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TACNA – PERÚ
2018
pág. 1
ÍNDICE
ÍNDICE............................................................................................................................................ 2
INTRODUCCION ............................................................................................................................. 3
OBJETIVOS ..................................................................................................................................... 4
Capítulo I ....................................................................................................................................... 5
Antecedentes ............................................................................................................................ 5
Capitulo II .................................................................................................................................... 10
Definiciones Generales............................................................................................................ 10
La función pública ............................................................................................................... 10
El funcionario o servidor público......................................................................................... 10
La responsabilidad............................................................................................................... 11
Autonomía de responsabilidades ........................................................................................ 12
Responsabilidad administrativa .......................................................................................... 12
El principio de legalidad ...................................................................................................... 12
Responsabilidad penal ........................................................................................................ 13
Agente infractor .................................................................................................................. 13
Clasificación de los delitos................................................................................................... 13
Tipo penal ............................................................................................................................ 13
Tipos penales ....................................................................................................................... 14
Responsabilidad patrimonial ............................................................................................... 14
Responsabilidad del funcionario ......................................................................................... 14
Proceso judicial ................................................................................................................... 15
Capitulo III ................................................................................................................................... 15
La Responsabilidad patrimonial del Estado. ........................................................................... 15
Jurisprudencia relevante al tema ............................................................................................ 30
Conclusiones ............................................................................................................................... 31
Bibliografía .................................................................................................................................. 32
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INTRODUCCION
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OBJETIVOS
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Capítulo I
Antecedentes
El Artículo 34° de la Ley Fundamental de la República Federal Alemana de 1949
señala que hay responsabilidad del Estado cuando alguien en ejercicio de una
función pública que le fuera confiada viola los deberes que la función le impone
y en caso de dolo o culpa grave puede ejercer la acción de regreso. Asimismo,
dicha norma indica que para la reclamación de daños y perjuicios y para la acción
de regreso no podrá excluirse la vía judicial ordinaria. Dicha norma es
interpretada conjuntamente con el Art. 839 del Código Civil alemán de 1896,
referida a la responsabilidad por actos ilícitos o la conocida como responsabilidad
extracontractual. En el numeral 1 indica que si un funcionario viola dolosa o
negligentemente el deber oficial que le incumbe frente a un tercero debe resarcir
el daño causado que de ello resulta; y si al funcionario sólo le es imputable
negligencia, únicamente puede ejercitarse frente a él la reclamación si el
perjudicado no puede obtener resarcimiento de otra forma. En el numeral 2
señala que si el funcionario viola su deber oficial en el fallo de una sentencia,
sólo es responsable del daño que de ello resulta si la violación del deber
constituye un delito. Esta disposición no se aplica a la omisión o retraso
contrarios al deber en el ejercicio de la función pública. Y en el numeral 3 se
indica que el deber de resarcimiento no se da si el perjudicado ha omitido dolosa
o negligentemente la posibilidad de evitar el daño mediante el ejercicio de un
medio legal. La violación del deber debe ser culposa o intencionalmente aunque
las cortes tienden en adoptar técnicas de imputación objetiva. (BUSSANI 2000).
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la posición de ventaja reservada a un sujeto en relación con un bien de vida
objeto de un procedimiento administrativo y consistente en la atribución a tal
sujeto de poderes idóneos para influir sobre el correcto ejercicio del poder, de
modo de hacer posible la realización del interés al bien. En otros términos, el
interés legítimo surge en el momento en el interés del privado de obtener o de
conservar un bien de la vida en contraposición al poder administrativo. Este
interés puede ser de oposición y de pretensión. Los primeros satisfacen casos
de conservación de la esfera jurídica personal y patrimonial del sujeto; los
segundos casos de desarrollo de la esfera jurídica personal y patrimonial del
sujeto. Dichos intereses merecedores de tutela –decía la sentencia- debían ser
resarcidos por las normas de la responsabilidad extracontractual. Sin embargo,
la Sentencia N° 157 de 10 de enero de 2003 señaló como inadecuada el
paradigma de la responsabilidad extracontractual para el resarcimiento del
interés legítimo del administrado. En efecto, esta sentencia de 2003 indicó que
hoy el contacto del ciudadano con la Administración Pública está caracterizado
por un específico deber de comportamiento. Desde el inicio del procedimiento,
el interesado, no es más un simple destinatario pasivo de la acción
administrativa, sino se convierte en beneficiario de deberes como aquellos
referidos a las reglas de imparcialidad, de corrección y de buena administración.
Esta sentencia señaló que el fenómeno, tradicionalmente conocido como lesión
del interés legítimo, constituye en realidad incumplimiento a las reglas de
desarrollo de la acción administrativa, e integra una responsabilidad que es más
vecina a la responsabilidad contractual. Así, hay deberes procedimentales en un
esquema contractual y correlativamente verdaderas prestaciones para ejecutar
según el principio de corrección y de buena fe. Una doctrina civil enfatiza las
características de una obligación sin prestación, según la cual las relaciones
indubitablemente que surgen entre el ciudadano y la Administración Pública,
acreditan la calificación en términos de deber de protección, a cargo de la
Administración Pública, del interés del sujeto privado de obtener un
procedimiento legítimo. Esta doctrina resalta que el contacto social, calificado
por el estatus de la Administración Pública el cual produce la confianza en el
ciudadano, genera fuentes de verdaderas y propias prestaciones para realizar
según el principio de corrección y de buena fe (CASTRONOVO 2011).
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El numeral 2 del Artículo 106° de la Constitución Política Española de 1978
indica que los particulares tienen derecho a ser “indemnizados” por toda lesión
que sufran en cualquiera de sus bienes y derechos, salvo en los casos de fuerza
mayor, siempre que la lesión sea consecuencia del funcionamiento de los
servicios públicos. Alguna doctrina ha manifestado que la prestación de servicios
públicos por debajo de sus niveles normales de funcionamiento representa una
actuación administrativa deficiente y, por tanto, culposa de la Administración
(LAGUNA DE PAZ 2001). Otra doctrina ha dicho que parece razonable que la
responsabilidad por culpa es la regla general aplicable a los daños causados por
actos jurídicos ilegales dictados, por ejemplo, en el ejercicio de potestades de
protección y de restablecimiento del orden público amenazado o conculcado; y
que esta regla tiene excepciones en los daños ocasionados al ejercer potestades
administrativas singularmente peligrosas (DOMÉNECH 2010). De este modo,
una doctrina ha expresado que el daño será calificado como antijurídico en la
medida en que sea consecuencia del funcionamiento (anormal) administrativo,
de manera que sea posible su atribución a la Administración la cual pasa por la
necesaria constatación de la existencia del correspondiente nexo causal, y que,
en su caso, comprobada la anormalidad del funcionamiento, se verificará bajo el
título de culpa.
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segundo párrafo del Artículo 1321° y en el Artículo 1322° del Código Civil
peruano.
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Capitulo II
Definiciones Generales
La función pública
• La función pública tiene por finalidad satisfacer el interés general y el bien
común mediante la prestación de servicios públicos a los ciudadanos, dentro del
marco de la Constitución y de la ley. Así, la función pública se desarrolla como
manifestación de la voluntad y ejercicio del poder estatal.
Según Fraga (2002) “La condición jurídica de estas relaciones tiene distintas
peculiaridades según las legislaciones o la aplicación de estatutos previamente
definidos, que matizan los actos unilaterales del Estado e introducen distintos
tipos de expresión de la voluntad del trabajador o prestatario de los servicios. El
tipo de acto contractual o cláusulas limitadoras se han calificado de actos de
condición o de unión más que de adhesión, dado que la capacidad negociadora
de las partes está interferida por cuestiones que pueden tener incluso
consecuencias constitucionales”.
Como lo dice Fraga el acto de ser funcionario implica una serie de requisitos y
consecuencias dadas por la misma carta magna, la prestación de servicios por
lo tanto se ha calificado por diversos mecanismos tanto requisitos que son
necesario cumplirlos, es decir en nuestra legislación es necesario satisfacer
ciertos requisitos que dan tal calidad de funcionario o servidor público; por lo
tanto según la definición de Fraga esas cláusulas limitadoras son las que dan los
deberes y derechos que tiene el servidor público ante la población o el mismo
estado en general.
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• 4.1 Para los efectos del presente Código se considera como empleado público
a todo funcionario o servidor de las entidades de la Administración Pública en
cualquiera de los niveles jerárquicos sea éste nombrado, contratado, designado,
de confianza o electo que desempeñe actividades o funciones en nombre del
servicio del Estado (modificado por la Ley N° 28496 del 14/04/2005).
• 4.2 Para tal efecto, no importa el régimen jurídico de la entidad en la que preste
servicios ni el régimen laboral o de contratación al que esté sujeto
Según Servir (2010) “A fin de usar la terminología correcta y colaborar con una
mejor difusión de información y entendimiento de las algunas reglas del Estado,
transcribimos el Artículo 4º de la Ley Marco del Empleo Público, donde se define
qué es un funcionario, un empleado de confianza y un servidor público.
Asimismo, ponemos a disposición un documento que resume las diferencias
entre tales clasificaciones de trabajador, sus formas de ingreso a la
administración pública y las formas de salida (y los derechos que tienen según
el tipo de salida).”
La responsabilidad
Se entiende como responsabilidad a las consecuencias de las acciones u
omisiones que debe asumir un funcionario público en el ejercicio de sus
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funciones. • La acción u omisión de un funcionario o servidor público puede
determinar la existencia de responsabilidad civil, penal o administrativa.
Autonomía de responsabilidades
Ley N° 27444, Ley del Procedimiento Administrativo General. Artículo 243.-
Autonomía de responsabilidades. 243.1 Las consecuencias civiles,
administrativas o penales de la responsabilidad de las autoridades son
independientes y se exigen de acuerdo a lo previsto en su respectiva legislación.
243.2 Los procedimientos para la exigencia de la responsabilidad penal o civil no
afectan la potestad de las entidades para instruir y decidir sobre la
responsabilidad administrativa, salvo disposición judicial expresa en contrario.
Responsabilidad administrativa
La responsabilidad administrativa surge debido a la contravención o violación de
las normas que rigen la función pública o que establecen los deberes o las
obligaciones administrativas, lesionando los intereses de la Administración.
Conforme a la Ley N° 27785, también incurren en responsabilidad administrativa
funcional los servidores y funcionarios públicos que, en el ejercicio de sus
funciones, desarrollaron una gestión deficiente, para cuya configuración se
requiere la existencia, previa a la asunción de la función pública que corresponda
o durante el desempeño de la misma, de mecanismos objetivos o indicadores de
medición de eficiencia.
El principio de legalidad
El presupuesto de la responsabilidad administrativa es la inobservancia de un
deber, por lo que es necesario establecer en forma clara cual es el deber
incumplido.
Responsabilidad penal
Si la magnitud de la transgresión o de la falta afecta no solo el normal desarrollo
del servicio sino además el orden público o un bien jurídicamente tutelado, se
incurre en responsabilidad penal.
Agente infractor
El artículo 425 del Código Penal considera como funcionario o servidor público
a i) los que están comprendidos en la carrera administrativa; ii) los que
desempeñan cargos políticos o de confianza, incluso si emanan de elección
popular; iii) los de empresas del Estado o sociedades de economía mixta y de
organismos sometidos por el Estado; iv) toda persona que, independientemente
del régimen laboral en que se encuentre, mantiene vínculo laboral o contractual
de cualquier naturaleza con entidades u organismos del Estado y que en virtud
de ello ejerce funciones en dichas entidades u organismos; v) los miembros de
las Fuerzas Armadas y Policía Nacional y los demás indicados por la
Constitución Política y la ley.
Tipo penal
Abuso de autoridad. El delito se configura cuando el agente en forma arbitraria,
en ejercicio de la función, comete en forma directa o indirecta un perjuicio en
contra de un particular.
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Tipos penales
Prevaricato. Se configura cuando el agente, juez o fiscal, dicta resoluciones
contrarias a lo prescrito por ley.
Responsabilidad patrimonial
La responsabilidad patrimonial del Estado se encuentra regulada en el artículo
238° de la Ley del Procedimiento Administrativo General. Para determinar la
responsabilidad debe determinarse si existe un daño y si ha sido producido por
acción u omisión de la Administración Pública; es decir, la responsabilidad
patrimonial de la Administración es objetiva (artículo 238 de la LPAG).
• La acción prescribe a los diez años de ocurridos los hechos que generan el
daño económico.
Proceso judicial
En el proceso contencioso podrá plantearse como pretensión la indemnización
por el daño causado con alguna actuación impugnable, conforme al artículo 238
de la Ley Nº 27444, siempre y cuando se plantee acumulativamente con otra
pretensión (artículo 5° de la Ley N° 27584, Ley del Proceso Contencioso
Administrativo, modificada por el D. Leg. N° 1067).
Capitulo III
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particulares. Y el hecho de que su funcionamiento obedezca, supuestamente, al
bien común o al interés general no lo exime de la responsabilidad de reparar el
daño causado. A la Administración se le permite entonces originar el perjuicio,
pero se le asigna la responsabilidad de repararlo”.
Como lo dicen Garcia y Gernandez es posible y muy común que se generen los
daños a particulares cuando el estado busque el interés general, es decir en
busca de la necesidad primordial a un problema es posible que se obvien otras
o simplemente se eliminen y no se hagan efecto, con el posterior caso de generar
daños, a la causa hay un efecto y en ocasiones hay efectos perjudiciales para
cierta parte de la población caso concreto hablando de funcionarios públicos, es
por ello que tenemos la misma certeza de lo citado por Cabrera que el Estado si
busca un beneficio pero al ordenar estos actos posiblemente se acarreen
consecuencias negativas, no todo lo que hace el estado siempre será bueno.
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de causar situaciones que dañen derechos e interés de terceros, de modo que
tienen que asumir las mismas responsabilidades de cualquier particular en
cuanto a su actuación si daña situaciones jurídicas de los administrados”.
Sin embargo, esto no siempre fue así, en los albores de nuestra legislación civil,
se negaba esta responsabilidad, por ello tenemos que durante la vigencia del
Código civil de 1852 primó la convicción de que al Estado en principio no puede
exigírsele responsabilidad civil porque sus actos están protegidos por la
inmunidad. Esta tendencia sufrió cierta variación a partir de la jurisprudencia
posterior al Código de 1936, las ejecutorias Supremas ya no consideraban al
Estado como irresponsable civilmente, sino que intentaban más bien precisar los
alcances de su responsabilidad. En este orden de idas posteriormente la
jurisprudencia reconoce al Estado como responsable civilmente por daños
causados intencionalmente, por actos arbitrarios, actos negligentes, por
defectuoso mantenimiento de los servicios públicos e incluso por daños
cometidos en su actividad privada. Este desarrollo jurisprudencial y alguna
corrientes doctrinarias foráneas y nacionales produjeron que el proyecto del
Código civil elaborado por la Comisión de estudio y revisión del Código Civil de
1936, atribuyera en su artículo 2041, responsabilidad patrimonial al Estado por
deficiencia de los servicios públicos o por el defectuoso mantenimiento de la
propiedad estatal, productora de daños, entre otros supuestos sin embargo
esta propuesta ni siquiera llego a debatirse abiertamente, pues fue suprimida del
proyecto, así su proponente el Dr. Fernando de Trazenieg, sobre el particular
expresa, (…) ...” Lamentablemente esa propuesta de norma no fue objeto de
comentario alguno durante la discusión pública del proyecto. Y la comisión
Revisora decidió simplemente suprimirla aduciendo que la responsabilidad del
Estado estaba contenida en los principios generales establecido por los artículos
1969 y 1970 y que era mejor no llamar la atención sobre este punto con una
norma expresa porque el Estado podría verse asediado por juicios de
Responsabilidad civil”
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a otro se encuentra en la obligación legal de repararlo. Pero, como muy afirma
ESCOLA citado en Cabrera (2014).
Pero para que esa obligación se genere, deben darse ciertos supuestos
concurrentes:
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Estado de Derecho que impone la sumisión de la administración pública al
ordenamiento jurídico, como cualquier otro sujeto de derecho”
No solo creemos que el Estado debe responder patrimonialmente por los daños
que genere, en base al univoco principio de igualdad entre el ciudadano y el
Estado, sino que además debe encuadrar tal responsabilidad de las normas
legales aplicable a la materia.
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sabido que tales exigencias descansan en la obligación genérica del ´lemine
laedere´, es decir de “no causar daño a nadie”, obligación que no es ajena al
Estado, empero estos dos criterios de atribución de responsabilidad, el de culpa
y el objetivo, que entendemos son aplicados a determinados casos concretos, lo
que obviamente implica un régimen distinto en cuanto a los diferentes criterios
de atribución de responsabilidad subjetivo u objetivo , que implica una
particular forma de determinación de la carga probatoria, etc. Entre los criterios
de atribución de responsabilidad contenidos en los precitados artículos 1969 y
1970, le corresponde a la administración, a nuestro entender, el contenido en el
segundo, es decir una responsabilidad objetiva. Nos explicamos porqué.
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Por otro lado, nuestro país ha optado por reconocer la responsabilidad
patrimonial del Estado dentro de una norma de Derecho público, como lo es la
Ley del Procedimiento administrativo, pues en el artículo 238° de la citada norma,
reconoce aunque con defectos y omisiones, éste tipo de responsabilidad, lo cual
será analizado más adelante.
Debo señalar, como lo indica JUAN MORÓN URBINA citado en Cabrera (2014):
“Como el Estado (es decir toda la sociedad) no es el asegurador universal de
todos los daños producidos a los ciudadanos, sólo responde por aquellos que le
sean imputables en atención a lo dispuesto por este artículo. Por ello es
importante tener en cuenta que existen razones que legalmente han sido
consideradas como causales de exclusión de la responsabilidad. Son supuestos
de exclusión del vínculo causal, el caso fortuito y la fuerza mayor. Por otro lado,
son causales excluyentes de responsabilidad si el evento deriva causalmente de
un hecho determinante del propio damnificado o de tercero. Pero a estas
causales tradicionales, la norma a incluido un factor de exención de
responsabilidad absolutamente inusual en el Derecho Comparado, cuando
indica que no hay lugar a reparación cuando la entidad hubiere actuado
razonable y proporcionalmente en defensa de la vida, integridad o los bienes de
las personas o en salvaguarda de los bienes públicos. Con ello, la intención
legislativa es que los ciudadanos tengamos el deber de soportar los daños y
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perjuicios ocasionados a nuestros derechos y patrimonios por las entidades
estatales sólo porque los actos lesivos inferidos hayan perseguido la defensa de
la vida, integridad o los bienes de las personas o bienes públicos. En la práctica
será de competencia de los JUECES esclarecer cuando estas acciones han sido
desarrolladas de manera razonable y proporcional y no arbitraria y
desproporcionada”.
Una premisa inicial la constituye, por un lado, las particulares potestades que
ostenta la Administración Pública que le permite recortar, reconocer, limitar o
suspender derechos, la capacidad de producir, con sus actuaciones, efectos
jurídicos dentro de la esfera jurídica de los particulares y por el otro la gama
obligaciones que tiene el Estado para con los ciudadanos, enmarcados dentro
de la Carta fundamental como en las demás leyes que así lo establecen, lo cual
implica la prestación de determinados servicios públicos que naturalmente
conlleva a la responsabilidad por conductas omisivas y es fundamentalmente
esta última parte la que merece un análisis especial, a efectos de determinar el
alcance de la responsabilidad civil de Estado, en temas sumamente sensibles no
solo por su relevancia económica sino social y política.
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Asimismo resulta importante la responsabilidad objetiva que atribuye el artículo
1981 del Código civil, de quienes tengan a cargo a otras personas, así el artículo
1981° de LA norma civil, enmarca su responsabilidad como titular de las acciones
que realiza el personal a su servicio, incluido, obviamente una Entidad Pública
sin embargo tampoco encontramos una identificación especial entre el Estado y
la actividad y el evento dañoso, pues una persona natural o jurídica también tiene
dependientes, más aún es lógico que se causa daño a otro por un acto doloso o
culposo, por la realización de una actividad riesgosa o peligrosa o por el ejercicio
de una actividad riesgosa o peligrosa, como actividades genéricas de personas
sean naturales o jurídicas, más no como una característica común del Estado e
incluso podemos agregar que el Estado no es aquel que causa daño “sino el
aparato administrativo que en su representación realiza determinadas
actividades o que el Estado no realiza o maneja una actividad o bien riesgoso
o peligro sino sus empleados”. Por ello ampararnos en el citado artículo 1981
del Código civil, no solo va a connotar una simple variación de la norma aplicable,
sino que además conlleva a una variación del criterio de atribución de
responsabilidad a las Entidades Públicas, y pasar de uno subjetivo o por culpa a
uno objetivo, contenido en el citado artículo 1981 del Código civil.
En tal sentido el citado artículo 1981 del Código civil muestra ciertos
inconvenientes, como lo es la atribución de responsabilidad vicaria frente al
resarcimiento del daño, pues esto implica, en el caso de responsabilidad civil de
una entidad pública, que tanto el subordinado “llaméese trabajador o empleado
público, en nuestro caso” y el autor indirecto “entidad pública” pueden asumir
indistintamente sin prelación las consecuencias económicas del daño. Lo cual
no ocurriría en un caso de un daño ocasionado por una Entidad Pública, a través
de un funcionario público, claro está que en ejercicio de su cargo o en el
cumplimiento de un servicio, pues aquí en primer término responde la Entidad y
sólo después de ello lo hace el autor directo o funcionario, a manera de
repetición, pero ya no a favor de la víctima sino de la propia entidad que se
encargó de asumir el pago de la indemnización del caso, es decir la
responsabilidad administrativa del Estado no es una vicaria o solidaria sino una
directa.
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Lo antes anotado resulta fortalecido con la modificatoria efectuada al artículo
238° de la Ley 27444 –Ley del Procedimiento Administrativo General-, mediante
Decreto Legislativo 1029, que atribuye de manera menos camuflada una
responsabilidad objetiva como criterio de atribución de responsabilidad civil al
Estado, por los daños directos e inmediatos causados por los actos de la
administración o los servicios públicos directamente prestados por aquéllas. Así
tenemos que el actual numeral 238.1 del artículo 238° de la Ley 27444, señala
Sin perjuicio de las responsabilidad previstas en el Derecho común y en las
leyes especiales, las entidades son patrimonialmente responsables frente a los
administrados por los daños directos o inmediatos causados por los actos de la
administración o los servicios públicos directamente prestadas por aquellas”
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dedica un artículo para ello, dejando en el vació algunos aspectos que deben ser
regulados.
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quien debe procurar hacer efectiva la responsabilidad del funcionario y no hacer
cargar al damnificado el peso del tal deber, pues no ha tenido ninguna incidencia
en la designación del funcionario”
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es decir el fundamento primordial para atribuir responsabilidad objetiva es la
actividad en sí y no la persona o entidad que la produce
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Sobre la responsabilidad objetiva del Estado, el administrativista argentino
Roberto Dromi, señala “Los casos de responsabilidad estatal por los daños que
origina la actividad administrativa legitima son numerosos, y entre ellas se
encuentra la revocación por razones de oportunidad, mérito o conveniencia,
cuando ella fuera procedente y siempre que se observen las garantías
constitucionales” esta responsabilidad del Estado es objetiva, con total
prescindencia de la noción de culpa, siendo su fundamento el principio de la
justicia legal o general que demanda la igualdad ante las cargas públicas...”
Además, creemos que bajo esta premisa, las autoridades deben asumir su
responsabilidad como cualquier otro miembro de la sociedad, a la hora de tomar
una decisión dañosa para los administrados y como quiera que la Administración
Pública puede monitorear esta actividad, los abusos y daños producidos por
entidades públicas disminuirán notablemente.
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De una lectura preliminar del citado artículo 238° de la Ley 27444, los elementos
esenciales para que exista una responsabilidad patrimonial del Estado, son el
daño directo e inmediato y el acto mismo de la administración.
Finalmente, somos los ciudadanos quienes haremos que el Estado sea más
responsable, por lo cual debemos entender que nadie, mucho menos el Estado,
puede causar daños sin repararlos, por lo cual ante la eventualidad de un daño
producido por algún acto de una entidad pública, estamos habilitados para exigir
el pago de la indemnización correspondiente.
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Asimismo no olvidemos que el artículo 238° de la Ley 27444 no restringe las
responsabilidades contenidas en el Derecho común “Código civil”, por lo cual
todo lo no previsto en la ley administrativa puede regirse por la ley civil.
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Conclusiones
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Bibliografía
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BACA, V (2011). “¿Es objetiva la responsabilidad patrimonial de la
Administración Pública en el Derecho peruano?” Razones para una respuesta
negativa. En: Revista de Derecho Administrativo, Nº 9, año 5. Lima. Editado por
el Círculo de Derecho Administrativo de la Pontificia Universidad Católica del
Perú. pp. 247-248.
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