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Proceso administrativo. Planeación, organización, e


jecución, control y evaluación

Giovana de Jesús Espinosa García



30.07.2013

Introducción

El proceso administrativo se refiere a planear y organizar la estructura de órganos y cargos


que componen la empresa, dirigir y controlar sus actividades. Se ha comprobado que la
eficiencia de la empresa es mucho mayor que la suma de las eficiencias de los trabajadores,
y que ella debe alcanzar mediante la racionalidad, es decir la adecuación de los medios
(órganos y cargos) a los fines que se desean alcanzar, muchos autores consideran que el
administrador debe tener una función individual de coordinar, sin embargo parece más
exacto concebirla como la esencia de la habilidad general para armonizar los esfuerzos
individuales que se encaminan al cumplimiento de las metas del grupo.
Desde finales del siglo XIX se ha definido la administración en términos de cuatro funciones
específicas de los gerentes: la planificación, la organización, la dirección y el
control. Aunque este marco ha sido sujeto a cierto escrutinio, en términos generales sigue
siendo el aceptado. Por tanto cabe decir que la administración es el proceso de planificar,
organizar, dirigir y controlar las actividades de los miembros de la organización y el empleo
de todos los demás recursos organizacionales, con el propósito de alcanzar metas
establecidas por la organización.

Proceso administrativo
Concepto de proceso administrativo

Se refiere  a planear y organizar la estructura de órganos y cargos que componen la


empresa, dirigir y controlar  sus actividades. Se ha comprobado que la eficiencia de la
empresa es mucho mayor que la suma de las  eficiencias  de los trabajadores, y  que ella
debe alcanzarse mediante la racionalidad, es decir la adecuación de  los medios (órganos y
cargos) a los fines que se desean alcanzar, muchos autores consideran que el administrador
debe tener una función individual de coordinar, sin embargo parece más exacto concebirla
como la esencia de la habilidad general para armonizar los esfuerzos individuales que se
encaminan al cumplimiento  de las metas del grupo.

Desde finales del siglo XIX  se ha definido la administración en términos de cuatro funciones
específicas de los gerentes: la planificación, la organización, la dirección y el control. Aunque
este marco ha sido  sujeto a cierto  escrutinio, en términos generales sigue siendo el
aceptado. Por tanto cabe decir que la administración es el proceso de planificar, organizar,
dirigir y controlar las actividades de los miembros de la organización y el empleo de todos los
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demás recursos organizacionales, con el propósito de alcanzar metas establecidas por


la organización.

Las diferentes escuelas que identifican al proceso administrativo, definen que


la administración en sí misma, es una actividad compuesta por etapas que forman un proces
o único y estructurado.
Las actividades componentes difieren de escuela en escuela pero, en esencia podemos ident
ificar las siguientes:
1. )
La planificación consiste en un proceso racional para alcanzar los objetivos del modo más efi
ciente siguiendo determinados cursos de acción. Nótese que “metas” y
“objetivos” nos son sinónimos. Los objetivos definen las etapas a cumplir para lograr las meta
s de las propuestas.
2. )
La organización se emplea para distribuir las responsabilidades entre los miembros del equip
o de trabajo, para establecer y reconocer las relaciones y vínculos necesarios.
3. ) La ejecución por los miembros del equipo para
que lleven a cabo las tareas establecidas con pro actividad.
4) El control de las actividades para que se ajusten lo más correctamente posible a
lo planificado

La planeación es decir por adelantado, qué hacer, cómo y cuándo hacerlo, y quién ha de
hacerlo. La planeación cubre la brecha que va desde donde estamos hasta donde queremos
ir. Hace posible que ocurran cosas que de otra manera nunca sucederían; aunque el futuro
exacto rara vez puede ser predicho, y los factores fuera de control pueden interferir con los
planes mejor trazados, a menos que haya planeación, los hechos son abandonados al azar.
La planeación es un proceso intelectualmente exigente; requiere la determinación de los curs
os de acción y la fundamentación de
las decisiones, en los fines, conocimientos y estimaciones razonadas.

La tarea de la planeación es exactamente: minimización del riesgo y el aprovechamiento de


las oportunidades. La naturaleza esencial de la planeación puede ponerse de
relieve mediante sus cuatro componentes principales  que son:

Otra razón por la cual se les ha dado en llamar fase estática y dinámica, es debida a
la relación que se tiene con las
personas. Generalmente en la fase estática se tiene poca o nula relación con
personas, en tanto que en la fase dinámica, existe gran actividad e interacción con otros sere
s humanos

Proceso administrativo. Planificación, organización, ejecución y control

El propósito de cada plan es facilitar el logro de los objetivos de la empresa. Puesto que
las organizaciones empresariales de organización, integración, dirección, liderazgo y
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control están encaminadas a apoyar el logro de los objetivos empresariales,


la planeación lógicamente precede a la  ejecución de todas las funciones.
Para Sánchez Guzmán la planeación es: “Aquella herramienta de
la administración que nos permite determinar 
el curso concreto de acción que debemos seguir,
para lograr la realización de los objetivos previstos”.
Según Terry,
la planeación es “Seleccionar información y hacer suposiciones respecto al futuro para formul
ar las actividades necesarias para realizar los objetivos organizacionales, está compuesta de
numerosas decisiones orientadas al futuro.-
Representa el destinar pensamiento y tiempo ahora para una inversión en el futuro”.
Si observamos cómo se desarrolla la vida de todo organismo social y principalmente la
de aquellos que, como la empresa, forma el
hombre libremente, podemos distinguir dos fases o etapas principales. La comparación con
lo que ocurre en la vida de los organismos físicos podrá aclararnos mejor estas dos fases.
La primera etapa. Se refiere a la estructuración o construcción del organismo.
En ella, partiendo de una célula, se van diferenciando y definiendo los tejidos y órganos,
hasta que se llega a integrar el ser en toda su plenitud funcional, apto ya para
el desarrollo normal de las actividades o funciones que le son propias o específicas.
Qué son las organizaciones
Son estructuras sociales diseñadas para lograr metas o leyes por medio de los organismos
de la gestión del talento humano y de otro tipo. Están compuestas por subsistemas
interrelacionados que cumplen funciones especializadas. Convenio sistemático entre
personas para lograr algún propósito específico. Las organizaciones son el objeto de estudio
de la Ciencia de la Administración, a su vez de otras disciplinas como la Sociología, la
Economía y la Psicología. 
Grupo social compuesto por personas, tareas y administración, que forman una estructura
sistemática de relaciones de interacción, tendientes a producir bienes y/o servicios para
satisfacer las necesidades de una comunidad dentro de un entorno y así poder satisfacer su
propósito distintivo que es su misión. 
Concepto de organización
Es un sistema de actividades conscientemente coordinadas formado por dos o más
personas; la cooperación entre ellas es esencial para la existencia de la organización. Una
organización sólo existe cuando hay personas capaces de comunicarse y que están
dispuestas a actuar conjuntamente para obtener un objetivo común. Una organización es un
conjunto de cargos con reglas y normas de comportamiento que han de respetar todos sus
miembros, y así generar el medio que permite la acción de una empresa. La organización
es el acto de disponer y coordinar los recursos disponibles (materiales, humanos y
financieros). Funciona mediante normas y bases de datos que han sido dispuestas para
estos propósitos.
Concepto de administración
La Administración (lat. ad, hacia, dirección, tendencia, subordinación, obediencia) es la
ciencia social y técnica encargada de la planificación, organización, dirección y control de los
recursos, humanos, financieros, materiales, tecnológicos, del conocimiento, etc., de una
organización, con el fin de obtener el máximo beneficio posible; este beneficio puede ser
económico o social, dependiendo de los fines perseguidos por la
organización. Administración moderna de una organización, centrada en la estrategia y
enfocada a las necesidades del cliente.
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La administración es una ciencia social compuesta de principios, técnicas y prácticas, cuya a


plicación a conjuntos humanos permite establecer sistemas racionales de esfuerzo
cooperativo, a través de los cuales se pueden alcanzar propósitos
comunes que individualmente no es factible lograr.

El proceso administrativo
Es un conjunto de fases o pasos a seguir para darle solución a un problema
administrativo, en él encontraremos asuntos de organización, dirección y control,
para resolverlos se debe contar con una buena planeación,
un estudio previo y tener los objetivos bien claros para poder hacer del proceso lo más fluido 
posible.
Para que el proceso administrativo llevado a cabo sea
el más indicado se deben tomar en cuenta una serie de pasos que
no por ser una parte del todo son menos importantes, por mencionar algunos están,
las metas, estrategias, políticas, etc.
Henri Fayol afirmó que la toma de decisiones también hace parte de las funciones de
la organización, señaló cómo las funciones del administrador la prevención, organización, co
ordinación y control, que expresado en términos más actuales no es otra cosa que
la planeación, organización, dirección y control.
La técnica de planeación y la organización son partes fundamentales en el proceso ya que
ahí radica la complejidad del método que se utilice pues al ser los pasos con más cantidad
de deberes se vuelve un poco más complicado tener el control, pero en estos pasos existen
más sub-categorías que no deben permitir que el procedimiento se salga de control, según lo
que dice la lectura podemos decir que el procedimiento se basa en un programa centralizado
que delega funciones conforme va bajando el nivel de autoridad, esto quiere decir que cada
parte tiene una función específica y que si hubiera alguna falla en cualquiera de estos pasos
sería difícil lograr un procedimiento limpio y eficiente.

Proceso administrativo: planeación, organización, dirección y control

Como complemento de aprendizaje te recomendamos la siguiente video-lección en la que


la profesora María Gisbert, de la Universidad Miguel Hernández de Elche,
de una manera muy didáctica aborda el tema del proceso administrativo y cada una de sus fu
nciones o etapas: planeación, organización, dirección y control.

Etapas o Funciones del Proceso Administrativo


Planeación

Planear implica que los administradores piensen con antelación en sus metas y acciones, y
que basan sus actos en algún método, plan o lógica, y no en corazonadas.
La planificación requiere definir los objetivos o metas de
la organización, estableciendo una estrategia general
para alcanzar esas metas y desarrollar una jerarquía completa de
Planes para coordinar las actividades. Se ocupa tanto de los fines (¿qué hay que hacer?).
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La planeación es el primer paso del proceso


administrativo donde se determina los resultados que pretende alcanzar el grupo social.
Determina planes más específicos que se refieren a cada uno de los departamentos de
la empresa y se subordinan a los Planes Estratégicos.
La necesidad de planear se derivan del hecho de que todo organismo social en un medio
que constantemente está experimentando, cambios tecnológicos, económicos, políticos, soci
ales, culturales.
Consiste en fijar el curso concreto de acción que ha
de seguirse, estableciendo los principios que habrán de orientarlo,
la secuencia de operaciones para realizarlo, y la determinación de tiempos.

Elementos de la Planeación

 Propósitos – Investigación- Estrategias – Políticas
 Procedimientos – Programas – Presupuestos – Cursos de acción

Conceptos de planeación de varios autores

Desde años atrás en la historia siempre ha existido la noción de administración y


con ella de planeación. Pero es una noción inconsciente, pues una vez comienza a plasmars
e el pensamiento administrativo, se empieza a percibir la importancia de la planeación.
Muchos autores se han preocupado por la función de planeación y han desarrollado sus prop
ias definiciones, aunque lo expresan diferente, guardan elementos comunes; todos ellos coin
ciden en considerar que la planeación se convierte en la función fundamental
del proceso administrativo para la supervivencia de la empresa:
Koontz y O’donnell
Junto a Terry apoya a Fayol al decir que la previsión es la base de
la planeación. Considera la planeación como:
“una función administrativa que consiste en seleccionar entre diversas alternativas los objetiv
os, las políticas, los procedimientos y los programas de una empresa”.

Agustín Reyes Ponce


Consiste en fijar el curso concreto de acción que ha
de seguirse, estableciendo los principios que habrán de orientarlo,
la secuencia de operaciones para realizarlo y
la determinación de tiempo y números necesarios para su realización.

Josseph L. Massie
Método por el cual el administrador ve hacia el futuro y descubre las alternativas, cursos de a
cción a partir de los cuales establece los objetivos.
Burt K. Scanlan
Sistema que comienza con los objetivos, desarrolla políticas, planes, procedimientos y
cuenta con un método de retroalimentación de información para adaptarse a cualquier
cambio en las circunstancias. 
George R. Terry
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Es la selección y relación de hechos así como la información y el uso de suposiciones


respecto al futuro en la visualización y formulación de las actividades propuestas que se
creen son necesarias para alcanzar los resultados deseados. 
Dirección
Concepto de dirección administrativa:
La dirección como etapa del proceso administrativo comprende la influencia del
administrador en la realización de planes, obteniendo una respuesta positiva de sus
empleados mediante la comunicación, la supervisión y la motivación. 
Los elementos del concepto son:
1. ejecución de los planes de acuerdo con la estructura organizacional.
2. motivación.
3. guía o conducción de los esfuerzos de los subordinados.
4. comunicación.
5. supervisión.
6. alcanzar las metas de la organización.
Órdenes
Consiste en el ejercicio de la autoridad, pro el que un superior transmite a un inferior,
subordinado al, la iniciación de que una situación particular y concreta debe ser modificada.
Lo que caracteriza a la orden, es pues, al referirse al cambio de una situación particular y
concreta. 
Control
El control es una etapa primordial en la administración, pues, aunque una empresa
cuente con magníficos planes, una estructura organizacional adecuada y una dirección
eficiente, el ejecutivo no podrá verificar cuál es la situación real de la organización i no existe
un mecanismo que se cerciore e informe si los hechos van de acuerdo con los objetivos. 
El concepto de control es muy general y puede ser utilizado en el contexto organizacional
para evaluar el desempeño general frente a un plan estratégico. 
A fin de incentivar que cada uno establezca una definición propia del concepto se revisara
algunos planteamientos de varios autores estudiosos del tema: 
Henry Fayol: El control consiste en verificar si todo ocurre de conformidad con el plan
adoptado, con las instrucciones emitidas y con los principios establecidos. Tiene
como fin señalar las debilidades y errores a fin de rectificarlos e impedir que se
produzcan nuevamente.
Como la función administrativa que hace parte del proceso administrativo junto con la
planeación, organización y dirección, y lo que la precede. 
También hay otras connotaciones para la palabra control: 
 Comprobar o verificar;
 Regular;
 Comparar con un patrón;
 Ejercer autoridad sobre alguien (dirigir o mandar);
 Frenar o impedir.
Interrelación entre las funciones
En la práctica real, las 4 funciones fundamentales de la administración están entrelazadas e
interrelacionadas, el desempeño de una función no cesa por completo (termina) antes que se
inicie la siguiente. Y por lo general no se ejecuta en una secuencia en particular, sino como
parezca exigirlo la situación. Al establecer una nueva empresa el orden de las funciones será
quizás como se indica en el proceso pero en una empresa en marcha, el gerente puede
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encargarse del control en un momento dado y a continuación de esto ejecutar y luego


planear. 
La secuencia deber ser adecuada al objetivo específico. Típicamente el gerente se halla
involucrado en muchos objetivos y estará en diferentes etapas en cada uno. Para el no
gerente esto puede dar la impresión de deficiencia o falta de orden. En tanto que en realidad
el gerente tal vez está actuando con todo propósito y fuerza. A la larga por lo general se
coloca mayor énfasis en ciertas funciones más que en otras, dependiendo de la
situación individual. Así como algunas funciones necesitan apoyo y ejecutarse antes que
otras puedan ponerse en acción. 
Las funciones fundamentales no se ejecutan en forma independiente una de otra sino que se
entrelazan entre sí. Forman de esta manera una interrelación entre las mismas, de tal forma
que la ejecución de una influye sobre los demás. 
Coordinación
 Garantizar la disponibilidad del personal, a todos los procesos de la empresa bajo los
criterios de la organización y racionalidad definidos que contribuyan a la productividad
organizacional.
 Garantizar la gestión efectiva del presupuesto aprobado para el proceso de diseño de
la organización efectiva con el fin de ejecutarlo según los lineamientos económicos de la
empresa.
 Consolidar y actualizar permanentemente los guiones organizacionales para dar
cumplimiento al alineamiento organizacional desarrollando mayor rentabilidad y mejores
prácticas de negocio.
 Coordinar es establecer la armonía entre todos los actos de una empresa de manera
de facilitar su funcionamiento y procurar el buen éxito.
 Es dar al organismo material y social de cada función las proporciones convenientes
para que ésta pueda cumplir su misión en forma segura y económica.”
La universidad del proceso administrativo
La formación es la mejor manera de transformarte en un profesional preparado para
enfrentarte a un mercado laboral competitivo con la ayuda de la universidad llevando un buen
manejo de proceso administrativo ya que la universidad proporciona una preparación de
profesionales y para tener experiencias para el futuro que llevara después de la universidad
enfrentando día a día, el mundo que estará muy competitivo y marcara en nuestras vidas una
gran rivalidad ,ya que muchas universidades llevan a cabo esta profesión a nivel
competitivo. 
Conclusión
Para concluir este concepto de proceso administrativo, es muy importante recordar que es
uno de los métodos más importantes para llevar a cabo los procesos que son planeación,
organización, dirección y control ya que de acuerdo a su orden se lleva una excelente
administración. Podemos reflejarnos en una empresa que tenga éxito, tanto en lo personal
desarrollamos habilidades en saber llevar un proceso en nuestra vida diaria y tener un mejor
futuro como estudiante. 
Bibliografía
 Administración. James A. F. Freeman Stoner, R. Edward Freeman y Daniel R. Gilbert.
México, D.F.: Prentice Hall Hispanoamericana. 1996.
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Diferencias entre Planeación y Planificiación


Planeación.- es la acción y efecto de planear, es decir, trazar un plan. Implica
tener uno o varios objetivos a cumplir, junto con las acciones requeridas
para queeste objetivo pueda ser alcanzado. Como un proceso de toma de
decisiones la planeaciónestá formada por varias etapas. En principio hay que
identificar el problema. Se continúa con el desarrollo de alternativas, para
seleccionar la más conveniente. Recién es posiblecomenzar con la ejecución del
plan. Cabe destacar que la planeación se realiza casi a todomomento de la vida.
La planeación puede ser a corto, mediano y largo plazo, de
acuerdo asu especificidad y frecuencia de uso, se habla de planeación
específica, técnica opermanente, por último al considerar su amplitud puede
dividirse en planeación estratégica, táctica, operativa o normativa.
Por otra parte la actitud tomada dentro de la planeaciónpuede clasificarse en
reactiva (cuando las acciones se focalizan en el seguimiento
del estadoactual de la organización), activa (propone cambios para tener
vigente a la organización) ointeractiva (se orienta para tener el control sobre el
futuro).
 La planeación es la determinación de lo que va a hacerse, incluye
decisiones de importancia,como el establecimiento de políticas, objetivos,
redacción de programas, definición demétodos específicos, procedimientos y
el establecimiento de las células de trabajo y otrasmás.De ésta manera, la
planeación es una disciplina prescriptiva (no descriptiva) que
trata deidentificar acciones a través de una secuencia sistemática de toma de
decisiones, paragenerar los efectos que se espera de ellas, o sea, para
proyectar un futuro deseado y losmedios efectivos para lograrlo.En otras
palabras la planeación es proyectar un futuro deseado y los medios
efectivos paraconseguirlo. Es un instrumento que usa el hombre
sabio; mas cuando lo manejan personasque no lo son, a menudo se convierte
en un ritual incongruente que proporciona, por un rato,paz a la conciencia,
pero no en el futurobuscado.

 Se utiliza la capacidad de la mente humana para plantear fines y


objetivos.
 Involucra la toma de decisiones anticipada en su proceso.
 Prevé las consecuencias futuras de las acciones a tomar.
 Prevé la utilización de los recursos disponibles con el fin de obtener la
máxima satisfacción.
 Comprende todo el proceso desde el análisis de las situaciones hasta
llegar a la toma dedecisiones.
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 Incluye metodologías para la recolección de información,


programación, diagnóstico,pronóstico, avances y medidas
de resultados.La planeación tendrá que adaptarse a las características de la
empresa y de la situación enque se realiza.

PLANIFICACIÓN.- Implica además un proceso de toma de decisiones,


un proceso de previsión (anticipación), visualización (representación del futuro
deseado) y de predeterminación (tomar acciones para lograr el concepto de
adivinar el futuro). Todo plan tiene tres características: primero, debe referirse al
futuro, segundo, debe indicar acciones; tercero, debe crear escenarios futuros.
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Teoría y práctica de la Administración Pública en
México

Administración Pública: concepto y disciplina


Eduardo Guerrero Gutiérrez

Este ensayo estudia la administración pública en dos de sus versiones: como concepto y
como disciplina. En relación a la primera, no existe una sola línea conceptual que goce de
la aceptación general. Por lo tanto, estas páginas aspiran únicamente a identificar y recoger
algunas de las interpretaciones y los acuerdos esenciales. Por lo que concierne a la
disciplina, se presentan las principales propuestas teóricas de la tradición anglosajona en
los últimos años. Este breve capit́ ulo no hace justicia a la multiplicidad de ideas y
tendencias metodológicas recientes en la literatura sobre las fuentes citadas, constituye una
primera guía básica de su estado actual.

I. El concepto
"Administración pública" es objeto e idea; institución social y literatura. Arte y ciencia,
lenguaje y tecnologia ́ , proceso administrativo y método de conocimiento. Disciplina que
piensa y profesión que actúa, la administración pública es tentativa de cambio y ejercicio
mental. Engendra una capacidad, sugiere una vocación, y, en última instancia, traza una
moral. Agente económico, fuente de empleos, instancia normativa, arena donde conviven
grupos humanos con intereses (a veces coincidentes, a veces divergentes);
la administración pública puede constituir, a un tiempo, salvación o pérdida, virtud
o perversión de los gobiernos. La administración pública juzga, dicta leyes y las aplica.
Produce bienes, presta servicios; preserva el orden, encauza el cambio. Cuida, somete,
calcula, convence, decide: gobierna. Para ello cobra impuestos, contrata y capacita personal,
renta edificios, instruye técnicos y uniforma policiá s. Como toda forma de
autoridad también corrompe, reprime, manipula y miente. Acción cooperativa y racional,
actuar colectivo hacia el mudable "interés público", espacio que une o separa propósito y
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realidad polit́ icas, la "administración pública" es conducta sujeta al mandato de una


comunidad y a la observancia de unos valores. Los administradores públicos planean,
organizan, dirigen, controlan y ejecutan los recursos del gobierno. Obedecen unas reglas,
violan otras, crean las demás. Sirven al público pero, en un descuido, pueden convertirse en
su condena. La "administración pública" es un realidad compleja y plural, por lo que la
palabra tiene varias acepciones. Esta se utiliza en varios contextos y, por ello, está siempre
expuesta a adquirir nuevas asociaciones al tiempo que se desprende de otras. Gran cantidad
de confusiones provienen de no advertir que estamos utilizando la misma palabra en varios
sentidos. En la esfera de los valores, por ejemplo, el significado de "administración pública"
cobra caracteriś ticas particulares en relación a la cultura o la época. En Estados Unidos, por
ejemplo, expresó primero los arreglos institucionales que permitia ́ n al gobierno ejecutar sus
decisiones. Con la publicación del ensayo de Woodrow Wilson a fines del siglo pasado, su
esencia radicó en lograr la eficacia en las tareas públicas. La Gran Depresión trajo consigo
una nueva exploración en sus métodos y fines que culminó en formulaciones innovadoras
sobre la toma de decisiones. En los tempranos sesenta, el presidente John F. Kennedy
encargó a la administración pública la gestión de la sociedad industrial, lo que condujo a la
disciplina a los dominios de la polit́ ica pública, la ingenieria ́ social y las relaciones
intersectoriales. (Caiden 1983: viii).
En México, la "administración pública" ha estado vinculada tradicionalmente con la custodia
y persecución de los más altos valores nacionales: justicia social, soberanía nacional y
desarrollo económico. La razón es, en parte, histórica: en nuestro paiś , a diferencia de varias
naciones europeas, estos principios —si no conquistados por completo— fueron
garantizados mediante la creación del aparato estatal. Recientemente, la actividad
administrativa del Estado mexicano ha sufrido algunas modificaciones. Hace apenas una
década la administración pública mexicana favorecía —entre sus objetivos múltiples—
la promoción económica mediante una intervención creciente y activa en este campo. Hoy,
sin haber erradicado este patrón de comportamiento, la pauta de las actividades
administrativas parece ser la dirección más que la ejecución; planear y regular más que
organizar e intervenir.
La orientación científica de la administración pública se revela en que, antes de actuar sobre
una realidad, estudia su naturaleza con el rigor de un método. A este momento sigue otro —
pudiera llamarse— artístico: la administración pública es una obra creativa donde
conocimiento, imaginación e intuición van juntos. Esto salva a la administración de ser una
actividad meramente maquinal o rutinaria. En la práctica, administrar comprende una serie de
actos singulares e irrepetibles, realizados por hombres específicos para resolver
situaciones únicas también. La ciencia crea leyes o principios generales, el arte los aplica y
adapta a una situación determinada.
A. La definición
En México, como en otros paiś es, se recurre con frecuencia a
una definición de administración pública un tanto estrecha, tomada de los viejos textos
de teoriá administrativa: "organización, personal, prácticas y procedimientos esenciales para
el efectivo cumplimiento de las funciones públicas asignadas a la rama
ejecutiva del^gobierno." (varios 1963: 4). Esta definición es aceptable
para propósitos de énfasis, pero restringe los alcances de la disciplina. Otros
autores, más escrupulosos, consideran a la administración pública un área de
la administración situada en el escenario polit́ ico con todas sus consecuencias. Al considerar
que la administración pública está involucrada principalmente con la realización de las
decisiones de polit́ ica pública tomadas por las autoridades gubernamentales,
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puede distinguiŕ sele grosso modo de la administración privada o, sencillamente, de la


no pública. "Por supuesto, el rango de los intereses gubernamentales puede variar
ampliamente de una jurisdicción polit́ ica a otra, por lo que la lin ́ ea divisoria fluctúa."
(Ferrel 1979: 2-3).
La Real Academia Española considera "administración pública":
1. Acción del gobierno al dictar y aplicar las disposiciones necesarias para el cumplimiento de
las leyes y para la conservación y fomento de los intereses públicos, y al resolver las
reclamaciones a que dé lugar lo mandado. 2. Conjunto de organismos encargados de cumplir
esta función.(Real Academia Española 1984).
En general, la administración pública puede describirse como: a) En términos funcionales, el
proceso de aplicación de reglas; lo que es lo mismo, el proceso a través del cual reglas
sociales generales se convierten en decisiones especif́ icas para casos particulares, b) Las
estructuras del gobierno cuya función principal es realizar este proceso. (Peters 1984:2).
La disciplina de la administración pública también se interesa en las
funciones económicas y polit́ icas de las organizaciones, sean o no administrativas. Por
ejemplo, en el proceso presupuestario las relaciones políticas de los cuerpos administrativos
prevalecen sobre los procesos formales debido a que la asignación de recursos es un
aspecto esencial para su supervivencia. Asi,́ el estudio y análisis de
la administración pública ha tenido que incluir progresivamente un alto número de
conocimientos adicionales a los considerados estrictamente "administrativos". Por ello, toda
tentativa por comprender cabalmente a la administración pública introduce residuos ajenos a
ella —políticos, históricos, económicos, sociológicos, entre otros—. Ya sea por necesidad
o abdicación de otras instituciones, las entidades administrativas se han convertido en los
cuerpos que más ordenamientos producen en ́ de
la mayoria las naciones
independientemente de su grado de desarrollo. Estas
entidades desempeñan también numerosas funciones que podria ́ n considerarse
ordinariamente como judiciales. Es necesario, entonces, que el analista permanezca atento a
las situaciones en que las organizaciones desempeñan otras funciones además de las que
formalmente les corresponden; en esa medida, logrará una explicación más satisfactoria de
los aspectos estructurales y funcionales que caracterizan a la administración pública.
Son muchos los puntos de desacuerdo en relación con el campo de estudio de
la administración pública. Grandes diferencias de opinión existen todavia ́ entre los estudiosos
en aspectos conceptuales y metodológicos: ... si fa conceptualización teórica de
la administración pública depende de la previa conceptualización teórica del Estado... hay
que reconocer que no poseemos aún, hecho tip ́ ico de la sociologia
́ y de la ciencia polit́ ica,
la acumulación crit́ ica de conocimientos que nos permita contar con una teoria ́ homogénea,
colectivamente compartida, sobre el Estado... (Aguilar 1982: 61).
A pesar de esta situación, es posible advertir algunos puntos de interés comunes entre los
analistas de la administración pública. Estos son: a) las caracteriś ticas y el comportamiento
de los administradores públicos —las motivaciones y la conducta de los participantes del
proceso administrativo, particularmente de quienes son funcionarios de carrera del
servicio público—; b) los arreglos institucionales de la gestión administrativa a gran escala —
la organización administrativa del gobierno—; y c) el medio ambiente en que se desenvuelve
la administración —la relación del subsistema administrativo con el sistema polit́ ico del que
forma parte, y con la sociedad en general—. (Ferrel 1979: 3-4).
El estudio de la administración pública ha sido ecléctico; amalgama elementos de otras
disciplinas que son imprescindibles si queremos estudiar una acción o un componente de
la administración pública. Empero, este ejercicio poco puede decirnos acerca de su
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naturaleza última; es decir, de aquellos rasgos que distinguen este campo de conocimiento
de los demás. Estudiar a la administración pública por medio de otras disciplinas es útil y, sin
duda, recomendable desde el punto de vista cientif́ ico, pero lo es menos si se quiere penetrar
en su naturaleza, que siempre es algo más.
La historia de la administración pública ha sido, en gran parte, la historia de
una búsqueda por la identidad que le permita erigirse como un campo de
conocimiento autónomo. Este proceso no ha concluido por lo que
la administración pública seguirá pareciendo a algunos una fraseologia ́ o una descripción, no
una explicación; una "materia sin disciplina", como la llamó Dwight Waldo. Al contrario de
la sociologia ́ —disciplina que ha extraviado su objeto— la administración pública parece un
objeto en busca de su disciplina. Entre los más importantes publiadministrativistas no hay,
por tanto, consenso en torno al objeto de estudio de la administración pública y, menos aún,
en torno al proceso de conocimiento del objeto. Más que una crisis de identidad, se asiste en
los hechos a una ausencia de identidad. (Aguilar 1983:361).
El Estado moderno ha dado origen a una "administración científica" de la sociedad y ésta ha
dado origen a una pretendida "ciencia de la administración". En este campo está presente un
primer grupo de estudiosos que considera a la administración pública como
una institución estatal.En este caso, se le caracteriza como la organización reglamentada de
acciones para el cumplimiento de los objetivos fijados por el gobierno. Esta perspectiva
enfatiza el carácter subordinado de la administración pública respecto a
la polit́ ica gubernamental, así como su carácter instrumental respecto de los fines polit́ icos.
La administración pública aparece, entonces, como función y el administrador público como
funcionario público; por lo que la administración pública carece de originalidad y autonomía,
(ibid.: 364). Desde este punto de vista "institucionalista" —como se le ha llamado— se
concibe obligatorio estudiar al Estado para explicar después a la administración pública. La
esencia de la disciplina consiste en averiguar la razón de la existencia de
la administración pública en la historia. Este grupo de especialistas suele explicar origen,
estructura y función del Estado a partir de factores extra-estatales y, por tanto, deriva de ellos
la existencia y los objetivos de la administración pública, (ibid.: 365). La atención se dirige a
la "naturaleza" de la administración pública (origen, estructura, función, operación, etc.) la
cual es parte, asimismo, de una explicación más amplia sobre la naturaleza del Estado. La
ciencia de la administración pública es, para los
institucionalistas, básicamente "ciencia polit́ ica".
Hay otro grupo de teóricos que, aunque conceden que la administración pública es
una institución estatal, desean que se proporcione al ingrediente administrativo de
la administración pública la atención que merece. Para ellos, los institucionalistas no
destacan lo bastante cómo se alcanzan los fines estatales y se ejecutan las decisiones
gubernamentales; cómo opera, en fin, la administración pública. Sus análisis subestiman la
importancia del proceso administrativo público —continúa la crit́ ica—, al tiempo que relegan
a la administración pública en todo su carácter práctico y operativo, (ibid.: 367). Para este
grupo de académicos, el objeto de estudio de la administración pública debe vincularse
directamente con el fenómeno administrativo —sin suprimir, claro, su carácter polit́ ico—
. Aqui,́ la administración pública es más administración que ciencia polit́ ica. Los esfuerzos de
la disciplina deben dirigirse a conocer fines y medios, normas organizativas y distribución de
funciones, recursos y desempeños, grados de eficiencia y eficacia de
la administración pública. Según esta visión,
conviene señalar que la administración pública tiene fines polit́ icos, aunque —debe
subrayarse— los realiza no polit́ ica sino administrativamente. El proceso administrativo
13

mediante el cual se alcanzan fines polit́ icos es precisamente lo que debe ser conceptualizado
como administración pública, para percibir con claridad su aporte al análisis de las
instituciones estatales, así como su lugar en la arena polit́ ica, (ibid.: 368).
Por último, aparece entre las opiniones un tercer grupo —o mejor, un subgrupo del anterior—
de académicos que enfatiza en exceso la condición administrativa de
la administración pública, para convertirla en una suerte de arte o tecnologia ́ , de
"razón técnica". Para este grupo, el propósito de la administración pública consiste en
descubrir y evaluar la eficiencia y eficacia de técnicas o procedimientos referidos a recursos
humanos, materiales, financieros, entre otros, (ibid.: 369).
Esta escisión entre prácticos y teóricos de la administración pública ha impedido el consenso
en torno a su objeto de estudio. Cada grupo, debe reconocerse, capta un aspecto
significativo de la administración pública, aunque al fin parcial.
Administración pública es un concepto complejo que comprende los fines del Estado;
la organización de las acciones, recursos y medios; su congruencia respecto de los fines;
las técnicas empleadas para aumentar la eficacia de las acciones, y sus efectos en
la consecución de los fines, (ibid.: 370, 372-373). Por más radical que parezca, la factibilidad
de los fines estatales (constitucionales) y gubernamentales (planes y programas) se funda,
en la práctica, sólo en la administración pública. La administración de justicia,
la administración hacendaria ́ y presupuestaria, la administración social (educación y salud)
son los instrumentos que realizan los fines del Estado. "Por la administración los
fines políticos se convierten en fines (asequibles). Más aún, la polit́ ica es tal mediante
la administración pública." (ibid.: 376).
La polit́ ica se constituye mediante la administración pública y, por tanto, el concepto u objeto
de conocimiento integra la polit́ ica con la administración, la institución estatal con el
proceso técnico-administrativo. Las polit́ icas gubernamentales (los fines) en un Estado
constitucional necesitan, para realizarse, de la administración pública (los medios). Cualquier
fin del gobierno (planes y programas) necesita de un juicio de "factibilidad técnica"
en relación a los recursos, instrumentos y procedimientos disponibles, así como por
el cálculo estimado de sus posibles efectos. Los fines polit́ icos se apoyan en los medios
administrativos, (ibid.: 380-381).
B. La dicotomia ́ Polit́ ica-Administración
La identificación de la administración pública con la polit́ ica parecerá de sentido común a
algunos. Sin embargo, una ane ̃ ja tradición intelectual intentó-intenta aún porque pervive—
separar estas dos funciones. Woodrow Wilson, precursor importante de esta idea, escribió:
(...) la administración se encuentra fuera de la esfera propia de la polit́ ica. Las cuestiones
administrativas no son cuestiones polit́ icas. Aunque la polit́ ica fija las tareas de
la administración, ésta no debe sufrir la manipulación de sus oficinas (...). El campo de
la administración es el campo de los negocios. Está apartado de la prisa y la
disputa polit́ icas; en muchos de sus puntos permanece aparte aún del campo controvertible
del estudio constitucional. Es parte de la vida política solo como los métodos de
contabilidad doméstica son parte de la vida social; sólo como la maquinaria es parte del
producto manufacturado. Pero, al mismo tiempo, está muy por encima del modesto nivel del
mero detalle técnico por el hecho de que, a través de sus más grandes principios, está
directamente vinculada con principios últimos de la sabiduria ́ polit́ ica, las verdades
permanentes del progreso político. (Political Science Quarterly 1887, vol. 2: 209-210).
Mientras se asumió que la administración era una simple acción no discrecional,
fue inútil pensar en la administración dentro del contexto más general del sistema polit́ ico.
Para fortuna de nuestro entendimiento del proceso polit́ ico, la dicotomia ́ artificial
14

entre polit́ ica y administración ha perdido fuerza tanto en la literatura académica como en la
de divulgación. En tanto crecieron las tareas del gobierno, más y más decisiones fueron por
necesidad tomadas en las ramas administrativas, fuera de sus ramas "polit́ icas". Se volvió
cada vez más evidente que no todas las decisiones del gobierno eran adoptadas por las
autoridades electas sino en las oficinas administrativas. Asimismo, en la literatura académica,
la utilización creciente de la teoria ́ de sistemas y el análisis estructural-funcionalista
enfatizaron la conexión de la polit́ ica y la administración más que su separación.
Otra corriente que cuestionó los primeros supuestos fue producto de Ips disturbios en las
universidades a finales de los años sesenta. Generalmente conocida como la
"Nueva Administración Pública", este movimiento tuvo su origen en las ideas
de jóvenes administradores públicos en las universidades y el gobierno. Ellos
no sólo reafirmaron el rechazo a la dicotomia ́ polit́ ica-administración sino también desafiaron
las técnicas tradicionales de la administración. Asimismo, sena ̃ laron la necesidad de
considerar los valores éticos en la gestión pública y seguir una estrategia más activa en
la discusión de los problemas sociales, (varios 1971 y Dwight 1971). En un texto publicado
en 1949, Paul H. Appleby, cuya carrera combinó experiencias prácticas y académicas,
enfatizó los vínculos entre el diseño de las políticas gubernamentales y su ejecución.
Desde entonces, la perspectiva dominante ha propiciado que los estudios
de administración no queden confinados a la fase de ejecución de la polit́ ica pública. Por ello,
los libros de texto básicos establecen: "el fondo de la administración pública es la polit́ ica y
la política pública" y a "la administración pública se puede definir como
la formulación, aplicación, evaluación, y modificación de la polit́ ica pública". (Davis 1974).
Estudiosos contemporáneos examinan la administración pública como un componente de la
estructura de toma de decisiones del gobierno, y además, discuten
la vinculación desarrollada entre administración y aquellas estructuras que normalmente
consideramos como “políticas”. Estas investigaciones pretenden demostrar que aquello
que aparecía antes como administrativo puede ser polit́ ico en la actualidad, y aquellos que
toman decisiones administrativas lo hacen por razones polit́ icas. Tales razones se
refieren más a la protección y promoción de intereses organizacionales y sociales que a
la promoción de partidos polit́ icos.
II. La disciplina
Como proceso e institución social, la administración pública nace con el gobierno. No
obstante, la educación o formación de funcionarios de la administración pública es, en gran
medida, una tradición de los últimos tiempos. Por otra parte, el estudio sistemático y
perseverante de los medios adecuados para perfeccionar la administración pública y
aumentar su grado de eficacia es de fecha aún más reciente, y va unido a
ciertos fenómenos tip ́ icamente modernos, tales como el desarrollo del Estado nacional como
forma polit́ ica predominante y el de la ciencia como aspiración generalizada de
conocimiento.
A. Autoridad administrativa en el Estado nacional
Durante la Edad Media, el componente básico del orden social era la familia de privilegios
hereditarios, cuya estabilidad constituia ́ la base del derecho y la autoridad. Los rangos
ordenados y su transmisión hereditaria no sólo regulaban las relaciones entre las familias,
sino entre ellas y el gobernante supremo. El moderno Estado nacional supone la ruptura de
este vin ́ culo entre la autoridad gubernamental y los privilegios hereditarios de las familias
medievales. La caracteriś tica distintiva del Estado nacional de Occidente es
la separación radical de la estructura social y el ejercicio de las funciones judiciales y
15

administrativas, de las que no pueden aduena ̃ rse estamentos privilegiados


por viá hereditaria.
La política deja de ser una batalla por el reparto de las facultades supremas, para convertirse
en la disputa por la distribución del producto nacional y la formulación de los planes y
medidas administrativas que afectan dicha distribución. (Bendix 1964: 106). Un corolario
incuestionable de la aparición del Estado nacional es el desarrollo de un cuerpo de
funcionarios, cuyo reclutamiento y desempeño ejecutivo fueron obedeciendo poco a poco
patrones distintos a los anteriores respecto a lealtades de parentesco, privilegios hereditarios
e intereses vinculados a la propiedad.
Uno de los rasgos de todo gobierno es la ejecución de las órdenes por medio de un equipo
administrativo. La designación de los funcionarios y su manera de ejecutar
las órdenes diferencian las estructuras políticas patrimoniales de las modernas. En contraste
con las primeras, las burocracias modernas presentan generalmente las
siguientes caracteriś ticas: a) derechos y obligaciones definidos, sancionados por leyes
escritas; b) relaciones de autoridad sistemáticamente establecidas entre los diversos
cargos; c) designaciones y promociones reguladas por medio de acuerdos contractuales y
basados en ellos; d) la capacitación técnica (o la experiencia) como condición formal de
empleo; e) sueldos monetarios fijos; f) una separación estricta del cargo y su titular, ya que el
empleado no es dueño de los "medios de administración" y no puede apropiarse del
puesto; g) la tarea administrativa como ocupación de dedicación exclusiva. (Gerth y Mills
1946:196-198).
Cada una de estas características representa una condición de empleo en
la administración pública moderna. La burocratización puede concebirse como
la imposición constante de estos criterios de empleo desde el siglo xix. Las tendencias hacia
una administración impersonal se apoyan en la creencia que estima legit́ imas las leyes
cuando hayan sido sancionadas por las autoridades competentes. La administración
impersonal suministra la base indispensable de regularidad imparcialidad, calculabilidad y
todos los demás rasgos
"La dominación legal es de carácter racional; tiene por fundamento la creencia en la validez
de la legalidad de los reglamentos establecidos racionalmente y en la legitimidad de los jefes
designados de acuerdo a la ley... El tipo más puro de dominación legal es aquel que se
ejerce por medio de un cuadro administrativo burocrático." Weber 1965: 172-175.
positivos del orden, aunque, en ocasiones, estos beneficios derivan paradójicamente en
la desatención del individuo y su condición particular. En consecuencia, el progreso de la
"racionalidad formal", como lo muestra Max Weber en su Sociología del Derecho, ha
estado condicionada, en varios aspectos, por los intereses de los individuos o grupos
afectados.

B. La ciencia de la administración pública


Como campo de estudio pretendidamente sistemático y cientif́ ico,la administración pública es
relativamente reciente. No fue sino hasta el siglo XVIII que el cameralismo, interesado en el
manejo sistemático de los asuntos del gobierno, se volvió especialidad entre
los académicos alemanes de Europa occidental. En Estados Unidos, este desarrollo no tuvo
lugar sino hasta las postrimeriá s del siglo xix, con la publicación en 1887 del ensayo de
Woodrow Wilson titulado "El estudio de la administración", considerado generalmente como
punto de inicio simbólico de la ciencia de la administración pública Desde aquellos
momentos, la administración pública se convirtió en un área especializada
16

de interés con caracteriś ticas propias, ya sea como subcampo de la ciencia polit́ ica o como
disciplina académica autónoma.
La administración privada y, sobre todo, la ciencia polit́ ica mantienen un estrecho parentesco
con la administración pública. En gran medida, ésta creció bajo el cobijo de ellas dos. Y
aunque la administración pública tomó suficiente fuerza propia para considerarla autónoma,
la influencia de la ciencia polit́ ica y la administración sigue vigente. Con ambos
campos teóricos las relaciones han sido tirantes. Tensión unas veces creadora; otras,
destructora. A la ciencia política, por ejemplo, se le atribuye —por un lado— el mérito de
haber inculcado los valores democráticos y, en general, los fundamentos filosóficos y
normativos entre los académicos y los practicantes de la administración pública; aunque, por
otra parte, se le culpa de haber arraigado una concepción jerárquica que limita
arbitrariamente "la función polit́ ica y la responsabilidad moral" de la disciplina y la profesión.
La idea de que el estudio de la administración pública es suficientemente importante
y autónomo como para llegar a constituir una ciencia o disciplina particular es
reciente. Todavia ́ hoy no existe consenso en torno a los objetivos, límites y alcances de
la administración pública como disciplina; y su metodología ha sido considerada, en el mejor
de los casos, heterodoxa.!^MicholasHenry,por ejemplo, resume la historia intelectual de la
disciplina como "ochenta años de incertidumbre". (Nicholas 1975: 3-32).
La administración pública —dice otro comentarista autorizado— se encuentra como
Inglaterra al término de la Segunda Guerra Mundial: "perdió un imperio y todavía no
encuentra qué papel desempeñar". (Hood: 107). Y aunque estas condiciones han sido
consideradas frecuentemente una fortaleza más que una debilidad, lo cierto es que impiden
proporcionar una descripción precisa y una explicación de la disciplina
aceptada comúnmente.
El estudio de la administración pública comparte más la naturaleza de una ciencia "aplicada"
que la de una ciencia "pura" o "básica". La disciplina parece un conjunto de conocimientos
encaminados a fines prácticos que constituyen una especie de ciencia del estu'dio e
"instrumentación" de polit́ icas especif́ icas. El estudio de la administración pública es
preeminentemente un problem oriented science, es decir, una ciencia orientada a detectar y
resolver problemas concretos y relevantes tomando como base instrumentos y
descubrimientos de otras ciencias sociales. (Foro Internacional 1989, núm. 116:662-692).
En 1947, Robert Dahl cuestionó severamente el status científico de
la administración pública: “Ninguna ciencia de la administración pública es posible a no ser
que: a) el sitio de los valores normativos sea aclarado; b) la naturaleza del ser humano en
el área de la administración pública sea mejor su marco metodológico; y c) suministró un
nuevo modelo de administración pública que comprende métodos para su investigación,
ejercicio profesional y práctica docente.
La administración pública, como la sociologia ́ , puede ser una ciencia comprometida,
entonces, con la sociedad. El único sentido de "leyes sociales o administrativas" está en lo
que Karl Mannheim llamó, siguiendo a John Stuart Mili, principia media que podemos
descubrir, o si se prefiere, construir, para una estructura social o administrativa en
una época o momento específicos. (Mills 1987: 163).
A primera vista, se distinguen tres grandes tradiciones intelectuales en el estudio de
la administración pública: primero, la tradición europea continental con énfasis en los
aspectos jurid́ icos del ejercicio del poder público; segundo,
la tradición pragmática británica alimentada por la historia y la filosofía; y en tercer lugar,
la tradición norteamericana con marcadas pretensiones cientif́ icas y un conjunto de principios
normativos plenamente articulado.
17

"Una teoria ́ acerca de un fenómeno es una explicación de este; 'explicación' sin embargo, no
es más que una palabra. La explicación de un fenómeno consiste en un sistema deductivo.
Este sistema es un conjunto de proposiciones que constatan una relación entre dos
o más variables. No se afirma que exista una relación sino, al menos en una
primera aproximación, cuál es la naturaleza de una relación... (Unas) proposiciones pueden
tener un carácter más general, y en la cumbre del sistema se sitúan las proposiciones que
por el momento —aunque éste puede tener una larga duración— son las más generales de
todas; "más generales" significa simplemente que no pueden derivarse "sistema de leyes
de subsunción ... Hablando, llanamente, juzgamos que una teoria ́ es poderosa cuando
gran número de proposiciones empíricas puede explicarse a partir de unas pocas
leyes subsuntivas". Homans:95. Algunos precursores en la enunciación de leyes en los
campos de la sociología y la administración pública son, por ejemplo, Robert Michels y
C. Northcote Parkinson, respectivamente. Michels ideó, como se sabe, la famosa "Ley de
hierro de la oligarquía" según la cual: 'la organización es lo que da origen al dominio de los
elegidos sobre los electores, de los mandatarios sobre los mandantes, de los delegados
sobre los delegadores. Quien dice organización dice oligarquia ́ ". Michels 1983: 189. Para
Parkinson por su parte, el número de empleados públicos y la cantidad de trabajo no tienen
entre sí la menor relación: "el crecimiento que acusa un conjunto de funcionarios se rige
independientemente por la ley de Parkinson; seguiría siendo el mismo tanto si el trabajo
aumentara como si disminuyera o incluso llegara a desaparecer en lo absoluto. La
invariabilidad de la ley de Parkinson se apoya en los hechos, en el minucioso análisis de los
factores que exigen dicho crecimiento". Parkinson 1964: 16.
Estas tradiciones tienen rasgos comunes. Quizá lo que más las acerca son el conjunto de
ideas fundadoras emanadas de los escritos deMaxWeber. Hay acuerdos básicos en, por
ejemplo, el análisis clásico de la burocracia. Todas ellas coinciden en considerarla un cuerpo
social altamente jerarquizado, disciplinado y especializado, el cual está financiado por los
fondos que genera un sistema tributario productivo y estable. En la práctica,
la administración pública se aboca a la administración del gobierno, y la tarea de la disciplina
consiste en describir este proceso, explicarlo y, sólo después, promover su eficacia.
Tradicionalmente, las preocupaciones de la disciplina en Estados Unidos han tenido
connotaciones prácticas: combatir la corrupción y deshonestidad de quienes integran
la administración pública; encauzar esfuerzos hacia una
burocracia polit́ icamente responsable, cuyo comportamiento se apegue, cada vez más, a
consideraciones legales; delinear con precisión los lim ́ ites estructurales y funcionales de las
diversas instancias públicas; y el perfeccionamiento continuo de la competencia burocrática.
(Hood: 109).
Durante los últimos veinte años, la disciplina ha sufrido cambios espectaculares que han
restado influencia a los enfoques tradicionales. Quizás la metamorfosis de la discipiina haya
resultado, en gran parte, del relevo ideológico al que estuvo sujeto el keynesianismo
y, más recientemente, a la franca reversión en la evolución del gasto y empleo públicos en
la mayoría de las naciones occidentales. Por otra parte, varias especialidades tomaron la
iniciativa en varias áreas particulares de la acción pública tales como
la planificación urbana, política educativa y salud pública (por mencionar las evidentes), para
reservar a la administración pública el tratamiento de cuestiones genéricas.
Durante las últimas dos o tres décadas pueden señalarse tentativamente seis tipos de
desarrollos teóricos: el análisis de "polit́ icas" (policy approach), la sociologia ́ organizacional,
el análisis neomarxista del Estado, el enfoque crit́ ico-filosófico, la noción de gestión pública y
la orientación de "elección pública" (public choice).
18

1. Análisis de Polit́ icas


El análisis de "políticas" centra su atención en los programas públicos —su proceso
formativo, atributos y resultados— independientemente de su contexto institucional. Como
especialidad, las policy sciences emergieron por varias de las mismas razones que motivaron
a la administración pública a apartarse de la ciencia política, particularmente la creencia —
compartida por varios dentistas políticos— de que su campo está más interesado por la
ciencia que por la polit́ ica. La corriente de las "ciencias de la política" sigue
dos líneas generales. En primer lugar, sus propósitos obedecen a criterios profesionales para
la depuración de la polit́ ica pública mediante el perfeccionamiento
de técnicas analit́ icas. Aquí, las "ciencias de la política" representan una actividad teórica que
produce conocimiento relevante y útil para la toma de decisiones del gobierno. En
la búsqueda de una gestión de gobierno más informada, razonada y eficaz se incorporaron
sofisticados avances del análisis matemático, teoria ́ de
sistemas, informática, microeconomía, teoria ́ de decisiones y organizaciones, economia ́ del
bienestar (análisis costo-beneficio); bajo la concepción del gobierno como un actor racional
que reconoce y trata de superar ́ ites y
los lim restricciones
(informativos, políticos, económicos, legales) que pesan en sus elecciones públicas. (Aguilar
1990: 244-245).
La segunda tendencia es académica y se ocupa de elaborar descrip- ciones, explicaciones y
predicciones más completas de su dinámica. Gran parte de los trabajos más recientes ha
consistido esencialmente en la elaboración de modelos del comportamiento burocrático.
(Allison 1980). Estos trabajos han llegado a conclusiones conservadoras en cuanto al
altruismo, racionalidad e imaginación de los actores polit́ icos en la toma de decisiones. En
esta dimensión, el campo de la polit́ ica pública parece dividido en áreas cada
vez más diferenciadas. La primera es la sustantiva, aquella concerniente a áreas como la
ecología, bienestar social, educación o energéticos, la cual presenta generalmente estudios
sobre la "política de..."; la segunda es la teórico-metodológica la cual comprende tres
corrientes: economia ́ política, teoria ́ de la organización, evaluación y puesta en marcha de
programas.
Durante los años setentas y ochentas, las policy sciences lograron consolidarse a partir de
las críticas al Estado Benefactor. La búsqueda de racionalidad en el gobierno significó para
esta nueva perspectiva, liberarlo de sus compromisos y criterios particularistas y devolverle
su sentido y obligación "públicos". Desde este punto de
vista, política pública y política gubernamental no coinciden necesariamente.
Muchas polit́ icas gubernamentales (que se llaman "públicas", según criterios
formales) carecían de carácter público ya que sus efectos no beneficiaban al conjunto sino a
ciertos grupos con exclusión de otros.
Al mirar los cuarenta años del desarrollo de la disciplina de polit́ ica pública, puede advertirse
que su divisa es la racionalidad y publicidad de las acciones gubernamentales. "Este es el
reclamo esencial y la postura teórico-metodológica básica." (ibid.: 247-248). Su programa
de investigación ha sido enunciado por Harold D. A. Lasswell: se trata de lograr "el
conocimiento del proceso de la polit́ ica y el conocimiento en el proceso de la polit́ ica", (ibid.:
248).
La complejidad de la acción de gobernar en condiciones polit́ icas de pluralidad, autonomia ́ e
interdependencia plantea el problema de cómo utilizar nuestros recursos intelectuales con
la más sabia econo- mia ́ , cómo aumentar la función inteligencia para aumentar la racionali-
dad de la polit́ ica, cómo lograr que los hechos y sus interpretaciones tengan una mayor
incidencia en el proceso de toma de decisiones (...) Las ciencias de polit́ ica pueden ser
19

consideradas como disciplinas interesadas en la explicación del policy-making y policy-


executing, interesadas en reunir datos y ofrecer interpretaciones relevantes para los
problemas polit́ icos existentes en un momento dado, (ibid.: 249).
En tanto "ciencia social aplicada", acaso "tecnología político-administrativa", supone y exige,
con mayor razón, la empresa teórica de la ciencia social pura, la que se orienta a
la explicación de los hechos sociales, “sin intención de atender a los requerimientos
cognoscitivos del gobierno en turno.”
Con la utilización de este enfoque, la administración pública examina la racionalidad
(eficacia-eficiencia) de todo el arco del proceso decisorio: de la formulación a la puesta
en práctica de la polit́ ica. Lo cual requiere análisis de medios y fines, decisiones y
gestiones, cálculos polit́ icos, estimaciones económicas y procedimientos administrativos.
El análisis de política pública puede aportar a la administración pública, su hermana mayor y
superior, esta visión sintética del proceso de gobierno, (ibid.)
Hoy (...) se ha afianzado la idea político-administrativa de que los problemas públicos (...)
difieren los unos de los otros, poseen su propia especificidad y, por tanto, que
las políticas para su tratamiento y atención deben ser también especif́ icas en sus
instrumentos, modos, procedimientos, agentes y tiempo. (...) Esta actitud favorable a un
gobierno por asuntos, por temas concretos (...) que capta la singularidad de los problemas
y diseña opciones de acción ajustadas, peculiares, es el espiŕ itu que anima el análisis de
la polit́ ica pública. (...) Asumir la pluralidad, la complejidad, la autonomia ́ , la diferencia
cultural, social y política de México conlleva asumir un Con la utilización de este enfoque,
la administración pública examina la racionalidad (eficacia-eficiencia) de todo el arco del
proceso decisorio: de la formulación a la puesta en práctica de la política. Lo cual
requiere análisis de medios y fines, decisiones y gestiones, cálculos políticos,
estimaciones económicas y procedimientos administrativos.
El análisis de polit́ ica pública puede aportar a la administración pública, su hermana mayor y
superior, esta visión sintética del proceso de gobierno, (ibid.)
Para algunos críticos, sin embargo, el análisis de polit́ icas ha fracasado en demostrar
algunos de sus supuestos, a pesar de ser deseable la racionalidad como piedra de toque
que guíe el estudio. La orientación académica de esta corriente ha sido
considerada también una glorificación de la política burocrática, y causa desconfianza por
carecer de una dimensión para el análisis constitucional.
El estudio de la polit́ ica pública tiene que ir más allá de analizar las consecuencias de
diferentes medidas de política, actuales y potenciales, y tiene también que considerar los
requisitos institucionales y constitucionales para producir polit́ icas que apoyen la sociedad
libre que promete (...) el orden constitucional. (Wagner 1989:206).
Además, se dice, la perspectiva de la política no suministra una "explicación real
de dónde provienen las ideas de polit́ icas, cómo se vuelven dominantes
y cómo están sujetas a modificarse". (Hood: 110). Tampoco se ha desarrollado de
manera sistemática una explicación del éxito o fracaso de algunos programas, cómo varia ́ la
manera de poner en práctica diferentes programas, e incluso no proporciona
una definición aceptable de lo que constituye "éxito" o "fracaso". El afán empírico, además,
ha provocado frecuentemente confusiones entre lo que se desea estudiar y
los métodos sugeridos para hacerlo. Muchas preguntas, además, exigen un
conocimiento histórico y un estilo de reflexión psicológica en que los analistas no parecen
estar debidamente acreditados.
La polit́ ica pública en su modalidad sustantiva no parece ser un vehić ulo adecuado para
jornadas largas. Ni constituye, como se ha señalado, un sustituto de
20

la administración pública. En sus versiones más radicales, este tipo de estudios corre el
peligro de acercarse a la "practicidad liberal", como llamó Wright Mills al tipo
de investigación que suele derivar en la recolección y acumulación de una serie de datos y
detalles de la realidad y su ambiente, que terminan por tener escasa relación entre sí y ser
poco significativos. Igualmente, la ausencia de consideraciones históricas en los estudios
de polit́ icas puede oscurecer la distinción entre conocimiento cierto y conocimiento
importante.
2. Teoria ́ organizacional
Aun cuando los muevan intereses comunes, los teóricos se han desplazado dentro de un
amplio espectro en sus aproximaciones para desarrollar las teoria ́ s de las
organizaciones públicas. Los aportes provienen de los científicos sociales en general,
aunque un pequeño grupo se identifica a sí mismo como los teóricos de
la administración pública.
Un aporte, particularmente estimado durante los setenta, procedió de la sociologia ́
organizacional, la cual ofreció explicaciones de la estructura y el comportamiento de las
organizaciones formales. A ojos de sus exponentes, la administración pública tradicional es
meramente teoria ́ weberiana normativa, que debe considerarse parte de un trabajo mayor,
orientado a la ciencia de las organizaciones. En los sesentas y setentas, surgió la teoría de la
"contingencia" la cual buscaba vincular el estudio de estructuras organizacionales a
cuestiones tales como tamaño, tecnologia ́ o ambiente por medio de la utilización de medidas
cuantitativas y análisis de regresiones. Esta teoría se convirtió, por algún tiempo, en el
paradigma dominante de la sociologia ́ organizacional.
Varios teóricos identificados con los campos de la administración pública han contribuido
efectivamente a la teoría organizacional mientras que otros se han dedicado a adaptar
modelos de la teoría de la organización a las organizaciones públicas. Michael Cohén ha
discutido la influencia de diversas submetas conflictivas en la búsqueda de la organización
por la eficacia, (American Political Sciencie Review 1984:435-451) mientras Richard W.
Scholl ha propuesto una alternativa a la meta ideal de la organización en lo que él llama el
"modelo polit́ ico". (fldministration and Society 1981: 171-198). Otros enfoques han enfatizado
el factor psicológico. {Public Administration Review 1980, núm. 40: 205-214). Además, la
atención en el desarrollo y la operación de las redes interorganizacionales se ha
incrementado.
Los estudios sobre el papel político de las organizaciones públicas incluyen dos importantes
aproximaciones generales a la teoría de la administración pública. El trabajo de Charles T.
Goodsell es un análisis polémico de la burocracia pública con importantes implicaciones
teóricas, (varios 1983). La investigación responde a los ataques recientes a la burocracia
pública tanto por políticos como por académicos. Según Goodsell la burocracia pública, a
pesar de sus admitidas debilidades, desempeña varias funciones esenciales y está lejos de
ser lo opresiva con sus miembros y clientes de lo que aseguran sus crit́ icos.
El texto de Guy Peters se distingue de otros de la misma clase porque arguye, en primer
término, que la administración pública es "parte integral del proceso político" y que la
dicotomía tradicional entre política y administración se ha erosionado y seguirá
erosionándose mientras la burocracia pública siga desempeñando un papel tan amplio en el
proceso de la polit́ ica pública. En segundo lugar, Peters arguye con fuerza a favor de un
acercamiento comparativo a la administración pública, una noción casi inexistente en
tratamientos similares. (Peters 1984:5).
Varios trabajos muestran una actitud crit́ ica frente a los efectos de las organizaciones en la
sociedad. (Denhardt 1981). Otros textos son análisis sofisticados sobre los métodos que
21

evalúan el desempeño de las organizaciones. (Harmon y Mayer 1986). Robert T.


Golembiewski continúa su análisis sobre las organizaciones ahora en el renglón de las
relaciones entre la burocracia y la democracia. Golembiewski argumenta por una democracia
dentro y a través de la organización, (varios 1985. Humanizing Public Organization).
Actualmente varios trabajos de esta corriente han perdido lustre. Entre otras razones, su
intento por relacionar la "dinámica estructural" a conductas contingentes no tuvo resultados
concluyentes. Otros críticos argumentan que la metodologia ́ de algunas de las
investigaciones más importantes excluye los sim ́ bolos y la organización global del poder.

3. Teoria ́ neomarxista del Estado


Tradicionalmente, la administración pública ha tenido una relación moderada con el
marxismo, especialmente porque esta corriente poco tiene que decir de la burocracia o el
suministro de los servicios públicos —o, en todo caso, había que inferir sus indicaciones de
grandes abstracciones—. Sin embargo, las elaboraciones más detalladas de los
neomarxistas sobre la estructura y el funcionamiento de las instituciones estatales han
logrado avances en el desarrollo de esta aproximación teórica a la administración pública.
Un desarrollo importante dentro de esta corriente fue el estudio de la tesis "dual" de James
O'Connor —emparentada con la del alemán Claus Offe— según la cual el Estado
contemporáneo enfrenta presiones contradictorias en su papel promotor de la acumulación
de capital, al mismo tiempo que agente legitimador del sistema político, (varios 1981).
Escritos como este inauguraron una nueva relación de temas que condujo a realizar análisis
más detallados sobre las burocracias públicas y sus instituciones.
Aparentemente, el análisis neomarxista tiene el atractivo de ofrecer explicaciones más
completas y penetrantes de las instituciones y procesos de la administración pública que
aquellas ensayadas por la teoría publiadministrativa tradicional, en su búsqueda de colocar
todas las variables en un contexto de "fuerzas sociales fundamentales"; aunque esto vaya en
detrimento de su "aplicabilidad" o su "propuesta práctica", sólo imaginable en escenarios
hipotéticos extremos. Por demás, son bien conocidas las objeciones en torno a su
determinismo y vicios teleológicos, el economicismo que resulta de su "materialismo
histórico" y, en fin, de las complicaciones referentes a la verificación de sus juicios. Quizá su
impedimento mayor, al operar en el terreno de la administración pública, se desprenda de
algunas dificultades —quizá insalvables— por reconciliar la teoria ́ general con la pluralidad y
la especificidad de la realidad y la historia.
Varias de estas observaciones, sin embargo, no son aplicables a algunos marxistas
heterodoxos que han empeñado su esfuerzo en la delimitación de una teoria ́ crit́ ica de la
administración pública. En el trabajo de Robert T. Denhardt, basado en los trabajos de la
Escuela de Frankfurt, la autorreflexión y la autocrítica de parte del administrador se
convierten en elementos centrales para las transformaciones organizacionales. (Public
Administration Review 1981. núm. 4 1 : 628-635). Igualmente, John Forester ha aplicado las
aportaciones de Jürgen Habermas sobre la teoría comunicativa al trabajo de los
planificadores y administradores, enfatizando la contribución del administrador para ampliar
el discurso público en una sociedad caracterizada por la distorsión sistemática de los
patrones comunicativos. Forester también ha aplicado esta perspectiva al análisis de la
racionalidad administrativa. (/Administration and Society 1981, núm. 13:161-207 y Public
Administration Review 1984, núm. 4: 23-32).

4. Enfoque filosófico-crítico
22

Para esta tradición, el papel de los administradores públicos en el proceso gubernamental es


una cuestión central; por lo que la obligación y la responsabilidad políticas se consideran
esenciales. En casi todos los casos, los valores, intenciones y actos del administrador
individual son vistos como la base para comprender y alterar los patrones de funcionamiento
de la acción administrativa. Michael M. Harmon y Richard T. Mayer resumen buena parte de
este trabajo con su comentario: "el papel de la administración pública es
mediar, no meramente juzgar o resolver problemas... esto requiere de una educación moral
en varios sentidos." (Harmon y Mayer 1986:23). Entre estos trabajos, varios provienen del
movimiento "Nueva Administración Pública" de los tempranos setentas, por lo que temas
sobre ética y ciudadanía son examinados generalmente desde una perspectiva desinhibida,
valorativa y crit́ ica, (varios. 1980).
En un primer momento, la corriente de la "Nueva Administración Pública" abanderó valores
tales como la igualdad y la justicia en la administración pública. Según sus integrantes, los
administradores públicos no debia ́ n representar meros instrumentos y obedecer aquello que
los políticos establecieran. Sin embargo, éste fue un movimiento efímero y sus doctrinas
pronto se consideraron fórmulas de un movimiento elitista, políticamente irresponsable. No
obstante, la administración pública tradicional fue un punto de partida adecuado para el
examen moral y filosófico de los dilemas enfrentados por los administradores públicos como
individuos. Así, la década de los setentas fue una "década ética" de la administración pública
en la que lafilosofia ́ polit́ ica extendió su presencia en el campo. (Kernaghan 1980; Rohr
1990:97-123 y Denhardt 1990:43-72). Esta escuela parece menos vulnerable a la crítica que
la orientación de la "Nueva Administración Pública"; representa, a su modo, el regreso al
añejo acento filosófico que alguna vez acompañó a la disciplina. (Thomas 1988).
En los ochenta varios trabajos han continuado analizando los asuntos morales y éticos
inmersos en el campo de la administración pública- En un ensayo ambicioso, Louis C.
Gawthrop sugiere que el propósito preeminente de la administración pública es el
mantenimiento y la ampliación de una perspectiva ética que inspire la innovación
administrativa, la creatividad y, al mismo tiempo, facilite la integración y convergencia de los
valores sociales, (varios 1984). En dos libros recientes John Rohr ha contribuido a la
comprensión de la ética del servicio público. Rohr argumenta que el problema ético
fundamental que enfrentan los administradores públicos es el implicado en el ejercicio de la
autoridad discrecional, un problema que puede solucionarse a través de un entendimiento
preciso de los valores del régimen.
Más recientemente, Rohr realiza un análisis objetivo y detallado de la legitimidad institucional
del Estado administrativo como preludio de una teoría normativa de la administración pública
en un contexto institucional. Rohr contempla las agencias del gobierno subordinadas a las
tres ramas del gobierno aunque capaces de balancear los diversos intereses ahí expresados.
Los administradores públicos, actores clave para lograr este equilibrio pluralista, cobran
importancia por "su poder discrecional para mantener el avance constitucional de poderes en
apoyo de los derechos individuales." (Rohr 1978). Partidario de la misma orientación
pluralista de Rohr, Douglas Yates busca mecanismos de control político sobre la burocracia
que, sin minar los esfuerzos para la eficiencia, proporcionen una revisión pública de las
actividades administrativas, (varios 1982).
Durante la década pasada, gran parte de las investigaciones inscritas en esta corriente
comparten el interés de contemplar las cuestiones polit́ icas y organizacionales desde la
perspectiva de aquellos involucrados en el proceso administrativo. Estos trabajos están
basados más en la experiencia de los autores, que en el manejo de datos estadiś ticos o
modelos teóricos. Según observadores especializados, estos trabajos parecen representar
23

una ortodoxia emergente en la teoriá de la administración pública. "Desde mi punto de vista,


la conexión entre pensamiento y acción, teoriá y práctica, demanda que los teóricos de
la administración pública compartan una obligación moral con los practicantes en las
organizaciones públicas." (Denhardt 1990).
Parece que esta perspectiva tiene un futuro promisorio en la administración pública aunque
enfrenta varios apuros en relación con la presencia de escalas de valores opuestas y la
depuración de un aparato conceptual que no parece aún lo bastante afinado para
desplazarse con soltura en todas las direcciones de la disciplina.

5. Gestión Pública
Una de las razones concluyentes para que la administración pública tradicional pierda su
hegemonia ́ , es el asentimiento logrado por la teoría y práctica del enfoque de gestión pública,
basado en las experiencias de las empresas privadas. Al enfoque se le ha caracterizado
como "la unión del marco normativo de la administración pública tradicional con la orientación
instrumental de la gestión privada", en el supuesto de que la administración pública se
alimenta del rigor de la añeja tradición de la administración privada norteamericana.
Desde los setentas hasta el presente, varias decenas de libros y artić ulos han aparecido
sobre gestión pública. Esto responde a la exigencia de conocer la utilidad de este enfoque en
la administración pública. La demanda está basada en una crit́ ica a los campos de la
administración pública tradicional, la polit́ ica pública y la administración general, según la
cual "la literatura sobre administración pública ha sido rica en información pero de bajo nivel,
sumamente discursiva y especulativa, demasiado preocupada por cuestiones generales
ético-normativas que dan las lin ́ eas rectoras para los administradores de las organizaciones
públicas". (Allison 1980). Asimismo, los vindicadores de esta orientación consideran que la
literatura sobre política pública se ha ocupado desproporcionadamente de decisiones "de
polit́ ica" junto con las prácticas de los administradores en esos procesos. Las organizaciones
son frecuentemente tratadas como "cajas negras" en la literatura de la política pública.
(Rainey 1990: 149). El enfoque ha gozado de gran aceptación —más que ningún otro— entre
los practicantes actuales quienes comparten las crit́ icas mencionadas.
Hoy las jerarquías más altas de las burocracias públicas miran el modelo ejecutivo privado
como el más prometedor y viable.
Aún cuando varias de las sugerencias de la gestión administrativa han sido fructíferas al
aplicarse en el sector público (entre el legado valioso de la Business Administration en la
disciplina, puede mencionarse la evaluación de proyectos, que introdujo los criterios de la
eficiencia y la eficacia en la tarea burocrática. Asociado con lo anterior, también han sido
adoptados algunos métodos presupuestarios), la literatura no ha prestado todavía suficiente
atención a las caracteriś ticas únicas que impone el marco gubernamental de la gestión
pública. Estas incluyen influencias institucionales y políticas, multiplicidad de autoridades
involucradas en la toma de decisiones, ausencia de líneas centrales en los criterios de
desempeño, así como la falta de un soporte exclusivo en el cual fundar consideraciones
éticas. Varios problemas subsisten hasta ahora para conciliar con el ámbito público diversos
legados de la administración empresarial privada. Algunos ejemplos: las técnicas de control y
evaluación, el crecimiento de los mandos intermedios, el pago por desempeño o tarea, entre
otros, los cuales han sido ya abandonados para adoptar de nuevo formulas tradicionales
como control integral —aquel que opera sobre todos los elementos y durante todos
los momentos del proyecto— o por insumos, más que por productos o resultados finales.
(Hood: 114).
24

Este enfoque ha sido criticado, además, por su incapacidad para generar un conjunto de
principios normativos para organizar los servicios públicos, que hayan sido construidos a
base del estudio acumulativo de casos, capaces de señalar bajo que circunstancias debe
preferirse el principio A antes que los principios B, C o D. Este enfoque no ha ido más allá —
se afirma— de coleccionar algunos proverbios que se revelan, además, frecuentemente
incompatibles entre sí —aquellas simplificaciones de las que tanto se quejó, en su momento,
Herbert Simón—. Por ello, muchas de las patologías que presenta actualmente la polit́ ica
pública derivan de la aplicación indiscriminada de tecnologia
́ privada a procesos públicos. En
esa medida, y a pesar de su popularidad, este enfoque está lejos aún de aventajar
intelectualmente la teoría ortodoxa. Para David Hart y William G. Scott, el campo de la
administración pública tiene que librarse de su dependencia de los valores de la gestión
privada y desarrollar tanto una filosofía como una concepción para la educación del servicio
público que enfatice las fortalezas y peculiaridades de la administración pública. Desde su
punto de vista, "la administración pública no es un tipo de tecnologiá , sino una especie de
tentativa o empeño moral." (Southern Review of Public Administration 1982, núm. 6: 40-52).

III. Comentarios finales


1. Toda disciplina atraviesa periódicamente una profunda revaloración. En el caso de la
administración pública esta revaloración ha sido casi permanente. La administración pública
tuvo su punto máximo de aceptación académica y política con el New Deal. Sin embargo,
casi inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial la prominencia de la
administración pública descendió estrepitosamente. El crecimiento de las ciencias sociales
modernas y, en especial, una ciencia política más orientada al conductismo y una economia ́
más orientada a la estadística, debilitó el monopolio que tenía la administración pública sobre
el estudio y la práctica del gobierno. Mientras tanto, los estudios emergentes de políticas
públicas enfrentaron el reclamo de prescripciones para una administración más eficiente.
Cambios polit́ icos y sociales se combinaron con viejos problemas para desacreditar la
disciplina. La percepción del fracaso gubernamental que se acentuó en las últimas dos
décadas generó severas crit́ icas a la administración pública por su incapacidad para
proporcionar técnicas eficaces de gestión pública^ No obstante, después de dos décadas de
críticas, la administración pública como disciplina conserva intuiciones, explicaciones
tentativas, así como interesantes áreas de desarrollo. En opinión de un especialista, son
necesarias dos medidas generales para fortalecer la disciplina: en primer lugar, deben
redescubrirse sus problemas centrales. En segundo lugar, deben formularse soluciones
innovadoras a los problemas que plantea la realidad dinámica de los programas
públicos. (Public Administration Review 1990: 411 -419).
El futuro de la administración pública está sujeto en gran parte al redescubrimiento de los
principios fundamentales sobre los cuales se basa la disciplina. En primer lugar, debe
reconocerse y redefinirse la importancia y el comportamiento de las organizaciones
administrativas en el proceso político. En segundo lugar, parece igualmente indispensable
entender cómo varia ́ la conducta administrativa y cómo conceptualizar estos cambios.
Las instituciones administrativas deben considerarse participantes importantes por derecho
propio. Es innegable su influencia en las tareas del gobierno y evidente el hecho de que
diferentes estructuras organizativas producen resultados distintos. No obstante, las
instituciones deben adaptarse a los cambios de su ambiente para ser efectivas. Esto, a su
vez, tiene dos consecuencias:
a) Las organizaciones administrativas son frecuentemente criaturas de su pasado aunque, en
ocasiones, adquieren vida propia con independencia de las fuerzas que las producen;
25

b) El reto principal de estas organizaciones, como actores del sistema político, es adaptarse
a los problemas futuros desde una perspectiva arraigada en su tradición; deben desarrollar
métodos y técnicas que les permitan aprender de sus errores y acoplarse a las situaciones
que les esperan.
Esta perspectiva "neo-institucionalista" está influida por otras muchas disciplinas y escuelas.
(March 1989: 227). Su atención se concentra en las relaciones que mantiene la conducta
burocrática con su actuación pasada y futura. Asimismo, atiende tanto los problemas internos
de la administración como las condiciones externas (apoyo polit́ ico, por ejemplo).
Por otra parte, reconoce la importancia crit́ ica de la información en la toma de decisiones.
Pero, sobre todo, subraya el papel de las instituciones como actores independientes —el
comportamiento de las instituciones es independiente del comportamiento de quien las
crea—. Por tanto, una estrategia prometedora para comprender el futuro de la administración
pública es, en primer lugar, constituir una teoría que nos revele la forma como evoluciona el
desarrollo de las organizaciones, la manera en la que influyen estas conductas en los
resultados de la burocracia, y lo que pueden hacer los administradores públicos para mejorar
estos resultados.
Aunque en las últimas décadas han surgido y se han desarrollado varios enfoques
alternativos para estudiar las cuestiones básicas de la disciplina, la administración pública no
ha sido sustituida ni desplazada. Las alternativas han sido estimulantes porque han señalado
las debilidades de la administración pública tradicional y han planteado nuevas preguntas.
Estas debilidades y nuevas preguntas llevan a la disciplina de regreso a sus
cuestionamientos originales: la importancia de entender a las instituciones como actores
investidos de un alto grado de autonomía en el proceso político y la relación de estos actores
con el contexto en que se desenvuelven. (Public Administration Review 1990:417).
Durante la posguerra, los críticos de la administración pública rechazaron su intento de
proporcionar principios de validez universal cuando lo que se necesitaba era una visión
sofisticada y plural. Ello requeria ́ el reconocimiento no solo de lo que daba unidad y
permanencia a la disciplina sino también de la pluralidad de sus intereses y la temporalidad
de sus explicaciones. Diferentes procesos administrativos representan, a su vez, distintos
problemas polit́ icos y administrativos. El avance de la disciplina requiere reconocer y
comprender estas variaciones tanto como las convergencias.
La falta de una doctrina estable, más o menos coherente de la administración pública, deriva
de su dependencia directa, sin mediación de una teoria ́ , de la situación de su objeto; el cual,
por su dinámica permanente, desarticula a cada instante un conjunto errático de supuestos
que a cada momento intentan —sin lograrlo— ponerse a la par con la realidad. Tal vez
la primera condición para que los estudiosos de la administración pública produzcan una
literatura menos circunstancial y efímera es el examen cuidadoso del comportamiento de su
objeto de estudio desde una perspectiva histórica, junto con el estudio detenido de lo que
han escrito en esta área de interés mentes más especulativas y filosóficas.
Puede ser que algunos problemas de la administración pública carezcan de solución. Esto
parece ser verdad para los más profundos y viejos de ellos, los cuales nos muestran los
límites de nuestro entendimiento. En tal caso, la comprensión que logremos dependerá de
que mantengamos apresado el problema en lugar de abandonarlo, como de que lleguemos a
comprender las fallas de cada intento de solución, así como de los intentos anteriores.
2. Una tendencia contemporánea sugiere que todas las organizaciones en la sociedad
democrática deberán ser evaluadas por el grado de su publicidad, el grado en que expresen
valores públicamente definidos. En tal esfuerzo, la teoria ́ de la administración pública,
especialmente aquellas partes vinculadas al tema de la democracia, auguran convertirse en
26

los modelos de teoria ́ organizacional del futuro. "Somos estudiosos no sólo de la


Administración Pública sino de las organizaciones públicas, nuestro propósito es administrar
el cambio en busca de valores sociales públicamente definidos." (Denhardt 1990: 65).
En medio de una tradición publiadministrativa orientada a la institucionalidad y legalidad de la
decisión y la gestión públicas, parece conveniente y urgente insistir en una teoria ́ positiva
que respalde juicios normativos, en la corrección fáctica y lógica de las polit́ icas, en su
eficiencia y en su eficacia. Y quizá ello no sea posible sin teorías sólidas de acción colectiva,
con énfasis en teoria
́ de las organizaciones.
Todo el trabajo intelectual de la década ha sido saber por qué el gobierno fracasó, por qué
llegó tan lejos en sus errores, con el fin de llegar a saber cómo podría el gobierno ser eficaz
en sus tareas y promesas y, más radicalmente, para averiguar si el gobierno posee la
capacidad de ofrecer soluciones y a cuáles problemas. El problema de fondo ha sido el de
saber cuál es el ámbito de lo gubernamentalmente factible. (Aguilar 1990: 20).

ADMINISTRACIÓN PÚBLICA: CONCEPTO Y DISCIPLINA


Esto quizá liberaría a la administración pública, hoy sometida a consideraciones
institucionales-jurid ́ icas (repertorio de leyes, reglamentos, competencias, organismos) y
operativas (técnicas y procedimientos menores para cumplir órdenes y aplicar decisiones
previas). "Al centrar a la administración pública en el proceso mismo de la decisión se
rescataria ́ su sentido clásico de gobierno, de 'buen gobierno' y se reconstruiría la visión
integral del objeto de estudio y de la profesión, lo cual suprimiría la noción que la designa
servicio subordinado meramente operativo." (Aguilar 1990. Política pública y gobierno del
Estado: 251). La promesa de la administración pública es tender un puente entre los deseos
de la sociedad —incluidos los medios para realizarlos— y la gestión pública, la cual debe
disciplina y su fecundidad futura.
3. Por último, cabe mencionar un par de riesgos a los que está expuesta la educación de los
administradores públicos. El primero consiste en la interpretación de su adiestramiento como
adaptación educativa al medio. Indudablemente, nadie está preparado para desempeñar su
labor en la burocracia si no se capacita para las tareas concretas y requisitos que ella
comprende y exige. Sin embargo, el administrador público ha de ser educado también
para criticar su propio ámbito de trabajo y acción, para compararlo con lo que son o deben
ser los mejores gobiernos, y reconocer las diferencias entre lo que es apropiado y viable en
su burocracia y aquello que es apropiado y viable en otras. Ha de ser adaptado a la
administración pública en la que vive, ciertamente, porque sin esa adaptación no podrá
desempeñar su papel en la administración pública ni podrá sobrevivir en ella. Pero no ha de
adaptarse por completo al ambiente que le rodea, porque eso sería formar una generación
totalmente incapaz de cambio o mejoramiento alguno, incapaz también para realizar
descubrimientos o experimentos, y para adaptarse a esos cambios que acontecen
perpetuamente sin que haya existido acto deliberado alguno para desencadenarlos. La
educación de un administrador público ha de ser, en parte, un proceso de adaptación a
nuestro gobierno y sociedad tal como son y, en parte también, una preparación para la clase
de gobierno y sociedad que deseamos.
En segundo término, no debe enfatizarse en exceso el aprendizaje de conocimientos
exclusivamente "útiles" o "prácticos" en la formación del administrador público. Esta
perspectiva subestima la importancia de la investigación "desinteresada" en el proceso
cientif́ ico; es decir, desdeña las nuevas perspectivas y, más grave aún, la vitalidad que revela
el conocimiento conseguido sólo por curiosidad. Lo que importa —se dice— es transformar, y
no sólo comprender; pero frecuentemente los administradores públicos no podrán actuar sin
27

que antes no hayan "explicado" un fenómeno o situación especif́ icas, y la explicación, en


ocasiones, nos dirá que no hay nada que hacer. De manera general, no es del todo seguro
que el desarrollo de nuestras capacidades de explicación en la ciencia y arte de la
administración pública se acompañen de un desarrollo correlativo de nuestras capacidades
—y de nuestra voluntad— de acción. La superioridad del administrador público, si alguna
tiene, es haber sido entrenado para percibir los problemas o dificultades administrativas, ahí
donde un polit́ ico o un hombre común no sospecharia ́ nada. "El hombre administrativo
reconoce que el mundo que percibe es un modelo drásticamente simplificado de la creciente
y ruidosa confusión que constituye el mundo real." (Simón 1957:67).
___________________________________

El derecho a la ciudad: claves para entender la


propuesta de crear “Otra ciudad posible“
Charlotte MATHIVET

09 / 2009

Historia del derecho a la ciudad: una propuesta que va más allá de un nuevo concepto
El derecho a la ciudad no es una propuesta nueva. El término apareció en 1968 cuando el
francés Henri Lefebvre escribió su libro El derecho a la ciudad tomando en cuenta el impacto
negativo sufrido por las ciudades en los países de economía capitalista, con la conversión de
la ciudad en una mercancía al servicio exclusivo de los intereses de la acumulación del
capital.

Como contrapropuesta a este fenómeno, Lefebvre construye una propuesta política que
parte de la ciudad para reivindicar la posibilidad que la gente volviera a ser dueña de la
ciudad. Frente a los efectos causados por el neoliberalismo, como la privatización de los
espacios urbanos, el uso mercantil de la ciudad, la predominancia de industrias y espacios
mercantiles, se propone una nueva perspectiva política denominada derecho a la ciudad. La
ciudad fue tomada por los intereses del capital y así dejó de pertenecer a la gente, por lo
tanto Lefebvre aboga a través del derecho a la ciudad por “rescatar el hombre como
elemento principal, protagonista de la ciudad que él mismo ha construido”. El derecho a la
ciudad es entonces restaurar el sentido de ciudad, instaurar la posibilidad del “buen vivir”
para todos, y hacer de la ciudad “el escenario de encuentro para la construcción de la vida
colectiva”

Asimismo, la vida colectiva se puede construir sobre la base de la idea de la ciudad como
producto cultural, colectivo y, en consecuencia, político. La ciudad, como lo analiza Jordi
Borja, es un espacio político, donde es posible la expresión de voluntades colectivas, es
espacio para la solidaridad, pero también para el conflicto. El derecho a la ciudad es la
posibilidad de construir una ciudad en la que se pueda vivir dignamente, reconocerse como
parte de ella, y donde se posibilite la distribución equitativa de diferentes tipos de recursos:
trabajo, de salud, de educación, de vivienda, recursos simbólicos: participación, acceso a la
información, etc.
28

El derecho a la ciudad es “el derecho de toda persona a crear ciudades que respondan a las
necesidades humanas. Todo el mundo debería tener los mismos derechos para construir los
diferentes tipos de ciudades que queremos. El derecho a la ciudad como lo afirma David
Harvey, no es simplemente el derecho a lo que ya está en la ciudad, sino el derecho a
transformar la ciudad en algo radicalmente distinto”.

La reivindicación de la posibilidad necesaria de crear otra ciudad, se basa en los derechos


humanos, y más precisamente en los Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC).
El fenómeno de la ciudad está analizado y pensado a través de los conceptos de ciudadanía
y espacio público con una visión integral e interdependiente de los derechos humanos para
lograr la meta de recuperar la ciudad para todos sus habitantes. Sin embargo, es importante
aclarar que el derecho a la ciudad no es un derecho más, es el derecho a hacer cumplir los
derechos que ya existen formalmente. Por eso el derecho a la ciudad se basa en una
dinámica de proceso y de conquista, en el cual los movimientos sociales son el motor para
lograr el cumplimiento del derecho a la ciudad.

La Carta Mundial por el Derecho a la Ciudad


Un paso fundamental en la construcción del derecho a la ciudad ha sido la elaboración de la
Carta Mundial por el Derecho a la Ciudad articulada por Habitat International Coalition (HIC).

Un conjunto de movimientos populares, organizaciones no gubernamentales, asociaciones


profesionales, foros y redes nacionales e internacionales de la sociedad civil, comprometidas
con las luchas sociales por ciudades justas, democráticas, humanas y sustentables,
construyeron una Carta Mundial por el Derecho a la Ciudad que busca recoger los
compromisos y medidas que deben ser asumidos por la sociedad civil, los gobiernos locales
y nacionales, parlamentarios y organismos internacionales para que todas las personas vivan
con dignidad en las ciudades.

El proceso que dio pie a esta iniciativa se inició dentro de las actividades preparatorias de la
II Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente que bajo el título
« Cumbre de la Tierra” se realizó en Río de Janeiro, Brasil, en 1992. El Foro Nacional por la
Reforma Urbana (FNRU) de Brasil, la Coalición Internacional para el Hábitat (HIC) y el Frente
Continental de Organizaciones Comunales (FCOC) conjuntaron esfuerzos para redactar y
suscribir en esa ocasión el Tratado sobre Urbanización “Por ciudades, villas y poblados
justos, democráticos y sustentables”. Como parte del proceso preparatorio de la Cumbre de
la Tierra, HIC organizó ese mismo año, en Túnez, el Foro Internacional sobre Medio
Ambiente, Pobreza y Derecho a la Ciudad en el que, por primera vez, miembros de nuestra
Coalición provenientes de diversas regiones del mundo debatieron sobre el tema. Unos años
más tarde, en octubre de 1995, varios miembros de HIC participamos en el encuentro “Hacia
la Ciudad de la Solidaridad y la Ciudadanía” convocado por UNESCO. Este encuentro abrió
de hecho la participación de este organismo en el tema de los derechos urbanos. Ese mismo
año las organizaciones brasileñas promovían la Carta de Derechos Humanos en la Ciudad,
antecedente civil del Estatuto de la Ciudad que promulgaría años más tarde el gobierno de
Brasil (ler Foro Nacional de Reforma Urbana, FNRU: Articulando la sociedad civil en Brasil.
Otro hito importante en el camino que condujo hacia la iniciativa de formular una Carta
Mundial por el Derecho a la Ciudad lo constituyó la Primera Asamblea Mundial de
Pobladores, realizada en México en el año 2000, en la que participaron alrededor de 300
29

delegados de organizaciones y movimientos sociales de 35 países. Bajo el lema “repensando


la ciudad desde la gente”, se debatió en torno a la concepción de un ideal colectivo que diera
base a propuestas orientadas a la construcción de ciudades democráticas, incluyentes,
educadoras, habitables, sustentables, productivas y seguras. Un año después, ya en el
marco del Primer Foro Social Mundial, se abriría el proceso conducente a la formulación de
la Carta. A partir de entonces, y en ocasión de los encuentros anuales del Foro Social
Mundial y de los Foros Sociales regionales, se ha venido trabajando sobre los contenidos y
las estrategias de difusión y promoción de la Carta.

En forma paralela a estas iniciativas de la sociedad civil, algunos gobiernos, tanto a nivel
regional, como nacional y local, han venido generando instrumentos jurídicos que buscan
normar los derechos humanos en el contexto urbano. Destacan, entre los más avanzados a
nivel internacional, la Carta Europea de Salvaguarda de los Derechos Humanos en la
Ciudad, firmada hasta ahora por más de 400 ciudades, el Estatuto de la Ciudad de Brasil,
decretado en julio de 2001; y, a escala local, la Carta de Montreal, y la Carta de la ciudad de
México por el derecho a la ciudad. Cabe destacar también la inclusión reciente del derecho a
la ciudad en las constituciones de Ecuador (ler Derecho a la vivienda y la ciudad en la nueva
Constitución de Ecuador) y de Bolivia.

Las dimensiones y los componentes del derecho a la ciudad


El derecho a la ciudad es:

 el derecho a un hábitat que facilite el tejido de las relaciones


sociales
 el derecho a sentirse parte de la ciudad (sentido de cohesión social
y construcción colectiva)
 el derecho a vivir dignamente en la ciudad
 el derecho a la convivencia
 el derecho al gobierno de la ciudad
 el derecho a la igualdad de derechos

Según la Carta Mundial del Derecho a la Ciudad, este nuevo derecho es un derecho
colectivo de los habitantes de las ciudades, en especial de los grupos vulnerables y
desfavorecidos, que les confiere legitimidad de acción y de organización, basado en sus usos
y costumbres, con el objetivo de alcanzar el pleno ejercicio del derecho a la libre
autodeterminación y un nivel de vida adecuado. Se realiza el derecho a la ciudad cuando
hay:

 ejercicio pleno de la ciudadanía y gestión democrática de la ciudad


 función social de la ciudad y de la propiedad urbana
 igualdad, no discriminación
 protección especial de grupos y personas en situación de
vulnerabilidad
 compromiso social del sector privado
 impulso de la economía solidaria y políticas impositivas progresivas
 planificación y gestión social de la ciudad
 producción social del hábitat
30

 desarrollo urbano equitativo y sustentable


 derecho a la información pública
 libertad e integridad
 participación política
 derecho a la justicia
 derecho a la seguridad pública y a la convivencia pacífica, solidaria
y multicultural
 derecho al agua, al acceso y suministro de servicios públicos
domiciliarios y urbanos
 derecho al transporte público y la movilidad urbana
 derecho a la vivienda
 derecho al trabajo
 derecho a un medio ambiente sano y sostenible

En resumen, la Carta Mundial por el Derecho a la Ciudad basa su propuesta en tres ejes
fundamentales:

 el ejercicio pleno de la ciudadanía, es decir el ejercicio de todos los


derechos humanos que aseguran el bienestar colectivo de los
habitantes y la producción y gestión social del hábitat;
 la gestión democrática de la ciudad, a través de la participación de
la sociedad de forma directa y participativa, en el planeamiento y
gobierno de las ciudades, fortaleciendo las administraciones
públicas a escala local, así como las organizaciones sociales;
 la función social de la propiedad y de la ciudad, siendo
predominante el bien común sobre el derecho individual de
propiedad, lo que implica el uso socialmente justo y
ambientalmente sustentable del espacio urbano.

Según Borja, el desarrollo y legitimación de los derechos ciudadanos dependerá de un triple


proceso:

 Un proceso cultural, de hegemonía de los valores que están en la


base de estos derechos y explicitación de los mismos;
 Un proceso social, de movilización ciudadana para conseguir su
legalización y la creación de mecanismo y procedimientos que los
hagan efectivos;
 Un proceso político-institucional para formalizarlos, consolidarlos y
desarrollar las políticas para hacerlos efectivos.

El mismo autor afirma que los actores principales de este proceso no son las estructuras
políticas tradicionales del estado y los partidos políticos, sino movimientos sociales. Así, el
derecho a la ciudad es una respuesta estratégica, un paradigma frente a la exclusión social y
a la segregación espacial generado por el neoliberalismo. Es una reivindicación para que la
gente vuelva a ser dueña de la ciudad y es un escenario de encuentro para la construcción
de la vida colectiva.
31

Las estrategias de conquista del derecho a la ciudad


Basándose en la constatación de que actualmente se ha creado “ciudades sin ciudadanos”,
el derecho a la ciudad es la bandera de lucha para estos mismos a quienes les han quitado
el derecho a tener un espacio digno para desarrollarse. El derecho a la ciudad contiene
muchos derechos lo que lo vuelve muy difícil de exigir e implementar, es entonces una
bandera de lucha para los movimientos sociales. Para conquistar el derecho a la ciudad, es
necesario primero difundir lo que es, activar los procesos de movilización social e incidir en la
formulación de políticas públicas. Este proceso se ha desarrollado de manera amplia en
varios países de América Latina, sobre todo en Brasil, México y Ecuador. Sin embargo, el
derecho a la ciudad no es una propuesta que solamente tuvo resonancia en esta región:
tiene un carácter claramente global y este dossier sobre derecho a la ciudad tiene como
objetivo de difundir las experiencias desarrolladas en distintos países del mundo de derecho
a la ciudad, para así demostrar que sí, otra ciudad es posible.

Eso implica cambios estructurales profundos en los patrones de producción, consumo y en


las formas de apropiación del territorio y de los recursos naturales. El derecho a la ciudad se
refiere a la “búsqueda de soluciones contra los efectos negativos de la globalización, la
privatización, la escasez de los recursos naturales, el aumento de la pobreza mundial, la
fragilidad ambiental y sus consecuencias para la supervivencia de la humanidad y del
planeta.” Tomando en cuenta la crisis global que vivimos hoy día, y que presenta un carácter
sobretodo urbano (partiendo de la crisis del mercado inmobiliario en Estados Unidos), Harvey
afirma que “si esta crisis es fundamentalmente una crisis de urbanización, entonces, la
solución debería ser la urbanización, y ahí es donde la lucha por el derecho a la ciudad es
fundamental, puesto que tenemos la oportunidad de hacer algo diferente”. Sí, existen
alternativas al desarrollo urbano basado en la mercantilización, la privatización, el deterioro
de los vínculos sociales, y el derecho a la ciudad es una herramienta, una propuesta para
lograr la construcción de ciudades diferentes en donde todos puedan tener un lugar para vivir
en dignidad.

Lefebvre, Henri, Le droit à la ville, Paris, 1968.

Borja, Jordi, La Ciudad Conquistada, Alianza Ed., Barcelona, 2003

Harvey, David en el Foro Social Mundial, Belém 2009. www.hic-


net.org/articles.php?pid=3107

Velásquez, Fabio (ed.), Conversaciones sobre el derecho a la ciudad, Gente Nueva


Editorial, Bogotá, 2007

Habitat International Coalition, HICademy, biblioteca en línea de temas


habitacionales. www.hic-
net.org/habitatthemesresults.php?t=3000&s=0&dt=Derecho%20a%20la%20ciudad. ww
w.hic-al.org/proyectos/derechoalavivienda/desc/derechociudad2.html
32

HIC (Habitat International Coalition) - General Secretariat / Ana Sugranyes Santiago Bueras
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LA DESTRUCCIÓN CAPITALISTA DEL MEDIOAMBIENTE Y LA


ALTERNATIVA ECOSOCIALISTA

En memoria de Bertha Cáceres, militante indígena, ecologista y feminista hondureña,


asesinada el 3 de marzo de 2016, por sicarios de las multinacionales, y de todas las mártires
de las luchas por la justicia medioambiental.

Introducción

1.1. La presión que ejerce la humanidad sobre el Sistema Tierra aumenta cada vez de forma
más rápida desde los años 1950. En estos inicios del siglo XXI, alcanza niveles
extremadamente alarmantes y continúa creciendo en casi todos los ámbitos. Hay umbrales
críticos de degradación que están ya a día de hoy su-perados en muchos ámbitos, como la
concentración atmosférica de gases de efecto invernadero. Existe un riesgo real, innegable,
de que esta presión cuantitativa creciente, palpable en todas partes y en todos los ámbitos,
desemboque en una transformación cualitativa que podría ser brusca (en algunos decenios)
y en gran parte irreversible. El Sistema Tierra entraría entonces en un nuevo régimen de
equilibrio dinámico, caracterizado tanto por unas condiciones geofísicas y geoquímicas
muy diferentes a las actuales, como por una disminución incluso mayor de la riqueza
biológica. Además de las consecuencias sobre otros seres vivos, la transición hacia un
nuevo régimen pondría en peligro, cuanto menos, la existencia de cientos de millones de
seres humanos de entre los más pobres, en especial mujeres, niños y personas mayores. En
el peor extremo, un hundimiento ecológico de proporciones globales podría conllevar el
colapso de nuestra propia especie.

1.2. El riesgo aumenta día a día, pero aún estamos a tiempo de conjurarlo o, al menos,
limitar y contener la catástrofe. Efectivamente: no es la existencia humana en general la
causa determinante de la amenaza sino más bien el modo de producción y reproducción
social de esta existencia, que también implica un modo de distribución y consumo, además
de determinados valores culturales. Este modelo, en vigor desde hace ya casi dos siglos, el
capitalismo, es insostenible porque la competencia para obtener beneficio, que es su fuerza
motriz, implica una tendencia ciega al crecimiento cuantitativo ilimitado, incompatible con
los flujos y ciclos limitados de la materia y la energía en el sistema Tierra. A lo largo del
siglo XX, los llamados países del "socialismo real" fueron incapaces de ofrecer una
alternativa a la destrucción productivista del medioambiente, a la cual, por el contrario, han
contribuido de forma muy importante. Al inicio del siglo XXI, la humanidad está
confrontada a una obligación sin precedentes: controlar su desarrollo en todos los ámbitos
con el fin de hacerlo compatible con los límites y la buena salud del medioambiente en el
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seno del cual se ha podido desarrollar. Ningún proyecto político puede situarse al margen
de esta conclusión de los estudios científicos sobre el "cambio global". Al contrario, todo
proyecto político debe ser juzgado, en primer lugar, por la comprensión de este riesgo, las
respuestas sistemáticas que aporta al mismo, la adecuación de estas respuestas con las
exigencias fundamentales de la dignidad humana y su articulación con su programa sobre
otras cuestiones, sobre todo las sociales y económicas.

2. La quiebra entre la urgencia de una alternativa ecosocialista radical y las relaciones


de fuerza y los niveles de conciencia

2.1. Es urgentemente necesario establecer una relación completamente diferente del ser
humano y la naturaleza, basada en “cuidar” a ambos. Esta nueva relación no surgirá
simplemente de acciones individuales dirigidas a cambiar los comportamientos; exige un
cambio estructural de la relación de los seres humanos entre sí: la erradicación total y global
del capitalismo como modo de producción de la existencia social. Esta erradicación es, en
efecto, la condición sine qua non de una gestión racional, temperada y prudente del
intercambio de materiales entre la humanidad y el resto de la naturaleza. Las ciencias y la
técnica podrían facilitar esta gestión, pero sólo si su desarrollo deja de estar dictado por el
beneficio capitalista.

2.2. El capitalismo verde y el acuerdo de París no permiten salir de la destrucción ambiental


en general y, concretamente, del peligro del negacionismo climático. La alternativa no
puede venir más que de una política global que satisfaga las necesidades humanas reales, es
decir, aquellas que no están determinadas por la influencia del mercado sino por una
deliberación democrática, lo que permitiría a las poblaciones apropiarse de nuevo de su
destino, liberarse de la alienación mercantil y romper la lógica impersonal de acumulación
productivista que caracteriza al capital.

2.3. Los ejes de esta alternativa son:

- Socialización del sector energético: es el único medio de salir de las energías fósiles,
detener las nucleares, reducir radicalmente la producción y consumo de energía y guiar una
transición rápida hacia un sistema de renovables, descentralizado y eficiente, de acuerdo a
los imperativos ecológicos y sociales

- Socialización del sector crediticio: es indispensable, vista la imbricación de los sectores


energéticos y financieros en las inversiones de gran calado y larga duración, y también para
la puesta a disposición de recursos financieros necesarios para la transición

- Abolición de la propiedad privada de los recursos naturales (suelos, aguas, viento, energía
solar, geotermia, recursos marinos, etc.) y de los recursos propios de los diversos saberes.
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- Destrucción de todos los stocks de armamento, supresión de la producción inútil (el propio
armamento) o dañino (petroquímica, nuclear) y producción de valores de uso
democráticamente determinados en lugar de valores de cambio

- Gestión comunal y democrática de estos recursos en función de las necesidades humanas


reales dentro del respeto al buen funcionamiento y la capacidad de renovación de los
ecosistemas

- Abolición de todas las formas de desigualdad y discriminación basadas en el género, la


raza, la etnia, la religión o la orientación sexual, y la emancipación de todas las oprimidas,
en particular de las mujeres

- Abolición del trabajo obligado, del trabajo como pro-ductor de mercancía – en tanto que
categoría alienante – ajeno a la libre actividad humana y destructora del tiempo libre

- Una política socio-económica a largo plazo, dirigida a reequilibrar las poblaciones urbanas
y rurales y superar la contraposición entre ciudades y campo

2.4. Una quiebra profunda separa esta alternativa, objetivamente necesaria, y las actuales
relaciones de fuerza social y los niveles de conciencia actuales. Esta quiebra no puede ser
superada más que por las luchas concretas de las explotadas y oprimidas en defensa de sus
condiciones de existencia y de su entorno. Se trata de, mediante la conquista de
reivindicaciones inmediatas, llevar a la radicalización a capas cada vez más amplias de la
población, en una vía en la que converjan sus luchas y se formulen reclamaciones
incompatibles con la lógica capitalista (reivindicaciones transitorias).

Algunas exigencias clave en el marco de esta estrategia son:

- Desinversión en energías fósiles. Supresión de subsidios al desarrollo de proyectos fósiles


y al transporte basado en estas energías. Denuncia de la colaboración público-privada que
domina el sector energético mundial

- Movilización contra los proyectos extractivistas – en particular las nuevas explotaciones


petrolíferas y de gas de esquisto – así como contra las grandes obras inútiles construidas
para el sector fósil (aeropuertos, autopistas, etc.)

- Parar lo nuclear y poner fin al carbón, las arenas bituminosas y el lignito

- Apoyar los proyectos de formación permanente y popular en sostenibilidad ecológica

- Rechazo de la apropiación capitalista de los territorios, los océanos y sus recursos

- Reconocer los derechos de los pueblos originarios, así como sus saberes y su modo de
gestionar los ecosistemas de forma sostenible
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- Conceder el estatus de refugiados a las víctimas de catástrofes ecológicas/climáticas.


Respeto total de los derechos democráticos para las refugiadas en general. Libertad de
movimiento y de asentamiento

- Defender los derechos de las mujeres luchando contra todo intento de criminalizar las
decisiones de las mujeres sobre sus capacidades reproductivas. Aborto y contracepción
libres y gratuitos, sostenidos por la seguridad social. Desfeminización y desprivatización de
los cuidados de menores, enfermas y personas mayores, porque es una responsabilidad
colectiva.

- Garantizar buenos sistemas de seguridad social, ase-gurando la vida de las personas y unas
pensiones suficientes

- Abolir los tratados de libre comercio, multilaterales y bilaterales, y sacar las tecnologías
ecológicas del mar-co del Acuerdo general sobre el comercio de servicios (AGCS) de la
OMC

- Respeto de los compromisos adquiridos en torno al Fondo Verde (100 mil millones
anuales), que se desarrollaran a través de donaciones (no de préstamos). Gestión pública del
Fondo Verde, no por el Banco Mundial sino por los representantes de los países del Sur,
bajo control de las comunidades y de los movimientos sociales.

- Imponer tasas fiscales a los transportes internacionales, aéreos y marítimos, y dedicar el


volumen de dichas tasas a los países del sur, en concepto de compensación (parcial) de la
deuda ecológica

- Reconocimiento de la deuda ecológica con los países del sur. Abolición (sin
indemnización, excepto para los pequeños acreedores) de las deudas públicas que el
imperialismo utiliza como forma de imponer un mal desarrollo, injusto e insostenible

- Tasar las transacciones financieras y llevar a cabo una reforma fiscal redistributiva para
que el capital y los capitalistas paguen la transición

- Abolición del sistema de patentes; y, en concreto, prohibición inmediata de patentar lo


vivo y las tecnologías de conversión/almacenamiento de energía. Erradicación de los
dispositivos que permiten el robo de saberes ancestrales a los pueblos autóctonos, especial-
mente por parte de las compañías farmacéuticas

- Refinanciación significativa de la investigación pública y eliminación de los dispositivos


que la subordinan a la industria

-Promover la soberanía alimentaria y la protección de la biodiversidad por medio de la


reforma agraria
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- Pasar a una agricultura ecológica y campesina local, de proximidad, informada por el


interés público y sin OGM ni pesticidas

-Abolición de la cría animal industrial. Fuerte reducción de la producción y consumo de


carne. Respeto al bienestar animal

- Prohibición de la publicidad y fomento del reciclaje, la reutilización y la reducción:


rechazo del modelo consumista, despilfarrador y energívoro impuesto por el capital

- Gratuidad de la energía y el agua imprescindibles para las necesidades básicas y, más allá
de ese límite, fiscalidad fuertemente progresiva en función del consumo, para combatir el
despilfarro. Extender la esfera de gratuidad de los bienes (productos alimentarios básicos) y
servicios (transporte público, educación, salud, etc).

- Garantizar a las trabajadoras de las empresas que desaparecerán en el marco de la


transición el derecho a proponer una alternativa en la producción de infraestructuras
sostenibles. Si esas alternativas se relevaran irrealizables, mantenimiento de los derechos
sociales a la reconversión, a un nuevo empleo o a la jubilación.

- Desarrollo de empresas públicas y comunitarias orientadas a la creación de empleos para


la puesta en pie de la transición ecológica al margen del beneficio, bajo control obrero y
ciudadano (sobre todo en el ámbito de la producción eléctrica, de la construcción-
aislamiento-renovación de edificios, de la movilidad de las personas para salir del
"automóvil para todo", del reciclaje de los desechos y de la reparación de los ecosistemas)

- Reducción colectiva y radical del tiempo de trabajo sin pérdida de salario, reduciendo la
cadencia en el trabajo y con nueva contratación proporcional (especialmente de mujeres,
jóvenes y miembros de minorías): junto con el desarrollo del sector público, es la condición
por excelencia para conciliar la reducción de la producción con la creación del pleno
empleo y la asunción social de la transición

- Extensión de los derechos de organización y control de los trabajadores y trabajadoras de


las grandes empresas, sobre todo en lo que respecta a la salud en el trabajo, la durabilidad
de los productos, la eficiencia de la producción, etc, así como protección de quienes dan la
voz de alerta sobre estas cuestiones

- Reforma urbana a largo plazo, orientada a terminar con la especulación del suelo, a
"desartificializar" la ciudad (agricultura urbana) y a liberarla del coche en beneficio del
transporte colectivo, de los huertos colectivos y de la movilidad blanda, espacios reservados
a peatones y ciclistas.

2.5. Este programa no es exhaustivo; será enriquecido de forma constante por las luchas
concretas. Desde una perspectiva ecosocialista, este enriquecimiento debe ser guiado por
los principios clave de una transición justa: justicia ambiental y social, responsabilidades
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comunes pero diferenciadas, lucha contra las desigualdades y mejora de las condiciones de
vida, rechazo del colonialismo verde y del racismo ambiental, prioridad de las soluciones
colectivas, internacionalismo y principio de precaución. Por encima de todo, se trata de
desarrollar el empoderamiento de las explotadas y las oprimidas por medio de la
democracia, la descentralización, el control y la apropiación – o reapropiación – colectiva
de los comunes. Porque lo que es común se define por el proceso social de su construcción
democrática, y no por la naturaleza – que haría ciertas cosas “comunes” mientras otras
quedan sujetas a la apropiación privada. Por lo tanto, estas reivindicaciones no forman una
solución “llave en mano”: indican una dirección general que seguir para abrir una vía
anticapitalista, ecosocialista y ecofeminista que modificará todas las esferas de actividad
(producción, distribución, con-sumo) y vendrá acompañada de un profundo cambio de
valores. No son aplicables de forma separada, pero una salida a la crisis no puede ser
posible sin su aplicación coordinada y planificada. El conjunto forma un todo coherente,
incompatible con el funcionamiento normal del sistema capitalista. No hay otra solución, no
hay atajos para hacer frente a la urgencia de la situación.

3. Trabajo asalariado, alienación y ecosocialismo

3.1. Solo las y los explotados y oprimidos pueden llevar la lucha medioambiental hasta el
fin, porque la abolición del sistema capitalista se corresponde con sus intereses de clase.
Pero el capital incorpora a las trabajadoras al incorporarlas mediante la compra de su fuerza
de trabajo. En condiciones "normales" del modo de producción capitalista, la existencia
cotidiana del proletariado depende del funcionamiento del sistema que les mutila directa e
indirectamente y que mutila el medioambiente. Esta contradicción hace que la participa-
ción del movimiento obrero en la lucha es al mismo tiempo difícil y decisiva. La dificultad
tiende a crecer en la situación actual porque la reestructuración de la economía conduce a
un desempleo masivo y deteriora la relación de fuerzas entre el trabajo y el capital.

3.2. Las direcciones mayoritarias del movimiento sindical se alinean con el llamado
"capitalismo verde" a través de una línea de colaboración de clase. Tienen la ilusión de que
la transición capitalista, a condición de que sea pactada, reducirá masivamente el paro me-
diante el relanzamiento del crecimiento gracias a la producción "verde". Frente a esta
corriente sindical dominante, algunos sectores se inclinan hacia el populismo y el
proteccionismo, incluso hacia el negacionismo climático. En algunos casos, en efecto, la
defensa del clima sirve de pretexto a los ataques capitalistas, o se da la circunstancia de que
sindicalistas creen que al poner en duda la realidad podrán evitar la destrucción de empleos
en los sectores fósiles o vinculados a los mismos. Por consiguiente, alimentar el debate en
torno a las alternativas ecosocialistas y contribuir a la emergencia de una izquierda en
ruptura con el capitalismo en el interior de los sindicatos constituye una tarea de
importancia estratégica.

3.3. Sectores sindicales de izquierda participan en las luchas medioambientales,


(fundamentalmente a través de las "Trade Unions for Energy Democracy" y la reclamación
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de la creación de empleos climáticos). Estas campañas implican en sus acciones a los


sindicatos y sus miembros, que temen pérdidas masivas de empleos. Todas estas
importantes iniciativas sindicales imputan la responsabilidad de salir de la economía fósil a
las empresas contaminantes y a los gobiernos que las han protegido y subsidiado. En esta
medida, despiertan reivindicaciones anticapitalistas que pueden ser ampliadas y coordinadas
cuando las trabajadoras se enfrenten a la gravedad de la crisis ecológica (Trade Union For
Energy Democracy, por ejemplo, defiende la socialización de la energía). Es evidente que
las fuer-zas capitalistas tratarán de limitar el radicalismo de estas campañas para
mantenerlas dentro del marco de “respeto a la competitividad de las empresas” (Resolución
sobre Transición Justa, World Congress - International Trade Union Confederation,
Vancouver). Por otra parte, las campañas por el empleo climático se basan a menudo en
estimaciones demasiado optimistas de crecimiento del empleo en la transición. No siempre
se tiene en cuenta que la sostenibilidad exige una reducción de la producción. No obstante,
el cierre de industrias dañinas – desde la fabricación de armas a las centrales térmicas de
carbón – y la reconversión de la industria automovilística hacia la fabricación y mante-
nimiento de un sistema de transporte público masivo son medidas prioritarias en la
transición. Es cierto que ésta también implicará un crecimiento del empleo en otros
sectores. Por ejemplo, el desmantelamiento de la industria agroquímica en beneficio de una
agricultura ecológica y el desarrollo de un sector público o comunitario bajo control social
ofrecerán posibilidades de reconversión. Conviene también asumir el hecho de que esta
reorganización de la actividad de acuerdo a las necesidades sociales, al igual que la
reducción de las desigualdades sociales, no son objetivos limitados a una región concreta,
sino objetivos globales que implican nuevos empleos para la reparación de los daños
causados a los países del sur. No obstante, una reducción global de la producción es
necesaria. El movimiento obrero debe responder a esto con una exigencia de reducción de
jornada sin pérdida de salario. La lucha contra el cambio climático es una reivindicación
anti-productivista por excelencia. Es el medio privilegiado para gestionar racionalmente los
intercambios materiales con la naturaleza dentro del respeto a la dignidad humana, es decir,
de conciliar el pleno empleo y la supresión de producción inútil y dañina, o de la
obsolescencia programada.

3.4. La degradación de la relación de fuerzas entre el capital y el trabajo se traduce sobre


todo en el deterioro de las condiciones de trabajo, y esto conlleva la intensificación de los
ataques capitalistas contra la salud de las trabajadoras; en particular, de las y los precarios.
Entre las trabajadoras, la lucha contra el incremento de las enfermedades profesionales
constituye la base para hacer avanzar la conciencia de que el Capital destruye tanto la Tierra
como a ellas mismas. Destrucción que también adquiere la forma del incremento de los
riesgos psicosociales, que no solo está ligado a las formas de organización y de control en el
trabajo, sino también a los estragos medioambientales que muchos trabajadores y
trabajadoras se ven obligados a llevar a cabo por orden del capital. La defensa de la salud
constituye también un punto de apoyo para la convergencia –a menudo difícil- de las
reivindicaciones de las y los trabajadores de empresas contaminantes, de las poblaciones
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adyacentes que también padecen esa polución, y de los movimientos en defensa del medio
ambiente.

4. Luchas de las mujeres y ecosocialismo

4.1. Son los pueblos indígenas, el campesinado y la juventud quienes se sitúan en la


vanguardia de la lucha por el medio ambiente, y las mujeres juegan un papel primordial en
estos tres sectores. Esto es debido a su opresión específica, no a su sexo biológico. La
opresión patriarcal impone a las mujeres actividades sociales directamente vinculadas a los
"cuidados" que les sitúan en primera línea de los desafíos medioambientales. Puesto que
producen el 80 % de los productos alimenticios en los países del Sur, las mujeres están
directamente confrontadas a los estragos del cambio climático y de la agroindustria. Porque
asumen la mayoría de las tareas en la crianza de los niños y el mantenimiento de la casa, las
mujeres están directamente confrontadas a los efectos de la destrucción y la contaminación
del medio ambiente en los ámbitos de la salud y la educación.

4.2. En el ámbito ideológico, los movimientos de mujeres conservan la memoria de las


experiencias de instrumentalización del cuerpo de las mujeres en nombre de la ciencia
(campañas de esterilización forzada, etc.), lo que favorece una visión crítica de la
pseudoracionalidad científica mecanicista como instrumento de dominación y
manipulación.

4.3. Los combates de las mujeres aportan un plus particular, precioso e irremplazable al
desarrollo de la conciencia anticapitalista global, que favorece la integración de las luchas.
Según la ONU, la gama completa de medios de planificación familiar sigue sin ser
accesible para, al menos, 350 millones de parejas en el mundo. Más de 220 millones de
mujeres no disfrutan de los servicios básicos ligados a la reproducción, que son a menudo la
diferencia entre la vida y la muerte. 74.000 mujeres mueren cada año como consecuencia de
abortos clandestinos, la mayor parte en países del sur. Cada año, 288.000 mujeres (el 99%
en países del sur) mueren por causas evitables relacionadas con el embarazo y el parto.
Luchando contra la apropiación patriarcal de su cuerpo, así como de su capacidad natural de
reproducción, y contra la explotación del trabajo doméstico gratuito que realizan en su
mayoría, las mujeres alientan la comprensión de que el capitalismo se basa no solo en la
apropiación de la naturaleza y la explotación de la fuerza de trabajo a través del trabajo
asalariado, sino también en la invisibilización patriarcal del trabajo de cuidados y de
reproducción de la fuerza de trabajo. A estos tres pilares se une un cuarto: la explo-tación y
la opresión racistas. Es decir, estos cuatro pilares del capitalismo tienen en última instancia
un denominador común que es la apropiación de los re-cursos naturales, de la que forma
parte la fuerza de trabajo humano. La lucha de las mujeres (1) a favor del derecho al control
de su cuerpo, su sexualidad y sus capacidades reproductivas, (2) contra las discrimina-
ciones sexistas de las que son víctimas en el mercado de trabajo asalariado y en la
producción en general, y (3) a favor del reconocimiento social y del reparto del trabajo
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doméstico, forman parte integral del combate ecosocialista. Las luchas de las mujeres
enriquecen y amplían el horizonte de la liberación.

5. Cuestión agraria y ecosocialismo

5.1. A nivel mundial, el campesinado y las obreras agrícolas constituyen el sector social
más masivamente comprometido con la lucha medioambiental en general y la climática en
particular. Este papel de vanguardia es la respuesta a la brutal agresión del capital que
quiere acabar con el campesinado independiente para convertirlo en mano de obra
desempleada (para presionar sobre los salarios) o en asalariadas agrícolas o situaciones
asimilables –que produzcan mercancías mediocres a precio barato para el mercado mundial
en lugar de productos alimenticios de buena calidad para las poblaciones locales. Todo ello
es fruto del trabajo de organización y concienciación desarrollado por sindicatos
campesinos como Vía Campesina, y especialmente por las ocupaciones de tierra de los
campesinos que carecen de ella.

5.2. A diferencia de las asalariadas, el pequeño campesinado no está integrado en el capital.


A pesar de que la producción para el mercado tiende a imponerles objetivos y métodos
productivistas, los campesinos y campesinas siguen conservando la mentalidad del artesano
preocupado por "trabajar bien". A pesar del poder de su enemigo capitalista, se movilizan
para preservar o reconquistar la propiedad de sus medios de producción. Ahora bien, la
desigual relación de fuerzas frente la agroindustria y la gran distribución les lleva a buscar
alianzas con otros movimientos sociales; sobre todo, con las trabajadoras y el movimiento
ambientalista. En cuando a las obreras agrícolas, sobre todo los temporeros sin-papeles y
sobrexplotados, sobre todo ellas, casi no tienen ninguna perspectiva, ni de convertirse en
campesinos ni de superar los límites ultra-precarios del asalariado. Su lucha es
objetivamente anticapitalista.

5.3. La importancia de la cuestión agrícola no debe ser juzgada solamente por la proporción
de agricultoras en la población activa, sino a partir de cinco hechos objetivos:

5.3.1. Los modos de la producción de agrícola y de pesca están en el centro de desafíos


decisivos para la salud humana (obesidad, enfermedades cardiacas, alergias, etc) y de
protección del medioambiente que muestran la fuerza destructiva del capital. Los cambios
de comportamiento de las consumidoras no pueden liderar la transición ecológica, pero las
elecciones en materia de alimentación pueden sostenerla como redes que dan soporte a la
reorientación y que tienen un impacto ecológico significativo. La reivindicación de la
“soberanía alimentaria” pone en cuestión la capacidad de las multinacionales para utilizar el
arma de la alimentación contra las luchas de los pueblos, y permite unir a las consumidoras
y productoras en torno a una lucha y unas prácticas que generan conciencia anticapitalista.

5.3.2. El papel de las mujeres en la producción agraria. Las mujeres constituyen el 43 % de


la mano de obra agraria en los llamados "países en desarrollo". La discriminación patriarcal
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se traduce en el reducido tamaño de sus explotaciones y sus cabañas, en un nivel de


mecanización más débil, en una carga de trabajo más pesada para un rendimiento inferior
debido al peso de las tareas improductivas – obtención de agua y madera–, en el acceso más
reducido a la formación y al crédito (pero mayor que los hombres al micro-crédito). Las
asalariadas tienen un estatus más precario que el de los hombres. La emancipación de las
agricultoras en tanto que mujeres es una de las condiciones determinantes para responder
tanto al reto de la alimentación como al de la agricultura ecológica. Se trata, por lo tanto, de
un asunto ecológico en sí mismo.

5.3.3. El sector agrícola-forestal en su conjunto es responsable de más del 40 % de las


emisiones de gas de efecto invernadero. La agroindustria es, además, un agente clava de la
contaminación química de la biosfera, mientras que la pesca industrial y la contaminación
del agua por la agroindustria son factores determinantes del declive de la biodiversidad en
el entorno acuático. Al mismo tiempo, el calentamiento amenaza la productividad de la
tierra, y la acidificación provocada por el calentamiento climática amenaza los ecosistemas
acuáticos.

5.3.4. En su mayor parte, el declive de la biodiversidad no se frenará mediante la creación


de reservas naturales sino mediante el impulso de una agricultura ecológica. Por otra parte,
para detener el cambio climático ya no basta con reducir las emisiones de gas de efecto
invernadero. En las próximas décadas es preciso retirar carbono de la atmósfera. En su
lógica de beneficio, el capital no puede reaccionar más que a través de las tecnologías de
aprendiz de brujo de la geoingeniería y de una apropiación generalizada de los servicios
eco-sistémicos. La agricultura campesina y una silvicultura racional son los únicos medios
de disminuir la concentración de carbono eficazmente, sin peligros y manteniendo la
justicia social. Así, la protección de la biodiversidad y la del clima refuerzan la necesidad
de una alternativa ecosocialista y construyen las bases materiales para el rol decisivo de la
alternativa agroecológica en esta alternativa de conjunto.

5.3.5. El paso a una agricultura (y a una pesca y silvicultura) ecológica es un factor de


primer orden para la construcción de una sociedad ecosocialista, de la misma importancia
que la democracia de los productores y la utilización de una energía 100 % renovable.
Ahora bien, esta agricultura es más intensiva en mano de obra que la agricultura industrial.
El paso a una silvicultura sostenible y a la restauración / protección de los ecosistemas
implica también un incremento de la población dedicada a estas actividades. Responder a
este desafío exige una política de largo aliento sobre la revalorización del trabajo agrícola,
la formación de trabajadoras y el equipamiento de zonas rurales con infraestructuras y
servicios para las personas, así como el desarrollo de una agricultura urbana.

6. Pueblos indígenas, buen vivir y ecosocialismo

En América del Norte, Central y del Sur, en África, Asia y Oceanía, los pueblos originarios
se sitúan también en primera línea. Su combate se suma a menudo al de los campesinos y
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campesinas y al de las comunidades rurales; pero es específico. Los pueblos originarios


producen su existencia social a partir de una relación directa con el medioambiente que han
moldeado y que constituye su espacio vital. Debido a ello, estos pueblos están en el punto
de mira de muchos actores capitalistas muy poderosos y ávidos de saquear recursos natu-
rales: multinacionales del petróleo, del gas, mineras, de la madera y de la pasta de papel, de
la carne, de la agroindustria, del sector farmacéutico, sin contar las financieras de la
"compensación carbono" disfrazadas de defensoras ecológicas de los bosques. Por regla
general, todos estos saqueadores extractivistas actúan con la complicidad de los gobiernos
nacionales y de las autoridades locales, que invocan objetivos de desarrollo y necesidades
ecológicas para disimular su afán de lucro y su desprecio neocolonial hacia los pueblos
indí-genas. Por su parte, éstos generalmente no disponen de ningún título de propiedad
sobre los recursos de su entorno. No disponen de más medios que la lucha para evitar su
expulsión. Para luchar, los pueblos primitivos protegen y dan a conocer su cosmogonía, que
es de una riqueza maravillosa para el conjunto de la humanidad y una fuente de inspiración
para el ecosocialismo. Frente al capitalismo que intenta aplastarlos y apropiarse de sus
recursos y sus saberes, estos pueblos juegan un papel de vanguardia en la lucha por una
sociedad ecológicamente sostenible. Incluso en los casos en los que los pueblos originarios
se han urbanizado, mantienen una relación con su comunidad y su cultura mientras hacen
frente a problemas diferenciados, especialmente el de la discriminación. Tienen buenas
razones para buscar aliados que refuercen su combate.

7. Autogestión, control y alternativa política

7.1. Los profundos cambios en el modo de vida y en las perspectivas de desarrollo que
necesita la transición ecológica no se podrán imponer desde arriba, de forma autoritaria o
tecnocrática. Sólo serán realizables si la mayoría de la población se convence de que son
indispensables y compatibles con la mejora significativa de sus condiciones de existencia;
es decir si se hacen deseables. Esto exige un cambio de calado en las conciencias con el
objetivo de dar más valor al tiempo, al control de lo que se produce y al trabajo no alienado
que a la acumulación infinita de bienes materiales. Se trata de impulsar la educación
permanente sobre la gravedad de la destrucción medioambiental y sus causas. Frente a la
impotencia capitalista, se trata de esti-mular procesos democráticos de control activo, de ha-
cerse cargo de la transición, de intervenir en las decisiones públicas, incluso de la
apropiación común de la producción y de la reproducción social, así como de la protección
de los ecosistemas amenazados. Por su propia naturaleza, estos procesos se combinan con
las luchas de las nacionalidades oprimidas en favor de sus derechos sociales y su derecho
democrático a la auto-determinación. Se trata de esbozar en la práctica la invención de
relaciones emancipadas entre los seres humanos y entre la humanidad y el resto de la
natura-leza, para mostrar que "es posible otro mundo". Estas prácticas de los sectores
sociales más comprometidos en las luchas animan al movimiento obrero a combatir la
influencia del productivismo en su interior.
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7.2. Hay que apoyar y alentar de forma activa al movi-miento a favor de las desinversiones
en energías fósiles y el movimiento de las ciudades en transición. En general, las
experiencias de control obrero, de control ciudadano, de gestión participativa, incluso de
autogestión, así como las luchas de las mujeres a favor de su reconocimiento social y el
reparto de las tareas domésticas, crean el terreno apropiado para la formación de una
conciencia y de un proyecto anticapitalistas que incluya la dimensión ecosocialista. Como
se ha mostrado en Europa y, sobre todo, en América Latina las experiencias de agricultura
ecológica cooperativa que influyen en el movimiento obrero. Por otra parte, numerosas
experiencias de producción autogestionada involucran a trabajadores y trabajadoras
despedidas, a gente en la exclusión y a gente precaria e incluso a sin papeles y a solicitantes
de asilo. Estas alternativas aportan una respuesta inmediata a la exclusión social masiva y
permanente que degrada la existencia y la dignidad de las personas. Todas ellas ocupan un
lugar importante en la estrategia ecosocialista, porque rechazan el fatalismo, generan
solidaridad y van más allá de los círculos militantes medioambientalistas.

Sin embargo es ilusorio creer que su generalización por contagio al conjunto de la sociedad
permitirá evitar la catástrofe ecológica: las medidas socio-económicas estructurales –
fundamentalmente, la socialización del crédito y la energía– resultan indispensables. Las
iniciativas de transición han de articularse en base a la exigencia de una planificación
democrática de la transición que incluya al mismo tiempo la satisfacción de las necesidades
sociales y el respeto a los imperativos ecológicos. Sin dicha articulación, estas iniciativas
pueden conducir a la despolitización, incluso acabar, a largo plazo, en una coexistencia con
el sistema basado en obtención de beneficios.

7.3. La lucha contra los grandes proyectos fósiles constituye un elemento clave del
movimiento general para interferir, controlar y hacerse cargo de la transición. Las
manifestaciones masivas, la ocupación de los emplazamientos, de las minas, y las campañas
de desobediencia civil permiten oponerse de forma concreta a la dinámica "crecentista" y
"extractivista" del capital. Estas luchas tienen una importancia de primer orden para la
defensa de los ecosistemas y de las comunidades humanas que habitan en ellas y que las
han conformado. Tienen una importancia estratégica para la defensa del clima, porque el
nivel actual de infraestructuras constituye un cuello de botella que estrangula la
valorización de las reservas de capital fósil. Constituyen un medio privilegiado para
establecer puentes a nivel territorial entre las luchas campesinas, de los pueblos indígenas,
de la juventud, las mujeres y, a partir de ahí, exigir al movimiento obrero que se adhiera a la
lucha. La construcción de redes internacionales de estas resistencias permite mejorar la
relación de fuerzas, disipar las acusaciones de NIMBY ["no en mi patio trasero", por sus
siglas inglesas] y reforzar la legitimidad de las reivindicaciones. En determinados casos,
esto imponer reformas que, aún en el marco del capitalismo, pueden servir de puntos de
apoyo para radicalizaciones posteriores.

7.4. La convergencia necesaria de las luchas sociales y medioambientales no tiene por


objetivo una convergencia basada en un compromiso estable entre la cuestión
44

medioambiental y social. Se trata de un proceso dinámico de clarificación, de


recomposición y de radicalización. Semejante proceso implica múltiples conflictos entre
sectores sociales, en particular, conflictos con los sectores del movimiento obrero que
practican la colaboración de clase con el productivismo. Mostrando un sentido táctico
indispensable e insistiendo en las ventajas de la transición ecológica para las trabajadoras
(especialmente en términos de empleos y salud), es necesario resistir al movimiento obrero
alineado con el productivismo. En un conflicto entre sectores sociales comprometidos con
el medioambiente y sectores obre-ros alineados con el productivismo o el proteccionismo,
apoyamos a los primeros mientras tratamos de convencer a los segundos para que cambien
su posición. En este caso, deberíamos tratar de proponer alternativas programáticas sólidas
dirigidas a aumentar los derechos y el bienestar de trabajadoras y comunidades, que no
tienen porqué pagar las decisiones de las empresas y los gobiernos que las apoyan.

7.5. Ganar al movimiento obrero y al resto de movimientos sociales para la lucha en favor
de un programa de transición ecosocialista solo es posible a través de la emergencia de
alternativas políticas, que se planteen como objetivo llegar al gobierno para implementar un
plan global de reformas estructurales anticapitalistas que satisfaga a la vez las necesidades
sociales y los imperativos medioambientales. Sin la construcción de estas alternativas
políticas y sin su articulación con los movimientos sociales, esta perspectiva común se
redu-cirá a una quimera, de modo que el medioambiente será sacrificado en el altar de lo
social, o a la inversa. La puesta en pie de un gobierno ecosocialista que rompa con el
capitalismo apoyándose en la movilización social es la clave de bóveda de un programa
ecosocia-lista urgentes. Ahora bien, el ecosocialismo en un solo país no es posible. La
formación de semejante gobierno no constituye más que una etapa transitoria de un pro-
ceso permanente orientado al derrocamiento del capitalismo en todo el planeta.

8. Tecnología, autogestión y descentralización

8.1. "La Comuna es la forma política al fin descubierta para llevar a cabo dentro de ella la
emancipación eco-nómica del trabajo " escribía Marx en sus lecciones de la Comuna de
París. En el siglo XIX, el capitalismo creo un sistema energético cada vez más uniforme y
centralizado, cuyo control técnico y político implicaba respectivamente un amplio aparato
burocrático y un complejo sistema de delegaciones de poder. Evidentemente, este sistema
no es la causa de la degeneración burocrática de la URSS –que fue, sobre todo, producto de
la contra-revolución estalinista–; pero en cierta medida, lo favoreció. Inversamente, la
flexibilidad y la adaptabilidad de las tecnologías no garantizan un socialismo democrático,
pero abre nuevas posibilidades para re-formas estructurales anticapitalistas a partir de un
desarrollo territorial descentralizado, organizado en base al control democrático de los
recursos energéticos renovables disponibles y de su utilización por parte de las
comunidades locales. Pero la materialización de estas posibilidades depende de la lucha de
clases. La confiscación solo de una parte de las fortunas acumuladas por las
petromonarquías árabes sería suficiente para financiar proyectos regionales de desarrollo
alternativo, basados en la energía solar y dedicados a la satisfacción de las necesidades
45

sociales a nivel local, en Oriente Próximo y Oriente Medio. En esa misma línea, es
deplorable que los denominados gobiernos latinoamericanos "progresistas" no hayan
invertido los recursos obtenidos con la explotación fósil en planes de transición social y
ecológica orientada a otro tipo de desarrollo, descentralizado, democrático, más equilibrado
entre la ciudad y el campo, centrado en las comunidades y basado en un 100 % en las
renovables.

8.2. Las tecnologías energéticas renovables modifican también la articulación de medidas


estructurales y experiencias de control o autogestión a nivel territorial, lo que abre nuevas
posibilidades de autonomía energética. De ese modo, gana actualidad y credibilidad el pro-
yecto de una sociedad ecosocialista democrática basa-da en una red de órganos de poder
descentralizados. Este ámbito de lucha, incluyendo también la soberanía alimentaria, es
particularmente importante para los países del Sur en el marco de un modelo de desarrollo
alternativo al modelo imperialista.

9. Destrucción medioambiental y compromiso social de las científicas

Las respuestas capitalistas son insuficientes ecológicamente y socialmente injustas porque


están sesgadas al considerar las reglas sociales del mercado como leyes naturales
ineludibles. Esto lleva a determinados científicos a sumarse al campo de la lucha. Su
compromiso tiene como telón de fondo la crítica a la parcialización creciente de la
investigación y su subordinación cada vez mayor a las necesidades del capital y a su
temporalidad. Un número minoritario, pero creciente, de investigadores e investigadoras
perciben la necesidad del trabajo interdisciplinar y transdisciplinar, que implica la
colaboración con los sectores sociales. En ese con-texto, emerge la oportunidad para
redefinir "el saber", sacarlo de su aislamiento y de volverlo contra el capital. Esta
oportunidad aumenta por el incremento, en determinados sectores de la clase dominante, de
la irracio-nalidad y la negación de hechos objetivos, dos elementos reaccionarios
encarnados sobre todo por Donald Trummp. Los ecosocialistas deben contribuir a apro-
piarse a manos llenas de esta oportunidad. No se trata de someter el movimiento social a la
dictadura de la "ciencia" o de los expertos sino, al contrario, de poner su pericia al servicio
del movimiento social y someterlo a la crítica. Ello puede aumentar en gran medida la
credibilidad y la legitimidad de las opciones anticapitalistas. En concreto, la experiencia de
la cooperación internacional de los científicos constituye una baza importante para
desarrollar el internacionalismo.

10. Autoorganización de las poblaciones afectadas

3.9.1. Los medios para conjurar LA catástrofe que viene están terriblemente atrasados en
relación a las exigencias. Por tanto, van a darse catástrofes ecológicas "antrópicas" de forma
múltiple; especialmente debido a fenómenos meteorológicos extremos (inundaciones,
ciclones, etc.). Esto crea situaciones de desorganización y de caos que son explotados por
los especulado-res e instrumentalizadas para ejercer la dominación (política, económica,
46

geoestratégica). Al mismo tiempo, estas situaciones pueden ser propicias para desarrollar
iniciativas de construcción de redes de solidaridad alternativa a las agencias imperialistas,
así como la auto-organización de la ayuda, de la acogida de refugiados y refugiadas e
incluso de la reconstrucción y de la vida social en general. Así pues, estas iniciativas
cuentan con una gran legitimidad porque resultan vitales en estas circunstancias y son más
eficaces que la ayuda internacional [oficial]. El factor subjetivo es determinan-te para
concretar las posibilidades de este tipo. Esta perspectiva forma parte integrante de nuestra
estrategia ecosocialista en tanto que estrategia revolucionaria. Más en general, la
persistencia de la impotencia capitalista frente al desarrollo de la crisis ecológica contribuye
a crear una situación objetivamente propicia, tanto para la barbarie como para la revolución.

11. Ecosocialimo e internacionalismo

11.1. En el plan de urgencia ecosocialista, la exigencia de localización de la producción y


de la soberanía alimentaria se inscribe en una perspectiva autogestionaria e internacionalista
radicalmente opuesta tanto a la globalización capitalista como a la soberanía nacional.
Particularmente en los países desarrollados, esto re-quiere prestar una gran atención a las
tentativas de recuperación de la extrema derecha o derecha radical. Ambas tratan de
desvirtuar las reivindicaciones ecológicas hacia pseudorespuestas nacionalistas que siem-
pre están al servicio del capital y crean pasarelas hacia temas racistas, islamófobos y
reaccionario-tradicionalistas en general. La exigencia de la localización y de la soberanía
alimentaria constituye el terreno favorito de estas tentativas. Por tanto, es crucial enmarcar
con cuidado estas reivindicaciones para evitar toda recuperación.

11.2. Nos oponemos a la deslocalización de empresas hacia países con bajos costes, y
somos partidarios de la localización de la producción en general, pero no apoyamos la
exigencia de relocalización de empresas que han deslocalizado. En efecto; la idea de la
relocalización implica que las trabajadoras de los países con costos reducidos pierden su
empleo en beneficio de los de los países imperialistas que recuperan el suyo. En lugar de
unir a los trabajadores de los diferentes países frente a sus explotadores, esta reivindicación
los pone en conflicto y les desarma frente a las exigencias patronales de competitividad para
el mercado. La localización de la producción se inscribe en un proyecto totalmente
diferente, que parte de las necesidades ecológicas y sociales, en particular el derecho al
empleo y al salario para todas cerca del lugar donde desarrollan su vida. Igualmente, para
nosotros, la soberanía alimentaria no es una soberanía nacional sino una soberanía a nivel
de los territorios en tanto que entes constituidos históricamente por las comunidades. Por lo
tanto, respeta la historia de las comunidades. Defendemos la solidaridad intercomunitaria
que permite gestionar los recursos comunes e intercambiarlos sobre la base del apoyo
mutuo y la complementariedad, y no de competencia y sobre-explotación.

11.3. En general, las fórmulas "proteccionistas de izquierda y solidarias" dan credibilidad a


la idea de que la competencia que ejercen países con salarios bajos y que no protegen el
medio ambiente son la causa fundamental de las pérdidas de empleo industrial en los países
47

desarrollados. Sin embargo, la causa principal de estas pérdidas de empleo es el incremento


de la productividad del trabajo en un contexto en el que el movimiento histórico por la
reducción del tiempo de trabajo está bloqueado debido a una relación de fuer-zas en horas
bajas. Adoptando una visión obsoleta de la economía mundial basada en la competencia
entre países, cuando el papel fundamental lo juegan las multinacionales, el "proteccionismo
de izquierdas" desvía la atención de la contradicción capital-trabajo en beneficio de un
frente interclasista en defensa de la competitividad. El "proteccionismo de izquierdas" se
presenta como internacionalista, pero pasa de largo por la competencia destructora de las
exportaciones de productos agrícolas a bajo coste de los países desarrollados hacia los
países del Sur y otras manifestaciones de la dominación imperialista. El peligro de
contaminación racista a partir de las posiciones soberanista es significativo. Efectivamente,
en los países más desarrollados, es fácil que haya traspasos desde la defensa del empleo –
mediante la preservación de la competitividad de las empresas contra la competencia de los
países con salarios bajos – a la defensa del empleo mediante la lucha contra la competencia
de los trabajadores sin-papeles o desplazados, porque representan, por así decirlo, "un
tercer-mundo a domicilio". Es justamente a esta trampa mortal a la que la extrema derecha
quiere llevar al movimiento obrero y al movimiento en defensa del medioambiente.

No hay atajo posible para resolver, al mismo tiempo, el paro y la destrucción del
medioambiente mediante un frente común entre el capital y su fuerza de trabajo. En lugar
de un frente con los patronos, las trabajadoras deben organizar campañas de solidaridad que
les permitan encontrar la unidad y la fuerza para vencer la crisis.

11.4. De cara a un gobierno ecosocialista que comenzara a romper con la lógica capitalista
apoyándose en la movilización de las explotadas y oprimidas, evidentemente, defenderemos
el derecho de ese gobierno a proteger su política a través de medidas como el monopolio del
comercio exterior, el control del movimiento de capitales, etc. Pero en este caso no se trata
de proteger las empresas capitalistas contra la competencia internacional: se trata, por el
contrario, de proteger la política anticapitalista al tiempo que se llama a todas las explotadas
y oprimidas de otros países a luchar para que esa victoria se propague a otros países, en una
perspectiva internacionalista de derrocamiento del capitalismo mundial. Tal política se
encuentra en las antípodas del "proteccionismo", que siempre conduce a subordinar las
reivindicaciones ecológicas y sociales a la necesidad de reforzar el capitalismo nacional en
el mercado mundial, es decir, en última instancia… al libre cambio.

11.5. El ecosocialismo puede comenzar a nivel nacional pero no puede realizarse


plenamente más que a nivel mundial, porque la gestión racional y prudente del sistema
mundial exige una planificación democrática mundial. El trabajo científico mundial
realizado por organismos como el IPCC, el IGBP (Programa Internacional Geosfera) y
otros, muestra que esta planificación democrática mundial es posible. Esto que los
científicos hacen a su nivel también podría hacerse por representantes democráticamente
electos de los movimientos sociales y, en parte, ya lo hacen hoy organizaciones como la Vía
Campesina y otros sindicatos.
48

12. Conclusión: Ecosocialismo y revolución

La lucha absurda e irracional de expansión y acumulación indefinidas, así como su


productivismo obsesionado por la búsqueda de beneficio a cualquier precio son
responsables de que la humanidad se encuentre hoy día al borde del abismo: destrucción
ecológica, vuelco climático.

El paso del “progreso destructivo” capitalista al ecosocialismo es un proceso histórico, una


transformación revolucionaria y permanente de la sociedad, de la cultura y las
mentalidades. Esta transición conducirá no sólo a un nuevo modo de producción y a una
sociedad igualitaria y democrática, sino también a un modo de vida alternativo, una nueva
civilización, más allá del reino del dinero, más allá de los hábitos de consumo producidos
artificialmente por la publicidad, y más allá de la producción ilimitada de mercancías
inútiles. Y, como dijo Marx, el Reino de la Libertad empieza por la reducción del tiempo de
trabajo.

Es importante subrayar que un proceso como este no puede tener lugar sin la
transformación revolucionaria de las estructuras sociales y políticas por medio de una
acción de masas de la gran mayoría de la población. El desarrollo de una conciencia
socialista, feminista y ecologista, es un proceso en el cual el factor decisivo es la
experiencia de lucha colectiva de los propios pueblos, desde las confrontaciones locales y
parciales hasta la transformación radical de la sociedad.

Soñar y luchar por un socialismo verde, o por un comunismo solar – como se dice a veces –
no implica dejar de luchar por reformas concretas y urgentes. Sin hacernos ilusiones sobre
el capitalismo verde, debemos ganar tiempo e imponer a los poderes efectivos medidas
concretas contra la catástrofe actual, empezando por una reducción radical de las emisiones
de gases de efecto invernadero.

Las reivindicaciones ecológicas urgentes pueden favorecer un proceso de radicalización,


siempre que rechacemos la limitación de los objetivos que pretende adecuarlas a las
exigencias del mercado capitalista o de la “competitividad”.

Cada victoria, cada avance parcial, puede llevar inmediatamente a una reivindicación más
alta, un objetivo más radical. Las luchas en torno a problemas concretos son importantes no
sólo porque son bienvenidas en sí mismas, además contribuyen a aumentar la conciencia
ecológica y socialista y promueven la autonomía y la auto-organización por abajo. Esta
autonomía y esta auto-organización son precondiciones necesarias y decisivas para una
transformación radical del mundo, que no será posible sino es por la auto-emancipación de
las oprimidas y las explotadas: las obreras y campesinas, las comunidades indígenas así
como las personas perseguidas por su raza, religión o nacionalidad.

Atrincheradas en sus refugios, las élites dirigentes del sistema son increíblemente poderosas
y las fuerzas de la oposición son pequeñas. Sin embargo, su desarrollo hasta un movimiento
49

de masas sin precedentes es la única esperanza para detener el curso catastrófico del
“crecimiento” e inventar una forma de vida deseable, más rica en cualidades humanas, una
nueva sociedad basada en los valores de la dignidad humana, la solidaridad, de la libertad y
del respeto a “la madre naturaleza”

_________________________________________

EL ARBITRO SUPREMO.PROBLEMA DEL


“GOBIERNO” DEL MUNDO

Luis Dallanegra Pedraza

INTRODUCCION

¿Cómo se “gobierna” el mundo? ¿Cómo alcanza y mantiene su


orden?
Las características de conformación y funcionamiento del sistema
mundial son diferentes y menos evolucionadas que las del sistema
estatal. El grado de evolución del sistema mundial, pensando en
términos “hobbesianos” de “pacto social”, es aún muy embrionario.
El “sistema mundial”, más allá del grado de institucionalización que ha
adquirido durante el siglo XX, no funciona como un “sistema social”.
En realidad, es un “sistema comunitario”, debido que no ha
alcanzado aún el nivel de “sociedad” 1.
De acuerdo con Ferdinand deTönnies, sociedades son aquellas
agrupaciones en las que predomina el elemento racional; lo que
quieren conscientemente todos o algunos de sus miembros; pero,
además, se da un determinado grado de institucionalidad, sea ésta
formal o no formal. Comunidades son aquellas agrupaciones en las
50

que los lazos que unen a sus miembros son predominantemente


naturales, espontáneos, basados más en lo que se siente que lo
que se piensa. Predominan las relaciones de poder. Ejemplo de
sociedad es el Estado; lo que más se acerca en el contexto
internacional es la Unión Europea(UE),por el alto grado de
racionalidad institucional alcanzado, a diferencia de otras
agrupaciones económico-comerciales en el resto del mundo 2.
Ejemplo de comunidad es la familia, la tribu 3.

Utilizando la terminología de Max Weber 4, en la sociedad existe una


“asignación autoritativa de conductas”, que involucra el reparto
directo de los recursos -derechos- o la distribución indirecta por medio
de la limitación de los derechos -obligaciones-. Mientras que en la
comunidad, prevalecen las relaciones en función de las
“capacidades”5. La atribución de recursos está determinada por las
capacidades y preferencias de los actores individuales que se
manejan según sus propias estimaciones de sus mejores intereses 6.
Son los lazos de poder los que predominan, mientras que en la
sociedad este poder está limitado por la “racionalidad de la
institucionalidad”, que tiene a su vez como tal, capacidad de exigir
y de sancionar.
En la comunidad, lo que prevalece es la capacidad de imponer
conductas a partir del poder, más que de la racionalidad. La tribu
opera típicamente de esta manera. Los más fuertes son los que
mandan y establecen las pautas de funcionamiento de la agrupación.
No existe un marco institucional que limita el poder.
Hay autores que consideran que el sistema internacional ha
transitado por los caminos “comunitarios” pero, luego de 1945, se
reunieron los requisitos para que exista una “sociedad internacional”
debido a que la multiplicidad de Estados existentes se consideran,
51

desde un punto de vista jurídico-institucional, recíprocamente iguales.


Esta sería la resultante del nacimiento de la ONU en 1945, que
integra normas surgidas del principio de “autolimitación” de los
Estados, estructurando además, diversos organismos de cooperación
política, económica y militar, cuya complejidad y variedad constituirían
la base regulatoria de la “sociedad internacional” 7.
Yo no estoy de acuerdo con este criterio, por lo expuesto más arriba,
a la vez que considero que ésta, continúa siendo una visión
“juridicista” e idealista, carente de realismo8. Sólo jurídicamente y
a los efectos del voto en organizaciones internacionales
gubernamentales con el sistema de “asignación autoritativa” 9 es que
existe tal igualdad. De todas formas, la ONU funciona alrededor de
una pequeña “élite” con capacidad de decisión, conformada por los
miembros permanentes del Consejo de Seguridad; la Asamblea
General no tiene capacidad decisoria. Por otra parte, en los hechos,
el sistema mundial es “asimétrico” y estratificado y sólo la
modificación de su “estructura” 10 puede modificar el “status” de sus
miembros.
Las características de organización y funcionamiento del Estado
y del sistema internacional son diferentes, debido a las diferencias
en la forma de operar y organizarse la comunidad y la sociedad.
Se puede hacer una comparación, para observar estas diferencias
siguiendo determinados criterios básicos de organización y gobierno.
En el Estado, las relaciones entre gobernante y gobernados son de
poder, pero existe un marco institucional -constitución y leyes- que
limita estas relaciones y las lleva a términos racionales, a la vez que
hay un poder de policía capaz de exigir el cumplimiento -de las
normas- o sancionar por incumplimiento 11.
El sistema mundial, si bien tiene elementos que tienden a
52

constituirlo como sociedad, especialmente su marco institucional que


propende a ser global, en distintas áreas: política, económico-
comercial, financiera, de seguridad, tiene como problema central, la
incapacidad de establecer un “poder de policía” con alcance
general. El poder de policía lo ejercen los más poderosos, pero
noes posible que se ejerza sobre ellos. La justicia-no en términos
judiciales, sino equitativos y distributivos, aunque en los casos
judiciales, también funciona de manera similar, v.gr. los Tribunales
Penales “especiales” como el de Ruanda o el de la ex-Yugoslavia, sin
perjuicio de casos anteriores, promovidos por EUA, mientras que este
país se niega a firmar y ratificar el Tribunal (o Corte) Penal
Internacional- es la justicia según la interpretación que tienen los más
poderosos. Las instituciones12 funcionan siguiendo el criterio de los
más poderosos que, en su interior, se vuelven generadores de reglas
e intérpretes de su aplicación. No existe un “árbitro global” que
establezca una “jurisdiccionalidad”, y tenga un “poder de policía”,
en cuyos límites, queden todos dentro.

CRITERIOS BASICOS DE ORGANIZACION Y GOBIERNO


Criterios/Ambitos Estado Sistema Internacional

Hay un gobernante que accede según No hay un gobernante, ni existen meto


metodologías constitucionales; salvo que sea plazos de gobierno. Los que tienen má
mediante un golpe de Estado. En este último establecen las reglas y las imponen.
caso, rigen los métodos de la “imposición” y la
“resistencia” como en toda “comunidad”.
Gobierno
Hay gobernados, pasivos y participativos. No existen gobernados, al no haber un
poderosos son “receptores pasivos” de
a las que pueden intentar modificar se
resistirse o subordinarse.

Entre gobernante y gobernados se da una La relación entre los más poderosos e


relación de poder, atendiendo a un marco menos poderosos es de poder en form
Relaciones de Poder constitucional donde se establecen los derechos y asimétrica.
las garantías; salvo en casos de gobiernos de
“facto” por golpe de Estado o dictaduras
53

“electivas”.

Esas relaciones de poder están “enmarcadas” y No hay un “parlamento del mundo”. El


limitadas por las pautas constitucionales y las los organismos internacionales, son la
leyes establecidas por el parlamento; salvo en de “co-legislación” entre los gobiernos
Marco Jurídico-
casos de gobiernos de “facto” por golpe de Estado tratado internacional o crean una orga
Institucional
o dictaduras “electivas”. pero, cada Estado, es “individualmente
medida de su poder, por el cumplimien
partes que le interesan de ese acuerdo

Hay un “poder de policía” con capacidad de exigir El poder de policía está cooptado por
el cumplimiento de las normas y de sancionar por existe un árbitro que supere la capacid
Poder de Policía
su incumplimiento. poderosos de interpretar, re-interpreta
normas, para exigirles o sancionarlos.

La validez está dada por una justicia equitativa y La equidad y la distribución, dependen
Justicia distributiva. “reparten” potencia -se puede- e impot
sobre los que menos poder tienen .14

ANTECEDENTES HISTORICOS DE ARBITROS GLOBALES

El sistema internacional no reúne las condiciones de un Estado


mundial, como hemos visto en el cuadro; por lo que no se puede
hablar de un “gobierno” mundial”. Por ello, creo que el término más
adecuado es el de “árbitro” 15global o supremo, para aquél o aquellos
actores que, estando por encima del resto, generan pautas de
gobierno.
Se podrían dar muchísimos ejemplos, tanto históricos como actuales.
Comenzando por el Imperio Romano cuya capacidad para
establecer conductas a las colonias no podía ser imitado a la inversa.
Por otra parte, permitía que las colonias eligieran sus gobiernos, pero
enviaba un “procónsul” encargado de asegurar que ninguna colonia
atentara contra sus intereses 16.
El Imperio Macedónico que era rígido, verticalista y militarista e
54

imponía los gobiernos en las colonias.

Igualmente con el Imperio Británico que hizo ocupación de territorios


por la fuerza y, cuando decayó su capacidad imperial, los fue
independizando dándoles status de autodeterminados para luego
neo-colonizarlos, sin que los países que fueron damnificados por la
55

ocupación de su territorio pudieran tener oportunidad, por un lado de


recuperación y por el otro de sancionar de alguna manera a Gran
Bretaña 17. Gran Bretaña manejó la política internacional, la economía
y el comercio de Sudamérica durante el siglo XIX, mientras EUA lo
hacía en Centroamérica y el Caribe español en una “división 18 de
esferas de influencia”.
En un contexto más global, árbitro supremo ha sido la pentarquía
europea en relación con la gran “periferia” mundial del siglo XIX
hasta la primera guerra mundial en el siglo XX.
A principios del siglo XX, el gobierno norteamericano mostró una
capacidad y una predisposición clara para ejercer el rol de “árbitro
supremo” en América Latina. El discurso de Theodore Roosevelt al
Congreso (6/XII/1904) en el que establece su “corolario” a la Doctrina
Monroe lo deja en claro:
“Aquellos países cuyos pueblos se conduzcan bien pueden contar
con nuestra calurosa amistad. (...) El mal comportamiento crónico o
una impotencia que resultara en un debilitamiento general de los
lazos de la sociedad civilizada, puede en América, como en cualquier
otro lugar, requerir en última instancia la intervención de una
Nación Civilizada, y en el Hemisferio Occidental, la adhesión de
Estados Unidos a la Doctrina Monroe puede obligar a Estados
Unidos, aunque a regañadientes, en casos flagrantes de mal
comportamiento o impotencia, a ejercer un poder de policía
internacional”19.
Durante todo el siglo XX EUA intervino en diferentes países de la
región, directa o indirectamente, con el objetivo declarado de luchar
contra el comunismo bajo el paradigma de “seguridad y desarrollo”;
a partir de la Cumbre de Reikjavick (1985) entre Ronald Reagan y
Mikjail Gorbachov, en la que hubo entendimientos y distensión,
cambió el paradigma intervencionista hacia “democracia20y
56

desarrollo”.
Durante el período del sistema bipolar entre 1945-47/1989-91, tanto
EUA como la URSS operaron como árbitros supremos en sus
esferas de influencia impermeables.
El imperio soviético y su control y dominio sobre una cantidad
significativa de repúblicas durante la etapa del sistema bipolar
muestra también cómo funciona un árbitro supremo en un mundo
dividido entre dos ideologías incompatibles.
En la etapa post Cumbre de Reikjavick, que significó una
modificación, no sólo en el relacionamiento entre las dos
superpotencias, sino también una nueva forma de articular su política
exterior por parte de la URSS a través de la “perestroika” con una
nueva manera de establecer vínculos con las Repúblicas soviéticas,
conocido como “glasnost”, se suceden una serie de acontecimientos
que derivan en la caída del Muro de Berlín (1989) y luego en la
desintegración de la URSS.

LA CUESTION DEL ARBITRO SUPREMO

Poco antes del fin del sistema bipolar, EUA intervino militarmente en
Irak en enero de 1991. La intervención estuvo legitimada y legalizada
por el Consejo de Seguridad de la ONU, que resolvió -al carecer de
medios propios-, “solicitarle” al gobierno norteamericano que se haga
cargo de la función militar, orientada a impedir que prolifere
armamento, que sí puede proliferar EUAy una pequeña élite de
Estados. Esta incapacidad del CS de la ONU es resultante de la no
puesta en funcionamiento del artículo 43 de su Carta, por otra parte
desvirtuada y debilitada por EUA y la URSS que decidieron crear
57

sistemas de seguridad colectivos -TIAR, OTAN, OTASE, CENTO,


ANZUS, Pacto de Varsovia- para resolver sus problemas,
inhabilitando a la ONU para que pudiera encargarse de esos
objetivos como verdadero “árbitro global”.
En la etapa post-bipolar, la tendencia continúa a través del
intervencionismo norteamericano a Afganistán (2001), Irak (II) (2003)
y las presiones a diferentes países bajo el lema de “Eje del Mal” y
lucha contra el terrorismo.
A las conductas estatales de control y dominio, se suma la de las
transnacionales en el sector económico-financiero y tecnológico,
particularmente desde los ’70 en el siglo XX y en forma creciente a
partir del fin del sistema bipolar, cuando alcanzó su auge la
“globalización económica”.
Finalizado el sistema bipolar -1989-91- cuyo leit motiv ha sido la
“guerra fría”, las tendencias mundiales se orientaron hacia la
configuración de un sistema multipolar centrado en el “eje” económico
21
, dado que los principales temas de la agenda mundial se
orientaron hacia: pobreza, desempleo, hambre, agua potable,
derechos humanos, calidad de vida, deuda externa, comercio global,
surgimiento de conglomerados geo-económicos, inversiones,
reconversión de industrias y aparición de nuevas industrias, fusiones
de empresas y banca, expansión demográfica, migraciones, etc. Los
conflictos, que antes eran principalmente interestatales pasaron a
ser mayoritariamente intranacionales o transnacionales, tales como:
los conflictos por problemas sociales-laborales, las
migraciones,luchas por nacionalismos étnicos y religiosos o debido a
situaciones de derechos humanos, la guerrilla, el narcotráficoy el
lavado de dinero, no sólo por narcotráfico, sino también y
crecientemente, por corrupción, etc. 22.
A partir de los acontecimientos del 11 de septiembre del 2001, el
58

gobierno norteamericano de George W. Bush se encargó de


reorientar el “eje” de relacionamiento mundial basado en una agenda
fundamentalmente económica-financiera-social, hacia el “eje”
estratégico-militar, reeditando el “bipolarismo” esta vez, en la lucha
contra el “terrorismo” y aquellos Estados que “apoyen al terrorismo” o
“ejes del mal”, institucionalizándolo a través de Resoluciones del CS
de la ONU 23 y subordinando los temas de la agenda económica-
social a esta lucha. Debe tenerse en cuenta que esta
“institucionalización” es a través de la élite compuesta por los
miembros del CS de la ONU y no la “comunidad internacional” que
está representada en la AG de la ONU y que no tiene la más mínima
participación en la toma de decisiones sobre los acontecimientos
mundiales.
El 20 de septiembre del 2001, Bush describió en un discurso al
Congreso de EUA que el mundo estaba dividido entre “buenos y
malos”, un mapa negro y blanco en el que cada país debe escoger
su color. “O están con nosotros o están con los terroristas”. Esa
es la esencia de lo que el propio presidente norteamericano llamó la
“Doctrina Bush”. Cuando se le pidió que aclarara la definición, un
oficial de la Casa Blanca dijo: “Nosotros debemos eliminar el azote
del terrorismo internacional. No sólo necesitamos eliminar a los
terroristas y sus redes, sino también a aquellos que los albergan”24.
De esta forma, logró instalarse como “árbitro supremo” exclusivo
y excluyente en el orden mundial.

REFORMA DE LA ONU Y ORDEN MUNDIAL

Existe la presunción de que la reforma a la Carta de la ONU, en la


que se adoptarían ciertas novedades, como la ampliación del número
59

de miembros del CS, permitirá que haya “nuevo orden mundial”.


Algunos hablan del ingreso como miembros permanentes al CS de la
ONU de Estados tales como Japón y Alemania y algunos países
líderes en las regiones periféricas, como India y Brasil. De todas
formas, la posición de EUA ha sido firme. Cualquier modificación, no
conllevará cambios en el derecho a veto, que no tendrán los nuevos
ingresantes.
Por otra parte, los cambios “jurídico-institucionales” no traerán
nuevo orden mundial. Las instituciones internacionales -y también
las estatales- deben reflejar la “estructura de poder” vigente, caso
contrario, se tendrá un “espejismo” del orden mundial, pero no la
realidad.
Las resoluciones de la Asamblea General de la ONU no son
vinculantes, como sí lo son las que dicta el Consejo de Seguridad.
Las reformas a la Carta que contempla el Capítulo 18 en el Artículo
108 fijan las pautas y establecen que deberán ser votadas por las dos
terceras partes de los miembros de las Naciones Unidas “incluyendo
a todos los miembros permanentes del Consejo de Seguridad”.
Unicos socios reconocidos del club nuclear, poseedores “legítimos”
de arsenales atómicos. Si los cinco miembros permanentes (EUA.,
Francia, Gran Bretaña, China y Rusia) no lo consienten al unísono no
habrá reforma posible.
Las reformas dependen de la voluntad de los miembros permanentes
del CS de la ONU y no de los de la Asamblea General, que
presuntamente constituirían la “comunidad internacional”. Por
añadidura, el Capítulo V vinculado a la reforma del Estatuto de la
Corte Internacional de Justicia igualmente establece en su Artículo
69, “se efectuará mediante el mismo procedimiento que establece la
Carta de las Naciones Unidas para la reforma de dicha Carta”.
60

El nacimiento de la ONU ya quedaba condicionado a la ratificación de


los miembros permanentes del CS. En el Cap. XIX dedicado a la
Ratificación y Firma, Art. 110, inciso 3. “La presente Carta entrará en
vigor tan pronto como hayan sido depositadas las ratificaciones de la
República de China, Francia, la Unión de las Repúblicas Socialistas
Soviéticas, el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte y
Estados Unidos de América, y por la mayoría de los demás Estados
signatarios”. Las reformas en la etapa original, estaban subordinadas
a los “vencedores”, aunque a posteriori fueran enemigos en la
“guerra fría” caso de EUA y la URSS. Pero, con el fin del bipolarismo,
EUA pasó a ser el más poderoso, especialmente en el terreno
estratégico-militar, por lo que, los “vencidos” en la segunda guerra
mundial que actualmente son potencias mundiales de primer orden,
como Japón y Alemania25, no pueden quedar excluidos de las
reformas por el “veto” de miembros permanentes como EUA, o Rusia,
reemplazante de la ex-URSS.
Esto, de todas formas, es una cuestión de poder y no de estructura
jurídico-institucional.

EL ACCIONAR DEL ARBITRO SUPREMO

Después de la segunda guerra mundial, la mayoría de las situaciones


de conflicto que tuvieran que ver con la paz o la seguridad
internacionales, se derivaban a organismos como la ONU. Esto, en
tanto y en cuanto no pusieran a EUA y la URSS en una situación de
competencia y veto. Escenarios como éstos, hicieron que,
particularmente EUA, sacara de la esfera del organismo mundial,
aquellos conflictos o situaciones que quería controlar, sin la
intervención o la traba de la URSS 26.
61

Hoy, esta actitud se ha visto acentuada a tal punto que EUA ha


sacado de la esfera del CS de la ONU temas que, la Carta de la
organización mundial indican que deben ser remitidos al mismo. El
caso Irak II (2003) es un ejemplo contundente, a la vez que
clarificador de la forma en que funciona el “árbitro supremo” a nivel
mundial.
La posibilidad y la forma en que un conflicto o situación se resuelva
tienen que ver con la forma en que los gobiernos de EUA lo deciden.
Ejemplos hay múltiples.
EUA, como “árbitro supremo”, tiene que ver con las decisiones que
tomen Corea del Norte y del Sur en sus relaciones; con el tema del
conflicto en Colombia, o con el que hay entre Israel y los palestinos.
También actúa como árbitro supremo en el tema del narcotráfico,
toda vez que opera sobre la oferta pero no sobre la demanda,
especialmente la suya, a la vez que “certifica” o “decertifica” a los
países que tienen problemas de narcotráfico, por el estado de la
lucha contra este tema desde el punto de vista de EUA. El gobierno
norteamericano tiene, de todas formas en su agenda, temas como la
lucha contra el narcotráfico, pero no como una forma de solucionar
una problemática que requiere de actividades multilaterales sino de
controlar a otros Estados, aprobando o desaprobando lo que otros
Estados hacen sobre la temática, sin que nadie pueda hacer lo
propio.
EUA como “potencia imperial”27 tiene, al igual que el gobierno a nivel
estatal -en términos “weberianos”-, el “monopolio” de la coerción;
nada más que no por la vía electoral, sino que legitimado por el
poder. Este monopolio lo hace valer generando pautas de orden, y se
ve en diversos casos.
Decide arbitrariamente, según sus intereses económicos y de
62

seguridad, si un gobierno es democrático o no, independientemente


de que éste haya o no llegado al poder por elecciones.
Prohíbe beneficios tales como el del desarrollo nuclear, que EUA se
arroga para sí mismo o un pequeño club de aliados, a países como
Corea del Norte o Irán, aunque sea con fines pacíficos, bajo la
acusación de que buscan proliferar. Controla el Tratado de No
Proliferación nuclear (TNP) y lo reforma en su beneficio.
Lo mismo maneja la OTAN en beneficio de su seguridad a espaldas
de sus “socios” europeos y, cuando encuentra trabas, como lo fue en
el caso de Irak II, crea “alianzas ad hoc” para paliar la falta de apoyo
de la OTAN.
EUA mantiene y profundiza el bloqueo a Cuba. Ningún país puede
bloquear a EUA. La ONU, por el voto mayoritario puede exigir o
modificar el bloqueo de EUA, pero no puede exigirle el cumplimiento.
Lo mismo pasa con el voto mayoritario en el Comité de
Descolonización de la ONU y el caso Malvinas entre Gran Bretaña y
Argentina. Igualmente en los casos de fallos de la CIJ y EUA-
Nicaragua por el minado de aguas, que laudó contra EUA pero no
pudo exigirle su cumplimiento.
EUA retiró su firma del Tribunal Penal Internacional (TPI) en la etapa
del gobierno de Bill Clinton por lo tanto no es miembro y no puede ser
juzgado ningún ciudadano norteamericano por crímenes de lesa
humanidad. Además el gobierno norteamericano ha firmado -
presionando- convenios bilaterales con diferentes gobiernos del
mundo para exigir que ningún ciudadano norteamericano sea enviado
al TPI sino que será juzgado en tribunales de EUA.
Lo mismo se puede decir de la negativa de EUA a firmar el Protocolo
de Kyoto sobre medio ambiente.
Estos y otros ejemplos, muestran la forma en que el sistema mundial
63

se gobierna; muy diferente a la visión jurídico-institucionalista e


idealista.
______________________________

*
Doctor en Ciencia Política y Relaciones Internacionales
(Universidad Nacional de Rosario, Argentina). Profesor y Evaluador
en Cursos de Grado, Postgrado y Doctorado en el país y en el
exterior. Director del Centro de Estudios Internacionales Argentinos
(CEINAR) y de la Revista Argentina de Relaciones Internacionales,
1977-1981. Miembro Observador Internacional del Comité
Internacional de Apoyo y Verificación CIAV-OEA en la
"desmovilización" de la guerrilla "contra" en Nicaragua, 1990. Director
de Doctorado en Relaciones Internacionales, Universidad Nacional de
Rosario, Rosario, Argentina, 2002-2005. Investigador Científico del
"Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas"
(CONICET).

1 Ver por ejemplo, Frankel, Joseph, International Relations in a


Changing World, (New York, Oxford University Press, 1979), Cap. 8.
También, Bull, Hedley, The Anarchical Society: A Study of Order in
World Politics, (New York, Columbia University Press, 1977), pág. 46
y ss.

2 MERCOSUR, por ejemplo, entre otras agrupaciones no reúne los


requisitos mínimos para ser una “sociedad”.

3 Tönnies, Ferdinand, Comunidad y Sociedad, (Bs. As., Losada,


1947).

4 Weber, Max, Economy and Society: An Outline of Interpretative


Sociology, (Berkeley, University of California Press, 1978). Edición en
español, Economía y Sociedad, (México, FCE, 1964), Segunda
Edición.
64

5 Un mercado es un buen modelo, ya que se negocia en función del


poder.

6 Ver sobre este tema, Krasner, Stephen, Structural Conflict: The


Third World Against Liberalism, (California, University of California,
1985). Hay una traducción al español: Conflicto Estructural: El Tercer
Mundo Contra el Liberalismo Global, (Buenos Aires, GEL, 1989), pág.
15.

7 Por ejemplo, Silva, Héctor R., La Comunidad Internacional, (Buenos


Aires, Depalma, 1984), págs. 7-9.

8 Ver DALLANEGRA PEDRAZA, Luis, Tendencias del Orden


Mundial: Régimen Internacional, (Buenos Aires, Edición del Autor,
2001), ISBN: 987-43-2776-6, Capítulo IV.

9 Un Estado-un voto, al estilo de la ONU, OEA, etc. El FMI tiene el


sistema de “voto ponderado”, el que más aporta mayor peso tiene, y
la OMC el del “voto por grupo selectivo”. Las reglas de la OMC las
propone y aprueba primero el grupo “QUAD” (por “quadrilateral”),
formado por EUA, Canadá, la Unión Europea y Japón, luego las
envía a unos cuantos Estados que no están en el QUAD, pero que
conservan alguna influencia, como la India, Brasil, República Popular
China o Indonesia, en las reuniones mini-ministeriales, a las que no
son invitados todos los Estados. Una vez que se llega a un acuerdo,
el círculo se amplia. Finalmente se llega al plenario, donde la
iniciativa es aprobada. Ver Ardanaz Ibáñez, Miguel, “¿Qué fue eso de
la Cumbre de Cancún?” www.rebelión.org, 7-1-2004.

10 Configuración del poder emergente o vigente en el sistema. Ver


DALLANEGRA PEDRAZA, Luis, El Orden Mundial del Siglo XXI,
(Buenos Aires, Ediciones de la Universidad, 1998), ISBN: 950-99572-
9-1, Capítulo X.

11 Este tema ha sido tratado muy bien por Jaguaribe, Helio,


Sociedad, Cambio y Sistema Político, (Buenos Aires, Paidós, 1972),
pág. 108.
65

12 En el marco internacional, vendrían a ser los acuerdos y tratados


internacionales y los organismos internacionales gubernamentales.

13 George Scelle, es el mentor de este criterio que denominó


“desdoblamiento funcional”. Se da un “desdoblamiento funcional”; ya
que en el ámbito interno, los gobiernos legislan según las pautas
constitucionales y en el ámbito internacional se transforman en
colegisladores en tanto firman acuerdos internacionales. Este tema lo
he analizado en, DALLANEGRA PEDRAZA, Luis, La Problemática del
Orden, (Bs. As., Pleamar, 1981), pág. 4. También ver Vincent, R.J.,
No Intervención y Orden Internacional, (Buenos Aires, Marymar,
1976), pág. 326.

14 Ver el “Teorema del Poder y el Orden” y el “Teorema del Orden


Justo”, en DALLANEGRA PEDRAZA, Luis, El Orden Mundial del Siglo
XXI, (Buenos Aires, Ediciones de la Universidad, 1998), ISBN: 950-
99572-9-1, págs. 201-203.

15 Arbitro, del latín “arbiter”: que actúa con independencia.

16 Las dictaduras militares o civiles en América Latina cumplieron con


esa función proconsular, en relación con EUA.

17 En este caso se encuentran, por ejemplo, Guatemala en relación a


Belice y Venezuela en relación a Guyana por el territorio del
Esequibo.

18 Primero tácita y luego, a partir del Tratado Hay-Pauncefote, en


forma expresa.

19 Ver DALLANEGRA PEDRAZA, Luis, Relaciones Políticas entre


Estados Unidos y América Latina: ¿Predominio “monroista” o Unidad
Americana?, (Buenos Aires, Edición del Autor, 1994), pág.
14. También, A History of United States Foreign Policy (Englewood
Cliffs, N.J., Prentice Hall, 1965), Second Edition, págs. 228-229; los
subrayados son míos.
66

20 “Democracia controlada”. Esto significa, gobiernos legitimados por


el voto popular, pero funcionales a los intereses de seguridad y
económicos de EUA. Por eso el predominio de la
denominada “democracia representativa o delegativa” por sobre
la “democracia participativa”, prácticamente inexistente.

21 Ver DALLANEGRA PEDRAZA, Luis, Generación del Orden a


Través de los Ejes de Relacionamiento Mundial, en “El Orden Mundial
del Siglo XXI”, (Buenos Aires, Ediciones de la Universidad, 1998),
ISBN: 950-99572-9-1, Capítulo IX.

22 Ver DALLANEGRA PEDRAZA, Luis, Escenarios hacia el 2000:


Megatemas, en “El Orden Mundial del Siglo XXI”, (Buenos Aires,
Ediciones de la Universidad, 1998), ISBN: 950-99572-9-1, págs. 255-
264.

23 Resolución 1368 del CS de la ONU y la Resolución 1373 del CS


de la ONU. Se pueden leer íntegramente
en http://luisdallanegra.bravehost.com/Derint/recs1368.htm y http://lui
sdallanegra.bravehost.com/Derint/recs1373.htm.

24 The Washington Post, Allies are Cautious on “Bush Doctrine”, 16


de Octubre del 2001.

25 Se presume que el órgano decisorio de la organización mundial,


debe reflejar la estructura de poder, en términos amplios, no sólo
militares, por lo que debería incluir a todos aquellos actores que
tienen incidencia en la generación de reglas dentro del sistema.

26 El caso cubano es un ejemplo entre muchos.

27 EUA ya sobrepasó el rol de actor hegemónico, que implica la


“supremacía” sobre otros, para operar como un imperio, en términos
de “dominio global”

_______________________________________
67

LA DESTRUCCIÓN CAPITALISTA DEL MEDIOAMBIENTE Y LA


ALTERNATIVA ECOSOCIALISTA

En memoria de Bertha Cáceres, militante indígena, ecologista y feminista hondureña,


asesinada el 3 de marzo de 2016, por sicarios de las multinacionales, y de todas las mártires
de las luchas por la justicia medioambiental.

Introducción

1.1. La presión que ejerce la humanidad sobre el Sistema Tierra aumenta cada vez de forma
más rápida desde los años 1950. En estos inicios del siglo XXI, alcanza niveles
extremadamente alarmantes y continúa creciendo en casi todos los ámbitos. Hay umbrales
críticos de degradación que están ya a día de hoy su-perados en muchos ámbitos, como la
concentración atmosférica de gases de efecto invernadero. Existe un riesgo real, innegable,
de que esta presión cuantitativa creciente, palpable en todas partes y en todos los ámbitos,
desemboque en una transformación cualitativa que podría ser brusca (en algunos decenios)
y en gran parte irreversible. El Sistema Tierra entraría entonces en un nuevo régimen de
equilibrio dinámico, caracterizado tanto por unas condiciones geofísicas y geoquímicas
muy diferentes a las actuales, como por una disminución incluso mayor de la riqueza
biológica. Además de las consecuencias sobre otros seres vivos, la transición hacia un
nuevo régimen pondría en peligro, cuanto menos, la existencia de cientos de millones de
seres humanos de entre los más pobres, en especial mujeres, niños y personas mayores. En
el peor extremo, un hundimiento ecológico de proporciones globales podría conllevar el
colapso de nuestra propia especie.

1.2. El riesgo aumenta día a día, pero aún estamos a tiempo de conjurarlo o, al menos,
limitar y contener la catástrofe. Efectivamente: no es la existencia humana en general la
causa determinante de la amenaza sino más bien el modo de producción y reproducción
social de esta existencia, que también implica un modo de distribución y consumo, además
de determinados valores culturales. Este modelo, en vigor desde hace ya casi dos siglos, el
capitalismo, es insostenible porque la competencia para obtener beneficio, que es su fuerza
motriz, implica una tendencia ciega al crecimiento cuantitativo ilimitado, incompatible con
los flujos y ciclos limitados de la materia y la energía en el sistema Tierra. A lo largo del
siglo XX, los llamados países del "socialismo real" fueron incapaces de ofrecer una
alternativa a la destrucción productivista del medioambiente, a la cual, por el contrario, han
contribuido de forma muy importante. Al inicio del siglo XXI, la humanidad está
confrontada a una obligación sin precedentes: controlar su desarrollo en todos los ámbitos
con el fin de hacerlo compatible con los límites y la buena salud del medioambiente en el
seno del cual se ha podido desarrollar. Ningún proyecto político puede situarse al margen
de esta conclusión de los estudios científicos sobre el "cambio global". Al contrario, todo
proyecto político debe ser juzgado, en primer lugar, por la comprensión de este riesgo, las
respuestas sistemáticas que aporta al mismo, la adecuación de estas respuestas con las
68

exigencias fundamentales de la dignidad humana y su articulación con su programa sobre


otras cuestiones, sobre todo las sociales y económicas.

2. La quiebra entre la urgencia de una alternativa ecosocialista radical y las relaciones


de fuerza y los niveles de conciencia

2.1. Es urgentemente necesario establecer una relación completamente diferente del ser
humano y la naturaleza, basada en “cuidar” a ambos. Esta nueva relación no surgirá
simplemente de acciones individuales dirigidas a cambiar los comportamientos; exige un
cambio estructural de la relación de los seres humanos entre sí: la erradicación total y global
del capitalismo como modo de producción de la existencia social. Esta erradicación es, en
efecto, la condición sine qua non de una gestión racional, temperada y prudente del
intercambio de materiales entre la humanidad y el resto de la naturaleza. Las ciencias y la
técnica podrían facilitar esta gestión, pero sólo si su desarrollo deja de estar dictado por el
beneficio capitalista.

2.2. El capitalismo verde y el acuerdo de París no permiten salir de la destrucción ambiental


en general y, concretamente, del peligro del negacionismo climático. La alternativa no
puede venir más que de una política global que satisfaga las necesidades humanas reales, es
decir, aquellas que no están determinadas por la influencia del mercado sino por una
deliberación democrática, lo que permitiría a las poblaciones apropiarse de nuevo de su
destino, liberarse de la alienación mercantil y romper la lógica impersonal de acumulación
productivista que caracteriza al capital.

2.3. Los ejes de esta alternativa son:

- Socialización del sector energético: es el único medio de salir de las energías fósiles,
detener las nucleares, reducir radicalmente la producción y consumo de energía y guiar una
transición rápida hacia un sistema de renovables, descentralizado y eficiente, de acuerdo a
los imperativos ecológicos y sociales

- Socialización del sector crediticio: es indispensable, vista la imbricación de los sectores


energéticos y financieros en las inversiones de gran calado y larga duración, y también para
la puesta a disposición de recursos financieros necesarios para la transición

- Abolición de la propiedad privada de los recursos naturales (suelos, aguas, viento, energía
solar, geotermia, recursos marinos, etc.) y de los recursos propios de los diversos saberes.

- Destrucción de todos los stocks de armamento, supresión de la producción inútil (el propio
armamento) o dañino (petroquímica, nuclear) y producción de valores de uso
democráticamente determinados en lugar de valores de cambio
69

- Gestión comunal y democrática de estos recursos en función de las necesidades humanas


reales dentro del respeto al buen funcionamiento y la capacidad de renovación de los
ecosistemas

- Abolición de todas las formas de desigualdad y discriminación basadas en el género, la


raza, la etnia, la religión o la orientación sexual, y la emancipación de todas las oprimidas,
en particular de las mujeres

- Abolición del trabajo obligado, del trabajo como pro-ductor de mercancía – en tanto que
categoría alienante – ajeno a la libre actividad humana y destructora del tiempo libre

- Una política socio-económica a largo plazo, dirigida a reequilibrar las poblaciones urbanas
y rurales y superar la contraposición entre ciudades y campo

2.4. Una quiebra profunda separa esta alternativa, objetivamente necesaria, y las actuales
relaciones de fuerza social y los niveles de conciencia actuales. Esta quiebra no puede ser
superada más que por las luchas concretas de las explotadas y oprimidas en defensa de sus
condiciones de existencia y de su entorno. Se trata de, mediante la conquista de
reivindicaciones inmediatas, llevar a la radicalización a capas cada vez más amplias de la
población, en una vía en la que converjan sus luchas y se formulen reclamaciones
incompatibles con la lógica capitalista (reivindicaciones transitorias).

Algunas exigencias clave en el marco de esta estrategia son:

- Desinversión en energías fósiles. Supresión de subsidios al desarrollo de proyectos fósiles


y al transporte basado en estas energías. Denuncia de la colaboración público-privada que
domina el sector energético mundial

- Movilización contra los proyectos extractivistas – en particular las nuevas explotaciones


petrolíferas y de gas de esquisto – así como contra las grandes obras inútiles construidas
para el sector fósil (aeropuertos, autopistas, etc.)

- Parar lo nuclear y poner fin al carbón, las arenas bituminosas y el lignito

- Apoyar los proyectos de formación permanente y popular en sostenibilidad ecológica

- Rechazo de la apropiación capitalista de los territorios, los océanos y sus recursos

- Reconocer los derechos de los pueblos originarios, así como sus saberes y su modo de
gestionar los ecosistemas de forma sostenible

- Conceder el estatus de refugiados a las víctimas de catástrofes ecológicas/climáticas.


Respeto total de los derechos democráticos para las refugiadas en general. Libertad de
movimiento y de asentamiento
70

- Defender los derechos de las mujeres luchando contra todo intento de criminalizar las
decisiones de las mujeres sobre sus capacidades reproductivas. Aborto y contracepción
libres y gratuitos, sostenidos por la seguridad social. Desfeminización y desprivatización de
los cuidados de menores, enfermas y personas mayores, porque es una responsabilidad
colectiva.

- Garantizar buenos sistemas de seguridad social, ase-gurando la vida de las personas y unas
pensiones suficientes

- Abolir los tratados de libre comercio, multilaterales y bilaterales, y sacar las tecnologías
ecológicas del mar-co del Acuerdo general sobre el comercio de servicios (AGCS) de la
OMC

- Respeto de los compromisos adquiridos en torno al Fondo Verde (100 mil millones
anuales), que se desarrollaran a través de donaciones (no de préstamos). Gestión pública del
Fondo Verde, no por el Banco Mundial sino por los representantes de los países del Sur,
bajo control de las comunidades y de los movimientos sociales.

- Imponer tasas fiscales a los transportes internacionales, aéreos y marítimos, y dedicar el


volumen de dichas tasas a los países del sur, en concepto de compensación (parcial) de la
deuda ecológica

- Reconocimiento de la deuda ecológica con los países del sur. Abolición (sin
indemnización, excepto para los pequeños acreedores) de las deudas públicas que el
imperialismo utiliza como forma de imponer un mal desarrollo, injusto e insostenible

- Tasar las transacciones financieras y llevar a cabo una reforma fiscal redistributiva para
que el capital y los capitalistas paguen la transición

- Abolición del sistema de patentes; y, en concreto, prohibición inmediata de patentar lo


vivo y las tecnologías de conversión/almacenamiento de energía. Erradicación de los
dispositivos que permiten el robo de saberes ancestrales a los pueblos autóctonos, especial-
mente por parte de las compañías farmacéuticas

- Refinanciación significativa de la investigación pública y eliminación de los dispositivos


que la subordinan a la industria

-Promover la soberanía alimentaria y la protección de la biodiversidad por medio de la


reforma agraria

- Pasar a una agricultura ecológica y campesina local, de proximidad, informada por el


interés público y sin OGM ni pesticidas
71

-Abolición de la cría animal industrial. Fuerte reducción de la producción y consumo de


carne. Respeto al bienestar animal

- Prohibición de la publicidad y fomento del reciclaje, la reutilización y la reducción:


rechazo del modelo consumista, despilfarrador y energívoro impuesto por el capital

- Gratuidad de la energía y el agua imprescindibles para las necesidades básicas y, más allá
de ese límite, fiscalidad fuertemente progresiva en función del consumo, para combatir el
despilfarro. Extender la esfera de gratuidad de los bienes (productos alimentarios básicos) y
servicios (transporte público, educación, salud, etc).

- Garantizar a las trabajadoras de las empresas que desaparecerán en el marco de la


transición el derecho a proponer una alternativa en la producción de infraestructuras
sostenibles. Si esas alternativas se relevaran irrealizables, mantenimiento de los derechos
sociales a la reconversión, a un nuevo empleo o a la jubilación.

- Desarrollo de empresas públicas y comunitarias orientadas a la creación de empleos para


la puesta en pie de la transición ecológica al margen del beneficio, bajo control obrero y
ciudadano (sobre todo en el ámbito de la producción eléctrica, de la construcción-
aislamiento-renovación de edificios, de la movilidad de las personas para salir del
"automóvil para todo", del reciclaje de los desechos y de la reparación de los ecosistemas)

- Reducción colectiva y radical del tiempo de trabajo sin pérdida de salario, reduciendo la
cadencia en el trabajo y con nueva contratación proporcional (especialmente de mujeres,
jóvenes y miembros de minorías): junto con el desarrollo del sector público, es la condición
por excelencia para conciliar la reducción de la producción con la creación del pleno
empleo y la asunción social de la transición

- Extensión de los derechos de organización y control de los trabajadores y trabajadoras de


las grandes empresas, sobre todo en lo que respecta a la salud en el trabajo, la durabilidad
de los productos, la eficiencia de la producción, etc, así como protección de quienes dan la
voz de alerta sobre estas cuestiones

- Reforma urbana a largo plazo, orientada a terminar con la especulación del suelo, a
"desartificializar" la ciudad (agricultura urbana) y a liberarla del coche en beneficio del
transporte colectivo, de los huertos colectivos y de la movilidad blanda, espacios reservados
a peatones y ciclistas.

2.5. Este programa no es exhaustivo; será enriquecido de forma constante por las luchas
concretas. Desde una perspectiva ecosocialista, este enriquecimiento debe ser guiado por
los principios clave de una transición justa: justicia ambiental y social, responsabilidades
comunes pero diferenciadas, lucha contra las desigualdades y mejora de las condiciones de
vida, rechazo del colonialismo verde y del racismo ambiental, prioridad de las soluciones
colectivas, internacionalismo y principio de precaución. Por encima de todo, se trata de
72

desarrollar el empoderamiento de las explotadas y las oprimidas por medio de la


democracia, la descentralización, el control y la apropiación – o reapropiación – colectiva
de los comunes. Porque lo que es común se define por el proceso social de su construcción
democrática, y no por la naturaleza – que haría ciertas cosas “comunes” mientras otras
quedan sujetas a la apropiación privada. Por lo tanto, estas reivindicaciones no forman una
solución “llave en mano”: indican una dirección general que seguir para abrir una vía
anticapitalista, ecosocialista y ecofeminista que modificará todas las esferas de actividad
(producción, distribución, con-sumo) y vendrá acompañada de un profundo cambio de
valores. No son aplicables de forma separada, pero una salida a la crisis no puede ser
posible sin su aplicación coordinada y planificada. El conjunto forma un todo coherente,
incompatible con el funcionamiento normal del sistema capitalista. No hay otra solución, no
hay atajos para hacer frente a la urgencia de la situación.

3. Trabajo asalariado, alienación y ecosocialismo

3.1. Solo las y los explotados y oprimidos pueden llevar la lucha medioambiental hasta el
fin, porque la abolición del sistema capitalista se corresponde con sus intereses de clase.
Pero el capital incorpora a las trabajadoras al incorporarlas mediante la compra de su fuerza
de trabajo. En condiciones "normales" del modo de producción capitalista, la existencia
cotidiana del proletariado depende del funcionamiento del sistema que les mutila directa e
indirectamente y que mutila el medioambiente. Esta contradicción hace que la participa-
ción del movimiento obrero en la lucha es al mismo tiempo difícil y decisiva. La dificultad
tiende a crecer en la situación actual porque la reestructuración de la economía conduce a
un desempleo masivo y deteriora la relación de fuerzas entre el trabajo y el capital.

3.2. Las direcciones mayoritarias del movimiento sindical se alinean con el llamado
"capitalismo verde" a través de una línea de colaboración de clase. Tienen la ilusión de que
la transición capitalista, a condición de que sea pactada, reducirá masivamente el paro me-
diante el relanzamiento del crecimiento gracias a la producción "verde". Frente a esta
corriente sindical dominante, algunos sectores se inclinan hacia el populismo y el
proteccionismo, incluso hacia el negacionismo climático. En algunos casos, en efecto, la
defensa del clima sirve de pretexto a los ataques capitalistas, o se da la circunstancia de que
sindicalistas creen que al poner en duda la realidad podrán evitar la destrucción de empleos
en los sectores fósiles o vinculados a los mismos. Por consiguiente, alimentar el debate en
torno a las alternativas ecosocialistas y contribuir a la emergencia de una izquierda en
ruptura con el capitalismo en el interior de los sindicatos constituye una tarea de
importancia estratégica.

3.3. Sectores sindicales de izquierda participan en las luchas medioambientales,


(fundamentalmente a través de las "Trade Unions for Energy Democracy" y la reclamación
de la creación de empleos climáticos). Estas campañas implican en sus acciones a los
sindicatos y sus miembros, que temen pérdidas masivas de empleos. Todas estas
importantes iniciativas sindicales imputan la responsabilidad de salir de la economía fósil a
73

las empresas contaminantes y a los gobiernos que las han protegido y subsidiado. En esta
medida, despiertan reivindicaciones anticapitalistas que pueden ser ampliadas y coordinadas
cuando las trabajadoras se enfrenten a la gravedad de la crisis ecológica (Trade Union For
Energy Democracy, por ejemplo, defiende la socialización de la energía). Es evidente que
las fuer-zas capitalistas tratarán de limitar el radicalismo de estas campañas para
mantenerlas dentro del marco de “respeto a la competitividad de las empresas” (Resolución
sobre Transición Justa, World Congress - International Trade Union Confederation,
Vancouver). Por otra parte, las campañas por el empleo climático se basan a menudo en
estimaciones demasiado optimistas de crecimiento del empleo en la transición. No siempre
se tiene en cuenta que la sostenibilidad exige una reducción de la producción. No obstante,
el cierre de industrias dañinas – desde la fabricación de armas a las centrales térmicas de
carbón – y la reconversión de la industria automovilística hacia la fabricación y mante-
nimiento de un sistema de transporte público masivo son medidas prioritarias en la
transición. Es cierto que ésta también implicará un crecimiento del empleo en otros
sectores. Por ejemplo, el desmantelamiento de la industria agroquímica en beneficio de una
agricultura ecológica y el desarrollo de un sector público o comunitario bajo control social
ofrecerán posibilidades de reconversión. Conviene también asumir el hecho de que esta
reorganización de la actividad de acuerdo a las necesidades sociales, al igual que la
reducción de las desigualdades sociales, no son objetivos limitados a una región concreta,
sino objetivos globales que implican nuevos empleos para la reparación de los daños
causados a los países del sur. No obstante, una reducción global de la producción es
necesaria. El movimiento obrero debe responder a esto con una exigencia de reducción de
jornada sin pérdida de salario. La lucha contra el cambio climático es una reivindicación
anti-productivista por excelencia. Es el medio privilegiado para gestionar racionalmente los
intercambios materiales con la naturaleza dentro del respeto a la dignidad humana, es decir,
de conciliar el pleno empleo y la supresión de producción inútil y dañina, o de la
obsolescencia programada.

3.4. La degradación de la relación de fuerzas entre el capital y el trabajo se traduce sobre


todo en el deterioro de las condiciones de trabajo, y esto conlleva la intensificación de los
ataques capitalistas contra la salud de las trabajadoras; en particular, de las y los precarios.
Entre las trabajadoras, la lucha contra el incremento de las enfermedades profesionales
constituye la base para hacer avanzar la conciencia de que el Capital destruye tanto la Tierra
como a ellas mismas. Destrucción que también adquiere la forma del incremento de los
riesgos psicosociales, que no solo está ligado a las formas de organización y de control en el
trabajo, sino también a los estragos medioambientales que muchos trabajadores y
trabajadoras se ven obligados a llevar a cabo por orden del capital. La defensa de la salud
constituye también un punto de apoyo para la convergencia –a menudo difícil- de las
reivindicaciones de las y los trabajadores de empresas contaminantes, de las poblaciones
adyacentes que también padecen esa polución, y de los movimientos en defensa del medio
ambiente.

4. Luchas de las mujeres y ecosocialismo


74

4.1. Son los pueblos indígenas, el campesinado y la juventud quienes se sitúan en la


vanguardia de la lucha por el medio ambiente, y las mujeres juegan un papel primordial en
estos tres sectores. Esto es debido a su opresión específica, no a su sexo biológico. La
opresión patriarcal impone a las mujeres actividades sociales directamente vinculadas a los
"cuidados" que les sitúan en primera línea de los desafíos medioambientales. Puesto que
producen el 80 % de los productos alimenticios en los países del Sur, las mujeres están
directamente confrontadas a los estragos del cambio climático y de la agroindustria. Porque
asumen la mayoría de las tareas en la crianza de los niños y el mantenimiento de la casa, las
mujeres están directamente confrontadas a los efectos de la destrucción y la contaminación
del medio ambiente en los ámbitos de la salud y la educación.

4.2. En el ámbito ideológico, los movimientos de mujeres conservan la memoria de las


experiencias de instrumentalización del cuerpo de las mujeres en nombre de la ciencia
(campañas de esterilización forzada, etc.), lo que favorece una visión crítica de la
pseudoracionalidad científica mecanicista como instrumento de dominación y
manipulación.

4.3. Los combates de las mujeres aportan un plus particular, precioso e irremplazable al
desarrollo de la conciencia anticapitalista global, que favorece la integración de las luchas.
Según la ONU, la gama completa de medios de planificación familiar sigue sin ser
accesible para, al menos, 350 millones de parejas en el mundo. Más de 220 millones de
mujeres no disfrutan de los servicios básicos ligados a la reproducción, que son a menudo la
diferencia entre la vida y la muerte. 74.000 mujeres mueren cada año como consecuencia de
abortos clandestinos, la mayor parte en países del sur. Cada año, 288.000 mujeres (el 99%
en países del sur) mueren por causas evitables relacionadas con el embarazo y el parto.
Luchando contra la apropiación patriarcal de su cuerpo, así como de su capacidad natural de
reproducción, y contra la explotación del trabajo doméstico gratuito que realizan en su
mayoría, las mujeres alientan la comprensión de que el capitalismo se basa no solo en la
apropiación de la naturaleza y la explotación de la fuerza de trabajo a través del trabajo
asalariado, sino también en la invisibilización patriarcal del trabajo de cuidados y de
reproducción de la fuerza de trabajo. A estos tres pilares se une un cuarto: la explo-tación y
la opresión racistas. Es decir, estos cuatro pilares del capitalismo tienen en última instancia
un denominador común que es la apropiación de los re-cursos naturales, de la que forma
parte la fuerza de trabajo humano. La lucha de las mujeres (1) a favor del derecho al control
de su cuerpo, su sexualidad y sus capacidades reproductivas, (2) contra las discrimina-
ciones sexistas de las que son víctimas en el mercado de trabajo asalariado y en la
producción en general, y (3) a favor del reconocimiento social y del reparto del trabajo
doméstico, forman parte integral del combate ecosocialista. Las luchas de las mujeres
enriquecen y amplían el horizonte de la liberación.

5. Cuestión agraria y ecosocialismo


75

5.1. A nivel mundial, el campesinado y las obreras agrícolas constituyen el sector social
más masivamente comprometido con la lucha medioambiental en general y la climática en
particular. Este papel de vanguardia es la respuesta a la brutal agresión del capital que
quiere acabar con el campesinado independiente para convertirlo en mano de obra
desempleada (para presionar sobre los salarios) o en asalariadas agrícolas o situaciones
asimilables –que produzcan mercancías mediocres a precio barato para el mercado mundial
en lugar de productos alimenticios de buena calidad para las poblaciones locales. Todo ello
es fruto del trabajo de organización y concienciación desarrollado por sindicatos
campesinos como Vía Campesina, y especialmente por las ocupaciones de tierra de los
campesinos que carecen de ella.

5.2. A diferencia de las asalariadas, el pequeño campesinado no está integrado en el capital.


A pesar de que la producción para el mercado tiende a imponerles objetivos y métodos
productivistas, los campesinos y campesinas siguen conservando la mentalidad del artesano
preocupado por "trabajar bien". A pesar del poder de su enemigo capitalista, se movilizan
para preservar o reconquistar la propiedad de sus medios de producción. Ahora bien, la
desigual relación de fuerzas frente la agroindustria y la gran distribución les lleva a buscar
alianzas con otros movimientos sociales; sobre todo, con las trabajadoras y el movimiento
ambientalista. En cuando a las obreras agrícolas, sobre todo los temporeros sin-papeles y
sobrexplotados, sobre todo ellas, casi no tienen ninguna perspectiva, ni de convertirse en
campesinos ni de superar los límites ultra-precarios del asalariado. Su lucha es
objetivamente anticapitalista.

5.3. La importancia de la cuestión agrícola no debe ser juzgada solamente por la proporción
de agricultoras en la población activa, sino a partir de cinco hechos objetivos:

5.3.1. Los modos de la producción de agrícola y de pesca están en el centro de desafíos


decisivos para la salud humana (obesidad, enfermedades cardiacas, alergias, etc) y de
protección del medioambiente que muestran la fuerza destructiva del capital. Los cambios
de comportamiento de las consumidoras no pueden liderar la transición ecológica, pero las
elecciones en materia de alimentación pueden sostenerla como redes que dan soporte a la
reorientación y que tienen un impacto ecológico significativo. La reivindicación de la
“soberanía alimentaria” pone en cuestión la capacidad de las multinacionales para utilizar el
arma de la alimentación contra las luchas de los pueblos, y permite unir a las consumidoras
y productoras en torno a una lucha y unas prácticas que generan conciencia anticapitalista.

5.3.2. El papel de las mujeres en la producción agraria. Las mujeres constituyen el 43 % de


la mano de obra agraria en los llamados "países en desarrollo". La discriminación patriarcal
se traduce en el reducido tamaño de sus explotaciones y sus cabañas, en un nivel de
mecanización más débil, en una carga de trabajo más pesada para un rendimiento inferior
debido al peso de las tareas improductivas – obtención de agua y madera–, en el acceso más
reducido a la formación y al crédito (pero mayor que los hombres al micro-crédito). Las
asalariadas tienen un estatus más precario que el de los hombres. La emancipación de las
76

agricultoras en tanto que mujeres es una de las condiciones determinantes para responder
tanto al reto de la alimentación como al de la agricultura ecológica. Se trata, por lo tanto, de
un asunto ecológico en sí mismo.

5.3.3. El sector agrícola-forestal en su conjunto es responsable de más del 40 % de las


emisiones de gas de efecto invernadero. La agroindustria es, además, un agente clava de la
contaminación química de la biosfera, mientras que la pesca industrial y la contaminación
del agua por la agroindustria son factores determinantes del declive de la biodiversidad en
el entorno acuático. Al mismo tiempo, el calentamiento amenaza la productividad de la
tierra, y la acidificación provocada por el calentamiento climática amenaza los ecosistemas
acuáticos.

5.3.4. En su mayor parte, el declive de la biodiversidad no se frenará mediante la creación


de reservas naturales sino mediante el impulso de una agricultura ecológica. Por otra parte,
para detener el cambio climático ya no basta con reducir las emisiones de gas de efecto
invernadero. En las próximas décadas es preciso retirar carbono de la atmósfera. En su
lógica de beneficio, el capital no puede reaccionar más que a través de las tecnologías de
aprendiz de brujo de la geoingeniería y de una apropiación generalizada de los servicios
eco-sistémicos. La agricultura campesina y una silvicultura racional son los únicos medios
de disminuir la concentración de carbono eficazmente, sin peligros y manteniendo la
justicia social. Así, la protección de la biodiversidad y la del clima refuerzan la necesidad
de una alternativa ecosocialista y construyen las bases materiales para el rol decisivo de la
alternativa agroecológica en esta alternativa de conjunto.

5.3.5. El paso a una agricultura (y a una pesca y silvicultura) ecológica es un factor de


primer orden para la construcción de una sociedad ecosocialista, de la misma importancia
que la democracia de los productores y la utilización de una energía 100 % renovable.
Ahora bien, esta agricultura es más intensiva en mano de obra que la agricultura industrial.
El paso a una silvicultura sostenible y a la restauración / protección de los ecosistemas
implica también un incremento de la población dedicada a estas actividades. Responder a
este desafío exige una política de largo aliento sobre la revalorización del trabajo agrícola,
la formación de trabajadoras y el equipamiento de zonas rurales con infraestructuras y
servicios para las personas, así como el desarrollo de una agricultura urbana.

6. Pueblos indígenas, buen vivir y ecosocialismo

En América del Norte, Central y del Sur, en África, Asia y Oceanía, los pueblos originarios
se sitúan también en primera línea. Su combate se suma a menudo al de los campesinos y
campesinas y al de las comunidades rurales; pero es específico. Los pueblos originarios
producen su existencia social a partir de una relación directa con el medioambiente que han
moldeado y que constituye su espacio vital. Debido a ello, estos pueblos están en el punto
de mira de muchos actores capitalistas muy poderosos y ávidos de saquear recursos natu-
rales: multinacionales del petróleo, del gas, mineras, de la madera y de la pasta de papel, de
77

la carne, de la agroindustria, del sector farmacéutico, sin contar las financieras de la


"compensación carbono" disfrazadas de defensoras ecológicas de los bosques. Por regla
general, todos estos saqueadores extractivistas actúan con la complicidad de los gobiernos
nacionales y de las autoridades locales, que invocan objetivos de desarrollo y necesidades
ecológicas para disimular su afán de lucro y su desprecio neocolonial hacia los pueblos
indí-genas. Por su parte, éstos generalmente no disponen de ningún título de propiedad
sobre los recursos de su entorno. No disponen de más medios que la lucha para evitar su
expulsión. Para luchar, los pueblos primitivos protegen y dan a conocer su cosmogonía, que
es de una riqueza maravillosa para el conjunto de la humanidad y una fuente de inspiración
para el ecosocialismo. Frente al capitalismo que intenta aplastarlos y apropiarse de sus
recursos y sus saberes, estos pueblos juegan un papel de vanguardia en la lucha por una
sociedad ecológicamente sostenible. Incluso en los casos en los que los pueblos originarios
se han urbanizado, mantienen una relación con su comunidad y su cultura mientras hacen
frente a problemas diferenciados, especialmente el de la discriminación. Tienen buenas
razones para buscar aliados que refuercen su combate.

7. Autogestión, control y alternativa política

7.1. Los profundos cambios en el modo de vida y en las perspectivas de desarrollo que
necesita la transición ecológica no se podrán imponer desde arriba, de forma autoritaria o
tecnocrática. Sólo serán realizables si la mayoría de la población se convence de que son
indispensables y compatibles con la mejora significativa de sus condiciones de existencia;
es decir si se hacen deseables. Esto exige un cambio de calado en las conciencias con el
objetivo de dar más valor al tiempo, al control de lo que se produce y al trabajo no alienado
que a la acumulación infinita de bienes materiales. Se trata de impulsar la educación
permanente sobre la gravedad de la destrucción medioambiental y sus causas. Frente a la
impotencia capitalista, se trata de esti-mular procesos democráticos de control activo, de ha-
cerse cargo de la transición, de intervenir en las decisiones públicas, incluso de la
apropiación común de la producción y de la reproducción social, así como de la protección
de los ecosistemas amenazados. Por su propia naturaleza, estos procesos se combinan con
las luchas de las nacionalidades oprimidas en favor de sus derechos sociales y su derecho
democrático a la auto-determinación. Se trata de esbozar en la práctica la invención de
relaciones emancipadas entre los seres humanos y entre la humanidad y el resto de la
natura-leza, para mostrar que "es posible otro mundo". Estas prácticas de los sectores
sociales más comprometidos en las luchas animan al movimiento obrero a combatir la
influencia del productivismo en su interior.

7.2. Hay que apoyar y alentar de forma activa al movi-miento a favor de las desinversiones
en energías fósiles y el movimiento de las ciudades en transición. En general, las
experiencias de control obrero, de control ciudadano, de gestión participativa, incluso de
autogestión, así como las luchas de las mujeres a favor de su reconocimiento social y el
reparto de las tareas domésticas, crean el terreno apropiado para la formación de una
conciencia y de un proyecto anticapitalistas que incluya la dimensión ecosocialista. Como
78

se ha mostrado en Europa y, sobre todo, en América Latina las experiencias de agricultura


ecológica cooperativa que influyen en el movimiento obrero. Por otra parte, numerosas
experiencias de producción autogestionada involucran a trabajadores y trabajadoras
despedidas, a gente en la exclusión y a gente precaria e incluso a sin papeles y a solicitantes
de asilo. Estas alternativas aportan una respuesta inmediata a la exclusión social masiva y
permanente que degrada la existencia y la dignidad de las personas. Todas ellas ocupan un
lugar importante en la estrategia ecosocialista, porque rechazan el fatalismo, generan
solidaridad y van más allá de los círculos militantes medioambientalistas.

Sin embargo es ilusorio creer que su generalización por contagio al conjunto de la sociedad
permitirá evitar la catástrofe ecológica: las medidas socio-económicas estructurales –
fundamentalmente, la socialización del crédito y la energía– resultan indispensables. Las
iniciativas de transición han de articularse en base a la exigencia de una planificación
democrática de la transición que incluya al mismo tiempo la satisfacción de las necesidades
sociales y el respeto a los imperativos ecológicos. Sin dicha articulación, estas iniciativas
pueden conducir a la despolitización, incluso acabar, a largo plazo, en una coexistencia con
el sistema basado en obtención de beneficios.

7.3. La lucha contra los grandes proyectos fósiles constituye un elemento clave del
movimiento general para interferir, controlar y hacerse cargo de la transición. Las
manifestaciones masivas, la ocupación de los emplazamientos, de las minas, y las campañas
de desobediencia civil permiten oponerse de forma concreta a la dinámica "crecentista" y
"extractivista" del capital. Estas luchas tienen una importancia de primer orden para la
defensa de los ecosistemas y de las comunidades humanas que habitan en ellas y que las
han conformado. Tienen una importancia estratégica para la defensa del clima, porque el
nivel actual de infraestructuras constituye un cuello de botella que estrangula la
valorización de las reservas de capital fósil. Constituyen un medio privilegiado para
establecer puentes a nivel territorial entre las luchas campesinas, de los pueblos indígenas,
de la juventud, las mujeres y, a partir de ahí, exigir al movimiento obrero que se adhiera a la
lucha. La construcción de redes internacionales de estas resistencias permite mejorar la
relación de fuerzas, disipar las acusaciones de NIMBY ["no en mi patio trasero", por sus
siglas inglesas] y reforzar la legitimidad de las reivindicaciones. En determinados casos,
esto imponer reformas que, aún en el marco del capitalismo, pueden servir de puntos de
apoyo para radicalizaciones posteriores.

7.4. La convergencia necesaria de las luchas sociales y medioambientales no tiene por


objetivo una convergencia basada en un compromiso estable entre la cuestión
medioambiental y social. Se trata de un proceso dinámico de clarificación, de
recomposición y de radicalización. Semejante proceso implica múltiples conflictos entre
sectores sociales, en particular, conflictos con los sectores del movimiento obrero que
practican la colaboración de clase con el productivismo. Mostrando un sentido táctico
indispensable e insistiendo en las ventajas de la transición ecológica para las trabajadoras
(especialmente en términos de empleos y salud), es necesario resistir al movimiento obrero
79

alineado con el productivismo. En un conflicto entre sectores sociales comprometidos con


el medioambiente y sectores obre-ros alineados con el productivismo o el proteccionismo,
apoyamos a los primeros mientras tratamos de convencer a los segundos para que cambien
su posición. En este caso, deberíamos tratar de proponer alternativas programáticas sólidas
dirigidas a aumentar los derechos y el bienestar de trabajadoras y comunidades, que no
tienen porqué pagar las decisiones de las empresas y los gobiernos que las apoyan.

7.5. Ganar al movimiento obrero y al resto de movimientos sociales para la lucha en favor
de un programa de transición ecosocialista solo es posible a través de la emergencia de
alternativas políticas, que se planteen como objetivo llegar al gobierno para implementar un
plan global de reformas estructurales anticapitalistas que satisfaga a la vez las necesidades
sociales y los imperativos medioambientales. Sin la construcción de estas alternativas
políticas y sin su articulación con los movimientos sociales, esta perspectiva común se
redu-cirá a una quimera, de modo que el medioambiente será sacrificado en el altar de lo
social, o a la inversa. La puesta en pie de un gobierno ecosocialista que rompa con el
capitalismo apoyándose en la movilización social es la clave de bóveda de un programa
ecosocia-lista urgentes. Ahora bien, el ecosocialismo en un solo país no es posible. La
formación de semejante gobierno no constituye más que una etapa transitoria de un pro-
ceso permanente orientado al derrocamiento del capitalismo en todo el planeta.

8. Tecnología, autogestión y descentralización

8.1. "La Comuna es la forma política al fin descubierta para llevar a cabo dentro de ella la
emancipación eco-nómica del trabajo " escribía Marx en sus lecciones de la Comuna de
París. En el siglo XIX, el capitalismo creo un sistema energético cada vez más uniforme y
centralizado, cuyo control técnico y político implicaba respectivamente un amplio aparato
burocrático y un complejo sistema de delegaciones de poder. Evidentemente, este sistema
no es la causa de la degeneración burocrática de la URSS –que fue, sobre todo, producto de
la contra-revolución estalinista–; pero en cierta medida, lo favoreció. Inversamente, la
flexibilidad y la adaptabilidad de las tecnologías no garantizan un socialismo democrático,
pero abre nuevas posibilidades para re-formas estructurales anticapitalistas a partir de un
desarrollo territorial descentralizado, organizado en base al control democrático de los
recursos energéticos renovables disponibles y de su utilización por parte de las
comunidades locales. Pero la materialización de estas posibilidades depende de la lucha de
clases. La confiscación solo de una parte de las fortunas acumuladas por las
petromonarquías árabes sería suficiente para financiar proyectos regionales de desarrollo
alternativo, basados en la energía solar y dedicados a la satisfacción de las necesidades
sociales a nivel local, en Oriente Próximo y Oriente Medio. En esa misma línea, es
deplorable que los denominados gobiernos latinoamericanos "progresistas" no hayan
invertido los recursos obtenidos con la explotación fósil en planes de transición social y
ecológica orientada a otro tipo de desarrollo, descentralizado, democrático, más equilibrado
entre la ciudad y el campo, centrado en las comunidades y basado en un 100 % en las
renovables.
80

8.2. Las tecnologías energéticas renovables modifican también la articulación de medidas


estructurales y experiencias de control o autogestión a nivel territorial, lo que abre nuevas
posibilidades de autonomía energética. De ese modo, gana actualidad y credibilidad el pro-
yecto de una sociedad ecosocialista democrática basa-da en una red de órganos de poder
descentralizados. Este ámbito de lucha, incluyendo también la soberanía alimentaria, es
particularmente importante para los países del Sur en el marco de un modelo de desarrollo
alternativo al modelo imperialista.

9. Destrucción medioambiental y compromiso social de las científicas

Las respuestas capitalistas son insuficientes ecológicamente y socialmente injustas porque


están sesgadas al considerar las reglas sociales del mercado como leyes naturales
ineludibles. Esto lleva a determinados científicos a sumarse al campo de la lucha. Su
compromiso tiene como telón de fondo la crítica a la parcialización creciente de la
investigación y su subordinación cada vez mayor a las necesidades del capital y a su
temporalidad. Un número minoritario, pero creciente, de investigadores e investigadoras
perciben la necesidad del trabajo interdisciplinar y transdisciplinar, que implica la
colaboración con los sectores sociales. En ese con-texto, emerge la oportunidad para
redefinir "el saber", sacarlo de su aislamiento y de volverlo contra el capital. Esta
oportunidad aumenta por el incremento, en determinados sectores de la clase dominante, de
la irracio-nalidad y la negación de hechos objetivos, dos elementos reaccionarios
encarnados sobre todo por Donald Trummp. Los ecosocialistas deben contribuir a apro-
piarse a manos llenas de esta oportunidad. No se trata de someter el movimiento social a la
dictadura de la "ciencia" o de los expertos sino, al contrario, de poner su pericia al servicio
del movimiento social y someterlo a la crítica. Ello puede aumentar en gran medida la
credibilidad y la legitimidad de las opciones anticapitalistas. En concreto, la experiencia de
la cooperación internacional de los científicos constituye una baza importante para
desarrollar el internacionalismo.

10. Autoorganización de las poblaciones afectadas

3.9.1. Los medios para conjurar LA catástrofe que viene están terriblemente atrasados en
relación a las exigencias. Por tanto, van a darse catástrofes ecológicas "antrópicas" de forma
múltiple; especialmente debido a fenómenos meteorológicos extremos (inundaciones,
ciclones, etc.). Esto crea situaciones de desorganización y de caos que son explotados por
los especulado-res e instrumentalizadas para ejercer la dominación (política, económica,
geoestratégica). Al mismo tiempo, estas situaciones pueden ser propicias para desarrollar
iniciativas de construcción de redes de solidaridad alternativa a las agencias imperialistas,
así como la auto-organización de la ayuda, de la acogida de refugiados y refugiadas e
incluso de la reconstrucción y de la vida social en general. Así pues, estas iniciativas
cuentan con una gran legitimidad porque resultan vitales en estas circunstancias y son más
eficaces que la ayuda internacional [oficial]. El factor subjetivo es determinan-te para
concretar las posibilidades de este tipo. Esta perspectiva forma parte integrante de nuestra
81

estrategia ecosocialista en tanto que estrategia revolucionaria. Más en general, la


persistencia de la impotencia capitalista frente al desarrollo de la crisis ecológica contribuye
a crear una situación objetivamente propicia, tanto para la barbarie como para la revolución.

11. Ecosocialimo e internacionalismo

11.1. En el plan de urgencia ecosocialista, la exigencia de localización de la producción y


de la soberanía alimentaria se inscribe en una perspectiva autogestionaria e internacionalista
radicalmente opuesta tanto a la globalización capitalista como a la soberanía nacional.
Particularmente en los países desarrollados, esto re-quiere prestar una gran atención a las
tentativas de recuperación de la extrema derecha o derecha radical. Ambas tratan de
desvirtuar las reivindicaciones ecológicas hacia pseudorespuestas nacionalistas que siem-
pre están al servicio del capital y crean pasarelas hacia temas racistas, islamófobos y
reaccionario-tradicionalistas en general. La exigencia de la localización y de la soberanía
alimentaria constituye el terreno favorito de estas tentativas. Por tanto, es crucial enmarcar
con cuidado estas reivindicaciones para evitar toda recuperación.

11.2. Nos oponemos a la deslocalización de empresas hacia países con bajos costes, y
somos partidarios de la localización de la producción en general, pero no apoyamos la
exigencia de relocalización de empresas que han deslocalizado. En efecto; la idea de la
relocalización implica que las trabajadoras de los países con costos reducidos pierden su
empleo en beneficio de los de los países imperialistas que recuperan el suyo. En lugar de
unir a los trabajadores de los diferentes países frente a sus explotadores, esta reivindicación
los pone en conflicto y les desarma frente a las exigencias patronales de competitividad para
el mercado. La localización de la producción se inscribe en un proyecto totalmente
diferente, que parte de las necesidades ecológicas y sociales, en particular el derecho al
empleo y al salario para todas cerca del lugar donde desarrollan su vida. Igualmente, para
nosotros, la soberanía alimentaria no es una soberanía nacional sino una soberanía a nivel
de los territorios en tanto que entes constituidos históricamente por las comunidades. Por lo
tanto, respeta la historia de las comunidades. Defendemos la solidaridad intercomunitaria
que permite gestionar los recursos comunes e intercambiarlos sobre la base del apoyo
mutuo y la complementariedad, y no de competencia y sobre-explotación.

11.3. En general, las fórmulas "proteccionistas de izquierda y solidarias" dan credibilidad a


la idea de que la competencia que ejercen países con salarios bajos y que no protegen el
medio ambiente son la causa fundamental de las pérdidas de empleo industrial en los países
desarrollados. Sin embargo, la causa principal de estas pérdidas de empleo es el incremento
de la productividad del trabajo en un contexto en el que el movimiento histórico por la
reducción del tiempo de trabajo está bloqueado debido a una relación de fuer-zas en horas
bajas. Adoptando una visión obsoleta de la economía mundial basada en la competencia
entre países, cuando el papel fundamental lo juegan las multinacionales, el "proteccionismo
de izquierdas" desvía la atención de la contradicción capital-trabajo en beneficio de un
frente interclasista en defensa de la competitividad. El "proteccionismo de izquierdas" se
82

presenta como internacionalista, pero pasa de largo por la competencia destructora de las
exportaciones de productos agrícolas a bajo coste de los países desarrollados hacia los
países del Sur y otras manifestaciones de la dominación imperialista. El peligro de
contaminación racista a partir de las posiciones soberanista es significativo. Efectivamente,
en los países más desarrollados, es fácil que haya traspasos desde la defensa del empleo –
mediante la preservación de la competitividad de las empresas contra la competencia de los
países con salarios bajos – a la defensa del empleo mediante la lucha contra la competencia
de los trabajadores sin-papeles o desplazados, porque representan, por así decirlo, "un
tercer-mundo a domicilio". Es justamente a esta trampa mortal a la que la extrema derecha
quiere llevar al movimiento obrero y al movimiento en defensa del medioambiente.

No hay atajo posible para resolver, al mismo tiempo, el paro y la destrucción del
medioambiente mediante un frente común entre el capital y su fuerza de trabajo. En lugar
de un frente con los patronos, las trabajadoras deben organizar campañas de solidaridad que
les permitan encontrar la unidad y la fuerza para vencer la crisis.

11.4. De cara a un gobierno ecosocialista que comen-zara a romper con la lógica capitalista
apoyándose en la movilización de las explotadas y oprimidas, evidentemente, defenderemos
el derecho de ese gobierno a proteger su política a través de medidas como el monopolio del
comercio exterior, el control del movimiento de capitales, etc. Pero en este caso no se trata
de proteger las empresas capitalistas contra la competencia internacional: se trata, por el
contrario, de proteger la política anticapitalista al tiempo que se llama a todas las explotadas
y oprimidas de otros países a luchar para que esa victoria se propague a otros países, en una
perspectiva internacionalista de derrocamiento del capitalismo mundial. Tal política se
encuentra en las antípodas del "proteccionismo", que siempre conduce a subordinar las
reivindicaciones ecológicas y sociales a la necesidad de reforzar el capitalismo nacional en
el mercado mundial, es decir, en última instancia… al libre cambio.

11.5. El ecosocialismo puede comenzar a nivel nacional pero no puede realizarse


plenamente más que a nivel mundial, porque la gestión racional y prudente del sistema
mundial exige una planificación democrática mundial. El trabajo científico mundial
realizado por organismos como el IPCC, el IGBP (Programa Internacional Geosfera) y
otros, muestra que esta planificación democrática mundial es posible. Esto que los
científicos hacen a su nivel también podría hacerse por representantes democráticamente
electos de los movimientos sociales y, en parte, ya lo hacen hoy organizaciones como la Vía
Campesina y otros sindicatos.

12. Conclusión: Ecosocialismo y revolución

La lucha absurda e irracional de expansión y acumulación indefinidas, así como su


productivismo obsesionado por la búsqueda de beneficio a cualquier precio son
responsables de que la humanidad se encuentre hoy día al borde del abismo: destrucción
ecológica, vuelco climático.
83

El paso del “progreso destructivo” capitalista al ecosocialismo es un proceso histórico, una


transformación revolucionaria y permanente de la sociedad, de la cultura y las
mentalidades. Esta transición conducirá no sólo a un nuevo modo de producción y a una
sociedad igualitaria y democrática, sino también a un modo de vida alternativo, una nueva
civilización, más allá del reino del dinero, más allá de los hábitos de consumo producidos
artificialmente por la publicidad, y más allá de la producción ilimitada de mercancías
inútiles. Y, como dijo Marx, el Reino de la Libertad empieza por la reducción del tiempo de
trabajo.

Es importante subrayar que un proceso como este no puede tener lugar sin la
transformación revolucionaria de las estructuras sociales y políticas por medio de una
acción de masas de la gran mayoría de la población. El desarrollo de una conciencia
socialista, feminista y ecologista, es un proceso en el cual el factor decisivo es la
experiencia de lucha colectiva de los propios pueblos, desde las confrontaciones locales y
parciales hasta la transformación radical de la sociedad.

Soñar y luchar por un socialismo verde, o por un comunismo solar – como se dice a veces –
no implica dejar de luchar por reformas concretas y urgentes. Sin hacernos ilusiones sobre
el capitalismo verde, debemos ganar tiempo e imponer a los poderes efectivos medidas
concretas contra la catástrofe actual, empezando por una reducción radical de las emisiones
de gases de efecto invernadero.

Las reivindicaciones ecológicas urgentes pueden favo-recer un proceso de radicalización,


siempre que rechacemos la limitación de los objetivos que pretende adecuarlas a las
exigencias del mercado capitalista o de la “competitividad”.

Cada victoria, cada avance parcial, puede llevar inmediatamente a una reivindicación más
alta, un objetivo más radical. Las luchas en torno a problemas concretos son importantes no
sólo porque son bienvenidas en sí mismas, además contribuyen a aumentar la conciencia
ecológica y socialista y promueven la autonomía y la auto-organización por abajo. Esta
autonomía y esta auto-organización son precondiciones necesarias y decisivas para una
transformación radical del mundo, que no será posible sino es por la auto-emancipación de
las oprimidas y las explotadas: las obreras y campesinas, las comunidades indígenas así
como las personas perseguidas por su raza, religión o nacionalidad.

Atrincheradas en sus refugios, las élites dirigentes del sistema son increíblemente poderosas
y las fuerzas de la oposición son pequeñas. Sin embargo, su desarrollo hasta un movimiento
de masas sin precedentes es la única esperanza para detener el curso catastrófico del
“crecimiento” e inventar una forma de vida deseable, más rica en cualidades humanas, una
nueva sociedad basada en los valores de la dignidad humana, la solidaridad, de la libertad y
del respeto a “la madre naturaleza”

_________________________________________
84

Los cinco problemas esenciales que enfrentará el


próximo alcalde capitalino
Los problemas que aquejan al pueblo capitalino son tan numerosos como diversos y los
próximos candidatos que figuren en las campañas del año próximo tendrán que presentar
sus propuestas para lidiar con los más graves y urgentes. Es por eso que en seguida
hacemos un listado de los 5 problemas más apremiantes en el escenario actual.

1. INSEGURIDAD

En los últimos diez años, la Ciudad de México había corrido con la fortuna de verse poco
afectada por la violencia inherente a la guerra contra el crimen organizado. Esta burbuja
invisible que rodeaba a la capital permitía a sus habitantes ver los terribles sucesos en el
interior del país con la misma distancia que uno lee sobre la guerra en Siria o en Afganistán.

En otras palabras, el Distrito Federal nunca ha estado exento de actos criminales, pero era
inconcebible que viéramos decapitados en la vía pública o sicarios colgando de un puente
peatonal. Los órganos locales de seguridad habían hecho un buen trabajo en lo que respecta
al freno de la penetración flagrante del crimen organizado. Lo más importante, después de
todo, era la percepción de una ciudad “segura”. Léase “segura” en contraste a Acapulco, la
Tierra Caliente, o todo el estado de Tamaulipas.

Estos días, sin embargo, ni siquiera podemos presumir de tal percepción. Hoy parece que la
Ciudad de México se encuentra sitiada por los cárteles del narcotráfico, los asaltos están a la
orden del día en el transporte público, las extorsiones son cosa común en los negocios del
Centro Histórico y la Roma-Condesa, la venta de droga se hace a plena luz del día en
Ciudad Universitaria, y las calles en delegaciones como Tláhuac son controladas por grupos
delictivos coludidos con las autoridades.

Una vez más, esto es la percepción, o mejor dicho, el miedo evidente en la población. De
acuerdo a los datos más recientes de la INEGI a través de su Encuesta Nacional de
Seguridad Pública Urbana (ENSU-Junio 2017), la percepción de inseguridad se encuentra a
niveles alarmantes en ciertas regiones del país y la Ciudad de México está a la cabeza. De
cada 100 capitalinos, 86.6 no se sienten seguros en la zona donde viven, principalmente en
las delegaciones septentrionales. Ese dato solo es superado por Uruapan (87.6),
Chilpancingo (94.1), Ecatepec (94.6) y Villahermosa (96.6).

Una población con miedo es una población petrificada. En el peor de los casos, no hay
inversión, no hay comercio, no hay vida nocturna, no hay “capital en movimiento”. ¿Qué
puede hacer el próximo alcalde para revertir dicha tendencia y recuperar una semblanza de
85

serenidad? Son varias las voces que exigen más policías en las calles, más cámaras de
seguridad, leyes más estrictas y sentencias más severas para los delincuentes. Pero las
medidas que exclusivamente le otorgan más poder a la seguridad pública y a su
burocraciadifícilmente implican mayor seguridad en las calles.

La implementación en la CDMX del nuevo sistema de justicia penal acusatorio es un paso en


la dirección adecuada pero reducir los índices de criminalidad (o aunque sea la percepción
de inseguridad) debe venir acompañado de varios programas diseñados con la meta a largo
plazo de prevención de delito. Algunos de estos programas existen, pero la queja suele ser
que carecen del presupuesto adecuado para hacerle frente a la magnitud del reto que tienen
por delante.

2. INFORMALIDAD

Dentro de las estrategias diseñadas para atacar el problema de la inseguridad desde la raíz
están las medidas para solucionar otro problema igual de grave: el desempleo. La lógica
dicta que una persona ocupada en alguna labor no tiene tiempo ni motivo para recurrir a una
opción tan riesgosa como el crimen, esto con el fin de sobrevivir, salir adelante y proveer lo
necesario para la subsistencia de su familia. No obstante el peligro, el escenario está puesto
en la Ciudad de México para que más gente, particularmente jóvenes, presten sus servicios
al crimen organizado a falta de otra opción viable.

De acuerdo a datos publicados por la Secretaría de Desarrollo Económico en lo referente al


primer trimestre del 2017, la Ciudad de México tiene una tasa de desempleo de 3.77%. Esto
quiere decir que actualmente hay 162 mil personas (económicamente activas) en las calles
sin trabajo. A esto hay que sumarle el 12.3% de la población ocupada cuyos ingresos
mensuales son inferiores al salario mínimo o que trabaja 48 horas semanales ganando hasta
dos salarios mínimos. Estamos hablando de 509,719 “esclavos modernos”, básicamente. Y
todavía valdría la pena agregar 1,191,829 de trabajadores (28.76%) bajo la tasa de
ocupación en el sector informal.

En la Ciudad de México hay casi 2 millones de personas que ya sea no tienen derecho a
prestaciones de ley, o no tienen ingresos suficientes para vivir dignamente, o no tienen
trabajo del todo. En otras palabras, son 2 millones de personas que yacen a los márgenes de
un sistema supuestamente construido para garantizar el bienestar de todos los mexicanos, lo
que incluye acceso a servicios médicos gratuitos, una jubilación digna y el crédito apropiado
para una vivienda propia.

Ante nosotros tenemos una proporción sustancial de la ciudadanía capitalina que debe
“arreglárselas como Dios disponga” en la economía actual. Muchos tendrán éxito como
emprendedores independientes y ganando por honorarios, pero el sector informal sigue
86

siendo terreno fértil para grupos criminales que buscan mano de obra barata en actividades
ilícitas como la piratería, la prostitución, la explotación laboral clandestina, y un largo
etcétera.

Como Jefe de Gobierno, el próximo alcalde puede hacer poco para influir directamente las
políticas de recursos humanos de la iniciativa privada, pero sí puede sentar las bases para el
desarrollo de una cultura que valore el concepto de “un salario digno por un trabajo bien
hecho”. También debe resaltar la importancia y los beneficios de una fuerza de trabajo
inscrita a los programas básicos de bienestar social, incluyendo un seguro de desempleo que
sirva de última defensa para los que tengan la espalda contra la pared. A final de cuentas, el
crimen nunca debe ser una opción viable ni para los más desesperados.

3. INFRAESTRUCTURA

El mismo gobierno de la ciudad, sus entidades subordinadas y las delegaciones cuentan con
las fuentes de trabajo más grandes de la metrópolis. Nada más en la construcción y
mantenimiento de caminos se emplean a miles de trabajadores, y como todo conductor sabe,
la capital del país es como una ciudad en obra perpetua. Pero más allá de las oportunidad
laborales que generan los proyectos de desarrollo urbano, la infraestructura en sí es otro de
los graves problemas que tendrá que enfrentar el próximo alcalde, un reto que crece cada
año de acuerdo al tamaño de la población.

Somos muchos. De eso no hay duda. De hecho, somos demasiados. En la Ciudad de México
hay 5,967 personas por kilómetro cuadrado (INEGI, 2015); a nivel nacional, la densidad de
población es de 61. En otras palabras, no cabemos en este valle y la interminable
construcción de segundos pisos, distribuidores viales y líneas de metrobús son un reflejo de
esta realidad. Pero ya que no hay indicio alguno de un éxodo masivo al interior de la
república, el gobierno de la ciudad tiene que acomodar a las 20 millones de personas que se
transportan a diario por las arterias que conectan a la Ciudad de México con la zona
metropolitana.

A todo esto, no ayuda la percepción negativa que los usuarios del transporte público tienen
del metro, del metrobús, del trolebús, de los RTPs, y del tren ligero. Aunque los aumentos de
las tarifas son casi inevitables, el gobierno debe hacer un mejor trabajo de vendernos estos
aumentos en lugar de simplemente imponer los nuevos precios. La gran mayoría de usuarios
siempre está dispuesta a pagar un poco más por el transporte, siempre y cuando esto
implique una mejoría notable del servicio. Sin embargo, son numerosos los casos de fallas,
accidentes, personal mal capacitado, retrasos, interrupciones de servicio, y por supuesto,
inseguridad.
87

La remodelación de estaciones, la introducción de tarjetas electrónicas, o la habilitación de


medidas para la gente incapacitada son proyectos bienvenidos, incluso los metrobuses de
doble piso. Pero a final de cuentas, los usuarios del transporte público solo exigen un medio
que los pueda llevar de punto A a punto B en un lapso de tiempo razonable y por un precio
que -como dirán los vagoneros- no afecte su economía personal. Nadie asume que esto es
una tarea fácil ni sencilla, pero por eso hay elecciones. Si alguien quiere asumir el reto de
encontrarle pies y cabeza a este monstruo, ponga su nombre en la boleta, de lo contrario,
busque una diputación plurinominal y viva tranquilo del erario.

4. MEDIO AMBIENTE

Para solucionar los problemas de movilidad e infraestructura, parece que la solución tiene
una respuesta sencilla: la construcción de más carreteras, más estacionamientos, más líneas
del metro y más distribuidores viales. Si tan solo fuera así de fácil. La otra cara de la moneda,
sin embargo, es que estos proyectos conllevan la destrucción de lo que resto del medio
ambiente en la Ciudad de México. Por lo tanto, el Jefe de Gobierno debe encontrar un
balance entre las necesidades de desarrollo urbano y los daños al frágil ecosistema de la
capital.

Históricamente, el problema del medio ambiente es uno que se suele tomar a la ligera,
particularmente en la era actual del progreso desenfrenado. ¿Cuál es el margen de
rentabilidad de conservar unos cuantos miles de árboles y especies en peligro de extinción?
En contraste a la demanda de nuevos fraccionamientos, rascacielos, gasolineras, centros
comerciales y OTRO aeropuerto internacional, la naturaleza en la Ciudad tiene todas las de
perder.

A la vista del capitalismo, en la conservación no hay ninguna ganancia sustancial a corto


plazo, y los que defienden al medio ambiente, lo deben hacer por razones meramente
estéticas. Después de todo, una que otra zona verde cumple su objetivo de embellecer una
zona comercial. No queremos una jungla 100% de concreto y asfalto, van a decir.

De hecho, los daños al medio ambiente no reciben su peso adecuado sino hasta que se
declara una contingencia ambiental. Los más confiados y cínicos entre nosotros se creen
inmunes a la contaminación del aire, o sea, ¿de qué sirve dejar el coche en casa si un poco
de smog no hace nada? Pero las consecuencias son reales. De acuerdo a un reporte
publicado por el Senado de la República, en 2010 se registraron 20,496 muertes en el país
vinculadas a la contaminación por material particulado en el aire, y 15,310 muertes por
contaminación por el uso doméstico de combustibles sólidos.

El mejoramiento de la calidad del aire en la Ciudad de México debe ser uno de los principales
objetivos de la próxima administración local, no solo para evitar los inconvenientes del “doble
88

no circula”, sino también para evitar tantas muertes prematuras. Ahora bien, el problema del
agua es otro asunto que no hay que menospreciar y la destrucción de protecciones naturales
contra las inundaciones no es el único peligro que hay que vigilar, como veremos en
seguida…

5. AGUA

Por más campañas, programas, anuncios, proyectos, carteles y demás que el gobierno
expone en la plaza pública… la gente sigue tirando la basura en la calle. Este mal hábito
desemboca en el bloqueo de las coladeras y los sistemas de drenaje, lo que provoca que
una lluvia moderada inunde grandes porciones de la capital en poco tiempo. En caso de
fuertes lluvias, la ciudad simplemente se paraliza en aguas negras por varias horas, lo que
no solo afecta al tráfico, también implica el derrumbe de viviendas.

Irónicamente, las inundaciones no representan las dificultades más graves para los
ciudadanos con respecto al agua. Al contrario. La escasez perpetua de este recurso se ha
exacerbado gracias a estos meses veraniegos anormalmente secos y calurosos (si en años
anteriores llovía todos los días de primavera a otoño, hoy con suerte tenemos un par de días
a la semana de precipitación). Según reporta The New York Times, esto ha llevado a “una
mayor demanda de agua, lo que incrementa la presión de conseguir agua desde zonas de
reserva distantes, a costos exorbitantes, o de drenar todavía más los acuíferos subterráneos
y acelerar el colapso de la ciudad.”

¿Pero si llueve tanto por qué no podemos reutilizar toda esa agua? Desafortunadamente, La
Ciudad de México “no cuenta con la capacidad a gran escala para reciclar aguas negras ni
para recolectar agua de lluvia”. Por tal motivo, el drenaje tiene que expulsar más de 700 mil
millones de litros de aguas residuales por los desagües. El agua que llega a la ciudad se
debe más bien a un “milagro de la ingeniería hidráulica moderna”, pero a pesar de este acto
divino, más del 20% de los habitantes siguen sin tener acceso a agua corriente.

Como bien sabemos, el Valle de México se sigue hundiendo y los efectos del calentamiento
global aceleran el deterioro. La subsidencia del suelo se debe en parte a la perforación de los
lechos de arcilla en busca de más agua en los mantos acuíferos, y también a la corrupción
que ha permitido la construcción de varios desarrollos urbanos sobre el suelo volcánico,
supuestamente “suelo de conservación” por su naturaleza porosa. Al bloquear el suelo
volcánico con cemento, el agua de lluvia no puede ser absorbida por la tierra porosa y
depositada en los mantos acuíferos.

El próximo alcalde de la Ciudad de México tendrá que ver más allá de las exigencias
comerciales para lograr satisfacer la demanda más esencial de la población: el agua. De lo
89

contrario, se verá con una megalópolis que terminará por colapsarse en sí misma, quizás
literalmente.

_______________________________________________

Los frutos amargos de la globalización:expansión y


reestructuración metropolitana de la ciudad de
México
Daniel Hiernaux-Nicolás*

Abstract

The changes in the Mexican economy during the last fifteen years have had
profound effects on territorial organization, both on a national and regional
scale; it also upset urban economies: a strong demographical and
economic growth of medium size cities, and a restructuring of the
metropolitan economies are some of its consequences. Such
transformations allow us to see, although not directly, the possibility of a
modification of the social system and, among others, of the perceptions
and usage of the city by communities. This article is divided into two
sections: the first one will analyze the economic transformations that have
reconfigured Mexico City. The second part of this essay will deal with the
transformations that have occurred in the urban structure of the capital in
relation to large trends that have been dealt with before: new commercial
compounds, neighborhood segregation, the coming of post modern
spaces, etc.

Key words: economic restructuring, modernization, exclusion, world cities,


metropolitan expansion.

Resumen

Los cambios en la economía mexicana ocurridos durante los quince últimos


años han tenido profundas repercusiones en la organización del territorio a
90

escala nacional y regional; trastornaron también las economías urbanas: un


fuerte crecimiento demográfico y económico de las ciudades medias, la
reestructuración económicas de las metrópolis son algunas de sus
consecuencias. Dichas transformaciones dejan también entrever la
posibilidad de profundas modificaciones de los sistemas sociales y, entre
otros, de las percepciones y de los usos de la ciudad por las comunidades.
Este artículo va en dos direcciones: la primera se orientará a analizar las
transformaciones económicas que han reconfigurado la ciudad de México.
En la segunda parte del ensayo trataremos las transformaciones en la
estructura urbana de la capital, con relación a las grandes tendencias
anteriormente expuestas: los nuevos complejos comerciales, la
segregación de los barrios, la aparición de espacios "posmodernos", etc.

Palabras claves: reestructuración económica, modernización, exclusión,


ciudades mundiales, expansión metropolitana.

* Profesor Investigador titular de la Universidad Autónoma Metropolitana


Xochimilco; actualmente ocupa la Cátedra Simón Bolívar del Instituto de
Altos Estudios de América Latina (IHEAL) de la Universidad de Paris III-La
Sorbonne Nouvelle, durante su sabático. Correo electrónico:
lares1@ibm.net

I. INTRODUCCIÓN

Los cambios en la economía mexicana ocurridos durante los quince últimos


años, han tenido profundas repercusiones en la organización del territorio a
escala nacional y regional; trastornaron también las economías urbanas: se
asistió así a un fuerte crecimiento demográfico y económico de las ciudades
medias, a la reestructuración de las antiguas bases industriales de las
metrópolis, pero también a una modernización de la arquitectura y de las
formas urbanas en la mayoría de las ciudades del sistema urbano nacional.

El conjunto de los procesos de transformación de la economía y de la


organización del espacio en las ciudades deja también entrever la
posibilidad de profundas modificaciones de los sistemas sociales y, entre
otros, de las percepciones y de los usos de la ciudad por las comunidades.
91

También es preciso preguntarse hasta qué punto no es también el sentido


mismo de la comunidad el que se encuentra puesto en tela de juicio en el
contexto de las transformaciones globales (Hiernaux, 1999).

Desarrollaremos este artículo en dos direcciones: la primera se orientará a


analizar las transformaciones económicas que han reconfigurado la ciudad
de México durante los quince últimos años, haciendo también referencia al
marco más general de la apertura de los mercados y de las políticas de
ajuste que fueron sus causas directas. En este contexto, se tratará también
de la transformación progresiva de la ciudad de México, en una suerte de
"metápoli" a la Asher (1996) con una fuerte capacidad para incidir en el
ordenamiento de la región central de México.

Enseguida, en la segunda parte del ensayo, trataremos las


transformaciones en la estructura urbana de la capital, con relación a las
grandes tendencias anteriormente expuestas: los nuevos complejos
comerciales, la segregación de los barrios, la aparición de espacios
"posmodernos", etc... Por una parte, la ciudad reconstruida sobre sí misma,
por otra parte su expansión periférica sobre nuevos territorios donde se
instalan los grupos más pobres, son factores que testifican de los
reacomodos socioterritoriales de una metrópoli que busca su lugar en el
concierto de las ciudades mundiales, pero que, al mismo tiempo, redibuja
sus comunidades y vuelve a tejer las relaciones sociales hacia el interior de
su territorio.

II. FACTORES DE CAMBIO EN LA ECONOMÍA Y LA ESTRUCTURA


URBANA DE LA CIUDAD DE MÉXICO

A. Los factores de cambio

Los primeros cambios económicos importantes en la economía mexicana


tuvieron lugar a fines de los años setenta, con el descubrimiento de
gigantescos yacimientos de petróleo y la aportación de una renta petrolera
que permitió la reactivación del crecimiento económico. 1 Los enormes
excedentes de la renta petrolera incitaron al gobierno federal de la época a
retomar la construcción del metro que había sido interrumpida desde 1976,
92

iniciar las obras de los "ejes viales" de circulación, y construir algunos


edificios "faros" susceptibles de imponer una imagen de mayor modernidad
a la ciudad, entre los cuales el hotel Presidente (en la época fue construido
y manejado por capitales públicos, hoy es privatizado), y la Torre de
Pemex, el monopolio petrolero público de México. Se reanudó así con cierta
verticalización del paisaje metropolitano, en buena medida abandonada
después de la construcción de la bien conocida Torre Latinoamericana a
principios de los cincuenta.

Sin embargo, después de la caída de los precios del petróleo en 1981,


durante la década siguiente, varias situaciones decisivas pusieron en tela
de juicio los esbozos de cambio que tuvieron lugar en los años anteriores:
se trata primero del impacto de los temblores de septiembre de 1985, pero
también de los efectos de las políticas de ajuste que se pusieron en obra
para estabilizar una economía en plena crisis.2 Las últimas tuvieron el
efecto de frenar nuevamente las tentativas de modernización de la ciudad,
y de imponer estrictas medidas de puesta en orden de las finanzas públicas
en general entre las cuales las de la ciudad de México hasta ese
momento favorecida por una política de subsidios a todas luces y de obra
pública de gran escala.

Con relación a los temblores además de los efectos importantes de


destrucción de viviendas despertaron a la sociedad civil todavía bien
dormida para lanzarla primero en las obras de recuperación y de
salvamento, manifestando una solidaridad ejemplar con la población
afectada, pero también alcanzando una participación social y política
creciente cuyos efectos a largo plazo aún se hacen sentir en la actualidad.
Este "regreso del actor" abrió una fase de cambios en la política y las
organizaciones sociales de los cuales una consecuencia directa ha sido la
victoria del Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, candidato de la
izquierda a las primeras elecciones de gobernador de la ciudad en 1997. 3

B. Reconfiguración de la economía capitalina

A partir de 1982, México ha sido forzado a seguir una política de ajuste


estructural impuesto por los organismos financieros internacionales que lo
empujaron así hacia una apertura de los mercados y a una integración
93

creciente a la economía mundial. Además de las secuelas dolorosas del


ajuste una inflación galopante, el freno radical a los aumentos de salarios
y por ende el empobrecimiento de las mayorías, el desempleo, la reducción
de los presupuestos para obras públicas así como la privatización de las
empresas públicas el gobierno de la época, bajo la presidencia de Miguel
de la Madrid (1982-1988), emprendió una apertura unilateral de los
mercados, es decir, una política de puertas abiertas al comercio
internacional.

A fines de 1988 el gobierno mexicano admitía que solamente 20% de los


productos todavía estaban sujetos a gravámenes comerciales y esto hay
que recordarlo antes de cualquier toma de posición con relación a un
acuerdo de libre cambio con los vecinos de América del Norte, que sólo
tendrá lugar en 1993-94.

Los efectos de estas políticas comerciales no se hicieron esperar: por la


falta de capacidad para responder a la apertura de los mercados por parte
de la industria mexicana tradicional que perdía sus subsidios, demasiado
protegida y poco competitiva, los mercados mexicanos fueron literalmente
invadidos por productos extranjeros, sobre todo en proveniencia de los
Estados Unidos y Asia, situación que provocó el desplome de las ventas de
los productos nacionales y, con frecuencia, el cierre de las empresas.

Al ser las grandes metrópolis las que habían concentrado la industria,


resultarán tanto más afectadas por ese hecho y muy particularmente la
ciudad de México, el verdadero centro manufacturero de México. En la
parte más álgida de la crisis, la ciudad de México mantenía 844,640
empleos en los sectores manufactureros en 1985, o sea, 32.78% del total
nacional; todavía perderá más de cuarenta mil empleos en tres años para
llegar a 806,827 empleos en las manufacturas en 1989, o sea 31.09% del
total nacional (véase cuadro 1).
94
95
96

Esta pérdida de empleos no se repartirá de modo igual en todos los


sectores y en todas las municipalidades de la gran metrópoli: por sí sola la
delegación central, la Delegación Cuauhtémoc, perderá cinco mil empleos y
es esencialmente el Distrito Federal que será el más afectado mucho más
que las municipalidades periféricas cuyo empleo se mantendrá
prácticamente estable; lo anterior se explica por el hecho de que el Distrito
Federal concentraba la industria la más obsoleta, pero también los talleres
de confección de los cuales muchos fueron reducidos a escombros por los
temblores de 1985 y otros muchos se relocalizaron progresivamente en la
periferia de la ciudad de México.

Esa época fue una fase muy negra para la ciudad de México; las finanzas
también estaban en pésima situación, ya que los presupuestos fueron
reducidos y los subsidios haciéndose cada vez menores: la crisis fiscal de la
ciudad se hacía así evidente. Sin embargo ésta ha sido sin lugar a duda
menos dramática que en otros contextos internacionales, ya que es el
gobierno federal el que aseguraba la mayoría de los servicios, entre los
cuales la educación, y que además tomaba a su cargo los subsidios y las
enormes inversiones y gastos exigidos por el funcionamiento cotidiano de
una ciudad que llegaba a cerca de quince millones de habitantes en aquella
época.

Hacia 1988, la fase más sombría parecía haber sido dejada atrás: el
gobierno recién electo de Carlos Salinas de Gortari esperaba una
reactivación económica cuando tomó el poder el 1º de diciembre de 1988,
después de las elecciones tan contestadas de agosto. También hay que
subrayar que de 1988 a 1984 el crecimiento del Producto Nacional Bruto
tomó la clásica forma de campana, con tasas de crecimiento más elevados
de 1988 a 1991, seguidas por una reducción progresiva del crecimiento
durante los tres años siguientes.

Finalmente, la crisis de diciembre de 1994, al iniciarse el sexenio de


Ernesto Zedillo (1994-2000), puso nuevamente en tela de juicio el modelo
de crecimiento y bloqueó radicalmente la economía de la ciudad.

Mientras que la industria manufacturera logró una ganancia de más de


430,000 empleos totales a escala nacional entre 1994 y 1997, crecimiento
que se debió básicamente al avance de las maquiladoras, el Distrito Federal
97

por su parte aún perdió 56,000 empleos en ese mismo lapso de tres años.

Lo anterior ha conducido a la aparición de ciertos fenómenos relevantes en


la ciudad de México, que aunque no totalmente nuevos resultan en buena
medida de la crisis y de las políticas de los últimos quince años:

 La desindustrialización: la reducción del empleo industrial se ha hecho


manifiesta en la ciudad de México. Es difícil hoy hablar de periferia
proletaria por ejemplo, como se podía hacer en los sesenta, cuando el
crecimiento periférico se estableció como consecuencia de la creciente
producción industrial. Por otra parte, y a excepción de ciertos sectores de
más alta productividad, es evidente que es a un sector de menor
relevancia, intensivo en mano de obra y esencialmente terciario, que se
dirige la población que sale del sector industrial. La informalización es una
consecuencia directa de la desindustrialización.

 La desasalarización: la cantidad de asalariados se ha reducido en


relación con la Población Económicamente Activa. Lo anterior tiene varias
implicaciones: la flexibilización del ingreso de las familias, conforme los
vaivenes de la crisis económica y de las fases de recuperación. Lo anterior
tiene efectos directos sobre el consumo, con una reducción de las ventas
que ha llegado a desplomarse en 60% en las tiendas de multiservicio en
momentos de fuerte crisis (inicios de 1995, por ejemplo). También se
deriva en efectos urbanos concatenados, al resultar incapaz la población
desasalariada para sostener el pago regular de la renta de su vivienda.
Consideramos, a partir de nuestras encuestas en la periferia, que lo
anterior es un factor decisivo para la relocalización periférica de la
población, que se analizará posteriormente.

 La desincorporación social: a partir del alejamiento con relación al


salario, se observa también la pérdida de relación con las instituciones
sociales propias del modelo "fordista periférico" que se instaló en México a
partir de la sustitución de importaciones. Lo anterior significa el alejamiento
del trabajador con relación a las instituciones sindicales, la pérdida de la
seguridad social, etc. En otros términos, el individuo implicado en
actividades de autoempleo o con salario pero informales pierde una
componente importante de su afiliación a la vida societaria.

C. La inserción económica de la ciudad de México en la


98

globalización

El tema de la inserción global de la ciudad de México ha sido poco


estudiado. No deja, sin embargo, de ser relevante para nuestro análisis de
la reestructuración y expansión de la ciudad, ya que son las actividades
"globales" las que crean más transformaciones en la ciudad, tanto por su
localización como por su peculiar concepción arquitectónica y urbana.
Explicaremos lo anterior en las siguientes páginas.

No tenemos cifras o indicadores que permitan determinar con precisión


cuáles actividades de la ciudad de México se insertan esencialmente en la
economía mundial. Podemos recordar, sin embargo, que para Friedmann
(1996) la ciudad de México ocupa un lugar privilegiado en el sistema
urbano mundial en construcción. Aunque este autor no argumenta esta
hipótesis, podemos aportar algunos elementos centrales que explican y
justifican esta afirmación que compartimos con Friedmann.

La primera explicación gira en torno a la recomposición del territorio


mexicano, que hemos analizado en otros contextos; sólo nos referiremos a
un aspecto esencial: frente a la reestructuración territorial de la economía
mexicana, particularmente en relación a la integración creciente al
subcontinente norteamericano, es evidente que se requiere de unas
unidades de mando territoriales: estas unidades de mando son, en nuestro
entender, las ciudades más aptas para integrarse a la telaraña de las
nuevas relaciones con el exterior, además de que son capaces de
reestructurar las relaciones internas del territorio nacional, apoyando esta
nueva orientación hacia el exterior, pero también permitiendo la
reestructuración de los mercados internos.

En el caso mexicano, observamos dos tipos de relaciones con el exterior


para sus ciudades: en primer lugar, tenemos a aquellas ciudades que
sostienen una relación directa, como las turísticas, las maquiladoras y
aquellas que arman productos de exportación, particularmente el caso de la
automotriz, con inserción directa en cadenas productivas subcontinentales.

El otro tipo de relaciones son aquellas que remiten esencialmente a


funciones de mando, es decir de estructuración y control sobre los flujos.
Este es muy particularmente el caso de la ciudad de México, aunque
Monterrey y accesoriamente Guadalajara, se encuentran en este grupo,
99

aunque en forma nítidamente menor.

Tenemos poca información para sustentar esta hipótesis pero podemos


evidenciar lo siguiente: por una parte, la sede de las principales empresas
mexicanas se vuelve un indicador relevante. En efecto, las 500 empresas
de mayor tamaño de México, son quienes articulan el mercado interno y
externo. La tendencia es hacia una creciente concentración en torno a la
ciudad de México. Dicha concentración se verifica principalmente en el
Distrito Federal, y más específicamente en algunas delegaciones centrales.

Por otra parte, las empresas que se ubican en las primeras posiciones no
forzosamente producen en la ciudad de México: por cuestiones de registro,
son empresas cuya sede está en la ciudad de México, pero que pueden
eventualmente producir en otros sitios: las cinco primeras empresas de las
500 según el reporte de Expansión de agosto de 1999, son Petróleos
Mexicanos, Teléfonos de México, General Motors de México, Daimler
Chrysler de México, Cifra y subsidiarias (tiendas de sutoservicio
principalmente). Claro es que las cinco desarrollan sus actividades y crean
su empleo en varias ciudades o en todo el país en el caso de la telefónica.
100

Si nos remitimos al registro de capital extranjero, una situación similar se


hace evidente: la concentración es aun mayor que para las 500 empresas,
signo de que la capital sigue siendo un centro de atracción para el capital
extranjero, no forzosamente para la localización de las unidades
productivas, sino porque se presenta como el sitio de mejores condiciones
operativas, en cuanto a comunicaciones, acceso al sistema bancario, y a las
instituciones estatales, entre otros aspectos.

A 1992, se estimaron 2,023 empresas con capital extranjero en el Distrito


Federal, con 281,108 trabajadores, o sea 26.02 % del total de empresas y
20.95% del total de trabajadores en empresas con IED (STPS, 1994: anexo
estadístico, cuadro 33).

Un indicador también interesante en relación al papel de la ciudad de


México como controladora de actividades a nivel nacional, se puede
apreciar a través de su balance comercial internacional negativo, de tal
suerte que la ciudad de México importa más que exporta, lo que se
101

atribuye a la función redistribuidora que ejerce en el entorno nacional.

D. ¿De la metrópoli a la metápoli? Algunas reflexiones sobre la


dimensión regional de la economía metropolitana

La ciudad de México alcanzó ya una nueva dimensión económica y


territorial que se venía perfilando desde los años 70, pero que se agudizó
sensiblemente a partir de la reestructuración económica de la década de los
ochenta. En este contexto, es importante señalar que los procesos de
recentralización sobre la ciudad de México, se acompañan eventualmente
de una recomposición de la región centro, en la cual se perfila una
desconcentración territorial importante de las actividades industriales.

Por la carencia de información al respecto, salvo estudios puntuales, es


difícil afirmar tajantemente que la industrialización en las ciudades de la
región Centro obedece a una relocalización más que a la ampliación de
funciones productivas o a la simple diversificación de unidades de
producción bajo un mismo mando.

La hipótesis que planteamos en el contexto de este trabajo, es que se ha


asistido a varios procesos complementarios:

 La relocalización de ciertas porciones de la industria de la ciudad de


México a partir de los setenta, tanto por las políticas de fomento a la
desconcentración como por la oferta de infraestructura adecuada para la
reubicación de las empresas, por ejemplo, por medio de la política de
parques industriales. También jugaron un papel decisivo las restricciones
impuestas a la localización en la ciudad de México, particularmente en
materia ambiental.

 La formación progresiva de un mercado local, por el crecimiento


demográfico de las ciudades medias desde la década de los ochenta,
cuando empieza la estabilización demográfica de la ciudad de México a
pesar de su expansión territorial.

 La reducción de los tiempos de desplazamiento en forma radical a partir


del sexenio salinista, por el fuerte impulso a la red de autopistas que, por
una parte, refuerza la radialidad hacia la ciudad de México, pero, por la
otra, facilita la expansión metapolitana.
102

 Lo anterior es demostrable a partir de los datos de flujos carreteros y


aeroportuarios que se han incrementado sensiblemente en los últimos
años.

La formación de una región Centro como Región Megapolitana se ve


además facilitada por la fuerte modernización de los sistemas de
comunicación, tanto la telefonía, como la Internet, etc. Asimismo, es
evidente que las ciudades medias en su conjunto, han recibido
contingentes importantes de población en proveniencia de la ciudad de
México, lo que ha contribuido también a modificar radicalmente los
patrones de vida en dichas ciudades medias, importando o desarrollando
localmente nuevas ofertas de servicios y comercios que hacen parecer cada
vez más las ciudades medias a la capital: centros comerciales, colegios
privados, servicios recreativos de calidad, restaurantes de moda, etc. Se
trata de una forma de reurbanización intensiva de la provincia a partir del
modo de vida de la clase media y media alta, en las condiciones que
analizamos en los siguientes apartados de este trabajo.

III. NUEVOS COMPORTAMIENTOS Y TENDENCIAS ESPACIALES Y


SOCIETALES EN LA CIUDAD DE MÉXICO

Transformada por las grandes pulsiones de una economía inestable y cada


vez más mundializada, la ciudad de México ha perdido definitivamente este
carácter provincial que algunos le veían hace algunas décadas. Es
actualmente un paisaje contradictorio donde se mezclan imágenes
efímeras, paisaje que cubre realidades complejas, condiciones distantes y
distintas de un mundo recorrido por el "horror económico".

La sociedad urbana en México no es una, es profundamente múltiple:


grupos muy distintos se codean en ella y las esperanzas que construyen
son también representaciones de microciudades de las cuales serían los
urbanistas principales.

Sería, sin lugar a duda, necesario mucho más que este artículo para
estudiar la complejidad de la sociedad de gestación en la ciudad de México,
para definir esta multiplicación de las necesidades, de aspiraciones, pero
también para entender la emergencia de los grandes miedos al otro que
acaban por romper el cristal frágil de la ciudad. Solamente vamos a
retomar aquí algunos de los aspectos de estas nuevas tendencias societales
103

en la ciudad de México.

A. La expansión del consumo de lujo y el "Global Way of life"

La mundialización de los intercambios y la transformación de las viejas


estructuras corporativas han también encontrado su base en un pilar
central del nuevo modelo socioeconómico mexicano: la desigualdad
creciente de los ingresos entre personas. Mientras que los sectores
mayoritarios sacan pocas ventajas del nuevo modelo económico, se asiste
a la emergencia de un grupo mucho más poderoso económicamente, que
logró insertarse en las posiciones más envidiables. ¿Cuántos son? Es difícil
establecer una estimación precisa, pero podremos hacerlo mediante un
cálculo muy sencillo. Pensemos en los veinte millones de habitantes en la
ciudad de México y estimemos a 5% la población en la cúspide de la
pirámide social, se trata en este caso de un millón de personas con una
capacidad de compra de nivel medio o superior todas localizadas en la
mayor ciudad del país.

Este grupo social se encuentra en buena medida ligado a los sectores de la


economía que apuestan a la apertura de los mercados o que reciben de ella
beneficios indirectos: asalariados o patrones en las multinacionales o en
empresas de alta productividad eventualmente en cierto grupo de la
función pública de alto nivel, esa población ganadora es la que resiente
esencialmente los beneficios de una economía que sin lugar a duda se
moderniza y que abrió sus puertas a la importación de bienes de lujo. Este
segmento de la población presiente que su inserción en este pequeño
grupo, esta especie de "club social mundial", no podrá mantenerse si no es
por la demostración externa de su relación con el club, con esta "clase
capitalista mundial" en pleno crecimiento.

El consumo de este grupo social es compulsivo, porque también sabe que


quizás es efímero: nuevos productos, como los coches de gran lujo, otrora
inalcanzables en México, están ahora disponibles para esos grupos sociales.
Las tiendas de marca se han abierto con toda velocidad ofreciendo en la
ciudad de México lo que anteriormente se adquiría haciendo viajes de
compras tradicionales de la burguesía a los "malls" de los Estados Unidos.

Enfrentamos entonces un consumo diversificado, exigente en cuanto a la


calidad, totalmente integrado a las costumbres del mundo de High Society
104

de los países ganadores en el sistema mundial. Pero este consumo también


va a necesitar nuevos espacios; los centros comerciales y las boutiques de
lujo se multiplican a toda velocidad mientras que la economía ni siquiera
alcanza el mismo ritmo de crecimiento. Pero es bien cierto que esos grupos
de altos ingresos representan un grupo de poder que casi seguramente no
va a desaparecer en el corto plazo.

Algunos centros comerciales de gran escala se van a establecer entonces


siguiendo los espacios de la riqueza, sus localizaciones intraurbanas: sobre
todo se van a ubicar hacia el oeste de la ciudad y hacia el sur. Son los
verdaderos puntos de contacto del consumo entre estas burguesías en
ascenso y el mundo exterior. Florecen primero según el modo tradicional
de los centros comerciales fordistas bajo el modelo masivo americano:
tiendas ancla y corredores de boutiques en el estilo "Mall" con una
arquitectura poco satisfactoria. De hecho solamente son la reproducción en
México de los centros comerciales del sur de los Estados Unidos donde los
mexicanos ricos hacen sus compras.

Hoy el modelo tiende a modificarse: se edifican menos espacios "garajes" y


más pequeños centros de lujo, posmodernos en su arquitectura, sin
forzosamente tener la presencia de grandes tiendas; desarrollan un
ambiente mucho más similar al de los pasajes parisinos en su época de
lujo, tal como los analizó Walter Benjamin a mitad de este siglo y que
parece tener cada vez menos relación con el modelo tradicional de los
centros comerciales fordistas.

En esos nuevos centros la gente "bien", los vencedores de la


mundialización, se encuentran felices, codean sus amigos, sus vecinos, sus
colegas y las bolsas de marcas prestigiosas atraen el interés y el orgullo y
refuerzan el estatuto de los consumidores.

El consumo recrea identidades nuevas como nos lo recuerda García Canclini


(1995), aún si estas identidades borran otras y reducen a poca cosa la
ciudadanía; por ende hay reformación de comunidades, creación de lazos
que unen a personas similares, vidas que se entrecruzan.

Los restaurantes de moda han crecido por todas partes: mientras que en
numerosos países como Canadá, Mc Donalds y algunos restaurantes de
cadena son a lo más lugares de reunión para los jóvenes pero aún y sobre
105

todo para los más pobres, el consumo "Fast Food" no ha perdido derecho
de piso en la ciudad de México o más bien lo adquiere tardíamente y por lo
mismo se ve muy demandado por una sociedad ávida de copiar los modos
de consumo americanos.

Estas nuevas formas de consumo se integran también, sin lugar a duda,


con nuevos espacios, siguen nuevas modas o tendencias pasajeras, entre
las cuales la nueva cocina mexicana, o desarrollan la búsqueda de lo
exótico; si estos espacios se parecen cada vez más entre sí, también
propician la eclosión de zonas de consumo especializadas en áreas nuevas
(como el gran proyecto urbano de Santa Fe) o transforman entornos más
tradicionales (los barrios Condesa o Colonia Roma, por ejemplo). En esos
espacios esta burguesía se encuentra entre amigos, pasea su Mercedes
como se exhibe también en "trapos" inmediatamente reconocibles por los
iniciados o discretamente marcados para su reconocimiento. Se hace parte
de la buena sociedad, la que obviamente no puede ser más que favorable a
la política económica actual, aún si la necesidad de cambio y rechazo a las
viejas prácticas del Estado tienden a hacer votar a esos grupos hacia la
oposición de derecha.

B. La recuperación de los espacios centrales y la gentrificación

También observamos en la ciudad de México numerosos espacios que la


burguesía abandonó hace mucho tiempo: insalubres, transformados en
vecindades.4 Como numerosas mansiones del Centro Histórico de la ciudad
de México, estos espacios han perdido su valor inmobiliario y no alcanzan
más el esplendor de su época de apogeo. Habrá entonces nuevas
actividades para regresarles una funcionalidad activa en el contexto del
nuevo modelo económico y social.

En el Centro Histórico de la ciudad de México es cierto que los problemas


se han ido acumulando a lo largo de décadas de crecimiento sin
interrupción: el tránsito de las personas y de los vehículos es ya casi
imposible durante el día; demasiados empleos están todavía ligados al
proceso de la vieja centralidad. Los pequeños empleados del Estado, los
comerciantes, los empleados de servicios, son su población activa más
evidente; pero por la existencia misma de esta masa humana que cruza el
centro en permanencia durante los días hábiles y en las horas de oficina,
106

los espacios centrales ofrecen también numerosas posibilidades para la


expansión del comercio ambulante.

A consecuencia de una crisis que echó a la calle a decenas de miles de


trabajadores asalariados, el sector informal y sobre todo el pequeño
comercio informal demuestran crecimiento muy importante: una
información reciente del Gobierno del Distrito Federal a 1998 manejaba la
cifra de 92,155 ambulantes en todo el Distrito Federal de los cuales casi
25,000 se ubicaban en la sola Delegación Cuauhtémoc.

El comercio ambulante literalmente bloquea la ciudad; resulta cada vez


más difícil circular sobre las banquetas y las plazas donde todo puede ser
comprado: ropa, comida, juguetes, objetos personales diversos; es
también una ciudad de pasajes pero en esta ocasión los de la pobreza que
cubren las calles centrales donde pasan los trabajadores con prisa.

Por otra parte la seguridad pública hace bastante falta, salvo en dirección
de la Avenida Reforma que pretende ser los Campos Elíseos mexicanos;
inclusive puede ser peligroso lanzarse hasta ciertos barrios que
anteriormente eran mucho más tranquilos.

Finalmente, la contaminación en el Centro Histórico es más elevada que en


el resto de la ciudad básicamente debido a la concentración de actividades
y el tráfico incesante en las calles del viejo centro.

¿Es entonces posible un proceso de gentrificación? Ciertamente y está


desarrollándose con cierta intensidad, pero obviamente se trata de un
proceso muy diferente a una simple recuperación de vivienda por sectores
de más alto ingreso. Se está frente un proceso de apropiación temporal y
selectiva del espacio para ciertas actividades; lo anterior se explicará con
más detalle a continuación.

En primer lugar es evidente que algunas políticas fueron puestas en


práctica sobre todo con el nuevo gobierno de izquierda y con cierto éxito
con vista a reducir la inseguridad pública a localizar a los comerciantes
ambulantes en espacios colectivos (mercados o plazas mercantiles
organizadas con esa finalidad) y hacia la reducción de la contaminación
mejorando la circulación de los vehículos.

Pero para mejorar sensiblemente los barrios centrales y permitir el proceso


107

de gentrificación, basta a veces solamente la recuperación de la ciudad


cuando duerme: en las noches pero también los fines de semana.
Numerosos bares básicamente orientados hacia un público joven que los
bautizó "antros" público nuevo que hace algunos años ni siquiera conocía
el centro, fueron instalados en antiguas casonas coloniales. Muchos
restaurantes de lujo han hecho su aparición en el centro. Varios hoteles
han modernizado sus instalaciones y algunos inversionistas están
dispuestos a probar su suerte en este sector en plena expansión en la
ciudad de México; también nuevas boutiques de lujo han hecho su
aparición en algunas calles céntricas.

Por su parte, desde hace algunos años el Gobierno de la ciudad ha invitado


a las universidades metropolitanas a renovar construcciones de calidad
edificadas en la época colonial pero actualmente degradadas, con el fin de
recuperarlas como patrimonio y para instalar instalaciones universitarias
para manifestaciones culturales, congresos, o seminarios. Tampoco el
sector privado dudó en recuperar ciertos espacios o a dar un sello cultural
acrecentado a antiguas construcciones como es el caso del Palacio de
Iturbide, operado por Banamex.

Por lo anterior, el Centro Histórico es hoy un lugar de diversión, de cultura


y de lujo que la burguesía había desdeñado anteriormente. Esto descansa
también sobre una estrategia bastante sencilla: si no se puede sacar al
"enemigo" de la plaza, es prudente no cruzarse con él. Vivir entonces en el
centro no es entonces el modelo de gentrificación aplicable a México en la
actualidad como puede ocurrir en ciertos barrios de Nueva York o de París
pero quizás lo serán algún día; sin embargo en la actualidad, es una
gentrificación de otra dimensión que se desdibuja la que se asimila con una
recuperación temporal del centro, su puesta en actividad para ciertas
finalidades no residenciales fuera de los horarios de trabajo.

C. El aislamiento de los barrios de lujo

En la ciudad de México, mucho más que en otras ciudades mexicanas, se


observa una tendencia al aislamiento de los barrios residenciales y, por
ende, a una segregación social bastante significativa. Al inicio del siglo, las
familias, las más ricas bajo la dictadura vivían en el centro a los pies del
poder político, en el sentido literal y espacial de la palabra.
108

Posteriormente después de la revolución de 1910 y debido a los disturbios


alrededor del Zócalo y la congestión (obviamente muy relativa) de los
espacios centrales, se asistió a un desplazamiento de las familias más ricas
hacia nuevos barrios: la colonia Juárez, luego la colonia Roma y muchas
otras. Un lento desplazamiento del centro de gravedad de la riqueza hacia
el oeste tuvo entonces lugar; también permitió la recuperación del centro
por los más pobres, frecuentemente alojados en antiguas mansiones o
construcciones coloniales a patio, transformadas en viviendas colectivas
alquiladas por cuarto; es el origen de las "vecindades", nombre mexicano
de estas viviendas colectivas degradadas que encontramos en todos los
centros de las ciudades latinoamericanas bajo apelaciones diversas.

Desde mediados de los años veinte en el momento en que la revolución


estaba ya bastante institucionalizada, un nuevo fraccionamiento con el
nombre bastante significativo de "Chapultepec Heights", fue construido con
la aprobación del presidente Obregón. La burguesía tuvo así la ocasión de
redefinir sus barrios ciertamente bastante alejados por la época porque
estaban al final del Paseo de la Reforma, o sea en lo que podríamos
considerar como un suburbio en esos tiempos, a orilla del bosque de
Chapultepec.

Posteriormente nuevos barrios residenciales fueron asimilados por esta


burguesía tradicional como el barrio del Pedregal en el sur de la Ciudad.
Sería entonces erróneo afirmar que la burguesía se ubica en colonias
aisladas sólo en fechas recientes. Sin embargo son numerosos los factores
que han cambiado con relación a las localizaciones anteriores de las clases
altas: el primer aspecto es la construcción progresiva de verdaderas
murallas en torno a los barrios residenciales o en sus principales viviendas.
Mientras que la Constitución mexicana otorga un derecho de libre
circulación sobre todo el espacio no privado entre los cuales las calles, los
barrios elegantes son cada vez más rodeados de rejas o de muros y el
acceso se restringe a sus habitantes; solamente son admitidos los
visitantes que cuentan con una identificación y pueden explicar el motivo
por el cual se dirigen a este barrio.

La privatización de los barrios por la separación de sus vías principales con


la relación al resto de la ciudad, traduce un aspecto de laberinto propio de
las ciudades posmodernas y permite también a los intereses particulares de
109

los habitantes imponerse sobre el derecho público. Las autoridades,


incapaces de mantener la seguridad pública, prefieren cerrar los ojos a este
problema bastante serio de apropiación privada del espacio público, y
permiten también a los grupos locales adjuntarse los servicios de empresas
privadas de seguridad, más o menos armadas y más o menos legales.

En esos barrios solamente las sirvientas son las que caminan por las calles:
las familias de nivel multiplican el número de automóviles y solamente
salen tomando las mayores precauciones; puertas eléctricas a los garajes,
guardias, vehículos bien cerrados y a veces blindados.

El aislamiento de los barrios de lujo es una práctica antigua que ahora llega
a su paroxismo con el sentimiento de inseguridad que raya a veces a la
paranoia, pero que también hay que reconocerlo tiene sólidas razones.
En estos nuevos barrios de lujo las oficinas no son permitidas pero los
antiguos barrios burgueses como Polanco, Chapultepec o Pedregal, de la
cual hablábamos antes, han padecido fuertes transformaciones de los usos
de suelo, por mecanismos informales, pero también mediante los planes de
ordenamiento que han permitido usos mixtos, a su turno, exigidos por una
parte de sus habitantes que quieren valorizar su patrimonio inmobiliario.
Así, numerosas oficinas han sido instaladas en casas que llegan a veces a
más de mil metros cuadrados construidos en jardines de varios miles de
metros cuadrados, para las cuales el impuesto predial se ha vuelto
insostenible para el uso residencial de una sola familia.

Colidantes de esos antiguos barrios de lujo, pequeños establecimientos


comerciales también empezaron a instalarse sobre las avenidas principales,
como las sucursales de bancos y diversos servicios; se trata entonces de
una transformación progresiva que finalmente empujó las burguesías más
poderosas y ávidas de aislamiento, a buscar nuevos barrios de inserción:
estos han sido construidos sobre todo en el oeste de la ciudad,
principalmente en el eje de la prolongación de la avenida Paseo de la
Reforma.

El aislamiento de estos suburbios ricos también transformó la localización


de los equipamientos, particularmente los privados: las escuelas y
universidades privadas desde la escuela primaria o maternal hasta las
universidades, a su turno se han ubicado en estos barrios. En algunos
110

casos los equipamientos han precedido las viviendas, en otros las


decisiones de localización de equipamiento han sido tomadas sobre base de
las relocalizaciones de las poblaciones más ricas.

En el esquema de síntesis que anexamos este trabajo se puede apreciar


que un nuevo eje de riqueza se impone sobre el trazo de la ciudad y
determina espacios de los cuales los pobres son cada vez más alejados, sea
por los mecanismos del mercado inmobiliario pero también por el hecho de
que estos amplios desarrollos residenciales y comerciales sólo pueden ser
alcanzados y recorridos en coche: los transportes públicos no llegan o
llegan escasamente y las distancias con relación a las zonas de población
de menor ingreso son frecuentemente enormes. Solamente se encuentran
por las calles los empleados domésticos indispensables y los pequeños
negocios necesarios en esos barrios y admisibles por la burguesía que ahí
reside: el vendedor de periódico en la esquina, la mujer conocida de todos
que vende tortillas en la esquina, la florista ambulante o los artesanos o
jardineros que tienen algún negocio, algún jardín que mantener en esa
parte de la ciudad. Los vehículos blindados de los más ricos salen
frecuentemente manejados por el chofer con el guardaespaldas en el
asiento de adelante y eventualmente otro coche de acompañamiento.
Como una investigación reciente lo demostró, inclusive el tráfico de
helicóptero se ha acrecentado en la ciudad de México (Delgado, 1998).

Esta segregación espacial es también un modalidad específica de un


aislamiento social generalizado: los jóvenes de esos barrios residenciales
no conocen los barrios pobres, se desplazan de las universidades o de sus
escuelas de alto nivel a su casa, se pasean y compran en los centros
comerciales y en caso de necesidad serán atendidos por médicos de
hospitales privados; sus relaciones sociales no se extienden más allá de
esos espacios segregados. Allá viven, se educan, toman sus tiempos libres
y casi seguramente allá se casarán, para vivir a su vez en los mismos
ámbitos.

D. La periferia sin fin y la sociedad informalizada

El aislamiento de los suburbios ricos no es el único factor de segregación


presente en la ciudad de México. Cuando el gobierno empezó a frenar los
salarios en 1982, en el marco de una inflación sin precedente en México,
111

nuevas políticas relativas a los precios de los servicios urbanos en la ciudad


de México fueron puestas en operación, tratando de encontrar sus precios
"reales"; es decir tratando que los precios de servicios o de los bienes
urbanos se ajusten a las condiciones reales de una economía de mercado,
suprimiendo progresivamente los subsidios, y dejando libre curso al
mercado inmobiliario para fijar los precios de las transacciones de venta y
de renta.

Los efectos no se hicieron esperar: el encarecimiento de la ciudad tuvo


efectos desastrosos sobre los precios inmobiliarios. En un primer tiempo, el
interés hacia la bolsa de valores en el marco de un mercado floreciente
entre 82 y 87 sirvió de punto de focalización a los capitales que obtenían
ganancias considerables especulando en la bolsa. Su caída brutal en
octubre de 1987 el famoso octubre negro, fue el golpe de gracia que
hizo regresar los capitales hacia el sector inmobiliario, como siempre el
valor más seguro para las ganancias: el incremento acelerado de los
precios permitió así que el índice de los precios de la vivienda a la compra y
a la construcción, antes inferior al índice de los precios de bienes de
consumo en general, fuera capaz de alcanzarlo en muy pocos años. De esta
forma, los que disponían de ahorros o de un empleo en los sectores en
crecimiento, pudieron aprovechar esta situación mientras que las mayorías
tuvieron que revisar sus estrategias territoriales.

Ha sido demostrado aunque parcialmente para una periferia determinada


(Hiernaux, 1995) que los pobres han progresivamente sido empujados
hacia la periferia; encontraron en estos lugares viviendas más baratas
sobre todo en el marco de fraccionamientos ilegales sobre terrenos de
propiedad ejidal. Las periferias de la ciudad de México se han así extendido
desmesuradamente mientras que la tasa de crecimiento demográfica
promedio de la metrópolis se estabilizó alrededor de 1%. De hecho de 1980
a 1995 se calculó que el área urbanizada de la ciudad de México a escala
metropolitana del área metropolitana en la ciudad de México habría pasado
de 800 a 1500 kilómetros cuadrados más o menos, es decir, que casi se
duplicó en quince años.

Gracias a los datos demográficos censales, se ha podido probar que las


delegaciones centrales han perdido grandes contingentes de población:
éstas no solamente fueron afectadas por los temblores de 1985 pero sobre
112

todo por el crecimiento de los precios de las rentas, que expulsó hacia las
periferias esos contingentes de población vía los mecanismos del mercado.
No se trata pues de desplazamiento forzado de la población pobre nada
de intervención militar pero buenas y duras estrategias de mercado que
tuvieron y tienen todavía efectos tan extremos como las expulsiones.

Recientemente, después de la toma de poder por la izquierda, el poder


judicial local, sin lugar a duda en acuerdo con los propietarios y sobre todo
con el partido oficial, decidió asestar un golpe muy fuerte: poner en
ejecución la decisión judicial de expulsión de diez mil familias que no
estaban en medida de pagar la renta de su vivienda y que, por ende,
tenían problemas legales con los propietarios. Esta medida radical que
demuestra la intensidad de la crisis de vivienda para los más pobres,
también fue una medida política orientada a obligar al gobierno de
izquierda a poner a actuar la fuerza pública para realizar las expulsiones
que el gobierno anterior del partido oficial evitó de poner en práctica antes
de las elecciones.

Los pobres se alojan entonces cada vez más en periferias distantes, pero la
distancia no solamente es el hecho del alejamiento geográfico, es mucho
más el resultado de las distancias social y económica con relación a la
ciudad de los ricos.

Veamos primero el tema de la distancia económica: se trata de población


que trabaja cada vez menos en condiciones de asalariamiento, lo que
también se ha llamado el "asalariamiento restringido". No solamente lo
anterior afecta la estabilidad del empleo, pero también se percibe la
pérdida de la relación a la institución civil, a las instancias que definen el
"estar conjunto" que fue en alguna forma la marca del fordismo.

Sin salario, sin trabajo fijo pero también sin seguridad social, sin
indemnizaciones de desempleo, la población pobre de las periferias se
encuentra cada vez más aislada. Cierto porcentaje de la población activa se
emplea todavía en trabajos asalariados, (hemos estimado del orden de un
tercio en algunos barrios periféricos). Pero estos empleos son de baja
remuneración, inestables y poco calificados. El resto de la población
encontrará su subsistencia en el trabajo informal, sean empresas
clandestinas de tipo de talleres "sweat shops", sean en autoempleo, en
113

actividades comerciales y en pequeños servicios.

Es bastante sorprendente que 30% de los activos en una de las zonas de


estudio de periferia reciente sobre la cual trabajamos, encuentran un
empleo informal en la zona donde residen. Los pobres venden bienes o
prestan servicios remunerados a otros pobres, y la pobreza se vuelve así
un factor de creación de empleo. Peluqueros, cerrajeros, tiendas, proliferan
en los barrios periféricos. Son la prueba de la constitución progresiva de
una economía de la pobreza, un "circuito inferior de la economía urbana"
en términos de Milton Santos.

Mientras que la expresión de "cultura de la pobreza" de Oscar Lewis sin


lugar a duda no es válida, no es menos cierto que numerosos aspectos de
la vida de los barrios de las periferias pobres son cada vez más distantes
de la vida urbana tradicional.

Pocas salidas del barrio para la mayoría, el aislamiento en la casa-taller o


comercio para numerosas personas (entre las cuales las mujeres en su
mayoría que buscan acompletar el salario del marido o mujeres solas jefes
de familia), el nulo contacto con las instituciones de cultura o de la
formación educativa y profesional, la total ausencia de vida de barrio o de
solidaridad en la pobreza, contrariamente a lo que ha podido ser observado
en otros países o en otras épocas como en los años 70, son algunos signos
inequívocos de procesos indiscutibles de cambio en los modos de vida
periféricos, con relación a aquellos que podían ser analizados en las
décadas anteriores.

Este aislamiento se da sin agresividad y violencia hacia el resto de la


ciudad, como la que se encuentra en las periferias de algunos países
desarrollados como Francia, pero también se asiste a la creación de una
subcultura particular de la ciudad en la periferia, que deviene casi en una
cultura de la urbanización de la pobreza y sin la presencia real de la cultura
urbana, la cultura de/y en la ciudad. La violencia que se ejerce adentro de
la comunidad es sin embargo bastante cruel, no sólo en relación con los
asaltos y delitos diversos en la colonia, sino también en lo referente a la
violencia intradoméstica.

Sin embargo sería erróneo dejar la impresión que los modos de vida en las
periferias pobres no pueden ser entendidos más que en función de la
114

formación de nuevos aislamientos. Existen, en efecto, lazos de unión con la


sociedad urbana integrada. Pero esta relación se desarrolla en buena
medida por medio del consumo. Consumo de imágenes por la televisión y
sus telenovelas que transmiten los modos de vida de los ricos, músicas
trasmitidas por la radio, pero también compra de bienes que remiten a las
modas de las clases pudientes. Hace mucho tiempo que los jóvenes de las
periferias han abandonado la ropa tradicional: los tenis, las playeras y los
jeans los han reemplazado. Sin embargo los pobres (que también trabajan
con frecuencia en empresas clandestinas o ilegales) usan productos que
imitan los productos de marca y no dejan de comprar falsos Guess, Pepe
Jeans, Nike y otros atributos de la riqueza.

La burla que significan las marcas piratas es sin lugar a duda un signo de
integración a las corrientes de modernización en México pero en una forma
subnormal, siendo además una gran broma al modelo de modernización
que se realiza a través de una apertura de los mercados que excluye a las
mayorías. Las copias piratas de todas clases de bienes se han vuelto un
verdadero dolor de cabeza para el gobierno por la presión de los Estados
Unidos y de sus grandes consorcios, pero al mismo tiempo la producción
correspondiente representa una forma de burlarse de la dualización de la
sociedad, por parte de quienes quedan fuera de los sectores dinámicos.

La sociedad informalizada es también una sociedad con pérdida de


ciudadanía. Afirmamos que es solamente por medio del empleo formal
asalariado y por el consumo, por raquítico que se haya vuelto, que se
realiza la participación en la sociedad de los más pobres. El
comportamiento político de las periferias parece bien darnos la razón. La
abstención se acrecentó, pero también es manifiesto que los votos se
dirigen hacia la izquierda o hacia el partido oficial con una inconsistencia
aparente que saca de quicio a los mejores observadores. Parecería ser que
la sociedad de las periferias vote más en función de las promesas, de la
imagen televisiva de los candidatos, o de los posibles beneficios sociales
inmediatos, que en función de estrategias de largo plazo hacia el
mejoramiento de sus condiciones de vida. Por ejemplo cuando el presidente
Salinas se lanzó en una vasta operación de mejoramiento del Valle de
Chalco en el sureste de la ciudad, el partido oficial logró reconquistar los
barrios que habían votado en contra de él en 1988 cuando la elección
presidencial.
115

No solamente podemos ver en esto un sentido común evidente en los


electores pero también el hecho de que la política se torna una cuestión
coyuntural cada vez más cerca de los juegos televisivos y de los talk-shows
estadounidenses, que de la militancia política y de la estrategia de poder a
largo plazo de la política tradicional.

E. Los grandes miedos del otro

La ciudad de México siempre fue una ciudad compleja, integrada por


numerosos grupos sociales que han vivido bajo modos muy diferentes de
crecimiento y de integración en la ciudad. Pero un "sentido de pertenencia
a la ciudad", único, constante, y ligado al modelo de desarrollo, había
permitido que la ciudad perteneciera a todos, aun si los derechos reales de
apropiación eran muy desiguales. En cierta forma el aislamiento forzado de
México como país frente al resto del mundo, por la existencia misma de
una sociedad sobreprotegida por un Estado sobrepotente, permitió que la
ciudad se desarrolle con fuertes desigualdades, a pesar de ello admitidas y
no combatidas en forma radical por las mayorías.

Es a partir de los años 70 que la legitimidad del sistema político empezó a


resquebrajarse, y por lo mismo el consenso sobre el sentido profundo que
había adquirido México como ciudad para la sociedad nacional. Los
movimientos urbanos de la época son la muestra de la pérdida de consenso
y de la falta progresiva de legitimidad de la gestión estatal y, sobre todo,
del modelo de ciudad; el crecimiento de la oposición de derecha y de
izquierda también se relaciona con la falta de legitimidad del modelo de
ciudad.

Sin embargo, la presencia del otro podía ser asimilada más fácilmente por
el pasado, porque ese "otro" no era muchas veces más que una persona en
proceso de ascensión social como lo fueron la mayor parte de los migrantes
hacia la ciudad, la mayor parte de la población hace algún tiempo.

Hoy se instaló la conciencia de la presencia del otro, pero como quien se


encuentra a un nivel irremediablemente distinto. El otro presenta hoy
demasiadas diferencias para ser asimilable: se vuelve entonces, para los
más ricos, un miembro de las "clases peligrosas" de la cual es necesario
aislarse. Por ende es cada vez más distante y se vuelve conveniente no
permitirle llegar a los barrios de cierta categoría o compartir los espacios
116

públicos.

La segregación que provoca este sentimiento no es una cuestión de


tendencias de mercado pero una estrategia deliberada que surge del miedo
al otro. Entonces no son solamente los precios de mercado que excluyen en
todos los casos, pero también la exigencia de selectividad con relación al
vecindario que construye condiciones económicas, sociales, pero también
físicas, que empujan hacia una mayor segregación.

No debemos olvidar tampoco que es a partir de estos criterios sociales que


la ciudad se transforma poco a poco, y adquiere una fisonomía
absolutamente nueva. Por una parte, los barrios más ricos se asemejan
cada vez más a las condiciones de vida en las zonas equivalentes de los
países desarrollados. Inclusive, se puede sostener que las condiciones de
vida son aun más altas en estos barrios que en los países desarrollados, ya
que reúnen verdaderamente los más ricos, aquellos cuyos ingresos son
cada vez más distantes del resto de la población, pero cuya presencia en la
ciudad se vuelve cada vez más visible, por la forma urbana y la calidad de
la arquitectura de los barrios correspondientes. Esta ciudad de calidad se
opone sin lugar a duda a la "ciudad sin cualidades" para la cual habrá
quizás que encontrar otra apelación que la de "ciudad". Los nuevos barrios
de la pobreza, antítesis de los barrios de la riqueza, son en verdad un
modelo empobrecido de ciudad. Son la versión pirata de la ciudad real de
los ricos.

Podemos entonces hablar de dos ciudades si se nos permite la


simplificación. Cada cual tiene su lógica pero, sin embargo, las lógicas aun
se entrecruzan, entre otros por el mercado de trabajo y por el hecho de
que puede parecer trivial que las zonas ricas necesitan una mano de obra
sin calificación; la sensación de integración aunque desigual en el
desarrollo que daba la ciudad de los años 60 no es más real, y el
aislamiento territorial se ha acrecentado; los niveles de servicios urbanos
son cada vez más distantes entre barrios y los modos de vida pueden ser
sometidos a la clasificación brutal pero bien real de "urbano" y
"urbanizado", lo que dista bastante de ser lo mismo.

A ese respecto es necesario preguntarse si la globalización es la


responsable de esta situación, o si no estamos en la actualidad en una fase
117

de transición que llevaría en algunos años a una adecuación de los modos


de vida urbanos y a una disminución de las disparidades entre "las dos
ciudades".

A la primera pregunta se debe de contestar en forma afirmativa: es en


efecto la apertura salvaje de los mercados, la desincorporación del Estado y
la puesta en el mercado de algunos modos de desarrollo de la ciudad, que
han contribuido a dos aspectos centrales en nuestra argumentación: la
mundialización de la ciudad, con la integración exclusiva de ciertos sectores
pero destruyendo las bases de supervivencia y de integración de la ciudad
en la ciudad de sectores de economía tradicional a los cuales no se les dio
el tiempo de recomponerse y de ajustarse para insertarse en la
globalización y en la economía mundial.

Asistimos entonces a la reactivación de la economía de la ciudad cuyo peso


en el sistema de las ciudades mundiales es ampliamente reconocido
(Friedmann, 1996, por ejemplo). Debe saludarse positivamente esta
situación. Pero por otra parte la mundialización tiene frutos amargos,
justamente la reducción de las posibilidades de inserción de los más pobres
y de los más débiles.

Si es frecuente que los partidarios de la integración mundial y


particularmente los que defienden en forma encarnizada la
continentalización norteamericana, consideren que ésta a largo plazo
integrará a todos los estratos sociales, aquellos que como nosotros no
creen en este mito o a esta mentira, se preguntan cuál será el futuro de
estas ciudades cuya legitimidad está a la baja para las mayorías, y ven con
horror que lo que algunos han llamado la "dualización de las ciudades" es
además un factor de desintegración social creciente a todas las escalas de
análisis.

La comunidad urbana se construye cada vez más sobre bases defensivas o


de reconocimiento de factores comunes que marcan la diferencia con
relación al otro (el consumo, por ejemplo) más que sobre base de una
pertenencia a una sociedad que comparte valores sociales. En las periferias
ricas son la riqueza, el consumo ostentatorio y la necesidad de protegerse
que crean la comunidad. En las periferias pobres es la necesidad la razón
de la supervivencia que eventualmente une lo que la sociedad en
118

globalización tiene tendencia a desunir.

En un contexto como este, la identidad urbana es difícil de construir. Para


un gobierno más bien socialdemócrata que pretende transformar la ciudad
sobre base de la participación social, es crucial poder contar sobre grupos
que asumen una actitud positiva hacia la ciudad, que deseen construir lo
que ha sido llamado "una ciudad para todos". Sin embargo esta ciudad
para todos solamente es hasta ahora la ciudad de algunos donde la
presencia de muchas ciudades distintas se hace evidente en un solo cuerpo
metropolitano.

La coincidencia entre las identidades por lo menos a través de algunos


aspectos clave admitidos por todos con relación a la identidad de la ciudad
y su futuro, es una condición sine qua non de la gobernabilidad. Es también
el fundamento y una estrategia de promoción de la ciudad en el sistema
global, todos los autores sobre este tema convergen sobre este punto.

Debemos admitir entonces, en un sentido pragmático, que toda estrategia


que trate una mejor inserción de México en el concierto de las ciudades
mundiales, debería pasar primero por un consenso de las fuerzas sociales
en presencia con relación al modelo de ciudad que se quiere alcanzar. A su
turno este modelo es tributario de un modelo de ciudad admitido por todos,
sin por ello que las desigualdades pueden desaparecer como en forma
mágica. Pero no es menos cierto que una ciudad que se fragmenta
socialmente, que destruye progresivamente y de forma radical los
fundamentos mismos del "vivir juntos" de la ciudad urbana, es cada vez
menos capaz de mantenerse en un sistema de competición acrecentada
que pide, entre otros, una imagen de coherencia y un mínimo de caos
social.

¿Será la ciudad de México capaz de enfrentar ese desafío si las políticas


actuales se mantienen?

Notas
1
Hablar de nuevos cambios económicos es algo presuntuoso en una ciudad
que ha cam-biado en forma sustancial a lo largo de su historia (Gruzinski,
1996). Sin embargo, consideramos que la larga fase de sustitución de
119

importaciones que se ha manifestado de 1945 a 1970 aproximadamente,


fue rota por las nuevas obras y la nueva dinámica que trae la renta
petrolera. Ese breve paréntesis petrolero se vuelve así una suerte de
parteaguas en la historia de la ciudad, desde una perspectiva económica y
morfológica.
2
Una descripción detallada de esta fase de la economía mexicana se
encuentra en Hiernaux (1998, en De Mattos, Hiernaux y Restrepo,
compiladores).
3
Cabe señalar que la ciudad de México, como área metropolitana, está
formada por el Distrito Federal (que ganó la izquierda) compuesto de 16
delegaciones, y de 27 municipios conurbados, situados sobre el vecino
Estado de México. Hoy algunos investigadores como Gustavo Garza,
consideran que el área conurbada alcanza 45 municipios.
4
Las vecindades son aquellas viviendas colectivas formadas por cuartos de
alquiler de bajo costo, donde han transitado grandes contingentes de
migrantes hacia la ciudad de México. Se asemejan a los conventillos
chilenos.

IV. BIBLIOGRAFÍA

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__________________________________

ESTUDIAR ADEMAS:

1. Constitución Política de la Ciudad de México


2. Ley de Participación Política
3. Ley de Procedimiento Admvo. del DF
4. Estatuto de Gobierno del D.F.
5. Ley Orgánica de la Administración Pública del DF
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