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integridad personal
Derecho
Penal II
1
Delitos contra la integridad personal. Lesiones.
Art. 89. Se impondrá prisión de un mes a un año, al que causare a otro, en el cuerpo o en la salud,
un daño que no esté previsto en otra disposición de este Código.
Art. 90. Se impondrá reclusión o prisión de uno a seis años, si la lesión produjere una debilitación
permanente de la salud, de un sentido, de un órgano, de un miembro o la dificultad permanente de
la palabra o si hubiere puesto en peligro la vida del ofendido, le hubiere inutilizado para el trabajo
por más de un mes o le hubiere causado una deformación permanente del rostro.
Art. 91. Se impondrá reclusión o prisión de tres a diez años, si la lesión produjere una enfermedad
mental o corporal, cierta o probablemente incurable, la inutilidad permanente para el trabajo, la
pérdida de un sentido, de un órgano, de un miembro, del uso de un órgano o miembro, de la
palabra o de la capacidad de engendrar o concebir.
Lesiones leves: es una figura subsidiaria que se aplica siempre que la lesión no integre otro delito
(por ejemplo el duelo). El daño o la lesión deben provenir de otra persona ya que la autolesión no
es punible.
Daño en el cuerpo: es la alteración -por leve que sea- de la contextura física de modo que altere
su conformación corporal. Este daño puede ser interno o externo, y no es necesario que cause un
perjuicio en la víctima. Algunos autores discuten sobre si el corte de cabello o las uñas pueden
configurar el delito de lesión, existiendo posturas en ambos sentidos.
Daño en la salud: es el detrimento funcional, parcial o general, físico o mental sufrido por la
víctima, a causa de la conducta del autor, cualquiera fuese la entidad del perjuicio causado.
La lesión puede ser cometida con dolo directo, indirecto o eventual, y puede ser ocasionada por
acción u omisión.
Lesiones graves: son debilitamientos funcionales permanentes (no perpetuos) comparados con
el estado anterior que gozaba la víctima. El art. reza al enumerar las circunstancias agravantes “…
produjere una debilitación permanente de la salud, de un sentido, de un órgano, de un miembro o
la dificultad permanente de la palabra o si hubiere puesto en peligro la vida del ofendido, le
hubiere inutilizado para el trabajo por más de un mes o le hubiere causado una deformación
permanente del rostro…”. Todas tienen la característica de ser de larga duración en el tiempo,
aunque exista la posibilidad de sanar o curar, de forma más o menos rápida.
Lesiones gravísimas: implican pérdidas funcionales de carácter definitivo (aquí se encuentra la
diferencia con las lesiones graves). Supuestos: “…si la lesión produjere una enfermedad mental o
corporal, cierta o probablemente incurable, la inutilidad permanente para el trabajo, la pérdida de
un sentido, de un órgano, de un miembro, del uso de un órgano o miembro, de la palabra o de la
capacidad de engendrar o concebir…”. Enfermedad es el estado de alteración orgánico funcional
que exige cuidados, curaciones o vigilancias especiales para no progresar. Es cierta o
probablemente incurable si, con certidumbre o verosimilitud, los conocimientos médicos no
pueden curarla o sanarla.
Los demás supuestos de lesiones gravísimas, los agravantes y atenuantes, se encuentran
suficientemente desarrollados en el manual, e inclusive, se recurre en dicho texto a jurisprudencia
del TSJ que ilustra en cuanto a su aplicación e interpretación en forma concreta.
Veamos ahora a los fines de adunar lo ya visto, cómo trata o analiza un hecho típico de
lesiones la jurisprudencia del TSJ de la Provincia de Córdoba. Fallo dictado en autos "SAMPO
RUBEN ROBERTO - p.s.a. Lesiones gravísimas, otros. -Recurso de Casación-" (Expte. "S",
11/2000) – (27/11/00).
Análisis – Hechos – Calificación legal: “…El yerro que le atribuye al Tribunal a quo, finca en
la interpretación que realiza sobre la circunstancia fáctica que estructura un elemento normativo
del tipo en análisis, cual es la pérdida de un órgano. Así, para el recurrente la extirpación del bazo,
no tiene el alcance que requiere el tipo, toda vez que el concepto de "órgano", en el sentido de la
ley, no es anatómico sino funcional. Por ello, entiende que de acuerdo a los conocimientos de la
ciencia médica, el bazo constituye una glándula vascular integrante del sistema linfático, cuya
función principal, al igual que los demás órganos linfoides, es la formación de glóbulos blancos. Es
así, que aún en caso de su extracción puede ser suplida por los demás órganos linfoides
mencionados; razón por la cual no cabría hablar de pérdida en el sentido funcional, sino
eventualmente de un debilitamiento de la misma, lo que resulta encuadrable en el figura
de lesiones graves del art. 90 del C.P. Aduce, que tratándose el órgano de un elemento normativo
del tipo penal en cuestión, su valoración como tal, por parte del juzgador, se encuentra supeditada
a la apreciación de pautas científicas no siempre inmutables, a las cuales la ciencia jurídica
debe avenirse conforme el avance del conocimiento científico respectivo. Por último propicia el
cambio del encuadramiento legal, debiendo aplicarse el art. 90 C.P., solicitando a su vez una
reducción de la pena impuesta a su asistido, arreglada a la nueva escala penal aplicable. Para ello
teniendo en cuenta el criterio aplicado por el a quo, (que entendió procedente el mínimo de la
escala prevista en el art. 91 del C.P.), pide se fije en un monto cercano al mínimo previsto
en el art. 90 ib., de modo tal que con su unificación no supere los tres años de prisión. III.1. El
Tribunal de mérito al establecer la plataforma fáctica -en lo que a este delito interesa- ,
determinó que el imputado Sampó, extrajo de la cintura un revólver y disparó en contra de Carlos
Reynoso a quien hirió en el flanco izquierdo de su vientre, con un orificio de entrada
redondeado de un centímetro de diámetro, interesó tejidos blandos y perforó su intestino,
por lo cual debieron intervenirlo quirúrgicamente, para realizar una resección yuyenal
segmentaria y extirparle el bazo, heridas que pusieron en peligro su vida y por las cuales le
asignaron cuarenta y cinco días de inhabilitación para el trabajo (fs. 227), razón por la
que, al considerar esta lesión como pérdida de un órgano, subsume los acontecimientos en
los términos normativos del art. 91 C.P (fs. 230). 2. Conforme lo establece el artículo 91 del C.
Penal, "se impondrá reclusión o prisión de tres a diez años, si la lesión produjere una
enfermedad mental o corporal, cierta o probablemente incurable, la inutilidad permanente para el
trabajo, la pérdida de un sentido, de un órgano o un miembro, del uso de un órgano o miembro, de
la palabra o de la capacidad de engendrar o concebir". Entrando al análisis del planteo formulado
por el recurrente, el núcleo central radica en examinar cual es el alcance de la extirpación del
bazo en los términos del dispositivo aplicado. 3. Adelanto mi opinión y estimo que la
calificación legal del hecho atribuido al imputado como Lesiones Gravísimas, es correcta.
Doy razones: a. Según se expresara en el precedente "Montivero, Julio Alberto p.s.a.
homicidio preterintencional - Recurso de Casación", S. nº 56, del 13 de agosto de 1998,
dictada por este Sala, se expuso lo siguientes fundamentos: La ley penal castiga en el art. 91 con
mayor severidad, entre otras situaciones, cuando la lesión del actor produce la pérdida del
órgano o de su uso. El cuestionamiento del recurrente en cuanto a que las funciones que el bazo
comúnmente desarrolla no son insustituibles, lo es con prescindencia de lo establecido por la
ley interpretada (C.P., 91) que reprime tanto la pérdida de un órgano como su uso. "La ley no se
refiere a la pérdida de una función sino a la pérdida de una estructura orgánica destinada a una
función, aunque no sea la fuente exclusiva de ella" (Núñez, Ricardo C., "Derecho Penal
Argentino", Pte. Especial III, 207, Ed. Bibliográfica Argentina, 1965). Así también lo entendió
autorizada doctrina (Soler Sebastián, "Derecho Penal Argentino", t. III, 129, Ed. Tea, 1970;
Fontán Balestra, "Tratado de Derecho Penal", T. IV, 280, Ed. Abeledo Perrot, 1968; Laje
Anaya-Gavier, "Notas al Código Penal Argentino", t. II, Pte. Especial, Ed. Lerner, 1995, 63;
Laje Anaya, Justo, "Comentarios al Código Penal", Parte Especial, vol. III, 79 y 75; Creus,
Carlos, "Derecho Penal", P.E., t. I, 84, Ed. Astrea, 1983). Si conforme se comenzara en estos
considerandos, la ley indica como lesiones gravísimas por un lado la "pérdida" de un órgano y
por otro del "uso" de un órgano, se están indicando dos tipos de afectación que no pueden
superponerse. El uso es funcional, la pérdida es anatómica aunque la función del órgano sea
sustituida por otros (En igual sentido, Cámara de Acusación de Córdoba, 16/9/88, "Brandán";
Lucero Ofredi, "Estudios de las figuras delictivas", dirigido por Daniel P. Carrera, Ed.
Advocatus, Córdoba, 1994, págs. 128/129). En la jurisprudencia, la
solución adoptada es seguida por: C.C. Concepción del Uruguay, 30/11/61, L.L. 102-488. S.T.
Entre Ríos, 17/6/53, L.L. 71-429, J.A. 1953.IV.369, citados por Rubianes, "Código Penal", t. 2,
595, Depalma, 1974; C.C. Cap. s. 21/12/78, "Lanitte", cit. por Rubianes, ob. cit. 3º actualización,
Ed. Depalma, 1980, p. 198; C.N.Cr. y Corr., sala IV, diciembre 21-1978, "Lahitte", L.L.
1979-A-447; S.C. Buenos Aires, 24/8/82, "Suárez"; C.Cr. Sta. Fe, sala I, 18/4/80, citados por L.L.,
Digesto, t. VI, p. 737/738, Bs. As., 1996). En tal entendimiento, agrego que, la privación puede
originarse entonces, por dos causales: a) pérdida anatómica y b) ausencia de toda efectividad
funcional (pérdida del uso), las que actúan en forma indistinta. La pérdida anatómica de un órgano
sólo se considera lesión grave por disminución funcional, en los supuestos en que la función
es cumplida por órganos dobles. Contrariamente, en aquellos órganos anatómicamente únicos,
como el bazo, que contribuye a una función común con otros distintos, la extirpación de esa
pieza anatómica da lugar a la lesión gravísima (Cfr. CREUS CARLOS, "Derecho Penal", Parte
Especial, Tomo I, Ed. Astrea, 1983, pág. 84)…”.
Lesiones culposas. Persecución penal de las lesiones leves.
Lesiones culposas: las mismas conductas que fundamentan la imputación de homicidio culposo,
lo hacen respecto de las lesiones culposas.
Art. 94. Se impondrá prisión de un mes a tres años o multa de mil a quince mil pesos e
inhabilitación especial por uno a cuatro años, el que por imprudencia o negligencia, por impericia
en su arte o profesión, o por inobservancia de los reglamentos o deberes a su cargo, causare a
otro un daño en el cuerpo o la salud. Si las lesiones fueran de las descriptas en los artículos 90 o
91 y concurriera alguna de las circunstancias previstas en el segundo párrafo del artículo 84, el
mínimo de la pena prevista en el primer párrafo, será de seis meses o multa de tres mil pesos e
inhabilitación especial por dieciocho meses.
2) Hecho: En los delitos culposos a fines de acreditar la responsabilidad penal del acusado,
se debe verificar necesariamente la existencia de una violación al deber objetivo de cuidado,
que haya creado o aumentado un riesgo jurídicamente desaprobado y que tenga una relación
directa con el resultado típico. "...las intervenciones médicas sobre el paciente pueden generar
peligro..."; "…la norma prohíbe solamente aquellas que sobrepasan el nivel del
riesgo permitido: sobre éstas recae el enfoque del sistema penal...". Si la lesión sufrida
por la damnificada al efectuarse un tratamiento estético (peeling químico), no fue producto de
una negligencia o imprudencia del encausado en su lex artis, sino una reacción propia, posible e
inevitable de la técnica a la que se sometió, corresponde confirmar el sobreseimiento dispuesto en
orden al delito de lesiones culposas”. Autos: “SUAREZ VARAGOT, Osvaldo - 20/07/06 - c. 29.591”,
Sala IV.
3) Hecho: "quien posee en su esfera de dominio una fuente de peligro (...animales...) para
bienes jurídicos, es el responsable de que tal peligro no se realice". Del deber de control de
fuentes de peligro que operan en el propio ámbito de dominio, se deriva la posición de garante,
que implica asumir el control correspondiente tendente a velar por la indemnidad de los bienes
jurídicos. El imputado al no haber observado el reglamento que le imponía el deber de
conducir a su can de raza "rottweiler" con correa o bozal, omitió el deber de control provocando
las lesiones en el cuerpo del damnificado. Por ello, corresponde confirmar el auto decisorio que
dispuso el procesamiento del encausado en orden al delito de lesiones culposas”.
Autos: “MELGAREJO MIRANDA, Luis - 28/06/06 c. 29.342”, Sala VII.
4) Hecho: “Si bien todo conductor debe tener en cuenta las contingencias del tránsito, no
puede elevarse esta previsión a un principio absoluto de responsabilidad, cuando un conductor
que realizó el cruce correctamente, con luz habilitante, a velocidad normal, resultando
evidentemente imprevisible la aparición del damnificado a bordo de su bicicleta, quien con
su actuar, en principio desaprensivo, se habría autocolocado en situación de riesgo, al efectuar
una maniobra peligrosa. "Sin embargo, ... mayor importancia práctica... la tenga aquellos
otros supuestos en los que la víctima con su propio comportamiento da la razón para que la
consecuencia lesiva le sea imputada; casos en los que, por lo tanto, la modalidad de
explicación no es la " desgracia", sino la lesión de un "deber de autoprotección" o incluso la
"propia voluntad"; las infracciones de los deberes de autoprotección y la voluntad se agrupan
aquí bajo el rótulo de "acción de riesgo"...Al igual que el autor no puede comportarse de modo
arriesgado distanciándose de las consecuencias de su comportamiento, tampoco la víctima
puede asumir un contacto social arriesgado sin aceptar como fruto de su comportamiento las
consecuencias que conforme a un pronóstico objetivo son previsibles..." (*). "...el daño ha de ser
la consecuencia del riesgo corrido y no de otros fallos adicionales, y el sujeto puesto en peligro
ha de tener la misma responsabilidad por la actuación común que quien lo pone en peligro. Y
además aquél, al igual que ya sucede en la autopuesta en peligro, ha de ser consciente del
riesgo en la misma medida que quien lo pone en peligro. Si se dan estos dos presupuestos,
habrá "asumido" el riesgo". El damnificado asumió la consecuencia de la conducta atribuida al
imputado, desde que efectuó el cruce de la avenida en diagonal, existiendo una "asunción
del riesgo" por parte del mismo, puesto que el resultado - las lesiones padecidas- fue producto
del riesgo corrido, como así también, éste era consciente del mismo, por lo que debe
revocar el procesamiento del incuso y ordenar su sobreseimiento”.
Autos: “VERON, Antonio - 8/06/06 - c. 29.659”, Sala VI.
Las lesiones graves y gravísimas son perseguibles de oficio. Las leves son dependientes de
instancia privada (art. 72 CP), salvo que mediaren razones de seguridad o interés, en cuyo caso,
se procede de oficio. Se dan estas razones cuando por su naturaleza o circunstancia, el hecho
resulta sintomático de un peligro potencial para las personas o los bienes. Concurren razones de
interés jurídico cuando su conocimiento y juzgamiento resulta útil para el orden o bienestar de la
comunidad.
Homicidio y lesiones en riña y agresión. Bien jurídico protegido
Art. 95. Cuando en riña o agresión en que tomasen parte más de dos personas, resultare muerte o
lesiones de las determinadas en los artículos 90 y 91, sin que constare quiénes las causaron, se
tendrá por autores a todos los que ejercieron violencia sobre la persona del ofendido y se aplicará
reclusión o prisión de dos a seis años en caso de muerte, y de uno a cuatro en caso de lesión.
Art. 96. Si las lesiones fueron las previstas en el artículo 89, la pena aplicable será de cuatro a
ciento veinte días de prisión.
Para la Sala II de la Cámara Nacional de Casación Penal señala: “Para que se configure
el delito de homicidio por agresión (art. 95 del C.P.) la acción de los agresores debe ser el fruto
del impulso de la particular decisión exaltada de cada uno, no pudiendo ser concertada,
preordenada, o improvisadamente. Si existió una verdadera participación criminal, una
concertación de voluntades, un actuar conjunto y un final ordenado; se configura la mentada
convergencia y debe descartarse la figura del art. 95 del CP. La jurisprudencia ha admitido la
responsabilidad penal por homicidio a título de coautor en quien no hubiere asestado la
puñalada mortal (CSJN, L.L. 17-654) y la Suprema Corte de Buenos Aires, ha condenado por
homicidio a quien, a pesar de no haber sido él sino su cómplice quien infirió a la víctima la
lesión mortal, tomó parte en la ejecución del hecho en virtud de un acuerdo previo y en acción
conjunta (Registro Nº 1063, autos "Canevaro, Ignacio R. y otros s/ recurso de casación", 12/09/96,
Causa Nº: 749.
Por su parte –ante distintos supuestos- la Cámara Nacional en lo Criminal y Correccional
sostiene:
1) “…Para que sea aplicable la figura de homicidio en riña (art. 95 del C.P.) resulta
necesaria la presencia de distintas condiciones -desde el plano objetivo-: a) que no conste
quiénes causaron la muerte; b) que la muerte resulte de una riña o agresión; c) que se haya
ejercido violencia sobre la víctima. Si se ha demostrado quien ha sido el autor de los hechos
denunciados, no se da la primer condición indispensable para la procedencia del tipo legal y
por dicha razón, resulta innecesario el estudio de los demás requisitos. Por tanto, corresponde
confirmar la resolución que dispuso el procesamiento del imputado en orden a los delitos de
homicidio simple en concurso real con el de lesiones leves…” (Autos: “GARCIA, Pedro - 12/06/06 -
c. 29.881”, Sala VI).
2) “…Corresponde encuadrar en la figura de homicidio por agresión, entendida ella
como el acometimiento de varios contra otro u otros limitado o limitados a defenderse, al
hecho que los testigos refirieron como un gran tumulto del cual el damnificado apareció
gravemente herido, luego muerto, sin que exista riña previa como ataque y defensa de todos los
intervinientes…” (Autos: “LUNA, Rafael - 7/06/02 - c. 18.644”, Sala IV).
Teniendo en cuenta el desarrollo eminentemente teórico de las unidades, se les recomienda leer
los fallos y dictámenes fiscales que se agregan en una carpeta adjunta a la presente unidad o
lectura. La intención es que ustedes tomen contacto directo con "Derecho penal II" en toda su
dinámica, y en este sentido, qué mejor método que el estudio de las resoluciones emanadas por
los tribunales o procuradores fiscales, quienes tienen la tarea de poner en marcha todo el
andamiaje teórico que compone nuestra materia. Algunos fallos son extensos, y no son de tipo
obligatorio, no obstante se aconseja -en la medida de su tiempo- su lectura
Delitos contra las personas (continuación)
Delitos de peligro contra la vida e integridad personal.
El artículo abarca dos figuras distintas, por un lado, el “disparo de arma de fuego”, por otro,
“la agresión con arma”.
Subsidiariedad: a) objetiva. El disparo puede ser absorbido por la propia victima (Ej. en caso de
lesiones graves o gravísimas). También puede ser absorbido por otro delito que lo contenga como
por ejemplo un disparo que es abarcado por un hecho de robo con uso de arma de fuego. b)
subjetiva. Es la intención del autor la que desplaza la figura (Ej. tentativa de homicidio). No
obstante, la intención de matar no se desprende sólo del disparo, sino de circunstancias, objetivas
–que rodean el hecho- y subjetivas –que rodean al autor-.
Veamos cómo es utilizada la figura prevista en el art. 104 del CP en un caso concreto
(“disparo un arma de fuego contra una persona sin herirla”). A tales fines se extrae parte de la
sentencia nro. 41, del 12 de octubre de 2005, dictada autos caratulados: "GAUNA CLAUDIO
ALEJANDRO p.s.a. de HOMICIDIO SIMPLE EN GRADO DE TENTATIVA" (Expte. Letra "G", N°
05/05), por la Sala Unipersonal N° 2 de la Excma. Cámara de competencia múltiple de la Novena
Circunscripción Judicial con asiento en la ciudad de Deán Funes. En esta sentencia (cuyo texto
completo se incorpora en carpeta de “Fallos y dictámenes Unidad 4”), se delimita el elemento
subjetivo de la figura, contraponiéndolo al que requiere la figura de homicidio (en grado de
tentativa).
En este caso se castiga toda agresión con arma, aunque no se cause herida. Al igual que
la figura anterior, se trata de un delito formal y de peligro, que se consuma con la agresión misma,
y que se excluye por resultado que cause lesión o su tentativa. Para Núñez requiere dolo directo,
y es incompatible con culpa o dolo eventual. Armas son tanto las propias como las impropias. Son
“propias” los instrumentos destinados para el ataque o la defensa. Son “impropias” los
instrumentos susceptibles de aumentar el poder ofensivo por el uso que se le de (básicamente,
cualquier elemento). Se requiere que el elemento posea alguna capacidad ofensiva.
El tratamiento de las agravantes y atenuantes deben ser estudiados del Manual.
Art. 107. El máximum y el mínimum de las penas establecidas en el artículo precedente, serán
aumentados en un tercio cuando el delito fuera cometido por los padres contra sus hijos y por
éstos contra aquéllos, o por le cónyuge.
Este capítulo refiere a figuras en donde la acción resulta creadora de un peligro para la
integridad física de las personas.
Sujeto activo y pasivo sólo pueden ser personas vinculadas por un deber jurídico derivado
de la ley (deber de los padres del menor con respecto a sus hijos), de una convención (por
ejemplo el guía de montaña), de una conducta precedente (autor que genera un peligro que luego
debe neutralizar). El sujeto pasivo –cualquiera de los mencionados- es incapaz de valerse, no
puede gestionarse o proveerse su manutención o cuidado. El abandono se logra tomando
distancia de la víctima, o manteniéndola, pero sin prestar ayuda o sin desarrollar la conducta que
el sujeto activo debería desplegar. No se configura el hecho si el sujeto pasivo puede valerse por
sí mismo, o si terceros pueden auxiliarlo o ayudarlo (su vida no corrió peligro).
Se incurre en el segundo supuesto “abandono a su suerte a una persona incapacitada por el
propio autor”, cuando el sujeto activo, después de haberlo incapacitado, se desentiende de una
manera tal que, con arreglo a la incapacidad sufrida y las circunstancias del caso, crea un peligro
para la vida o salud de la víctima.
Se requiere dolo, admite el eventual, y la tentativa. El tratamiento de las agravantes y atenuantes
deben ser estudiados del Manual.
Omisión de auxilio.
Concepto.
Art. 108. Será reprimido con multa de $ 750 a $ 12.500, el que encontrando perdido o
desamparado a un menor de diez años o a una persona herida o inválida o amenazada de un
peligro cualquiera, omitiere prestarle el auxilio necesario, cuando pudiere hacerlo sin riesgo
personal o no diere aviso inmediatamente a la autoridad.