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UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA


FACULTAD DE FILOSOFÍA Y HUMANIDADES
ESCUELA DE LETRAS

LENGUA Y CULTURA LATINAS III - 2018

HABERMAN, L. (1981) “Nefas ab libidine ortum: Sexual Morality and Politics in the
Early Books of Livy”, Classical Bulletin 57, 8-11 (Resumen de E. TOLA)

Los primeros cinco libros de T. Livio narran la historia del desarrollo y la


consolidación de la grandeza de Roma en sus primeros tiempos tanto en el plano
externo, a través de las hazañas militares, como en el plano político interno. El tema
principal de esos libros, después del de la idea misma de Roma, es el de la libertas. De
hecho, la historia de la monarquía en el primer libro culmina con el establecimiento de
la República, que para T. Livio es prácticamente sinónimo de libertas. En el ultimo
párrafo del libro 1 se menciona la célebre frase ab condita urbe ad liberatam y la
primera palabra del libro 2 es liberi, usada por primera vez para describir a los pueblos
libres (liberi populi) de la nueva República. Los libros 3 y 4 presentan la lucha por
mantener viva esa libertas, en la medida en que, según T. Livio, se encuentra siempre
amenazada por la constante ambición individual, por los ataques externos o por las
disputas entre las distintas facciones políticas.

La ecuación entre moral y grandeza política aparece en la introducción a esos


cinco primeros libros del texto liviano. La auaritia y la luxuria son mencionadas allí
como las razones de la decadencia de Roma a partir de su poderío inicial. Los términos
uoluptates y libido, es decir, la codicia y el deseo de placeres y lujuria, no tienen en
principio connotaciones sexuales, sino que se relacionan con la caída de Roma:

nuper diuitiae auaritiam et abundantes uoluptates desiderium per luxum atque


libidinem pereundi perdendique omnia inuexere. (Pref. 12)

A pesar de que la auaritia y la luxuria, vicios recientes, se opongan a la


parsimonia y a la paupertas de los tiempos pasados, lo cierto es que en los episodios de
Lucrecia y Virginia (episodio central del libro 3)1 T. Livio enfatiza la connotación

1
Según R. M. OGILVIE en su comentario del texto (1965), el relato de esa joven asesinada por su propio
padre para proteger su castidad no tiene asidero histórico, pero era una leyenda arraigada en la época de
T. Livio y había sido transmitida también por Cicerón (Rep. 2, 63) y Diodoro (12, 24). La historia se
asocia también con una suerte de lugar sagrado, la Venus Cloacina, espacio de purificación después de un
2

sexual del término libido en tanto amenaza de la libertas. Al tratar a Lucrecia y a


Virginia, T. Livio toma material consolidado tanto en la tradición oral como histórica y
convierte esos episodios en un tema célebre a lo largo de la tradición cultural posterior
(Shakespeare, por ejemplo). T. Livio les otorga a ambas mujeres una posición muy
importante en su narrativa y las utiliza como paradigmas de enseñanza política y moral.
Ambas poseen una belleza excepcional que refleja la pureza de sus almas; ambas son
exempla pudicitiae y, más allá de sus típicas virtudes femeninas en el sistema moral
romano, no poseen individualidad alguna: su existencia responde a la necesidad de
mártires de la idea de libertad2.

En las dos leyendas, el villano de la historia no es solo un joven aristócrata


enardecido de pasión, sino un tirano político que obstaculiza el camino hacia la libertad.
En el libro 1 se trata del hijo de Tarquinio el Soberbio, el joven Sexto Tarquinio. Al no
controlar su ciega pasión por Lucrecia, se convierte en el símbolo de lo que es
moralmente corrupto en la monarquía, es decir, el liderazgo de un solo hombre o familia
que impide la libertas de la sociedad. La casta Lucrecia es, a su vez, el símbolo de la
sociedad romana que debe deshacerse de la monarquía. Es el mismo lenguaje de
T. Livio el que focaliza este paralelismo entre inmoralidad sexual y corrupción política
o negación de la libertad. La palabra clave en la motivación del villano es libido, en
particular mala libido (1, 57, 9), y es mala porque se asocia en el texto con la violencia
(uis). Antes de la violación, Tarquinio es descripto según el código de la elegía erótica
romana en tanto amore ardens (1, 58, 2), pero luego de su terrible acto abunda el léxico
de la violencia (uelut uictrix libido 1, 58, 5; scelus regium ac uim 1, 59, 3). Finalmente,
cuando el liberador Brutus incita al pueblo a la revuelta, el primer rasgo de las
acusaciones contra los reyes es el de ui ac libidine Sexti Tarquinii, de stupro infando
Lucretiae (1, 59, 8). La libido de Tarquinio no es solo una falta de moderatio o control
sexual, sino el símbolo de una falta de moderatio de la monarquía hacia el pueblo.
Brutus le recuerda al pueblo que bajo los Tarquinios han sido tratados como esclavos y
que, de algún modo, su propia libertas ha sido ‘violada’, como Lucrecia. El suicidio del
personaje femenino se convierte, así, en la oportunidad para que el pueblo romano

stuprum, lo cual la vincula con el tema de la violación de la castitas, central en el episodio de Lucrecia al
final del libro 1.
2
Muchos comentaristas han visto en ambas historias una serie de elementos románticos propios de la
Nueva Comedia griega, muy cara a las audiencias romanas. Cf. P. G. WALSH, Livy: His Historical Aims
and Methods, Cambridge, 1967, p. 214. Según HABERMAN, las psicologías de la etrusca Tanaquil y de su
malvada descendiente Tulia son aun más complejas y elaboradas.
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cambie su sistema político y, en este sentido, Lucrecia se torna no solo un exemplum


pudicitiae sino también una verdadera madre fundadora de la República y de la libertas.

El libro 2 narra los hechos heroicos de la joven República, si bien los últimos
insisten progresivamente en los antagonismos entre las clases sociales y en el deseo de
la plebs de tener plena participación en el gobierno y en la distribución de la libertas
obtenida. De hecho, T. Livio utiliza el dramático contexto del destino de Virginia para
ilustrar el deseo de libertad de la plebe3. La narración de la muerte de este personaje
supone la intención explícita de que el lector establezca una comparación con Lucrecia
y su violador Tarquinio puesto que T. Livio encarna el concepto de libido en el
aristocrático decenviro Apio Claudio (Sequitur aliud in urbe nefas ab libidine ortum 3,
44, 1). Como en la mala libido de Tarquinio, señala T. Livio que Appium Claudium
uirginis plebeaie stuprandae libido cepit (3, 44, 2); al igual que su predecesor, Apio es
amore amens (3, 44, 4) y también intenta, primero, alcanzar su objetivo a través de las
técnicas habituales de seducción (pretio ac spe perlicere adortus 3, 44, 4; orare,
miscere precibus 1, 58, 3). Al fracasar esos recursos pacíficos, ambos se vuelcan a la
violencia. Si bien el término uis no aparece en la oración que presenta a Apio, el resto
de su descripción lo retoma en relación con los adjetivos crudelis y superbus, epítetos
típicos de los tiranos de la realeza (ad crudelem superbamque uim animum conuertit 3,
44, 4). La ecuación de Lucrecia, víctima de una violación, con la violación de la libertad
romana se torna nuevamente explícita en el episodio de Virginia en tanto símbolo de la
plebs. La intención de Apio es, de hecho, ut uirginem in seruitutem adseperet neque
cederet secundum libertatem postulantibus (3, 44, 5) y su crimen es incluso peor que el
de Tarquinio en la medida en que su libido y su uis tratan de ocultarse bajo una
apariencia de legalidad, subvirtiendo así las mismas leyes para cuya redacción y
protección había sido elegido.

Cuando los individuos o las naciones pierden su control moral y/o racional, la
uis se vuelve inevitable. En el caso de Virginia, el padre mata a su propia hija para
salvaguardar su pudicitia y de ese modo se restaura la libertas tras el precio de la
sangre. Con el suicidio de Apio (3, 58, 6) muere un paradigma de la tiranía aristocrática
y de la opresión política de la plebe y se abre, así, una nueva era de moderatio y libertas
para Roma.
3
HABERMAN señala que el término libido aparece tres veces en el relato de Lucrecia y trece en el de
Virginia. Once de esas recurrencias se vinculan, a su vez, con el decenviro Apio Claudio.

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