. Son tus pecados los que me crucifican, le respondió
Jesucristo y pre feriría ser cruci ficado otra vez que ver a
mi Padre ofendido por los pecados que has cometido. Y
me crucificas aun, porque tienes ciencia y cuanto es nece
sario para predicar el Rosario de mi Madre y por este me
dio instruir y desviar muchas almas del pecado; tu lo sal
varías impidiendo grandes males y no haciéndolo eres cul
pable de los pecados que ellos cometen». Estos cargos te
rribles resolvieron al Beato Alano a predicar incesantemen
te el Rosario.
La Santísima Virgen le dijo también cierto día, para ani
marle aun más a predicar el Santo Rosario: «Fuiste un
gran pecador en tu juventud, pero he obtenido de mi Hi
jo tu conversión , he rogado por ti y hubiese deseado, a
ser posible, padecer toda clase de trabajos para salvarte,
pues los pecadores convertidos son mi gloria; y para ha
certe digno de predicar por todas partes mi Rosario».
Santo Domingo cuando describía a los fieles los frutos
que había conseguido en los pueblos por medio de esta
24
hermosa devoción que les predicaba continuamente, so
lía decir: «Vides quomodo profecerim in sermone isto, id
etiam facies et tu et omnes Mariae amatores , ut sic traha
tis omnes populos ad omnem scientiam virtutum» . «Ved
el fruto que he conseguido con la predicación del Santo
Rosario; haced lo mismo cuantos amáis a la Sant ísima Vir
gen, para que llevéis por este Santo ejercicio del Rosario,
todos los pueblos al conocimiento de la ciencia verdade
ra, que es la virtud.
Esto es en compendio lo que la historia nos enseña del
establecimiento del Santo Rosario y de su renovación por
el Beato Alano de la Roche.
• •
Quinto Roso
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rio coincida con una acción que por nuestro estado es obli
gatoria, debe preferirse esta acción al Rosario por santo
que sea . Cuando en la en fermedad no pueda rezarse en
todo ni en parte sin exacerbar el padecimiento , no obliga.
Cuando por legítima obediencia, olvido involuntario o ne
cesidad apremiante no ha podido rezarse, no hay ningún
pecado , ni aun venial; y no deja por eso de participarse
de las gracias y méritos de los otros hermanos y herma
nas que lo rez an en todo el mundo.
Cristianos; si faltáis a este rezo por pura negligencia,
sin ningún motivo formal, absolutamente hablando tam
poco pecáis , pero perdéis la participación en las oracio
nes , buenas obras y méritos de la cofradía y por vuestra
infidelidad en cosas pequeftas y de supererogación caeréis
insensiblemente en la infidelidad a las cosas g ra ndes y d e
o b l i gaci ón esencial; porque: Qui speruit modica pau/atim
decidet ( 1 ) : Quien desprecia las cosas pequeñas, poco a
poco caerá.
• •
Sexta Rosa
E L SALTERIO DE MARIA
26
de David: 1. 0 Porque el salterio ang é l ico tiene un fruto
más noble, a saber: el Verbo encarnado, mientras que el
salterio de David no hace más que predecirle; 2. º Como
la verdad sobrepasa la figura y el cuerpo a la sombra, del
mismo modo el salterio de la Santísima Virgen sobrepasa
al salterio de David que sólo fue sombra de aquél; 3. 0 Por
q ue la Santísima Trinidad es la que ha compuesto el sal
terio de la Santísima Virgen o Rosario que se integra de
Padrenuestros y Avemarías.
El salterio o Rosario de la Sant ísima Virgen está dividi
do en tres rosarios de cinco decenas cada uno: l. 0 para
honrar a las tres personas de la Santísima Trinidad; 2. º
para honrar la vida, muerte y gloria de Jesucristo ; 3 . º pa
r a imitar a la Iglesia Triun fante, ayudar a la militante y
aliviar a la padeciente; 4. 0 para imitar las tres partes de
los salmos cuya primera parte es para la vía purgativa ,
l a segunda para la vía iluminativa y la tercera para la uni
tiva; S. 0 para colmarnos de gracia durante la vida, de paz
en Ja muerte y de gloria en la et e rni d ad.
• •
Séptima Rosa
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Rosario, se coloca sobre la cabeza de Jesús y de María
una corona compuesta de IS3 rosas blancas y 16 rosas en
carnadas del paraíso que jamás perderán ni su hermosu
ra, ni su brillo . La Santísima Virgen aprobó y firmó este
nombre de Rosario, revelando a varios que le presenta
ban tantas rosas agradables cuantas Ave Marías rezasen
en su honor y tantas coronas de rosas como Rosarios.
El Hermano Alfonso Rodríguez (1 ), de la Compañía de
Jesús, rezaba el Rosario con tanto ardor que veía con fre
cuencia en cada Padre Nuestro salir de su boca una rosa
encarnada y a cada Ave María una blanca igual en her
mosura y buen aroma y solamente distinta en el color .
Las crónicas de San Francisco cuentan que un joven re
ligioso tenía la buena costumbre de rezar todos los días
antes de la refección la corona de la Santísima Virgen. Un
día por no sé qué casualidad faltó a ella, y estando servi
d a la cena rogó a su superior que le permitiese rezarla an
tes de ir a la mesa. Con este permiso se retiró a su habita
ción; pero como tardaba mucho, el superior envió un re
l igioso a l l a m arle ; y és t e le encontró iluminado con celes
tes resplandores y l a Sa n t ísi ma Vi rgen con dos ángeles cer
ca de él. A medida q ue decía un Ave María , u n a rosa sa
lía de su b oc a y l os ángeles cogían las rosas una tras ot ra
y las coloc aba n sobre la cabeza de la Santísima Vi rgen ,
que l es testimoniaba su co nsent i mi ento . Otros dos rel igio
sos enviados para saber la causa del ret raso de sus com
pañero s , v ieron este m i s t erio y no desa p a reci ó la Sant ísi
ma Virgen h asta que term i n ó el rezo d e la coro n a .
E l Rosario es, pues , u n a g r a n corona y e l de cinco de
cenas una guirnalda de flores o coro n i l la de rosas celestes
q u e se col oca so bre la cabeza de Jesús y Ma ría. La rosa
28
es la reina de las flores, del mismo modo el Rosario es
la rosa y la primera de las devociones.
• •
Octava Rosa
29
tos, le favoreció con la gloriosa cualidad de nuevo esposo
y como arras d e sus castos amores le puso un anillo en
e l dedo y un collar hecho con su pelo al cuello, dándole
también un R o sario El Abad Tritemio, el docto Carta
.
devoción.
A Alfonso ( 1 ), rey de León y Galicia, deseando que to
dos sus criados honrasen a la Sant ísima Virgen con el San-
30
to Rosario , le ocurrió para animarles con su ejemplo, lle
var ostensiblemente un gran Rosario aunque sin rezarlo ,
lo que bastó a obligar a todos sus cortesanos a que reza
ran devotamente. El rey cayó gravemente enfermo y cuan
do le creian muerto fue transportado en espíritu al tri b u
nal de J esucr isto , vio allí a los demonios que le acusaban de
todos los crfmenes que babia cometido y cuando iba a con
denársele a las penas eternas, se presentó a su favor la San
tísima Virgen delante de su divino Hijo; se trajo entonces
una balanza , se colocaron todos los pecados del rey en
un platillo y la Santisima Virgen colocó en el otro el gran
Rosario que él había llevado en su honor j untamente con
los que gracias a su ejemplo hablan rezado otras perso
nas que pesaban más que todos sus pecados . Y después ,
mirándole con ojos compasivos, le dijo : «He obtenido de
mi Hijo, como recompensa del pequei'lo servicio que me
hiciste llevando el Rosario , la prolongación de tu vida por
algunos ai\os . Empléalos bien y haz penitencia». El rey
vuelto en sí de este éxtasis , exclamó: « ¡ Oh ! be ndito Ro
sario de la Santlsima Virgen, por el que fui lib rado de la
condenación eterna» . Después que recobró la salud pasó
el resto de su vida con gran devoción el Santo Rosario y
lo r ezó todos lo s d ía s .
31
Novena Rosa
32
' i m a V i rgen : " Q u i negligerit il/a m moriet u r in pecccl f i.\ » .
¡ Q ué cast igos ag uardan a lo s que apart a n a o t ro ' d e l a <.
d evociones a N uest ra Señora !
* *
Décima R osa
33
m e n l o grandes, d i s uad i eron a m uchas personas a i n scri
b i rse . U no de estos pred icadores para m ejor co ns e g u i r s u
per n i ci oso i n t e n t o , preparó ex presamen l e u n sermón e n
d o m i n g o . L le g ó la h ora y el pred icador no aparec ía : s e
le es peró , b u scó y al fin se le encontró m ue r t o , sin h a ber
., i d o a u x iliado por n ad i e . Persuadido el otro predicador
de q u e es 1 e acci dente era natural , reso l v i ó suplirle para
a bolir la co frad ía del Rosario . El día y h ora del sermón
l legaron y Dios castigó al pred icador con una parálisis que
l e q u i t ó el movim iento y la palabra . E n t o n ces reconoció
'> U fal t a y la de s u compañero , rec urr i ó con el c ora z ó n a
34
v erdad y de la virt ud; pero también sé que así como la
caridad cree fácilmente todo aquello que no es cont rario
a la fe , ni a las buenas cost umbres: Charitas omnia cre
dit, del mismo modo el orgullo conduce a negar casi t o
das las historias bien j us t i fi cadas, con el pretexto de q ue
n o están en la Sagrada Escritura .
E s e l lazo d e Satanás , en q ue han caído los herejes que
n iegan la tradición y donde los críticos de hoy caen insen
si blemente, no creyendo porque no comprenden , o cuan
do no les agrad a , sin otra razón que el orgullo y su propia
s u ficiencia.
SEG U N D A DECE N A
Undécima R osa
35
fuerza y mérito en si misma tendrá la oración y r a n to m á s
gloria dará a Dios .
No me detend ré a explicar las palabras del Sím bolo de
los Apóstoles , pero no puedo menos de aclarar estas t res
primeras palabras : Credo in unum Deum: « Creo en Dios»
que encierran los actos de las tres virtudes teologales : la
fe , la esperanza y la caridad tienen m aravillosa eficacia
para san t i ficar el alma y abatir los demonios. Con estas
palabras han vencido m uchos santos las tentaciones , prin
cipalmente las que i ban contra la fe , esperanza y caridad ,
d urante su vida o en la hora de la m uert e . Estas fueron
las ú l t imas palabras que San Pedro márt i r , escribió con
el dedo sobre la arena lo mejor que pudo , cuando tenien
do rota la cabeza por un sablazo, que le dio un herej e ,
estaba a punto d e espirar .
Como la fe es la única llave para entrar en todos los
m i sterios d e Jesús y María encerrados en el Santo Rosa
r i o , conv iene empezarle rezando el Credo con muy devo
ta atención y cuanto mayor y más viva sea n uest ra fe, tanto
m ás meritorio será el Rosario . Es preciso que la fe sea vi
va y animada por la caridad : es deci r que para rezar bien
,
36
Duodécima Rosa
37
veniales . El j usto cae siete veces cada día . La Oración do
m i nical contiene siete peticiones por las c u ales se pueden
remediar estas caídas y forti ficarnos contra los enem igos .
Es oración corta y fácil para que, como somos frágiles
y estamos sujetos a muchas miserias , reci bamos rápido
auxilio, rezándola frecuente y devotamente.
Salid de v uestro error almas devotas , que despreciáis
la oración , que el mismo H ijo de Dios ha compuesto y
ordenado para todos los fieles; vosotros , que sólo estimáis
las oraciones compuestas por los hombres, como si el hom
bre, aun el más esclarecido , supiese mejor que Jesucristo
cómo debemos orar . Buscáis en los libros de los hombres
el modo de alabar y orar a Dios, como si os avergonzá
seis del que su Hijo nos h a prescrito . Os persuadís de que
l as oraciones que están en los libros son para los sabios
y para los ricos y que el Rosario es sólo para las mujeres ,
p ara los niftos, para el puebl o , como si las alabanzas y
oraciones que leéis fueran más hermosas y agradables a
Dios que las contenidas en la Oración dominical . Es peli
grosa tentación sentir hastío de la oración que Jesucristo
nos h abía recomendado para a ficionarse a las oraciones
compuestas por los hombres . No desaprobamos las com
p uestas por los santos para excitar a los fieles a alabar a
Dios, pero no podemos sufrir que l as prefieran a la Ora
ción que salió de la boca de la Sabiduría encarnada y que
dejen el manantial para correr tras los arroyos y que des
deften el agua clara para beber la turbi a . Porque al fin
el Rosario, compuesto de la Oración dominical y de la Sa
l utación angélica es esa agua clara y perpetua que brota
del manantial de la gracia , m ientras las otras oraciones ,
q ue h allamos en los libros, no son sino pequeftos arroyos
que se derivan de ella.
Podemos llamar dichoso a quien rezando la Oración del
38
Seftor, pese atentamente cada palabra; ahi encuentra cuan
to necesita y cuanto pueda desear .
Cuando rezamos esta admirable Oración , cautivamos
desde el primer momento el corazón de Dios, al invocarle
con el dulce nombre de Padre: Padre Nuestro, el más tier
n o de todos los Padres , todopoderoso en la creación , ad
m irabilísimo en la conversación del universo , amabilísi
m o en su Providencia, buenísimo e i n finitamente bueno
en la Redención . Dios es nuestro Padre, nosotros somos
hermanos , el cielo es nuestra patria y nuestra herencia.
¿ No nos inspirará esto al mismo tiempo , el amor a Dio s ,
el amor al prój imo y e l desprendimiento de t odo lo terre
no? Amemos , pues a un Padre como ese , y digámosle m i l
y m i l veces: Padre nuestro que estás en los cielos. Vos que
llenáis el cielo y la tierra por la inmensidad de vuestra esen
cia , que estáis presente en todas partes; Vos que estáis en
los santos por vuestra gloria , en los condenados por vues
tra justicia, en los justos por vuestra paciencia que los su
fre , haced que recordemos siempre vuestro origen celes
tial, que vivamos como verdaderos hijos vuestros , que ten
damos siempre hacia Vos solamente con todo el ardor de
n uest ros deseos.
Santificado sea el tu nombre. El nombre del Seftor es
santo y temible, dice el profeta-rey, y en el cielo, según
I saías , resuenan las alabanzas con que los serafines acla
man sin cesar la santidad del Seftor Dios de los ejércitos .
Deseamos que toda la tierra conozca y adore los atri bu
tos de este Dios tan grande y tan santo: que sea conocido ,
a mado y adorado de los paganos, de los turcos, j udíos,
de los bárbaros y t odos los infieles; que todos los hom
b res le sirvan y glorifiquen con fe viva, firme esperanza
y ardiente caridad y por la renuncia de todos los errores ;
en una palabra , que todos los hombres sean santos por
que El lo es también .
39
Venga a nos el tu reino. Es decir, que reinéis en n u c '
t ras almas por vuest ra gracia, durante la vida, a fin de
q ue merezcamos después de nuestra muerte reinar c on Vos
en vuestro reino , que es la soberana y eterna felicidad que
c reemos, esperamos y deseamos, esa felicidad que nos es
t á prometida por la bondad del Padre, que nos fue ad
q uirida por los méritos del Hijo y q ue nos es revelada p o r
las l uces del Espíritu Santo .
Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. Sin
duda que nada puede sustraerse a las disposiciones de la
d ivina Providencia, que tiene todo previsto y arreglado
antes del suceso , ningún obstáculo es capaz de impedirle
el fin que se ha propuest o , y cuando pedimos a Dios que
se haga su voluntad , no es q ue temamos , dice Tertuliano ,
q ue alguno se oponga eficazmente a la ejecución de sus
designios, sino que aceptamos humildemente cuanto le
p lu g o ordenar res p ecto a nosotros; que cum p limos siem
p re y en todas las cosas su santa voluntad , manifiesta en
s us mandamientos , con tanta prontitu d , amor y constan
cia, como los ángeles y bienaventurados le obedecen en
el cielo .
El pan nuestro de cada día dánosle hoy. Jesucristo nos
enseña a ped ir a Dios cuanto necesitamos para la vida del
c uerpo y la del alma. Por estas palabras de la Oración do
m inical con fesamos humildemente n uestra miseri a y ren
d imos homenaje a la Providencia, declarando q ue cree
mos y q ueremos obtener de su bondad todos los bienes
temporales . Baj o el nombre de pan pedimos lo que es in
d ispensable para la vida, excluyendo lo superfluo . Este pan
lo pedimos hoy, es decir, que limitamos al día nuestras
solicitudes, confiando a la Providencia el mañana. Pedi
mos el pan de cada día, confesando así nuestras necesida
des siempre en au m en to y mostrando la continua depen
dencia en que estamos de la protección y socorro de Dios.
40
Perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdo
n amos a nuestros deudores. Nuestros pecados, dice San
Agustín y Tertuliano , son deudas que contraemos con Dios
y su j usticia exige el pago hasta el último céntimo . Por
tanto tenemos todas esas tristes deudas . A pesar del nú
mero de n uestras iniquidades, acerquémonos a El con fia
damente y digámosle con verdadero arrepentimiento : Pa
d re n uestro que estás en los cielos , perdónanos los peca
dos de nuestro corazón y de nuestra boca , los pecados de
acción y de omisión que nos hacen infinitamente culpa
b les a los ojos de vuestra j usticia; porque como hijos de
un padre clemente y misericordioso perdonamos por obe
diencia y por caridad a nuestros o fensores . Y no permi
t áis, que por infidelidad a vuestras gracias , sucumbamos
a las tentaciones del mundo , del demonio y de la carne .
Mas líbranos del mal, que es el pecado , del mal de la pe
na temporal y de la pena eterna que merecimos .
A sí sea. Palabra de gran consuelo que es, dice San Je
rónimo, como el sello que Dios pone al fin de n uest ras
s úplicas para asegurarnos de que nos ha esc uchad o , co
mo si El mismo nos respondiese : Amén ! ! ! Sea como p e
d í s , ciertamente lo h abéis conseguid o , pues tal es el signi
ficado de esta palabra : Amén .
• •
E XC E L E N C I A D E L P A D R E N U E S T R O
( C o nti n ua ció n )
41
d ad con el nombre de Padre. Padre, que tenéis desde la
eternidad un H ijo que es Dios como Vos mismo , eterno ,
consubstancial , que es una misma esencia, una misma po
tencia, una misma bondad , una misma sabiduria con Vos ,
Padre e Hijo que amándoos producís al Espíritu Santo
que es Dios, tres personas adorables que son un sólo Dios .
¡ Padre Nuestro! Es decir, Padre de los hombres por la
creación , por la conservación y por la redención . Padre
misericordioso de los pecadores . Padre amigo de los j us
tos, Padre magnifico de los bienaventurados .
Que estás. Por esta palabra admiramos la inmensidad ,
la magnitud y la plenitud de la esencia de Dios que se lla
ma verdad , El que es: es decir , que existe esencialmente,
necesariamente y eternamente, que es el Ser de los seres ,
la causa de todos los seres ; que está en todos por su esen
cia, presencia y potencia, sin estar encerrado en ellos . Hon
r amos su sublimidad , s u g l ori a y majestad en estas pala
b ras: Que estás en los cielos, es deci r , sentado como en
vuestro trono, ejerciendo vuestra j usticia sobre todos los
h ombr es .
Adoramos s u santidad d es ean d o que su n ombre sea san
t ificado. Reconocemos s u soberanía y la j usticia de sus
l eyes ansiando l a llegada de s u reino y q u e l e obedezcan
los hombres en l a t ierra como lo h acen los ángeles en e l
Cielo . Creemos e n s u Providencia rogándole q u e nos d é
e l pan nuestro de cada día. I n vocamos s u clemencia pi
d iéndole el perdón de nuestros pecados. Reconocemos s u
p o d e r al rogarle q u e no nos deje caer en la tentación. Nos
con fiamos a su bondad esperando que nos librará de mal.
E l H ij o de Dios glori ficó siem pre a su Padre por sus obras
h a venido al m u ndo para que le glori fi q uen los hombres
y les enseñó l a man era d e h o n rarle con esta oración q ue
El m i smo se dignó dictarles . Debem os, pues , rezar l a c o n
42
frecuencia, con atención y con el mismo espíritu que El
la ha compuesto .
• •
(Continuación)
43
Detestamos todos los pecados y observamos t o d o s los
mandamientos de Dios , cuando al rezar esta oración siente
n uestro corazón de acuerdo con la lengua y no tengamos
ninguna intención contraria al se nt ido de estas divinas pa
labras . Pues cuando reflexionamos que Dios está en el cie
lo; es decir, infinitamente elevado sobre nosotros , por la
gran d eza de su majestad entramos en los sentimientos del
más profundo r es pet o en su presencia; y sobrecogidos de
temor huimos del orgullo, abatiéndonos hasta el anona
damiento . Al pronunciar el nombre del Padre recordamos
que debemos la existencia a Dios, por medio de nuestros
padres y del mismo modo nuestra i n st rucció n por medio
d e lo s maestros, que representan aqu í , para nosotros, a
Dios , de quien son vivas imágenes ; y nos s entim os obli
gados a honrarles o por mejor decir de honrar a Dios e n
sus personas y nos guardamos muy bien de despreciarlos
y afligirlo s .
Cuando deseamos q u e e l santo nombre de Dios sea glo
rificado , estamos muy lejos de profanarl o . Cuando mira
m os el reino de Dios, como nuestra herencia, renuncia
mos en absoluto a los bienes de este mundo; cuando sin
ceramente rogamos para nuestro prój imo los bienes que
deseamos para nosotros m ismos, renunciamos al odio, a
l a disención y a la envidia. Pidiendo a Dios nuestro pan
de cada día detes tamos la gula y la voluptuosidad que se
n utren de la abundancia . Rogando a Dios verdaderamen
te que nos perdone como nosotros perdonamos a nues
t ros deudores , reprimimos nuestra cólera y nuestra ven
ganza, devolvemos bien por mal y amamos a nuestros ene
m igos. Pidiendo a Dios que no nos deje caer en el pecado
al momento de la tentación , demostramos huir de la pe
reza y que b uscamos los medios de combatir los vicios y
b u scar n uest ra sal vación . Rogando a Dios que nos l i bre
d e m al , tenemos s u j us t i c i a y somos felices porque el te-
44
mor de Dios es el principio de la sabiduría. Por e l temor
de Dios evita el hombre el pecado .
• •
45
conclusión , después de condenar el error de Nestorio y de
definir que la Santísima Virgen es verdaderamente Ma
dre de Dios. El Concilio ordenó que se invocase a la San
t ísima Virgen bajo esta gloriosa cualidad expresada por
estas palabras : Santa María, madre de Dios, rogad por
nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte.
La Santísima Virgen María fue aquella a quien se hizo
esta divina salutación para terminar el asunto más gran
de e importante del mundo , la Encarnación del Verbo
Eterno , la paz entre Dios y los hombres y la redención del
género human o . Embaj ador de tan dichosa nueva fue el
arcángel Gabriel, uno de los primeros príncipes de la cor
te celestial . La Salutación angélica contiene la fe y la es
peranza de los patriarcas , de los profetas y de los apósto
les; es la constancia y la fuerza de los mártires, la ciencia
de los doctores, la perseverancia de los confesores y la vi
da de los religiosos ( B . Alano) . Es el cántico nuevo de la
ley de gracia, la alegría de los ángeles y de los hombres ,
el terror y la con fusión de los demonios .
Por la Salutación angélica, Dios s e hizo hombre y la
Virgen Madre de Dios , las almas de los j ustos salieron del
limbo, las ruinas del cielo se repararon y los t ronos va
c íos se ocuparon de nuevo , se perdonó el pecado , se nos
dio la gracia, curáronse las en fermedades , resucitaron los
m uertos, se l lamó a los desterrados, se aplacó la Sant ísi
ma Trinidad y obtuvieron los hombres la vida eterna .
En fin , la Salu tación angélica es el arco iris, el emblema
de la clemencia y de la gracia que Dios ha hecho al mun
do . ( 8 . Alano ) .
* *
46
Décima sexta Rosa
()) s . 1 4 3 . 9.
47
gios, es, no obstante muy glorioso para la Santísima Tri
nidad , porque todo el honor que rendimos a la Santísima
Virgen v uelve a Dios , causa de todas sus perfecciones y
virtudes . Dios Padre es glorificado porque hon ramos l a
m á s perfecta de s u s criatu ras . El Hijo e s glorificad o , por
que alabamos a su purísima Madre . El Espíritu Santo es
glorifi�ado, porque admiramos las gracias de q ue fue col
mada su Esposa.
Del mismo modo que la Santísima Virgen por su her
moso Magníficat dedica a Dios las alabanzas y bendicio
nes q ue le tri b u ta Santa I sabel por s u eminente dignidad
de Madre del Sei'lor, envía también inmediatamente a Dios
los elogios y bendiciones q ue le hacemos por la sal utación
angélica .
Si la salutación angélica da gloria a la Santísima Trini
dad , es también la más perfecta alabanza que podemos
d i r i g i r a M a ri a
.
48
..:on ugo» se me rec uerda el gozo i n e fable q u e sem i en l a
E ncarnación d e l Verbo d i v i n o . Cuando s e m e dice: « ben
d i t a 1 ú eres e n t re t oda s l a s m uj eres » alabo a la di v i na m i
�ericordia q u e me elevó a t a n alto grado de fe lic idad . A
estas palabras: « bendito es el fruto d e t u vient re J es ú s »
I Odo el cielo se regocija de ver a J es ú s , h i j o m i o adorado
y glor i ficado por ha ber salvado a los hom bres » .
• •
49
E n t re l o s c a t ó l i c o s , l o s q u e l l e v a n el s i g n o de la r e p r o
b a c i ó n n o se c u i d a n a p e n a s d e l R o sa r i o . son n eg l i g e n t e '
c.: n reza r l o o l o rezan c o n fas t i d i o y prec i p i tadamen t e . A u n
q u e yo no añadiera p i adoso créd i t o a l o revelado al B . A l a
n o de la R oc h e . m i e x p e r i e n c i a me bas t a para est a r p e r
s u a d i d o d e e s t a t er r i b l e y d u l c e \' erdad . Y o n o s é . n i veo
con e \' i d e n c i a c o m o e s , que una devoc i ó n apare n t e m e n t e
t a n peq u e ñ a p u ed e ser señ a l i n fa l i b l e d e e t e r n a s a l v a c i ó n
\ s u d e fec t o s i g n o d e reprobaci ó n ; y no o b s t a n t e n a d a m á '
c i e r t o . N o s o t r o s m i s m o s v e m o <, q u e l a s p e r <, o n a ' d e l a '
d oc t r i n a s n u e v a s d e n u est r o s d i a s c o n d e n a d a s p o r l a l g l e
'ia ( 1 ), a pesar de s u p i ed a d a p a r e n t e , d e sc u i d a n l a d e ' O ·
c i ó n d e l R o s a r i o y c o n frec u e n c i a le separan d e l c o r a z ó n
d e q u i e n e '> l e s rodean , c o n l o s pret e x t o s m á s h e r m osos d e l
m u n d o . S e g u a r d a n m u y b i e n d e c o n d e n a r a b i e r t a m e n t L'
el R o s a r i o �· el esca p u l a r i o , co m o h i c i er o n l o s ca l v i n i s t a s :
rero s u m a n e ra de con d u c i r se es t a n t o m á s per n i c i o s a
c u a n t o m á s '> u t i l . H a b l a r e m o s d e e l l o a c o n t i n u a c i ó n .
50
r i t u , m a s se a b rasa su corazón y fo rt i fica c o n t r a s u �
enem igos .
El A ve Maria es un dardo penet rante e i n flamado , q u e .
u n i d o p o r u n predicador a l a p a l a b r a d e Dios q ue a n u n
c i a , le da fuerza para a t ravesa r , y convert i r l o s corazo n e �
m á s d u r o s , a u n c ua n d o n o tenga el orador ext raord i n a r i o
1 a len t o n a 1 u r a l para l a pred i c ac i ó n . Est a f u e la secret a a r
m a q ue , c o m o d e j o d i c h o , en señó la San t í s i m a V i rgen a
S a n t o Dom i ngo y al Bea t o A l a n o para con vert i r a los h e
rejes y a l o s pecad ores .
E s t e es el o r i g e n de la pract i c a de l o s p red icadores d e
rezar u n A ve Maria a l p r i n c i p i o de s u s p red i c a c i o n e s , se
gún aseg u ra San A n t o n i n o .
• •
B E N D I C I O N ES D E L « A V E M A R I A »
51
sús y María . Bendita t ú eres ent re todas las m ujeres y ben
d i t o es el fr uto de t u vientre Jes ú s . Por cada A ve Maria
rendís a María el mismo honor que Dios le hizo, saludán
dola con el arcángel Gabriel . ¿Quién podrá creer q ue Je
s ú s y María que, con frec uencia hacen bien aun a aq ue
llos q ue los maldicen , lancen maldición cont ra q uienes les
h o n ran y bendicen con el A ve María ?
La Rei na de los cielos, dicen San Bernardo y San Bue
naven t u r a , no es m enos agradecida y cortés q ue las per
� o nas de m á s a l t a condición d e l m u nd o ; l e s aventaja e n
1 a l v i r t ud c o m o e n codas las demás perfecciones y no de
j ará que la honremos respetuosamente, sin darnos el ciento
por u n o . Maria dice S. Buenaven t u ra nos saluda con la
g raci a , si la sal udamos con el A ve Maria: lpsa salu rabit
n os cum graria si salu ra verimus eam cum A ve Maria.
¿Quién podrá comprender las gracias y bendiciones que
o peran en nosotros e l s a l u d o y l as m i radas b e n i g n a s d e
l a San t í s i m a V i rgen ?
Desde el momento en q u e oyó San ta I sabel el saludo
q ue le hacía la M ad re de Dios , fue l lena del Espíri t u San -
1 0 y su nii'lo saltaba de gozo . Si nos hacemos dignos del
saludo y ben dición recíprocas de la Sant ísima V i rgen , se
remos sin d ud a llenos de gracia y u n torren t e de consue
los espirit uales i n u n dará n uest ras almas.
• •
F E L I Z P E R M UTA
52
perdonaríais ? ¿No me otorgar íais como al am igo c odas
las gracias po s i b l es ? ¿Quer é is enriq ueceros con bienes de
gracia y de gloria? Saludad a la Sant ísima V i rge n , h o n
rad a vuestra bondadosa Madre » .
Sicut qui thesaurizat, ita et qui honorificat matrem . ( Ec
c l i . 1 1 1 , 5). El que honra a su Madre, la Sant ísima V i rgen ,
es semejante a un hombre q ue adq uiere su tesoro .
P resentadle , al menos, cincuenta A ve Marías, diaria
mente, cada una de las cuales cont iene q u i nce p i e d r as p r e
c iosas que le son más agradables que c odas las riq uezas
,
53
zura de esta suavísima Salutación es tan grande que no
hay término apropiado para explicarla debidamente y des
pués que hubiera uno dicho de ella maravillas , resultaría
aun tan escondida y profunda que no podríamos descu
brirla. Es corta en palabras , pero grande en misterios; es
más dulce que la miel y más preciosa que el oro . Es preci
so tenerla frecuentement e en el corazón para meditarla y
en la boca para decirla y repet irla devotamente .
A uscultet tui nominis amator, o María, coe/um gaudet,
omnis terra stupet cum dico A ve María; Satan fugit, in
fernus contremiscit, cum dico A ve María; mundus viles
cit, con in amore liquescit, cum dico A ve María; crescit
devocio, oritur compuctio, cum dico A ve María; Spes pro
ficit, augetur coriso/atio cum dico A ve María; recreatur
animus, et in bono confortatur aeger effectus, cum dico
A ve Maria. Siquidem santa suovitas hujus benignae sa/u
tationis, ut humanis non possit explicari verbis, sed sem
per manet, altior et profundior quom omnis creotura in
dagare sufflciot. Haec oratio parvo est verbis, alta miste
riis, brevis sermone, alta virtute, super me/ dulcis, super
aurum pretiosa; ore cordis est jugiter ruminando, labiis
que puris frequentissime legenda, oc devote repetenda.
Refiere el mismo Beato Alano en el capít ulo L X I X de
su Salterio, que una religiosa muy devota del Rosario s e
apareció después de su m uerte a una de sus hermanas y
le dijo: « Si pudiera volver a mi cuerpo para decir sola
mente un Ave María, aun cuando fuera sin mucho fer
vor , por tener el mérito de esa oración , sufriría con gusto
cuantos dolores padecí antes de mori r » . Hay que advertir
que había sufrido durante varios aftos crueles dolores .
Miguel de Lisie , Obispo de Salubre discípulo y colega
del Beato Alano de la Roche en el restablecimiento del San
to Rosario , dice que la Salutación angélica es el remedio
54
de t odos los males que nos afligen , con tal que la recemos
devotamente en honor de la Santísima Vi rgen .
... ...
Vigésima Rosa
55
Decidle en fi n « Toda la Trinidad Santísima está cont i
go , pues Tú eres su Templo precioso» y Ella o s colocará
baj o la protección y salvaguardia de Dio s . ¿ Habéis llega
do a ser objeto de la maldición de Dios? Decid: « Eres ben
d ita entre todas las m ujeres y de todas las naciones por
tu pureza y gran poder; Tú cambiaste la maldición divina
en bendición » y Ella os bendicirá . ¿ Estáis ham briento del
pan de la gracia y del pan de la vida? Acercaos a la que
h a llevado el pan vivo que descendió del cielo . Decidle:
« Bendito sea el fruto de tu vientre, que concebiste sin de
t ri mento de tu virginidad , que llevaste sin trabajo y que
diste a la vida sin dolor. Sea bendito Jesús que rescató
del cautiverio al mundo, que curó el mundo enfermo , re
sucitó al hombre muerto , hizo volver al desterrado, j usti
ficó al hombre criminal, salvó al hombre condenado» . Sin
d ud a tu alma será saciada del pan de la gracia en esta vi
da y de la gloria eterna en la otra . A mén. Concluid v ues
t ra o ración con la Iglesia y decid : « Santa María, santa en
cuerpo y alma, santa por tu abnegación singular y eterna
en el servicio de Dios, santa en calidad de Madre de Dios ,
q ue te ha dotado de una santidad eminente, como conve
n ía a tan i n finita dignidad . Madre de Dios y también Ma
d re nuestra, nuestra Abogada y Mediadora , Tesorera y
Dispensadora de las gracias de Dios, procúranos pronta
mente el perdón de nuest ros pecados y nuestra reconcilia
ción con la Majestad divina. Ruega por nosotros pecado
res, pues tienes tanta compasión con los miserables, que
no desprecias, n i rechazas a los pecadores, sin los cuales
no serias la Madre del Salvador. Ruega por nosotros aho
ra,· durante el tiempo de esta corta vida frágil y misera
ble, ahora, puesto que sólo tenemos seguro el momento
presente, ahora que estamos acometidos y rodeados no
che y día de poderosos y crueles enemigos y en la hora
de nuestra muerte tan terrible y peligrosa , en que n ues-
56
t ras fuerzas qued arán agotadas, en que n uestros e s p í ri t u s
y nuestros cuerpos estarán abatidos por e l dolor y el te
rro r ; en la hora de n uestra muerte en que Satanás redo
blará sus esfuerzos por nuest ra eterna perdición ; en esa
hora en que se decidirá nuestra suerte dichosa o desgra
ciada para toda la eternidad . Ven en auxilio de t u s po
bres hijos; ¡ Oh Madre compasiva! abogada y refugio de
los pecadores , aleja de nosotros en la hora de la m uerte
a los demonios , enemigos y acusadores nuestros , cuyo as
pecto horroroso nos espanta . Ven a iluminarnos en las ti
nieblas de la muerte. Condúcenos, acampanados al Tri
bunal de nuestro Juez, tu Hijo, intercede por nosotros para
que nos perdone y nos reciba en el número de tus escogi
dos en la mansión de la gloria eterna. A mén . Así sea » .
¿ Quién no admirará l a excelencia del Santo Rosario
compuesto de dos partes divinas : la Oración dominical y
la Salutación angélica? ¿ Hay oraciones más gratas a Dios
y a la Sant ísima Virgen , más fáciles, más dulces y más sa
ludables para los hombres?
Tengámoslas en el corazón y en la boca para honrar a
la Santísima Trinidad , a Jesucristo nuest ro salvador y a
su Santísima Madre. Además , al fin de cada decena es con
veniente anadir el Gloria Patri, et c . , es decir: Gloria al
Padre, al H ijo y al Espíritu Sant o . Dios por t odos los s i
g los ( 1 ) . A s í sea .
57
TERCERA DECENA
58
chas para guiarnos en este mundo, quince brillantes focos
para conocer a Jesús y Maria , para conocernos a noso
tros mismos y para encender el fuego de su amor en nues
t ros corazones , quince hogueras para consumirnos com
p letamente con sus celestes llamas.
La Santísima Virgen enseñó a Santo Domingo este ex
celente método de orar y le ordenó predicarlo para des
pertar la piedad de los cristianos y hacer revivir el amor
de Jesucristo en sus corazones. También lo enseñó al Beato
A lano de la Roche. « Es una oración muy úti l , le dij o , es
un obsequio que me agrada mucho , el rezo de ciento cin
cuenta Salutaciones angélicas . Y lo es aun más, y harán
aun mucho mejor, quienes recen las salutaciones meditan
do la vida, pasión y gloria de Jesucristo , porque esta me
ditación es el alma de tales oraciones» . En efecto, el Ro
sario , sin meditar los misterios de nuestra salvación, sería
casi como un cuerpo sin alma, una excelente materia, sin
su fonna peculiar que la distingue de las demás devociones .
La primera parte del Rosario se compone de cinco mis
terios, el primero es el de la A nunciación del Arcángel Ga
briel a la Santís i m a Vir gen , el se g undo el de la Visitación
de la Santísima Vi r gen a Santa Isabel , el tercero es el de
l a Natividad de Jesucrist o , el cuarto el de la Presentación
del Niño Jesús en el templo y la purificación de la Santísi
m a V i rgen , el quinto el del encuentro de J e s ú s e n e l te m
59
¿quién podrá expresar la alegria de Maria y de José al en
60
n uestra predestinación como el único medio debidamen
te ordenado para conseguir la gloria eterna . San Grego
rio de Nisa dice gráficamente que somos pintores. Nues
tra alma es el lienzo sobre el cual debemos aplicar el pin
cel , las virtudes son los colores, que deben prestarle belle
za; y el original , que debemos copiar, es Jesucristo , ima
gen viva, que representa perfectamente al Padre eterno .
De modo, que así como u n pintor para hacer un retrato
al natural pone el original ante sus ojos y a cada pincela
da vuelve a mirarlo , del mismo modo el cristiano debe te
n er siempre ante sus ojos la vida y las virtudes de Jesu
cristo , para no decir, hacer, ni pensar nada sino confor
me a El .
Para ayudarnos en la obra im portante de nuestra pre
destinación , la Santísima Virgen ordenó a Santo Dom in
go exponer a los fieles que recen el Rosario con los miste
rios sagrados de la vida de Jesucristo, no solamente para
que le adoren y glori fiquen , sino principalmente para que
regulen su vida y sus acciones con sus virtudes . Ahora bien ,
de igual manera que los hijos llegan a im itar a sus padres ,
v iéndoles y conversando con ellos ; y aprenden su lengua
oyéndoles hablar; como un aprendiz consigue dominar su
arte viendo trabajar a su maestro , así tam bién los fieles
cofrades del Rosario considerando seria y devotamente las
virtudes de Jesucristo en los quince misterios de su vida,
se hacen semejantes a su Maestro divino , con el auxilio
de s u gracia y por la intercesión de la San t ísima Virgen .
Si Moisés ordenó al pueblo hebreo de parte de Dios mis
mo que jamás olvidase los beneficios de que había sido
colmado , con mayor razón el H ijo de Dios puede man
darnos que grabemos en nuestro corazón y tengamos cons
tantemente ante n uestros ojos, los mist erios de su vida,
de su pasión y de su gloria , puesto que son beneficios con
que El nos ha favorecido y con los cuales mostró el exce-
61
so de su amor por nuestra salvación . « ¡ Oh ! vosotros los
que pasáis , deteneos y ved si hubo jamás dolor semejante
al dolor que sufro por vuestro amor . Acordaos de mi po
breza y abatimientos, pensad en la amargura y sinsabores
que pasé por vosotros en mi pasión» ( 1 ) .
Estas palabras y muchas otras , que pudiéramos recor
dar, nos convencen sobradamente de la obligación en que
estamos de no contentarnos con rezar vocalmente el Ro
sario en honor de Jesucristo y de la Santísima Virgen, si
n o ir meditando al mismo tiempo sus misterios sagrados .
• •
62
nada le es más agradable, que la meditación de sus sufri
mientos. Después le descubrió las heridas de su cabeza y
varias circunstancias de sus tormentos y le dij o : « He su
frido todo esto por tu salvación , ¿qué podrías hacer que
iguale mi amor por ti'?»
El Santo Sacrificio de la Misa honra infinitamente a la
Santísima Trinidad, porque representa la pasión de Jesu
cristo y por medio de ella ofrecemos los méritos de su obe
diencia, de sus sufrimientos y de su sangre. Toda la corte
Celestial recibe con la Santa Misa gloria accidental , y va
rios d octores, con Santo Tomás, nos dicen , por la misma
razón , que el cielo se alegra de la Comunión de los fieles
porque el Santísimo Sacramento es un memorial de la pa
sión y muerte de Jesucristo y por El participan los hom
bres de estos frutos y adelantan en el neg ocio de su
salvación .
Ahora bien , el Rosario rezado con la meditación de los
misterios sagrados, es un sacri ficio de alabanzas a Dios
por el beneficio de nuestra R edención y un devoto recuer
do de los sufrimientos, m uerte y gloria de J esucristo . Es ,
pues, cierto que el Rosario causa gloria, cierta alegría ac
cidental a Jesucristo , a la Santísima Virgen y a todos los
bienaventurados , porque no desean más, para nuestra di
cha eterna, que vernos ocupados en un ejer c icio tan glo
rioso para nuestro Salvador y tan saludable para nosotros.
Nos aseg u r a el Evangelio, q ue un peca d o r q u e se c o n
v i erte y h ace pen i t en ci a causa a legría a t o d o s l o s ángeles .
Si es s u fi c i e n t e para a l egrar a los á n ge l e s , q u e un pec a d o r
d ej e s u s pecados y haga pen i t e n ci a , ;, q u é alegría , q u é j ü
b i l o será para t o d a l a c o r t e c e l e s l i a l , q u é g l o r i a para e l
m i s m o J esucri st o , vernos e n l a t i erra , m ed i t a r devot a m e n t e
y c o n a m o r s u s a ba 1 i m i e n 1 o s , s u s I O r m e n t os y s u m uert e
c r u e l e i g n o m i n i o s a ? ¡, H a y n a d a m á s e fi c a z p a r a 1 oc a r
nos y l l cvarnm a � i ncera pen i l e n c i a ?
63
El cristiano, que no medita los misterios del Rosario de
muestra gran ingratitud hacia Jesucristo y la poca estima
q ue hace de cuanto el divino Salvador ha sufrido por la
salvación del mundo . Su conducta parece decir que des
conoce la vida de Jesucristo, que pone poco cuidado en
aprender lo que ha hecho, lo que ha sufrido para salvar
nos. Este cristiano puede temer que no habiendo conoci
do a Jesucristo o habiéndole olvidado , lo rechace el día
del juicio con este reproche: «En verdad te digo que no
te conozco» .
Meditemos, pues, l a vida y sufrimientos del Salvador
durante el Santo Rosario, aprendamos a conocerle y a re
conocer sus beneficios para que El nos reconozca como
hijos y amigos suyos en el día del j uicio .
• •
64
1 0 ' : ¿ de d ó n d e p u d i e r a ven i r a q u e l l a ad m i r a b l e 1.: o n s t a n
i.: i a d e l o s m á r t i r e s , dice San Bernar d o , � i n o de l a s l l a g a '
de J es u c r i s t o acerca d e l a s c u a l e s hacian e l l m . frecu e n t e
m ed i t a c i ó n ? ¿ Dó n d e e s t a b a e l a l m a d e e s t o � generoso�
a t l e t a s c u a n d o s u s a n g re c o r r í a y s u c u e r p o era t r i t u r a d o
p o r los s u p li c i o s ? S u a l m a e s t a b a en l a s l l agas d e Je , u
c r i s t o y est as l l agas l o s h a c í a n i n \'enc i b l e s .
La San t í s i m a M a d re d e l Sal v ador o c u p ó t o d a s u \· i d a
e n m ed i t a r l a s v i r t udes y s u fr i m i e n t o s de s u H i j o . C u a n
d o oyó a l o s á n g el es e n t o n a r en su n a c i m i e n t o c a n t i c o '
d e a l eg r í a , c u a n d o v i o a l o s past ores a d o r a r l o e n e l e s t a
b lo , se l l e n ó de admi ración y m ed i t aba s o b re t o dos est a '
marav i l l a s . C o m p a r a b a l a s g randezas d e l V e r b o e n c a r n a
d o c o n s u s p r o fu n dos a ba t i m i e n t o s : la p aj a y e l pesebre
a s u trono y al seno d e s u Padre: el pode r de u n D i o s a
l a debili d ad de u n n i ñ o : su s a b i d u r í a a s u senc i l l ez .
L a San t ís i m a V i rgen d i j o a u n d ia a San t a B r í gi d a :
« C u a n d o c o n t e m p l a b a la h e rm o s u r a , la modest i a , la sa
biduría de m i H ij o , sent íase m i alma t ra n s p o r t a d a d e ale
gría y cuando consideraba q u e s u s m a n o s y sus p i e s ha
b ía n de ser a t ravesados c o n c l a\' o s . \' erl l a u n t o r r e n t e d e
l ág r i m a s , p a r t i é n d o se e l c o r a z ó n de d o lo r .
Después d e l a Ascen sión de J esucr i s t o . l a Sant i s i m a V i r
g e n dedicó el resto de su v i d a a v i s i tar l o s l u g a res q u e e s t e
d i v i n o Salvador h a b ía sa n t i ficado c o n s u prese n c i a y c o n
s us torment os . Allí medit aba sobre el exceso d e s u c a r i
dad y los rigores de su p a s ión . Ese era t a m bién el ej e r c i
cio con t i n uo de Maria Magdalena du ran t e los t re i n t a a ñ o s
q ue vivió en Sai n t e-Baume (1 ) . E n fi n S a n J e r ó n i m o d i
ce que esa era la devoción de los p r i m ero s fieles . I ba n . de
todos los países del mundo , a tierra santa para grabar más
( l l La « Sainre Baumen (Sama Cue\ a l es una t1 r u r a ' i l llada en la Pr1.'
,·enza . donde es r radidón . que pasó Sama !\!aria !\ l agdalena lo, ú l l i
mos al'los d e s u \' i d a .
65
p ro fu n damente en sus corazones el amor y el recuerdo del
Salvador de los hom bres con la v i s t a de los ob j etos y l u
gares por E l consagrados con s u n a c i m i en t o , trabajo s , s u
fri m ientos y m u ert e .
Todos l o s cristianos t ienen una sola fe , adoran a un so
lo Dios, esperan una m i sma felicidad en el cielo; sólo co
n ocen un mediador q u e es Jesucri s t o ; todos deben i m i t a r
e s t e modelo d i v i n o y p a r a ello considerar l o s m isterios d e
s u v i d a , s u s v i r t u des y su glori a . E s un er ror i m agi n a rse
q ue la medi tación de las verdades de la fe y de los m i s t e
r i os de la v i d a de J esucri s t o , e s s ó l o p a r a los sacerdot e s .
re l i g i osos y aq uellos que s e han ret irado fuera d e l m u n
d o . Si l o s religiosos y eclesiásticos est án o b l igados a m e
d i tar acerca de l a s grandes verdades de n u estra san t a R e
l igión p a r a responder dignamente a s u vocación ; los se
g l a res están igualmente obligados a causa de los peligros
q u e tienen diaria m e n t e , de perderse . De be n , pues, armarse
con el frec u e n t e recuerdo d e la v i d a , de las v i r t udes y s u
frim ien tos del Salvador, q u e nos represen tan los q u ince
m i sterios del San to Rosario .
• •
66
q u e p r o d uzcan en el a l m a i m presiones p r o fu n d a � . Y ¿ 4 1 1 C:
h a y e n el m u n d o más c o n m o v e d o r q u e l a h i s t o r i a m a r a v i
l l osa d e n uest ro Reden t o r , desarro l l a d a e n q u i nce c u a d r o �
q ue n o s rec uerd a n la s gr a n de s escen as d e l a v i d a , m u e r t e
y g l o ri a del Sa l v ado r d e l m u n do? ¿ Q u é oraciones son m ás
e xcelentes y s u b l i mes q u e l a Orac i ó n d o m i n i c a l y el A ve
d e l á n gel ? E n e l l a s se encierran t o d o s n u est ros d e s e o s y
n e c e s i da d e s . La m ed i tación de l o s m i st e r i o s y o r a c i o n e s
d e l Rosario es la m ás fác i l de las o r a c i one s , p o r q u e la d i
versi dad de v i r t udes y estados d e J es u c r i s t o , q u e en e l l o s
se est ud i a n , recrea y fo rt i fi c a m a r a v i l l o s a m e n t e e l e s p í r i
t u e i m p i d e l a s d i s t racci o n es . L o s s a b i o s e n c u e n t ran e n es
t as fórm ulas la doct r i n a más p ro fu nda y l os pequeños l a s
i n st rucciones m á s famil iares . E s preciso pasar p o r esta s en
67
t exto de una unión más per fect a con Dios . El alma s ut i l
mente orgu llosa, engañada por el demon io, h ace todo
c uanto p uede i n teriormente para elevarse al grado subli
me de las oraciones de los sa ntos, desprecia y d ej a po r
esto sus antiguos rezos , buenos en su sen t i r para la gene
ralidad de las almas . Se h ace sorda a las oraciones y sa l u
t ación de u n ángel y aun a l a oración q ue un D i o s ha he
c h o , pract icado y recomendad o . Sic orabitis; Pater nos
ter; oraréis así, y de este modo va cayendo de i l usi ó n en
i l usión , d e pr e c i p ici o en preci pici o . Creed m e , a m ad o c o
frade del Rosari o , ¿ q u eréi s llegar a un alto g rado de o r a
ción s i n a fec t ac i ó n y s i n caer en las ilusiones del dem o
n io , tan frecuentes en las p e r s onas de orac i ó n ? . rezad di a
riamen t e , si podéi s , e l Rosario o al menos una parte de
él ( 1 ).
¡, Habéis llegado a él por la gracia d e Dios? Si queréi s
en él conservaros y crecer en la h u m ildad conservad la
p ráctica del Rosari o , porq ue u n alma que rece el Rosario
t odos los días, jamás será formalmente h erética, n i enga
ñ ad a por el demonio; es una a fi rm ación q ue rubricaría
con mi sangre . Si, no obstante , Dios en su i n fi n i t a m i seri
cord i a , os at rae en medio del Rosario , tan poderosamen
te como a algunos sant o s , dejaos arrast rar por su at racti
v o , dej ad a Dios actuar y orar en vosotros y recitad e l Ro
sario a su modo y que esto os baste en aq uel día. Pero
sí sólo estáis en la c on t e m plació n act iva u oración ordi
naria de q u ietud , de presencia de Dios y de a fecto, t e n
d réis m e n o s exc usa para dejar el Rosario y rezándolo , le
jos de ret roceder en la o ración y la v i rt u d , os será marav i
l losa a y u d a y la verdadera escala de J acob , de quince es-
68
calones, por los cuales iréis de v i r t ud en v i r t u d , de luz e n
l u z , y llegaréis fáci lmente , s i n engañ o s , hasta la ple n i t u d
de la edad d e J e s u c r i s to
.
• •
E L ROSA R I O , O R AC I O N SU B L I M E
69
seguido el consejo de su servidor Domingo de rezar el S a n -
10 Rosario todos los días . Cuando volvió en s i , fu e a arro
j a rse a los pies de Sa n t o Dom i ngo , le contó lo ocurrido ,
p i d ióle perdón por su i n cred u li d ad , p r o met ió rezar e l
Rosario t odos los d ía s y llegó p or este medio a l a perfec
ción crist iana , a la gloria etern a . ¡ Aprended de aq u í , per
s o nas de oració n , la fuerza , el precio y l a i m por ta nci a de
e s t a devoción del San t o Rosario con la meditación de s u s
m i s terios !
Nadie más elevada en la oración q u e Santa Magdalena
que era t ransportada al cielo, por los ángeles , siete veces
al día , que había estado en la escuela de J esucristo y de
su Santísima Madre y, sin embargo , cuando pidió a Dios
un buen medio para adelantar en su amor y llegar a la más
alta per fecció n , el arcángel San M iguel vino de parte de
Dios a decirle que no sabía de otro q u e c o n s i de r ar , por
medio de u n a cruz, q u e co locó delan t e de s u cueva , l o s
m i st erios dolorosos que ella h a b í a presenciado .
Que el ejemplo de San Francisco de Sales , el gran d i
rector de l a s almas espirituales de s u tiempo , o s est i m u le
a pertenecer a tan santa co frad ía, pues a pesar de ser san
t o , h izo voto de rezar el Rosario com plet o , t o dos los días
de su vid a .
S a n Carlos Borromeo l o rezaba tam bién todos l o s días
y recomendaba encarecidamente esta devoción a sus
sacerdotes y eclesiásticos en los sem inarios y a todo s u
pueblo .
El Beato Pío V ( 1 ), uno de los Papas más eminentes
que gobernaron la Iglesia, rezaba todos los d ías del Rosa
rio . Santo Tomás de Vil lan ueva , Arzobispo d e Valencia,
San Ignacio, San Francisco Javier, San Franci sco de Bor
j a , Santa Teresa d e J esús , San Felipe de Neri y muchos
70
ot ros g r a n d e s h o m bres, q u e no c i t o , han ejerci tado est a
d evoci ó n . Seg u i d s u s eje m p lo s , v uest ros di rectores esta
rán m ás descansados y si les i n fo rmaran de los frut os que
p u d ie ra i s s acar , se a p resurarían a a n i m a ros a e l l o .
• •
B E N E F I C I OS D E L ROSA R I O
71
Saba , adm irando la ciencia de Salomón, exclamaba� « Di
chosos tus criados y sirvientes, que están siempre en tu
p resencia y oyen los oráculos de tu sabiduría»; pero más
d ichosos son los fieles que meditan atentamente la vida,
las virtudes, los sufrimientos y la gloria del Salvador , por
que adqu ieren de este modo el perfecto conocimiento en
q ue consiste la vida eterna . Hoec est vita aeterna ( 1 ) . La
Santísima Virgen reveló al B. Alano que, tan pronto co
mo Santo Domingo predicó el Rosario , los pecadores em
pedernidos se convinieron y lloraron amargamente sus crí
menes, los mismos niños hicieron penitencias increíbles
y el fervor fue tan grande por doquiera que se predicó el
Rosario , que los pecadores cambiaron de vida y edi fica
ron a todo el mundo con sus penitencias y enmienda de
vida. Si sentís vuestra conciencia cargada con algún peca
d o , coged el Rosario , rezad una parte en honor de algu
n os misterios de la vida, pasión o gloria de Jesucristo y
estad persuadidos de que mientras rezáis estos misterios ,
E l , en el cielo , mostrará sus llagas sagradas a su Padre,
El abogará por vosotros y os obtendrá la contrición y el
perdón de vuestros pecados . El dijo un día al B . Alano:
« Si esos miserables pecadores rezasen frecuentemente mi
R osario , participarían de los méritos de mi pasión y co
mo su Abogado, calmaría la divina j usticia» . Esta vida
es de guerra y tentaciones continuas. No tenemos que com
batir a enemigos de carne y sang re, pero sí a las potencias
mismas del in fierno . ¡ Qué mej ores armas podemos tomar
para combatirlos que la Oración dominical que nuestro
gran Capitán nos ha enseñado; la Salutación angéli c a que
ha ahuyentado a los demonios, destruido el pecado y re
novado al mundo; la meditación de la vida y de la pasión
de Jesucristo, que son pensamientos que debemos tener
72
h abit ualmente presentes , como manda San Pedro , para
defendernos de los m ismos enemigos que El ha vencido
y que nos atacan diariamente ! « Desde que el demonio,
dice el Cardenal H ugo, fue vencido por la humildad y la
p asión de Jesucristo , apenas puede atacar a un alma que
media estos misterios o si la ataca es derrotado vergonzo
samente» . /nduite vos armaturam Dei» . (Eph . VI, 11). Per
trechaos, pues, con estas armas de Dios, con el Santo Ro
sario , y quebrantaréis la cabeza del demonio y viviréis tran
quilos contra todas sus tentaciones . De ahí resulta que aun
el Rosario m aterial es tan terrible al diablo , que los San
tos se han servido de él para encadenarle y arrojarle del
c uerpo de los posesos, según atestiguan varias historias .
A un hombre, dice el B. Alano , que había probado inú
t ilmente toda clase de devociones , para li brarse del espí
ritu maligno que le poseía, aconsejaron que pusiera al cue
llo su Rosario , con lo que se alivió, habiendo experimen
tado que cuando le quitaba era atrozmente atormentado
por el demon i o , por lo cual resolvió llevarlo noche y d í a ,
l o que alejaba a l demo n i o para siem pre por n o po der so
p ort ar tan terrible cad en a . El B . Alano asegura que li bró
un gran número de posesos poniéndoles u n Rosario al
cuello .
A l R . P . J uan Amat , de la Ord en de Santo Do mi ngo .
el R o sar i o d e l cu e l l o
.
73
sana, pero con su Rosario , que tenía fuertemente cogido
e n la mano , a pesar de los esfuerzos que hicieron para qui
társelo, los golpeó y arrojó, diciendo: « Santa María, Nues
t ra Seftora del Rosario , amparadme» .
Cuando a l a mai'lana siguiente iba a l a iglesia, encontró
a la desgraciada joven aun posesa; uno de los demonios
que estaban en ella, empezó a decir, burlándose del Pa
d re: « ¡ Ah ! hermano, si no hubieras tenido tu Rosario ya
te habríamos arreglado. Entonces el Padre arroja de n ue
vo su Rosario al cuello de la joven , diciendo: « Por los sa
cratísimos nombres de Jesús y María, su santa Madre, y
por la virtud del Santísimo Rosario , os mando, espíritus
malignos, salir de este cuerpo inmed iatamente»; en el ac
to tuvieron que obedecer y quedó libre la joven. Estas his
corias ponen de relieve la fuerza del Santo Rosario para
vencer toda clase de tentaciones de los demonios y toda
clase de p ec ados porque las c u en tas bendi tas del Rosario
l o s ponen en fuga .
• •
74
r i o , ¿ C uál no será el méri to del Rosario conmemorando
como conmemora toda la vida y pasión de Nuestro Señor?
La Santísim a V i r g e n reveló al Beato Alano de la Ro
che, que después del santo sacri ficio de la Misa, que es
la primera y más viva memoria de la pasión de J esucris
to , no había devoción más excel e nte y meritoria que el Ro
sario, que es como una segunda memoria y r e p r e s en t a
75
la dirección de este gran Santo, mandar a los penitentes
rezar el Rosario con la reflexión de los misterios sagra
dos, prefiriendo esa a otras penitencias de menor mérito
y que no son tan agradables a Dios, ni tan saludables pa
ra avanzar en el camino de la virtud , ni tan eficaces para
impedir la caída en el pecado; además de que rezando el
Rosario, se ganan muchísimas indulgencias que no están
concedidas a otras muchas devociones .
« Ciertamente, dice el Abad Blosio , este Rosario con l a
meditación d e l a vida y pasión, resulta m u y agradable a
Jesucristo y la Santísima Virgen y muy eficaz para obte
ner lo que se desea . Podemos rezarlo tanto por nosotros
como por aquellos que nos fueron encomendados y por
toda la Iglesia . Recurramos, pues, a la devoción del San
'
to Rosario en todas nuestras necesidades y o bt e n d rem os
i n faliblemente lo que pid am os a D io s para n uestra
salvación » .
• •
E L ROSA R I O SA L V A D O R DE LAS A L M A S
76
¿Qué remedio cabía contra este desorden , como no fue
ra el de abatir las fuerzas de Satanás'? . . . La Santísima Vir
gen , protectora de la Iglesia, dio como medio eficaz para
apaciguar la cólera de su Hijo, para extirpar la herej ía y
reformar las costumbres de los cristianos, la cofradía del
Santo Rosario, que, según los hechos demostraron , reno
v ó la caridad , la frecuencia de sacramentos de los prime
ros siglos de la Ig l es i a y reformó las costumbres de los
cristianos.
El Papa León X dice en su bula que esta cofradía fue
fundada en honor de Dios y de la Santísima Virgen , co
mo un muro para contener las desgracias que iban a caer
sobre la Iglesia.
Gregorio XI I I dice que el Rosario fue inspirado como
favor especial de la Santísima V ir gen para abrirnos más
fácilmente e l cie lo .
77
devotamente el Santo Rosario y que cuantas veces lo re
cen se hacen una corona con la que serán engalanados en
el cielo . La visión de este devoto cartujo está en confor
midad con la que tuvo el discípulo amado cuando vio una
multitud innumerable de ángeles y santos que alababan
y bend ec í an a Jesucristo por cuanto ha hecho y sufrido
en el mundo por nuestra salvación; y ¿no es esto lo que
hacen los cofrades del Rosario?
No hay que figurarse que el Rosario es sólo para las
m ujeres, los niños y los ignorantes; es también para hom
bres y para los más grandes hombres. Tan pronto como
Santo Domingo dio cuenta al Papa Inocencio I I I de la or
den que había recibido del cielo para establecer esta co
fradía, el Santo Padre la aprobó , exhortó a Santo Domin
go a predicarla y quiso ser asociado a ella ( 1 ) . Los mis
mos cardenales la abrazaron con gran fervor, de suerte
q ue López adelanta estas palabras: Nul/us sexus, nulla
aetas, nulla conditio ab oratione Rosarii substraxit se. Nin
gún sexo, ni n g u n a edad , ninguna condición , puede sus
t raerse a la devoción del Rosario .
Así se ven en esta cofradía toda clase de personas: du
q ues, príncipes, reyes , lo mismo que Prelados, Cardena
les, Soberanos Pontífices cuya enumeración sería muy lar
ga para este c om pe n d i o , y si ingresas , querido lector, en
esta cofrad ía, tendrás parte de su d evoc i ó n , en sus gra
cias sobre la tierra y en su gloria en el cielo . Cum quibus
( 1) :-.l ie gan m uchos crít icos que h u b i era cofradías del Rosario ante
ri ore s al B . A lan o de l a Roche, y s i asi fuera no podrían admitirse las
q ue según se dice fundó Santo Do m i n go y aprobó Inocencio 1 1 1 . Probó
sin embargo el P. Mamachi la existencia de Cofradías de Nuest ra Seilo
r a en los c o n v e nt o s domin icos de llalia, ya en el siglo X I I I , que según
las práct icas que usaban p o día n muy bien ser del Rosario, a unque no
llevaran este nombre. Tal vez sería así también la de Palencia, cuya fu n
dación s e at ribuye a Santo Dom i ngo.
( V . u E n c i c l o pedia Espasa » V . Rosa r i o ) .
78
consortium vobis erit devotionis, erit et communio
dignitatis.
• •
Trigésima Rosa
P R I V I LEGIOS DE LA COFRADIA
DEL ROSA R IO ( 1 )
79
4. º Por cada vez que pronuncien devotamente los san
t os nombres de Jesús y María : siete días de indulgencia .
S . º A los que devotamente asistan a la procesión del
Santo Rosario : siete años y siete cuarentenas .
6 . 0 A los que, verdaderamente arrepent idos y con fe
sados visiten la capilla del Rosario en la iglesia en que es
té establecida, los primeros domingos de cada mes y las
fiestas de Nuestro Señor y de la Santísima Virgen : indul
gencia plenaria .
7 . 0 A l o s q u e asist an a l a Salve: cien d í a s d e
indulgencia .
8 . 0 A los que devotamente y para dar ejemplo llevan
sin reserva el Santo Rosario : cien d ías de indulgencia.
9 . 0 A los cofrades enfermos que, no pudiendo ir a la
iglesia y habiendo con fesado y comulgado , recen durante
el día el Santo Rosario, o al menos una parte: i n dulgen
cia plenaria el d ía sei'talado para ganarl a .
10. 0 Los Sumos Pontí fices, por su gran libertad ha
cia los cofrades del Rosario , les han dado la facultad de
g an ar las indulgencias de las estaciones de Roma , visitan
do cinco altares , rezando ante cada uno de ellos cinco ve
ces el Padre Nuestro y A ve Moría por la prosperidad de
la iglesia, donde está establecida la cofradía, rezarán vein
t icinco veces el Padre Nuestro y A ve María ante este altar.
Gran favor ciertamente para los co frades del Rosario ,
p ues la visita de las iglesias de las estaciones de Roma lle
va aparejados consigo indulgencias plenarias, li bra r almas
d el purgatorio y m uchas ot ras grandes rem i s iones q u e los
c o fr a des pueden ganar sin trabaj o , sin gast o s , sin salir d e
80
� fijo� p a ra l o s q ue habitan fue ra de Rom a , por Dec n . ! t o
de la Sagrada C ong r e g ac i ó n de I n d u l g e n c i a s , apro bado
por n u e s t r o San t o Padre el Papa el 7 d e m a rzo de 1 6 7 8 ,
q u e o r d e n ó sea i n v i o l a blement e observado .
Todos los d o m i ngos de Advien t o ; l o s t res d ías de l a �
c u a t r o Témporas; l a vi gil i a d e Navidad , e n l a s M i s a s d e
m ed i a n oc h e , d e l a a u ro ra y d e l d ía ; l a s fi e s t a s d e S a n Es
t e ban , S an J u a n Ev a nge l i s t a S a n t o s I n ocen t e s , c i r c u n c i
,
sió n y R e y e s ; lo s d o m i ng o s de Se p t u a g é s i m a Sexagési m a .
,
Q u i n c u ag é s i m a , y des de e l m iérco l e s de C e n i z a t od o s l o s
d ias hasta e l d om i n go d e Cu asi m od o i n c l u si v e ; l o s t res d ia s
d e Roga t i v a s , el d í a de l a Ascen sió n , la v i g i l i a d e Pen l c
costés y t odos l o s d ías de la o c t a v a y los t res d ía s de l a �
c u a t r o Tém poras de sept i e m b re .
Amados co frades del Rosari o , h a y a u n m u c h a s m ás i n
d u lgencias . Si q u eréis ver l o , leed e l s u m a r i o d e l a s i n d u l
gencias conced ida s a l o s c o frades d e l R o sario . A l l í veréi s
l o s n o m b res de l os P a pas , el año y o t r o s part i c u l a res q ue
no es posi ble consignar en es t e re s u men .
• •
81
C U A R TA DECENA
82
t amente obtend rán la victoria sobre sus enemigos y r e c o
brarán todo lo perdi d o . El rey ad v i r t i ó bien estas pal a
b ras y e n v i ó a preguntar a Santo Dom i ngo si e r a c i e r t o
cuanto había predicado . E l S a n t o respondió que no h a
b í a q ue d udar y l e prometió que si q uería practicar est a
devoción y apuntarse en la co frad ía, vería los efecto s . Re
solvióse el rey a rezar todos los d ías el Rosario , continuan
do así d urante u n año y el m ismo d ía de Navidad , des
p ués que lo h ubo rezad o , apareciósele la Santísima Vir
gen y le dijo : « A l fonso , hace un año q ue me si rves devo
tamente con el Rosario , vengo a recompensarte . Sabe que
he o btenido de m i H ijo el perdón de t odos t u s pecados ;
h e aquí el Rosario que yo te doy , llévalo siempre contigo
y jamás podrán perjudicarte tus enemigos» . Desapareció ,
dejando al rey m u y consolado; volvió llevando en la ma
no el Rosario y viendo a la rein a le cont ó lleno de gozo
el favor que acababa de reci b i r de la Santísima V i rgen ,
t ocóle los ojos con el Rosario y recobró la vista que había
perdid o . Algún tiempo después, habiendo el rey reunido
algunas tropas, con ayuda de sus aliados atacó osadamente
a s us enemigos , les obligó a devolver las t i erras , a reparar
sus dominios, los arrojó de ellos enteramente y fue tan
a fortunado en la guerra que de todas partes iban solda
dos para combatir bajo su mando , porque las victorias
parecían seguir por t odas partes sus batallas. No debe sor
prendernos, porque no entraba jamás en batalla sino des
p ués de h aber rezado un Rosario de rodillas; hacía ingre
sar en la cofradía a toda la corte y obligaba a sus o ficiales
y sirvientes a ser devotos del Rosario . La reina se obligó
igualmente y los dos perseveraron en el servicio de la San
t ís i m a Virgen , viviendo piadosamente .
• •
83
Trigésima segunda Rosa
DON PERO ( 1 )
( B . Alano, c . L I I I )
84
sari o , rezadle con devoción y arrepentimiento de vuestros
pecados y resolveos a cambiar de vida» . Se puso de rodi
l la s , rezó el Rosario y se sintió movido a con fesarse , le
que h izo con gran contrición . El Santo le ordenó que re
zase todos los días el Santo Rosario y él prometió hacerlo
y se inscri bió en la cofradía; su cara que antes había asus
t ado a todos, al sali r de la iglesia aparecía brillante como
l a de un ángel . Perseveró en la devoción al Santo Rosa
rio, llevó una vida arreglada y murió dichosamente .
• •
U N ALBIGESE POSESO
85
t em ían más y cuál debía ser más amado y hon rado por
los hombres . A esta pregunta p ro rr u m pie r on en gritos tan
espantosos que la mayor parte del auditorio cayó e n t ie
r ra sobrecogido de espanto . Entonces los espíritus malig
nos, para no responder , lloraban y lamentábanse de un
m odo tan lastimero y conmovedor que m uchos de los asis
tentes, movidos por natural pied ad lloraban tam bién . De
cían por boca del poseso con voz lastimera: Domingo , Do
mingo, ten piedad de nosotros que te prometemos no per
j udicarte jamás. Tú q u e te compadeces de los pecadores
y de los miserables . ¡ Ay ! ¡ Tanto como s u fri m o s ! ¿ Por q ué
te complaces en aumentar nuestras penas? ¡ Conténtate con
las penas que sufrimos ! ¡ M isericord i a ! ¡ m isericordia !
¡ misericordia !
E l San to , sin inm utarse por las tiernas palabras de es
tos desgraciados espíritus, les respondió que no cesaría de
at o r m en t a r los hasta q ue h u b ieran respondido a la pregun
ta. Dijeron los demonios que contestaría n , pero en secre
to y al oído y no delante de todo el m undo . Insistió el San
t o , recomendándoles que hablasen muy alto . Los diablos
n o q uisieron decir palabra a pesar del encargo que les h i
zo y entonces el Santo , puesto de rodillas , h i zo a la Sant í
sima Virgen esta oración : «0 excellentissima Virgo Ma
ria, per virtutem psalterii et Rosarii tui, compelle h o s h u
m an i gen e ris h ost es q uest io ni mece satisfacere .- ¡ Oh ! Ex
celent ísima V i rgen M a ria , por la virtud del Santo Rosa
rio ordena a es t os en em igos del género humano que con
testen a mi pregunta» .
Hecha esta oración , una llama ardiente sale de las ore
j as, nariz y boca del poseso y hace temblar a todos, pero
a nadie hace mal . Entonces los diablos exclamaron: « Do
mingo , te rogamos por la pasión de Jesucristo y p o r los
m éritos de su Santa Madre y los de todos los santos , que
nos permitas salir de este cuerpo sin decir nada, porque
86
los ángeles cuando tú quieras te lo revelarán . Nosot ros so
mos embusteros . ¿ Por qué quieres creernos? No nos ator
m entes más , ten piedad de nosotros . - Desgraciados sois
e indignos de ser escuchados » , dice Santo Domingo y arro
dillándose h izo esta oración a Ja Santísima Virgen : «0 Ma
ter sapientiae dignissima et de cuj us salutatione quomodo
illa fieri debeat j am adoct us est populus; pro sal ute po
puli circumstantis rogo coge hosce t uos adversarios, ut ple
n am et sinceram veritatem palam hic profiteant ur . - ¡ Oh !
dignísima Madre d e l a sabiduría, ruego por este p ueblo
q ue está presente y ya instruido en el modo de decir bien
la Salutación angélica . Obligad a vuestros enemigos a con
fesar en público la verdad pura y si ncera acerca de este
punto» . A penas había terminado esta oración cuando vio
cerca de él a la Santísima Virgen rodeada de una multitud
de ángeles que con una varilla de oro que tenía en la ma
no golpeaba al demonio, diciéndole: « Contesta la pregunta
de mi servidor Domingo » . (Hay que advertir que el pue
blo no veía ni oía a la Santísima Virgen , sino solamente
a Santo Domingo ) . Entonces los demonios comenzaron
a gritar diciendo : « ¡ Oh ! n uestra enemiga , n uestra r u i n a ,
nuestra con fusión , ¿por qué vinisteis expresamente del cie
lo para atormentarnos tan duramente? Será preciso que,
a nuestro pesar digamos, ¡ oh Abogada de Jos pecadores ,
que los sacáis del infierno y los colocáis en el seguro ca
mino del Paraíso ! , ¿será preciso que con fesemos ante
t odos lo que ha de ser causa de n uestra confusión y de
nuestra ruina? ¡ Desgracia, desgracia para nosotros ! , Jos
príncipes de las tinieblas . Oíd , pues , cristianos: Esta Ma
dre de Jesucristo es todopoderosa y puede impedir que sus
siervos caigan en el i n fiern o ; es Ella q uien como un Sol
disipa las tinieblas de nuestras astutas maquinaciones , es
E lla q uien descubre n uestras minas , rompe nuest ros la
zos y dej a inútiles y sin efecto todas n uestras tentaciones .
87
Nos vemos obligados a confesar que ninguno de los q u e
perseveren en su servicio s e condenará c o n nosotros; uno
solo de sus suspiros, ofrecido a la Santísima Trinidad , vale·
más que todas las oraciones, los votos y los deseos de to
dos los santo s . La tememos más que a todos los biena
venturados reunidos y nada podemos contra sus leales ser
v id ores. M uchos cristianos que la invocan al morir y que
deberían condenarse, según nuestras leyes ordinarias , se
salvan por su intercesión . ¡ Ah ! si esta Mariquita (así es
como su rabia les impulsaba a llamarla) no se hubiera
opuesto a n uestro esfuerzo y a nuestros designios, hace
mucho tiempo que tendríamos derribada y destruida la
Iglesia y caídos todos sus elementos en el error e in fideli
dad . Protestamos además por la extorsión que con Ella se
nos hace, pues ninguno que persevere en la devoción al Ro
sario se condena, y consigue para sus devotos servidores
una verdadera contrición de sus pecados y con ésta el per
dón y la indulgencia» . Entonces Santo Domingo hizo re
zar el Rosario a todo el puebl o , muy lenta y devotamente
y a cada A ve María que el Santo y el pueblo rezaban (co
sa sorprendente), salían del cuerpo de este desgraciado una
g ran multitud de demonios en forma de carbones encen
didos. Y cuando salieron todos los demonios y el hereje
se vio completamente libre, la Santísima Virgen dio , aun
que i nvisiblemente, su bendición a todo el pueblo que con
ello percibió muy sensi blemente gran alegría . Este mila
gro fue causa de la conversión de gran número de herejes
q ue se inscribieron en la cofradía del Santo Rosari o .
• •
88
Trigésima cuarta Rosa
89
Santos; y que al mismo tiempo que le hacía invisible, le
daba fuerza para atacar .
En cierta ocasión, con diez compail.ias venció a veinte mil
herejes sin perder ninguno de sus soldados, lo que impre
sionó de tal modo al general del ejército enemigo, que fue
en busca de Otero, abjuró sus herejías y declaró que le ha
bía visto cubierto de armas de fuego durante el combate.
• •
E L CARDENAL PEDRO
(B. Alano, I V p . , c. LXX)
90
Trigésima sexta Rosa
U N A M U J ER DE A M BERES L I B E RTADA
D E LAS C A DENAS DEL DEM O N I O
• *
91
Trigésima séptima Rosa
92
si así lo hacían no violentarlas para que se reformasen .
Recibieron complacidas los Rosarios y prometieron rezarle
con esa condición . ¡ Cosa admirable ! : poco a poco deja
ron sus vanidades , se dieron al recogimiento y al silencio
y en menos de un año, pidieron ellas mismas la reforma .
El Rosario pudo e n sus corazones más de l o que hubiera
conseguido el Abad con sus exhortaciones y autoridad .
• •
93
recer, l a paz en las familias, la devoción y la caridad. Cam
b io tanto más admirable cuanto que este Obispo había tra
bajado mucho para conseguirlo y hasta entonces ineficaz
mente .
Para inculcar mejor la devoción al Rosario, llevaba
siempre uno muy hermoso y enscftándole al auditorio, de
cía: Sabed, hermanos míos, que el R osari o de la Santísi
ma Virgen es tan excelente que yo que soy vuestro Obis
po, doctor en teología y en ambos derechos, me glorio de
l levarlo siempre como el más ilustre signo de mi episco
p ado y doctorado .
• •
94
los que deseen reformar las costumbres de los pueblos y
regenerarlos en Jesucristo , deben honrarme y dirigirme la
misma salutación . Yo soy, ai'ladió , el camino por el cual
vino Dios a los hombres y es necesario que obtengan de
Jesucristo la gracia y las virtudes, por mi mediació n .
Yo, que esto escribo , aprendí por experiencia propia la
fuerza de esta oración para convertir los corazones más
endurecidos . He encontrado algunos en los que las más
terribles verdades predicadas en una misión, no habían he
cho impresión alguna; y no obstante, habiendo adquiri
do, por consejo m ío , la costumbre de rezar diariamente
el Santo Rosario , se convirtieron y se dieron a Dios.
He podido observar la enorme diferencia de costumbres
e ntre pueblos y pueblos de las parroquias donde di misio
nes , pues mientras unos por haber abandonado la prácti
ca del Rosario habían vuelto a caer en las malas cost um
bres , otros por haberla conservado, conservaban también
la gracia de Dios y adelantaban todos los días en la vida
cristiana.
• •
Cuadragésima Rosa
95
extenderme demasiado, no los referiré. Tampoco he de
referirme a las que yo mismo he visto; todas las omito por
diversas razones .
Caros lectores, si practicáis y predicáis esta devoción ,
aprenderéis por propia experiencia, mejor que en libro al
guno, y experimentaréis felizmente el efecto de las pro
mesas hechas por la Santísima Virgen a Santo Domingo
y al Beato Alano de la Roche y a cuantos hagan florecer
esta devoción que le es tan grata, que instruye a los pue
blos en las virtudes de su Hijo y en las suyas , inicia en
la oración mental y conduce a la imitación de Jesucrist o ,
a la frecuencia d e los Sacramentos, a l a práctica sólida
de las virtudes y toda clase de buenas obras; a ganar pre
ciosas indulgencias que los pueblos ignoran porque los pre
dicadores de esta devoción apenas han hablado de ellas ,
contentándose con hacer un sermón del Rosario, a la mo
derna, aunque sólo cause muchas veces admi ración y nin
g una instrucción . En fi n , me contento con deciros con el
B. Alano de la Roche que el Rosario es manantial y depó
sito de toda clase de bienes .
1 . º Peccatoribus praestat prenitentiam ;
2 . º Sitientibus stillat satietatem ;
3 . º Alligatis adducit absolutionem ;
4 . 0 Lugentibus largitur lretitiam ;
S . 0 Tentalis tradit tranquilitatem ;
6 . º Egenis expellit egestatem ;
7 . 0 Religiosis red di t reformationem ;
8 . 0 lgnorantibus induit intelligentiam ;
9 . 0 Vivis vincit vanitatem ;
1 0. º Mortuis mittit misericordiam per modum suffragii.
1 . 0 Los pecadores obtienen el perdón ;
2 . 0 Las almas sedientas se sacian ;
3 . º Los que están atados ven sus lazos deshechos;
96
4 . " Lo� q u e lloran hallan alegría;
5 . ' ' Los q ue son tentados , la t ranq u i l idad ;
6 . '' Los pobres son socorridos;
7 . Los religiosos son reform ados ;
'1
QU I NTA DECENA
De cómo d e b e rezarse el ROSARIO
P U R EZA DEL A L M A
No e s la duración, sino e l fervor d e nuest ras oraciones
lo q u e agrada a Dios y le gana el corazón. Una sola A ve
María bien dicha tiene más mérito que ciento cincuenta
mal dichas . Casi todos los católicos rezan el Rosario, al
menos una parte o algunas decenas de A v e Marias. ¡, Por
97
q u é , pues, hay tan pocos que se enmienden de s u s peca
do s y adelanten en la virtud, sino porque no hacen l a s ora
ciones como es debido? Veamos , pues, el modo de rezar
para agradar a Dios y h acernos santos.
1 . 0 Es preci so que la persona que reza el Santo R o s a
r io se halle en est ado de gracia o al menos resuelta a sal i r
del pecad o , pues la teología n o s ensei'la q u e l a s oraciones
y b uenas o bras hechas en pecad o mo r t a l son o b ras m uer
tas que no pueden ser agradables a Dios, ni merecer la
vida eterna . En est e sen tido est á escrito : Non est speciosa
/aus in ore peccatoris. ( Eccl . , X V ) .
La alabanza , la salutación angélica, ni a u n la oración
ensei'lada por Jesucristo son agradables a Dios cuando sa
len de la boca de un pecador im penitente : Populus hic /a
biis me honora/, cor autem eorum longe est a me. (Mar,
V I I , 6) .
Esas per so n as q u e i ngresa n en mis c o fradías , dice Je
sucristo, y rezan todos los d ías el Rosario o una parte de
é l , sin contrición alguna de sus pecados, me honran c on
los labios, pero su corazón está muy lejos de m í .
He dich o : « O a l menos con la resolución d e salir d e l pe
cado » : 1. º porque si fuera necesario estar absolutamente
en gracia de Dios para hacer oraciones que le fuesen agra
dables , se seguiría que los que están en pecado mortal no
deberían rezar, a pesar de que tienen más necesidad de
ello que los j u stos; y p o r tanto, no debería aconsej arse
n unca a un pecador que rezase el Rosario, ni una parte
de él, porque le sería inútil, lo cual es un e rr o r condenado
por la I g l e si a 2. 0 porque, si con voluntad de permanecer
.
98
t o de la Santísima Virgen , con el escapulario sobre su c u e r
po y el Rosario en la mano , gritan : Santísima V i rgen Ma
ría, yo os saludo; y no obstante cruci fican y desgarran
c r uelmente a Jesucristo con sus pecados y caen para su
desgraci a desde las más santas cofradías de la Santísima
Virgen a las llamas del in fierno . Aconsejamos el Santo Ro
sario a todo el m undo : a los j ustos para perseverar y cre
cer en gracia de Dios y a los pecadores para sali r de sus
pecados . Pero no agrada n i p uede agradar a Dios que ex
h ortemos a un pecador a h acer el manto de protección de
l a Santísima Virgen , un manto de condenac ión para ocul
tar sus crímenes y cambiar el Rosar i o , que es el remedio
de todos los males en veneno mortal y funesto . Corruptio
optimi pessima. Es necesario ser ángel de pureza , dice el
sabio Cardenal H ugo , para acercarse a la Sant ísima Vir
gen y rezar la Salutación angélica. Ella hizo q ue , un im
púdico q ue rezaba por regla general diariamente el Rosa
r i o , pudiera ver hermosos frutos en u n vaso manchado
de inmundicias, y sintiéndose él horrorizado , le dijo la Se
ñora: « He ahí como me sirves : me presentas rosas bellísi
mas en un vaso sucio y corrompido . Juzga si pueden re
s ultarme agradables » .
• •
99
la voz del corazón más bien que la de la boca . Orar con
dist racciones voluntarias serla gran irreverencia q ue ha
r ía n uestros Rosarios in fructuosos y nos l lenaría de peca
dos. ¿Cómo osaremos pedir a Dios que nos oiga, si no
nos oímos nosotros m ismos y si mientras suplicamos a esta
imponente majestad ante quien todo tiembla , nos dist rae
mos voluntariamente a correr tras de una mariposa? Es
alejar de sí la bendición de este gran Seftor, convirtiéndo
la en la maldición lanzada contra los que hacen la obra
de Dios con negligencia : Maledictus qui facit opus Dei
fraudulenter. (Jeremías, X L VI I I , 1 0) . Ciertamente que no
podéis rezar el Rosario sin tener alguna distracción invo-
1 untaria y aun es di fícil decir un A ve María sin que la ima
ginación siem pre inquieta os quite algo de vuestra aten
ción ; pero sí podéis rezar sin distracciones voluntarias y
para disminuirlas y fijar la atención deben ponerse todos
l o s medios . A tal e fecto poneos en la presencia de Dios ,
c reed que Dios y su Santísima Mad re os miran , que el án
gel bueno a vuestra diestra recoge vuestras A ve Marías co
mo otras tantas rosas, si son bien rezadas, para hacer una
corona a Jesús y María y que , por el contrario , el demo
nio está a vuestra izquierda y merodea alrededor para de
vorar vuestras A ve Marías y anotarlas en su libro de muer
te, c uando no son dichas con atenció n , devoción y mo
destia . Sobre todo , no dejéis de ofrecer los decenarios en
honor de los m isterios y de representaros en la imagina
ción a Nuestro Señor y a su Santísima Madre en el misterio
que consideráis .
S e lee e n l a vida del Beato Herman o , d e l a Orden de
los P remonstratenses, que cuando rezaba el Rosario con
atención y devoción , meditando sus misterios , se le apa
recia la Santísima Virgen radiante de luz, de hermosura
y de majestad . Pero habiéndose después enfriado su de
voció n , rezaba el Rosario a la fuerza y sin atención , apa-
1 00
reciéndosele entonces con el sem blante alterado, triste y
severo. Como Hermano se sorprendiera de tal cambio, dí
jole la Santísima Virgen : « Me presento a tus ojos como
estoy en tu alma, pues tú me t ratas solamente como una
persona vil y despreciable . ¿Que fue de aquellos tiempos
en que me saludabas con respeto y atención, meditando
mis misterios y admirando mis grandezas? »
• •
101
momento está en reposo ; y la malicia del demonio tan in
fatigable para distraemos e impedir nuestra oración . ¿Qué
no hará contra nosotros este espíritu malo, mientras no
sotros rezamos el Rosario contra él? Aumenta nuestra apa
tía y negligencia naturales, antes de empezar nuestra ora
ción , aumenta nuestro tedio , nuestras distracciones y nues
tro decaimiento; mientras rezamos nos deprime de varios
modos y cuando lo hemos concluido con trabajo y dis
t racciones se mofará de nosotros, diciéndonos : « No has
hecho nada meritorio, tu Rosario nada vale, mejor te fuera
t rabajar y ocuparte en tus negocios; pierdes el tiempo en
rezar tantas oraciones vocales sin atención ; media hora
de meditación o una buena lectura valdría mucho más .
M añana, que no tendrás tanto sueño , rezarás con más
atención, dej a el resto de tu Rosario para mañana» . De
este modo el diablo con sus artificios, consigue que se
abandone el Rosario más o menos por completo o siquie
ra que se dude y se difiera .
No lo creais, amados cofrades del Rosario, y tened va
lor; pues aunque durante todo el Rosario, haya estado
vuestra imaginación llena de ideas extravagantes, si las ha
béis procurado desechar lo mejor posible, desde el mo
mento en que os apercibisteis de ello, vuestro Rosario es
mucho mejor, porque es más meritorio y tanto más meri
torio cuanto más difícil; y es tanto más difícil cuanto re
sulta naturalmente menos agradable al alma estar lleno
de las enojosas mosquitas y hormigas de las distracciones
que recorren nuestra imaginación, a pesar de nuestra vo
luntad, no dejando así el alma tiempo para gustar lo que
dice y reposar en paz.
Si es preciso que luchéis , durante todo el Rosario con
tra las distracciones, combatid valientemente con las ar
m as en la mano; es decir, continuando el Rosario, aun
que sin gusto, ni consuelo sensible; es un terrible pero sa-
102
ludable combate para el alma fiel; si rendís vuestras ar
mas, es decir, si dejáis el Rosario , estáis vencidos y en lo
sucesivo el demonio vencedor de vuestra firmeza no os de
j ará en paz y en el día del j uicio os reprochará vuestra pu
silanimidad . Qui fidelis est in minimo et in majori fidelis
erit. ( Luc . XVI, 1 0) : « El que es infiel en las cosas peque
flas, lo será también en las grandes» . El que es fiel en re
chazar las pequeflas distracciones en la parte menos esen
cial de sus oraciones , será también fiel en las cosas gran
des . Nada , en efecto , más cierto que este principio , pues
el Espíritu Santo es quien lo ha dicho . Valor , pues, bue
nos servidores y fieles siervos de Jesucristo y de la Santísi
ma Virgen , que habéis tomado la resolución de rezar el
Rosario diariamente. Que la multitud de moscas , yo lla
mo así las distracciones que os hacen la guerra mientras
rezái s , no sea capaz de obligaros indignamente a dej ar la
compañía de Jesús y María en la que estáis al rezar el Ro
sario . (Pondré después los modos de d i s mi n u i r las dist rac
ciones) .
* *
1 03
Santísima Virgen , una de las virtudes que más sobresal
gan en el misterio o aq uella de que o encontréis más nece
sitados . Tened cuidado, sobre todo con las dos faltas que
- ordinariamente cometen todos los que rezan el Santo Ro
sario . La primera es no formar intención alguna al rezar
el Rosario, de manera que si les preguntáis por qué lo re
zan , no sabrían responderos. Por eso debéis tener siem
pre presente al rezar el Rosario alguna gracia que pedir ,
alguna virtud que deseáis practicar o algún pecado de que
queréis veros libres . La segunda falta que comúnmente se
comete al rezar el Rosario , es no tener otra intención des
pués de empezado , sino es la de acabarle pronto . Esto pro
viene de considerar el Rosario como algo oneroso , que pe
sa mucho cuando no se ha rezado, sobre todo si se ha he
cho ya de ello algo así como un deber de conciencia o cuan
do se nos ha impuesto por penitencia o como a nuestro
pesar . Da compasión el ver cómo reza el Rosario , la ma
yor parte de las gentes; lo dicen con precipitación vertigi
nosa y aun omiten parte de las palabras . No osarían cum
plimentar de tal modo el último de los hombres , y no obs
t ante se llega a creer que Jesús y María estarán con ello
muy honrados . . . ¿Después de esto , cabe asombrarse si las
más santas oraciones de la Religión Cristiana quedan sin
fruto alguno ; y de que después de rezar mil y diez mil Ro
sarios no sea uno más santo?
Detén, querido cofrade del Rosario, tu precipitación na
tural al rezarlo y haz algunas pausas en medio del Padre
Nuestro y del A ve María que señalo a continuació n con
una cruz: Padrenuestro que estás en los cielos t santifica
do sea el tu nombre t venga a nos el tu reino t hágase tu
voluntad t así en la tierra como en el cielo t .
El pan nuestro de cada día t dánosle hoy t perdónanos
n uestras deudas t como nosotros perdonamos a nuestros
1 04
deudores t no nos dejes caer en la tentación t m á s líbra
nos del mal . Amén .
Dios te salve, María, llena eres de gracia t el Sei'lor es
contigo t bendita tú eres entre todas las mujeres t y ben
dito es el fruto de tu vientre , Jesús . Santa María, Madre
de Dios , t ruega por nosotros pecadores ahora t y en la
hora de nuestra muerte . Amén . .
Os costará trabajo al principio hacer estas paradas por
la mala costumbre contraída de rezar precipitadamente,
pero un decenario dicho con pausa os será más meritorio
que miles de Rosarios sin detención, sin reflexionar .
El B . Alano de la Roche y otros autores , entre ellos Be
larmino , cuentan que un buen sacerdote aconsejó a tres
hermanas, penitentes suyas , que rezasen diaria y devota
mente el Rosario , durante un ai'lo , sin faltar ningún día ,
1 05
le había hecho rezando su Rosario; pero como ella había
visto a la Santísima Virgen aparecerse a su hermana ma
yor con mucha mayor bri l l a ntez, pidióle la razón de ello .
1 06
portante es tener buenos directores que inspiren santas
prácticas de piedad y particularmente el Santo Rosario;
2. 0 la importancia de rezar el Santo Rosario con atención
y devoción; 3. 0 cuán benigna y misericordiosa es la San
tísima Virgen con los que se arrepienten del pasado y pro
ponen enmendarse; 4 . 0 cuán liberal es en recompensar du
rante la vida, en la hora de la muerte y en la eternidad
los pequeños servicios que con fidelidad se le hacen.
• •
1 07
tercio seguido, rezad una decena aquí y la otra allá y po
dréis arreglaros de modo que, a pesar de vuestras ocupa
ciones y negocios, antes de acostaros, hayáis rezado el Ro
sario completo . Imitad en eso la fidelidad de San Fran
cisco de Sales; quien hallándose cierto día muy cansado
por las visitas que habla hecho y siendo ya muy cerca de
las doce de la noche recordó que le faltaba por rezar al
gunas decenas del Rosario e inmediatamente se puso de
rodillas y las rezó antes de acostarse, a pesar de todas las
respetuosas reconvenciones que su capellán , viéndole tan
cansado, le hizo para que aplazase hasta la maflana si
guiente lo que quedaba por rezar. Imitad la fidelidad , m o
destia y devoción de aquel santo religioso , q ue según re
fieren las crónicas de San Francisco , tenla por costumbre
antes de almorzar , rezar un Rosario con mucha devoción
y modestia , como más arriba contamos.
• •
1 08
se reuniesen por lo menos dos o tres, en su nombre, se
encontraría en medio de ellos, para rogar en su nombre
y rezar la misma oración . ¡ Qué dicha estar en compadía
de Jesús! Sin embargo, para poseerle basta reunirse a re
zar el Rosario .
¡ Estar en compai\ia de Jesucristo! He ahí la razón por
la que los primeros cristianos se reunían tan a menudo ,
a despecho de las persecuciones de los emperadores , que
les prohibían congregarse. Preferían exponerse a la muer
te, que faltar a sus asambleas en las que estaban ciertos
de tener en su compaftia a Jesús .
Este modo de oración es más saludable al alma: 1 . 0 por
que el espíritu está ordinariamente más atento en la ora
ción pública que en la oración en privado ; 2 . 0 cuando se
reza en comunidad las oraciones de cada individuo se ha
cen comunes a toda la asamblea y no forman todas jun
tas más que una sola oración ; de suerte que si algún par
ticular no reza tan bien , otro que lo hace mej o r compen
s a su falta; el fuerte sostiene al débil, el fervoroso enarde
ce al tibio, el rico enriquece al pobre, el m alo pasa entre
los buenos . ¿Cómo ven der una medida de cizai'la? Unica
mente mezc lándola con cuatro o cinco fanegas de trigo
buen o ; 3 . 0 una persona que reza el Rosario sola, tiene so
l amente el mérito de u n Rosario ; pero si lo reza con trein
ta p ers o n as ad qu iere el mérito de treinta Rosario s . Tales
,
109
ca es más poderosa para apaciguar la ira de Dios y alcan
zar su misericordia. que la oración particular. y la Igle
sia dirigida por el Espíritu Santo , se sirvió de esa forma
de oración en los tiempos de miserias y calamidades pú
blicas . El Papa Gregorio XIII declara en su bula, que es
forzoso creer piadosamente que las oraciones públicas y
las procesiones de los cofrades del Santo Rosario hablan
contribuido mucho a obtener de Dios la gran victoria que
los cristianos ganaron en el golfo de Lepanto, sobre la ar
mada de los turcos el primer domingo de octubre del afto
1 57 1 . Luis el Justo , de feliz memoria, sitiando la Roche
lle , donde tenfan los herejes revolucionarios sus fuertes ,
escribía a la Reina, su madre, para que se hiciesen oracio
nes públicas por la prosperidad de su ejército . La Reina
resolvió organizar Rosarios públicos en la iglesia de los
Hermanos Predicadores del barrio de San Honorato de
París, lo que cumplió con el mayor esmero el seftor Arzo
bispo . Se empezó esta devoción el 20 de mayo de 1628 .
As ist i ero n la Reina madre y la Reina Regente, así como
el Duque de Orleáns, los eminentísimos seftores Cardena
les de la Rochefoucault y Berulle, muchos Prelados, toda
la corte y una multitud innumerable de pueblos. Mr. el
Arzobispo lefa en alta voz las meditaciones sobre los mis
terios del Rosario y empezaba a continuación el Padre
n uestro y el A ve María de cada decena, q ue l os relig i os os
y asistentes contestaban , llevando después del Rosario en
p rocesión la imagen de la Santísima Virgen , cantando sus
letanías . Continuóse esta devoción todos los sábados con
a d m ir abl e fervor y bendici ón evidente del cielo , pues el
Rey triun fó sobre los ingleses en la isla de Re y entró vic
toriosamente en la Rochelle el día de Todos los Santos del
m ismo afto ; lo que demuestra la fuerza de la oración pú
blica .
E n fin , el Rosario rezado e n com unidad e s mucho más
1 10
terrible para el dominio, pues se constituye por tal medio
un cuerpo de ejército para atacarle. Triunfa, algunas v e
ces con facilidad, de la oración particular, pero si ésta se
une a las de los demás, entonces con gran dificultad po
drá conseguir su propósito. Es fácil romper una varita ,
pero si la unís a otra y hacéis un haz , no podréis romper
lo Vis unita. fit fortior Los soldados se unen en cuerpo
.
1 1 1
hay réprobos, no dudéis que hay en los lugares donde vi
vís algunos malos que se desdeftarán de venir a vuestro Ro
sario, que ridiculizarán quizás y aun harán cuanto puedan
con sus malas palabras y ejemplos, para impediros conti
nuar este santo ejercicio; pero tened entendido, que como
tales desgraciados han de estar para siempre separados de
Dios y de su paraíso en el infierno; es preciso que, aqui
anticipadamente, en la tierra se separen de Jesucristo y de
sus servidores y siervas.
"' "'
N ECESIDAD DE LA ORACION
1 12
no seña l a , cual si tuviera por única obligac i ó n , la de sal
varse .
Oportet: es preci so , es necesario semper orare, orar
siempre, et non deficere, no cesar de ora r . Son est as pala
bras et ernas de J esucristo , que es forzoso creer y pract i
car, bajo pena d e condenación . Explicad las como queráis ,
con tal que no las expliquéis a la moda, a fi n de no pract i
carlas a l a m od a . J esucristo nos dio s u verdadera explica
ción en los ejemplos que nos h a dejad o : Exemplum dedi
vobis ut quamadmodum ego feci, ita et vosfaciatis ( J uan ,
X I I I , 1 5 ) . Erat pernoctans in oratione Dei ( L uc . , V I , 1 2 ) .
Como s i e l d í a n o l e bastase , em pleaba l a noche en l a ora
ción . Con frecuencia repet ía a sus Apóstoles estas dos pa
l ab ras : Vigilate et orate: Velad y o rad ; la carne es déb i l ,
l a tentación próxima y cont i n u a . S i no oráis constante
mente , caeréis . Como q u iera que creyeron que lo que
N uest ro Señor les decía era sólo de consej o , interpreta
ron equivocadamente estas palabras y por eso cayeron en
la tentación y en el pecad o , aun estando en compañía d e
J esucristo . Si qu ieres viv i r , amado cofrade, a la m o d a y
darte a la moda; es dec i r , si t ransiges con caer de vez e n
c uando en pecado mortal , pensando confesarte después ,
si evitar los pecados groseros y escandal osos y conservas
l as apariencias de la hom bría de bien , no son necesarias
tantas oraciones, ni que reces tantos Rosarios; una peq ue
ña oración por la m añana y por la tarde, unos cuantos
Rosarios más que t e sean impuestos en penitencia y algu
nas decenas de A ve Marías dichas en el Rosario de cinco
m i steri o s , a paso de carga y c uando te vinieren en gana ,
son b astante para aparecer ante el mundo como cristia
no. Si hicieras m enos te acercarías al li bertin aj e , si hicie
ras más te aprox i marías a la excepción , a la gazmoftería ;
pero si como verdadero cristiano que d esea de veras sal
v arse y caminar por el sendero de los santos , q u ieres no
1 13
c aer de ningún modo en pecado mortal , romper todas la!>
l i gadu ras y apagar todos los dardos encendidos del dia
blo , es necesario que reces siempre como enseñó Jesucris
to. Por tanto, es necesario , al menos , que reces diariamen
te el Rosario u otras oraciones eq uivalentes . Y digo , al
menos, porque ese será el fruto que consegui rás rezando
el Rosario todos los días: evitar todos los pecados morta
les y vencer todas l as tentaciones, en medio de los t orren
t es de iniquidad del mundo que arrastran con frecuencia
a los m ás seguros; en medio de las espesas ti nieblas que
ciegan con frecuencia a los m ás il uminados, en medio de
los espíritus malignos , q ue más diest ros que nunca y con
m enos tiempo para tentar , lo h acen con mayor habilidad
y éxito .
¡ Oh ! q u e maravilla de la gracia del Santo Rosario , s i
escapáis del m u nd o , del demonio, de la carne y del peca
d o y os salváis en el cie lo . Yo o s pregunto si c u and o sólo
hacíais un poco de oració n , como se hace en el mundo
y del modo que ordinariamente se hace, podíais evitar fal
tas groseras y grandes pecados que por vuest ra ceguera
os parecían pequeños . Abrid , pues , los ojos y para vivir
y morir santamente, sin pecado s, al menos mortales , orad
siempre , rezad todos los días el Rosario , como lo hacían
en otro tiempo los cofrades al establecerse la cofradía. La
Santísima Virgen , al dárselo a Santo Domingo , le ordenó
q ue le rezase e hiciera rezar t odos los días; y el Sant o no
recibía en la cofradía a ninguno como no estuviera resuelto
a rezarle diariamente. Si , ahora, no se exige en la cofra
día del Rosario o rdinario , más que un Rosario por sema
n a es porque el fervor se h a apagado y se ha en friado la
c aridad . De aquí se deduce que puede decirse de q uien re
za m al : Non fuit ab initio sic.
Es preciso también advertir tres cosas . La primera, que
si deseáis inscribiros en la cofradia del Rosario cotidiano
1 14
y participar de las orac iones y méri tos de los q ue están
en ella, no basta ser inscrito en l a cofradía del Rosa r i o
ordinario o tom ar solamente la resol ución d e rezar el R o
sario todos l o s días, es preciso además d a r su n o m b r e a
los que tienen potestad para i n scribiros ; y es conveniente
con fesar y comulgar en la ocasión de ser reci bidos cofra
des por esta i ntención . La razón de la mencio nada adver
tencia consiste en que el Rosario ordinario no envuelve
e l cotidian o , pero el Rosario cotidiano i m p l ica el ordi n a
ri o . L o segundo q u e debe tenerse e n cuenta es : que n o hay
absolutamente hablando ningún pecad o , n i aun venial , en
dejar el Rosario diario , n i el semanal , n i el an ual . Y lo
tercero , que cuando la e n fermedad , obediencia legí t i m a ,
necesi dad u olvido i n v o l u n tario son causa d e que no po
d áis rezar el Rosari o , no dej áis por eso de tener su mérito
y no perdéis la participación en los Rosarios de los ot ros
cofrades; y por tanto n o es necesario en absoluto que al
día siguiente recéis dos Rosarios para suplir al q ue h a béi s
faltado sin culpa vuest r a , según yo supongo . S i , no obs
tante, la en fermedad os permitiera rezar una parte del Ro
sario , debéis rezarla . Beati qui stant coram te semper ( 1) ;
beati qui habitan/ in domo tua Domine, in saecula saecu
lorum laudabunt te (2). Bienavent u rados , oh Jesús Señor
n uestro, los co frades del Rosario cotidiano , que todos lo s
d las están alrededor v uestro y en vuestra casita de Naza
ret , alrededor de vuestra cruz sobre el Cal vario y alrede
dor de v uest ro trono en los cielos; para meditar y con
templar vuestros misterios, gozosos, dolorosos y glorio
sos. ¡ Oh , qué felices son en la tierra por las gracias espe
ciales que l es comunicáis y qué dichosos serán en el cielo
d onde os alabarán de modo especial por los siglos de los
siglos !
( 1 ) 3 Reyes, 1 0, 8 .
( 2) s . 8 3 , 5 .
1 15
Además es preciso rezar el Rosario con fe , según las p a
l abras de J esucristo: Credite quia accipietis et fiel vobis
( 3 ) : Creed que recibiréis de Dios lo que le pidiereis ; y os
escuchará . Os dirá: Sicut credisti, fiat tibi (4): Hágase co
mo has creído . Si quis indiget sapientia, postulet a Deo
postulet autem in fide nihil ha!sitans (Sant . I , 5 , 6): Si al
guno necesita sabiduría, que la pida a Dios, con fe , sin
descon fiar, rezando el Rosario y se le dará .
Es tam bién necesario rezar con humildad , como el pu
blicano que estaba con las dos rodillas en tierra y no con
una rodilla en el aire o sobre un banco , como los munda
nos; estaba al fin de la iglesia y no en el santuario como
el fariseo; tenía los ojos bajos hacia el suelo , sin osar a
mirar al cielo , y no con la cabeza levantada, mirando aqu í
y allí como e l fariseo ; y golpeaba s u pecho con fesándose
pecador y pidiendo perdón ; Propitius esto miki peccatori
( luc . , X V I , 1 3 ) , y no como el fariseo que se vanagloria
ba de sus buenas obras, despreciando a los demás en sus
oraciones . Guardaos de la orgullosa oración del fariseo
que le volvía más endurecido y maldito ; pero imitad la
h umildad del publicano en su oración , que le obtuvo la
remisión de sus pecados . Tened cuidado en no tender a
lo extraordinario y de no pedir y desear conocimientos ex
t raordinarios, visiones , revelaciones y otras gracias mila
grosas que algunas veces se han comunicado a ciertos san
tos en el rezo del Rosario . Sola fides sufficit: la fe sola
es suficiente en la actualidad , puesto que el Evangelio y
todas las devociones y prácticas de piedad son enteramente
eficaces . No omitáis jamás la más m ínima parte el Rosa
rio en vuestros desalientos, sequedades y decaimientos in
t eriores; eso sería sei'lal de orgullo e infidelidad ; sino co-
C 3 J Mat . 8.
14) Mat . 8 .
1 16
mo bravo cam peón de Jesús y María , sin ver , sent i r , n i
gustar nada, rezad e n medio d e t oda vuest ra sequedad e l
Padre Nuestro y e l A ve María, pensando lo mejor q u e po
dáis en los m i sterios . No deseei s los bom bones y golosi
n as de los niños para comer v uest ro pan cot i d i ano y para
im i t ar con más perfección a J esucristo en su ago n í a , pro
l ongad vuestro Rosario cuando tengáis m ás trabajo para
rezarlo : Factus in agonia prolixius orabat ( Luc . , X X I I ,
43) para que pueda aplicarse a vosotros l o dicho de Jesu
c risto c uando est aba en la agon ía de la orazi ó n : Oraba
l argo tiempo .
En fin , orad con mucha confianza fundada en la bon
dad y l i beralidad i n finita de Dios y sobre las promesas de
J esucristo . Dios es un manantial de agua viva que afluye
al corazón de los que oran . Jesucristo es el pecho del Pa
d re Eterno , lleno de gracia y de verdad ; el mayor deseo
del Padre Eterno con relación a nosotros es comunicar
nos las aguas sal udables de su gracia y misericordia ; y ex
clama: Omnes sitientes venite ad aquas ( I s . , L V ) : Venid
a beber de mis aguas por la oración; y cuando no se le
p i d e se lamenta de q ue se le abandon a ; Me dereliquerant
fontem aqutz viva! (Jer . , X X V ) .
Se proporciona un g ran placer a Jesucristo pidiéndole
s us gracias; y m ayor satisfacción todavía que procura a
las m adres naturales dar a sus hijos el néctar de sus pe
chos. La oración es el canal de la gracia de Dios y a modo
de pecho maternal de J esucristo . Si no se acude a ella co
m o deben hacerlo todos los hij os de Dios, J esucristo se
q ueja amorosamente: Usque modo non petistis quidquam,
petite et accipietis, qua!rite et in venietis, pulsate el apa
rietur vobis; hasta ahora nada me habéis pedido: pedid
me y os daré , buscadme y me encontraréis , llamad a mi
p uerta q ue yo os abriré . Y para animaros más a rogarle
con confianza , empeña su palabra de que el Eterno Pa-
1 17
d re nos concederá cuanto le pidamos en su nombre : en
el nombre de Jesús .
* *
1 18
Perseverad , pues, amados cofrades del Rosar i o , p i d i e n
do a Dios por el Santo Rosario todas vuest ras necesida
d es e s p i r it ua l e s y corporales y particularmen c e la divina
Sabiduría, que es u n tesoro i n fi n i t o Thesaurus est infini
.
119
d el Rosario, entrar al servicio de Jesús y María rezando
diariamente el Rosario, preparad vuestra alma para la ten
tación : A ccedens ad servitutem Dei, prrepara animam
tuam ad tentacionem (Eccli . , I I , 1 ) . Los herejes, los liber
tinos, los hombres de bien del mundo, los semidevotos y
falsos profetas de acuerdo con vuestra corrompida natu
raleza y el infierno todo , os presentarán terribles comba
t es para obligaros a abandonar esa práctica . Para preve
niros contra los ataques no tanto de los herejes y libert i
n os declarados, como d e l a gente buena, según e l mundo ,
y aun de las personas devotas a quien esta práctica no agra
da voy a trasladar aquí solamente una pequei'la parte de
lo que a diario dicen y piensan : Quid vult seminiverbius
il/e? Venite, opprimamus eum, contrarius est enim, etc. :
¿ Qué quiere decir este gran rezador de Rosarios? ¿Qué
es lo que musita a todas horas? ¡ qué holgazanería ! no ha
ce otra cosa que rezar Rosario s , mejor le fuera trabaj a r ,
sin divertirse con tantas santurronerías . ¡ Verdaderamen
te que sí ! . .. No hay más que rezar el rosario y las alon
dras caerán tostadas del cielo; el Rosario nos traerá algo
b ueno para cenar . Dijo Dios: Ayúdate y te ayudaré, ¿pa
ra qué atolondrarse con tantas oraciones? Brevis oratio
penetrar C<J!los; bastan un Padre Nuestro y un Ave María
bien dichos, Dios no nos impuso el Rosario; es bueno
cuando se tiene tiempo , pero no tendremos menos facili
dad de salvamos por eso . ¡ Cuántos santos hay que no lo
rezaron nunca ! Hay gentes que juzgan a todo el mundo
por su medida , indiscretos que todo lo llevan al extremo ,
h ay escrupulosos que encuentran pecado donde no le hay
y dicen que todos los que no recen el Rosario se condena
rán . Rezar el Rosario es bueno para mujercillas i g nora n
tes que no saben leer; ¡ rezar el Rosario ! ¿no es mejor re
zar el Oficio de la Santísima Virgen o los siete salmos? ,
¿hay nada tan hermoso como esos salmos dictados por
1 20
el Espíritu Santo? ¿Os habituásteis a rezar el Rosario to
dos los d ías? humo de paj a que poco durará . ¿No sería
mejor echarse encima menos carga y ser más constante?
Vaya, querido amigo , creedme, haced bien vuestra ora
ción por la mai\ana y por la noche, trabajad por Dios,
durante el día, Dios no os pide más; si no tuvieseis, como
tenéis , que ganaros la vida, pudiera pasar que os distraje
seis en rezar el Rosario; podéis rezarlo los domingos y fies
t as a vuestra elección , pero no en los días laborales ; te
néis que trabajar. ¡A qué un Rosario tan grande como el
de las m ujeres ! Yo los he visto de una decena, que vale
tanto como el de quince decenarios . ¡ Qué! ¡ llevar el Ro
sario en la cintura ! , ¡ qué gazmoi\ería ! ; os aconsejo po
nerlo al cuc:llo como hacen los espai\oles. Esos son gran
des rezadores de Rosarios ; llevan uno grande en una ma
no, y en la otra un pui\al para dar un golpe traido r . De
j ad , dejad esas devociones exteriores , la verdadera devo
ción está en el corazón, etc.
M uchas personas hábiles y grandes doctores, pero es
píritus fuertes y orgullosos no os aconsejarán quizá el San
to Rosario; os llev arán más bien a rezar los siete s a l mos
penitenciales o algunas ot ras oraciones . Si algún con fe
sor os puso de penitencia rezar un Rosario durante quin
ce días o un mes, os basta con fesaros con uno de esos se
ñores para que os cambie la penitencia en ot ras oracio
nes , ayunos, misas o sermones . Aun si consultáis so bre
lo mismo algunas personas de oración, de las que hay en
el mundo, como no conocen por experiencia la exceiencia
del Rosario , no solamente no lo aconsej arán a nadie , si
no que disuadirán de ello a los demás , para aplicarlos a
la contemplación , como si el Rosario y la contemplación
fuesen incompati bles y como si tantos santos que fuero n
devotos del Rosario no hubieran llegado a l a más sublime
contem plación .
1 21
Vuestros enemigos domésticos os atacan tanto más
cruelmente cuanto más unidos estéis con ellos . Quiero de
cir: las potencias de vuestra alma y los sentidos de vues
tro cuerpo , las distracciones del espíritu, el tedio de la vo
luntad , las sequedades del corazón , los decaimientos y en
fermedades del cuerpo, todo esto, de concierto co n los es
píritus malignos que se mezclan con ellos, os gritará: deja
tu Rosario, es él quien te da dolor de cabeza; deja tu Ro
sario que no hay obligación ninguna de rezarle, baj o p e
na de pecado; al menos reza sólo una parte, tus penas son
una sei'lal de que Dios no quiere que le reces , ya le rezarás
mai'lana que estarás mejor dispuesto, etc .
En fin , amado hermano, el Rosario cotidiano tiene tan
tos enemigos, que considero como uno de los más insig
nes favores de Dios la gracia de perseverar en su devo
ción hasta la muerte.
Perseverad tam bién , y tendréis la corona admirable pre
p ar ada en el cielo a v uestra fidelidad : Esto fidelis usque
ad mortem et dabo tibi coronam ( A po c . , 2, 10).
• •
1 22
La indulgencia plenaria es una remisión de todas las pe
nas debidas por el pecado ; la no plenar ia, como de cien
t o , mil ailos , más o menos, es la remisión de tantas pe
nas, como hubiéramos podido expiar d u rante ciento o mil
años, si h ubiéramos hecho d urante ese tiempo en propor
ción las penitencias enumeradas en los antiguos cánones
de la Iglesia . Ahora bien , estos cánones , ordenaban p ara
u n solo pecado mortal , siete y algunas veces diez y h as t a
q uince años de penitenci a , de suerte que una persona que
h aya cometido veinte pecados mortales , debía hacer , por
lo menos, siete veces veinte años de penitencia y así suce
sivamente . Para que los cofrades del Rosario ganen las
indulgencias , es peciso : 1 . º que estén verdaderamente arre
pentidos , y q ue hayan confesado y comulgado , como d i
c e n l a s bulas de l a s indulgencias ; 2 . º q u e no tengan afec
to alguno a l pecado venial, porque subsistiendo el afecto
al pecado , subsiste la culpa, y subsistiendo la culpa , no
se perdona la pena; 3. 0 es preciso q ue hagan las oracio
nes y b uenas obras que señalan las bulas; y cuando , se
gún l a int en c i ó n de los Papas, se puede ganar una i n d u l
g encia no plenari a , de c i e n anos , p o r ej e m p l o , sin ganar
l a plenaria , no siempre es necesario para ganar l a parcia l
h aber confesado y comulgado, como ocurre c o n l as i n
d ulgencias otorgadas a l rezo d e l Ros a r i o , a l a s procesio
n es , a los Rosarios benditos, etc . No d espe rd i cieis est as
i n dulgencias . Flammin y u n g ran n úmero de autores re
fieren q ue una distinguida señorita llamada Alejandra, mi
l a g rosa m ente con verti d a , e i n scrita en l a c o fradía del R o
sario por Santo Domingo, se le apareció después de m uerta
y l e d i j o que estaba condenada a setecientos años de pur
gatorio por varios pecados que había cometido y hecho
cometer a varios con sus vanidades m undanas , rogándole
la aliviase e h iciese que l a aliviasen con sus oraciones los
cofrades del Rosario; como efec t i vamente lo h i zo el San-
1 23
t o . Quince días después se reapareció a Santo Domingo
más brillante que un sol , pues en tan corto tiempo había
sido libertada por las oraciones que los cofrades del Ro
sario hicieron por ella. Le advirtió también al Santo, que
venia de parte de las almas del Purgatorio para exhortar
le a continuar predicando el Rosario y hacer de modo que
sus parientes les hicieran participes de sus Rosarios , por
lo cual ell as les recompen sarí a n abundantemente , cuan
do llegaran a la gloria .
• •
Quincuagésima Rosa
• •
1 24
I N D I C E
P6p .
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . 5
R osa blanca: A los sacerdotes . . . . . . .. ... . . . ... 9
Rosa encarnada: A los pecadores . . . . . . . . . . . . . . 10
R osal místico: A las almas devotas . . .. . . . . . . . . 12
Capullo de rosa: A los nii'los . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
Primera decena
1 25
Segunda decena
Tercera decena
1 26
2 8 . ª : Saludables efectos que produce el meditar
la Pasión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 4
29. • : El Rosario salvador de las almas . . . . . . . . . 7 6
30. • : Privilegios de la Cofradía del Rosario 79
Cuarta decena
Quinta decena
127
46. • : Rezad el Rosario en comunidad y a dos coros
4 7. • : Rezad diariamente el Rosario con fe, humil-
dad y confianza .- Necesidad de la oración . lO 1 .
50. ª : . . . . . . . . . . . 1 07
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
METODOS DEVOTOS
DE RECITAR EL SANTO ROSAR IO Y ATRAE R
SOBRE SI LA G RACIA DE LOS M I STER IOS
DE LA V I DA, P A S I O N Y G L O R I A
DE J ESUS Y MARIA
M isterios gloriosos . . . .
1 22 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
A DI C I O N I M PORTANTE
A L CATA LOGO D E I N D U L G E NC I A S
A . M . D. G .
1 28