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HABERMAN, L. (1981) “Nefas ab libidine ortum: Sexual Morality and Politics in the
Early Books of Livy”, Classical Bulletin 57, 8-11 (Resumen de E. TOLA)
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Según R. M. OGILVIE en su comentario del texto (1965), el relato de esa joven asesinada por su propio
padre para proteger su castidad no tiene asidero histórico, pero era una leyenda arraigada en la época de
T. Livio y había sido transmitida también por Cicerón (Rep. 2, 63) y Diodoro (12, 24). La historia se
asocia también con una suerte de lugar sagrado, la Venus Cloacina, espacio de purificación después de un
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stuprum, lo cual la vincula con el tema de la violación de la castitas, central en el episodio de Lucrecia al
final del libro 1.
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Muchos comentaristas han visto en ambas historias una serie de elementos románticos propios de la
Nueva Comedia griega, muy cara a las audiencias romanas. Cf. P. G. WALSH, Livy: His Historical Aims
and Methods, Cambridge, 1967, p. 214. Según HABERMAN, las psicologías de la etrusca Tanaquil y de su
malvada descendiente Tulia son aun más complejas y elaboradas.
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El libro 2 narra los hechos heroicos de la joven República, si bien los últimos
insisten progresivamente en los antagonismos entre las clases sociales y en el deseo de
la plebs de tener plena participación en el gobierno y en la distribución de la libertas
obtenida. De hecho, T. Livio utiliza el dramático contexto del destino de Virginia para
ilustrar el deseo de libertad de la plebe3. La narración de la muerte de este personaje
supone la intención explícita de que el lector establezca una comparación con Lucrecia
y su violador Tarquinio puesto que T. Livio encarna el concepto de libido en el
aristocrático decenviro Apio Claudio (Sequitur aliud in urbe nefas ab libidine ortum 3,
44, 1). Como en la mala libido de Tarquinio, señala T. Livio que Appium Claudium
uirginis plebeaie stuprandae libido cepit (3, 44, 2); al igual que su predecesor, Apio es
amore amens (3, 44, 4) y también intenta, primero, alcanzar su objetivo a través de las
técnicas habituales de seducción (pretio ac spe perlicere adortus 3, 44, 4; orare,
miscere precibus 1, 58, 3). Al fracasar esos recursos pacíficos, ambos se vuelcan a la
violencia. Si bien el término uis no aparece en la oración que presenta a Apio, el resto
de su descripción lo retoma en relación con los adjetivos crudelis y superbus, epítetos
típicos de los tiranos de la realeza (ad crudelem superbamque uim animum conuertit 3,
44, 4). La ecuación de Lucrecia, víctima de una violación, con la violación de la libertad
romana se torna nuevamente explícita en el episodio de Virginia en tanto símbolo de la
plebs. La intención de Apio es, de hecho, ut uirginem in seruitutem adseperet neque
cederet secundum libertatem postulantibus (3, 44, 5) y su crimen es incluso peor que el
de Tarquinio en la medida en que su libido y su uis tratan de ocultarse bajo una
apariencia de legalidad, subvirtiendo así las mismas leyes para cuya redacción y
protección había sido elegido.
Cuando los individuos o las naciones pierden su control moral y/o racional, la
uis se vuelve inevitable. En el caso de Virginia, el padre mata a su propia hija para
salvaguardar su pudicitia y de ese modo se restaura la libertas tras el precio de la
sangre. Con el suicidio de Apio (3, 58, 6) muere un paradigma de la tiranía aristocrática
y de la opresión política de la plebe y se abre, así, una nueva era de moderatio y libertas
para Roma.
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HABERMAN señala que el término libido aparece tres veces en el relato de Lucrecia y trece en el de
Virginia. Once de esas recurrencias se vinculan, a su vez, con el decenviro Apio Claudio.