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Una empresa puede afrontar la decisión de la gestión de su actividad, desde dos puntos de vista
diferenciados: una gestión unificada y concentrada donde propiedad y dirección no están divididas
o una gestión separada entre propietarios y dirección de empresa, que es la tendencia más común,
dentro de la Nueva Economía del S. XX y XXI.
La gestión separada, definida en el ámbito del estudio económico como "gestión profesionalizada",
viene reforzada por los posicionamientos de J.K. Galbraith (1967), para el que las grandes
empresas que dominan el nuevo Mundo son tan complejas, que ya no pueden ser dirigidas por una
sola persona (visión del empresario clásico) de manera única, sino que necesitan de un grupo
integrado de profesionales (técnicos de la gestión) que se encarguen de la dirección práctica de la
empresa.
En las empresas actuales (de gran tamaño, y las empresas familiares), por la complejidad de su
gestión, se tiende a separar la propiedad de la empresa (accionistas o propietarios) y la gestión
directiva empresarial (personas técnicas).
Por contraposición, los objetivos fundamentales de los socios o accionistas sobre los que recae la
propiedad son:
Para que una empresa pueda avanzar en el contexto de una economía capitalista, la separación de
propiedad y gestión es esencial. El objetivo básico del directivo es aumentar al máximo las
oportunidades de negocio de la empresa, diversificar y modernizar su ámbito de actuación y así,
aumentar la rentabilidad y reducir el coste de oportunidad del capital. Por tanto, no sólo es lógico
pensar, que la idea de que la dirección recaiga en personas técnicas-directivas mejora la
organización propiamente dicha de la empresa, sino que además potencia su ventaja competitiva
y la rentabilidad de la misma, respecto a otras que no lo hagan así. Esto hará de la empresa una
entidad competitiva, innovadora y fuerte en el mercado, siempre que los directivos se comporten
de forma correcta y no describan comportamientos de corte oportunista, mirando su beneficio
personal.
Los inconvenientes básicos que presenta la separación de propiedad y gestión son los
comportamientos oportunistas y las externalidades las situaciones producen los fallos de mercado
(incorrecta asignación de recursos).
Algunas de las decisiones que se pueden asumir para evitar el comportamiento oportunista dentro
del ámbito de la empresa es la reducción de la disposición de Tesorería, lo cual producirá una
menor disposición de dinero, y alejará la tendencia a adoptar un modelo oportunista de actuar.
También los accionistas pueden contratar sistemas alternativos para reducir la información
asimétrica y conocer a la perfección las actuaciones del directivo, lo que mejorará en gran parte el
funcionamiento de una empresa con separación propiedad-dirección.
Las sociedades anónimas son idóneas para para separar la propiedad de la dirección de la empresa.
Existen por lo menos cinco razones por la cuales los propietarios de compañías delegan la
dirección a otras personas:
a. Pueden contratar administradores profesionales con una excelente habilidad para dirigir la
empresa, ya que cuentan con mejores conocimientos tecnológicos, más experiencia y una
personalidad mas adecuada para el puesto
b. La necesidad de reunir recursos para lograr una escala eficiente de producción hace
necesario una estructura con muchos propietarios/socios.
c. Una diversificación optima, esto requiere que el inversionista tenga un portafolio de
activos, donde cada valor no sea más que una parte pequeña.
d. Es posible reducir los costos de la obtención de información, debido que los gerentes
pueden reunir información más exacta.
e. En la curva de aprendizaje o interés permanente, y favorece a la estructura separada. Por
ejemplo, cuando la empresa se venda el director seguirá en su puesto de trabajo, trabajando
con los nuevos propietarios.
http://m.patatabrava.com/es/apunte/277533/ventajas-e-inconvenientes-de-la-separacion-entre-
propietario
http://finanzasmkt.blogspot.com/2008/10/separacin-entre-propiedad-y.html
2. LA CREACIÓN DEL VALOR COMO OBJETIVO DE LA EMPRESA
La creación de valor es el objetivo de toda buena gestión empresarial. Si hace un tiempo el objetivo
era la maximización del beneficio, ahora éste ha sido sustituido por la “creación de valor”.
Una buena idea general, para visualizar la creación de valor, es comparar las magnitudes no
solamente del beneficio sino también el coste que ha supuesto generar ese beneficio. En definitiva,
si el beneficio obtenido supera el coste de los recursos implicados, entonces podremos decir que
se ha creado valor. Si esto lo trasladamos a la toma de decisiones de inversión significa que para
que se cree valor en la empresa el VAN de la inversión deberá ser positivo y por tanto estaremos
invirtiendo en activos que generan un valor adicional al de esas inversiones.
Una empresa crea valor para los accionistas cuando la rentabilidad para los accionistas supera el
costo de las acciones. Dicho de otro modo, una empresa crea valor en un año cuando se comporta
mejor que las expectativas o mejor que lo que podría comportarse si esas acciones estuvieran
puestas en otra empresa o negocio. La creación de valor es el aumento del valor para los accionistas
por encima de las expectativas, que se reflejan en la rentabilidad exigida por los accionistas, pero
además es el signo de salud de la gestión empresarial, generalmente más aceptado hoy en términos
financieros, por lo que considero debe ser un objetivo que no debe faltar en el Plan Estratégico de
cada empresa.
Conclusiones:
La creación de valor permite cubrir las deudas adquiridas sin que descapitalizar a los
inversionistas, obteniendo beneficios al ser financiados por bancos o inversionistas externos.