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El mapa actual de usos del suelo permite diferenciar una serie de grandes conjuntos.

Todas las regiones del norte peninsular, las principales cadenas montañosas y el oeste
de la Meseta están dominadas por usos forestales, prados y pastos, con una escasa
proporción de tierras labradas. Las condiciones climáticas, la poca calidad de buena
parte de los suelos y las pendientes son la clave de esta situación, reforzada en algunos
casos por la estructura de la propiedad: grandes latifundios privados en las dehesas
latifundios privados en las dehesas occidentales, y montes públicos en muchas áreas de
montaña o pequeñas explotaciones ganaderas en las regiones del Cantábrico.
En cambio, las grandes llanuras interiores (Duero, Tajo-Guadiana, Ebro y Guadalquivir),
junto a otras litorales de menor dimensión han sido roturadas a lo largo de la Historia y
están ocupadas casi en su totalidad por tierras de cultivo con escasa presencia de
bosques y pastos. En Canarias y algunas áreas de especial dificultad para su ocupación,
predominan las tierras baldías o eriales
Por último, situaremos cada una de las áreas productoras de cada cultivo.
- Cereales: Secanos del interior peninsular. Maíz en la España húmeda o zonas
de regadío. El arroz en las zonas encharcadas del valle del Ebro.
- Leguminosas: secanos del interior peninsular, donde rotan con los cereales.
- Viñedo: Castilla-La Mancha, Rioja, Ribera de Duero, Rías Bajas gallegas, Jerez,
Montilla, etc
- Olivar: campiñas andaluzas y extremeñas, Castilla-La Mancha y litoral mediterráneo.
- Hortofrutícolas: regadíos de Levante, Andalucía, Baleares, Canarias. Secundariamente
en secanos húmedos y la España seca.
- Cultivos industriales: regadíos de la mitad meridional peninsular y valle del
Duero (remolacha).
- Cultivos forrajeros: norte peninsular y regadíos extensivos del interior peninsular.

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