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INTRODUCCION
La República Argentina, está atravesando una etapa de alto crecimiento, impulsado por una
demanda agregada dinámica, en un contexto de expansión del empleo y por ende de la masa de
salarios, con un fuerte impulso del valor de las exportaciones tradicionales (bienes primarios y MOA) y,
en menor medida, de las MOI. También se experimentó un aumento de la producción manufacturera y
creció en cierta proporción la sustitución de importaciones, dada la devaluación de la moneda nacional
luego del default de 2001. Asimismo, se recuperó el nivel medio de inversión bruta interna –muy
disminuido luego de la recesión y crisis de fines de los ’90- y hubo una ampliación del gasto público, con
una impronta en éste último del gasto social.
1
Este proceso económico ha sido denominado “modelo productivo” y plantea esencialmente la
recuperación de la actividad de los sectores productores de bienes y entre ellos, los de la industria. La
producción de este sector había sido reducida muy significativamente -afectando, en particular, a las
ramas existentes de bienes de capital y varios bienes intermedios- durante la última década del siglo XX,
en la cual la apertura de la economía, la liberalización financiera y la vigencia de un tipo de cambio real
bajo, impulsaron la sustitución de la producción doméstica de bienes manufacturados por la
importación.
2
Los economistas ortodoxos coinciden en señalar la correlación entre esta bonanza económica
y el aumento del precio internacional de los “commodities”, enfatizando de tal modo las condiciones
favorables de la demanda externa y quitándole la debida significación al comportamiento dinamizador
de otras variables macroeconómicas domésticas. En cambio, señalan varios puntos débiles en la
situación económica y en las políticas aplicadas, a saber: una inflación que ha venido creciendo desde un
10 % anual, en los primeros años del modelo, a un 23 % anual, en 2010, según las estimaciones privadas;
una insuficiencia en la oferta energética que genera frecuentes racionamientos y cortes; la existencia de
elevados subsidios que recargan el gasto y controles de precios que desestimularían la inversión, la
persistencia de núcleos significativos de pobreza e indigencia y la escasa mejoría en la distribución del
ingreso.
3
Sin embargo, a pesar de las variadas críticas al modelo , los resultados macroeconómicos
obtenidos (crecimiento sostenido, reducción de la carga de la deuda y del desempleo, superávit fiscal y
externo continuados, etc.) permitirían caracterizarlo como exitoso, aunque esto no justifica desestimar
sus debilidades.
En esta ponencia se realiza un análisis del “modelo productivo” a los efectos de identificar sus
fortalezas y limitaciones. Se hace especial hincapié en el abordaje de la aceleración de la inflación, uno
de los problemas que suscita fuertes críticas por parte de los detractores del modelo.
Respecto de dicho problema, se considerará la hipótesis de una tasa media de inversión menos
dinámica de lo necesario así como su composición. Este comportamiento incide en la perpetuación de
cuellos de botella ya existentes y en la creación de otros, debido a una composición inadecuada de la
inversión respecto de una demanda creciente.
1
Comenzó en 2003 con la llegada al poder de Néstor Kirchner y se continúa con la presidencia de su mujer Cristina
Fernández de Kirchner.
2
Así como no pocos analistas alineados con la oposición política.
3
Una parte de las cuales es recogida por varios medios masivos de comunicación, configurando el concepto de
“mala prensa” del modelo.
1
También, se evaluará la incidencia de la hipótesis del conflicto distributivo en la aceleración de
la inflación. Este conflicto estuvo ausente, hasta el año 2006, debido a las adversas consecuencias de las
políticas adoptadas en los 90 y al retroceso reivindicativo de los sectores del trabajo, agudizado por las
crisis que afectaron a la economía argentina hasta principios de este siglo.
Respecto de la aceleración del gasto público, se intentará demostrar la inconsistencia inter-
temporal de las políticas de abaratamiento de la fuerza de trabajo vía los subsidios a algunos bienes y
especialmente, al consumo de ciertos servicios. Esta política implica, por una parte, destinar para este
fin una magnitud muy importante de recursos, lo cual podría resultar imposible de sostener debido a su
dinámica creciente.
Por otra parte, la posibilidad de realizar una política de estímulo basada, en buena medida, en
las retenciones al agro, no debería considerarse como sostenible en el tiempo. Teniendo en cuenta que
las retenciones son tributos no necesariamente permanentes, deberían utilizarse, preferiblemente, para
implementar una política de promoción de tipo focalizada. Y dirigida a aquellos sectores que permitan,
en el futuro, ampliar la gama de las exportaciones. La recurrente restricción externa que en el pasado
frustró varios procesos incipientes de crecimiento, podría reaparecer, probablemente, en el mediano
plazo cuando el sistema económico mundial logre redirigir la masa de fondos destinada a la adquisición
de “commodities”. Si así sucediera, volvería a plantearse, por ende, algún problema asociado a una
modificación adversa de la demanda externa (manifestada, por ejemplo en términos de intercambio
desfavorables).
Es en este contexto que se manifiesta una de las limitaciones más importantes del modelo y es
la falta de un plan de promoción de la diversificación productiva, sectores industriales con capacidad
exportadora, etc. Para poder diseñar e implementar estas políticas sería necesario poner en discusión el
perfil productivo deseable y su viabilidad económica y política, temas que en la vorágine de la coyuntura
no están siendo discutidos con la amplitud y la seriedad que el tema requiere.
Los temas planteados se abordarán a partir de un enfoque analítico e intentando aportar
evidencias a partir de la presentación de datos empíricos que apoyen las conclusiones del análisis. Se
realizará, también, una revisión de la bibliografía reciente referida a la temática abordada.
2
Este incremento tuvo que ver con la introducción de tecnologías avanzadas y capital en el agro, el
consiguiente aumento de la productividad de la tierra y del trabajo y también, con una modificación de
las áreas dedicadas a la producción de los diversos bienes agropecuarios. Estas modificaciones afectaron
negativamente el abastecimiento de diversos bienes alimenticios de consumo difundido, como la carne
4
vacuna .
GRAFICO 1
430,0
410,0
390,0
370,0
350,0
330,0
310,0
290,0
270,0
250,0
230,0
210,0
I-93
I-94
I-95
I-96
I-97
I-98
I-99
I-00
I-01
I-02
I-03
I-04
I-05
I-06
I-07
I-08
I-09
I-10
III-93
III-94
III-95
III-96
III-97
III-98
III-99
III-00
III-01
III-02
III-03
III-04
III-05
III-06
III-07
III-08
III-09
III-10
Trimestre
a precios constantes de 1993 serie desestacionalizada
Fuente: INDEC
Tal crecimiento de las cantidades producidas en el sector agropecuario fue acompañado por
5
dos características: una, la concentración de la producción en las grandes propiedades ; la otra, la
sustitución de trabajo por capital-tecnología. Hubo, así, un fuerte incremento de los ingresos sectoriales
6
que tendieron a concentrarse en una porción relativamente reducida de propietarios . Este
comportamiento contribuyó a la permanencia del patrón distributivo regresivo ya establecido a fines de
siglo pasado.
El otro sector productor de bienes que mostró un nítido crecimiento de la producción fue la
industria manufacturera. La salida de la crisis 2001-2002 fue rápida dado que la elevada capacidad
ociosa sectorial permitió tasas de crecimiento muy altas (14,3% en promedio considerando cinco
trimestres desde I-03 a I-04). En los trimestres siguientes se logró una tasa media de aumento menor
que la anterior aunque igualmente elevada (8% entre IV-04 y IV- 07) En su conjunto, la industria
manufacturera aumentó su producción en un 64% entre 2002 y 2007 y en 16 puntos porcentuales más
entre 2007 y 2010 (totalizando un 90% en ocho años).
4
La oferta de carne vacuna se restringió debido, en no poca significación, al corrimiento de una parte de la
producción ganadera desde zonas destacadas de la pampa húmeda hacia los márgenes de ésta. Luego, el consumo
de carne se redujo debido al alto precio alcanzado por el producto.
5
Estas resultaron “ampliadas” por la modalidad del arrendamiento y las nuevas formas de explotación (por ej. los
“pool” de siembra) asociadas en buena medida a los cambios tecnológicos (la siembra directa y la biotecnología en
el caso de la soja) y la capitalización del sector. Así, se estima que alrededor de 2.500 unidades productivas son
responsables del 60% de la producción de soja. Si se le suma el resto de los granos, puede concluirse que cerca del
80% de la producción de cereales se concentra en menos de 5.000 unidades productivas.
6
Aunque el arrendamiento favoreció a propietarios medianos y algunos pequeños, ello no alteró demasiado este
panorama.
3
Con esto, el PBI Manufacturero per capita se ubicó algo por encima de la media registrada en
7
1975 Si se comparan el PBI manufacturero per capita de 1975 y 1997, dejando de lado los valores
afectados por la prolongada recesión de fines de la década del 90 y la aplastada cifra de la crisis de
2001-2002, se observa que tuvo lugar una caída del orden del 17,6%, lo cual refleja el efecto conocido
como des-industrialización de los ‘90.
Cuadro: Variaciones del PBI y de la producción manufacturera
En números índice. Año 1994 = 100
AÑO INDICES
PBI PBI Manuf. PBI PC PBI Manuf PC
1975 73 91 97 122
1994 100 100 100 100
1997 111 108 107 100
2002 94 80 86 74
2007 143 131 125 115
2010 169 152 141,6 127
Fuente: Elaboración propia sobre la base de BCRA, INDEC y O. J. Ferreres
7
En este año tuvo lugar el movimiento tipo bisagra en la realidad económico-social argentina; desde entonces se
produciría un cambio que en varios aspectos fue sustancial, generando una degradación en las condiciones de
bienestar de núcleos importantes de la población argentina.
8
En otras palabras, comenzó a colisionar con obstáculos por el lado de la oferta, vinculados a las deficiencias
estructurales que configuran la matriz productiva del país.
4
Adm. Pub. 14004 16133,8 16.758,0 17609 1,94 3,00 26,10
Enseñanza 22.400 26.996 28.223,0 29.426 4,18 5,91 36,90
Otros servicios 13960 20054 21296,0 22114 5,54 5,98 25,09
PBI p.prod. 235.236 359.170 383.444 386.704 100,00 100,00 100,00
Fuente: Elaborado sobre la base de INDEC, Cuentas Nacionales.
El proceso de reindustrialización encierra varios aspectos a destacar. Por una parte, aparece su
impacto sobre el producto total; por otra, está la composición de la producción manufacturera y su
dinámica; y luego, el rendimiento medio del trabajo sectorial y su evolución.
En cuanto a su contribución al crecimiento nacional, fue el mayor entre los sectores
productores de bienes (explicó casi el 21% del incremento del PBI entre 2002 y 2007 y el 13% en el
2008). Hubo un acrecentamiento de la producción de las actividades estrechamente vinculadas al sector
primario (las MOA), también un aumento de las ramas de las MOI que habían logrado sobrevivir al
proceso de “reformas estructurales” implementadas en los ’90 y por último, la reaparición de
subsectores de la producción que no resistieron la apertura comercial de los 90 y que disminuyeron al
mínimo su producción o bien, procedieron a cerrar sus establecimientos.
9
Si bien el ritmo de crecimiento de tales agrupamientos fue diverso , lo cual no plantearía
peculiaridades significativas, debe destacarse la existencia de diferencias notorias respecto al grado de
desarrollo de tales actividades y el agrandamiento de las brechas entre los valores medios de
productividad de unos y otros respecto a la media sectorial.
Cuadro 3: Industria Manufacturera
Indices : Productividad Horaria del Trabajo (IPHT) Indice de Obreros Ocupados en la Industria (IOO)
9
“En un principio, las ramas productivas que reaccionaron con mayor impulso fueron las que ya estaban claramente
orientadas al mercado exterior... se trató, en general, de ramas productoras de insumos intermedios de uso
difundido, en algunos casos ayudadas además por buenos precios internacionales (aceites, metales básicos,
combustibles, cueros). Dada la posibilidad de colocar sus saldos exportables en el exterior, estos rubros intensivos
en el uso de capital no sólo fueron los que menos cayeron durante la recesión, sino también los que más rápido se
recuperaron. En otro momento del mismo período, el mayor dinamismo lo tuvieron ciertas ramas orientadas al
mercado interno que habían sufrido una intensa competencia de la importación durante los últimos años de la
convertibilidad, destacándose entre otras la industria textil y la metalmecánica”. CEP, La industria argentina.
Balance 2003-2007.
5
Este incremento de la productividad se logró aún con el aumento del empleo del conjunto de
las actividades manufactureras (Cuadro 3). Pero, la descomposición por grandes ramas revela
diferencias muy marcadas del rendimiento del trabajo. Esto indica la existencia de heterogeneidad en
las condiciones de la producción de las diversas ramas integrantes del sector. Esta característica no se
circunscribe al sector industrial sino que se aprecia en el conjunto de las actividades productoras de la
economía, constituyendo una de las condiciones estructurales típicas del menor grado de desarrollo
económico.
10
Debe tomarse en cuenta que el cómputo de la Inversión Bruta Interna incorpora a la construcción civil junto con
el título Equipo Durable (compuesto por Maquinaria y equipos y Material de Transporte).
11
Toda la costa bonaerense (Mar del Plata, Pinamar, etc.) y Punta del Este en Uruguay.
6
LA EVOLUCIÓN DEL EMPLEO
La tasa de desempleo adquirió niveles altos (dos dígitos) a lo largo de los ’90; en 1994 la tasa de
desempleo ascendía al 13,3%, elevándose al 19,8% como consecuencia de la retracción ocasionada por
la crisis Tekila. Si bien hubo una recuperación en los dos años siguientes, en 2002 se alcanzó un nuevo
récord, generándose una tasa de desempleo abierto cercana al 23%, lo cual significaba que, por lo
menos, 3,8 millones de personas estuvieran buscando emplearse sin conseguirlo.
La recuperación del nivel de empleo constituye una característica distintiva de la
macroeconomía posterior a la crisis. La tasa de desempleo se redujo en forma sustancial durante la
primera década del siglo, de tal modo que en 2010 se estima que estuvo en el 7,6% de la PEA. Cabe
destacar, entonces, la fuerte diferencia entre las dos últimas décadas respecto a la incorporación de
trabajadores a la producción: en los ’90, a un crecimiento del PBI del orden del 49%, le correspondió un
aumento del personal empleado del 19% mientras que en los ocho años de la primera década del siglo
XXI, este guarismo fue del 48%, siendo el incremento del PBI del 77%.
Cuadro 5: Variación del PBI y de la PEA ocupada
Entre los años extremos de los períodos indicados
LA EVOLUCIÓN DE LA INVERSIÓN
Otro aspecto importante es la inversión. Una mirada al comportamiento de la tasa de inversión
de la economía argentina en la segunda mitad del siglo pasado (Gráfico 2), permite distinguir dos
subperíodos: el que se extiende desde 1950 hasta fines de los ’70 y el que abarca las dos últimas
décadas de dicho siglo. En el primero, se detecta una tendencia resueltamente creciente del coeficiente
medio de inversión mientras que en el segundo tiene lugar un marcado decrecimiento relativo de la
inversión (a lo largo de los ’80) y luego, en los ’90, aparece una recuperación tímida.
Así, es predominante el número de años en los que el coeficiente se ubica por debajo de la
media en la última década del siglo, cuando se implementaron las reformas. En el nuevo siglo, la
culminación en la profunda crisis de 2001-2002 de la recesión iniciada en el tercer trimestre de 1998,
provoca caídas muy acentuadas de la tasa media de inversión (11,3% en 2002). Frente a este
antecedente, se ubica el pronunciado ascenso de la inversión desde 2003, haciendo que rápidamente
aparezcan coeficientes superiores a la media de largo plazo.
Es interesante realizar una comparación con A. Latina y con Brasil y Chile (Cuadro 7). Puede
apreciarse que en la segunda mitad de los ’70 había una aproximación entre los coeficientes de
Argentina y los otros países latinoamericanos, siendo Chile el caso de una economía con una tasa de
inversión bastante menor. En cambio, en los ’80 tiene lugar una igualación de los coeficientes medios de
la región, ubicándose Argentina por debajo de ellos. La crisis que afectó en general a AL en esa década,
se tradujo en un descenso de la inversión media (salvo en Chile en donde tuvo lugar un aumento); sin
embargo, la reacción favorable acaecida durante los ’90 no logró que se restablecieran los niveles de
inversión media de los ’70, a excepción del caso chileno. Argentina fue la economía que experimento el
12
Se ha estimado que la caída del empleo completo industrial representó 3,88 puntos de los 5,86 correspondientes
al total pertinente observado en la RMBA entre 1990 y 2001 (Damill y Frenkel, 2006).
13
Nos referimos aquí a los planes de empleo: Trabajar, Jefes y jefas de hogar, etc.
14
Según la denominación de Randall Ray,2005 Levy Institute :
15
No le atribuimos significación al efecto ocasionado por la modificación del precio relativo del trabajo pues el
efecto sustitución no constituye un factor trascendente en el corto plazo.
8
peor desempeño inversor desde 1982 apareciendo la reacción sólo después de la variación del contexto
macroeconómico doméstico e internacional desde 2003.
La explicación de tal comportamiento debe buscarse, por un lado, en las condiciones del
contexto internacional (la estanflación de los ’70 y las medidas de ajuste adoptadas en las principales
16
economías industriales avanzadas con la consiguiente reducción de los precios de los bienes primarios
y el alza de las tasas de interés, el estallido de la crisis de la deuda que afectó particularmente a las
economías en desarrollo) y por otro, en el comportamiento de las variables domésticas. Para enfrentar
la crisis de la deuda externa, en Argentina, también se adoptaron políticas económicas de ajuste aunque
a ellas se sumaron otras cuestiones particulares.
GRÁFICO 2
25,00
20,00
Porcentajes
15,00
10,00
5,00
0,00
Años
IBIF/pbi Mediana
Entre estas cabe señalar las políticas monetario-cambiarias que implicaron revalorizaciones
excesivas de la moneda nacional (la famosa “tablita” de Martinez de Hoz entre 1978 y 1982 y el Patrón
dólar vigente en los ’90) aunadas a una significativa reducción de aranceles (apertura comercial), la
16
Los EE.UU. , la OCDE y el Japón.
9
introducción de reformas financieras que terminaron acentuando las dificultades para el financiamiento
interno de las actividades productivas (la ley de entidades financieras de fines de los ’70, el
apartamiento del Estado y el cierre de la banca de desarrollo) y la fuerte fluctuación de las principales
variables macroeconómicas (generando una situación de gran volatilidad).
Sin embargo, este último aspecto encierra, en cierta medida, el problema de la mutua
influencia entre las variables inversión y renta; es decir, sobreviene la necesidad de establecer el orden
de causalidad existente entre una y otra para rastrear el origen de la fluctuación de la producción.
Entonces, la volatilidad de la inversión puede constituir, si no una causa única y eficiente, al menos un
factor al que cabría analizar, en sí mismo, cuando se alude a la variación de la renta.
Si bien el enfoque del acelerador plantea la influencia del crecimiento de la renta sobre la
inversión, cuando se encuadra el punto dentro del fenómeno del ciclo económico puede distinguirse
mejor la necesidad de entender a la inversión como una variable causante de aquél. En tal caso, el
énfasis sobre el comportamiento empresarial en relación a la inversión procuraría incursionar en las
razones de la existencia o no de innovadores en una magnitud suficiente para encausar la inversión y de
17
ello, conseguir el crecimiento o desarrollo económico .
Es posible, de todos modos, considerar que ciertas políticas y contextos macroeconómicos
confluyen en una suerte de acentuación de la incertidumbre, la que afectaría más intensamente a las
decisiones de inversión de una economía en desarrollo aunque capitalista como la argentina.
Asimismo, es preciso tomar especialmente en cuenta otros aspectos de importancia cuando se
trata de encontrar explicaciones a un comportamiento, como el señalado, de la inversión: a) el proceso
de fuerte redistribución regresiva de la renta nacional, experimentado desde mediados de los ‘70, b) la
18
creación de condiciones para el desenvolvimiento de una acendrada especulación financiera en varios
años a partir de dicha década; c) La compra de activos externos (y con menor significación el
19
atesoramiento de divisas), característica típica en la economía argentina .
Asimismo, cabe señalar que la IED no muestra niveles importantes y su aparición tiende a
inclinarse a la compra de activos existentes (el llamado cambio de mano en la propiedad de los activos
no financieros)
Gráfico 3
17
La teoría schumpeteriana del ciclo económico trata a la inversión como estrechamente asociada a la innovación.
Por ello, la crítica de Schumpeter al enfoque keynesiano de la inversión enfatiza el carácter estático de ésta y
plantea que este carácter torna totalmente imposible realizar un tratamiento convincente de la inversión. (King :
2009)
18
Se ha señalado por otra parte que varias medidas de promoción de las actividades productivas degeneraron, en el
contexto de una fuerte inestabilidad macroeconómica, en la explotación de “oportunidades” generadoras de rentas
extraordinarias y que además desalentaron las exportaciones y el entrelazamiento industrial (Aspiazu, )
19
La fuga de capitales existe desde hace muchos lustros, fluctuando y agudizándose en ciertos períodos.
10
Evolución de la Masa de Salarios y el Consumo
Privado Periodo 1950-2007
250000,0
Millones de $ 93 200000,0
150000,0
100000,0
50000,0
0,0
50
54
58
62
66
70
74
78
82
86
90
94
98
02
06
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
20
20
Años
Masa de salarios Consumo Priv
Períodos Correlación
1950-07 0,91808
1950-74 0,93546
1975-88 0,59703
1988-02 0,66959
2002-07 0,94935
Fuente: Elaboración propia sobre la base de BCRA (1974, 1986) e INDEC Cuentas Nacionales
Tanto las políticas económicas del período 1976-82 como las del período de reformas de los 90
provocaron un descenso del salario real respecto a 1974, decreciendo también la masa de salarios, lo
cual repercutió en la distribución funcional del ingreso, modificándola notoriamente de forma regresiva
(Ver Gráficos 3 y 4). A su vez, durante los ’90, el alto desempleo se nutrió en una parte no despreciable
por los despedidos de la industria manufacturera reestructurada y de los sectores rurales y poblaciones
del interior del país, a lo cual se sumó la privatización de los monopolios estatales, con efectos
depresores sobre el nivel de empleo y la política de “flexibilización” laboral o de desregulación del
mercado de trabajo generadora de empequeñecimiento salarial. La pobreza y la indigencia se hicieron,
así, presentes como un problema de significación cuantitativa, el cual había estado ausente,
prácticamente, en el modelo ISI. Todo ello provocó la declinación del factor que otrora sustentara el
consumo y que ahora reconocería, en su raíz, elementos de carácter estructural.
Debe señalarse que la expansión del consumo, en los ’90, si bien se apoyó en la demanda de los
grupos de alta renta también recibió, en buena medida, el efecto de la ampliación del crédito personal
20
cuya fuente eran los préstamos bancarios . Así, cuando se resquebrajaron las columnas que sostenían
al esquema monetario-financiero de la convertibilidad, la repercusión de la reducción del crédito sobre
el consumo fue nítida y puso en evidencia la base debilitada de aquél.
20
La parte principal de este crédito fue usufructuado por los sectores de ingresos medios.
11
Salarios en PBIcf Período 1950-2005
0,6
0,5
0,4
Participación
0,3
0,2
0,1
0
50
54
58
62
66
70
74
78
82
86
90
94
98
02
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
20
Años
Salarios en PBIcf
Fuente : Elaboración propia con datos de BCRA(1974; 1986) INDEC, Cuentas Nacionales
y CEPED-FCE-UBA.
Por otro lado, el fomento del endeudamiento externo entre 1978 y 1982 y luego, en la segunda
mitad de los ’90, chocaron con la generalizada crisis de la deuda de principios de los ’80 y con el cierre
de las fuentes de financiamiento, después. En ambos casos se desembocó, finalmente, en políticas de
restricción del gasto público a fin de sostener el pago de los servicios de la deuda.
Todo ello había generado estancamiento cuando no empequeñecimiento y fragilidad de la
demanda agregada, la que no pudo ser neutralizada por el crecimiento de las exportaciones (Gráfico 5).
Esto tuvo una repercusión desfavorable sobre las expectativas de inversión al introducir un factor de
achicamiento de la economía doméstica.
A partir de la salida de la convertibilidad, la imperiosa necesidad de enfrentar la crisis de 2001-
2002 obligó a implementar políticas para revertir la situación de desempleo, reinstaurar las condiciones
para modificar las pautas salariales, reducir el nivel del gasto dedicado a los servicios de la deuda
21
pública , ampliar el gasto social de emergencia y acrecentar la muy reducida inversión pública. Esto se
sumó a la mencionada modificación del sistema monetario-cambiario con la consiguiente suba del tipo
de cambio nominal. Todo ello, como se dijo más arriba, apuntó a un fortalecimiento de la demanda
agregada doméstica que confluyó con el dinamismo de la demanda externa dirigido hacia los bienes de
producción tradicional de Argentina. La tasa de inversión comenzó a recuperarse, ascendiendo con
bastante rapidez y alcanzando, en promedio, un 20,3% del PBI entre 2003 y 2010.
Gráfico 5
21
Merced al default y la reestructuración de la deuda externa, lo cual coincidió con un descenso de las tasas de
interés vigentes en los centros financieros internacionales .
12
Demanda Agregada e IBIF EN ÍNDICES 1950=100
900,0
800,0
700,0
600,0
Indices
500,0
400,0
300,0
200,0
100,0
0,0
1950
1953
1956
1959
1962
1965
1968
1971
1974
1977
1980
1983
1986
1989
1992
1995
1998
2001
2004
2007
2010
Años
Demanda Agregada IBIF
Fuente: Elaboración propia sobre la base de BCRA (1974, 1986) e INDEC Cuentas Nacionales.
13
2002 26.533 18283,0 8249,9 68,9 31,1
2003 36.659 24674,7 11984,8 67,3 32,7
2004 49.280 31037,2 18242,3 63,0 37,0
2005 60.458 37385,7 23072,8 61,8 38,2
2006 71.438 44288,6 27149,6 62,0 38,0
2007 81.187 47899,0 33288,0 59,0 41,0
2008 88.553 49853,0 38700,0 56,30 43,7
2009 79200,0 48081,0 31446,0 60,46 39,54
2010 96409,0 51000,0 44380,0 53,97 46,03
Fuente: Elaboración propia sobre la base de INDEC Cuentas Nacionales.
22
“La existencia de capacidad de producción doméstica de medios de producción es fundamental para aliviar la
restricción externa al crecimiento en la medida en que permite el control de la propensión marginal a importar, al
igual que con el crecimiento de la tasa de inversión. Así, cuanto mayor es la proporción de los medios de producción
que ya se producen internamente, menor es la propensión marginal a importar asociada a una dada tasa de
inversión, lo que genera una considerable holgura en la situación de la balanza de pagos. ” Serrano & Medeiros
(2000)
23
Las Cuentas Nacionales no proporcionan información acerca de la distribución sectorial de la IBIF, razón por la
cual es necesario realizar estimaciones indirectas de este concepto.
14
2001 100,0 48,59 51,41 100,0 48,10 51,90
2002 100,0 71,79 28,21 100,0 75,84 24,16
2003 100,0 60,67 39,33 100,0 62,90 37,10
2004 100,0 48,92 51,08 100,0 52,64 47,36
2005 100,0 45,27 54,73 100,0 48,46 51,54
2006 100,0 43,14 56,86 100,0 45,14 54,86
2007 100,0 39,70 60,30 100,0 41,24 58,76
2008 100,0 36,04 63,96 100,0 38,41 61,59
2009 100,0 41,36 58,64 100,0 43,89 56,11
2010 100,0 35,29 64,71 s. d.
Fuente: Elaborado sobre la base de INDEC, Cuentas Nacionales.
Otro aspecto relacionado con dicho progreso, imprescindible para reducir las brechas de
productividad existentes entre las diversas ramas de la producción nacional, es el gasto agregado en I+D
(Cuadro 11). Su magnitud relativa es reducida y la reactivación experimentada en la economía argentina
desde 2003 no ha conseguido todavía acrecentarlo lo suficiente como para esperar que asuma las
proporciones adecuadas.
Cuadro 11: Argentina: Gasto en R&D
Año % del PBI
2003 0,39
2004 0,41
2005 0,44
2006 0,46
2007 0,49
Fuente: CEP Ministerio de Industria de la Nación
Cuadro 12
Gasto en R&D en la industria
Año Indice 1998=100
15
1998 100
2001 121
2002 171
2003 210
2004 311
Fuente: CEP Ministerio de Industria de la Nación
24
Este total, denominado PEA ampliada, comprende a los desocupados que han dejado de buscar empleo, debido al
desaliento u otras razones próximas a esto, sin que tal conducta indique que hayan decidido permanecer ociosos.
16
TOTAL ECONOMÍA Personas %
LA REINSTAURACIÓN DE LA INFLACIÓN
La tasa de inflación de la economía argentina entre 2002 y 2010, de acuerdo a los índices
elaborados oficialmente, es de 9,33% anual. A partir del año 2007, se produjo una modificación de la
metodología de recolección y elaboración de datos relevados por el organismo oficial que dio lugar a
serias dudas respecto a la verosimilitud y validez de los índices informados. Por esta causa aparecen
estimaciones alternativas realizadas por entidades privadas. De acuerdo a éstas la tasa de inflación es
mayor que la medida por el INDEC.
Ambas estimaciones se muestran en los Cuadros 14 y 14 Bis. Así, la tasa media de alza de
precios al consumidor en el período 2007-2010 pasa a ser de 15,3% anual. Lo que está indicando esa
diferencia en las estimaciones es una aceleración más pronunciada del crecimiento medio de los precios
de la economía desde el año 2007. Luego, el impacto de la crisis económico-financiera internacional y
los efectos de una sequía bastante severa, aunado al conflicto por los impuestos al agro, determinaron
una fuerte desaceleración del crecimiento económico y también, una reducción del alza media de los
precios domésticos (2009). En 2010 se recuperó el crecimiento de la economía y tuvo lugar una nueva
aceleración del alza de precios, arrojando un índice más alto (tanto en la estimación oficial como en las
privadas).
El examen de la situación integrando en el análisis otros indicadores (producción agregada,
salarios nominales, precios al nivel minorista y mayorista, con y sin productos primarios, tipo de cambio
y nivel de empleo y desempleo) permite apreciar mejor las razones que conducen a una explicación
consistente y coherente con los hechos.
17
11,58
2005 132,17 129,56 92,7 139,3 161,15 121,92
(13,18)
2006 146,58 140,52 97,28 151 194,57 132,74 10,18 (12,0)
159,48 144,89 8,5
2007 152,68 98,6 167,31 231,07
(176,63) (130,8) (9,7)
170,96 163
2008 163,0 108,1 192,53 280.18 7,9
(218,14) (128,44)
184,13 177,56
2009 164,39 119,14 207,31 326,94 8,7
(250,86) (130,32)
204,196 202,28
2010 179,45 125,06 237,8 413,05 7,5
(312,39) (132,22)
Fuente: Elaboración propia sobre datos de INDEC y estimaciones privadas de precios al consumidor.
El tipo de cambio se calculó comparando el último día de diciembre de cada año.
El salario nominal desde 2008 corresponde al nivel general (registrado, no registrado)
Los valores entre paréntesis corresponden, para precios, a las estimaciones privadas y para desempleo, a los valores
que incluyen los planes públicos de empleo.
2002 24,3
2003 16,22 - 8,84 -6,65 19,10 21,42 4,47 4,47 22,4
2004 4,20 - 9,03 0,0 7,40 12,56 8,03 8,03 18,1
11,58
2005 9,14 - 9,18 -0,70 8,90 17,91 8,03 8,04
(13,18)
10,18
2006 10,90 - 8,46 4,94 8,40 20,74 8,87 8,87
(12,0)
2007 8,80 20,50 8,65 1,36 10,80 18,76 9,15 -1,46 8,5 (9,7)
2008 7,20 23,50 6,76 9,63 15,07 21,25 12,50 -1,80 7,9
2009 7,70 15,00 0,85 10,21 7,68 16,69 8,93 1,464 8,7
2010 10,90 24,53 9,16 4,97 14,71 26,34 13,92 1,458 7,5
Fuente: Idem cuadro inmediatamente anterior
La explicación del proceso inflacionario argentino toma en cuenta los siguientes aspectos:
1.- Aumento de los precios internacionales de los bienes primarios (alimentos y del petróleo).
Existencia de restricciones de oferta en algunos puntos estratégicos de la economía y establecimiento
de subsidios a los usuarios de servicios clave.
El ascenso de los precios internacionales de la producción primaria nacional provocó una
presión alcista del precio de los alimentos. La crisis internacional produjo una baja de precios de los
‘commodities’, pero desde la segunda mitad de 2009 éstos se recuperaron y, en varios casos, llegaron a
los niveles existentes hacia 2007. Si bien las retenciones a la exportación vigentes aminoraron el alza
doméstica, subsisten otros efectos importantes que inciden sobre los bienes-salario.
Uno, es el resultante de la reasignación espacial de la producción ganadera y de la modificación
de la rentabilidad relativa entre esta actividad y la agricultura. Otro, es el proceso de concentración de la
propiedad de la tierra, las alteraciones en el número de establecimientos y los rendimientos relativos de
la ganadería en el contexto de diversos tipos de establecimiento dedicados a tales actividades.
Estos hechos, que no se circunscriben a la primera década de este siglo, desembocaron en la
caída del stock ganadero y la consiguiente disminución de la oferta de carne vacuna. Hay así una presión
alcista sobre los precios de la carne vacuna que repercute rápidamente sobre los sustitutos más
próximos (carne porcina y aviar y pescado) y luego en diversos puntos de la cadena del consumo
alimentario (lácteos y derivados, harinas, etc.)
18
Además, debe tomarse en cuenta la relativa estrechez de la capacidad productora de rubros de
utilización bastante generalizada como los insumos energéticos –derivados del petróleo, gas y
electricidad- y la prestación de servicios directos a la producción y las familias (transporte). Este hecho
constituye un aspecto que pesa sobre los costos de las empresas incidiendo más fuertemente en el caso
25
de las que los demandan con mayor intensidad relativa .
Cabe recordar que una de las medidas adoptadas para enfrentar la crisis 2001-2002 fue la
instauración de subsidios que abarcaron a dichos servicios (dado que la devaluación del cambio habría
tenido una incidencia importante sobre sus precios, lo cual, asociado al empobrecimiento sufrido por
grandes grupos de población, significaba un peso adicional al que ya estaban soportando).
Una parte de estos subsidios fue disminuida, lo que supuso acrecentar costos (al excluir a
grandes usuarios dedicados a la producción, en el caso del servicio eléctrico y del gas así como a ciertos
grupos de consumidores cuyo consumo excede determinadas pautas); sin embargo, todavía,
representan una magnitud importante, sobre todo si se tiene en cuenta su peso sobre las cuentas
publicas y el gasto de las familias. El efecto en este último caso consiste en acrecentar su ingreso,
después del pago de los servicios subsidiados, respecto del que recibirían si estos se abolieran.
Un ejemplo a tener en cuenta es el de aquellas personas cuya localización espacial les obliga a
incurrir en traslados onerosos frente a sus ingresos (en general, son familias pertenecientes a los grupos
de más baja renta, habitantes del segundo y tercer cordón del conurbano bonaerense).
2.- Incremento de la producción (y pari-passu del empleo) sin que se introdujeran suficientes mejoras
organizativas, adecuación tecnológica y dotación adicional de capital en varias ramas de la
producción.
Tal como se dice más arriba, la fuerte recuperación de la producción industrial y la restauración
de actividades abandonadas, así como el cuadro de heterogeneidad productiva, implicaron el aumento
de los costos. A medida que los salarios fueron recuperándose, el incremento de costos unitarios se hizo
sentir, especialmente en varias ramas de actividad cuya característica es su menor utilización de capital
y el uso de tecnologías menos eficientes. Ello implicó que el incremento de los costos marginales se
manifestara en precios en ascenso al aumentar la demanda agregada.
3.- Estructura oligopólica de la producción
Este aumento se financia con beneficios y rentas excedentarias que, por ende, no se destinan a
la ampliación del stock de capital productivo de la economía y finalmente, repercuten presionando
sobre los precios de los bienes respectivos, al menos, en el corto plazo.
5.- Acentuación de la puja distributiva en un contexto de alza de precios creciente.
26
La visión de la inflación como un conflicto distributivo aparece como una interpretación que
se adapta al comportamiento de la aceleración inflacionaria indicada más arriba. Como lo señalara
Keynes las fuentes de la inflación pueden asociarse con el comportamiento no-cooperativo de los
25
En el caso del transporte, la generalización del uso del automotor para las cargas implica un encarecimiento dado
el creciente costo del petróleo. Asimismo, el modelo de transporte de pasajeros, con una significativa incidencia del
automóvil particular, plantea costos crecientes, potencialmente mayores.
26
A pesar del olvido en que cayeron los trabajos que intentaron explicar la inflación durante los ’50 y 60 como un
resultado del choque de sectores sociales, hoy en día ha renacido el interés por este enfoque.
19
grupos sociales cuando se encuentran en medio de condiciones de la realidad que amenazan sus
27
posiciones en la distribución del ingreso .
El análisis de los hechos en los que la visión de la disputa por la renta se muestra como una
interpretación válida o si se quiere, más aceptable aparece, especialmente, cuando una interpretación
rigurosa rechaza otros planteamientos (por ejemplo, los muy frecuentes de raíz monetarista o las
versiones más o menos vinculadas a esta teoría). Las versiones relativamente recientes de este enfoque
han desembocado en una formalización más acabada y con ello, se ha facilitado el tratamiento
económico del problema (dado que el cariz sociológico de los trabajos anteriores constituía para algunos
una limitante de la teoría).
En el caso argentino, la cuestión de la espiral precios-salarios (asociada a los “efectos difusores”
ligada a ciertos factores generadores del alza de precios (“presiones básicas”), tiene una tradición
conocida. El enfoque estructuralista de la inflación fue frecuentemente aplicado para explicar la
naturaleza de la inflación argentina. Sin embargo, el tratamiento del alza de precios surgido de tal
interpretación teórica chocó con diversas limitaciones, varias de naturaleza no estrictamente
económicas, por lo que las estrategias anti-inflacionarias pertinentes no lograron su objetivo. Tal
limitación fue trasladada, entonces, a la propia teoría, considerando como una inefectividad de ésta lo
28
que cabía atribuir a la instrumentación adoptada .
El proceso inflacionario argentino actual puede ser bien entendido de acuerdo con el enfoque
del conflicto distributivo. La espiral precio-salario aparece como un elemento central de la inflación a
partir de 2007. La aceleración del alza de los precios tiene lugar en un contexto macroeconómico en el
que se cumple lo siguiente:
a) la cuenta corriente del balance de pagos arroja superávit “legítimo” de tal modo que el
déficit del rubro Rentas se enjuga dejando un excedente neto de divisas. El BCRA compra este excedente
para constituir reservas. Existe exportación de capitales del orden del 3.1%-3.6% del PBI por año. El tipo
de cambio refleja una abundancia relativa de divisas enfrentando una acelerada alza de precios, lo cual
tiende a generar una cierta revaluación de la moneda argentina;
29
b) el presupuesto nacional muestra superávit primario y el resultado financiero es positivo ;
c) aumento del PBI a un ritmo alto y sostenido, sólo interrumpido en 2009, por las
circunstancias señaladas más arriba. El aumento de las exportaciones, muy asociado en términos físicos
30
a la modificación de la estructura de la producción de bienes primarios , mantiene una influencia
negativa sobre la oferta de carnes y de allí sobre el precio de la canasta de los bienes-salario;
d) el alza de precios se inició, a partir de 2002, en condiciones de una muy elevada tasa de
desempleo. La recuperación del empleo tuvo lugar en el plazo de ocho años, de tal modo que en 2010 la
tasa de desempleo fue del 7,5%. Los salarios nominales aumentaron y hubo una recuperación del salario
real medio;
e) luego de la declaración del default y la reestructuración de la deuda externa, no se
experimentó un ascenso de los servicios y tuvo lugar un desendeudamiento. Las importaciones
crecieron y aumentó la presión tributaria;
27
Keynes : 1940. Los trabajos de Holzman, Aujac y Smitihies avanzaron en la dirección sugerida por la interpretación
de J. M. K. , planteando con bastante detalle las características de una situación en la que la disputa por la renta y
las circunstancias de poder relativo de los grupos sociales pertinentes, confluyen en un proceso de alza de precios
generalizada.
28
Se afirmado que las políticas anti-inflacionarias aplicadas durante el período boyante de las concepciones
estructuralistas fueron de naturaleza similar a las propugnadas por la ortodoxia.
29
Se ha señalado por los inclinados al enfoque de raíz monetarista que la compra de divisas que alimentan las
reservas, no son financiadas, en su totalidad, con el superávit presupuestario y que, en su lugar, el BCRA las
adquiere con emisión monetaria. Pero, el banco central esteriliza gran parte de esa liquidez incrementada
colocando bonos en la plaza (LEBAC y NOBAC). Aparte de esto, está la objeción fundamental a la concepción
monetarista de la inflación (J. Robinson, N. Kaldor, Harcourt, entre varios otros)
30
El mencionado fenómeno de la “sojización” y sus repercusiones sobre la oferta de carne vacuna.
20
f) aumentó la masa de crédito otorgada por el sistema financiero.
Los hechos citados pueden encuadrarse dentro de un modelo de puja distributiva en el cual el
alza de precios (tasa de inflación) es función del salario real al que aspiran los trabajadores, el margen
31
bruto deseado por los empresarios y la productividad del trabajo :
π = (β ω/ a)-1 (1)
d
Donde π = (pt-pt-1)/pt: es la tasa de aumento de los precios; β = 1+m : el margen bruto
deseado por los empresarios; ω: el salario real que procuran alcanzar los trabajadores; a: la
d
productividad del trabajo. Si en (1) se hace (a/ β ) = z, entonces:
π = (ω/ z) – 1 (2)
La expresión (1) es la conocida como brecha de aspiraciones (Rowthorn, 1977) en tanto la (2)
indica que z es equivalente al salario real que los empresarios ofrecen en función del margen bruto que
desean. Y ω es el salario objetivo pretendido por los trabajadores. La distancia entre uno y otro se
plasma en alza de precios pues π = (pt - pt-1)/ pt-1
Si se toma en cuenta el producto bruto de la economía después de impuestos y de los pagos al
resto del mundo, y se lo representa como la suma de las proporciones que reciben los trabajadores y los
empresarios, se obtiene la expresión que señala la identidad entre el ingreso bruto nominal y la adición
de la parte correspondiente a beneficios y a salarios (masa de salarios).
pY = B + WL (3)
pY = rpK + WL (4)
Siendo r = tasa de beneficio; K = stock de capital
Dividiendo (4) por pY:
1 = (rK/y) + (W/p)(1/a) (5)
Se deduce que la participación de los beneficios se iguala a la unidad menos la proporción del pago a los
trabajadores:
1=b+w (5 bis)
b = 1- w
Y que la tasa de beneficios es como sigue:
r = (pY – WL) pK (6)
Ahora, si se considera que en la economía las empresas tienen capacidad de fijar precios, es decir no
ejecutan sólo políticas de cantidades como en competencia perfecta, se cumple que:
d d
p = β (L/ Y) Wt = β (Wt /a) (7)
Se puede reemplazar p por su igual según (7), con lo cual se obtiene lo siguiente:
r = Y/K – Y/βK = Y(β -1)/ βK (8)
Razón por la cual se puede afirmar que, para una cierta magnitud del producto real, la tasa de
beneficios depende del margen bruto empresarial. Si el producto se encuentra en las proximidades del
que corresponde al pleno empleo, entonces, queda más claro que la brecha de aspiraciones puede
provocar un acelerado aumento de los precios, si es que se planteara un “empate” en el poder relativo
de ambos grupos sociales.
Si el grupo empresarial tuviera un poder de mercado tal que impidiera la existencia de una
diferencia entre el margen deseado y el efectivamente logrado, entonces, la participación de los
asalariados en la renta quedaría establecida por el nivel del salario real efectivo dada la productividad
31
La formalización del modelo de puja distributiva que aquí se presenta sigue a Vera :1997
21
del trabajo existente en la economía. Y si en cambio, fuera mayor el poder relativo de los asalariados,
sucedería lo contrario.
d d
En caso que r = r o bien, β = β se deduce lo siguiente:
d d
(β – 1)/ β = 1- (W/p) (1/a) (9)
Cuando se impone el poder de mercado del empresariado (o el Estado interviene en este
sentido).
Si existiera un poder sindical suficiente como para organizar acciones tendientes a defender el
nivel del salario real y así la participación de los ingresos del trabajo en la renta, sucedería lo siguiente:
d d
((β – 1)/ β )+ ω/a = 1 (10)
Cuando los asalariados pueden lograr que se tome en cuenta el salario real objetivo.
La evolución de la distribución del ingreso en el caso de la puja distributiva depende de la
posibilidad de introducir una indexación plena del salario nominal, que tal indexación se efectúe en
períodos regulares de duración preestablecida y que el salario real ω mantenga su nivel. Entonces,
según se comporte el salario ofrecido por el empresariado (z) será el efecto distributivo existente (ya
que z = a/β = W/p ).
Puede considerarse así que cuando existe inflación, es fundamental que haya la posibilidad de
indexación completa en períodos regulares, a fin de sostener una cierta participación en el ingreso.
Una cuestión adicional es la posibilidad de establecer la determinación de las variables objetivo
d
(el salario ω y el margen bruto β ). Es interesante establecer la vinculación entre éstas últimas y el
comportamiento de las variables reales de la economía, específicamente, los niveles de actividad y de
empleo.
Se sabe que la situación del mercado de trabajo y la tasa de desempleo son claves para el nivel
del salario real. Así, el poder de negociación de los trabajadores está en estrecha relación con la
magnitud del desempleo, amén de la existencia de una organización sindical suficientemente
enjundiosa. Además, las condiciones del mercado de bienes inciden, también. En circunstancias de auge,
las empresas estarán más inclinadas a pactar salarios más altos frente a los reclamos de los trabajadores
y viceversa en condiciones más bien restrictivas. Entonces, se puede plantear una vinculación entre la
situación en el mercado de bienes y en el de trabajo cuando se realiza una negociación salarial.
Ello conduce a vincular nivel de empleo, salario real efectivo y salario objetivo con la tasa de
inflación. Se consigue de tal modo establecer una relación entre esta última y la tasa de empleo,
deduciéndose el concepto de tasa de equilibrio inflacionario: la igualdad entre salario objetivo y salario
real efectivo ante una cierta magnitud del empleo.
Ante esto, aparece, seguidamente, la búsqueda de cuál es la razón de establecer un cierto
margen bruto y de modificarlo. Un camino para ello es indagar en el origen del grado de poder de
mercado; ciertamente, la concentración económica es un factor que ejerce una influencia innegable
(aunque no necesariamente es el único importante). Otra razón causal es la vinculación entre el nivel de
empleo y el margen bruto. Si se escoge este factor como el principal determinante del margen deseado
d d
por los empresarios, β = β (L/ Pea), y se supone que hay en el corto plazo un relación constante entre
PBI y empleo, el salario real efectivo será igual a la inversa del margen bruto:
d
W/p = 1/ β (e) donde e = L/PEA
Una representación gráfica, en el plano cartesiano, donde en el eje de ordenadas se indica W/p
y en el de abscisas e, permite visualizar las funciones de salario real objetivo, del salario real efectivo y
el punto de intersección de ambas. Ante un aumento del nivel de empleo e, habrá un salario real
efectivo menor, un salario real deseado u objetivo más alto, con lo cual se agranda la brecha entre
ambos. La cuestión central entonces es cómo cerrar tal brecha.
Ahora que el margen bruto queda determinado endógenamente, las políticas redistributivas
tienen efectos más intensos (así, desplazar la función del salario real objetivo hacia abajo y la derecha
exige una disminución mayor de éste y una redistribución consecuente con ello). En cambio, si se optara
22
por desplazar la función del salario real efectivo, la redistribución jugaría en contra de las empresas. Una
solución intermedia aparecería como una transacción aceptable, a fin de no incurrir en un ajuste
recesivo para detener el proceso en curso.
Por último, cabe señalar que existe la posibilidad que el nivel de actividad no se corresponda
estrictamente con el de empleo. En este caso, el margen bruto se movería en forma independiente de la
demanda de trabajo, pero estaría vinculado a la modificación del grado de utilización de la capacidad
instalada. O bien, aparecieran aumentos en los ingresos del gobierno (tributación) o del resto del mundo
(incremento de los pagos al exterior). Entonces, la brecha de aspiraciones y la tasa de inflación dejarían
de relacionarse principalmente con el aumento de la demanda y en lugar éste, estarían los denominados
32
choques reales.
Este enfoque de la inflación por puja distributiva, se corresponde bien con los hechos
destacados para el caso de Argentina en estos últimos años. El importante aumento del nivel de empleo
y el crecimiento del PBI, el crecimiento del salario nominal y el restablecimiento de las discusiones
salariales por vía de los convenios colectivos de trabajo, el alto grado de concentración del lado de las
empresas y el fortalecimiento sindical, una situación de auge económico sostenido y la ampliación del
33
crédito asociado a ello , son elementos propios de la explicación de la inflación cuya base es el
conflicto. A ello debe agregarse el efecto del aumento de la presión tributaria y el impacto de la compra
de activos extranjeros por parte de los grandes tenedores de dinero de la economía. Además, es preciso
tener en cuenta el comportamiento de la inversión, detallado antes, y las peculiaridades de la economía
argentina en tanto “economía en desarrollo”.
Ante ello, una política anti-inflacionaria debería tomar debida nota de la naturaleza de la
inflación en curso y de la necesidad de adecuarla a un proceso de crecimiento y desarrollo que requiere
de acciones de intervención estatal.
32
En períodos de estancamiento podrían, así, producirse aumentos de la brecha de aspiraciones e inflación
33
Debe tomarse muy en cuenta que los modelos de inflación por conflicto consideran al dinero como endógeno, lo
que implica que éste se adecua a las variaciones del ingreso nominal. (P. Davidson)
34
Ver Basualdo : 2008
35
Ver See Canitrot : 1975, Bhaduri and Marglin : 1990
36
Ver Katz : 2010
23
EVOLUCION DE LOS PRECIOS MAYORISTAS Y MINORISTAS EN LA POSCONVERTIBILIDAD
Base 100 : Enero 2001
37
Como ha sido señalado repetidamente desde variados enfoques, estas políticas son posibles,
a Por otra parte, podría pensarse que al establecerse estos congelamientos de precios, hicieron las
veces de un ancla para la inflación. Sin embargo, su influencia actual como contención del alza de los
precios es claramente poco efectiva. La situación es aún peor si pensamos que la liberación de los
precios subsidiados, ahora sí, tendría un efecto importante en el nivel de precios y también en el poder
de compra de los salarios, con los consiguientes efectos disruptivos, a saber, la desaceleración de la
demanda, la acentuación de la puja distributiva y probablemente el debilitamiento del apoyo de los
sindicatos hacia el plan económico.
Es por eso que la política de subsidios, de ser un arma anti-recesiva, ha pasado a convertirse en
una de las espadas de Damocles del modelo y probablemente, deba reemplazarse. Para estudiar
alternativas a la misma vamos a separar los efectos de esta medida ya que, posiblemente, se deban
implementar no una sino varias políticas para reemplazar a la política de subsidios.
Por una parte, los subsidios conllevan un aumento del poder de compra de los trabajadores ya
que al mantenerse congelados los precios de varios importantes consumos, el poder adquisitivo del
salario crece o, alternativamente, se mantiene, aunque los aumentos salariales no vayan al ritmo de la
suba del resto de los precios. Por otra, los subsidios tienen un efecto de estímulo a la industria vía el
abaratamiento relativo de la mano de obra respecto del resto de los costos de la economía.
En cuanto al primer efecto de los subsidios, su desaparición implicaría un fuerte golpe para el
poder de compra del salario por lo que, si se los anulara, la medida debería implementarse de una
manera gradual. Además, surge el interrogante de qué política podría contrapesar la pérdida del poder
adquisitivo que sobrevendría a partir de su anulación.
Probablemente, la única respuesta fuera un aumento salarial compensatorio. Estamos
hablando de un incremento del salario por encima de la inflación, de modo de restablecer el poder de
compra anterior, ahora con los precios sin subsidios. Sin embargo, es muy difícil lograr que los
empresarios no trasladen ese mayor costo a los precios, por lo que la idea de un aumento salarial que
37
Ver See Canitrot : 1975, Bhaduri and Marglin : 1990
24
sobrepase a la inflación, lleva a temer el establecimiento de una espiral inflacionaria que expresaría esa
puja distributiva.
En el mediano plazo, la única salida viable consistiría en un incremento de la productividad
general de la economía que permitiera una elevación sostenida del poder adquisitivo del salario. En el
corto plazo, la sintonía fina de las políticas económicas y sociales y la puesta en juego del ascendiente
político del gobierno son los únicos instrumentos que pueden permitir el mantenimiento de un
equilibrio que permita el tránsito hacia los nuevos escenarios.
Respecto del segundo efecto, la anulación de los subsidios eliminaría uno de los factores de
estímulo a la industria. Dado el tradicional problema argentino de una estructura productiva
desequilibrada y los estrangulamientos debidos a los problemas de escasez de divisas, parece poco
adecuado desaprovechar la oportunidad que brinda un contexto externo favorable para poner las bases
de un cambio en el perfil productivo. Este tema ya ha sido planteado por varios economistas adversos a
38
la política económica vigente , mientras que los más afines al gobierno, ahogados por la coyuntura, no
39
lo han tenido en cuenta hasta ahora .
Desde un punto de vista académico, existen en Argentina estudios centrados en la
problemática del desarrollo económico que expresan diferentes visiones frente al problema del
desarrollo productivo y más específicamente, industrial. Nos interesa referirnos al tema porque en
nuestra visión la puesta en marcha de un plan de desarrollo forma parte de la solución de varios de los
problemas del modelo económico vigente y plantea, además, una alternativa a la dependencia presente
respecto de la demanda externa de commodities, con su actual peculiaridad de altos precios
internacionales.
38
En realidad el reproche es retórico, ya que ninguna de las facciones opositoras ha tenido una política pro
industrial a la hora de su llegada al poder. Se lo utiliza como un señalamiento (correcto) de las limitaciones de la
política del gobierno, pero no ha resultado en aportes constructivos.
39
Luego de la renuncia del ministro de economía Enrique Lavagna, el ideólogo de la renegociación de la deuda
argentina, lo sucedió en el cargo Felisa Miceli. Ella anunció en mayo de 2007 el lanzamiento de un “Plan Productivo
Nacional” (Ver notas en los diarios) . Al poco tiempo (16 de julio de 2007) Miceli debió renunciar por un episodio de
supuesta corrupción, lo cual derivó en una sucesión de ministros de economía con funciones más bien protocolares,
mientras que el manejo de la economía se concentró en las manos de Nestor Kirchner hasta su muerte en octubre
de 2010. No hubo en hasta la actualidad ninguna explicitación oficial de un plan de desarrollo industrial, aunque
muchos indicios sobre las ideas que guían la acción económica pueden deducirse de las políticas implementadas.
40
Ultimamente ha comenzado a desarrollarse también la industria minera, con las mismas características, es decir
en este caso extractiva y exportadora de mineral casi sin elaboración.
41
Nos referimos aquí a una sustentabilidad de las variables macroeconómicas, ya que posiblemente la reacción
social frente a un intento de establecer este tipo de modelo sería incompatible con el sistema político
(democrático), como se insinuó durante los últimos años del siglo con el surgimiento de combativos movimientos
sociales
25
42
En el año 1910, Argentina era un país con 7 millones de habitantes , con una muy importante
producción agrícola para la exportación y el consumo interno, especialmente carne y cereales, una
industria casi inexistente, y una gran concentración de la riqueza por parte de los grandes propietarios
(clases poseedoras). El problema de la escasez inicial de población que realizara el trabajo agrícola y de
servicios fue, en parte, compensado por la gran afluencia de inmigrantes (sobre todo italianos y
españoles) que entre 1890 y 1910 dejaron un saldo inmigratorio positivo de más de 1 millón y medio de
habitantes.
La primera guerra mundial, con sus efectos adversos sobre el comercio mundial y el declive de
Inglaterra, principal socio comercial de Argentina quebraron este esquema y Argentina emergió en la
posguerra como un país semi-industrializado. Sendos períodos de desindustrialización en 1976-1983 y
1992-2001 generaron un cambio en la estructura productiva argentina que evocaba aquel modelo.
Este perfil productivo alternativo permanece, aparentemente, en la memoria de algunos
sectores de las clases dirigentes argentinas y recientemente, tuvo ocasión de manifestarse cuando se
celebró el 2do. centenario de la independencia nacional en mayo de 2010. En ocasión del festejo los
sectores ligados a la producción agraria y otros sectores de la oposición expresaron, en una serie de
notas periodísticas y en otros medios de comunicación, su marcada nostalgia por el primer centenario.
A partir de la experiencia de la década del 90 del siglo pasado, el conjunto de la población tuvo
la vivencia de que un desarrollo de este tipo estaría acompañado de exclusión y desempleo, por lo cual
una propuesta de reprimarización exportadora carecería de sustento político. Esta experiencia
traumática hizo que el empleo haya pasado a ser en Argentina uno de los “fundamentals”, por lo menos
en el terreno de la economía política. Es por eso que, en general, los teóricos del desarrollo económico
se inclinan por un perfil industrial que acompañe a las industrias agrarias y extractivas.
43
Los economistas Porta y Bianco plantearon en un trabajo denominado “Las visiones sobre el
desarrollo argentino. Consensos y disensos” el “mapa” de acuerdos y desacuerdos entre los dedicados a
la especialidad. Utilizaremos su análisis para organizar nuestra exposición y apuntar nuestros puntos de
vista.
Según estos autores existe acuerdo en que los principales problemas del desarrollo económico
argentino se expresan en:
Desequilibrios internos.
Desequilibrios externos
Crecimiento no sustentable
En el primer rubro figuran las desigualdades del ingreso, que se profundizaron durante los
períodos de desindustrialización (1976-1983 y 1992-2001) y que privan al sistema económico de una
demanda robusta; las desigualdades de acceso a los bienes públicos como salud y educación, agravadas
luego del período de liberalización de los 90, debido a la progresiva privatización de esos servicios; la ya
mencionada insuficiencia del empleo y la poca sustentabilidad de las economías regionales.
En el segundo rubro se listan las restricciones comerciales, que aluden a la incapacidad relativa
de la economía para generar, por la vía de exportaciones, las divisas necesarias para financiar los
requerimientos de la producción; la restricción financiera, que se presenta cuando, como consecuencia
de las perspectivas de una crisis de balanza de pagos en los momentos de la exacerbación de la
restricción comercial, el país encuentra dificultades para acceder a una refinanciación y la espiral de
endeudamiento externo generado por los dos problemas anteriores.
42
Hoy son 40 millones según el reciente Censo Nacional.
43
Porta y Bianco : 2004
26
Finalmente, el crecimiento no sustentable hace referencia a que los problemas de escasez de
divisas se agravaron, históricamente, por la emergencia de un período de crecimiento, que tornaba a la
industria crecientemente demandante de importaciones. Así, la solución temporal del desequilibrio
interno provocaba el desequilibrio externo, mientras que la resolución de este último, generalmente a
través de una devaluación que comprimía la capacidad de absorción doméstica, impulsaba impactos
recesivos y regresivos y, por lo tanto, reinstalaba los problemas de falta de equidad distributiva. Como
resultado de estos procesos, la economía asumió históricamente una dinámica de crecimiento de tipo
“stop and go”.
Las causas estructurales de estos problemas mencionados suelen atribuirse a: una estructura
productiva desequilibrada (la heterogeneidad estructural), en la que los elementos más dinámicos
aparecen como enclaves con escasa capacidad de derrame; serios déficit de competitividad, a nivel de
firmas y sectores, pero también como una resultante del tipo de inserción internacional de la economía;
y finalmente, una macroeconomía frágil, muy vulnerable frente a shocks externos. Esta última sería la
responsable de una elevada incertidumbre, de raíz estructural, que alienta la vocación cortoplacista y
44
conservadora de los agentes económicos .
Porta y Bianco analizan en este contexto quince propuestas de desarrollo y las agrupan en
función de los siguientes cuatro ejes:
En función de los mismos identifican cuatro enfoques, el primero, que los autores denominan
AUTÁRQUICO, aparece enunciado por la CTA (Central de Trabajadores Argentinos), una central sindical
disidente de la central tradicional y que agrupa a gremios combativos y el grupo EDI (Economistas de
Izquierda), un grupo académico de orientación marxista. El segundo, nominado NEODESARROLLISTA DE
45
BASE INDUSTRIAL, es sostenido, con diversos matices, por la Unión Industrial Argentina (UIA) , por los
integrantes del denominado Plan Fénix, un grupo de académicos de la Universidad de Buenos Aires con
una visión económica ligada al estructuralismo latinoamericano, por la Fundación de Investigaciones
para el Desarrollo (FIDE), y por los autores Hugo Nochteff (Facultad Latinoamericana de Ciencias
Sociales -FLACSO), Rubén Lo Vuolo (Centro Interdisciplinario para el Estudio de Políticas Públicas -CIEPP)
y Andrés López (Centro de Investigaciones para la Transformación -CENIT).
El tercer enfoque es denominado NEODESARROLLISTA DE BASE AGRARIA y se expresa en las
propuestas del Grupo Consultores en Economía y Organización (CEO), la Fundación OKITA y los autores
Jorge Forteza (Booz, Allen & Hamilton) y Martín Redrado (Fundación Capital).
En los dos últimos enfoques mencionados, la denominación neo-desarrollista remite, como
antecedente, a la concepción y experiencia de desarrollo liderada en Argentina por el presidente Arturo
Frondizi, a fines de la década del cincuenta y principios de la década del sesenta del siglo pasado. Esta
experiencia se basó en el desarrollo de las industrias básicas de la mano de la inversión extranjera sobre
todo en la producción de automotores, petróleo y siderurgia. Si bien hubo algunos logros importantes,
el desarrollo buscado no se materializó, en parte porque la instalación de filiales de empresas
transnacionales concentró la actividad industrial en beneficio del capital extranjero y esto generó
descapitalización debido al giro de ganancias a los países de origen. Por otra parte los inversores
extranjeros exigieron al gobierno "seguridad" para sus inversiones, reclamando la subordinación de la
44
En otros análisis esta escasa vocación de liderazgo y la mencionada visión cortoplacista del empresariado ha sido
explicada por razones históricas (Sabato: 1991) o políticas (Peña, 1973)
45
La mayor cámara industrial empresarial
27
fuerza laboral y el control de las tendencias combativas del sindicalismo. Esto llevó a enfrentamientos
del gobierno con los sindicatos que debilitaron al gobierno de Frondisi, el cual fue derrocado mediante
un golpe de estado militar antes de cumplir su mandato.
Sus diferencias con las ideas originales del desarrollismo, residen en la incorporación de
criterios de economía abierta y en la priorización del desarrollo de cadenas de valor en torno a los
bienes finales y los servicios. En tanto, la diferencia básica entre las dos versiones “neo-desarrollistas”
consiste en el sector elegido para liderar el proceso de crecimiento y desarrollo. En el caso de la primera
de ellas la industria debería ser la fuerza motriz del crecimiento económico. En el caso de la segunda, el
desarrollo estaría basado en los sectores en los que el país presenta ventajas naturales, especialmente
en el sector agropecuario, a través de un mayor grado de industrialización de los productos primarios.
Finalmente se menciona la visión llamada NEOLIBERAL, expresada en los trabajos de la
Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), el Instituto de Estudios Económicos
sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana de la Fundación Mediterránea (IEERAL), y del
economista Ricardo Arriazu. Este enfoque comparte en líneas generales los postulados del llamado
“Consenso de Washington” y propone la apertura franca a la economía mundial, la reducción de la
esfera económica pública, la desregulación de los mercados de productos y factores y la profundización
de las funciones de asignación por parte del mercado como el camino adecuado para inducir el
crecimiento y el desarrollo. Este es el enfoque que inspiró las reformas de los noventa del siglo pasado
en Argentina, que tuvieron un claro resultado negativo.
28
La utilidad del análisis de Porta y Bianco es que brinda una radiografía de las respuestas de
distintos sectores a las preguntas que surgen apenas se pone en discusión el problema del desarrollo en
el país. Por una parte aparece el interrogante del espacio de despliegue de las industrias que se
proponen, claramente resaltado por una de las limitaciones de los procesos latinoamericanos de
sustitución de importaciones de mitad del siglo XX, que fue la insuficiencia de escala de las industrias
que en ese momento se crearon.
Aquí las respuestas son variadas, la visión neoliberal propone la reinserción del país en el
esquema de división internacional del trabajo con base en las ventajas comparativas estáticas; el
enfoque neo-desarrollista con base agraria propone desarrollar la exportación al mercado mundial de
las manufacturas de origen agropecuario y minero y el neo-desarrollista con base industrial refuerza la
46
apuesta por el MERCOSUR como ámbito de despliegue de las industrias que se crearían.
Para el enfoque neo-desarrollista con base industrial, el desarrollo debe estar basado en el
mercado interno, es decir que la industria no sería puramente exportadora, lo cual lo diferencia de los
dos enfoques antes mencionados, sino que debería tener un claro basamento en el mercado interno y a
partir de este anclaje proyectarse al ámbito del MERCOSUR. Esta disyuntiva expresa dos estilos de
desarrollo distintos que suelen ejemplificarse oponiendo los casos de los países desarrollados de
occidente (Europa, EEUU, Canadá, Australia) con los países orientales (Japón, Corea, los llamados tigres
asiáticos y actualmente China). Si bien los ejemplos de Corea, Japón y ahora China parecerían señalar
que este es el camino de desarrollo actualmente viable, no es menos cierto que la imposibilidad de
Japón por dinamizar su consumo interno parece estar en la base del prolongado estancamiento que
sufre. Por otra parte China, según varios análisis de su economía, enfrentará en el futuro próximo este
desafío, con final por ahora incierto.
Es que en las condiciones velozmente cambiantes de la economía globalizada, un desarrollo
liderado por exportaciones puede quedar frustrado por la creciente volatilidad de los mercados. De
hecho las recientes experiencias de Irlanda y Portugal con la exportación de servicios son una muestra
de la fragilidad de esta vía.
Recientemente ha habido una revalorización de los desarrollos basados en la creación de un
fuerte mercado interno, el cual permitiría sobrellevar las oscilaciones de la demanda mundial. Un
desarrollo basado en la producción agropecuaria y en las manufacturas de origen agropecuario (y
obviamente importadora de bienes industriales debido a su especialización y a los equilibrios
predominantes del tipo de cambio) probablemente no estaría en condiciones de sobrellevar un retorno
del precio de los commodities a los niveles del siglo pasado.
Finalmente, el enfoque denominado autárquico también propone la construcción de un
vigoroso mercado interno mediante el impulso de procesos de distribución del ingreso y propone
además la ampliación del espacio de despliegue a una suerte de Mercado Común Latinoamericano. Esta
última cuestión se relaciona con una crítica al MERCOSUR que es visto como un diseño a la medida de la
división del trabajo de las empresas multinacionales localizadas en la región (el caso paradigmático es el
de la industria automotriz) y también cuestionado como una imposición de la poderosa industria
brasilera para asegurar mercados semi-cautivos. La discusión incluye también el fracasado intento de
47
Estados Unidos por establecer ALCA y la propuesta del gobierno venezolano de Hugo Chávez para la
46
El Mercosur (Mercado común del Sur), es una unión regional integrada por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay
e incluye a Venezuela en proceso de incorporación. Tiene como países asociados a Bolivia, Chile, Colombia, Perú,
Ecuador y México. Fue creado el 26 de marzo de 1991 con la firma del Tratado de Asunción, estableciendo la libre
circulación de bienes, servicios y factores productivos entre países, el establecimiento de un arancel externo común
y la adopción de una política comercial común, la coordinación de políticas macroeconómicas y sectoriales entre los
Estados partes y la armonización de las legislaciones para lograr el fortalecimiento del proceso de integración. Estos
ambiciosos objetivos se cumplen sólo parcialmente.
47
Área de Libre Comercio de las Américas, una iniciativa de Estados Unidos para expandir el Tratado de Libre
Comercio de América del Norte (Estados Unidos, México y Canadá) al resto de los estados del continente americano
excluyendo a Cuba. A partir de la cumbre de 2005 en Mar del Plata el ALCA entró en crisis, al punto que muchos ya
lo consideran como un proyecto muerto.
29
48
expansión del ALBA . Los tres ámbitos coinciden en proponer una unificación de mercados pero sus
implicancias geopolíticas son claramente distintas.
El MERCOSUR es un mercado común creado y gestionado por los gobiernos de Brasil y
Argentina, con fuerte influencia de las grandes empresas industriales; tiene un funcionamiento efectivo
y ha sido clave para el crecimiento de la industria automotriz en Argentina y para la protección de la
región durante la crisis económica mundial en curso. El ALCA fue un intento de Estados Unidos de poner
a la región bajo su tutela comercial, mientras que el ALBA, creado en contraposición al anterior es una
herramienta de unificación regional de los nuevos gobiernos nacionalistas surgidos al calor del rechazo
al neoliberalismo. El enfoque autárquico cuestiona al MERCOSUR por sus limitaciones y por su
dependencia de las presiones de la gran industria transnacional y apuesta a una reformulación del
49
mercado regional que refleje una alianza económica de los nuevos gobiernos latinoamericanos .
LA ESPECIALIZACIÓN PRODUCTIVA
Pasando al segundo gran tema de análisis, la especialización productiva, debemos considerar
varios aspectos. Por una parte y como reflejo de gran desocupación que generaron las experiencias
neoliberales y que no ha terminado de reabsorberse, se ha incorporado como un valor en los análisis
económicos el hecho de que las actividades deban ser intensivas en mano de obra.
Es así como se cuestiona a la producción agrícola que en Argentina se encuentra muy
tecnificada, con utilización de siembra directa, desmalezantes y semillas genéticamente modificada, a
pesar de ser altamente rentable, debido a que no absorbe mano de obra. Así los resultados económicos
se distribuyen entre los propietarios de la tierra y las empresas proveedoras de los agroquímicos y la
maquinaria agrícola, generalmente empresas multinacionales, especialmente las primeras.
Este esquema de remuneraciones de la actividad productiva genera exclusión y un patrón de
consumo suntuario que en general dirige su demanda a los bienes importados, habida cuenta de la
disponibilidad de divisas como resultado de la exportación. Esta particular configuración generaría un
tipo de “enfermedad holandesa” , al retirar los recursos y la demanda de la actividad industrial.
Actualmente, como ya se explicó, se morigeran estas consecuencias mediante las retenciones y el
sostenimiento de un tipo de cambio alto.
Estas razones cuestionan la especialización productiva propuesta por los enfoques neo-
desarrollista con base agraria y también el neoliberal, toda vez que el mercado seleccionaría la inserción
de Argentina como productor de materias primas.
El planteo opuesto, sostenido por el enfoque autárquico, al poner el acento en las actividades
mano de obra intensivas, conlleva el peligro de reeditar el sostenimiento y la promoción de industrias
con baja eficiencia productiva, otro de los problemas de la sustitución de importaciones que se
implementó en el país a mediados del siglo pasado. Este problema, que se vivió tanto en las empresas
públicas como en las empresas privadas protegidas, resultó en un proceso de atraso productivo del país,
especialmente a partir de los años setenta del siglo XX, y resultó ser una de las bases del consentimiento
con que la población receptó las propuestas de apertura económica que tan dañosas resultarían.
Además la baja productividad de la industria sería incompatible con un objetivo de incremento del
poder adquisitivo de los salarios.
Sin embargo, la experiencia de los años 50 y 60 del siglo XX mostraba una realidad diferente,
con empresas públicas y privadas en crecimiento, aunque con disparidades, por lo que cabría sostener
que el resultado negativo posterior observado no constituía un fatalismo. Es posible que una gestión
diferente tanto de los instrumentos de promoción como del manejo de las empresas estatales hubiera
desembocado en un resultado más favorable.
48
La Alianza Bolivariana para las Américas, ALBA, es una organización regional promovida por Cuba y Venezuela
como contrapartida del ALCA. Actualmente incluye como estados miembros a Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador,
Nicaragua, y los pequeños estados caribeños de Antigua y Barbuda, Dominica y San Vicente y las Granadinas,
49
Katz : 2008
30
Esencialmente se trata de evitar la claudicación de los gobiernos a las presiones de las
50
empresas y también la utilización de las empresas públicas como arma del clientelismo político. Sin la
confianza en que puedan revertirse estos comportamientos no valdría siquiera la pena el debate sobre
el estilo de desarrollo deseable. Lo que resulta necesario es no subestimar estos peligros, lo cual parece
ser una de las carencias del enfoque autárquico.
En este sentido, la propuesta del neo-desarrollismo con base industrial de de cadenas de valor
industriales, sistemas locales de innovación y producción de bienes diferenciados se distancia de la
anterior en el sentido de considerar el incremento de la productividad por la vía de la innovación,
apuntando mediante esta puntualización un camino de reversión a uno de los problemas
experimentados en anteriores experiencias industrializadores.
Otra disyuntiva que se presenta al momento de identificar los productos y sectores sobre los
que se apoyaría un proceso de industrialización es si el esfuerzo de la promoción debe volcarse sobre los
sectores que actualmente tienen un buen desempeño ó si se debe definir un conjunto de sectores a
promocionar con base en consideraciones más generales (encadenamientos productivos, absorción de
mano de obra, externalidades positivas y sinergias, etc.). En las propuestas analizadas en el trabajo de
Porta y Bianco este tema no aparece, debido a que la mayoría de ellas fue escrita luego de la crisis de
2001, cuando todavía no se visualizaban sectores industriales dinámicos y con capacidad exportadora.
En la actualidad estos existen (actividad vitivinícola, producción de maquinaria agrícola,
aceiteras, servicios empresariales, etc.) y algunos analistas opinan que un plan de desarrollo realista
debería basarse en ellos por varias razones. Por una parte porque ya existen, es decir no hace falta
crearlos; por otra han probado ser competitivos y generadores de divisas; por lo tanto la apuesta
51
debería ser al desarrollo de los mismos . Otros analistas consideran que el progreso de estos sectores
se debe a la particular coyuntura económica, por lo que, de variar la misma, la actual eficiencia y
capacidad exportadora se vería dañada. Por otra parte señalan que dejar al funcionamiento actual del
mercado el diseño del perfil productivo equivaldría a renunciar a un desarrollo planificado. En las
actuales circunstancias eso llevaría seguramente a un desarrollo con sesgo ricardiano (es decir basado
en ventajas comparativas estáticas), en lugar de los sesgos keynesiano (ampliación del mercado interno)
52
o schumpeteriano (basado en la innovación), considerados más deseables .
Posiblemente una industrialización con base en manufacturas derivadas de los productos
primarios sería más rápida que cualquier otra, pero no robusta ante el cambio en las condiciones
internacionales que determinan el alto precio de los commodities. Al bajar el precio de los mismos,
descendería también el de las manufacturas asociadas. Sería también una industrialización orientada al
mercado externo, con la ya señalada vulnerabilidad a las oscilaciones de la demanda mundial, que
parecen ser la norma en la economía global actual.
Si, en cambio, desde el estado se llevara adelante una planificación del desarrollo, sería posible
identificar los productos y las cadenas productivas que, siendo viables o existentes, pudieran contribuir
mejor a los objetivos macroeconómicos y sociales de un mediano plazo. Un ejemplo en este sentido es
un reciente trabajo elaborado por los economistas del Centro de Estudios de la Unión Industrial
53
Argentina (CEU-UIA) .
En un trabajo inspirado en la teoría de los encadenamientos productivos de Hirschman,
Rasmussen y otros el CEU realiza un análisis basado en una matriz de insumo producto actualizada por
54
ese equipo . El método, tomado de Rasmussen, consiste en comparar para cada sector la intensidad de
sus vínculos directos e indirectos contra el promedio de la economía. La terminología utilizada describe
50
El popularizado concepto de “rent seeking” utilizado por los economistas neoliberales para justificar sus
propuestas privatizadoras y liberalizadoras del comercio internacional y de los mercados laborales. Ver Ann
Krueger…..
51
Kosakof : 2009
52
Yoguel : 2009 y Dosi : 1988
53
Coatz et al : 2010
54
La matriz de insumo producto disponible se publicó en 2001 y contiene datos de la economía argentina fechados
en 1997. Tal atraso estadístico señala a las claras la escasa voluntad planificadora de la actual administración.
31
55
las características de los encadenamientos . Un sector es de “altos encadenamientos hacia delante”
(AED) o “altos encadenamientos hacia atrás” (AEA) si su grado de articulación en estas direcciones es
mayor que la del promedio de la economía, de “alta integración nacional” (AIN) si se cumplen ambas
condiciones, y de “baja integración nacional” (BIN) si no se cumple ninguna. En el gráfico, que
reproducimos, se incorpora la importancia en la generación de valor agregado, reflejada en el tamaño
56
del globo. El círculo central indica el VAB total de la economía .
55
El concepto de encadenamiento o enlace hace referencia a las relaciones productivas que un determinado sector
tiene con el resto. Los encadenamientos hacia atrás comprenden a las relaciones que establece determinado sector
como demandante de insumos, en tanto los encadenamientos hacia delante abarcan los vínculos que el sector
establece como proveedor de bienes o servicios intermedios.
56
El promedio de la economía se ubica en el origen de los ejes, normalizados sobre el punto (1,1). A la derecha
(izquierda) del eje de las abscisas se encuentran los sectores con encadenamientos hacia atrás mayores a 1, es
decir, mayores (menores) al promedio de la economía. Por sobre (debajo) el eje de las ordenadas se encuentran los
sectores con mayores (menores) encadenamientos hacia delante que el promedio.
32
Por otra parte, llevar adelante políticas de desarrollo sin una formulación explícita de los
objetivos puede resultar exitoso en un inicio, cuando el plan se basa en medidas sencillas que deben
57
sostenerse con firmeza , pero cuando el caso es que deben llevarse adelante una serie de medidas
complejas para las que se requiere soporte político, ya sea de la población o de otros partidos, porque
atacan privilegios establecidos, parece más prudente elaborar un plan de mediano plazo sobre el que
basar los apoyos y las coincidencias.
Por otra parte, no hay que olvidar que debe reclutarse personal idóneo y claramente
consustanciado con los objetivos explicitados en el plan para que lleve adelante las medidas con
firmeza, sobre todo cuando estas consisten en exigir determinados comportamientos del sector privado
(compromisos de inversión, formalización del empleo, cumplimientos impositivos, etc.). De lo contrario
se estaría confiando el éxito y la coordinación de las medidas a las lealtades políticas y a la
58
hiperactividad de los líderes .
57
Posiblemente este sea el caso de la primera parte del crecimiento argentino durante la posconvertibilidad, donde
el rol central era jugado por la política de tipo de cambio real alto. Las limitaciones que surgen del éxito de esa
política, ya hemos señalado en este trabajo, requieren de un explicitación y análisis superior.
58
Esta descripción no es imaginaria, sino que se corresponde con el funcionamiento de la economía argentina, que
tuvo a partir de 2005, con el despido del ministro Lavagna y aún más luego de la renuncia de la ministra Miceli en
2007, una implementación directamente dependiente de la llamada “mesa chica” de funcionarios que rodeaban al
presidente Kirchner y a su esposa y luego presidenta Cristina Kirchner.
59
Entre ellas: Ferrocarriles Argentinos, Yacimientos Petrolíferos Fiscales, Gas del Estado, Obras Sanitarias de la
Nación, Aerolíneas Argentinas, Empresa Nacional de Telecomunicaciones, Empresa Nacional de Correos y
Telégrafos, Vialidad Nacional, Servicios Eléctricos del Gran Buenos Aires, Empresa Líneas Marítimas Argentinas,
Administración General de Puertos, Agua y Energía, etc.
33
De todas maneras, el deterioro de las empresas públicas anterior a su privatización fue muy
profundo y el gobierno privatizador utilizó en forma extrema esta situación con fines propagandísticos
para justificar la venta de las empresas. Por lo tanto en el imaginario ideológico colectivo todavía existe
cierto rechazo a la idea de la existencia de empresas estatales. Es por eso que el actual gobierno se
cuida de ir en contra de este prejuicio y promueve la progresiva estatización y nacionalización de las
empresas de un modo vacilante, generando aún así enormes críticas de los sectores opositores.
Últimamente el clima político ha ido cambiando y el gobierno ha podido incluso comenzar a hablar de
60
un Banco de Desarrollo cuya función venía en parte cumpliendo calladamente el ANSeS , con los fondos
estatizados de las jubilaciones privadas.
Desde el enfoque autárquico se propone profundizar este enfoque estatista, excediendo
incluso el ámbito de los servicios públicos, planteando un esquema productivo en el que las grandes
empresas sean estatales o, en el caso de las empresas privadas, que tengan un fuerte control estatal,
más aún en el caso de las empresas extranjeras.
En este esquema, la acción estatal promovería la existencia de pequeñas empresas y
cooperativas autogestionadas que actuarían como proveedoras de las mismas o utilizarían como insumo
los productos elaborados por las grandes empresas para producir en pequeña escala bienes
diferenciados, con elaboración adicional o con pequeños mercados de demanda. El control estatal no se
extendería a estas PyMEs sino que ellas serían objeto de promoción y creación de condiciones
favorables a su desarrollo. En este esquema aparecen implícitos dos conceptos importantes desde el
punto de la economía política.
Por un lado el estado no estaría interesado en promover la existencia de grandes empresas
mientras no tenga la capacidad de controlarlas o influir en sus decisiones. Esto tiene su origen en la
experiencia reciente de la industria argentina, crecientemente desnacionalizada, donde las decisiones
tomadas en las casas matrices (generalmente en el extranjero) resultan en ocasiones desfavorables para
las necesidades del país. Traslados de producciones a otros países, utilización de insumos importados en
lugar del desarrollo de proveedores locales, utilización de los dividendos para financiar inversiones
localizadas en el extranjero, etc. han producido conflictos entre las grandes empresas y el gobierno,
61
quien vacila entre inmiscuirse en estas decisiones o tolerarlas.
Por otra parte, especialmente para el EDI, subyace la idea de que el poder político de la clase
empresarial podría reducirse en la medida en que las grandes empresas privadas de la economía estén
fuertemente controladas, y el resto del aparato productivo esté constituido por un enjambre de PyMEs
cuya influencia se encuentre atomizada. Esta racionalidad política de la propuesta económica es
entendible a la luz de las experiencias anteriores de industrialización (primer peronismo, desarrollismo y
peronismo de los años 70) que invariablemente se frustraron por medio de golpes de estado que fueron
apoyados por los sectores empresariales más concentrados.
La visión de las PyMEs en este enfoque es en parte idílica, se trataría de empresas con gran
absorción de mano de obra, con escaso poder político debido a su dispersión y que funcionarían como
flexibles sujetos de la promoción estatal. La realidad de las PyMEs en Argentina es un poco más
matizada. En general hay una gran polarización entre empresas que operan con trabajo formal
calificado, incorporación de tecnología y adopción de estándares internacionales de calidad y otras que
operan con baja eficiencia, trabajo informal en ocasiones semiesclavizado y producción de baja calidad.
Es dudoso que la mejora en las condiciones económicas produzca una transformación virtuosa de unas
en otras, en ausencia de una acción estatal dirigida, ya que se trata de problemas constitutivos de estas
empresas.
Una posibilidad interesante sería una acción estatal por la formalización del empleo, dado que
el incremento de costos laborales producido por esta formalización impulsaría seguramente el cambio
60
Administración Nacional de la Seguridad Social
61
Recientemente se produjo un conflict por la decision gubernamental de nombrar directores en las empresas en
las que el estado tiene participación accionaria. Siderar, una de las grandes compañías del holding Tenaris, rechazó
la decisión y apeló a la justicia contra la misma.
34
tecnológico y al incremento de la productividad. Razonablemente esto debería implementarse luego de
que se complete la reabsorción de los desocupados producto de la crisis.
Por otra parte es posible mencionar, aunque su tratamiento requiere de un trabajo separado,
que cada propuesta económica se asocia implícitamente con una alianza política de sectores que la
implementarían. Es así como la apertura de los 90 fue impulsada por el capital internacional
presionando a través de los organismos internacionales y encontró en el empresariado argentino un
62
apoyo decisivo , mientras que el primer peronismo impulsó la masificación de los pequeños sindicatos
socialistas existentes y la creación de otros nuevos en ramas que no estaban sindicalizadas para darle
apoyo obrero a la acción de gobierno.
Entre los extremos del estatismo, propuesto por el enfoque autárquico, y el predominio del
mercado propugnado por el enfoque neoliberal, se ubican las visiones neo-desarrollistas. El rol del
estado en estas últimas visiones no es el del estado empresario sino el del estado promotor.
62
A pesar de que la propuesta implicó el cierre de numerosas empresas. Antes del lanzamiento del plan, el ministro
Cavallo destinó varias semanas a recorrer las cámaras empresariales para buscar apoyo. Las empresas que
aparecían como las destinadas a ser perjudicadas por la apertura se reconvirteron en gran parte en importadoras de
los productos que antes fabricaban.
35
estadísticas, ya que no puede pensarse un plan que excluya el uso de las mismas. En ese sentido habrá
que desandar un camino transitado durante la apertura económica, cuando se perdieron muchos
centros de estudios estatales debido a las privatizaciones. Pero también habrá que cambiar el fallido
enfoque actual de manipulación de las estadísticas como arma de la política.
Finalmente deberá trabajarse en la recuperación crítica de las experiencias de desarrollo de la
segunda mitad del siglo XX, tanto de Argentina como de América Latina, rechazando la visión
condenatoria que impuso el liberalismo pero sin cerrar los ojos a sus evidentes problemas. También
habrá que enriquecer este acervo con las experiencias exitosas más recientes de los BRIC y con los
fracasos de los tigres europeos.
Por una vez en muchos años podemos decir en Argentina que estamos frente a una
oportunidad. Esperemos estar a la altura del desafío.
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BIBLIOGRAFIA
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