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UCASAL – Derecho Político – Comisión II – 2.

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ARISTÓTELES (384 AC – 322 AC)

Aristóteles nació en Estagira, ciudad de Tracia, perteneciente al reino de Macedonia. Hijo de un


médico de la corte real, se trasladó a Atenas a los 17 años de edad para estudiar en la Academia de
Platón. Fue discípulo de Platón durante 20 años, para luego convertirse en un crítico de sus juicios. En
el terreno político, esa oposición es manifiesta; Platón simboliza lo ideal y Aristóteles, encarna lo real;
Platón representa la Filosofía y Aristóteles la Ciencia; ciertamente Aristóteles es un realista. Ahora la
verdadera diferencia esta en el método empleado para llegar al conocimiento de las cosas, del idealismo
y deductivismo platónico, pasamos al inductivismo y experimentalismo de Aristóteles (este empieza
por estudiar el hecho, establecer las diferencias y semejanzas generales con otros hechos; refiere que la
Ley se descubre por la observación de la naturaleza; lo general se encuentra en lo particular). Con
Aristóteles, la política deja de ser doctrinal, para hacerse experimental.

SUS OBRAS
Comenzó con una recopilación de Constituciones, alfabéticamente ordenadas, que comprendían el
análisis de los textos relativos a 158 estados simples o confederaciones, obra que se perdió, salvo
algunos fragmentos, uno de los cuales se refiere a la Constitución de Atenas. Allí examina ante todo, el
origen de las instituciones de Atenas; luego examina los órganos políticos, analiza la estructura y el
comportamiento de las autoridades administrativas y judiciales.
Sus obras se pueden dividir en tres fases:
Una primera etapa inicial, que coincide prácticamente con la primera estancia suya en Atenas,
hasta el año 347 AC. Etapa platonista en la que está de acuerdo con las ideas de su maestro. Le
quita valor a lo real del mundo, cosa que contraría a lo que hará luego. Escribe “Diálogo a
Eudemo” y “Diálogos protépticos” entre otras.
Período de los viajes (del año 347 al 330 a.C. más o menos). Época de transición. Destaca aquí:
“Ética a Eudemo” y “Ética a Nicómaco”. Empieza también a escribir “La Política”.
Período Último (cerca del año 330 al 322 o 323 a.C.) que vienen a representar
aproximadamente los últimos años de su estancia en Atenas. Termina de escribir “La Política”.
También escribe obras de metafísica y “Retórica” entre otras cosas.

LA ÉTICA Y LA POLÍTICA
Para Aristóteles, la política es el arte o la ciencia de la conducta colectiva, que engloba a la moral en
la medida en que ésta es el arte o la ciencia de la conducta individual. Para entender este punto de vista,
debemos remontarnos al punto de partida. Considera que el hombre está hecho para la FELICIDAD,
este es el principio de su moral; ¿Cuándo alcanza la felicidad? Cuando liberado de sus contingencias
materiales, puede dedicarse libremente a los placeres espirituales.
Según Aristóteles, genéticamente, el individuo y la familia son anteriores al Estado (polis), pero
naturalmente, no. Las familias surgen de la necesidad de la especie humana para procrear y subsistir
como especie. Esta es la unión primera entre hombres.
Luego surge la aldea o pueblo como agrupación necesaria para satisfacer las necesidades primarias y
cotidianas. Una familia no puede procurarse a sí misma todo lo necesario.
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La ciudad-estado es la culminación de este proceso. Su fin no es ya la subsistencia. No se trata ya de


vivir, sino de "vivir bien"; es decir, de procurar la felicidad a todos sus miembros.
Así el Estado se comporta como si fuera un organismo o un "ser vivo" que, como cualquier otro,
tiende a un fin: la felicidad de los ciudadanos.
Aisladamente, los hombres no pueden lograr el fin: la felicidad. Necesita de la comunidad política
para conseguirlo: de ahí la afirmación de que el hombre es por naturaleza un animal cívico (zoon
politikon); el incívico, el apolítico, o bien es un dios, o es un bruto, una bestia; El carácter político del
hombre se explica por su capacidad de lenguaje, que es distinta al grito de los animales; en la intuición
del bien y del mal, de lo justo y lo injusto.
Según Aristóteles, desde el punto de vista del individuo como miembro de una comunidad, el Estado
en anterior al individuo, al igual que el todo es anterior a las partes que lo componen. El estado es
concebido como un gran organismo autosuficiente y autónomo.
En su obra LA POLÍTICA, desarrolla una ontología del Estado, fundada en las cuatro causas. El
conocimiento de lo que esencialmente es el Estado se adquiere, en la perspectiva filosófica de
Aristóteles, a través de las causas primeras:
Causa Eficiente:
Se identifica con el origen filosófico del estado. La primera asociación se da entre muchas familias,
conformando el pueblo, y de la asociación de muchos pueblos, se forma el Estado que llega a su forma
última, cuando es capaz de bastarse absolutamente a sí mismo, es decir, que se forma por la necesidad
de satisfacer las necesidades de la vida. La formación del Estado es un hecho natural, ya que el
hombre es un ser naturalmente sociable, porque no puede bastarse a sí mismo separado del todo como
el resto de las partes, siendo aquél que vive fuera de ésta, un ser superior a la especie, o una bestia. Por
todo esto, la naturaleza arrastra instintivamente al hombre a la asociación política.
Por último, el Estado es siempre anterior a la familia y a cada individuo en particular, porque el todo
está siempre por encima de las partes, y una vez que es destruido éste, ya no hay partes, porque solas
carecerían de función alguna.
Causa Material:
Es la conformada por la población y el territorio. En cuanto al territorio sobre el cual se asienta el
Estado, debe ser fértil y no demasiado pequeño - que impediría satisfacer las necesidades de sus
habitantes - ni demasiado grande - que lo tornaría ingobernable.
La justa proporción consiste en tener el mayor número posible de ciudadanos capaces de satisfacer
las necesidades de su existencia, pero no tan numerosos que dificulten su inspección o vigilancia. Debe
haber equilibrio entre la cantidad de ciudadanos y la extensión del suelo. No debe haber demasiados
habitantes, ya que no es posible el orden en la multitud, su cantidad debe ser reducida de modo que sea
posible que se conozcan entre sí, para que de esta manera las elecciones y sentencias jurídicas no sean
necesariamente malas pero a la vez debe alcanzarse un mínimo necesario para la subsistencia.
Aristóteles defendió la existencia de la familia como institución natural y se opuso a la comunidad de
bienes y mujeres, y a la supresión de la propiedad privada; fue partidario de que exista una clase media
amplia y sólida, adversa a las posiciones extremistas y proclive a conservar la estabilidad y continuidad
de las instituciones
Causa Formal:
Está dada por el orden que debe haber en la Comunidad Política. El orden es el que hace que un
conglomerado de hombres, asentados en un territorio constituyan un ente político (el Estado). En el
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sentido filosófico de Aristóteles, el orden se identifica con la noción de Constitución (Ley). La ley es
la razón desprovista de pasión. Debe ser un ordenamiento de razón y por lo tanto debe ser justa.
Todo Estado rectamente ordenado supone la vigencia efectiva de la Justicia, como valor que inspira
la actividad legisferante y como virtud de indispensable observancia por gobernantes y gobernados.
La JUSTICIA, para Aristóteles, tiene dos expresiones fundamentales:
1) Una forma Aritmética (justicia conmutativa) referida a las transacciones efectuadas entre
ciudadanos y a las compensaciones derivadas de daños y delitos.
2) Una forma Geométrica (justicia distributiva), ejercida por quien tiene autoridad para distribuir
los bienes comunes, según sus méritos y servicios prestados a la polis.
Causa Final
La filosofía aristotélica es teleológica o finalista. Así, los entes tienen un origen y existen con algún
fin. El Estado reconoce una causa eficiente (origen) en la naturaleza social y política del hombre y
tiene una finalidad que justifica su existencia, el objetivo es un bien, pero a diferencia de lo que ocurre
en los ámbitos de la ética individual o familiar o económica, no es particular, sino común. No es otra
que el Bien Común.
Si tenemos en cuenta su clasificación de formas de gobierno, Aristóteles dirá que las formas puras,
se caracterizan porque su fin es el Bien Común, y las formas impuras cuando el fin fuere un bien
individual.

CLASIFICACIÓN DE LAS FORMAS DE GOBIERNO


En el estudio de las diversas Constituciones de las ciudades-estado de su época nos propone una
teoría de las formas de gobierno basada en una clasificación que toma como referencia si el gobierno
procura el interés común o busca su propio interés. Cada una de estas clases se divide a su vez en tres
formas de gobierno, o tres tipos de constitución: las buenas constituciones y las malas o desviadas.
Las consideradas buenas formas de gobierno son:
1. la Monarquía,
2. la Aristocracia
3. la Democracia, república (Politeia)
Las consideradas malas, y que representan la degeneración de aquellas son:
1. la Tiranía,
2. la Oligarquía
3. la Democracia extrema o (Demagogia).
La Monarquía, el gobierno del más noble con la aceptación del pueblo y el respeto de las leyes, se
opone a la Tiranía, donde uno se hace con el poder violentamente y gobierna sin respetar las leyes; La
Aristocracia, el gobierno de los mejores y de mejor linaje, se opone a la Oligarquía, el gobierno de
los más ricos; La Democracia o Politeia, el gobierno de todos según las leyes establecidas, se opone a
la Demagogia, el gobierno de todos sin respeto de las leyes, donde prevalece la demagogia sobre el
interés común.
Como es obvio, en política es posible encontrar muchas formas de asociación humana. Decidir cuál
es la más idónea dependerá de las circunstancias, como, por ejemplo, los recursos naturales, la
industria, las tradiciones culturales y el grado de alfabetización de cada comunidad. Para Aristóteles, la
política no era un estudio de los estados ideales en forma abstracta, sino más bien un examen del modo
en que los ideales, las leyes, las costumbres y las propiedades se interrelacionan en los casos reales.
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Si bien aprobaba la institución de la esclavitud, moderaba su aceptación aduciendo que los amos no
debían abusar de su autoridad, ya que los intereses de amo y esclavo son los mismos.
La Democracia moderada o "Politeia" es considerada por Aristóteles la mejor forma de gobierno,
tomando como referencia la organización social de la ciudad-estado griega; una sociedad por lo tanto
no excesivamente numerosa, con unas dimensiones relativamente reducidas y con autosuficiencia
económica y militar, de modo que pueda atender a todas las necesidades de los ciudadanos, tanto
básicas como de ocio y educativas. Lo que le hace rechazar, o considerar inferiores, las otras formas
buenas de gobierno es su inadecuación al tipo de sociedad que imagina, considerándolas adecuadas
para sociedades o menos complejas y más rurales o tradicionales; pero también el peligro de su
degeneración en Tiranía u Oligarquía, lo que representaría un grave daño para los intereses comunes de
los ciudadanos.
Probablemente Aristóteles tenga presente el tipo de democracia imperante en Atenas a finales del
siglo V, la de la Constitución de los cinco mil; le parece preferible una sociedad en la que predominen
las clases medias y en la que en los ciudadanos se vayan alternando en las distintas funciones de
gobierno, entendiendo que una distribución más homogénea de la riqueza elimina las causas de los
conflictos y garantiza de forma más adecuada la consecución de los objetivos de la ciudad y del Estado.

LA ECONOMÍA
Respecto a la actividad económica considera que hay una forma natural de enriquecimiento derivada
de las actividades tradicionales de pastoreo, pesca, caza y agricultura, estableciendo sus dudas acerca
de que sea una actividad natural el trueque, a menos que sea para satisfacer una necesidad. El uso del
dinero como forma de enriquecimiento es considerado "no natural", criticando especialmente el
aumento del dinero mediante el préstamo con interés.

EXTENSIÓN Y CARÁCTER DEL PODER


La ciudad fija las condiciones en sus leyes y hay magistrados que cuidan de su cumplimiento. Siendo
la ciudad una necesidad natural, o mejor dicho una necesidad humana, puesto que el hombre no es
hombre en la medida en que es un animal cívico, el poder toma en Aristóteles un carácter distinto a del
que tenía Platón; para este último era un fenómeno subjetivo, el Sabio en Platón ejerce un ascendiente
personal debido a su valor y a su ciencia; en esta concepción no se necesita ni de constituciones ni
leyes.
Aristóteles en cambio, retira al hombre del poder, para dárselo a la ley, porque según él, lo que es
general, es superior a lo particular; y la Ley, por su regularidad, su imparcialidad, se dirige a las
acciones humanas particulares, pero tomadas en su conjunto.
En todos los casos, es preferible que la soberanía resida en la ley positiva, que, en algún
ciudadano, ya que el hombre se corrompe ante el atractivo del instinto y las pasiones del corazón
cuando se encuentra en el poder. La ley, en cambio, “es la inteligencia sin ciegas pasiones”.

LA EDUCACIÓN EN LA CIUDAD PERFECTA


El legislador debe poner mayor empeño en la educación de los jóvenes, ya que en las ciudades donde
no ocurre así, el resultado es el detrimento de la estructura política, porque la educación debe adaptarse
a las diversas constituciones en las cuales el carácter peculiar de cada una es lo que suele preservarla.
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Puesto que en todas las ciudades es uno el fin, es manifiesto que la educación debe ser una y la
misma para todos los ciudadanos, y que el cuidado debe de ella debe ser asunto de la comunidad y no
de la iniciativa privada, ya que el entrenamiento para lo que es común debe ser también común. Sería
erróneo pensar que el ciudadano se pertenece a sí mismo, cuando por el contrario, todos pertenecen a la
ciudad desde el momento en que cada uno es parte de la ciudad, y es natural entonces que el cuidado de
cada parte, deba orientarse al cuidado del todo.
Deben ensañarse aquellos conocimientos útiles que son de primera necesidad, aunque no todos;
porque es manifiesto que el ciudadano debe asumir aquellas disciplinas que no corrompan al que se
ocupa de ellas, considerándose envilecedoras aquellas disciplinas, trabajos y oficios que tornan al
hombre incapaces, en su alma, en su cuerpo o su inteligencia para la práctica y actos de virtud, todos
los oficios que deforman el cuerpo, así como los trabajos asalariados, porque privan del ocio a la
muerte y la degradan.

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