Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
D
O
C
T
R
I
N
A
Doctrina
jurisprudencial
reciente sobre el
error de abogado
Joaquim Martí Martí
Abogado. Profesor consultor en la Universitat
Oberta de Catalunya
WWW.ASOCIACIONABOGADOSRCS.ORG
24
D
y equitativa sobre los supuestos en los que
O procede la estimación del error de abogado y,
C lo que es más importante, los criterios para la
cuantificación de la indemnización.
T
I.- Introducción
R
Hemos de tener muy presente que al abo-
I gado se le impone el deber y la obligación de la
diligencia profesional. Según tiene establecido
N el Alto Tribunal en la sentencia de 4 de febre-
ro de 1992, «las normas del Estatuto General de
A la Abogacía imponen al abogado actuar con
diligencia, cuya exigencia debe ser mayor que
la propia de un padre de familia dados los cá-
nones profesionales recogidos en su Estatuto.
Cuando una persona sin formación jurídica ha
de relacionarse con los Tribunales de Justicia, se
enfrenta con una compleja realidad, por lo que
la elección de un abogado constituye el inicio
de una relación contractual basada en la con-
fianza, y de aquí, que se le exija, con indepen-
dencia de sus conocimientos o del acierto en
los planteamientos, diligencia, mayor aún que la
del padre de familia».
Para el caso del abogado, el cumplimiento Esta vendría a ser una definición del de-
del contrato supone que éste haya utilizado con ber del abogado en el contrato de prestación
pericia todos sus conocimientos en los proce- de servicios. El Tribunal Supremo, en senten-
sos, vías, instancias y trámites que se hayan sus- cia de 8 de abril de 2003, define claramente la
tanciado hasta la completa resolución del en- atribución de la función del abogado como la
cargo. Otra cosa será la resolución final de ese propia de elección del mejor medio procesal en
encargo. Si la resolución última viene de otro defensa de la situación de su cliente, sin que
órgano, difícilmente se le podrá exigir responsa- deba responder de la decisión final del órgano
bilidad al abogado en relación al sentido final de judicial si ésta no se ve condicionada por una
esa resolución. Eso sí, habrá de haberse llega- mala elección del procedimiento por parte del
do a esa resolución con el procedimiento más abogado.
WWW.ASOCIACIONABOGADOSRCS.ORG
26
D
En realidad, el dilema de si la indemnización Para esa línea jurisprudencial, citando las
O ha de ser o no igual a la suma que podría ha- SSTS de 23 de diciembre de 1992, la de 25 de
C berse reclamado con cierto éxito y que no pudo junio de 1998 y la de 14 de mayo de 1999, se ha
serlo por la negligencia del profesional jurídico, de exponer que el quebranto se ha de centrar
T enfrenta dos posturas, cada una de las cuales en ese haz vaporoso que es el daño moral, pues
tiene aspectos positivos y negativos. lo que no se puede pretender es situarnos en el
R lugar propio de los juicios, pero en esferas ju-
De un lado, puede decirse que, frente a la rídicas aquí no adecuadas (apropiadas), con el
I falta de pautas valorativas, el criterio de la equi- fin de colegir (entramos en el campo de las con-
valencia entre la suma cuya obtención se vio jeturas), cual hubiese podido ser el resultado de
N frustrada (o la valoración del derecho de que se la sentencia (en caso de haber mediado recurso
trate) es, para un sector jurisprudencial, el cri- de apelación) si estimatorio o desestimatorio
A terio más adecuado de ponderación del daño, de las pretensiones del hoy demandante.
al establecer una relación entre el valor del ob-
jetivo que no pudo alcanzarse por la culpa del Dicha indemnización se establece por los
profesional y el de la frustración de no haberlo órganos jurisdiccionales, de manera equilibrada,
obtenido. en un importe alzado.
Para este mismo sector jurisprudencial, La casuística que resuelve en este sentido,
puede enfocarse el tema desde la perspectiva condena al pago de una suma alzada por «daño
de que aquel objetivo, el petitum del pleito per- moral» y entre éstas se encuentran la STS de 20
dido o que ni siquiera pudo iniciarse, constituye de mayo de 1996 –por privación del derecho al
en términos jurídicos el lucro cesante, la ganan- recurso que tenía a su favor la parte demandan-
cia dejada de obtener que es digna de indemni- te–; 11 de noviembre de 1997 –por verse privado
zación según el art. 1.106 CC. del derecho a que las demandas fueran estudia-
das por el Tribunal de Apelación y, en su caso,
En contra de esta postura, está la línea ju- por el Tribunal Supremo–; 25 de junio de 1998
risprudencial que proclama que no debe esta- –derivado del derecho a acceder a los recursos,
blecerse tal paralelismo, o efecto mimético, por o a la tutela judicial efectiva–; 14 de mayo de
cuanto el triunfo en el pleito de que se trate no 1999; y la SAP de Castellón de 9 de septiem-
pasaba de ser una posibilidad que ya nunca po- bre de 1998, que condena al pago de la suma
drá verificarse. Además, lo que en principio es de 5.000.000 de las antiguas pesetas, por dejar
una contrariedad para el cliente perjudicado, prescribir la demanda de reclamación civil en
podría convertirse en un semillero de ventajas, auto de cuantía máxima por fallecimiento.
pues siempre le resultaría más fácil demandar
al profesional del Derecho achacándole negli- IV. Segundo criterio: La cuantificación como
gencia en la llevanza de su asunto, de suerte daño material
que por esta vía obtendría la plena satisfacción
de su pretensión de manera relativamente fá- A nuestro entender, a partir del año 2000, si
cil y en un pleito sobre responsabilidad civil en bien existían ejemplos anteriores de daño material
el que no cabría la oposición de aquél contra (sentencias TS, entre otras, 17 de noviembre de
quien debería haber esgrimido su pretensión en 1995, 20 de mayo y 16 de diciembre de 1996, 28 de
el proceso llevado descuidadamente por el abo- enero, 24 de septiembre y 3 de octubre de 1998),
gado y en el que, en realidad, no se estudiaría a la cuantificación del daño en la pérdida material,
fondo la virtualidad de aquel derecho. se va imponiendo al ir permitiendo los Tribunales
tener en cuenta para su fijación la doctrina de la
III. Primer criterio jurisprudencial: La cuantifi- posibilidad de éxito del recurso frustrado.
cación como daño moral
En una «atrevida sentencia» de la Audien-
En una primera fase jurisprudencial el TS se cia Provincial de Barcelona, Sección 11.ª, de 6 de
negaba a ni siquiera plantearse esa pregunta, septiembre de 2001, la Sala cuantifica el daño
contestando siempre que se entraba en el te- como moral, dando por sentado que la indem-
rreno de las «conjeturas», y en base a ello, las in- nización no puede consistir en lo que los acto-
demnizaciones consistían en importes alzados, res hubieran podido percibir en el juicio deter-
derivados de la condena al daño moral. minante, pero resuelve que el profesional «con
el incumplimiento culpable de su obligación ha
Se apuntan a esta línea jurisprudencial las impedido la posibilidad de conseguirla, con lo
SsTS 20 de mayo de 1996, 16 de diciembre de que además ha vulnerado el derecho del per-
1996, y 28 de enero de 1998. judicado a la tutela judicial efectiva, siendo co-
WWW.ASOCIACIONABOGADOSRCS.ORG
28
D
A esta tendencia inicia su firme andadura la
O doctrina del TS, en sentencias de 15 de febrero, 18
C y 23 de julio, 22 y 23 de octubre de 2008.
WWW.ASOCIACIONABOGADOSRCS.ORG
30
D
La Audiencia Provincial confirma el fallo en cialmente, bajo la vestidura de unos y otros
O su integridad. conceptos, las posibilidades de éxito de las
C actuaciones frustradas por la negligencia del
Pues bien, para el TS no hubo despropor- abogado, por lo que el TS confirma la condena
T ción entre el daño patrimonial sufrido y la in- al daño moral y a la cuantificación de los Tribu-
demnización fijada teniendo en cuenta las pro- nales inferiores.
R babilidades de éxito de la acción de responsabi-
lidad no ejercitada. Es decir, es correcta la apli- El TS fija como doctrina jurisprudencial
I cación del daño moral en base a la certidumbre que la indemnización debe ser equivalente al
en la probabilidad del resultado. daño sufrido o proporcional a la pérdida de
N oportunidades. No es necesario que se de-
Para el TS, en aplicación de esta doctrina, la muestre la existencia de una relación de cer-
A controversia aquí suscitada debe resolverse en teza absoluta sobre la influencia causal en el
los términos en que lo hizo en un caso semejan- resultado del proceso del incumplimiento de
te la STS de 9 de marzo de 2011. sus obligaciones por parte del abogado. No
puede, sin embargo, reconocerse la existen-
En efecto, para el TS ahora, como enton- cia de responsabilidad cuando no logre pro-
ces (STS 9 de marzo de 2011), resultaría aten- barse que la defectuosa actuación por parte
dible en abstracto la afirmación del recurrente del abogado al menos disminuyó en un gra-
en el sentido de que la sentencia de apela- do apreciable las oportunidades de éxito de la
ción limita –indebidamente– la indemnización acción. En caso de concurrir esta disminución
por la negligencia profesional del abogado al podrá graduarse su responsabilidad según la
daño moral cuando la jurisprudencia reconoce proporción en que pueda fijarse la probabili-
la indemnización del daño moral –solo cuando dad de contribución causal de la conducta del
este resulta acreditado de modo específico, y abogado al fracaso de la acción.
no por la simple frustración de una acción ju-
dicial– y del daño material con base en la doc- VII. Conclusión
trina de la posibilidad de éxito de la acción
frustrada. Esta es, ahora sí, y a nuestro entender, la
doctrina jurisprudencial más próxima a la obje-
Sin embargo, para el Alto Tribunal, esta cir- tividad y al justo equilibrio entre la pretensión
cunstancia no es bastante para estimar el re- indemnizatoria de todo aquel que ha sufrido un
curso, ni para atender la petición de que la in- daño, y la posición del profesional que está su-
demnización resulte incrementada pues, como jeto a una lex artis en su profesión y no a una
acontecía en el supuesto analizado por la men- obligación de resarcimiento ante toda preten-
cionada sentencia, aunque la de apelación ca- sión frustrada.
lifica como daño moral el perjuicio padecido
por D. Pedro Antonio, no puede aceptarse que Al médico no se le hace responder ante
la AP no haya tenido en cuenta la pérdida de todo resultado inesperado o ante todo fatal re-
oportunidades de obtener un beneficio patri- sultado, sólo responde si ante ese resultado no
monial. Antes bien, la sentencia de apelación deseado ha participado el médico con la ausen-
sigue los criterios de la sentencia de primera cia de una conducta profesional que responde a
instancia y valora, entre otros extremos, la in- lo objetivamente exigible.
cidencia causal del propio comportamiento
negligente de la víctima, que según el atesta- Lo mismo ocurre con el arquitecto y apare-
do policial circulaba a una velocidad excesiva jador, como intervinientes en el proceso cons-
y además se disponía a realizar un giro en di- tructivo.
rección contraria, así como la circunstancia de
que el obstáculo en la calzada había sido colo- Ahora es el abogado el que puede conocer
cado por un tercero. el alcance y contenido de su responsabilidad,
situada en una posición muy distante de los ex-
En consecuencia, para el TS, aunque sean tremos del péndulo a la que la habían colocado.
discutibles los argumentos utilizados por la
sentencia sobre la calificación del daño, no se Con esta doctrina, la carga de la prueba co-
advierte que se haya incurrido en una notoria rresponde al cliente, que debe probar la situa-
desproporción entre el daño patrimonial sufri- ción en la que se encontraba en el proceso en
do por el recurrente y la indemnización fijada que se produjo el error, y a resultas de esa acre-
con arreglo a las circunstancias del caso que ditación, se fijará por los Tribunales la cuantía
se han tenido por acreditadas, valorando esen- de la indemnización.