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52 "Ika:ntwortung der Frage: V1'as ist postmodern?•, p. 142. Scott Lash


f.3 jürgen Habermas, Die Modeme -ein. un uoJlendetes Projekt, Theodor-
W. Adomo-Preis 1980 der Stadt Frankfu..-t am Main, ed. Dezernat Kultur
und Freizeit der Stadt Frankiurt am Main, Franldurt, 1981, p. 23.
POSMODERNII>AD Y DESEO• (k.![)pú0
(Sobre Foucault, Lyotard, Deleuze, Habermas)
'°'; Cf. Afbrecht Wellmet, Wahrhei:', Schein, Versohnung, p. 159 y ss.
55 Cf. Martln Seel, Die Kunst der Entzwetung. Zwn Begriff der éisthetfs·
l.Mn Ration.olitát, Conferencia, ifonstanz, 1984.
<:s Cornelius Castoriadis, Durchs Labyrlnth. Seele, Vernunft,
Gessellschcift, Frankfuit, 1981, p. 192.

!
~I
¡. La teoría social occidental de los últimos veinte años ha venido
marcada por una escasez de comunicación entre las aportacio-
ll. nes criticas germánicas y el estructuralisrno francés; además,
\. fas relaciones entre los pensadores angloamericanos que extraían
su inspiración de los primeros y los influenciados por los últimos
se han caracterizado por un frío silencio. Hay que conceder a
1 Jürgen Habermas el mérito de haber roto recientemente los
sellos de estas cajas herméticamente cerradas y de haber abierto
el debate. En este contexto la inteivenclón de Habermas pone
enérgicamente de relieve la naturaleza problemática y las impli-
caciones políticas de la cultura moderna y posrnodema.1
Habermas dirtge inicialmente los dardos de su critica contra
el neoconservadurts.mo en Estados Unidos y Alemania, centrán-
dose en las afirmaciones de escritores tales corno Bell de que la
modernidad cultural ha entrado en contradicción con la moder-
nización social. Pero el foco principal de su ataque es. como han
notado los criticas de Habermas, la cultura posrnodernista
misma y especialmente la teoría posrnodemista de los escritores
contemporáneos franceses influenciados por Nietzsche. Para
Habermas la modernidad cultural comprende tres esferas de
valor, la teórica, la práctica y la estética, que se vuelven autóno··
mas entre sí hacia fines del siglo XVIII. Habermas supone, pues,
que la modernización social viene acompañada por esa diferen-
ciación tripartita en la esfera culturiil. Las consecuencias negati-
vas de esto radican para Habermas en la autonomización del
ámbito de lo estético. En este contexto, el ámbito de lo estético

• Publicado por la revista española Debats, núm. 14, diciembre de 1985.

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queda completamente separado de la vida diaria. Y lo que es , este punto me fijo en el espíritu que anima la obra global de
peor, la razón estética experimenta algo asi como un drenaje de 1Habermas, más que en la letra de sus reproches contra Jos pos-
contenidos teóricos y sobre todo de contenidos práctlco-morales. ¡ modernl$tas, y trato de mostrar que Habermas opera con una
La modernidad estética socava, en efecto, a la razón teórica y /noción básica de derecho natural, de derechbs morales natura-
a la razón práctlca. Los ataques de Habermas a la teoría pos- / les que queda sistemáticamente excluida por. el marco concep-
modernista francesa se siguen de sus ataques contra la moder- ,!tual de los teóricos franceses. Tal ausencia sistemática, como
nidad estética. Pretende que el privilegio atribuido a la esfera de ¡¡ veremos, abre la puerta a Ja posibilidad de dominación.
la estética por los neonletzscheanos tiende a socavar Ja raciona- \: Después vuelvo a un detallado examen de las incisivas criticas a
lidad teórica y práctica. Sustenta que tal primacía de lo estético 1·~que Lyotard ha sometido a Habermas y sostengo que la fuerte
implica una ausencia de mediación social y especialmente una \ noción de co~senso -y la relegación de la estética- en que
falta de articulación entre la modernidad posmodernidad cultu- , estriba la teona de la acción comunicativa es igualmente proble-
ral y las prácticas de la vida diaria. Subraya una cierta conver- átlca en relación con el tema del poder y la opresión.
gencia entre los teóricos posmodernos franceses y los neocon- Aunque Habermas desdibuja a veces la distinción entre.
·servadores, supone que la renuncia a toda noción de racionali- modernidad Y posmodernidad estéticas yo creo que-se trata de'
dad sustantiva por parte de los primeros prepara el camino para una distlnción crucial. Siguiendo. las convenciones de la mayoría
el decisionlsmo defendido por algunos de los segundos.s de los historiadores del arte y criticos }iterarlos, podemos fechar
Este articulo tiene dos finalidades ·básicas. La primera con- el naclmlent9 de la modernidad estética en las últimas décadas
siste en elucidar, en parte por vía de respuesta a las críticas ex- del siglo XIX. Constfttrye una ruptura con la representación, de
plicitas de Habermas, el concepto de modernidad cultural que ahi una cierta autorreferenctalidad y sobre todo el conjunto de
cabe encontrar en la teoña francesa. Por este lado, veremos, formalis~os que la caracterizan. Comentaristas tales como Fou-
analizando Ja obra de Foucault, Lyotard y Deleuze - probable- cault Y Rorty han señalado que fenómenos similares tienen lugar
mente los tres escritores franceses más destacados en este con- apro~adamente en ·Ja misma época en epistemología, filoso.tia
texto- que la posmodernidad está inextricablemente vinculada moral Y ciencias sociales.~ otro_lado, Ja posmodernid~c) de los
a una teoria del deseo, una teoria cuyos rasgos más generales ~ta (consideremos por ejemp1o_a.Peied3rook-en _el tea-
voy a tratar también de bosquejar. _!!!> Y la_e_~~!'!~,!!'iI_signiflca üna · ruptura con' íc)$ fo~malis~
En esta discusión veremos que, por descontado. los neonietzs- ~º-ª·....YP.~-~P.!~~ C()~~lsignillcante; significa una nueva, prima-
cheanos han entendido su obra en términos de mediaciones so- _cia...de:loJnconsciente, ae lo corporal y material, del deseo, de lÓs
ciales, en el contexto de un cambio hacia un capitalismo posin- !mP....41~..QS lib!dl~ales. 4 La obra de Foucault, Lyotard y Deleuze no
/ dustrtal, y en estrecha conexión con las luchas polítlcas de los ~I~e11te clarifica este nuevo sustrato estético y señáfa sus iril-
nuevos movimientos sociales ... Igualmente encontraremos que su p.lltªclQnes_ étf~as.Y politlcas. La obra de estos autores es parte
' concepci6n del ámbito estétlco no es en modo alguno una estétl- .. int~_gninte deJ posmodernismo_mismo. - · •
ca trascendental. Pues para los teóricos franceses, la estética es Aunque el materlaf~ que me refiero en lo que sigue pudiera
ante todo_y_s~ibre_toqº un asunto de práCUCa1>01itlca-ta-teorta· parecer excesivamente amplio, mis pretensiones no son excesi-
no-queda aqui devaluada.- Müfa:I -c:ontrarto:- lá-te0rla-opera ella vamente· ambiciosas¡ Este artículo no contiene una defensa sis--
misma como una Importante arma critica en el desenmascara- temática de· una determinada periodización en las artes y en Ja
miento y análisis tanto de la dominación política contemporánea literatura nl tampoco una discusión detallada de la posibilidad
como de los. discursos que la acompañan y justifican. de que la teoria del deseo, o la teoría de la racionalidad comuni-
MI segundo objetivo es una evaluación critica de los prlncl- cativa puedan sumlriistrar una sustentación temática a una cul·
plos puestos sobre la mesa en esta controversia entre Habermas tura polltica posindustrial de los movimientos sociales. De modo
( y los estructuralistas. Tanto el primero como Jos segundos ven que Ja aparente ambición de este artículo es sólo resultado de
¡ 1a teoría social como una tarea radicalmente implicada en el que he tenlélo que recurrir a numerosas fuentes para poder tra-
1 combate contra las formas de dominación y SOjuzgamlento. En tar los dos objetlvos que me he señalado más arriba.
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LA TEORIA SOCIAL COMO DESEO construir resistencia contra el discurso. En este lenguaje no dis-
cursivo o contramemoria, con la que Foucault identifica su obra,
Pasemos, pues, a considerar cómo los neonietzscheanos nos han podemos encontrar un ·concepto de posmodernidad. Discurso y ';
proporcionado no solamente una estética sino también una ética lenguaje no discursivo son elementos de una especie de modelo .
de la posmodernidad, que ha contrapuesto el disenso y la in- espacial con que Foucault parece haber trabajado en los años
vención a las jerarquías y al sojuzgamiento, y quizá lo más im- sesenta.
portante sea que han empezado a bosquejar una teoria social Puede ser muy útil concebir este modelo en términos del
posrnoderna. La posmodernidad teórica, al igual que la estética, Mismo y de lo Otro. El espacio del Mismo se caracteriza por la
representa una ruptura con los formalismos. Si la posmoderni- luz; es el espacio del discurso. Los elementos que caracterizan el
dad estética ha implicado el sobreseimiento de la hegemonía de espacio del Otro, el ámbito de la oscuridad para Foucault. son
lo simbólico en la literatura, las bellas artes y la música por lo los que han sido excluidos por el discurso (y por el Mismo); son
inconsciente y lo corporal, entonces la teoria posrnoderna ha sig- figuras de locura, sexualidad y muerte. En lo que Foucault llama
nificado para Foucault. Lyotard y Deleuze sacar a la palestra lo el peñodo clásico (entre 1650-1800) los signos quedaban consti-
narrativo o la historia en contra del discurso. La posmodernidad tuidos y los referentes identificados en el mundo del Mismo. En
teórica ha sido sobre todo para los teóricos franceses t,m divorcio este periodo se registra una persistenc~a de mecanismos literal-
con los estructuralismos. Ha propuesto, en enérgica contradis- mente maniqueos; las prácticas discursivas de los siempre
tinción con la mayoría de las encarnaciones de estos últimos, locuaces príncipes de la luz se enfrentan al silencio de los truha-
acabar con la primacía del discurso, del texto, de la palabra, del nes de la oscuridad. Pero:en el período moderno, se inventa a sí
significante: la muerte de la hegemonía de lo "escrito". Aun a mismo un nuevo y tercer mundo, del que la estética de Kant
riesgo de ser excesivamente esquemático, cabria decir que la establece la posibilidad y Sade la realización; más exactamente,
reciente teoria social francesa se divide en dos campos - los habría que hablar de un nuevo espacio o un nuevc(l)lli;i!JlfY.~­
modernos y estructuralistas, tales como Barthes, Lacan y decir, con lo que Foucault llama el nacimiento de ~atura
Derrida, cuya inspiración es saussuriana, y los posmodernos ún espacio vertical se establece en el límite donde l<: luz se topa
Foucault. Lyotard y Deleuze cuya inspiración es nietzscheana. con la tiniebla; un espacio que empuja hacia ai;riba a ese limite.
Para una serie de estudiantes activistas franceses el Ghoque con Es el espacio de la literatura no discursiva donde el lenguaje co-
la autoiidad en 1968 fue al mismo tiempo un choque con los bra opacidad, peso ontológico. Es en este pliegue donde se cons-
estructuralismos representados por sus profesores. Una ruptura tituye lo posmoderno. Es ahí donde Mallarmé, Nietzsche,µ-- -
con la casa asfooante del lenguaje; para las feministas y otros taille escribieron y donde Klossovski y Foucault escriben. No es
movimientos, el final de la soberanía del significante fálico. Si pr;;;isamente un signo de modestia el que Foucault - refirién-
sous le pavé la plage, entonces tal vez bajo el significante estaba dose, por supuesto, a su privilegiada posición dentro de ese
el deseo.s espacio literario- califique a toda su obra de ficción. El nuevo
.lenguaje de este espacio vertical es capaz de ofrecer una darifi"
cación completamente nueva del discurso y del Mismo. Pueden
UNA ESTEt!CA DE LA TRANSGRESJON \ también hablar del Otro (locura, sexualidad, muerte), de una
forma completamente diferente a aquella en que es capaz de
Michel Foucault ha descrito recientemente el cuerpo de su obra · hacerlo el discurso. De cuando en cuando figuras del Otro
como una especie de recuento de los esfuerzos del hombre por logran penetrar en ese pliegue de lenguaje no discursivo y
autoconocerse y del precio que ha tenido que pagar como conse- hablan - la sexualidad y la muerte en Sade, la locura en Ar-
cuencia del éxito de esos esfuerzos.6 Los esfuerzos del hombre taud; y la mujer, muy discutiblemente, en el soliloquio de ~­
por autoconocerse han tenido como resultado una serle de dis- y en la reciente historia feminista.
cursos. Foucault desarrolló en los años sesenta una noción de En Locura y civilización. en la mitad del siglo XVII, se anuncia
lenguaje no discursivo que podía utilizarse para contrapesar una nueva relación entre palabra y cosas, la cual fue condición
·r
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para la existencia de un diferente discurso sobre la locura. Un par al destino que se le ofrecía continuando su habla ficticia
discurso .que sistemáticamente excluyó al demente al ámbito del hasta el espacio que bordea con la muerte pero que también es
Otro, a u.n espacio antes ocupado por la muerte. En el siglo xv1 un espacio que la equilibra, el·espacio en que la historia sitúa
las palabras y sus referentes, cuando su consistencia ~ra de una su ámbito natural.ª El lenguaje escapa a la muerte convirtién-
cierta sustanclalldad o materialidad, quedaban conectadas por dose en autorreflexivo, abriéndose un espacio en el limite mismo
medio de la similitud. Los actos de habla serios funcionaban de la muerte y prosiguiéndose a sí mismo hasta la infinitud. El
para preservar la Vida manteniendo entretenida a la muerte y tiempo, como vio Heidegger, estaba socialmente constituido y
no al loco - el cual en todo caso no quedaba excluido del disc~r­ era una función del lenguaje. El lenguaje mismo en su reflexión
so. La episteme del siglo XVI que Foucault caracterizó en térmi- sobre la muerte y contra la muerte constituye para nosotros,
nos de hermenéutica - para distinguirla de la semiología- no operando exclusivamente en la dimensión del espacio, un pasa-
abogaba por nociones realistas de verdad que pudieran dividir el do infinito y un futuro infinito. Y lo hace, a través de un mur-
mundo :n ámbitos de la luz y del conocimiento, ·de un lado, y de mullo que se replica a sí mismo, erigiendo un juego de espejos
la oscundad y la locura, del otro. La síntesis cartesiana del siglo que no tiene fin.s
XVII, como Adorno y Horkheimer subrayaron, promovieron cierta- Uno de los temas más influyentes de El orden de las cosas es
mente la capacidad.del hombre para controlar su entorno. Pero, el del nacimiento de la literatura. En el "Lenguaje hasta el infi-
¿a qué precio? El nuevo espacio discursivo en que las palabras nito·, con anterioridad al nacimiento dé la literatura en el siglo
eran signos parecidos a cifras que Jlevaban lámparas conectadas XIX la religión ocupaba el espacio con que se equilibraba a la
con las cosas que habían perdido su profundidad, fue hecho muerte. Para que surja la literatura no es suficiente con que los
posible a través de la transustanciación de la locura desde el hombres se vuelvan ateos; el lenguaje, a través de una transgre~
ámbito de la opacidad al de la oscuridad y de su exclusión al sión última - paralela al regicidio de Disciplina y castigo y al
ám~ito del Otro. Más recientemente, en el lenguaje no discursivo matricidio de Yo, Pierre Rtutere- 10 asesina a Dios ocupando así
vertical que ha logrado abrirse un espacio a sí mismo entre el el lugar de la Palabra.11 Pero el nacimiento de la literatura signi-
Mismo Y el Otro, en ese pliegue que es también el espacio del fica más que la muerte de Dios, significa que el lenguaje a través
sufrimiento fislco y del terror, lo posmoderno se ha puesto en de los buenos oficios de comadronas tales como Sade y Holderlin
pie, en la forma que le diera Artaud, y ha lanzado palabras con- tiene que prender fuego al discurso y empecinarse en la trans-
tra la fundamental ausencia de lenguaje.7 gresión de los límites del discurso en dirección al ámbito del
Lo Otro en este modelo espacial está habitado por figuras de Otro - la muerte, la locura, la sexualidad.12 Y tiene que hacerlo
locura, sexualidad y muerte, y se parece mucho al inconsciente así a través de lo que Foucault llama su "exceso", exceso consis-
de Freud. El lenguaje no discursivo del espacio entre el Mismo y tente en el acto de nombrar valiéndose de transgresiones. En el
el Otro persi~te en su lucha contra la muerte. Las prácticas cul- periodo clásico la retórica, que es parte de la filosofia de la repre-
turales posmodernas estriban en la locura y la sexualidad para sentación, es la reina. La literatura comienza doride la retórica .
poder mantenerse, y elevan una cñtlca contra el ámbito y con- acaba, es decir, en el momento en que aparece un lenguaje que
tra los tipos de subjetividad constituidos por el discurso. Ele- se apropia y consume todos los demás lenguajes (esto es. la reli~
~entos de este modelo, como vimos hace un momento, son vi- gión y los discursos clásicos) por medio de un relámpago lumi-
sibles en Locura y civilización y en El orden de las cosas. Sin noso, haciendo nacer una figura oscura. pero dominante, en la
embargo, donde este modelo se desarroJla plenamente es en los que la muerte, el espejo, la ondulante sucesión de palabras
escritos de Foucault sobre literatura a principios y mediados de hasta el infinito establecen sus roles. 13
los años sesenta. Si Foucault ve a Blanchot en términos de una posmoderni-
En MLenguaje hasta el infinito" Foucault desarrolla algunos dad que sirve de contrapeso a la muerte, a Bataille lo entiende
de los temas de M. Blanchot sobre la conexión entre muerte y en términos de ese lenguaje no· discursivo que estriba en la se-
escritura. Para Ulises, notaba Blanchot, el lenguaje era un re- xualidad. Aquí el concepto clave es •transgresión". En el misti-
curso con que contrapesar la muerte. Ulises es capaz de esca- cismo cristiano, observó Bata.me. el rapto, el éXtasis no estaban

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separados del espiritu sino que existían en el corazón de lo diVi- su ojo transgrede a la diosa Diana, en la medida en que sus
no.14 En el siglo XIX, cuando el concepto de sexualidad se conVir- palabras transgred·en los límites del discurso- es la prosa de
tló en ot>jeto del discurso, la propia sexualidad quedó excluida al Acteon.
espacio del Otro o relegada a lo inconsciente. En la transgresión El lenguaje no discursivo y su correlato en la acción social de
lo sensual hace aparición y habla a través de un lenguaje no dis- la posmodernidad puede caracterizarse en términos de simula-
cursivo. La transgresión significa no solamente comunicarse a cro. Por cuanto es~ncia y fenómeno, significante y significado
través de la sexual!dad, 15 sino que está en la ralz de esta última. han perdido su relevancia. La prosa de Klossovski y la acción de
A través de la transgresión la sexualidad abre Mla excesiva dis- Acteon están compuestos de simulacro, Y a lo que se refieren en
tancia que hay en el corazón del lí.mite". La transgresión, cuyo eI baño de Diana no es a Diana sino a un simulacro de Dlana.22
precursor es el misticismo crtstiano y cuya e1 lfanía se encuentra Los simulacros de hs palabras de Acteon y el simulacro de
en las obras de Batallle, es a la vez una profanación de lo sagra- Diana están mediados por el demon. El simulacro que aparece a
do y la constitución de una nueva sacralidad. Su lenguaje de través de la teoi~uúa de Diana es al mismo tiempo el demon,
erotismo, que para Foucault es un lenguaje de futuro,16 tiene quien, por tanto, media entre los dioses y los hombres. La prosa
que superar los limites de la muerte de Dios. En un mundo que no discursiva d:: Acteon (de Klossovski), vuelve a dar vida al
ya no reconoce ningún c;entido positivo en lo sagrado ... la trans- gnosticismo y a las versiones dualistas del cristianismo en la
gresión suministra la única manera de descubrir lo sagrado en medida en que lo di[!bólico deja el espacio del Otro. El espectro
su sustancia inmedlata.11 En el exceso que repres~nta el acto de del simulacrum ·- la imitación de una esencia que es ella misma
matar a Dios no es Dios ni la religión quienes son transgredidos jnterpretación- habita por tanto para Foucault (como él dice
sino el mundo limitado y positivista, el mundo circunscrito por que Jo hace para Gide. Klossovski y Borges) no sólo el ámbito de
el discurso. las palabras y b s cosas sino también el ámbito de los seres
Elemento crucial de la transgresión en las novelas de Ba- humanos y de la acción social.24
taille, y también para Foucauit, es el ojo. El ojo, que habita el lí- Foucault. por lo menos en los años sesenta y setenta, nunca
mite abierto del lenguaje no discursivo, es el espacio del que Ba- utilizó, que yo sepa, el término posmoderno. Cuando más se
tallle habla. El ojo es una figura del ser en acto de transgredir 'r
acerca al uso de este término es en El orden de las cosas, en que
su propio limite. is A través de la transgresión el ojo mira hacia indica que el lenguaje no discursivo de Nietzsche y de Mallarmé
dentro y hacía fuera. Cuando mira hacia adentro ilumina la constituye una crítica a la modernidad y apunta a una época
noche del Otro, pero debe a la oscurtdad la rotunda claridad de que en cierto modo está allende lo moderno.25 Sin embargo, la
su manifestación.19 Este ojo vuelto hacia dentro mira lenguaje y estética de Foucault, tal como la hemos esbozado más arriba, es
muerte. Cuando mira hacia afuera funciona como una lámpara claramente una estética posmoderna en la medida en que rompe
y un espeJo. Una lámpara: la oscuridad de su núcleo se derra- con el formalismo y tiene su base en el inconsciente. Y esto se
ma sobre el mundo y la ilumina. Un espejo: agavilla la luz del confirma por cuarito los escritores en que Foucault se basa para
mundo en su mancha negra.20 · formular su noción de lenguaje no discursivo - Nietzsche,
Blanchot y Batallle eran nietzscheanos y novelistas. Y tam- Artaud, Blanchot, Bataille, Klossovski- han estado entre los
bién lo era sobre todo Klossovski. En los 'párrafos anteriores pioneros de la estética posmodernista. La posmodernídad cultu-
hemos visto que el espacio del Otro está habitado por la locura, ral queda retratada en Foucault. como hemos discutido más
la muerte y la sexualidad. En el ensayo de Foucault sobre arriba, en un modeio de exclusión y transgresión. Aquí figuras
Klossovskl está habitado por lo diabólico.21 El ensayo lleva por tales como la locura. la muerte, la sexualidad y io diabólico son
lítulo La Prosa de Acteon. Acteon, enseñado a cazar por el excluidas del discurso y marginadas al espacio del Otro o del
inmortal centauro Queiron, espió a Artemisa (Diana} en su inconsciente. La posmodernidad cultural, o lenguaje no discursi-
baño y fue inmediatamente convertido en un ciervo. para que lo vo, surge en el espacio entre el discurso y el inconsriente. Las
devoraran sus propios perros. La prosa de Klossovski en la me- figuras de lo faconsclente, a través de tal lenguaje no discursivo,
dida en que representa la transgresión - en la medida en que trascienden ei límite hacia el espacio del discurso, Debería que-

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dar claro que, pese a Habermas, lo que aquí está en cuestión e~ que esos tipos ideales de lo moderno Apolíneo y de lo posmoder-
algo más que una estética. Foucault se basa ciertamente ant< no Dionisiaco no se encuentran nunca en la realidad. Consi-
todo en la posmodernidad estética como base para lo que es der~mos, por ejemplo; el Ulises de Joyce donde una hipostatiza-
para él una intexvenclón teórica. Cuando la teoria actúa a través ción lírica de lo formal queda intercalada con los acentos de las
de la transgresión sobre el ámbito del discurso, moviliza una cri- murmuraciones de Bloom contra ella. De hecho, tanto Lyotard
tica - una critica del discurso y de las formas de subjetividad- como Deleuze mezclan elementos de lo moderno con su estética
que es premínentemente práctica y política. La naturaleza prác- ampliamente posmodernista. En este contexto hay que notar que
tica y política de tal critica está clara en la constante relación de a Magrttte se le suele considerar por lo general como posmoder-
Foucault con los movimientos sociales y con la micropolítlca de no en el sentido en que este término se está utilizando aquí.29
los años setenta. La política cultural de la transgresión que Por supuesto el surrealismo como género es entendido por todo
Foucault defiende es una especie de simulacro no racional de la el mundo como un rechazo .del formalismo, de lo apolíneo, a lo
racionalidad comunicativa o de la razón práctica de Habermas. que susUtuye por una atención al sueño, a los impulsos del Ello
En una palabra, la estética de Foucault es, como Said ha mos- y al inconsciente. Y Foucault escogió a un gran número de
trado, una "ética del Jenguaje".2s surrealistas o de aquellos que habían compartido las preocupa-
Y aquí conviene no eludir ya algunas matizaciones importan- ciones del surrealismo como tema de sus ensayos estéticos; no
tes en relación con la obra del último Foucault. En muchos precisamente a Magritte, sino a Bataille, Rousell y Artaud.
aspectos importantes, la obra de Foucault se aparta significati- En tercer lugar, en una entrevista publicada en Telos en
vamente de una problemática del deseo. En primer lugar, hay 1983 Foucault parecía distanciarse de la noción deleuziana de
que notar que la tradición francesa de G. Gaguilhem en historia deseo, notando que si Deleuze era un nietzscheano en el sentido
y filosofia de la ciencia tuvo una gran influencia sobre Foucault, de la voluntad de poder, entonces él (Foucault) era un nietzschea-
influencia de la que quizá quepa decir que casi llegó a superar no en el sentido de voluntad de conocimiento.3o Supongo que
la influencia que sobre el pensamiento de Foucault ejerció Nietzs- aquí Foucault, como se lo suele entender por lo general en Fran-
che.27 En segundo lugar, la obra del periodo medio de Foucault cia,31 ha igualado deseo con voluntad de poder. La voluntad de
tuvo importantes resonancias estructuralistas. En El orden de conocimiento, de otro lado, se menciona en los cuadernos y frag-
Zas cosas y especialmente en La arqueología del saber, las rela- mentos de Nietzsche que fueron después recogidos y publicados
ciones de poder y la visión libidinal (la locura, el cuerpo) de la póstumamente con el titulo de La voluntad de poder. El concep-
acción que caracterizó a sus primeras y últimas obras estuvieron to, sin embargo, es consistente con el de moral de esclavo en La
casi ausentes, viéndose sustituidas por una búsqueda de pre- genealogía de la moral. Aun apartándose. por supuesto, del eli-
condiciones y caracteristicas estructurales de los discursos. El tismo de Nietzsche, Foucault está entendiendo aquí la voluntad
estructuralismo y el modernismo estético en el sentido en que de conocimiento como discurso, como ese enemigo de la volun-
vengo empleando este último término aquí representan ambos tad de poder, o del deseo, o del cuerpo. En este sentido la afir-
corrientes formalistas en el sentido de romper la transparente mación de Foucault de que él y Deleuze han estado involucrados
conexión entre significante y contenido o significado. La ambi- en proyectos distintos no implica que no se trate de proye'ctos
güedad de Foucault hacia el estructuralismo tiene su eco en sus complementarios. Más aún, en los cinco años siguientes a 1968,
oscilaciones entre la valoración de lo moderno y de lo posmoder- que fue cuando Foucault estuvo más cerca de Deleuze, nunca
no. La lectura de KlossovskJ mencionada más arriba tiene ele- articuló una teoría positiva del deseo o del cuerpo, constituyendo
mentos de lo moderno y de lo posmoderno. En su muy criticado este último una especie de vector pasivo sobre el que operaban
ensayo sobre Magrttte, Esto no es una Pipa. se centra en torno a los discursos. En el primer volumen de la Historia de la se-
la yuxtaposición que éste efectúa de lo discursivo y lo figurativo xualidad Foucault parecía considerar el deseo mismo como parte
y a su ruptura con las semejanzas de una estética de la repre- del discurso,32 situándose ahora el principio de acción en un
sentación para sustituirla por una estética de la similitud.28 Esto cuerpo cuya resistencia sólo podía basarse en los placeres o en
es claramente una lectura modernista de Magritte. Por supuesto un arte erótica. A fines de los años setenta y en los años ochenta
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Foucault se apartó. aun más de la teoría del deseo. Esto se debió teórico del lenguaje no discursivo de Mallarmé y de Artaud, ayu-
en parte a un cambio en su visión política, desde un gauchtsmo dando así a señalar el camino hacia lo que podria venir tras lo
a una posición más bien liberd centrista. En parte quizá a los moderno.
coritactos en los Estados Unidos con r,olegas muy influidos por Finalmente. cabrta preguntar por qué Foucault no respondió,
la füosofia analítica del lenguaje, por un lado, y por Weber y la como hizo Lyotard, a las criticas de Habermas, o bien en forma
Escuela de F·ran!<Jurt. por otro. 3 3 No hay más remedio que admi- de autodefensa. o de una crítica del proyecto de Habermas. En
tir una profw1da y persistente ambigüedad de Foucault en rela- relación con es 10 lo único que cabe hacer es especular. Es pro-
ció~1 con el problema del deseo. Pero he de subrayar. sin embar- bable que Fouc:auit no conociera suficientemente la obra de
go, que yo no he deiend!do más arriba que Foucault fuera un Habermas y po;.- tanto no se sintiera seguro a la hora de replicar.
teó~ico dd deseo. LO ¡'.mico que he pretendido es que en la obra Corno es sabidc.. a iines de los años setent.q y a principios de los
de Foucault pueden encontrarse elementos de una teoría del ochenta Fouc2,ult se mostraba particularmente precavido en
dt:seo y es esto úliimo lo que he tratado de explicar. relación a este tipo de íntervenciones. 3 6 En segundo lugar, Fou-
Aparte de sus ambivalencias en relación con el deseo, Fou- cault adoptó el hábito de no comentar, o por lo menos de no co-
cau lt ha mantenido una posición idios!ncrátlca en relación con mentar directamente, las obras de sus contemporáneos. Tercero.
qut- es lo que constituye a la modernidad. A lo largo de la mayor como tie sugerldó más arriba, Foucault se estaba aproximando a
parte de su producción, Foucault distingue un período moderno, los planteamkrrtos positivos de Weber y de la Escuela de
que data aproxi.rnadamente de 1800, de un período clásico, cuya Frankfurt. Además, muy a menudo las críticas qúe teóricos de la
duración es de 1650 a 1800. Aquí las cuatro caractertsticas bá- talla de Foucault y de Habermas pueden hacerse mutuamente
sic;_:,s de la mcidernídad son las siguientes: 1) la ruptura con los no son de mucha utilidad, pues cada uno está tan metido en lo
dudismos epistemológicos en ciirección hacia una relación inma- .suyo que no llega e:.. tornar al otro en serio. La ética de la trans-
nente de los conceptos con sus referentes. 2) El poder empieza a gresión, mencionada más aniba, que forma parte de la obra de
operar inmanentemente y positivamente más bien que trascen- Foucault, puede entenderse también, a mi juicio, corno una críti-
dental y represiva.mente. 3) El nacimiento de las ciencias huma- ca de la obra de Ri.bermas, al igual que también es una crítica
nas. 4) La elevación de lo social a una posición de prioridad. En de otros discursos que se ubican a sí mismos en la modernidad.
la sugerente entrevista concedida a Telas, Foucault prefería ha- Queda, pues, en nuestras manos, como practicantes que somos
blar no tanto de io moderno como de una serie de formalismos de las ciencias humanas normales, practicantes en cuyos oídos
que ·eran característicos dei siglo xx.. En esa entreVista parecía nada especial rnusitan los dioses, el sacar las implicaciones, cri-
estar muy próximo a la idea común entre los críticos de arte y ticas y contracr\tlcas en esta discusión de la teoria social trans-
los críticos litera1ios,34 aunque extendiendo el marco formalista gresíva y la teoría social comunicativa.
también al .ámbito de lo teórtco. Las afirmaciones que he hecho
más an.iba en relación con la e..x!stencia de un ethos posmoderno
en algunas de las obras de Foucault serían aplicables a su tem- LIBIDO Y JUEGOS Di:: LENGUAJE
prana visión de lo moderno ~ !diosincrática, ~ro inmensamente
penetrante- o a una visión rnás convencional que ve el moder- Muchos de los co:r,Lribuyentes, incluido Habermas, a la contro-
nismo en tém1inos de formalismos. En ambos casos el lenguaje versia posmodernista citan La condición posmoderna de Lyotard
no Jiscursivo dél deseo, ia locura y el sueño transgredirían y como la obra fundacional del debate. Pero ninguno de los contri-
romperían el discurso. No _deja de ser Interesante el que buyentes explica sobre qué versa el libro de Lyotard o se refiere
Foucault, hacia ei final de El orden de las cosas, sitúe el estruc- expresamente a los problemas que suscita. Si este libro de
turailsmo como una continuación aparentemente metamorfosea- Lyotard representa el texto más Importante en relación con
da de los temas centrales de la modernidad en las ciencias Habermas y la Teoría Critica, su libro anterior37 fue el cataliza-
humanas;35 la sugerencia aquí es por tanto que el propio dor crucial de )c, qL:e posiblemente ha sido el libro más influyen-
Foucault podriá empezar a ayudar a suministrar un correlato te de la teoría f~osmodernista en Francia - el Antiedipo de Deleu-

368 369
Lyotard, corno Foucault, nos ofrece en este contexto una
ze y Guattarl. Más abajo volveremos sobre La condición posmo- serie de periodizaciones mutuamente contradictorias. Retenga-
dema y en particular sobre su tratamiento de la relación entre mos, sin embargo, la distinción convencional moderno/posmo-
posindustrialismo y las formas posrnodernistas de conocimiento. derno bosquejada más arriba. En música Lyotard considera a.
Pero antes vamos a detenernos en los trabajos tempranos de SchOnberg corno compositor y a Adorno como crítico, como
Lyotard, los cuales versan sobre arte y critica en la posmoder- modernos, con un pie en la estética de la representación y con
nidad. otro en la economía libidinal. Las composiciones de SchOnberg
Si la crítica que Foucault efectúa del discurso se hace en un son ciertamente modernas en su abstracción audible, en su
lenguaje teórico que es lúdicro y no discursivo y que extrae su indiferencia frente a las diferencias de frecuencia supuestamente
lmpetu del deseo, el objeto de sus estudios es. sin embargo, no el naturales ... La universalización del principio de la serie a todas
deseo sino el discurso de las ciencias humanas. Lyotard, por el las dimensiones delsonido:40 Pero este nuevo dispositivo radical
contrario, es un indiscutible metafisico del deseo. '"~Lg~s~o de que a través de la crítica emerge del corazón de lo viejo. sigue
Ye>!én:d ~s la libido de Freud. La libido de Freud se solidifica siendo, él mismo, litúrgico. Es el formalismo de Schónberg lo
para constituir un aparato psíquico: similarmente, las ondas de que es típicamente moderno cuando se lo compara con la repre-
deseo de Lyotard se encaman en disponibilidades libidinales o sentación clásica o con la estética posmoderna. El escepticismo
pulsionales. Para Freud y para Lyotard la conducta humana de- de la música-como-crítica de Schonberg tiene que ser formalista
pende tota quanta de energía psíquica. Freud considera princi- en la medida en que en él todo es relación. Las estructuras de
palmente las variaciones de cualidades del aparato psíquico en cuerda que Schónberg nos ofrece ya no están relacionadas con
términos de pacientes individualesaquí y ahora. Lyotard, por su nuestros sentidos, sino que son solamente mónadas cuya con-
parte, se centra en los tipos de prácticas culturales y. por ende, sistencia sólo es mantenida por el dominio de un plan. Schon-
sus dispositivos libidinales varían sobre todo según la esfera de berg lleva hasta el extremo el movimiento romántico de apartar-
la cultura que se esté considerando, y a lo largo de la historia.3s se del tema. Lyotard hace uso en este contexto de la distinción
Una obra de arte -y su correspondiente dispositivo- tienen de Benveniste entre discurso y narrativa La música de SchOn-
valor para Lyotard en función de la energía que transmuta hacia berg es en este sentido discurso, si se la compara con las narra-
el consumidor de arte. Cuanto menos representaclonal sea una tivas de la música clásica. Pero es un Kdiscurso de la fe" por
obra de arte, tantos más impulsos libidinosos transmuta hacia cuanto desensibillza el material y conduce al desdibujamtento y
el consumidor. Y la razón de esto - por ejemplo, en la pintura- desaparición del cuerpo libidinal. 4 1 En el cuadrado mágico de
es porque el dispositivo libidinal representacional inviste de Schónberg... lo que vemos es emergencia de la estructura, neu-
energía al tema pintado, mientras que un dispositivo moderno tralización de las diferencias en intensidad. La alternativa pos-
inviste de energía al soporte, a la pintura misma. En la medida moderna de Lyotard es la música aleatoria, los instrumentos
en que es la última la que transmuta la energía hacia el consu- preparados de John Cage. Desea una música de intensi~ad, u~a
midor de arte es la pintura moderna la que maximiza tal conien- máquina sonora sin finalidad... una música de superhcie, sm
te e intensidad. La representación pura corresponde aproxima- profundidad, que excluya la representación. Tal música seria
damente para Lyotard a lo clásico, la representación parcial y la una política de la intensidad más que una política de la tra-
positiVidad energética parcial a lo moderno, mientras que la pos- gedia. 42
modernidad estética se aproxima al tipo de energía en pleno El doble posmoderno de Cage en el ámbito de la teoría es cla-
movimiento libre y en metamorfosis continua.39 La antlsemiótlca ramente Lyotard mismo. mientras que el doble moderno de
sistemática de Lyotard se niega a hablar de signos, símbolos e SchOnberg es Adorno. Adorno tiene mucho en común, sostiene
incluso de imágenes: sólo qUiere hablar de transformación real y Lyotard, con el pesimJsmo y nihilismo de Freud y con la Viena
material de energía psíquica. Su dispositivo teórico sería, por ftn·du·siecle de SchOnberg. Adorno entendió que la subjetivldad
tanto, de escaso uso para los formalismos modernistas del signi- humana estaba siendo destruida por el capitalismo y consideró
ficqnte, ya sea en la poesia de Eliot o en la crítica literaria de este proceso como una derrota. Lyotard considera positivamente
' saussurtanos tales corno Barthes y Derrida. ."
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370
tanto la destrucción de la subjetividad como la desintegración posmodernos, en la medida en que su inclusión en museos es
del contenido estético. Adorno {como muy bien dice Lyotard) testimonio de residuos de cosificación, no han Ido muy lejos. La
subraya la similitud entre la música-como-crítica de Schónberg única solución a los límites de la pintura de hoy, comenta Lyo-
y su propia crítica teórica. De ahí que como modernista ~plauda tard, es hacer explotar esos límites y sacar al arte de los museos
que las composiciones de Schonberg se aparten.de lo sensible y e incluso de los sitios habitados y pintar las montañas, las pare-
se a.proximen a1 conocimiento en sus cualidades abstractas. La des, los cuerpos, la arena. 48 Por su parte. el papel de la crítica
Filosojia de la nueva música de Adorno apareció pocos meses posmoderna de arte sería transformar la energética que la pintu-
después del Doctor Fausto de Thomas Mann, cuyo protagonista, ra pone en juego, no en un dispositivo teórico, "sino en una es-
Leverkuhn. se basaba en parte en Schónberg. Mann, uno de los pecie de licuefacción, en una especie de producción aleatoria".49
componentes de la trinidad de los grandes de la novela moderna, A juicio de Lyotard, la crítica no debe plantear ni resolver, sino
retrató en una narrativa lo que Adorno descubrió en el discurso. disolver, la cuestión teórica de la pintura.
Leverkuhn sólo puede producir su critica musital a través de la En La condición posmod.ema Lyotard se refiere directamente
enfermedad que contrajo en su visita aJ burdel. La modernidad al problema de la posmodernidad, ahora no en el contexto de la
estética sólo puede aparecer como enfermedad.43 estética sino en el contexto del conocimiento. El cambio hacia la
Pintar y escribir son para Lyotard formas de inscripción en posmodernidad en las ciencias y en las ciencias sociales está
las que la energía. a través de la mano (mediada por un disposi- para Lyotard conectado con el desarrollo de las sociedades
tivo), marca al soporte. En ambas, la energía emitida desde el posindustriales. de las sociedades de la información. Tal despla-
medio - que está inscrito en el sopo1ie- es transmutada a tra- zamiento viene marcado sobre todo por un cambio en la forma
vés dd ojo del individuo que la míra o lee. Tales transmutaciones en que el conocimiento se legitima. En la modernidad las cien-
cabe ~sperar que afecten después positivamente al dispositivo cias naturales y humanas vienen legitimadas por lo que Lyotard
lib!aina1 de ese individuo. La escritura es para Lyotard inscrip- llama grandes metanarrativas. La crisis que afectó a las ciencias
ción no cromátíca, Ja pintura inscrlpción cromática.44 Lyotard a principios del siglo XX venía circunscrita por una incredulidad
señala !a supercódificación de !a energía en la pintura del Rena- ante tales legitimac10nes universalistas. La ciencia posmodema
cimiento, en la cual el color, en lugar de constituir la región que se encuentra a sí misma frente a un nuevo marco de fegitimacio-
queda investida de energía lib1dinal. solamente la delimlta.45 nes; frente a un principio de realizatividad (perjormativity), por
Para los premodernos, el lienzo como soporte es una ventana un lado, inducido p-Jr el sistema; y con una legitimación a través
transparente a través de la que se podía mirar un espectáculo. de la ~invención" de otro.so
Con la pintura moderna se da una transformación positiva de Para Lyotard. todo conocimiento (y. por tanto, todas las rela-
energía desde la mano del pintor a través del medio. En Cezanne ciones sociales) es cuestión de juegos de lenguaje; juegos en los
por ejemplo el medio no solamente inscribe al soporte, sino que que las propiedades más importantes de los enunciados son sus
incluso se da también una inscripción del medip como medio. 46 usos. Los enunciados son, por consiguiente, jugadas en el juego.
Cezanne sin embargo atribuyó al tema un estatus que demos- en una agonística del lenguaje en Ja que hablar es presentar
traba que todavía seguía pensando en una estética de la repre- batalla.si El Nietzsche en el Wittgenstein de Lyotard es, sin
sentación. Warhol. por otra parte, es propiamente posmoderno. embargo, un Nietzsche amable, pues existe una jugada que
Presentar objetos tales corno botes de sopa que son "intercam- Lyotard no permite en tales batallas, se trata de la jugada que él
biables, obsolescentes, que desaparecerán, se consumirán, sin llama la terreur. eliminar del juego a uno o más de los partici-
importancia, es al mismo tiempo indicar' lo que es importante. Y pantes.
esto es energética, fluidez del deseo en su inquietud; es la meta- La propia pragmática de Lyotard depende de la distinción
mor:-osís la que cuenta, no el objeto mismo; existen pues ele- cualitativa que hace entre conoe:imiento científico o discursivo. y
mentos de licuefacción en el pop art".47 El arte moderno es en conocimiento en general. entre conaissance y savoir. El conoci-
este s-entido flujo, es la catex.is múltiple polimórficamente perver- miento científico se compone de enunciados denotativos y de
sa de objetos parciales de la sexualidad infantil. Pero incluso los enunciados metaprescriptivos de la comunidad científica. El

372 373
conocimiento propio de la vida diaria, además de esas dos clases lar, continúa a través de la crisis de la sociología en los años
de enunciados, comprende también enunciados étnicos, estéti- sesenta, tanto en el funcionalismo como en el marxismo. Par-
cos, técnlc'os y de otros tipos. Las legitimaciones de tales enun- 59ns y sus colegas querían que el conocimiento funcionara con-
ciados - en otras palabras, los criterios con que juzgar la compe- tribuyendo a la expansión de Ja sociedad tal como era. Los mar-
tencia de los enunciados o movimientos presentados- son cons- xistas de la Escuela de Frankfurt querían que el conocimiento
tituidos por los interlocutores parlicipantes. La pragmática del sirviera a la critica' de la sociedad como es, y como base de la
conocimiento cientifico se diferencia considerablemente de la sociedad como debe ser.ss Existe una crucial diferencia, nota
pragmática de la vida diaria o de la del conocimiento normativo. Lyotard, entre Parsons y los neofuncionalistas germanos de
En la pragmática científica los enunciados son principalmente fines de los años setenta y de principios de los ochenta. y ésta
denotativos. Aquí el hablante A tiene que convencer a su interlo- radica en que la visión que estos últimos tienen del sistema no
cutor B de que el enunciado e es verdadero por medio de una es como en Parsons coextensiva con lo social o con el pueblo.
prueba. El interlocutor B es de hecho la com1:1nidad científica de Parsons creía en formas de legitimación consistentes con la
iguales que participan en esta agonística general. Los participan- soberanía popular. y esperaba que la soberanía popular coinci-
tes operan a través de reglas metaprescriptivas en cuya trama diera con las necesidades del sistema. Luhmann cree en la legiti-
- a través de la universidad- son introducidos de vez en cuando mación a través de la realizatividad (perjormativUy), que espera
nuevos participantes.52 que coincida con lo que la gente escoge.ss
El conocimiento científico hasta tiempos muy recientes La crisis de legitimación de las ciencias modernas se produjo,
,dependía, sin embargo, del conocimiento narrativo para poder vía Nietzsche y Wittgenstein, a través de la autorreflexividad de
legitimarse. El juego mismo del conocimiento científico necesita- las ciencias mismas. Por qué hemos de creer, preguntaba Nietzs-
ba de legitimación a través de una .narrativa. 53 La diferencia che, en las grandes metanarrativas. Y no digamos ya Wittgens-
específica de la ciencia de la modernidad fue su legitimación por tein. Moore, algunas décadas antes, testificó la autonomia de los
las grandes metanarratlvas del siglo XIX. Lyotard habla de dos de enunciados prescriptlvos respecto de los denotativos poniendo
estas metanarrativas, la primera de las cuales es el derecho de en cuestión, por tanto, que el conocimiento pudiera l~gitimarse a
todos a la ciencia defendido por la Ilustración ... Aqui todo el través de los enunciados metaprescriptivos del lenguaje de la
mundo tenía derecho, a través de la educación, a convertirse en emancipación.s7 Con el final de los metarécits el conocimiento
un científico y el conocimiento tenía que ser funcional para lo posmoderno se enfrenta con dos principios de legitimación que
social. Esta es una legitimación a través de la función popular compiten entre si. El primero es el de la realiza~vid~d (perfor-
del conocimiento, a través de una narrativa de la libertad. La mativity). es decir, el de la adaptación de la ciencia misma a las
segunda metanarratlva legitlmante es para Lyotard el ·espíritu necesidades del sistema. Este viene fomentado, comenta Lyo-
especulativo" o idealismo. En Schleiermacher por ejemplo el tard, por el crecimiento de la sociedad de la información. El de-
tema no es el pueblo sino un cierto concepto de racionalidad sarrollo de los computadores, de los bancos de datos, de los cir-
autónoma. Podemos considerar slm1larmente el desarrollo dia- cuitos de imagen y sonido, ha conducido a una cuantificaciónss
léctico que hace Hegel del espíritu como una legitimación del en la que el conocimiento se convierte en un valor de cambi~ a
discurso científico. Esta legitimación adoptt>·en la Fenomenolo- medida que el valor de uso Mformación" desaparece. La informa-
gia del Espíritu y en otras partes, no la forma de proposiciones tización posibilita que el poder utilice el conocimiento para sus
en favor de las cuales se presentaran argumentos, sino la de propios propósitos. Este fenómeno. queda registrado en la obra
una metanarrativa, de un metarécit. La autonomía especulativa de Luhmann, cuyo ethos hobbesiano, transmitido a través de la
de la universidad alemana, nota Lyotard, sobre la que se mo- obra de Carl Schmm. ha nutrido su interés más bien por la re-
deló la universidad americana de después de la guerra civil, producción del Estado que de la sociedad. Para Luhmann, quien
estaba basada en una metanarratlva de este tlpo. 54 devalúa las emisiones prescriptivas, se da una sustitución de la
. · El ethos de la legitimación de la modernidad a través de me- normatividad de las leyes por la ejecutividad (peiformativity) de
. tanarrativas, en este caso. a través de una metanarratlva popu- los procedimientos.s9
•'
374 375
Lyotard rechaza la solución de Luhmann como terrorista, por que la sociedad puede imponer legitimaciones de realizatividad a
cuanto elimina a jugadores del juego ampliamente denotativo de la ciencia es destruyendo la empresa clentifica misma. Lyotard
la ciencia; y por supuesto, esto parece que acabarla eliminando hace extensiva, de la ciencia a la sociedad, esta noción de legiti-
al juego mismo. Y aplaude las valientes .tentativas de Habermas mación a través del paralogismo, propia de· 1a posmodernidad.
de llamar al orden a Luhmann, pero concluye que Habermas en Desea un sistema de justicia que se base no en el consenso sino
úit!mo término fracasa. Y ello en prtmer lugar porque la defensa en el disenso; que resista la necesidad incluso de ese terror más
que hace Habermas de un diálogo entre voluntades inteligentes suave que él ve entrañado en el lecho de Procusto de la ·raciona-
lidad comunicativa. ·
y libres depende a su vez de las grandes metanarrativas (de la
emancipación humana).60 En segundo lugar. la búsqueda por Existen primajacie disparidades entre el análisis que Lyotard
Habennas de legitimación a través de un consenso universal, su hace del conocimiento a través de juegos de lenguaje y de legiti-
noción de justicia - según la cual la emancipación de la huma- maciones y su est.ética libidinal a que nos referimos más arriba.
nidad se producirá a través de una regularización de las jugadas Algunas conexiones entre el primero y la ítltima quedan clarifica-
permitidas en todos los Juegos de lenguaje- representa poten- das en un libro de entrevistas acerca del problema de la justicia,
cialmente una amenaza a la autonomía e inventiva de las cien- contemporáneas del. libro La condición posmoderna. Aquí la ,
cías. 61 Lyotard entiende que sus propios puntos de vista acerca prescripción sumaria de Lyotard, prescripdón que apunta al '
de la ieg!timac!ón posmoderna compiten con los de Habermas mismo tiempo a la invención en los juegos qe lenguaje ~- al
como alternativa al funcionalismo sistémico de Luhmann y al deseo, es la siguiente: "Dejarnos ser paganos".64 Deberian que-·
con;:;ervadurismo cultural de hoy Por supuesto, éste es el núcleo dar claros otros paralelismos. La legitimación a través del para-
de la controversia acerca de la posmodernidad: una competencia logismo es al mismo tJempo la defensa a través de una decodifiJ
entre ios principios de una racionalidad sustantiva a lo Haber- cación ~e la libido en las ciencias y en otras partes. Los Juegos',
mas y el deseo neonletzscheano como legitimaciones ambos de la de lenguaje son ~gons cuyos movimientos vienen gobernados por
resistencia al poder en el capitalismo contemporáneo. Lyotard una ecqnomía libidinal que a su vez contribuyen a estructurar..
no escatima palabras en su ataque a la tentativa de' Habermas Debernos pues - en el arte, en la ciencia y en la vida diana-; ·
de una legitimación a través de un consenso obtenido por medio ser paganos, pero lo que Lyotard nos prescribe es que seamos
del discurso. Habermas destruye la heterogeneidad de los Juegos paganos amables.
de lenguaje y destruye el disenso, el cual constituye la raíz de la
invención-. 62
La respuesta de Lyotard a Luhmann es que las pragmáticas DEL SIGNIFICADO A U, SENSACION
del conocimiento cientúlco son tales que no pueden ser subordi-
nadas a las exigencias de realizatividad; que esas pragmáticas Después de la tematización política de la posmodernidad en el
constituyeµ el contramodelo de un sistema estable. La ciencia no tan llevado y tra!do Antiedipo,ss un libro que ha provocado una
juega al mismo juego de lenguaje que la sociedad; la variedad amplia literatura secundaria que no podemos discutir aquí.
heteromórfica de emisiones que se registran en esta última con- Giles Deleuze ha vuelto recientemente a abordar el tema de lo
trasta con la simplicidad del modelo de la ciencia compuesta de posmoderno en su libro Francis Bacon, lógica de la sensación. 66
enunciados denotativos y metaprescriptivos. Las pragmáticas de En este libro nos delmea los elementos de una estética posmo-
las ciencias, en las que se fomentan nuevas ideas a través del dernista plenamente desarrollada, una estética basada en las
propío interés de los jugadores del juego se basan en el modelo
1
nociones de cuerpo y fuerza. Francis Bacon es un pintor inglés
del "sistema ablerto".63 Las ciencias posmodernas, tras haber cuyo estilo se ac~rca mucho al expresionismo figurativo que
roto con las metana..rrativas, se justifican a sí mismas en una 1 vemos renacer en los años ochenta. Deleuze entiende la pintura
serle de marcos locales a través del único principio de legitima~ .1. de Bacon y a su propia teoría del deseo como inscritas en una
ción posmodemo: el paralogismo. Lo cual significa imaginación, lógica de la sensa;::ión. La sensación, propone Deleuze, tiene lu-
inventiva, disenso, la búsqueda de paradojas. La única forma en 1 gar cuando sobre el cuerpo actúan fuerzas. El cuerpo, que difie-

376 377
re del organismo, es atravesado por una onda que traza niveles y estómago, ·es auditivo, es táctil. está investido de una serie de
umbrales de acuerdo con sus variaciones de amplitud.67 La sen- fuerzas no visibles que se han tornado visibles en las formas.73
sación es el encuentro de las fuerzas con estas ondas. La sensa- Es la intensidad congelada en lo figura! de la pintura posmoder-
ción tiene lugar cuando una fuerza, como la luz por ejemplo, se na lo que deja libres las fuerzas que convlerteh los cuerpos orga-·
encuentra con las ondas del cuerpo por medio de un órgano, en. nismicos normales de los consumidores de arte en cuerpos sin
este caso el ojo.es órganos. Son esas fuerzas las que crean paroxismos histéricos
Pintar no es reproducir lo visible, sino hacer visible, como fuera del ámbito de lo psicodinárnicamente convencional, a tra-
nota Klee: o .como repite Lyotard, la pintura no deberla ser figu- vés de la li})eración y establecimiento de excesos de presencia. El
rativa, sino figural.69 Lo que esto signlllca para Deleuze es que el objetivo de Bacon es por tanto desregu1ar los sentidos con el fin
tiempo. la inercia, el sonido, las cualidades térmicas, en una pa- de obtener una intensidad de sensación. La estética clínica de
labra, las fuerzas que no son accesibles al ojo deberian hacerse Deleuze compara la música con la pintura. En la música, en la
visibles en la pintura. Si la pintura clásica reproduce formas y la cual el oído se convierte eri órgano polivalente, el cuerpo queda
pintura moderna las inventa, la pintura posmoderna no deberla privado de su inercia. la música de~encarna al cuerpo, lo trueca
hacer ni11guna de las dos cosas. En lugar de eso. deberla tornar en inmaterial. La música se inserta a sí misma en líneas de fuga
visibles las fuerzas. 10 De ahi que las agitaciones en las cabezas que atraviesan el cuerpo, pero que encuentran su consistencia
de Bacon no provengan del movimiento, sino de la presión de las en otra parte. Lo que la música es a la esquizofrenia rabiosa, es
fuerzas. En cada sucesivo rostro de,. por ejemplo, el tríptico la pintura a la histeria. La pintura encuentra al cuerpo en ángu-
Three Studies of an Selfportrait, las zonas donde las fuerzas per- los en los que el cuerpo escapa de sí mismo, pero en los que, al
cuten vienen marcadas por una deformación. Cuando Bacon escapar de sí mismo, descubre la materialidad de que está com-
pinta cuerpos, pinta fuerzas. De ahi la extraordinaria pasividad puesto, la pura presencia de que está hecho.74
corporal en Bacon. Bacon no reproduce en sus cuadros un cuer-
po sometido a torturas, sino al cuerpo aislado - tratando de vo-
mitar,' queriendo dormir- sobre el que actúan fuerzas. Para Ba- POSMODERNIDAD CULTURAL: HACIA UN TIPO IDEAL
con - como hace en su reinterpretación de Inocencio x de Veláz-
quez- ·pintar el grito de un Papa no es pintar el espectáculo que Recapitulemos las líneas principales del marco de la posmoder-
da lugar a él, sino pintar las fuerzas invisibles que són su condi- nidad, cuyos elementos he trazado más arriba a través de un
ción. Pero este supuesto de pasividad, este pesimismo, es sola-" tratamiento de Foucault, Lyotard75 y Deleuze. Tal marco nos su-
mente un lado de la sensación. El otro es el optimismo de un ministra una explicación de la producción, contenido y formas
grito que es él mismo una lucha del cuerpo visible contra la fuér- de consumo de las formas del arte posmodernista, así como
za inVisible, contra la fuerza que lo descompone. Es el cuerpo también nos proporClona un bosquejo de cómo estas últimas
cuya figura torna visible a la fuerza. El grito es, por tanto, vida, pueden ser asimiladas por las ciencias humanas. Nos suminis-
deseo, en lucha contra la fuerza.71 tra líneas rectoras para la comprensión de las formas posmoder-
Lo posmodemo para Deleuze significa una cultura de la sen- nas de conocimiento y de las luchas micropoliticas de la vida
\ saetón no solamente para el pintor y la ·pintura, sino también diaria. 1) El arte posmoderno se basa en una libido descodifica-
· para el consumidor de arte y para la ciencia de la crítica. La pre- da o semicodificada, en el inconsciente, para producir una litera-
.sencia, escribe Deleuze, es la primera palabra que a uno le viene tura y bellas artes que rompen con la estética clásica de la
·a la mente cuando mira una pintura de Bacon.12 Lo que Deleuze representación y con el formalismo de la modernidad. Penetra
llama una estética clínica también se extiende, por tanto, al con- hasta el interior de los significantes, hasta lo real, Jo material. la
'sumidor del arte, que es también concebido según el mopelo de sensación, lo que Barthes hace ya muchos años describía como
la histeria. Ws fuerzas - las líneas y colores de la pintura- el grado cero de la escritura. El arte posmoderno no solamente
invisten de energía el ojo o más exactamente crean el ojo como estriba en el·deseo y opera desde una posición ubicada en la
órgano polivalente de la superficie del cuerpo. El ojo está en el sensación, sino que también encarna deseo. La intensidad de la

378 379
libido encarna en una obra de arte y, por tanto, transmitida al HABERMAS VERSUS LOS NEONIETZSCHEANOS
consumidor aumenta en proporción al grado en que se aparta
de lo representacional. Además, la forma y contenido del arte
El problema de los derechos
posmoderno. por ejemplo en el teatro de Peter Brook. es corpo-
ral y en cierto sentido proviene del inconsciente. 2) El efecto
sobre el consumidor, el espectador, el público, se produce La discusión anterior estaba en parte pergeñada como réplica a
igualmente por medio del inconsciente. Corrientes de libido en- los ataques explicltos de Habermas a la teoría y estética posmo-
carnadas en el libro, en el cuadro o en la pieza musical produ- dernistas, ataques- que incluso una serie de comentaristas pró-
cen fuerzas que dan lugar a sensaciones cuando percuten ximos a las posiciones de la Teoría Crítica han encontrado algo
sobre ~os cuerpos de los consumidores a través de un ojo u oído exagerados.76 E:xjste" sin embargo, en la obra de Habermas
ahora polivalentes. Por la vía de tales órganos medi~dores estas material para Ufüi crí.tica mucho más fundamental de los teóri-
fuerzas fomentan la decodificación y, por tanto, maximizan el ,, cos del deseo, una critica que por implicación qfectaría a los
flujo de libido en el consumidor. Tales efectos sobre el incons- estructuralistas fonceses tales como Barthes. Derrida y Lacan.
cíente se maximizan -y en la misma proporción disminuye la A mi-juicio, seria muy útil empezar esta crítica por la noción de
jerarquía- en la medida en que no sólo queda cancelada la derecho, que en unos puntos está implídta y en otros explícita
separación entre escenario y público, síno que se destruyen los en la teoría de la comunicación. Voy a tratar de explicar prime-
muros del teatro para borrar la distinción entre interior y exte- ro esta teoría de j(,s de:rechos y después la utilizaré como punto
rior. 3) La posmodernidad estética es también crítica, crítica del de apoyo para 1~ crít.i;:a de los neorúetzscheanos.
discurso científico-social, así como de las tendencias formalis- Aunque Albre":ht Wellmer, entre otros, ha llamado al orden a
tas y representacionales en el arte. La crítica cultural, y. en tér- Habermas por la naL!raleza procedimental de su teoría del dis-
minos más generales, las ciencias humanas de la posmoderni- curso práctico, yo creo que esta última puede entenderse en
dad han de complementar a esa crítica. Las ciencias naturales efecto como una te•··ía de los derechos naturales. El proyecto
en la posmodernidad han de oponerse a los criterios de rendi- de Habermas puede considerarse como el intento de desarrollar
miento impuesto por los centros de decisión políticos en las una teoría plausfhle de la racionalidad sustantiva. El considera
sociedades posindustriales, en las sociedades de la informa- esto como el objetivo último de la modernidad, modernidad que
ción, lo cual es una posición que se sigue directamente de la para él - en contras (·e con los escritores a que nos hemos refe-
agonística de los juegos de lenguaje que es inherente a las cien- rido más arriba--· es el proyecto de la Ilustraci.ón. La moderni-
cias mismas, pues el criterio de rendimiento o realizatividad dad es, por tanto, para él un proyecto inacabado, cuyo telos
sólo produce valorización y no invención o disenso.(4-) Para pasa a través de ;a racionalidad formal - de la cual Habermas
todos nuestros autores, este armamento crítico creado por la de la Teoría de in acción comunicativa considera a Ma.x Weber
cultura posmoderna es eminentemente político; a menudo se lo como el propone.:ite clave hacia la posibilidad de una racionali-
entiende en conexión bien concreta con las micropolítlcas de dad sustantiva.7' La búsqueda de esa racionalidad sustantiva
los diversos movimientos sociales. A veces se lo entiende tam- fue el punto de referencia rector, como el propio Habermas
bién en el contexto de la sociedad posindustrial. La política subraya. de la obra de los clásicos de la Teoría Crítica. por lo
aquí - hay que subrayarlo- significa algo más que oponer un menos hasta 19,;<- l. y también es el objetivo a que ha estado
tipo de cultura superior a otro. Por ejemplo, la noción de trans- dedicada toda la obra de Habermas. 1s Sin embargo, la teoría de
gresión de Foucault circunscribe también las pragmáticas de la racionalidad sust:mtiva de la primera Escuela de Frankfurt
los desvíantes y de otros sojuzgados por los efectos del discurso carecía a todas !uces de plausibilidad; en primer lugar, por la
de la vida diaria. La obra de Deleuze y Guattari describe las ausencia de una argumentación sistemática a su favor y en
batallas altamente políticas acerca de la desestructuración del segundo lugar porque se fundaba en una ftlosofia decimonóni-
inconsciente en el mundo de la vida diaria. ca de la conciencia. en una metanarrativa que pocos considera-
rían creíble hoy Habermas, percatándose de esto, desea ofre-
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cernos una convincente teoria de la racionalidad sustantiva - e do, los actos de habla. en tanto que ofertas, llevan anejas pre-
intenta hacerlo, y ésta es seguramente la idea más profunda de tensiones de validez. Aparte de que los actos de habla tienen
Habermas, una idea que resulta aún más brillante para que resultar inteligibles para que el oyente pueda reconocerlos
aquellos de nosotros que nos hemos acercado a Habermas des- como válidos, las pretensiones de validez incluyen aserciones
pués de una educación teórica mf;is bien de tipo francés- a tra- acerca de la verdad de las proposiciones en relación con el
vés de la filosofia del lenguaje del siglo xx. El lenguaje, no la mundo extralingOistlco: pretensiones de rectitud o adecuación
conciencia, es la diferencia especifica humana que está a la de las locuciones en relación con el mundo social, y pretensio-
base de su teoria de la pragmática universal. nes de sinceridad de las locuciones en relación con el mundo
La visión habermasiana del lenguaje es una visión contra la subjetivo. Más explícitamente, Habermas habla de actos de
que saussurianos como Derrida o semióticos como Eco (quien habla constatlvos, en relación con el mundo externo. de actos
ha adaptado a Saussure para construir una pragmática peir- de habla regulativos en relación con el mundo de las normas
ceana) tendrían poco que objetar. 79 A diferencia del realismo . sociales y de actos ·de habla expresivos en relación con el
empirico del primer Wittgenstein, para quien el lenguaje susti- mundo subjetivo.si
tuye a la conciencia como espejo de la naturaleza, los signHl- Los actos de habla constatlvos y regulativos guardan una
cantes de Habermas no van directamente colgados de los obje- especial proximidad con un mundo que se sitúa aparte de. pero
tos del mundo externo. A diferencia de algunos enunciados un junto a. el mundo de la acción de Habermas. Se trata del
tanto ingenuos que cabe encontrar en textos de Saussure y de mundo del discurso o de la argumentación. Si un acto constati-
Barthes, Habermas evita toda noción de signo en que el signUl- vo es rechazado y son también rechazadas las tentativas de
cante esté en alguna conexión natural con el sign.Ulcado o con- fundamentarlo e~piricamente. entonces probablemente pase-
cepto. El entenderse, en la comunicación entre interlocutores, mos al mundo del discurso teórico. Si se rechaza un acto regu-
se produce. en vez de eso, por una asignación de sign.Ulcantes a ~ latlvo y las normas sociales vigentes en que el hablante trata de
significados. la cual es convencional y ligada a reglas. La única fundamentarlo se rechazan, también, hablante y oyente pueden-
disparidad con Saussure, de la que no puede decirse que sea pasar el mundo del discurso práctico. en que se presentan
también una disparidad con Eco, es que las reglas sustituyen argumentos en favor de la validez o no validez de las normas
al juego de las diferencias de elementos, y el énfasis sobre la mismas. 82 Como lo que pretendo es mostrar la convergencia
parole en vez del énfasis sobre la langue.ao Para los estudiosos entre la acción comunicativa de Habermas y la doctrina de los
de la filosofia francesa es como si Habermas no sólo hubiera derechos naturales -y pronunciarme sobre la validez o no vali-
robado bastones y balones a los estructurallstas y posestructu- dez de algo así como una critica habermasiana del estructura-
ralistas franceses. sino que los hubiera utilizado para hacerse llsmo/posestructuralismo-, mi interés se centra, por supues-
con las riendas del juego anllilustración que venían jugando. to, en el discurso práctico.
La pragmática universal de Habermas no se basa por Voy a señalar, pues, una serie de razones que me llevan a
supuesto en los teóricos franceses, sino en los escritos de creer que el discurso práctieo de Habermas es a todos los efectos
Austin y Searle. Para Habermas la meta de una racionalidad equivalente a la doctrina de los derechos naturales.
sustantiva que se proponía la Teoria Critica - un mundo libre 1) La racionalidad sustantiva que fue el objetivo de la primera
de toda forma de sojuzgamiento- es inherente a la verdad, o a Teoria Critica y de Habermas tiene que implicar derechos natu-
la validez intersubjetiva, en relación con la cual quedan situa- rales sustantivos. Y la razón de ello es porque ambas encarna-
dos todos los actos de habla. Los actos de habla. en términos ciones de la Teoña Crítica tratan de aplicar la razón ante todo y
genéricos, tienen por objeto establecer un marco especifico de sobre todo a la esfera normativa del mundo social. Los derechos
relaciones interpersonales. Los actos de habla para Habermas y obligaciones son cualidades inherentes a todas las normas. y
son lo mismo que ofertas. Es decir, pueden ser aceptados o esto es verdad por el hecho de que todas las normas contienen
rechazados por el oyente. Los actos de habla son aceptados por imperativos cuya naturaleza vinculante dimana de una fuente
los oyentes si éstos los reconocen como válidos. En este sentl- que es externa a la norma misma: y todas las obligaciones socia-

382 383
les Implican la existencia de derechos. Y la Jo_tstlfkación racional 4) Sin embargo. las doctrinas del derecho naturai de la Ilus-
(en cuanto distinta de las justificaciones insutu'.:lonales) de los tración, con el final de las grandes metanarralivas, se han hecho
derechos y obligaciones es, en contraposicló:r: cci1 el positivismo hoy más bien implaus~bles. O bien infieren enunciados presciipti-
jurídico. la diferencia específica de la teona ,fo los derechos vos a pariir de enunciados descriptivos, o se basan en suposicio-
naturales. 83 nes lniciales sobre las pe:rnonas en estado de naturaleza, que muy
2) Correspondientemente, la primera Teo:'.ia ::-:rítlca y Haber- pocos de nosotros aceptaríamos en la actualidad. O como ocurre
mas quieren extender y desarrollar la raclo~1alid.ad formal (tipo en los Principios metajisicos del De;echo de KantB? taJes teorias de
Ilustración) de las normas sociales hasta co-:ive!'iirla en una ra- los derechos se basan en un fundamentalismo excesivamente
cionalidad sustantiva. Weber no sólo habla de ,,racionalidad for- fuerte, en una versión fuerte de un planteamiento trascendentai
mal y sustantiva. Sino que en su sociolo ~ía del derecho de que muy pocos consíderarian aceptabie hoy. Los planteamientos
Economía y Socíedad habla también de ley :;atural forrn2! Y de de Ja filosofía de la conciencia están. por supuesto, también pre-
ley nafüral sustanliva asociando la primera un ;;·, burgues1a Y la sentes en Kant al igual que lo están en el discurso prádico de
segunda con la clase trabajadora.M Los derrchos naturales for- Hegel y en la temática de los derechos del JOVen Marx, de Lukács
males burgueses serían discursivamente fu:nda:.nentables. pero y de las primeras obras de Horkhcimer, Adorno y Marcuse. Por
aún dejan intactas una serle de formas innecesédas de domina- consiguiente, tales teorías carecen también de credibilidad. La
ción y pasan por alto la necesidad de reallnclón de un impor- contrtbución capital de Habermas ha consístido en ofrecernos
tante conjunto de necesidades humanas. :::.e considera a los una versión de la doctrina de la justicia natural, del discurso
derechos naturales sustantivos como un r~.medio para ello Y práctico, que rompe tanto con e1 fuerte fundamentalismo de Kant
como un cumplimiento de estos dos objetives rGrmativos .de la como con la filosofia de la conciencia. La teoría de Habermas.
Teoría Crítica. como es bien sabido, es procedimiento, pero en una epoca en que
3) La critica de Marx incluía. corno doctrir:::;. n::gativa; una crí- nos inclinamos a rechazar los supuestos sustantivos de las teo-
tlca a los derechos naturales formales burgu'°ses en la Crítica de rías antes mencionadas, a mí. me parece que cuaiqukr teoría plau-
la Filosofia del Derecho de Hegel y, como doctrl'-'a positiva, una sible de los derechos naturales tiene que ser pro;::edimental. ..El
teoría de las necesidades humanas cuya satisíatción venía pro- renacinúento de las doctrinas dt:: bs derechos naturales para el
metida por las normas de una futura socie:laC. cornunJsta. En público de habla inglesa ha venido ::at2Jizado muy principalmente
este sentido, dado que en la obra de Marx exJs:"'°n una serie ~e por la obra de Rawls. La teoría d'°· Rz:wls es altamente procedi-
argumentos en favor de la validez de tales no~nns. es plausibie mental en el contenido y ha s1clo ccmparada ele maI1ern un tanto
decir que el marxismo lleva implícita una tecna :::obre una justi- prolija con la de Habermas por mús de un filósofo anglosajón.ss
cia natural sustantiva. La importancia de las neu::sidades huma- La aplicación jurisprudencial de ia obra de Hawls ha tenído lugar
nas, a menudo en conjunción con nociones ;:::::en'a de una jus~­ sobre todo a través de io!:: escritos de R. Dworkin, que en sus dis-
cia universalista o sustantiva. ocupan tan:.bifn una pos!cion cusiones con el positivismo jurídico, ha definído los derechos
central en la obra de Lukács y en las prlr:1eras obras de los naturales o morales literalmente en térmmos del desempeño dis-
miembros de Ja Escuela de Frankfurt. Tamb1~n :3.on centrales en cursivo de derechos inherentes a l2.s norm;:4s jurídicas. Los dere-
Habermas, dado que la justificación de las norma.s en el discur- chos naturales de Dworkin vienen definidos por contradístinción
so práctico, que Habermas defiende, conskte en una serie de así con los derechos jurídicos que caracterizan a ias leyes del
argumentos relativos a necesidades humanas g?neral~zables. 85 Estado como con los derechos insci-ítos en las normas inslitucio-
En este sentido. lo que estoy defendiendo es que ia teona haber- nales. En Jugar de eso, son derechos que vienen apoyados por el
maslana de la justicia natural es una contribucJé,n señera al de- discurso razonado.89 Y a nú me parece que ha sido una idea simi-
sarrollo de una ética marxista. Un proyecto al que escritores lar por parte de Habermas la que le ha conducido a basarse más
bien alejados de la tradición de la Te01ia Cr5t~ca. tales como G. bien en la teoría de Searle de ios actos de habla, que en la teoría
A. Cohen, se han referido en relación con las doctrlJJas de la jus- de Austin, dado el supuesto de este úl1.imo de que los actos de
ticia natural. 86 habla están institucionalmente situados.9o

384 385
5) Habermas, Rawls y Dworkin profesan una teoría procedi-
mental en la medida en que las normas sólo se consideran váli- · Foucault llama jurídico-discursivo. En el periodo moderno Jos
das si pueden ser aceptadas o escogidas por individuos racional- dualismos desaparecen; el discurso se torna inmanenllsta y el
mente autónomos. En su defensa podría alegarse que una serle poder opera ínmanentemente, ya no opera represivamente y
de derechos naturales de que hablaba la Ilustración eran tam- desde arriba, sino positivamente y, como él dice, en las venas
bién derechos procedimentales. Por ejemplo, el debido proceso capilares de la sociedad, como una fuerza normalizadora e indi-
ante un tribunal. las garantías de generalidad de la ley, Y el viduante.93 SI entendemos los derechos en términos de los pode-
derecho a elegir representantes políticos. . . . res justificados que se adscriben a los individuos,94 entonces
6) Finalmente, en el contexto de la sociolog1a del conoc1m1en- tiene que haber una segunda instancia. separada, típicamente el
to, es dificil creer que Habermas no se viera afectado en su Estado o las teorías políticas mismas - como las doctrinas de los
juventud por un importante número de doctrinas (sec:ilares Y derechos naturales- que hagan de justificantes. Pero para
cristianas) de la ley natural que estuvieron en circula~lon .en Ja · Foucault tales nociones van asociadas con el período clásico y
Alemania de posguerra como reacción contra la expenenc1a del están pasadas de moda en el peor sentido del término. Foucault
Tercer Reích. 91 se refinó también a un modelo jurídico discursivo, aunque en
He dejado sentado, me parece que razonablemente, que. Ja esta ocasión un tanto elípticamente, en sus críticas al Estado
teoría del discurso práctico de Habermas puede ser entendida 1 soviético.95 En su ansiosa e integral hostilidad antiplatónica con-
como una teoria de los derechos naturales. Tal teoria es a mi . tra cualquier forma de conceptuación que contase con dos mun-
juicio un elemento necesario de cualquier marco con_cep~1:1al dos, Foucault tiró al niño liberador (los derechos naturales)
cuyo objetivo sea oponerse al sojuzgamiento y a la dommac10n. junto con la bañera estatlsta.
Me gustarla volver ahora a los teóricos franceses, ~voy ~ sost:- Un similar rechazo de los derechos naturales es también parte
ner que el estructuralismo posestructuralismo exc.uye s1stema- integrante de las periodizaciones históricas de Deleuze y de
·ticarnente tal noción de derecho. Y a esta situación se refiere Lyotard. Para los désirants el capitalismo y la modernidad son
oblicuamente Habermas cuando defiende los derechos constltu- resultados de un proceso de decodificación del deseo. En la so-
clonales procedentes de la Ilustración contra lo qu~ él considera ciedad prernoderna el deseo está altamente cargado de símbolos.
el ethos irracionalista de la estetica posmodermsta. Richard En el capitalismo el símbolo deviene signo y el deseo sólo viene
Rorty, que está muy lejos de ser un amigo incondicional de la codificado por la forma mercancía. En este contexto los derechos
ª.
Ilustración ha hecho un reproche similar Foucault quien en naturales de la burguesía serían resultado de la codificación del
una entrevista con los rnaoístas franceses sobre justicia popular deseo por la forma mercancía. Deleuze y Lyotard no han defendi-
ponía en tela de juicio aun los débiles residuos de legalidad qu: do, como lo ha hecho Habermas, el reforzamiento de los derechos
quedaban en los tribunales populares de la China de Mao. ¿Q~e naturales y su extensión hasta incluir derechos sustantivos en
necesidad tenemos de ninguna clase de tribunales?. parec1a una posible sociedad poscapitalista. En lugar de eso, para los
decir Foucault.92 En la medida en que Foucault, al igual que désirant.s el final del capitalismo estaría asociado con una com-
Lyotard o Deleuze, era un anarquizante abogado ~e la revolu- pleta decodificación del deseo y con la ausencia, por consiguien-
ción del deseo contra toda clase de estructura, hab1a que pres- te, tanto de derechos formales como de derechos sustantivos.
cindir de toda legalidad, ya fuera ésta burguesa o proletaria, for- Consideremos teóricos franceses tales como Barthes y como
mal o sustaricial. . Derrida que escriben en una línea semiótica y discutiblemente
Pero existe un rechazo más sistemático de toda noción de. estructuralista. El gran avance de los teóricos del deseo sobre
derecho por las diferentes modalidades de posestructuralismo los semióticos radica en que los primeros, catalizados por los
estructuraJismo. En la versión genealógica que Foucault hace de sucesos del '68, suministran una teoría del poder que faltaba
la ftlosofia de la historia, el periodo clásico (1650-1800) queda notortamente en los segundos.96 En ausencia de una concepción
asociado con epistemologías dualistas {bien fueran racionalistas del poder, del poder sobre las personas y del poder sobre las
o empiristas) y por un paradigma dualista del poder al que cosas, y dado que los derechos, por defmición, implican tales
poderes, no es posible una noción de derecho.97 Asúni13mo, el
386
387
como una ofensiva que trata de restaurar la creencia en la uni-
antldualismo inherente a los ataques de Dernda contra la "meta- dad. el consenso_y la armonía en unas socíedades capitalistas y
fisica de la presencia", contra la identidad de significante Y sig~i­ socialistas hendidas por la paradoja. La obra de Habermas, y
ficado, de habla y concepto, excluyen corno he defendido mas principalmente lo que Lyotard considera los ataques de Ha6er-
aiTiba Ja posibil!dad de derechos. Vagas nocíones de justicia mas contra la innovación en las artes y en la literatura, pueden
basadas en llamadas en favor del libre juego del significante, del entonces ser entendidos como partes de este esfuerzo consen-
deseo o de los juegos del· lenguaje, no pueden sustituir a e~ sual.98
detallada teoría de los derechos sustantivos que imbuye la nocion En La condición posmod.ema podemos distinguir cinco líneas,
del discurso oráctico de Habermas. Las llamadas de escritores relacionadas entre sí, de crítica de Lyotard contra Habermas,
tales como L~otard en favor de la libertad de invención de los centradas todas ellas en la problemática habermasiana del con-
artistas y de ios científicos frente al poder del Estado no repre- senso.
sentan garantías para el individuo ordinario contra la violación 1) La teoría de Habermas se basa en las grandes metanarrati-
pública de sus derechos ni tampoco representan una garantía de vas. Esta opinión no es del todo válida. Como vimos más arriba,
un cierto nivel de satisfacción de las necesidades humanas. la teoría del discurso práctico de Habermas ha ganado tan
Los neonietzscheanos, en su Implacable hostilidad contra el amplia credibilidad precisamente porque rompe con ios funda-
poder del Estado, han roto con todo concepto de ju~ti.ficación mentalismos caractertsticos de las metanarrativas. Sin embargo,
discursiva de las normas lo cual deja sin protección al individuo como Habermas se niega a separar su teoría descriptiva de la
frente a ese Estado del que es dificil desembarazarse. sociedad de su dóctrtna ética, se ve en la necesidad de situarla
bajo otro metarécit, esta vez el de teoria de ia evolución social. Y
hasta el momento la evidencia que Habermas ha presentado
UN CONSENSO PROBLEMATICO: LYOTARD VERSUS HABERMAS para la identificación que lleva a cabo de desarrollo moral y evo-
lución de las sociedades es bastante débil.99
En un artículo más reciente, Lyotard, respondiendo más bien di- 2) Habermas pretende una regularización de los juegos de
rectamente a los ataques de Habermas contra la posmodernid~d lenguaje. Lyotard toca originariamente este asunto en su discu
teórica v estética, hizo también su contribución a la controversia slón sobre la ciencia; una discusión que sugiere un distinto
acerca de la posmodernidad. Desplazando un poco los registros enfoque de la argumentación en favor de la neutralidad valorati-
respecto de lo que fue su obra a principios y a mediados de los va de la ciencia y un ataque contra la negativa de la Teoria Cri-
años setenta y siguiendo conscientemente a W. Benjamin, argu- tica a separar lo normativo de lo teórico. Se trata de una argu-
menta que la modernidad posmodernidad estética radica en la mentación en favor de la neutralidad valorativa de la ciencia que
naturaleza inestable y contradictoria de las formas de arte que no se basa en ninguna esperanza ue objetividad en las ciencias
corresponden a la condición disarmónlca y surcada por las cri- naturales o humanfl.s. sino que exige en nombre de una ética (de
sis. propia de las sociedades del siglo XIX y del XX. No muy
consonancia con sus anteriores ataques al significante, pero solo
:n la "libertad" y de la "inventiva") libertad respecto de las interfe-
rencias políticas en los distintos juegos de lenguaje de la ciencia
de paso. Lyotard distinguía una modernidad estética cuyo conte- (con indiferencia de que esa libertad venga o no constituida con-
nido registra el hundimiento de la identidad y totalidad (sus sensualmente).100 Habermas ha respondido en parte a este tipo
ejemplos son el expresionismo alemán y Proust). de ~a posmo- de críticas sugiriendo en ocasiones que la racionalidad comuni-
dernidad en la que la inestabilidad y la representaclon se regis- cativa se sitúa en una serie de esferas autónomas de la vida
tran también en la forma (sus ejemplos son Picasso y Joyce). social, y. de forma más sistemática. insistiendo en la separación
Yendo más al grano, aquí Lyotard utlllta a Benjamin contra kantiana de lo estético, lo práctico y lo teórJco como nota carac-
Habermas. Entiende las tendencias que se registran a principio teristlca de la modernidad. Lyotard parece dispuesto en este
de los años ochenta tanto hacia un nuevo representacionallsmo punto a conceder a Habermas el beneficio de la duda. pero
como hacia un nuevo kitsch ecléctico corno un golpe contra la entonces pregunta en relación con la fuerte noción de un_iversa-
experimentación de la modernidad y la posmodernidad estéticas,
389
388
lidad con que opera Habermas, así como en relación con la ya que la estética modernista no equipara ya el valor estético con
omnipresente interarticulación de lo estético, lo normativo y lo la belleza. Recomienda una estética moderna/posmoderna de lo
teórico, ucómo puede entonces Habermas ser capaz de realizar sublime, los elem~ntos de la cual pueden encontrarse en la
sus síntesis efectivas•.101 Esto nos lleva a plantear una cuestión Critica del Juicio de Kant. Y Lyotard entiende lo sublime en tér-
relacionada con Ja que acabamos de exponer pero que es central. minos de los ambivalentes sentimientos de placer y de dolor que
No se trata tanto de los problemas que se le plantean a Haber- resultan de la contemplación del arte que presenta lo impresen··
mas cuando se le pregunta por las condiciones para llegar a una table, lo que Kant entendería como entidades carentes de for-
racionalidad comunicativa, cuanto de Ja cuestión normativa de ma.101 La analogía freudiana procede aquí, a mi entender, de la
por qué hemos de considerar deseable una ética de Ja racionali- comprensión de lo impresentable por Lyotard en términos de
dad comunicativa. La ética de Habennas depende en buena parte juego de fuerzas libídinales. Pero esta crítica específica a Ha-
de Ja psicología del desarrollo moral de Kohlberg. La acción co- bermas me parece que yerra el blanco. (¿Es que Habermas ha
municativa se concibe como una etapa superior a la 6, que es Ja expuesto en alguna parte alguna opinión sobre lo usublime"' de
etapa más alta en el esquema de Kohlberg. Las etapas 4 y 5 co- Kant?) Sin embargo, la teoría de la autorreflexión de Habermas,
rresponden, corno ha subrayado Steven Lukes, a doctrinas éticas que sugiere el control cognoscitivo de las coacciones del incons-
que suscribirían buena parte de los filósofos políticos contempo- ciente y el volver transparente a este último en orden a ayudar a
ráneos con muy buenos argumentos. ¿Cómo pueden Kohlberg y ' Ja subjetividad a emanciparse de esas coacciones, rnereceria la
1
Habermas suponer, y a menudo de forma un tanto ingenua, la ~ condena de la estética kantiana de Lyotard.108 Pues, ¿no es pre-
superioridad de la etapa 6 y de la ética comunicativa?102 ', cisamente en esas ~coacciones" e uilusiones" donde sé basa la
3) Lyotard señala que la exigencia de Habermas de que Jos riqueza, la impredictibilidad creativa y el intercambio comunica-
artistas deben estar más próximos a las experiencias y prácticas tivo de la vida diarta centrado en la comunidad?
de la vida diaria puede tener efectos negativos sobre Ja creativi-
dad de la vanguardia.100 En este aspecto Habermas no diferiría
muy significativamente del conservadurismo cultural tanto del NOTAS FINALES
Este como del Oeste.
4) Habermas destruye la heterogeneidad de los juegos de len- Las críticas de Lyotard son importantes o, por lo menos, debe-
guaje. Esto es una versión fuerte de la objeción algo más débil de rían serlo para Habermas. Vienen a decir que Habermas, al tra-
Lyotard y de otros de que lo que desea Habermas es producir una tar de conseguir el objetivo que se propuso la Teoria Crítica de
socíedad totalmente transparente.104 Habermas ha rechazado una emancipación respecto a las formas innecesarias de poder,
esta objeción, pero los argumentos son más bien tangenciales, acaba de hecho reforzando, a través de su ethos de la universali-
alusivos y dillcilrnente convincentes.1os La objeción más fuerte dad y el consenso, ese mismo poder y. por tanto, socavando los
que hace aquí Lyotard es que la defensa de la transparencia por fines de la Teoría Crítica. Los reproches, por otro lado, que desde
parte de Habermas, transparencia que c~mporta una identidad una perspectiva habermasiana pueden hacerse a la ausencia de
de significado y significante, constituye un apoyo a las estrate- un concepto de justicia sustantiva en los neonietzscheanos son
gias culturales realistas y totalizantes del poder político contem- también, como he tratado de demostrar, bastante válidos. Esto
poráneo. no excluye, sin embargo, la posibilidad de una teoría de la
5) Lyotard afirma que es posible que Habermas esté confun- acción social que sea coherente y consistente y que abarque las
diendo la noción kantiana de lo sublime con la sublimación freu- aportaciones positivas de ambas corrientes teóricas y evite los
dlana y que la estética sea todavía para Habermas una cuestión defectos que he subrayado. La presentación de tal teoría queda
de belleza.100 Lo que Lyotard parece querer decir aquí es que, en fuera del alcance de este articulo. Pero habría que notar que una
efecto, Habermas. rechazaría la noción kantiana de lo sublime teoría que dé una importancia central .a nociones de justicia
como base de una estética modernista y que en lugar de eso natural, como hace la de Habermas, puede prescindir de una
adoptaría Ja noción también kantiana de belleza. Ly'otard subra- teoría de la evolución social y de nociones fuertes de consenso y

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universalidad. Y si Habermas resulta convincente en lo que res- do en los instlntos-111 podría aplicarse igualmente a los escrito-
pecta a la cuestión de los derechos y de la razón moral, no es a res franceses. También contra las implicaciones relativistas de
causa de, sino más bien a pesar de, estos últimos aspectos de su las concepciones cíclicas y contingentes de la historia, tanto el
problemática.109 Tampoco estoy de acuerdo con el papel subordi- teórico de la racionalidad comunicativa como los teóricos de la
nado (e incluso sojuzgado) que Habermas asigna a lo estético y a problemática del deseo se inscriben en una noción lineal de
lo sensual, y por cierto tampoco Lyotard y los demás neonletzs- tiempo histórico.· Habermas es aquí el liberal: Foucault, la ima-
cheanos tienen que romper tan radicalmente con la justicia y la gen invertida del liberal; y los désirants, los lectores optimistas
racionalidad sustantiva para acentuar la importancia del deseo y de la historia como un proceso evolutivo de decodificación.
de la creatividad estética. La obra de Habermas sugiere una Además. ambos se encuentran en una posición similar res-
noción tripartita, cuasi-kantiana. de acción, en la que la facultad pecto al marxismo. Tanto Habermas como los neonietzscheanos
cognitiva queda en una posición de dominio frente a las faculta- han venido a ocupar e incluso a dominar el centro del escenario
des morales y especialmente frente a la facultad estético-sen- de la teoría social en competencia con un marxismo que ha
sual. Habermas entenderla aquí. de forma parecida a Kant. la empezado a declinar con rapidez en los años ochenta. Ninguno
relación de estos componentes según el modelo de una legisla- de los dos asigna ningún papel especial a la clase trabajadora y
ción "heterónoma" y "autónoma~ en la que la autorreflexión des- ambos resultan atractivos como recursos doctrinales para los
cribe la relación del componente cognitivo con los componentes movimientos sociales. Aunque ninguno ha explicado todavía el
moral y estético-sensual. Y aunque parezca extraño, Lyotard y posible papel que tales fuerzas puedan tener para un eventual
otros teóricos franceses presentan en realidad Imágenes inverti- cambio social. Y ésta es una ausencia que, según parece, viene
das de este esquema y entenderían al agente autónomo en tér- determinada por un cierto elitismo que empapa a ambos cuerpos
minos de la legislación del componente estético-sensual en rela- de pensamiento. Habermas ha acusado a los franceses de un eli-
ción con el cognitivo y el moral. A rrú me parece que es preferible tismo en que un ámbito estético trascendental está muy lejos de
romper con estas dos versiones del modelo legislativo kantiano y quedar suficientemente vinculado a lo social. Aunque he defen-
considerar la acción en términos más "dialógicos", según un dido a los neonietzscheanos contra la acusación de Habermas de
modelo en el que lo cognitivo y lo moral veng;:w enriquecidos y que carecen de una ética y de una política, tal elitismo es eviden-
sostenidos por lo estético-sensual, y en el que este último se vea te en el rechazo por Lyotard de la cultura popular en unos tér-
continuamente reestructurado por la razón teórica y práctica.11o minos que recuerdan a Adorno.112 Por otro lado, el modelo de
Quizás. en esta línea, William Morris tuvo razón a1 concebir la que hace uso Habermas en su teórica de la evolución social tam-
dominación del capitalista sobre el trabajador en el proceso de poco se presta sin matizaciones para las luchas de la vida diaria.
trabajo en términos de una obstrucción de la creatividad estéti- Un punto final de comparación se refiere a que ni Habermas
ca; una concepción que evoca una comprensión estética de la ni los escritores franceses conceden a los usos del símbolo la
defensa ~oral de derechos sustantivos en las relacíones de pro- importancia que mere.cen. Tanto la Teoría Critica como los neo-
ducción. nietzscheanos toman como punto de partida y como apoyo nor-
Dicho esto. habría que señalar también una serie de puntos mativo la importancia de las resistencias a lá.s formas de domi-
de convergencia entre Habermas y los teóricos franceses. Quizá nación. Las nociones de racionalidad sustantiva y la idea de
el más importante sea que ambos rompen con los relativismos derechos sustantivos. desarrolladas ampliamente a través de la
que tan preponderantes han sido .:!Il la teoría social de las últi- reflexión crítica han sido importantes recursos -para los movi-
mas décadas. Contra esos relativismos ambas corrientes teóricas mientos obreros, para el antirracismo, para el feminismo, por
se atienen a una forma más o menos débil de fundamentalismo. citar tres ejemplos- para resistir a la ·dominación. Los estudios
Esto es patente en el caso de Habermas. Más arriba describimos sobre la historia del movirrúento obrero contienen numerosos
su teoría de las fundamentactones normativas. Pero lo que ejemplos de grupos de trabajadores que han entendido las nocio-
Habermas ha dicho de Marcuse - a saber, que rechazó un dis- nes de justicia formal de la Ilustración en términos de nociones
curso práctico basado en la razón para sustituirlo por otro basa- más sustantivas de justicia que les sirvieron como recursos ideo-

392 393
lógicos en las luchas laborales y políticas.113 La problemática en bridge Univesity Press, 1980; Sherry Turkle, Phychoanalityc Politics,
Jacques I..acan and Freud's French Revolution, London, Burnett, 1979.
torno al deseo y al cuerpo, por un lado, y a la codificación y re- 6 "Structural!sm and Post-Structuraltsm: An lnterview with M!chel
presión por medio de la estructura, de otro, han tenido también
un potencial (y signUlcación) explicativa para resistir a la domi-
nación a finales de la década de los setenta y en los movimientos
~. Foucault, by Gerald Raulet•, en Telos, núm. 55, primavera de 1983, pp.
195-211.
7 Michel Foucault, Madness and Civüization, A H!story of Insanity in
sociales (reburguesizantes) de los ochenta.114 Ninguna de e.stas
interpretaciones del poder y de la resistencia parecen, sin
embargo, entender la importancia que grupos subordinados ejer-
/
t
1
the Age of Reason, London, Tavistock, 1967; M. Foucault, Les mots et
les choses, una archeologie des sciences humaines, París, Gallimard;
1966. Para la distinción entre "hermenéutica· y "semiología", véase Fou-
cault, "Nietzsche, Freud, Marx" en Cahiers du Royaumont, Nietzsche,
cen a través de los rituales, la construcción de la identidad
:aris, Edi~~o~s ~u Minuit,. 1967. Sobr~ ei lengu:Je. no-discursivo y ia
1
colectiva a través del símbolo, que con la renaciente influencia transgres1on vease, por ejemplo, DaVld Carro!, D1sruptive Discourse
de la antropología y con el nuevo papel central de los estudios
culturales, 115 está empezando a cobrar una central importancia
en las ciencias humanas de fines del siglo xx.
1
1
and Critica! Power; The Conditions of Archeology and Genealogy",
Humanities in soeiety, 5, núm. 3, 4, 1982, pp. 175-200. Véase además C.
Lemert and G. Gillan, Michael Foucault Social Theory as Transgression,
New York, Columbia Unívesity Press, 1982.
1\ B M. Foucault, "Lenguage to lnfinity", en Idem, Lenguage, Counter
·'- Memory, Practíce, David Bouchard (ed.), Oxford, Blackwell, 1977, p. 54.
9 Ibid., pp. 62-63.
JO Michel Foucault. Suroeillir et punir. Naissance de ia Prision, Palis,
Gallimard, 1975; M. Foucault, Mol. Pierre Riviere, Paris, 1973,
11 Foucault, "Language of infinity", p. 59.
12 Ibid., pp. 62-63.
NOTAS 13 Ibid., p. 66.
14 Michel Foucault, "A Preface of transgression", en Lenguage, Counter-
I Jürgen Habermas, "Modernity versus postmodernity", New German Memory, Practice, pp. 29-52.
Critique, num. 22, 1981. pp. 3-14; J. Habermas, "The Entwinement of 15 Ibid., p. 30.
Myth and Enlightenment", New German Critique, núm. 26, primavera de 16 !bid., p. 33.
1982, pp. 13-30. Se presentó una versión prelirrúnar de este articulo en 17 ibid., pp.30-32.
la conferencia anual de la Sociolog!cal Association sueca, en Orebro,
18 Ibid., p. 48.
febrero de 1984. Me gustaría agradecer a Brian Longhurst y John Urry
19 !bid., pp. 34-35.
sus comentarios y criticas de esta versión.
20 Jbid., p. 46.
2 J. Habermas, "Neo-Conservative Culture Criticlsm in the Unitd
States and West Germany: An Intellectual Movement in Two Political 21 Michel Foucault, "La prose d'Acteon", Nouvelle Revue FraTJfaise, 135,
Cultures·, en Telos, núm. 56, verano de 1983, pp. 75-89; Daniel Bell, 1964, pp. 444-459.
The Cultural Contradictions of Capitalism, London, Heinemann, 1976. 22 Ibid., p. 446.
Para criticas de Habermas véase Andreas Huyssen, "The Sear ~h for Tra- 23 Ibid., p. 448.
dition: Avant Carde and Postmodernism in the 1970s", en New German
2 4 Jbid., p. 457.
Critique, núm. 22, 1981, pp. 23-40; Peter Bürger, "The signillcance of the
Avant-Garde for Contemporary Aesthetics: A- replay to Jürgen Haber- 25 Foucault, Les mots et les choses, pp. 393-395.
mas·, New German Critique, núm. 22, 1981, pp. 19-22; Anthony Gid- 2 6 Edward Said, "An Ethics of'Language", Diacritícs 4, núm. 2, 1974,
dens, "Modernism and Post-Modernism·, New German Critique, núm. 22, pp. 28-37.
1981, pp. 15-18.
27 Véase Parneia Major-Poetzi, Michel Foucault' s Archaeology of Western
3 Habermas, "Modernity versus Postmodernity", 13; Idem, "Nco-Con- Culture, Brighton, Harvester, 1983, pp. 28-33.
servative Cultural Criticism·, 89.
28 Michel.Foucault, This is not a Pipe, Berkeley, Univers!ty of California
4 Para una distinción similar, pero con criterios diferentes, véase, por Press, 1983, pp. 32-49.
ejemplo, Huyssen, "The Criticlsm•, .89.
29 S .. Gablik, Magritte, Greemv!ch, Conn .. New York Graphic Society.
5 Véase, e.g., Vincent Descombes, Modern F'rench Phüosophy, Cam- 1971.

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