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Selección de textos 2018

Conoce la historia del papá soltero que enseña a peinar niñas


Philippe Morgese, un padre norteamericano, inspira a otros a aprender a peinar a sus hijas.
Por: Lizeth Salamanca Galvis
Febrero 03 de 2017, 11:10 a.m.
Si eres padre de una o varias niñas es probable que alguna vez te has encontrado ante el reto de peinar sus cabelleras.
Quizá has fracasado cuando tus pequeñas han pedido que les hagas una trenza o una perfecta ‘cola de caballo’ y es
probable que esta sea una tarea de la que solo se encarga mamá. Pues bien, ‘Daddy Daughter Hair Factory’ (La fábrica
de pelo de la hija de papá), podría ser la solución.

Se trata de una iniciativa creada por Philippe Morgese, un padre soltero oriundo de Daytona Beach, Florida, que les
enseña a otros padres a peinar a sus pequeñas a través de tutoriales en su canal de YouTube; por medio de su página
web www.daddydaughterhairfactory101.com, un blog en donde da consejos para manejar y cuidar el pelo de la niñas,
tips y técnicas para aplicar, herramientas infaltables y trucos para facilitar los peinados; en su cuenta de Facebook
donde ha logrado consolidar una comunidad de más de 60.000 padres y seguidores.

Su ‘fábrica de peinados de niña’ empezó cuando Philippe tuvo que ingeniarse la manera de arreglar a su pequeña hija,
Emma, toda vez que ella y su pelo comenzaron a crecer hace unos seis años.

“Después de luchar con su cabello, me di a la tarea de aprender la mayoría de los peinados más básicos siguiendo
videos en internet y ensayando con cada uno. Fallé un montón de veces pero disfrutamos el tiempo juntos. Emma
siempre ha sido muy solidaria y orgullosa de mis intentos y eso me motivaba a mejorar cada día”, cuenta Philippe.

Pero la idea no tardó mucho tiempo en salir de casa. “Se me ocurrió que podía compartir mi experiencia con otros
padres cuando un amigo se divorció y se quedó solo con sus dos niñas. Entonces me pidió ayuda y descubrí que otros
padres también podrían necesitarla”, recuerda.

Comenzó con una sencilla clase en su barrio y convocó a padres que quisieran aprender a manejar las cabelleras de
sus niñas. La respuesta fue extraordinaria: decenas se sumaron y reclamaron más lecciones.

La iniciativa empezó a tomar fuerza con la realización de talleres a nivel local hasta el punto que lo empezaron a
contactar de otros lugares más allá de Florida. “Supe que tenía que ayudar a guiar a aquellos que no podían llegar a
mis clases, entonces decidí usar la tecnología para conectarme con padres en todo el mundo”, afirma el hombre.

Hoy, cuenta con más de un centenar de videos colgados en YouTube y en Facebook, donde también realiza shows en
vivo, interactúa con el público y responde preguntas en tiempo real. A su vez, en Florida logró que 13 padres y sus
pequeñas se sumaran al proyecto y estén impartiendo clases gratuitas en sus comunidades.
“El objetivo real de todo esto es fomentar vínculos más fuertes entre padres e hijas –explica Philippe-. Más allá de
crear un peinado buscamos que se construyan relaciones de confianza y de complicidad, que disfruten tiempo juntos
y esta es una excusa sencilla con la que los hombres pueden jugar un papel importante en el día a día de sus hijas”.

Hoy por hoy, recibe entre 20 a 40 mensajes en un día poco movido. Llegan de todas partes del mundo animando su
labor o pidiéndole ayuda.

Sin embargo y más allá de su éxito, Philippe no pierde la esencia con la que inició esta aventura: “El tiempo que
pasamos juntos es la clave para construir una relación fuerte. Cada mañana y cada noche, mientras le cepillo el pelo a
Emma, hablamos sobre nuestro día. Esto nos da un tiempo para establecer la comunicación, que es importante para
los niños”, señala.

Finalmente, la recomendación que le da a los padres que se quieran involucran de esta manera con sus niñas es simple:
“Diviértanse y no se detengan debido a las normas de género. Yo he tenido las uñas pintadas por Emma, me ha hecho
el pedicure y hasta me ha maquillado y he disfrutado cada momento”, puntualiza.

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Selección de textos 2018
LA NACION | EL MUNDO

La increíble historia de un padre que para apoyar a su hijo decidió vestirse con ropa
de mujer
Octubre de 2012
Nils Picket tiene un niño de cinco años al que le gustar usar vestidos, maquillarse y pintarse las uñas; "Que un niño se
ponga una falda no es malo", sostuvo.
Pickert y su hijo salieron a pasear libremente por un pequeño pueblo de Alemania, ambos vestidos con polleras. "Que
un niño se ponga una falda no es malo, no hace daño a nadie", es el mensaje que quiere trasmitir.
Su experiencia fue relatada en primera persona en la revista "Emma" y rápidamente recorrió el mundo. La fotografía
de ambos se reprodujo por las redes sociales y los blogs. "No estoy dispuesto a que mi hijo crezca bajo la presión de
unos valores sociales en los que no creo, y que considero que dañan más de lo que benefician. Los roles establecidos
sólo coartan las libertades individuales de cada persona, impidiendo que nos desarrollemos como nuestra naturaleza
nos dicta", dijo en el artículo.
Pickert es periodista y trabaja como freelance para algunos medios. Y eso lo impulsó a querer contar su historia. Pero
lo que no esperaba es la repercusión que tuvo; incluso, el artículo
fue traducido a varios idiomas. La consecuencia fue una terrible
exposición mediática para su hijo lo que lo ha llevado a pensar en
contratar un guardaespaldas que evite a la prensa acercarse al
niño. "Menos mal que la reacción mundial ha sido
mayoritariamente positiva. De lo contrario, no quiero ni pensar
en la situación en la que estaríamos", admitió.
Cuando los compañeros de la escuela burlan a su hijo, él responde
tranquilo y orgulloso: "Ustedes no se atreven a vestir polleras
porque sus padres tampoco se atreven".
Nils Pickert, con su hijo de cinco años, en un pueblo alemán
Crédito: Revista Emma

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Selección de textos 2018

Depilarse o no, esa es la elección


EL PAIS 6 JUN 2012 - 05:01 ART
La cuchilla ya no es suficiente. Las mujeres, y en número creciente los
hombres, se eliminan el vello del cuerpo definitivamente con nuevas técnicas
de láser. Pero no todas. La periodista irlandesa Emer O’Toole, de 28 años,
dejó de depilarse hace casi dos años, primero como experimento para un
artículo que publicó en el blog The Vangenda, y posteriormente en el diario
británico The Guardian. Pero acabado el ensayo (de 18 meses), decidió no
volver a rasurarse las axilas y las piernas. Su iniciativa se ha convertido en un
fenómeno, que incluso la ha llevado a los platós de televisión en Inglaterra.
¿Por qué causa tanto revuelo que una joven elija dejar crecer su vello
corporal?
Está claro que en la práctica cualquier mujer puede elegir no depilarse, pero
¿de verdad es una opción? Solo hay que abrir el debate entre amigas para
comprobar que no. Las “razones estéticas” se imponen a la Naturaleza, la que
hace que aunque los cortemos, los pelos de las piernas, las ingles, el bigote, las cejas, las axilas… vuelvan a crecer.
Para Emer o’Toole “eliminar el vello es producto de la industria de la belleza” y no es una opción para las mujeres. “Mi
madre pudo elegir depilarse o no cuando era pequeña. Yo no pude. Cuando cumplí 13 años y me empezó a crecer el
vello, nadie me explicó las opciones que tenía acerca de la depilación. Se enseña a las chicas jóvenes que las cosas que
pasan en su cuerpo cuando llegan a la pubertad son repugnantes y que deben eliminar cualquier rastro de ellas o
avergonzarse de sí mismas. Eso no habla bien de la actitud de la sociedad respecto al cuerpo de la mujer”, dice en un
correo electrónico.
También los hombres tienen lo suyo, el afeitado matutino no es del gusto de todos, pero
no es noticia que un varón se deje crecer la barba o luzca unas piernas velludas. Que Julia
Roberts no depile sus axilas, sí.

La Wikipedia, la enciclopedia virtual -aunque no es 100% fiable-, puede dar una idea de lo
que significa la depilación en el contexto actual. Dice así: “Vello no deseado en las mujeres:
(…) las axilas, las piernas y todo aquel vello que no se considere propio del sexo femenino”,
a saber: bigote, barriga, pezones, nalgas, tripa… Los cuerpos rasurados son, entonces,
condición para la feminidad y, por extensión, de la belleza (en la mujer). Lo fue para el
personaje de ficción Betty, la fea, que no dejó de serlo hasta que hizo desaparecer su
entrecejo, se quitó los pelos del bigote y se hizo la cera en las piernas. (Además de quitarse
las gafas y el aparato de los dientes).
O’Toole apunta razones más profundas que una mera adaptación a un determinado canon
de belleza (que cambia cada tanto en la Historia). “Creo que la obligación de no tener vello
para las mujeres es fruto de la cosificación y mercantilización del cuerpo de la mujer bajo el capitalismo. Las mujeres
han sido convencidas de que su cuerpo es erróneo y necesitan comprar productos y servicios para modificarlo y ser
consideradas femeninas. Hacer que las mujeres se sientan inseguras sobre sus cuerpos es una empresa muy rentable.
La industria de la "belleza" vale millones”.
La periodista no mostró ningún complejo, sin embargo, al levantar sus brazos y dejar ver la mata frondosa de pelo en
sus axilas en un programa matutino ‘This morning’ de la televisión nacional inglesa. No pudo enseñar las piernas, que
tampoco habían visto la cuchilla durante meses. Llevaba botas altas, pero no para esconder sus pelos. “Son mis
favoritas”, explica O’Toole. “No me visto para enseñar o tapar mi vello. Simplemente llevo lo que me gusta”, añade.
La cadena organizó una encuesta mientras la joven debatía sobre el tema (depilación si o no) con Michelle Devine. Un
80% de la audiencia dio la razón a la segunda: mejor libre de pelos que libre de la preocupación de eliminarlos.
Pero, ¿qué opinan sus familiares y amigos sobre su decisión? “Hubo algunas reacciones negativas al principio, pero
me comuniqué abiertamente con las personas que reaccionaron mal, y ahora todo el mundo me apoya. Mis amigos y
familia están acostumbrados a mis axilas peludas y ya no se dan cuenta”. ¿Y su pareja? “Conocí a mi novio en una
fiesta hace poco más de un año. Él me ama y me encuentra atractiva. No le importa si me afeito o no”.
La experiencia (y las imágenes) de Emer O’Toole han abierto el mismo debate en Internet y numerosos medios
internacionales. El británico Daily Mail tituló la noticia con un “Pelos en las axilas. ¿Una nueva declaración feminista?”.
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Selección de textos 2018
El estadounidense The New York Times publicó el pasado abril un reportaje sobre el vello en las celebrities: "Unshaven
Women: Free Spirits or Unkempt?" (Mujeres sin depilar, ¿espíritus libres o descuidadas?). El diario apuntaba que existe
la tendencia a pensar que son "descuidos". Pero no siempre es así. Dejarse crecer el vello, por oposición a lo
culturalmente establecido, ha sido (y es) un símbolo de libertad en las mujeres, como quitarse el sujetador. Cuando
Salma Hayeck repobló sus cejas para encarnar a Frida Khalo en el cine dijo: “Mi interpretación sobre su obsesión con
sus cejas es que para ella eso representaba libertad”.
Aunque la verdadera libertad estriba, como en cualquier otra acción de la vida, en la posibilidad de elegir. Para Emer
O’Toole no la hay. Y ha decidido cambiarlo, empezando por ella misma. Pero no cree que la solución sea imponer un
nuevo canon (velludo) de belleza. “Yo creo en la elección individual y nunca le diría a nadie lo que debe o no debe
hacer con su cuerpo”. “El afeitado debe ser una opción para los hombres y mujeres”, concluye.

Maratón de Boston (1967)


Kathrine Virginia "Kathy" Switzer (Amberg, 5 de enero de 1947)
es una escritora, comentarista de televisión y maratonista
estadounidense, más conocida por ser la primera mujer en
correr una maratón (la maratón de Boston) con un dorsal.
Fue la primera mujer en correr una maratón con dorsal, prueba
que estaba destinada exclusivamente a los deportistas varones,
cuando en la maratón de Boston de 1967 logró, inscribiéndose
como KV Switzer, partir de la línea de meta con el dorsal 261 y
llegar a cruzar la línea final después de 4 horas y 20 minutos.
En el transcurso de la carrera, uno de los comisarios,
llamado Jock Semple, que ejercía de codirector de la carrera,
detectando que Kathrine Switzer era, efectivamente, una mujer, intentó detenerla, salió detrás de ella y le gritó: "¡Sal
de mi carrera y devuélveme el dorsal!". Pero la colaboración de su novio y de algunos corredores, que la escoltaron
hasta la meta, impidió que la atleta fuera retirada de la competición.
Semple intentó detenerla, porque cualquier tipo de incidente podría provocar la pérdida de los permisos para celebrar
la Maratón. Bobbi Gibb -quien también corrió la maratón aquel año (pero sin dorsal), y que acabó por delante de
Switzer- dijo estar segura de que Semple no sólo la había visto aquel año, sino también el año anterior, cuando fue la
primera mujer en lograr acabar la maratón de Bostón por delante de más de 290 de los 415 corredores inscritos.
También aquella vez corrió sin dorsal.
Switzer ganó la maratón de Nueva York de 1974 y quedó segunda en la maratón de Boston de 1975, donde logró su
mejor marca con un tiempo de 2 horas, 51 minutos y 37 segundos.
[Fuente: Wikipedia]

Determinaciones sociales
Muy pocas cosas están programadas por la biología. Nos es preciso, evidentemente, comer, beber y dormir; tenemos
capacidad de sentir y dar placer, necesitamos afecto, y valoración por parte de los otros, podemos trabajar, pensar y
acumular pensamiento. Pero cómo se concrete todo eso depende de las circunstancias sociales en las que somos
educados, maleducados, hechos y deshechos. Qué y cuantas veces y a qué horas comeremos y beberemos, cómo
buscaremos o rechazaremos el afecto de los otros, qué escalas y qué valores utilizaremos para calibrar amigos y
enemigos, qué placeres nos permitiremos y cuáles renunciaremos, a qué dedicaremos nuestros esfuerzos físicos y
mentales, son cosas que dependen de cómo la sociedad –una sociedad que nos nunca la única posible, aunque no
sean todas posibles- nos las defina, limite, estimule o proponga. La sociedad nos marca no sólo un grado de concepto
de satisfacción de las necesidades sino una forma de sentir esas necesidades y de canalizar nuestros deseos.
[Vincent Marques, No es natural: Para una sociología de la vida cotidiana, 1982]

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Helen Mirren: “Ninguna mujer debería tener que explicar por qué no tiene hijos”
En nuestras sociedades, cada vez son más las mujeres que llegan a la madurez sin hijos, y muchas las que dejan de
plantearse tener descendencia, incluso teniendo una pareja estable. Pero eso no es 'gratis': la sociedad no perdona
fácilmente a las que no quieren convertirse en madres. Las declaraciones recientes de Helen Mirren y la polémica
generada lo vienen a constatar una vez más.

La sociedad no entiende que una mujer no quiera tener hijos.

Helen Mirren, la actriz británica de 67 años, es frecuentemente


preguntada por la cuestión: '¿por qué no has tenido hijos?' En la
revista Vogue, vuelven sobre el tema en una entrevista que ha
despertado numerosas reacciones.

Mirren ha hablado en numerosas ocasiones sobre este asunto, pero


ahora lo ha hecho de manera tajante: 'No tengo instinto maternal
alguno'. Admite que durante años esperó convertirse en madre, pero 'no era mi destino. No me preocupa lo que la
gente piense', sentencia en la entrevista. En su caso, no eran las mujeres las más insistentes, y sí los hombres de cierta
edad, que le recordaban una y otra vez que el reloj biológico iba avanzando sin pausa.

Las que deciden no tener hijos se sienten obligadas a justificarse constantemente. En nuestra sociedad en que los
niños son los reyes de la casa, las parejas sin hijos se suelen sentir juzgadas y presionadas. Pero son más y más cada
año: el 25 por ciento de las mujeres en edad fértil en Gran Bretaña, una de cada cinco estadounidenses en el inicio de
los 40... En España, la media de número de hijos por mujer en edad de procrear está en 1,07. Por trabajo, por
prioridades, por aplazamientos o simplemente porque una no se ve como madre son algunos de los motivos.

Y ellas se quejan, a veces en voz alta, de la presión que la sociedad ejerce de muy diversas formas sobre su situación
de 'sin hijos'. Pensemos por un momento en cuántas veces la prensa rosa especula sobre las famosas -Jennifer Aniston,
Cameron Diaz...- que están por los treinta y tantos o más, preguntándose, '¿está embarazada?'.

La propaganda y la presión sobre las mujeres (o parejas) que no tienen hijos es fuerte. Eso es lo que plantea la escritora
Sue Fagalde Lick en Childless by marriage: '¿No os enfada ver las redes sociales inundadas de fotos de bebé?', pregunta
a sus lectoras.

En palabras de Helen Mirren: 'esas mujeres sin hijos no deberían sentir que hay algo estropeado o erróneo en ellas',
subraya la actriz. Como siempre ha mostrado una actitud decidida y sin culpabilidad por su condición de no-madre,
muchas personas la han tomado como 'modelo de inspiración'. 'Ninguna mujer debería tener que explicar por qué no
tiene hijos', concluye The Queen.

Terminamos con una reflexión: un escritor, político, actor o empresario, que llega a los sesenta sin haber criado
descendencia, ¿tendrá que contestar sobre ese punto de su biografía cada vez que habla con la prensa? ¿Qué opinas
del hecho de que cada vez más mujeres decidan que no se convertirán en madres?

Vía / Yahoo News


Fecha de Publicación: 2014-03-07 13:49:06

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Selección de textos 2018

SÓCRATES: La condena de un filósofo


En la Grecia del siglo IV antes de Cristo, más precisamente
en Atenas, vivía un filósofo llamado Sócrates. Éste era un
ciudadano que caminaba por su querida Atenas rodeado de
discípulos, la mayoría de los cuales eran jóvenes de familias
ricas. Sócrates sostenía que, para poder conocer, es
necesario primero aceptar que no se sabe. El que cree que
sabe no tiene deseos de saber. Por eso, la primera sabiduría
es el reconocimiento de la propia ignorancia. Él mismo se
autodenominaba un ignorante. Pero estaba orgullo de su
ignorancia porque, según él, era una “ignorancia sabia”.
Sócrates afirmaba que existen dos tipos de ignorancia: la
ignorancia sabia y la ignorancia necia. La ignorancia sabia
es la ignorancia consciente: implica saber que no se sabe. La ignorancia necia es la que ignora a sí misma: no se sabe
pero se cree saber. Todos los hombres somos ignorantes pues, frente a lo que nos falta saber, lo que ya sabemos es
ínfimo. Sócrates se había propuesto una tarea en su vida: lograr que sus conciudadanos reconocieran su ignorancia y
que se abrieran así a la posibilidad de conocer. Para ello, todos los días, dialogaba con los sabios de Atenas y con los
sabios que venían de otras partes de Grecia. Les preguntaba: ¿qué es la virtud?, ¿qué es la justicia?, ¿qué es la verdad?,
¿qué es la belleza?, ¿qué es el amor? Y los sabios respondían con mucha seguridad sobre todos estos temas. Pero
Sócrates no se conformaba con sus respuestas y seguía preguntando. Con esta serie de preguntas mostraba a su
interlocutor las contradicciones y los errores de sus argumentos. Hasta que éstos, vencidos, reconocían ignorar la
respuesta correcta. ¿Les daba Sócrates la respuesta? No, porque él tampoco la tenía. Él simplemente les demostraba
a sus conciudadanos y a los extranjeros ilustres que visitaban Atenas, que sus opiniones se basaban en la costumbre y
no en la razón y que eran incapaces de defender con argumentos correctos lo que consideraban bueno, justo o
verdadero. Trataba en su de poner en evidencia todo lo que había de infundado o de poco claro en las ideas aceptadas
por sus semejantes.

Cuando Sócrates ya tenía setenta años, fue acusado ante los Tribunales de Atenas de “no creer en los dioses de la
ciudad e introducir divinidades nuevas” y de “corromper a los jóvenes”. Esta acusación fue presentada por Anito, Licón
y Meleto. El cargo de no creer en los dioses y de introducir nuevas divinidades no tenía fundamento, pues Sócrates
nunca se mostró contrario a las creencias religiosas de su tiempo. Pero era una acusación grave que podía justificar la
condena a muerte. El cargo de corromper a los jóvenes significaba acusar a Sócrates de apartar a los jóvenes del saber
tradicional, de hacerlos dudar sobre la moral, impartida por sus padres. (Se debe tener en cuenta que estos jóvenes
ricos estaban destinados a ser los dirigentes políticos de la ciudad.)

En su defensa Sócrates negó la legitimidad de su acusación. Él estaba convencido de haber beneficiado a los atenienses
con su tarea. Consideraba que les había ofrecido un servicio, que los había alertado sobre la necesidad de reflexionar,
de no dejarse llevar por las creencias infundadas, de utilizar la propia razón para comprender el universo y la conducta
de los hombres. Además, él no había enseñado ninguna doctrina en particular ni había tenido intenciones políticas.
Por todo eso, Sócrates se creía con derecho a un premio en lugar de una condena.

El jurado dictaminó la condena a muerte. Según las costumbres de la época, Sócrates debía beber cicuta, el veneno
que le quitaría la vida. Sus discípulos y amigos le ofrecieron la posibilidad de escapar, de ir a vivir a otra ciudad griega.
Pero Sócrates prefería la muerte al ostracismo1. Además, si buscaba una salida de ese tipo, estaría traicionando toda
una vida consagrada a la filosofía. En el año 399 antes de Cristo, Sócrates murió envenenado en compañía de quienes
siempre estuvieron junto a él. [Filosofía, AIQUE]

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Destierro
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La alegoría de la caverna
(República, VII, 514 a - 521 b), uno de los pasajes más famosos -quizás el más famoso de todos- de la literatura
filosófica, y al par un trozo de antología literaria. Resumen de Adolfo Carpio, Principios de Filosofía.

Platón se vale de una alegoría para dar forma plástica, digamos, a las teorías que se acaban de esbozar, y al mismo
tiempo para expresar "dramáticamente" la condición y el destino del hombre -ya que, al fin de cuentas, no es la
filosofía otra cosa sino la plena asunción de este destino y condición. Se trata de la alegoría de la caverna

Para comprender mejor lo que Platón dice, conviene valerse del esquema precedente. Supongamos la ladera de una
montaña, sobre la cual se abre la entrada de una caverna. Dentro de la caverna hay hombres que están sentados y
encadenados, de tal manera que no pueden ni siquiera girar sus cabezas o inclinarlas, sino que se ven obligados a
mirar solamente la pared que tienen a su frente, en el fondo de la caverna. A sus espaldas, y hacia arriba, subiendo la
pendiente de la caverna, hay una especie de tapia o paredilla, detrás de la cual corre un camino por el que marchan
hombres llevando sobre sus cabezas objetos artificiales que sobresalen por encima de la tapia. Todavía más atrás y
más arriba hay una hoguera, que lanza su luz sobre estos objetos, los cuales a su vez proyectan sus sombras sobre la
pared del fondo de la caverna y a la cual miran los prisioneros. Aún más arriba, siguiendo la pendiente, se termina por
salir al mundo exterior, donde están los árboles, los animales, los cuerpos celestes y en definitiva el sol. Pues bien, la
caverna representa nuestro mundo, el mundo sensible; y el exterior de la caverna representa el mundo real, es decir,
el mundo de las ideas, cuya forma más alta, el Bien, está simbolizada por el sol.

El mundo sensible, entonces, resulta ser un mundo


de sombras de apariencias. Se ha observado que si
Platón hubiera vivido en nuestro tiempo, quizás
hubiese reemplazado la caverna por un
cinematógrafo. Los hombres que viven en la caverna
son, según Platón, prisioneros; y tal idea de que el
alma del hombre está como prisionera en este
mundo. Platón la toma del orfismo.

Los prisioneros de la caverna -es decir, nosotros


mismos, en este mundo sensible- no tenemos ni
libertad ni verdadero conocimiento, casi como le
ocurre al animal, en la medida en que es pura
sensibilidad y carece de la posibilidad de conocer las
ideas, puesto que no posee razón. El hombre, en
primera instancia, está confinado al conocimiento
sensible, y en tal sentido somos "prisioneros de las
apariencias", de los fenómenos, de los que sólo el
conocimiento propiamente dicho, es decir, en
definitiva, la filosofía, nos puede librar. Como el
"drama" de la alegoría consiste en "liberar" al prisionero para llevarlo hacia lo alto y terminar por sacarlo de la caverna,
la ficción narra el proceso de des-animalización del hombre, el proceso de su humanización o educación hasta llegar a
su realización plena. La alegoría, que ahora estamos en condiciones de leer y comentar, tiene propiamente tres partes:
I. La primera describe la caverna, los prisioneros y la vida que éstos llevan; II. La segunda nos habla de la liberación y
ascenso de un prisionero; III. La tercera, de su regreso al antro.

I. La vida en la caverna

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Selección de textos 2018
Habla Sócrates:

Y ahora -proseguí- compara con el siguiente cuadro imaginario el estado de nuestra naturaleza, según esté o no
esclarecida por la educación.

Tal como aquí se dice, la alegoría pretende ante todo representar simbólicamente nuestra naturaleza, nuestro ser-
hombres, según que esta naturaleza nuestra se encuentre en estado de plenitud o no. El texto griego emplea la palabra
paídeia (παιδεια), que se puede traducir por "educación", pero en el sentido de "formación" (lo que en alemán se
llama Bildung), es decir, en el sentido del proceso mediante el cual se "forma" el hombre a partir de su animalidad, el
proceso consistente en el despliegue de las posibilidades del hombre. Ese despliegue está determinado y presidido
por un modelo previo, por un "aspecto" (idea) determinante que lo guía, y que no es sino la idea misma de hombre
como ideal que toda persona debiera esforzarse por desarrollar en sí, el ideal que está como dormido en forma de
posibilidades o potencialidades, y que justamente se trata de despertar.

La situación en que encuentran los prisioneros es la situación con que comienza nuestra humana existencia:
comenzamos estando como "dormidos", es decir, "olvidados" de lo que en realidad somos -el olvido, para Platón, de
que nuestro verdadero ser no es el ser físico, sensible, corporal, sino nuestra alma. Pero si estos términos de "alma" y
"cuerpo" -sobre todo entendidos como entidades diametralmente opuestas- parecen expresiones poco adaptadas a
los problemas y al contexto de nuestro mundo contemporáneo, puede expresarse lo que dice Platón con ayuda de
otra terminología. Con expresiones de la filosofía de la existencia, se dirá entonces que, en primera instancia, y ante
todo, vivimos en el anonimato, en el olvido de nosotros mismos, porque en nuestra vida diaria somos, no nosotros
mismos como auténticas personalidades libres, sino que nos encontramos sometidos al poder de un tirano impersonal,
que en términos sociológicos puede denominarse "la
gente", y que en términos filosóficos llama Heidegger el
"se" o el "uno". En efecto, en la mayor parte de nuestros
actos no nos comportamos como personas autónomas
que libremente deciden hacer esto o lo otro, sino que
hacemos lo que la "gente" hace; compramos un aparato
de televisión o nos cortamos el cabello de cierta manera,
porque "la gente" ve televisión, porque "se" usa tal corte
de cabello, "uno" compra tal semanario presuntamente
intelectual porque es lo que "se" lee. Se trata entonces
de actitudes, inclusive de "ideas", que se adoptan por
una especie de imposición del medio social en que se
vive; y en todos esos casos es el "se", el "uno", el
impersonal, el que decide, y no nosotros mismos; y esa
tiranía o dominación impide entonces que llevemos una existencia auténtica, nos impide descubrirnos en lo que
nosotros mismos somos, y oculta nuestra verdadera realidad con la especie de máscara que nos impone. Y es preciso
no perder de vista que el impersonal no sólo dicta las modas en materia de ropas o peinados, sino que también hay
modas en el campo de las ideas, esto es, ideas impuestas por "la gente": son muchos, en efecto, los que participan de
determinadas ideas políticas porque son las ideas políticas de moda, lo que "queda bien", lo que ahora "se" piensa -
como si el impersonal pudiese pensar, y olvidando que el pensar es siempre eminentemente personal. Ahora bien,
nuestro objeto, puesto que nos dedicamos a la filosofía, y en general el objeto de todo hombre que no quiera ser
víctima del engaño, es llegar a la verdad que se esconde tras los fenómenos de este mundo sensible, o tras las
opiniones del impersonal. Por tanto, si se quiere alcanzar la verdad, debemos comenzar por eliminar el error, porque
en nuestro punto de partida, como en la situación en que Platón inicia su relato, en la condición con que comienza en
cada caso la existencia humana, nos encontramos en el error: ésta parece ser la situación primera del hombre. Por eso
Sócrates había enseñado que el método filosófico ha de comenzar por la refutación, que consiste en purgar el alma
de los falsos conocimientos que la tienen encadenada y le impiden el acceso a la verdad; luego, ya purificada, podrá
volverse sobre sí misma y reconocerse tal como en realidad es. De esta manera puede verse que lo dicho por Platón
al afirmar que estamos viviendo en un mundo de sombras, dominados y tiranizados por las apariencias, etc., si le
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quitamos el lenguaje religioso o mitológico con que muchas de sus afirmaciones están envueltas, resulta expresar lo
que es la situación del hombre en cualquier época, inclusive la nuestra. La filosofía platónica, pues, no es nada del
"pasado", si con ello queremos referirnos a algo definitivamente caduco; no es una reliquia ni tema de anticuarios,
sino que su pensamiento está pleno de posibilidades que la reflexión actual debe explotar adecuadamente. Luego de
las palabras de Sócrates citadas, se describe la condición y vida de los prisiones, tal como lo hemos hecho más arriba
y según las hemos representado con ayuda del dibujo. Y después de tal descripción, Glaucón, uno de los interlocutores
de Sócrates, no puede menos que observar admirado:

-¡Extraño cuadro y extraños cautivos! -exclamó.

-Semejantes a nosotros,

contesta Sócrates. Porque aunque es evidente que el cuadro que ha descrito es bien extraño, Sócrates insiste en que
en todo caso ésta es la situación en que el hombre se encuentra; y si el hombre normalmente no se da cuenta de lo
extraño de ese modo de existir en que se ignora a sí mismo y vive de modo inauténtico, es justamente porque vive en
él, y por ello le parece "natural"; lo extraño brota de la circunstancia de que Sócrates enfoca tal situación desde fuera
de la misma, y al que está inmerso en ella entonces le parece algo inusual, por ignorancia de la manera cómo
efectivamente está existiendo. Por ello Sócrates dice que tales cautivos son "semejantes a nosotros". Y agrega:

-Y ante todo, ¿crees tú que en esa situación puedan ver, de sí mismos y de los que están a su lado, alguna otra cosa
fuera de las sombras que se proyectan, al resplandor del fuego, sobre el fondo de la caverna expuesto a sus miradas?

-No -contestó-, porque están obligados a tener inmóvil la cabeza durante toda su vida.

De manera que los prisioneros no ven más que las sombras que se proyectan en el fondo de la caverna, y como éstas
son lo único que conocen, las toman por la realidad.

-Y en cuanto a los objetos que transportan sobre sus espaldas [quienes caminan detrás de la tapia], ¿podrán ver otra
cosa que no sean sus sombras?

-¿Qué más pueden ver? Las sombras que ven los prisioneros, y que toman por la realidad, no son sólo las sombras de
sí mismos, sino también las sombras de los objetos artificiales que sobresalen por encima de la tapia.

-Y si pudieran hablar entre sí, ¿no juzgas que considerarían objetos reales las sombras que vieran?

-Necesariamente

Los prisioneros hablan,


y si hablan
naturalmente tendrán
que hablar de algo;
pero como no conocen
otra cosa sino las
sombras, tendrán que
hablar sobre ellas,
considerándolas, no
como lo que son -es
decir, sombras-, sino
como la realidad.

-¿Y qué pensarían si en


el fondo de la prisión hubiera un eco que repitiera las palabras de los que pasan? ¿Creerían oír otra cosa que la voz de
la sombra que desfila ante sus ojos?

-¡No, por Zeus! -exclamó.


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En el fondo de la caverna hay un eco, de modo tal que la voz de los que caminan detrás de la tapia parece brotar de
las sombras; por tanto, los prisioneros creerán que el eco no es sino la voz de las sombras mismas. En una palabra,
entonces,

-Es indudable -proseguí- que no tendrán por verdadera otra cosa que no sea la sombra de esos objetos artificiales.

Y suponiendo que allí hubiese honores, alabanzas y recompensas establecidos entre sus moradores para premiar a
quien discerniera con mayor agudeza las sombras errantes y recordara mejor cuáles pasaron primeras o últimas, o
cuáles marchaban juntas y que, por ello, fuese el más capaz de predecir su aparición [...]

Un poco más adelante se agrega todavía algo sobre la vida de los prisioneros:

Los prisioneros se honran y alaban y tienen poder según su capacidad para ver las sombras, recordarlas mejor y
predecir lo que ha de suceder. Platón alude, probablemente, a los políticos corrientes, meros empíricos en el sentido
más limitado de la palabra, dotados tan sólo de habilidad o maña para recordar lo que sucede usualmente, y obrar en
consecuencia.

Si se resume este primer momento de la alegoría, diremos entonces que los prisioneros se encuentran en el estado
de espíritu que se llamó eikasía o imaginación, que es el inferior en la escala del "saber": de tal manera los prisioneros,
es decir, los hombres en su vida corriente, se encuentran en la forma inferior de existencia posible, "prisioneros" de
las apariencias o fenómenos, según se ha dicho.

II. La liberación del prisionero

La segunda parte de la alegoría va a narrar la liberación de un prisionero y su ascenso fuera de la caverna; ello acontece
en cuatro momentos. a) En primer lugar, la liberación misma. Sigue hablando Sócrates:

-Considera ahora -proseguí- lo que naturalmente les sucedería si le los librara de sus cadenas a la vez que se los curara
de su ignorancia.

De lo que se trata es, pues, de librar al prisionero de su ignorancia, de su falta de pensamiento; y ello va a acontecer
como proceso de "formación" o cultura, como aprendizaje del pensar.

Si a uno de esos cautivos se lo libra de sus cadenas y se lo obliga a ponerse súbitamente de pie, a volver la cabeza, a
caminar, a mirar la luz, todos esos movimientos le causarán dolor, y el deslumbramiento le impedirá distinguir los
objetos cuyas sombras veía momentos antes.

El prisionero echa ahora su mirada, no sobre las sombras, sino sobre las cosas cuyas sombras antes veía; pero en
realidad no puede decirse, por el momento, que "vea" estas cosas, porque como su vista no está acostumbrada sino
a la oscuridad, el exceso de luz que ahora experimenta le deslumbra y no puede distinguir los objetos con que se
enfrenta.

¿Qué habría de responder, entonces, si se le dijese que momentos antes sólo veía vanas sombras y que ahora, más
cerca de la realidad y vuelta la mirada hacia objetos reales, goza de una visión verdadera?

Es obvio que estará convencido de que las sombras eran más reales que los objetos que ahora ve, porque las sombras
las discernía perfectamente bien, eran para él algo claro, puesto que su ojo estaba adaptado a ellas.

Supongamos, también, que al señalarle cada uno de los objetos que pasan, se le obligara, a fuerza de preguntas, a
responder qué eran; ¿no piensas que quedaría perplejo, y que aquello que antes veía habría de parecerle más verdadero
que lo que ahora se le muestra? -Mucho más verdadero- dijo.

No solamente el prisionero no puede contemplar adecuadamente los objetos que ahora se le presentan, sino que,
peor aún, no puede reconocerlos como los objetos que proyectaban las sombras. Se encuentra en un estado de
completa confusión o turbación. Y es que, precisamente, cuando comienza la educación (paideia), la reflexión
filosófica, cuando el hombre empieza a salir de la tiranía de la "gente", del impersonal, se siente como perdido,
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turbado, confuso, porque todo lo anterior, en que hasta ese momento había vivido, le parecía claro y evidente, en
tanto que ahora todo lo ve borroso y oscuro -a pesar de que se trata de cosas más verdaderas y reales que las que
antes percibía.

-Y si se le obligara a mirar la luz misma del fuego, ¿no herirá ésta sus ojos? ¿No habrá de desviarlos para volverlos a
las sombras, que puede contemplar sin dolor? ¿No las juzgará más nítidas que los objetos que se le muestran?

-Así es- dijo.

Evidentemente su vista se turbará aún más, y sus ojos sufrirán todavía más, si se le obliga a fijarlos en la luz de la
hoguera; e intentará volver la cabeza para recobrar la visión de las sombras, que está convencido son más reales.

-Y en caso de que se lo arrancara por fuerza de la caverna -proseguí-, haciéndolo subir por el áspero y escarpado
sendero, y no se lo soltara hasta sacarlo a la luz del sol, ¿no crees que lanzará quejas y gritos de cólera? Y al llegar a la
luz [es decir, fuera de la caverna], ¿podrán sus ojos deslumbrados distinguir uno siquiera de los objetos que nosotros
llamamos verdaderos?

-Al principio, al menos, no podrá distinguirlos -contestó.

A todos los inconvenientes anteriores se agrega ahora otro más: al prisionero se lo arrastra -puesto que él de buen
grado no quiere salir- fuera de, la caverna; y entonces, a la luz del día, no podrá ver ya nada en absoluto, tan intensa
le resulta esta claridad comparada con las sombras entre las que antes había vivido a lo largo de años. Incluso ocurrirá
que, si el prisionero pudiera hacerlo, escaparía de sus liberadores para regresar a las profundidades de la caverna.

La situación es paradójica, y se asemeja a la de quien se acerca por primera vez a un curso de filosofía y oye hablar del
movimiento, del tiempo o de la valentía; hasta ese momento vivía muy tranquilo creyendo saber, más o menos
oscuramente, qué eran el tiempo, el movimiento o la valentía, pero ahora, con la filosofía, las cosas empiezan a
complicársele, todo lo que creía saber vacila, y se pregunta entonces para qué se habrá metido en tales problemas: en
términos de Platón, ese principiante quiere regresar a las sombras. Pero, tal como señalan las últimas palabras citadas,
aquí comienza un proceso de adaptación a las nuevas circunstancias, de que se ocupa el segundo momento de esta
segunda parte de la alegoría.

b) El prisionero liberado se va adaptando gradualmente a la nueva situación.

-Si no me engaño -proseguí-, necesitará acostumbrarse para ver los objetos de la región superior. Lo que más
fácilmente distinguirá serán las sombras, luego las imágenes de los hombres y de los demás objetos que se reflejan en
las aguas y, por último, los objetos mismos; después, elevando su mirada hacia la luz de los astros y de la luna,
contemplará durante la noche las constelaciones y el firmamento más fácilmente que durante el día el sol y el
resplandor del sol.

-Sin duda.

-Por último, creo yo, podría fijar su vista en el sol, y sería capaz de contemplarlo, no sólo en las aguas o en otras
superficies que lo reflejaran, sino tal cual es, y allí donde verdaderamente se encuentra.

-Necesariamente -dijo.

El proceso por el cual el prisionero liberado se va adaptando a la nueva situación es un proceso gradual, y Platón habla
simbólicamente de los pasos que deberá seguir: primero aprenderá a discernir las sombras de las cosas exteriores a la
caverna, luego sus imágenes reflejadas, más tarde las cosas mismas, más adelante los cuerpos celestes de noche, luego
de día, y finalmente el sol. Esta es una de las enseñanzas de la alegoría: la necesidad de proceder gradualmente en el
orden de la educación. Es imposible ir de golpe a la metafísica imagínese qué ocurriría si a un niño de diez o doce años
se le leyese el trozo del Fedón sobre los iguales. Platón sostiene, de esta manera, que antes de penetrar en el estudio
de las ideas superiores es preciso un aprendizaje preparatorio: el estudio de las matemáticas. En cierto sentido -viene
a decir entre líneas- aquí se encuentra una de las fallas de los sofistas: haber cometido el error de discutir con
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Selección de textos 2018
cualquiera los temas morales, políticos o metafísicos, sin la necesaria preparación para ello -como quien quisiera
hablar de física atómica con quienes desconocen el álgebra elemental. Y lo que Platón dice de los sofistas quizá podría
aplicarse hoy día a las cuestiones políticas, que por suponer temas éticos y metafísicos sólo podrían abordar
adecuadamente quienes tuvieran la necesaria preparación filosófica.

c) En el tercer momento, el liberado descubre en el sol la causa suprema. Dice Sócrates:

-Después de lo cual, reflexionando sobre el sol, llegará a la conclusión de que éste produce las estaciones y los años, lo
gobierna todo en el mundo visible y que, de una manera u otra, es la causa de cuanto veía en la caverna con sus
compañeros de cautiverio.

Es evidente -afirmó- que, después de sus experiencias, llegaría a esas conclusiones.

El sol es la causa de todas las cosas, y a la vez lo que las gobierna. El sol, con su luz y calor, es la causa de todas las
cosas del mundo exterior, y a la vez, indirectamente, de las del mundo interior a la caverna, porque no podría haber
fuego sin el calor del sol. El sol representa la idea suprema, la Idea del Bien.

d) En el cuarto momento, el liberado recuerda la caverna y la vida que allí llevaba.

-Si recordara entonces su antigua morada y el saber que allí se tiene, y pensara en sus compañeros de esclavitud, ¿no
crees que se consideraría dichoso con el cambio y se compadecería de ellos?

-Seguramente.

Recuerda su vida anterior y siente alegría por haberla dejado, a pesar de que en un primer momento aborrecía la
nueva morada. Y a la vez experimenta cierto desdén y compasión por sus compañeros que aún viven en las sombras;
porque el "saber" que allí se tiene no es verdadero saber, sino el grado inferior de la opinión (dóxa), a saber, la
imaginación o conjetura (eikasía). Y continúa Sócrates:

¿Piensas tú que nuestro hombre seguiría deseoso de aquellas distinciones [honores y cargos que se otorgan los
prisioneros entre sí] y envidiaría a los colmados de honores y autoridad en la caverna? ¿O preferiría, acaso, como dice
Homero, "trabajar la tierra al servicio de otro hombre sin patrimonio" y sufrirlo todo en el mundo antes que volver a
juzgar las cosas como se juzgaban allí y vivir como allí se vivía?

Yo, al menos -dijo-, creo que estaría dispuesto a sufrir cualquier situación antes que vivir de aquella manera.

El que ha salido de la caverna sabe que todos los cargos y distinciones que se disciernen en el antro, no son más que
honores referidos a sombras, es decir, a algo cuyo valor es ínfimo. El pasaje de Homero que aquí se cita está tomado
de la Odisea, XI, 489. Allí Ulises baja a los Infiernos (Hades), que no eran, para la religión homérica, morada de castigo,
sino el lugar a donde iban, después de la muerte, las almas de los hombres, sus "sombras" o "dobles", para llevar allí
una existencia decaída, inferior, especie de pálido reflejo de lo que era su vida en este mundo. Ulises encuentra allí a
Aquiles, y es éste quien pronuncia las palabras citadas: aquí, en el Hades, podré reinar sobre las almas de los muertos
-viene a decir Aquiles-; pero preferiría vivir aunque fuese como asalariado antes que ser rey en un mundo de sombras.

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III. La misión del filósofo

Pues bien, el prisionero que se ha


desembarazado de las cadenas, que se ha
vuelto genuinamente libre con la visión de
la verdadera luz y la fuente de todo lo
verdadero, no es sino el filósofo llegado al
término del "viaje" que de la contemplación
de las cosas sensibles lo ha llevado a la
completa visión del mundo de las ideas, a
cuyo resplandor tan sólo se logra el
verdadero saber, el conocimiento supremo,
y, a la vez, indirectamente, el conocimiento
de lo sensible. Pero cuando el filósofo ha
alcanzado el conocimiento supremo, no le
es lícito quedarse allí, habitando fuera de la
caverna, a pesar del gozo que experimenta
en la visión de ese nuevo mundo. Debe
regresar al antro, donde están sus antiguos compañeros, sus semejantes. Pues el filósofo tiene una misión que cumplir
con los demás seres humanos -una misión educativa, iluminadora, liberadora: la de conducirlos también a ellos hacia
la verdad, tarea que corresponde a la misión que Sócrates consideraba que el dios le había confiado. De modo que la
tercera parte de la alegoría narra el regreso del liberado a la gruta.

-Y ahora considera lo siguiente -proseguí-: supongamos que ese hombre desciende de nuevo a la caverna y va a
sentarse en su antiguo lugar, ¿no quedarán sus ojos como cegados por las tinieblas, al llegar bruscamente desde la luz
del sol''

-Desde luego -dijo.

Con el regreso, se produce un nuevo enturbiamiento y entorpecimiento de la vista; pero producido ahora por un
fenómeno inverso al anterior: porque en este caso es, no el exceso, sino la escasez de luz lo que lo causa.

-Y si cuando su vista se halla todavía nublada, antes de que sus ojos se adapten a la oscuridad -lo cual no exige poco
tiempo-, tuviera que competir con los que continuaron encadenados, dando su opinión sobre aquellas sombras, ¿no se
expondrá a que se rían de él?

Junto a los prisioneros que han quedado en la caverna, el liberado parecerá torpe y se expondrá a que se burlen de él.
Todos conocemos, en efecto, multitud de anécdotas o chistes sobre los sabios "distraídos", que expresan exactamente
el fenómeno que Platón señala, porque esos hombres están habituados a ocuparse de cosas de las que el vulgo no se
ocupa, y por eso, en los menesteres cotidianos, se muestran torpes, "olvidados", "distraídos". En otro de sus diálogos,
en el Teétetos, relata Platón la siguiente anécdota referida a Tales:

Se cuenta que también Tales, estudiando una vez los astros y mirando hacia lo alto, cayó en un pozo, y una pequeña
esclava tracia, burlona y graciosa, se mofó de él, diciendo que por querer mirar el cielo, no distinguía lo que le era
próximo y se hallaba bajo sus pies. Estas palabras pueden aplicarse a todos los que se dedican a la filosofía [...]. Pero
cuando el filósofo eleva consigo a alguien [...] para investigar la justicia en sí y la injusticia en sí [...], el que tiene alma
pequeña debe pagar el tributo [de las bromas anteriores]: siente el vértigo de estar suspendido en las alturas, y
mirando hacia abajo, sorprendido y admirado, por la falta de hábito, inquieto, dudoso y balbuceante, suscita las risas,
no de las esclavas de Tracia o de cualquier ignorante (pues éstos no tienen conciencia de ello), sino de todos los que
se han educado como hombres libres.

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Selección de textos 2018
De manera que esta situación tiene dos caras, por así decirlo: los hombres corrientes pueden burlarse de cierta torpeza
del filósofo o de los científicos en la vida diaria, pero muchos más motivos tendrían los filósofos u hombres de ciencia
para burlarse de aquellos que intentan ocuparse de cuestiones filosóficas o científicas sin estar convenientemente
preparados para ello.

Continúa el texto de la alegoría:

¿No le dirán que por haber subido a las alturas ha


perdido la vista y que ni siquiera vale la pena intentar
el ascenso? Y si alguien ensayara libertarlos y
conducirlos a la región de la luz, y ellos pudieran
apoderarse de él y matarlo, ¿es que no le matarían?

-Con toda seguridad -dijo.

Los prisioneros atribuyen la torpeza del liberado al


hecho de haber salido al exterior de la caverna; por
tanto, considerarán como perjudicial salir del antro. Y
si alguien intentase liberarlos, como ignoran que se
trata de una liberación, se resistirían e inclusive
matarían a quien lo pretendiese -en lo cual hay, sin
duda, alusión al destino de Sócrates, muerto
precisamente por intentar liberar de las cadenas de la
ignorancia a sus conciudadanos.

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Selección de textos 2018
El comienzo de la filosofía
“Fue a principios del siglo VI, en la Mileto jónica, donde hombres como Tales,
Anaximandro, Anaxímenes, inauguran un nuevo modo de reflexión acerca de la
naturaleza a la que toman por objeto de una investigación sistemática y
desinteresada, de una historia, y de la cual presentan un cuadro de conjunto, una
teoría. Del origen del mundo de su composición, de su ordenamiento, de los
fenómenos meteorológicos, proponen explicaciones desembarazadas de toda Jean-Pierre Vernant
imaginería dramáticas de las teogonías y cosmogonías antiguas: las grandes (Provins, 1914 - Sèvres, 2007)
Fue un filósofo e historiador de la
figuras de las Potencias primordiales ya se han esfumado; nada de agentes
Grecia antigua, profesor
sobrenaturales, cuyas aventuras, luchas y hazañas formaban la trama de los honorario del Collège de France.
mitos de génesis que narraban la aparición del mundo y la instauración del orden; Vernant revolucionó con su
ninguna alusión siquiera a los dioses que la religión oficial asociaba, tanto en las mirada la visión de la civilización
creencias como en el culto, a las fuerzas de la naturaleza.” griega y demostró que el hombre
griego construyó, a partir del
(Jean Pierre Vernant, Los orígenes del pensamiento griego, Eudeba, Bs. As., 1965, mito, diversas formas lógicas que
p. 83) dieron lugar al nacimiento de la
razón occidental.

Mito de Perséfone
Perséfone es hija de Zeus y Deméter (hija de Cronos y Rea,
hermana de Zeus, y diosa de la fertilidad y el trigo). Su tío Hades
(hermano de Zeus y dios de los Infiernos), se enamoró de ella y un
día la raptó.
La joven se encontraba recogiendo flores en compañía de sus
amigas las ninfas y hermanas de padre, Atenea y Artemisa, y en el
momento en que va a tomar un lirio, (según otras versiones un
narciso), la tierra se abre y por la grieta Hades la toma y se la lleva.
De esta manera, Perséfone se convirtió en la diosa de los Infiernos.
Aparentemente, el rapto se realizó con la cómplice ayuda de Zeus,
pero en la ausencia de Deméter, por lo que ésta inició unos largos
y tristes viajes en busca de su adorada hija, durante los cuales la
tierra se volvió estéril.
Al tiempo, Zeus se arrepintió y ordenó a Hades que devolviera a
Perséfone, pero esto ya no era posible pues la muchacha había
comido un grano de granada, mientras estuvo en el Infierno, no se
sabe si por voluntad propia o tentada por Hades. El problema era
que un bocado de cualquier producto del Tártaro implicaba quedar
encadenado a él para siempre.
Estatua que representa a Isis-Perséfone
Para suavizar la situación, Zeus dispuso que Perséfone pasara
parte del año en los confines de la Tierra, junto a Hades, y la otra
parte sobre la tierra con su madre, mientras Deméter prometiera cumplir su función germinadora y volviera al Olimpo.
Perséfone es conocida como Proserpina por los latinos.
La leyenda cuenta que el origen de la Primavera radica precisamente en este rapto, pues cuando Perséfone es llevada
a los Infiernos, las flores se entristecieron y murieron, pero cuando regresa, las flores renacen por la alegría que les
causa el retorno de la joven. Como la presencia de Perséfone en la tierra se vuelve cíclica, así el nacimiento de las
flores también lo hace.
Por otra parte, durante el tiempo en que Perséfone se mantiene alejada de su madre, Deméter y confinada al
Tártaro, o mundo subterráneo, como la esposa de Hades, la tierra se vuelve estéril y sobreviene la triste estación del
Invierno.

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Selección de textos 2018

El octavo día
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La duda
Octubre 30, 2011

https://escondidoeneltrastero.wordpress.com/2011/10/30/la-duda/

Siento la rabia dentro de mí y quiero gritar. Quizás no sea nada, puede que se me pase muy pronto, pero en
estos momentos, invadido por la duda y la rabia que esta conlleva, sólo veo oscuridad y ninguna puerta, o quizá
demasiadas puertas, tantas que no sé cuál abrir. Lo peor de todo es que detrás de las puertas no hay leones
como en las películas, sino futuros inciertos. Es un poco como el experimento de Schrödinger (sección “Ciencias”),
hasta que no la abras no sabrás si el gato vive o muere.

Llevo un rato pensando y creo que realmente la duda es la peor sensación que puedes tener. Me explico: imagina
que tomas una decisión errónea. Cuando te des cuenta del error sentirás el arrepentimiento por haberte
equivocado. En cambio, cuando aún no te has decidido, esperas una señal divina que no va a venir y dudas. En
este instante sufres el desconocimiento, la ignorancia del futuro, pero también el posible arrepentimiento futuro,
y es que, ves la posibilidad de tomar el camino incorrecto tan de cerca, que te sientes en desgracia por
adelantado.

Hay quien dice que el ser humano se caracteriza por poder pensar, otros que es la capacidad de comunicarnos
mediante signos lingüísticos la que nos hace personas. Yo creo que lo que hace diferente al hombre del animal
es que el humano es el único ser que puede pasarse desde tercero de la ESO, cuando decide si biología o
tecnología hasta el día en el que escribes en una hoja las diez carreras que podrías estar interesado en cursar en
la universidad, dudando. ¿Eso me va a gustar?, ¿voy a ser capaz?, ¿seguro?, ¿y no me gustaría más?, ¿pero a lo
mejor?, ¿pero seguro?

Es la angustia del ser humano. Decidir.

Leí hace un año acerca de una investigación científica que aseguraba que los creyentes vivían más tiempo y con
mayor “paz o tranquilidad” que los no creyentes. Si no dudas acerca de todo y del qué viene después, es normal.

Dudo luego existo.

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Selección de textos 2018

Orígenes de la filosofía (Karl Jarpers)

¿Qué nos mueve a filosofar?


La pregunta “¿Qué nos mueve a filosofar?” es también en sí misma una
pregunta filosófica. En cuanto tal, no tiene una única respuesta. El
filósofo alemán Karl Jaspers, en un pequeño libro titulado La filosofía,
trata de responder a esta cuestión y señala tres motivos por los cuales
los seres humanos sienten la necesidad de filosofar.

1. El asombro. Nuestros ojos nos hacen ver el maravilloso espectáculo


del universo del cual somos parte. Nuestra admiración por lo que nos
rodea y por lo que nos resulta extraño nos lleva a querer conocer. En la
admiración advertimos todo lo que no sabemos, descubrimos nuestra
ignorancia: ¿Qué es todo esto que nos rodea? ¿De dónde viene? Nos
preguntamos por aquello que ocasiona nuestro asombro, nuestra Karl Jaspers
sorpresa. (Oldenburg, 1883 - Basilea, 1969)
Psiquiatra y filósofo existencialista
2. La duda. Tratamos de dar respuesta a las preguntas suscitadas por
alemán. Aplicó su reflexión al drama
nuestro asombro. Pero ni bien creemos satisfacernos con estas humano y a sus problemas principales:
respuestas, surge en nosotros la duda. Advertimos que todo la comunicación, el sufrimiento, la
conocimiento humano es falible y desconfiamos de nuestro imperfecto culpabilidad, la muerte y fue uno de los
saber. Lo que nos parecía obvio resulta luego ser falso. La duda aparece, que conformaron el existencialismo y la
entonces, cuando tomamos conciencia de la inseguridad e incerteza del fenomenología.
conocimiento humano. Por eso ante cada aparente solución surge un
nuevo problema y la posibilidad siempre latente del error.

3. Las situaciones límites. Siempre estamos inmersos en alguna situación: tenemos que estudiar para un examen o
estamos por salir con nuestros amigos o se nos presenta la oportunidad de realizar un viaje. Las situaciones son
cambiantes y nos exigen respuestas variadas. Pero hay situaciones permanentes, que no cambian. Son situaciones
fundamentales, definitivas, que revelan nuestros límites: no podemos no morir, no podemos no sufrir, no podemos
no sentir angustia. Por lo general somos conscientes de estar en una situación límite cuando vivimos momentos
difíciles: la muerte de un ser querido, la enfermedad de alguien cercano, el amor no correspondido, el fracaso de un
proyecto. La conciencia de nuestros límites nos lleva a filosofar porque surge necesariamente en nosotros la pregunta
por el sentido y el valor de la existencia humana.

[Filosofía, AIQUE, p. 13]

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Selección de textos 2018

Problemas de la filosofía
Si se revisa la historia de la filosofía, puede advertirse que las respuestas son muy variadas pero que las preguntas
son, más o menos, las mismas. Los filósofos se distinguen por sus respuestas pero se identifican por su deseo de
saber.

Las distintas preguntas que se formulan los filósofos han dado lugar a la constitución de distintas ramas de la
filosofía. Mencionaremos algunas de ellas y señalaremos algunas de sus preguntas.

Metafísica. ¿Qué es la realidad? ¿Existe una realidad aparente y otra real? ¿Qué es lo aparente? ¿Qué es lo real?
¿Existe Dios? ¿Qué entendemos por Dios? ¿Cuáles son sus propiedades?
Teoría del conocimiento. ¿Qué es el conocimiento? ¿Es posible conocer? Si es posible ¿cuál es el alcance del
conocimiento humano? ¿Qué es la verdad? ¿Cómo podemos saber cuándo estamos en la presencia de una verdad?
Antropología filosófica. ¿Qué es el hombre? ¿Es algo más que un animal consciente? ¿Posee alma? ¿Qué es lo que
diferencia al hombre de los demás animales?
Ética. ¿Qué es el bien? ¿Qué es el mal? ¿Cómo debemos actuar? ¿Existen criterios objetivos para distinguir entre el
bien y el mal? ¿Existe algún fin al que tienda la vida humana?
Estética. ¿Qué es lo bello? ¿Qué es lo feo? ¿Algo es bello porque nos agrada o nos agrada porque es bello? Los
valores estéticos, ¿son objetivos o subjetivos?
Filosofía de la ciencia. ¿Cuáles son las características principales del conocimiento científico? ¿La ciencia es la única
forma de acceder a la verdad? ¿En qué consiste la objetividad científica? ¿Qué condiciones debe cumplir una teoría
para ser considerada científica?
Filosofía política. ¿Qué es la política? ¿Qué relación existe entre ética y política? ¿En qué consisten las relaciones de
poder entre los seres humanos? ¿Qué es lo que le da legitimidad a un gobierno?
Filosofía de la historia. ¿Qué diferencia existe entre el acontecer histórico y el acontecer natural? ¿Existen leyes de
la historia? Si existen, ¿en qué se diferencian de las leyes de la naturaleza? ¿Se puede afirmar que existe progreso en
la historia de la humanidad? ¿Se pueden predecir los hechos históricos?
Esta división de la filosofía en ramas es una forma de organizar por temas los problemas que los filósofos se
plantean, pero la filosofía es una y todos sus problemas se entrecruzan.

METAFÍSICA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA

ESTÉTICA FILOSOFÍA ÉTICA

FILOSOFÍA DE LA CIENCIA FILOSOFÍA POLÍTICA FILOSOFÍA DE LA HISTORIA

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Selección de textos 2018

UNIDAD 2
FILOSOFÍA DEL CONOCIMIENTO

Los sofistas: “El hombre es la medida de todas las cosas”


La democracia ateniense (en la primera mitad del siglo V antes de Cristo)
era un tipo de democracia directa en la que los ciudadanos, reunidos en
asambleas, tomaban las decisiones que consideraban pertinentes para
solucionar los problemas y satisfacer los intereses de esa sociedad. En
las asambleas y en los tribunales, órganos esenciales de la vida pública
de Atenas, las discusiones políticas, jurídicas y morales adquirieron
especial importancia y los ciudadanos comenzaron a sentir la necesidad
de prepararse para defender sus posiciones y ganar los pleitos. En este
contexto tuvo lugar la actividad de los sofistas. Los sofistas eran
maestros ambulantes de los jóvenes pudientes que deseaban participar
y ocupar cargos públicos. La enseñanza que brindaban los sofistas
consistía en preparar a estos jóvenes para el debate, la discusión y la
toma de decisiones.

El más importante de ellos fue Protágoras (480 – 410 a.C.). Además de maestro de la clase dirigente, fue considerado
un auténtico filósofo. Toda la filosofía de Protágoras está basada en la idea de que la realidad es algo que está en
constante cambio. Todo fluye y todo cambia incesantemente. Todo es devenir y nada permanece igual. No sólo lo que
nos rodea es cambiante, nosotros también somos seres sometidos a incesantes mutaciones. Por eso, no es posible
alcanzar un conocimiento verdadero y permanente. Si los objetos del conocimiento y el sujeto que conoce se
transforman a cada instante, entonces no puede admitirse ningún conocimiento inmutable universal y necesario.

Además, para Protágoras, el conocimiento surge de las sensaciones, de lo que percibimos a través de nuestros sentidos
(vista, oído, olfato, tacto, gusto) y las sensaciones son subjetivas y cambiantes. Cada individuo tiene sus sensaciones
e, incluso, un mismo individuo puede tener distintas sensaciones de un mismo fenómeno en distintos momentos.

Para Protágoras y para los sofistas en general, todo conocimiento es relativo


pues no es posible alcanzar verdades objetivas. Lo único que podemos hacer
es determinar cuáles son las “verdades” más convenientes para nosotros y
para la sociedad en la que vivimos. Por lo tanto, la preocupación de los
sofista no es la de buscar y alcanzar la verdad. Lo que importa es poder
convencer a los demás sobre los caminos más convenientes a seguir. Y para
convencer a los demás, para ganar las discusiones en las asambleas y
defender nuestras posiciones en los pleitos, es necesario saber argumentar.
Los sofistas fueron maestros de la argumentación y se jactaban de hacer que
un argumento en principio muy débil y candidato a perder en el debate, se
transformara en un argumento fuerte y sumamente convincente.

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Selección de textos 2018

Canal Encuentro estrenó ¿Qué piensan los que no piensan como yo?
8 NOVIEMBRE, 2016

Llegó a la señal un nuevo ciclo que mostrará el debate sobre temas polémicos entre especialistas con opiniones
diversas.

Todos los martes a partir del 8 de noviembre a las 22.00 hs. Canal Encuentro emitirá ¿Qué piensan los que no
piensan como yo? A lo largo de trece episodios, referentes y especialistas de distintas áreas debatirán los temas más
controvertidos. Encabezado por la filósofa Diana Cohen Agrest, propondrá un ejercicio de reflexión: escuchar y
comprender a aquel que no piensa como yo.

Cada capítulo abordará temas como eutanasia, drogas,


modelos de familia, alquiler de vientre, pena permanente
revisable, bebés de diseño, culto al cuerpo, donantes
anónimos, alimentos transgénicos, aborto, libertad y peligro
en las redes, narcisos virtuales y banco genético de
delincuentes.

Basada en el libro homónimo de la filósofa Diana Cohen


Agrest, la serie ¿Qué piensan los que no piensan como
yo? nos desafía a poner a prueba nuestras convicciones más
profundas y nos empuja a conocer qué hay del otro lado.

¿Hay respuestas para todas las cuestiones? ¿Sabemos escuchar


a quienes piensan diferente? ¿Qué argumentos validan nuestros
pensamientos? La pantalla de la Televisión Pública Argentina
pone al aire una producción de Canal Encuentro que, con la
conducción de Diana Cohen Agrest, presenta un debate a fondo
y respetuoso sobre los temas más controvertidos de nuestra
sociedad y una invitación a desafiar nuestras más profundas
convicciones.

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Selección de textos 2018
04/01/2017 - 07:48

El Gobierno quiere bajar la edad de imputabilidad de 16 a 14 años


Macri convocará a una mesa de especialistas para analizar cambios en el Código Penal. Buscan modificar el régimen
penal juvenil por ley. Apuntan a la reinserción de los jóvenes.

El crimen de Brian, el adolescente asesinado por otro de 15 años en Flores en la víspera de Nochebuena, reavivó el
debate por la baja de la edad de imputabilidad. Y, en el inicio de un año electoral, el Gobierno busca tomar la iniciativa
y adelantarse a la oposición en un tema que fue vedette en las últimas campañas. Así, cuando vuelva de sus vacaciones,
uno de los primeros decretos que firmará Mauricio Macri será para oficializar la convocatoria a una comisión especial
que se encargará de analizar y confeccionar un anteproyecto para reformar el régimen penal juvenil.
“Impulsamos la reforma del régimen penal juvenil porque la ley actual es de la época de la dictadura y debe ser
modificada. En esa discusión se pondrá sobre la mesa el tema de la edad de imputabilidad pero, principalmente, el
tratamiento de los jóvenes en conflicto con la ley penal”, confirmó a Clarín el ministro de Justicia, Germán Garavano.
Esa “mesa”, coordinada por un representante del Poder Ejecutivo, estará integrada por jueces, fiscales, expertos en
justicia penal juvenil, educación y salud. Allí se tendrán en cuenta los testimonios que dejaron el año pasado
representantes del Poder Judicial y de procuradurías de todas las provincias en diversas jornadas de debate
organizadas por la Subsecretaría de Política Criminal, a cargo de Martín Casares.
En principio, más allá de que la comisión de especialistas estará encargada de emitir un dictamen y hacer su propuesta,
la intención de la Casa Rosada es bajar de 16 a 14 años la edad de imputabilidad, con distintas escalas según el delito
cometido: la pena de prisión sería sólo para los casos más graves, como homicidio, violación y delitos con armas.
En búsqueda de consenso, para contener a los sectores más garantistas, se analiza la posibilidad de establecer penas
diferentes aún para los casos más graves. Algo que reclamaron, por ejemplo, especialistas de Unicef.
Otra idea que se baraja es que, para los casos de jóvenes entre 14 y 16 años, la carga de la prueba sea de la fiscalía
para demostrar que el autor comprendía la criminalidad del acto, a diferencia de lo que ocurre en el resto de las causas.
Esto porque, entienden en Justicia, si bien la realidad cambió, todavía puede haber casos de chicos de 15 años que
“por una cuestión de maduración” no comprenden la criminalidad de sus actos.
Pero saben que el caso Brian no es un hecho aislado y que la sociedad demanda respuestas. “La realidad demuestra
que en el sistema penal tanto las víctimas como los imputados son mayormente jóvenes”, apuntó Garavano.
“Nuestro objetivo es que en el futuro haya menos jóvenes en conflicto con la ley penal; que cada vez sean más los que
estudien y trabajen y que sean valorados socialmente para lograr una sociedad más pacífica”, remarcó el ministro. En
esa línea, la intención oficial es que el nuevo régimen penal juvenil esté orientado esencialmente a la reinserción de
los jóvenes más que al castigo y el cumplimiento de una condena. Por eso, la comisión también deberá enfocarse en
el tratamiento que se le dará a esos jóvenes. Sin apartarse, claro, de la Convención sobre los Derechos del Niño -en
Argentina tiene jerarquía constitucional- que establece que los menores de edad deben cumplir sus penas apartados
de adultos y no pueden ser castigados en ningún caso con prisión perpetua.
Mientras, en el Gobierno son optimistas respecto a la recepción que tendrá en la oposición. O, al menos, en la mayoría
de los sectores. Es que tanto el Frente Renovador de Sergio Massa, el PJ y hasta el kirchnerismo, en aquella campaña
de 2013 que tuvo como candidato a Martín Insaurralde, impulsaron el tema. Incluso, en 2009, un proyecto
consensuado por legisladores del FPV, el Peronismo Federal y la UCR logró media sanción en el Senado, pero luego en
Diputados no hubo consenso y perdió estado parlamentario.
Esta vez, para que no haya vencedores ni vencidos y evitar oportunismos políticos, el macrismo propondrá que durante
2017 se dé la discusión y recién en 2018 se trate en el Congreso. Al cabo, el actual régimen penal juvenil lo fija la ley
22.278 promulgada por Jorge Rafael Videla.

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Selección de textos 2018

Los escépticos
El escepticismo es una postura filosófica que se desarrolló en Grecia entre los siglos IV y II antes de Cristo. Los
escépticos antiguos (al igual que los sofistas) niegan la posibilidad del conocimiento objetivo.

Sólo podemos saber cómo es la realidad para nosotros pero no


podemos nunca saber cómo es la realidad en sí misma. Sólo
conocemos lo que sentimos. Por ejemplo, sentimos que el fuego
nos quema o que la miel es dulce. Pero nuestras sensaciones no
nos autorizan a afirmar que la realidad es así como la percibimos.
La dulzura es el resultado del contacto de la miel con mi paladar.
El ardor surge como resultado del contacto del fuego con mi piel.
Sé, entonces, cómo son las cosas para mí pero no puede asegurar
cómo son las cosas en sí mismas. Puedo afirmar que la miel es
dulce para mí, pero no puedo afirmar que la miel es dulce. Puedo
afirmar que el fuego es ardiente para mí, pero no puedo afirmar
que el fuego es ardiente. Es decir, no tengo ninguna posibilidad de
adjudicar a esas cosas las propiedades que surgen de mi relación
con ellas.

Y como sólo podemos relacionarnos con la realidad a través de


nuestros sentidos, nuestro conocimiento de esa realidad es siempre subjetivo.

Si sólo puedo saber cómo son las cosas para mí pero no puedo saber cómo son en sí mismas, debo abstenerme de
pronunciar afirmaciones que pretendan asegurar una verdad objetiva. La propuesta escéptica consiste en suspender
todo juicio objetivo sobre la realidad. Eso no quiere decir que el escéptico niegue lo que siente: si siente frío afirmará
que siente frío, pero se abstendrá de afirmar algo sobre el frío en sí. Dirá “siento frío” pero no dirá “este día de frío”.

Si uno no cree en verdades objetivas ya no se preocupará por hallarlas. Tampoco sentirá la necesidad de defender
ante los demás sus propias opiniones (ya que cada uno ve el mundo tal como lo percibe y siente, y esto es algo
enteramente subjetivo). El resultado de esta actitud es la “paz del alma”. El escéptico no entra en conflicto consigo
mismo ni con sus semejantes.

El representante más extremo del escepticismo fue Pirrón de Elis (vivió entre los años 360 y 270 a.C.). para él nuestras
percepciones o nuestros pensamientos no son ni verdaderos ni falsos. Y nada es realmente bueno o malo, ni siquiera
debemos creer que algo existe o no existe. No debemos pensar en nada definido ni hacer ninguna afirmación positiva
o negativa el ideal consiste en el silencio y en la suspensión del juicio.

Verdades universales: Platón


Sócrates y Platón fueron acérrimos adversarios de los sofistas. Les preocupaba que hubiese defensores del relativismo
y de la idea de que toda opinión puede ser defendida con buenos argumentos (sin importar su verdad o falsedad).
Puede decirse que Sócrates (470/469 - 399 a.C.) y Platón (428 – 348 a.C.) fueron dogmáticos. La palabra “dogmático”,
en este contexto, identifica a quien afirma la posibilidad del conocimiento objetivo. Para Platón es posible un auténtico
conocimiento (objetivo, necesario y universal) pero ese conocimiento debe referirse a lo que no cambia, a lo que
permanece. El saber que surge de los sentidos, de nuestras percepciones, no es auténtico conocimiento. La realidad
sensible es siempre cambiante y nuestras sensaciones son siempre subjetivas. Por eso, de esa realidad y de esas
sensaciones sólo puede surgir “opinión” (doxa) pero nunca “conocimiento” o “ciencia” (episteme). La opinión se
caracteriza por ser vacilante, confusa y, en ocasiones, contradictoria. Si nuestro conocimiento se edificase sobre las
cosas sensibles, caeríamos en el relativismo de los sofistas.
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Selección de textos 2018
El verdadero conocimiento es un conjunto no
vacilante ni contradictorio. Es un conocimiento
riguroso y estable. No es un saber que surge de
nuestros sentidos ni se refiere a las cosas
sensibles. Por ejemplo, el resultado de una
ecuación matemática es una verdad necesaria
objetiva y que vale para siempre. Hay
conocimiento objetivo y válido para todos
(universal).

Platón justifica la posibilidad de este


conocimiento postulando la existencia de dos
mundos: el mundo de las ideas o mundo
inteligible (lo que no captamos con nuestros
sentidos) y el mundo sensible. Este mundo de las
ideas no es un mundo que se encuentre dentro
de nosotros sino que existe realmente. Para Platón, las almas conocieron alguna vez el mundo de las ideas. Este mundo
es perfecto. Pero al pasar del mundo de las ideas al mundo sensible, las almas olvidaron lo visto. El mundo sensible es
sólo una copia imperfecta del mundo inteligible.

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Selección de textos 2018

El método de conocimiento en la Edad Media


El pensamiento medieval reconocía como valedero y decisivo el criterio de autoridad. Esto significa que lo dicho por
ciertas autoridades (la Biblia, la Iglesia, Aristóteles) era verdad por el solo hecho de que tales autoridades lo afirmasen,
que ciertos libros, o autores, o instituciones no podían equivocarse. Así, por ejemplo, cuando Copérnico sostuvo que
la Tierra giraba alrededor del Sol, fue cuestionado porque lo que él afirmaba contradecía lo dicho en la Biblia. El
método de autoridades fue muy criticado durante el renacimiento, época en que comenzó a gestarse la ciencia
moderna, con sus métodos de observación y experimentación.

Aristóteles según un manuscrito de


su Historia naturalis de 1457.

Galileo ante el tribunal de la Inquisición, Robert-Fleury (s. XIX)

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Selección de textos 2018

El racionalismo: René Descartes


“Pienso, luego existo”
René Descartes (1596-1650) se propuso rechazar el método de autoridades propio de la filosofía medieval y establecer
bases sólidas para la ciencia moderna que comenzaba a desarrollarse en su época (gracias, fundamentalmente, a la
labor de Galileo) Descartes busca fundamentar la posibilidad de un conocimiento absolutamente seguro, objetivo,
necesario y universal. Se propone fundar el saber sobre bases cuya firmeza esté más allá de toda sospecha. Para ello,
Descartes proyecta dudar de todo hasta hallar alguna evidencia que sea absolutamente indubitable. Su plan es no
aceptar nada que sea dudoso y sólo dar por válido lo que sea absolutamente cierto. Lo que este filósofo desea es ver
si dudando de todo queda algo que resista la duda. Esta duda que Descartes decide aplicar a todo es la duda metódica
pues es el camino para llegar a la verdad (si es que esta verdad existe).

Descartes aplica la duda metódica a las fuentes del conocimiento, es decir, a la sensibilidad y a la razón. Si estas fuentes
son dudosas, entonces todo lo conocido a través de ellas también lo será.

Crítica a la sensibilidad: los sentidos a veces nos engañan pues en ocasiones nos ha ocurrido creer ver algo y luego
comprobar que era otra cosa. Si nos engañan deben ser desechados por ofrecer conocimientos dudosos.

Crítica a la razón: podría ocurrir que un dios maligno (genio maligno) me esté engañando y me haga creer que es
absolutamente cierto lo que es falso. Si ese dios maligno existiera, ningún saber sería seguro pues mi razón estaría
siendo engañada por un ser superior y trascendente.

Al postular la hipótesis del genio maligno, Descartes se


encuentra en la más absoluta incertidumbre. Pero es en
este extremo cuando el filósofo francés alcanza la
primera verdad absolutamente indubitable: aun cuando
el genio maligno pudiera engañarme en todo, no podría
engañarme acerca de lo siguiente: que estoy dudando. Y
si estoy dudando, entonces existo. La evidencia del
propio pensamiento y del propio existir es la base de la
posibilidad de un conocimiento seguro.

Para refutar la hipótesis del genio maligno Descartes


justifica la idea de Dios, y este como garante del
conocimiento.

Descartes sostiene que entre sus ideas está la idea de


Dios, la idea de un ser perfecto. Pero como él no puede
ser la causa de esa idea que es un ser imperfecto y lo
imperfecto no puede ser causa de lo perfecto (ya que el
efecto no puede ser mayor que su causa). Es una idea innata que fue puesta por un ser perfecto, es decir, el mismo
Dios. Y como Dios (ser perfecto) no puede ser engañador, es la garantía de que lo evidente es verdadero. Y son
evidentes las verdades de la razón (por ejemplo, los principios matemáticos).

El racionalismo de Descartes, como otras posturas racionalistas posteriores, sostiene que el verdadero conocimiento
es aquel que se logra con la sola y exclusiva ayuda de la razón, sin recurrir a la experiencia, a los sentidos.

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Selección de textos 2018

El empirismo: David Hume


El término “empirismo” deriva de una palabra griega: empeiría. Empeiría significa “experiencia”. El empirismo es la
postura que sostiene la tesis contraria al racionalismo. No es la razón sino la experiencia la única fuente del
conocimiento, y sin la experiencia no es posible ningún saber.

La mente es como un “papel en blanco” en el que la experiencia va escribiendo. No existe nada “a priori”, ni ideas
perfectas que el alma haya conocido en otro mudo (como afirmaba Platón) ni ideas innatas (como afirmaba Descartes).
Uno de los exponentes más destacados del empirismo fue el filósofo inglés David Hume (17711-1776).

Para Hume todo conocimiento procede de la experiencia externa


(la que proviene de los sentidos) y de la experiencia interna
(estados de ánimo del sujeto, fenómenos psíquicos). A las
percepciones directas Hume las llama “impresiones” (por ejemplo,
sensaciones de dolor, percepciones de color, de textura, etc.). Las
impresiones se diferencian de las percepciones indirectas o
derivadas, a las que Hume llama “ideas” (por ejemplo, los
recuerdos o las fantasías). Las ideas se derivan de las impresiones
y la diferencia entre impresiones e ideas es de vivacidad o
intensidad. El recuerdo de un dolor es mucho menos intenso y
vivaz que el dolor mismo.

Para hume todos nuestros conocimientos derivan directa o


indirectamente de impresiones. Incluso las ideas más complejas
provienen de ellas. Y no existe ninguna idea que no tenga su origen en alguna impresión. Esto vale también para las
fantasías. Por ejemplo, la idea de “centauro” se compone de las impresiones de caballo y de hombre.

La misma idea de Dios deriva de la experiencia. Es una idea que no es más que la reunión y multiplicación al infinito
de ideas sobre cualidades características de los humanos. Sé por experiencia que tengo cierto saber, que tengo cierto
poder, que tengo cierta bondad. Son cualidades que en mí son imperfectas. Multiplico al infinito las ideas de saber, de
poder y de bondad y construyo la idea
de un ser en el que se dan la sabiduría
infinita, el poder absoluto, la bondad
perfecta.

Para que una idea tenga valor


cognoscitivo, es preciso que copie o
represente fielmente una impresión.
Una idea es válida cuando concuerda
con las impresiones de las que deriva. Si
no concuerda con ninguna impresión
(como en el caso de la idea de
“centauro”) no es válida, no es objetiva.

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Selección de textos 2018

El criticismo: Immanuel Kant


El alemán Immanuel Kant (1724-1804) es uno de los filósofos más importantes de todos
los tiempos. Sus contribuciones a los temas relaciones con el problema del conocimiento
han influido notablemente en la filosofía contemporánea.

Su postura ha sido denominada “criticismo” debido a su propuesta de realizar una


“crítica de la razón”. Esta crítica no consiste en desestimar a la razón como facultad de
conocimiento, sino en evaluar sus posibilidades y sus límites.

Para Kant “el conocimiento comienza con la experiencia pero no se origina en ella”

Kant responde a Descartes y a Hume, reconociendo sus aportes y criticando sus


posiciones. Está de acuerdo con Hume en que no existen ideas innatas. No hay en nuestra
razón contenidos que sean “a priori”. Pero no es cierta la afirmación de los empiristas de
que la mente es como un “papel en blanco”.

Si la mente fuese un papel en blanco, el sujeto


recibiría un caos de impresiones y no podría armar
con ello una experiencia. Lo que llamamos
experiencia no es el equivalente a la recepción pasiva
de impresiones sino que supone un cierto orden y
algún sentido. Es el sujeto el que ordena lo que le
viene dado a través de los sentidos. Su razón es la
que permite este armado. La razón no posee ideas
innatas pero posee estructuras “a priori” en las que
las impresiones se organizan.

Es el sujeto cognoscente el que ubica las impresiones


espacio-temporalmente. Que las impresiones
aparezcan sucesivas en el tiempo (antes – después) y
ubicadas especialmente (en frente – al costado –
arriba – abajo) es el resultado de la actividad del
sujeto. Conocer no es el equivalente a una recepción pasiva de impresiones ni a un mero análisis de ideas que ya están
en nosotros. Conocer es el resultado de la relación entre impresiones que provienen de la realidad y estructuras de
la razón que son aportados por el sujeto.

El sujeto cognoscente no se limita a recibir impresiones sino que


aporta un conjunto de formas a priori que moldean la experiencia.
Las impresiones proporcionan la materia del conocimiento, la razón
proporciona la forma en la que estas impresiones se insertan.

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Selección de textos 2018

Debates contemporáneos sobre el conocimiento y la verdad


Friedrich Nietzsche en su obra Sobre verdad y mentira en sentido
extramoral afirma que el conocimiento es tan sólo un invento. La
ciencia, de la que la sociedad tanto se enorgullece, no sería más
que un recurso de nuestra debilidad para sobrevivir, para que la
naturaleza no nos sacuda como una pelusa de su solapa, sin
siquiera detenerse a pensarlo. Por eso, en la misma obra,
Nietzsche califica a la verdad como “mentira útil”, rechazando sí el
sentido representativo de la verdad como correspondencia, o el
sentido analítico de la verdad como coherencia, junto con el
supuesto de que es posible conocer el mundo, como pretenden las ciencias.

Por otro lado, siguiendo los pasos de Nietzsche, Foucault sostiene que la verdad es un efecto de poder, un efecto de
los discursos que actúan sobre los individuos y constituyen su identidad. Puesto en términos muy simples, podríamos
decir que la medicina “es un conocimiento verdadero” porque se enseña en las universidades y desde allí se imponen
los criterios según los cuales se establece la verdad de los discursos sobre la salud y la enfermedad; también la hace
verdadera el hecho de que las personas consultamos a los médicos, seguimos sus prescripciones y ajustamos nuestros
hábitos y nuestras vidas a sus mandatos… pero no se hace todo esto porque la medicina es verdadera. Con esto no se
pretende negar que la medicina “cure”; sino solo ilustrar la idea de que la verdad y los discursos no son considerados
como discursos verdaderos por sí mismos, sino como efecto de una serie de relaciones y efectos de poder entre sí y
sobre los individuos. Estas posturas que ponen en cuestión el valor del conocimiento y de la verdad son llamadas
“posmodernas” y rechazan la idea de que exista un conocimiento total y transparente de la realidad. A esto se le llama
“la caída de los grandes relatos”. Consideran que ya no es posible explicar toda la realidad como totalidad, como en
algún momento pretendía la filosofía. Este concepto de caída de los grandes relatos fue presentado por Jean-François
Lyotard.

La abundancia y variedad de información que transmiten los medios de comunicación, y la imposibilidad de una
certeza como lo planteaba Descartes, tienen en consecuencia que no podamos “anclar” nuestro conocimiento en la
realidad. Sólo nos limitamos a elegir entre interpretaciones, sabiendo que ninguna de ellas nos conduce a “la
verdadera realidad de las cosas”. Es más, “la verdadera realidad de las cosas” es inalcanzable porque sólo encontramos
fragmentos de las visiones que otros nos muestran sobre ella.

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Selección de textos 2018

Lunes, 28 de enero de 2013 | Hoy

La verdad ha muerto
Por José Pablo Feinmann

El tema de la verdad es uno de los más complejos de la filosofía y a ella le pertenece, le corresponde. Dejemos de lado
a los griegos porque, de lo contrario, no terminaremos más. Pero acompaño a Protágoras y a su formidable frase “El
hombre es la medida de todas las cosas”.

Durante la Edad Media el problema no fue difícil. Dios poseía la verdad y se la revelaba a los hombres. O mejor dicho
a los pastores. A la institución eclesiástica. Surge eso que Foucault (al que recurriremos muchas veces) llama “poder
pastoral”. Los buenos siervos de Dios siempre se sienten en pecado, acuden al buen sacerdote y, en el confesionario,
le dicen las opacidades de su alma. El pastor conoce todo del siervo y el buen hombre no sabe nada del pastor. Así, el
confesionario es como la CIA de la Iglesia. Tiene un fichaje de todos los siervos de todos lados. La “verdad” que Dios
revela la recibe la Iglesia y el que no la cumpla será castigado por la Inquisición. Descartes viene a establecer una nueva
verdad. Al dudar de todo duda también de Dios. ¿Qué es lo que le permite dudar de todo? Su pensamiento. ¿Qué es
aquello de lo que no puede dudar? Claro está: de su pensamiento. La verdad que viene a instaurar Descartes es la de
la razón: ego cogito, ergo sum. Pero hay otra verdad que Descartes debiera probar. La externa. ¿Cómo salir del cogito?
A través de Dios. La revolución no ha sido total. Si veo todo eso ahí afuera es porque debe existir; si no, Dios no me lo
haría ver. O sea, la única verdad que viene a establecer Descartes es la del pensamiento, la de la subjetividad. La del
hombre. Pero ese hombre es incapaz de probar la existencia del mundo exterior. Todo cambia con Kant. Kant es un
filósofo fundamental. Lo que hizo todavía sirve. Dice: todo conocimiento empieza por la experiencia pero no se reduce
a la experiencia. La primera parte de la frase es una concesión al pensamiento de Hume, al empirismo inglés, al que
Kant respetaba mucho. O sea, todo conocimiento empieza por la experiencia, por lo fáctico, por lo empírico. Por los
hechos. Hegel dirá: Lo verdadero es el todo. Tomemos cualquier instancia de la dialéctica histórica. Tiene tres
momentos: afirmación, negación de la afirmación y negación de la negación. El tercer momento es la síntesis de los
otros dos y los contiene en una totalidad que los contiene en tanto superación. Este tercer momento es la totalidad.
Y la totalidad –en Hegel– es lo verdadero. Sobre todo al constituirse en tanto sistema. Pero siempre hay algo que
nunca falta: la empiria, la materialidad. Nietzsche dice: “No hay hechos, hay interpretaciones”. Pero sí: hay hechos.
Sólo que la verdad se establece por medio de la interpretación de los hechos. Sólo que, sin hechos, no hay
interpretaciones. Seamos redundantes porque aquí está el centro de la cuestión: aun cuando la primacía de la
interpretación de los hechos pareciera llevar a un relativismo, esa interpretación parte también de lo fáctico. De los
hechos. Sin hechos, no hay interpretaciones. Foucault partiendo de Nietzsche y Heidegger establece la verdad como
lucha de interpretaciones. La verdad es de este mundo, dice en Microfísica del poder. En La verdad y las formas
jurídicas establece que hay una lucha por la verdad. Algo que también hace en Poder y verdad. Se lucha por la verdad
porque la verdad es la que establece el poder. En suma, de todas las interpretaciones de los hechos van a triunfar
aquellas que puedan acumular más poder. De aquí el interés de los monopolios en conservar lo que han logrado. Es
fácil: si yo tengo doscientas o trescientas bocas comunicacionales a través de las que enuncio mi interpretación de la
realidad, ésta se transforma en la verdad porque logro convencer a la mayoría. La verdad es hija del poder. Hoy más
que nunca por el despliegue agobiante de los medios de comunicación. Esto no significa que no existan verdades
alternativas a la del poder mediático. Pero serán muy débiles. Ya que el monopolio mediático (y, no lo olvidemos, los
medios de comunicación son el partido político de la derecha) se ha ido devorando a todas las fuerzas competitivas
del mercado. El mercado no es libre y es antidemocrático: se lo devoran los monopolios y los oligopolios, que
concentran el poder adosando a los competidores o llevándolos a la ruina. Lo cual es fácil: cualquier monopolio puede
vender un año a pérdida y fundir a las pequeñas empresas del mercado. Ahí es donde las compra o deja que entren
en convocatoria de acreedores, donde acaso las compre o se fundan.

Pero todo ha cambiado. Un cambio en la ética periodística. Vimos que todas las filosofías partían de los hechos. Kant
requería de la experiencia. De aquí que sea nuestro ejemplo predilecto. Todo conocimiento empieza por la
experiencia. El periodismo nació para decir la verdad. Se diferencia en esto de la literatura. El buen periodismo dice la
verdad, la buena literatura miente. Esta es una frase indiscutible y llena de orgullo a los escritores. El escritor escribe

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Selección de textos 2018
ficciones. (No voy a entrar aquí en las interpretaciones que afirman que interpretar la realidad es una ficción porque
sería largo. El que ha llevado esta interpretación al extremo es Hayden White en La ficción de la narrativa. Pero es una
posición muy discutible.) Digamos que Kant jamás diría que no parte de la experiencia. Que Nietzsche no negaría que
parte de los hechos para interpretarlos. Y que esa guerra por la verdad que postula Foucault también se basa en la
facticidad. En el periodismo esto es lo que ha muerto. El periodismo ya no
parte de los hechos. Esta fue su tarea primordial desde su nacimiento. El
periodismo informaba. Pretendía informar imparcialmente. Aquí radicaba su
seriedad. Pretendía ser un tábano para mantener alertas a los hombres y
advertirles que no adhirieran a la falsedad. O pretendía ser un clarín sobre los
grandes problemas argentinos, para no eludirlos, para enfrentarlos, para
decir, sobre ellos, la verdad. La contratapa que publicamos ayer fue
provocativa. Pero, creemos, contundente. Ahora el periodismo ya no trabaja
sobre materialidad alguna. Al estar en constante estado de beligerancia deja
de lado lo fáctico. Ya no parte de los hechos, los inventa. Esa foto del presunto
Chávez en la tapa de El País es la prueba. El País fue un diario respetable y querible, progresista. Hoy es parte del
complot mediático contra los gobiernos populares de América latina que nosotros –lo sentimos mucho pero son
nuestras creencias, les pedimos que las respeten y no se rebajen insultándonos– defendemos. Ese “Chávez” no se basa
en ninguna “materialidad”, en ningún “hecho”. Todos los filósofos que he citado dirían que así no se consigue la
verdad. Que no es el camino para llegar a ella. Porque sin base material no es posible la interpretación. Y si no hay
interpretación, lo que hay es la más recalcitrante y vergonzosa mentira. Señores, ustedes están hundiendo al
periodismo. Costará mucho que recuperen la fe de los lectores, o de muchos de ellos que no se dejan engañar
fácilmente. Ustedes, señores, al apelar a la mentira como arma de antagonismo, están matando a la verdad. Y eso no
tiene retorno. Y es, además, imperdonable.

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