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INFORME DE LA CANCIÓN
PRUEBA DE INSTRUMENTO DEL 24/03/18
PANIS ANGELICUS
Presentado por:
Erika Lisset, Ordoñez Cortez
Panis Angelicus es uno de los cinco himnos escritos
por Santo Tomás de Aquino para la Fiesta de Corpus
Christi como parte de la liturgia completa de la
Fiesta, incluyendo oraciones para la Misa y la
Liturgia de las Horas. Realmente son las dos
últimas estrofas de las siete de las que se compone
el himno «Sacris Solemniis», que extraídas del
conjunto se cantan como antífona. Los otros cuatro
himnos escritos por Santo Tomás son «O Salutaris
Hostia (Verbum Supernum Prodiens)», «Adoro te
devote», «Pange lingua» y «Tantum Ergo» (que
constituye las dos últimas estrofas del «Pange
Lingua»).
En 1872, César Franck arregló el tema para tenor, órgano, arpa, cello y
contrabajo y lo incorporó en su Misa a tres voces.
Letra Original:
Traducción:
Panis Angelicus fue escrita por César Franck en 1872 como un movimiento de la Messe solennelle
à trois voix op. 12. El texto corresponde a la penúltima estrofa de las siete que componen el
Solemniis Sacris, uno de los cinco himnos escrito por Santo Tomás de Aquino para la fiesta del
Corpus Christi como parte de la liturgia completa de la Fiesta, incluyendo oraciones para la Misa y
la Liturgia de las Horas. La primera estrofa que comienza con las palabras Panis Angelicus -Pan de
los Ángeles- a menudo se ha puesto en música por separado del resto del himno.
Panis angelicus
figuris terminum:
O res mirabilis!
manducat Dominum
Te trina Deitas
unaque poscimus:
sicut te colimus;
Amen.
El pan angelical
Te rogamos,
Amén.
Panis Angelicus
La fiesta del Corpus es una de las de mayor calado teológico
Ángel Alonso Prieto 15.06.2017 | 00:27
Panis Angelicus
La fiesta del Corpus tiene mucho calado teológico y enlaza con el Jueves Santo y la
Ascensión, como bien sabemos. Lo que yo no sabía cuando comulgaba por primera
vez era que existió Mozart y Cesar Frank y Lorca, artistas que crearon piezas
eucarísticas que pueden darte, como pocas, minutos inolvidables de felicidad estética.
También he de reconocer que por entonces sólo había escuchado el "Pange lingua""
pieza que, en versión musical moderna , cantó mucho después con gran éxito
Mocedades haciéndonos recordar, a los adolescentes que éramos entonces,
vivencias muy intensas de la infancia, sin banquete desmesurado ni derroche de
regalos.
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La pieza que da título al artículo: "Pan de los ángeles" es la composición breve más
conocida de Cesar Frank, músico inspiradísimo y organista virtuoso. Es pieza para
lucirse en el repertorio coral y si la interpreta una escolanía podemos dejarnos llevar
de la voz celestial de los niños sin temor a caernos del cielo. Es el prodigio del canto
sublime que nos transporta y eleva. Parecidos efectos logra en nuestro espíritu el
"Ave Verum Corpus", de Mozart. Viene a cuento recordar la gestación musical de
dicha canción eucarística que también se repite en los conciertos vocales que se
precian de buen gusto. Constanza, la esposa del músico, se encontraba embarazada,
por lo que el matrimonio se fue a la ciudad termal de Baden para procurar días
apacibles a la futura mamá. La casualidad o la predestinación artística hizo que allí
recibiera Mozart el encargo de la composición musical de dicho motete, otro himno
angelical. Me gusta pensar en esa doble gestación de hermoso paralelismo: la del hijo
del músico y la del himno al Hijo de Dios, presente en la Eucaristía.
El triángulo místico se cierra en esta página con la "Oda al Santísimo Sacramento del
Altar"" de García Lorca, dedicada curiosamente, a Manuel de Falla, gran creyente y
grandísimo compositor de talla mundial. Transcribimos un fragmento a modo de coda
literario-musical:
Esta entrañable versión es la que interpreta aquí el conocido tenor Luciano Pavarotti
junto con Sting, el no menos famoso músico británico, antiguo integrante del
grupo Police. La ocasión fue en 1992 en Modena (Italia), en el primero de los
conciertos "Pavarotti and friends".
Más allá de la belleza musical e interpretativa que nos ofrece este singular dúo,
están las palabras mismas del himno, en concreto de la primera estrofa que es la
que cantan, una poesía que confiesa como el Dios Pan del cielo y de los ángeles,
se convierte en alimento verdadero de los hombres, sustento de los pobres, los
siervos, los humildes.
LATÍN ESPAÑOL
Panis angelicus El pan angelical
fit panis hominum; se convierte en pan de los hombres;
Dat panis coelicus El pan del cielo
figuris terminum: acaba con las antiguas figuras:
O res mirabilis! ¡Oh, cosa admirable!
manducat Dominum se alimentan del Señor
Pauper, servus, et humilis. los pobres, los siervos y los humildes.
Desde la soleada Sonata de violín en A hasta las intrincadas Variaciones sinfónicas para
piano y orquesta, cualquier viaje a través de la música de Franck es muy gratificante. Y, sin
embargo, es recordado por esta pieza de música, Panis Angelicus, que ha sido grabada
cientos de veces y todavía se realiza con frecuencia en todo el mundo.
La línea melódica se canta con un solo tenor, acompañado por un órgano relativamente
reservado y acordes de cuerda tranquilos. Aunque se conoce principalmente como una
pieza independiente, Panis Angelicus también fue incluido por Franck dentro de su misa
por tres voces. Sin embargo, Panis Angelicus se completó en 1872, doce años después de la
misa, por lo que su inclusión fue bastante tardía.
Al igual que su compañero compositor francés Gabriel Fauré, César Franck era un niño
precozmente talentoso, experto no solo en la composición, sino también como concertista
de piano. Su padre particularmente exigente ejerció una presión considerable sobre el joven
compositor, instándolo a enseñar junto con sus estudios. A pesar de la presión de su padre,
el joven César no fue disuadido de seguir un camino musical en su vida posterior. Y para
eso, podemos estar realmente agradecidos. Coro de
grabación recomendado
24
Durante estos años estuvo al cuidado de San Alberto Magno, con quien entabló
una duradera amistad. Les unía -además del hecho de pertenecer ambos a
la Orden dominica- una visión abierta y tolerante, aunque no exenta de
crítica, del nuevo saber grecoárabe, que por aquellas fechas llegaba
masivamente a las universidades y centros de cultura occidentales. Tras
doctorarse, ocupó una de las cátedras reservadas a los dominicos, tarea que
compatibilizó con la redacción de sus primeras obras, en las cuales empezó
a alejarse de la corriente teológica mayoritaria, derivada de las enseñanzas
de San Agustín de Hipona.
En 1259 regresó a Italia, donde permaneció hasta 1268 al servicio de la corte
pontificia en calidad de instructor y consultor del Papa, a quien acompañaba
en sus viajes. Durante estos años redactó varios comentarios al Pseudo-
Dionisio y a Aristóteles, finalizó la Suma contra los gentiles, obra en la cual repasaba
críticamente las filosofías y teologías presentes a lo largo de la historia, e
inició la redacción de su obra capital, la Suma Teológica, en la que estuvo
ocupado entre 1267 y 1274 y que representa el compendio último de todo
su pensamiento.
Tomás de Aquino supo resolver la crisis producida en el pensamiento
cristiano por el averroísmo, interpretación del pensamiento aristotélico que
arranca del filósofo árabe Averroes (1126-1198). El averroísmo resaltaba la
independencia del entendimiento guiado por los sentidos y planteaba el
problema de la doble verdad, es decir, la contradicción de las verdades del
entendimiento y las de la revelación.
En oposición a esta tesis, defendida en la Universidad de París por Siger de
Brabante, afirmó la necesidad de que ambas fueran compatibles, pues,
procediendo de Dios, no podrían entrar en contradicción; ambas verdades
debían ser, además, complementarias, de modo que las de orden
sobrenatural debían ser conocidas por revelación, mientras que las de orden
natural serían accesibles por el entendimiento; filosofía y teología son, por
tanto, distintas y complementarias, siendo ambas racionales, pues la teología
deduce racionalmente a partir de las premisas reveladas.
A medio camino entre el espiritualismo agustiniano y el naturalismo
emergente del averroísmo, defendió un realismo moderado, para el cual los
universales (los conceptos abstractos) existen fundamentalmente in re (en
las cosas) y sólo formalmente post rem (en el entendimiento). En último
término, Tomás de Aquino encontró una vía para conciliar la revalorización
del mundo material que se vivía en Occidente con los dogmas del cristianismo,
a través de una inteligente y bien trabada interpretación de Aristóteles.
La celebración del Día de Corpus Christi se remonta a los años 1192-1258 y hasta
la fecha estas festividades de la Iglesia Católica se realizan en muchos países del
mundo.
En España dejó de ser un día festivo hace algunos años, excepto en los
municipios donde es fiesta local, y desde entonces la Iglesia lo celebra el domingo
siguiente.
En Chile fue feriado legal entre 1987 y 2007, siendo reemplazado por el 16 de
julio, día de la Virgen del Carmen. Desde 1968 se celebra en ese país el día
domingo.
Las celebraciones del Corpus suelen incluir una procesión en la que la hostia, el
mismo Cuerpo de Cristo, se exhibe en una custodia.
Origen de la festividad
Por un lado, se cuenta que en Lieja, Bélgica, una religiosa cisterciense llamada
Juliana de Cornillón (1192-1258) tuvo una visión que interpretó como la necesidad
de instituir una celebración a la presencia de Jesús en la Eucaristía.
Una noche, la luna llena brillaba como plata, pero con una mancha negra;
interpretó que la luna representaba a la Iglesia militante en la tierra, que recibe la
luz del Sol: Cristo Jesús; la mancha significó para ella la carencia de una
celebración litúrgica para la Eucaristía.
Más adelante, el Papa Urbano IV -quien conocía bien el asunto de Sor Juliana de
Cornillón- instituyó la celebración del Corpus Christi para la Iglesia Católica
Universal, fijándola el Jueves después de la fiesta de la Santísima Trinidad.
Por otro lado, se cuenta que en el año 1264 el Padre Pedro de Praga, Bohemia,
dudaba sobre el misterio de la transustanciación del Cuerpo y de la Sangre de
Cristo en la Eucaristía. Acudió así en peregrinación a Roma para pedir sobre la
tumba de San Pedro la gracia de una fe fuerte.
La noticia del prodigio llegó pronto al Papa Urbano IV, que se encontraba en
Orvieto, ciudad cercana a Bolsena. Hizo traer el corporal y, al constatar los
hechos, instituyó la Solemnidad de Corpus Christi.
El año 1290 el Papa Nicolás IV, a petición del clero y del pueblo, colocó la primera
piedra de la nueva catedral de Orvieto donde aun se encuentra la sagrada reliquia.