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Caravelle

Rosalba Campra & Fabio Rodríguez Amaya (eds.), Il genere dei


sogni
Anna Boccuti

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Boccuti Anna. Rosalba Campra & Fabio Rodríguez Amaya (eds.), Il genere dei sogni. In: Caravelle, n°87, 2006. La ville et le
détective en Amérique latine. pp. 272-276.

http://www.persee.fr/doc/carav_1147-6753_2006_num_87_1_2962_t1_0272_0000_2

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reflexión sobre la teoría, transgrede la imposible linealidad del texto y confirma


los vaivenes de la actividad eurística.
Lo que se expone en este texto es muchas veces lo que sucede en este texto.
Al título, que parece apuntar a una definición esencialista -Che cose la teoria
delia letteratura?—, sigue un subtítulo que en seguida niega la posibilidad de
encontrar dicha definición esencialista -Fondamenti e problemi, donde los
fundamentos son los problemas- y que apunta en cambio al análisis de una serie
de cuestiones que colaborarían a la elaboración de una definición que no
coincide necesariamente con la diferencia específica o con el idion. «Para
estudiar de modo riguroso la literatura, para enfrentar interrogantes
fundamentales (¿cómo está hecho un texto?, etc.) ¿es indispensable disponer de
una definición de tipo esencialista? ¿No podría ser más que suficiente una buena
definición, o un conjunto de buenas definiciones, eventualmente de tipo
metafórico?» pregunta Bottiroli en el capítulo dedicado a los formalistas rusos y
al nacimiento de la teoría de la literatura. £1 autor asume las preguntas de los
formalistas y de los estructuralistas (¿cómo está hecha una obra de arte? ¿cómo
funciona?) como principio eurístico y demuestra su productividad a lo largo de
su texto (véase, por ejemplo, el cap. IV, «De Freud a Lacan»).
El estudio de las lógicas que presiden las diferentes formulaciones teóricas
—que atraviesa buena parte del libro— es otro brillante ejemplo de cómo Bottiroli
convierte el objeto de estudio en interlocutor productivo y de cómo, a través de
ello, pone de manifiesto sus mismas estrategias investigativas.
¿Cómo explicar, decir al que no sabe, algo que normalmente se habla entre
entendidos?
Si bien los interlocutores privilegiados de este libro son, como se declara en
el prefacio, los estudiantes universitarios y los especialistas, Bottiroli no deja de
acoger entre ellos a «todos los que aman la literatura con un amor que no sea
ingenuo». Es esta apertura, esta perspectiva dilatada, que le permite el equilibrio
necesario para componer una obra que logra abarcar tanta riqueza en un solo
volumen. Es por ello que la polémica, en la que se regodean las producciones de
muchos académicos, es aquí sólo insinuada —para advertir que también de eso
está hecho el debate teórico — y en seguida abandonada -para volver a la
exposición lúcida de una visión que ha sabido concretarse en programa de
investigación.
Por la profundidad del análisis, el rigor de la investigación, las aperturas
propuestas y la elegancia expositiva, no queda sino unirnos al autor en imaginar,
y esperar, un segundo volumen que presente otros momentos decisivos de este
apasionante y sugestivo recorrido.
Francesca CAMURATI
Università degli Studi di Bergamo

Rosalba CAMPRA & Fabio RODRÍGUEZ AMAYA (eds.), II genere dei sognu-
Bergamo, Bergamo University Press-Sestante, 2005-- 208 p., 32 p. con 67
ilustraciones a color.
Ya a partir del título el volumen se presenta como un reto fascinante para el
investigador -o el lector- que quiera adentrarse en los territorios del sueño: ¿cuál
es de hecho el «género» de los sueños aludido en el título? ¿Existe un «género» de
los sueños? Éste y otros interrogantes se abren camino en la conversación-
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introducción de los dos editores, Rosalba Campra y Fabio Rodríguez Amaya.


Aquí, moviéndose con desparpajo en el juego lingüístico permitido por la
riqueza de acepciones de la palabra género en español -lengua materna de
Campra y Amaya— emergen agudas consideraciones sobre el género de los
sueños. En el registro coloquial del diálogo, alternando la anécdota personal a la
reflexión erudita, los editores advierten sobre la problematicidad del sueño -o
sea, sobre la especificidad de la narración, representación, interpretación del
sueño- e invitan especialistas en diferentes disciplinas a reflexionar sobre la
materia del sueño en cuanto género literario y objeto de intercambio. Las
respuestas a esta apelación han sido discutidas en el homónimo coloquio
internacional celebrado en la Univerisdad de Bergamo en el mes de mayo de
2005.
La interdisciplinariedad de los trabajos reunidos constituye uno de los
méritos del libro: el fenómeno onírico es examinado en relación con los
diferentes ámbitos del saber (histórico-artístico, literario, teórico, y
psicoanalítico, alrededor de los cuales se organizan las secciones del libro) y es
considerado en perspectiva diacrónica, en sus múltiples metamorfosis desde la
antigüedad hasta hoy.
A una primera sección, dedicada al sueño en la literatura, pertenecen los
ensayos de Roger Bozzetto, Gabriel Saad y Fabio Troncarelli, quienes
acompañan con sapiencia al lector a través de los laberintos oníricos de las letras
de diferentes tiempos y espacios.
Fabio Troncarelli, en «DalPAntichità al Medioevo: sogni divini, angelici,
diabolici o rivoluzionari?», ofrece una reseña exhaustiva de la representación del
sueño elaborada por la tratadística desde la Edad Clásica hasta la Edad Media. El
autor observa cómo el pasaje de la Edad Clásica a la Edad Media ha
determinado la inversión del valor positivo atribuido al sueño: si en la
Antigüedad se le reconoce al sueño valor profético, la Iglesia mirará con
sospecha a la actividad onírica, portadora de instintos tentadores. Troncarelli
sugiere entonces que el problema del sueño ha sido durante largo tiempo
esencialmente «el problema del control de las conciencias para mantener el
orden constituido» (p. 64), dentro de una sociedad que, por el simple acto de
negarla, admitía la fuerza potencialmente revolucionaria del sueño.
Roger Bozzetto también, en «Itinerari ed erranze in terre oniriche», reseña las
transformaciones del sueño a partir de la Antigüedad, eligiendo como foco
central de su análisis la representación del sueño como visión. Concepción
originada en los textos de la cultura bíblica -como la Biblia, la Iliada, la Odisea,
la Epopeya de Gilgamesh— y retomada por los autores románticos, ella constituye
según el autor un fuerte elemento de continuidad en la tradición occidental del
sueño. Sólo a partir del siglo XVIII, de hecho, el sueño pasará a ser considerado
como fenómeno natural y particular atención se dedicará primero al papel del
cerebro en su génesis y luego al de la psique como espacio interior. Estos
procesos serán premisa indispensable a la elaboración de las teorías
revolucionarias de Freud, según las cuales «el inconsciente ha tomado el lugar
del dios mensajero, pero los tipos de rebus que proporciona han quedado
enigmáticos» (p.27); enigmáticos como el sentido de los relatos literarios de
sueños con los cuales Bozzetto cierra su reflexión, subrayando cómo también el
sueño es, al fin y al cabo, «susceptible de todo tipo de análisis, como la
literatura» (p. 31).
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La frontera entre sueño y relato es uno de los temas del ensayo de Gabriel
Saad, «La materia dei sogni», que discute la posibilidad de identificar un género
para los sueños. La materia onírica, afirma Saad, es inviolable e individual, «un
cronotopo clausurado» (p. 35) del cual el hombre trata de huir socializando el
sueño por medio de su relato: sin embargo, cuando hay relato ya no hay sueño /
aparece el relato desaparece el sueño; además, la verbalización no puede traducir
de manera adecuada la naturaleza visual de la materia onírica. Inquietantes
paradojas parecen por lo tanto negar la posibilidad de una narración fíel a la
materia del sueño y sin embargo son innumerables las obras centradas en el
relato del sueño: Saad se detiene en Nuits sans nuits de Michel Leiris y en La
disparition de Georges Perec, señalando cómo la evocación de una atmósfera
onírica no es confiada a la diégesis sino al tratamiento de la lengua aunque,
finalmente, no se logre abolir «la diferencia capital entre materia onírica y
condición verbal o textual de la narración, motivada por la misma» (p. 40).
El deseo de encontrar una forma narrativa congenial a la expresión de la
materia onírica, de narrar la vigilia con el mismo desconcierto del sueño y el
sueño como si se estuviese refiriendo a hechos experimentados en la vigilia,
emerge de los textos de escritores como el peruano José Miguel Oviedo y el
argentino Oscar Steimberg, que constituyen la segunda sección del volumen.
Oviedo, en «II sonno della ragione produce testi» pone en evidencia las
afinidades entre la literatura y el sueño, «ambos lenguajes irracionales y lógicos a
la vez» (p. 69), y sobre todo la relación de continuidad entre la vigilia y el sueño,
dos dimensiones aparentemente antitéticas que sin embargo se enriquecen
mutuamente. La fervorosa actividad onírica del autor, la imposibilidad de
agarrar el sueño al despertar y la certidumbre de su proximidad a la creación
literaria y la vida, son las razones que lo han empujado a una forma particular de
«literatura fragmentaria», redactada entre el sueño y la vigilia, en la tentativa de
reproducir de la manera más fiel posible las secuencias narrativas del sueño.
Producto de este esfuerzo es la colección de micro-relatos de sueño Cuaderno
Imaginario (1996).
También el texto de Osear Steimberg procede de una particular experiencia
de escritura, narrada en su libro El pretexto del sueño (2005), donde el autor, al
relatar algunos de sus sueños -o simplemente la impresión dejada por ellos al
despertar— señala caracteres peculiares del fenómeno según su parecer. Como ya
hicieron Bozzetto, Oviedo y Saad, Steimberg identifica como distintiva la
imposibilidad de expresar o relatar el sueño que lleva a continuos fracasos de la
narración y a la lagunosa obra de transposición de la imagen del sueño en
palabra. Un texto cuya estructura -capítulos breves, fragmentos, no
forzosamente consecuentes los unos con los otros, como en las secuencias
oníricas- permite abrir múltiples puertas sobre los pasillos del sueño.
La tercera sección del volumen es constituida por los aportes de Alberto
Castoldi, Áron Kibédi Varga y Sara Damiani, quienes combinan los aspectos
literarios e iconológicos del sueño. Se señala la amplia y escrupulosamente
cuidada antología iconográfica que acompaña los textos: con ella se realiza una
valiosa selección en la cual la transposición artística del sueño es ilustrada por
medio de obras que van desde el siglo IV a.C. hasta la época contemporánea.
Alberto Castoldi, en «Le magiche fantasmagorie dei nostri sogni», estudia la
representación del sueño en el siglo XIX francés, cuando ya no se concibe como
algo procedente del exterior, sino como fragua de las obsesiones y angustias del
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Yo, que resulta ser materia precedente a la teorización freudiana. En las obras de
Nodier, Balzac, Nerval y Hugo, el sueño se presenta como producto de la
duplicidad cuerpo-espíritu, racionalmente impenetrable y por lo tanto asociado
a la locura. Su pertenencia a un reino misterioso e insondable, por momentos
terroríficos, se manifiesta en las telas de Füssli, Girodet, Gérard y Guérin
tomadas en examen por Castoldi, en las cuales el sueño es ora pesadilla,
evocación de oscuros fantasmas, ora fantasías y deseo. Los ensayos de Áron
Kibédi Varga y Sara Damiani transitan en cambio un más amplio arco temporal,
deteniéndose en otros aspectos de la representación del sueño en pintura. Kibédi
Varga acentúa la dificultad de reproducir en el espacio algo que se desarrolla en
el tiempo y se interroga sobre la relación que el artista entreteje con la realidad
-que sea vivida, imaginada o sólo interior- que retrata en la tela. Dentro de la
galería de sueños propuestos, particular interés resulta dedicado a las relaciones
de Freud con el arte húngaro. Analizando las obras de Gyula Krúdy, Géza
Csath, Lajos Gulácsy y Tivadar Csontváry, Kibédi Varga releva analogías y
diferencias con la producción artística y teórica de otros surrealistas europeos y
subraya la controvertida recepción de las teorías freudianas por parte de Aragon,
Breton, De Chirico, Dalí y Ernst, entre otros.
Sara Damiani, partiendo de obras canónicas/deteniéndose en el análisis de
obras consagradas dentro del canon occidental, se plantea en cambio el
problema de la codificación de la iconografía del sueño y de su evolución a lo
largo de cinco siglos de historia del arte. La joven estudiosa bergamasca recupera
una serie de constantes problemáticas en la representación de la figura onírica;
primera entre todas, la cuestión de la representación figurativa de un visible otro,
trascendente, ultraterreno que, en tiempos modernos, será sustituido por la
interioridad del sujeto. La puesta en discusión del concepto de visible es
acompañada por uno de los nudos fundamentales en la representación pictórica
del sueño: el articulado proceso de figuración y desfiguración, tendiente a
reproducir la complejidad de las estratificaciones y sugerencias propia de lo
onírico, que llevará en la pintura abstracta a la más osada disolución del
sujeto/objeto.
Reflexiones específicas sobre la naturaleza del sujeto en el sueño, la lógica
onírica y la posibilidad de interpretación del sueño son formuladas en la cuarta
sección del volumen, formada por los ensayos de Emilio Garroni, Giovanni
Bottiroli e Jacqueline Amad Meheler, de orientación más estrictamente teórica e
psicoanalítica.
La propuesta de Garroni pone en relación dos núcleos teóricos
problemáticos: la duplicidad -sólo aparente- de mente y cuerpo, y la naturaleza
de las imágenes oníricas respecto de aquellas de la vigilia. El autor evidencia
cómo en la imagen onírica dicha duplicidad es invertida en favor de la mente
«como si (os cuerpos ya no existieran y existiera sólo una mente casi autónoma
constituida por imágenes y [...] por todos los correlatos operativos, lingüísticos,
intelectuales» (p. 131) reproduciendo sin embargo «en modo subterráneo y
silencioso» esta duplicidad conflictiva. Garroni reconduce la naturaleza de las
imágenes oníricas a aquella de la vigilia, rechazando su irreducibilidad. La
imagen del sueño, de hecho, no haría otra cosa que exasperar el margen de
indeterminación poseído aun por las imágenes de la vigilia, corroyendo la
capacidad de interpretación, siempre alerta, en cambio, en la percepción de la
realidad de la experiencia.
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En «Una 'truccata espressione della veri ta': il confusivo superiore ed


inferiore», de Giovanni Bottiroli, se ponen en relación la definición nietzscheana
de poesía como «no disfrazada expresión de la verdad (ungeschminkte Ausdruck
der Wahrhek)», con la noción de pensamiento «confusivo», como elaborado por
Freud y sucesivamente por Lacan. Frente al «confusivo» inferior, la lógica del
sueño sería entonces un ejemplo magistral de «confusivo» superior, donde el out
aut de la lógica separativa, distintiva de la vigilia, sería acompañado o sustituido
por el etác la conjuntiva. Lo que permitiría distinguir el «confusivo» inferior -o
sea el simple error, el banal juego de palabras— del superior -propio del
humorismo— sería la búsqueda constante de producción de sentido.
Jacqueline Amati Meheler en cambio, en «Sogni: ieri e oggi nella prospettiva
freudiana», además de ilustrar el complejo proceso de interpretación del sueño a
través de la libre asociación, se preocupa por aclarar su génesis, considerando
aquella que es/ considerando también la base fisiológica del sueño. La
interpretación freudiana es así integrada con los más recientes descubrimientos
de la neurología que permiten comprender de modo global el fenómeno del
sueño.
La quinta y última sección es aquella que reúne una verdadera «antología
personal de sueños», propuesta por Simona Argentieri, Giuseppe Dierna,
Rosalba Campra, Mariagrazia Meriggi y Corrado Bologna. Se trata de libres
errancias a través de los senderos de las lecturas y la memoria, un heterogéneo
«repertorio de sueños», donde se puede transitar por los sueños literarios,
\ históricos, cinematográficos, pictóricos de Goya y Piero della Francesca,
Cortázar e Wu Ch'êng-êng, Dostojevski y Savinio. . . cada uno vuelve a encender
el deseo de penetrar en las profundidades brumosas, tenazmente mas
seguramente insondables, del sueño.
Una vez cerrado el volumen se revela entonces el sentido de la tapa, que
constituye ya de por sí un metadiscurso de Rodríguez Amaya sobre el sueño: el
anónimo Per un sogno del lettore se halla en la onírica ciudad de Cochitleuacán,
de la palabra náhuatl cochitleua, «ver en sueño», en Yucatán: como en el sueño,
se realiza la superposición de espacios no reales, siendo el náhuatl la lengua del
México central y no de la península de Yucatán. Las dos tonalidades de amarillo
sobre blanco que la tapa ofrece al lector son casi imperceptibles y huidizas, como
los sueños al despertar, al igual que el texto «ausente» del mismo Rodríguez
Amaya «SulPimpossibilità di trattenere i sogni», que juega con la naturaleza de la
imposibilidad de aferrar el sueño: resulta imposible fijarlos hasta en las páginas
de este libro...
Anna BOCCUTI
Università di Roma III

Miguel G. RODRIGUEZ LOZANO, Enrique FLORES (editores).- Bang!


Bang! Pesquisas sobre narrativa policiaca mexicana.- México, UNAM, Instituto de
Investigaciones Filológicas, 2005.- 182 p.
Nous ne pouvons que saluer la coïncidence qui, alors même que nous
mettions en chantier notre dossier sur le polar hispano-américain, nous a apporté
ce recueil d'études de nos collègues mexicains. Nous sommes donc conviés à un
premier éclairage sur une production littéraire trop longtemps et trop souvent
encore « déclassée » et ignorée des analyses universitaires. On constate

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